Está en la página 1de 5

qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty

uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasd
fghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx
7 Barquitos de papel
cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq
(a orillas del río Tormes)

wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui
A la Sombra de los Enebros

opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg
hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc
vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq
wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui
opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg
hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc
vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq
wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui
opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg
hjklzxcvbnmrtyuiopasdfghjklzxcvbn
mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwert
yuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas
Pangea de mi mundo (9 versos)

¡Déjame hacer un mundo con tus rasgos!


Que la ciudad muere de pena sin tus pecas
Dibujaré un Mapamundi con un roce de tus manos
¡Y maparé Argentinas con tus muecas!
Hilaré veinte 8 miles con lunares de tus brazos
Y con la simetría de tu cara trazaré dos hemisferios
Serás la Pangea de mi Tierra
Marcaré un suntuoso continente con tus pelos
Serás en mi mundo la Pangea

***

Como antaño (12 versos)

Que tus miradas incipientes me increparen como antaño:


Sal a buscar un cruce nuestro cada miércoles y jueves
por temer a que te olvide.
Y ven a buscarme como antaño.

Salúdame al paso con tus holas…


Y hazme vulnerable como antaño.
Sostenme la existencia con tus ojos;
Veme para que descubra así
la verdad en tus pupilas.
Que tu respiración sea mi brújula
Otórgame el perdón con tu apostura…
Y lidérame la vida como antaño.

***

El arbolito de los sueños (14 versos)

Llegó el otoño y una a una se cayeron las hojitas


que hacían grandes copas en el árbol de los sueños:
Vi de pronto caerse cada hojita que creció en
el árbol de los sueños… en un condado llamado
Soledades.
Por más que resistía cayó por fin la última hojita
Desprendida en el invierno inevitable de aquel pueblo:
Vino una ventisca y deshojó del arbolito de mis sueños
de golpe y al unísono cada rama y cada hojita.

Desprendió unánimemente todas las hojitas


aquella ráfaga de viento soplada por el Diablo;
hizo estragos aquella ráfaga de brisa,
triste y solitario quedó desamparado
el arbolito de los sueños

mostrando su esqueleto triste y flaco.

***

Oxímorons (17 versos)

Añoranzas de la imaginación inverosímil


continúan arremetiendo contra el intempestivo horario
de otra madrugada invernal
Rodeándome de oxímorons
-ilógicas ecuaciones para aquellas inservibles epístolas-
Que condujeron a mis letras hacia el Puerto de la Futilidad:

Despiadadas disquisiciones
que despedazan lentamente a un
cálido Universo de ensueños
Cuya composición eras tú. Amargura dulce.
Reaprendiendo también a ser un hombre
las lágrimas secas me ahogarán en una sequedad lacrimosa
Llegarás hasta mí para ser la enfermedad que cura, la cura que me enferma.

Llegaré al sitio en donde estabas,


Seré feliz con tu presencia sola:
Me mortificará tu ausencia acompañada

por la suya.
***

Vulnerabilidad impotente (10 versos)

Amarte ha sido la felicidad de platónicos momentos


entrelazada a una pena
de ilusión resquebrajada
Vulnerabilidad imponente perpetuándose en lo efímero…
O la eterna impotencia de desconocerte.
Es muerte y vida que van juntos
Amor tan indestructible como herido;
“Creatividad continua”, apatía que mengua.
Es la fuerza que me guía a ser más próspero:

O el desvanecimiento suicida.

***

Te fuiste y me quedó el amor despertado por tu existencia


(24 versos)

De niñito custodié el firmamento en una noche despejada;


Y siempre recordaba el fulgor de la primera estrella contemplada;
Pero hoy, casi anciano, me doy cuenta de que en la oscuridad
de sus espacios, en el cielo puede haber muchas estrellas aún guardadas.

Pensaba que en los mares solamente había una perla que crecía;
Y que si uno bien buscaba a su perla algún día encontraría.
Hoy me he dado cuenta que altamar puede traer hasta la playa
muchas perlas como aquella y tenerlas guardadas en su arena.

No hace mucho, cuando niño, yo pensaba que Perséfone


guardaba solamente una rosa para darme en primavera.
Hoy recorro los campos y me pierdo contemplando
la amarilla infinitud de colza, girasol y crisantemos.
Al vislumbrar el primer atardecer creí que Apolo
me había preparado en una tarde con esmero su regalo;
Hoy que he madurado entendí la generosidad del horizonte…
Y antes de la noche me sumerjo cada día en increíbles resplandores.

Sin embargo busqué encontrar una porción de lo primero


en las magnificencias de cada cosa que yo veo:
El esplendor de su mirar no lo encontré en otras miradas;
Ni la largura de sus pasos la encontré de nuevo en la noche ciudadana.

Los arrumacos de sus voces yo no vi en ninguna cosa que escuchaba;


Ni la blancura de sus manos me rozó en otras manos sujetadas.
Somos moribundos al perder a un ruiseñor que nos cantaba:
Uno va buscando en el amor las cosas del amor que nos faltaba.

***

Aconteció (4 versos)

Miré al cielo y allí había una estrella;


Se tapó con la noche planetaria.
Amaneció y aún la noche era:

La estrella ya no estaba.

FIN

También podría gustarte