Está en la página 1de 1

Día 2: Cuando pedí por ti aún no sabía cómo eras

Jueves 11.31am_Un 20 de junlio de 2022 escribí sobre ti por primera vez. Luego nos conocimos
una mañana de agosto. Pero cuando pedía por ti aún no sabía cómo eras. Y algo me dijo en el alma
que esa persona eras tú. Amarte hizo que me demore por motus propio en todos los cometidos
imprescindibles de mi vida. Cada instante es una irracional expectativa que espera encontrarse en la
encrucijada de tus imágenes. Será por eso que me giro creyendo que estarás ahí, con tus ojos
inquisidores abiertos de par en par, como una puerta que nos conduce al Vanhalla, como la luz que
nos invita al Paraíso. Pero todo lo que encuentro ni siquiera son fantasmas.
Hoy no supe de ti en todo el día, y temo que tu llamada, hoy tan intensa, se vaya apagando con el
paso de los días, como una señal eléctrica debilitada por el deterioro de su fuente.
Acabo de colocar a un caracol en el canto de la maceta grande. Me pregunté hacia dónde se
dirigiría, los naranjos están muy débiles como para darle alimento a él. De toda formas se encaminó
por instinto hacia el minimizado naranjal de los 3 pequeños naranjos. Entonces me di cuenta, ¡Es el
psicópata aquel que atormentaba a los demás caracoles! Es muy listo: para subirse a la planta cogió
con la boca un terrón de tierra y luego se subió a él, como para estar más alto antes de estirarse,
como un niññito que mueve la silla de la mesa para alcanzar mejor el delicioso tarro de las galletas.
Cuando estaba a unos milímetros de tocar la frágil plantita lo cogí para apartarlo de ella y que no la
lastime más. Pero tan mala impresión me había causado aquel día que cuando lo cogí entre los
dedos tuve miedo a que me mordiera. Para que no haya conflico con los demás caracoles lo llevaré
al naranjo que está en la ventana de la conina, ese que se ve en el reflejo de la ventana de enfrente,
cada vez que te busco a ti.

Dnld 2 de noviembre

También podría gustarte