Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
N de T: Conservatorio de artes escénicas de Nueva York.
La terraza estaba rodeada de muros de plexiglás altos
y calentada por las estufas de gas propano al aire libre. Se
estaba tan agradable fuera que tuve un momento
emocional intenso como el que me pasaba de vez en
cuando -cuando menos me lo esperaba- y volví la cabeza
lejos de los otros clientes para ocultarlo. Encendí un
cigarrillo con un destartalado encendedor Zippo que le birlé
el mes pasado a un tipo en San Diego y pensé que era otra
maldita cosa que tenía que solucionar. Mierda. Todavía lo
recordaba estando a miles de kilómetros de distancia y no
habían pasado dos días sin dejar de pensar en lo mismo.
2
N de C: cóctel compuesto de vodka, jugo de tomate, tabasco, sal, pimienta, salsa inglesa y
zumo de limón o lima.
mismo. Una mano me golpeó en la espalda, y se echaron a
reír varios de los hombres.
13
Bajé las escaleras y le pregunté a Jim sino le
importaba que practicase con mi violín. Me dijo que si, el
bar no abriría hasta aproximadamente una hora después, y
si conocía el estilo mariachi debería saberlo bien y
practicarlo. Yo sabía: Las Mañanitas, Cielito Lindo, De
Colores y La Bamba. Ante la necesidad, podía escuchar un
CD y aprender a tocar más. Saqué mi violín del estuche,
familiarizándome de nuevo con su peso y la sensación del
instrumento contra mi piel. Había pasado casi una semana,
y como un buen amante, lo mantuve durante un rato,
afinándolo antes de empezar a hacerlo sonar para mí.
14
Si hubiera perdido mi don, habría sido justo. Si
hubiera perdido mi alma, mi culpa ya no me perseguiría.
Todavía tenía ambas cosas. Yo simplemente había perdido
mi humanidad y todo lo demás, que junto con esa pérdida,
nunca había significado nada. Y San Ignacio era un lugar
tan bueno como cualquier otro para revolcarse en el
conocimiento de eso.
15
Bajé las escaleras a las cinco de la tarde, como se me
pidió, para hacer lo que se esperaba de mí. Alojamiento y
comida. Esa era una respuesta a una oración, porque
aunque sea para un vagabundo como yo, el camino puede
sentirse cansino a veces. Aparqué mi bici detrás del bar y
descargué algunas cosas más pequeñas. Sabía dónde podía
encontrar una lavandería que funcionaba con monedas.
19
—Cooper, —le dije, y ya que estaba contestándole,
hablé más fuerte, exagerando mi pronunciación y me odié
por ello.
—¿Hooper? —Preguntó, con sus curiosos y hermosos
ojos bajo un ceño fruncido.
3
N de C: es un plato de la cocina de México elaborado a base de totopos –trozos de tortilla de
maiz fritos o tostados- bañados en salsa de chile roja o verde generalmente caliente, tambien se puede
acompañar de pollo, queso, crema y cebolla.
con ella, pero todavía esperaba en lo más recóndito de mi
conciencia que regresara.
23
—Hola, Shawn, —dije, relajado. Cogí mi bolsa de
nuevo y sonreí—. ¿Cómo estás? —Estaba tanteando el
terreno, sin estar seguro de qué decir, cómo decirlo. A
veces hablaba tartamudeando. Quería hacerme expresar lo
más claro posible, lo que me hizo ocultar el actuar de forma
natural. Y lo odiaba.
4
N de T: El Mall of America es un centro comercial ubicado en las afueras de las
ciudades gemelas de Bloomington, Minnesota, Estados Unidos
completo, como si se hubiera quemado cuando toqué las
primeras notas. Kevin se puso en pie.
29
Más tarde, cogí mi violín y mis propinas y subí las
escaleras hasta mi habitación. Pasé una noche larga y sin
sueño en la que mis músculos pagaron la culpa, y por fin
me quedé dormido, agotado, a las seis de la mañana
después de unos cuatrocientos abdominales y un número
incontable de flexiones de brazos.
33
No le respondí. Le di la espalda y no le escuché.
34
Sí, tú hablas, le escribí. Nadie más lo hace.
37
Después de mi canción, me volví, y justo detrás de mí,
como si me estuviera esperando, estaba Shawn. Sostuve
mi violín a mi lado.
—Dijiste que tocarías 'La Habanera' para mí, —dijo—.
Estoy esperando, ya es de noche. —Hizo el gesto con el que
decía noche con las manos.
44
Al parecer, los sábados Shawn se unía al resto del
personal para el desayuno. Yo estaba distraído por la
mirada mordaz que me estaba echando Oscar y Shawn
estaba bastante decidido a ignorarme. Por una vez, no
evité el contacto visual. No tenía sentido preocuparse por
ello, era sábado y estaba seguro de que me estaría
marchando en la tarde del domingo. Ya tenía setenta y
cinco dólares en propinas, y si dormía al aire libre podía
pasar mucho tiempo haciéndolo. Llevé mis platos y me fui a
la tienda a por cigarrillos. Vi a Kevin cuando vine de vuelta,
llevaba a Shawn a algún lugar, probablemente hoy sábado
a la escuela no. Como de costumbre, estaban en una
animada conversación, un término en el que no había
pensado mucho antes de conocerlos. Era un milagro que
lograran mantener las manos en el volante lo suficiente
como para dirigir el coche, y un milagro que no se salieran
de la carretera. Shawn me vio, pero mantuvo la vista al
frente. Me sentí como una mierda, pero yo sabía que era lo
mejor.
54
Yo no dije nada. Él estaba detrás de mí, y él sólo podía
sentir la vibración, no las palabras. No me importó para
nada, porque no tenía ni idea de qué decir. Su mano
empezó a acariciarme la cadera, deslizándose sobre mi
vientre y llegando a mi pecho, donde apretó, tirando de mí
para sostenerme. Levanté la mano y entrelacé mis dedos
con los suyos. Esta fue la cosa más íntima que había hecho
en cinco años.
55
Cuando bajé a las ocho de la mañana para empezar mi
día, Oscar y Tomás ya estaban peleándose en la cocina. Jim
me miró y sonrió.
6
N de T: Consiste en una comida realizada por la mañana entre el desayuno y el almuerzo;
servida entre las once y las quince horas.
informal en la Costa Oeste‟, y „un almuerzo fabuloso sin
rascarte el bolsillo‟.
—Sí.
60
Cogimos todas las cosas, incluyendo los snack y salsa,
guacamole casero, y un tazón grande de palomitas de
7
N de T: Versión no alcohólica del Bloody Mary.
8
N de T: La Maldición, película de terror japonesa.
maíz, lo que para rematarlas estaban cubiertas con azúcar
y canela como si fueran buñuelos. El chocolate también
tenía una pincelada de canela, junto con lo que sospechaba
que era un toque de cayena. Todo estaba bien, picante, y
sabía aún mejor en los labios de Shawn que lo hacía
refrescante. Quería recordar el aroma picante en su aliento,
la forma en que la película me hizo acercarme a él, y la
forma en que los subtítulos se arrastraban a través de la
pantalla y que ninguno de nosotros había prestado atención
después de los primeros segundos. Jim, Alfred, y yo
respondíamos a las señales musicales y ruidos que Shawn
se perdía, por lo que a menudo se echaba a reír cuando
saltaba por lo que él imaginaba que no era ninguna buena
razón. Las indicaciones visuales le hicieron sobresaltarse,
pero para entonces, nosotros habíamos reaccionado.
—¿Mi aspecto?
Sí, te ves como un ángel, tecleé, todavía
caminando. Me volví y lo encontré parado.
No lo era.
—Pero...
Me besó en la frente.
—Shawn. —Suspiré.
70
Algo me está frenando, escribí. Miré hacia arriba y
me quedé atrapado en sus ojos.
Shawn envolvió sus grandes manos alrededor de mi
cara, y pude sentir todos los anillos que llevaba en mi
cálida piel. —Tienes que saber que eres un cabrón muy
excitante, ¿verdad?
71
—¡Eh! Si vosotros os vais a revolcar en la arena,
mejor me vendría bien un poco de ayuda en el bar, —dijo.
Me levanté y ayudé a Shawn a levantarse. Nos
sacudimos la arena. Estoy seguro que parecía un niño lleno
de remordimiento.
72
San Ignacio me estaba cambiando. Podía sentirlo por
la forma en que mi cuerpo se relajaba y mi mandíbula cada
vez estaba menos tensa. A menudo, mis manos estaban
sueltas a los lados. Sonreía unas cuantas veces, y al
principio cuando esto sucedió, la gente me preguntó por el
motivo. Se sentía como si al utilizar esos desconocidos
músculos un par de veces al día hicieran sentir bien a mi
rostro. Los compañeros de trabajo y los clientes habituales
que me habían visto aparecer y desaparecer durante la
semana me comentaron que parecía estar empapándome
del espíritu del lugar. Al principio luché, con miedo de
perder mi ventaja. Yo no quería dejarme llevar por una
falsa complacencia y luego tener que seguir adelante,
fundiéndome de nuevo en la infinita carretera interestatal
donde lugares como San Ignacio eran un lejano y civilizado
recuerdo.
—¿Quieres música?
Tiempo atrás había hecho algo más que jugar. Fue una
mala combinación haciéndolo borracho y rara vez había
terminado bien. Todos en ese mundillo lo sabían, así que
mayormente, solía acabar con aspirantes o aficionados, y
fue una de las cosas de las que me di cuenta de que no
tenían sabor sin el aliciente del alcohol. Pero Shawn era
contundente y excitante. Era una combinación que, en un
principio, me dio la bienvenida. Pero tal vez yo era el tipo
de hombre que evitaba esas situaciones para alejarme y él
nunca me dejó.
—¿Todavía te culpas?
—Bueno, —dijo.
87
—Ya es hora —dijo Shawn, cambiando de tema por
completo— vas a aprender algo del lenguaje de signos. —
ensimismado, se sentó con la espalda recta en la manta,
frente a mí, con las piernas cruzadas. Me instó a hacer lo
mismo—. Muchacho, —dijo, moviendo la mano delante de
la frente—. Muchacho. Hazlo tú.
¿Tuve novio?
98
Como de costumbre, el brunch del domingo en
Nacho‟s comenzó bajo una espesa capa de niebla. Sin
embargo sobre las dos de la tarde desapareció, dejando el
pálido cielo azul con sólo una capa de nubes. No sopló
mucho aire y allí se sentía el ambiente fresco y limpio.
Shawn y yo salimos de trabajar pronto, una invitación
especial, y nos fuimos a dar un paseo en mi moto. Me di
cuenta de que él nunca había montado en una, así que
tomamos las cosas con calma. Dejé que llegara a sentir la
Harley mientras nos abríamos camino a lo largo de la
autopista Pacific Coast entre las urbanizaciones costeras,
hasta que llegamos a la ciudad y el tráfico nos hizo reducir,
con el resto de los turistas haciendo lo mismo.
—Pescado, —gesticulé.
Eso me purificaba.
—¿Qué? —Preguntó.
—Oh, bueno...
—Jodida ironía.
11
0
Podía escuchar la cocina ponerse en marcha y oler los
olores de la preparación del desayuno. Oscar debía estar
preparándolo, salteando cebolla y apio, y probablemente
cocinando algo a fuego lento. Estaba en la oficina de Jim y
de Albert, aprendiendo como se decían los alimentos por
signos: pizza, espagueti, y tacos. No estaba registrado en
mi clase todavía, así que estaba trabajando desde la página
principal de lenguaje de signos por internet, aprendiendo
todo lo que podía de la lista de palabras que había allí.
Parecía imposible para mí. Traté de no pensar en cuántas
palabras había, concentrándome de una en una. También
tuve la oportunidad de enviar e-mails a mi familia, que
parecía estar aliviada de que estuviera vivo.
No pude contestarle.
Cogí su mano.
Asentí.
12
4
Nos sentamos en semicírculo en unas maltratadas
sillas de metal plegables, cada uno de nosotros armados
con la nueva versión de la Biblia educativa. La mía había
sido un regalo de Jordie, amorosamente escrita en el
interior con un mensaje y la fecha, me la dio en el
momento que regresé a River Falls. Esa primera semana
fue un borrón. Bien intencionados amigos y familiares
vinieron a darme la bienvenida a casa. Mis padres estaban
distantes, pero agradables. Julie celebró una improvisada
tertulia con gente que no había visto desde la secundaria
en su café de lujo en la calle principal. Eran un grupo
fuerte, y cada uno de ellos me interrogó largamente acerca
de por qué ya no bebía, lo que indicaba que esta tarea
aparentemente hercúlea era de alguna manera el cambio
de la definición de mi vida. Más de una mirada compasiva
se disparó hacia mí.
—Ya veo.
—No.
—Jordan, yo…
13
9
La pequeña ciudad de River Falls, Wisconsin, donde
crecí se había expandido considerablemente desde mi
infancia. Lo que fue una vez un pequeño pueblo que
contaba con una escuela estatal, era ahora una ciudad
dormitorio de St. Paul, a poca distancia de la frontera de la
vecina Minnesota.
14 —Gracias.
7
11
N de T: Tension Tamer: té de hierbas con efecto relajante. Sleepytime: té de hierbas para
ayudar a dormir.
—Y como tú sabes, tengo varias personas en mi
rebaño que han hecho algunas malas decisiones. El Señor
no nos hace responsables una vez que nos arrepentimos.
Ya lo sabes, ¿verdad? —Preguntó, clavando sus ojos en los
míos.
—Lo supongo.
—Sí.
—Yo…
Jordan miró hacia abajo. —Él dice que son las etapas
15
del duelo. Dice lo que siento, la culpa, la ira y la depresión,
2
son cosas normales. Que sólo tengo que lidiar con mis
sentimientos de una manera saludable y trabajar a través
de ellos.
15
3
La primera oportunidad que tuve de tocar el violín a
los clientes de Mama Lina fue dos domingos después de
que empezara a trabajar allí. Fui, por invitación de
Jefferson, para tocar en mi día libre. Me tragué mis nervios
en su pequeño despacho, junto con varias aspirinas y una
cara botella azul de agua que gentilmente me dio. Entonces
cogí mi instrumento para tocar a sus invitados, con muchos
de los cuales había crecido, y muchos de los cuales me
habían vilipendiado como un desviado sexual y asesino de
niños. Empecé en una mesa en la esquina, alertado por una
camarera llamada Beth de que el cliente celebraba su
cumpleaños. Toqué el Cumpleaños Feliz, y ya que no me
desprestigiaron, toqué también la Tarantella.
—Entiendo, —dijo.
La vergüenza me destrozaba.
—Oh.
—¿Qué?
16
7
Cuando llegué a casa, las únicas personas que
quedaban en el apartamento eran Stan y Jordan. Saludé
cortésmente, pero parecían estar en una profunda
conversación, así que fui a la terraza a fumar. Jordan
parecía agitado, y Stan estaba usando esa voz arrogante y
suave para calmarlo. No pasó mucho tiempo antes de que
Jordan llegara a la puerta corredera y la abriera.
—Oh… —Suspiró.
—Jordan.
18
0
A las once de la noche tenía el cenicero lleno de
cigarrillos. Llamé y nadie había visto a Jordie, y supuse lo
peor. Esperaba que hubiera corrido con Stan, pero me
preocupaba que no pudiera manejar la situación y hubiera
comenzado a beber de nuevo y con eso volver al punto de
partida. Estaba tan jodidamente mal por él que ni siquiera
podía verlo como una persona más. Por primeva vez, esa
noche tal vez, vi cuán jodida y profundamente había sido
mi decisión de volver a casa y tratar de ayudar a Jordan.
Era como un hombre que al ahogarse se aferra a un ancla
de plomo para salvarse.
18
3
Probablemente no le di a Jordan el crédito suficiente
por tratar de enderezar su camino de vuelta del pasado, a
pesar de que continué tratando de apoyar sus esfuerzos.
Eso no estaba muy lejos de mi mente ya que también era
parte de mi pasado y era lo que estábamos tratando de
olvidar. Esa noche, cuando llegó a casa, le pregunté si
quería ir al supermercado conmigo. Vi un destello de algo
en sus ojos que no entendí, tal vez miedo o resignación,
pero estuvo de acuerdo en ir. Todavía llevaba la camisa del
uniforme de la tienda de UPS y se veía más cansado de lo
que lo había visto en mucho tiempo.
—¿Qué?
—No, Jordie.
—¿Sí, señor?
—¿Qué?
—De quien…
20
0
Cuando volví esa noche, ambos estaban allí,
esperándome. Me di cuenta que Jordan estaba agitado, y
Stan parecía estar haciendo todo lo posible para ayudarle.
Ellos tenían sus biblias abiertas sobre la mesita. Los restos
de una jarra de café aromatizaban el aire del apartamento
con un olor a quemado.
—¿Sí?
—¿Sí?
—¿No jodas?
Yo estaba en silencio.
—Jordan…
—No tenía que estar allí para saber que esto… —giró
mi cara hacia el espejo—. Está mal.
—No puedo.
—¿Qué?
—Nada.
—Sí.
—Julie… —comencé.
23
2
Los domingos Hallowed Grounds se cerraba a las diez.
Cuando llegó la hora, todos estábamos todavía allí
sentados, bebiendo café y preocupándonos por Jordan.
Alguien había ido a la tienda de comestibles y conseguido
un surtido de sándwiches preparados y patatas fritas, que
mi hermana cortó en cuartos y los sirvió al estilo buffet.
Sólo había unos cuantos clientes debido a que la tormenta
se hacía más intensa por momentos.
24
5
Lo primero que hice fue salir del edificio para fumar un
cigarrillo. Esto severamente molestó a Stan, que había
estado esperando toda la noche para ver a Jordan.
—¿Qué? —Preguntó.
? Me contestó.
Pero me dolía.
Jim giró los ojos. —El único caso que veo difícil, —él
sacudió mi „instrumento‟— es éste. Bienvenido a casa, hijo.
12
N de T: Muy espléndido, dicho en español en el original .
—Estaba pensando en dejar de fumar antes de que
alguien me lo dijera, —le dije—. ¿Debería conseguirte
algunos parches de nicotina también? —Debo admitir que
estaba haciéndole una broma, pero parecía como si a él
pudiera gustarle la idea. ¿Qué puñetas? Estrujé el paquete
de cigarrillos y lo arrojé a la basura—. Más dinero para mí,
hombre. Piensa en lo mucho que nos ahorraremos.
Después de que hayamos terminado con los parches. ¿En
qué vas a gastarlo?
—Sí, —dijo Tomás—. Pero los listos como tú, papi, solo
cambian lo justo.
Resoplé.
26
0
Perversa
Odie
Isolde
Idhum
26
1
No olvides comprar los libros de tus autores
preferidos, sabes que sin ellos estas bellas historias
no las podríamos leer.
Marzo 2013
26
2