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ENSAYO

OBRA: La Náusea

AUTOR: Jean Paul Sartre

FECHA: 1938

Época: Contemporánea

Corriente: Existencialismo

Género: Narrativo

Especie: Novela

Número de páginas: 259


El Hombre en la sociedad

Como Jean Paul Sartre bien lo supo y lo plasmó, entre literatura y filosofía hay
una comunión tan profunda que casi podría decirse que la una no puede existir
sin la otra. La primera porque requiere de los planteamientos fundamentales de
la existencia para convertirse en algo trascendental; y la segunda, porque sin la
valiosa ayuda del lenguaje no podría comunicarse de forma fluida y estable.
Por esto, la literatura y la filosofía son hermanas gemelas. Y para comprender
esta relación ¿qué mejor que aventurarnos a la lectura de “La náusea” de
Sartre, ya que es la primera novela filosófica del filósofo.

La obra se desarrolla en Bouville, una ciudad imaginaria. De alguna manera


puede estar vinculada a Le Havre, donde Sartre ejerció como profesor de
filosofía, antes de consagrarse, con el abandono del Liceo, a su tarea de
escritor.

Los personajes de esta obra son: Anny, actriz de una treintena de años,
mantenida por su hombre de turno. También está el Autodidacta, en cierto
modo amigo del protagonista principal, el narrador en primera persona, es una
figura indefinida con matices algo absurdos. El Autodidacta estudia por orden
alfabético los libros de la Biblioteca de la ciudad, en un afán de
perfeccionamiento cuyas motivaciones no aparecen claras. Este empeño de
cultura se da en un hombre definidamente pederasta que, por tal motivo es
descubierto y alejado de sus libros cuando intenta acariciar a un muchachito
adolescente en la biblioteca.

Los temas más importantes que destacan en esta novela de Sartre son la
muerte, la historia, el progreso, el automatismo y la rebelión, entre otros. El
autor nos induce en esta novela a cuestionar y poner en duda la existencia del
ser humano y, especialmente, su propósito vital. Compartiendo algunos puntos
con otro escritor existencialista, Albert Camus, Sartre llega a la conclusión de
que la vida del hombre es vacía. Frente a esta constatación, el hombre que se
da cuenta de esta evidencia siente profundamente una sensación de
repugnancia, de náusea, como lo dice el título de la obra. En pocas palabras;
progreso, pasión futura, etc., no son más que ilusiones. En la página 65 el autor
dice: "El tiempo de un relámpago. Después de ello, el desfile vuelve a
comenzar, nos acomodamos a hacer la adición de la hora y de los días. Lunes,
martes, miércoles, abril, mayo, junio, 1924, 1925, 1926: esto es vivir".

En su obra "La Náusea", no tenía fines de ser una narración literaria, más bien
es utilizada como una novela para expresar los planteamientos filosóficos
existencialistas del escritor, puesto a que Sartre expone su primera filosofía a
través de su personaje central Antoine Roquentin, quien mediante su papel de
narrador protagonista, y por medio de un diario, en el que junto a las
actividades del personaje nos permite conocer el pensamiento del autor y
reflexionar sobre la verdadera existencia.

“La náusea” se centra en las vivencias de un historiador llamado Roquentin,


que intenta crear la biografía de un aventurero del siglo XVIII, Monsieur
Rollebon. A lo largo de su investigación el protagonista va atravesando
diversas situaciones que lo llevan a buscar respuestas a su propia vida e
intentar entender el eje en el que gira el mundo. Es entonces cuando cae
cautivo de la náusea y la neurosis se apodera de toda su existencia.

Su estado mental lo va llevando a una sensación de desánimo, al punto de


desistir de escribir esa historia porque se cree incapaz de componer los retazos
de la vida de otra persona si apenas es capaz de aceptar su propio pasado.

Sobre el final, abandona la ciudad de Rollebon mientras medita acerca de la


necesidad de escribir algo para salvar su pasado, para aceptarlo. Expresa que
esto solo podría conseguirlo a través de la escritura. Dice:

“Quizás un día, pensando precisamente en esta hora, en esta hora lúgubre en


que espero agobiado, que llegue el momento de subir al tren, quizá sienta que
el corazón me late más rápidamente, y me diga: fue aquel día, aquella hora
cuando comenzó todo. Y llegare en el pasado, solo en el pesado a aceptarme”.

Podríamos decir en pocas palabras que, a través de esta obra, Sartre se


esfuerza por mostrar la vida en sus más lúgubres colores y lo hace a través de
la insípida obscenidad que lleva al propio protagonista a desear enfermarse de
solo pensar en la mera idea de estar vivo. La existencia no es la necesidad de
existir.
Personalmente una de las cuestiones que más me ha asombrado y me ha
dejado paladeando sus palabras es todo lo que expresa en torno a la
existencia.

A lo largo de toda la obra, el autor se debate entre lo absurdo y lo realista y


llega a convencerse tanto de la insignificancia de ambos, que termina
asegurando que venimos de la nada y a ella nos dirigimos. Y que todo lo otro
de lo que nos rodeamos no son otra cosa que recursos para no afrontar la
propia vacuidad e insensatez de creer que somos algo que no somos.

Afirma que lo esencial es la contingencia, es decir la posibilidad de que algo


suceda o no. En el caso de la existencia, expresa lo efímero de la vida y la
escasa posibilidad de deducirla. Expone:

“Creo que hay quienes han comprendido esto. Solo que han intentado superar
esta contingencia inventado un ser necesario y causa de sí. Pero ningún ser
necesario puede explicar la existencia: la contingencia no es la máscara, una
apariencia que puede disiparse. Cuando uno llega a comprenderlo, se le
revuelve el estómago y todo empieza a flotar” y eso es la Náusea.

Su tiempo de observación era infinito, toda pequeña figura u objeto servían


para que este pueda exponer sus sensaciones y afirmar que cada uno de estos
existen a pesar de sí mismos; cada hombre, actividad o falta de la misma y
hasta la misma idea de la vida producían en el hombre un sentimiento de
profundo asco que perturbaba todo su cuerpo, lo que el autor lo llama "la
Náusea", describiendo esta impresión como una repulsión a la cotidianidad,
banalidad e hipocresía de la sociedad, causándole el deseo "dulcemente
insidioso de enfermarse".

Así es que Sartre nos sitúa de manera indirecta ante la sensación de una vida
desperdiciada, ante el sentimiento de hastío, ante la duda, la obsesión y el
miedo y ante la pregunta por el sentido y fundamentación de la existencia.

Esa náusea que se apodera de los sentidos de Roquetin es el reflejo de la


conciencia, cuando el ser humano es capaz de ver más allá de las hipocresías
indicadas como “únicas verdades”. Cuando es capaz de captar el lado
superfluo de la realidad, de comprender que viene de la nada y que existe sin
que haya una justificación para ello. Y que más tarde retornará a ese espacio
vacuo que es la nada.

La melancolía y la náusea, una tristeza sin fin. El filósofo francés Jean Paul
Sartre, expone lo siguiente: “Todo lo que existe nace sin razón, se prolonga por
debilidad y muere por casualidad.”

Jean Paul Sartre, nos habla en su obra, sobre la existencia del hombre, que el
hombre está proyectado a ser algo, el hombre es responsable de lo que es, así,
el hombre es plenamente responsable, de aquí que el hombre se elige
eligiendo a todos los hombres, esto es, que cuando decido estar de un lado o
simplemente decido adherirme a algo, estoy comprometiendo a todos, y no
sólo mi individualidad. Sastre dice que el hombre está condenado a ser libre,
esto es, condenado porque no se ha creado a sí mismo, y si embargo, por otro
lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que
hace, luego, el existencialismo se opone al quietismo, ya que según el
existencialista, el hombre es lo que hace, por ejemplo el hombre cobarde no lo
es porque haya tenido un corazón o un cerebro cobarde, sino que porque él
mismo se ha construido así por sus actos, luego entonces el hombre que es
cobarde es responsable de su cobardía, porque si se naciera cobarde aquel
estaría tranquilo con su cobardía, pero no es así, lo que tiene importancia es el
compromiso total, y no es un caso particular, una acción particular, una acción
particular lo que compromete totalmente; así el cobarde tendría la posibilidad
de ser menos cobarde; el amor, es aquel que se construye, no hay otra
posibilidad de amor que la que se manifiesta en el amor. el existencialismo no
puede ser considerada como una filosofía del quietismo, puesto que define al
hombre por la acción; ni como una acción pesimista del hombre, puesto que el
destino del hombre está en sí mismo, textualmente Sartre nos dice:

“Sólo cuenta la realidad, que los sueños, las esperas, las esperanzas, permiten
solamente definir a un hombre como sueño desilusionado, como esperanzas
abortadas, como esperas inútiles; es decir que esto lo define negativamente y
no positivamente. “

Respecto a la moral, Sastre nos dice que el valor que se le da a un afecto no


puede precisarse sin antes haber realizado el acto, el sentimiento se construye
con actos que se realizan, por tanto, no podría pedir a una moral los conceptos
que me permitirán actuar, ninguna moral general puede indicar lo que hay que
hacer; no hay signos en el mundo, esto a diferencia de los católicos que dirán
que sí hay signos. Otro de los puntos importantes que Sartre aborda en este
libro es el: pienso, luego soy, fuera de este cogito cartesiano Sartre nos dice
que todos los objetos son solamente probables, así una doctrina que está
fundada en probabilidades se hunde en la nada.

Al principio, el título de la obra era Melancolía porque a través de ella, el autor


intentaba plasmar esa sensación de tristeza profunda que se apodera de los
humanos cuando son capaces de ver más allá que los demás; y ven a esos
otros como maniquíes, como entes que se doblegan a vivir de una forma en la
que de algún modo son esclavos: sin renegar, sin siquiera ser capaces de
asumirlo o de aceptarlo.

Fue ésta la primera novela de Sartre, y, aunque en sus comienzos se trataba


de un tratado filosófico sobre la contingencia.

Fue su esposa, Simone de Beauvoir, quien ayudó a que Sartre encontrará su


propio rumbo, más aferrado a la narrativa que a la filosofía. Una nueva forma
de expresar las ideas, entremezclando elementos propios de la narrativa como
la existencia de un personaje y un escenario con una historia determinada, con
otros de la de la filosofía como la imperiosa necesidad de hacer preguntas.

A través de “La náusea” creo, Sartre consigue unificar a todo un grupo de


personas interesadas en comprender el mundo en el que viven. No únicamente
por el afán de hacerse preguntas, sino por la necesidad de encontrar
respuestas más allá de la vida cotidiana, y yendo aún más lejos que la propia
ficción.

Hay un punto sin duda interesante que tiene que ver con la vida de los objetos.
Así como Roquetin siente que su propia vida es nauseabunda y sin sentido,
comprende que los objetos existen a pesar de sí mismos. Además, realiza un
exhaustivo análisis sobre el valor de lo social, la colectividad de los seres
humanos y el fin político que cada individuo tiene.
Este libro es un texto que te lleva a preguntarte cosas que otro libro no tendría:
qué representa la angustia en nuestro día a día, la esencia por encima de la
existencia, la condena a la libertad del hombre, la relación del ser humano con
su realidad, sentido de la vida finita, papel que aporta la religión en la cultura
occidental, la responsabilidad que recogemos tras la muerte de Dios. Todas las
respuestas que aporta el autor, nos muestra su punto de vista sobre cada uno
de los temas. Es un libro interesante puesto a que tiene la complicidad del ser
humano y la profundidad de sus acciones.

Respecto al humanismo Sartre dice que el existencialista no tomará jamás al


hombre como fin, porque siempre está por realizarse, por tanto, no se debe
creer que hay una humanidad a la que se pueda rendir culto, ya que ésta nos
conduciría al humanismo cerrado sobre sí, lo cual nos llevaría a un fascismo,
¿cuál es entonces el humanismo existencialista? El sentido del humanismo del
cual Sartre habla es el que consiste en el hecho de que el hombre existe fuera
de sí, por tanto, debe pensar en los demás, ya que de una u otro forma para
que pueda llegar a mí necesito del otro, los demás me determinan, entonces
¿los demás son un mal necesario? Se podría decir que no lo es así, ya que
independientemente de que necesito pasar por el otro para llegar a mí, yo
tengo la capacidad de decidir por mí mismo, así yo tengo la última palabra de lo
que quiero ser. Es persiguiendo fines trascendentales como puede existir, no
hay otro universo que este universo humano, el universo de la subjetividad
humana.

En definitiva, el existencialista no busca de ninguna manera el hundimiento del


hombre en la desesperación, tampoco un ateísmo en el sentido de que se
extenuaría en demostrar que Dios no existe, tampoco es que se piense que
Dios existe, más bien declara que si Dios existiera, esto no cambiaría, el
problema no es el de su existencia.

La característica más importante de la primera filosofía de Sartre, expuesta en


La náusea a través de su personaje central Roquentin, es la intención de
mostrar "la vida en sus más lúgubres colores" y su insípida obscenidad que
hace afirmar a éste que hasta la misma idea de la vida le causa el deseo de la
"Náusea".
Plantea una visión oscura de la vida, una reflexión para todos los hombres
sobre el valor de la existencia, y más que eso la importancia de los actos, de
las obras a realizarse, del valor y la entrega a todo, ya que es esto lo que nos
hace existir.

Sartre expresa que no es necesario hacer evidente hacia los demás nuestra
existencia, no hay que demostrarlo a nadie, ya que simplemente el hombre
existe por sí mismo, Así lo expresa el, "soy porque pienso". "La existencia no
es algo que se deje pensar de lejos: es preciso que nos invada bruscamente,
que se detenga entre nosotros, que pese sobre nuestro corazón como una gran
bestia inmóvil; si no, no hay absolutamente nada."

Por otro lado, un aspecto muy importante y que sin embargo no es tomado en
cuenta en la obra es que en él no hay el más mínimo esfuerzo por entender el
valor de lo social, de la colectividad de los hombres, del fin político de la
persona; no hace la menor referencia al desarrollo social, al ambiente
mundano, a la historia, se concentra simplemente en el individuo, en su
desarrollo y en la repugnancia que estos pueden producir.

Ya que actualmente el hombre mantiene un papel legendario, cumplir con la


sociedad, mantener sus leyes y reglas, convivir con lo ya establecido.

Desenvolverse frente a sus hábitos y costumbres, no olvidar sus


responsabilidades, su trabajo, su vida, y "día a día cumplir con lo de todos los
días".

Esto es precisamente lo que critica Sartre, lo que produce la Náusea, hombres


que solamente cumplen una rutina, y monótonamente desarrollan sus
quehaceres, seres que al esforzarse por demostrar su existencia olvidan lo que
está realmente significa y la opacan con apariencias, búsqueda de superioridad
y actos "heroicos".

El hombre, como desde hace mucho tiempo acepta al mundo con sus
principios inalterables, su vida casi predeterminada, sus órganos, su naturaleza
ordena y organizada y en esto se encuentra su rol, desarrollando así su vida,
manteniendo la planificación, la estabilidad dentro de la sociedad. Identificar las
debilidades como hombre
Ser miembro de la sociedad, trae consigo debilidades inherentes a nuestra
existencia, el formar parte de la misma nos hace mantener un comportamiento
establecido, formar parte de un grupo y seguir ciertas leyes, así también como
mantener una rutina, de esta forma cada día se convierte en una debilidad, en
hábitos que no se pueden alterar, en vidas monótonas.

La urgencia de los otros conforma también una debilidad (según Sartre), la


necesidad de la presencia de un ser cercano, de un amigo, un apoyo, un
alguien compañero.

También es debilidad la creencia en un ser superior, en un Dios que, aunque


no es el de todos es quien, a manera de fuerza, energía o poder superior nos
ha dado origen.

En ocasiones, mayor "fe" a este que a los hombres.

Inseguridad y cuestionamientos existenciales, temor de no existir, de no actuar


para demostrarlo, miedo a que la costumbre acabe con mi vida, que con mis
obras se acabe mi ser.

En conclusión, este es un excelente libro, que a pesar de la pesadez de su


lectura constituye algo sumamente interesante.

Su escritura más que literatura constituye una expresión filosófica, ya que el


interés se centra básicamente en su análisis, en el mensaje, haciendo que el
relato y la historia pasean a un segundo plano.

Finalmente pienso que esta obra nos ha dejado grandes conocimientos, tanto
del pensamiento sartriano como de su filosofía existencialista, y principalmente
la reflexión acerca de nuestra vida y nuestra realización como seres humanos.

Para terminar, quiero quedarme con un fragmento que me resulta revelador y


que creo que podría servir para comprender la esencia de esta novela.

“Si pudiera dejar de pensar! No tengo que pensar que no quiero pensar.
¡Porque es también un pensamiento! Mi pensamiento soy yo, por eso no puedo
detenerme. Existo porque pienso y no puedo dejar de pensar.”

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