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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE LENGUAS
LIC. EN ESPAÑOL Y LENGUAS EXTRANJERAS
LUCILA MORENO PARRADO
LAURA STEPHANIE SÁNCHEZ GORDILLO
FECHA: 15 DE MAYO DEL AÑO 2020.

EL SENTIMIENTO DE INFERIORIDAD Y EL ARRIBISMO ES EL NACIMIENTO

DE “LA VAINA”

La siguiente reflexión surge de la lectura de los textos de William Ospina Pa’ que se acabe
la vaina y Sobre poesía indígena, además del texto, Historia de Colombia y sus oligarquías
de Antonio Caballero. A continuación, se reflexionará sobre la realidad actual de Colombia,
vista desde los procesos históricos y algunas de sus consecuencias que han afectado el
desarrollo del país, por ejemplo, cómo el arribismo rechaza las raíces y junto al sentimiento
de inferioridad conforman el nacimiento de lo que Ospina propone como “la vaina”.

Arribismo definido como aquellas acciones realizadas generalmente por la clase media para
pertenecer a un estado social mayor, esto provoca rechazo a sus orígenes y a sus pares,
además de basar su felicidad y estatus en bienes materiales; oponiéndose a la idea de
“progreso”. Por otro lado, inferioridad entendida como el conjunto de emociones, estados
de ánimo, sentimientos e ideas negativas que impregnan el estado y las acciones del ser
humano; en esta condición, la desestimación y el menosprecio juegan un papel importante
para crear complejos y pensamientos nocivos y así, asumirse como alguien sin valor.

Napoleón Bonaparte hace muchos años expresó: “Aquel que no conoce su historia, está
condenado a repetirla”. Para nadie es un secreto que para entender la actualidad es
necesario conocer la historia, sin embargo, nadie nos advirtió y nos condenó a repetir tantos
errores históricos, llenos de personajes imperfectos, avaricia, falta de carácter y, sobre todo
de pensamientos y sentimientos de dependencia y subordinación.

Una vez leí que toda idea antigua alguna vez fue moderna, sin embargo, parece carente de
sentido pensar en modernidad y retroceso al mismo tiempo. Precisamente, desde 1492 hasta
hoy, el choque de dos o más culturas generó un desequilibrio, porque, mientras la cultura
moderna europea avanzaba, la cultura latinoamericana retrocedía. En lo que a mí concierne,
este es el punto de partida del sentimiento de inferioridad.
Colombia, desde su conquista y colonización ha sido un estado bifronte, los primeros
colonos invadieron las tierras de los antepasados, generando conflicto y desigualdad, aun
así, después de tanta denigración y explotación, los mestizos y mulatos perduraron; gracias
a esto, las producciones y riquezas culturales tenían una existencia, pero no un valor. El arte
colombiano, costumbres, creencias, historias y poesía casi se extinguieron y fue gracias a la
tradición que persistieron, a pesar de esto, la identidad cultural y nacional junto al mulataje
y mestizaje se asumieron de una manera ínfima, creando ideales y acciones erróneas,
tomando como modelos de progresión a los europeos y norteamericanos, y de ahí las ideas
de inferioridad, superioridad, desventaja, ventaja, clases altas, clases bajas, tercer mundo y
potencias, surgieron.

En Colombia, las comunidades indígenas son variadas, Antonio Caballero plantea que
tribus importantes como, Los Tukanos en el Vaupés colombo-brasilero, los Calimas, Pijaos,
Panches, Belicosos Muzos en Santander y Boyacá, los Wayúu en la Guajira, los Taironas
en el Caribe, los Muiscas y Chibchas, los Zenues constructores de sistemas de agua e
incluso los de San Agustín en el Huila tienen un papel importante en nuestra construcción
de identidad cultural, sin embargo, la pretensión de los conquistadores y colonos junto al
poder otorgado por una divinidad, una economía y un territorio, lograron desestimar
nuestros saberes, creencias, costumbres, tradiciones y dioses. La inquisición, los autos de
fe, la destrucción de códices, la imposición de una lengua, la satanización de obras, la
ignorancia, la esclavitud y servidumbre derrotaron la resistencia indígena, Caballero expone
que hoy en día la literatura indígena y el conocimiento sobre esta, existe gracias a la
tradición oral y la labor de algunos conquistadores como Juan de Castellanos y Fray
Bartolomé de las Casas.

Por supuesto, que un sentimiento de inferioridad se ha generado durante todo este tiempo,
pues el desarrollo de los ancestros era menor comparado con los conquistadores en
cuestiones de conocimientos científicos, estrategias militares, lengua y creencias, lo más
decepcionante de este asunto y como lo plantea Ospina en su texto Pa’ que se acabe la
vaina es que, para los conquistadores, Colombia era un país no digno de su dirigencia y
lleno de “cafres”. De alguna manera, la cultura colombiana fue reducida a lo absurdo y esta
idea incluso, aún se mantiene en los mismos habitantes, provocando un daño colateral, al
parecer sin fin.

Este daño persiste, en pleno siglo XXI, Colombia es un país donde algunos de sus
habitantes se sienten inferiores, denigrados, sin ventajas, y capacidades y esto recae en el
mismo desarrollo del país. Las malas decisiones, los malos gobernantes, la concepción de
que las leyes son para los de ruana, la pobreza y desigualdad, entre otros asuntos políticos y
económicos no son en vano. Si Colombia está como está no es porque se lo merezca es
porque se lo cree.

Finalmente, ¿Cómo afecta esa inferioridad en la rutina diaria? Al hacer uso de símbolos y
marcas de otros territorios, al aceptar el capitalismo y los estereotipos como los ideales
adecuados para vivir, al relucir la mejor marca y el mejor producto extranjero, al dejar a un
lado con desprestigio lo propio, los saberes, lo de la tierra, la pacha mamá, en pocas
palabras, lo nuestro; la dependencia, la subordinación, la indiferencia e inferioridad
persistirán, pero esta vez es porque lo permitimos, el arribismo es nuestro santiamén, pero
el verdadero santiamén y salvación es la identidad cultural, es sentirnos parte de este
mundo y demostrarlo, es ser consciente de que nuestra riqueza cultural también puede
conquistar, de no ser así, Colombia seguirá estando en un estado de conquista y seguiremos
con la misma vaina.

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