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Cristian Román
12ª PARTE
Presentación
1
Alessandri Rodríguez, Arturo, De la Responsabilidad Extracontractual en el Derecho Civil Chileno, Imprenta
Universitaria, Santiago 1943.
2
Rodríguez Grez, Pablo, Responsabilidad Extracontractual, Editorial Jurídica de Chile, Santiago 1999.
3
Talciani Corral, Hernán, Lecciones de Responsabilidad Civil Extracontractual, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago 2003.
4
Barros Bourie, Enrique, Tratado de la Responsabilidad Civil Extracontractual, Editorial Jurídica de Chile,
Santiago 2007.
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de los montos en ellas demandados)5, muchas de las cuales han sido de público
conocimiento6. Del mismo modo, en el último tiempo, se aprecia una creciente
cantidad de libros y artículos relativos a esta materia. Entre los primeros podemos
citar: (1) Responsabilidad Patrimonial del Estado Juez en Chile, de Patricio Rondini
Fernández-Dávila7. (2) Responsabilidad del Estado, Falta de servicio y Responsabilidad
Objetiva en su Actividad Administrativa, de Fabián Huepe Artigas8. (3) Bases para una
Teoría General de la Responsabilidad Patrimonial Extracontractual del Estado
Administrador Chileno, de Ricardo Sanhueza Acosta9. (4) Responsabilidad Patrimonial
del Estado legislador, de Francisco Zúñiga Urbina1011.
CASOS SINTESIS
1) “guaguas intercambiadas” Guaguas entregadas, en el Hospital del Talca, por error, a familias
distintas.
2) “pasarela Valparaíso” Caso que sucede en Valparaíso, durante el “Año Nuevo en el Mar” –
fuegos pirotécnicos-, al caer una pasarela peatonal, colmada de
personas que miraban el espectáculo, por encontrarse sus bases en un
avanzado proceso de oxidación.
3) “puente Loncomilla” Puente que, mientras transitaban por él algunos automóviles, colapsó.
4) “Palacio Pereira” Histórico Palacio que se halla en Huérfanos con San Martín, cuyo
propietario quería demoler para construir un conjunto de edificios, y
que fuera declarado mediante decreto supremo monumento nacional,
quedando imposibilitado para realizar aquello, lo que le ocasionó
enormes perjuicios económicos.
5) “Antuco” Muerte de más de cuarenta conscriptos del Ejército a consecuencia de
la marcha ordenada, por el oficial a cargo, al volcán Antuco, a pesar
del mal tiempo y de no contar con implementos necesarios para
realizarla en condiciones mínimas de seguridad.
6) “fuegos artificiales Maipú” Espectáculo de fuegos artificiales organizado por la Municipalidad de
Maipú para celebrar Año Nuevo, los cuales en vez de ser disparados
hacia el cielo, lo fueron hacia el público presente.
7) “Culenar” Muerte por decapitación de un camarógrafo de TVN, con las hélices de
un helicóptero militar que voló a baja altura, mientras realizaba un
reportaje a los ejercicios de guerra llevados a cabo en el Regimiento El
5
Del mismo modo cabe hacer presente que los montos demandados por este concepto son singularmente
relevantes. Así, a modo ejemplar, en el bienio 2000-2001, se condenó a indemnizar al Fisco de Chile, por
concepto de responsabilidad patrimonial, a través de sentencias ejecutoriadas, del orden de $ 168.933.794,
habiendo sido demandado por 12.556.681.831. En igual bienio, a través de sentencia de primera instancia,
el Fisco fue condenado por $ 1.418.384.720, habiendo sido demandado por $ 55.262.909.751Fuente:
Consejo de Defensa del Estado. También en Sanhueza, Acosta, Ricardo Fernando, “Bases para una Teoría
General de la Responsabilidad Patrimonial Extracontractual del Estado Administrador Chileno”, Memoria de
prueba para optar al grado de Magíster en Derecho Público con mención en Derecho Constitucional,
Santiago, 2004, p. 216.
6
Ver: Reportaje: “Aumentan las demandas que persiguen la responsabilidad del Estado”, en La Semana
Jurídica, Nº 41, p. 1 y ss.
7
Rondini Fernández-Dávila, Patricio, Responsabilidad Patrimonial del Estado Juez en Chile, Editorial Lexis
Nexis, Santiago 2008
8
Huepe Artigas, Fabián, Responsabilidad del Estado, Falta de servicio y Responsabilidad Objetiva en su
Actividad Administrativa, Editorial Lexis-Nexis, Santiago 2007
9
Sanhueza Acosta, Ricardo, Bases para una Teoría General de la Responsabilidad Patrimonial
Extracontractual del Estado Administrador Chileno, Editorial Lexis Nexis, 2006
10
Zúñiga Urbina, Francisco, Responsabilidad Patrimonial del Estado legislador, Editorial Lexis Nexis, Santiago
2005.
11
Preciso es observar que se trata de libros que abordan la responsabilidad patrimonial del Estado en forma
sectorial, y ninguno de ellos intenta elaborar una teoría general que, en tanto tal, abarque en conjunto todas
sus facetas –sólo en 1982 hubo un intento sistematizador en este sentido por Hugo Caldera Delgado:
Sistema de responsabilidad del Estado, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1982-.
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Culenar.
8) “HIV + no notificados”12 . Personas que no obstante ser portadoras de HIV y saberlo la
Administración sanitaria en razón de exámenes efectuados en
hospitales públicos (test de elisa HIV), no se les notificó dicho
resultado, impidiendo así que iniciaran el tratamiento retroviral
respectivo y, a su vez, adoptaran las medidas que tal calidad exige
para no contagiar, mediante contacto sexual, a otras.
[Este problema se ha vuelto a suscitar en relación a Hepatitis B y C, y
mal de Chagas].
9) “Estero Minte” Caso sucedido en la ruta internacional 225 –Ensenada-, en la que,
debido a grandes precipitaciones, se tapó un tubo de desagüe, creando
una suerte de represa que colapsó, interrumpiendo la ruta, en un
tramo de 50 metros y con una profundidad de 25 metros aprox. Los
automóviles que transitaban cayeron, uno tras otro, en ese precipicio.
Murieron 27 personas.
10) “Galletué” Daños que experimenta una empresa forestal a consecuencia de la
declaración de monumento natural de la araucaria araucana, mediante
decreto supremo.
11) “Aillepán” Hombre que con una dolencia en su pene –curvatura- acude a un
hospital y lo atiende un médico general que lo interviene
quirúrgicamente, luego de lo cual se produce la gangrena del miembro
y su posterior amputación. La patología no necesitaba intervención
quirúrgica, sino que sólo exigía la prescripción de ciertos
medicamentos.
12) “Leucotón” Caso de una barcaza de la Armada que en la noche navegaba por los
canales del Sur, sin las luces encendidas como los dispone la
normativa respectiva, en las cercanías de Puerto Natales, y que
impacta a una lancha de pescadores. Estos últimos no son auxiliados y
fallecen.
13) “perro volador” Reconstitución de escena que efectúa Carabineros en la Ruta 5 sur, sin
detener el tránsito en una de las vías. A varios metros choca un
automóvil con un perro, el cual vuela por los aires e impacta al testigo
(anciano) que participaba de la referida reconstitución de escena,
luego de lo cual fallece.
14) “Patio 29” Errores en la identificación de osamentas (detenidos desaparecidos)
que a mediados de los años 90 efectuara el Servicio Médico Legal,
empleando procedimientos vigentes en esa época. [Errores que
quedaron en evidencia la aplicar sistemas modernos: ADN
mitocondrial].
12
Sobre este caso véase: Román Cordero, Cristian, “HIV+: El deber de notificar al portador (Y su infracción
como hipótesis de responsabilidad patrimonial de la Administración del Estado)”, en XXXVIII Jornadas de
Derecho Público.
13
En este sentido, Hugo Caldera ha expresado:
“El Estado de Derecho pudiendo ser una realidad social es también una aspiración, una meta. La consecución
de dicha meta, esto es, su logro integral y pleno es, forzosamente, por la dinámica propia de las fuerzas
interactuantes dentro del Estado y de la sociedad, en cuanto concreción real, más bien utópica, en el sentido
de que el citado Estado sólo se alcanza en grado relativo, mayor o menor, en cada caso, pero siempre él se
alcanza sólo en la forma parcial. En el mejor de los casos el Estado aludido se mantiene en un equilibrio, el
cual, como todo equilibro, resulta ser de naturaleza eminentemente precaria.
El Estado de Derecho, es decir, el conjunto de condiciones y circunstancias que a un Estado dado le otorgan
la referida característica, es un fenómeno complejo que, por cierto, no siempre tiene lugar en todos los
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En todo caso, para evitar habituales equívocos, necesario es matizar esa afirmación.
Sostener que en razón del instituto del Estado de Derecho, éste queda afecto al
principio de responsabilidad patrimonial, es muy distinto a señalar que éste responde
siempre –por los daños consecuentes a su actuar-, en cuyo caso más que un régimen
de responsabilidad objetiva sería uno de seguridad social a cargo del erario fiscal. El
error de esa afirmación está en que confunde el principio con la regla de la
responsabilidad patrimonial del Estado. El principio importa que éste al igual que
cualquier individuo del tráfico jurídico puede comprometer su responsabilidad, o si se
quiere que no dispone para sí de márgenes o parcelas de irresponsabilidad, en tanto
que la regla precisa bajo la ocurrencia de qué presupuestos dicha responsabilidad se
compromete –definiendo de esa forma el sistema: objetivo, subjetivo, con falta de
servicio, con lesión, etcétera-.
países si en todas las formas posibles de organización política, sin embargo, él tiene un contenido o
sustancia específico.
Con los elementos que emana de dicho contenido hemos elaborado una ecuación que es la siguiente:
Derechos individuales + Principio de legalidad + Control Jurídico de la Administración + Responsabilidad del
Estado = Estado de Derecho.
Es posible encontrar un mayor número de elementos que, idealmente, podrían ser señalados como
integrantes del concepto de Estado de Derecho. De todos los elementos que racionalmente pueden ser
incluidos dentro del referido concepto, hemos seleccionado solamente aquellos que estimamos
imprescindibles, al punto tal que la ausencia de cualquiera de ellos, destruiría la ecuación y,
consecuencialmente, el Estado de Derecho.”.
Caldera Delgado, Hugo, “Teoría del Órgano, Estado de Derecho y Responsabilidad del Estado”, Revista de
Derecho Público, Nºs 25 y 26, p. 164-165.
Asimismo, el profesor Soto Kloss, resaltando la importancia de la responsabilidad patrimonial del Estado en
el Estado de Derecho, no ha dudado en señalar que la primera constituye la “corona” del segundo:
“de un régimen jurídico tan relevante como el de la responsabilidad del Estado, ya que no se olvide que la
Responsabilidad del Estado “corona”, nada menos, que un régimen de Estado de Derecho” Soto Kloss,
Eduardo, “Falta de Servicio ¿Régimen General de la Responsabilidad del Estado-Administración en Chile? (El
Derecho ¿Arte de Magia?)”, en Responsabilidad del Estado Administración (Conferencias Santo Tomás de
Aquino), Universidad Santo Tomás, Santiago 2005, p. 129..
14
Como se intitula, por ejemplo, el siguiente libro: Abrebaya, Alejandra Débora, Responsabilidad Civil del
Estado, Editorial Lexis Nexis, Buenos Aires 2003.
15
Vázquez Ferreyra, Roberto, Responsabilidad por daños: elementos, Editorial Depalma, Buenos 1993.
16
Diez-Picazo, Luis, Derecho de Daños, Editorial Civitas, Madrid 1999.
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c).- “extracontractual” Esta expresión, si bien es propia del Derecho Civil, parece
correcta aplicarla a la materia de estudio (para así acotar su contenido), toda vez que
ella excluye la responsabilidad que afecta al Estado a consecuencia del incumplimiento
de sus deberes contractuales, en cuyo caso hablamos, en puridad, de responsabilidad
contractual del Estado21
17
Mir Puigpelat, Oriol, Responsabilidad patrimonial de la Administración: Hacia un Nuevo Sistema, Editorial
Civitas, Madrid 2002.
18
Pantaleón Prieto, Fernando, “Los Anteojos del Civilista: Hacia una Revisión del Régimen de
Responsabilidad Patrimonial de las Administraciones Públicas”, en Revista de Derecho del Consejo de
Defensa del Estado, Nº 2, año 1, diciembre 200, pp. 79 y ss.
19
En este sentido, véase: Rodríguez Grez, Pablo, El abuso del Derecho y el Abuso Circunstancial, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago 1998.
20
V.gr.: Castro Estrada, Álvaro, Responsabilidad Patrimonial del Estado, Editorial Porrúa, México DF 1997.
González Pérez, Jesús, Responsabilidad Patrimonial de las Administraciones Públicas, Editorial Civitas, Madrid
2000. Mir Puigpelat, Oriol, Responsabilidad patrimonial de la Administración: Hacia un Nuevo Sistema,
Editorial Civitas, Madrid 2002.
21
Véase: Aguerrea Mella, Pedro, “Algunos aspectos de la responsabilidad del Estado en materia contractual
administrativa”, en Responsabilidad del Estado-Administración (Conferencias Santo Tomás de Aquino),
Universidad Santo Tomás, Santiago 2005, p. 143 y ss.
22
Véase artículo 29 de la Ley Nº 18.575, LOCBGAE.
23
Véase artículo 126 inciso 4º de la Constitución.
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- Responsabilidad Estado Administrador. Dice relación con los daños sufridos por un
particular a consecuencia de actos realizados (u omitidos) por la Administración. Ej.
una persona cae al suelo en la calle, fracturando su mandíbula, el tropezar con un
“evento” sin señalizar existente en la vía pública.
Se encuentra regulada, esencialmente, en los artículos 38 inciso 2º de la Constitución,
4º y 42 de la LOCBGAE.
- Responsabilidad del Estado Juez. Dice relación con los daños sufridos por un
particular a consecuencia de “errores judiciales” [en Chile es particularmente acotado:
a) sólo en materia penal, b) respecto de resoluciones específicas: “sometimiento a
proceso” y sentencia condenatoria, c) que se haya dictado sobreseimiento definitivo o
sentencia absolutoria, d) que dicha resolución sea “injustificadamente erróneo y
arbitrario”, y e) que la calificación antes señalada sea efectuada por la Corte
Suprema]. Ej. una persona es condenada por hurto en circunstancias que compró la
especie y la boleta respectiva sí constaba en el expediente.
Se encuentra regulada por el artículo 19 Nº 7 letra i) de la Constitución24.
- Responsabilidad del Estado Legislador. Dice relación con los daños sufridos por un
particular a consecuencia de una ley. Ej. una ley prohíbe las bolsas de plástico, lo que
afecta el, hasta entonces, rentable negocio de una persona que tenía una fábrica que
las producía.
No tiene regulación expresa.
Cabe finalmente puntualizar que a esta división tripartita cabe agregar la hipótesis de
responsabilidad del Estado-Ministerio Público, toda vez que la LOC de este órgano (Nº
19.640) consulta, en su artículo 5º, un régimen específico de responsabilidad del
Estado por sus conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias25. [Recordemos en
ese sentido que el Ministerio Público no integra la Administración del Estado]
24
Esta disposición previene:
Artículo 19.- La Constitución asegura a todas las personas:
7º.- El derecho a la libertad personal y a la seguridad individual.
En consecuencia:
i) Una vez dictado sobreseimiento definitivo o sentencia absolutoria, el que hubiere sido sometido a proceso
o condenado en cualquier instancia por resolución que la Corte Suprema declare Injustificadamente errónea
o arbitraria, tendrá derecho a ser indemnizado por el Estado de los perjuicios patrimoniales y morales que
haya sufrido. La indemnización será determinada judicialmente en procedimiento breve y sumario y en él la
prueba se apreciará en conciencia;
25
Esta disposición previene:
Artículo 5º.- El Estado será responsable por las conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias del
Ministerio Público.
La acción para perseguir esta responsabilidad patrimonial prescribirá en cuatro años, contados desde la
fecha de la actuación dañina.
En todo caso, no obstará a la responsabilidad que pudiese afectar al fiscal o funcionario que produjo el
daño, y, cuando haya mediado culpa grave o dolo de su parte, al derecho del Estado para repetir en su
contra.
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- Arts. 6º y 7º, en cuanto previenen, en sus incisos finales, que cualquier infracción o
contravención a sus términos da origen a “responsabilidades” que señale la ley, entre las
cuales debe entenderse, junto a otras, igualmente a la responsabilidad patrimonial del
Estado.
- Art. 19 Nº 24, entre otros, que resguardan la indemnidad patrimonial del administrado
en tanto reconocen que la afectación del derecho de propiedad (y de cualquier derecho,
19 Nº 26) puede realizarse sólo a través de ley y en caso alguno afectar su núcleo
esencial. En este sentido, alguna jurisprudencia constitucional (Nº 245) precisa que si se
afecta dicho núcleo (lo que acontece cuando afecta los elementos que singularizan al
derecho o bien le pone trabas que hacen imposible su ejercicio) importa privación
(dejando de ser delimitación) y en tanto tal da derecho a la indemnización.
26
La relevancia del reconocimiento de este principio radica en que hasta mediados de la década de los años
80 nuestra jurisprudencia sostenía respecto de los actos a través de los cuales el Estado ejercía sus
potestades (tratándose así de una relación de verticalidad con el administrado), llamados “actos de
autoridad”, no podía comprometer su responsabilidad (incluso si era ilícito su ejercicio). En el caso de los
“actos de gestión”, en los que el Estado no obraba en ejercicio de tales potestades y por tanto como un
particular más (en un plano de horizontalidad con el administrado), sí estaba afecto al principio de
responsabilidad, la que se subordinaba a las normas de la responsabilidad civil extracontactual (Libro IV,
Título XXXV del Código Civil).
7
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27
Ruiz Rosas, Andrea, Estudio Doctrinario de la Responsabilidad Extracontractual del Estado en General y de
la Administración en Particular. A la luz del Derecho Comparado y del Derecho Nacional, Santiago, Instituto
Chileno de Derecho Administrativo, 2002, p. 144.
28
Aldunate Lizana, Eduardo, “Consecuencias Constitucionales de la Doctrina Sobre Responsabilidad Objetiva
del Estado”, Revista de Derecho del Consejo de Defensa del Estado, Chile, N° 2, año 1, diciembre 2000, p.
70.
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1.- Normativa
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Cabe observar que para algún autor (Fiamma), conforme a esta interpretación, el
artículo 42 de la LOCBGAE en cuanto establece un requisito adicional no contemplado
por la Constitución (la ocurrencia de falta de servicio) sería inconstitucional.
Del mismo modo, ante la inexistencia de una norma positiva que regle en forma
general la prescripción de la acción de responsabilidad patrimonial de la
Administración, los seguidores de esta tesis, en razón del carácter constitucional y
Derecho Público de este instituto, señalan, sería imprescriptible (en razón de esta
argumentación no aplican las normas del Código Civil, como Derecho Común y
Supletorio, ya sea sus artículos 2332 -4 años- o 2515 -5 años-).
29
Revista Gaceta Jurídica, Chile, N° 242, p. 57 y ss.
30
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 1976-2007.
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La falta de servicio importa inactividad. Es falta, no culpa del servicio. Así, cada vez
que la Administración incumpla sus deberes objetivos establecidos en cuerpos legales,
reglamentarios, técnicos, etc., incurre en inactividad (falta de servicio) y si de ello se
derivan –o no se evitan- daños a los particulares, debe indemnizar. (Esta posición se
asemeja a la culpa infraccional o bien a la doctrina germana que entiende a la culpa
como la infracción de un deber de actuar, desvinculado de aspectos internos volitivos).
“Ahora bien, queríamos llegar a este punto, de que la responsabilidad del Estado es
objetiva, que ella posee un carácter objetivo (…) Y se ha asentado de una manera
curiosa, ya que –adelantando conclusiones- no se ve como antinómica la idea de “falta
de servicio”, entendida correctamente como “omisión”, “inactividad”, “ausencia de
actuación”, con el carácter objetivo de esta responsabilidad, objetividad que emana de la
propia naturaleza de los órganos de la Administración del Estado, en este caso, sus
Servicio de Salud, los cuales son personas jurídicas estatales y, por tanto, carentes de
subjetividad y, en consecuencias, no pasibles de imputarles ni dolo ni culpa, o sea,
culpabilidad, ni “falta”/ “culpa del servicio, responsabilidad que gira sobre la base de la
“causalidad material”32.
Ejemplo jurisprudencial: En un fallo [una persona que sufre un trauma ocular y que
acude a un servicio de urgencia, no es atendida por un oftalmólogo –ya que no se
cuenta con este especialista ni con instrumental idóneo-, sino sólo con un médico
general, que no advierte la gravedad del trauma y le receta unos analgésicos, y tres
días después, pierde el ojo] descarta la alegación del Servicio de Salud respectivo en
cuanto a que en el sistema público de salud hay muy pocos médicos con esa
31
Soto Kloss, Eduardo, “Falta de Servicio ¿Régimen General de la Responsabilidad del Estado-Administración
en Chile? (El Derecho ¿Arte de Magia?”, en La Responsabilidad del Estado-Administración (Conferencias
Santo Tomás de Aquino), Universidad Santo Tomás, p. 131.
32
Soto Kloss, Eduardo, “La Responsabilidad del Estado-Administración es Objetiva”, en Pantoja Bauzá,
Rolando, Derecho Administrativo: 120 Años de Cátedra, Editorial Jurídica de Chile, Santiago 2007, pp. 407-
409.
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especialidad [lo que es cierto, ya que hay regiones incluso en la que hay sólo un
oftalmólogo] y, en efecto, señala:
16.– Que en el caso en concreto, al hospital base de la ciudad de Los Ángeles, llegó un
paciente a urgencia (Demandante) con un trauma ocular por estar martillando un fierro,
siendo atendido por un médico que no es especialista en oftalmología, y que contaba
para su examen de una “linterna y lupa grande . Se diagnostica una contusión severa en
el ojo izquierdo, con indicación de curación, aseo ocular, medicamento antiinflamatorio y
analgésico (declaración del médico a fojas 17), y posteriormente lo deriva a interconsulta
al especialista para tres días después, por no contar con médico especializado el día de la
atención y los siguientes hasta el día lunes. Luego, en la interconsulta se le diagnostica
una infección intraocular, Endoftalmitis, culminando con la evisceración del globo ocular.
19.– Que dentro de estos parámetros el demandado subsidiario debió haber adoptado
las medidas para contar con personal de urgencia especializado, o tener contemplado
otras medidas de urgencia, al no hacerlo importa falta de servicio por haber actuado
tardadamente.
Ninguna trascendencia tiene el hecho no probado sostenido por el demandado, que en
todos los hospitales de nuestro país existe esta situación. Y de ser efectivo se tendrá que
valorar en cada caso si esta falta de servicio origina la relación de causalidad con el daño
que se ocasione.
Estas conclusiones son coherentes con el mérito de las actuaciones practicadas ante el
Juez de la causa, y corresponderá decidir si el hecho más trascendente, haberlo
ingresado al calabozo sin revisión médica, tiene entidad suficiente para constituirse en
omisión determinante de la muerte de Duarte Cares. La posibilidad de eficaz revisión
médica estuvo dada por la existencia del establecimiento de salud denominado Posta de
Mehuín, respecto de la que ha de verificarse si contaba con los elementos necesarios
para intentar una desintoxicación alcohólica, o medios para traslado del detenido en
forma segura a un recinto de mayor capacidad. Al respecto nada consta en autos,
debiéndose presumir que tratándose de una "posta rural" sólo tendría capacidad para
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primeros auxilios frente a contingencias simples, dado que tampoco se ha hecho constar
que a cargo de ella se encuentre o se haya encontrado a la época un médico. Así las
cosas, no era suficiente, el traslado del detenido a la posta para intervención de su
etilismo agudo, como tampoco el traslado al establecimiento de mayor capacidad
técnica, por lo que parecía simple ebriedad. Al verificarse que se encontró con huellas de
sangre en el cráneo, sí debió brindársele atención, lo que se intentó, aunque
tardíamente, esto explicable por la distancia desde Mehuín. La calidad del traslado si
bien no fue óptima, a lo menos lo fue con los mejores medios existentes, desde que el
Servicio de Salud desconfiaba del estado mecánico del vehículo ambulancia. El Hospital
Santa Elisa debe quedar fuera de imputación, por evidenciar todos los antecedentes
reunidos, que allí llegó fallecido Duarte Cares.
Por otra parte, en concepto de este sentenciador, las eventuales carencias de la Posta de
Mehuín como razón por la cual el personal policial prefirió requerir los servicios del
Hospital Santa Elisa, no ameritan responsabilizar al Estado, porque esta responsabilidad
debe tener correspondencia con falta de servicio respecto de lo real con que el Estado
puede contar y actuar y no con un modelo ideal en que el Estado es omnipotente,
prestador de todos los servicios necesarios para la realización de la vida.
2do ejemplo jurisprudencial Caso Lleu Lleu [En este caso se pretende comprometer la
responsabilidad patrimonial de la Administración por no haberse dispuesto el personal
policial suficiente para evitar que comuneros mapuches incendiaran un centro turístico
en la orilla de ese lago]. El fallo parece advertir la existencia de inactividad
administrativa, mas no de falta de servicio, toda vez que la Administración le otorgó
protección (actuó) aunque con los pocos medios humanos y materiales –en relación a
lo que se exigía- con los que contaba. En efecto, el fallo (Corte Suprema, 19/01/2010,
3172-2008 Inmobiliaria Hacienda Lleu Lleu S.A. y otro con Fisco de Chile) señala lo
siguiente:
26. Que con los dichos del testigo antes señalado, y con los instrumentos rolantes a fs.
307 y siguientes, consistentes en la relación de servicios efectuados en el sector de la
Hacienda Lleu Lleu por personal de la citada Comisaría, se encuentra acreditado que
entre el día 9 de enero de 1998 y 31 de mayo de 1999 se efectuaron al sector del predio
de la demandante 320 servicios policiales, lo que implicó la utilización de un elevado
número de recursos humanos y materiales atendida la dotación de personal y de medios
materiales disponibles. Sin embargo, esta destinación de efectivos policiales no siempre
pudo resultar efectiva atendida, por una parte, la forma de actuar de los activistas
mapuches, y por la otra, las constantes denuncias de la demandada sobre ataques a su
propiedad, que no siempre se concretaban en hechos, distrayendo personal de servicio.
De esta manera resulta claro que, atendidos los recursos humanos y materiales de los
servicios policiales de la zona, se ha otorgado a la demandante el mayor resguardo
posible, incluso en desmedro del resto de la comunidad que ha visto mermado en
número de efectivos policiales destinados a su protección, como queda demostrado, por
ejemplo con el oficio del Alcalde de Cañete rolante a fs. 317, no pudiendo pretender la
demandante que la totalidad del contingente policial de la zona de destine a su sola
protección permanentemente en desmedro del resto de la comunidad que también tiene
derecho a ella.
27. Que de lo señalado se desprende que el Estado de Chile, tanto a través de sus
autoridades administrativas como por medio de los órganos policiales, han actuado
dentro de lo que es dable esperar atendidas las particulares circunstancias del conflicto
en la zona y los medios humanos y materiales con que se ha contado, poniendo de su
parte todos los medios disponibles para evitar los perjuicios sufridos por la demandante,
lo que incluso ha sido reconocido por el propio demandante en diversas instancias tanto
judiciales como policiales y administrativas. Así las cosas y por lo dicho en las reflexiones
anteriores, no se encuentra probado el no funcionamiento del servicio, puesto que
además no concurre el elemento esencial ya señalado en el considerando 23 de esta
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sentencia, en los términos allí indicados y de acuerdo con lo sostenido por la doctrina
administrativa (Hugo Caldera Delgado. El acto administrativo, pág. 120);
Las FFAA y de Orden y Seguridad Pública son órganos de la Administración. Así las
cosas, se rigen por la LOCBGAE, mas el título II, cuyo artículo 42 establece que los
órganos de la Administración responden por falta de servicio, no se les aplica, por
especial mandato del artículo 21 inciso 2º de la referida ley.
Art. 21 (inciso 2º).- Las normas del presente Título no se aplicarán a la Contraloría
General de la República, al Banco Central, a las Fuerzas Armadas y a las Fuerzas de
Orden y Seguridad Pública, los Gobiernos Regionales, a las Municipalidades, al Consejo
Nacional de Televisión, al Consejo para la Transparencia y a las empresas públicas
creadas por ley, órganos que se regirán por las normas constitucionales pertinentes y
por sus respectivas leyes orgánicas constitucionales o de quórum calificado, según
corresponda.
Se rigen, en consecuencia, por lo que establezcan sus respectivas LOCs, mismas que
nada dicen en relación a la responsabilidad patrimonial del Estado por el actuar de
FFAA y de Orden y Seguridad Pública.
Ciertamente esa omisión en caso alguno puede ser interpretada como irresponsabilidad
del Estado. Rige plenamente el principio de responsabilidad del Estado, mas no
tenemos consagrado expresamente la regla a la que debe conformarse dicha
responsabilidad. Sabemos al menos que cualquiera solución es admisible salvo aplicar
la falta de servicio, pues tales órganos han sido expresamente excluidos de su
aplicación.
a) art. 2320 del CC: responsabilidad por el hecho ajeno, conforme al cual el
amo responde por los hechos de sus dependientes.
b) artículo 2314 y 2329 del CC, que disponen que la responsabilidad civil
extracontractual se subordina a la ocurrencia de culpa o dolo –“todo daño que
pueda imputarse a malicia o negligencia”-, y entendiendo que esa referencia a
“culpa” cuando se trata de un órgano de la Administración debe entenderse
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referida a “falta de servicio”. Esta tesis fue acogida por la Corte Suprema, a
partir del año 2009, con la sentencia Seguel Cares con Fisco de Chile.
Décimo quinto: Que entonces cabe dilucidar qué sistema resulta aplicable a las
instituciones excluidas, y en el caso particular a las Fuerzas Armadas; para ello ha de
recurrirse al derecho común, teniendo presente que precisamente el desarrollo del
derecho administrativo, allí donde ha ocurrido, ha sido a partir de la distinta
interpretación de las normas de derecho común para el Estado y para las relaciones
entre particulares, permitiendo de esta forma la conciliación de la actuación estatal,
dotada de imperio público, como guardiana del interés colectivo, con la protección de los
derechos de los ciudadanos, de tal suerte que cabe aceptar la aplicación en nuestro país
a partir del artículo 2314 del Código Civil, de la noción de falta de servicio. En efecto al
Estado como a los otros entes públicos administrativos, pueden serle aplicados de maner
a diversa las normas del Título XXXV del Código Civil, sin que esto implique desde luego,
una errada interpretación de las mismas. Es así que las personas jurídicas son capaces
de culpa, aunque carezcan de voluntad propia. La culpa civil como señalan los hermanos
Mazeaud y André Tunc, “no requiere la voluntad, ni siquiera el discernimiento, no es
necesariamente una culpa moral; es suficiente con comportarse de manera distinta a la
que habría observado en parecidas circunstancias un individuo cuidadoso”. De acuerdo
con este razonamiento y ampliándolo, puede no exigirse para la responsabilidad de la
15
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
persona jurídica Estado la culpa o dolo de sus órganos o representantes; basta con que
el comportamiento del servicio público fuera distinto al que debiera considerarse su
comportamiento normal; o sea basta con probar una falta de servicio. Por otra parte la
culpa de funcionarios anónimos puede presumirse, como ha hecho en ocasiones la
jurisprudencia, en estos casos la culpa del órgano, que se presume de los hechos
mismos, constituye la culpa del Estado;
Décimo sexto: Que del modo que se ha venido razonando, es acertada la aplicación del
artículo 2314 del Código Civil y la institución de la falta de servicio a la litis planteada,
por cuanto permite así uniformar el sistema de responsabilidad extracontractual para
todos los entes de la Administración del Estado.
2.- Así las cosas, corresponde aplicar el artículo 2314 del CC (y 2329 inciso 1º) que
previene que, por regla general, todo daño que pueda imputarse a malicia o
negligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta; en cuyo caso esa referencia a
“malicia o negligencia”, respecto de los órganos de la Administración, debe entenderse
referida a “falta de servicio”. Por tanto, la falta de servicio tendría reconocimiento
general en nuestro sistema.
1.- La responsabilidad del Estado es de Derecho Público, por tanto, debe encontrar
solución a sus “vacíos normativos” dentro de sus propios linderos, especialmente en
relación a aquello que constituye su núcleo: el factor de atribución. No es dable, por lo
demás, entender, sin más, que el Derecho Civil es Derecho Común y supletorio, en
base a lo preceptuado en el artículo 4º del CC. Si tiene tal carácter lo es en relación a
las ramas que integran el Derecho Privado (ej. Comercial), no aquellas que integran el
Derecho Público, puesto que éste obedece a una lógica sustancialmente distinta
marcada por la composición de intereses de distinta naturaleza: públicos y privados. A
esto ya nos referimos en la 1ª Parte de estos apuntes.
2.- Cabe colegir que el Legislador al excluir a las FFAA y de Orden y Seguridad Pública
de la aplicación del Título II de la LOCBGAE y de la falta de servicio (art. 42), optó por
un régimen más garantista para el individuo lesionado, atendido muy especialmente el
carácter particularmente “dañoso” que ellas tienen. Así las cosas, la interpretación
propuesta por la Corte Suprema contradice abiertamente dicho designio legislativo al
aplicar, así, contra legem, igualmente, la falta de servicio a las FFAA y de Orden y
Seguridad Pública.
16
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Undécimo: Que, previo al análisis concreto del recurso en estudio, esta Corte
considera necesario realizar ciertas precisiones en torno al régimen de responsabilidad
de Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile, toda vez que se estima errado el
razonamiento esgrimido por los jueces del grado, relacionado con la exclusión de la
aplicación del artículo 42 de la Ley No 18.575, cuestión que determina la aplicación del
Título XXXV del Libro IV del Código Civil referente a los delitos y cuasidelitos.
33
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 52.961-2017.
34
Un interesante comentario de este fallo del profesor Hernán Corral Talciani pueden encontrar acá:
http://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Analisis-Juridico/2017/05/10/Responsabilidad-de-las-Fuerzas-
Armadas-Codigo-Civil-o-Ley-de-Bases-de-la-Administracion-del-Estado.aspx
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que pudieren afectar al funcionario que los hubiere ocasionado”. Sin lugar a duda, la
Administración del Estado comprende a las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública,
razón por la que su responsabilidad tiene origen indiscutible en las normas de Derecho
Público.
Dado que tales presupuestos han sido objeto de estudio en su curso de responsabilidad
civil extracontractual, me referiré sólo a los aspectos más relevantes de ellos en el
marco de la responsabilidad patrimonial de la Administración.
18
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Por tanto: (i) Hay actividad negativa en la medida que la Administración incumpla un
deber de actuación. Al contrario, una inactividad que no importa infracción a un deber
jurídico es, en principio, irrelevante. En este sentido Barraza ha expresado que “la
abstención o hecho omisivo le intereserá al Derecho en tanto el hecho omisivo
constituya un deber jurídico que el sujeto omiso debió cumplir”38. Asimismo,
Goldemberg ha planteado que “jurídicamente “omitir” no significa un mero no hacer
nada, sino un no hacer la acción decretada”3940; y (ii) La antijurididad es un elemento
consustancial a la inactividad [razón por la cual, no existe actividad negativa lícita].
¿Cuál debe ser la fuente del deber cuya infracción coloca a la Administración en
inactividad? Acá es posible advertir dos posiciones: 1.- El deber de actuación debe ser
establecido sólo en la ley (ya sea perentoriamente, o bien, siempre que pueda inferirse
de las funciones que la ley atribuye al órgano administrativo respectivo). 2.- El deber
de actuación puede estar establecido en la ley, así como en otro tipo de normas41.
35
Abrevaya, Alejandra Débora, op cit, nota 63, p. 88. Marienhoff, Miguel, “Responsabilidad Extracontractual
del Estado por las Consecuencias de su Actitud “Omisiva” en el Ambito del Derecho Público”, Revista de
Derecho Administrativo, Argentina, N° 19-20, mayo-diciembre 1995, p. 193 y ss.
36
Cfr. Ruiz Rosas, Andrea, op cit, nota 83, p. 44. Entrena Cuesta, Rafael. Curso de Derecho Administrativo,
nota 120, p. 374. Barraza, Javier Indalecio, Responsabilidad Extracontractual del Estado, Buenos Aires,
Editorial La Ley, 2003, p. 122. De Ahumada Ramos, Francisco Javier, op cit, nota 51 p. 332. Gómez Puente,
Marco, op cit, nota 122, p. 58 y ss.
37
Véase: Román Cordero, Cristian, Inactividad administrativa y responsabilidad del Estado, Revista de
Derecho Público, Nº 67, p. 402 y ss.
38
Barraza, Javier Indalecio, op cit, nota 124, p. 122.
39
Goldemberg, Isidoro, La Relación de Causalidad en la Responsabilidad Civil, Buenos Aires, Editorial Astrea,
1984, p. 200.
40
A igual conclusión se ha llegado en el Derecho Penal. Es así como Welzel ha sostenido que “acción y
omisión en tal sentido son A y no A” razón por la cual la omisión no es un mero concepto “negativo” sino uno
“limitativo”; de tal suerte que hay actividad negativa cuando, siendo A la actuación debida, el agente se
mantiene en pasividad absoluta o ejecuta una actuación no-A.” Welzel, Hans, Derecho Penal Alemán,
Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 4ª ed., traducido por Juan Bustos Ramírez y Sergio Yáñez, 1993, p.
237.. En consecuencia, hay omisión si tiene lugar una conducta distinta a la exigida, y en este sentido Mir
Puig ha afrimado: “Por ello el tipo de omisión no requiere la pasividad física del autor, sino que precisamente
suele cometerse mediante la realización de una conducta activa” Mir Puig, Derecho Penal. Parte General.
Barcelona, 1996, p. 295 y 296.
41
Cassagne, Juan Carlos, Derecho Administrativo, Buenos Aires, Editorial Abeledo Perrot, 5ª Ed., 1996, p.
300 y ss. Barraza, Javier Indalecio, op cit, nota 124, p. 123. Sa Zeichen, Gustavo, op cit nota 122, p. 177.
19
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Por otra parte, hay que tener presente que todos los habitantes de la República, hemos
tomado conocimiento de las campañas, no sólo a nivel local, sino que nacional y
mundial, que se han entregado y se entregan acerca de la prevención del Sida y las
consecuencias de tan grave enfermedad; campañas que a nivel local y nacional son
lideradas por las autoridades de salud, por lo que, el comportamiento eficiente que se
espera de ellas, ante la noticia de que una persona es portadora del virus, es
preocuparse de que esa persona no sólo tome conocimiento de ello, sino que también
debe disponer todas las medidas pertinentes para su pronto tratamiento. Precisamente,
esa omisión, constituye falta de servicio en los términos dichos en el fallo impugnado.
El cuestionario previo que se le hizo al mencionado Ramírez Castillo, una vez que fue a
dar sangre, del que ha hecho caudal la demandada, no significa que el donante esté
notificado del resultado positivo de la presencia del virus VIH en su sangre, sino que es
una información relativa al comportamiento anterior y posterior que debe tener el
donante, pero en caso alguno suple la notificación al portador del virus, ya tratada en el
motivo 24º del fallo, pues la notificación debe ser entendida, en su sentido procesal, esto
es, dar noticia personal y directa, entregando al afectado los antecedentes que se tienen
sobre la enfermedad del cuál es portador.
Lo que conlleva a ratificar lo concluido por la juez del grado, en orden a que el indicado
Cristián Morales Castillo, no fue notificado de que era portador de Sida, en los términos
que la disposición legal pertinente contempla.”
En relación a los casos de resultados HIV+ sin notificar por hospitales públicos, en
análogos términos a los del fallo citado, en mi artículo “HIV+: El deber de notificar al
portador (Y su infracción como hipótesis de responsabilidad patrimonial de la
Administración sanitaria)”42, he demostrado la existencia legal de dicho deber. En
efecto, en esa oportunidad, en síntesis, sostuve: “cabe observar que varios preceptos
de la ley o reglamento, categóricamente expresan que los resultados se “entregarán”,
vale decir, emplean la conjugación imperativa del verbo, y, por ende, a todas luces,
consultan para la Administración sanitaria un deber en orden a notificar los resultados
positivos del examen de HIV a sus portadores. Tal deber, como es evidente, no puede
estar supeditado a la voluntad tácita del examinado en orden a no querer conocer los
resultados de éste –como sucede cuando no se apersona a buscar los resultados del
examen-, ni a la ignorancia del portador sobre la realización del examen -tal como
acontece en los casos de hallazgos realizados a sangre donada en hospitales públicos-
“.
42
Román Cordero, Cristian, “HIV+: el deber de notificar al portador. (Y su infracción como hipótesis de
responsabilidad patrimonial de la Administración Sanitaria)”, en Gaceta Jurídica Nº 346, p. 14 y ss.
20
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Así, por ejemplo, el fallo Rivera Araneda con Ilustre Municipalidad de la Unión46 deduce
un deber específico de las atribuciones y objetivos de las municipalidades, y en efecto,
señala:
43
Sa Zeichen, Gustavo, op cit, nota 122, p. 179
44
Barraza, Javier Indalecio, op cit, nota 124, p. 123
45
Gómez Puente, frente a esta situación, ha sostenido que “a falta de concreción de los deberes, la
adherencia de la Administración a los fines que justifican su potestad, la función, puede servir de parámetro
para valorar la legalidad del ejercicio o de la falta de ejercicio de potestades administrativas. Esto es, puede
servir de parámetro para aclarar la existencia de un deber legal de obrar, tanto en relación con la actividad
jurídica o formal como con la actividad material. Parámetro que también es válido para controlar la
discrecionalidad administrativa en la que suele escudarse la Administración para negar la existencia de un
deber de actuar. Sin poner en duda la necesidad y eficacia de reconocer a la Administración un margen de
libertad en el desempeño de sus cometidos, debe admitirse que la discrecionalidad suele ser terreno fecundo
para la arbitrariedad administrativa cuya interdicción, así como la objetividad de la actividad administrativa,
exige la Constitución (arts. 9.3. y 103.1.)” Gómez Puente, Marco, Responsabilidad por Inactividad de la
Administración, DA, N°s 237-238, enero junio 1994, p. 141.
En el mismo sentido, Gandella ha planteado que “Igualmente, de la inicial antijuridicidad nacida de la
violación de una obligación legal específica, se ha llegado a la interpretación más amplia de que, aun son una
puntual y concreta omisión a una disposición normativa (ley, decreto, reglamentación, etc.), cualquier
ausencia de una actividad atribuida al Estado en cumplimiento de sus funciones, conforme a la distribución o
asignación de competencias atribuida al Estado de derecho por la Constitución Nacional, constituciones
provinciales y leyes que en su consecuencia se dicten, que origine un perjuicio, genera responsabilidad
estatal. Porque si existe una obligación de prestar un servicio, ejercer una competencia asignada, garantizar
algún derecho, realizar una garantía, concretar las negociaciones internacionales, fijar las políticas públicas,
el Estado no puede excusarse en la ausencia de norma específica. La misma competencia y función
indelegable lo obligan a dictarla o a arbitrar lo necesario para su realización o efectivización. (...) Entonces,
a falta de una norma específica que indique la obligación concreta de hacer, se deberá buscar la competencia
o función que comprenda esa obligación a la luz de las normas fundamentales de nuestro ordenamiento
jurídico y, dentro de ellas, si aparece la conducta como impuesta, no sólo la ley, sino por la razón, el estado
de las cosas, o lo debido de acuerdo a la recta conducta esperada de los hombres probos” Gandolla, Julia
Elena, Ob cit (n.15), pág 32.
46
Corte Suprema, 3 de mayo de 2001. Rol N° 3.176-2000.
21
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
(B).- Daño.
(1).- El daño moral es el ítem por el cual en más casos y por más cantidad es
condenada a indemnizar la Administración del Estado50, razón por la que su estudio
adquiere vital importancia, y exige51: (1).- acotarlo conceptualmente; (2).- determinar
su función; (3).- determinar su forma de evaluación; y (4).- establecer quiénes son
legitimados para reclamarlo.
47
Duni, Giovanni, Lo Stato e la Responsabilitá Patrimoniale, Milán, Guiffé, 1986, p. 55 y ss.
48
Esta tesis ha sido recibida favorablemente por Cassagne, pues, sostiene, conforme a ella la Administración
puede ver comprometida su responsabilidad en aquellos casos en los que no existe norma que de manera
expresa le imponga un deber de actuación -obligación- en base a criterios más objetivos que la mera
interpretación judicial. Cassagne, Juan Carlos, “La Responsabilidad del Estado por Omisión”, Revista La Ley,
Argentina, 1989-C, p. 512. En el mismo sentido, Mertehikian, Eduardo, op cit , nota 103, p. 265.
49
Suprema Corte de Justicia de Mendoza, 4 de abril de 1989. Revista La Ley, Argentina, Tomo 1989-c, p.
514 y ss.
50
Así, por ejemplo, en el fallo Bravo con Servicio de Salud Metropolitano Central se indemnizó por concepto
de daño patrimonial (lucro cesante) $244.848 y por daño moral $80.000.000; en el fallo Cancino con
Servicio de Salud del Maule, se indemnizó por concepto de daño patrimonial $200.000 y por daño moral (en
total), $50.000.000. Existen casos en los cuales sólo se indemniza el daño moral, v.gr., Beraud con Fisco de
Chile ($40.000.000); Morales con Servicio de Salud de Coquimbo ($20.500.000).
51
CALDERA DELGADO, Hugo. Ob cit (n. 9), pág 531.
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Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
1. Definición del daño moral. Existen a lo menos tres clases de definiciones sobre el
daño moral en el Derecho chileno: i) definición clásica, ii) definición moderna, y iii)
definiciones modernísimas.
i) Definición clásica. Sostiene que el daño moral es el dolor, pesar, molestia que sufre
una persona en su sensibilidad física, sentimientos, afectos y creencias. En otras
palabras, el daño moral no es sino que el precio del dolor –pretium doloris-. Esta es,
sin duda, la tesis que habitualmente acoge nuestra doctrina52 y jurisprudencia53.
Esta clásica definición de daño moral ha sido blanco de múltiples críticas: (1) Se ha
dicho que da a entender que el dolor es la causa del daño, cuando en realidad no es
más que un efecto de éste54. (2) Esta tesis “es claramente restrictiva pues deja fuera
de reparación todos los atentados a atributos de la personalidad o, más en general, a
intereses extrapatrimoniales, en los que no exista quebranto psíquico, impidiendo que
esta especie de resarcimiento se constituya en uno de los mecanismos más eficientes
de protección a la persona, como ha acontecido con los sistemas más desarrollados en
la materia”55. (3) Impide sostener que las personas jurídicas sufran daño moral, pues
en caso alguno puede plantearse que ellas sufran dolor al modo humano.
ii). Definición moderna. Para esta doctrina el daño moral es la lesión a derechos o
intereses –legítimos y ciertos- de carácter extrapatrimonial, causen o no dolor a la
víctima, tesis que actualmente ha sido seguida por nuestra doctrina56 como
jurisprudencia57.
La definición moderna del daño moral presenta grandes ventajas, cuales son: (1) Es
más amplia que la definición clásica, pues puede haber daño moral aun cuando no
importe dolor, pesar o aflicción a la víctima. (2) Permite sostener que las personas
52
Para Alessandri Rodríguez, el daño moral es el “dolor, pesar, molestia que sufre una persona en su
sensibilidad física en sus sentimientos y afectos”. Alessandri Rodríguez, Arturo, De la Responsabilidad
Extracontractual en el Derecho Civil Chileno, Santiago, Editorial Imprenta Universitaria, 1943, p. 220.
53
La jurisprudencia nacional, igualmente, ha expresado “que afecta los tributos o facultades morales o
espirituales de la persona” (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo XXXIX, Sec. 1, p. 203), es
decir, “la pena y la aflicción que este trágico desenlace ha debido causar a estos menores constituyen
evidentemente un daño moral” (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXX, Sec. 5, p. 111).
54
Vergara Bezanilla, Juan Pablo, “La Mercantilización del Daño Moral”, Revista de Derecho del Consejo de
Defensa del Estado, Chile, N° 1, año 1, julio 2000, p. 68.
55
Domínguez Hidalgo, Carmen, “Algunas Consideraciones en Torno al Daño como Elemento de la
Responsabilidad Civil”, Revista de Derecho de la Universidad Católica de Valparaíso, N° XIX, p. 74.
56
Domínguez Hidalgo ha planteado que el concepto de daño moral debe ser lo más amplio posible,
“incluyendo allí todo daño a la persona en sí misma -física o síquica-, como todo atentado contra sus
intereses extrapatrimoniales” (Domínguez Hidalgo, Carmen, El Daño Moral, Santiago, Editorial Jurídica de
Chile, 2001, Tomo I, p. 83). Asimismo, Vergara Bezanilla ha expresado que “el daño moral se caracteriza por
atentar contra los derechos de la personalidad y contra los no patrimoniales de la familia, lo que significa
que él consiste en la lesión o detrimento que experimenta una persona en su honor, su reputación, su
integridad física o sicológica, su libertad, sus afectos, estabilidad y unidad familiar, esto es, en general, en
los atributos o cualidades morales de la persona, con las consiguientes repercusiones en la normalidad de su
existencia” (Vergara Bezanilla, José Pablo, op cit, nota 168, p. 70). Finalmente, Fueyo Laneri ha expresado
que "Los derechos son patrimoniales o extrapatrimoniales; de la agresión a estos últimos, que constituyen el
bien jurídico protegido, nace el daño extrapatrimonial que deberá repararse. De este modo entiendo este
punto de forma simple. A la vez queda descartado el fundamento del 'doloris pretium' o 'precio del dolor'
(...). Además en lo extrapatrimonial cabe la agresión a la persona física o psíquica en el sentido amplio”.
Fueyo Laneri, Fernando, Instituciones de Derecho Civil Moderno, Santiago, Editorial Jurídica, 1990, p. 52.
57
En este sentido, nuestra jurisprudencia ha sostenido que “se entiende por daño moral como la lesión o
agravio, efectuado dolosa o culposamente, de un derecho subjetivo de carácter inmaterial o inherente a la
persona y que es imputable a otro hombre” (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXXII, Sec.
2, p. 6).
23
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
jurídicas pueden sufrir daño moral, pues pueden ser lesionadas en sus derechos o
intereses de carácter extrapatrimonial, v.gr., la pérdida de la credibilidad comercial58.
Algunos de los rubros de derechos o intereses cuya lesión importa daño moral según el
concepto moderno son59: (i) Pretium doloris. A éste ítem se refiere la definición clásica
del daño moral y comprende el dolor, la aflicción o el pesar sufrido por la víctima. (ii)
Pérdida de agrado. Comprende la imposibilidad de disfrute o goce de actividades que
antes del daño eran ordinarias para la víctima; es decir, las consecuencias negativas
para las actividades específicas de ocio60. (iii) Perjuicio estético. Comprende toda
alteración, deformidad o irregularidad física, visible, permanente que produce en la
víctima una imperfección estética, afectando la belleza del cuerpo tomado en su
integridad, según sea el sexo y edad de la víctima61. (iv) Perjuicio de afección. Importa
la pérdida de una cosa a la que un individuo se encuentra afectivamente vinculado. (v)
Perjuicio sexual. Consiste en la imposibilidad absoluta o durante un período más o
menos prolongado de tiempo para hacer vida sexual normal a consecuencia de
lesiones físicas. (vi) Perjuicio juvenil. Se verifica cuando la víctima es un menor o una
persona joven que sufre lesiones permanentes62.
iii) Definiciones modernísimas. Ellas son dos: la alteración de las condiciones normales
de existencia y la interrupción al proyecto de vida.
Para algunos autores el daño moral en el Derecho Público es más amplio que en el
Derecho Privado, pues comprende toda alteración a las condiciones normales de
existencia63.
Este concepto ha sido acogido por nuestra jurisprudencia. Así se resolvió en el fallo
Tirado Zilleruelo con Ilustre Municipalidad de La Reina64, que trata sobre una mujer
que cayó a una excavación no señalizada debidamente, sufriendo una luxo fractura de
su tobillo, por lo cual debió someterse a reiteradas intervenciones quirúrgicas,
quedando postrada durante varios meses. Sostuvo el fallo: “Esta postración que
representa obviamente una parte de los trastornos que negativamente afectaron la
vida ordinaria de la dueña de casa ofendida”.
También en el fallo Pérez Llona con Ilustre Municipalidad de Las Condes65, que trata
sobre una mujer que cayó al cruzar una poza de agua que interrumpía la vereda por
un tablón puesto por un tercero, sufriendo la fractura de un hombro. A consecuencia
de ello, sostuvo el fallo: “debió ser hospitalizada e intervenida quirúrgicamente,
implantándosele una prótesis en el hombro derecho, con el consecuente período de
convalecencia y rehabilitación de entre seis a nueve meses, (...); esta postración
58
Borda, Guillermo, Tratado de Derecho Civil. Obligaciones I, Buenos Aires, Editorial Perrot, 1992, p. 199 y
ss. De Ahumada Ramos, Francisco Javier, op cit, nota 51, p. 156.
59
Domínguez Hidalgo, Carmen, “Aspectos Modernos de la Reparación por Daño Moral: Contraste entre el
Derecho Chileno y el Derecho Comparado”, Revista de Derecho de la Universidad Católica del Norte, año 6,
1999, p. 35.
60
MARTIN CASALS, Miquel. Ob cit (n. 363), pág 25.
61
CASERO ALCAÑIZ, Rafael. Perjuicio Estético Y Deformidad: Aproximación Hermenéutica. RRCCyS, año
2001, pág 65.
62
MARTIN CASALS, Miquel. Ob cit (n. 363), pág 25.
63
Fiamma Olivares, Gustavo, op cit, nota 26, p. 439 (nota al pie). Soto Kloss, Eduardo, op cit, nota 26, p.
335, 336 y 337.
64
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXVIII, Sec. 5, p. 35.
65
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo XCVI, Sec. 5, N° 2.
24
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
representa, obviamente, sólo una parte de los trastornos que negativamente afectaron
la vida ordinaria de dueña de casa de la señora Pérez Llona”.
Igualmente, en el Derecho Civil se aprecia una tendencia hacia la ampliación del daño
moral, y, en este contexto, la definición que más importancia ha alcanzado en el
concierto latinoamericano es la llamada interrupción al proyecto de vida. En efecto, el
Proyecto de Código Civil Unificado de la República Argentina, en su artículo 1600 letra
b), sostenía:
“El daño extrapatrimonial comprende al que interfiere en el proyecto de vida,
perjudicando a la salud física o psíquica o impidiendo el pleno disfrute de la vida, así
como al que causa molestias en la libertad, en la seguridad personal, en la dignidad
personal, o en cualesquiera otras afecciones legítimas”.
Alterini plantea que se “caracteriza al daño al proyecto de vida como el que interfiere
en ese proyecto, perjudicando a la salud física o psíquica o impidiendo el pleno disfrute
de la vida, así como al que causa molestias en la libertad, en la seguridad personal, o
en cualesquiera otras afecciones legítimas”6667. En todo caso, el gran problema que
presenta esta concepción modernísima del daño moral se encuentra, tal como sostiene
Fernández Sessarego, en “las dificultades que se presentan para comprender y
valorizar un daño que compromete el futuro de la persona”68, y que, en tanto proyecto
o expectativa, a veces se cumple y muchas otras se frustra.
Nuestra jurisprudencia ha acogido esta definición, por ejemplo, en relación a un
relevante caso de responsabilidad patrimonial de la Administración: Quintana, Carmen
Gloria con Fisco de Chile69, referido a las quemaduras sufridas por una mujer de 18
años por personal militar, sostuvo:
“Que a las conclusiones anteriores es necesario agregar que la demandante al momento
de sufrir las quemaduras era una persona joven, de sólo dieciocho años, por lo que todos
66
Alterini, Atilio Aníbal, “Los Ejes de la Responsabilidad en el Proyecto Argentino del Código Civil de 1998”,
en Nuñez Ziches, Jorge; Alterini, Atilio Aníbal; Soto, Carlos Alberto (coordinadores), El Código Civil del Siglo
XXI (Perú Argentina), Lima, Ediciones Jurídicas, 2000, Tomo II. p. 1405.
67
Busnelli ha dicho que esta definición importa un nuevo enfoque sobre esta temática “desde un daño
sustentado en las ganancias a un daño fundado en la dimensión del hombre en su concreta realidad”
(Busnelli, Francesco, Problemas de la Clasificación Sistemática del Daño a la Persona, Buenos Aires, Editorial
Depalma, 1991, p. 36 y ss). En el mismo sentido, Kemelmajer de Carlucci ha señalado que hoy no sólo se
atiende a la visión patrimonialista de la persona, sino a lo que es ella, a sus deseos de realización, a sus
perspectivas de vida, todo lo cual permite sostener la reparabilidad de la lesión que afecta el proyecto de
vida (Kemelmajer de Carlucci, Aída, “El Daño a la Persona. ¿Sirve el Derecho Argentino la Creación
Pretoriana de la Jurisprudencia Italiana?”, Revista de Derecho Privado y Comunitario, Argentina, N° 1, p.
71). En el mismo sentido, Fernández Sessarego ha señalado que esta concepción considera al hombre como
una unidad psicosomática sustentada en la libertad; dicha libertad le permite elegir entre un abanico de
posibilidades existenciales aquella que determinará su propio destino. El daño moral entendido como la
interrupción al proyecto de vida importa una lesión a la libertad para desarrollar íntegramente su personal
vocación. Dicho en otros términos, “el daño al proyecto de vida, entendido como una expectativa razonable y
accesible en el caso concreto, implica la pérdida o el grave menoscabo de oportunidades de desarrollo
personal en forma irreparable o muy difícilmente reparable”, es decir, que no sólo importa la frustración de
tal proyecto de vida, sino también todo menoscabo, restricción o limitación al mismo y que, de alguna
manera, frusten parcialmente o retarden su realización temporal” (Fernández Sessarego, “El Daño al
“Proyecto de Vida” en Una Sentencia Reciente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”, Revista de
Responsabilidad Civil y Seguros, Argentina, N° 4, 1999, p. 215 y ss).
68
Fernández Sessarego, Carlos, “Protección Jurídica de la Persona”, Revista de la Facultad de Derecho y
Ciencias Políticas de la Universidad de Lima, Perú, N° 34, 1992, p. 165 y ss.
69
28° Juzgado Civil de Santiago, 25 de julio de 1997. Rol N° C-1418-90.
25
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
los proyectos de vida que ella tenía se vieron afectados de alguna manera por las
lesiones que en definitiva sufrió”70.
70
Este concepto de daño moral fue recientemente acogido en el fallo Loayza Tamayo de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Sentencia de 27 de noviembre de 1998), pero, sostuvo este tribunal,
que al no poderse valorar el proyecto de vida interrumpido, no podía ser indemnizado. Revista de
Responsabilidad Civil y Seguros, Argentina, N° 4, 1999, pág 214 y ss. García Ramírez, Sergio, “Dos Temas
de la Jurisprudencia Interamericana: “Proyecto de Vida” y Amnistía”, Revista de Derecho y Jurisprudencia,
Chile, Tomo XCV, N° 2, p. 61 y ss.
71
Alessandri Rodríguez, Arturo, op cit, nota 166, p. 228. Fueyo Laneri, Fernando, op cit, nota 170, p. 110 y
113. La función compensatoria que cumple la indemnización por daño moral ha sido, igualmente, reconocida
por la jurisprudencia nacional al sostener que “su reparación monetaria sólo puede procurar, en lo posible,
que el perjudicado obtenga en reparación satisfacciones racionalmente equivalentes que sean de la misma
índole” (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXXI, Sec. 4, p. 140).
72
Barros Bourie, Enrique, op cit, nota 99, p. 111.
73
Domínguez Hidalgo, Carmen, “La Indemnización por Daño Moral. Modernas Tendencias en el Derecho Civil
Chileno y Comparado”, Revista Chilena de Derecho, Chile, Vol 25, N° 1, p. 35.
74
En este sentido se ha planteado que “la función normativa de la responsabilidad extracontractual no es
preventivo-punitiva, sino compensatoria o resarcitoria: no se gradúa con arreglo a la gravedad de la
conducta y la reprochabilidad del dañante, sino conforme a la entidad del daño” (Pantaleón Prieto,
Fernando, Enciclopedia Jurídica Básica, Madrid, Editorial Civitas, 1995, p 5943).
75
Lecaros Sánchez, José Miguel, “La Determinación del Quantum en la Indemnización del Daño Moral”,
Instituciones Modernas de Derecho Civil: Homenaje al Profesor Fueyo Laneri, Santiago, Editorial Conosur,
1996, p. 458.
76
De Trazegnies, Fernando, La Responsabilidad Extracontractual, Lima, Fondo Editorial de la Pontificia
Universidad del Perú, 1988, Tomo II, p. 28.
26
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
los hermanos Mazeaud y Chabas han señalado que el juez, al evaluar el perjuicio, debe
cerrar los ojos ante la situación personal del responsable, especialmente en lo referido
a su situación de fortuna. “Pobre o rico, no importa, el responsable debe reparar todo
el daño causado a la víctima”, y no más que eso.
3. Valoración del daño moral. Valorar el daño moral es una tarea de por sí difícil, pues
“los daños morales, al producirse en un área espiritual y afectiva, es difícil su reducción
a métodos matemáticos o de determinación dineraria”77. Pero si bien es imposible que
se le otorgue a la víctima una indemnización exacta al daño moral sufrido, ello no
puede importar que no deba concedérsele ninguna, y tampoco que deba otorgársele
cualquiera78.
a) Prudencialmente por el juez. Respecto del cual la jurisprudencia ha dicho que “esta
tarea [la valoración del daño moral] ha de confiarse en la prudencia y buen criterio del
juzgador. Hecho este análisis, no resulta lógico establecer un marco rígido para el
sentenciador derivado del monto de la suma pedida en la demanda, debiendo
entenderse siempre que mantiene la facultad de regularlo equitativamente, sobre la
base de antecedentes establecidos en el proceso”79. En otras palabras, corresponde al
juez cuantificarlo, para lo cual “ha de moverse dentro de una ponderación razonable de
las circunstancias del caso, situándose en el plano de la equidad”80.
Contrario a este sistema se plantea Vásquez Ferreyra, pues conforme a él, plantea,
“todo queda en el terreno de la apreciación arbitraria, inaceptable como criterio de
valoración jurídica”81.
77
Sentencia del Tribunal Supremo de España, 3 de febrero de 1989.
78
Zavala de González, Matilde, “Cuánto por Daño Moral”, Revista Jurisprudencia Argentina, Argentina, 1987,
III, p. 822. En el mismo sentido ha sostenido Santamaría Pastor que “si hasta el momento el sistema revela
falta de objetividad, ella se pone aún más de relieve en sus insuperables carencias en la última y más
importante fase del proceso, la determinación del quantum a indemnizar. Todo instrumento teórico se limita
a la fase de imputación, esto es, a si la Administración debe indemnizar o no; tanto la ley como la doctrina
(y, por supuesto, la jurisprudencia, a la que no puede cargarse tal tarea) guardan el más hermético silencio
a la hora de establecer criterios para cuantificar el daño que ha de ser indemnizado” (Santamaría Pastor,
Juan Alfonso, op cit, nota 51, p. 23).
79
Revista Gaceta Jurídica, Chile, N° 274, abril 2003.
80
Sentencia del Tribunal Supremo de España, 28 de febrero de 1995.
81
Vásquez Ferreyra, Roberto, op cit, nota 82, p. 191.
82
Zavala de González, Matilde, op cit, nota 190, p. 822.
83
Xiol Ríos, Juan Antonio, “Daño Patrimonial y Daño Moral en el Sistema de la Ley 30/1995”, Revista de
Responsabilidad Civil y Seguros, Argentina, 2001, p. 305.
84
Es previsible, pues permite anticipar con cierta certidumbre los montos de las indemnizaciones que fijarán
los tribunales, incentivando de esta manera soluciones transaccionales a los litigios, facilitándole del mismo
modo a la víctima un rápido acceso a la reparación. Es uniforme, pues los baremos permiten un trato
27
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
En Chile, la valoración del daño moral se realiza prudencialmente por el juez. Sin
perjuicio de ello, actualmente existe un “baremo jurisprudencial estadístico sobre
indemnización de daño moral por muerte”, el cual se encuentra disponible en la página
web del Poder Judicial86, sistema que, conforme señala su página de acceso, “refleja
los resultados de un Convenio de cooperación científica y tecnológica entre la Excma.
Corte Suprema de Justicia y la Universidad de Concepción, en razón del cual se ha
elaborado una tabla o baremo jurisprudencial estadístico de montos indemnizatorios
otorgados por daño moral o no patrimonial derivado de la muerte de una persona,
fijados en sentencias dictadas en causas civiles desde el año 1993 y en causas penales
tramitadas bajo el nuevo sistema procesal penal desde su entrada en vigencia”. En mi
opinión, la información en él contenida es sólo indicativa para el juez y en caso alguno
vinculante. En efecto, en la señalada página, en negrillas, se destaca: “El presente
baremo es meramente referencial y no vinculante”.
4. Legitimación activa del daño moral. Es legitimado activo de la acción por daño moral
el directamente lesionado en sus derechos o intereses extrapatrimoniales por la
actuación de la Administración del Estado.
“quienes conforman el círculo de vida más cercano del difunto, incluso si el consorcio de
vida no está amparado por un vínculo matrimonial formal, como se ha fallado por esta
Corte, con la consecuencia, sin embargo, de que quienes tienen vínculos más cercanos
igualitario en casos idénticos. Y, finalmente, es moderado, pues el sistema de baremos permite mantener en
stato quo el monto de las indemnizaciones, y de este modo también las primas a las que quedan obligados
los asegurados, los que en caso contrario, ante un alza de indemnizaciones y de primas, no podrían
contratar el seguro y en esa medida desarrolar esa actividad (Pantaleón Prieto, Fernando, “Los Baremos
Indemnizatorios en la Valoración a los Daños de las Personas”, Revista Documentación Jurídica, N° 81, 1995,
p. 173)
85
Domínguez Hidalgo, Carmen, op cit, nota 169, p. 42.
86
http://baremo.poderjudicial.cl/BAREMOWEB/
87
La Resolución (75) 7 del Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre la indemnización del daño
corporal y muerte, en su apartado 19, sostuvo que el derecho a la indemnización no debiera extenderse a
otras personas que no fueran el cónyuge, los padres o el prometido o prometida, debiendo en todos estos
casos demostrar la existencia del lazo de afección que lo unían a la víctima al momento de la ocurrencia del
daño
El artículo 1079 del Código Civil argentino sostiene que la acción por daño moral sólo corresponde al
damnificado directo, y en caso de resultado de muerte, únicamente a los herederos forzosos, tengan o no en
la realidad un vínculo afectivo. El Proyecto de Código Civil Unificado de la República Argentina, en su artículo
1689, sostiene que tiene lugar el daño moral por rebote cuando se produce una gran discapacidad o la
muerte del lesionado directo, teniendo la calidad de legitimados activos el cónyuge, los descendientes, los
ascendientes y quienes convivían con ella recibiendo trato familiar ostensible.
88
Vargas Vargas, María Otilda con Fisco de Chile. 18° Juzgado Civil de Santiago, 22 de octubre de 1999. Rol
N° C- 4397-1997.
28
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
excluyen a los demás, porque la indemnización por daño moral en tal caso no se puede
acumular indefinidamente hasta comprender todos aquéllos que sufren dolor o aflicción
en razón de esa muerte”89.
Y el caso en específico trató sobre de una persona que acudió a un hospital público en
reiteradas oportunidades sin que se detectara su patología, de la que finalmente
falleció (infarto al miocardio). La Corte Suprema entendió que el daño ocasionado por
el Servicio de Salud demandado no es la muerte sino que la pérdida de la chance de
haber tenido un tratamiento que, eventualmente, le habría permitido una mayor
sobrevida. En lo medular sostuvo:
9) Que, en el caso concreto, el vínculo de causalidad, se relaciona estrechamente con la
teoría en análisis, pues aplicando las ideas expuestas en los considerandos anteriores se
concluye que la relación causal no se vincula con la muerte del paciente -pues existen
grados de incertidumbre que impiden establecer el nexo causal-, sino que con la
circunstancia de privarlo de una oportunidad de detección precoz del infarto al miocardio y
89
Corte Suprema, 29 de mayo del año 2002. Rol N° 4784-2000.
90
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 22751-2015.
29
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Así, lo relevante es que la falta de servicio, esto el mal funcionamiento del Servicio de
Salud Metropolitano Occidente -Hospital Félix Bulnes-, privó a la paciente de la
posibilidad de un tratamiento oportuno que hubiera sido eficaz para frenar la distonía
que presentaba.
(C).- La causalidad
91
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 47.936-2016.
30
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
A. Culpa de la víctima
92
Barros Bourie, Enrique, op cit, nota 99, p. 146.
93
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXVII, Sec. 4, p. 95.
94
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXVII, Sec. 2, p. 105.
95
Sentencia del Tribunal Supremo de España de 17 de diciembre de 1992.
31
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
1. Definición de caso fortuito. Según el artículo 45 del Código Civil, el caso fortuito o
fuerza mayor es “el imprevisto a que no es posible resistir”, y cuyo efecto es eximir de
responsabilidad a la Administración.
2. Requisitos del caso fortuito o fuerza mayor. Los requisitos del caso fortuito o fuerza
mayor son:
1) Imprevisto. Que la fuerza mayor sea imprevisible implica que el acontecimiento que
la configura no es razonablemente imaginable. Si se trata sólo de hechos de carácter
excepcional o extraordinario, pero previsibles o conocidos, no constituyen caso
fortuito. Así, por ejemplo, un colector de aguas lluvias debe tener capacidad no sólo
96
Según este criterio, la reducción debe hacerse en consideración a la intensidad relativa de las culpas o
imprudencias: “La culpa más grave absorberá a la más leve” Cfr: Meza Barros, Ramón, Las Fuentes de las
Obligaciones, Santiago, Editorial Jurídica de Chile, 1992, p. 290.
97
Conforme a este criterio la reducción debe hacerse en función de la incidencia en el curso causal de la
actuación de la víctima y de la Administración. En efecto, Domínguez Aguila sostiene que “la reducción debe
efectuarse atendiendo a la influencia causal del hecho culpable de la víctima”, en consecuencia, “El juez
tendrá que comparar la incidencia causal de las conductas del autor del daño como la de la víctima que
imprudentemente se expuso a él” (Domínguez Aguila, “El Hecho de la Víctima como Causal de Exoneración
de la Responsabilidad Civil”, Revista de Derecho de la Universidad de Concepción, N° 136, 1966, p. 45). En
el mismo sentido, Diez Schwerter, José Luis, El Daño Extracontractual. Jurisprudencia y Doctrina, Santiago,
Editorial Jurídica, 1998, p. 235.
98
Revista Fallos del Mes, Chile, N° 468.
32
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Perro volador. En la Ruta 5 Sur Carabineros del SIAT efectúan una reconstitución de
escena de un accidente con el testigo –una persona de avanzada edad-, el cual es
situado en el bandejón central sin detener el tránsito de los automóviles. A la distancia
un automóvil atropella a un perrito, el cual vuela por los aires e impacta al anciano, el
cual finalmente fallece. El Fisco alega la existencia de caso fortuito. La sentencia
respectiva rechaza esa argumentación en base a los siguientes fundamentos
(Santibáñez Caro y otros con Fisco de Chile, Corte de Apelaciones de Rancagua, Rol Nº
22.592-2004):
Segundo: Que el Fisco, contestando la demanda a fojas 25, expresa que el día y en el
lugar señalado por los actores, se congregaron las personas expresadas, con el objeto de
llevar a efecto una diligencia de reconstitución de escena. Agrega que, antes de realizar
la diligencia misma, los funcionarios del S.I.A.T. trasladaron al denunciado y a la víctima
del proceso respectivo, a la platabanda divisoria de las calzadas oriente y poniente,
momento en que de manera sorpresiva e imprevista un vehículo que se trasladaba de
sur a norte, por la segunda pista de circulación, atropelló a un perro, con las
consecuencias expresadas por los demandantes. La parte demandada continúa
señalando que tal incidente, protagonizado por el chofer de un automóvil particular, no
es más que un hecho imprevisible, fortuito, de fuerza mayor, absolutamente extraño,
ajeno a las conductas de los funcionarios judiciales y policiales que se encontraban en el
lugar, por lo que no puede existir relación de causalidad.
Séptimo: El Oficial de Carabineros, don Héctor Reyes Marchioni, bajo cuyo mando
estaban los demás funcionarios policiales presentes el día de los hechos, al solicitarle a la
víctima que se instalase entre ambas calzadas de la carretera de alta velocidad, donde la
separación entre las pistas no superaba los dos metros, sometió a don Luis Faúndez
Lagos un altísimo riesgo, a una situación de evidente peligro, razón por la cual debió
disponer previamente que sus subalternos llevaran a efecto las medidas de seguridad
que permitieran darle protección a los participantes. No ha de olvidarse que el bandejón
central no es un lugar apto para el tránsito de peatones ni menos para que éstos se
aposten. Estas medidas de seguridad no tenían por qué traducirse necesariamente en el
corte total del tránsito; bien podrían haberlo restringido a una sola pista de circulación
99
Ruiz Rosas, Andrea, op cit, nota 83, p. 47.
100
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo XLVI, Sec. 1, p. 533.
101
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXX, Sec. 1, p. 111. En otras palabras, la
imposibilidad de prever y resistir relativa, es decir, aquella que afecta sólo al autor o agente y no a otra
persona colocada en las mismas circunstancias, le quita al acto el carácter de imprevisto o irresistible. En
efecto, “La presentación de una dificultad, que puede subsanarse por un hombre prudente, jamás puede
tener el carácter de un caso fortuito” (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXXII, Sec. 4, p.
288).
33
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
"Que en el caso sub lite -como se señaló- la Embajada de Chile en San José de Costa Rica
contaba con un sistema de seguridad del cual formaban parte los guardias pertenecientes
a la Guardia Nacional de Costa Rica, quienes cumplían tal labor por así haberlo
encomendado el Estado receptor en cumplimiento del artículo 22 de la Convención de
Viena. En este escenario, resulta lógico que aquellos guardias, por formar parte del
aparato de seguridad, contaran con armas que les permitieran repeler cualquier tipo de
ataque a la sede diplomática, por lo tanto no resulta cuestionable que ellos las
portaran.
Constituye un supuesto fáctico asentado en estos autos que el guardia..., el día 27 de julio
de 2004, estando de turno en la Embajada, ingresó al interior de aquella con su arma de
102
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 2296-2013.
34
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
servicio y procedió a ultimar al Secretario... Pues bien, este hecho debe ser analizado
desde la perspectiva de los tres requisitos que le son exigibles al caso fortuito.
Es así como se cumple el primer requisito relacionado con la externalidad del hecho, pues
en efecto el mismo es extraño a la actividad de la víctima y del Ministerio de Relaciones
Exteriores.
Luego, se debe establecer si aquel era un hecho imprevisible. En esta materia es acertado
el análisis de los sentenciadores respecto de la imprevisibilidad de la actuación del guardia
costarricense. En efecto, la circunstancia que el ataque a la Embajada proviniera de uno
de los guardias encargados de la custodia de la legación reviste tal carácter, puesto que
no es normal ni esperable que los custodios encargados de la seguridad actúen de la
manera en que lo hizo Jiménez. Es más, ninguna situación previa relacionada con el
servicio prestado por los guardias costarricenses hacía prever razonablemente que
ocurriera un evento de esta índole. Se trata de un hecho excepcional y sorpresivo. Estimar
lo contrario implicaría exigir un deber de vigilancia más allá de lo racional, que en la
especie implicaría imponer a las personas la obligación de responder de todo atentado,
pues sería prácticamente imposible la configuración de un caso fortuito o fuerza mayor, ya
que en la práctica todos los eventos son esencialmente previsibles en cuanto ellos pueden
ser imaginados. No es este el sentido en el que debe entenderse la previsibilidad, sino que
se debe atender a las circunstancias específicas que rodean el acontecimiento, atendiendo
a los criterios de normalidad, frecuencia, probabilidad y excepcionalidad del mismo.
Finalmente, en relación con el tercer requisito del caso fortuito, esto es la irresistibilidad.
La conducta del agente agresor no sólo fue inesperada sino que además nada pudo
realizar el Ministerio de Relaciones Exteriores para evitarla. Es más, una vez
desencadenados los hechos al interior de la Embajada, estos claramente se tornaron en
irresistibles, no sólo porque el guardia hiciera uso de una arma de gran poder, sino porque
las circunstancias en las que se desarrollan los hechos determinó que las personas que se
encontraban en su interior quedaran a merced del agresor, reinando en quienes se
refugiaron y lograron permanecer con vida una gran confusión respecto del autor y el
origen de los disparos. Así, no fue posible para la demandada adoptar medidas para
resistir y evitar las perniciosas consecuencias de la agresión del guardia...
En consecuencia, una vez probada la existencia de un hecho constitutivo de fuerza mayor
o caso fortuito, con las características que se acaban de enunciar, sólo procede aplicar los
efectos exoneratorios de la responsabilidad que ha pretendido imputársele al demandado
toda vez que no hay un nexo causal entre el daño provocado y la eventual conducta
omisiva que se le imputa a aquél, la que por lo demás, tal como se señaló en el
considerando vigésimo primero del fallo de primer grado, no es tal, puesto que el Estado
de Chile si cumplió con el deber de cuidado que le es impuesto en relación a brindarles a
los funcionarios que el día 27 de julio de 2004 se encontraban en el interior de la
embajada condiciones seguras para el desempeño de sus funciones." (Corte Suprema,
considerando 32º).
35
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Este concepto guarda analogía con las modernas teorías en relación a la culpa civil, las
cuales ya no la entienden como “un instrumento evocador del pecado”103, sino más
bien, en términos objetivos, como la infracción de un deber de cuidado104.105.
Al trasladar esa nueva tendencia en cuanto al concepto de la culpa civil, al ámbito del
Derecho Público, es posible afirmar que la ocurrencia de la falta de servicio debe
valorarse a la luz de sus deberes de actuar o cuidado, verificándose, en consecuencia,
cuando dichos deberes son infringidos. Por tanto, conforme al parámetro objetivo, hay
falta de servicio toda vez que la Administración infringe (i) un deber de actuación, o (ii)
un deber de cuidado.
ii) Infracción de un deber de cuidado. Esta infracción se verifica “cuando quien ejecuta
la acción omite tomar las precauciones necesarias para evitar el daño, exigidas por las
circunstancias”106. Deber que puede ser establecido por el ordenamiento jurídico –ley,
reglamento, ordenanza, instrucciones, etcétera-107, usos normativos –normas del
correcto actuar: las normas deontológicas, lex artis, protocolos, etcétera- o,
finalmente, por el juez. En todo caso, corresponde finalmente a este último determinar
y argumentar el deber de cuidado, incluso exigiendo mayor diligencia que la exigida
por la ley o por los usos normativos, razón por la cual la observancia a lo preceptuado
por dichas normas, no necesariamente libera de responsabilidad.
103
Cordero Vega, Luis, op cit, nota 38 p. 161.
104
Barros Bourie, Enrique, op cit, nota 99, p 44.
105
En este sentido se ha planteado que “el Derecho Administrativo no ha desconocido la evolución que el
derecho de daños tuvo en materia de culpa. En efecto, mientras la visión tradicional de la responsabilidad
extracontractual se construyó sobre la base del elemento volitivo, psicológicamente, desde el advenimiento
de los modelos de responsabilidad objetiva, la culpa dejó de ser una determinación interna, para
transformarse en la evaluación de conductas objetivamente apreciables. En otros términos, se pasó de un
modelo de convicción psíquica de la culpa a un modelo de evaluación normativa. De aquí que entre nosotros
Barros sostenga que hablar de responsabilidad subjetiva es equívoco para referirse a la responsabilidad por
culpa. En el Derecho civil se sostiene que la responsabilidad por culpa es objetiva, porque no supone un
juicio de reproche personal al sujeto, sino la comparación de una conducta con un patrón general y
abstracto” Cordero Vega, Luis, op cit, nota 38, p. 162.
106
Barros Bourie, Enrique, op cit, nota 99, p. 67. En el mismo sentido, Alessandri Rodríguez, Arturo, op cit,
nota 166, p. 197 y 199.
107
Así lo ha reconocido la jurisprudencia, v.gr., hay “mera imprudencia (culpa) por el hecho de circular en
contravención al reglamento del caso”, “ella existe (la culpa) en que infringiendo la norma reglamentaria, se
comete un cuasidelito” y “Este resultado -accidente- se origina de la negligencia, imprudencia o impericia o
inobservancia de leyes, reglamentos...”.
36
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Por tanto, con arreglo a este parámetro –subjetivo- pueden darse casos en los que la
Administración haya incurrido en la infracción de deberes de actuación o cuidado –
únicas circunstancias que se consideran conforme al parámetro objetivo-, pero que
sean justificadas y en esa medida no reprochables –no constituyendo falta de servicio
y, por tanto, no dando origen a responsabilidad patrimonial de la Administración-.
Entre tales criterios tenemos:
(3) Graduación en base a la dificultad del servicio. Alguna doctrina plantea que en el
caso de los servicios de difícil realización, habrá falta de servicio sólo si la falta es
grave, no si es leve o levísima110. Actividades de difícil realización son, por su propia
naturaleza, v.gr.111, las actividades médicas, el mantenimiento del orden público, la
mantención de obras públicas, el salvataje de navíos, lucha contra incendios, atención
médica de urgencia, la administración tributaria y la fiscalización a la actuación
desplegada por terceros –públicos o privados- (recordar el caso de las empresas
concesionarias de carreteras), etcétera; o, circunstancialmente, por (a) las condiciones
de tiempo, v.gr. un estado de guerra interna o externa, movimientos multitudinarios,
108
Caso Zacarías, Claudio con Provincia de Córdoba y otro, el 28 de abril de 1998, citado por D`Argenio,
Inés Annunciada, Responsabilidad Patrimonial del Estado en Argentina, p. 51.
109
En este sentido, Gómez Puente ha señalado que: “Toda actividad material genera de por sí ciertos
peligros potenciales, lo que obliga a introducir medidas de seguridad de vigilancia, etcétera. Ello genera el
deber de seguridad y vigilancia no puede extenderse más allá de los eventos que sean razonablemente
previsibles en el desarrollo del servicio”. Gómez Puente, Marcos, op cit, nota 122, p. 861. Igualmente,
sostiene la Corte Suprema de Justicia de la Nación que “La falta de servicio es una violación o anormalidad
frente a las obligaciones del servicio regular, lo cual requiere una apreciación en concreto que tome en
cuenta la naturaleza de la actividad, los medios de que dispone el servicio que une a la víctima con éste y el
grado de previsibilidad del daño. “La obligación del servicio se satisface con haber aplicado la diligencia y la
previsión adecuadas a las circunstancias de tiempo y lugar””. Zacarías, Claudio H. C /Provincia de Córdoba y
otros s/Sumario. Corte Suprema de Justicia de la Nación, 28 de abril de 1998)
110
En este sentido Odent plantea que “La responsabilidad cuasidelictual del poder público no está
comprometida si no interviene una falta imputable a un servicio público administrativo; sin embargo
cualquiera falta no compromete dicha responsabilidad; dicha responsabilidad no se pone en juego sino a
condición de considerar la naturaleza del servicio, las condiciones normales en las que él debe funcionar, las
situaciones a las cuales él debe funcionar, las situaciones a las cuales ha debido enfrentar, a las
circunstancias de tiempo y de lugar en las que él se ha encontrado enfrentado, del plazo para reflexionar con
que él ha contado; la falta cometida es considerada por el juez como suficiente para acarrear la
responsabilidad o, para retomar las expresiones utilizadas por numerosos fallos, si la falta invocada, dentro
de las circunstancias del asunto, “es de tal naturaleza como para comprometer la responsabilidad del poder
público”. Odent, Raymond, citado por Caldera Delgado, Hugo, op cit, nota 8, p. 519.
111
Vedel, George, citado por Caldera Delgado, Hugo, op cit, nota 8, p. 520.
37
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
“es dable pensar que en la prueba del daño sufrido por un particular, cuya vinculación
causal permite su imputación al Estado, se encuentra ínsita la existencia de una falta de
servicio, pues si el Estado ha generado un daño reparable es obvio que la gestión de la
función administrativa ha sido deficiente.
Es por ello que puede afirmarse que la prueba del daño causalmente imputable al Estado
equivale a la prueba de la falta de servicio –el fundamento de la responsabilidad radica
en la necesaria reparación del daño- y que la falta de servicio importa un factor de
atribución equivalente a la culpa objetivada o, mejor aún, a la culpa presupuesta.
De este modo, la existencia de una culpa presupuesta autorizada a revertir la carga de la
prueba, de modo tal que incumbirá a la Administración probar que sus agentes
cumplieron con sus deberes legales, vale decir, que actuaron diligentemente, o sea que
no incurrieron en breach of duty, en los términos del derecho anglosajón.”113
112
Sterman, S, Responsabilidades do Estado. Revista dos Tribunais, Sao Paulo, 1992, citado por Mossett
Iturraspe, Jorge, “Visión Jusprivatista de la Responsabilidad del Estado”, Revista de Derecho de Daños,
Argentina, N° 9, 2000, p. 17.
113
Cuadros, Oscar Álvaro, “Responsabilidad del Estado. Fundamentos. Aplicaciones. Evolución
Jurisprudencial”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, p. 124 y 125.
114
Sobre esta materia, véase: Román Cordero, Cristian, Responsabilidad patrimonial de la Administración
por falta de servicio ( = responsabilidad objetivada), en Revista de Derecho Público Iberoamericano, Nº 1,
2012.
38
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Quinto: Que por todo ello que puede afirmarse que la prueba del daño causalmente
imputable a la Administración a o su órganos equivale a la prueba de la falta de servicio
cuyo fundamento radica en la necesaria reparación del daño, y en que la falta de servicio
importa un factor de atribución equivalente a la culpa siendo, en tal caso, de cargo de la
Administración probar que sus agentes cumplieron con sus deberes legales y que actuaron
en forma diligente.
115
Sentencia Corte Suprema, Rol Nº 7086-2010.
39
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
obrado el Servicio, actuándose en la forma y tiempo que legalmente debía hacerlo y que,
sin embargo, no ha hecho”116
3.- Daños sufridos por personas que se hallan en “relación de sujeción especial” con la
Administración (V.gr., reclusos, estudiantes, conscriptos, etcétera). En estos casos se
ha ido configurando por la jurisprudencia un deber genérico de “custodia”,
“protección”, “seguridad”, etcétera, que se manifiesta en diversos deberes precisos en
ese sentido. En ente contexto, en mi opinión, quien sufre el daño –incluso, autolesión
(v.gr., enfermo siquiátrico que se suicida)- no debe acreditar la falta de servicio, sino
la Administración, su comportamiento debido –a fin de liberar su responsabilidad-.
Así, por ejemplo, en un fallo [relativo a la muerte de un recluso por una meningitis no
detectada] se sostuvo:
116
Soto Kloss, Eduardo, Responsabilidad del Estado por daños de su Administración. Algunos casos de
jurisprudencia (2º semestre de 2008), Ius Publicum Nº 22, p. 103.
117
Corte de Apelaciones de Concepción, 10 de agosto de 2000. Rol N° 1977-99.
40
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Duodécimo: Que el hecho anterior es constitutivo de una falta de servicio en los términos
que se han expuesto en el fundamento cuarto de este fallo y, por lo tanto, hace
responsable al Estado de la obligación de indemnizar los perjuicios sufridos por los
actores, como quiera que esa falta de servicio tiene vinculación causal directa con el
resultado de muerte producido.”
En otro fallo [relativo a la violación sufrida por un menor que se encontraba de visita
en un recinto penitenciario] se ha señalado:
Quinto: Que, en ese orden de ideas, a lo expresado en los fundamentos sexto y séptimo
de la sentencia en alzada, debe añadirse que la determinación de la falla o disfunción del
servicio supone una comparación de la actividad ejecutada por el órgano con la conducta
o comportamiento debidos. Desde esa perspectiva y teniendo especialmente en
consideración el resultado del sumario administrativo incoado en la materia que
determinó la existencia de infracciones a deberes funcionarios por parte del personal de
Gendarmería ha de concluirse que el hecho verificado en autos, esto es, la comisión del
delito de abusos deshonestos (hoy violación sodomítica) en la persona de un menor (8
años de edad) por parte de uno de los reclusos del Penal Colina 1,afectado de SIDA y
perpetrado al interior de ese establecimiento, no pudo sino obedecer al defectuoso
funcionamiento del servicio de Gendarmería y, más específicamente, al incumplimiento
del deber de custodia que el ordenamiento jurídico le impone respecto de las personas
privadas de su libertad, mientras permanecen en el recinto penitenciario. En efecto,
parece evidente que esa obligación de custodia involucra una necesidad de vigilancia tal
que, cuando menos, propenda a otorgar ciertos grados de seguridad a las personas
extrañas al recinto, sin que resulte atendible que se aduzca una suerte de exculpación en
orden a que el único responsable sería el autor del mencionado delito. Aceptarlo,
importaría prescindir de hechos irrefutables, a saber: que el delito afectó a un menor
ajeno al recinto penitenciario; que ese delito se perpetró por una persona que estaba
privada de su libertad y, por sobre todo, que se cometió al interior del establecimiento
carcelario;
“Y la conclusión lógica de todo lo ocurrido no puede ser otra que aquélla así esbozada,
porque la falta de servicio es más que clara en el presente caso, ya que se trata de
menores de edad -de por sí inmaduros- que se encontraban en situación de protección, a
cargo de instituciones de la administración del Estado, las que debían velar precisamente
por su seguridad, su salud y por su vida, y los hechos ocurridos demostraron que ello no
sucedió, pues de otro modo no se habría llegado al desenlace que tuvo el mencionado
suceso;”
“Duodécimo: que siendo hechos establecidos en la causa que el autor de las lesiones al
hijo de la demandante, fue un Cabo de Ejército; que ellas tuvieron lugar en el interior del
Regimiento Nº 14, "Aysén" de Coyhaique, y que la víctima a la fecha de ocurrencia de
los hechos, cumplía con el Servicio Militar Obligatorio, es indudable que el Estado debe
responder por el daño irrogado, ya que se trata de un riesgo causado por la propia
Administración del Estado, quien debe garantizar las condiciones mínimas de seguridad,
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respecto de quien cumplía con el deber militar que le corresponde a todo varón mayor de
18 años; servicio que persigue como fin preparar el contingente necesario para la
defensa del país y, consecuentemente, permite al Estado cumplir con el deber de
resguardo de la seguridad nacional que le impone la Carta Fundamental.”
4.- Daños a consecuencia del “mal estado de la vía pública”, “falta o deficiente
señalización”, en los términos señalados en el artículo 174, inciso 5º, de la Ley Nº
18.290, del Tránsito. Dicho precepto legal, que estudiaremos con ocasión de la
responsabilidad de las municipalidades, pueden ser entendidos como presunción de
falta de servicio. Así, por ejemplo, la jurisprudencia ha señalado que “corresponde a la
Administración mantener en buen estado de funcionamiento las vías públicas, por lo
que los defectos que ellas presenten hacen presumir su mala mantención, constitutiva
de falta de servicio.”118.
(3). La falta de servicio como un factor de imputación que sólo cede a favor de los
usuarios del servicio.
Alguna jurisprudencia planteó que la falta de servicio sólo puede ser alegada por quien
detenta la calidad de usuario del servicio, mas no por un tercero.
En este sentido, la Corte Suprema, en el caso Arévalo Bascuñán, Paula, con Fisco de
Chile [relativo a los daños sufridos por una mujer [paraplejia] a consecuencia de un
disparo que efectuó un gendarme en plena vía pública, mientras perseguía a un
recluso evadido], sostuvo que a su respecto no podía verificarse la falta de servicio,
pues no era usuaria de él [y en razón de ello revocó la sentencia de 2ª instancia, que
había admitido la falta de servicio y había condenado por $ 80 millones]:
“Décimo: Que, por otro lado, la noción de la falta de servicio como vertiente específica
de responsabilidad estatal por actos u omisiones de su administración juega en el plano
de las actividades de los organismos que la integran respecto de los usuarios o
destinatarios de los servicios correspondientes y no se aplica en las relaciones de esos
entes con sus dotaciones.”
118
Corte de Apelaciones de San Miguel, Rol Nº 1.691–2007.
119
Corte Suprema, 27 de agosto de 2003. Rol N° 3876-2001.
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Decimosexto: Que, en razón de todo lo expuesto, esta Corte disiente del sentenciador de
primera instancia, entendiendo que los daños a que se refiere la demandante no pueden
emanar directa ni indirectamente del solo acto administrativo, tantas veces aludido,
tanto más cuanto que ella no fue la usuaria o destinataria del servicio municipal antes
referido.”
No comparto esta tendencia jurisprudencial, pues la falta de servicio es, sin duda, una
garantía para los administrados, para todos los administrados, y no un privilegio para
quienes puedan ser entendidos, circunstancialmente, como usuarios del mismo120.
Rectificación de esta tesis por la Corte Suprema. Cabe señalar que en el fallo Seguel
con Fisco de Chile (agosto de 2009)121, la Corte Suprema ha superado esta tesis y ha
señalado que la falta de servicio puede ser alegada por usuarios y no usuarios. En este
sentido, señaló: “la noción de falta de servicio debe ser analizada independientemente
y no en relación a los posibles usuarios del servicio público, pudiendo comprometerse
la responsabilidad del Estado por falta de servicio que cause daño a terceras personas
que no sean usuarias del órgano estatal que la cometió”.
Conforme a lo dispuesto en el artículo 42, inciso 2º, de la LOCBGAE, “el Estado tendrá
derecho a repetir en contra del funcionario que hubiere incurrido en falta personal.”
¿Cuándo hay falta personal? Si bien el régimen general nada dice en relación a este
punto, hay consenso doctrinario en cuanto a que ésta se verifica cuando el actuar del
funcionario que materialmente ocasionó el daño (en el ejercicio de sus funciones), por
el cual fue condenada la Administración, importa dolo o culpa grave. Ese fue el criterio
que se estableció durante la tramitación de la Ley de Probidad Administrativa122 y que
no prosperó por un veto supresivo del Presidente de la República en relación a todas
las innovaciones que, a la vez, se pretendían introducir al estatuto de la
responsabilidad patrimonial de la Administración123, pero que sí recogió la Ley Nº
19.966, Garantías Explícitas en Salud, en relación a la responsabilidad patrimonial de
la Administración en materia sanitaria, en tanto dispuso que el derecho de reembolso
de ésta en contra del funcionario tiene lugar si éste, al momento de ocasionar el daño,
120
Valdivia, José Miguel, “Nuevas fronteras de la falta de servicio”, Revista Gaceta Jurídica, N° 301, 2005,
p. 7 y ss.
121
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 371-2008.
122
Ley Nº 19.653.
123
En lo sustantivo, eliminaba a la falta de servicio como factor de atribución general.
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Cabe, en primer lugar, observar que el ordenamiento jurídico nacional no consulta una
norma legal expresa que, con carácter general, se refiera a la prescripción de la acción
de responsabilidad patrimonial de la Administración del Estado. Sí lo hace,
excepcionalmente, el estatuto de dicha responsabilidad “en materia sanitaria” (que
regla la Ley Nº 19.966, sobre Garantías Explícitas en Salud), disponiendo que, para
esa hipótesis, la acción es prescriptible en el plazo de 4 años contado desde la acción u
omisión.
En la búsqueda de una solución a este importante vacío (que es tal en todas las
hipótesis de responsabilidad del Estado-Administrador, salvo la señalada
precedentemente), la doctrina chilena nuevamente se ha dividido en dos posiciones
absolutamente contradictorias. En efecto, mientras algunos autores sostienen que, en
defecto de norma de Derecho Público que se pronuncie al respecto, la acción, en tanto
es de Derecho Público, es exquisitamente imprescriptible; otros plantean que cabe
aplicar, en forma supletoria, el Código Civil, ya sea la regla especial de la
responsabilidad civil extracontractual (art. 2332, 4 años), o la regla general (art. 2515,
5 años).
Fundamentos.- Los fundamentos de quienes sostienen esta tesis son, en síntesis, los
siguientes:
124
Art. 38, inciso 3º, de la Ley Nº 19.966.
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3.- Advierten que el propio Código Civil reconoce acciones imprescriptibles como, por
ejemplo, la acción de partición de una comunidad de bienes, esto es, para terminar
con la indivisión (art. 1317), o para reclamar la filiación (art. 195). Del mismo modo,
señalan que la Corte Suprema ha aceptado que ciertos delitos son imprescriptibles,
tales como, por ejemplo, el secuestro permanente. Agregan que el Derecho Penal
Internacional ha reconocido que los delitos llamados de “lesa humanidad”, por
ejemplo, el genocidio, son igualmente imprescriptibles. Todo ello, observan, “nos
muestra que no es algo insólito ni extravagante, ni mucho menos una curiosidad
folckórica, la existencia de acciones imprescriptibles, sea en el campo constitucional,
civil e incluso penal, y en nuestro propio ordenamiento jurídico chileno”126, como lo
sería, para este sector doctrinario, aquella relativa a la responsabilidad patrimonial de
la Administración del Estado.
4.- Sostienen que aplicar normas civiles para integrar el vacío que se advierte en
relación a la prescripción de la acción de responsabilidad patrimonial de la
Administración del Estado, importa una infracción tanto al Código Civil como a la
Constitución. En efecto, el artículo 547 de dicho Código dispone:
Título XXXV
DE LOS DELITOS Y CUASIDELITOS
Art. 2332 Las acciones que concede este título por daño o dolo, prescriben en
cuatro años contados desde la perpetración del acto.
Señalan que dicho precepto no puede ser aplicado al Estado, toda vez que éste no
puede incurrir en delito o cuasidelito civil (en los términos señalados en el art. 2314 de
125
Soto Kloss, Eduardo, La responsabilidad del Estado-Administración y su imprescriptibilidad den el Derecho
Chileno, en IP N° 13/2004, p. 131.
126
Soto Kloss, Eduardo. Ob cit, pag 133.
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Código Civil), de ello concluyen: “Si el art. 2332 se refiere a la prescripción de las
acciones para perseguir el daño por delitos y cuasidelitos civiles, regulados por el Título
XXXV del Libro IV, y al Estado no es posible aplicarle esas normas por cuanto
intrínsecamente por su propio estatuto, naturaleza y finalidad no puede cometer tales
ilícitos civiles, ni delitos ni cuasidelitos, resulta más que inconcuso que dicho art. 2332
no es aplicable al Estado y, por ende, su responsabilidad por los daños que cometa en
el ejercicio de sus funciones es imprescriptible”127.
Fundamentos.- Los fundamentos para sostener aquello son, en síntesis, los siguientes:
1.- Todas las acciones son prescriptibles, salvo que una ley expresamente sostenga lo
contrario; y como no existe norma alguna que consagre la imprescriptibilidad de la
acción de la responsabilidad patrimonial de la Administración, debe entenderse que
ésta es prescriptible.
2.- El artículo 2497 del Código Civil es enfático en señalar que la prescripción opera en
contra o a favor del Estado. En efecto, dicho precepto previene:
3.- El artículo 547 del Código Civil sólo establece que a las personas jurídicas de
Derecho Público no le son aplicables las normas del Título XXXIII del Libro Primero del
Código Civil (en efecto, dispone: “Tampoco se extienden las disposiciones de este título
a las corporaciones o fundaciones de derecho público…..”), pudiéndose aplicar,
entonces, señalan, las demás disposiciones de dicho Código, en defecto de norma
propia de la responsabilidad patrimonial de la Administración, tal como acontece con la
prescripción de su respectiva acción128.
4.- Del mismo modo, se ha señalado que la acción de responsabilidad patrimonial del
Estado-Administrador si bien es de Derecho Público, tiene un marcado carácter
patrimonial y en esa medida tienen aplicación supletoria, en defecto de norma de
Derecho Público, el Código que regla los asuntos de naturaleza patrimonial, esto es, el
Código Civil.
127
Soto Kloss, Eduardo, op cit, p. 135.
128
Pierry Arrau. Pedro. Prescripción de la Responsabilidad Extracontractual del Estado. Situación Actual de la
Jurisprudencia de la Corte Suprema. RDCDE, N° 10, pág 13.
46
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129
Cfr. “Cortés Barraza con Fisco de Chile”, en RDCDE N° 10, diciembre 2003.
130
Dicho precepto en lo pertinente dispone: “Los actos administrativos gozan de una presunción de
legalidad…”
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Luego, durante la década de los 2000`s, la Corte Suprema distinguió dos tipos o clases
de acciones contencioso-administrativas: por una parte, la acción de nulidad de
Derecho Público (contencioso administrativo anulatorio o de exceso de poder, para el
Derecho Francés), y por otra, la de responsabilidad patrimonial de la Administración
(contencioso administrativo reparatorio o de plena jurisdicción, para el Derecho
Francés). En este contexto, en el fallo “Aedo con Fisco de Chile”, sostuvo que la
primera acción seguía siendo imprescriptible, en tanto que la segunda, atendido su
carácter patrimonial, era prescriptible en base a las normas del Código Civil.
7º) Que en relación con el primer capítulo de casación invocado, debe tenerse presente
que el caso sub lite se trata de una acción de nulidad de derecho público, cuyo
fundamento se encuentra en el Capítulo I de la Constitución Política, sobre bases de la
Institucionalidad, que establece el principio de que los órganos del Estado deben someter
su acción a la Constitución y a las leyes, según dispone el artículo 6º, y de que los
órganos del Estado actúan válidamente dentro de la competencia y la forma que
prescriba la ley, con la consecuencia de que todo acto en contravención a esa regla es
nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley señala, según dispone el
artículo 7º. En circunstancias que estas normas establecen principios fundamentales de
la sujeción de los órganos públicos al derecho, los actos que alguno de ellos realice
extralimitándose de las potestades que le han sido conferidas por las normas
jerárquicamente superiores carecen de valor jurídico, lo que puede ser declarado en
cualquier momento por el tribunal competente, que al efectuar tal declaración se limita a
afirmar el principio de la superioridad jerárquica de la Constitución y las leyes respecto
de los actos de la Administración del Estado, sin que en esta materia resulten aplicables
las normas generales del derecho privado sobre prescripción de las acciones;
8º) Que, por el contrario, las acciones personales que tienen por objeto que quien dejó
de poseer restituya el valor de la cosa y la indemnización de perjuicios también
deducidas por la actora, cuyo antecedente es la nulidad de derecho público referida en la
consideración precedente y que son objeto de los capítulos de casación primero y último,
son de evidente contenido patrimonial, pues se refieren a las restituciones y
reparaciones de valor económico que pretende obtener la actora en virtud de tal
declaración de nulidad. De lo anterior se deriva que su destino se condiciona a los plazos
de prescripción establecidos al respecto por el Código Civil, ordenamiento, por lo demás,
que la propia actora invoca para sostener dichas acciones.
9º) Que asimismo corresponde tener presente que si bien las normas constitucionales de
los artículos 7º inciso final y 38 inciso segundo se refieren a las responsabilidades que
pueden derivarse de la actuación contraria a derecho de los órganos de la Administración
del Estado, de ello no se sigue que las respectivas acciones patrimoniales no estén
sujetas, a falta de un estatuto legal especial, a las reglas de prescripción del derecho
131
Sentencia Corte Suprema Rol Nº 852-2000.
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común, pues éstas materializan un principio de certeza y seguridad jurídica que impide
que pretensiones de ese carácter subsistan indefinidamente en el tiempo, razonamiento
que resulta además consistente con el artículo 2497 del Código Civil que hace extensivas
las reglas sobre prescripción igualmente en favor y en contra el Estado;
10º) Que resultando aplicables a las acciones patrimoniales entabladas en autos las
normas de prescripción del Código Civil, debe enseguida examinarse si es efectiva la
alegación de la demandada en orden a que ellas se encuentran prescritas;
11º) Que tanto a la acción que persigue recuperar el valor de la cosa como a la acción
indemnizatoria resultan aplicables las normas sobre prescripción extintiva de los artículos
2515 y 2332 del Código Civil, porque respectivamente consisten en una acción
restitutoria de una suma de dinero, que bajo las condiciones de aplicación referidas en
ese artículo 898 sustituye a la acción real reivindicatoria para recuperar la posesión de la
cosa, y en una acción reparatoria, de modo que basta el transcurso de los plazos legales
para que ellas se extingan por prescripción, según dispone el artículo 2514 inciso
primero ese código;
12º) Que habiendo aparecido los decretos objeto de la acción de nulidad de derecho
público en las ediciones del Diario Oficial correspondientes a los días 25 de enero y 25 de
agosto, ambos de 1978, según de dejó sentado en los motivos primero y tercero del fallo
de primer grado, mantenido sin modificaciones por el ahora impugnado, en
circunstancias que la demanda de fojas 4 se notificó al Fisco de Chile recién el siete de
octubre de mil novecientos noventa y cuatro, es evidente que a su respecto se halla
cumplido el lapso indicado en el considerando anterior, por lo cual está en lo correcto la
demandada al afirmar que las acciones patrimoniales intentadas en autos se encuentran
extinguidas en virtud de haber operado a su respecto la prescripción extintiva referida en
los artículos 2492 y 2514 inciso primero del Código Civil;
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Preciso es recordar que estas corporaciones están excluidas de la aplicación del Título
II de la LOCBGAE y, por tanto, del artículo 42 de la misma ley, mismo que previene
que los órganos de la Administración responden por falta de servicio. O sea, se les
excluye de un régimen estricto de falta de servicio (artículo 42), y se les aplica un
régimen relativo, toda vez que este factor de atribución es el principal, mas no el
único, así podrían comprometer su responsabilidad por inactividad, ilegalidad (el caso
del reclamo de ilegalidad municipal acogido lo veremos más adelante), riesgo creado,
etcétera, todos estos factores distintos a falta de servicio.
Artículo 152.- Las municipalidades incurrirán en responsabilidad por los daños que
causen, la que procederá principalmente por falta de servicio.
No obstante, las municipalidades tendrán derecho a repetir en contra del funcionario que
hubiere incurrido en falta personal.
Cabe señalar, dado que se trata de hechos que suceden con mucha habitualidad, que
las municipalidades tienen a su cargo la administración de los bienes nacionales de uso
público, conforme previene el artículo 5, letra c), de la LOCM. Así las cosas, la
jurisprudencia ha sido enfática en señalar que “administrar” importa mantener en
condiciones de seguridad tal que no irrogue prejuicio a sus usuarios. No hay, por tanto,
correcta administración de un bien nacional de uso público si, en una plaza pública, un
menor al deslizarse por un “resbalín” pierde traumáticamente un dedo por un borde
filoso a consecuencia de un avanzado proceso de oxidación (Infante con IM Teno), o si
a otro menor le cae sobre el cráneo el asta de una bandera emplazada en ella (Aja con
IM Talcahuano).
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11º) Que, sin embargo, debe analizarse si frente a los hechos que se han dado por
establecidos ha existido una falta de servicio que haga responsable a la Municipalidad
demandada.
Para lo anterior debe tenerse presente que, frente a una determinada situación fáctica,
la calificación que se haga de ella como constitutiva de falta de servicio implica
necesariamente una calificación jurídica, que queda por tanto comprendida dentro del
control de casación;
14º) Que al respecto estos sentenciadores estiman que, dada la envergadura que reviste
el desnivel, no es exigible al municipio que hubiese efectuado la advertencia del caso. A
ello cabe agregar que admitir lo contrario implicaría que la ciudad estuviese llena de
letreros, avisando hasta los más mínimos desniveles o desperfectos propios e inherentes
a todas las calles o aceras, y evidentemente ello no es exigible la administración;
15º) Que en efecto, a vía de ejemplo, el ciudadano espera, como se ha visto en otros
casos de los que esta Corte ha conocido, que la existencia de un forado importante o de
baldosas sueltas sea debidamente comunicada a los usuarios de las vías o aceras, pero
no puede estimarse que también espere que incluso desperfectos como el que muestran
las fotografías de fojas 62 y 63 deba ser advertido por la Municipalidad, lo que sin duda
no constituye falta de servicio;
16º) Que así las cosas, al haberse efectuado una errónea calificación jurídica de los
hechos de la causa, por cuanto se estimó como falta de servicio una situación que no lo
era, los magistrados de la instancia aplicaron erróneamente a la litis lo dispuesto en el
artículo 141 de la ley Orgánica Constitucional de Municipalidades, que establece la falta
de servicio, y ello amerita que la sentencia impugnada deba ser anulada, por cuanto el
error en que se ha incurrido determinó el acogimiento de una demanda que debió ser
rechazada, de tal manera que dicho yerro ha tenido influencia sustancial en lo resuelto.
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Es muy habitual que los usuarios de carreteras concesionadas sufran daños, por
ejemplo: cuando un usuario choca con un caballo que se cruza intempestivamente en
la ruta; cuando menores arrojan piedras en contra de automóviles que transitan por
carreteras concesionadas; cuando las barreras de contención dispuestas en la vía, por
mala calidad de las mismas, no cumplen ese cometido, etcétera.
La norma que trata esta materia es el artículo 35 del DS 900, 1996, MOP, que
previene:
Artículo 35.- El concesionario responderá de los daños, de cualquier naturaleza, que con
motivo de la ejecución de la obra o de la explotación de la misma se ocasionaren a
terceros, a menos que sean exclusivamente imputables a medidas impuestas por el
Ministerio de Obras Públicas, después de haber sido adjudicado el contrato.
1.- El Estado tiene reconocida irresponsabilidad general, salvo que el daño sufrido por
el usuario se deba exclusivamente a medidas impuestas por el Ministerio de Obras
Públicas una vez adjudicado el contrato. Esta interpretación, que habitualmente
sugiere la defensa fiscal, es, a mi juicio, abiertamente contraria a la Constitución por
violentar el principio de responsabilidad patrimonial del Estado, en los términos antes
referidos.
2.- Cuando el daño se debe al mal diseño de la ruta (no al mal estado de la misma); y
3.- Cuando el daño pudo haberse evitado si la Administración hubiese ejercido correcta
y oportunamente sus facultades de inspección y vigilancia que le conceden los artículos
29 y siguientes del referido DS 900, 1996, MOP.
A su vez, su artículo 22 letra k) dispone que corresponde los Directores de Obras del
Ministerio de Obras Públicas:
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“1.2 Esta responsabilidad del concesionario, que siempre aparece como primera y de
inmediato, no es, sin embargo, la única que surge a raíz de accidentes en la ruta o
caminos públicos ya que jamás puede olvidarse que la mantención y conservación de los
caminos públicos (carreteras, autopistas o cualquier otro camino público), por modesto
que sea (3), corresponde de suyo al Fisco, puesto que se trata de caminos fiscales, pero
por cuanto la ley ha dispuesto que ese "servicio público de mantención y conservación"
pueda ser concedido a terceros ajenos a la Administración del Estado/Fisco, ésta lo
otorga a estos terceros, sin que esto signifique de modo alguno que ella pueda
desligarse o desentenderse de esta mantención/conservación, dado que asume por esa
concesión de servicio público el deber jurídico ineludible de "fiscalizar" el debido
cumplimiento de las obligaciones del concesionario a este respecto (D.S. Nº 900 cit., art.
29).
Por eso es que también surge a raíz de un accidente en un camino público (ruta 68, en
este caso) la responsabilidad del Estado (y Estado/Fisco), una responsabilidad que no es
ni subsidiaria ni indirecta sino directa, como es la responsabilidad patrimonial del Estado
(sea fisco, municipalidades, servicios personificados, empresas del Estado, etc.). Y una
responsabilidad que nace de la "omisión" de la autoridad concedente en la debida
fiscalización del cumplimiento de las obligaciones del concesionario, el cual para el
usuario no es un particular o un tercero sino que es la propia Administración del Estado
(Estado/Fisco, en este caso), desde que es a ella a quien legalmente le corresponde
prestar el servicio, si bien lo hace a través de un tercero ajeno a ella, concesionario que
presta un "servicio público", que por ley toca prestarlo al Estado, pero que lo hace "por"
el Estado (Estado/Fisco), siendo para el usuario ese concesionario el Estado/Fisco
mismo.”132
132
Soto Kloss, Eduardo, “Comentario a Concha Soffia c/Concesionaria Rutas del Pacífico S.A. Corte de
Apelaciones de Santiago, 18.8.2008, Rol 11.964-2004”, Gaceta Jurídica, Nº 338, p. 22.
133
Hutchinson, Tomás, “Breve análisis de la responsabilidad del Estado por acciden- tes de tránsito”, Revista
de Derecho de Daños, Argentina, núm. 3, p. 323.
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1.- Responsabilidad objetiva. Se sostiene que debe aplicarse el artículo 35 del DS 900,
del MOP, Ley General de Concesiones, entendiendo que consulta un régimen de
responsabilidad objetivo –que no requiere culpa- en relación a las concesionarias. En
este sentido, un fallo ha planteado:
“El concesionario responde frente a terceros, por expresa disposición del artículo 35 de la
Ley de Concesiones de los daños de cualquier naturaleza que con motivo de la ejecución
de la obra o de la explotación de la misma les ocasionare, lo que constituye una
responsabilidad legal”134
Esta doctrina es cuestionable, toda vez que parte del supuesto que el referido precepto
legal opta por un régimen de responsabilidad del concesionario (objetivo), en
circunstancias que, en mi opinión, sólo precisa el sujeto pasivo de responsabilidad en
esa hipótesis: el concesionario, pero en lo absoluto opta por un régimen de
responsabilidad, como pretende por esta interpretación.
Otro fallo critica esta interpretación en los siguientes términos:
“siendo la responsabilidad objetivo a una situación excepcional, las normas que la
establecen deben interpretarse restrictivamente y regir sólo en los casos referidos en
ellas, sin que proceda, por tanto, aplicarse por analogía a otros extremos. No
encontramos en la Ley de Concesiones de Obras Públicas, disposiciones que establezcan
con claridad, las responsabilidad objetiva de las empresas concesionarias, frente a un
accidente de terceros, como el de la presente causa”135.
2.- Responsabilidad civil contractual. Esta tesis parte del supuesto de que entre el
concesionario y el usuario existe una relación de carácter contractual –contrato de
adhesión-, en esos términos plantea que el incumplimiento por parte del concesionario
de sus obligaciones –como aquellas referidas a la seguridad- que ocasiona daños a sus
usuarios, se rige con arreglo a las normas de la responsabilidad civil contractual, en el
cual la empresa concesionaria deberá acreditar que ha actuado con la “debida
diligencia”.
Esta tesis es cuestionable pues es dudoso que la relación entre la empresa
concesionario y el concesionario sea de naturaleza contractual. En efecto, el Derecho
Comparado se advierte una ardua discusión al respecto, la cual se centra en la
naturaleza jurídica del peaje, ya que, se ha planteado, si se entiende que éste es un
precio, puede sostenerse que hay relación contractual, mas no si es un tributo136. El
siguiente fallo razona en esos términos:
“El artículo 51 del Reglamento de la Ley General de Concesiones de Obras Públicas,
establece que la obra entregada en Concesión es un servicio público por lo cual el
concesionario está obligado a prestarlo ininterrumpidamente, sin discriminación de
ninguna especie a los usuarios, siempre que estos cumplan con las condiciones del
servicio y con el pago previo de las tarifas autorizadas en el contrato de concesión”,
concluyendo “no existe entre los usuarios de un camino público y el concesionario del
mismo ningún tipo de contrato”, sino que “al pagar el peaje el usuario cumple con una
134
Causa Rol Nº 2.780-03, del Tercer Juzgado Civil de Concepción (sentencia de 10 de marzo de 2004),
citada por Díez Schwerter, José Luis, Reparación y prevención de daños derivados de deficiencias viales en
Chile: panorama normativo y jurisprudencial, en Estudios de Derecho Civil III, Ed. Legal Publishing, Santiago
2008, p. 828.
135
Causa Rol Nº 1015-2002, Corte de Apelaciones de Concepción (sentencia de 27 de agosto de 2004),
citada por Díez Schwerter, op. cit., p. 830.
136
En este sentido véase: Venegas, Patricia Pilar y Compiani, Maria Fabiana, Responsabilidad por los daños
generados por el mal estado de conservación de los corredores viales, en Revista El Derecho, T-1992,
Sección doctrina, p. 1208.
55
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3.- Responsabilidad civil extracontractual. Esta doctrina supone que el artículo 35 del
DS 900, del MOP, Ley General de Concesiones, no establece un régimen de
responsabilidad del concesionario –respecto de los daños sufridos por el usuario-, sino
que, tan sólo, precisa el sujeto pasivo, esto es, el sujeto que queda afecto a
indemnizar dichos daños [no define, en consecuencia, un régimen de responsabilidad,
o si se quiere, la regla de ella]. Pues bien, quienes adhieren a esta tesis sostienen que
al no establecer este precepto la regla de responsabilidad, deben aplicarse las normas
generales, cuales serían aquellas de la responsabilidad civil extracontractual. En este
sentido se ha señalado:
“en concordancia con la legislación de derecho privado, en especial con el título 35 del
libro 4º del Código Civil, relativo a Delitos y Cuasidelitos civiles, cuyo articular hace
recaer en la víctima, en este caso el actor, la obligación de probar los hechos
constitutivos de dolo o culpa del autor del perjuicio ocasionado a la victima”
4.- Ley del Consumidor. Esta doctrina plantea que entre el concesionario y el usuario
hay un contrato y que aquél constituye una “relación de consumo” y en tanto tal se
rige por la ley Nº 19.496 (Ley del Consumidor). Una doctrina análoga es la que he
podido observar en el Derecho Comparado, por ejemplo, en Argentina, país en el que
al calificar dicha relación como “de consumo” se ha inferido una serie de derechos para
el usuario, entre ellos el “derecho a la seguridad”.
Un fallo que acoge esta posición (en sede de policía local) en lo medular señala que
reconoce:
“a la consumidora, quien paga una tarifa por usar la ruta concesionada, el derecho a
obtener como contraprestación: la seguridad de que la vía esté libre de peligro y
obstáculos y de que se pueda circular en ella, con toda normalidad y sin riesgo de sufrir
accidentes, que se pudieren haber evitado si el proveedor hubiere cumplido con la
obligación del artículo 3º letra d) de la Ley del Consumidor”138.
137
Causa Rol Nº 2.780-2003, Tercer Juzgado Civil de Concepción (sentencia de 10 de marzo de 2004),
citada por Díez Schwerter, op. cit., p. 831.
138
Causa Rol Nº 4.892-2006, Juzgado de Policía Local de Ovalle, citada por Díez Schwerter, op. cit., p. 832.
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Se rigen por esta norma casos insertos en esa categoría (“materia sanitaria”), en
general los casos que encuadran dentro de la voz genérica “negligencias médicas”,
tales como, por ejemplo: a un menor, en un hospital público, le colocan una inyección
y en vez de ponerla en el glúteo, lo hacen directamente en una arteria, produciéndole
graves secuelas neurológicas; un hombre, en un hospital público, respecto a una
patología que afecta a su miembro viril, es diagnosticado e intervenido por un médico
general, lo que concluye con una gangrena en dicho miembro y pérdida del mismo,
etcétera.
Artículo 38.- Los órganos de la Administración del Estado en materia sanitaria serán
responsables de los daños que causen a particulares por falta de servicio.
El particular deberá acreditar que el daño se produjo por la acción u omisión del
órgano, mediando dicha falta de servicio.
Los órganos de la Administración del Estado que en materia sanitaria sean condenados
en juicio, tendrán derecho a repetir en contra del funcionario que haya actuado con
imprudencia temeraria o dolo en el ejercicio de sus funciones, y en virtud de cuya
actuación el servicio fue condenado. La conducta imprudente o dolosa del funcionario
deberá siempre ser acreditada en el juicio en que se ejerce la acción de repetición, la
que prescribirá en el plazo de dos años, contado desde la fecha en que la sentencia que
condene al órgano quede firme o ejecutoriada.
Artículo 39.- En el caso señalado en el inciso final del artículo anterior, los órganos de la
Administración del Estado deberán instruir la investigación sumaria o sumario
administrativo correspondiente, a más tardar diez días después de notificada la sentencia
de término.
Artículo 41.- La indemnización por el daño moral será fijada por el juez considerando la
gravedad del daño y la modificación de las condiciones de existencia del afectado con el
daño producido, atendiendo su edad y condiciones físicas.
No serán indemnizables los daños que se deriven de hechos o circunstancias que no se
hubieran podido prever o evitar según el estado de los conocimientos de la ciencia o de
la técnica existentes en el momento de producirse aquéllos.
Pues bien, luego de señalar, en el artículo 38 inciso 1º, que los órganos de la
Administración en “materia sanitaria” responden “por falta de servicio”, su inciso 2º
precisa que, en consecuencia, “El particular deberá acreditar que el daño se produjo
por la acción u omisión del órgano, mediando dicha falta de servicio”. Es decir, señala
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La ley señala que no toda culpa en la que incurra un funcionario en ejercicio de sus
funciones es “falta personal”, sino sólo cuando reviste caracteres de gravedad que
precisa: “imprudencia temeraria” o “dolo”. En el contexto de este concepto acotado de
“falta personal”, precisa que ella otorga a la Administración un derecho de reembolso
por el monto a la que, por el actuar de ese funcionario, fue condenada a indemnizar –
al particular dañado-.
La particularidad está dada por el hecho de que, a diferencia de los incisos segundos
de los artículos 42 de la LOCBGAE y 142 de la LOCM, que se refieren a la falta
personal, precisa: (a) que ella –“falta personal”- se verifica en el entendido que el
funcionario ha actuado en el ejercicio de sus funciones; y (b) que ella –“falta
personal”- debe revestir necesariamente cierta gravedad.
De la misma manera innova:
(a) en cuanto dispone que el ejercicio de la acción de reembolso por parte de la
Administración en contra del funcionario que al actuar con “falta personal”
comprometió su responsabilidad, debe ejercerse dentro del plazo de dos años contado
desde que la sentencia que condenó a la Administración a indemnizar quedó firme o
ejecutoriada,
(b) cuando dispone que dicha falta deberá ser acreditada en el respectivo juicio,
descartando con ello que tal calificación venga dada por el juicio de responsabilidad
patrimonial seguido por la víctima en contra de la Administración o por el “sumario
administrativo” correspondiente, si se ha instruido.
3) Qué se entiende por daño moral en el Derecho Público (la alteración de las
condiciones normales de existencia).
En cuanto al daño moral innova en dos aspectos:
(a) opta por una definición objetiva de él: “alteración de las condiciones normales de
existencia” (en la que deberá considerarse la edad de la víctima y su condición física).
(b) en cuanto previene que en su valoración sólo deberá estarse a la “gravedad del
daño” y no a la “gravedad de las conductas” –desplegadas por los agentes de la
Administración-, destacando así su carácter simplemente compensatorio y
58
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Ahora bien, cabe observar la simetría que guarda, en cuanto al plazo, esta ley con
aquélla señalada en el artículo 2332 del Código Civil, en cuanto dispone este precepto
legal: “Las acciones que concede este título por daño o dolo, prescriben en cuatro años
contados desde la perpetración del acto”.
5) Qué sucede con los daños que no pudieron preverse ni evitarse en atención al actual
estado de la técnica o ciencia (riesgos del desarrollo).
La ley en comento expresamente previene que no serán indemnizables los daños que
se deriven de hechos o circunstancias que no se hubieran podido prever o evitar según
el estado de los conocimientos de la ciencia o de la técnica existentes en el momento
de producirse aquéllos. Disposición que aludo a lo que la doctrina denomina “riesgos
del desarrollo”.
Ejemplo: En Europa, durante buena parte de la década de los años 80, no se tenía
conocimiento de la existencia del VIH y menos aún de un mecanismo a través del cual
detectar el virus en la sangre –serologías-. Pues bien, durante ese período muchas
personas que ingresaron a hospitales públicos fueron transfundidas con sangre
contaminada, y a comienzos de la década de los 90, cuando ya se había avanzado en
el conocimiento y detección de esta enfermedad, muchas personas al realizarse el
examen respectivo –Anticuerpos VIH, conocido como Elisa- tomaron conocimiento de
que habían sido contagiadas a través de la transfusión sanguínea.
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El acto administrativo ilegal, como actuación lesiva, da origen a una singular discusión
doctrinaria en cuanto a si la anulación judicial del mismo constituye, en sí misma, título
atributivo de responsabilidad patrimonial de la Administración por los daños que ha
ocasionado a particulares, o bien si para ello es necesario que la ilegalidad sea
reprochable en términos que importe falta de servicio. Conforme a este última tesis, se
colige la existencia de ciertas ilegalidades que al no importar falta de servicio, no dan
origen a dicha responsabilidad.
“Décimo octavo: Que en cuanto a la solicitud de declaración del derecho a los perjuicios,
preciso es señalar que no toda ilegalidad necesariamente es constitutiva de falta de
servicio, por cuanto las nociones de ilegalidad y falta de servicio son independientes. De
este modo una medida ilegal, susceptible de anulación, no da siempre derecho a
reparación, lo que resulta evidente por ejemplo tratándose de ilegalidades de forma, o
de incompetencia cuando la misma medida hubiere podido ser adoptada por una
autoridad competente. Lo mismo ocurre tratándose de errores de apreciación que
puedan conducir a la anulación de un acto, o cuando la misma medida hubiera podido
ser tomada empleando un procedimiento regular. En la especie, se trata de la anulación
de un acto reglamentario, modificación al plan regulador comunal. De esto no se sigue
necesariamente que la ilegalidad dé lugar a reparación de perjuicios. En primer lugar,
por cuanto el reclamante de ilegalidad, que no es el destinatario directo del acto
139
Soto Kloss, Eduardo, Para inconstitucionalidades ¡Salud¡ (a propósito de una sedicente “mediación”/Ley
Nº 19.966), Revista Ius Publicum Nº 15, p. 132 y 133. El mismo autor, también en: Críticas a la Mediación
en Salud. Semana Jurídica Nº 238, semana del 30 de mayo al 05 de junio de 2005.
140
Ibid, p. 134-135.
141
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 7.522-2008.
60
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anulado, no invocó ningún derecho subjetivo lesionado sino que un interés legítimo, lo
que por lo demás es lo propio tratándose de un reclamo contra una norma de carácter
general. En segundo lugar, por cuanto la ilegalidad ha podido tener como fundamento
un error en la interpretación jurídica de las normas aplicables, que esta Corte Suprema
ha finalmente establecido en el fallo del recurso de casación que ha conocido, pero que
no constituye una falta de servicio de la autoridad edilicia. Por último, por cuanto la
misma medida hubiera podido ser tomada utilizando el procedimiento contemplado en la
ley y reseñado en los considerandos noveno, décimo y undécimo del presente fallo, lo
que reafirma que la ilegalidad constatada no puede dar lugar a una falta de servicio que
comprometa la responsabilidad extracontractual de la Municipalidad de Villarrica, por lo
que no se dará lugar a declarar el derecho a los perjuicios.”
Séptimo: Que la responsabilidad del Estado puede verse comprometida tanto por una
omisión ilegal como por su actividad material o jurídica. Tratándose de esta última, la
responsabilidad puede derivar de la dictación de actos administrativos ilegales, siempre
que exista en ella falta de servicio, puesto que como ya ha señalado esta Corte Suprema
no necesariamente de toda ilegalidad se deriva una falta de servicio. Es necesario, para
que ella pueda llegar a constatarse, que exista una anulación formal del acto
administrativo, la que puede haberse producido en un juicio anterior, como por ejemplo
en un reclamo de ilegalidad, siendo entonces el juicio posterior únicamente sobre la
responsabilidad del Estado por el acto ilegal ya anulado; o la anulación puede declararse
en el mismo juicio en que se discute la responsabilidad del Estado. En este último caso
nos encontramos frente a un juicio declarativo de derechos, o como llama la doctrina,
de plena jurisdicción, en que la nulidad se pronuncia con el objeto de dar lugar a la
indemnización.
142
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 8.891-2009.
143
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 5.286-2010.
61
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En un comienzo, se planteó la absoluta irresponsabilidad del Estado por los daños que
pudiera ocasionar a través de su actuación judicial. Esta tesis inicial se fundó
principalmente en lo que sigue: (1) se consideró que el riesgo de sufrir un daño por
ese motivo –error judicial- era consustancial a la vida en sociedad. (2) se planteó que
el ejercicio jurisdiccional constituía manifestación de la soberanía estatal, y la
soberanía importaba, per se, “imponerse a todos sin compensación”, es decir, la
irresponsabilidad, y (3) lo contrario, esto es, sostener que sí tenía cabida la
responsabilidad estatal por error judicial, pugnaba con el instituto de la cosa juzgada.
Arret Dreyfus.
Este caso tiene lugar en Francia a finales del siglo XIX. En síntesis: un general del
Ejército francés, de apellido Dreyfus, fue condenado por delito de traición –fue
interceptada una carta dirigida a miembros del ejército alemán, en la cual se
contenían secretos militares de Francia, la cual, presuntamente, habría sido enviada
por Dreyfus-. Fue degradado en público y recluido en la Isla del Diablo.
Posteriormente, se efectuaron dos nuevos juicios; en el último de los cuales fue
absuelto de todos los cargos: se descubrió que todo había sido un complot elaborado
por miembros del generalato del ejército francés con la finalidad de perjudicar a
Dreyfus por su condición de judío144. (El célebre literato Émile Zola fue partícipe de
esta discusión al denunciar esta situación en el diario francés La Aurora a través de su
carta “¡J`Accuse…!”145).
144
Véase: Cornély, J., Notes su L`Affaire Dreyfus, Societé Francaise D`Editions D`Art, Paris.
145
En lo medular sostuvo: “Yo acuso al teniente coronel Paty de Clam como laborante - quiero suponer
inconsciente - del error judicial, y por haber defendido su obra nefasta tres años después con maquinaciones
descabelladas y culpables.
Acuso al general Mercier por haberse hecho cómplice, al menos por debilidad, de una de las mayores
iniquidades del siglo.
Acuso al general Billot de haber tenido en sus manos las pruebas de la inocencia de Dreyfus, y no haberlas
utilizado, haciéndose por lo tanto culpable del crimen de lesa humanidad y de lesa justicia con un fin político
y para salvar al Estado Mayor comprometido.
Acuso al general Boisdeffre y al general Gonse por haberse hecho cómplices del mismo crimen, el uno por
fanatismo clerical, el otro por espíritu de cuerpo, que hace de las oficinas de Guerra un arca santa,
inatacable.
Acuso al general Pellieux y al comandante Ravary por haber hecho una información infame, una información
parcialmente monstruosa, en la cual el segundo ha labrado el imperecedero monumento de su torpe
audacia.
Acuso a los tres peritos calígrafos, los señores Belhomme, Varinard y Couard por sus informes engañadores
y fraudulentos, a menos que un examen facultativo los declare víctimas de una ceguera de los ojos y del
juicio.
Acuso a las oficinas de Guerra por haber hecho en la prensa, particularmente en L'Eclair y en L'Echo de París
una campaña abominable para cubrir su falta, extraviando a la opinión pública.
62
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Este caso dio origen a una discusión mundial sobre la responsabilidad patrimonial del
Estado-juez (la cual llegó, igualmente, a nuestro país, lo que se manifestó en la
Constitución de 1925, como se verá más adelante).
Luego del caso Dreyfus, paulatinamente, a nivel del derecho comparado (sistemas
nacionales) e internacional de los DDHH, paulatinamente se fue reconociendo el
principio de la responsabilidad patrimonial del Estado-Juez, mismo que se estructuró
esencialmente en base a dos criterios:
(b) por mal funcionamiento del servicio judicial: este es el régimen excepcional y más
garantista que el anterior, pues la responsabilidad del Estado-Juez no sólo se
compromete en el caso de errores judiciales, sino que también por mal funcionamiento
del servicio judicial, hipótesis asimilable a la “falta de servicio” judicial.
ii) “Mal funcionamiento del servicio judicial”. Este concepto es más amplio que el error
judicial, pues comprende no sólo actuaciones jurisdiccionales –error judicial- sino que,
también, actuaciones materiales, como por ejemplo la pérdida de un cheque dejado en
custodia en un Tribunal y que es cobrado luego por un tercero; el alzamiento irregular
de un embargo trabado y que permite al deudor enajenar el bien raíz, burlando así a
su acreedor; la demora en la tramitación del procedimiento –especialmente de
naturaleza penal- más allá de lo razonable; etcétera.
“El Estado está obligado a reparar el daño causado por el funcionamiento defectuoso del
servicio de justicia. Esta responsabilidad sólo podrá hacerse derivar por la existencia de
una falta grave o una denegación de justicia.”
Y por último: acuso al primer Consejo de Guerra, por haber condenado a un acusado, fundándose en un
documento secreto, y al segundo Consejo de Guerra, por haber cubierto esta ilegalidad, cometiendo el
crimen jurídico de absolver conscientemente a un culpable.”
63
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Sobre este sistema se ha afirmado que: “se parte de un principio general que luego se
reduce a dos casos concretos. El principio se enuncia diciendo que el Estado está
obligado a reparar el daño causado por el defectuoso funcionamiento de la Justicia,
pero cuando entran en juego las limitaciones nos percatamos que sólo se responde
cuando el funcionamiento defectuoso se basa en la falta grave o en denegación de
justicia. Como luego veremos este supuesto no tiene, ni mucho menos, la amplitud de
la regulación española sobre el funcionamiento anormal de la Administración de
Justicia. (/) La doctrina francesa, aunque en ocasiones critique el carácter restrictivo
de su legislación, no deja en el fondo de estar de acuerdo con la idea que está en la
base de ésta: sólo se puede declarar la responsabilidad directa y objetiva del Estado en
casos estrictamente delimitados, no pudiéndose admitir una responsabilidad similar a
la del derecho común.”146
España. Del mismo modo, la Constitución española de 1978 previene lo que sigue:
“Artículo 121.- Los daños causados por error judicial, así como los que sean
consecuencia del funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, darán derecho
a una indemnización a cargo del Estado, conforme a la Ley.”
Sobre los conceptos de error judicial y mal funcionamiento del servicio judicial, el
Tribunal Supremo de España ha señalado lo que sigue:
“Para que exista error judicial es necesario que se haya dictado por un Juez o Tribunal
una resolución manifiestamente equivocada, cuyos pronunciamiento causen
directamente, por sí mismo, daño en los bienes o derecho de una personas, es decir que
la sentencia o resolución constitutiva del error tiene que haber privado a esa persona de
bienes o derechos que le pertenecen, o haberlos desconocido, o haber impuesto a la
misma alguna sanción o condena, o el cumplimiento de obligaciones, cargas o
gravámenes, todo ello por causa de error patente, indubitado e incontestable.
Por el contrario, cuando no existe resolución judicial que directamente prive de bienes o
derechos a alguna de las partes o le imponga indebidamente obligaciones o
gravámenes, o bien que de las actuaciones procesales llevadas a cabo se han generado
daños y perjuicios injustificados para alguno de los litigantes, es obvio que se trata no de
un supuesto de error judicial, sino de una caso de anormal funcionamiento de la
Administración de Justicia”147.
Del mismo modo, los Tratados Internacionales de Derechos Humanos han reconocido
el derecho a indemnización por actuación judicial. Cabe observar, desde ya, que, por
regla general, el reconocimiento que éstos efectúan de este derecho es más garantista
en comparación al que efectúan los ordenamientos nacionales -lo que es
particularmente evidente respecto del sistema chileno, como se verá más adelante-.
Algunas normas de tratados internacionales que se refieren a esta cuestión son las
siguientes:
146
Montero Aroca, Juan, Responsabilidad Civil del Juez y del estado por la Actuación del Poder Judicial,
Editorial Tecnos, Madrid 1988, p. 87.
147
Sentencia del Tribunal Supremo de España de 5 de febrero de 1992, citado pro Acosta Gallo, Pablo, La
responsabilidad del Estado-Juez, Editorial Montecorvo, Madrid 2005, p. 187.
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9.5: “Toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho
a obtener reparación”
Toda persona tiene derecho a ser indemnizada conforme a la ley en caso de haber
sido condenada en sentencia firme por error judicial.
“El primer requisito para la aplicación del artículo 10 es la existencia de una condena por
sentencia firme, lo que implica que a la persona se le debe haber impuesto una pena
respecto de la cual no exista ya recurso alguno. Nada dice, sin embargo, la disposición
respecto de cómo y ante quien puede un condenado por sentencia firme recurrir para
que se determine que esa condena fue el resultado de un “error judicial”. La discusión
tenida y el antecedente de la norma similar del Pacto llevan a estimar que el error debe
constar en alguna decisión autorizada del Estado. Para que el derecho consagrado en el
artículo 10 de la Convención pueda operar, se necesita, por lo tanto, que el
ordenamiento jurídico nacional establezca el derecho a un recurso que permita al
148
Medina Quiroga, Cecilia, La Convención Americana: Teoría y Jurisprudencia, Centro de Derechos
Humanos, Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, Santiago 2005, p. 352 y 353.
65
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condenado por error reclamar de esto y es ésta la primera obligación que surge para el
Estado de dicho artículo”149. “Finalmente, la segunda obligación que surge del artículo 10
de la Convención es el establecimiento de normas legales que establezcan el derecho a
la indemnización misma una vez que la decisión del error judicial ha sido tomada”150
A. Constitución de 1833.
B. Constitución de 1925.
“El señor Silva Cortés (don Romualdo). Hace presente que la disposición del artículo 22
puede dar margen a responsabilidad que impliquen excesivos gravámenes para el
Estado.
El señor Montenegro (don Pedro N.). Está de acuerdo con el señor Silva Cortés.
El señor Silva Cortés (don Romualdo). Dice que acaso fuera preferible establecer la
responsabilidad del funcionario judicial en el caso de perjuicios sufridos injustamente por
un particular.
El señor Maza (don José), Ministro de Justicia. Cree que, para evitar el peligro que se
señala, podría redactarse esta disposición en forma de establecer que el perjudicado
tendrá derecho a indemnización en la forma determinada por la ley.
Así se acordó”.
149
Ibid., p. 354 - 355.
150
Ibid., p. 356.
151
Sobre el particular, revísese: Landa Arroyo, César, Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Editorial Palestra, Lima 2005.
66
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Tantas fueron las dudas que esta disposición causó en la Comisión, que el mismísimo
Presidente de la República, don Arturo Alessandri, señaló que se trataba sólo de una
norma meramente programática153.
152
Guerra, Juan Guillermo, La Constitución de 1925, Establecimientos Gráficos Balcells, Santiago 1929, p.
158.
153
Discurso de exposición de la nueva Constitución, Casa Central de nuestra Universidad, 1925.
67
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Cabe hacer presente que solicitado informe sobre el particular por el Presidente de la
República al Consejo de Defensa del Estado (1953), éste sostuvo que al no haber
norma legal de desarrollo, la norma constitucional (art. 20) no tenía aplicación
práctica154. En efecto, en lo medular, expresó:
Cabe hacer presente que dicho informe contó con la opinión disidente de Eduardo
Novoa Monreal y Daniel Schweitzer, quienes estimaron que:
“el derecho a la indemnización existe, declarado por la ley máxima que es la Constitución
Política, como el Consejo no ha podido dejar de reconocer. La falta de una norma legal
reguladora de la forma de ejercitar y alcanzar esta indemnización, no puede ser
obstáculo para que la acuerden los Tribunales de Justicia, primero, porque la autoridad
judicial no puede excusarse de fallar ni aun por falta de ley que resuelva la contienda
sometida a su decisión (Artículo 10, inciso 2º, Código Orgánico de Tribunales); y, en
seguida, porque en la interpretación de las leyes, se puede llegar a decidir atendiendo al
espíritu general de la legislación y a la equidad natural”.
2) No estableció quién era el sujeto pasivo. En efecto, sólo señaló que la persona
lesionada en tal hipótesis, vale decir, quien era víctima de un error judicial, tenía
derecho a ser indemnizado, sin expresar el sujeto pasivo de esa responsabilidad (y
menos que lo fuera el Estado).
154
Informe Nº 698-1953.
68
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A. Norma Constitucional.
Esta materia está tratada en el artículo 19, N° 7, letra i), de la Constitución, que
dispone:
155
Estévez Gazmuri, Carlos, Elementos de Derecho Constitucional, Editorial Jurídica de Chile, Santiago 1949,
p. 147.
156
Zúñiga Urbina, p. 24.
157
Diario Oficial de 24 de mayo de 1996.
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4.- Opera sólo en materia penal. No así en sede civil (cualquiera otra a la penal). Y
sólo en relación al “sometimiento a proceso” y la “sentencia condenatoria”
5.- Procede sólo en caso de “error judicial”, no en caso de “mal funcionamiento del
servicio judicial”. En este sentido Carmona Santander ha señalado: “En nuestro país, la
denominada responsabilidad por error judicial, exige que el juez tiene que haber
dictado un procesamiento o una condena sin justificación o arbitrariamente; esas son
las dos causales que la Constitución establece. No cabe por actos no jurisdiccionales,
por actos distintos a una sentencia”158.
158
Carmona Santander, Carlos, Responsabilidad del Estado-Juez. Revisión y Proyecciones. Revista de
Derecho Público, Nº 66, 2004, p. 318.
159
En este sentido, se ha señalado: “Adelantando algo más en el análisis de la disposición constitucional
tantas veces citada en el presente fallo, corresponde preocuparse del alcance de aquella decisión mediante la
cual la Corte Suprema debe declarar, una vez pronunciado sobreseimiento definitivo o sentencia absolutoria,
que la resolución que sometió a proceso el afectado, o bien la que lo condenó en cualquier instancia,
adolecen del defecto de ser injustificadamente erróneas o arbitrarias. (/) Ninguna duda cabe que la
atribución de formular esta declaración es privativa de la Corte Suprema y que ella no podría ser ejercitada
por ningún otro tribunal de la República. En consecuencia, sólo a la Suprema Corte corresponderá decidir si
el error judicial que se pretende resarcir alcanzó o no la extensión, calibre o magnitud requerida para
estimar que la resolución que se dictó como consecuencia de esa equivocación padece del vicio de ser
injustificadamente errónea o arbitraria. (/) A todo otro tribunal, diverso del máximo, ante el cual se haya
iniciado el juicio tendiente a hacer efectiva la responsabilidad extracontractual del Estado por una acto
jurisdiccional erróneo, sólo incumbirá verificar si la resolución exigida por la Constitución fue o no exigida”
(Rodríguez Riveros con Fisco de Chile).
160
En este sentido la Corte Suprema ha sostenido: “La revisión que en este fallo debió hacerse respecto del
auto jurisdiccional que se realizó en aquel proceso rol Nº 90.316-6 del Segundo Juzgado del Crimen de
Santiago no impugnan la cosa juzgada, toda vez que los elementos que aquí se han referido de ese juicio no
miran al valor de los resuelto en su sentencia, sino que con relación a la posible injusticia de haberse
sometido a proceso a una determinada persona que, a la postre, resultó absuelta de los cargos que se le
formularon” (Raddatz Schwabe con Fisco de Chile)
161
En este sentido, nuestros Tribunales han afirmado: “de las expresiones antes consignadas, se desprende
que la frase “injustificadamente errónea o arbitraria” ha tenido por objeto impedir que una persona fuera
procesada o condenada mediante una decisión carente de motivación alguna, sin razón o causa plausible;
70
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Con todo, cabe observar que, conforme analizarémos más adelante, ha habido un
reciente e importante cambio jurisprudencial sobre este punto.
9.- Consagra el derecho del lesionado a ser indemnizado tanto por daños patrimoniales
como morales. En régimen de la responsabilidad del Estado-Juez, en los términos
previstos por el artículo 19, Nº 7, letra i), de la Constitución, dispone expresamente
que se indemnizan los daños patrimoniales y morales, vale decir todo daño, restitutium
in integrum.
por un error grave, exento de justificación, sin elementos que pudieran haber conducido al juez a la
conclusión a que arribó; sin fundamento racional, inexplicable. Es decir, es la calificación de una sentencia
dictada contra una persona inocente, en cuyo favor como merecida compensación, nace el derecho para
exigir del Estado una indemnización pecuniaria” (Miranda Cartes con Fisco de Chile).
162
A este recurso se refiere el artículo 473 del Código Procesal Penal, cuyo tenor es el que sigue:
Artículo 473.- Procedencia de la revisión. La Corte Suprema podrá rever
extraordinariamente las sentencias firmes en que se hubiere condenado a alguien por un
crimen o simple delito, para anularlas, en los siguientes casos:
a) Cuando, en virtud de sentencias contradictorias, estuvieren sufriendo condena dos o más
personas por un mismo delito que no hubiere podido ser cometido más que por una sola;
b) Cuando alguno estuviere sufriendo condena como autor, cómplice o encubridor del
homicidio de una persona cuya existencia se comprobare después de la condena;
c) Cuando alguno estuviere sufriendo condena en virtud de sentencia fundada en un
documento o en el testimonio de una o más personas, siempre que dicho documento o dicho
testimonio hubiere sido declarado falso por sentencia firme en causa criminal;
d) Cuando, con posterioridad a la sentencia condenatoria, ocurriere o se descubriere algún
hecho o apareciere algún documento desconocido durante el proceso, que fuere de tal
naturaleza que bastare para establecer la inocencia del condenado, y
e) Cuando la sentencia condenatoria hubiere sido pronunciada a consecuencia de
prevaricación o cohecho del juez que la hubiere dictado o de uno o más de los jueces que
hubieren concurrido a su dictación, cuya existencia hubiere sido declarada por sentencia
judicial firme.
71
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¿Qué relación hay entre recurso de revisión y responsabilidad patrimonial del Estado-
Juez en los términos previstos en el artículo 19, Nº 7, letra i), de la Constitución? La
relación entre ambos institutos es más bien aparente, pues los requisitos de uno y otro
son diversos. Así, si se acoge el recurso de revisión, bien puede ser rechazada la
declaración a la que se refiere el artículo 19, Nº 7, letra i), de la Constitución y de la
misma manera bien puede solicitarse esta declaración sin que previamente el
mencionado recurso haya sido ejercido. La única vinculación entre ellos es que, por
economía procedimental, quien deduzca el recurso de revisión puede, a la vez, solicitar
la declaración del artículo 19, Nº 7, letra i), de la Constitución, si así lo estimara, en los
términos previstos en el artículo 478, inciso 3º, del Código Procesal Penal, conforme
veremos más adelante.
b).- Errores judiciales en materia civil (entendemos por materia civil, simplemente,
aquella que no es penal).
“sometimiento a proceso”
AA AJC AJP y sentencia condenatoria
Fig. 1.- Casos en los que procede la responsabilidad patrimonial del Estado-Juez, en
conformidad al artículo 19 Nº 7 letra i). El cuadro representa las “actividades” del Poder
Judicial. Por una parte, tenemos las actividad administrativa (no jurisdiccional): “AA”; la actividad
jurisdiccional civil: “AJC”; la actividad jurisdiccional penal: “AJP”; y dentro de esta última las
resoluciones “sometimiento a proceso” y sentencia condenatoria: el cuadro de color gris. A la luz del
precepto constitucional en comento cabe responsabilidad del Estado por actuaciones del Poder
Judicial, sólo respecto de estas últimas resoluciones. Las otras hipótesis no tienen previsión expresa
en cuanto al régimen de responsabilidad, pero no pueden importar, per se, irresponsabilidad para el
Estado, conforme se verá más adelante.
163
En este sentido, la Corte Suprema ha observado: “La norma constitucional que se ha transcrito faculta a
esta Corte Suprema para declarar injustificadamente erróneo o arbitrario un auto de procesamiento o una
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1.- Uno, ante la Corte Suprema, a fin que declare que el sometimiento a proceso o
sentencia condenatoria ha sido “injustificadamente errónea o arbitraria”, vale decir,
para que verifique la ocurrencia del factor de atribución, el cual se regula por el
Autoacordado de la Corte Suprema antes referido. En síntesis el proceso es el que
sigue:
Sentencia absolutaria
Sobreseimiento definitivo 6 meses Solicitud Admisibilidad
P de la CS
admisible inadmisible
Fig. 2.- Esquema sobre el procedimiento consultado en el “Autoacordado de la Corte Suprema que
reglamenta el procedimiento para obtener la declaración previa al ejercicio de la acción
indemnizatoria que concede la letra i) del Nº 7 del artículo 19 de la Constitución Política de la
República”
Cabe hacer notar que en conformidad al artículo 478 inciso 3º del Código Procesal
Penal, en atención al principio de economía procesal, la declaración a la que se refiere
el artículo 19, Nº 7, letra i), de la Constitución, puede ser solicitada junto al recurso de
revisión.
condena, una vez que se haya dictado sobreseimiento definitivo o sentencia absolutoria. (/) La locución “una
vez” con que se inicia el precepto citado de la Carta Fundamental tiene tal carácter frente al resto del texto
que importa sentar la certidumbre o existencia de una cosa que se ha de ejecutar, lo que lleva a concluir que
el derecho a reclamar la indemnización de perjuicios, sólo nace precisamente cuando se ha dictado el
sobreseimiento definitivo o sentencia absolutoria. Por consiguiente, el derecho que se viene estudiando sólo
tiene existencia desde que se haya expedido un sobreseimiento definitivo o una sentencia absolutoria”
(Araya Molina con Fisco de Chile)
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2.- Otro, una vez que la Corte Suprema ha concedido la resolución a la que se refiere
el artículo 19 Nº 7 letra i, de la Constitución, ante los tribunales civiles, a fin que se fije
la indemnización, el cual se tramita en forma breve y sumario.
1.- ¿Qué se entiende en el marco del actual proceso penal por “sometimiento a
proceso”?
2.- ¿Qué se entiende por “injustificadamente erróneo o arbitrario”?
3.- ¿Cabe responsabilidad del Estado en las hipótesis no cubiertas por el artículo 19,
Nº 7, letra i)?
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determinarse cuatro aspectos: tipo de resolución judicial del nuevo proceso penal apta
para impetrar la acción reparatoria, mantención del calificativo de “injustificadamente
errónea o arbitraria” de la resolución en un nuevo proceso garantista, ampliación de
las hipótesis de responsabilidad a otras medidas cautelares, dada la excepcionalidad de
la prisión preventiva y también la aplicación a medidas intrusivas dañosas para el
imputado o terceros”164.
¿Qué debe entenderse por “sometido a proceso” en el contexto del Nuevo Proceso
Penal? Al respecto existen al menos dos tesis.
Plantea que ninguna resolución del actual proceso penal guarda correspondencia con el
antiguo auto de procesamiento (artículo 273 del Código de Procedimiento Penal).
Cabe, por tanto, sólo responsabilidad del Estado-Juez por sentencias condenatorias
(mas no por “sometimiento a proceso”). En este sentido Carmona Santander plantea:
La Corte Suprema, inicialmente, optó por esta última tesis167. Así sostuvo que, en el
nuevo proceso penal, el “sometimiento a proceso” al que alude el artículo 19, Nº 7,
164
Zúñiga Urbina, Francisco, op. cit., p. 25. Precht Pizarro, Jorge, “Resolución injustificadamente errónea en
la indemnización por error judicial”, en Estudios Constitucionales N° 1, año 2, 2004, p. 175 y ss. Hernández
Emparanza, Domingo, “Indemnización del Error judicial”, Facultad de Derecho. U de Chile, 1980.
165
Fernández González, Miguel Angel, Indemnización por error judicial en la perspectiva del nuevo
procedimiento penal, Revista de Derecho, N° 8, 2001, p. 306.
166
Carmona Santander, Carlos, op cit. p. 329.
167
Así, por ejemplo, sostuvo: “11º.– Que, antes de analizar si existía o no mérito para ella, es necesario
destacar que la norma constitucional transcrita en el primer fundamento de este fallo, autoriza este
procedimiento sólo respecto de quien ha sido sometido a proceso o condenado en cualquier instancia, por
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“12°.- Que, en el caso que nos ocupa, el imputado sólo fue formalizado y se decretó a su
respecto una medida cautelar personal de aquellas contempladas en el artículo 355 del
Código Procesal Penal.
“Por regla general, la acusación es un acto privativo del Ministerio Público. Para tal
efecto, la Ley Orgánica Constitucional de dicho órgano, contempla un régimen de
responsabilidad distinto al denominado “error judicial””.
Y agregó que:
“Esta norma orgánica constitucional debe leerse a la luz de la reforma constitucional que
se propone. Se busca que las ideas básicas es que ambas normas sean conciliables,
regulando aspectos diversos de un mismo problema.
En efecto, desde la Reforma Procesal Penal, existen dos momentos dentro de los cuales
se pueden cometer perjuicios por conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias de
órganos del Estado. Por parte del Ministerio Público y por el juzgamiento por los órganos
del Poder Judicial. En el primer caso, el ámbito de la regulación es el orgánico
constitucional y en el segundo el de la norma constitucional propiamente tal.
La observación que se propone no confunde ambas acciones ni exige una dimensión
copulativa de las mismas para proceder a declarar una resolución como
injustificadamente errónea o arbitraria; operan como fórmulas independientes.
resolución que esta Corte Suprema declare injustificadamente errónea o arbitraria. Sobre este particular,
cabe hacer presente que en el actual Código Procesal Penal, por el cual se rigió la situación en estudio, no
existe la antigua resolución por medio de la cual se sometía a proceso a un inculpado, de manera que esta
etapa queda excluida como base de sustentación de una acción indemnizatoria. En consecuencia, sólo sería
procedente reclamar el derecho a ser indemnizado, una vez dictado sobreseimiento definitivo o sentencia
absolutoria, respecto de quien hubiere sido condenado en cualquier instancia por sentencia que
posteriormente la Corte Suprema declare injustificadamente errónea o arbitraria.” (Sentencia Rol Nº 5270-
2008).
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Finalmente, este veto fue el único de los 23 propuestos que fue rechazado por el
Congreso Nacional. De ahí que quepa concluir que “sometido a proceso” no es
“acusado” en el marco del nuevo procedimiento penal. Por lo pronto, la acusación la
efectúa el Ministerio Público, y el Estado es responsable por sus conductas en los
términos que previene el artículo 5º de la Ley Nº 19.640, Orgánica Constitucional del
Ministerio Público, que analizaremos en la Lección Nº 19.
“SEGUNDO: (…) Antes de analizar si existía o no mérito para ella, es necesario destacar
que la norma constitucional transcrita en el primer fundamento de este fallo, autoriza
este procedimiento sólo respecto de quien ha sido sometido a proceso o condenado en
cualquier instancia, por resolución que esta Corte Suprema declare injustificadamente
errónea o arbitraria.
Sobre este particular, cabe hacer presente que en el actual Código Procesal Penal, por el
cual se rigió la situación en estudio, no existe la antigua resolución por medio de la cual
se sometía a proceso a un inculpado, de manera que esta etapa queda excluida como
base de sustentación de una acción indemnizatoria. En consecuencia, sólo sería
procedente reclamar el derecho a ser indemnizado, una vez dictado sobreseimiento
definitivo o sentencia absolutoria, respecto de quien hubiere sido condenado en cualquier
instancia por sentencia que posteriormente la Corte Suprema declare injustificadamente
errónea o arbitraria.
Tal conclusión se refuerza, además, con la discusión parlamentaria verificada con motivo
de la última modificación de la Carta Fundamental. En ella y con el objetivo de adecuar
el precepto en análisis al nuevo sistema procesal penal, se propuso en la Cámara de
Diputados sustituir la frase “el que hubiere sido sometido a proceso por: “el que hubiere
sido privado de libertad, acusado , lo que revela ánimo de apertura en la disposición
constitucional, en la dirección de quien ahora comparece, la que a no dudarlo, no se
extiende ahora, al privado de libertad. El Diputado señor Burgos, por su parte, propuso
reemplazar toda la norma, por la siguiente: “El que hubiere sido condenado por
resolución que la Corte Suprema declare manifiestamente errónea o arbitraria, tendrá
derecho a ser indemnizado por el Estado de los perjuicios patrimoniales y morales que
haya sufrido. La indemnización será determinada judicialmente en juicio sumario y en él
la prueba se apreciará conforme a la sana crítica. En tanto los Diputados señores
Guzmán y Longton, sugirieron suprimir la expresión “injustificadamente”.
TERCERO: Que, finalmente, es útil considerar que aún cuando la prisión preventiva era
una consecuencia posible del auto de procesamiento, en el antiguo sistema penal
168
Historia de la Ley N° 20.050, p. 1911.
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SÉPTIMO: Que lo que se viene reflexionando está en consonancia con uno de los
principios fundantes del Estado de Derecho, como el responsabilidad estatal, enunciado
en los artículos 6, 7 y 38, inciso 2°, de la Constitución, y en armonía con el derecho
convencional de los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Chile y
vigentes, de obligatoria consideración para el intérprete iusfundamental, por la remisión
que formula el inciso 2º del artículo 5º de nuestra Constitución. Al respecto, el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone, en su artículo 9.5 que toda persona
que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho efectivo a obtener
reparación, disposición que importa no sólo un compromiso de los Estados Partes de
respetar y garantizar tal derecho, sino conforme al citado artículo 5, inciso 2°, un deber
de promoción, que se traduce en el deber de optar por aquella interpretación del artículo
19 N° 7 letra i), que mayor y más completa protección brinde al derecho tutelado.
“6º. Que circunscrita la resolución del asunto sometido, por la vía antes anotada, a la
determinación de si la resolución de procesamiento y prisión como la sentencia
mencionada por el peticionario fueron o no injustificadamente erróneas o arbitrarias,
corresponde analizar si aquellas se dictaron sin existir elementos de convicción que
permitieran fundarlas racionalmente, o se expidieron por voluntad meramente
potestativa, caprichosa o insensatamente;”170
“DUODÉCIMO: Que es útil precisar cuándo puede estimarse que un error en que se ha
incurrido en una sentencia, resulta ser “injustificado . En este caso, el diccionario se
limita a decir que injustificado es lo “no justificado (Diccionario de la Lengua Española,
21ª Edición), por lo que se debe delimitar lo que ha de entenderse por “justificado .
Arroja un poco de luz sobre este punto el significado que se da al antónimo, al expresar
que es lo “conforme a justicia y razón ; a su turno, explica que “justificación , en su
169
Así, por ejemplo:
Rol Nº 7854-2008.
“La expresión “injustificadamente errónea o arbitraria" que emplea el texto Constitucional tiene por
objeto prevenir que una persona sea procesada o condenada mediante una resolución carente de
toda justificación, sin motivo o causa plausible, sin fundamento racional, cometiéndose un error
craso; es decir, que nadie puede ser sujeto pasivo de un procedimiento judicial de índole penal sino
con fundamentos justificados.”
Rol Nº 3815-2006.
“En el proceso, que constituye una serie de actos encadenados, intervienen distintos actores y tanto
sobre el juez como sobre las partes, sea fiscal, defensa o querellante, pesa la obligación de
contribuir de mejor manera al esclarecimiento de los hechos que se investigan y juzgan. Tanto peor
en el sistema antiguo, donde existió siempre la crítica a la doble tarea que debía cumplir el juez,
como ahora, mejor, donde se alivia la tarea con dos entes autónomos y separados donde el margen
de error se ha reducido, precisamente por la intervención de mayores sujetos al alero de un
procedimiento más garantista que el anterior, pero donde los seres humanos siguen siendo la base
que sustenta la estructura, no exenta por lo tanto de la posibilidad de error, por su simple
naturaleza humana, cuya responsabilidad ha de asumir el Estado, cuando tal error supera los límites
de aquello que es razonable, o como reza la Carta Fundamental, injustificadamente erróneo o
arbitrario.”
170
Corte Suprema (Rol Nº 3052-1999).
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DECIMOSEXTO: Que, en todo caso, cabe agregar que de acuerdo a lo expresado por la
Comisión Constituyente en la sesión 119, “el error judicial debe ser manifiesto, craso,
que es el que no admite excusa ni razón para explicarlo y, por su parte, la arbitrariedad,
corresponde a un acto o proceder contrario a la justicia, la razón o las leyes y dictado
por la sola voluntad o el capricho, o que carezca de motivación o racionalidad. Por otra,
es dable tener en consideración que el proceso se compone de una serie de actos
encadenados en los cuales intervienen distintos sujetos y tanto sobre el juez como sobre
las partes (sea fiscal, defensa o querellante), pesa la obligación de contribuir de mejor
manera al esclarecimiento de los hechos que se investigan y juzgan, personas que por su
propia naturaleza humana puedan errar con consecuencias para el Estado solo cuando
tal error supera los límites de aquello que es razonable, o, como reza la Carta
Fundamental, resulte injustificadamente erróneo o arbitrario.”171
No basta error: “No basta, pues, con que dicho fallo haya sido erróneo, es
decir, equivocado, desacertado o continente de un juicio falso, sino que es
menester que tal error sea injustificado. Esto es lógico, pues la actividad de
juzgar, como cualquier otra realizada por el ser humano, está expuesta a
incurrir en equivocaciones o desaciertos, los cuales son explicables
precisamente a causa de las limitaciones inherentes de la naturaleza del
hombre, de cuyas virtudes y defectos participan, como es obvio, también los
jueces” (Sánchez Toro con Fisco de Chile).
171
Corte Suprema (Rol Nº 5572-2007).
172
Carmona Santander, op cit., pp. 333 ss.
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Expresión “arbitrario”.
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1. Salinas Gómez.- Una persona fue sometida a proceso por el delito de giro doloso de
cheques, en circunstancias que el cheque, cuando fue presentado a su cobro, había
caducado, pues habían transcurrido más de 60 días desde su giro173.
3.- Vega Rojas.- Se trata de una persona condenada por robo con intimidación, en
circunstancias de que “en el expediente constaba que el presunto autor no estaba en la
ciudad cuando ocurrieron los hechos: que testigos habían visto a la víctima con la
chaqueta “robada” y que los testigos para acreditar preexistencia de dominio, eran de
oídas”175.
4.- Márquez Fuentes.- Una persona fue detenida por un guardia de seguridad de una
multitienda por hurtar una prenda. Finalmente, fue condenada constando en el
expediente sólo la declaración extrajudicial del guardia, ya que nunca la ratificó ante
173
GJ, N° 64, 1985, p. 71.
174
Sostuvo la Corte Suprema: El auto de procesamiento y su confirmación “suponen inequívocamente
infracción por esos tribunales de uno de sus deberes esenciales, cual es, precisamente, analizar acuciosa y
detenidamente los antecedentes que se invocan para dar por acreditada la comisión de un delito, supuesto
básico del procedimiento penal. En este caso se ha atribuido erróneamente el carácter típico a hecho que
sólo aparecen reprochables desde el punto de vista administrativo o funcionario, lo que parece constituir un
ejemplo de error inexcusable tan injustificable como aquel otro de aplicar una ley penal derogada y ya
inexistente…. Admitir la situación de que se trata como error justificable o con justa causa de error importa
menoscabar muy seriamente la seguridad jurídica, ya que en medida nada despreciable se estaría excusando
el mal pronunciamiento de una resolución que, aun cuando transitoria y provisional, fue emitida por el
órgano jurisdiccional sin cabal estudio de los antecedentes y de la legislación pertinente, sin reparar en que
esa resolución tuvo el efecto de privar de libertad por ochenta y ocho días al afectado”.
175
Carmona Santander, Carlos, op. cit. p. 352
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los Tribunales, y a pesar de constar una boleta que acreditaba que la prenda había sido
adquirida por la persona condenada. Sostuvo la Corte Suprema:
“impuestas por resoluciones que carecen del debido sustento probatorio, y apartándose
de las normas procesales atingentes, de suerte tal que han de estimarse exentas de
razón, sin causa plausible y ostensiblemente errada, como quiera que a su dictación no
existió el debido análisis de los antecedentes allegados al expediente criminal y su
ponderación a la luz de las leyes que reglan la materia, lo que constituye incumplimiento
de los deberes judiciales que son expresión ineludible de la función jurisdiccional
entregada al Tribunal autor de los mismos”.
“DÉCIMO: Que este errado devenir en la tramitación del proceso penal mismo, resulta
del todo injustificado, porque a pesar de que fueron jueces diferentes los que
intervinieron en las distintas etapas procesales, todos ellos debieron advertir el error
subyacente, lo que no hicieron, actuando cual más cual menos con mayor descuido al
dictar resoluciones cada vez más trascendentes que hicieron avanzar una investigación y
un procedimiento completo, hasta arribar al pronunciamiento de la condena de una
persona, avalados por la simple comparecencia de una delincuente sorprendida in
fraganti que dijo ser María Soledad Yáñez Pavez, sin probarlo ni serlo en definitiva.
176
Sentencia de la Corte Suprema, Rol Nº 5411-2010.
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Quinto: Que para resolver adecuadamente este asunto es menester dejar constancia que
las partes no discrepan sobre los hechos que motivaron el auto de procesamiento y la
sentencia condenatoria de primer grado censurados, sino respecto de la aptitud de
aquéllos, en las distintas etapas del proceso, para ser calificados como constitutivos del
delito denominado “fraude de subvenciones” del artículo 470, N°8°, del Código criminal.
177
Sentencia de la Corte Suprema, Rol Nº 25.658-14.
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Para ello, importa atender, por lo pronto, a la tipificación que contempla el artículo 470,
N° 8°, del Código Penal, que sanciona “A los que fraudulentamente obtuvieren del Fisco,
de las municipalidades, de las Cajas de Previsión y de las instituciones centralizadas o
descentralizadas del Estado, prestaciones improcedentes, tales como remuneraciones,
bonificaciones, subsidios, pensiones, jubilaciones, asignaciones, devoluciones o
imputaciones indebidas”. Dicho ilícito conforma una figura regulada dentro del párrafo
octavo del Título IX, Libro II del Código Penal, relativo a las estafas y otros engaños, que
dada su naturaleza debe reunir los requisitos del tipo genérico de estafa. Por ende, se
requiere: a) engaño, b) error, c) disposición patrimonial y d) perjuicio patrimonial y,
como doctrinariamente se ha sostenido, “a diferencia de un delito simple de resultado, la
cadena causal es mucho más extensa, y abarca los siguientes extremos: i) el engaño
debe producir el error; ii) el error, la disposición patrimonial; y iii) la disposición
patrimonial, el perjuicio.” (Lecciones de Derecho Penal Chileno, parte especial, Politoff,
Matus y Ramírez, segunda edición, pág.418).
Sexto: Que, bajo esas prevenciones, es posible abordar el estudio de la conducta del
solicitante, con el fin de determinar si ella encuadra dentro del tipo penal en análisis.
Sobre el particular conviene tener claro que la exigencia de un engaño por parte del
autor es reforzada en el tipo penal, por la vía de requerirse la obtención “fraudulenta” de
beneficios fiscales. Y es exactamente ese elemento el que no se advierte en la conducta
sub lite.
En efecto, las maniobras deben ser adecuadas para provocar el error en el tercero que
efectúa la disposición patrimonial, para lo cual cabe atender a los criterios de un hombre
medio, pero también a las circunstancias personales de la eventual víctima. En este
caso, se trata de un Juez en lo Criminal a quien, en el ejercicio de su función, se le
formula una petición cuyo contenido –oficiar a la Tesorería General de la República para
proseguir con un procedimiento de devolución de impuesto- es usual en ilícitos
tributarios, como el sub judice. En este orden de ideas, no es factible entender que un
magistrado puede ser inducido a error en la resolución de una cuestión por la simple
alusión a un juicio distinto como si fuere idéntico y la omisión de una especial prevención
de la sentencia absolutoria, desde que ello significa preterir que la función jurisdiccional
consiste precisamente en resolver las peticiones entregadas al despacho del juez con
apego al mérito del proceso para lo cual ha de examinar los antecedentes para
comprobar la efectividad de los asertos del peticionario. Máxime cuando el profesional no
acompañó documentación falsa o antecedentes inexistentes en su apoyo.
Séptimo: Que con la referida evidencia sumarial, al tenor de los hechos relatados en la
querella, reforzados con los diversos elementos reunidos en la indagatoria, estaba claro,
ya en la etapa sumarial, que la conducta del querellado, en que se hizo consistir la
acción reprimida en el artículo 470, N° 8°, del Código Penal no era constitutiva de un
engaño, por cuanto no existió una maniobra capaz de provocar una falsa apariencia en la
formulación del requerimiento, sino más bien, una mera pretensión planteada en
términos de resaltar las razones que abonan su acogimiento, acorde con la opinión
jurídica del letrado, y cuya veracidad o falsedad tiene la obligación de constatar el
tribunal llamado a decidir, para obrar ajustado al mérito del proceso.
Octavo: Que el artículo 19, N°7°, letra i), de la Constitución Política de la República
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A.- La Corte Suprema señaló que sí tiene cabida la responsabilidad del Estado-Juez, en
conformidad a lo previsto en el artículo 19, Nº 7, letra i), de la Constitución, respecto
de la prisión preventiva y el arresto nocturno domiciliario; en otras palabras, que tales
medidas cautelares personales sí deben entenderse comprendidas dentro del concepto
“sometimiento a proceso”. En efecto, en lo medular precisó:
Cuarto: Que, primero que todo, cabe atender a la alegación del Consejo de Defensa del
Estado por la cual postula la improcedencia de la acción intentada, al no haber sido
sometido a proceso ni condenado el sr. General Chavarría, como señala el texto del
artículo 19 N° 7 letra i) de la Constitución Política de la República, sino sólo formalizado
y sometido a medidas cautelares conforme al texto del actual Código Procesal Penal.
178
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 1.579-2015.
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libertad personal del procesado implica una prisión preventiva, sin perjuicio de otras
cautelares que afecten de algún otro modo tal garantía constitucional.
Por tanto, si bien no es discutido que el actual procedimiento penal no contempla una
resolución jurisdiccional que cumpla la función y conlleve los mismos efectos y cargas
procesales para el imputado, que el procesamiento tratado en el artículo 274 del Código
de Procedimiento Penal, no puede preterirse que la medida cautelar de prisión
preventiva -así como las del artículo 155- en el procedimiento regido por el Código
Procesal Penal exige, mutatis mutandi, los mismos extremos materiales del antiguo
procesamiento, y afecta de la misma manera el derecho a la libertad personal del
imputado, con lo cual una interpretación axiológica, garantista y sistemática debe llevar
a concluir que dentro de la expresión “someter a proceso” utilizada por el artículo 19 N°
7 letra i) de la Constitución Política de la República, se comprende hoy también a
aquellas resoluciones de los artículos 140 y 155 del Código Procesal Penal en tanto
afecten el derecho a la libertad personal del imputado.
Lo que se viene reflexionando está en consonancia con uno de los principios fundantes
del Estado de Derecho, como el de responsabilidad estatal, enunciado en los artículos 6,
7 y 38, inciso 2°, de la Constitución, y en armonía con el derecho convencional de los
tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Chile y vigentes, de
obligatoria consideración para el intérprete iusfundamental por la remisión que formula
el inciso 2o del artículo 5o de nuestra Constitución. Al respecto, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos dispone, en su artículo 9.5, que toda persona que haya sido
ilegalmente detenida o presa tendrá el derecho efectivo a obtener reparación, disposición
que importa no sólo un compromiso de los Estados Partes de respetar y garantizar tal
derecho, sino conforme al citado artículo 5, inciso 2°, un deber de promoción, que se
traduce en el imperativo de optar por aquella interpretación del artículo 19 N° 7 letra i),
que mayor y más completa protección brinde al derecho tutelado.
Quinto: Que concordantemente con lo recién expuesto, esto es, que el fundamento o
ratio legis del derecho a ser indemnizado en estudio radica en la afectación de la libertad
personal del justiciable, debe aclararse que el rechazo del tribunal de garantía a la
solicitud de la defensa para obtener una copia del video que registra el tercer hecho
denunciado -la magistrado sólo autoriza acceder al video en dependencias de la Fiscalía
para evitar el riesgo de su difusión-, así como la resolución que rechaza el
sobreseimiento de la causa con ocasión de la imposibilidad de la defensa de acceder a
dicha evidencia en las oficinas del Ministerio Público, constituyen resoluciones que, aun
cuando pudieran catalogarse como erróneas o arbitrarias, en verdad constituyen una
vulneración al derecho a una investigación racional y justa que consagra el artículo 19 N°
3, inciso 6°, de la Constitución y, por tanto, la existencia de dicho error o arbitrariedad
no es materia de la declaración que la Constitución ha encargado a esta Corte en su
artículo 19 N° 7 letra i) como paso previo para obtener la reparación del Estado.
B.- A su vez, precisó que la prisión preventiva y el arresto nocturno domiciliario que se
impusieron a General Chavarría fueron injustificadamente erróneas y arbitrarias. En lo
medular, señala que los antecedentes que le fueron proporcionados al Tribunal de
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En lo concerniente a los dichos de la víctima, ésta denuncia tres agresiones que ocurren
en su casa, según la formalización, en la primera el denunciado actúa “colocándole el
cuchillo en el cuello”, en la segunda, la “intimida con el brazo en el cuello”, y “la víctima
accedió por tercera vez a los requerimientos del imputado, atendida las reiteradas
amenazas que había sufrido”. Estos hechos se habrían cometido en días no continuos y
por una persona conocida y cercana -tío de su conviviente-, hechos respecto de los
cuales -los dos más antiguos- no se da aviso ni son percibidos por ninguna persona, lo
primero por pensar la afectada que no sería creída. Además, la ofendida, anticipando la
ocurrencia de la última agresión, no adopta ninguna medida para evitar que se
concretara, sino que planifica, prepara y lleva a cabo su registro audiovisual. A esto se
suma que el Ministerio Público no presentó ningún peritaje o informe médico en la
audiencia de 13 de julio que dé cuenta de alguna lesión ocasionada en la última agresión
o en las previamente sufridas.
Así planteado, el relato de la víctima que da cuenta de tres actos sexuales a los que se
habría sometido, dada la fuerza e intimidación que ejerció en su contra el denunciado
General Chavarría, resulta claramente desprovisto de racionalidad y mínima sensatez y,
por ende, inverosímil si no va acompañado de algún elemento que pueda respaldar un
relato que contraría la razón. En efecto, la supuesta víctima no es una menor de edad,
sino una persona de 30 años a la fecha del juicio (30 de agosto de 2014), sin anomalías
ni perturbaciones siquiátricas constatadas -nada al respecto se dijo en la audiencia en
análisis-, con hijos, por tanto, con la experiencia y madurez suficiente para abordar de
manera mínimamente razonable la situación en que se ve inmersa. Por otra parte, el
supuesto agresor se encontraba transitoriamente en el domicilio de la ofendida, sólo con
el objeto de realizar unos trabajos de construcción, por lo que no hay signo ni elemento
alguno de sometimiento psicológico ya sea por un maltrato inveterado, dependencia
económica, u otra situación análoga que permita comprender la falta de denuncia, o al
menos de noticia a sus cercanos, de parte de la supuesta afectada. Además, el
denunciado General Chavarría a la sazón ya era una persona mayor (59 años a la fecha
del juicio), a quien en la audiencia no se describe como alguien violento o agresivo, o
que anterior y habitualmente se comportara de ese modo -considerando que se trata de
una persona conocida para la víctima-, el que incluso gozaba de irreprochable conducta
anterior, por lo que no se logra divisar circunstancia alguna que pusiera al imputado en
condiciones o posición de generar un temor o miedo en Galindo Silva de tal intensidad
que impidiera o inhibiera a ésta de develar ante la autoridad o cercanos, o al menos
evitar la repetición de los ilícitos de que supuestamente era víctima, especialmente del
último de ellos si se tiene en vista que el denunciado se encontraba de paso en el lugar y
al día siguiente se retiraría, lo que era sabido por la víctima.
88
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Muy lejos de resultar un elemento útil para justificar la existencia de algún tipo de
fuerza, coacción, intimidación, amenaza o violencia que haya mermado o suprimido la
voluntad de Galindo Silva en los actos que se imputaron a General Chavarría, ese video
no aporta indicio alguno para dicho efecto y que permita descartar una relación sexual
consentida. Si bien, se describe en la sentencia que Galindo Silva “solloza” en algunos
momentos de la grabación, igualmente se reseña que encontrándose ésta en su
habitación, y su puerta con pestillo, al advertir la presencia de General Chavarría en el
inmueble, le pide que espere para abrirle, y luego quita el pestillo a la puerta,
solicitándole que ingrese para realizar el acto sexual en ese dormitorio y no en otro lugar
del recinto, sin que se deje constancia de conducta alguna por parte de General
Chavarría ajena a las propias o comunes en un acto sexual consentido entre adultos que
permita presumir, siquiera sospechar, que Galindo Silva no acceda a participar de dicho
acto libre y espontáneamente.
En razón de lo anterior, dado que el video mostraba un acto sexual común entre Galindo
Silva y General Chavarría, no podía tampoco este antecedente avalar o hacer verosímil
la comisión de los dos atentados anteriores, y de esa forma respecto de ninguno de ellos
se contaba con elementos serios que avalaran las conclusiones del tribunal en orden a
tener por “acreditado” -como lo indicó en su resolución- el delito materia de la
formalización. Esto se ve ratificado por el propio tenor de la resolución de la jueza de
garantía, la que nada dice o precisa para justificar la concurrencia del elemento en
comento -fuerza o intimidación-, ni siquiera enuncia qué antecedente en particular de los
expuestos por el Fiscal es el que sustenta su convicción en ese punto, sino que
simplemente expresa de manera vaga y genérica que se halla suficientemente
acreditado el delito, silencio que precisamente se explica por la imposibilidad de construir
tal determinación con los antecedentes que le fueron proporcionados y de ahí es que esa
decisión resulta desprovista de elementos de convicción que habiliten su sustento
racional, en definitiva, injustificadamente erróneo.
89
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Nuestros Tribunales han sostenido que la responsabilidad del Estado-juez sólo tiene
cabida en la hipótesis señalada en el artículo 19 N° 7 letra i). Así por ejemplo,
detenciones o medidas cautelares como el arraigo, incluso si son “manifiestamente
erróneas o arbitrarias”, no dan lugar a responsabilidad por este concepto. Menos aún
las resoluciones dañosas adoptadas en un proceso civil como el alzamiento
“manifiestamente erróneo o arbitrario” de un embargo que permite al deudor enajenar
el bien raíz y burlar a su acreedor, o por los daños que se deriven de simples
actuaciones materiales realizadas por los Tribunales de justicia.
Posición que no compartimos, pues, tal como plantea Fernández González, en esos
casos “no puede creerse que la persona perjudicada carezca del derecho a ser
indemnizada. Y ello encuentra su fundamento constitucional en los artículo 6º y 7º del
Código Político, así como, primordialmente, en el Principio General del Derecho
consagrado en su artículo 19, N° 24, inciso 3, en virtud del cual nadie puede, en caso
alguno, ser privado de lo suyo”179 180.
“En mi opinión, el hecho que el artículo 19, Nº 7, letra i), de la Constitución Política de la
República sólo se refiera a ciertas y determinadas conductas del Poder Judicial
(sometimiento a proceso y condena), en caso alguno puede interpretarse como el
179
Fernández González, Miguel, op. cit. p. 280.
180
En el mismo sentido, Nuñez Leiva ha planteado: “En efecto, pensamos que la correcta lectura del artículo
19 N°7 Letra I no es la de una norma que contemple el derecho a reclamar una reparación patrimonial por
errores judiciales. Es –a nuestro criterio- una disposición que establece y sólo respecto de la actividad de la
judicatura penal: los hechos dañosos indemnizables (sometimiento a proceso o condena), las causales
específicas de antijuridicidad de los hechos dañosos (arbitrariedad o error injustificado), la competencia
para calificar la antijuridicidad (Corte Suprema), un requisito para requerir la calificación de antijuridicidad
(disponer de sentencia absolutoria o sobreseimiento definitivo), la integralidad del daño indemnizable (daño
moral y patrimonial), el tipo de procedimiento para la determinación del daño (breve y sumario) y el
régimen apreciación de la prueba en la tasación del daño: en conciencia. Es decir, no estamos frente a un
precepto que confiera facultades o atribuciones a particulares, sino que ante una norma competencial,
procedimental y de definición reparatoria, que disciplina el ejercicio jurisdiccional frente a una pretensión
indemnizatoria dirigida contra un acto de la judicatura penal. Y no tiene por qué extenderse su aplicación a
otras materias. Menos interpretarse como un precepto que confiera un derecho a la acción específico y
restringido al ámbito penal. Es más, tan procedimental es esta norma –y tan poco atributiva de derechos o
posiciones subjetivas– que en rigor limita las posibilidades y casos para demandar al Estado por actos de
tribunales con competencia penal.
Entonces, si no se descarta la tesis propuesta en los párrafos anteriores, y se considera que el fundamento
de la responsabilidad patrimonial del Estado junto a la facultad de perseguirla, se construye a partir de las
normas constitucionales que recogen el Estado de Derecho, resulta más que oportuna –y merecedora de una
nueva respuesta– la siguiente pregunta. ¿Calificada como arbitraria e ilegal una sentencia de un juez de
familia (como podría ser también laboral o civil) puede el afectado perseguir la reparación de un daño
acreditable causado por dicha resolución contraria a Derecho? Al parecer la sentencia citada abre la puerta
para una respuesta afirmativa.” Nuñez Leiva, José Ignacio, ¿Camino a una responsabilidad amplia del Estado
por actos del Poder Judicial? En Diario Constitucional de 29 de mayo de 2014. Link:
http://www.diarioconstitucional.cl/articulos/camino-a-una-responsabilidad-amplia-del-estado-por-actos-del-
poder-judicial/
181
Román Cordero, Cristian (2015): “Responsabilidad patrimonial del Estado por conductas del Poder
Judicial”, en: Asociación Chilena de Derecho Constitucional, “Poder Judicial. Libro homenaje al Profesor
Paulino Varas Alfonso”, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, p. 273 – 293. Román Cordero, Cristian (2016):
“Seguel Cares contra Fisco de Chile”, en Ferrada Bórquez, Carlos, Bermúdez Soto, Jorge y Urrutia Silva,
Osvaldo (editores), Doctrina y Enseñanza del Derecho Administrativo Chileno: Estudios en Homenaje a
Pedro Pierry Arrau, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y Universidad de Valparaíso, Valparaíso,
2016, p. 449 – 476.
90
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
(c).- La tendencia jurisprudencial sentada por la Corte Suprema a partir del fallo Seguel
Cares, antes referido. Conforme a ella, en el caso de omisión legislativa respecto del
factor de atribución de la responsabilidad patrimonial del Estado, cabe aplicar el Derecho
Común y Supletorio, que representaría a su entender el Código Civil, en específico los
artículos 2314 y 2329; y la referencia que estos efectúan a culpa, en relación a los
órganos del Estado, debe entenderse referida a falta de servicio (y específicamente
respecto del Poder Judicial, como falta de servicio judicial o como anormal
funcionamiento del servicio judicial). En efecto, conforme señala expresamente dicho
fallo, “cabe aceptar la aplicación en nuestro país a partir del artículo 2314 del Código
Civil, de la noción de falta de servicio”.
Con todo, cabe señalar que el empleo de la falta de servicio como factor de atribución en
relación a las conductas del Poder Judicial no cubiertas por el artículo 19, Nº 7, letra i),
de la Constitución Política de la República, exige destacar las singularidades de dicha
falta en relación a las actuaciones de naturaleza jurisdiccional. En tales hipótesis (por
ejemplo en el caso de errores judiciales en sede civil), tal como acontece respecto de la
actuación jurídica de la Administración del Estado (responsabilidad de ella por acto
91
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
administrativo ilegal), dicha falta de servicio, entendida como falta de servicio judicial o
anormal funcionamiento del servicio judicial, se configurará, y por tanto dará lugar a
responsabilidad del Estado, sólo cuando se encuentre suficientemente caracterizada. Lo
anterior guarda correspondencia, por cierto, con la expresión injustificadamente errónea
o arbitaria, factor de atribución que reconoce el señalado precepto constitucional. De ahí
que la tesis que propongo permita conferirle a este factor de atribución específico
(injustificadamente erróneo o arbitrario) un carácter general, en tanto resultará aplicable
a todas las actuaciones jurisdiccionales del Poder Judicial, tengan o no cobertura en el
artículo 19, Nº 7, letra i), de la Constitución Política de la República; y sin que se precise
de la “resolución pase” de la Corte Suprema, para la procedencia de esta
responsabilidad, respecto de las actuaciones jurisdiccionales del Poder Judicial no
cubiertas por el señalado precepto constitucional.”
Sostiene Barros que en nuestro sistema puede tener cabida la responsabilidad del
Estado por error judicial en materias civiles, eso sí que de forma excepcional, en caso
de grave negligencia o de denegación de justicia182.
182
En este sentido ha afirmado: “a) Mayores dificultades plantea la responsabilidad por simple error judicial.
En materia criminal, existe norma expresa, según se verá en el párrafo siguiente. Pero los argumentos para
establecer criterio especiales de responsabilidad son análogos en materia civil. El error de apreciación
jurídica no puede ser excluido en juicios civiles. El derecho procesal ha establecido recursos para cautelar la
observancia del derecho, pero, en definitiva, incluso la decisión que se adopte en un recurso de casación,
aunque establezca una certeza jurídica, puede resultar materialmente discutible desde un punto de vista
jurídico. Algo semejante ocurre con la apreciación de la prueba u la determinación de los hechos. En
definitiva, el ordenamiento procesal establece un conjunto de garantías y recursos para neutralizar el error
(incluso a costa excesiva de la eficacia) Estos resguardos internos permiten que las resoluciones sean
revisadas por diversos jueces y no excluyen en casos extremos, su corrección por vía disciplinaria (recurso
de queja). El control que exceda estos límites puede producir por efecto que se deteriore la independencia
de los jueces, ante el riesgo de que sus resoluciones generen consecuencias civiles. b) La pregunta por la
responsabilidad sólo se puede plantear, en consecuencia, cuando existe un error manifiesto, establecido
judicialmente en un juicio posterior, que resulte imputable a la conducta inexcusablemente negligente de los
jueces y que no resulte reparable por algún medio jurisdiccional que impugne la resolución lesiva. Ante la
dificultad de establecer un criterio de responsabilidad que se condiga con las dificultades que plantea el
establecimiento de la verdad y la correcta aplicación del derecho, el derecho comparado es generalmente
escéptico acerca del establecimiento de una responsabilidad por mero error judicial. Siguiendo una línea
adoptada en la materia por el derecho francés, que resulta consistente con el criterio constitucional respecto
del error en materia criminal, podría asumirse que en el derecho chileno las responsabilidad por error judicial
en materias civiles exige que se haya incurrido en una grave negligencia o en denegación de justicia” Barros
Bourie, Enrique, Tratado de la Responsabilidad, Editorial Jurídica de Chile, Santiago 2007, p. 523.
183
Es así como el año 2008 se publicó el libro de Rondini Fernández-Dávila, cuya tesis central es la que se
extracta a continuación: “El servicio público de justicia, como todo servicio público, queda sujeto a las
normas sobre responsabilidad extracontractual contenidas en el Código Civil, estimándose que el contenido
subjetivo exigido por dicho cuerpo legal se satisface con el criterio de falta de servicio. La afirmación
precedente pudiera ser un ejercicio doctrinario, no obstante, con satisfacción pudo llegarse a determinar que
se ha tenido aplicación práctica por parte de nuestros tribunales, como se verá a continuación. (/) El caso se
trata de una causa por el delito de giro doloso de cheques en que el girador pagó los documentos y se
sobreseyó definitivamente el proceso penal, sin perjuicio de lo cual nunca se despacharon las contraórdenes
de detención, cuestión que implicó la posterior detención del girador a pesar del sobreseimiento y de estar
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Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Lo anterior no debiera resultar extraño si se advierte que el Poder Judicial, así como
otros órganos del Estado distintos a la Administración (v.gr., el Congreso Nacional, el
Tribunal Constitucional, etcétera) no sólo actúan conforme a las atribuciones que le
son propias sino que, además, realizan actuaciones de orden administrativo, respecto
de las cuales no puede predicarse un régimen privilegiado de irresponsabilidad.
1º caso: error de tipeo que comete un actuario. Respecto de una persona había una
orden de aprehensión que por resolución judicial fue cancelada, pero que, por error
administrativo de funcionarios del Tribunal respectivo, no fue despachada. A
consecuencia de ello dicha persona fue injustamente detenida por Policía de
Investigaciones.
ordenado despachar las contraórdenes respectivas. El afectado demandó al fisco exigiendo la responsabilidad
del Estado con base a los artículos 2320 y 2322 del Código Civil y 4º de la ley Nº 18.575, demanda que fue
acogida por el Tercer juzgado de letras de Antofagasta, fundándose en los artículos 38 de la Constitución y
4º de la ley Nº 18.575 y, más tarde, dicha sentencia fue confirmada por la Corte de Apelaciones de
Antofagasta. (/) Contra la sentencia de segunda instancia se recurre de casación en el fondo por la parte
demandada, denunciándose la infracción del artículo 19 Nº 7 letra i) de la Constitución Política de la
República, por cuanto la sentencia recurrida permite establecer la responsabilidad del Estado Juez sin
sujetarse al procedimiento previo que debe efectuarse ante la Corte Suprema, de conformidad a la norma
referida. A lo cual se suma que dicha disposición establecería el único caso en que la legislación chilena
contempla la responsabilidad del Estado por actividad judicial, no concurriendo en la especie ninguno de los
elementos aludidos en dicha norma constitucional, que permitirían indemnizar a la víctima de los perjuicios
patrimoniales y morales sufridos a raíz de una resolución judicial, auto de procesamiento o sentencia
definitiva, injustificadamente errónea o arbitraria. (/) La Corte Suprema correctamente rechaza el recurso de
casación, dado que el título de imputación no es un error judicial contenido en el artículo 19 Nº 7 letra i) de
la Constitución, sino que “una negligencia administrativa” y, al mismo tiempo, no hace reparo en la
construcción de la responsabilidad pro anormal funcionamiento de la administración de justicia desde los
artículos 38 de al Constitución Política de la República y 4º de la Ley Orgánica antes señalada, aun cuando
no utilice la nomenclatura. El fallo tiene el mérito de plantear la posibilidad de la responsabilidad del Estado
Juez fuera del artículo 19 Nº 7 letra i) de la Carta Fundamental, reconociendo otros títulos de imputación
distintos del error judicial, como es el caso del anormal funcionamiento de la Administración de justicia,
dentro del cual debe encasillarse la negligencia administrativa” Rondini, Patricio, Responsabilidad patrimonial
del Estado juez en Chile, Editorial Lexis Nexis, Santiago 2008, pp. 146-147.
93
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
6º Que, por lo anterior, el presente proceso no podía tener como fundamento la norma
constitucional dada por infringida por el recurrente de casación, y por ello, la demanda
se basó en la norma general de responsabilidad establecida en el artículo 4º de la Ley
Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del Estado, Nº 18575,
que dispone que “el Estado será responsable por los daños que causen los órganos de
la Administración en el ejercicio de sus funciones, sin perjuicio de las responsabilidad
que pudieran afectar al funcionario que los hubiere ocasionado” y en los precepto 2320
y 2322 del Código Civil;
Sobre este tema procede destacar que la prolongada duración de un juicio, no está
concebida como una de las motivaciones para estimar la existencia de error injustificado
o arbitrario al someter a proceso a una persona. Existe cierto, una segura vinculación,
encontrándose reconocido incluso en tratados internaciones el derecho a ser oído en un
plazo razonable y ser juzgado sin dilaciones indebidas (artículos 8º, Nº 1º, del Pacto de
San José de Costa Rica y 14, Nº 3º, letra c), del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos), como constitutivo del derecho al debido proceso que nuestra Constitución
Política garantiza a todos los ciudadanos en su artículo 19, Nº 3º. Empero, la extrema
dilación del proceso no guarda relación alguna con la norma que establece el derecho a
la indemnización por error judicial, que se otorga a quien ha sido “sometido a proceso o
condenado en cualquier instancia por resolución que la Corte Suprema declare
injustificadamente errónea o arbitraria . Como ya se analizó en los raciocinios
precedentes, las resoluciones que encargaron reos a las requirentes de autos, contenían
fundamentos y carecían, por lo tanto, de los adjetivos que autorizan esta solicitud, sin
que se haya alegado que fueran dispuestos con demora o fuera de los términos legales.
Además, valga decir que es verdad que este litigio tuvo una duración extremadamente
larga, sólo comparable con los procesos en que se han investigado violaciones a los
184
Sentencia de la Corte Suprema, Rol Nº 1157-2000.
94
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
(…)
b) Voto disidente (Ministro Hugo Dolmestch). Plantea que la dilación excesiva del
proceso penal importa una suerte de “falta de servicio” judicial, razón por la que, en su
opinión, la afectada sí debía ser indemnizada por el Estado. En efecto, en lo medular
sostuvo:
Acordada con el voto en contra del Ministro señor Dolmestch, quien estuvo por acoger la
declaración solicitada teniendo para ello en consideración:
1º. Que a su juicio, no es efectivo que “la extrema duración del proceso no permita
activar un procedimiento destinado a obtener la indemnización de los perjuicios
ocasionados a las víctimas de tal dilación indebida.
2º. Que las dilaciones indebidas, lamentablemente más comunes de lo que sería dable
desear, especialmente en el ámbito de la jurisdicción penal, representan una forma de
funcionamiento indebido o anormal de la administración de justicia, asimilable a la falta
de servicio, criterio generalmente aceptado como base de imputación de responsabilidad
del Estado Administrador, en aquellos supuestos en que el servicio público no funciona o
lo hace en forma imperfecta o tardía, en relación con el estándar exigible a un órgano
del Estado moderno, en condiciones normales de funcionamiento.
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Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
4º. Que el Derecho Convencional, incorporado en el derecho interno por la vía del inciso
2º del artículo 5º de la Carta Fundamental, ha venido pues a consagrar un nuevo
supuesto de responsabilidad patrimonial del Estado por su actividad jurisdiccional,
consistente en la transgresión de cualquier derecho o libertad resguardados en este caso
en la Convención Americana, tantas veces citada. Al decir del ex Presidente de la Corte
Interamericana de Derecho Humanos, don Antonio Cançado Trindade, el Estado infractor
que incurre en tales violaciones incurre en “responsabilidad internacional objetiva (Voto
concurrente en sentencia recaída en el caso “La última tentación de Cristo , de
28.11.2003), por lo cual debe responder en todo caso, independiente de toda
consideración subjetiva, con tal que medie relación de causalidad entre el resultado
dañosos y la contravención producida.
5º. Que, por concurrir en el caso de la especie los elementos que hacen procedente la
responsabilidad del Estado por funcionamiento anormal de la administración de justicia,
el disidente estuvo por acceder a otorgar la declaración impetrada, con arreglo a lo
dispuesto en la normativa antes desarrollada y en el artículo 19, Nº 7º, letra i) de la
Constitución Política, que opera, a su juicio, como norma de procedimiento
complementara y no excluye, por tanto, la intervención de esta Corte Suprema en los
casos de fundarse la imputación en violaciones de derecho internacional.
Comparto el planteamiento seguido por el Ministro Sr. Dolmestch, toda vez que uno de
los elementos de un justo y racional procedimiento (art. 19 Nº 3) es precisamente que
se desarrolle dentro de un plazo razonable, y especialmente cuando se refiere a
materias penales. No en vano se ha señalado: “es en el orden penal donde la demora
en la llegada de la Sentencia o de la resolución final causa efectos más perniciosos” 185.
3º caso. Orden de aprehensión que siguió vigente a pesar de haberse dictado hace ya
15 años sobreseimiento definitivo en el proceso en el que se expedió. Se trata,
conforme consigna la Corte Suprema, de una “demanda de indemnización de perjuicios
(en contra del Fisco de Chile) derivados de la privación de libertad que sufrió el
demandante, Jorge Espinoza Marfull, ocurrida entre los días 7 a 9 de mayo de 2011, a
consecuencia del actuar de órganos del Poder Judicial que califica de negligente al
haber emitido una orden de detención en su contra con error en los datos –número de
la causa sobre la cual recaía- y que tras el sobreseimiento definitivo dictado en el
respectivo proceso, no se advirtió que dicha orden de privación de libertad permaneció
vigente, la misma que se materializó al ser detenido en el Aeropuerto Internacional de
Santiago cuando se prestaba a viajar al extranjero junto a su cónyuge, siendo
trasladado en un carro de Gendarmería a la ciudad de Concepción para comparecer en
una causa criminal por giro doloso de cheques terminada hace quince años al haberse
pagado la totalidad de lo adeudado.”
185
Prieto Rodríguez, Javier, Dilaciones indebidas y Derecho Penal, Akal Ediciones, Madrid, 1997, p. 12.
96
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Cuarto: Que como reiteradamente ha venido sosteniendo esta Corte acerca de qué
ocurre con los daños causados por aquellos órganos estatales que han sido
expresamente excluidos de las normas legales que atribuyen responsabilidad al Estado
por falta de servicio, dicha situación ha de resolverse acudiendo al derecho común en
materia de responsabilidad extracontractual, esto es, los artículos 2314 y siguientes del
Código Civil. En otras palabras, en ausencia de norma legal especial, le asiste al Estado
el deber de reparar los daños ilícitos causados por sus órganos sobre la base de la
normativa de responsabilidad extracontractual del Código Civil, lo que incluye a los
jueces cuando se ha verificado un “funcionamiento anormal” de la Administración de
Justicia, desde que éstos actúan en ejercicio de una función pública.
Por consiguiente, cabe descartar la primera alegación del recurso de casación en orden a
que el Estado se encuentra exento de responsabilidad por las actuaciones de los
miembros del Poder Judicial.
Séptimo: Que, por otra parte, cabe consignar que tampoco procede en este caso la
indemnización por error judicial que prevé el artículo 19 N° 7 letra i) de la Constitución
Política de la República, desde que ésta supone un sometimiento a proceso o condena
que haya sido consecuencia de una sentencia injustificada o errónea, circunstancias que
no concurren en la especie, puesto que la falta que se atribuye a la actividad judicial se
hace consistir en la materialización de una orden de aprehensión vinculada a una causa
criminal terminada quince años antes, por lo que no corresponde a una resolución que
someta a proceso ni a un fallo condenatorio.
186
Sentencia de la Corte Suprema Rol N° 5760-2015. Pronunciada por la Tercera Sala integrada por los
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Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
TERCERO: Que para resolver el recurso sometido al conocimiento de esta Corte resulta
preciso consignar que el artículo 2314 del Código Civil dispone que: "El que ha cometido
un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es obligado a la indemnización; sin
perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito".
CUARTO: Que para resolver el recurso sometido al conocimiento de esta Corte se hace
necesario consignar que hasta antes de la dictación de la Ley No 18.575 la
responsabilidad del Estado se determinaba a través de la aplicación del artículo 2320 del
Código Civil, situación que sin embargo varió con la publicación de la Ley de Bases de la
Administración del Estado el 5 de diciembre de 1986, que incorporó al Derecho Público
chileno el sistema de responsabilidad extracontractual del Estado elaborado por el
derecho administrativo francés, principalmente a través de la jurisprudencia del Consejo
de Estado, que, en opinión de la mayoría de los autores, constituye la mejor solución
lograda por el derecho para asegurar un debido equilibrio entre los derechos de los
particulares y los intereses públicos. La ley contempló entonces el artículo 44 –hoy 42-
que prescribió que: “Los órganos de la Administración serán responsables del daño que
causen por falta de servicio. No obstante, el Estado tendrá derecho a repetir en contra
del funcionario que hubiere incurrido en falta personal”.
Sin embargo se excluyó de manera explícita, en el inciso segundo de su artículo 18 -
actual 21-, de la aplicación del título II sobre normas especiales, donde había quedado
ubicado el artículo 44, a diversos órganos y entes que allí se mencionan, sin que se
haya regulado de manera clara y expresa, en lo que interesa al presente recurso, la
situación de los órganos que conforman el Poder Judicial.
QUINTO: Que en ese entendido cabe dilucidar, entonces, qué sistema resulta aplicable a
las instituciones que integran el Poder Judicial, labor para la que ha de recurrirse, tal
como se ha sostenido por esta Corte con anterioridad, al derecho común (así, por
ejemplo, se dejó establecido en la sentencia pronunciada en los autos rol N° 4390-2015,
de 2 de junio de 2015).
Al respecto cabe destacar que el desarrollo del derecho administrativo, allí donde ha
ocurrido, ha sido a partir de la distinta interpretación de las normas de derecho común
para el Estado y para las relaciones entre particulares, permitiendo de esta forma la
conciliación de la actuación estatal, dotada de imperio público, como guardiana del
interés colectivo, con la protección de los derechos de los ciudadanos, de tal suerte que
cabe aceptar la aplicación en nuestro país, a partir del artículo 2314 del Código Civil, de
la noción de falta de servicio. En efecto, al Estado como a los otros entes públicos
administrativos pueden serle aplicadas de manera diversa las normas del Título XXXV
del Código Civil, sin que esto implique desde luego, una errada interpretación de las
mismas. Es así que las personas jurídicas son capaces de culpa, aunque carezcan de
voluntad propia. La culpa civil como señalan los hermanos Mazeaud y André Tunc, “no
requiere la voluntad, ni siquiera el discernimiento, no es necesariamente una culpa
moral; es suficiente con comportarse de manera distinta a la que habría observado en
parecidas circunstancias un individuo cuidadoso". De acuerdo con este razonamiento y
ampliándolo, puede concluirse que no es esencial exigir, para la responsabilidad de la
persona jurídica Estado, la culpa o dolo de sus órganos o representantes sino que basta
con que el comportamiento del servicio público sea distinto al que debiera considerarse
su comportamiento normal; es decir, basta con probar una falta de servicio. Por otra
parte la culpa de funcionarios anónimos puede presumirse, como ha hecho en ocasiones
Ministros Sr. Pedro Pierry A., Sr. Guillermo Silva G., Sra. María Eugenia Sandoval G. y Sr. Carlos Aránguiz Z.
y el Abogado Integrante Sr. Carlos Pizarro W. Redacción a cargo del Ministro Sr. Aránguiz.
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la jurisprudencia, y en estos casos la culpa del órgano, que se presume de los hechos
mismos, constituye la culpa del Estado.
SEXTO: Que del modo que se ha venido razonando, es dable aseverar que la aplicación
del artículo 2314 del Código Civil y de la institución de la falta de servicio a la litis
planteada no sólo no resulta inadecuada sino que, por la inversa, debe ser concebida
como apropiada y plenamente acertada, pues por su intermedio es posible uniformar el
sistema de responsabilidad extracontractual para todos los entes integrantes del Estado.
SÉPTIMO: Que en estas condiciones cabe asentar que, en ausencia de norma legal
especial –como sucede en el caso en análisis-, asiste al Estado el deber de reparar los
daños ilícitos causados por sus órganos sobre la base de la normativa de responsabilidad
extracontractual del Código Civil, lo que incluye a los jueces cuando se ha verificado un
“funcionamiento anormal” de la Administración de Justicia, desde que éstos actúan en
ejercicio de una función pública.
Por consiguiente, sólo cabe concluir que el Estado no se encuentra exento de
responsabilidad por las actuaciones de los integrantes del Poder Judicial y que, por el
contrario, concurriendo en la actuación de uno de sus miembros un proceder que pueda
ser calificado como falta de servicio, se le ha de condenar, en el supuesto de que
concurran las demás exigencias previstas en la ley, al resarcimiento de los perjuicios
derivados del mismo.
En este sentido ha sostenido Carmona Santander que “Ahora bien, dado el poder que
tiene el Ministerio Público en el nuevo sistema procesal penal, puede suceder que
termine siendo él el responsable y no se haga efectiva la responsabilidad del Estado
juez, pues la mayoría de las acciones que generarán daño estarán asociadas a sus
decisiones. Se puede producir, entonces, un desplazamiento de la responsabilidad del
Estado Juez a la del Ministerio Público. Más todavía su el factor de imputación es igual:
“conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias”. Y no es necesario pedir
previamente alguna declaración de la Corte Suprema.”187. A este régimen de
responsabilidad me refiré a continuación.
187
Carmona Santander, Carlos, La responsabilidad del Estado-juez. Revisión y proyecciones. Revista de
Derecho Público, N° 66, p. 323.
99
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“El hecho de que el derecho a una justicia sin retrasos se haya plasmado, como derecho
fundamental de la persona, en la CEDH, ofrece un interés indudable. El interés se
acrecienta, si se tiene en cuenta que (...) el supuesto típico de funcionamiento anormal
de la Administración de Justicia es el retraso en las actuaciones judiciales, es decir, que
la interpretación de esta cláusula del plazo razonable constituye elemento de referencia
fundamental para la comprensión del retraso como paradigma de funcionamiento
anormal de la Administración de Justicia, que es uno de los títulos de imputación al
estado de responsabilidad que contemplan los arts. 121 CE (Constitución Española) y
292 LOPJ (Ley Orgánica del Poder Judicial).
Y del mismo modo, Nieto García, en su polémico y reciente libro sobre el Desgobierno
Judicial, ha planteado que “Pues, todavía hay más: como las dilaciones indebidas
generan responsabilidad para el Estado por el mal funcionamiento del servicio, he aquí
que todas las sentencias retrasadas pueden costar dinero al Estado haciéndole gastar
por este concepto más de lo que se ahorró con su cicatería a la hora de dotar de plazas
de jueces. En España todavía no se ha generalizado esta práctica, mas no tardarán
mucho los abogados en descubrir este filón de oro aprendiendo lo que ya está
sucediendo en Italia, donde los abogados incluyen sistemáticamente esta reclamación
y, si es denegada, acuden al Tribunal Europeo de Derecho Humanos, cuyas salas están
condenando cientos y miles de veces al Estado italiano sin más trabajo que reproducir
letra por letra un modelo de sentencia que se ha introducido en el ordenador”190.
188
García Pons, Enrique, Responsabilidad del Estado: la justicia y sus límites temporales, Editorial Bosch,
Barcelona 1997.
189
Diez-Picazo, Ignacio, Poder Judicial y Responsabilidad, Editorial Le Ley, Madrid 1990.
190
Nieto García, Alejandro, Desgobierno Judicial, Editorial Trotta, 3ª Ed., Madrid 2005, p. 40.
100
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Hechos: En 1989, en las cercanías de un puente con ese nombre (Talca) se encontró a
una mujer muerta con claros signos de haber sido asesinada. La Policía de
Investigaciones efectuó las diligencias respectivas deteniendo a tres personas, las que,
a causa de apremios ilegítimos, confesaron extrajudicialmente ser autores del delito,
confesión que ratificaron en sede judicial por el temor a ser víctimas ellos o sus
familiares de tales apremios. En base a tal confesión fueron mantenidos en prisión
preventiva y luego condenados a presidio por 10 y 5 años. Por su parte, la Corte de
Apelaciones respectiva, en apelación, revocó el fallo por estar basado, en cuanto a la
autoría, exclusivamente en la prueba confesional, misma que, según se determinó, fue
obtenida en base a apremios ilegítimos, razón por la cual fueron dejados
inmediatamente en libertad.
Las referidas tres personas solicitaron a la Corte Suprema la resolución “pase” a la que
se refiere el artículo 19 Nº 7 letra i) de la Constitución a fin de comprometer la
responsabilidad del Estado. La Corte Suprema estimó que en la especie el error que se
evidenciaba no tenía el carácter de injustificado y por tanto rechazó la solicitud.
Ante este escenario que en los hechos importaba que dichas tres personas no serían
indemnizadas conforme al Derecho chileno recurrieron ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, ante la cual las partes involucradas (tales
personas y el Estado de Chile) acordaron la siguiente solución amistosa:
“a) Otorgar a cada uno de los señores Juan Manuel Contreras San Martín, José Alfredo
Soto Ruz y Víctor Eduardo Osses Conejeros, una pensión de gracia vitalicia, equivalente
a tres ingresos mínimos mensuales.
Para concretar este ofrecimiento, por Decreto Supremo N° 274 de 31 de enero de 2000,
se les otorgó pensiones de gracia vitalicias a los tres afectados, las que comenzaron a
pagarse en esa misma fecha.
191
Corte Interamericana de Derecho Humanos, caso Blake con Guatemala, 24 de enero de 1998.
101
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
El caso dio origen a un capítulo de la serie “Mea Culpa”, dirigida por Carlos Pinto,
intitulado “El Silencio de los Culpables”, que pueden ver en el link señalado al pie193.
En consecuencia:
1.- El Ministerio Público no integra la Administración del Estado (en los términos
referidos en el artículo 38 de la Constitución y en el artículo 1º de la Ley Orgánica
Constitucional de la Administración del Estado). Por tanto, en principio, no es aplicable
a su respecto el factor de atribución de la responsabilidad patrimonial del Estado-
Administrador, esto es, la falta de servicio, en los términos previstos en el artículo 42
de la Ley Nº 18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración
del Estado.
2.- El Ministerio Público no integra el Poder Judicial. No ejerce jurisdicción, tal como
enfáticamente señala el precepto constitucional antes transcrito. En consecuencia, no
incurre en errores judiciales y, por tanto, no es aplicable a su respecto el artículo 19,
Nº 7, letra i), de la Constitución, que, como ya se ha observado, sólo se refiere a la
responsabilidad del Estado-Juez (por error judicial en materia penal).
192
Carocca, Alex, Reflexiones sobre el derecho a la reparación por error judicial en Chile a propósito de la
solución amistosa ante la Comisión de Derechos Humanos en el llamado caso del puente “La Calchona”,
Revista Ius et Praxis, V. 8, Nº 2.
193
https://www.youtube.com/watch?v=CoY6jXR6pTM&feature=youtu.be
102
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
(a).- En ejercicio de las funciones que le son privativas y que, como tales, le
singularizan. Vale decir, aquellas que dicen relación con la investigación de los hechos
delictivos, el ejercicio de la acción penal pública y la protección de víctimas y testigos
(art. 83 de la Constitución). Ejemplo: formaliza –o acusa- a un absoluto inocente.
(a).- Quienes son objeto de la persecución penal. En este sentido, téngase presente la
función genérica que en relación a éstos le asigna a este órgano del Estado el Código
Procesal Penal:
(b).- Víctimas. Asimismo, téngase presente los siguientes preceptos del Código
Procesal Penal:
Artículo 78.- Información y protección a las víctimas. Será deber de los fiscales
durante todo el procedimiento adoptar medidas, o solicitarlas, en su caso, para
proteger a las víctimas de los delitos; facilitar su intervención en el mismo y
evitar o disminuir al mínimo cualquier perturbación que hubieren de soportar
con ocasión de los trámites en que debieren intervenir.
Los fiscales estarán obligados a realizar, entre otras, las siguientes
actividades a favor de la víctima:
a) Entregarle información acerca del curso y resultado del procedimiento, de
sus derechos y de las actividades que debiere realizar para ejercerlos.
b) Ordenar por sí mismos o solicitar al tribunal, en su caso, las medidas
destinadas a la protección de la víctima y su familia frente a probables
hostigamientos, amenazas o atentados.
c) Informarle sobre su eventual derecho a indemnización y la forma de
impetrarlo, y remitir los antecedentes, cuando correspondiere, al organismo del
Estado que tuviere a su cargo la representación de la víctima en el ejercicio de
las respectivas acciones civiles.
d) Escuchar a la víctima antes de solicitar o resolver la suspensión del
procedimiento o su terminación por cualquier causa.
Si la víctima hubiere designado abogado, el ministerio público estará
obligado a realizar también a su respecto las actividades señaladas en las letras
103
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
a) y d) precedentes.
(c).- Testigos.
(d).- Terceros. Por ejemplo, cuando los detenidos se hacen pasar por otra persona,
usando el carnet extraviado o sustraido de ésta, y se sigue el procedimiento penal no
en contra del autor del ilícito sino contra la persona suplantada, y quien, por tanto, es
erróneamente formalizada, acusada y, en su caso, condenada.
Art. 5º. El Estado será responsable por las conductas injustificadamente erróneas
o arbitrarias del Ministerio Público.
La acción para perseguir esta responsabilidad patrimonial prescribirá en cuatro
años contados desde la fecha de la situación dañina.
En todo caso, no obstará a la responsabilidad que pudiere afectar al fiscal o al
funcionario que produzca el daño. Y, cuando haya mediado culpa grave o dolo de
su parte, al derecho del Estado para repetir en su contra194.
194
Un comentario a este precepto puede encontrase en: Dorn Garrido, Carlos, Responsabilidad
Extracontractual del Estado por Actos del Ministerio Público, en Revista del CDE Nº 13 (2005), p. 13 y ss.
104
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Por tanto, a contrario sensu, si se trata de actuaciones u omisiones llevadas a cabo por
funcionarios del Ministerio Público en ejercicio de sus funciones, pero que no
corresponden a aquellas que son inherentes del Ministerio Público, que lo singularizan
como tal, ej. la conducción de un vehículo institucional, no se rigen conforme a este
precepto legal.
(b) La responsabilidad por daños causados por “conductas” de fiscales del Ministerio
Público (o de –ciertos- funcionarios), en el ejercicio de sus funciones, es directa del
Estado, vale decir éste es el sujeto pasivo de la misma. Cabe precisar que ello es sin
perjuicio del derecho de reembolso que el Estado tendría en contra de aquéllos en los
términos que más adelante se detallarán.
195
Phillips Viguera, José Miguel y Torres Arriagada, Germán Enrique, Responsabilidad Patrimonial del Estado-
Juez en el Contexto de la Reforma Procesal Penal, Tesis para optar al grado de Licenciado en Ciencias
Jurídicas y Sociales Universidad de Chile, p. 180.
105
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
o las leyes al Ministerio Público como órgano o que infrinja algún mandato o requisito
especial establecido por la Ley respecto de la forma en que debe realizarse alguna
196
actuación” .
“Al efecto, creyó que una fórmula era establecer la obligación del Estado de indemnizar
los daños causados por el Ministerio Público por acciones u omisiones arbitrarias, ilegales
o manifiestamente erróneas. Estos conceptos no son novedosos para nuestro
ordenamiento constitucional, ya que han experimentado un importante período de
decantación en institutos como el recurso de protección y la propia responsabilidad por la
actividad jurisdiccional antes aludida.
Con todo, siendo esta materia de iniciativa exclusiva de S.E. el Presidente de la
República, el Primer Mandatario formuló la indicación número 1, para consignar que el
Estado será responsable por los “actos injustificadamente erróneos o arbitrarios del
Ministerio Público”.
La Comisión aceptó ese criterio, que guarda concordancia con la responsabilidad del
Estado por su actividad jurisdiccional, la cual procede respecto de aquella resolución que
sea “injustificadamente errónea o arbitraria”, sin perjuicio de que esta última se
encuentra constitucionalmente restringida a los casos que hayan redundado en el
sometimiento a proceso o condena del afectado. No obstante, le preocupó que, al
mencionar los actos, queden excluidas las omisiones en que incurra el Ministerio Público.
Por tal motivo, optó por hacer referencia a “las conductas”, en el entendido de que, de
esta forma, se está comprendiendo tanto a las acciones como a las omisiones de este
organismo.”
196
Ibíd., p. 181.
197
En este sentido, véanse: Sentencias de la Corte Suprema Rol N°s 4.739-2017; 52.932-2016; 30.956-
2016; 16.978- 2016; 28.901-2015; 16.527-2015 y 8095-2015.
106
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
5.- La “conducta” debe ser del Ministerio Público, para lo cual es menester que sea
ejecutada por un fiscal o un funcionario de dicho organismo en ejercicio de sus
funciones. En este sentido preciso es destacar dos aspectos:
(a) Ejecutada por un fiscal o funcionario del Ministerio Público. Debe ser ejecutada por
un fiscal o un funcionario del Ministerio Público siempre que ejerza funciones
inherentes del Ministerio Público (ej. fiscal adjunto, asistente de fiscal).
(b) En ejercicio de sus funciones. Dicha expresión debe ser entendida en términos
amplios de suerte tal que el régimen de responsabilidad del Estado por conductas del
Ministerio Público tenga cabida igualmente cuando el fiscal o funcionario de dicho
organismo actúa “con ocasión de sus funciones”. Así las cosas, necesario es que el
ejercicio de la función esté situada en el curso causal del daño ocasionado en términos
tales que suprimiéndola no se verifique, en cuyo caso nos hallamos frente a “en
ejercicio de sus funciones”, o bien sin tener tal carácter decisivo, la función coadyuva o
facilita la concreción del hecho lesivo o bien agrava el daño producido, en cuyo caso
nos hallamos frente a “con ocasión de sus funciones”.
(a) Es una responsabilidad sólo por daños patrimoniales (excluyendo los morales). Esta
posición, a mi juicio, no es atendible porque la regla general de la responsabilidad, así
como de la responsabilidad del Estado, a no ser que exista norma legal expresa –no
arbitraria- en sentido contrario, es que ningún rubro indemnizatorio se excluya; vale
decir que se indemnice por todo daño –“restitutium in integrum”-. En la especie, la
exclusión en caso alguno es expresa y si así se entendiera me parece que tal
interpretación es susceptible de control represivo concreto de la ley a través del
requerimiento de inaplicabilidad, con el objeto que la aplicación de tal precepto legal –
patrimonial- en una litis o gestión pendiente en dicho sentido no pueda ser considerada
por el juez de la instancia por producir en dicha gestión efectos que contravienen la
Constitución, muy en especial respecto de su artículo 19, Nº 4, que reconoce el
derecho a la honra.
7.- Establece un plazo de prescripción, lo cual es, tal como hemos visto en la Lección
Nº 12, excepcional en la responsabilidad pública (salvo en el caso del sistema
establecido en el artículo 40 de la Ley Nº 19.966, a propósito de la responsabilidad de
la Administración en materia sanitaria).
107
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
8.- El Estado tiene derecho a reembolso respecto del funcionario del Ministerio Público,
ya sea fiscal o funcionario, que a través de su actuar comprometió su responsabilidad,
mas sólo cuando haya actuado con culpa grave o dolo. En este sentido, el Segundo
Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del
Honorable Senado, durante la tramitación de la actual LOCMP, sostuvo:
“La indicación presidencial, además, en armonía con los criterios anticipados por la
Comisión, y lo resuelto por el Congreso Nacional con ocasión del proyecto de ley sobre
probidad administrativa (Boletín Nº 1510-07), aclara la plena aplicación al Estado del
plazo general de prescripción de dicha responsabilidad extracontractual, cual es el de
cuatro años, y las circunstancias que harán procedente el derecho a repetir en contra del
funcionario que ocasionó el daño, esto es, el dolo o la culpa grave.
No está de más recordar que, durante el estudio de tales disposiciones por la Comisión
Mixta relativa al proyecto de ley sobre probidad administrativa, se hizo presente por los
profesores invitados que el hecho de que el Estado asuma la responsabilidad por sus
actos y omisiones no significa transformarlo en una suerte de asegurador universal de
todo daño, sin excepciones ni limitaciones.”
(a) En el caso de la responsabilidad patrimonial del Estado-Juez, para que ésta sea
procedente, las resoluciones judiciales (“sometimiento a proceso” y sentencia
condenatoria) deben ser “injustificadamente erróneas o arbitrarias”; mientras que en
la responsabilidad patrimonial del Estado-Ministerio Público, sus “conductas”, las cuales
en caso alguno tienen carácter jurisdiccional.
108
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
“la acción para obtener la reparación del Estado por una actuación de tal peculiaridad
del Ministerio Público es de responsabilidad administrativa del Estado y, como tal, debe
ejercerse del mismo modo que todas aquellas que son contencioso administrativas y
que no tienen designado un procedimiento especial”198.
Esta es una diferencia importantísima que permite inferir que los litigantes, en lo
sucesivo, cuando un daño pueda ser reparado a través de ambos regímenes de
responsabilidad, preferirán deducir demandas por concepto de responsabilidad del
Estado-Ministerio Público y no responsabilidad del Estado-Juez, ya que así evitarían
entregar la calificación del factor de atribución a la Corte Suprema, misma que
conforme se ha señalado ha sido singularmente tacaña en esta materia (la ha otorgado
en tan sólo 7 oportunidades desde la entrada en vigor de la Constitución de 1980).
Este caso es muy habitual. Una persona pierde su carnet de identidad (extravío, robo o
hurto) y estando en poder de un delincuente, cuando éste es detenido en la comisión
de un ilícito, se identifica con el mismo (se hace pasar por el inocente) y da la
casualidad que ambos se parecen en su fisonomía, lo que induce a error a las policías y
luego al Ministerio Público. A tal punto llega el error que el Fiscal formaliza y/o acusa,
y, en su caso, luego, el juez condena a un inocente (el suplantado).
Caso A.-
“Decimotercero: Que hasta aquí, como se advierte, no aparecen vulneradas las únicas
disposiciones legales que se refieren al control de identidad. Como consecuencia,
tampoco es posible determinar que las resoluciones por las que el recurrente fue
condenado como autor de dos delitos de hurto, devinieran de un error judicial, puesto
que, como también ya se anotó, la responsabilidad en la identificación de los imputados
recae en los funcionarios de la policía; y luego, en el Ministerio Público.
Decimocuarto: Que la Sra. Fiscal Judicial al evacuar su informe; concluyó asimismo que
no existía error de parte del juez que dictó la condena, sino que del Ministerio Público,
pero estimó procedente la declaración de existir el error respecto de la actuación de ese
ente persecutor y que habilitaría a la solicitante para exigir la indemnización del caso,
por no haber cumplido la policía con eficiencia y celo la obligación de controlar la
identidad del detenido, en los términos a que se refiere el antes citado artículo 85 del
Código Procesal Penal.
198
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 44.998-2016.
199
En términos idéntico la sentencia causa Rol Nº 2640-2008.
109
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Podría tal vez estimarse esta responsabilidad como complementaria a la norma del
artículo 19 Nº 7 letra i) de la Constitución Política, sólo en cuanto que los ciudadanos
cuentan con una acción para exigir indemnización por los errores injustificados o por la
arbitrariedad de las resoluciones condenatorias de los jueces y tienen ahora, además,
una acción para dirigirse contra el Ministerio Público, que es el que presenta los cargos y
dirige la investigación en los casos que la ley le encomienda. Sin embargo, tal
complementariedad no supone que deba existir una declaración previa de la Corte
Suprema acerca de la existencia de la actuación arbitraria o injustificadamente errónea
del Ministerio Público, como requisito para demandar en busca del reparo a sus
perjuicios, lo que supondría agregar a la acción establecida un requisito que ella no
contempla.
La acción para obtener la reparación del Estado por una actuación de tales características
del Ministerio Público es una de responsabilidad administrativa del Estado y, como tal,
debe ejercerse del mismo modo que todas aquellas que son contenciosas administrativas
y que no tienen señalado un procedimiento especial.
Decimoquinto: Que por las expresadas razones, no será acogida la acción deducida,
desestimándose también la sugerencia de la Sra. Fiscal Judicial.”
Caso B.-
“Sexto: Que es útil consignar que el artículo 85 del Código Procesal Penal ha sido objeto
de diversas reformas. Por leyes Nº 19.789, de 30 de enero de 2002 y Nº 19.942, de 15
de abril de 2004 a la época de incurrirse en el erróneo e imperfecto procedimiento de
control de identidad del delincuente, que usurpó identidad del demandante, el artículo
citado, en su inciso 1º decía:
200
La Corte Suprema, por su parte, no acogió el recurso de casación en el fondo deducido en su contra,
véase: Rol Nº 2146-2006.
110
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Tales reformas, llamadas por el foro nacional, como “reformas a la reforma”, sólo
tuvieron un norte inspirador: cautelar la pureza del nuevo sistema de enjuiciamiento
criminal y precaver los resultados de una desacertada ejecutoria de toda detención.
Séptimo: Que es irrefutable el hecho que, a pesar de los denodados esfuerzos de la
defensa fiscal, de convencer a la judicatura acerca de la adecuada conducta funcionaria,
lo cierto es que, amén de los atinados razonamientos del fallo de primer grado
reproducidos, rige la porfiada realidad que si, se hubiese dado cumplimiento a la norma
en comento, la suplantación de persona no se habría producido. Esa y no otra es la
fuente de responsabilidad que se persigue por la demanda: no haber cumplido el
mandato legal específico que ponía de cargo de los llamados a controlar identidad en
actos de prevención delictual. Y ella está probada de manera asaz suficiente. Y en ello no
hay error judicial que enmendar sino sancionar indemnizatoriamente el no cabal
cumplimiento del deber funcionario de identificación verdadera del imputado.
Octavo: Que determinada la plausibilidad de la acción, esto es, que hay mérito para
acoger la demanda, resta determinar la cuantía del daño moral demandado.
(…)
Noveno: Que esta facultad discrecional, aplicada al caso específico de una persona que,
a no mediar el hecho que sirve de fuente a la responsabilidad demandada, permanecería
contando con antecedentes personales sin mácula ni anotación de demérito en su contra,
y que ha sufrido del escarnio público y privado de ser tenido y tratado como delincuente
sin serlo, no puede menos que determinar una indemnización que no podrá borrar o
hacer desaparecer jamás los agravios sufridos. Ella se regulará prudencial y
razonablemente en lo resolutivo del presente fallo de segundo grado.”
201
CASO C .-
Séptimo: Que asentadas las ideas anteriores respecto de los estatutos normativos
aplicables, cabe referirse en primer lugar respecto de la responsabilidad por falta de
servicio atribuida a Carabineros de Chile, por lo que se debe analizar si los hechos de la
causa, descritos en el considerando primero, pueden configurar la falta de servicio
demandada, la que como se señaló debe ser reconducida al artículo 2314 del Código
Civil, pues en la especie no se esgrime la falta personal de un carabinero determinado,
sino la de una serie de funcionarios anónimos que participaron en el procedimiento de
detención de la persona que cometió el delito de hurto que fue identificada
erróneamente con los datos personales de la actora. En esta materia esta Corte
Suprema ha señalado reiteradamente que la falta de servicio se presenta como una
deficiencia o mal funcionamiento del servicio en relación a la conducta normal que se
espera de él, estimándose que ello concurre cuando aquel no funciona debiendo hacerlo
201
Sentencia de la Corte Suprema Rol Nº 14.421-2013.
111
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
112
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Octavo: Que respecto de la responsabilidad del Ministerio Público cabe consignar que tal
como se refirió en el fundamento quinto, él está sometido a un régimen especial de
responsabilidad consagrado en el artículo 5 de la Ley Nº 19.640. En este aspecto, se
debe consignar que el contexto fáctico establecido en autos y trasladados los criterios
mencionados en el párrafo cuarto del mencionado fundamento quinto a las actuaciones
del Ministerio Público, permiten sostener que si bien la fiscal a cargo de la causa RIT
4793-2005 cometió un error al requerir en procedimiento simplificado a una persona
cuya identidad se encontraba mal establecida, tal conducta no puede ser calificada de
113
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Mal asesorado, el propietario del bien allanado deduce demanda en contra del Fisco de
Chile por “conductas” del Ministerio Público, en los términos previstos en el artículo 5º
de la LOCMP. La Corte Suprema rechaza la demanda sosteniendo que no puede caber
responsabilidad del Estado por dicho concepto, toda vez que, para ello, es necesario al
menos que sea el Ministerio Público quien materialmente ocasione el daño (o sea, un
Fiscal o un “funcionario” –con el alcance que ya he realizado-, en ejercicio de sus
funciones), lo que no se verificó en la especie, pues quienes procedieron a la
incautación ilegal de las especies (actuación que finalmente irrogó el daño) fueron
funcionarios del Servicio Nacional de Aduanas. En lo medular sostuvo (Rol Nº 4.751–
2007):
Sin perjuicio de las normas generales sobre responsabilidad de los órganos del Estado
contenidas en los artículos 6º y 7º de la Constitución, aquella citada del artículo 5º de la
ley Nº 19.640 se cuenta dentro de aquellas reglas específicas que regulan esta materia
respecto de los integrantes del Ministerio Público. Entre otras pueden mencionarse las
del artículo 19, Nº 7, letra i) de la Carta Fundamental, relativa al error judicial; la del
artículo 4º de la ley Nº 18.575, Orgánica Constitucional de Bases de la Administración
del Estado y la cláusula de responsabilidad en el ámbito administrativo de la misma
Constitución.
Este régimen especial de responsabilidad a que están sujetos los fiscales del Ministerio
Público, ha resuelto la doctrina, obedece, en cuanto a la interpretación de la norma que
lo establece, de una rigidez superior las demás normas reguladoras de la responsabilidad
114
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
de otros órganos del Estado, y que, en razón de ello, no se relaciona con el sistema
denominado “de la falta de servicio, sino en un complejo régimen subjetivo de
responsabilidad, que no buscó transformar al Estado “en una suerte de asegurador
universal de todo daño, sin excepciones ni limitaciones (Boletín 2152–07–Segundo
Trámite del Senado de la Ley Orgánica del Ministerio Público), sino restringirlo a las
hipótesis que la misma norma contempla, incluyendo, dentro de la voz “las conductas ,
el concepto de las omisiones en que pudiere incurrir el Ministerio Público.
3º.- Caso femicidio no evitado a través de medidas protección a favor de las víctimas.
Interesante caso. Familiares de una mujer víctima de femicidio, demandan al Fisco por
“conductas” del Ministerio Público: no disponer medidas de protección a favor de la
mujer, las cuales habrían evitado ese trágico desenlace.
“8) Que bien sabemos que el Ministerio Público es un órgano autónomo, autonomía que
juega coordinadamente con el principio de legalidad o de interdicción de la arbitrariedad
y, por ende, con el de responsabilidad. En consecuencia, el régimen de responsabilidad
del Ministerio Público constituye un límite a su autonomía constitucional de acción y, a la
vez, una excepción a la misma, toda vez que a través de la vigencia del principio de
responsabilidad de los órganos jurisdiccionales podrán revisar la actuación del órgano
persecutor e incluso dicha conducta será enjuiciada valóricamente como error
injustificado o arbitraria. Sin embargo, la revisión judicial de la actividad del Ministerio
Público, al constituir una excepción a la autonomía determina que ella deba ser
interpretada restrictivamente en el sentido de asegurar dicho espacio mínimo de acción
requerido para el cumplimiento de los objetivos y fines encomendados por la Carta
Fundamental.
115
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
El error injustificado aludirá a un yerro respecto del cual no le asiste una justa causa y
que, por ende, ha sido causado sin mediar mala fe. La arbitrariedad es una conducta
orientada a la producción de un daño, es decir, existe una determinación precisa del
agente público- fiscal- en orden a ejercer la función persecutoria apartándose tanto de
las bases mínimas de lógica y racionalidad como de los fines propios del cargo, con el
objeto de causar un daño injusto en la persona o los bienes de un ciudadano.
10) Que analizada la actuación del Ministerio Público dentro del contexto de los hechos
acaecidos resulta que el hecho de que el Fiscal no diera curso a la denuncia de la Sra.
Campos, no puede estimarse un error injustificado. En efecto, el Fiscal, no tenía más
antecedentes que la versión de la Sra. Campos y al señalarle ésta que mantenía una
causa por Violencia Intrafamiliar en el 1º Juzgado Civil de Talcahuano, en donde se había
decretado una Medida de protección, prohibiéndole a su cónyuge de acercarse a ella (fs.
93) estimó que de la violación de esta medida debía conocer el referido tribunal, no
dándole seriedad o gravedad a las amenazas, como para iniciar otra causa.
11) Que tampoco podemos estimar arbitraria la actuación del Fiscal, dado que no se
apartó de su finalidad, ni a parece que su intención haya sido causar un daño. Así fue
que, estimando que de los hechos debía seguir conociendo el Primer Juzgado Civil de
Talcahuano, le remitió los antecedentes como aparece de fs. 91. Puede haber una
errónea interpretación de la gravedad o peligrosidad de la situación que vivía la Sra.
Campos, pero no una arbitrariedad. Seguramente, estimó que con las medidas
decretadas por el Juez era suficiente.
Aún más, de haber iniciado el proceso, el Fiscal no podía imponer al cónyuge de la
víctima otra medida restrictiva o perturbatoria de sus derechos constitucionales, sin
previa autorización del Juez de Garantía.
12) Que de esta manera el error de interpretación en que se incurrió por el órgano
persecutor era excusable. La responsabilidad extracontractual del Ministerio Público es
de naturaleza subjetiva debiendo concurrir culpa del servicio.”
Por su parte, la Corte Suprema (Rol Nº 4.252-2009) rechazó los recursos de casación
en la forma y fondo deducidos, y en lo que interesa sostuvo:
“Décimo: Que en la demanda se pretende por los actores que el Fisco de Chile los
indemnice por la responsabilidad atribuida al Ministerio Público en la muerte de Ana
María Campos Garrido, organismo que habría dejado de cumplir su obligación legal de
investigar el delito de amenazas que aquélla denunció, sin adoptar medidas para
protegerla, todo ello fundado en el artículo 5º de la Ley Nº 19.640 que establece "el
Estado será responsable por las conductas injustificadamente erróneas o arbitrarias del
Ministerio Público".
116
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
determinar con algún grado de certeza la relación de causalidad que a estos efectos se
requiere entre la conducta injustificadamente errónea o arbitraria que se imputa al
Ministerio Público y el resultado dañoso que justifica la pretensión de la demandante.”
La Corte Suprema (Rol Nº 2.765-2009) condenó al Fisco de Chile por conductas lesivas
del Ministerio Público, en aplicación del artículo 5º de la LOCMP, a indemnizar al
profesional con 30 millones de pesos. En lo medular sostuvo:
DÉCIMO TERCERO: Que en este orden de ideas, habiendo ocultado los fiscales al
juzgador el vínculo exacto que ligaba al afectado con la medida intrusiva y los
imputados, violó los límites fijados por el legislador que permiten salvaguardar la licitud
de una actividad investigativa aun cuando pugne con garantías inconstitucionales;
DÉCIMO CUARTO: Que al concluir los jueces de segunda instancia que no se verificaban
los supuestos “para lograr que la pretensión indemnizatoria del actor fuera acogida”,
pues los fiscales involucrados actuaron conducidos “desde su personal perspectiva”,
desatendieron los lineamientos normativos antes descritos cuya infracción se ha
denunciado, lo que importa transgresión al precepto;
En consecuencia, concurriendo también la exigencia de tener la infracción influencia
sustancial en lo dispositivo del fallo, pues tales yerros llevaron a los juzgadores a estimar
que no concurrían los presupuestos de la acción indemnizatoria impetrada, debe
acogerse el recurso de casación en el fondo analizado.
Sentencia de reemplazo:
1°- Que tal como lo consignara el motivo trigésimo primero del fallo en alzada, los cinco
testigos presentados por el demandante están contestes en el hecho de que la integridad
síquica de éste se vio afectada significativamente como consecuencia de la conducta del
Ministerio Público, pues la imputación de pertenecer a una asociación ilícita terrorista y la
medida intrusiva obtenida en su contra fueron ampliamente difundidas por diversos
medios de comunicación de la ciudad de Temuco. Ello se reflejó en que dejó de atender
profesionalmente en esta última ciudad y en la comuna de Cañete, como también a
ciertas organizaciones gremiales y comunidades mapuches como tampoco pudo seguir
asesorando a los pescadores artesanales de la Octava Región. Añaden que se tornó
distraído, nervioso y muy acongojado emocionalmente por la imputación mediática del
Ministerio Público. Asimismo, expresan que no só lo se vio afectado en el ámbito
profesional, dentro del cual se empezó a propagar el apodo de “terrorista del derecho”,
117
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
sino también en aspectos más personales, puesto que su alicaído estado de ánimo
provocó que se aislara de su entorno más próximo.
2°- Que el artículo 5° de la Ley N° 19.640 Orgánica Constitucional del Ministerio Público,
establece en lo pertinente que: “El Estado será responsable por las conductas
justificadamente erróneas o arbitrarias del Ministerio Público”. Por su parte, el artículo
2329 del Código Civil ordena que “Todo daño que pueda imputarse a malicia o
negligencia de otra persona, debe ser reparado por ésta”. En la especie, el actuar ilícito
del Ministerio Público ocasionó el desprestigio profesional del actor, sufriendo el impacto
emocional antes descrito.
3°- Que acreditado como está el daño moral, éste da lugar a una reparación pecuniaria,
cuya valorización -no exenta de dificultades- debe procurar ser equivalente al perjuicio
sufrido. En la fijación del quantum indemnizatorio tendrá especialmente en consideración
esta Corte los parámetros de la gravedad del acto que constituyó la causa del daño, el
derecho extrapatrimonial agredido y las consecuencias que derivaron del daño causado.
Por estas motivaciones y de conformidad a lo dispuesto en los artículos 186 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil, se confirma la sentencia apelada de veintinueve de
agosto de dos mil ocho, escrita a fojas 321, con declaración de que se reduce la suma
que el Fisco de Chile debe pagar al actor a la cantidad de treinta millones de pesos
($30.000.000), con los reajustes e intereses indicados en la sentencia que se revisa.
5º.- Caso “robo de banco con coartada desde un comienzo”. Se trata de una demanda
(por responsabilidad del Estado-Ministerio Público) deducida por un hombre que acusa
que fue formalizado por el Ministerio Público como autor de un delito de robo con
violencia (robo de un banco), mantenido en prisión preventiva durante cinco meses y
posteriores medidas alternativas de privación parcial del libertad hasta la comunicación
de su decisión de no perseverar en el procedimiento, en circunstancias que desde el
inicio de la investigación se le presentaron pruebas que lo ubicaban lejos del lugar del
robo, acreditando su falta de participación. Sostuvo que las actuaciones del ente
persecutor se apartaban del principio de objetividad al mantener una conducta
persistente en el tiempo que lleva a una investigación errónea y a persistir en la
solicitud de la medida cautelar de prisión preventiva sin existir antecedentes que la
ameritaran.
DÉCIMO SEXTO: Que sin perjuicio de lo ya razonado, necesario resulta efectuar algunas
consideraciones en lo que se refiere a las otras normas denunciadas como infringidas por
el recurso de casación en análisis.
Sobre la base de los hechos asentados por el fallo de primer grado, que fuera
reproducido por el de segundo, se determinó que no se había configurado la situación a
la que se refiere la norma en análisis para los efectos de hacer responsable
patrimonialmente al Estado, esto es, se estimó que la actuación del Ministerio Público
llevada a cabo en la causa Rit 443-2004, en la cual el demandante fue formalizado como
autor de un delito de robo con violencia, estuvo sujeto a diversas medidas cautelares,
para en definitiva no perseverar a su respecto en la investigación, no había sido
arbitraria ni injustificadamente errónea, por cuanto "se ajustó al procedimiento según su
personal percepción racional".
118
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Ésta tiene como objetivo principal cautelar a la persona del imputado mientras se
desarrolla la señalada investigación y hasta que se cumplan sus objetivos, pudiendo
extenderse hasta el juicio oral si ello se estima necesario o revestido de fundamento que
lo haga plausible. La prisión preventiva no tiene por objeto anticipar el cumplimiento de
una condena, sino que simplemente constituye una medida conservadora o de cautela de
aquellos intereses que resultan superiores dentro de la investigación de un delito y que
autoriza la restricción de ciertas garantías constitucionales con miras a la prosecución de
un fin superior. Es por ello que la prisión preventiva se encuentra limitada a situaciones
específicas que deben ser evaluadas en cada caso particular. Es en este contexto en el
que los intervinientes del nuevo proceso penal -jueces, fiscales y defensores- evaluarán
la adopción de los mecanismos de acción que a cada uno de ellos les corresponda en el
procedimiento. Es así como es el Ministerio Público quien tiene como función dirigir en
forma exclusiva la investigación de los hechos constitutivos de delito, los que determinen
la participación punible y los que acrediten la inocencia del imputado.
Es sobre estas consideraciones que los sentenciadores del grado estimaron que la
actuación del fiscal -representante del Ministerio Público- no había sido
"injustificadamente errónea o arbitraria". Para llegar a esa conclusión no sólo se
consideró "que la etapa procesal en que se encontraba la causa era de investigación, en
que el nivel de certeza exigible para la imputación de un hecho resulta satisfecha "prima
fascie" con las diligencias de investigación a la fecha realizadas" y que la conducta del
ente persecutor "se ajustó al procedimiento según su personal percepción racional que
tenía" -que es la crítica que efectúa el recurrente al alcance que los sentenciadores
habrían dado al artículo 5 de la Ley Nº 19.640- sino además que existían dos testigos
presenciales de los hechos que habían prestado declaración en orden a reconocer como
uno de los asaltantes al actor, que lo identificaron en rueda de imputados y en la
exhibición fotográfica; que las audiencias se verificaron con la asistencia de todos los
intervinientes, existiendo en consecuencia los debidos contrapesos en las pretensiones
de las partes; y que la decisión jurisdiccional se determinó con la valoración de todos los
antecedentes aportados a la fecha. En este sentido, no se probó que el Ministerio Público
hubiera ocultado o tergiversado la realidad para obtener una determinada decisión en lo
que se refiere a la mantención de la prisión preventiva del imputado.
119
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
El orden que dan a los “poderes”203 las Constituciones de 1833 y 1925 pone de relieve,
asimismo, la relevancia con la que contaba entonces la ley –y el Legislador-: primero,
Congreso Nacional (dicta la ley); segundo, Presidente de la República (ejecuta la ley –y
la función administrativa a ésto se reducía-, de ahí que se le llamara “Poder
Ejecutivo”), y tercero, Poder Judicial (aplica la ley).
202
En efecto, estos tres primeros artículos disponen:
Art. 1º. La ley es una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la
Constitución, manda, prohíbe o permite.
Art. 2º. La costumbre no constituye derecho sino en los casos en que la ley se remite a ella.
Art. 3º. Sólo toca al legislador explicar o interpretar la ley de un modo generalmente obligatorio.
Las sentencias judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se
pronunciaren.
203
Clavero, Bartolomé, El Orden de los Poderes, Editorial Trotta, Madrid 2007.
204
Román Cordero, Cristian, El Derecho Para Estatal, Revista Debates Jurídicos y Sociales, Universidad de
Concepción, Nº 2.
205
Román Cordero, Cristian, La agonía de la ley y la privatización de las fuentes del Derecho, La Semana
Jurídica, N° 311, p. 3.
120
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
En este contexto:
Del mismo modo, Jorge Huneeus, el más grande constitucionalista del Siglo XIX,
sostuvo que los tribunales “llamados a fallar un negocio, no pueden dejar la lei sin
aplicación, aun cuando, a juicio de ellos fuera inconstitucional”206; agregando que “el
Poder Judicial no es juez de la lei; ha sido creado para aplicarla, sea ella buena o
mala”207.
Ello es sin perjuicio de que la Carta de 1925 consultara el recurso de inaplicabilidad por
inconstitucionalidad (como mecanismo de control represivo de constitucionalidad –
abstracto- de la ley).
2º.- El legislador disponía de una gran discrecionalidad: (a) podía elegir entre legislar o
no; (b), podía elegir en qué sector o materia legislar –todo era “materia de ley”-; y (c)
podía establecer la profundidad con la que legislaba, pudiendo establecer principios o
ideas generales o bien profundizar hasta en los mas mínimos detalles.
3º.- La ley al ser entendida como manifestación de voluntad del soberano, obstaba
toda posibilidad de que el Estado pudiera comprometer su responsabilidad en cuanto
legislador, pues lo propio de la soberanía y del soberano era, precisamente, su
irresponsabilidad (imponerse a todos sin compensación).
206
Huneeus, Jorge, La Constitución ante el Congreso, 1880, Tomo II, p. 252, citado por Navarro Beltrán,
Enrique, El Control de Constitucionalidad de las Leyes en Chile (1811-2011), Cuadernos del Tribunal
Constitucional, Nº 43, 2011, p. 16.
207
Ibid.
121
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Nótese, del mismo modo, que el Capítulo IV emplea la voz Gobierno, no Poder
Ejecutivo (ni Presidente de la República), puesto que los miembros de la Comisión
Constituyente entendieron que la función del Presidente de la República es más amplia
que la simple ejecución de la ley.
(2) Estableció las materias que podían ser objeto de regulación legal (artículo
63). Las restantes pueden ser objeto de regulación por el Presidente de la
República en razón de su potestad reglamentaria autónoma; y
(3) La ley no podía sino que regular las “bases esenciales de un ordenamiento
jurídico” y lo restante -es decir, el detalle- debía serlo por el reglamento
(potestad reglamentaria de ejecución).
A ello súmese:
TRIGESIMOCTAVO: Que, asimismo, hay que considerar que los principios del ius
puniendi se aplican con matices. Ello significa, en palabras de la Corte Suprema, que “la
naturaleza de las contravenciones administrativas, en las que confluyen componentes
técnicos, dinámicos y sujetos a variabilidad en el tiempo, hace imposible su síntesis
descriptiva en un precepto general como lo es una ley, de modo que el principio de
tipicidad al traspasarse al ámbito sancionatorio de la Administración admite ciertos
grados de atenuación” (SCS 2518/2010; 10045/2011).
Lo anterior se traduce, en el caso que se analiza, en que el legislador no puede ir más
allá, porque no puede prever la infinidad de incumplimientos en que puede incurrir una
208
Sarmiento, Daniel, El Soft Law administrativo, Editorial Thomson Civitas, Madrid 2008, p. 33.
209
Sentencia del Tribunal Constitucional Rol Nº 2264.
122
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
determinada empresa. Para ilustrar lo anterior, baste considerar que la Ley de Servicios
Eléctricos tiene 225 artículos y el Reglamento de esta ley (D.S. N° 327/98, Ministerio de
Minería) tiene 327 artículos. La mayoría de estas disposiciones establecen deberes para
las empresas, que eventualmente pueden ser transgredidos. La única forma que
encontró el legislador de englobar todos estos deberes, es sancionando la infracción de
normas y el incumplimiento de instrucciones y órdenes;
(b).- La creciente normativa infralegal, ya sea sectorial o local. Por ejemplo, en cuanto
a la primera, en el ámbito de las superintendencias, y en cuanto a la segunda, en el
ámbito de las municipalidades (administración comunal o local). Quedémonos en este
último caso: las municipalidades, conforme dispone el artículo 12 inciso 2º de la Ley Nº
18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades210, pueden dictar ordenanzas
municipales, las cuales son “normas generales y obligatorias aplicables a la
comunidad”. Así, recientemente el Tribunal Constitucional ha afirmado211 que a través
de ellas se evidencia una “potestad reglamentaria local”:
Así las cosas, pareciera que más que responsabilidad del Estado legislador, nos
encontramos actualmente frente a una responsabilidad del Estado-normador, ya que
esta nomenclatura comprendería las otras hipótesis de actuación normativa del Estado
distintas a la ley (sino frente a una responsabilidad del Estado por acto lícito, toda vez
que toda actividad formal del Estado, entre las que se sitúa el actuar normativo, se
presume lícito –la norma legal se presume constitucional, y la norma infralegal, legal-).
Desde entonces hasta hoy (junto con la denominada propietarización de los derechos)
se ha experimentado un fenómeno que se ha venido en denominar
“constitucionalización del Derecho chileno” y que alude a la configuración de un Estado
Constitucional de Derecho, en el que la Constitución tiene fuerza normativa, sin
necesidad de ley de desarrollo, y que, por tanto, a ella quedan afectos todos los
órganos del Estado y particulares, así como las normas del ordenamiento jurídico y los
210
Dicho precepto establece: “Las ordenanzas serán normas generales y obligatorias aplicables a la
comunidad. En ellas podrán establecerse multas para los infractores, cuyo monto no excederá de cinco
unidades tributarias mensuales, las que serán aplicadas por los juzgados de policía local correspondientes.”
211
Sentencia del Tribunal Constitucional Nº 1669.
123
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
En este sentido, la sentencia Rol Nº 976 (de junio de 2008) del Tribunal Constitucional
–inaplicabilidad sobre el artículo 38 ter de la Ley Nº 18.933, de Isapres (precepto que
permite a estas instituciones aumentar el valor del plan de salud en la medida que
aumenta la edad del cotizante, sin que ello le reporte una mejora en los beneficios del
plan de salud) expresamente consultó esta idea:
(c) Estableció una nueva acción, llamada de inconstitucionalidad, que puede solicitarse
sólo respecto de un precepto que previamente haya sido declarado inaplicable, por
cualquiera –acción pública-, y que importa un control abstracto de constitucionalidad –
no referida a un caso concreto-; el que de ser acogido deroga el precepto legal
impugnado.
124
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
212
Respecto de este tópico y su incidencia en el Derecho Administrativo, véase: Román Cordero, Cristian,
Neoadministrativismo(s), en Revista de la Asociación Internacional de Derecho Administrativo, Nº 4, 2008,
p. 263 y ss.
125
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Este es el origen de la cuestión. Ella se fundó –y se funda aún (para alguna línea
jurisprudencial)- en dos argumentos: (i) la soberanía del Estado; y (ii) la ausencia de
una norma legal que desarrolle la responsabilidad del Estado por acto legislativo (ya
sea en forma general o especial).
(i).- Soberanía del Estado. Así, por ejemplo, la Corte de Apelaciones de Santiago (Rol
Nº 7650-2006) [a propósito de la demanda deducida por Zona Franca de Iquique en
contra del Fisco de Chile por el daño derivado de una ley que estableció y concedió
beneficios a la Zona Franca de Arica] ha observado lo que sigue:
213
Mir Puigpelat, Oriol, p. 59. En el mismo sentido Ferrajoli, “El futuro de la paz”, texto de la ponencia
presentada el 15 de enero de 2002 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona CASSESE,
Sabino, Crisis y transformaciones del Derecho Administrativo, (trad. De Casino Rubio, Miguel,) DA, N°s 250-
251, enero-agosto 1998), 210-221. Le trasformazioni del diritto amministrativo dal XIX al XXI secolo, texto
de la ponencia que presentó en el curso de la UIMP titulado Delos Ferrocarile a la telecomunicaciones, las
transformaciones del Derecho Administrativo: tiempo, forma y espacio y celebrado en Barcelona los días 18
y 19 de julio de 2001 (publicada en Riv diritto Pubblico, n° 2002).
214
Aranguren, Alli, op. cit. p. 383.
126
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
estos instrumentos procesales, cuya finalidad es impedir que entre en vigencia o sea
aplicada a un caso concreto una ley que vulnere derechos garantidos por la Constitución
(E. Barros B. Tratado de Responsabilidad Extracontractual, pág. 520, Ed. Jurídica,
2007). Que, de conformidad a lo expuesto, la regla general es que el Estado no
responde por cambios legislativos, en la medida que actúe dentro del marco de
protección de los derechos patrimoniales del artículo 19 N° 24 de la Constitución”.
(ii).- Ausencia de norma legal que desarrolle la responsabilidad del Estado por acto
legislativo. En el año 2012 la Corte Suprema (sentencia Rol Nº 9.924-2010) se ha
pronunciado sobre la responsabilidad del Estado a consecuencia de una actuación lícita
(amparada en texto legal expreso) adoptada por el SESMA Metropolitano durante el
2004 en orden a decomisar y destruir carne de vacuno que Empresas Fernández
importó y cuyo ingreso fuera autorizado por el SAG, pues en Canadá, de donde
provenía dicha carne, se detectó, con posterioridad, un foco del mal de las vacas locas.
Se trataba de una medida preventiva con la finalidad de evitar la eventual propagación
de dicha enfermedad en nuestro país.
Décimo quinto: Que, por otra parte, el sentenciador de primera instancia invoca como
disposiciones fundantes de la responsabilidad del Estado el artículo 19 numerales 20 y
24 de la Constitución Política. Sin embargo, el juez yerra pues no advierte que se trata
de garantías que se refieren a determinados derechos, pero en ningún caso a la
consagración de algún tipo de responsabilidad extracontractual del Estado. Aparte de lo
anterior, es pertinente considerar que cuando el constituyente quiso conceder derecho a
una indemnización en relación a alguno de los numerales del artículo 19 lo señaló
expresamente, como en el caso del artículo 19 N° 7 letra i), en el mismo N° 24 y en el
artículo 45.
Décimo sexto: Que en este sentido, la circunstancia que determinadas leyes especiales
hayan consagrado excepcionalmente un régimen especial indemnizatorio demuestra que
el derecho a indemnización por actos lícitos a favor de las personas afectadas sólo opera
en virtud de un texto legal expreso y no porque la Constitución Política establezca una
regla especial de responsabilidad.
Que reafirma lo expuesto lo preceptuado en la letra j) del artículo 7 de la Ley N° 18.755,
que establece normas del Servicio Agrícola y Ganadero. En efecto, la disposición citada
faculta, de manera excepcional y previa autorización por decreto supremo del Ministro
de Agricultura y que además llevará la firma del Ministro de Hacienda, al Director de
dicho servicio para disponer el pago de indemnizaciones a propietarios de bienes o
productos no contaminados o sanos, que haya sido necesario sacrificar, beneficiar o
destruir, como asimismo por las restricciones del uso de predio rústicos dispuestas por el
Servicio, para prevenir, controlar o erradicar alguna enfermedad o plaga; limitándose en
tal caso las indemnizaciones al daño patrimonial efectivamente causado.
127
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Cea Egaña, ex Presidente del Tribunal Constitucional, haciéndose cargo del primer
fundamento de la irresponsabilidad, antes señalado, ha expresado que “resulta
insostenible en el Estado Social de Derecho que el Estado Legislador cause daños y
que, alegando haber obrado en ejercicio de la soberanía, pretenda sustraerse de sus
obligaciones más elementales y legitimantes en la sociedad política civilizada”215.
215
Cea Egaña, José Luis, Prólogo del libro de Zúñiga Urbina, Francisco, Responsabilidad del Estado
Legislador, Editorial Lexis Nexis 2005, p. 5.
128
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
216
Núñez Leiva, José Ignacio, La responsabilidad patrimonial del Estado Legislador por leyes declaradas
inconstitucionales, Ed. Librotecnia, Santiago, 2012, p. 124 y 125.
217
Al respecto véase: Román Cordero, Cristian, El requerimiento de inaplicabilidad como mecanismo de
control de la arbitrariedad del Legislador, en Revista de Derecho Público Nº 72.
129
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Sobre este principio, Eugenio Valenzuela Somarriva (ex Ministro del Tribunal
Constitucional) ha observado:
130
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Del mismo modo, Laguna Paz, en relación a las autorizaciones (actos administrativos
favorables), plantea que aquellas en caso alguno impiden la innovación legislativa
cuando así lo exige el interés general:
218
Valenzuela Somarriva, Eugenio, Criterios de Hermenéutica Constitucional aplicados por el Tribunal
Constitucional, Cuadernos del Tribunal Constitucional, Nº 31 (2006), p. 35.
219
Laguna Paz, José Carlos, La autorización administrativa, Editorial Thomson-Civitas, Madrid, 2006, p. 37.
131
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
una exigencia del propio modelo constitucional y, por ello mismo, un imperativo
jurídico-normativo que arranca de la Constitución y se prolonga por todo el
ordenamiento jurídico al que, con diferente alcance e intensidad, se hallan
sujetos todos los poderes públicos. (…) Es el legislador quien más tiene que
decir en la construcción del Estado Social, pues la actuación de los jueces y de la
Administración se halla mediatizada y sometida a la ley.”220
C.- ¿Cómo se evidencia el daño que puede dar origen a responsabilidad patrimonial del
Estado-Legislador?
Esto explica el hecho que muchas veces esta materia (responsabilidad del Estado-
Legislador) es tratada por importante doctrina como responsabilidad del Estado-
Administrador por actuación lícita.
(2).- A través de una actuación judicial (normalmente una sentencia) que aplica la ley.
El legislador respecto de los daños que una nueva ley eventualmente originará a
particulares, puede tener las siguientes posiciones:
Lo habitual es que la ley, aun cuando el legislador haya previsto que de su aplicación
puedan derivarse daños a particulares, nada diga sobre el particular. Lo excepcional es
que se establezca expresamente en la ley un derecho a la indemnización a favor de
éste. Ello acontece, por ejemplo:
220
Gómez Puente, Marco, La inactividad del legislador: una realidad susceptible de control, editorial McGraw
– Hill, Madrid, 1997, p. XXXI.
132
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Ley Nº 18.755, Orgánica del Servicio Agrícola y Ganadero, art. 7º, letra j)
(e) Delimitación vs. privación de derechos. Es dable limitar derechos, siempre que lo
haga el legislador y no lesione el contenido esencial de los mismos. Si la limitación
traspasa este límite (el “límite de los límites”), la limitación deviene en “privación” y en
tanto tal da derecho a indemnización.
133
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
B.- Jurisprudencia.
11º) Que, dada la naturaleza y entidad de los hechos que el fallo asienta y que recién
se han sintetizado, forzosamente tenía que concluirse que la demanda era atendible:
la prohibición del Decreto Supremo Nº 29, aunque loable y oportuna porque esos
bellos, nobles e históricos árboles estaban en vías de extinción y aunque basada en la
ley, redunda en graves daños para los propietarios de Galletué que han acatado la
decisión de la autoridad, no siendo equitativo que los soporten en tan gran medida sin
que sean indemnizados por el Estado, autor de la decisión, conforme a los principios
de la equidad y justicia;
221
Corte Suprema Rol Nº 2213-2000.
134
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Lo singular de este caso es que la prohibición dispuesta por el Director del SAG se
extendió por buena parte de la década de los 80`s y 90`s. Así antes de 1989 no había
norma legal expresa que reconociera el derecho a indemnización, mas sí después de
ese año.
7º) Que tal criterio omite considerar que el inciso 2º del artículo 38 de la Constitución
Política, al establecer que "Cualquier persona que sea lesionada en sus derechos por la
Administración del Estado, de sus organismos o de las municipalidades, podrá reclamar
ante los tribunales que determine la ley,...", obliga al Estado a indemnizar cuando se ha
producido una “lesión patrimonial”, lo que implica un detrimento antijurídico sufrido en el
patrimonio de una persona, ya que proviene de un acto ilícito de su autor, ya porque el
que lo sufre no estaba en el deber de soportarlo, aún sin ser ilegal aquel acto;
135
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
“Artículo 13.- Los propietarios de terrenos colindantes con playas de mar, ríos o
lagos, deberán facilitar gratuitamente el acceso a éstos, para fines turísticos y de
pesca, cuando no existan otras vías o caminos públicos al efecto.
La fijación de las correspondientes vías de acceso la efectuará el Intendente
Regional, a través de la Dirección, previa audiencia de los propietarios,
arrendatarios o tenedores de los terrenos y, si no se produjere acuerdo o aquéllos
no asistieren a la audiencia, el Intendente Regional las determinará
prudencialmente, evitando causar daños innecesarios a los afectados. De esta
determinación podrá reclamarse a los Tribunales Ordinarios de Justicia dentro del
plazo de 10 días contados desde la notificación de la resolución de la Dirección,
los que resolverán con la sola audiencia del Intendente y de los afectados.”;
22º. Que, es fundamental distinguir entre la privación y las limitaciones al dominio, pues
el sustento de la privación es el interés nacional y la utilidad publica, en cambio el
fundamento de las limitaciones al dominio lo constituye la función social que debe
cumplir la propiedad.
Además, privación supone, según su sentido natural y obvio “despojar a uno de una cosa
que poseía” (Diccionario de la Lengua Española, 1992, Tomo II, pág. 1969). En igual
sentido se ha fallado que privar a alguien de un derecho consiste en “apartar a uno de
algo o despojarlo de una cosa que poseía” (Corte Suprema, 27.03.1983, Rev. 80,
sección 5ª, pág. 244).
Limitar, en cambio importa “acortar, cerrar, restringir” (Diccionario de la Lengua
Española, 1992, Tomo II, pág. 1258).
De ésta manera las limitaciones suponen el establecimiento de determinadas cargas al
ejercicio de un derecho, dejándolo subsistente en sus facultades esenciales;
23º. Que, a juicio de este Tribunal la obligación de los propietarios colindantes con las
playas de otorgar gratuitamente una vía de acceso a éstas, constituye una limitación al
dominio de dichos propietarios y no una privación total de éste o una imposibilidad
absoluta del ejercicio de las facultades esenciales de uso, goce;
24º. Que, de acuerdo al artículo 19, Nº 24, de la Constitución Política, las limitaciones y
obligaciones al dominio deben ser impuestas por ley y derivan de la función social que
tiene que cumplir la propiedad, y como bien lo ha dicho este Tribunal, en sentencia Rol
Nº 146, de 21 de abril de 1992, no pueden afectar la esencia del derecho, de acuerdo al
artículo 19, Nº 26, de la Constitución Política de 1980;
25º. Que, la función social de la propiedad significa que ésta tiene un valor individual y
social por lo que debe estar al servicio de la persona y de la sociedad. La Constitución
alemana dice: “la propiedad obliga”, para hacer notar que el dominio además de conferir
derechos, impone deberes y responsabilidades a su titular. Estos deberes y
136
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
responsabilidades del propietario que armonizan los intereses del dueño y de la sociedad
puede decirse que constituyen la función social de la propiedad;
32º. Que, utilizando el mismo criterio que el citado en los fallos anteriores para ver si el
Estado debe o no pagar indemnización por la vía que el Decreto Supremo Nº 1, de
Bienes Nacionales, de 1996, impone a los propietarios de terrenos colindantes con las
playas, es preciso determinar si esta limitación causa daño y si afecta alguno de los
atributos o facultades esenciales del dominio;
33º. Que, las limitaciones son de tal naturaleza, de acuerdo al citado Decreto Supremo
Nº 1, de 1996, que constituirían servidumbres que permitirían verdaderos caminos,
tanto para peatones como para buses o automóviles u otros vehículos motorizados por
terrenos de propietarios que tendrían que soportar esta carga.
Del examen del decreto se advierte que en los terrenos de los propietarios colindantes a
los bienes nacionales de uso público la autoridad fijará los deslindes, dimensiones y
superficie de la vía, lo que evidentemente causará un daño, pues se trataría de una
limitación al dominio que consistiría en una servidumbre de tránsito, tanto para peatones
como para vehículos, sin pago de indemnización alguna;
34º. Que, esta vía de acceso es evidente que causaría una privación parcial significativa
de los atributos del ejercicio del derecho de propiedad, como son especialmente el uso y
el goce del terreno.
Al no establecer el Decreto cómo se puede hacer uso de la vía de acceso, ello puede
permitir un tránsito peatonal y de vehículos y obligará a dichos propietarios colindantes a
adoptar una serie de medidas que no hay duda que causarán daño y además, si bien no
les priva del dominio del terreno de la vía de acceso, se les limitan las facultades de uso
y de goce de tal forma que éstas pasan a constituir en la práctica más que una limitación
una privación parcial del uso y goce al ejercicio del derecho de dominio.
En este caso no hay privación total del uso y goce pero si una limitación que hace
ilusorio estos atributos del dominio y que es indudable que en la especie causa daño y
que éste debe ser indemnizado;
Con todo, establece una máxima: las limitaciones no dan derecho a indemnización,
mas sí las privaciones.
222
Revista Gaceta Jurídica, Chile Nº 281, p. 122.
137
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“13º. Que el caso de autos participa plenamente de las características que hacen
procedente la indemnización conforme al mencionado principio. En efecto la demandante
ha experimentado un daño anormal, que afecta de manera esencial sus facultades de
uso y goce, inherentes al dominio del fundo que detenta. El perjuicio sufrido es sacrificio
particularizado a favor de la comunidad nacional, que podrá disfrutar de las especies
arbóreas protegidas, para fines de defensa y fomento del medio ambiente ecológico.
Finalmente, el sacrificio especial impuesto es grave, en cuanto impone a la actora un
desmedro patrimonial evaluable económicamente, que no está obligada a soportar.
19°. Que, este punto de vista armoniza con el claro espíritu del constituyente, deducible
de los preceptos objeto del análisis precedente, que sustentan sólidamente la conclusión
en orden a la obligación de apreciar los actos lícitos de la Administración con arreglo a
las mismas pautas que gobiernan el instituto de la expropiación y, por ende, obligan a
reparar las consecuencias dañosas producidos por aquellos que, sin generar privación del
dominio, importan privación de facultades o atributos esenciales del mismo, como
sucede con el acto de autoridad materia de nuestro análisis”
Lolco dedujo casación el fondo por entender que la aplicación del artículo 19 Nº 24 de
la Constitución en la resolución del caso en orden a acotar lo rubros indemnizatorios al
“daño patrimonial efectivamente causado” (y no a todo daño) importaba infracción de
ley que influía sustancialmente en lo dispositivo del fallo (pretendía que se indemnizara
“todo daño”, lo que avaluaba en $ 9.500.000.000). Por su parte, el Fisco no dedujo
recurso de casación en el fondo.
Así las cosas, la Corte Suprema223, rechazó el recurso de casación deducido por Lolco.
Lo interesante es que dicha Magistratura en su fallo da a entender que no concuerda
con lo resuelto por la Corte de Apelaciones de Santiago, en términos tales que si el
Fisco hubiese deducido el recurso de casación en el fondo, como habría sido de rigor,
bien podría haber revocado el fallo en cuando a la admisibilidad de la indemnización
otorgada a la contraria.
En lo medular sostuvo:
223
Corte Suprema, Rol Nº 381-2004.
138
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
46º) Que, por lo demás, tampoco parece atendible que se efectúe una crítica como la
que se comenta, desde que ha sido precisamente dicha alusión la que ha servido a los
jueces del fondo para otorgar a la demandante una millonaria y más que discutible
indemnización, de tal manera que desde esta perspectiva dicha mención no sólo no le ha
implicado agravio, sino que ha entrañado un innegable beneficio para ella, porque se o
tuvo la referida indemnización, y ello, como también se ha precisado, manteniendo en su
patrimonio el bien raíz de que se trata, así como todas las especies arbóreas que ésta
contiene, incluso las especies acompañantes de la que está prohibido explotar, cuyo
aprovechamiento se puede hacer por el método que determinaron los jueces del fondo;”
Artículo 9º.- Son Monumentos Históricos los lugares, ruinas, construcciones y objetos de
propiedad fiscal, municipal o particular que por su calidad e interés histórico o artístico o
por su antigüedad, sean declarados tales por decreto supremo, dictado a solicitud y previo
acuerdo del Consejo.
Artículo 10º.- Cualquiera autoridad o persona puede denunciar por escrito ante el
Consejo la existencia de un bien mueble o inmueble que pueda ser considerado
Monumento Histórico, indicando los antecedentes que permitirían declararlo tal.
Artículo 11º.- Los Monumentos Históricos quedan bajo el control y la supervigilancia del
Consejo de Monumentos Nacionales y todo trabajo de conservación, reparación o
restauración de ellos, estará sujeto a su autorización previa.
Los objetos que formen parte o pertenezcan a un Monumento Histórico no podrán ser
removidos sin autorización del Consejo, el cual indicará la forma en que se debe proceder
en cada caso.
224
Ver: Román Cordero, Cristian, Ley de Monumentos Nacionales: Anatomía de un Fracaso, en I Jornadas
Internaciones de Derecho Urbanístico, UNAM, 2008.
139
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Piénsese, además, que el valor de un inmueble, por regla general, está en su “paño”,
no en lo que hay construido sobre él. Así, si Ud. es dueño de un edificio erigido sobre
un paño amplio y es declarado monumento nacional, ciertamente sufre un importante
daño patrimonial. Así, por ejemplo, cuando el edificio de la bolsa de comercio de
Santiago, mediante Decreto Supremo, fue declarado monumento nacional, los
propietarios dedujeron diversas acciones para revertirlo, lo que no pudieron. Lo mismo
aconteció el año pasado cuando fueron declarados monumentos nacionales el Lote 18
de la Villa San Luis (edificios sociales erigidos durante el Gobierno de Salvador Allende
en Las Condes, en las calles Presidente Riesco con Urano)225 y con el edificio de
Bellavista Oveja Tomé (en el cual se alojaba esta empresa de telas de la localidad
homónima)226.
Palacio Pereira. Este palacio, de estilo clásico, con elementos del renacimiento francés
del Siglo XVII, fue construido a finales del siglo XIX por el arquitecto Lucien Ambroise
Renault, entre cuyas obras se cuentan, además, los edificios del Congreso Nacional y la
Casa Central de nuestra Universidad. Atendida la relevancia histórica del edificio, fue
declarado monumento nacional, con fecha 28 de agosto de 1981, mediante el Decreto
Supremo Nº 5746, mas, por pasividad de quien fuera su propietario, una empresa
constructora, su estado durante mucho tiempo fue ruinoso, como puede apreciarse a
continuación (fotos tomadas por mí en 2008, aprox.).
225
Véase: http://www.pulso.cl/empresas-mercados/villa-san-luis-inmobiliaria-recurre-la-justicia-defender-
proyecto/
226
Véase: http://www.latercera.com/noticia/incierto-futuro-del-edificio-bellavista-oveja-tome/
140
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Pues bien, al contrastar los artículos 11 y 12 del referido cuerpo legal con el estatuto
constitucional del derecho de propiedad, cabe concluir con nitidez que dichos
preceptos, que imponen al propietario del monumento nacional la subordinación del
ejercicio de la facultad de disposición material a la autorización del Consejo de
Monumentos Nacionales, así como el deber legal de conservarlo “debidamente”,
asumiendo integra y exclusivamente los costos de ello, si bien están inspirados en el
fin social del derecho de propiedad, en específico, en el interés general de la Nación,
importan una lesión al contenido esencial de este derecho, así como una flagrante
infracción a la garantía de la igual repartición de las cargas públicas, al gravar, para la
satisfacción de ese preciado interés público, un solo patrimonio, sin indemnización
correlativa.
Con todo, el Palacio Pereira dio origen a dos sentencias judiciales en relación a la
materia que nos convoca. Para efectos didácticos las denominaremos: Palacio Pereira I
y Palacio Pereira II:
141
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Se trata de una demanda por concepto de responsabilidad patrimonial del Estado. Fue
rechazada bajo el predicamento que no existe una norma legal que en forma expresa
reconozca para estos casos el derecho a la indemnización.
33°) Que existe también consenso en doctrina que la responsabilidad objetiva en nuestro
ordenamiento jurídico es de carácter excepcional, esto es, sólo opera cuando el
legislador interviene expresamente y ello es así por cuanto su aplicación implica otorgar
un tratamiento particular por sobre el régimen común y general.
142
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
36°) Que es pertinente recordar que de acuerdo al tenor del propio libelo en que se
contiene el recurso, dicha responsabilidad se afincaría en lo dispuesto en los artículos 6 y
7 de la Carta Fundamental. Sin embargo, es menester consignar que dichos preceptos
en sus respectivos incisos finales disponen que la infracción en que los órganos del
Estado incurran en el ejercicio de sus funciones generará u originará Las
responsabilidades y sanciones que la ley señale o que determine la ley. Vale decir, que la
Constitución Política se limita a consagrar el principio de responsabilidad del Estado, pero
esta responsabilidad, como lo señala el texto constitucional, es la que señala o
determina la ley.
38°) Que, por otra parte, el recurso de nulidad sustancial invoca como disposiciones
infringidas los artículos 19 numerales 20 y 24 de la Constitución Política. Sin embargo,
no advierte el impugnante que se trata de garantías que se refieren a determinados
derechos, pero en ningún caso a la consagración de algún tipo de responsabilidad
extracontractual del Estado. Aparte de lo anterior, es pertinente considerar que cuando
el constituyente quiso conceder derecho a una indemnización en relación a alguno de los
numerales del artículo 19 lo señaló expresamente, como en el caso del artículo 19 N° 7
letra i), en el mismo N° 24 y en el invocado artículo 41 N° 8 (actual artículo45).
40°) Que, por consiguiente, no hay normativa que consagre la pretendida obligación
indemnizatoria por infracción a los artículos 19 N° 20 y N° 24 de la Constitución Política
y por tal razón la mención de los preceptos constitucionales en el recurso de nulidad de
fondo atribuyendo su falta de aplicación por los juzgadores resulta injustificada.
44°) Que, por otra parte, las mismas alusiones que refiere el recurrente en este capítulo
a determinadas leyes especiales que han consagrado un régimen especial indemnizatorio
demuestran lo que se ha sostenido a lo largo de este fallo, en cuanto a que hay derecho
a indemnización por actos lícitos a favor de aquellas personas afectadas en virtud de un
texto legal expreso y no porque la Constitución Política establezca una regla especial de
responsabilidad.
Finalmente cabe apuntar que en el año 2011 el Palacio Pereira fue adquirido por el
Estado y, prontamente, se iniciaron las obras de restauración a fin de instalar en él el
Consejo de Monumentos Nacionales y la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos227.
227
Véase: http://www.latercera.com/noticia/santiago/2014/05/1731-577427-9-en-junio-terminan-el-diseno-
definitivo-de-la-restauracion-en-palacio-pereira.shtml
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Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Séptimo: Que, por consiguiente, la cuestión jurídica que plantea este proceso
es si existe en el derecho chileno una consagración de responsabilidad del Estado por
actos lícitos, fundada en la producción de un daño estatal de naturaleza constitucional,
sustraída de las reglas de responsabilidad extracontractual del derecho común.
Debe indicarse desde ya que yerra el juez de primer grado al referirse a lo
dispuesto en la Ley N° 18.575 para fundar en forma secundaria su decisión, puesto
que la norma de responsabilidad estatal contenida en el artículo 42 de ese cuerpo legal
opera cuando los órganos de la Administración del Estado actúan en forma antijurídica,
lo que, como se ha dicho, no constituye un presupuesto de la acción y, por tanto, cabe
establecer para despejar cualquier duda que no se trata en la especie de una hipótesis
de falta de servicio.
144
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Décimo octavo: Que por consiguiente, los jueces del fondo incurren en error
de derecho al confirmar el fallo de primera instancia, puesto que no hay normativa que
consagre la pretendida obligación indemnizatoria por infracción a los artículos 19 N° 20
y N° 24 de la Constitución Política y por tal razón la mención de los preceptos
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Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Duodécimo: Que es conveniente señalar, una vez más, que el sistema chileno de
responsabilidad del Estado se construye sobre la base de la noción de falta de servicio
y no sobre la idea de responsabilidad objetiva y que, contrariamente a lo sostenido por
algunos autores locales, dicha institución se encuentra plenamente vigente y sigue
siendo el fundamento de la responsabilidad del Estado en el país de donde se tomó
para introducirla en Chile en la Ley de Bases Generales de la Administración del Estado,
constituyendo, -al igual que en nuestro país- la excepción, los casos de responsabilidad
“sin culpa”. Así, en reciente publicación titulada “Traité de Droit Administratif” bajo la
dirección de Pascale Gonod, Fabrice Melleray y Philippe Yolka, Ediciones Dalloz año
2011, se propone que en responsabilidad administrativa hay un periodo clásico, de
1935 a 1990, y un periodo moderno, de 1990 a 2010. En el periodo moderno las
innovaciones se refieren a las reglas de indemnización y de responsabilidad. En estas
últimas, se mantiene siempre la necesidad de que el hecho que la comprometa sea un
hecho “fautif” que cause el daño, además del perjuicio y el vínculo de causalidad (Cfr.
Op. Cit., p. 662), consistiendo la evolución el retroceso en el campo de la “falta grave”;
aumento de la presunción de falta, y de los casos de responsabilidad sin falta, que se
146
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Décimo tercero: Que, por otra parte, el recurrente invoca como disposiciones
fundantes de la responsabilidad del Estado el artículo 19 numerales 20 y 24 de la
Constitución Política. Sin embargo, su planteamiento no es correcto, pues no advierte
que se trata de garantías que se refieren a determinados derechos, pero en ningún
caso a la consagración de algún tipo de responsabilidad extracontractual del Estado.
Aparte de lo anterior, es pertinente considerar que cuando el constituyente quiso
conceder derecho a una indemnización en relación a alguno de los numerales del
artículo 19 lo señaló expresamente, como en el caso del artículo 19 N° 7 letra i), en el
mismo N° 24 y en el artículo 45.
Décimo sexto: Que, por consiguiente, no hay normativa que consagre la pretendida
obligación indemnizatoria por infracción a los artículos 19 N° 20 y N° 24 de la
Constitución Política y por tal razón cabe concluir que la sentencia impugnada por la vía
de casación en el fondo no ha incurrido en los errores de derecho que se atribuyen en
los términos descritos por el impugnante, razón por la cual el recurso deducido debe
ser desestimado.
147
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Sexto: Que para resolver adecuadamente la cuestión planteada se debe tener presente
que, tal como lo ha sostenido esta Corte en casos anteriores, en nuestro ordenamiento
jurídico el régimen de responsabilidad extracontractual del Estado no es de naturaleza
objetiva, pues no basta la producción de un daño causado por la Administración para
que nazca la obligación de indemnizar. Lo anterior es relevante por cuanto los
sentenciadores, aun cuando no lo han explicitado, para resolver como lo han hecho han
atendido a un régimen de responsabilidad objetiva o estricta, al que le atribuyen una
naturaleza constitucional asilándose en el artículo 38 inciso segundo de la Constitución
Política de la República. Esto constituye un claro error de derecho por cuanto esta
norma constitucional sólo prevee la procedencia de la responsabilidad de los órganos
de la Administración del Estado, sin que de forma alguna establezca el régimen
conforme al cual ella surgirá. En efecto, este artículo dispone: “Cualquier persona que
sea lesionada en sus derechos por la Administración del Estado, de sus organismos o
de las municipalidades, podrá reclamar ante los tribunales que determine la ley, sin
perjuicio de la responsabilidad que pudiere afectar al funcionario que hubiere causado
el daño”. Su solo tenor permite sostener que, después de consagrar la procedencia de
la responsabilidad del Estado, tiene por finalidad atribuir competencia judicial para
conocer de los reclamos o demandas de las personas lesionadas en sus derechos por la
Administración del Estado a los tribunales ordinarios de justicia, como fluye de su
actual texto a partir de la reforma constitucional de la Ley N° 18.825 de 1989, que
eliminó la referencia a los tribunales de lo contencioso administrativo, por lo que en ella
no puede sustentarse la pretendida responsabilidad objetiva del Estado.
Esta tesis es sostenida por diversos autores en nuestra doctrina nacional, entre
ellos Ricardo Sanhueza, quien señala: “No puede sostenerse que la constitución ha
148
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
querido regular por sí, ante sí y con independencia de toda regulación legislativa el
sistema de responsabilidad patrimonial extracontractual del Estado administrador.
¿Qué es lo que ha hecho la Constitución Política, entonces?: fijar un principio general
del derecho, como es la responsabilidad patrimonial de la administración del Estado”.
Continúa el autor citando a Francisco de Ahumada: “En efecto, está más acorde con el
texto, solidez y la propia naturaleza de la Carta Fundamental entender que ésta ha
operado elevando al más alto nivel, al consagrar el principio de responsabilidad
patrimonial de la administración; pero lo ha hecho dejando a su vez amplio margen a
las decisiones políticas del parlamento, en cuanto la configuración de la responsabilidad
que, en cada momento, se entienda más acorde con el desarrollo social, las
necesidades y conveniencias que presente esta evolución”. (“Responsabilidad
Patrimonial del Estado Administrador Chileno”, Ricardo Sanhueza, Editorial
LegalPublishing, pág. 116-117).
Noveno: Que de lo dicho fluye que la responsabilidad objetiva del Estado en nuestro
ordenamiento jurídico es de carácter excepcional, esto es, sólo opera cuando el
legislador interviene expresamente y ello es así por cuanto su aplicación implica
149
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
otorgar un tratamiento particular por sobre el régimen común y general. Esta premisa
básica, unida a la interpretación de las normas que ha sido expuesta en los
considerandos precedentes, determina la improcedencia de conceder una
indemnización por actuaciones lícitas de la Administración, puesto que para que ello
ocurra es necesaria la existencia de un texto legal expreso que la conceda, naciendo
esta indemnización no como una consecuencia de la responsabilidad del Estado sino
que producto del acto legislativo.
Esta opción del legislador se justifica en la medida que un sistema de responsabilidad
objetiva general implicaría que la Administración no podría actuar en aras del bien
común por cuanto siempre se vería amenazada por eventuales reclamos de los
administrados respecto de cualquier tipo de perjuicios que causare su actuación no
obstante haberse apegado estrictamente al ordenamiento jurídico. En este sentido no
podría realizar ni adoptar decisiones en pro de los intereses generales de la nación, la
salubridad pública y la seguridad nacional.
En nuestro ámbito sostiene el profesor Barros Bourie: “Más allá de que la doctrina
carece de fundamento normativo invocado, un régimen de responsabilidad estricta,
basado en la antijuricidad del daño, no puede ser generalizado sin incurrir en graves
dificultades prácticas y conceptuales. En un régimen de ese tipo se asume que todo
daño provocado por la actuación de órganos del Estado debe ser reparado, a menos
que se muestre que se trata de una carga que el ordenamiento hace soportar al sujeto
privado. En la medida que el concepto de daños es amplísimo, es evidente que una
regla de ese tipo altera el orden práctico más razonable para el peso argumentativo,
porque es usual que los actos lícitos de la Administración afecten intereses de los
sujetos privados. El resultado es la inversión de la regla justificatoria, porque cada vez
que un órgano afecta un interés privado en el ejercicio lícito de sus competencias
(como, por ejemplo, en razón de una regulación urbanística o ambiental), deberá
justificar que se trata de un daño que el administrado debe soportar; y cada vez que
ocurre un accidente en que haya tenido una participación causal un servicio público,
queda comprometida la responsabilidad (como sería el caso, por ejemplo, de un
accidente circunstancial en una piscina pública)”. (“Tratado de Responsabilidad
Extracontractual”, Enrique Barros Bourie, Editorial Jurídica de Chile, pág. 493).
150
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Undécimo: Que, por otra parte, es pertinente destacar el yerro en que incurren los
sentenciadores al invocar como base de su decisión el artículo 19 numerales 20 y 24 de
la Constitución Política, normas que constituyen garantías que se refieren a
determinados derechos, pero en ningún caso a la consagración de algún tipo de
responsabilidad extracontractual del Estado. Aparte de lo anterior es pertinente
considerar que cuando el constituyente quiso conceder derecho a una indemnización en
relación a alguno de los numerales del artículo 19 lo señaló expresamente, como en el
caso del artículo 19 N° 7 letra i), en el mismo N° 24 y en el invocado artículo 41 N° 8
(actual artículo 45). El legislador también reconoce casos de afectación lícita que
conceden derecho a indemnización como la Ley Nº 18.755, que establece normas de
reparación por el sacrificio de animales decretado por el Servicio Agrícola y Ganadero.
(b).- Los artículos 19 Nº 20, 24, etcétera, entre otros, si bien consagran derechos
fundamentales, en caso alguno un derecho a la indemnización. Cuando el
Constituyente ha querido así consagrarlo, lo ha hecho expresamente; y
(c).- La responsabilidad del Estado por acto lícito sólo tiene cabida en el contexto de
una responsabilidad objetiva, la que al ser excepcional (la regla general sería la
responsabilidad por falta de servicio), precisa de ley expresa para su consagración.
151
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Si bien la expresión sacrificio especial es de habitual uso entre los autores del Derecho
Público, no existe consenso respecto del alcance de ella. En este sentido, Aldunate
Lizana ha expresado que “En todos estos países, sin embargo, la pregunta queda
abierta: ¿cuáles son los criterios que debe utilizar este juez a quien se le encomienda
la determinación para distinguir entre regulación general y sacrificio especial? No están
fijados y encontramos, por tanto, un caso de traspaso de la decisión política al juez”228.
Según nuestra opinión, hay sacrificio especial en la medida que se verifican los
siguientes requisitos:
En este sentido Barros Bourie ha expresado que la responsabilidad del Estado por
actuación lícita:
La lesión a un derecho puede ir desde una simple limitación hasta una privación.
228
Aldunate Lizana, Eduardo, op cit, nota 83, p. 67 (pie de página).
229
Epstein, Richard. Takings: Private Property and the Power of Emninent Domain. Cambridge, (Mass)
Harvard University Press, 1985, citado por Barros Bourie, Enrique, op cit, nota 99, p. 200 (pie de página).
230
Barros Bourie, Enrique, op cit, nota 99, p. 200. En el mismo sentido, Vedel, George, Droit Administratif,
11 ed., París, Presses Universitaires de France, 1990, p. 598.
231
Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, op cit, p. 1183.
152
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Cabe, entonces, preguntarse cuál es la línea que divide las privaciones, que sí dan
derecho a indemnización, de las limitaciones, que no dan derecho a ellas.
232
Revista de Derecho y Jurisprudencia, Chile, Tomo LXXX, Sec. 5, p. 244.
233
Marienhoff, Miguel, Tratado de Derecho Administrativo, Buenos Aires Editorial Abeledo Perrot, 1973,
Tomo IV, p. 351. Brito, Mariano, “Acción de Expropiación Irregular”, Revista de Derecho Público, Chile, N°
28, julio-diciembre 1980, p. 141. Oelckers Camus, Osvaldo, op cit, nota 31, p. 76. Aylwin Azócar, Patricio,
Derecho Administrativo. Apuntes de Clases. Editorial Universitaria, Tomo III, p. 170. Alessi, Renato, op cit,
nota 81, p. 474.
234
Barnés Vásquez, Javier, La Propiedad Constitucional. El Estatuto Jurídico del Suelo Agrario, Madrid,
Editorial Civitas, 1988, p. 385 y 386.
235
Banda Vergara, Alfonso, “Medio ambiente y Función social del Dominio”, Revista de Derecho de la
Universidad Austral, número especial, agosto 1998, p. 83.
153
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derecho ni importen privar a su titular de alguno de los atributos del dominio, pues
solo podría tener lugar a través de la expropiación”236.
236
Informe con Proposiciones e Ideas, reproducidom elaborado por la Comisión de Estudio de un
Anteproyecto de Nueva Constitución, en VIII Revista Chilena de Derecho Nº 1-6 (1981), p. 213 y 214, citado
por Cea Egaña, José Luis, El sistema constitucional de Chile. Síntesis crítica, Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales, Universidad Austral de Chile, Alfabeta, Santiago, 1999, p. 141
237
Sentencia del Tribunal Constitucional español 11/81, de 8 de abril de 1981.
238
Sentencia del Tribunal Supremo de España de 7 de diciembre de 1981.
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Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
daño sufrido por uno o más de sus miembros tiene el carácter de especial. Así
el juez tendrá que determinar si lo son todos los habitantes de una comuna, o
todos los habitantes del país, o todos los jubilados, o todos los productores
lácteos, etcétera.
(b) Daño comparable. El daño comparable es el rubro, clase o tipo de daño que
se tendrá en consideración a fin de determinar si el daño sufrido por un
individuo tiene el carácter de especial respecto de los demás miembros del
grupo de referencia.
(c) Relación cuantitativa víctima(s) - grupo de referencia. El juez tendrá que
determinar hasta qué cantidad de miembros del grupo de referencia deben ser
lesionados para que el daño se entienda especial, y no general.
En mi opinión, no. ¿Por qué? Porque, de acogerse dicho requerimiento por el Tribunal
Constitucional, el juez de la instancia, en la resolución de la gestión pendiente
invocada, no podrá aplicar el precepto legal declarado inaplicable y así no producirá el
efecto lesivo que su aplicación habría importado.
239
Dorn Garrido, Carlos, La inconstitucionalidad por omisión legislativa, Editorial Metropolitana, Santiago,
2010, p. 404.
155
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
En esta sentencia (de septiembre de 2015), se declaró la inaplicabilidad del artículo 62,
inciso 2º, de la Ley General de Urbanismo y Construcciones (por 6 votos contra 4)241:
Artículo 62, inciso segundo: “Las industrias mal ubicadas, que causen molestias o
daños al vecindario, deberán trasladarse dentro del plazo que les señale la
Municipalidad, previo informe del Departamento de Higiene Ambiental del Servicio
Nacional de Salud y de la Secretaría Regional correspondiente del Ministerio de
Vivienda y Urbanismo. Este plazo no será inferior a un año.”.
Con todo, el Tribunal Constitucional agregó que si se debiera proceder a ese traslado
no podía sino que considerarse “el pago de las indemnizaciones de rigor”. En efecto, en
lo pertinenente sostuvo:
240
Sentencia del Tribunal Constitucional Rol Nº 2684.
241
En sentido contrario se había resuelto en sentencia Molinera del Norte (Roles 2643 y 2644).
156
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
Tampoco basta aducir cualquier “daño”, que se causaría “contra el derecho ajeno” de los
vecinos a “vivir en un medio ambiente libre de contaminación”, para llegar a desconocer
aquel ya asentado derecho de propiedad. Faltando en la legislación connotar algunos
supuestos que evidencien tal daño y que ameriten ese traslado, como medio único y
necesario, los antecedentes de este caso concreto llevan a presumir que la requirente ha
ejercido legítimamente su derecho y que, por ello, se encuentra plenamente amparada por
las garantías que al efecto confiere la Constitución;
Así, en la especie toma forma una supresión virtual de las prerrogativas inherentes al
dominio, en circunstancias que la Constitución (artículo 19, N° 24°, inciso tercero), a los
efectos de exigir que medie una expropiación, entiende que la privación del dominio no
sólo acontece cuando se quita o despoja al dueño de lo suyo, en su totalidad, sino también
cuando al titular -aun conservando nominativamente tal carácter- se le desposee,
parcialmente, de alguno de los atributos o facultades esenciales que caracterizan la
propiedad, según ha señalado este Tribunal (Rol N° 334, considerando 19°);
Empero, la norma en examen no satisface este género de exigencias, pues omite algunos
elementos que contribuirían a mitigar los efectos intensamente gravosos que conlleva la
ejecución de tal medida de “traslado”. Tales como la previsión de un procedimiento
reglado, donde se dé traslado al afectado de los informes sectoriales que obran en su
contra, así como la posibilidad de aportar otros antecedentes con el objeto de que sean
debidamente ponderados por la autoridad, incluido el Concejo municipal. Amén de
contemplar una instancia superior donde se sopesen las repercusiones que para los
trabajadores de la empresa y otros terceros podría acarrear la adopción de una medida de
tal carácter, de suerte que, en el extremo de que no sea posible conciliar todos los
intereses involucrados, en aras al desarrollo económico y social de la comuna, se
contemple -incluso- el pago de las indemnizaciones de rigor;
242
Sentencia del Tribunal Constitucional Rol Nº 2.299.
157
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Este es un caso reciente (de agosto de 2017), que trata sobre el acuerdo del Consejo
de Monumentos Nacionales de declarar al edificio Bellavista Oveja Tomé como tal, en
contra del cual la arrendataria con opción de compra del edificio (el propietario es el
Banco de Chile) dedujo un recurso de protección, y estando éste pendiente, un
requerimiento de inaplicabilidad ante el Tribunal Constitucional en contra del artículo
243
Sentencia del Tribunal Constitucional Rol Nº 3.086.
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3°. Que la Ley N° 17.288 habla, pues, de una "autorización" que no es la consecuencia
necesaria del cumplimiento de determinados requisitos legales y reglamentarios, sino que
se erige como una anuencia meramente potestativa, que depende de la sola voluntad del
Consejo de Monumentos Nacionales.
Se enajena así el ejercicio del derecho de dominio, desde el momento en que las
facultades de uso, goce y disposición quedan entregadas a la sola decisión del Estado, sin
mediar expropiación y en contravención con el artículo 19, N° 24, inciso tercero, de la
Constitución;
159
Curso de Derecho Administrativo 2019 (12ª PARTE) Prof. Cristian Román
4°. Que, podría aceptarse que la declaración de un Monumento Histórico a través del
correspondiente acto administrativo -decreto supremo del Ministerio de Educación-
comporta una simple "limitación" al dominio, al tenor del artículo 9° de la Ley N° 17.288.
Mas, ni esa norma ni ese efecto han sido objeto de reclamo en estos autos: se refuta el
artículo 12, que deja entregado el ejercicio del derecho de dominio a lo que disponga
facultativamente el Consejo de Monumentos Nacionales, a través de otro acto
administrativo ulterior, ahora contenido en una simple resolución;
5º. Que, la circunstancia de que por aplicación de la ley de marras, al afectado "no se le
niega de manera absoluta" su derecho de propiedad -como dice la sentencia contra la cual
votamos- no faculta colegir que dicha ley dé lugar a una mera "limitación", puesto que la
Constitución es bien clara, en cuanto a que la "expropiación" puede tomar forma en tres
hipótesis, a saber cuando alguien es privado: "de su propiedad", o "del bien sobre que
recae", o "de alguno de los atributos o facultades esenciales del dominio".
9°. Que, para el logro del bien común con pleno respeto a los derechos y garantías que la
Constitución establece (artículo 1° citado), este sistema "asegura" que nadie "en caso
alguno" puede ser privado de lo suyo, "sino" en virtud de una ley que autorice la
expropiación por una causal intensa de bien común -utilidad pública o interés nacional- y
previo pago de la justa indemnización (artículo 19, N° 24, inciso tercero).
Solamente o tan solo por medio de una expropiación ("en caso alguno") alguien puede ser
privado de su propiedad, del bien sobre que recae o de alguno de sus atributos o
facultades esenciales del dominio. Cualquier otra forma contraria, opuesta o distinta a la
expropiación ("sino"), que aún por razones de bien común produzca un efecto expoliador,
se inconforma con la
Constitución (artículo 6°) y debe, por ello, ser purgada del ordenamiento jurídico,
precisamente por no ser acorde a ella;
10°. Que, por lo demás, es un principio elemental del derecho público chileno que el
"interés general" no faculta cargar a uno con todo el peso del bien común temporal, por
constituir ello una gabela desproporcionada.
Si la comunidad toda ha de beneficiarse con una medida de bien común adoptada por el
Estado, entonces aquellos pocos que soportan exclusivamente su costo deben ser
compensados por dicho Estado, autor de la decisión y en nombre de esa colectividad a
cuyo nombre ha obrado. Conjugándose esta manera los precitados artículos 1°, inciso
cuarto, y 19 N° 24, inciso tercero, de la Carta Fundamental;
11°. Que, en virtud del artículo 12 de la Ley N° 17.288, el dueño queda sustraído de sus
facultades para usar, gozar y disponer libremente del inmueble, y sustituido en este
ejercicio por el Estado. Lo que se denominaría expropiación, si concurre una causal de
interés general.
O se llama expoliación cuando -como ocurre en este caso- no media el pago de una justa
indemnización;
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Ejemplo:
“Artículo 13.- Los propietarios de terrenos colindantes con playas de mar, ríos o
lagos, deberán facilitar gratuitamente el acceso a éstos, para fines turísticos y de
pesca, cuando no existan otras vías o caminos públicos al efecto.
La fijación de las correspondientes vías de acceso la efectuará el Intendente
Regional, a través de la Dirección, previa audiencia de los propietarios,
arrendatarios o tenedores de los terrenos y, si no se produjere acuerdo o aquéllos
no asistieren a la audiencia, el Intendente Regional las determinará
prudencialmente, evitando causar daños innecesarios a los afectados. De esta
determinación podrá reclamarse a los Tribunales Ordinarios de Justicia dentro del
plazo de 10 días contados desde la notificación de la resolución de la Dirección,
los que resolverán con la sola audiencia del Intendente y de los afectados.”
Supongamos que el propietario afectado por dicha disposición demanda al Estado por
concepto de responsabilidad patrimonial, e invocando dicha gestión (responsabilidad)
recurre el Tribunal Constitucional solicitando a éste inaplique la expresión
“gratuitamente” que emplea el referido precepto legal, y dicha Magistratura acoge el
requerimiento. En este caso, el juez de la instancia –que conoce de la acción por
concepto de responsabilidad del Estado-, recién puede prescindir de dicha expresión
(gratuitamente) y, por tanto, sí podría acoger la demanda.
Esto es precisamente lo que puede leerse, entre líneas, de los siguientes considerandos
del fallo Rol Nº 1215 (caso denominado Pingueral –playa exclusiva de la VIII Región-)
del Tribunal Constitucional, que resuelve un requerimiento de inaplicabilidad deducido
en relación del precepto antes señalado –en específico, respecto de la expresión
“gratuitamente”-, pero invocando como gestión pendiente un litigio distinto a uno de
carácter indemnizatorio (tiene por finalidad sólo establecer el trazado del acceso a la
playa por propiedad privada –juicio de reclamación-). [En ese caso el precepto legal
impugnado, en especial la expresión “gratuitamente”, deja de tener un carácter
decisivo en la resolución de la gestión pendiente invocada, por lo que Tribunal
Constitucional debe abstenerse de resolver el fondo de la acción]. Es así como esta
Magistratura resolvió:
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En todo caso, algunos Ministros dieron a conocer su parecer en cuanto al fondo del
asunto. Así, por ejemplo, el Ministro señor Navarro, en una prevención, sostuvo:
QUINTO: Que, como puede advertirse, la disposición legal que motiva la acción de
inaplicabilidad impetrada persigue que la generalidad de los habitantes tenga acceso,
para fines turísticos y de pesca, a las playas de mar, ríos y lagos distribuidos en el
territorio, lo que deberá serles facilitado gratuitamente por los propietarios de los
territorio colindantes cuando no existan otras vías al efecto y, en caso que no se
allanaren a ello, la autoridad administrativa lo determinará prudencialmente, evitando
causar daños innecesarios a los afectados;
SEXTO: Que, así las cosas, el llamado del legislador preconstitucional es a que la
autoridad adopte su decisión, en cuanto a ordenar el acceso gratuito a los habitantes, a
través de un acto administrativo fundado y en el marco de un debido proceso, “evitando
causar daños innecesarios a los afectados”, materia esta última que deberá apreciar y
ponderar en su oportunidad -y de acuerdo al mérito del asunto- el juez de la instancia en
una acción judicial de lato conocimiento, ciertamente distinta de la prevista en el artículo
13 que se impugna;
Cabe recordar que en el caso del artículo 595 del Código Orgánico de Tribunales, que
disponía igualmente la “gratuidad” respeto del turno de los abogados, el Tribunal
Constitucional, antes de declarar la inconstitucionalidad de la norma, declaró, en varias
oportunidades, la inaplicabilidad del precepto en relación a demandas de cobro de
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pesos (cobro de honorarios contra el Estado), en la que, por cierto, ese precepto legal
–gratuitamente- tenía incidencia gravitante en la resolución de la misma.
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NOVENO: Que sólo en el contexto explicado deben entenderse los efectos que produce
la declaración de inconstitucionalidad de un precepto legal según se lee en el artículo 94,
incisos tercero y cuarto, de la Constitución Política, que expresan: “El precepto declarado
inconstitucional en conformidad a lo dispuesto en los numerales 2, 4 ó 7 del artículo 93,
se entenderá derogado desde la publicación en el Diario Oficial de la sentencia que acoja
el reclamo, la que no producirá efecto retroactivo”. “Las sentencias que declaren la
inconstitucionalidad de todo o parte de una ley, de un decreto con fuerza de ley, de un
decreto supremo o auto acordado, en su caso, se publicarán en el Diario Oficial dentro
de los tres días siguientes a su dictación”.
¿Qué quiere decir que una sentencia de inconstitucionalidad de la ley produce efectos
derogatorios y no retroactivos?
244
Zúñiga Urbina, Francisco, p. 23.
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“Por último, como reflexión final, aprovechamos de llamar la atención acerca del
escenario propicio que para esta figura abre la facultad depositada en el tribunal
constitucional chileno para declarar la inconstitucionalidad de un precepto legal,
resolución que de acuerdo al artículo 94 de la Carta Fundamental, produce que
el precepto se entienda derogado desde la fecha de publicación de la sentencia
en el diario oficial. En opinión de Clemente Checa, en España las acciones de
responsabilidad patrimonial del Estado legislador fundadas en la
inconstitucionalidad de una ley surgieron en respuesta a los efectos perjudiciales
producidos por de la recepción por parte del tribunal constitucional de la figura
de las sentencias prospectivas (19). En virtud de este tipo de sentencias una
declaración de inconstitucionalidad de una ley tiene tan solo eficacia "pro
futuro", impidiéndose la revisión de situaciones consolidadas al amparo de
sentencias con fuerza de cosa juzgada y de las establecidas mediante
actuaciones administrativas firmes.
El efecto pro futuro, equivalente al de una derogación, produce como
consecuencia práctica que las prestaciones obligatorias efectuadas en
cumplimiento de una ley aparentemente constitucional pero luego declarada
inconstitucional no puedan ser restituidas al estado anterior. Para evidenciar los
eventuales efectos de ello, piénsese por ejemplo en una sanción penal cumplida
o un impuesto enterado en arcas fiscales bajo el imperio de una ley
posteriormente declarada inconstitucional.
Entonces -en concreto- estimamos que el efecto derogatorio atribuido a de las
sentencias de inconstitucionalidad de una ley por el artículo 94 de la
Constitución perfectamente podrían producir efectos jurídico-sociales similares al
de las sentencias prospectivas. Esta sola circunstancia, a nuestro juicio nos
obliga a reflexionar nuevamente -ahora ya desde el Derecho constitucional-
acerca de la responsabilidad patrimonial del Estado legislador.”245
Sin perjuicio de ello, no es posible desconocer que una sentencia que declara la
inconstitucionalidad de un precepto legal llega a tal resolución en base a una línea
argumental, contenida en la parte considerativa de la misma, que constituye lo que se
denomina la ratio decidendi. Esta ratio decidendi (la razón de la decisión) está
presente no sólo desde que se ha dictado la sentencia de inconstitucionalidad por parte
del Tribunal Constitucional y ésta se publica en el Diario Oficial, sino que desde el
mismo momento en que la ley entró en vigor.
Así las cosas esa ratio decidendi bien puede ser el fundamento de las acciones que en
contra del Estado se deduzcan a fin de indemnizar los daños que la aplicación de ese
precepto legal produjo mientras a su respecto cedía el principio de la presunción de
constitucionalidad de la ley (desde su entrada en vigor y hasta su derogación –como
consecuencia de la publicación en el Diario Oficial de la sentencia del Tribunal
Constitucional estimatoria de inconstitucionalidad-).
O sea, el efecto derogatorio y hacia futuro es precisamente el que permite señalar que
la declaración de inconstitucionalidad sí es, en nuestro ordenamiento jurídico, factor de
atribución de responsabilidad patrimonial del Estado-Legislador por los daños que su
aplicación irrogó, pues tal como observa Nuñez Leiva:
245
Microjuris.com, de 28 de diciembre de 2008.
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246
Núñez Leiva, José Ignacio, La responsabilidad patrimonial del Estado Legislador por leyes declaradas
inconstitucionales, Ed. Librotecnia, Santiago, 2012, p. 124 y 125.
247
Dorn Garrido, Carlos, Op. Cit., p. 407-408.
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