Conmuévase/ Desnaturalice/ Invente el final o el principio de algo/ Pero no
transcurra como si/ Peléele a la oxidación que nos mandan/ No se quede tieso en el medio del todo/ No se quede inmóvil perpetrando la nada/ Rompa/ Recupere/ Trabe en el medio y salga jugando y, sino, tírela al diablo pero no se quede con esa angustia atragantada/ Zigzaguee la tediosa y burocrática repetición de lo rutinario/ Lea una poesía y sienta como al finalizarla, si es que se puede finalizar una poesía, un río nostálgico le recorrerá la sangre y la tierra/ Recuerde/ inmiscúyase en la memoria/ sienta el dolor de tantos rostros perdidos, de tantos rastros desaparecidos, de tanto sueño frustrado/ Mezcle los colores/ Manche y mánchese la ropa de extraños abrazos, de otras palabras, de necesarios paisajes/ Rompa el aislamiento, rómpalo en el cotidiano, todos los días, no se quede con el discurso legítimamente aceptado, no se maquille de militante, hágalo y ya, anímese a romper de verdad el aislamiento, inclusive en su familia, inclusive en su pareja/ No cambie así como así lo esencial por lo transitorio/ Discuta/ Discuta el sentido utilitario de la vida cotidiana/ Levante las persianas y levante la mirada/ Dibuje la calle, cualquier calle/ Imagínesela como si fuese suya ( es suya!!)/ No se estanque/ No se repita tanto/ Desacomódese/ No se maltrate/ No maltrate/ Huya y regrese las veces que sienta/ O no regrese/ O no huya/ O lo que quiera mientras pueda/ Y, además, puede/ Escriba una carta y desángrese sabiendo que no va a llegar nunca/ O tal vez/ O quizá/ Conmuévase/ Que no lo convenzan más/ Que no convenzan a los suyos/ Grite/ Rompa la pesadez del silencio obligatorio/ Rompa el cielo indeciso/ Tuerza una reja más no sea una vez en la vida y escápese/ Métase en un manicomio y recupere locuras que creía perdidas/ Pero no se estanque/ No se pudra/ No se resigne/ No se enfríe/ No se congele/ No se quede inmóvil/ Diga/ Dígalo / Digámoslo y que alguien escuche/ Que nos escuchen/ Y si de nuevo nadie escucha, entonces nosotros seremos el viento arremolinado que todo lo arrasa / Y seremos la vida apareciendo/ Y volverán los rostros ultrajados/ Y seguiremos siendo, porfiadamente, ese pedacito inamovible de dignidad inquebrantable. AUTOR: BERNARDO PERNOUCOS