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No poeta

Yo nunca seré un gran poeta

O uno famoso

Ni ganaré concursos

Ni me recordaran cuando me muera

Mi problema

Siembro la palabra en mis huesos

Y la escondo

En lo profundo de mi océano

la desgarro / la migajo / la mastico

Ella

Echa raíz

Y crece / y se extiende

Palpita

Herida suave que sangra

Como cortada / picando cebolla

Ella es como la albahaca

La menta y el romero

Pan en horno
Levadura / Fermento

La dejo allí quieta

La cultivo

Me alimento de ella

Paciente / taciturno / callado

Música de excitantes aromas

Se transforma en flor

Echa sus pétalos

Es rosa / es jazmín / es girasol

Muere allí / ese lugar

En mis huesos / mi jardín

Alimenta mis pájaros

Siendo semilla

Abonando mis tierras

Y no la llevo nunca

Al papel

No compongo su acta de nacimiento

Ni plasmo su fecha de deceso

La dejo como árbol 1ue cae

Y nadie lo escucha
Santos

Los pedestales no me quedan

Ni altos / ni bajos / ni chicos / ni grandes

Sufrimientos de postura

Miradas / juicios / calumnias

Oraciones que suben

Bendiciones no bajan

Yeso acumulando polvo

Que no siente el calor de la vela

Y no me hace falta

Prefiero el olvido / la muerte silenciosa

Que lleva al infierno del no recuerdo

Odio los aplausos vacíos

Y los abrazos con palpitadas en los hombros

Yo no rompí tu ventana con mi piedra para que me recordaras

Yo no pinté un grafiti en la gran avenida para que lo vieras tú

Yo no he escrito poema de ti para que todos sepan tu nombre


Yo sé que nadie va a nombrarme

Las personas siempre olvidan a quienes intentan llamar la atención

¿Quién dijo que para olvidar hay que sepultar?

Es mejor dejarlo podrirse al aire libre

Enterrarlo / significa duelo / luego llanto

Importancia y sufrimiento

Tú no serás nada de eso

Y yo no seré mucho más de esto

Sufrirás / sin poder sentir el luto

Sin poder enterrarme en tu cementerio

O cremarme y esparcir mis cenizas

Es que yo seré silencio en el viento

Canción / poema / papel

Olvido en los rincones

Pero estaré / sin duda estaré

Hasta el final de los tiempos


Desde que te conozco

Desde que conozco la poesía, la noche y los días no son igual. Sobre todo, la noche.

Porque es allí donde me oculto para rezar. Ya no sé si sigo rezando al mismo Dios trino

y uno. ¿O es que la poesía es mi nueva religión y cada poema es una plegaria que elevo

al cielo? Me he sentido distinto desde entonces, porque busco en cada rincón de las calles

un verso que escribir y escruto incesantemente las olas de mi ciudad para encontrarme a

mí mismo. Cado sudor y gota de sufrimiento se siente como tinta en el papel. La

enfermedad ya no existe en mi cuerpo. Es que todo se siente como herida incurable y

cualquier resfriado, inyección u hospitalización es picada de sancudo contra beso de ojos

cerrado, o enamorarse, o la soledad, o la muerte, o el rechazo. Es que la vida se me vuelve

poema en cada paso que doy. A veces en versos, otras en prosa, en pocas oportunidades

caligramas, hasta en ciertos momentos un poema vanguardista que nadie entiende. Todo

va tomando diferentes significados. Todo cambia constantemente. Y es asombro. Y es

sorpresa. Y es expectativa. Vivo observando detenidamente cada segundo. Porque desde

que conozco la poesía la vida se me quiere transforma en poema.

Giuseppe di Cupertino

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