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Título: EMBALSES AGRÍCOLAS DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN

Autor: Michel Koolhaas

Reservado todos los derechos de la presente edición para todos los países. Esta
publicación no se podrá reproducir total o parcialmente por ningún método gráfico,
electrónico, mecánico o cualquier otro, incluyendo los sistemas de fotocopia o
fotoduplicación, registro magnetofónico o de alimentación de datos, sin expreso con­
sentimiento de los editores.

ISBN: 9974-645-30-1

Edición Amparada al Decreto 218/996


Depósito Legal: 326.701/03

Diseño de Tapa: Diego Horta Gandós


Fotos: Todas ellas fueron tomadas por el autor salvo indicación expresa.

Impreso en los Talleres Gráficos de


FZditorial Hemisferio Sur
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Email:librperi@adinet.com.uy
http:www. internet, com.uy/hsurperi
EMBALSES
AGRÍCOLAS
Diseño y Construcción

¡Vlicfie! Koolhaas
!ng. Agr.(M.Sc.)

w
HEMISFERIO SUR

EDITORIAL HEMISFERIO SUR


A mi esposa Amparo,
Andrea, Virginia y Martín
A la memoria de Gijs Koolhaas Jurgens,
PROLOGO

Este libro tiene sus orígenes y fue delineada su estructura, en notas de


clase preparadas, por el año 1986, cuando era docente en la Facultad de Agrono­
mía, para la preparación de una publicación del mismo tema que sirviera de apo­
yo, dentro del curso de Topografía Agrícola al cual estuve vinculado desde 1977.
Las motivaciones que impulsaron los escritos en aquel momento, se mantienen
intactas a principios del siglo XXI, donde existe a juicio del autor un gran vacío, en
idioma español, en materia de publicación y difusión del conocimiento en materia
hidrológica, de hidráulica agrícola y de estructuras como las que nos ocupan y
además, con el enfoque particular de este trabajo. El propósito de la obra, es un
texto didáctico general, de tal forma de difundir los conocimientos, técnicas, nor­
mas, y la experiencia nacional y propia del autor en la materia, en más de 20
años de proyectos hidráulicos y dirección de obras, y también en la propia expe­
riencia de ejecución de estas estructuras de conservación del recurso hídrico. En
cierta medida, el trabajo se encuentra acotado en su extensión y no pretende ser
un tratado exhaustivo sobre el tema, sino una contribución al desarrollo del poten­
cial de los recursos naturales del país.
La obra está dirigida a los estudiantes de Ingeniería Agronómica, así como
a los técnicos y profesionales de las mismas ramas, interesados en el tema de la
conservación del agua, y en el proyecto de sistemas de irrigación. En el
desarrollo de la misma, se evitan al máximo las deducciones teóricas y se pone
especial énfasis en los aspectos prácticos y posibles “recetas”, tan codiciadas
por el ingeniero o el técnico de campo, para las situaciones concretas que se
enfrenta un profesional, para resolver problemas de manejo del agua, con vistas a
su aprovechamiento y conservación. Los temas hidráulicos se presentan tal como
se encuentran en la práctica y no como ejemplos de la aplicación de determina­
dos conceptos teóricos.
El libro ha sido dividido en 13 capítulos, los cuatro primeros tienen que ver
con la Hidrología Aplicada, el capítulo 5 es un resumen del flujo en canales abier­
tos y en ciertas estructuras hidráulicas. El capítulo 6 trata los aspectos de clasi­
ficación de tierras y algunos ensayos relacionados con los embalses y el movi­
miento de tierra, y con las fundaciones. El capítulo 7 trata todo lo relativo al diseño
de la estructura que determina la contención del agua o sea que define el embal­
se. El capítulo 8, tiene que ver con los tajamares de aguada y una revisión de los
aspectos a tener en cuenta para su replanteo y construcción. El capítulo 9 es una
revisión de las pautas a tener en cuenta, para el diseño de presas con fines de
riego. El capítulo 10 se refiere a los desagües de los embalses, tanto de emergen­
cia como principales. El capítulo 11 es una introducción a la cuantificación de la
sedimentación en el área del lago y la utilización en el diseño de la obra de toma
para usar el agua almacenada. El capítulo 12 hace referencia a las diferentes
obras de toma de una represa, sus ventajas, inconvenientes, el diseño y la cons­
trucción segura de las mismas. El capítulo 13 estudia los métodos disponibles
para una protección satisfactoria del talud de un terraplén que determina un em­
balse de agua. Finalmente el Anexo plantea una serie de temas conexos que
pueden ser útiles a ciertos profesionales. Los dibujos fueron realizados por el
autor así como las fotografía sincluídas, o por el contrario se indica expresamente
su fuente.
La ciencia de la hidráulica agrícola es tan antigua como la civilización
misma, en nuestra América, los Incas, Mayas y Aztecas, han dejado múltiples
rastros de su conocimiento y habilidad para el manejo del agua. Por ejemplo,
Sentürk.F (1994) relata entre otras, una obra hidráulica de canalización realizada
por los Incas, que es asombrosa, como si fuese de la época actual, realizada con
complejas computadoras y modelos, en la cual se contemplan situaciones varia­
bles y extremas de escurrimiento. Las soluciones aplicadas por esa civilización,
fueron sofisticadas y demuestran que tenían un elevado conocimiento de hidráu­
lica.
Sin embargo, a pesar de su antigüedad, es una ciencia algo incierta llena
de factores indeterminados, por lo cual, considero igual que muchos autores, que
es al mismo tiempo un arte y una ciencia. En efecto, a pesar de todos los
razonamientos y aproximaciones matemáticas de nuestra época, de los ordena­
dores, el riego y el drenaje es un arte, donde la formación teórica, pero el sentido
común y la experiencia, conjuntamente, forman parte del bagaje de conocimien­
tos personal y determinan la erudición de un técnico. El proyecto y diseño de
estas fuentes de agua para abastecimiento de agua y riego, se considera mu­
chas veces como un simple y sencillo “amontonamiento’'de tierra. No obstante,
la mala experiencia en muchos casos y la simple o detallada observación, de
muchas obras funcionando, desmienten claramente cuán equivocadas son aque­
llas apreciaciones.
El autor desea expresar su sentido agradecimiento al International Institute
for Land Reclamation and Improvement (ILRI), con sede en Wageningen, Países
Bajos, por autorizar amplia y libremente la utilización de figuras e ilustraciones de
cualquiera de sus publicaciones, para la preparación del texto. Por otro lado,
buena parte de su formación académica la obtuvo a través de las múltiples publi­
caciones especializadas del Instituto, en Hidrología e Hidráulica Agrícola, y tam­
bién participando (1986) en el 25° Curso Internacional de Drenaje de Tierras.
El aforo de los caudales que se extraen de una presa, de alguna manera
se menciona y desarrolla levemente en el texto, considerando que la medida del
agua que se extrae de las presas para el riego, es algo insoslayable en los próxi­
mos tiempos, particularmente en el medio uruguayo en el futuro inmediato. En
efecto, el gobierno de este país y las organizaciones vinculadas al quehacer
agropecuario, deberían introducir en la agropecuaria una cultura de la medida del
agua, para racionalizar su uso e implementar una buena gestión del recurso hídrico
tan vital y fundamental en el futuro próximo. Una referencia de los aforadores de
solera o garganta ancha, aceptados universalmente como los más convenientes
para la medición de caudales en conducciones a cielo abierto, se realiza en parte
del texto y se incluye la referencia para obtener desde Internet el programa de
diseño disponible libremente.
A su vez, quien escribe tuvo la satisfacción de encontrar el modelo TR-55,
libremente en Internet, por lo cual podía incluirlo en este texto, sin problemas
legales de ningún tipo. En efecto, es un sencillo programa, de gran valor práctico,
para resolver rápidamente crecientes de diseño y las dimensiones de los des­
agües.
La misma consideración, se hace extensiva al programa IntelliCAD, soft­
ware de dibujo también disponible a muy bajo precio, la versión “premium” más
que accesible en general, relativo al clásico CAD (AutoCAD). En resumen, en
este texto, se incorpora la versión adaptada al Uruguay del TR-55, un programa
para resolver crecientes y tránsito de las mismas, más un sencillo programa para
resolver el flujo uniforme a través de la fórmula de Manning (Solvmann), disponible
a través de la Utah State University, junto con otra serie importante de programas
de riego, así como, una versión demostrativa de un programa de curvas de nivel,
Ll Contour. Es el deseo que la incorporación de estos programas sean de utilidad
para los interesados en el tema de la conservación y uso del agua.
El autor estará reconfortado si el texto cumple con los objetivos plantea­
dos y aprecia desde ya, todas las críticas, sugerencias y recomendaciones que
puedan tener los usuarios y lectores del mismo.

Ing. Agr. M ichel Koolhaas (M.Sc.)


E-mail: michelkoo@yahoo.com.ar
michelkoo@fagro, edu.ur
COMTEMÍBQ

1. PRECIPITACIÓN..................................................................................................... 1
1.1. El ciclo hidrológico............................................................................................. 1
1.2. La cuenca hidrográfica........................................................................................6
1.2.1. Generalidades...................................................................................................6
1.2.2. Divisoria de aguas............................................................................................ 8
1.2.3. Clasificación de ios cursos de aguas.........................................................11
1.2.4. Características físicas de una cuenca hidrográfica..................................12
1.3. Precipitaciones y su m edida............................................................................ 15
1.3.1. Medida y variación de las precipitaciones................................................. 16
1.3.2. Análisis de los aguaceros en una estación determinada......................... 21
1.4. Análisis y estadísticas de las precipitaciones.................................................23

2. ESCURRIMIENTO ............................................................................................... 37
2.1. Tipos de escurrimiento......................................................................................37
2.2. Hidrogramas...................................................................................................... 39
2.2.1. Generalidades y análisis............................................................................... 39
2.3. Infiltración .......................................................................................................... 45
2.3.1. Capacidad de infiltración del suelo...............................................................45
2.3.2. Determinación de la capacidad de infiltración............................................47
2.4. Modelo del número de c u rv a ............................................................................49
2.4.1. Generalidades................................................................................................ 49
2.4.2. Deducción de las relaciones empíricas....................................................... 50
2.4.3. Factores que determinan el valor número de c u rv a ................................... 53
Uso del suelo y cobertura ve ge tal..................................................................53
Grupo hidrológico del s u e lo ............................................................................54
Condición de humedad del su e lo ................................................................... 54
2.5. Hidrograma unitario........................................................................................... 61
2.5.1. Hidrograma unitario........................................................................................61
2.5.2. Hidrograma unitario sin tético ....................................................................... 63
3. CRECIENTES DE DISEÑO................................................................................. 69
3.1. Introducción....................................................................................................... 69
3.2. Tiempo de concentración................................................................................. 69
3.3. Hidrograma unitario s in té tico ...........................................................................72
3.3.1. Hidrograma del S C S ..................................................................................... 72
3.3.2. Modelo TR-55..................................................................................................77
Lluvia................................................................................................................. 78
Escurrimiento...................................................................................................78
Parámetros de tie m p o .....................................................................................78
Máxima descarga e hidrogramas................................................................... 78
3.4. Método racional.................................................................................................84
3.4.1. Generalidades.................................................................................................84
3.5. Métodos estadísticos.......................................................................................85

4. TRÁNSITO DE CRECIENTES.............................................................................87
4.1. Introducción...................................................................................................... 87
4.2. Procedimiento de tránsito de crecientes........................................................ 88
4.3. Tránsito por métodos simplificados................................................................. 90
4.3.1. Generalidades.................................................................................................90
4.3.2. Método del TR -55........................................................................................... 92
4.3.3. Método de G regory........................................................................................ 96

5. FUNDAMENTOS DE HIDRÁULICA.................................................................... 99
5.1. Introducción....................................................................................................... 99
5.2. Flujo en canales abiertos............................................................................... 100
5.2.1. Continuidad y ecuación de Bernoulii......................................................... 100
5.2.2. Régimen crítico .............................................................................................104
5.2.3. Condiciones naturales del flujo permanente............................................. 107
5.3. Concepto de flujo n o rm a l............................................................................. 107
5.3.1. Generalidades...............................................................................................107
5.3.2. Fórmulas para flujo uniform e.......................................................................108
5.3.3. El programa SOLVMANN.............................................................................111
5.4. Flujo a través de las estucturas hidráulicas................................................ 112
5.4.1. O rificio s....................................................................................................... 113
5.4.2. Flujo bajo las alcantarillas........................................................................... 114
5.4.3. Aforadores......................................................................................................115
5.4.4. V ertederos.....................................................................................................118
5.5. A lcantarillas.................................................................................................... 121
5.5.1. Diseño de canales de perímetro cerrado................................................... 122
5.5.2. Diseño de un sifón invertido........................................................................125
6. FUNDACIONES Y MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN............................ 129
6.1. Introducción..................................................................................................... 129
6.2. Clasificación de los s u e lo s ........................................................................... 132
6.2.1. Composición mecánica de los suelos......................................................132
6.2.2. Diferentes clasificaciones de su elos........................................................139
6.3. Pruebas del s u e lo ............................................................................................141
6.3.1. Prueba Procter..............................................................................................141
6.3.2. Prueba de permeabilidad............................................................................ 145
Introducción.................................................................................................... 145
Método del p o zo .............................................................................................146
Pincipios y teoría del proceso de infiltración...............................................147
6.4. Tipos de fundaciones...................................................................................... 151
6.4.1. Generaliddes................................................................................................151
6.4.2. Fundaciones en limo y a rc illa ................................................................... 153
6.4.3. Fundaciones en arena y g ra v a .................................................................. 154
6.4.4. Fundaciones en ro c a ................................................................................. 157

7. TERRAPLENES............................................................................................... 159
7.1. Introducción....................................................................................................159
7.2. Tipos de terraplenes......................................................................................161
7.2.1. Sección hom ogénea.................................................................................. 162
7.2.2 Sección com puesta.................................................................................... 167
7.3. Diseño del terraplén...................................................................................... 168
7.3.1. Pendientes y coronam iento........................................................................168
7.3.2. Tratamiento de la fundación...................................................................... 171
7.3.3. D renaje..........................................................................................................173
7.3.4. D esagües..................................................................................................... 174
7.3.5. Estabilidad de los taludes........................................................................... 176
7.3.6. Borde lib re .................................................................................................... 177
7.3.7. Tipo de sección.............................................................................................180
7.3.8. Protección contra el o le a je ......................................................................... 183
7.4. Análisis de la filtración..................................................................................185
7.4.1. Generalidades...............................................................................................185
7.4.2. Permeabilidad...............................................................................................185
7.5. Volumetría...................................................................................................... 188
7.5.1. Volumen de tie rra ......................................................................................... 188
7.5.2. Volumen de a g u a ......................................................................................... 192

8. TAJAMARES DE AG UADA............................................................................. 195


8.1. Introducción................................................................................................... 195
8.2. Necesidades de a g u a .....................................................................................197
8.3. Selección de la ubicación.............................................................................. 199
8.4. Diseño del tajam ar.........................................................................................200
8.4.1. Altura de a gu a .............................................................................................. 200
8.4.2. Capacidad de un ta ja m a r............................................................................200
8.4.3. Estimación de la creciente de d ise ño ....................................................... 201
8.4.4. Estudio topográfico.....................................................................................202
8.5. Aspectos constructivos............................................................................... 206

9. REPRESAS PARA R IE G O .............................................................................. 211


9.1. Introducción....................................................................................................211
9.1.1. Generalidades...............................................................................................211
9.1.2. Recursos hidrológicos................................................................................ 215
9.1.3. Recursos hídricos superficiales.................................................................215
9.1.4. Recursos hídricos subterráneos.................................................................223
9.1.5. Los problemas de inundación.................................................................... 223
9.2. Necesidades de a g u a .....................................................................................225
9.3. Selección de la ubicación.............................................................................. 226
9.3.1. Rendimiento hídrico de la cu e n ca ............................................................ 226
9.3.2. Necesidades de a g u a ................................................................................227
9.3.3. Condiciones de la fundación y préstamos de tie rra ................................228
9.3.4. Disponibilidad de tierras a p ta s ................................................................. 228
9.3.5. Análisis económico del abastecimiento de agua para el sistem a.........229
9.3.6. Consideraciones fin ales............................................................................ 229
9.4. Diseño de la p re sa ........................................................................................230
9.4.1. Estudio topográfico....................................................................................230
9.4.2. Altura de agua.............................................................................................. 231
9.4.3. Capacidad de una p re sa .............................................................................231
9.4.4. Estimación de la creciente de d ise ño ....................................................... 233
9.4.5. Ubicación del vertedero............................................................................. 234
9.5. Aspectos constructivos.............................................................................. 234
9.5.1. Maquinaria para la construcción..............................................................234
9.5.2. Replanteo del terraplén............................................................................... 238
9.5.3. Derivación de las aguas.............................................................................. 239
9.5.4. Trabajos de terminación............................................................................240

10. VERTEDEROS DE LOS EMBALSES......................................................... 243


10.1. Introducción..................................................................................................243
10.2. Vertederos de em ergencia........................................................................ 247
10.3. Selección de la ubicación......................................................................... 253
10.4. Vertedero principal........................................................................................ 255
10.5. Aspectos constructivos.................................................................................259

11. SEDIMENTACIÓN EN E LÁ R E A D E LLA G O ............................................. 261


11.1. Introducción.................................................................................................... 261
11.2. Ecuación Universal de pérdida de su elo ..................................................... 261
11.3. Parámetro topográfico de una cuenca........................................................ 266
11.4. Predicción de la generación de sedim entos.............................................. 267
11.4.1. Uso de la USLE para predecir sedimentación en el v a s o ....................267

12. OBRAS DE TO M A ......................................................................................... 273


12.1. Introducción..................................................................................................273
12.2. Tipos de o b ra s ...............................................................................................275
12.2.1. Obra de toma d elantera.......................................................................... 275
12.2.2. Obra de toma ce n tra l...............................................................................278
12.2.3. Obra de toma trasera...............................................................................281
12.2.4. Obra de toma tajamar de aguada........................................................... 281
12.2.5. S ifó n .......................................................................................................... 282
12.2.5. Otras alternativas...................................................................................... 283
12.3. Selección de la ubicación............................................................................ 284
12.4. Diseño de la o b ra .......................................................................................... 285
12.4.1. Generalidades............................................................................................ 285
12.4.2. Dimensionado de la to m a .........................................................................286
Fórmula de Manning para tuberías...............................................................286
Fórmula de Hazen-Williams para tub e ría s..................................................287
12.4.3. Diseño con tubería de plástico................................................................. 288
12.4.4. Diseño con tubería de hormigón...............................................................290
12.5. Aspectos constructivos................................................................................290
12.5.1. Horm igón.................................................................................................... 292
12.5.2. Dosificación del horm igón.........................................................................293
12.5.3. Asentamiento de los caños...................................................................... 294
12.5.4. Collarines antifiltrantes.............................................................................. 295
12.5.5. Cámara de sa lid a .......................................................................................298
12.5.6. Cámara de e ntra d a ....................................................................................300

13. PROTECCIÓN DE LOS TERRAPLENES...................................................... 303


13.1. Introducción................................................................................................... 303
13.2. Diseño de la capa protectora...................................................................... 304
13.2.1. Altura de la s ó la s ......................................................................................304
13.2.2. Espesor de capa y tamaño de ro c a s .................................................... 307
13.3. Aspectos constructivos.............................................................................308
BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................... 315

14. AN E XO S ..........................................................................................................319
Anexo 1. Ciclo hidrológico y precipitaciones....................................................... 319
Anexo 2. Elementos complementarios para aplicar la USLE en el Uruguay .. 328
Anexo 3....................................................................................................................332
Anexo 4. Instrucciones y comentarios para instalar y correr los
programas TR 5 5 ................................................................................. 335
PRECIPITACION

1.1 EL CICLO HIDROLOGICO


El comportamiento natural del agua en relación con sus ocurrencias, trans­
formaciones y relaciones con la vida humana, es bien caracterizado a través del
concepto del ciclo hidrológico. El ciclo hidrológico (fig. 1.1) es un medio conve-

aivisona
topográfica
’ V V. . ijuvia y ' \ v
evapotranspiración inter pnniñn
''¡s* C-—

Figura 1.1. Esquema del ciclo hidrológico (ILR!, Wagertíngen).


2 I. P R E C IP IT A C IO N

Figura 1.2. Ciclo hidrológico.

niente de esquematizar o modelizar los procesos hidrológicos, sirviendo también


para enfatizar las áreas básicas de interés para el ingeniero Interesado en la
conservación de los recursos hídricos. Estas áreas básicas a profundizar en su
estudio son Precipitación, Infiltración, Evaporación y Transpiración, y Escurri-
miento.

El ciclo hidrológico es el sistema de circulación del agua en la tierra, (figu­


ra 1.2) dentro de un sistema que se considera cerrado, en el sentido que el agua
que circula en dicho sistema permanece dentro del sistema; la materia permane­
ce constante no se crea ni se destruye, sólo se modifica su distribución. Una
definición de sistema es cualquier estructura, esquema, o procedimiento, real o
abstracto, que relaciona en un determinado tiempo de referencia una causa
(input) con un efecto (output)\

Como el tratamiento de nuestro libro, es acerca de una estructura tipo de


la conservación del recurso hídrico superficial, o para manejar eventualmente
excesos hídricos superficiales, se reconoce inmediatamente la secuencia de
temas a tratar en los capítulos siguientes.

El proceso de escurrimiento es una parte del ciclo hidrológico, el cual se


representa en la figura 1.3. Parte de la lluvia (P) que cae sobre la superficie,
puede estar temporalmente almacenada en la vegetación, es interceptada (la) y
1Dooge,J.C. 1973.Linear Theory of Hydroiogic Systems. U.S.Department of Agricultura.Technica!
Bulletin No.1468. 327 p.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 3

Figura 1.3. Proceso del escurrimiento.

eventualmente es evaporada (E) o alcanza la superficie del suelo. La lluvia que


alcanza el suelo puede infiltrarse (F) y parte de ésta infiltración repone la hume­
dad dei suelo, que sólo se pierde por transpiración (vegetales) o evaporación
directa desde depresiones del suelo.

El exceso de humedad en e! suelo, percola hacia la napa freática (R) y


repone el agua subterránea; el sistema de agua subterránea tiene una respues­
ta muy lenta al agua adicional de infiltración de las capas más superficiales;
cuando toda esta agua subterránea finalmente descarga en el sistema de cana­
les, constituye el flujo subterráneo o flujo de base (Qb). La contribución del flujo
de base en las máximas descargas es muy pequeña, pero en algunas áreas y
en sequías, representa la mayor parte del escurrimiento (Q) anual.

En caso de lluvias intensas, la tasa de lluvia puede superar la máxima


capacidad de infiltración de los suelos y en dicho caso el exceso de lluvia que
cae se acumulará en las depresiones del terreno, desde donde se infiltrará en el
suelo o se evapora cuando cesa la caída de lluvia; este es el escurrimiento
superficial.

Por tanto, existen dos vías principales por donde el agua que cae como
lluvia, se traslada por el sistema de canales de una cuenca vertiente, a través de
la superficie del suelo y a través del sistema subterráneo. Sin embargo, existen
caminos intermedios, por ejemplo, el agua infiltrada en el perfil del suelo a deter­
minada cota, puede moverse ladera abajo sobre una capa u horizonte subsuper­
ficial impermeable (Qi), y volver a la superficie en cotas inferiores, donde vuelve
4 I. P R E C IP ITA C IO N

a convertirse en escurrimiento superficial, pero por un proceso diferente a la


definición de escurrimiento superficial.

Por otra parte, el agua de escurrimiento superficial (Qo), puede encontrar


áreas de mayor potencial de infiltración y convertirse en agua subterránea. Por
tanto, es más práctico y lógico, considerar el escurrimiento superficial (Qo) y
subsuperficial (Qi) como escurrimiento directo (Qd).

Es decir, que el escurrimiento superficial junto con el subsuperficial, cons­


tituyen el escurrimiento directo, el cual fluye más o menos rápidamente por las
vías de drenaje hacia la salida de la cuenca vertiente, y constituye la repuesta
más o menos rápida a la caída de lluvias intensas o moderadas.

Este escurrimiento directo junto con el flujo de base (Qb), determinan el


volumen total de escurrimiento (Q) de una cuenca de drenaje dada (fig.1.4).
En general, el escurrimiento directo es la causa principal de las máxi­
mas descargas de una cuenca, y el área sombreada representa el volumen de
escurrimiento por esta causa. A su vez, el escurrimiento directo es la parte del
total de la lluvia que se denomina, lluvia excesiva (Pex) y el resto, de la precipi­
tación total, P - Pe son ¡as pérdidas, es decir, la parte de la precipitación que se
intercepta por la vegetación, almacenamiento en depresiones del terreno, y la
parte de la infiltración que se convierte en evapotranspiración o percola hacia las
zonas más profundas convirtiéndose en escurrimiento subterráneo o flujo de
base.

Figura 1.4. Proceso del escurrimiento en una cuenca.


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 5

Por tanto, en conclusión, a diferencia de lo que se considera en agronomía,


en hidrología, la precipitación efectiva es la que produce el escurrimiento directo.

La Hidrología es la ciencia que trata del agua en la tierra, su ocurrencia,


circulación y distribución, así como sus propiedades físicas y químicas y sus
reacciones con el medio ambiente.

El régimen hidrológico de una región es determinado por sus característi­


cas físicas, geológicas, topográficas y por su clima. Dentro de los factores
climáticos más importantes, la precipitación por un lado, es el principal "input”
del balance hidrológico de una región, su distribución y modos de ocurrencia y
por otra parte la evaporación, responsable directa de la reducción del escurri­
miento superficial, por retirar de las superficies líquidas grandes cantidades de
agua incorporándolas en la atmósfera. En este primer capítulo, se trata de la
precipitación, sus formas, distribución, medidas y análisis de los datos necesa­
rios para formular y operar los proyectos hidráulicos.
Antes de terminar convendría remarcar lo siguiente, la aleatoreidad en el
proceso hidrológico, es algo que ha sido evidente en la raza humana durante
miles de años. Es así, que el tiempo y la magnitud de ocurrencia de lluvias extre­
mas, inundaciones o sequías, deben mostrar al lector la impredecibilidad o
aleatoreidad del fenómeno hidrológico.
Asimismo, los cambios climáticos no son nada nuevo en la Tierra, es
más, las variantes del clima siempre ocurrieron desde hace más de 4,0 billones
de años. Los cambios han sido continuos en varias escalas diferentes de tiem­
po, y también hubieron cambios más radicales de los que podría esperarse que
ocurran en los próximos 200 años.2 Por ello, es necesario señalar que el tama­
ño de la muestra dé cualquier variable hidrológica, debería ser por lo menos
superior a 20 años, normalmente las muestras se toman de una serie de 20 a 80
años. Si la serie de datos es menor a 20 años, la decisiones que se tomen a
partir de dichos análisis estadísticos deberían ser cuidadosas. Si las decisiones
son tomadas con tamaños de muestras de más de 80 años, se consideran muy
fiables.

2 ‘‘Reporting on Climate Change” Understanding the Science, Environmental Health Center,National


Safety Council,Washington,DC.USA.1995.
6 1. P R E C IP ITA C IO N

1.2 LA CUENCIA HIDROGRÁFICA


1.2.1 Generalidades
Así como el ciclo hidrológico es el concepto fundamental de la hidrología,
la cuenca hidrológica es su unidad básica de estudio. El ciclo hidrológico tal
como fue visualizado y descrito es un concepto general, y desde un punto de
vista global, debe ser visto como un sistema hidrológico cerrado, es decir, que ia
cantidad de agua disponible en el planeta tierra es finita e indestructible.

Por otra parte, los subsistemas abiertos son abundantes, y son los consi­
derados y analizados por los ingenieros e hidrólogos, al tratar ios problemas de
conservación o manejo del recurso. Por ello, dejando de lado la naturaleza dei
sistema, es posible realizar un balance hidrológico, para cuantificar los compo­
nentes del ciclo hidrológico, para una región determinada hidrológicamente,
donde esas regiones son delimitadas por límites topográficos.

Dentro de las regiones hidrológicas de importancia práctica para los inge­


nieros hidrólogos, se encuentran las cuencas hidrográficas por la simplicidad
que implica su determinación para establecer un balance hídrico.

Una cuenca hidrográfica se puede definir como un área determinada


topográficamente, que es drenada por un curso de agua (río, arroyo) o un siste­
ma conectado de cursos de agua, de tal forma que todo el caudal efluente es
descargado a través de una única salida.

Como el ciclo hidrológico, visto a nivel de cuenca, es un sistema donde


frente a un estímulo constituido por la precipitación, el sistema responde me­
diante el escurrimiento en su salida; y el gran tema que nos ocupa es el diseño y
construcción de ia estructura para manejar y conservar este escurrimiento, con­
sidero oportuno tratar el tema de la cuenca integrado con ia precipitación.

Para ilustrar ia aplicación del balance hídrico en una cuenca hidrográfica,


analizaremos un sistema ideal y simple, como el compuesto por una superficie
plana inclinada, completamente impermeable, cerrada por todos sus lados con
una salida en una esquina. En dicho caso, si ocurriese un temporal de lluvia
“inpuf sobre el sistema, se desarrolla en la salida un “output”, que llamaremos
escurrimiento superficial. El balance de agua en éste sistema puede ser repre­
sentado por la ecuación hidrológica:

f-0 = ds/dt (1.1)

donde l es el “ input” por unidad de tiempo, y O es el “output” por unidad de tiempo


y ds/dt es la variación de almacenamiento dentro del sistema por unidad de tiem-
M. K o a íh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S
7

po. Es necesario de que se acumule una cantidad mínima en la superficie para


que ocurra escurrimiento superficial pero, a medida que e! temporal de lluvia se
intensifica, la altura de agua retenida sobre la superficie (detención superficial)
aumenta. Una vez que cesa ei temporal, el agua retenida temporalmente en su­
perficie, continuará escurriendo por la salida hasta dejar el sistema como caudal
efluente. En éste ejemplo toda la precipitación eventualmente será transformada
en caudal, asumiendo que se desprecien las pérdidas por evaporación durante la
ocurrencia del “input”. En la realidad este proceso descrito no ocurre, es una
simplificación o modelización de la realidad, a pesar de que la aplicación de un
balance hídrico en una cuenca hidrográfica es simple, no es tan simple como el
modelo ideal del ejemplo; pérdidas diversas ocurren durante el proceso.

Por ejemplo, la evaporación tiene lugar desde el momento en que se inicia


la precipitación, pero por ser una cantidad tan pequeña puede ser despreciada.
Luego que alcanza la superficie del suelo, e! agua precipitada comienza a ser
almacenada; como la superficie del suelo no es tan plana como en el modelo
ideal, pues al contrario existen depresiones, irregularidades y declives, y el agua
eventualmente acumulada en la superficie se evaporará o se infiltrará en el sue­
lo; asimismo cuando alcance el curso de agua o vía de drenaje y se transforme
en escurrimiento, el agua continua sufriendo ei proceso de evaporación y en
cantidades no tan despreciables que tal vez tengan que ser consideradas.
Otro fenómeno que ocurre, desde el momento en que el agua precipitada
toca el suelo, es el de la infiltración. Nigún suelo es tan impermeble como el del
modelo ideal, y existen siempre pérdidas por infiltración; cuando el agua penetra
en el suelo, el agua sigue diversos caminos, quedando temporalmente almace­
nada en el suelo, de ahí percolando hacia capas más profundas, formando la
napa subterránea olmoviéndose lateralmente como escurrimiento subterráneo,
pudiendo surgir nuevamente en la superficie como fuente de escurrimiento su­
perficial o en función de la divisoria freática, escurrir hacia otra cuenca hidrográ­
fica.
Considerando todos estos procesos, de una forma más general, el Balan­
ce Hídrico en una Cuenca Hidrográfica puede ser visualizado en la figura 1.5 y
representado por las siguientes expresiones matemáticas:

a) Balance Hídrico sobre la superficie

P - R + Rg - Es - Ts - I = Ss ( 1. 2 )
8 i . P R E C IP IT A C IO N

Figura 1.5. Balance hídríco en una cuenca hidrográfica.


Fuente: Villeí ,et al.)

b) Balance Hídrico por debajo de la superficie

I + G1 - G2 - Rg - Eg - Tg = Sg (1.3)

c) Balance Hídrico en la Cuenca, suma de las ecuaciones (1.2) + (1.3)

P - R - (Es + Eg) ~ (Ts + Tg) - (G2 - G1) = (Ss + Sg) (1.4)

donde las variable hidrológicas son definidas como P = precipitación; E = evapo­


ración, T = transpiración, R = escurrimientosuperficial, G = escurrimiento subte­
rráneo, l = infiltración, S = almacenamiento y los subíndices s y g representan
el origen dei vector, encima y debajo de la superficie del suelo, respectivamente.

1.2.2 Divisoria de aguas


La cuenca hidrográfica o vertiente es necesariamente limitada por una
divisoria, así llamada por ser una línea de separación que divide las precipitacio­
nes que caen en cuencas vecinas y encamina el escurrimiento superficial para
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 9

Figura 1.6. Plano de la divisoria de aguas de un proyecto de embalses,

uno u otro sistema fluvial. Por tanto, la divisoria de aguas, es una línea rígida que
circunda la cuenca, atravesando el curso de agua solamente en la salida (fig. 1.6).
El divisor de aguas une puntos de máxima cota entre cuencas, lo que no impide
que en el interior de una cuenca existan picos o “cerros” aislados con cota supe­
rior a cualquier punto de la divisoria de aguas.
10 I. PR E C IP ITA C IO N

El escurrimíento de una cuenca está compuesto de agua que llega a ios


“álveos” o vías de drenaje, después de escurrir superficialmente, así como tam­
bién de agua que llega a los cursos de agua después de haber recorrido cami­
nos subsuperficiales y subterráneos. Por tanto, es necesario aclarar que en rea­
lidad las tierras de una cuenca determinan la existencia de dos tipos de diviso­
rias de aguas o “talwegs”: una divisoria topográfica o superficial y una divisoria
freática o subterránea. La divisoria topográfica, como lo indica su nombre, está
condicionada y determinada por la topografía de la cuenca; ella establece e!
área de donde proviene el escurrimíento superficial de la cuenca vertiente. En
cambio, la divisoria de aguas freática, es en general determinada por la estruc­
tura geológica de los terrenos, determinando los límites de la reserva de agua
subterránea de donde se deriva el caudal de base de una cuenca. Las áreas
entre estas líneas difícilmente coincidan exactamente, y resulta dificultosa su
determinación, ya que no es una línea fija cambiando su posición con fluctuacio­
nes de las napas, de donde en la práctica y especialmente en proyectos de
aprovechamientos hidráulicos, es costumbre considerar que el área de la cuen­
ca de drenaje es aquella determinada por la divisoria topográfica.
En la figura 1.7 se representa esquemáticamente un corte transversal de
tres cuencas hidrográficas hipotéticas adyacentes, donde se puede apreciar la
posición relativa de las divisorias topográficas y freáticas. Se puede apreciar,
que cuanto más elevada está la napa freática, más próximos entre sí estarán las
divisorias, así con el descenso de la freática durante el período de estiaje, la
divisoria freática se aleja de la divisoria topográfica. La figura ilustra claramente
la forma por el cual una pérdida de agua subterránea aumenta la producción de
dos cursos de agua (X y Z) en detrimento de un tercero (Y).
El porcentaje de precipitación que escurre para las cuencas adyacentes es
tanto menor, cuanto mayor es ei área de la cuenca. En efecto, en cuencas peque-

Figura 1.7. Corte transversal de tres cuencas hidrográficas.


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 11

ñas (tajamar de aguada), las pérdidas debido a la no coincidencia de las divisorias


puede ser un factor importante, principalm ente en áreas relativam ente
permeables, en relación al rendimiento de agua; este tema lo analizaremos en el
capítulo referente a tajamares de aguada.

Por tanto, el área de drenaje de una cuenca es el área en proyección hori­


zontal comprendida entre sus divisorias topográficas. El área normalmente es
determinada por planimetría en cartas topográficas y/o planimétricas, con esca­
las razonablemente grandes (E > 1:50.000), expresada en km2 o hectáreas, de­
pendiendo del tamaño de la misma. Actualmente, con el advenimiento de los
sistemas CAD para el dibujo en computadora, mediante la digitalización de una
carta topográfica, o el "scanner", utilizando el menú correspondiente, se determi­
na inmediatamente el área correspondiente, por lo cual el planímetro polar se
utiliza cada vez menos.

1.2.3 Clasificación de los cursos de aguas


En el estudio de las cuencas hidrográficas es importante el conocimiento
del sistema de drenaje, o sea el tipo de vía de drenaje que está drenando el área
o ¡a región. Una manera generalmente utilizada para clasificar los cursos de
agua es sobre la base de la constancia del flujo de agua o por el tiempo en que
transportan agua, por donde se determinan tres tipos:
a) Perennes. Estos cursos de agua contienen agua durante todo el tiempo, y la
napa freática subterránea mantiene una alimentación continua y nunca des­
ciende por debajo del lecho del curso de agua, incluso en ocasión de las
sequías más severas. Es decir, que el punto más bajo del cauce se encuen­
tra siempre abajo del nivel de aguas freáticas.

b) Intermitentes. Estos cursos de agua tienen flujo hídrico en general durante


las estaciones con lluvias abundantes y en cambio, se secan con estiajes o
déficit de precipitaciones. Durante las estaciones o épocas del año lluviosas,
conducen todos los tipos de escurrimiento, porque la napa freática o nivel de
agua subterránea está siempre por encima del cauce; encambio, no ocurre lo
mismo durante la época de estiaje, en que la capa freática está por debajo
del cauce; en ésta época el escurrimiento se corta u ocurre después de las
tormentas.

e) Efímeras. Estas vías de drenaje, existen durante o inmediatamente después


de períodos de precipitaciones y sólo conducen aguas de escurrimiento su­
perficial. La napa freática siempre está en un nivel inferior al del cauce, no
existiendo la posibilidad de escurrimiento subterráneo y, en este caso, alimen­
tan a los almacenamientos de agua subterránea.
12 I. P R E C IP ITA C IO N

1.2.4 Características físicas


de una cuenca hidrográfica
Las características físicas de la cuenca son elementos de gran importan­
cia en el comportamiento hidrológico de la misma, existiendo de hecho, una
estrecha correlación entre el régimen hidrológico y estos elementos. Nosotros
consideraremos sólo los elementos más vinculados a la práctica de los proyec­
tos, y que podemos llegar a utilizar dichos elementos en modelos.

a) Sistema de drenaje
Está constituido por las diferentes vías de drenaje, es decir, e! curso de
agua principal y sus tributarios; el estudio del desarrollo del mismo y sus ramifi­
caciones es importante, porque indica la mayor o menor velocidad con la cual el
agua deja la cuenca hidrográfica

a^ Orden de los cursos


Es una clasificación que refleja el grado de ramificación o bifurcaciones
dentro de una cuenca. Utilizando una carta de una cuenca, en el cual se
visualizaran todas las vías de drenaje, perennes, intermitentes o efímeras, si­
guiendo el criterio de Horton, los cursos de agua se clasifican de la forma como
se observa en la figura 1.8.
a2) Densidad de drenaje
La densidad de drenaje (Dd) es un buen índice del desarrollo del sistema de
drenaje, y se expresa por la relación entre la longitud tota! de los cursos de drena­
je y el área de la cuenca vertiente, Dd = LCH / A (km/km2).

----------------- Orden 1
----------------- Orden 2
----------------- Orden 3
— *........... Orden 4

Figura 1.8. Una clasificación del orden de las vías de drenaje.


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 13

La inclusión de este concepto está relacionado con la determinación del


factor topográfico en la aplicación de la ecuación universal de pérdida de suelos
(USLE) en una cuenca, para determinar la producción de sedimentos sobre dicha
cuenca. Norton3demostró que la longitud promedio de! flujo de agua superficial en
una cuenca, puede ser estimada por 1/2 del inverso de la densidad de drenaje; los
autores mencionados han sugerido que esta longitud promedio del flujo puede
tomarse como la longitud (X) media de ¡adera en la USLE, con el objeto de
determinar el factor topográfico y aplicar dicho modelo en una cuenca.

Es decir, que ¡a longitud promedio de ladera en una cuenca, puede ser


estimada a través de

X (m) = 0,5 x Dd-1 = 0,5 x(LCH/A)-1 = 0,5 x (A/LCH) (1.5)

donde LCH es la longitud total de vías de drenaje (m) y A es el área de la cuenca


de drenaje (m2). Hay que observar, que para esta determinación no es necesa­
rio disponer de una carta topográfica, ya que la citada información puede
obtenerse de la fotolectura de la cuenca de drenaje.

bCaracterísticas del relieve


b j Pendiente de la cuenca
Las pendientes de una cuenca determinan diferentes velocidades del es-
currimiento. Así por ejemplo, mayores pendientes determinan mayores veloci­
dades del agua y por tanto, menores tiempos de recorrido del agua, afectando ei
tiempo de concentración de la cuenca; así también, las tasas de infiltración posi­
blemente sean menores. Por tanto, en cuencas con mayores pendientes es de
esperar mayores tasas de escurrimiento.

La forma convencional de evaluar ¡a pendiente media de la cuenca, disponiendo


de información topográfica de la misma es a través de la fórmula que considera
la longitud de las curvas de nivel en la cuenca

S i = H (LCj + LCj+1) / 2 DA) x100 (1.6)

Sin embargo, este es un método tedioso y que en la práctica corriente se


dificulta su aplicación, además de requerir el uso de un curvímetro: actualmente
los programas CAD revalorizan la fórmula.

Una forma práctica de evaluar la pendiente media de la cuenca, disponien­


do de un carta topográfica de la misma, sería por el método de la cuadrícula. En

^Williams & Berndt;‘Determ¡n¡ng the universal soil loss equation's length-slope factor forwatersheds"
In Soil erosión: Prediction and Control,Special Publicatlon No.21,SCSA., 1977.
14 1. P R E C IP ITA C IO N

efecto, sobre una determinada cuenca, se ie aplica una cuadrícula determinada.


La cuadrícula se superpone sobre la cuenca de tal forma que una dirección
(longitudinal) sea paralela a la línea entre ía salida y la zona de mayor altura en la
cuenca. El máximo ancho de la cuenca se divide entre cuatro para determinar el
espaciamiento de la cuadrícula. Por tanto quedan establecidas dos direcciones
una longitudinal (N-S) y otra a 90° (E-W) que podemos llamar transversal. Ahora
bien, se mide la longitud de cada línea de cuadrícula dentro de la cuenca, y se
contabilizan el número de cruces o cortes a las curvas de nivel. La pendiente en
dirección longitudinal, por ejemplo, se calcula por la ecuación:

SL = N, H / I L (1.7)

donde N L es el número total de cruces o cortes a las curvas de nivel de intervalo


H y Y L es la longitud total de líneas en dicho sentido longitudinal. De donde,
calculando ía pendiente en la dirección transversal con la ecuación (1.7) la pen­
diente media de la cuenca puede ser evaluada satisfactoriamente, calculando la
resultante de los dos vectores SL y Sw:

s = - s— { 18}

donde S es la pendiente media de la cuenca, pendiente media $ L en sentido


longitudinal y Sw pendiente media en sentido transversal

b2) Pendiente del curso principal


El agua de la precipitación se concentra en la vías de drenaje permanente
después de escurrir superficial y subsuperficialmente por las tierras de la cuen­
ca y es conducida hacia la salida de la misma. La velocidad de escurrimiento
depende de las pendientes de los canales de drenaje principales, así cuanto
mayor es la misma mayor será la velocidad del flujo de agua y más abruptos
resultarán los hidrogramas de las crecientes.

La pendiente entre dos puntos de una vía de drenaje o arroyo, se obtiene


dividiendo la diferencia de nivel total por la longitud o distancia entre dichos pun­
tos. Sin embargo, obsérvese, que si aplicamos ésta definición a los extremos de
un determinado perfil longitudinal de un arroyo o río, la pendiente media puede
resultar equívoca o no representativa de pendiente alguna. Por ejemplo, los da­
tos siguientes pertenecen a un estudio sobre el Arroyo Maldonado, en la cuenca
determinada a la altura de la Ruta 9, cerca de San Carlos, en el Opto, de Maldo­
nado, Uruguay.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 15

f: J jp n A Distancia $ segmento
progresiva
1,5 0 0,0076
10 1250 0,0011
20 10250 0,0027
30 14000 0,0024
40 18250 0,0036
50 21000 0,0022
60 25500 0,0033
70 28500 0,0154
120 31750

La pendiente media de acuerdo con un criterio, sería la diferencia de cotas


entre extremos, y luego dividiendo por la longitud entre los mismos, o sea, S =
(120 -1,5) / 31750 = 3,73.10-3m/m. Como se observará, la pendiente resultante
es tan alta como en e! segmento comprendido entre las progresivas 18 + 250 y 21
+ 000. Por tanto, si se asumiera dicho valor como pendiente media, este
parámetro así determinado, no sería representativo de la situación real.
Un criterio más adecuado y realista, es considerar el área comprendida
bajo el perfil del arroyo, para determinar una altura o cota representativa, divi­
diendo dicha área entre la longitud considerada del perfil. Realizando una inte­
gración numérica entre los extremos indicados, se verifica una altura o cota
media h medja = 69,52 m, por lo cual,

S 2 = 69,52 / 31750 = 2.19.10'3 m/m.

En otras palabras, la pendiente de la línea recta S2 es tal, que el área


comprendida entre ella y el eje de abscisas, es igual a la comprendida entre la
curva del perfil del arroyo y la abscisa correspondiente; por lo cual la pendiente
S2 se toma como la pendiente media más representativa.

1.3 PRECIPITACIONES Y SU MEDIDA


Desde el punto de vista de la ingeniería hidrológica y la hidráulica agríco­
la, la precipitación es la fuente primaria del agua de la superficie terrestre, y sus
mediciones forman el punto de partida de la mayor parte de ios estudios concer­
nientes al uso, control y manejo del agua. En esta parte, dejaremos los aspee-
16 I. P R E C IP ITA C IO N

tos a la manera como se produce la precipitación para que el lector interesado,


recurra a la bibliografía especializada en metereología y. nos dedicaremos a la
manera en que se mide la precipitación y diversos criterios para el análisis, sín­
tesis, corrección y tratamiento de los datos. La precipitación en forma de lluvia
es la única a tener en cuenta, porque en la región y en el Uruguay no ocurre
precipitación bajo forma de nieve y por tanto no hay otra contribución al régimen
hidrológico de una determinada cuenca hidrográfica. En el Anexo 1 se presenta
información relevante sobre las precipitaciones en el Uruguay con datos para
aplicación en el diseño de estructuras de conservación del agua.

1.3.1 Medida y variación de las precipitaciones


La cantidad de lluvia se expresa por la altura de agua caída y acumulada
sobre una superficie plana e impermeable. La misma es cuantificada por medio
de las medidas ejecutadas en aparatos adecuados y previamente escogidos, a
través de la utilización de instrumentos conocidos como pluviómetros o pluvió­
grafos, según éstos sean simples receptáculos del agua precipitada o registren
esas alturas de agua en el transcurso del tiempo. Cualesquiera de éstos apara­
tos recoge una muestra del agua precipitada, pues tienen una superficie hori­
zontal expuesta de 200 cm2 (superficie mínima recomendada por la O.M.I. es de
100 cm2) o más, colocados a 1,50 m de la superficie del suelo. Por supuesto,
que existen diferencias entre las aguas recogidas a esa altura especificada
(estandard) y la que realmente alcanza la superficie del suelo, sobre una misma
área, y existen muchos estudios que verifican éstas aseveraciones e intentan
determinar sus causas. Por tanto, la precisión de las medidas pluviométricas ha
sido objeto de numerosos estudios y el principal factor de error es el debido a la
acción del viento sobre la trayectoria de las gotas de lluvia.

Las lecturas realizadas por el observador metereológico, normalmente en


intervalos de 24 horas, en probetas graduadas, son anotadas en una libreta
propia del observador y enviadas a la agencia responsable por la red pluviomé-
trica, que en el caso del Uruguay es la Dirección de Metereología. Las medidas
se refieren siempre al total de altura precipitada desde las 7 horas de la mañana
del día anterior hasta las 7 horas del día en que se realizó la lectura.

Los pluviogramas obtenidos por las bandas de un pluviógrafo (fig.1.9.)


proporcionan el total de precipitación acumulado en el correr de las 24 horas, y
presentan la ventaja sobre los medidores no registradores de que es posible,
por interpretación de la banda diaria, establecer la intensidad de la lluvia. Es
decir, que de la lectura directa de la banda del pluviógrafo, se obtiene una curva
de altura de lluvia acumulada en función del tiempo.
M . K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S
17

Figura 1.9. Corte transversal de un pluviógrafo.

Las cantidades precipitadas son variables en función del tiempo, por tanto
se define como intensidad i = Ah/At, la relación entre el incremento de precipi­
tación en altura Ah con relación a! tiempo At. Los estudios sobre intensidad de
la lluvia se realizan sobre información registrada en bandas de pluviógrafos,
llamados pluviogramas. Estos pluviogramas, son gráficos que muestran la pre­
cipitación acumulada a lo largo de un determinado tiempo, generalmente un día.
De esta forma es posible, determinar para un cierto intervalo de tiempo At, la
variación en las alturas de precipitación Ah.
En la figura 1.10 se muestra una de estas bandas de pluviógrafo, pertene­
ciente a la localidad de Aguas Blancas, Dpto. de Lavalleja, Uruguay. En el regis­
tro obtenido directamente de un pluviógrafo de flotador y sifón, los descensos
ocurren cuando se ha llenado el recipiente, esto es, cuando se han alcanzado 10
mm de precipitación y se desaloja el agua contenida en él por medio del sifón. Es
18 I. P B E G IP IT A C IO N

Figura 1.10. Pluviograma diario de O a 10 mm. Localidad de Aguas Blancas,


Uruguay. Altura de lluvia 24,1 mm.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 19

frecuente, que el pluviógrafo tenga alguna falla y por ello los registros resultar,
defectuosos, a veces es posible recuperar información y otras veces simplemente
se pierde, dependiendo del tipo de falla. Tanto para verificar el correcto funciona­
miento del pluviógrafo como para recuperar información de un registro defectuoso,
conviene disponer de un pluviómetro en el mismo lugar. Si a un registro como el de
la figura 1.10 se le quitan los descensos, se obtiene una gráfica de precipitación
acumulada contra el tiempo, llamada curva de masa de precipitación {ver figura
1.11). Por ejemplo, la lectura de esta banda de pluviógrafo, para intervalos de
At =1 hora, arroja los resultados de ¡atabla 1.1.

Tabla 1.1. Lectura de la


banda de la figura 1.10.
hora Wmm AP/At
9 0 0
10 0 0
11 0,1 0,1
12 0,3 0,2
13 0,4 0,1
14 0,6 0,2
15 1,4 0,8
16 1,8 0,4
17 3,1 1,3
18 4,2 1,1
19 4,4 0,2 Esta curva de masa de precipitación es
20 4,4 0 no decreciente, y obsérvese que su pendiente
21 5,2 0,8 en cualquier punto, es igual a la intensidad
22 6,3 1,1 de lluvia instantánea (d h /d t). A partir de una
23 7,7 1,4 curva de masa de precipitación, es posible
24 9,4 1,7 dibujar diagramas o hietogramas, que repre­
1 10,9 1,5 senten las variaciones de la altura de preci­
2 14,5 3,6 pitación o de su intensidad en intervalos de
3 20,3 5,8 tiempo previamente seleccionados.
4 23,3 3,0 El intervalo At seleccionado es impor­
5 23,9 0,6 tante en cuanto a la información que propor­
6 24,0 0,1 ciona el hietograma; un valor demasiado
7 24,1 0,1 grande arrojaría muy poca información y uno
8 24,1 0 muy pequeño puede dar información excesiva
y difícil de manejar.
20 I. P R E C IP ITA C IO N

La precipitación tiene variaciones temporales y espaciales, es decir, varia­


ciones en el tiempo, como en el transcurrir de la lluvia, las tasas de caída de la
lluvia son variables y perfectamente detectables si se dispone de la citada banda
registradora. Por otra parte, las variaciones espaciales son muy importantes,
porque por ejemplo, canto mayor sea el tamaño de una cuenca, menor será la
intensidad máxima media a considerar, pues la intensidad puntual disminuye
cuando se aleja del centro o del punto de registro del aguacero. Son muy impor­
tantes para los proyectos hidráulicos, disponer de curvas altura de precipitación
-superficie- duración. Para obtener esta información, sería necesario disponer
de un conjunto de datos raramente disponibles por la razón de la baja densidad
de la red pluviométrica, como de los largos y tediosos trabajos que implican.
Estos trabajos han sido realizados, principalmente en E.U.A. (fig. 1.12), para
aplicar en proyectos como ios que nos ocupan, por la oficina del Soil Conserva­
ron Service (SCS).
Las obras hidráulicas como tajamares, represas, alcantarillas, canales de
evacuación de pluviales,etc., no es económico diseñarlas para la precipitación
más Intensa que pueda ocurrir en el transcurso de una duración indefinida. Por
consideraciones que ponen en la balanza, de una parte, el costo de sobremedi­
da de las obras y, de otra, el de los estragos debidos a su insuficiencia durante un

Figura 1.12. Relación lluvia área/lluvla puntual en función de la duración de la


lluvia y del área.
M. K o o th a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 21

violento aguacero ocasional, se hacen esfuerzos para determinar el caudas óptimo


para el cual conviene establecerlas. En definitiva y especialmente en el ámbito
agrícola, no se busca una protección absoluta, total, sino una protección contra
un aguacero tipo, de probabilidad determinada. El lector debe tener en cuenta que
volveremos sobre el mismo tema reiteradamente al tratar el diseño de vertederos
y aspectos relativos al tránsito de crecientes a través de un embalse, para esta­
blecer pautas o normas generales de diseño.

1.3.2 Análisis de los aguaceros


en una estación determinada
Para resolver racionalmente los problemas de drenaje antes menciona­
dos, es necesario, por ejemplo, determinar las instensidades máximas de lluvia
con una frecuencia determinada (es decir, que ocurren, en promedio, una vez
cada 5 años, 10 años, 20 años, etcétera).
Por tanto, se pueden establecer para diversas duraciones de lluvia, las
máximas intensidades ocurridas durante un evento determinado. La intensidad
i, se acostumbra a expresar en mm/hora, por lo cual para determinar la altura de
precipitación real en un tiempo determinado, hay que tener en cuenta que las
intensidades disminuyen cuando At aumenta. Por ejemplo, en el observatorio de
el Prado (Montevideo) un aguacero de precipitación total de 47,8 mm en tres
horas, registró las siguientes intensidades máximas en los tiempos que se indi­
can:

156 mm/h en el intervalo A t = 1 min. => A h = 2,6 mm


intensidades máximas 76 mm/h en el intervalo A t = 30min. => A h = 38 mm

44 mm/h en el intervalo A t = 60m¡n. => A h = 44 mm

En conclusión, la intensidad máxima de un aguacero, que es la altura de


precipitación en un intervalo de tiempo, es tanto mayor cuanto más corta es su
duración; pero para los estudios de drenaje de pequeñas superficies, desagües
de tajamares, es indispensable precisar ese punto estableciendo, según las ob­
servaciones disponibles, los diagramas que representan la intensidad máxima
de las precipitaciones para diversos valores de At.

De acuerdo con Linsley4 y otros, consideran que la lluvia puntual puede


representar la altura media de agua precipitada en una cuenca de hasta 26 km2
(2.600 ha), hipótesis que consideramos válida o aceptable de hecho; teniendo en

<LinsIey,Kohler y Paulus,1982.Hydrology for Engineers. Third Edition.New York,McGraw-H¡I! Book


Company lnc.,484 p.
22 I. PR E C IP ITA C IO N

cuenta por otra parte que una cuenca de ese tamaño comprende más del 85-90%
de las presas agrícolas a las cuales hacemos referencia en este libro.

Para establecer relaciones estadísticas, con todas las lluvias ocurridas en


un determinado pluviógrafo (por ejemplo Observatorio del Prado, Montevideo)
durante 30 años,se puede tomar el valor máximo para cada año y para cada
duración, constituyendo así una serie anual. Así por ejemplo, se toman, n valo­
res máximos para la duración de 5 minutos, n valores máximos para la duración
de 30 minutos, n valores máximos para la duración de 60 minutos, etcétera. Por
tanto, se obtienen así, series anuales, constituidas por n máximos para cada
duración de lluvia, a los cuales se les puede ajustar una función de valores ex­
tremos como Gumbel y de ésta forma obtener el valor de frecuencia de una
determinada intensidad. El autor, realizó sobre bandas del pluviógrafo, para el
Observatorio del Prado, un estudio de series anuales entre 1940 y 1970, para
diferentes duraciones, estableciendo la siguiente relación de intensidad de pre­
cipitación en función de la duración y la probabilidad de ocurrencia o el período
de retorno T en años.

i (mm/h) = (232,56 x T°-‘81)/t0-563

donde T = período de retorno en años y t = duración en minutos. Este resultado


se puede apreciar en forma tabular en la tabla 1.2.

Tabla 1.2. Intensidad, duración y frecuencia de la lluvia


en “El Prado’’ Montevideo.

T años 5 10 ■ 25 50

1 min 311 353 416 472


3 min 165 193 229 255
5 mín 124 145 172 191
10 min 84 98 116 129
15 min 67 78 92 103
20 min 58 65 77 87
30 min 46 53 63 69
40 min 39 44 52 59
50 min 34 39 46 52
60 min 31 36 42 47
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 23

1.4 ANÁLISIS Y ESTADÍSTICAS


DE LAS PRECIPITACIONES
En Ingeniería de represas, no interesa construir una presa que sea ade­
cuada para que por su obra de excedencia o vertedero, pase cualquier caudal
posible de ocurrir. Normalmente se corren riesgos, asumidos después de consi­
deraciones económicas, de que la estructura pueda fallar durante el período de
vida útil, por io cual ese riesgo es necesario conocerlo. Para esto es necesario
analizar estadísticamente las observaciones realizadas en las Estaciones plu-
viométricas o de aforo de ríos y arroyos, y verificar las frecuencias con las cuales
se obtiene determinada magnitud. En otras palabras, es posible asignar una
probabilidad de ocurrencia a un caudal de creciente de diseño de obra determi­
nado y de esta forma se está aceptando un determinado riesgo en el diseño de
la estructura, cuanto menor sea el riesgo que se quiera asumir, menor deberá
ser la probabilidad de ocurrencia del fenómeno hidráulico.

Los datos hidrológicos, como la precipitación P en una estación pluviomé-


trica, los caudales Q de escurrimiento de un arroyo, pueden ser tratados como
variables estadísticas, y especialmente la precipitación P puede ser considera­
da sin reparos como una variable aleatoria independiente, por lo cual podemos
ajustar funciones de densidad de probabilidad, como la normal o Gauss, la de
valores extremos o Gumbel5, etcétera, Es decir, existen varias funciones de
densidad de probabilidades, que se pueden utilizar eficazmente para determinar
la probabilidad de ocurrencia o el período de retorno de lluvias extremas.
El período de retorno T es el período de años en promedio, en que un
evento determinado puede ser igualado o excedido por lo menos una vez, o sea
el período de retorno es el inverso de la probabilidad T = 1/P.

Para determinar las probabilidades de ocurrencia, en primer lugar, los


datos observados deben clasificarse en orden decreciente y a cada uno asignar­
le un número de orden m, donde el total de datos es el número n. La frecuencia
con la cual sería igualado o excedido un evento de orden m es:

F = m/n (Método California) (1.9)

F = ( 2 m - 1 ) / 2 n (Método Hazen) (1.10)

F= m/(n+1) (Método Weibull) (1.11)

5 Gumbel,E.J. 1958. Statistics of extremes. Columbia University Press, New York.


24 I. PR E C IP ITA C IO N t - ' . . i . ' .j ::

De acuerdo con Ven T. Chow, la fórmula de Weibull ha demostrado ser la


más satisfactoria para graficar o determinar la frecuencia relativa de las series
máximas anuales o simplemente series anuales. Las series anuales consideran
únicamente el máximo valor anual, de por ejemplo la precipitación o caudales de
un río. Las series parciales, en cambio, consideran más de un valor anual, se
trata de seleccionar los valores por encima de uno tomado como base en el año;
en el caso de ios caudales Q se debe tener la precaución que los eventos sean
independientes. Las series parciales se utilizan cuando el segundo mayor valor
anual pueda afectar el diseño de la estructura, es decir, los daños causados por
crecientes en áreas bajas pueden estar más relacionados con la repetición de
ciertos valores, más que con la ocurrencia de un máximo caudal. Las series
parciales son necesarias especialmente en trabajos de drenaje y control de
inundaciones.

La definición de período de retorno ya sea con series anuales o series


parciales, es del período de ocurrencia en años para que un evento (caudal Q o T
precipitación P) de cierta magnitud sea igualado o excedido. Es necesario tener ¡L.

claro, de que la definición no implica periodicidad, un período de retorno de 10


años para una lluvia de 120 mm/24 horas, significa que la magnitud será iguala­
da o excedida 10 veces en 100 años en promedio, pero no quiere decir que
ocurriría a intervalos regulares de 10 años. - zura

Chow6 ha demostrado que la mayoría de las funciones de frecuencia o de


densidad de probabilidad se pueden generalizar bajo una única y sencilla fórmu­
la, de gran utilidad práctica

T u n c:c" e~re
X = X meGia
^. + X
(1.12)1
x
por la

donde X es el evento con una probabilidad determinada, Xmediaes el valor medio


de la serie de datos, a x es la desviación estandard de la serie de datos y K es
el factor de frecuencia definido para una distribución específica (Gumbel, Log-
Pearson III, etc.) y función del nivel de probabilidad seleccionado para X. donde y = I í

Si a la ecuación 1.12 se divide todos sus términos por Xmedia se obtiene la La c e r :


fórmula originalmente propuesta por Chow tomada cuezrs.
Para e
* /X media = 1 + Cv K (1.13) retorno que se

donde Cv es el coeficiente de variación de la serie de datos en análisis, o sea una J T (añ os) ':
medida de la variabilidad relativa de los mismos. [ K

6 Chow,V.T 1951 A general formula for hydrologic frequency analysis. Amer.Geophys. Union
Trans.32:231-237, 1964 Handbook of applied hydrology.McGraw-HIll.New York,572p. En 195E
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 25

Figura 1.13. Fórmula para el análisis de frecuencia hidrológica.


Curva K-T mediante el método de Gumbel.

Para el método de Gumbei o teoría de los valores extremos, la relación


funcional entre el factor de frecuencia K y el período de retorno T, se determina
por la expresión

K = - ^6 {y + In [In T - in (T - 1) ]} / ti (1.14)

donde y - 0,5772157 es la constante de Euler.

La gráfica correspondiente a esta fórmula se aprecia en la figura 1.13,


tomada directamente dei trabajo de referencia.

Para el método de Gumbel el factor de frecuencia K según el período de


retorno que se muestra sería:
| T(años) 6 |§ 25 V 50
1,25 167 . 2 10 100
l.K T i
-1 J8 5 -0,383 -0,164 0,719 .1,305 2,044 2,592 3,137

En 1958, E. J. Gumbel uno de los pioneros en la hidrología estadística


26 /. P R E C IP ITA C IO N

Tabla 1.3. Máximas precipitaciones en 24 horas (Período 1941- 1970)


Localidad: Cutre Dpto. de Colonia Estación N° 2662
{Fuente: Dir. Nac. de Metereología - Uruguay)

* P mm ra m / n+1

280.5 1 0.0323
176.0 2 0.0645
165.0 3 0.0968
132.0 4 0.1290
131.0 5 0.1613
116.0 6 0.1935
114.0 7 0.2258
106.0 8 0.2581
105.0 9 0.2903
104.0 10 0.3226
103.0 11 0.3548
99.0 12 0.3871
90.0 13 0.4194
89.0 14 0.4516
87.0 15 0.4839
85.0 16 0.5161
84.0 17 0.5484
82.0 18 0.5806
80.0 19 0.6129
79.0 20 0.6452
75.0 21 0.6774
72.0 22 0.7097
68.0 23 0.7419
65.0 24 0.7742
64.0 25 0.8065
62.5 26 0.8387
60.0 27 0.8710
59.0 28 0.9032
54.0 29 0.9355
51.0 30 0.9677
Los valores muéstrales son los siguientes
media y = 97,967 mm;
desviación típica Sy = 45,932 mm
coeficiente de variabilidad Cv = 0,469 y
el coeficiente de asimetría C s = 2,8439
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S ¿¿

escribía: "Parecería que los ríos conocen la teoría (la de los valores extremos}, le
único que falta es convencer al ingeniero de la validez de éste análisis". Esta es
una forma subjetiva y poética, por la cual el autor citado expresa su convencimien­
to, de que la citada función de densidad de probabilidad ajusta o representa ade­
cuadamente, el comportamiento aleatorio de los caudales de un río. En conclu­
sión, estos métodos de estim ar frecuencias de las variables aleatorias
hidrológicas, le permiten a los hidrólogos e ingenieros, obtener curvas de distri­
bución de frecuencias y estimar o ajustar funciones de densidad de probabili­
dad; la extrapolación de éstas curvas o funciones, permite establecer valores
de probabilidad de excedencia o no excedencia de valores mayores o menores,
respectivamente, que el rango de los valores observados.
Veamos un ejemplo de aplicación a las precipitaciones máximas anuales
en una estación pluviométrica de la Red Básica (D. G. Metereología; tabla 1.3),
el ordenamiento de los valores y su frecuencia (1/T) de acuerdo con la fórmula
de Weibull y el ajuste de los datos experimentales a una función de Gumbel
mediante la fórmuia general de Chow.
Por tanto, de acuerdo con la teoría de los valores extremos o método de
Gumbel, tendríamos ios siguientes valores de P24h,. para los T indicados:

T áño:a 1,25 1,8? 5 10 25 50 100

K —1*785 -0 .3 8 3 -0 .1 6 4 0.719 r7':% 8 1 T T 2,0.44 2.592 3.137

18.0 ; 80.4 90.4 131.0 167,9 191.9 217.1 242.1

Este trabajo mostrado para una estación, el autor lo realizó para las 100
estaciones de la Red Básica, entre otros motivos para confeccionar la carta de
isoerodentas del Uruguay7 y también para confeccionar las cartas de isohietas
de máxima precipitación en una duración de 24 horas para diferentes períodos
de retorno, que son las cartas mostradas a continuación.

Por otra parte, la Facultad de ingeniería de Montevideo8, ha llegado a


diferenciar 8 Regiones Pluviométricas en el Uruguay, como se muestra en la
figura 1.14, a las cuales se les aplica las ecuaciones señaladas en las tablas 1.4
y 1.5, para eventos breves y eventos largos, respectivamente, y diferentes riesgos
estadísticos. Según las diversas situaciones metereológicas, los eventos breves

7Koolhaas, M. 1979 E! potencia! erosivo de (a lluvia en el Uruguay. Turrialba, Revista Interamericana


de Ciencias Agrícolas, Vol.29, N° 1, p.p.: 3-9.
Koolhaas, ¡Vi. 1982. Cartas de cantidad de Lluvia en 24-Horas para distintos períodos de retorno.
En 5a Reunión Técnica, Facultad de Agronomía, Universidad de la República, p,4.
aRodríguez Fontal, A. 1980. Fórmulas Lluvia-duración-retorno-riesgo en las ocho subregiones del
Uruguay. Boletín de la Facultad de Ingeniería, Vol. XIV, N° 2, Universidad de la República.
28 !. p r e c i p i t a c i c í ;

Figura 1.14. Regionalización pluvio-


métrica del Uruguay.

son ios menores a 2 horas de duración y eventos largos los superiores a 3 horas
de duración. Para períodos de tiempo entre 2 y 3 horas, pueden ocurrir fenómenos
que resulten mezcla de dos poblaciones diferentes.

Como puede verificar el lector, ejercitándose en ei cálculo algebraico, ios


resultados son esencialmente similares en la práctica, para riesgos r = 50% tal
cual se define el período de retorno, entre ios trabajos de referencia, para ios
vaiores mostrados en las cartas de P24h.
Para finalizar con el tema de la precipitación, transcribimos un cuadro,
que se muestra en la tabla 1.6, con una regionalización por Departamento, que
en la práctica profesional puede resultar útil para el técnico de campo o ei pro­
yectista, a ios efectos de calcular, por ejemplo, el rendimiento hídrico promedio
de una cuenca determinada.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 2 9

Carta 1. Lluvia en 24 horas (mm) - T = 5 años.


30 I. P R E C IP ITA C IO N

Carta 2. Lluvia en 24 horas (mm) - T - 10 anos.


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 31

Carta 3. Lluvia en 24 horas (mm) - T = 25 años.


32 I. P R E C IP IT A C IO N

Carta 4. Lluvia en 24 horas (mm) - T = 50 años.


M . K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 33

Tabla 1.4. Tabla indicando para cada subregión de Uruguay las


fórmulas que permiten calcular hfTr, máximo valor que hf, lluvia
ocurrida en t horas consecutivas, puede alcanzar una vez cada
Taños, a menos de un riesgo r.
Eventos breves (t < t’o, con 2 horas < t’o < t"o á 3 horas)

S u breejíórc F ó rm u la s

1
i htr. = 34,6 (1 + 0 ,7 0 7 log \ tn
1 - (1 - r)l/T ' 1

L- T ' ...
i ftfe» = 3 4 ,0 (1 + 0 ,7 0 7 log •!A .....
1 - (1 - r)^T

1
II! htT.r = 32,5 (1 + 0 ,707 íog
1 - (1 - r)¡/T

:-T ^ : :
pcf .. . N 40 45^1 ■
IV = 30,5 {1 + 0 ,7 0 7 lóg
1 - ( 1 - r)l / r 1

1
V ^ 43 a
htr. = 30,6 (1 + 0 ,7 0 7 log
1 ~ (1 - r)l/T 1 1

- •
•' - V! " ... .................... X tO 4 7 2
n% ~ 2 3 ,4 {1 + 0 ,7 0 7 tog
1 - (1 - r)l / r

1
Vil htT,r = 27,2 (1 + 0 ,707 log } t0 ,4 / o
1 - (1 - r)l/T

• 1... ;
N Í ~ 2 9 ,0 (1 + 0*707 log > tn 430
1 -{1 - f)y j

Fórmulas lluvia - duración - retorno - riesgo para eventos breves


34 I. P R E C IP IT A C IO N

Tabla 1.5. Tabla indicando para cada subregión de Uruguay las


fórmulas que permiten calcular hfTr, máximo valor que h¿
lluvia ocurrida en t horas consecutivas, puede alcanzar una
vez cada Taños, a menos de un riesgo r.
Eventos largos (t > t’o, con 2 horas < t’o < t” o < 3 horas)

S u b r e g ió r ■ F ó rm u la JS

1
i htTr = 38,5 (1 + 0,758 log \ tn r?q
1 - (1 - r)l/T ' '

... 1....
p hí?¡f e 3 ¥ ,B (1 + Ó J 5 8 ío g ....................\ iO mI O
r
1 - (1 - r)I^T

1
, ,n
ill hÍTr = 35,9 (1 + 0,758 log
1 - (1 - r)I/T

1
.y . h t* * 34,8 {1 + 0,758 tog

1
V htT>r = 34,8 (1 + 0,758 log ) tn q14
1 - (1 - r)l/T ' 1

1
VI ........... ..... -... vtO 271
■ ■r ) 1
1 - (1 - r>l/r

1
V il htlr = 32.7 (1 + 0,758 log ) tn 27^
1 - (1 - r)l/T ’ L

.... t
.......... ,
m : . 1 % a 'S S , 4 « + S , ? « » r \ 9Q2.
1 - (1 •• r)!/T '

Fórmulas lluvia - duración - retorno - riesgo para eventos largos


M. K o o lb a a s
Tabla 1.6. Precipitación promedio por departamento.

-
Valores medios de precipitación por Departamento 1914 -1985

E M B A L S E S A G R IC O L A S
Enes ■ Eeb. M ari Abr. May: Jun. Jai Ago. S e t '. O c t . ' Nov. . OiG,; Total

Artigas 118 119 126 124 109 99 81 77 100 123 107 111 1294
Salto 104 108 133 121 97 87 77 72 96 108 96 95 1194
Rivera 107 108 121 113 114 110 103 98 121 120 91 90 1296
Paysandú 104 105 125 114 90 88 72 75 100 99 90 91 1153
Tacuarembó 100 103 123 108 105 105 93 96 111 103 85 84 1216
Cerro Largo 93 94 99 92 103 115 107 100 112 93 80 75 1163
Río Negro 102 107 124 104 85 81 73 73 92 94 87 85 1107
Durazno 98 91 108 98 95 106 90 91 99 92 81 76 1125
T.yTres 98 94 98 98 101 114 104 102 114 95 75 75 1168
Soriano 104 97 119 95 82 74 71 70 88 92 83 81 1056
Flores 97 98 117 96 90 94 82 84 98 92 87 79 1114
Florida 95 91 103 87 88 100 84 87 99 86 81 72 1073
Lavalleja 88 88 95 S6 90 107 88 90 99 84 78 74 1067
Rocha 85 91 96 87 90 110 95 94 100 81 70 67 1066
Colonia 90 91 108 94 82 72 65 71 85 85 85 78 1006

San José 89 90 106 88 88 88 72 80 91 87 82 78 1039


Canelones 81 S2 91 84 88 92 75 79 90 81 74 77 994
Maldonado 77 81 88 85 93 104 80 87 90 79 72 67 1003
Montevideo 80 85 93 88 90 89 74 82 88 80 78 70 997

co
ESCURRIMIENTO

2.1 TIPOS DE ESCURRIMIENTO


El escurrimiento se puede definir como el agua proveniente de la preci­
pitación que circula sobre o bajo la superficie terrestre y que llega a una vía de
drenaje, para finalmente ser drenada hasta la salida de la cuenca.

Como ya fue señalado en el capítulo anterior, al explicar el proceso del


agua precipitada, esta lluvia que alcanza el suelo puede infiltrarse (F) y parte de
esta infiltración repone la humedad del suelo, que sólo se pierde por transpira­
ción (vegetales) o evaporación directa desde depresiones del suelo.

El exceso de humedad en el suelo, percola hacia la capa freática y repo­


ne el agua subterránea; el sistema de agua subterránea tiene una respuesta
muy lenta al agua adicional de infiltración de las capas más superficiales; cuan­
do toda esta agua subterránea finalmente descarga en el sistema de canales,
constituye el flujo subterráneo o flujo de base (Qb).

En caso de lluvias intensas, la tasa de lluvia puede superar la capacidad


de infiltración de los suelos y constituye el escurrimiento superficial. Por tanto,
existen dos vías principales por donde el agua que cae como lluvia, se traslada
por el sistema de canales de una cuenca vertiente, a través de la superficie del
suelo y a través del sistema subterráneo. Sin embargo, hay caminos interme­
dios, donde el agua infiltrada en el perfil del suelo a determinada cota, puede
38 2. ESCURRIMIENTO

moverse ladera abajo sobre una capa u horizonte subsuperficial impermeable,


escurre más o menos paralelo a la superficie del suelo. A esta parte del escurri-
miento se ie llama escurrimiento subsuperficial.

Es decir, que el escurrimiento superficial junto con el subsuperficial,


constituyen el escurrimiento directo, el cual fluye más o menos rápidamente por
las vías de drenaje hacia la salida de la cuenca vertiente, y constituye la repues­
ta más o menos rápida a la caída de lluvias intensas o moderadas.

Este escurrimiento directo junto con el flujo de base (Qb), determinan el


volumen total de escurrimiento (Q) de una cuenca de drenaje determinada (fig.
2 . 1).
En general, el escurrimiento directo es la causa principal de las máxi­
mas descargas de una cuenca, y el área sombreada (fig. 2.1) representa el
volumen de escurrimiento por esta causa. A su vez, el escurrimiento directo es
la parte del total de la lluvia que se denomina lluvia excesiva (Pex) y el resto de
ia precipitación total, P - Pe, son las pérdidas, es decir, la parte de la precipita­
ción que se intercepta por la vegetación, almacenamiento en depresiones del
terreno, y la parte de la infiltración que se convierte en evapotranspiración o
pereda hacia las zonas más profundas convirtiéndose en escurrimiento subte­
rráneo o flujo de base.

Lluvia directa en el
Intensidad de lluvia sistema de canales

Figura 2.1. Distribución de la lluvia total en relación a ios componentes del


escurrimiento (ILRI, 1994).
M. K o o lh a as - EMBALSES AGRICOLAS 35

Todo lo anterior es una clasificación ilustrativa, y como tal no deja de ser


arbitraria. El agua puede comenzar su viaje hacia el río u arroyo, como flujo
superficial e infiltrarse en el camino, terminando como escurrimiento subsuperfi­
cial o subterráneo. A la inversa, el escurrimiento subsuperficial puede emerger
a la superficie si en su camino se encuentra con una capa muy impermeable
que aflora en una ladera. En definitiva, lo importante en realidad es la rapidez
con que una cuenca responde a una tormenta, pues esto es io que determina ia
magnitud de las correspondientes crecientes o avenidas.

2.2 HIDROGRAFIAS
2.2.1 Generalidades y análisis
El gasto o caudal que pasa por una determinada sección transversal de
un río u arroyo, se define como el volumen de escurrimiento por unidad de tiem­
po (L3T“1). Si se mide el gasto que pasa de forma continua durante todo un año
por una sección transversal de un arroyo y se grafican ios valores obtenidos
contra el tiempo, se obtendría una gráfica como la de la figura 2.2, que se deno­
mina hidrograma, como cualquiera que relacione el gasto versus tiempo.
La figura 2.3 representa un hidrograma anual expresado en altura de
lámina equivalente (L), para poder comparar directamente con la altura de la
precipitación caída en la cuenca. Así, el dato de caudal diario en m3/seg., obteni­
do del banco de datos hidrológicos de la DNH, se transformó en volumen de

Figura 2.2. Hidrograma de una tormenta.


40 2. ES C URRIMIENTO

Afto Qd Qb Cltotal Parió,


(rom} (rofn) (mm}
83 412 265 677 1488
84 547 134 681 1424
85 280 127 407 832
85 498 138 636 1485
87 88 83 171 864
88 216 81 297 977
89 114 76 190 815
90 170 70 240 1133
91 195 83 277 1025
92 245 176 421 904
93 430 151 581 1214

— m— Qd (mm)
— Qb (mm)
Q total
" Paño (mm)

Figura 2.3. Hidrograma anual expresado en altura de lámina de agua para la


cuenca del arroyo Maldonado en el puente sobre ruta 9.

escurrimiento, luego de obtener el promedio mensual multiplicado por el coefi­


ciente adecuado para transformar el valor instantáneo diario promedio, en un
volumen de escurrimiento total mensual, el que a su vez se puede expresar en
M. K o o lh a as ■ EMBALSES AGRICOLAS 41

altura de lámina de agua equivalente, al proceder a dividir por el área de la cuenca


vertiente.

En efecto, si al caudal medio mensual se le multiplica por 3.600 s/hora,


24 horas/ día y por el número de días del mes correspondiente, por ejemplo,

m3/seg/día x 3.600 seg/hora x 24 horas/día x 30 o 31 días/mes =


= m3/mes (volumen de escurrimiento total mensual)

m3 x 1/A(km 2) x 1 0 -3 = mm (lámina de escurrimiento)

En la figura 2.3 se puede apreciar en primer lugar, la correspondencia


entre precipitación y escurrimiento total, en efecto, en una regresión lineal entre
Q y P, más de un 70% (r = 0,85) de la variación anual se explica por el volumen
de la precipitación.
Obsérvese, la tendencia decreciente del flujo de base, Qb, desde el año
83, que se corresponde con la tendencia declinante de la precipitación anua! a
partir de! citado año. A su vez, como el flujo de base o caudal de base, es más
"insensible” a la variación de la precipitación, o en otras palabras, la recarga de
los acuíferos tiene un retraso en el tiempo y disminuye como es lógico, con ia
disminución de la precipitación, ya que el agua superficial o la subterránea, tie­
nen un mismo origen, la precipitación caída.

Por tanto, una primera conclusión, aunque parezca obvia, es de que, al


producirse una disminución de precipitaciones o por debajo del promedio anual,
habrá falta de agua superficial y de agua subterránea; faltará el agua en super­
ficie, en las cañadas y arroyos, es la respuesta más inmediata, y en un plazo de
tiempo, también faltará agua subterránea, en los pozos.

Una segunda conclusión, también en cierta forma evidente, es la res­


puesta más inmediata dei escurrimiento directo, con los volúmenes de precipita­
ción, y la fuerte correlación lineal con la misma( r > 0,80 ), la cual se aprecia a
simple vista.
De acuerdo con lo señalado anteriormente, en relación con el flujo de
base, el mismo continúa descendiendo lentamente, luego del año 87 hasta el
año 90, o sea tres años de retraso (“lag-time”), a pesar de volúmenes de precipi­
tación por encima del mínimo del decenio, pero levemente por debajo del pro­
medio. El caudal de base “no responde” ante el mayor volumen de precipitación
de! año 88, que se refleja sin embargo, como era de esperar, inmediatamente en
el escurrimiento directo.
Realizando un ordenamiento decreciente, de mayor a menor, de los to­
42 2. ESCURRIMIENTO

tales anuales de escurrimiento, de acuerdo con el criterio de Hazen1, resultan las


siguientes probabilidades de ocurrencia estimadas

Año Caudal Q n Fa T
|mm) (%> (años)

84 681 1 4.5 22.2

83 677 2 13.6 7.4

86 636 3 22.7 4.4

93 581 4 31.8 3.14

92 421 5 40.9 2.44

85 407 6 50.0 2

88 297 7 59.1 1.69


91 277 8 68.2 1.47
90 240 9 77.3 1.29

; 89 190 10 86.4 1.16


87 171 11 95.5 1.05

La conclusión que podemos obtener del ordenamiento y sus probabili­


dades de ocurrencia según el método de Hazen, es de que con una probabili­
dad del 80% {T125años) el escurrimiento anual en la cuenca será superior a los
200 mm y ésta es una conclusión general para cualquier cuenca del Uruguay.
Si la escala de tiempo se amplía de tal forma que se pueda observar el
escurrimiento generado por una sola tormenta, se tendría una gráfica como la
de la figura 2.2. Aunque la forma de los hidrogramas producidos por tormentas
particulares no sólo varía de una cuenca a otra sino también de tormenta en
tormenta, es posible diferenciar las siguientes partes en cada hidrograma:

A: En este punto, el agua proveniente de la tormenta bajo análisis comienza a


llegar a la salida de la cuenca y se produce más o menos inmediatamente
después de iniciada la tormenta, dependiendo de varios factores, como el
tamaño de la cuenca, su sistema de drenaje, la intensidad y duración de la
lluvia, etc.

B: Pico. Es el gasto máximo que se produce por la tormenta, generalmente es el


punto más importante de un hidrograma para fines de diseño.
1Soil Conservaron Service, National Engineering Handbook, Section 4, Hydrology,1964.
M. K o o lh a as ■ EMBALSES AGRICOLAS 43

C: Final del escurrí miento directo. Desde este punto en adelante el escurrimiento
es sólo de origen subterráneo. Generalmente se acepta como el punto de
mayor curvatura de la curva de recesión, aunque no es fácil distinguirla.

Tp: Tiempo de pico. Es el tiempo que transcurre desde el punto de levantamiento


hasta el punto final del escurrimien,to directo.

Tb: Tiempo base. Es el tiempo que transcurre desde el punto de levantamiento


hasta el punto final del escurrimiento directo. Por tanto, es el tiempo que dura
el escurrimiento directo.

Rama ascendente. Es la parte dél hidrograma que va desde el punto de levanta­


miento hasta el pico.
Rama descendente o curva de recesión. Es la parte del hidrograma que va des­
de el pico hasta el final del escurrimiento directo.
El tiempo de base de un hidrograma aislado puede ser desde algunas
horas hasta varios días para cuencas relacionadas con embalses, y el pico pue­
de tener valores del orden de algunos metros por segundo hasta unos cuantos
cientos. El área bajo el hidrograma, í Qdt, es el volumen total escurrido; el área
bajo el hidrograma y arriba de la línea de separación entre gasto base y directo,
j (Q - Qb)dt, es el volumen de escurrimiento directo.
Debido a que el escurrimiento directo proviene de la precipitación, casi
siempre aporta un componente del gasto total en un hidrograma mucho mayor
que el que genera el escurrimiento base. Por otra parte, el escurrimiento base
está formado normalmente por agua proveniente de varias tormentas que ocu­
rrieron antes de la considerada y es muy difícil determinar a cuáles pertenece.
Para poder correlacionar la precipitación con los hidrogramas que genera, es
preciso antes, separar el gasto de base del directo. En vista de que rara vez es
posible conocer con precisión la evolución de los niveles freáticos durante una
tormenta y que el punto D de un hidrograma (ver Fig. 2.2) es generalmente difícil
de distinguir, ia tarea de separar el gasto base del directo no es sencilla. Existen
varios métodos, algunos de los cuales se describen a continuación, para sepa­
rar el gasto de base del directo, donde la palabra final la tiene el criterio y buen
juicio del ingeniero:
A) El método más simple consiste en trazar una línea horizontal recta a partir del
punto A del hidrograma. Este método puede dar resultados razonables en
cuencas o en tormentas pequeñas, donde los niveles freáticos no se alteran
mayormente, en general, el método sobrestíma el tiempo de base y por tanto
el escurrimiento directo.
B) Se han correlacionado el tiempo de vaciado del escurrimiento directo con
44 2. ESCURRIMIENTO

algunas características de las cuencas, a partir de hidrogramas observados.


Con el método que mejores resultados tuvieron es el que relaciona dicho
tiempo con el área de la cuenca (SCS):

N = 0,827 x A 02 (2.1)

donde N = tiempo de vaciado en días y Aérea de cuenca en km2.

C) Otro método consiste en buscar el punto de mayor curvatura de la curva de


recesión del hidrograma. Esto se puede hacer siempre y cuando se tengan
los datos de caudales, como por ejemplo los gastos señalados en la columna
3 de la tabla 2.1. Una vez ordenados los gastos, se dividen entre los ocurri­
dos un At fijo después, Q + At (6 h en el ejemplo). Posteriormente, se grafican
los cocientes Q/Q + At contra el tiempo; en el punto donde ocurra un cambio
de pendiente se tiene la mayor curvatura de la rama descendente y por tanto
el punto D (véase la figura 2.4).

Figura 2.4. Separación del flujo directo dei flujo de base.


Fuente: F. Aparicio «Fundamentos de hidrología de superficie».

Una vez localizado el punto D por alguno de los métodos señalados ante­
riormente o algún otro, falta trazar la línea de separación entre el gasto de base
y el directo. Para hacer esto también existen varios criterios. El más simple es
trazar una línea recta desde el punto A hasta el D como se indica en la figura
citada. Otra posibilidad, como se indica en la figura 2.5, es trazar dos líneas
rectas, una horizontal a partir del punto A hasta el tiempo en que ocurre el máxi­
mo y otra desde éste punto hasta el D.
M . K o o lh a a s - EMBALSES AGRICOLAS

Figura 2,5. N = 0,827 A 0-2


donde: N = días
A = área en km2

Tabla 2.1.

1 7 -Í7- 4 ............ :

día hora Q (m 3/s) ■Q + 6hs Q/Q+6hs

5 12 60.1 47.5 1.27

18 47.5 39.0 1.22

24 39.0 33.2 1.18

6 6 33.2 28.6 1.16

12 28.6 25.2 1.13

18 25.2 22.7 1.11

24 22.7 20.9 1.09

7 6 20.9 19.7 1.06

12 19.7 18.9 1.04

18 18.9 18.2 1.04

24 18.2

2.3 INFILTRACIÓN
2.3.1 Capacidad de Infiltración del suelo
La infiltración se define como la penetración y el movimiento del agua a
través de la superficie dei suelo y hacia adentro del mismo, producido por ias
46 2. ESCURRIMIENTO

fuerzas gravitacionales y capilares. La capacidad de infiltración está dominada


principalmente por la porosidad superficial. La diferencia entre el volumen de
agua que precipita en una cuenca y el que escurre por su salida, recibe el nombre
genérico de pérdidas. Las pérdidas están constituidas por la intercepción de la
lluvia por la vegetación que cubre la cuenca, la acumulación o retención en depre­
siones del terreno, naturales o artificiales, la evaporación y la infiltración. Como en
la práctica hidrológica es difícil separar estos cuatro componentes, y la porción
más importante de éstas pérdidas está dada por la infiltración, es costumbre
calcularlas conjuntamente bajo este nombre. Por ello, es importante remarcar el
concepto de infiltración tal como se maneja en ei libro y por tanto la definición
inicial.
Los factores que afectan la capacidad de infiltración dependen principal­
mente de:
• Tipo de suelo. Cada tipo de suelo tiene diferente capacidad de infiltración, f,
medida en mm/h. Por ejemplo, es fácil deducir que una precipitación de me­
diana a alta intensidad que cae sobre tierras gravillosas-arenosas infiltrará
rápidamente, siempre que la capa saturada esté por debajo de la superficie
del terreno, y alcanzará relativamente rápido la napas subterráneas. En cam­
bio, esa misma precipitación, en tierras arcillosas infiltrará muy poco y la
superficie quedará cubierta de agua incluso en lluvias de baja intensidad.
• Contenido de humedad del.suelo. Para un mismo suelo, la capacidad de
infiltración disminuye al aumentar el contenido de humedad en superficie y
también de la profundida de la capa subterránea, inversamente, la capacidad
de infiltración aumenta en la medida que disminuye el contenido hídrico.

• Cobertura Vegetal. Las diferentes coberturas vegetales tienen marcados


efectos en la capacidad de infiltración, como por ejemplo, el diferente efecto
no sólo en la porosidad superficial de una cobertura forestal con relación a
una pradera o campo natural.

• Uso y Manejo de Tierras. Este concepto tiene también marcada influencia en


la capacidad de infiltración, como por ejemplo de un uso del suelo que dismi­
nuye la capacidad de infiltración, es el monocultivo, que conduce entre otras
cosas, desde el punto de vista físico únicamente a disminuir la porosidad
superficial, especialmente a nivel de macroporosidad. Las prácticas de ma­
nejo de tierras, como construcción de terrazas de desvío o incluso de terra­
zas convencionales, modifican el padrón del escurrimiento superficial. Inclu­
so, prácticas agronómicas de manejo, como los abonos verdes, la incorpora­
ción de estiércol, el mínimo laboreo, tienden a incrementar la capacidad de
absorción o infiltración de los suelos
46 2. ESCURRIM1ENT0

fuerzas gravitacionales y capilares. La capacidad de infiltración está dominada


principalmente por la porosidad superficial. La diferencia entre el volumen de
agua que precipita en una cuenca y el que escurre por su salida, recibe el nombre
genérico de pérdidas. Las pérdidas están constituidas por la intercepción de ia
lluvia por la vegetación que cubre la cuenca, la acumulación o retención en depre­
siones del terreno, naturales o artificiales, la evaporación y la infiltración. Como en
la práctica hidrológica es difícil separar estos cuatro componentes, y la porción
más importante de éstas pérdidas está dada por la infiltración, es costumbre
calcularlas conjuntamente bajo este nombre. Por ello, es importante remarcar el
concepto de infiltración tal como se maneja en el libro y por tanto la definición
inicial.

Los factores que afectan la capacidad de infiltración dependen principal­


mente de:

• Tipo de suelo. Cada tipo de suelo tiene diferente capacidad de infiltración, f,


medida en mm/h. Por ejemplo, es fácil deducir que una precipitación de me­
diana a alta intensidad que cae sobre tierras gravillosas-arenosas infiltrará
rápidamente, siempre que la capa saturada esté por debajo de ia superficie
del terreno, y alcanzará relativamente rápido la napas subterráneas. En cam­
bio, esa misma precipitación, en tierras arcillosas infiltrará muy poco y la
superficie quedará cubierta de agua incluso en lluvias de baja intensidad.
• Contenido de humedad del.sueio. Para un mismo suelo, la capacidad de
infiltración disminuye al aumentar el contenido de humedad en superficie y
también de la profundida de la capa subterránea, inversamente, la capacidad
de infiltración aumenta en la medida que disminuye el contenido hídrico.

• Cobertura Vegetal. Las diferentes coberturas vegetales tienen marcados


efectos en la capacidad de infiltración, como por ejemplo, el diferente efecto
no sólo en la porosidad superficial de una cobertura forestal con relación a
una pradera o campo natural.

• Uso y Manejo de Tierras. Este concepto tiene también marcada influencia en


la capacidad de infiltración, como por ejemplo de un uso del suelo que dismi­
nuye la capacidad de infiltración, es el monocultivo, que conduce entre otras
cosas, desde el punto de vista físico únicamente a disminuir ia porosidad
superficial, especialmente a nivel de macroporosidad. Las prácticas de ma­
nejo de tierras, como construcción de terrazas de desvío o incluso de terra­
zas convencionales, modifican el padrón del escurrimiento superficial. Inclu­
so, prácticas agronómicas de manejo, como los abonos verdes, la incorpora­
ción de estiércol, el mínimo laboreo, tienden a incrementar la capacidad de
absorción o infiltración de ios suelos
M. K o o lh a as - EMBALSES AGRICOLAS

• Compactación. La compactación de la superficie está vinculada directamente


a la porosidad superficial y su relación directa con el fenómeno analizado. Es
obvio, que suelos con problemas de compactación en su perfil, tendrán menor
capacidad de infiltración que suelos bien agregados y sueltos en superficie.

2.3.2 Determinación de la capacidad de Infiltración


La capacidad de infiltración puede determinarse conociendo mediciones
simultáneas de lluvias y volumen de escurrimiento en una cuenca, a través del
criterio del SCS (modelo número de curva). El coeficiente de escurrimiento de una
tormenta, o de otro evento, se define como:

Ce = V e / P (2.2)

relación entre el volumen escurrido y el volumen caído sobre la cuenca L3/T/L3/T, o


expresados por ejemplo, en altura de lámina equivalente L/L, siendo Ce un coefi­
ciente adimensional.
De acuerdo con la definición, el escurrimiento expresado en altura, y de
acuerdo con el SCS, resulta de la siguiente expresión:

Q = (P - 0,2S)2 / P + 0,8 S (2.3)

por tanto, siguiendo la definición de coeficiente de escurrimiento

Ce = (P -0 ,2 S )2 / P(P + 0,8S ) (2.4)

de donde resulta finalmente,

Ce = (P - 0,2S)2 / P2 + 0,8 SP (2.5)

donde P es la altura de la precipitación de la tormenta y S es un parámetro por


determinar, con las mismas unidades de P, que representa el máximo potencial
de retención de la cuenca.

El' parámetro S se puede estimar, si se conocen pares de valores (P,


Ce); el valor de S puede tomarse como el que hace mínima la variancia del error
cometido al calcular Ce con la ecuación 2.5 con respecto al coeficiente de escu­
rrimiento real.
Ejemplo.
En una determinada cuenca se han determinado las alturas de precipitación
•fe*
03

Tabla 2.2. Cálculo de la variancia del escurrimiento con diferentes valores de S.

m (2) m ■m m (6) (7) (8-) (9) (10) (11) (12) (13) m ' "i
; P Co Ce .e ■ (e-e)2 Ce e (e^ej* Ce 3 le-e)2 Ce e fe -e f :
mm (real) : m* 1 # , S *2 0 S * 30 S - 40
. ; •mm rom mm

20 0,25 0,58 0,33 0,0009 0,35 0,10 0,0000 0,22 -0,03 0,0001 0,14 -0,09 0,0000

40 0,50 0,75 0,25 0,0025 ‘ 0,58 0,08 0,0004 0,45 -0,05 0,0009 0,36 -0,14 0,0025

50 0,55 0,79 0,24 0,0036 0,64 0,09 0,0001 0,52 -0,03 0,0001 0,43 -0,12 0,0009

10 0,10 0,36 0,26 0,0016 0,14 0,04 0,0036 0,05 -0,05 0,0009 0,10 0,00 0,0081

15 0,12 0,49 0,37 0,0049 0,26 0,14 0,0016 0,14 -0,02 0,0000 0,07 -0,05 0,0016

32 0,43 0,70 0,27 0,0009 0,51 0,08 0,0004 0,38 -0,05 0,0009 0,28 -0,15 0,0036

45 0,48 0,78 0,30 0,0000 0,61 0,13 0,0009 0,49 0,01 0,0009 6,40 -0,08 0,0001

24 0,27 0,63 0,36 0,0036 0,42 0,15 0,0025 0,28 0,01 0,0009 0,19 -0,08 0,0001

17 0,17 0,53 0,36 0,0036 0,30 0,13 0,0009 0,17 0,00 0,0004 0,10 -0,07 0,0004

e 0,30 0,10 -0,02 -0,09


V 0,0104 0,0067 0,0173
0,0216

oiNBmmunosE z
M . K o o lh a as - EMBALSES AGRICOLAS 49

totales y los correspondientes coeficientes de escurrimiento mostrados en las co­


lumnas 1 y 2 de la tabla 2.2. Determinar el parámetro S de la ecuación 2.5 y calcular
e! Ce para una tormenta cuya altura de precipitación total es P = 80 mm.
Solución
En las columnas 3, 6, 9 y 12 de la tabla 2.2 se han calculado los coeficientes de
escurrimiento con la ecuación 2.5, asumiendo diferentes valores de S. En las colum­
nas 4, 7, 10 y 13 se encuentran los errores cometidos en el cálculo de Ce, con respecto
a ¡os coeficientes de escurrimiento reales, y en las columnas 5, 8, 11 y 14 se muestran
ios cálculos necesarios para determinar la variancia del error en cada caso. De la ob­
servación de la tabla 2.2 se puede visualizar que la mínima variancia del error (columna
11) se produce para un S = 30 mm. De donde, la ecuación 2.5 en este caso particular,
es:

Ce = (P - 6)2/P2 + 24 P
de manera que para una tormenta con P = 80 mm, se tiene Ce = 0,66.

2.4. MODELO DEL NÚMERO DE CURVA


2.4.1. Generalidades
La situación común y generalizada a la cual se enfrenta y se enfrentará en
el futuro, cualquier profesional o técnico que tenga que proyectar embalses, es­
tructuras de captación o derivación de aguas intermitentes o permanentes,
manejo de cuencas y su planificación en el medio rural uruguayo, es de cuencas
no aforadas.

Cuando un ingeniero en un proyecto hidráulico debe conocer la máxima


descarga, para diseñar la sección transversal de un cana!, vertedero de una
presa, alcantarillas, sifones, la aproximación que debe realizarse en el área de
ingeniería rural, es a través de relaciones lluvia-escurrimiento (modelos), y con
el análisis de frecuencias de precipitaciones, convertir la lluvia de diseño en un
caudal de diseño, por tanto el escurrimiento es considerado indirectamente. Es
decir, que si se trata de evaluar volúmenes de escurrimiento directo que genera
una determinada cuenca vertiente o de determinar hidrogramas de escurrimien­
to, máximas descargas o efectuar tránsito de estas crecidas por una estructura
hidráulica, el ingeniero actuante deberá recurrir a modelos para cuencas no
aforadas.

El Modelo del Número de Curva2, es ¡nternacionalmente utilizado y par­


ticularmente en cuencas no aforadas, para resolver aspectos relacionados con
el rendimiento de agua de escurrimiento directo de una cuenca determinada
2
Koolhaas Michel, Embalses Agrícolas, Relaciones Lluvia-Escurrimiento, Dpto. de Suelos, Cátedra,
de Topografía, Facultad de Agronomía, 1986.
50 2. ESCURRIMIENTO

Para cuencas donde no se dispone de registros de caudales, e! Método


del Número de Curva puede utilizarse, para estimar la altura de escurrimiento
directo a partir de una determinada altura de lluvia, a partir de un número índice
(número de curva) que determina la respuesta característica para eí escurri­
miento, de una específica condición hidrológica y de uso y tipo de suelo. El Mé­
todo fue desarrollado originalmente por ei Soil Conservation Service, para las
condiciones en E.U.A. Sin embargo, a partir de ahí se adaptó a condiciones en
otras partes del planeta, incluso algunos centros regionales de experimentación
han agregado criterios adicionales3, no obstante el método es utilizado amplia­
mente en todo el mundo.

2.4.2. Deducción de las relaciones empíricas


A partir de gran cantidad información experimental de cuencas peque­
ñas, en E.U.A., V. Mockus (Soil Conservation Service, 1964, 1971), encontró
que la gráfica de precipitación versus caudales de escurrimiento, demuestra
que el escurrimiento comienza sólo después de cierto tiempo posterior del co­
mienzo de la lluvia, y que la curva tiende con una dirección asintótica paralela a
la línea de 45 grados de pendiente (verfig. 2.6)

Figura 2.6. Escurrimiento acumulado versus lluvia acumulada, de acuerdo con


el método del número de curva (ILRI).
3Sprenger, F. D. 1978. Determination of dírect runoff with the Curve Number Method in the
Coastal of Tanzania/East Africa. Wasser und Boden, 1, pp. 13-16.
Ai. K oolhaas - EMBALSES AGRICOLAS

El Método del Número de Curva se basa en los siguientes fenómenos: .=


acumulación inicial de la lluvia caída, representa la intercepción, almacenamiento
en depresiones e infiltración antes de que comience el escurrimiento. Una vez que
se inicia el proceso de escurrimiento, algo más de lluvia se pierde, principalmente
como infiltración, esto es lo que se llama retención actual (F). En la medida que
la lluvia caída aumenta, la retención actual también aumenta, hasta un valor máxi­
mo: máxima retención posible (S).

Para describir estas observaciones y expresarlas en forma matemática,


el SCS asume que la relación entre la retención actual/retención potencial, es
igual, a la relación de escurrimiento actual/máximo escurrimiento potencial. El
máximo escurrimiento potencial, es la precipitación menos la abstracción inicial.
En forma matemática, lo señalado anteriormente es igual a:

F/S = Q/(P - la) (2 Íj

donde: F = retención actual (mm)


S= máxima retención o retención potencial (mm)
Q= altura de escurrimiento acumulado (mm)
P= altura de lluvia acumulada (mm)
la = abstracción inicial (mm)

En ia figura 2.6 se muestra la relación anterior para algunas situaciones


de máxima retención y abstracción inicial, a los efectos de visualizar la relación
matemática antedicha. La retención actual F, es:

F = P - la - Q (2.7)

Si combinamos las dos ecuaciones anteriores, obtenemos la siguiente


expresión:

Q = (P - la)2 / P - l a + S (2.8)

A los efectos de evitar tener que estimar dos parámetros, V. Mockus


efectuó diversos análisis de regresión a partir de datos de caudales y lluvias,
como señalamos en un principio, hallando la relación promedio de que:

la « 0,2 S => la = 0,2 S (2.9)

La combinación de las dos últimas ecuaciones, conduce a la fórmula o


modelo del Método CN
52 2. ESCURRIMIENTO

Q = (P - 0,2S)2/P + 0,8 S cuando P > 0,2 S (2.10)

Como se puede observar, con este modelo es posible determinar la altura


del escurrimiento, a partir de alturas de lluvias y estimando el máximo potencial
de retención S. Este máximo potencial de retención, se puede considerar como
infiltración que ocurre después de que comenzó el escurrimiento. Esta infiltración
está controlada, por cualquiera de los siguientes factores limitantes :

• por la tasa de infiltración a nivel de la superficie del suelo,

• o por la tasa básica o permeabilidad del perfil del suelo,

• o por la capacidad de almacenamiento de agua del suelo.

A los efectos de que las operaciones de interpolación, promedios y pon­


deración sean aproximadamente lineales, el máximo potencial de retención
S (mm) ha sido transformado en el número de curva (Curve Number) CN, me­
diante la relación CN = 25400/(254 + S) y por tanto:

S = 25400/CN - 254 (2.11)

de donde el modelo toma su nombre. La solución gráfica de la ecuación 2.10 en


función del CN, se puede apreciaren la figura 2.7.

Figura 2.7. Representación gráfica de la ecuación 2.10 mostrando la lámina de


escurrimiento Q en función de la altura de lluvia P y el número de curva CN (Soil
Conservation Service, 1972).
M. K o a lh a a s - EMBALSES AGRICOLAS

Como el máximo potencial de retención puede variar en teoría entre cerz


e infinito, el CN puede variar entre 100 y 0. Por ejemplo, un área pavimentada
impermeable, tendrá un potencial de retención máximo igual a cero y CN = 1CC.
toda la lluvia se transformaría en escurrimiento. En un área de planicie con suelos
altamente permeables, S tendería a infinito y por tanto CN = 0, de donde toda la
lluvia se infiltraría y por tanto no ocurriría ningún escurrimiento. En una cuenca de
drenaje, la realidad se encuentra en “algún lugar” intermedio entre estos extre­
mos.
Corresponde a esta altura de la descripción de la metodología, algunas
precisiones importantes, como analizar los factores que determinan el valor de!
número de curva.

2.4.2 Factores que determinan


el Valor Número de Curva
Uso del suelo y cobertura vegetal

El uso del suelo viene representado por la condición superficial en la


cuenca de drenaje y se relaciona básicamente con el grado de cobertura. En el
método del SCS se reconocen las siguientes categorías:
• Barbecho, que es la condición de uso agrícola de mayor potencial de escurri­
miento, porque la superficie del suelo está desnudo;
• Cultivos en línea;
• Cultivos densos;
• Forrajeras y leguminosas, o pasturas en rotación;
• Pastura natural, no hay alteración del perfil del suelo donde esta cobertura se
asienta.
• Forestal
• Sistematización de la tierra y Manejo en relación con la Condición Hidrológi­
ca. Las condiciones de infiltración y almacenamiento en depresiones del te­
rreno son muy diferentes según el sistema de laboreo sea convencional o de
laboreo mínimo con uso de cincel, o sistematizando el área de cultivo en
franjas o con terrazas y laboreo en sentido de las curvas de nivel o en contor­
no. La tabla 2.3 muestra para un determinado manejo del suelo, por ejemplo,
cultivo denso (trigo) en laboreo en contorno en suelo tipo D, en condición
hidrológica pobre, CN = 85, en cambio en laboreo convencional en sentido de
la pendiente CN = 88, mientras que en la misma situación pero sistematizan­
do con terrazas el CN = 80.
54 2. ESCURRIMIENTO

Grupo hidrológico del suelo

Es bien reconocida la importancia de las propiedades de los suelos en la


generación y el volumen de escurrimiento. En el método del Número de Curva,
estas propiedades están representadas por un parámetro hidrológico: la tasa
básica o mínima, de infiltración del suelo. Es decir, que la influencia de la condi­
ción superficial, tasa de infiltración; y de la influencia de los horizontes están
incluidas en forma global dentro del parámetro. Este parámetro, que indica el
potencial de escurrimiento de un suelo, es la base cualitativa y cuantitativa para
la clasificación de los suelos en cuatro grupos. Los grupos Hidrológicos de Sue­
los definidos por los expertos de suelos del SCS, son cuatro, nominados A, B, C
y D, aceptando un criterio originalmente propuesto por Musgrave (1955)4. En el
Uruguay Durán (1997)5 realizó una primera aproximación de la clasificación
hidrológica de 99 series de suelos

• Grupo A. Son suelos con bajo potencial de escurrimiento. Suelos con altas
tasas de infiltración incluso luego de muy húmedos, con alta tasa de transmi-
sibiüdad. Por ejemplo, suelos profundos, arenosos, gravillosos, bien a muy
bien drenados internamente. Tasa básica de infiltración entre 8 y 12 mm/hora
o más.
• Grupo B. Son suelos con moderado potencial de escurrimiento. Son suelos
moderadamente profundos, con una tasa de transmisión de agua o per­
meabilidad moderada, tasa básica de infiltración entre 4 y 8 mm/hora.
• Grupo C. Son suelos con moderadamente alto potencial de escurrimiento.
Son suelos que tiene una baja tasa de infiltración cuando se encuentran hú­
medos, y en su perfil hay capas que impiden el movimiento del agua hacia
capas más profundas, son suelos de texturas finas a muy finas. Estos suelos
tienen una tasa baja de permeabilidad, entre 1 y 4 mm/hora.
• Grupo D. Son suelos con alto potencial de escurrimiento. Son suelos con una
muy baja tasa de infiltración, texturas arcillosas, arcillas expansivas, capas
de arcillas impermeables cerca de la superficie, o suelos superficiales sobre
basamento impermeable. Estos suelos tienen una tasa básica de infiltración
muy baja, < 1 mm/hora.

Condición de humedad del suelo

La condición de humedad del suelo en la cuenca de drenaje antes de que


ocurra el escurrimiento es otro factor de importancia en la determinación del valor
4 Musgrave, G. W. 1955. How much of the rain enters the soi!? In Water, The Yearbook of Agricul­
tura. U.S. Government Printing Office, Washington, D.C.:pp 151-159.
“ Durán, A. 1997. Clasificación hidrológica de los suelos del Uruguay. Agrociencia, Vol. 1 (1): 15-29.
M. K o o lh a as - EMBALSES AGRICOLAS 55

fina! de CN. En el método del Número de Curva, la condición de humedad antece­


dente se clasifica en tres clases (AMC):

AMC I: Los suelos en la cuenca se encuentran muy secos.


AMC I I : Condición hidrológica promedio
AMC III: Los suelos de la cuenca están próximos a la saturación debido a lluvias
anteriores.
Las clases anteriores se determinan en función de la lluvia anterior en el
el período de 5 días previos al evento en consideración. En el método original
del SCS, se realiza un diferencia entre período de reposo (dormant) y el desarro­
llo vegetativo, que tiene sentido en el Hemisferio Norte, para tener en cuenta las
diferencias en evapotranspiración, que en dicho caso son considerables. En el
Hemisferio Sur se podría modificar este criterio sobre la base de las condiciones
hídricas, 30 a 45 días antes del evento en consideración6, a los efectos de obte­
ner una mejor simulación de datos de escurrimiento directo.
En las tablas 2.3 y 2.4 se muestran los valores del Número de Curva,
para diferentes condiciones Hidrológicas y Complejos suelo-cobertura, así
como una conversión de un número de curva a otro en función de la condición
hidrológica antecedente, y en la tabla 2.5 los números de curva en función de la
pendiente del terreno. El modelo originalmente no contempla la pendiente de!
terreno entre sus parámetros, y esto se debe a que en E.U.A. las tierras cultiva­
das se encuentran comprendidas generalmente en pendientes menores al 5%,
y dentro de este rango no tienen mayor influencia en el número de curva CN. Sin
embargo en condiciones del Este de Africa las condiciones de cultivo son muy
diferentes, y se introdujeron cinco clases de pendiente (Sprenger, 1978):

• Clase I <1% Tierras planas

• Clase II 1-5% Suavemente onduladas

• Clase lll 5-10% Muy onduladas

• Clase IV 10-20% Pendiente Alta

• Clase V > 20% Pendiente excesiva

Ejemplo
Como ejemplo de aplicación de la determinación del numero de curva para
una cuenca, en un estudio en el Arroyo Maldonado, sobre cartas topográficas a escala
1/50.000, se determinaron los limites de la cuenca, procediendo a revisar posterior-

6 Boonstra, J. 1994 Estimating Peak Runoff Rates. In Draínage Principies and Applications. ILRi
Publication 16, Second Edition,1.120 p., Wageningen.The Neíherlands, pp 111-144.
56 2. ESCURRIMIENTO

Tabla 2.3. Números de Curva para distintas condiciones hidrológicas y comple­


jos suelo-cobertura para AMC 11 y la = 0,2 S,

Uso del syeíó © Sistema de labore© Condición Grupo hidrológico


j cobertura hidrológica de suelo
1 'ÉT F:

Barbecho Líneas Mala 77 86 91 94

Cultivos en línea Línea Mala 72 81 88 91


Linea Buena 67 78 85 89
En contorno Mala 70 79 81 88
En contorno Buena 65 75 82 86
En contorno/terrazas Mala 66 74 80 82
En contorno/terrazas Buena 62 71 78 81

Cultivos densos Líneas Mala 65 76 84 88


Líneas Buena 63 75 83 87
En contorno Mala *63 74 82 85
En contorno Buena 61 73 81 84
En contorno/terrazas Mala 61 72 79 82
En contorno/terrazas Buena 59 70 78 81

Forrajeras y leguminosas Líneas Mala 66 77 85 89


o pasturas en rotación Líneas Buena 58 72 81 85
En contorno Mala 64 75 83 85
En contorno Buena 55 69 78 83
En contorno/terrazas Mala 63 73 80 83
En contorno/terrazas Buena 51 67 76 80

Pastura natural Mala 68 79 86 89


Regular 49 69 79 84
Buena 39 61 74 80
En contorno Mala 47 67 81 88
En contorno Regular 25 59 75 83
En contorno Buena 6 35 70 79

Praderas Buena 30 58 71 78

Bosques Pobre 45 66 77 83
Regular 36 60 73 79
Buena 25 55 70 77

Camino chacra 59 74 82 86

Camino balasto 72 82 87 89

Camino bitumen 74 84 90 92
Tabla 2.4.Tabla de conversión de CN para condición II a ciase I o
clase lll (Soil Conservation Service, 1971).

" CN
m CN CN CN CN
Ame ij Ame \ amc iij - AMC U AMC 1 AMC lll

100 100 100 58 38 76


98 94 99 56 36 75
96 89 99 54 34 73
94 85 98 52 32 71
92 81 97 50 31 70
90 78 96 48 29 68
88 75 95 46 27 66
86 72 94 44 25 64
84 68 93 42 24 62
82 66 92 40 22 60
80 63 91 38 21 58
78 60 90 36 19 56
76 58 89 34 18 54
74 55 88 32 16 52
72 53 86 30 15 50
70 51 85 25 12 43
68 48 84 20 9 37
66 46 82 15 6 30
64 44 81 10 4 22
62 42 79 5 2 13
60 40 78 0 0 0

Tabla 2.5. Números de Curva para condición hidrológica I! y teniendo en


cuenta la prendiente del terreno, según Sprenger (ILRI, 1994).

■Usp del suelo o cobertura Pendiente Grupo hidrológico de Suelo


B C $
Arrozales I 0 0 3 5
II 0 5 8 10
lli 5 10 13 15
IV inexistente
V inexistente

Pastura natural en buena condición l 33 55 68 74


hidrológica II 39 61 74 80
lll 42 64 77 83
IV 44 66 79 85
V 45 67 80 86

Bosques en condición hidrológica I 39 60 71 77


mala II 45 66 71 83
lll 49 70 81 87
IV 52 73 84 90
V 54 75 86 92

Pastura natural en condición l 63 74 81 84


mala II 68 79 86 89
lll 71 82 89 92
IV 73 84 91 94
V 74 85 92 95
58 2. ESCURRIMIENTO

mente por análisis estereoscópico en fotografías aéreas, la clasificación de los sue­


los en las clases hidrológicas A, B, C o D (fig. 2.8).

Figura 2.8. Clasificación de los suelos de una cuenca por grupos hidrológicos.
M. K oolhaas - EMBALSES AGRICOLAS 59

Para la clasificación de los suelos, se utilizaron los grupos CONEAT como


elemento identificatorio, para luego adjudicar a cada grupo CONEAT una clase
hidrológica de acuerdo con la clasificación de V. Mockus, en A, B, C o D, con un
criterio subjetivo, de acuerdo con la opinión de expertos.
Fueron identificadas cuatro grandes zonas, en un área de 366,62 km2:

Tierras altas con predominio de suelos muy superficiales


Cuchillas quebradas baja rocosidad CONEAT 2.10 y 2.11b => Clase B
CONEAT 2.10 y 2.11 b => Clase B
Ondulado con alta rocosidad CONEAT 2.10 => Clase B
CONEAT 2.11b => Clase B
Ondulado con mediana rocosidad CONEAT 2.11b => Clase B
Ondulado con baja rocosidad CONEAT 2.12 => Clase B
Tierras altas a medias con predominio de suelos moderadamente
profundos a profundos CONEAT 2.21 => Clase B
Tierras medias, lomadas, con suelos profundos
CONEAT 10.7 => Clase D
* Tierras de planicies CONEAT 3.31 => Clase D
Del cálculo de las áreas de suelos correspondientes a cada grupo
hidrológico, resulta una planilla de áreas

Planilla de áreas de los diferentes grupos hidrológicos de suelos


SUELOS “C” SUELOS “D” SUELOS ■'&" AREA "TOTAL"
3,197,088.00 1,607,977.13 194,706,336.90 366,624,128.87
2,099,518.03 3,602,373.00 53% 366,62 km2
3,330,110.06 30,153,179.40 194,71 km2
93,987,465.46 35,363,529.53
2,482,190.44 10%
809,302.17 35,36 km2
6,026,868.33
5,883,953.82
5,573,695.62
3,642,165.37
3,568,416.98
11,163,838.29
136,554,262.44
37%
136,55 km2
60 2. ESCURRIMIENTO

de donde se obtiene que un 53% con suelos B , 37% del área es de suelos C, y un
10% está cubierta por suelos D. En conclusión, más de la mitad de las tierras de la
cuenca tienen suelos moderadamente permeables, es decir con moderado potencial
de escurrimiento, como es de esperar en una típica cuenca serrana, de la zona Este
del país7.

Para calcular el número de curva correspondiente a la cuenca, buscamos en


la tabla de usos del suelo (tabla 2.3) y para condición hidrológica buena, dentro del
campo natural, los diferentes CN, realizando el siguiente cálculo:

CN 0,53 (61) + 0,37 (74) + 0,10 (80)


CN cuenca
= 68

Ejemplo
Otro caso, que muestra la aplicación del modelo del número de curva, es la
predicción del volumen de escurrimiento que se genera en una determinada cuenca
vertiente.
Estudiando la factibilidad de un posible embalse para riego del cultivo de
arroz, en el paraje Diego Lamas, Dpto. de Artigas, se encuentra que el área de la cuen­
ca asciende a 2.826 ha, y se desea conocer el volumen de agua medio que podría
escurrir hacia el lugar.
Por el uso actual y potencial de los suelos de la cuenca en condiciones de
pastura natural, se llega por un cálculo similar al indicado anteriormente, a un coeficien­
te suelo-cobertura CN = 75 para la condición hidrológica II o promedio. Hay que tener
en cuenta que durante diciembre, enero y febrero, en media y más en ei Norte del país,
la condición hidrológica sería del tipo I, por tanto, CN = 57 de acuerdo con la tabla 2.4.
Aplicando el modelo del número de curva, ecuación 2.10, a las precipitaciones
mensuales medias (mm) de acuerdo con la Dirección. Nacional de Metereología para
el período 1961-1990, resulta un escurrimiento directo Qd de

Mes i ; I,\W:r m ár m : h $ § : W D Total

j P 135' 169 161 119 Ú1 81 ’ 102 37 113 137' 127 " l ü - 1.453
| Qd 32 67 82 56 50 28- ; 43 32 || 79 28 24 563

Resulta entonces que, en condiciones medias, el volumen de escurrimiento


directo que se concentraría en el embalse a construir alcanza a los
563 mm/año x 10 m3/mm/ha x 2.826 ha =15: 910.380 m3/año
Por tanto, el modelo del número de curva se puede aplicar a eventos de lluvia
diarios o mensuales, e incluso a divisiones de tramos de una lluvia, por ejemplo,
extraordinaria, para determinar la magnitud de una creciente determinada. En conclu­

7Morell¡, Carlos. 1998. Direcc. Suelos y Aguas. Com. pers.


M. K o o lh a as ■ EMBALSES AGRICOLAS

sión, utilizamos el modelo CN, para determinar volúmenes de escurrimientc genera­


dos por el evento de precipitación que corresponda.

2.5 HIDROGRAMA UNITARIO


2.5.1 Hidrograma unitario
El método del hidrograma unitario, fue originalmente propuesto por
Sherman en 1932, y se basa fundamentalmente en ciertas propiedades de un
hidrograma de escurrimiento directo. La teoría del Hidrograma Unitario tiene
como finalidad la de transformar una lluvia o precipitación de diseño por ejem­
plo, en una descarga en la salida de la cuenca con su distribución en el tiempo.
El hidrograma de una creciente, resultado de precipitaciones intensas en una
cuenca vertiente, está formado por la superposición de dos tipos diferentes de
escurrimiento, escurrimiento directo y flujo de base. Ahora bien, en la época de
Sherman no se hacía la distinción realizada anteriormente, y se tomaba el es­
currimiento superficial como idéntico al escurrimiento directo. Sin embargo,
desde hace muchos años, se reconoce la división que señalamos, y las aguas
de escurrimiento directo por su mayor velocidad de escurrimiento, son el com­
ponente fundamental de las crecientes, y la contribución del agua subterrá­
nea se altera muy lentamente como resultado de grandes precipitaciones.

Sherman8 propuso su teoría del Hidrograma Unitario, luego de obser­


var una gran cantidad de hietogramas (gráficas tiempo-intensidad de lluvia) e
hidrógrafas, empíricamente, encontró una cierta regularidad en la sucesión de
ios caudales de creciente, como resultado de determinada precipitación pluvial,
y formuló su teoría, que tiene tres principios básicos (ver figura 2.9):
1) En una determinada cuenca hidrográfica, el tiempo de duración del escurri-
miento directo es constante para lluvias de igual duración.

2) Dos lluvias de igual duración, que producen volúmenes diferentes de escu-


rrimiento directo, darán lugar a hidrogramas en los cuales las ordenadas, en
los tiempos correspondientes, son proporcionales a los volúmenes totales
de escurrimiento.
3) La distribución en el tiempo, del escurrimiento directo, resultado de determi­
nada precipitación, es independiente de precipitaciones anteriores.

Por tanto, en esencia la teoría de Sherman, es que desde el momento


que las principales características de una cuenca (forma, área, pendientes,
etc.) permanecen constantes, para lluvias de alta intensidad existirá gran simi-

8 Sherman, Leroy K. 1932. Streamflow from rainfali by the uint-graph method. Eng. News Record
108 pp.;501-505.
62 2. ESCURRIMiENTO

Tiempo

:*>

i i

Figura 2.9. Representación gráfica de ios tres principios del hidrograma unitario:
A) padrón del hietograma de exceso de lluvia (EP); B) hidrograma de escurrí-
miento debido al primer período de lluvia unitaria; C) hidrograma de escurrimien-
to debido ai segundo período de lluvia unitaria; D) hidrograma de escurrímiento
debido al tercer período de luvia unitaria; E) hidrograma compuesto del escurrí-
miento debido a la sucesión de los tres períodos de iiuvia unitarios (ILRf).
M. K o o lh a as - EMBALSES AGRICOLAS

iitud entre la forma de ios diferentes hidrogramas. En consecuencia, ia necesitas


de realizar estudios para diferentes situaciones de precipitaciones, derive er. a
definición del hidrograma unitario, como el hidrograma resultado de un escu-
rrimiento directo de volumen unitario.

Para ia comodidad de los cálculos, el volumen se mide en altura de agua


sobre la cuenca, que los autores americanos fijaron como 1 pulgada, pero pue­
de ser adoptado 1 cm o 1 mm; representa pues, el escurrimiento directo de una
precipitación uniforme de 1 cm o 1mm de altura, con un coeficiente de escurri­
miento igual a la unidad. El concepto del hidrograma unitario se ha utilizado de
manera muy extensa en todo e! mundo desde su publicación original.

Como corolario de los principios enunciados, el hidrograma unitario es


una constante para una determinada cuenca, que reflejará las características de
escurrimiento en la sección considerada de la misma. El modelo del Hü es un
buen ejemplo de expresión cuantitativa, de la relación funcional entre precipita­
ción y escurrimiento, en el caso de precipitaciones extremas o excepcionales,
aunque puede utilizarse en otras circunstancias más frecuentes, como sería el
caso del estudio de la Cuenca del Arroyo Maldonado, que presentaremos al
final.
Los principios enunciados, han sido comprobados en gran cantidad de
ríos, y para la obtención del HU (hidrograma unitario) son necesarios registros
de datos de caudales y de las precipitaciones que los provocaron. Como fue
dicho anteriormente, el HU es una constante de una cuenca hidrográfica, refle­
jando sus propiedades con relación al escurrimiento. Ahora bien, la necesidad
de realizar estudios de aprovechamientos hidráulicos en ríos, arroyos y caña­
das, que estarán desprovistos de información hidrométrica, determinó la necesi­
dad de establecer relaciones matemáticas y buscar constantes a partir de cuen­
cas mayores, para luego en función de características físicas de las cuencas,
generar hidrogramas, independientemente de la existencia de datos hidrológi­
cos (caudales).

Por tanto, del estudio y análisis de HU se derivó en hidrogramas unita­


rios sintéticos, HUS, para que en cuencas desprovistas de información de cau­
dales, se pudiese generar hidrogramas, para la planificación de cuencas.

2.5.2 Hidrograma Unitario Sintético


Existe un gran número de Hidrogramas Unitarios Sintéticos (HUS), pero
nos referimos únicamente al del Soil Conservation Service, es el más conocido,
con mayor soporte experimental y por entender que es el que más se adapta a
64 2. ESCURR1MIENT0

pequeñas y medianas cuencas, y que se dispone


Tabla 2.6.Hidrograma
de gran cantidad de información para su aplica­
unitario adimensional del
S.C.S. ción.

Relación de Relación de Por el análisis de un gran número de even­


Tiempos Descargas tos de escurrim iento, V. Mockus generó un
Q /Q p hidrograma unitario adimensional, que en for­
0 0 ma tabular es el mostrado en la tabla 2.6.

0.25 0.12 Los valores tabulares de la tabla 2.6. responden


aproximadamente a las siguientes funciones,
0.50 0.43 que son la definición del Hidrograma Unitario
0.75 0.33 del SCS:

1.00 1.00 y = 1,7 x2; 0,7 > x > 0 (2.12)

1.25 0.88 y = 1,06 + 0,8 In x; 1,0 > x > 0,7 (2.13)

1.50 0.66 y = 1,9 — 0,83 x; 1,8 > x >1,0 (2.14)

1.75 0.45 y = 5,7 e(-1'44x>; x > 1,8 (2.15)

2.00 0.32 donde x = t/t p

2.25 0.22 y = Q/Qp

2.50 0.15 Para construir el HUS, es preciso conocer las re­


laciones siguientes:
2.75 0.105

3.00 0.075

3.25 0.053

3.50 0.036

3.75 0.026
Una consideración importante a realizar,
4.00 0.018 es la de tiempo unitario o duración de la lluvia
4.25 0.012 unitaria AD, que en general, es aproximadamen­
te igual ai 20% de! intervalo de tiempo entre ei
4.50 0.009 comienzo del escurrimiento de una lluvia de alta
4.75 0.006 intensidad y la máxima descarga del correspon­
diente escurrimiento, es decir que
5.00 0.004
Tp/5 < AD < Tp/4 (2.20)

El hidrograma adimensional tiene sus or­


denadas expresadas en forma adimensíonal como
M. K o o lh a as - EMBALSES AGRICOLAS

Figura 2.10. Hidrograma unitario curvilíneo y el hidrograma triangular equivalen­


te, adimensionales (Soil Conservation Service, 1971).

q/qp y los valores de abscisas como t/Tp. Este hidrograma unitario tiene aproxi­
madamente un 37,5% de! volumen total del lado creciente o ascendente de la
curva.
Este hidrograma unitario también puede ser representado por un h id ro ­
grama tria n g u la r que tiene las mismas unidades de tiempo y descarga, por
tanto tiene el mismo porcentaje del volumen de escurrimiento en el lado ascen­
dente del triángulo (fig. 2.10). Sin embargo, la simplificación del hidrograma
triangular es entendibte en el pasado, pero en la actualidad, con la disponibilidad
de los ordenadores portátiles o simples calculadoras programables, debe valo­
rarse prácticamente el uso del triángulo como expresión matemática simplifica­
da del evento hidrológico en consideración.
Para el Hidrograma Triangular es necesario definir una magnitud adicio­
nal, que es el tiempo desde el máximo hasta el fin del escurrimiento directo, o
sea Tr
T r= 1,67 Tp (2.21)

Tb = 2,67 Tp (2.22)
66 2. ESCURRIMIENTO

Y el caudal pico del hidrograma unitario se calcula en idéntica forma al curvilíneo,


o sea

qp = 0,208 x A/Tp (2.23)

Ejemplo.
Para ejercitar al lector en ia obtención de un hidrograma unitario para una
cuenca, proponemos hacerlo para la referida Cuenca del Arroyo Maldonado, con un
área de cuenca vertiente de A = 366,62 km2, y el tiempo de concentración Te = 14,70
hs.
Para determinar el HUS, el primer paso es establecer el tiempo de concentra­
ción de la cuenca; por un procedimiento de cálculo resulta un tiempo de concentración
de Te = 14,70 horas.
De acuerdo con esto y la información precedente, resultan los siguientes pará­
metros que definen el HUS (SCS) son:

AD = 0,133 x Te = 0,133x 14,70 = 1,96 hs => 2,0 horas (2.24)

Tp = AD 12 + (0,6 Te)

Tp = 2,0/ 2 +(0,6x14,70) = 9,82 horas (2.25)

de donde, ei caudal pico q del HUS, será de


p

qp= 0,208 A (km2) Q (mm)/ Tp(hs) = 0,208 x 366,62 / 9,82 = 7,77 m3/seg (2.26)

q„ = 7,77 m3/s
E! lector debe verificar las ordenadas del Hidrograma Unitario (SCS), para los
valores indicados

"t 0 7ir é : 4 6 8 10 12 14 16 18 20

q | 0.55 2.19 4.93 6.96 7.77 6.88 5.57 4.26 3.16 2.36 :

|: t 22 24 26 28 36 32 34 36 38 40 42 ;

4 í. 76 1,31 0,98 0,73 0.54 0.41 0.30 0.23 047

La gráfica correspondiente se puede visualizar en la figura 2.11.


JVJ. K o o ih a as ■ EMBALSES AGRICOLAS

Figura 2.11. Hidrograma unitario (SCS), cuenca del arroyo Maldonado (Ruta 9).
CRECIENTES
DE DISEÑO
Introducción.

Tiempo de concentración.
Hidrograma unitario sintético.
R É rt-

Método racional.
Métodos estadísticos.

3.1 IN T R O D U C C IÓ N

Cuando el proyectista de una obra hidráulica como la que nos ocupa debe
conocer la máxima descarga, para diseñar la sección transversal de un vertedero
de una presa, la apxoximación que debe realizar en el área de ingeniería rural, es
a través de relaciones lluvia escurrimiento (modelos), y con el análisis de frecuen­
cias de precipitaciones, convertir la lluvia de diseño en un caudal de diseño. Cual­
quier método, como se verá a continuación, requiere la determinación del tiempo
de concentración de la cuenca. Los métodos que normalmente aplican los
proyectistas de las obras hidráulicas, son métodos desarrollados en otras latitu­
des, por tanto, la adaptación mínima, aparte del buen criterio del usuario y cono­
cimiento en profundidad de los principios y fundamentos de la metodología que se
utiliza, es en lo relativo a los valores de precipitación y probabilidades de ocurren­
cia o períodos de retorno de las mismas.

3.2 T IE M P O DE C O N C E N T R A C IÓ N

El tiempo de concentración (Te) de una cuenca, es el tiempo que demora


en llegar el escurrimiento que se genera en la parte más alejada de la cuenca,
70 3. CR E C IE N TE S D E DISE Ñ O

más remota, hasta el punto de salida en consideración o punto de interés en la


cuenca analizada. El tiempo de concentración fue expuesto conceptualmente por
primera vez por Mulvaney en 18511*cuando expuso las bases del llamado método
racional original.

Tiempo de recorrido (Tt) es el tiempo que necesita o que emplea, el agua


de escurrlmlento, en desplazarse de una zona a otra en una cuenca vertiente. El
tiempo de recorrido (Tt) es un componente del tiempo de concentración (Te), y
una de las formas más racionales de calcular este último, es a través de las
sumas de todos los tiempos de recorridos desde el punto hidráulicamente más
alejado de la cuenca hasta el punto de interés o salida de la cuenca. Por otra
parte, existen una variedad de fórmulas empíricas desarrolladas para situacio­
nes específicas, que vinculan la longitud de la vía de drenaje, la pendiente de la
misma, o el máximo desnivel entre el punto más remoto y la salida de la cuenca,
y/o el área de la misma, o alguna otra característica de la cuenca, que determi­
narían el parámetro en cuestión.

A continuación, presentamos las fórmulas más utilizadas en nuestro me­


dio y que los proyectistas utilizamos alguna vez.

Te (min) = 57 (L3 / H) °'385 (3.1)

donde L es la longitud del flujo directo en km, y H es la máxima diferencia de


cotas entre el punto más alto y la salida de la cuenca en m.
Ejemplo: Supongamos que la distancia entre el emplazamiento de una presa y
el comienzo del cauce sea de unos 2,8 km, y la diferencia de cotas entre la salida de
la cuenca y el punto más alejado de la cuenca es de 26 metros, resulta

Te = 53,40 mln. = 0,89 horas

La fórmula anterior conviene aplicarla para el diseño de estructuras en pe­


queñas cuencas.

Por los años de experiencia en el proyecto y ejecución de obras, y de la


lectura de referencias bibliográficas sobre el tema específico, el autor sugiere
que el cálculo del tiempo de concentración de la cuenca, para el diseño de los
embalses, es más confiable realizarlo a través de los tiempos de recorrido (Tt).

En efecto, el agua se mueve a través de la cuenca como flujo laminar, flujo


en canalículos, flujo en canales o cauces o en una combinación de estas formas.

1Dooge, J. C. 1973. Linear Theory of Hydrologic Systems. In the rational method pp.:79-84.
U.S. Department of Agricultura. Technical Bulletin N° 1468. 327 p.
M. K o o /h a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 71

El tiempo de recorrida Tt es la relación entre la longitud total del flujo desde


la parte más lejana de la cuenca y la velocidad promedio de dicho flujo:

Tt (horas) =0,28 L (km )/V (m /s) (3.2)

El tiempo de concentración Te es la suma de los Tt valores de recorrido de


los varios segmentos consecutivos de flujo:

Te = Tt1 + Tt2 + ...........+ Ttm (3.3)

donde Te = tiempo de concentración en horas y m el número de segmentos para


dividir las diferentes condiciones del flujo.

La fórmula 3.2 proporciona una primera pauta sin mucho análisis, sólo
foto aérea y haber visualizado o medido durante tormentas en el campo la velo­
cidad de las aguas, o el uso de tablas o guías de velocidad apropiadas. Con el
análisis más depurado y serio de gabinete se aplicará la descomposición según
las diferentes condiciones de flujo, según la topografía, geomorfología y tierras.

Tabla 3.1. Guía para estim ar la velocidad del agua.

Pendiente cauce Velocidad


de agua en m/m m edia en m/s

0,002 0,2

0,005 0,3

0,01 0,5

0,02 0,6

0,03 0,85

0,04 1,0

0.05 1,10

0,06 1,20
72 3. C R E C IE N TE S D E DISEÑO

3.3 H ID R O G R A M A U N IT A R IO S IN T É T IC O

Existen un gran número de Hidrogramas Unitarios Sintéticos (HUS), pero


nos referimos únicamente a! del Soil Conservation Service, es el más conocido
internacionalmente y por entender que es el que más se adapta a pequeñas
cuencas rurales, y que se dispone de gran cantidad de información para su apli­
cación.

3.3.1 H id ro g ram a del S C S 2

Ai realizar el estudio de una presa, es necesario desarrollar un hidrogra­


ma para la salida de la cuenca. Vamos a ver la aplicación directamente con un
ejemplo a resolver. La presa en estudio es en la localidad de Risso, Dpto. de
Soriano, Grupo Hidrológico de Suelos D, usos actual y futuro campo natural y
mejoramientos de pasturas CN = 80, área de cuenca 312 ha, con un tiempo de
concentración calculado por un método de Te = 1,0 hora, Condición de Hume­
dad II y duración de la tormenta de diseño 6 horas. Es decir, se utiliza la tormenta
de diseño de 6 horas con Te < 6 horas, cuando Te > 6 horas la duración de la
tormenta debería ser por lo menos igual al Te.
PASO 1

Para construir el H.U.S., es preciso conocer las relaciones siguientes:


1) AD = 0 ,1 3 a 0,2 Te, utilizaremos AD = 0,25 hora para faclilitar los cálculos.
2) Tp * 0 ,6 7 Te, Tp = 0,67 x 1 h = 0,67 h

3) q p m 3 /s = 0 ,2 0 8 A (k m 2) Q (m m )/T p(hs),

0,208 x 3,12 km2 x 1 mm/ 0,67 hs = 0,969 m3/seg

PASO 2

Aplicando las relaciones definidas en el capítulo 2, se construye el hidro­


grama unitario que se muestra en la figura 3.1.
PASO 3

Obtener la lluvia de diseño y tabular, en forma acumulada, de acuerdo con


la distribución de diseño tipo, según la figura 3.2.

2D. Snider, Soil Conservation Service, National Engineering Handbook, Section 4, Hydrology,
Chap.16 Hydrographs, 1971.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 73

T Qu

0 0
0,25 0,21
0,5 0,766
0,75 0,969
1 0,692
1,25 0,405
1,5 0,252
1,75 0,151
2 0,09
2,25 0,054
2,5 0,032
2,75 0,019
Figura 3.1. Hidrograma Unitario Sintético para el ejemplo 3 0,012
3,25 0,007
citado de 312 ha (Proyecto Presa 2 «Arroyo de la Pedrera»). 3,5 0,004
3,75 0,002
4 0,001
4,25 0,001
4,5 0,001
4,75 0
5 0

cs—n 1
|e>2
JZ 0,9
CD <835
"O 0,8 r x í / 13
05
0,7 1
<
c
03 0,6 s f\ c
O
-C 0,5 Relación
X 0,4
T3
05
’D 0,3
C 0,2 A 0 ,2 2 5
05
O y ñ ; 35
c 0,1
‘O --< 0 3 5
o 0
jrc
0 1 2 3 4
a:
Tiempo en horas

Figura 3.2. Distribución de una lluvia de diseño de 6 horas (SCS).

PASO 4

Se calcula el escurrimiento acumulado para cada incremento de P y se


tabula el AQ y finalmente se ordena en orden inverso el escurrimiento ▼Q, y a
su vez se prepara una tirilla de papel con el mismo espacio entre líneas de la
tabla 3.2.

PASO 5

La tirilla de papel con la última columna de los incrementos de escurri­


miento en orden inverso, se desplaza (tabla 3.4) entre la columna del tiempo y la
del hidrograma unitario sintético, para realizar la Z de los pares de productos,
74 3 C R E C IE N TE S D E DISE Ñ O

Tabla 3.2. Lluvia de diseño tabulada en AD = 0,25 hora,


escurrim iento Q y AQ invertido

Tiem po Lluvia Escurri- AQ ▼Q


acum ulada m íento Q

0 0 0 0 2.50
0.25 2.9 0 0 2.57
0.50 5.7 0 0 1.86
0.75 8.6 0 0 1.94
1.0 11.4 0.03 0.03 3.16
1.25 15.0 0.08 0.05 3.15
1.5 18.6 0.50 0.42 2.43
1.75 25.8 2.24 1.74 2.51
2.0 33.0 4.92 2.68 3.69
2.25 54.3 16.47 11.55 3.66
T Qu

0 0 2.5 85.8 39.12 22.65 5.96


0,25 0
0,5 0
2.75 95.8 47.11 7.99 3.56
0,75 0
1 0
3.0 100.1 50.62 3.51 3.51
1,25 0,01
3.25 104.4 54.18 3.56 7.99
1,5 0,03
1,75 0,16 3.5 111.5 60.14 5.96 22.65
2 0,76
2,25 2,35 3.75 115.8 63.80 3.66 11.55
2,5 6,48
2,75 17,59 4.0 120.1 67.49 3.69 2.68
3 32,9
3,25 38,39 4.25 123.0 70.00 2.51 1.74
3,5 31,88
3,75 25,58 4.5 125.8 72.43 2.43 0.42
4 22,25
4,25 19,92 4.75 129.4 75.58 3.15 0.05
4,5 17,34
4,75 14,77 5.0 133.0 78.74 3.16 0.03
5 12,77
5,25 11,85
5.25 135.2 80.68 1.94 0
5,5 11,42
5.5 137.3 82.54 1.86 0
5.75 10,43
6 9,3 5.75 140.2 85.11 2.57 0
6,25 8,9
6,5 8,46 6.0 143.0 87.61 2.50 0
6,75 6,63
7 4,9
7,25 2,53
7,5 1,53
7,75 0,92
8 0,55
8,25 0,33
8,5 0,19
8,75 0,11
9 0,07
9,25 0,04
9,5 0,02
9,75 0,01
10 0,007
10,25 0,005
10,5 0,003
10,75 0 Figura 3.3. Hidrograma de creciente de 143 mm/64 de la Presa
2, arroyo La Pedrera.
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 75

que quedan opuestos entre sí. Por ejemplo: para el tiempo 2,75 h la descarga
(tabla 3.4a) de la cuenca resulta en

0x0,019 + 0x0,032 + 0x0,054 + 0x0,09 + 0,03x0,151 + 0,05x0,252 + 0,42x0,405 +


1,74x0,692 + 2,68x0,969 + 11,55x0,766 + 22,65x0,21+ 7,99x0 = 17,59 m3/s.

Así sucesivamente, el lector debe ir desplazando la tirilla de papel con los


▼Q, y efectuar la E de la serie de productos ▼Q y que, correspondientes a cada
fila de intervalo de tiempo, encontrando las respuestas 32,9, 38,39, 31,88, 25,58,
etcétera.

Finalmente, se obtiene la información tabular de los caudales de descar­


ga, para la lluvia de diseño asumida de 143 mm en 6 horas para un período de
retorno de T = 50 años, la cual está resumida y graficada en la figura 3.3.
En hidrología y obras hidráulicas, se prefiere trabajar con períodos de
retorno en lugar de probabilidades, porque es un concepto que resulta más claro
ya que tiene las mismas unidades de tiempo que la vida útil de las obras y puede
compararse con ésta. Entonces, cabe establecer que en embalses agrícolas
con fines de riego, el período de retorno de la creciente de diseño, se elige entre
T = 50 años o T = 100 años, dependiendo de la Importancia de la obra, sin
existir una norma específica y quedando a criterio del ingeniero proyectista.

Tabla 3.3. Relación de cantidad de precipitación para Pi hora/T=2 años y


diferentes períodos de retorno y duraciones.

P duración T = 2 T = 5 T = 10 T = 25 T = 50 T = 100

1 hora 1,00 1,35 1,65 2,00 2,25 2,50


2 horas 1,20 2,02 2,34 2,80 3,15 3,50
3 horas 1,50 2,02 2,47 3,00 3,37 3,75
4 horas 1,60 2,16 2,64 3,20 3,60 4,00
6 horas 1,65 2,25 2,70 3,30 3,70 4,10
24 horas 2,40 3,25 3,95 4,80 5,40 6,00

Ejemplo de utilización de la tabla. Supongamos que tenemos el valor P24 h/5 años
en una zona del país y queremos saber cuál es el valor para la duración de 6
horas/50 años
P 24 h/5 años “ 120 m m P s h/50 anos = 7

En la columna T = 5 y fila 24 horas, encontramos el coeficiente 3,25


En la columna T = 50 y fila 6 horas, encontramos el coeficiente 3,70, entonces

Pe h/50 años = 120 mm x 1/3,25 x 3,70 = 136,62 mm


76 3. C R E C IE N TE S D E D IS E Ñ O

■ Tabla 3.4 C álculo del Hidrogram a de ia Creciente de Diseño,


2,5
Tabla3.2a 2,57 Tabla3.2b Tabla3.2c
1,86
1,94
3,16
3,15
2,43
2.51
3,69
3,66
5,96
3,56
Tiempo 3.51 H.U. Creciente Tiempo H.U. Creciente Tiempo H.U. Creciente
0 7,99 0 0 0 0 0 0 0 0
0,25 22,65 0,21 0 0,25 0,21 0 0,25 0,21 0
0,5 11,55 0,766 0 0,5 2,5 0,766 0 0,5 0,766 0
0,75 2,68 0,969 0 0,75 2,57 0,969 0 0,75 0,969 0
1 1,74 0,692 0 1 1,86 0,692 0 1 0,692 0
1.25 0,42 0,405 0,01 1,25 1,94 0,405 0,01 1.25 0,405 0,01
1.5 0,05 0,252 0,03 1,5 3,16 0,252 0,03 1.5 0,252 0,03
1.75 0,03 0,151 0,16 1,75 3,15 0,151 0,16 1.75 0,151 0,16
2 0 0,09 0,76 2 2,43 0,09 0,76 2 0,09 0,76
2.25 0 0,054 2,35 2,25 2,51 0,054 2,35 2.25 0,054 2,35
2.5 0 0,032 6,48 2,5 3,69 0,032 6,48 2.5 0,032 6,48
2.75 0 0,019 17,59 2,75 3,66 0,019 17,59 2.75 0,019 17,59
3 0,012 3 5,96 0,012 32,9 3 0,012 32,9
3.25 0,007 3,25 3,56 0,007 38,39 3.25 0,007 38,39
3.5 0,004 3,5 3,51 0,004 31,88 3.5 0,004 31,88
3.75 0,002 3,75 7,99 0,002 25,58 3.75 0,002 25,58
4 0,001 4 22,65 0,001 22,25 4 0,001 22,25
4.25 0,001 4,25 11,55 0,001 19,92 4.25 0,001 19,92
4.5 0,001 4,5 2,68 0,001 17,34 4.5 2,5 0,001 17,34
4.75 0 4,75 1,74 0 14,77 4.75 2,57 0 14,77
5 0 5 0,42 0 12,77 5 1,86 0 12,77
5.25 5,25 0,05 11,85 5.25 1,94 11,85
5.5 5,5 0,03 11.42 5.5 3,16 11,42
5.75 5,75 0 10.43 5.75 3,15 10,43
6 6 0 9,3 6 2,43 9,3
6.25 6,25 0 8,9 6.25 2,51 8,9
6.5 6,5 0 8,46 6.5 3,69 8,46
6.75 6,75 6.75 3,66 6,63
7 7 7 5,96 4,9
7.25 7,25 7.25 3,56 2,53
7.5 7,5 7.5 3,51 1,53
7.75 7,75 7.75 7,99 0,92
8 8 8 22,65 0,55
8.25 8,25 8.25 11,55 0,33
8.5 8,5 8.5 2,68 0,19
8.75 8,75 8.75 1,74 0,11
9 9 9 0,42 0,07
9.25 9,25 9.25 0,05 0,04
9.5 9,5 9.5 0,03 0,02
9.75 9,75 9.75 0 0,01
10 10 10 0 0,007
10.25 10,25 10.25 0 0,005
10.5 10,5 10.5 0 0,003
10.75 10,75 10.75 0
321,39
3,668
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 77

C o n c lu s io n e s :

• Todo los procedimientos comentados han sido desarrollados con validez en


cuencas de un tamaño de hasta 2.500 km2. Este es un tamaño de cuenca
que supera ampliamente el ámbito del alcance de los embalses agrícolas
manejados en este libro, y para tener una referencia la represa para riego
más grande del país (al año 2000), ubicada en A° India Muerta, con capaci­
dad de unos 130:000.000 m3 para unas 10.000 ha/arroz/año tiene un área
de cuenca menor a los 1.300 km2.
• La correcta determinación de los caudales de descarga, depende en gran
forma del valor apropiado del CN de la cuenca y del tiempo de la máxima
descarga Tp, el cual a su vez es función del tiempo de concentración de la
cuenca Te.

• En el futuro, sería conveniente investigación aplicada que permita verificar y


ajustar si fuese necesario los números de curva y los tiempos de los
hidrogramas, para las condiciones hidrológicas particulares del país.
• No obstante, las limitaciones implícitas en una metodología como la pro­
puesta, la experiencia ha indicado por lo menos que los diseños de las obras
de excedéncia básicamente se ajustan razonablemente bien a los valores
que determinan los modelos, constituyendo una herramienta de diseño vá­
lida y la mejor disponible.

3 .3 .2 M o d elo T R -5 5 3
El modelo TR 55 es un modelo simplificado de procedimientos para esti­
mar escurrlmiento y máximas descargas en pequeñas cuencas, considerando
válidos los procedimientos siempre y cuando el tiempo de concentración no su­
pere las 10 horas, posiblemente un área de cuenca < 100 km2. Con este libro se
proporciona una copia del citado programa de ordenador en DOS, donde el lector
puede imprimir el manyal de operación del mismo y se proporciona en el archivo
COUNTY.RF con información de precipitación máxima en 24 horas para diferen­
tes períodos de retorno, para distintas localidades del Uruguay, por tanto es una
versión adaptada al país, por lo menos en cuanto a lluvias.
El modelo fue diseñado en base al cambio de uso de las tierras de una
cuenca rural hacia la urbanización, y como modelo hidrológico en cuencas rura-

3 Soil Conservaron Service Computer Program for Project formulation - hydrology. SCS Technical
Reiease 20, Washington, D.C., 1983.
Soil Conservation Service, Urban Hydrology for Small Watersheds, Technical Reiease No.55 2nd
Edition , National Engineering Publications, 1986.
78 3. C R E C IE N T E S D E DISE Ñ O

les aplicado al diseño de embalses se ajusta Idealmente. El modelo hidrológico


tiene los fundamentos señalados anteriormente de los hldrogramas del SCS, y
comienza con una cantidad de precipitación sobre la cuenca con una distribución
asumida en el tiempo. Esta masa de lluvia es transformada en volumen de
escurrimiento a través del número de curva, el cual como sabemos depende de
la clasificación hidrológica de los suelos, cobertura vegetal, Intercepción y alma­
cenamiento en depresiones. El escurrimiento luego es transformado en un hi-
drograma utilizando la teoría del HUS que depende de los tiempos de recorrido
a través de las diferentes partes de la cuenca.

Lluvia
Con respecto a la lluvia el modelo considera hasta cuatro distribuciones
de lluvia, Tipo I, y IV, son correspondientes a zonas de los Montañas Rocallosas
(fig. 3.4). Las distribuciones Tipo II, y Tipo III son esencialmente ¡guales (fig.3.5)
y abarcan prácticamente toda la extensión continental de E.U.A., y por tanto son
las distribuciones tipo que pueden ser asimiladas a las que ocurren en nuestras
áreas del Sur de Brasil, Este de Argentina y Uruguay. Todas las distribuciones de
lluvia son para duraciones de 24 horas, habiéndose elegido esta duración por la
disponibilidad de Información pluvlométrica en esa duración, y por tanto, facilita
la expansión del uso de las aplicaciones del modelo. En la figura 3.6 se preparó
una distribución adimensional, que resume las dos distribuciones tipo II y III, y
que se utiliza para descomponer en diferentes intervalos de tiempo una precipi­
tación de 24 horas. Como fue señalado, el parámetro crítico es el tiempo de
concentración de la cuenca, punto débil de todos los modelos hidrológicos.

Escurrimiento
Para estimar el escurrimiento a partir de la lluvia, se utiliza el número de
curva y el lector operando el programa puede resolver fácilmente casos comple­
jos de usos múltiples.

Parámetros de tiempo
El programa asume la metodología de los tiempos de recorrido como fue
sugerido anteriormente, sin embargo, el operador puede colocar el valor calcu­
lado por la metodología que considere oportuna y continuar con la “corrida” del
programa.

Máxima descarga e hidrogramas


El modelo permite obtener la máxima descarga para diferentes períodos
de retorno de la lluvia de diseño, o de lo contrario generar hidrogramas para
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S
79

Figura 3.4. Límites geográficos de las cuatros distribuciones de lluvias seqún el


SCS.

Figura 3.5. Distribución de lluvia en 24 horas para cada uno de los tipos, según
el SCS.
80 3. C R E C IE N TE S D E D IS E Ñ O

Figura 3.6. Distribución de lluvia en 24 horas tipo III y II (adaptado del TR-55).

diferentes subcuencas e integrar en un único hidrograma. Todos estos cálculos


están basados en un modelo más complejo del SCS, llamado TR-20 (SCS, 1983).
Como inconveniente remarcable par-a el usuario, se señala que el modelo utiliza
medidas inglesas e incluso medidas no utilizadas en el sistema métrico.
Algunas de estas medidas son: tamaño de cuenca que se da en acre o
milla cuadrada (Sq.Mi.), recomendamos siempre el uso del programa con el
tamaño de la cuenca en acres; la altura de lluvia o del escurrimiento, en lámina
equivalente, se expresa en pulgadas (in); los caudales de salida, se expresan en
pies cúbicos por segundo (cfs); y el almacenamiento temporal L3, se expresa en
una unidad de superficie (L2) por una unidad lineal (L), utilizando en el sistema
inglés al acre-feet para expresar un volumen.
Las equivalencias correspondientes son:

1 acre = 0,405 ha
1 sq.mile = 2,59 km2
1 cfs = 0,0283 m3/s
1 inch = 25,4 mm
1 feet/s = 0,3048 m/s
1 acre-feet = 1233,49 m3
M . K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 81

El efecto del almacenamiento temporal, o tránsito de una creciente ce di­


seño se analiza en el capítulo siguiente. Un diagrama del funcionamiemc ce
modelo se muestra en la figura 3.7 y a continuación se muestra una salida impre-
sa de una “corrida” del modelo por el método gráfico (fig. 3.8) para el mismo
ejemplo de la Presa 2 arroyo de la Pedrera.

Figura 3.7. Diagrama de flujo del modelo TR-55.


82 3. C R E C IE N T E S D E D IS E Ñ O

GRAPHíCAL PEAK DISCHARGE METHOD Versión 2.00

Project: PROYECTO REPRESA Pedrera 2 User: Kooihaas.M Date: 05-15-00


County : Risso State: SORIANO:________
Subtitle:

Data: Drainage Area : 770* Acres


Runoff Curve Number : 80*
Time of Concentration: 1.09* Hours
Rainfaü Type : mí
Pond and Swamp Area :NONE

A *7
Storm Number 1 2 3 4 5 6 i

f requency (yrs) 1: 2 10 ■ 25 50 100:

24-Hr Rainfaü (¡n) 1.6 3.9 5.3 6.2 7.4 8.2 9.1

Ja/P Ratio 0.31 0.13 0.09 0.08 0.07 0.06 0.05

Used 0.31 0.13 0.10 0.10 0.10 0.10 0.10

Runoff (in) 0.34 1.96 3.16 3.96 5.06 5.81 6.56

Unit Peak Discharge 0.364 0.434 0.444 0.444 0.444 0.444 0.444
(cfs/acre/in)

Pond and Swamp Factor *.1 nn A


. nn
1, w 1.00 1.00 1.00 •í1 , nn
u v
i nn
1.ü v

0.0% Ponds Used

Pea.k Discharge (cfs) 94 655 1079 1354 1731 1987 2278


m3/seg 2,66 18,54 30,54 38,32 48,99 55,23 64,47

f e Valué (s) provided from TR-55 systern routines

Figura 3.8. Salida impresa de una corrida por el método gráfico del modelo
TR-55.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 83

RUNOFF CURVE NUMBER COMPUTARON Versión 2.00

Projsct: PROYECTO REPRESA A° Pedrera 2 User: Koolhaas,M Date: 06-15-00


County : Risso State: SORiANO :_________
Subtitie:

Hydrologic Soil Group


A E
Acres (CN)

OTHER AGRICULTURAL LANDS


Pasture, grassland or ranga
good - - - 770(80)

Total Area (by Hydrologic Soil Group) 770

TOTAL DRAiNAGE AREA: 770 Acres WEiGHTED CURVE NUMBER:

- Generated foi use by GRAPHIC rneíhod

ST0RAGE VOLUME'FOR DETENTiCN BASINS

Proiecí:
IU j PROYECTO REPRESA A° Pedrera 2 User: Koolhaas,M Date: 06-15-00
County : Risso State: SORIANO
O .iU W U .
Ouwuuc.

Drainage Area: 770 Acres Rainfal! Frequency: 100 years


\\cmuair1 ype. m
Runoff: 6,7 inches
Peak ¡nflow: 2.278 cfs (64,47 irr/seg)
Peak Outflow, 1.200 cfs (33,96 nf/seg.)
Detention Basin Storage Volume: 1.77 inches or 1Í3.8acre feet (140.315 m3)

Figura 3.8. Salida impresa de una corrida p or el método gráfico del modelo TR-
55 (continuación).
84 3. C R E C IE N T E S D E D IS E Ñ O

3.4 M É T O D O R A C IO N A L

3.4.1 G e n e ralid ad es
A pesar de que la denominación de racional impresiona al lector despreve­
nido dando una imagen de seguridad, la fórmula debe ser manejada con mucha
cautela, porque Incluye diversas simplificaciones y el coeficiente de escurrimien-
to cuya determinación es muy subjetiva. Es una fórmula o metodología con valor
actual pero en cuencas pequeñas, según V. T. Chow para cuencas menores a 120
ha, y se la utiliza mucho en áreas urbanizadas.

Q (m3/seg) = 0,0028 x C x ¡tc x A (3.4)

donde
• C es el coeficiente de escurrimlento
• i es la máxima intensidad de lluvia en mm/hora para un tiempo igual al tiempo
de concentración de la cuenca y un determinado período de retorno.
• A es el área de la cuenca vertiente en ha.
• Q es la máxima descarga en m3/seg para el período de retorno seleccionado
para i.
El principio básico de la fórmula racional original, es el siguiente:
Para una misma probabilidad de ocurrencia o período de retorno, la inten­
sidad media máxima de la lluvia disminuye cuando el Intervalo de tiempo au­
menta (curvas de intensidad-duración-frecuencia). Cuando la duración de la llu­
via excede el tiempo de concentración, la intensidad media máxima de la lluvia
será menor que la Intensidad en un período igual al del tiempo de concentración;
por tanto, como toda el área está contribuyendo al caudal resultante, la tasa de
escurrimlento será más baja que si la duración de la lluvia fuese igual al tiempo
de concentración.
Por otra parte, si la duración de la lluvia fuese menor al tiempo de concen­
tración, la intensidad de la lluvia sería más alta, pero sólo una parte de la cuenca
estará contribuyendo al caudal resultante. De ésta forma llegamos a la hipótesis
del método racional, que dice: la máxima tasa de descarga Q resultará cuando
la duración de la lluvia ¡guale al tiempo de concentración de la cuenca.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 85

Coeficientes de Escurrim iento C en función del tipo de


suelo, uso del m ism o y pendiente.

USO del Suelo Suelos Suelos Suelos


livianos m edios pesados

Pendiente
BOSQUE
0 - 5% 0.10 0.30 0.40

5-10 % 0.25 0.35 0.50

10-30 % 0.30 0.50 0.60

PASTURAS
0- 5% 0.10 0.30 0.40

5-10% 0.15 0.35 0.55

10-30% 0.20 0.40 0.60

CULTIVOS
0- 5 % 0.30 0.50 0.60

5-10% 0.40 0.60 0.70

10-30% 0.50 0.70 0.80

Para la intensidad de la lluvia se puede utilizar la expresión, ya presentada


anteriormente

i (mm/h) = 232,56 T0'181 / 10563 (3.5)

donde T período de retorno en años y t = duración en minutos.

3.5 M É T O D O S E S T A D ÍS T IC O S

Bajo este nombre se agrupan los métodos que, mediante el proceso o


análisis estadístico de los caudales de un arroyo, nos permiten predecir la di­
mensión de un caudal determinado con un período de retorno especificado. Para
la aplicación de los métodos estadísticos son válidas las consideraciones reali­
zadas con relación a la precipitación, el método de Gumbel, etcétera. Pero las
obras hidráulicas como los embalses agrícolas, generalmente a nivel predial, en
tamaños de cuencas muy pequeñas, presentan una dificultad insalvable, que es
la carencia total de información de caudales y otros datos hidrológicos. Dificul-
86 3. C R E C IE N T E S D E D IS E Ñ O

tad o limitación que en el corto o mediano plazo no tiene posibilidades de ser


resuelto, por lo cual, los modelos hidrológicos tienen prioridad absoluta y total
vigencia. Por tanto, en la medida que la Investigación hidrológica a nivel de peque­
ñas cuencas pueda ser orientada a verificar el comportamiento de los modelos
hidrológicos, éstos son el único camino viable para el dlmensionado, análisis y
evaluación de las estructuras hidráulicas.
C A P ÍT U L O 4 .

TRÁNSITO DE
CRECIENTES

4.1 INTRODUCCIÓN
El hidrograma de una creciente extraordinaria como la de diseño de una
obra hidráulica, representa la variación de los caudales en una sección determi­
nada de un río o arroyo, reflejando por tanto, los efectos de la cuenca hidrográ­
fica aguas arriba de la sección considerada sobre la distribución temporal de la
precipitación. En circunstancias de proyectar una obra hidráulica como una re­
presa sobre esa sección del arroyo, interesa conocer la alteración que sufre esa
onda al pasar a través de la estructura o simplemente al trasladarse aguas abajo
de la sección del arroyo.

Conociendo el hidrograma de caudales de entrada Qi a un embalse o en


el extremo aguas arriba de una cierta sección de un río, el problema se resume
en la determinación del correspondiente hidrograma de caudales de salida Qo a
través de los órganos de descarga de la represa o de la sección aguas abajo del
río. El proceso se realiza a través de la ecuación de la continuidad, por la cual, lo
que entra en el embalse debe ser igual a lo que sale, de lo contrario hay una
variación en el almacenamiento del mismo,

Idt = Odt + dS (4.1)

donde I es el “input” por unidad de tiempo caudal de entrada, y O es el “output”


88 4. TR Á N S IT O D E CR E C IE N TE S

por unidad de tiempo o caudal de salida y dS representa la variación de volumen


acumulado en el embalse o en el propio río.

ld t- O d t = dS (4.2)

El tránsito de crecientes en un embalse es un procedimiento que sirve


para determinar el hidrograma de salida de una presa dado un hidrograma de
entrada, esto permite evaluar qué sucede con los niveles de la creciente al pasar
por la estructura de conservación del agua. Es decir que las principales aplica­
ciones del tránsito de crecientes por un embalse son:

1) Dimensionar las obras de desagüe o excedencias, es decir los vertede­


ros.
2) Fijar el ÑAME, o sea el nivel de agua máximo esperado.
3) Conocer la evolución de los niveles en el vaso y de los caudales de salida
por los desagües principal y de emergencia, y eventualmente saber si el
criterio de operación de los desagües está de acuerdo con los objetivos
del diseño de la estructura.

4.2 PROCEDIMIENTO DE TRÁNSITO DE


CRECIENTES
El diseño del desagüe o vertedero de un embalse se realiza luego de
considerar el efecto del almacenamiento temporario o almacenamiento en el
vertedero, que en definitiva es el tránsito de la creciente de diseño por el embal­
se. El dimensionado de un desagüe tomando únicamente la máxima descarga o
pico del hidrograma conduce casi siempre a un sobredimensionado, o en otros
términos, a dimensionar para un período de retorno superior al especificado con
la precipitación de diseño.
Corresponde preguntarse, ¿qué quiere decir almacenamiento temporal?
El almacenamiento en el vertedero o temporal, es el agua almacenada en el
embalse entre la cota máxima o normal del embalse y la cota actual del embalse
en el momento que ocurre la onda de la creciente. Esta cota es la que se llama
nivel de agua máximo esperado (ÑAME).

La cota máxima o nivel de agua máximo en operación (ÑAMO), es la cota


de la superficie o “espejo” de agua justo después que se suspenden las descar­
gas en todos los vertederos de la estructura y antes que la evaporación, filtracio­
nes y otras pérdidas empiecen a hacer descender los niveles del “espejo” de
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 89

agua. Asumiendo que un embalse se encuentra prácticamente en su máxima


capacidad o lleno, durante una tormenta con precipitaciones intensas, el agua
de escurrimiento de la cuenca fluye hacia el embalse, provocando un incremen­
to en el nivel del agua del mismo, por lo cual la cota del embalse asciende hasta
un máximo y luego desciende. Mientras tanto, el agua en el reservorio queda
almacenada temporalmente, porque su salida por el desagüe no es instantánea,
justamente, el tiempo o dicha magnitud temporal, es función del tamaño del
“espejo” de agua o sea del tamaño del área inundada, de la capacidad del verte­
dero y de la tasa o caudal de agua que entra en el embalse (qi).

Todo este proceso se puede expresar matemáticamente por la ecuación


de la continuidad, ecuación 4.1, expresada en tiempos finitos, por lo que llama­
remos ecuación de almacenamiento

I At - O At = AS (4.3)

Esta ecuación de continuidad se utiliza para analizar el funcionamiento de


un embalse con un intervalo de tiempo At de por ejemplo un mes, mientras que
para el tránsito de crecientes At es del orden de 1 hora. Los diferentes métodos
de tránsito de crecientes resuelven la ecuación 4.3 con ciertas ayudas. El pro­
blema usual es encontrar los caudales de descarga correspondientes a cada
uno de los caudales de entrada. G. Puls (U.S. Army Corps of Engineers) desa­
rrolló un método semi-empírico. Para resolver la ecuación, es necesario deducir
y construir algunos gráficos y tablas para cada situación particular.
Escribiendo nuevamente la ecuación, y teniendo en cuenta que los
subíndices 1 y 2 denotan entrada y salida respectivamente, de un intervalo de
tiempo pequeño At y además asumiendo una variación lineal del I y del O duran­
te el intervalo At, la ecuación básica de almacenamiento puede escribirse:

(S2- S J = 1/2 (I, + l2) At - 1/2 (O, + 0 2) At (4.4)

Esta ecuación se puede reordenar de la siguiente forma

s 2 = (S1- O, At/2) + 1/2 (^ + y At - 1/2 0 2 At (4.5)

La solución de la ecuación 4.5 se lleva a cabo de la siguiente forma: A


partir de los datos preparar una tabla con la información de los valores que co­
rresponden para cada cota del agua en el almacenamiento S, tasa de descarga
O, (S + 14 0 2At) y (S1-14 C^At) A partir de la tabla de datos preparar una gráfica
como la que se muestra en la figura 4.1 donde las abscisas de la gráfica deben
90 4. T R Á N S IT O D E C R E C IE N TE S

estar graduadas en “unidades de almacenamiento”. Cada unidad de almacena­


miento = At x 1 m3/s
Si At es 6 horas entonces cada unidad de almacenamiento es 6 x 3600
x 1 = 21,6 - 103 m3
Si At es 1 hora entonces cada unidad de almacenamiento es 1 x 3600 x
1 = 3600 m3
El uso de estas unidades es necesario para la compatibilidad de las ope­
raciones señaladas
Con esa información gráfica de ayuda, se desarrolla el proceso de tránsi­
to en forma tabular, del cual no vamos a dar un ejemplo por considerarlo de poco
valor práctico. El tema es una cuestión de magnitud o valor absoluto de las
descargas y almacenamientos, que en los embalses agrícolas son muy inferio­
res a los correspondientes a represas hidroeléctricas o a represas de riego
multipredial. Por tanto, pasamos a ver los procedimientos más utilizados en la
práctica y que proporcionan buenos resultados para las obras agrícolas con
mucho menos esfuerzo.

4.3 TRÁNSITO POR MÉTODOS SIMPLIFICADOS


4.3.1 Generalidades
Con la construcción de embalses con fines de riego, es necesario que se
puedan realizar estimaciones previas a su construcción, sobre el efecto del al­
macenamiento de dichas aguas pluviales sobre el efecto ambiental en todo lo
relativo a las crecientes en el arroyo aguas abajo a la sección de la presa. Este
proceso, llamado tránsito de crecientes, nos permite determinar como una onda
de creciente, la creciente de diseño, puede ser reducida en su magnitud y ate­
nuada en el tiempo por el uso del almacenamiento temporal en el embalse pro­
yectado.

El almacenamiento temporal o almacenamiento en el vertedero, es el


agua almacenada temporalmente en el embalse. También, en forma adicional,
se puede provocar más almacenamiento temporal, mediante la construcción o
colocación de un desagüe principal, generalmente entubado, llamado muchas
veces “desagüe de mínimas” . Es decir, que también es almacenamiento
temporario el almacenamiento “temporal” que queda entre la cota correspon­
diente al desagüe principal y el desagüe de emergencia. En la práctica corriente
en nuestro país, contrariamente a lo que sucede en otros países, no se colocan
vertederos principales entubados o de “mínimas”, por lo que en general, alma-
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 91

Tránsito de la creciente de la cota del lago en ascenso

Figura 4.1. Tránsito de la creciente con el n iv e l d el lago en ascenso.


92 4. TR Á N S IT O D E C R E C IE N TE S

cenamiento temporario es equivalente al almacenamiento en el vertedero único,


que pasa a ser principal y de emergencia.
Dentro de estos métodos simplificados, discutiremos el del TR-55 y un
método similar para pequeñas obras, método de Gregory1

4.3.2 Método del TR-55


Como ya señalamos anteriormente, al proyectar un embalse, a través del
tránsito de las crecientes podemos analizar el efecto hidráulico del embalse en
los caudales aguas abajo. El método que aquí se presenta, es un método ma­
nual para una solución rápida de estimación del efecto del almacenamiento tem­
poral sobre las máximas descargas. El método está basado en el análisis de un
gran número de estructuras, donde por procedimientos más precisos como los
indicados en el punto 4.2, se promediaron los efectos del almacenamiento y
efectos del tránsito de las crecientes. El resultado de dicho análisis es la gráfica
(fig. 4.2), la cual vincula funcionalmente dos relaciones qo/qi, caudal de salida a
caudal de entrada, con Vs/Vr, volumen en almacenamiento temporal y el volu­
men de escurrimiento correspondiente a la creciente para cualquiera de las dos

Máxima descarga de salida ,qo


Máxima descarga de entrada ^q¡

Figura 4.2. Tránsito aproxim ado de la creciente p o r el embalse.


1Gregory, J. M. 1981. “Easy method for flood routing and sizing principal and emergency
spillways” Mid-Central Región Meeting, Am.Soc.Agric.Eng., Pap.MCR-81-105. IN Erosión and
Sediment Pollutíon Control 2nd.Edition Beasley, R, Gregory, J. M. & McCarty, T. R. lowa State
University.
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 93

distribuciones de lluvia (Tipo II y III). La gráfica corresponde a la relación funcional


siguiente

Vs/Vr = 0,6279 e(-1’6044 (4.6)

Las relaciones que se muestran en la figura 4.2. están basadas en estruc­


turas simples o únicas de desagües como ias que normalmente se realizan en
Uruguay (Sur del Brasil), es decir, un único vertedero o un desagüe entubado en
obras muy pequeñas. Sin embargo la gráfica ha sido probada utilizando estruc­
turas con más de una salida y el sistema funciona satisfactoriamente.
La única precaución que se debe tener, es que si hay dos salidas de des­
agüe, por ejemplo una tubería principal (“de mínimas”) y un vertedero de emer­
gencia o de máximas, la descarga del vertedero de emergencia debe incluir la
descarga del desagüe principal.

La simplicidad de la metodología y rapidez, permite hacer una planifica­


ción rápida y estudiar varias combinaciones de estructuras. La metodología es
válida para el diseño final de embalses agrícolas y por ello la presentamos aquí,
por la utilidad práctica de la misma.

El uso de la metodología está destinado a resolver la pregunta de ¿cuánto


almacenamiento temporal Vs? o ¿cual será la descarga de salida qo? En otros
términos, cuánto almacenamiento temporal para laminar tanto la creciente. O de
lo contrario, si quiero laminar la creciente a 60%, cuánto almacenamiento tem­
poral debo disponer en el embalse.

Es decir, si deseo estimar el almacenamiento temporal Vs, es necesario


conocer los datos de Vr, qi y el caudal de descarga qo. En otras palabras, para
laminar una creciente a un 70% por ejemplo, es decir, qo/qi = 0,70, la figura 4.2
está señalando que la relación Vs/Vr = 0,21, quiere decir, que el almacenamien­
to temporal en el embalse debe ser de un 21 % del volumen de escurrimiento de
la creciente de diseño.

Otra forma de lectura de dicha gráfica, nos muestra que si fuese necesa­
rio un laminado mayor de la creciente, o sea que la descarga aguas abajo del
embalse sea menor a un 70% sin la presencia de la estructura, por ejemplo, un
40%, qo/qi = 0,40, el almacenamiento temporal en el embalse debería ser de
algo más de un 30% del volumen escurrido en la creciente.

Veamos el ejemplo de la salida del modelo, dei capítulo anterior, ejemplo


de la Presa 2 sobre el Arroyo de la Pedrera. La cuenca de drenaje es de 770
acres (312 ha), T = 100 años, Tipo de Lluvia III, escurrimiento de la creciente de
94 4. T R Á N S IT O D E C R E C IE N T E S

diseño 6,7 ¡n.(170,18 mm), ei qi = 2.278 cfs (64,47 m3/s) y si qo = 1.200 cfs (33,96
m3/s) el aimacenamiento temporal debería ser igual a 13,8 acre-feet (140.315 m3).

En efecto, si vamos a la figura 4.2 para qo/qi = 33,96/64,47 =0,53 =>Vs/


Vr = 0,26

Por tanto, si el escurrimiento de la creciente de diseño es de 170 mm x


312 ha = 530.400 m3.
De donde, Vr x 0,26 = Vs, o sea, 530.400 m3x 0,26 = 137.904 m3 (almace­
namiento temporal).
Las diferencias numéricas se deben a que en el caso del programa mane­
ja valores exactos y en el segundo caso del ejemplo, los números surgen de una
simple apreciación visual. Como se señala en la salida de la “corrida”, si el área
del espejo de agua máxima es de unas 68 ha, una carga hidráulica de tan solo
O, 25 m representa un almacenamiento temporal > 170.000 m3, por lo cual el
laminado de la creciente en realidad va a resultar superior, o sea el qo < 33,96
m3/s.
En resumen, el uso común del tránsito de crecientes, es determinar cuán­
to almacenamiento temporal (Vs) es necesario para un determinado caudal la­
minado qo, para lo cual los datos necesarios son el volumen de escurrimiento de
la tormenta de diseño, Vr, y la máxima descarga de la avenida de diseño, qi. De
lo contrario, para estimar el caudal de descarga o salida qo, conociendo las
características del embalse, la dimensión del vertedero, los datos de entrada
requeridos son Vr, Vs y qi.
Veamos otro ejemplo numérico y real, que corresponde a un determinado
embalse existente, para el cultivo de arroz, en el noreste del Uruguay, con una
cuenca vertiente de 4.000 ha, un área de “espejo” de 221 ha para la máxima
cota de embalse o cota del vertedero único y de emergencia, con un tiempo de
concentración de cuenca calculado en 4,75 horas y un CLJ = 79, con una
P, „._n . =191 mm, el caudal máximo de la creciente de diseño Qi = 181 m3/s.

Si el proyectista pretende laminar la creciente de diseño a un 70%, Qo =


127 m3/s, resultará Qo/Qi = 0,7 => Vs/Vr = 0,21 de acuerdo con la figura 4.2 .

Como el volumen de escurrimiento de la creciente de diseño alcanza a


una altura de lámina equivalente de 139,7 mm, esto expresado en volumen re­
presenta

4.000 ha x 10 m3/ha/mm x 139,7 mm = 5:588.000 m3 = Vr.


De donde, el almacenamiento temporal en el vertedero para obtener Qo,
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 95

debería ser de 5:588.000 m3x 0,21 = 1:173.480 m3.

De la carta topográfica del proyecto de embalse, resulta la información


siguiente de almacenamiento por encima del máximo nivel de embalse

Area espejo ha Volumen (m )

ÑAMO 220,60 6 : 148.000


+ 0,10 m 222,26 6 : 370.230
+ 0,20 m 227,38 6 : 595.050
+ 0,30 m 232,56 6 : 825.020
+ 0,40 m 237,80 7 : 060.200
+ 0,50 m 243,09 7 : 300.645
+ 0,60 m 248,43 7 : 546.405

De esta información resulta que para una cota = ÑAMO + 0,50 m se alcan­
za un almacenamiento temporal de 7:300.645 - 6:148.000 = 1:152.645 m3 que
puede laminarla creciente en el valor especificado de Qo = 127 m3/s. Ahora bien,
asumiendo como válida una fórmula de descarga de un vertedero,

Q m3/s = 1,706 x L x H3/2 (4.7)

De acuerdo con la fórmula 4.7, para una longitud de solera del vertedero de
L = 100 metros
Si H = 0,5 Q = 60,32 m3/s

H= 0,6 Q = 79,29 m3/s


H= 0,7 Q = 99,91 m3/s
H = 0,8 Q = 122,07 m3/s
El significado de los valores arriba indicados muestra que para una carga
hidráulica de H = 0,5 m sobre la solera del vertedero, si bien logramos un alma­
cenamiento temporal como el señalado más arriba, el mismo no me permite
evacuar nada más que 60,32 m3/s, por tanto en dicho caso es evidente que el
nivel en el embalse bajo estas condiciones supuestas, seguirá subiendo hasta
por lo menos ÑAMO + 0,8 m y descargará 122,07 m3/s.
96 4. T R Á N S IT O D E C R E C IE N T E S

En el caso de que un proyectista propusiera una solera de vertedero L = 50


metros, la descarga laminada de Qo = 127 m3/s puede obtenerse, pero no es
difícil percibir intuitivamente, que a expensas de un ascenso más importante de
ia carga hidráulica en el vertedero, que aplicando nuevamente la fórmula 4.7
resulta de H = 1,305 m.

Una solución de este tipo sería totalmente inconveniente y desaconseja­


ble, además de inviable en la práctica y de muy limitada vida útil, clima y precipi­
taciones mediante.
En efecto, para un vertedero en tierra como resulta la solución económica
de los embalses agrícolas o incluso con vigas de hormigón armado en los cam­
bios de pendiente, las velocidades del flujo hacen una estructura hidráulica en
dichas condiciones, que no es satisfactoria para el embalse. Estos aspectos
serán discutidos en el capítulo 10, relativos a la hidráulica de vertederos en es­
pecial con énfasis en los embalses agrícolas. No obstante, tenga presente el
lector en esta etapa del desarrollo del tema, que la carga hidráulica H en verte­
deros en tierra no debe sobrepasar los 0,7-0,8 m, determinando estas cargas
problemas erosivos importantes con mucha rapidez, excepto que se prolonguen
por muy poco tiempo. Por tanto, la longitud de solera de vertedero de L = 100
metros es un mínimo, que determina una carga hidráulica relativamente elevada
para una solera en tierra, en cambio, una solera para el vertedero, más conve­
niente, sería del orden de los 150 metros.
Las limitaciones del procedimiento son las siguientes:

• Este método de tránsito tiene mayores errores en la medida que la relación


qo/qi tiende hacia los extremos de la figura 4.2.
• Este método de tránsito no debería utilizarse si no es admisible un error de
hasta un 25% en Vs. La curva mostrada y su ecuación, resulta de un ajuste
por regresión, de muchas situaciones diversas, pero sesgada hacia el lado
conservador, de manera de prevenir el diseño de estructuras de descarga
demasiado pequeñas.

El lector debería verificar los ejemplos mostrados en el programa de orde­


nador TR55 adjunto con este libro, para adquirir practica en el manejo del pro­
grama.

4.3.3 Método de Gregory


Este método de tránsito es similar ai anterior, no son equivalentes, agre­
gándose un elemento más, que es el porcentaje de la descarga que es evacúa-
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 97

Figura 4.3. Tránsito de creciente cuando el terraplén tiene un desagüe princip al.

da por un desagüe de mínimas o desagüe principal, siendo una metodología válida


para cuencas muy pequeñas de hasta 120 ha.

El flujo de descarga a través del vertedero de emergencia estará afectado


no sólo por el agua en almacenamiento temporal pero también por la descarga a
través del desagüe principal entubado. Este es un sistema de manejo de los
excesos de escurrimiento, que en estas zonas de América no se practica por los
mayores costos; sin embargo, en muy contadas oportunidades el autor debió
recurrir a estos dispositivos para manejar el exceso de agua ocasionado por un
desbalance excesivo entre el potencial de escurrimiento de la cuenca en rela­
ción con el volumen de embalse retenido. En otras palabras, cuando el volumen
de escurrimiento es abrumadoramente superior a la capacidad de embalse, de
forma que el mismo queda completo (ÑAMO) con una caída de precipitación del
orden del 30% del total promedio anual. Una desproporción de este tipo determi­
na que el tiempo que demora el volumen de escurrimiento de una creciente, de
pasar a través de un vertedero en tierra no permite la buena conservación del
mismo, exigiendo una estructura permanente que determine que el flujo de es­
currimiento de mayor duración y bajo caudal, circule por donde naturalmente lo
haría si no se hubiera construido el terraplén que define el embalse.
FUNDAMENTOS DE
HIDRÁULICA

5.1 INTRODUCCIÓN
Como lo hemos mencionado, la hidráulica práctica aplicada es tan anti­
gua como la civilización misma, sin embargo recién a partir de fines del siglo
XVIII, con el desarrollo del análisis dimensional y el perfeccionamiento de los
métodos experimentales, se relacionó la teoría con la práctica, combinando el
método analítico con la experiencia. Durante el siglo pasado fue enorme el pro­
greso alcanzado en la com prensión de las leyes fundam entales de la mecánica
de los fluidos, sin embargo, la mayoría de los problemas prácticos de la hidráu­
lica aún desafían las soluciones teóricas. El conocim iento de la hidráulica de
canales abiertos, es esencial para el diseño de muchas estructuras hidráulicas,
de las presas en particular, y en este capítulo deseamos introducir los elementos
necesarios para una com prensión de los procesos de conducción del agua a
cielo abierto y una base del aforo o medición de los caudales. Por otra parte,
intentamos dejar en claro ciertos conceptos relativos al diseño de conducciones
del agua, m anteniendo el criterio de practicidad sin perder rigor científico.

Cuando hay un flujo en un canal o una tubería, de tal modo que el agua
100 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

tiene una superficie abierta a la atmósfera, se trata del flujo en un canal abierto.
La principal diferencia entre el flujo confinado en las tuberías y el flujo en canales
abiertos, es el hecho de que en los canales abiertos el área de la sección trans­
versal no está predeterm inada como en las tuberías, sino que es una variable
que depende de muchos otros parámetros del flujo. Es por esta razón que los
cálculos hidráulicos relacionados con el flujo en los canales abiertos, presentan
los aspectos más com plejos en toda la ciencia hidráulica. Sin embargo, su im­
portancia práctica es ilimitada para la comprensión del comportamiento del agua
en ríos, arroyos y canales artificiales.

5.2 FLUJO EN CANALES ABIERTOS

5.2.1 Continuidad y ecuación de Bernoulli1


La figura 5.1 muestra un tubo de corriente de agua, limitado por líneas de
corriente de agua. Asum iendo que el agua es incom presible y como, por defini­
ción, no hay flujo a través de una línea de corriente, el volumen de agua que
entra por la sección 1 en la unidad de tiempo, debe ser igual al que sale por la
sección 2. En estas condiciones el caudal AQ a través de una sección, es igual
al producto de la velocidad media (V) perpendicular a la sección, por la superfi­
cie de dicha sección AA.

Para las secciones transversales 1 y 2 de la figura resulta:

Figura 5.1. El tubo de com ente. Fuente: Bos, M., ILRI.

1Bos, M., Replogle, J. A. y Clemmens, A. J. “Aforadores de caudal para canales abiertos”


Publication 38, International Institute for Land Reclamation and Improvement/ILRI, Wageningen,
The Netherlands. 1986
M . K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S

Q = V, XAA, = V 2 x AA2 (5.1)

que es la ecuación de la continuidad, la cual es válida para el flujo de ur. :/T c :


Incompresible a través de un tubo de corriente.

Si la ecuación, se aplica a un tubo de corriente con límites fijos bien defi­


nidos, como ocurre en un canal abierto con flujo constante, en el que los límites
del tubo de corriente son el fondo del canal, los taludes y la superficie del agua
(fig. 5.2) en dicho caso, la ecuación de la continuidad es la siguiente

Q = V 1 x A, = V c x A c = constante (5.2)

donde V.,y V cson respectivamente, las velocidades medias perpendiculares a


las secciones transversales A 1y Ao.

La suposición de la ¡ncompreslbllldad del agua sim plifica los principios


fundam entales de la mecánica de los fluidos. Permite m edir cantidades de agua
en términos “volum étricos” en lugar de en términos de masa. La conservación
de la masa es una de la leyes fundam entales de la física, postula que la masa no
se puede crear ni destruir, concepto que origina la ecuación de continuidad.

También la ecuación de la continuidad se puede escribir como

Qentra - Q sale = cambio en el alm acenamiento (5.3)

Esta ecuación establece que dentro de cualquier sistem a hidráulico se


debe balancear el caudal que entra, el volumen que se alm acena y la descarga

Figura 5.2.Corte tra n sve rsa l de la corriente p o r la s e cció n de aforo y p o r la


se cció n de co ntrol. Fuente: Bos, M., ILRI.
102 S. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

Figura 5.3. Ejem plos de d is trib u c ió n de la ve lo cida d en dos secciones de canal


(Bos, M., ILRI).

o caudal que sale, en otras palabras, se deben tener en cuenta todas las cantida­
des volumétricas. La ecuación anterior ya la hemos utilizado en el capítulo ante­
rior en el análisis de la regulación de avenidas o crecientes por parte de un depó­
sito como un embalse.

En la práctica se puede observar, que cuando una descarga Q fluye a tra­


vés del área A de una sección transversal de un canal, es diferente la velocidad de
flujo de las partículas en cada punto de la sección. Generalmente, las velocidades
más altas se encuentran en la porción central de la sección (fig. 5.3), mientras
que en los bordes, la velocidad puede ser casi cero, por ello, es conveniente
definir la velocidad media, que por la ecuación de la continuidad, está como una
velocidad calculada:

v = Q/A (5.4)

Por ejemplo, si se midió la descarga de un arroyo a las 9 am y dio como


resultado 0,5 m3/seg para un área de flujo de 1,445 m2 y a las 4 pm del mismo
día 0,6 m3/seg con un área de flujo de 1,57 m2, entonces:

velocidad calculada a las 9 am v, = Q /A , = 0,5/1,445 = 0,346 m/s

velocidad calculada a las 4 pm v2 = Q2/A2 = 0,6/1,57 = 0,382 m/s

El intervalo entre las 9 am y las 4 pm es de 7 horas (25.200 seg), o sea


que la “onda de creciente” tuvo una pequeña aceleración temporal promedio de

a= av /T = (v2 - V //A T = 0,036/25.200 = 1,43 x 10-6 m/s2

Cada partícula de agua tiene una velocidad real (u), una cota (z), y una
presión (P), los cuales se pueden expresar en forma de energía del siguiente
modo:

!4 p u2 = energía cinética, por unidad de volumen,


P = energía debida a la presión, por unidad de volumen,
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 103

pg Z = energía potencial, por unidad de volumen,

donde p = densidad del fluido y g = aceleración de la gravedad.

La expresión de estas energías en kg/ms2 o en Newtons/m2 no es práctica


en la ingeniería. Por esta razón generalm ente se asume que la densidad es
constante, p = 1.000 kg/m3, y que la aceleración de la gravedad no cambia en la
Tierra, g = 9,81 m /s2, por lo que las expresiones anteriores de la energía se
pueden dividir por pg, expresándose entonces por unidad de peso en función de
la profundidad del agua o carga (m), es decir:

u2/2 g = carga de velocidad,

P/pg = carga de presión,

Z = carga de cota.

En la figura 5.4 se representa el esquema de la conocida ecuación de


Bernoulli, por la cual la energía se mantiene constante entre las secciones 1 y 2 y lo
que se modifica son los componentes de carga en la trayectoria de una partícula.

La energía total E1se puede expresar como la suma de la carga de cota +


carga de presión + carga de velocidad, y si la distancia entre dos secciones 1 y 2
es pequeña, y las pérdidas de energía debidas al rozamiento y a la turbulencia
son despreciables, puede asum irse que E? = Er

La carga debida a la posición o sea la cota Z + la carga por presión, repre­


sentan el nivel piezométrico o carga piezométrica.

La verdadera carga de velocidad media (uz/2 g)med, no será necesaria­


mente igual a v2/2 g, debido a que la distribución de la velocidad, u, en la sección
transversal no es uniforme. Por esta razón, se introduce un coeficiente de distri­
bución de velocidad, a.

Figura 5.4. Energía de una p artícu la de flu id o en c o rrien te constante.


Fuente: Bos, M., ILRI.
104 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

(u2/2 g)med= a (v2/2 g) (5.5)

El coeficiente de distribución de velocidad es igual a 1.0 cuando todas las


velocidades, u, son ¡guales y aumenta a medida que la distribución de la veloci­
dad es menos uniforme. Según las experiencias de Darcy y Bazin en:

- canales de sección rectangular con paredes de m a d e ra ......... a = 1,052

- canales trapezoidales, con paredes de m a d e ra .............................a = 1,048

- canales de sección trapezoidal con paredes de mampostería .. a =1,052

- canales de sección trapezoidal con paredes en tie r r a ............... a = 1,100

Para sim plificar las cosas, en lo que sigue asum im os que a = 1,0, es decir
que en la práctica m ejor será olvidarse del tema distribución de velocidades.

5.2.2 Régimen crítico


Si en un determinado tram o de un canal, tal como hemos visto, con un
dispositivo de aforo, se puede aplicar la ecuación de continuidad

Q = v1A 1 = v2A 2 = constante (5.6)

y también la ecuación del movim iento o de Bernoulli (ver fig. 5.5):

H, = h1 + a v ^ /2 g = y + a v2/2 g (5.7)

Combinando estas dos ecuaciones se obtiene

Q = A SQR [(2 g (H1 - y)/a] (5.8)

Figura 5.5. N iveles de energía en la estación lum in im é trica y


en la sección de control. Fuente: Bos, M., ILRI.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 105

en donde A q u e es el área de la sección transversal de la corriente en la sección


de control, puede expresarse también en función de la profundidad del agua, y

Para calcular el gasto, Q, con esta ecuación, se requiere medir los valores
de H1 y de y. Como esto no resulta práctico, hay que expresar y en función de H,.
Si en la ecuación 5.7 se sustituye la ecuación de continuidad, se obtiene

H, = H = y + a Q2/2g A2 (5.9)

El segundo sumando del segundo miembro de la ecuación 5.9 decrece al


aum entar y, ya que la sección A es función de y. Entonces para una cierta forma
de sección de control y un gasto constante, Q = cte., puede observarse que para
cada carga H, existen dos posibilidades de profundidad de agua (ver la fig. 5.6).
Cuando la velocidad de la corriente es baja, la profundidad, ysub es grande, deno­
minándose a este régimen subcrítico; si la profundidad es pequeña, ysuper, la
velocidad de la corriente es alta y el flujo se denomina supercrítico.

Figura 5.6. Calados alterna tivos para un determ inado n ive l de


energía y un caudal constante. Fuente: Bos, M., ILRI.

La ecuación 5.9 que expresa la energía total, para un valor constante de Q,


como una curva en un sistema de coordenadas, en el que la carga total referida a
la solera del canal es el eje de abscisas, y la profundidad del agua, es la ordena­
da, de acuerdo con la figura 5.7.

La ecuación 5.9 se conoce a menudo como la ecuación de la energía


específica, se puede representar de dos maneras, manteniendo constante la
descarga que es la form a más común, y el resultado es la curva mostrada en la
figura 5.7 o se puede m antener constante la energía. Una importante condición
que ocurre en la naturaleza, relativa al flujo en canales abiertos, es que la natu­
raleza busca la óptima energía (mínima). Por ejemplo, cuando el agua en un
reservorio, en un lago, entre a un vertedor, la altura del flujo de agua se reducirá
a la profundidad crítica con respecto al nivel constante de energía determinado por
106 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

Figura 5.7. Curva de energía para un caudal constante. Fuente: Bos, M., ILRI.

la superficie o espejo del lago. El caudal o la descarga será la máxima posible


para estas circunstancias, es decir, la descarga critica a una energía específica
mínima.

La decisión de que un flujo de agua sea subcrítico, crítico o supercrítico es


suficientemente importante para introducir un parámetro fundamental, adimensio­
nal, llamado número de Fraude (Fr). Este número se form a estableciendo la rela­
ción entre la carga de energía cinética y la profundidad del flujo, de manera tal que
el número sea igual a la unidad en la profundidad crítica. Como para el flujo crítico
se cumple

v 2c/2 g = yJ2 (5 .1 0 )

(Fr)2 = v2/gy (5.1 1)

que es entonces un término sin dimensiones, independiente de las unidades usa­


das en los cálculos.

En la literatura hidráulica, se define el número de Fraude como la raíz cua­


drada de la ecuación 5.11:

Fr = v N gy = Velocidad/celeridad de la onda (5.12)

Entonces en conclusión, si

Fr > 1 el flujo es supercrítico, flujo torrencial


Fr < 1 el flujo es subcrítico o flujo fluvial tranquilo
Fr = 1 el flujo es crítico.
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 107

5.2.3 Condiciones naturales del flujo permanente


Notoriamente, las tuberías y los canales abiertos tienen mucho en común,
debido a que ambos conducen agua. No obstante, las principales diferencias
entre el flujo en las tuberías y el flujo en los canales abiertos son las siguientes:

Tuberías Canales abiertos

A A
El flujo es causado por la presión, por El flujo es causado por la gravedad, por
tanto, tendrá lugar sin importar la consiguiente el canal debe tener pendien­
alineación que tenga el conducto te hacia abajo

B B
La sección transversal del conducto La sección transversal del canal puede
es constante a lo largo de la tubería y variar a lo largo del recorrido del flujo
está definida por el diámetro.

C C
La presión de la tubería puede tener El perímetro de la sección transversal
cualquier magnitud específicamente consta de dos partes: superficie libre y
en cualquier punto alrededor del perímetro mojado, donde el agua está en
perímetro de la tubería. en contacto con los límites del canal. La
presión en la superficie libre es siempre
cero (presión atmosférica)

Los tres principios enum erados son suficientes para establece r las
ecuaciones del flujo, pero el análisis de los problemas en canales abiertos se
limitará a descargas constantes. Por tanto, si la descarga es constante, enton­
ces se supone de que la descarga en el canal no cambia con el tiempo; en otras
palabras, el flujo es permanente.

5.3 CONCEPTO DE FLUJO NORMAL


5.3.1 Generalidades
En razón de las dificultades de cálculo asociadas con el análisis del flujo
en canales abiertos, los ingenieros al tratar de desarrollar métodos simples para
los cálculos de descarga, han desarrollado fórm ulas para el caso en que la línea
de energía se asum e paralela a la pendiente del fondo del canal.

En este caso sim plificado, la energía adquirida por el agua en cualquier


punto, es exactam ente igual a la energía perdida por fricción. Como no existe ni
aceleración ni desaceleración, la profundidad de agua (y), así como la energía
108 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

cinética (v2/2 g) permanece constante. Esto indica a su vez que la pendiente Se


de la línea del gradiente de energía, ha de ser igual a la pendiente S del fondo del
canal. Es decir, que para el flujo uniforme la pérdida de carga entre dos secciones
distantes una distancia L, es igual a la diferencia de cotas entre esas secciones.

O sea que se asume para dicho flujo uniforme, Se = (Z2- Z^/L, donde Z1 y
Z2 son, respectivamente, las cotas aguas arriba y aguas abajo respectivamente,
del fondo del canal y L es la distancia entre las secciones consideradas.

En la naturaleza (ríos, arroyos) y muchas veces en canales artificiales, es


muy raro que la pendiente del canal sea uniforme; la rugosidad y el área de la
sección mojada cam bia entre una y otra sección. Por tanto, obviamente esta
supuesta exigencia de aceleración cero, ocurre pocas veces en la realidad. En
la práctica, sin embargo, el ahorro de las operaciones de cálculo, así como la
eliminación de la incertidumbre asociada con la determinación de la verdadera
descarga, hacen que valga la pena este enfoque.2 Un canal de riego, una vez
lleno y si no hay variaciones de bombeo o en la abertura de la compuerta de una
represa, puede asumirse en flujo uniforme en sectores del mismo.

En condiciones naturales, para propósitos prácticos, el flujo en los cana­


les naturales como los arroyos, puede considerarse como flujo uniforme, cuan­
do no hay crecientes. También, aunque no exista una creciente, no debe haber
variaciones marcadas o evidentes de flujo, por irregularidades de la geometría
del cauce.

No obstante, una metodología para evaluar caudales de crecientes en un


arroyo, como una primera aproximación, es determ inar la pendiente o gradiente
de la línea de energía de la onda de creciente, nivelando geométricamente las
marcas de “resaca” y considerando la distancia real existente entre las mismas,
para luego aplicar una fórmula de velocidad. A su vez, en los lugares donde se
determina la cota de las marcas de “resaca” , se determinan las secciones moja­
das del arroyo para calcular una sección mojada media, la cual multiplicada por la
velocidad media nos determina una estimación preliminar de la descarga del arroyo.

5.3.2 Fórmulas para flujo uniforme


El flujo normal se calcula por la fam osa fórm ula de Chezy (1769), la más
antigua de las fórm ulas de flujo uniforme, que se expresa en la forma

V = C x S Q R (RS) (5.13)

2Ven Te Chow, 1959, “Open Channel Hidraulics” International Student Editlon McGraw-Hill Book
Co. 673 p.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 109

donde V velocidad promedio (m/s), C coeficiente de Chezy de resistencia al f¡ujc


según las paredes, SQR = raíz cuadrada, R radio hidráulico (m) y S es la pendien­
te de la línea de energía (m/m).

La otra fórm ula a considerar, es la fórmula de Manning (1889), ingeniero


irlandés que presentó una fórmula que lleva su nombre, donde

V ( m / s ) = 1 / n x R 2,3x S K (5.14)

en que R (m) y S (m/m), n adimensional.

Esta fórm ula es la más usada universalmente, de todas las fórm ulas de
flujo uniforme, para cálculos de flujo en canales abiertos, y su utilización fue pro­
puesta internacionalmente en 1936 (Ven Te Chow). El autor desde siem pre em ­
plea esta fórmula, y recomienda al lector utilizarla toda vez que requiera realizar
cálculos de flujo en canales, incluso puede usarla en cálculos de tuberías.

El radio hidráulico R, se expresa por la relación entre la sección y el perí­


metro mojado. En realidad R no representa radio alguno, sino que más bien es un
parám etro geométrico, que indica la eficiencia de la sección transversal en la
conducción del agua. La sección A es un contribuyente positivo y el perímetro P
es uno negativo al movimiento del agua, ya que mientras esté presente una mayor
cantidad de la superficie del fondo para crear resistencia a la fricción, más se retarda­
rá el flujo. Por el contrario, mientras mayor sea el área de flujo en comparación con P,
con mayor facilidad se moverá el agua. Una pauta para el diseño de canales, en
relación con lo que se acaba de discutir, lo representa el diagrama de la figura 5.8.

En el diseño de canales se trata de seleccionar el mejor radio hidráulico


posible, pero el tema del radio hidráulico ópti­
mo, o de otro tipo, es un proceso difícil. El au­
tor, sugiere analizar la información de la figura
5.8 (posiblemente tom ando z = 2), tener en
cuenta el concepto del número de Fraude,
manejarse con gran cautela con las inclina-

Fígura 5.8. Valores m ínim os recom endados


para dím ensionar canales de tierra.
Fuente: Bos, M., ILRI).
110 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

dones o pendientes de diseño del canal, con gradientes menores a 10'3 m/m y final­
mente definir las dimensiones en función de la maquinaria disponible para ejecutar las
obras, para lograr una buena conservación de la estructura de conducción.

El coeficiente n (coeficiente de Manning) es un coeficiente de rugosidad de


las paredes del canal, y se vincula con el coeficiente de Chezy según la relación

C = 1/n x R1/6 (5.15)

El lector debe considerar al coeficiente de rugosidad como un coeficiente


adim ensional tal cual se propuso originalmente; para una discusión sobre el
punto, remitimos al lector interesado a V. T. Chow (op.cit.), páginas 98-99.

Un punto interesante a remarcar, es que, cualquiera sea el sistema de


unidades utilizado, métrico (SI) o inglés, los mismos valores se utilizan en ambos
sistemas de unidades, pero a los efectos prácticos consideremos éstos como
adimensionales.

Por tanto, el caudal de descarga de un canal en flujo uniforme se calcula


mediante la expresión

Q = A x 1/n x R2/3 x S,/2 (5.16)

donde Q (m 3/s), A (m 2), R(m), S (m/m).

Tabla 5.1. Valores del coeficiente de rugosidad n para la fó rm u la de M anning.

Buenas Regulares Malas

Tubo hierro sin revestir 0.012 0.014 0.015


Tubo hierro revestido 0.011 0.012 0.013
Tubo Hierro galvanizado 0.011 0.012 0.013
Tubo de latón, aluminio o de cobre 0.009 0.011 0.013
Caño Hormigón 0.012 0.013 0.015
Canal revestido hormigón 0.012 0.014 0.016
Piedra rejuntada con Cemento Portland 0.017 0.020 0.025
Canales tierra rectos 0.017 0.025 0.030
Canales en tierra con curvas 0.030 0.035 0.040
Canales en roca 0.025 0.030 0.035
Canales con vegetación taludes 0.025 0.035 0.040
Arroyos rectilíneo, uniforme 0.025 0.028 0.035
Arroyo Ídem, con vegetación y piedras 0.030 0.035 0.040
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 111

Seguidamente se muestran las fórm ulas de cálculo de las diferentes sec­


ciones que puede adoptar un canal en tierra.

Trapezoidal A = bd + zd2

bd + zd2
R = ---------- — = = -
b + 2 d v (z2 +1)

t = b + 2 dz

Triangular A = Z d2

R = 2 dV(z2+ 1)

t = 2 dz

Parabólico A = 2/3 t d

R « 2/3 d

t = A/0,67 d

donde A: área de la sección mojada, b: ancho del fondo, P: perímetro mojado, R:


radio hidráulico, Z: relación de taludes, d: carga hidráulica o profundidad de agua
y t: ancho del flujo de agua a la presión atmosférica.

5.3.3 El programa SOLVMANN


El programa SOLVMANN adjunto con éste libro de texto, ha sido elaborado
por el Dr. Olsen de la Utah State University (E.U.A.) y es de libre disposición en
Internet. Este programa DOS, que trabaja sin problemas en ambiente Windows,
resuelve la fórm ula de Manning para canales de sección trapezoidal, desde tres
diferentes aproximaciones.

• Encuentra la solución directa del flujo uniforme, la velocidad del agua y la


correspondiente descarga, conociendo la relación de taludas Z, la base o
ancho de fondo del canal b, la pendiente S y el tirante o carga hidráulica d.

• Solvmann resuelve la ecuación de Manning, encontrando la carga hidráulica


del flujo, sabiendo la geom etría de la seción, el factor de rugosidad n, la
pendiente longitudinal S y la descarga uniforme. Datos son: Z, b, Q, n. Por
112 S. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

supuesto, no sólo resuelve el tirante o profundidad de agua en el canal, sino


también la velocidad del flujo.

• Finalmente, Solvmann también resuelve la ecuación de Manning, encontran­


do la pendiente requerida, para transportar un cierto caudal uniforme en una
sección determinada.

El programa es sum am ente sencillo, y trabaja sólo en pantalla, es decir


que no se pueden guardar datos de proyecto, simplemente es como disponer de
una pequeña calculadora program able en el monitor del ordenador.

En todos los casos, el programa determina el número de Fraude (Fr), que


es un número adimensional que determina el balance entre las fuerzas debidas
al m ovimiento del agua con las fuerzas gravitacionales. Como se mencionó an­
tes, es un número que caracteriza que el flujo sea subcritico o supercrítico, as­
pecto fundamental para la conservación de una estructura de conducción de
agua en tierra. Los estudios hechos por el U. S. Bureau o f Reclamation indican
que la erosión y la socavación de los canales de tierra no ocurrirá a menos que
el número de Fraude sea m ayor a 0,35, esto es,

V erosión > 0,35 (g y)34 (5.17)

Por tanto las normas citadas, establecen que necesariamente para una
buena conservación de una estructura en tierra, F , . = 0,35 (USBR), el autor
por experiencia, considera mejor-aún un Fr máximo = 0,25. La cuestión es que el
programa alerta al operador recién a partir de un número de Fr = 0,85, por tanto
se debe prestar especial atención al punto. Posiblemente, éste es un aspecto
vinculado al revestimiento de canales con hormigón, etc., y condiciones am bien­
tales muy diferentes a las de esta parte de América, en el país donde se origina
este sencillo programa. En conclusión, si el lector operador del programa, dise­
ña el canal con un Fr < 0,25, puede estar bien seguro de que las condiciones de
operación del mismo serán confiables y a una velocidad sin riesgos erosivos.

5.4 FLUJO A TRAVÉS DE LAS


ESTRUCTURAS HIDRÁULICAS
Las estructuras hidráulicas ocasionan cambios localizados y concentra­
dos en el flujo de los canales abiertos. Así como el flujo en los canales abiertos se
puede com parar con las pérdidas por fricción en las tuberías, por su analogía, el
análisis del flujo a través de las estructuras hidráulicas es comparable al de las
pérdidas localizadas. En los canales se construyen una serie diferente de dispo­
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 113

sitivos de tipo único, es decir, que no siguen una padrón estándar, sino que más
bien se diseñan como instalaciones para cumplir una función específica; en gene­
ral no se aplican normas fijas.

El gasto de agua en un canal natural es una variable aleatoria, depende,


entre otras cosas, de la contribución del escurrim iento superficial en la cuenca.
El gasto de diseño es una idealización sujeta a los caprichos y avatares de la
naturaleza, cualquier estructura que se construya en una corriente de agua re­
querirá, por parte del diseñador, de una buena comprensión de los principios de
la hidrología. Es decir, que en la mente del proyectista deben estar presentes
interrogantes como ¿qué sucederá si se excede el gasto de diseño? y ¿qué
pasará si los flujos son bajos?

El flujo en las estructuras hidráulicas es controlado principalmente por el


nivel aguas arriba de la estructura. No obstante, si la línea de gradiente de ener­
gía en el lado aguas abajo es relativamente alta, también ejerce influencia sobre
el flujo a través de la estructura. La diferencia en el nivel de energía total dispo­
nible, antes y después de la estructura, representa una pérdida de energía.

Analizarem os brevemente, las condiciones de evaluación de flujos a tra­


vés de orificios y sus variantes, así como aforadores y vertederos.

5.4.1 Orificios
Un orificio es una abertura de perímetro cerrado en una pared, en el fondo
de una reserva, muro de una represa, etcétera. En la figura 5.9 se muestra un
esquema de orificios en pared delgada y gruesa. El escurrimiento en un orificio
de pared delgada, se analiza con la ecuación de Bernoulli, aplicando el teorema
a una partícula en la superficie de la reserva y a otra en la sección contraída del
chorro.

z 1 + 0 + V2/2g = z 2 + v2/2g (5.18)

La velocidad teórica del chorro de agua será

v = SQR [2 g (h + V 2/2 g)] (5.19)

Si la velocidad en la reserva es despreciable o está en reposo V 2/2 g = 0,


por lo cual la velocidad del chorro de agua sería v = - f (2 gh) (fórm ula de
Torricelli), que adem ás puede aplicarse en cualquier caso, considerando a h
como la altura de agua sobre el centro del orificio incrementada con la taquicarga
(v2/2 g) correspondiente a la velocidad de aproximación en caso de corresponderse.
114 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

Figura 5.9. O rificio s de p ared delgada


(a) y gruesa (b),
s i e>1/2 d pared gruesa,
s i e<1/2 p ared delgada,
e = espesor pared

Como el líquido tiene cierta viscosidad, la velocidad real del chorro es un


poco m enor a la proporcionada por la fórmula de Torricelli, por lo cual hay que
multiplicar por un coeficiente de velocidad Cv ~ 0,97-0,98 para el agua.

Por otra parte, la vena líquida se contrae al salir por el orificio, la relación
entre la sección contraída y la sección del orificio se denomina, coeficiente de
contracción Ce ~ 0 ,62 -0 ,6 4 (media).

Por tanto, el caudal de agua que sale por un orificio será igual al producto
de la velocidad real del chorro por el área de la sección contraída,

Q (m3/s) = a (m 2) x cq x ’f [2 gh),

donde c„ es un coeficiente de caudal, variando entre 0,57 a 0,70 (cq=C v x C c ).

5.4.2 Flujo bajo las alcantarillas


Una alcantarilla (ver punto 5.5), es un pasaje de agua que se realiza con
un tubo por debajo de una vía de tránsito, y en sistem as de riego superficiales,
estos pasajes funcionan generalmente llenos, por lo cual, desde el punto de
vista hidráulico se pueden calcular como orificios en pared gruesa sumergidos.

La pérdida de carga de una alcantarilla que trabaje ahogada, es decir, que


trabaja llena completamente, se puede calcular como un orificio en pared gruesa,
incluyendo las pérdidas de carga en el coeficiente de descarga c en función del
diámetro D (m) y la longitud del caño L (m) (ver diseño de sifón invertido, punto 5.7.2).

La descarga aproximada del pase de agua será igual a la

Q = a x cq x V (2 gh) (5.20)
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S

donde h es igual a la diferencia de carga entre aguas arriba y aguas bajo del pase
de agua, a es la sección de la cañería de hormigón y cq es el coeficiente de
descarga de ia tabla 5.2.

Tabla 5.2. C oeficientes de descarga cqpara alcantarillas


de horm igón. ___ ____________

L\D 0,30 0,45 0,60 0,90 1,20 1,50 1,80

3 0,86 0,89 0,91 0,92 0,93 0,94 0,94

6 0,79 0,84 0,87 0,90 0,91 0,92 0,93

9 0,73 0,80 0,83 0,87 0,89 0,90 0,91

12 0,68 0,76 0,80 0,85 0,88 0,89 0,90

15 0,65 0,73 0,77 0,83 0,86 0,88 0,89

5.4.3 Aforadores
En la explotación de un sistema de riego es muy importante, e im prescin­
dible en el futuro próximo, poder m edir con exactitud ei caudal de agua que se
deriva, en primer lugar de la fuente de agua y luego en los diferentes puntos de
partición para su distribución. Para poder hablar de eficiencia del riego, primero
debemos poder cuantificar el agua que estamos aplicando, la base de la eficien­
cia es la medida del agua. Hace más de 60 años los proyectistas de las obras de
riego, tenían claro este punto, no obstante en el Uruguay de fines del siglo XX
ese concepto básico, fundamental, cayó totalmente en el olvido, como algo ac­
cesorio e innecesario, por diferentes circunstancias. Los reglamentos y regula­
ciones con respecto al aprovisionam iento y uso del agua no establecen normas
al respecto, porque el agua hasta ahora es gratis (no hay canon), o se establece
un monto de 13.000 m3/ha como mínimo cuando no es 15.000 m3/ha en el culti­
vo de arroz, y en función de esto resultan un determinado número de hectáreas
a regar, por la cual el usuario pagará determinado monto por el uso del agua,
promoviendo e incentivando con esto el derroche y el mal uso del agua, en defini­
tiva ei sistema promueve un uso ineficiente del agua. El sistema actual es a veces
injusto también para el dueño del agua (propietario de un embalse que vende
agua), ya que el usuario puede realmente consum ir mucho menos agua y en la
realidad implantar más hectáreas bajo riego de las que declara al dueño del agua,
por lo cual el propietario del agua se vería afectado y realmente muchas veces es
afectado.
116 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

La mayoría de las obras de medición de caudales, constan de un tramo


convergente, en donde el agua que llega en régimen subcrítico, se acelera y con­
duce hacia una contracción o garganta, en la que alcanza una velocidad
supercrítica, a partir de la cual esta velocidad se va reduciendo gradualmente,
hasta llegar de nuevo a un régimen subcrítico, en el que se recupera la energía
potencial. De todos los elementos descritos, el más importante es el referido a la
garganta, de cierta longitud, en donde el caudal de agua entra sin derivación
alguna y hace posible aplicar los conocimientos teóricos de hidráulica, de mane­
ra de predecir con exactitud el com portam iento hidráulico de las obras con dife­
rentes form as que puedan utilizarse.

En este momento considero que es conveniente hacer una precisión acer­


ca de los térm inos vertedero (en inglés weir) y aforador (en inglés flume). En
efecto, el térm ino vertedero se utiliza generalmente cuando la sección de control
se form a esencialm ente elevando el fondo del canal, y se denom ina aforador
cuando la sección de control se form a elevando el fondo y estrechando las pare­
des laterales al mismo tiempo (verfigura 5.10).

Los aforadcres de flujo crítico muy utilizados fueron los Parshall, y los
aforadores tipo H; sin embargo, consideramos que éstos serán pronto elementos
del pasado. En efecto, los aforadores tipo Parshall son de tamaño muy volum ino­
sos, por tanto costosos, com plicados de ejecutar requiriendo personal muy cali­
ficado para su ejecución en mampostería y hormigón, además de que su calibra­
ción fue realizada para un número finito de casos y en unidades inglesas, y las
medidas es necesario mantenerlas.

Figura 5.10. D iferencias entre vertederos y aforador. Fuente: Bos, M., ILRI.
M. K a o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 117

Los aforadores de garganta ancha son las estructuras más prácticas, ce


bajo costo y flexibles para aplicar en sistem as de riego nuevos y existentes. cc."
m ínim a pérdida de carga y error m enor al 2% en la descarga calculada. En resu­
men, estos aforadores se calibran en la computadora, y no es necesario ninguna
prueba de laboratorio. Los errores que cometan el personal de construcción son
subsanables muy fácilmente, m edir exactam ente lo realizado, para introducir los
valores correctos, reales, y “correr” nuevamente el programa de ordenador, para
obtener las tablas de carga hidráulica/descarga. Los dispositivos no son nuevos,
ya figuraban en un texto clásico3 sobre una revisión de todas las estructuras de
aforo y vertederos existentes en el planeta, pero Replogle en Arizona (E.U.A.) y
Bos en W ageníngen (Países Bajos) (op.cit) en los años 80 trabajaron ya en un
programa de diseño por ordenador, impulsando estos dispositivos de aforo, como
aforadores especialmente convenientes para la medición de caudales en canales.
Finalmente, considero que el trabajo iniciado por los nombrados en primer término
recibe el reconocim iento a fines del año 20004, donde el Agricultura! Research
Service (ARS) en el laboratorio de conservación del agua ubicado en Phoenix,
Arizona (EUA), presentaron la versión W indows de un programa de diseño por
ordenador más “amigable” que el realizado previamente, con grandes avances en
la fase operativa del diseño, llamado W lnFlum e, basado en el desarrollo teórico
expuesto por los autores mencionados, que en definitiva propugna y reafirma la
c o n v e n ie n c ia de el uso u n ive rsa l de e sto s d isp o sitivo s com o fo rm a de
estandarización de los aforadores.

Todo esto está en concordancia con la importancia mundial que se le da al uso


más eficiente del agua, por lo cual es fundamental una mejor medida de la aplicación
de la misma a los terrenos en irrigación. Pero la mayor eficiencia en el uso del agua,
o lo que es lo mismo realizar un uso más racional del recurso hídrico que se torna
cada vez más costoso y escaso, implica a su vez un uso más intensivo del suelo
como forma de atenuar el costo normalmente creciente del agua.

El térm ino aforadores de garganta ancha y los vertederos de cresta ancha,


describe una gran fam ilia de aforadores basados en el flujo crítico para m edir el
flujo hídrico en los canales.

En la figura 5.11 se muestra una vista esquemática de este tipo de aforador.

3Bos, M. G. 1978. Discharge Measurement Structures. Publication 20 International Institute for


Land Reclamation and Improvement, Wageningen, The Netherlands.
4Wahl, T., Clemmens, A., Replogle, J. & Bos, M. W inFlume - Windows based software for the
design of long-throated measuring flumes. Prepared for the 4a Decennial National Irrigation
Symposium, November 14-16, 2000, Phoenix, Arizona.
118 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

Figura 5.11. D isp o sició n general de una obra para m edición de caudales.
Fuente: Bos, M., ILRI.

5.4.4 Vertederos
El flujo que tiene lugar sobre una estructura hidráulica en condiciones de
superficie libre se analiza mediante la fórm ula de los vertederos de aforo; se
consideran vertederos de aforo todas las barreras del fondo del canal que hacen
que se acelere el flujo a fin de que pueda pasar. Específicamente, los vertederos
se construyen con aberturas que tienen form as geométricas simples, los más
comunes son las form as rectangulares, triangulares o trapezoidales.

En todos los casos, el borde inferior de la abertura sobre la que fluye el


agua se llama cresta o solera, y su altura sobre el fondo del canal se conoce
como altura de cresta o de solera. Los vertederos en los que el nivel aguas abajo
está por debajo de la cresta, permiten que el agua pase con caída libre; en estas
condiciones los vertederos constituyen buenos dispositivos para medir el flujo de
agua, particularm ente si la solera y los lados son especialmente delgados.

Desde el punto de vista hidráulico, pueden ser considerados como orificios


a los cuales les falta la parte superior. En los vertederos, la carga es la altura de
agua sobre la solera, medida suficientemente aguas arriba para no sufrir la influen­
cia del abatim iento de la superficie del agua en movimiento.

Una fórm ula utilizada en un vertedor rectangular sin contracción lateral en


pared delgada es la fórm ula de Francis, despreciando la velocidad de aproxim a­
ción,
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 119

Q m3/s = 1,838 x L x H3'2 (5.21)

donde L y H se expresan en m.

Los vertederos triangulares son especialmente Indicados para medir cau­


dales pequeños (Q < 0,030 m 3/s), porque la altura de carga es medida más
fácilm ente que en un vertedero rectangular. Un vertedero triangular particular es
aquel en el cual el ángulo de la escotadura triangular 9 = 90°, obteniéndose la
fórm ula de Thompson

q (m 3/s) = 1,4 x H5/2 (5.22)

donde H es en m.

Los vertederos se clasifican en función del espesor de la pared de la sole­


ra con relación a la carga hidráulica, en pared delgada y pared gruesa, depen­
diendo de la relación H/2 > e y e > 2/3 H

Pared delgada H/2 > e

Pared gruesa e > 2 / 3 H

Cuando el espesor de la solera es bastante grande (e > 3H) que es lo que


sucede con los desagües de los em balses agrícolas, la superficie del agua sufre
un abatimiento ya al Inicio de la solera, y la descarga es dada teóricamente por la
fórm ula

Q (m3/s) = 0,385 x L x SQR (2 g) x H3/2 = 1,705 x L x H3'2 (5.23)

Otros autores consideran que al ser la solera muy gruesa, se debe tener
en cuenta la fricción sobre la misma, debiendo ser el coeficiente 0,35, por lo cual

Q (m 3/s) = 0,35 x L x SQR (2 g) x H3/2 = 1,55 x L x H3'2 (5.24)

Las fórm ulas 5.23 y 5.24 son particularmente usadas para dimensionar el
desagüe de los embalses, por lo cual volveremos a utilizarlas más adelante.

Finalmente un tipo de vertedero muy usado en el país, ha sido un vertede­


ro trapezoidal particular, es decir con un z = 1/4, llamado vertedero Cipolletti. La
razón de esta configuración con estos taludes particulares, es de com pensar la
reducción de la descarga que habría en un vertedero rectangular de igual ancho de
solera, como consecuencia de la contracción lateral. El coeficiente de descarga
para un Cipolletti es igual a 0,42, resultando para ese valor
120 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

Q (m 3/s) = 1,858 x L x H3'2 (5.25)

El coeficiente 0,42 es prácticam ente constante para valores de H entre


0,08 y 0,60 m, pero adem ás L > 4 H,

El empleo de vertederos para m edir caudales debe cum plir determinados


requisitos:

- Pared delgada, e < H/2.


- Distancia de la cresta al fondo y a los lados debe ser mayor a 3 H o 4 H , y u n
mínimo de 0,25 m.
- Debe haber aire debajo de la lámina ( nappe ).

Existen otros requisitos importantes, pero expliquemos estos dos últimos


que es fundamental. En efecto, los requisitos referentes a la contracción lateral
y al hecho de tener el flujo en caída libre (aire debajo de la lámina), determinan
mucha pérdida de carga en un canal, es decir, cada estructura de este tipo,
implica un “mínimo m inim orum ” de 0,50 m siendo generosos, lo cual equivale
tam bién con una enorm e generosidad a 1.000 m etros de canal de riego
(si S = 0,5 x 10'4 m/m) cuando en la zona baja de la Cuenca de Laguna Merim,
zona principal del cultivo de arroz, esta pendiente sería relativamente elevada. En
efecto, es muy frecuente pendientes de 3 a 2 x 10‘4 m/m, por lo cual la dimensión
m anejada en primer término pasa a ser de 1.600 a 2.500 metros. ¿Qué significa
esto de los aforadores para el usuario del agua? Es decir, asumiendo como
válido las cifras del ejemplo, la colocación de un aforador representa una pérdi­
da de carga equivalente a los m etrajes indicados de canal. En sistemas de riego
superficial, la pérdida de altura o cota implica pérdida de tierras para irrigar, por
lo cual, el lector puede com prender la inconveniencia de aquellos dispositivos.

La venta del agua se realiza sobre volúmenes fijos en la fuente de agua


(represa) y no de acuerdo con los consumos, tampoco está vigente el canon
para el concesionario del agua, por lo cual el agua puede decirse que es gratis,
¿cuál sería la razón de un aforador?.

Por tanto, en conclusión, el autor considera que esta es una de las razo­
nes fundam entales de que los vertederos cayeron en desuso en el país como
estructuras aforadoras, y piensa que es de enorme importancia para el futuro, la
propuesta de los aforadores de garganta ancha (fig. 5.12), los cuales en la ac­
tualidad son totalmente desconocidos en nuestro medio.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S

Figura 5.12. A forad ore s de garganta ancha. F uente: Bos, M., ILRI.

5.5 ALCANTARILLAS
Las alcantarillas, son estructuras hidráulicas, canales abiertos de sección
circular en general, que se diseñan para que funcionen en principio como cana­
les abiertos. En la práctica profesional, se recurre a las alcantarillas para pasar
agua de un canal de riego a parcelas a través de cam inos necesarios para la
circulación. A su vez, las alcantarillas también son necesarias, para permitir el
flujo de escurrim iento en ocasión de lluvias intensas, en zonas de concentración
de aguas, para que el mismo no interrumpa el tránsito en los caminos. En fin,
hay gran número de situaciones diversas en la práctica del riego, así como, en
los establecim ientos agropecuarios, donde es necesario recurrir a las alcantari­
llas para perm itir el pasaje de agua sin interrum pir el tránsito de vehículos o
máquinas. En la figura 5.13 se muestra un esquema con la definición de los
térm inos a usar en el flujo a través de alcantarillas.

A pesar de que parezca simple en apariencia, el diseño hidráulico de al­


cantarillas no es cosa fácil, es más, está considerado por muchos autores el
aspecto más com plejo de toda la hidráulica. La operación hidráulica de las al­
cantarillas bajo las diversas condiciones posibles, presenta problemas com ple­
jos que no se pueden clasificar ni como flujo bajo presión ni como flujo de super­
ficie libre, y el cálculo preciso puede resultar de una complejidad descomunal5.

5Walski, T. & Meadows, M. 1999. “Computer Applications ¡n Hydraulic Engineering” Third Edition
.Haestad Methods, Inc.
122 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

Figura 5.13. N otación para el a ná lisis de alcantarillas.

El objetivo fundam ental del diseño hidráulico de las alcantarillas es deter­


minar el diámetro más económ ico por el que pueda pasar la descarga de diseño
sin exceder la elevación perm isible en la cabecera. El diseño de alcantarillas se
realiza como si fuese un canal a cielo abierto, es decir, es un canal generalmente
de sección circular y de hormigón (en esta área de América). Por tanto, es bueno
que el lector realice una observación detallada de la figura 5.14, donde se
esquematiza la variación de ¡os parámetros hidráulicos de una sección circular,
en función de la relación carga/diám etro (h/D). Es de práctica común el diseño
conservador, en base a una relación h/D = 0,6, aunque el óptimo es h/D = 0,93
donde se obtiene máxima descarga.

Es decir, en condiciones de sistem as de riego, se debe buscar que


H - h > 0 , pero siem pre h tiene una magnitud importante; la diferencia se toma
como carga efectiva h sobre el orificio en pared gruesa, para el cálculo de descar­
ga de la alcantarilla, o de lo contrario, de acuerdo con lo que explicaremos a
continuación en el punto 5.5.1.

5.5.1 Diseño de canales de perímetro cerrado


Como señalábamos antes, muchas veces se usan canales de sección cir­
cular que funcionan con la superficie libre a la presión atmosférica, o sea no llenan
com pletam ente la sección del conducto, esto es lo que sucede con los conduc­
tos de desagüe de cloacas, las tuberías de drenaje, las alcantarillas de desagüe
pluvial, que funcionan parcialm ente llenas. Para ello se ha preparado la tabla 5.3
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 123

Elementos hidráulicos en térm inos de los elementos hidráulicos de la sección llena:


V . g . A , V R
^¡leno 5 lle n o /'lle n o s lleno

Figura 5.14. Parám etros h id rá u lico s de tuberías circulares que están


parcialm ente llenas.

donde se obtiene para cada relación h/d y según el diámetro de la tubería circular,
los parámetros de sección, perímetro y radio hidráulico, a fin de aplicar con facili­
dad la fórm ula de Manning para los cálculos de descarga.

La tabla 5.3 nos facilita en gran forma el cálculo de alcantarillas, por ejem ­
plo, sea el caso de diseñar un pase de agua, para 0,500 m3/s con una pendiente
de S = 0,01 m/m, L = 5 m, ¿cuál debe ser el diámetro del caño de hormigón a
colocar?

En principio las alcantarillas se diseñan con relación h/D = 0,6 para que
funcionen libres, sin ahogarse.

Si D = 0,4 en la fila correspondiente a h/D = 0,6, encontramos en la colum ­


na correspondiente a Area:

Area/D2 = 0,4920 -> Area = 0,4920 x D2 Area = 0,4920 x 0,42 = 0,0787 m2

y radio hidráulico

R/0,40 = 0,2776 -» R = 0,2776 x 0,40 —» R = 0,2776 x 0,40 = 0,1110 m


124 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

Por tanto, la velocidad del agua será v = 1/0,012 x 0,1112/3 x 0,01o'5 = 1,928
m/s, de donde el caudal será de Q = 0,0787 x 1,928 = 0,152 m3/s, el cual es
insuficiente.

Para D = 0,80 m la tabla 5.3 proporciona estos datos:

Area = 0,49 20 x 0,802 = 0,3 15 m2 y R = 0,2776 x 0,80 = 0,222 m

Tabla 5.3. Área, p e rím e tro m ojado y ra d io h id rá u lic o para co n d u cto s c irc u ­
lares pa rcia lm en te llenos. D = diám etro de l co n d u c to ; h = altura de agua.

h/D A/D! P/D RIO h/D A/D2 P/D R/D

0,01 0,0013 0.2003 0,0066 0,31 0,2074 1,1810 0,1755


0,02 0,0037 0,2838 0,0132 0,32 0,2167 1,2025 0,1801
0,03 0,0069 0,3482 0,0197 0,33 0,2260 1,2239 0,1848
0,04 0,0105 0,4027 0,0262 0,34 0,2355 1,2451 0,1891
0,05 0,0147 0,4510 0,0326 0,35 0,2450 1,2661 0,1935
0,06 0,0192 0,4949 0,0389 0,36 0,2546 1,2870 0,1978
0,07 0,0242 0,5355 0,0451 0,37 0,2642 1,3078 0,2020
0,08 0,0294 0,5735 0,0513 0,38 0,2739 1,3284 0,2061
0,09 0,0350 0,6094 0,0574 0,39 0,2836 1,3490 0,2102
0,10 0,0409 0,6435 0,0635 0,40 0,2934 1,3694 0,2142
0,11 0,0470 0,6761 0,0695 0,41 0,3032 1,3898 0,2181
0,12 0,0534 0,7075 0,0754 0,42 0,3130 1,4101 0,2220
0,13 0,0600 0,7377 0,0813 0,43 0,3229 1,4303 0,2257
0,14 0,0668 0,7670 0,0871 0,44 0,3328 1,4505 0,2294
0,15 0,0739 0,7954 0,0929 0,45 0,3428 1,4706 0,2331
0,16 0,0811 0,8230 0,0986 0,46 0,3527 1,4907 0,2366
0,17 0,0885 0,8500 0,1042 0,47 0,3627 1,5108 0,2400
0,18 0,0961 0,8763 0,1097 0,48 0,3727 1,5308 0,2434
0,19 0,1009 0,9020 0,1152 0,49 0,3827 1,5508 0,2467
0,20 0,1118 0,9273 0,1206 0,50 0,3927 1,5708 0,2500
0,21 0,1199 0,9521 0,1259 0,51 0,4027 1,5908 0,2531
0,22 0,1281 0,9764 0,1312 0,52 0,4127 1,6108 0,2561
0,23 0,1365 1,0030 0,1364 0,53 0,4227 1,6308 0,2591
0,24 0,1449 1,0239 0,1416 0,54 0,4327 1,6509 0,2620
0,25 0,1535 1,0472 0,1466 0,55 0,4426 1,6710 0,2649
0,26 0,1623 1,0701 0,1516 0,56 0,4526 1,6911 0,2676
0,27 0,1711 1,0928 0,1566 0,57 0,4625 1,7113 0,2703
0,28 0,1800 1,1152 0,1614 0,58 0,4723 1.7315 0,2728
0,29 0,1890 1,1373 0,1662 0,59 0,4822 1,7518 0,2753
0,30 0,1982 1,1593 0,1709 0,60 0,4920 1,7722 0,2776
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 125

h/D AID2 P/D R/D h/D A/D2 P/D R/D

0,61 0,5018 1,7926 0,2797 0,81 0,6815 2,2395 0,3044


0,62 0,5115 1,8132 0,2818 0,82 0,6893 2,2653 0,3043
0,63 0,5212 1,8338 0,2839 0,83 0,6969 2,2916 0,3041
0,64 0,5308 1,8546 0,2860 0,84 0,7043 2,3186 0,3038
0,65 0,5404 1,8755 0,2881 0,85 0,7115 2,3462 0,3033
0,66 0,5499 1,8965 0,2899 0,86 0,7186 2,3746 0,3026
0,67 0,5594 1,9177 0,2917 0,87 0,7254 2,4038 0,3017
0,68 0,5687 1,9391 0,2935 0,88 0,7320 2,4341 0,3008
0,69 0,5780 1,9606 0,2950 0,89 0,7384 2,4655 0,2996
0,70 0,5872 1,9823 0,2962 0,90 0,7445 2,4981 0,2980
0,71 0,5864 2,0042 0,2973 0,91 0,7504 2,5322 0,2963
0,72 0,6054 2,0264 0,2984 0,92 0,7560 2,5681 0,2944
0,73 0,6143 2,0488 0,2995 0,93 0,7642 2,6061 0,2922
0,74 0,6231 2,0714 0,3006 0,94 0,7662 2,6467 0,2896
0,75 0,6318 2,0944 0,3017 0,95 0,7707 2,6906 0,2864
0,76 0,6404 2,1176 0,3025 0,96 0,7749 2,7389 0,2830
0,77 0,6489 2,1412 0,3032 0,97 0,7785 2,7934 0,2787
0,78 0,6573 2,1652 0,3037 0,98 0,7816 2,8578 0,2735
0,79 0,6655 2,1895 0,3040 0,99 0,7841 2,9412 0,2665
0,80 0,6736 2,2143 0,3042 1,00 0,7854 3,1416 0,2500

Por tanto, la velocidad del agua será, según la fórm ula 5.14:

v = 1/0,012 x 0,2222/3 x 0,01a5 = 3,06 m/s

de donde el caudal será de Q = 0,315 m2 x 3,06 m/s = 0,963 m3/s, el cual es


bastante superior al requerido por el diseño, sin embargo el D = 0,60 también
estaría muy restringido (Q = 0,447 m3/s), no obstante admitiendo una relación
h/D algo más alta, podría ser la solución de compromiso.

5.5.2 Diseño de un sifón invertido


El diseño hidráulico de un sifón invertido, es esencialmente diferente a una
alcantarilla, porque el “sifón” funciona lleno, es decir, es una tubería que conecta
dos secciones de un canal abierto, por tanto la presión dentro del sifón es mayor
que la atmosférica (ver punto 5.4.2).

Ejem plo de aplicación


Supongamos que la longitud del sifón, para pasar el agua desde la fuente, a
126 5. F U N D A M E N T O S D E H ID R Á U L IC A

través de un camino departamental y la vía férrea, de un padrón de una estancia a otro


padrón, alcanza los L = 45 metros, y el caudal que debe dejar pasar por su interior
Q = 1,10 m3/s. La fórmula 5.xx es válida asumiendo que el flujo es confinado bajo
presión mayor a la atmosférica, se trata de flujo hídrico en tubería.

Q (L3T -1) = A x SQR (2 gH)/SQR (1+ Ke + KcL) (5.26)

Si adoptamos por prueba y error, un caño circular de 0 = 1,00 m, Ke = 0,50


(entrada de bordes rectos); Kc = 0,01834 y el área de la sección mojada A = 0,7854 m2,
despejando la pérdida de carga H, se obtiene la expresión

[Q x SQR (1 + Ke + KcL)/A x SQR (2 g)]2 = H (pérdida de carga) (5.27)

señalando que SQR = raíz cuadrada = V

En este caso particular, los resultados arrojan el siguiente valor H = 0,436 m,


cifra muy alta para este tipo de obras, por lo cual la solución es aumentar la sección
mojada.

Como conclusión primaria, convendría realizar un pase de carretera con un sifón


invertido de sección rectangular, a construir en el lugar; ya que de esta forma la pérdida
de carga en L = 45 m se puede llegar a 0,30 m, con una sección tentativa de 1,20 m
ancho x 1,0 m de alto, de medidas internas.

En efecto, para una sección rectangular, el coeficiente Kc = 0,0149, por lo tanto


sustituyendo los valores en la expresión, H = 0,305 m.

El coeficiente Kc según la forma de la sección de la tubería de conducción sea


circular o cuadrada, se resuelve por una de las siguientes fórmulas

Sección circular Kc = 124,452 x n2/d4'3 (5.28)

donde d = diámetro(m) y n = coeficiente de rugosidad de Manning.

Sección cuadrada Kc = 19,60 x n2/R4'3 (5.29)

donde R = radio hidráulico (m) y n = coeficiente de rugosidad de Manning.

En conclusión, la sección interna de 1,20 x 1,20, satisface los requerimientos


hidráulicos para dejar pasar el agua por gravedad hacia el canal en terraplén. El lector
se preguntará cuál es el criterio para aceptar una pérdida de carga como razonable.
Para ello no se puede proporcionar una regla práctica válida, porque todo depende de
las cargas disponibles para llegar al área de riego, la cantidad de estructuras necesa­
rias para atravesar, aspectos económicos y de otros recursos para que las obras
proyectadas sean ejecutables. De todas formas, arbitrariamente y arriesgando un
valor genérico, expresaría la cifra 0,30 m (que intuitivamente ha manejado) como
límite por estructura, y buscaría agrandar el diámetro de la conducción dentro de lo
económicamente viable para lograr soluciones dentro de aquel valor. Para concep­
tuar o justificar mejor el criterio, este valor de 0,30 m representaría la pérdida de carga
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 127

de 600 metros de un canal con una pendiente de S = 0,0005 m/m (5 ■ 10"“), si la


pendiente fuese 3 ■ 10' 4; esto equivale a 1.000 metros de canal.

Ahora bien, el valor de 0,30 en el área baja de la cuenca de Laguna Merim tai
vez, sea un valor muy elevado y se debería manejar un H = 0,15 m como máximo. Es
decir, cuando estamos proyectando un sistema de riego superficial por gravedad, con
grandes limitantes de pendientes, zonas planas, por supuesto que la carga hidráuli­
ca pasa a ser una limitante fundamental y aquel “numero mágico’’ puede no tener
ningún sentido. Esta pérdida de carga límite puede ser un parámetro que salga ma­
temáticamente, en función del número de pases de agua que son necesarios de
realizar, longitud de canal y pendiente disponible (carga hidráulica) para llevar el agua
a los lugares deseados.

Finalmente, en relación a las alcantarillas, se puede demostrar en base a la


Fig. 5.14, que la descarga máxima en condiciones de flujo parcialmente lleno, ocurre
a una profundidad d=0,93 D; por tanto manejando la ecuación de la energía específica
y la ecuación de Manning

S óptima
3V D

Así la pendiente óptima de una alcantarilla de hormigón (n=0,012) es de alrededor de


0,004 m/m (4.10'3 m/m).
FUNDACIONES Y MATERIALES
DE CONSTRUCCIÓN

6.1 INTRODUCCIÓN
Los terraplenes o diques que se construyen para embalsar el agua de
escurrimiento, lo cual se constituye luego en el embalse propiamente dicho, son
realizados mediante la compactación de suelos.
¿Qué es la compactación de un suelo? La compactación del suelo es el
procedimiento de aplicar energía al suelo suelto para consolidarlo y eliminar
espacios vacíos, aumentando así su densidad y, en consecuencia, su capaci­
dad para soportar cargas.

Toda estructura que hace el hombre es finalmente soportada por suelos


de uno u otro tipo. Durante la construcción de una estructura, generalmente el
suelo es movido de su posición natural mediante operaciones de excavación,
carga y transporte, haciendo que el aire penetre en la masa del suelo y el suelo
aumenta de volumen. Antes que este suelo pueda soportar el peso de una es­
tructura sobre el suelo mismo o constituirse en una “pared” para soportar el
empuje del agua en el caso de un embalse, los espacios vacíos deben eliminar­
se a fin de obtener una masa sólida de un suelo de gran resistencia.
En la construcción de edificios o en el caso de terraplenes para embalsar
agua, es necesario lograr la compactación del suelo, con los siguientes beneficios:
130 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

• Aumentar la capacidad de soportar cargas


Los vacíos en el suelo producen debilidad en el mismo y su incapacidad
para soportar cargas pesadas. En cambio, estando apretadas todas las
partículas, el suelo puede soportar cargas mayores debido a que las par­
tículas mismas en contacto unas con otras, aumenta la fricción interna.
• Reducir la infiltración
Un suelo compactado tiene menor capacidad para la penetración del
agua o sea disminuye la permeabilidad para el agua, aumentando la im­
permeabilidad en términos relativos.
• Impedir los asentamientos
Si una estructura se construye en suelo sin afirmar o afirmado con des­
igualdad. el suelo fundación se hunde dando lugar a que la estructura se
deforme. Si el hundimiento es más profundo de un lado o una esquina,
pueden ocurrir grietas o un derrumbe total.
• Reducir el esponjamiento y la contracción del suelo
Si hay vacíos, el agua puede penetrar en el suelo y llenar estos vacíos. El
resultado sería el esponjamiento del suelo durante el “mojado” del mate­
rial y la contracción del mismo durante la estación seca.
En definitiva un suelo bien compactado significa un suelo con pocos va­
cíos, con alta densidad. La compactación de un suelo se puede lograr por diver­
sos métodos, básicamente se emplean tres métodos principales de compactación.
• Fuerza estática. La compactación se logra utilizando una máquina pesada
cuyo peso comprime las partículas del suelo sin necesidad de movimien­
to vibratorio. Por ejemplo, el peso de una trailla cargada de tierra, un rodi­
llo estático.
• Fuerza de impacto. La compactación se logra aplicando al suelo una fuerza
de impacto mediante un apisonador (“pata-pata”) motorizado o un rodillo
tipo “pata de cabra”, donde el apisonador que golpea y se separa alterna­
tivamente, de hecho amasando el suelo para aumentar su densidad.
• Vibración. La compactación se logra aplicando al suelo vibraciones de alta
frecuencia. Para ello se aplica por ejemplo, una plancha vibratoria accio­
nada por un motor.

El método de compactación de un suelo depende del tipo de material, así


los suelos cohesivos se compactan mejor por fuerza de impacto. Los suelos
cohesivos, arcillosos, no se asientan con la vibración, debido a las fuerzas natura­
les de atracción o ligazón entre las partículas que forman el suelo. El material
constitutivo de los mismos, la arcilla, se dispone en estructuras laminares conti-
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S

nuas con espacio de aire entre ellas o de agua. Las partículas de arcLs esce: = -
mente, presentan un problema debido a su bajísimo peso que da lugar a q-e a
arcilla se ponga muy fluida cuando hay exceso de humedad. Por tanto, los sueles
cohesivos, como el limo y la arcilla, se compactan eficazmente empleando fuerza
de impacto que produce un efecto de cizallamiento que junta las laminaciones
oprimiendo las bolsas de aire hacia la superficie. También se emplean combina­
ciones de fuerza de impacto, con peso estático para lograr compactación, como
es el caso de rodillos “pata de cabra” estáticos. Los rodillos “pata de cabra”
vibratorios, constituyen un ejemplo de máquinas de compactación completa, ya
que combinan los tres métodos enumerados para lograr la densificación o
compactación de una tierra.

Los suelos granulares en cambio, se compactan mejor por vibración. Esto


se debe a que la vibración reduce las fuerzas de fricción en las superficies de
contacto, dejando así que las partículas caigan libremente por su propio peso.
Al mismo tiempo, se separan las unas de las otras, girando y desviándose hasta
llegar a una posición que limita su movimiento. Esta acción de asentarse y colo­
carse las partículas, constituye la compactación, todos los vacíos que había
previamente, han sido rellenados en suelo bien compactado. El suelo compac­
tado se mide en relación a su densidad en kilos por metro cúbico (kg/m3). El
suelo en su lugar de origen de préstamo, puede pesar 1.605 kg/m3, después de
las operaciones de manipuleo, carga, transporte, tendido y compactación el
suelo puede tener una densidad de 1925 kilos por metro cúbico; esto quiere
decir que con la compactación, la densidad del suelo puede haber aumentado a
razón de 320 kilos por metro cúbico.
Existen varios sistemas de clasificar las tierras, los cuales trataremos en
el capítulo, pero básicamente el sistema utilizado en ingeniería civil difiere del
sistema utilizado en ingeniería agronómica, en la definición y el concepto de
arcillas, siendo éste un punto clave para que los técnicos formados en diferen­
tes ámbitos, uno utilizando los suelos para construir y otros utilizando los suelos
para producir fibras y alimentos, se puedan comunicar y entenderse sin contra­
tiempos. El término arcilla tiene diferentes significados para ingenieros agróno­
mos como para ingenieros civiles.
El técnico con formación agronómica debe ampliar su concepto de suelo,
a un “horizonte” mucho más grueso o profundo que el que considera para la
producción de cultivos. La materia orgánica y el horizonte con gran actividad
microbiológica no sirve para la construcción, sirve por ejemplo, como elemento
protector de taludes y elemento regenerador de condiciones naturales previas a la
modificación ambiental realizada por una determinada actividad de desplaza­
miento de maquinaria de movimiento de tierras.
132 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

6.2 CLASIFICACIÓN DE LOS SUELOS


6.2.1 Composición mecánica de los suelos
Como el suelo es un sistema compuesto de tres fases, la composición
mecánica de los mismos se refiere sólo a su fase sólida. La fase sólida tiene
componentes minerales y orgánicos, donde nos interesan en este aspecto úni­
camente la fase mineral. La composición mecánica del suelo hace referencia a
las partículas minerales del suelo, las cuales se pueden clasificar de acuerdo
con su tamaño, forma, densidad y composición química.
Las fracciones del suelo pueden designarse por una subdivisión de la
masa sólida global en rangos de tamaño, siendo los grupos constituyentes arci­
lla, limo, arena y grava. La determinación de la distribución relativa de los rangos
de tamaño de las partículas del suelo es lo que se llama análisis mecánico de un
suelo. Desde el punto de vista agronómico, el sistema aceptado y adoptado en
general es el del USDA, en base a que el diámetro de las partículas varía entre
ciertos rangos para su clasificación, así:
• grava (> 2,0 mm),
• arena ( 2,0 a 0,05 mm),
• limo (0,05 a 0,002 mm),
• arcilla (< 0,002 mm).
Desde el punto de vista agronómico no existe ninguna confusión acerca
del significado del térm ino arcilla, porque tanto el sistema Internacional
(Atterberg) como el del USDA adoptan para definir la arcilla como el diámetro de
partícula por debajo de 0,002 mm. En la figura 6-1 se observa el clásico triángulo
textural del USDA donde quedan definidas 12 clases texturales. Desde el punto
de vista de la construcción y por tanto de la ingeniería, los suelos según el aná­
lisis mecánico se clasifican en granulares y cohesivos (“gruesos y finos”) basán­
dose en el proceso con cedazo o tamiz. También desde el punto de vista agronó­
mico, existen otras clasificaciones del punto de vista mecánico (fig.6.2). Muchas
veces en la práctica profesional, con técnicos del área de la construcción, en la
comunicación verbal se puede confundir el término finos como idéntico a arci­
llas, cuando en estricta acepción, el término abarca un rango de diámetro de
partículas mucho más amplio, tal como veremos a continuación.
La American Society for Testing and Materials (ASTM) y la American
Association of State Highway Officials(AASHO) clasifican los suelos desde el
punto de vista mecánico, textural, de acuerdo con un criterio levemente diferente.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O LA S

Figura 6.1. Carta de clasificación texturaI de los suelos, USDA.

El suelo granular se compone principalmente de arena y grava. El suelo cohesivo


se compone principalmente de limo y arcilla. En la construcción de obras de
tierra, y específicamente en las obras de represamiento de agua como los embal­
ses, la clasificación de la textura más utilizada es la del Sistema Unificado y en
consecuencia emplearemos dicha pauta para la clasificación de los suelos. En
resumen, el sistema unificado de clasificación de suelos se basa en el tamaño de
las partículas, las proporciones de los diferentes tamaños y las características de
los granos muy finos (fig. 6.3).

El punto clave para entender la diferencia de criterios, está en que dicho


sistema no hace ninguna distinción entre limo y arcilla, por lo que toca a los
tamaños, empleando para distinguirlos la diferencia de comportamiento.

Veamos en detalle el tema de los granos, pues tenemos granos gruesos y


finos. Los granos gruesos son los retenidos por la malla N° 200 (0 0,074 mm) que
1 I-I 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 131,

C a n tid a d qu e a tra v ie s a V e r ific a r en c u rv a de - B ien g ra d u a d o — GW |


la m a lla de 0,0 74 m m : g ra d ie n te .
m enos de 5% . Poco gradua do GI *
En este caso lim ite, usar
C a n tid a d qu e a tra v ie ­ código doble adecuado al
sa la m a lla de 0,074 gradiente y a la consisten­
mm : 5 a 12%. cia. Ejemplo: GW-GM. Bajo la línea A y parte rallada
en la carta de plasticidad. GM

C antid ad que a tra v ie s a D eterm inar W L y W p de la


Parte rallada en la carta
la m a lla de 0,0 74 m m : m u estra que atra vie sa la - GM-GO
de plasticidad.
m ás de 12%. m a lla de 0,4 2 m m .
Arriba de la linea A y parte ralla-
da en la carta de plasticidad. H CG

C a n tid a d que a tra v ie s a Bien graduado -


la m a lla de 0,0 74 m m : V e r ific a r en c u rv a de
g ra d ie n te .______________
m enos de 5% . Poco graduado i
En este caso lím ite, usar
C a n tid a d qu e a tra v ie s a código doble adecuado al
la m a lla de 0 ,0 7 4 m m : gradiente y a la consisten­
5 a 12%. Bajo la linea A y parte rallada -1 SM 1
cia. Ejemplo: SW-SM. en la carta de plasticidad.

C a n tid a d que a tra v ie s a Determinar W L y W p de la Parte rallada en la carta de SM Si


la m a lla de 0,0 74 m m : muestra que atraviesa la plasticidad.
m ás de 12%. malla de 0,42 mm.
Arriba de la línea A y parte
SC
rallada en la carta de plas­
ticidad.__________ _____

I i( | iit . i ti .'l. Sn.U'mu i m i l n . i i l i , di ' i l .r. i ht .ii i i i n di ' n i / i '/ o v


I iii'idi< II Id, l ' i i h l u . di nn U i (n/i i /ll

¿
136 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S TR U C C IÓ N

Diámetro (mm) USDA Internacional Europeo Diámetro (mm)

2.0 2.0
Arena muy
gruesa Arena
1 gruesa
Arena Arena
gruesa gruesa 0.6
0.5
Arena Arena
media media
0.25
Arena 0.2
fina
Arena
0.1 fina
Arena fina
m uy fina
0.05 0.06
Limo
grueso

0.02
Limo
Limo medio

Limo
0.006
Limo
fino

0.002 0.002

Arcilla
gruesa

Arcilla Arcilla 0.0006


Arcilla
media

0.0002
Arcilla
fina

Figura 6.2. Cuadro comparativo de las pautas de clasificación de tres sistemas


para clasificar la textura de los suelos en función del diámetro de las partículas.

luego se dividen en grava (G) y arena (S). Los granos finos, o simplemente finos,
son los que pasan por la malla N° 200, y son de dos tipo: limo (M) y arcilla (C).
Las proporciones de los granos de diferentes tamaños que contiene un
suelo, se pueden determinar en el laboratorio por cribado de los granos gruesos,
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 137

y por sedimentación de los granos finos. Los resultados de los análisis se presen­
tan en forma de curva, acumulando las proporciones de los granos de diferentes
tamaños. Cuando los suelos contienen principalmente granos gruesos, la distri­
bución en tamaños acusa algunas propiedades físicas del material (fig. 6.4). Las
granulometrías típicas de los suelos son:

— Bien graduados (W): cantidades apreciables de partículas de todos los


tamaños, de los mayores a menores.

— Mal graduados (P): uniformes, la mayor parte de las partículas tiene el


mismo tamaño; o faltan las partículas de uno o varios tamaños.

Resulta muy útil conocer la cantidad de cada tamaño de partícula que tiene
una determinada muestra de suelo. Si una muestra se pasa por una serie de
cedazos o cribas estandarizadas, se anota la cantidad de suelo retenida en cada

Símbolo Adaptabilidad
del grupo Descripción como material
de construcción

GW Grava bien graduada Excelente


GP Grava mal graduada Excelente a buena
GM Grava limosa Buena
GC Grava arcillosa Buena
SW Arena bien graduada Excelente
SP Arena mal graduada Buena
SM Arena limosa Regular
se Arena arcillosa Buena
ML Limo inorgánico de poca plasticidad Regular
CL Arcilla inorgánica de poca plasticidad Buena a regular
OL Limo orgánico de poca plasticidad Regular
MH Limo inorgánico de mucha plasticidad Mala
CH Arcilla inorgánica de mucha plasticidad Mala
OH Arcilla orgánica de mucha plasticidad Mala
PT Terreno turboso, cubierta retenedora No conviene
de humedad y suelos con alto
contenido orgánico

Clave: G: grava; S: arena; M: limo; C: arcilla; 0: orgánico; W: bien graduado; P: mal


graduado; L: límite de líquido bajo; H: límite de líquido alto; PT: terreno turboso.

Figura 6.4. Clasificación interpretativa de los suelos según el Sistema Unificado


para la construcción vial.
138 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

una de las cribas o mallas, y se calcula el porcentaje del peso total de la muestra.
Los porcentajes obtenidos se marcan en relación a los tamaños de los cedazos,
para obtener la curva de distribución del tamaño del grano para el suelo que se
está examinando (fig 6.5).

Tamaño de las partículas en mm

Tamaño dei cedazo


Grano fino Arena Grava
Piedra
Arcilla Limo Fina Mediana Gruesa Fina Gruesa

Figura 6.5. Curvas de distribución de los granos/.

La forma de la curva que se obtenga da una indicación de la graduación de


un suelo. Un suelo “bien graduado” (W) se define como uno que contiene una
variedad amplia de tamaños de grano. Un suelo bien graduado se caracteriza
por una curva aplanada como el indicado por la Curva A. Un suelo "mal gradua­
do” (P) o uniforme, es un suelo que contiene un número limitado de tamaños de
grano. Un suelo mal graduado tiene una curva empinada como se ve en la curva B.
Un suelo que carece de ciertos tamaños de partículas, tendrá una curva
con una parte horizontal, como se puede observar en la curva C. Dicho suelo
tiene una graduación incompleta (“gap graded”).
Un suelo como la curva D, es un suelo muy cohesivo, de muchos finos. En
efecto, el punto x está indicando que un 48% del peso de ese suelo es más fino
que lo obtenido con el cedazo N° 200, lo cual demuestra que es un suelo muy
cohesivo.
Un suelo bien graduado, se compacta a una mayor densidad relativa que
un suelo mal graduado, y por consiguiente, tiene una mayor capacidad para so­
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 139

portar cargas. Esto es debido a que granos más finos pueden vibrarse o compri­
mirse en las cavidades entre las partículas más grandes. Estos aspectos técni­
cos, son manejados en las obras viales, con exigencias de compactación impor­
tantes, pero en la hidráulica agrícola se trabajan los materiales naturales tal cual
salen de los bancos de préstamo. Las condiciones económicas no hacen viables
en la agropecuaria, las sofisticaciones técnicas de otros ámbitos o dichos refina­
mientos no se justifican.

6.2.2 Diferentes clasificaciones de suelos


Varios sistemas se han desarrollado para clasificar los suelos, en orden de
asignarles diferentes nombres descriptivos para su uso u aprovechamiento con
distintas finalidades constructiva o productivas. En el ámbito de la ingeniería
agronómica se utilizan diferentes criterios, como los mostrados en la figura 6.2,
el sistema adoptado en el país se basa en la clasificación textural del USDA.
En este caso sólo hacemos referencia a las finalidades constructivas. En
ese sentido, los sistemas son diseñados para agrupar los suelos de acuerdo con
sus características físicas de sus partículas constituyentes o de acuerdo con la
“perfomance” o comportamiento de esas tierras frente a determinadas pruebas de
servicio o “tests”.

De esta forma clasificando los diferentes materiales o tierras en una deter­


minada área de préstamo (zona de extracción de material) o de fundación de una
estructura, los ingenieros y contratistas pueden mejorar su comunicación referen­
te a la ejecución de las obras proyectadas en un determinado lugar. Como seña­
lamos anteriormente, el sistema utilizado en el ámbito de los embalses es el
Sistema Unificado.
El Sistema Unificado (fig 6.3) se basa en la identificación del tipo y predo­
minio de sus elementos, considerando el tamaño de sus granos, granulometría
(distribución), plasticidad y compresibilidad. Los suelos se clasifican en tres gran­
des grupos: suelos de grano grueso, suelos de grano fino y suelos con gran
cantidad de materia orgánica. Estos últimos son los suelos turbosos que se iden­
tifican fácilmente por el olor, color, tacto esponjoso, y no tienen subdivisiones en
el sistema de clasificación.

Un primer criterio de clasificación es si la muestra del material de fundación


o de préstamo es de grano grueso o grano fino; si el suelo es de grano grueso
se clasifica como grava G o arena S. Si el suelo es una grava se clasifica luego
como “limpia” cuando tiene poco o ningún fino, o “sucia” cuando contiene una
cantidad apreciable de finos. La clasificación final de las gravas limpias se hace
140 B. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S TR U C C IÓ N

estimando su granulometría: las bien graduadas pertenecen al grupo GW y aque­


llas con predominio de algún grupo de granos son GP. Las gravas “sucias” son de
dos tipos: las de finos plásticos GC (arcillosos), y las de finos no plásticos GM
(limosos). Si un suelo es una arena, se aplican los mismos procedimientos que
para las gravas. Así, habrá una arena limpia bien graduada SW, una arena limpia
mal graduada SP, y una arena con finos limosos SM, o arena con finos arcillosos SC.

Si en el material predominan los finos, se clasifica en alguno de los seis


grupos (ML, MH, CL, CH, OL, OH) determinando resistencia , tenacidad y si es
orgánico o no orgánico. El sistema ha previsto la clasificación precisa de los
grupos de suelos por medio de análisis mecánico y los límites de Atterberg, en el
laboratorio.
Sin embargo, un técnico con formación agronómica que haya analizado
este criterio de clasificación, en el simple análisis de tacto y visual de campo
clasificará el material terroso bajo análisis, con resultados tan precisos como el
resultante del análisis de laboratorio. En efecto, el autor con su formación básica
agronómica, con entrenamiento en el tema suelos, obtuvo idéntico resultados que
los que arrojan las pruebas de laboratorio en una muestra de material, a los efec­
tos de clasificación. En efecto, en repetidas oportunidades, en función de la im­
portancia del proyecto, ha recurrido a un análisis de laboratorio que incluye
granulometría, límites y prueba Proctor (compactación), verificándose lo expre­
sado anteriormente. En conclusión, la metodología empleada normalmente por
cualquier ingeniero agrónomo, edafólogo, permite clasificar los materiales con
este otro criterio, sin la necesidad de un análisis de laboratorio.
En la figura 6.4. se muestra un clasificación de adaptabilidad como mate­
rial de construcción vial, de las diferentes clases del sistema unificado. Ese cri­
terio de adaptabilidad, está en función de capacidad de resistir esfuerzos como
fundación de construcciones, sub-base de carreteras o pavimentos de estaciona­
miento. Todas las clasificaciones son de alguna manera arbitrarias y tienen un
objetivo; el autor las menciona aquí para el lector sin formación específica en la
construcción. Para el tema específico de este texto, el autor no ha encontrado en
la bibliografía una clasificación que le resulte convincente para categorizar una
determinada combinación de materiales que un técnico encuentra en un posible
lugar para ejecutar un embalse. En definitiva no hay “receta” válida. Habrá que
analizar en un futuro la forma de adaptar alguna clasificación existente a las con­
diciones y experiencia acumulada en el Uruguay.
Como analizaremos en el siguiente capítulo, referente al diseño del terra­
plén, es la combinación de materiales disponibles en el lugar en estudio, con las
características particulares que demanda esa obra hidráulica en particular, la que
determinaría qué tan factible de ejecución es la obra en análisis, todo dentro de un
M. K o o íh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 141

marco socio-económico determinado. Loque se trata de explicar aquí en reías: er­


al marco socio-económico, es lo siguiente: una situación es dentro de la
agropecuaria, en que una empresa analiza la viabilidad de la fuente de agua,
para que la misma sea financiable con el resultante de los valores agregados de
los productos derivados de la utilización de la misma; otra situación contrapues­
ta, es la utilización del embalse sin uso agropecuario, es decir, como agregado
recreativo, de valores estéticos y de conservación de fauna. Aquello que resulta
inviable en un esquema productivo arrocero o agrícola-ganadero, que debería ser
autofinanciable, podría resultar muy factible económicamente en la zona de "cha­
cras marítimas” del departamento de Maldonado, en cualquier otro esquema agro-
turístico, o en un buen “chalet” residencial de descanso, donde el lago tiene un
valor estético.

Esta es una de las razones fundamentales, por la cual el tema se conside­


ra algo así como un arte-ciencia, y volveremos a insistir para que el lector logre
una comprensión acabada de la problemática de un embalse. Tal vez sea mucho
más difícil lograr buenos resultados o soluciones satisfactorias, a un bajo costo,
en situaciones productivas, donde resulta imprescindible mantener la inversión de
la fuente de agua a niveles bajos.

6.3 PRUEBAS DEL SUELO


Con relación estricta a las pruebas de suelos que un técnico puede necesi­
tar para la definición de un diseño, proyecto y ejecución de una obra hidráulica
agrícola, serían la prueba de compactación y la de permeabilidad, a las cuales
no referimos a continuación.

6.3.1 Prueba Proctor


Para determinar el valor de la densidad del suelo en un terraplén con res­
pecto al sitio de préstamo o zona de excavación, es necesario tomar muestras
del suelo en la zona de préstamo y realizar una prueba Proctor. El objetivo de la
prueba es medir la densidad obtenible de un suelo dado con una norma de
compactación estándar, y determinar el efecto de la humedad en la densidad
del suelo.

La prueba consiste en compactar una muestra del suelo en un recipiente


estándar de 101,6 mm de diámetro x 116,6 mm de altura con una capacidad de
0,000945 m3. El recipiente se llena con tres capas, cada capa del suelo se com­
pacta empleando un peso de 2,5 kg que se eleva a 0,3048 m (1 pie) y se deja caer
142 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S TR U C C IÓ N

25 veces uniformemente sobre cada capa de suelo, obteniéndose una muestra


del suelo que ha recibido un total de 60.798 kg por metro de energía por metro
cúbico, calculada como sigue:

0,3048 m x 2,5 kg x 25 caídas x 3 capas = 57,15 mkg aplicado a 0,000945 m3

57,15 mkg / 9,45 10*4 m3 = 60.476 mkg/m3


Después de aplicar la energía de compactación, dispuesta en la forma indi­
cada, la muestra del suelo se pesa enseguida (peso húmedo) y luego se pesa
otra vez de secar el suelo en el horno (peso seco). De esta forma sabemos el
contenido de humedad de la muestra bajo prueba, y podremos relacionar dicha
humedad con la densidad. En efecto, la densidad del suelo seco puede indicarse
en kilogramos por metro cúbico. La cantidad de agua o de humedad también
puede indicarse como un porcentaje del peso en seco (fig. 6.6).
Por ejemplo, para una muestra dada de suelo de 9,45 ■10~4 m3, el peso del
suelo húmedo es de 2,08 kg, el peso del suelo seco es de 1,81 kg, o sea que el
peso del agua es de 0,27 kg.

Por tanto, la densidad del suelo seco es:

1,81 kg/9,45 ■10’4 m3 = 1.915,34 kg/m3

y el porcentaje de humedad es (0,27 kg/1,81 kg) x 100 = 15 %

Figura 6.6. Efecto de la humedad del suelo en la compactación.


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 143

El procedimiento se repite añadiendo al suelo distintas cantidades ce ag_s


para cada repetición, anotando los pesos del suelo, lo mismo que los porcentajes
de humedad como se hizo anteriormente. Así se construye la gráfica de la figura
6.6, que es una curva de humedad-densidad o curva de control.

Las conclusiones que se pueden sacar son:

1. Con cierta humedad, el suelo llega a su densidad máxima cuando se aplica


una cantidad específica de energía de compactación.
2. La densidad máxima que se obtiene bajo estas condiciones, se llama densi­
dad Proctor 100%.

3. El valorde humedad en el punto de densidad máxima se denomina humedad


óptima.

4. Cuando se compacta un suelo con una humedad superior o inferior a la ópti­


ma, usando el mismo esfuerzo de compactación, la densidad del suelo es
menor que la obtenida cuando se compacta con humedad óptima.
5. El valor Proctor 100% que se obtiene de la forma descrita, se utiliza como
base para medir el grado de compactación del suelo en un terraplén o en una
sub-base. Este valor se considera como un estándar para la compactación.
Ejemplo
Para el suelo que estamos examinando, el valor Proctor 100% representa una
densidad seca de 19.25 k/m3 o sea 1,93 Tm/m3. Suponiendo que al compactar capas
de un terraplén, procedo a realizar un ensayo de compactación, y se observa una den­
sidad en seco de 1.835 k /m3, el grado de compactación obtenido es 1.835/1925 = 0,95,
o 95,3% de la compactación máxima, que sería un valor muy bueno para una represa.
Seguramente, no es el material arcilloso que se usa al centro de un terraplén el cual
conviene que tenga un grado de compactación de 95% del Proctor, en cambio, corres­
ponde al valor de un faldón trasero o delantero al núcleo, para los cuales graduaciones
superiores al 90% son suficientes.
La prueba anterior fue desarrollada por un ingeniero que lleva su nombre, y es
reconocida como prueba Proctor Standard. La tendencia a utilizar estructuras más
grandes, el uso de maquinaria de mayores proporciones, etc., contribuyó a que las
exigencias de compactación anteriores hayan quedado obsoletas, sin embargo, para
las represas y en el ámbito de la ingeniería agrícola la prueba Proctor Standard es
más que suficiente.
La otra prueba se llama Proctor Modificada, y tiene los mismos principios y
procedimientos, lo único es que cambia es la energía de compactación, que pasa a ser
algo más de cuatro veces superior. Es decir, el peso del martillo pasa de 2,5 a 4,5 kg y
la distancia o altura de caída de 1 pie (0,3048 m) pasa a 1,5 pie (0,4572 m), y el número
de capas aumenta de 3 a 5, manteniéndose el volumen del recipiente, de allí el aumen­
to considerable de la energía de compactación.
144 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

Cada suelo reacciona de forma diferente respeto a la humedad y la densidad,


por lo cual cada tipo de suelo tendrá su propia y única curva de control. Este concepto
lo podemos visualizar en la figura 6.7, en la cual podemos observar que un suelo bien
arcilloso con alto índice de plasticidad (“greda” agronómica) nunca alcanzará grandes
valores de densidad, comparables con marteriales arenosos y gravillosos, y éstos
últimos son más complicados para la humedad óptima o aceptable. Debe quedar
claro, que un suelo puede ser compactado hasta más de 100% de la Proctor, por
ejemplo hasta 104%. Esto es debido a que el grado 100% Proctor, se obtiene em­
pleando una cantidad específica de energía durante la compactación. Si se pone
mayor cantidad de energía, empleando máquinas de mayor porte, afinando las capas
o “tongadas” de tierra a compactar, pueden producirse mayores densidades.

Figura 6.7. Curvas de control de diferentes tipos de suelos.


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 145

6.3.2 Prueba de permeabilidad


Introducción

Una síntesis de los diferentes métodos de determinación de la conductivi­


dad hidráulica se visualiza en la figura 6.8. De los diferentes métodos, en la
práctica profesional, el método de Auger invertido es sin duda el más efectivo e
importante, y particularmente en relación con los embalses. Los métodos de co­
rrelación sin duda son muy agronómicos, pero también muy imprecisos. La
tabla 6.1, de Smedema y Rycroft (1983), debe ser manejada con mucha cautela
Los mismos autores dicen: “suelos con idéntica textura pueden tener valores de
K muy diferentes debido a diferencias en la estructura, algunas suelos de arcillas
pesadas desarrollan estructuras con valores de K muy superiores a las indicadas
en la tabla". La correlación con serie de suelos o con Unidades está demostrado
como muy difícil (ILRI, 1994). La experiencia del autor concuerda con las afirma­
ciones anteriores, y especialmente, la situación en el Litoral oeste del país, con
suelos limosos sobre la formación Fray Bentos, es de alta permeabilidad o relati­
vamente alta, contra la apreciación subjetiva y el engaño que se puede tener al
observar suelos relativamente arcillososo en superficie. La misma consideración
se debe hacer extensiva a suelos sobre el Cretácico. Los métodos de laboratorio
no resultan tampoco convincentes ni económicos en particular, para el tema que

MÉTODO PARA DETERMINAR CONDUCTIVIDAD HIDRÁULICA

ti! B

MÉTODO HIDRÁULICOS (basados en Ley Darcy) MÉT. CORRELACIÓN


§f -Dist. porosidad
-Dlst. tamaño granos
-Textura suelos
MÉTODO DE CAMPO MÉT. LA B O R ATO R IO -Unidad de mapeo de suelos

A GRAN ESCALA A PEQUEÑA -Carga constante


ESCALA -Carga variable
-En campos DEBAJO NAPA
experimentales -Pozo
-Plezómetro
-Pozos entubados -Doble tubo
-Bombeo
POR ENCIMA NAPA
-Infiltramiento
-Pozo invertido

Figura 6.8. Esquema de los diferentes métodos para determinar la conductividad


hidráulica (ILRI).
146 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

Tabla 6.1. Rango de valores K en función de la textura (adaptada de


Smedema y Rycroft, 1983).
Text u ra K (m/d) K (mm/h)

Arena gruesa - gravillosa ..............................................10-50 417-2080


Arena media................................................................... 1,0-5,0 42 -208
Franco arenoso, arena fin a ............................................ 1,0-3,0 42-125
Franco, franco arcilloso ,arcilla (buena .estructura)....0,5-2,0 21- 83
Franco arenoso muy fin o ................................................0,2-0,5 8-21
Franco arcillosos, arcillosa (mal estructurada) ..........0,002-0,2 0,08 -8
Arcillas compactas .......................................................< 0,002 < 0,08

estamos desarrollando. Por ello, el autor desde hace muchos años, utiliza y pro­
pone el método del pozo, para determinar este parámetro clave, fundamental para
la planificación de las obras que nos ocupan.
La experiencia aconseja que no se deben escatimar esfuerzos en analizar
con cuidado la situación de los materiales que pueden quedar expuestos en el
movimiento de tierra y que originen problemas inesperados, en relación con el
objetivo de embalsar o contener el agua de las precipitaciones.

Método del pozo

El método del pozo (Augerhole) es un método de gran practicidad y que propor­


ciona resultados representativos y realistas, para el diseño de obras de drenaje
y de conservación del agua como en nuestro caso. El principio del método es el
siguiente: se realiza un pozo con un taladro tipo Edelman (taladro holandés) en el
perfil del suelo, para llegar a la profundidad deseada. Si la capa freática está cerca
de la superficie del terreno, problemas de drenaje mediante, el fondo del pozo
deberá estar por debajo de la cota freática. Cuando el agua que entra a “nuestro”
pozo alcanza un equilibrio con la freática circundante, se trata de remover parte de
esta agua. En ese momento la freática circundante filtra hacia el pozo y se mide
la tasa a la cual esta cota freática asciende en el pozo. La conductividad hidráuli­
ca de la capa del suelo atravesada por el pozo se calcula con una fórmula que
relaciona la mutua dependencia, entre la tasa de ascenso de agua, las condicio­
nes de la freática y el agua subterránea, y la geometría del pozo. En el caso de
las presas y embalses, las condiciones son tales que la capa freática o “napa”
está bastante por debajo del fondo del pozo de investigación de estratos de la
fundación y el área del futuro lago, de lo contrario estaríamos ante graves proble­
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 147

mas de ejecución. En este caso se aplica lo que se llama el método del pozo
invertido, y que en la literatura francesa se le llama método de Porchet.

Principios y teoría del proceso de infiltración

Si utilizáramos el llamado infiltrómetro, para infiltrar agua en forma continua


en un suelo no saturado, se encontraría después de cierto tiempo que el suelo
alrededor y por debajo del área de influencia del ensayo estaría prácticamente
saturado y que el frente de humedad tiene un límite más o menos claro entre
suelo húmedo y suelo seco. Por un razonamiento que atendiendo a los objetivos
del libro lo obviamos, sabemos que por la ley de Darcy, la velocidad media del
frente húmedo que avanza se aproxima a la conductividad hidráulica (v « K),
suponiendo que el frente húmedo está prácticamente saturado (fig. 6.9).

Figura 6.9. Proceso de infiltración con un infiltróm etro de cilindro (ILRI).

El método del pozo invertido se basa justamente en este principio. Si un


técnico realiza un pozo con el taladro holandés, radio de 4-5 cm, y luego rellena
el mismo con agua hasta que el área del suelo por debajo y alrededor está prác­
ticamente saturado, la tasa de Infiltración v se volverá más o menos constante. La
infiltración total Q será entonces igual a v x A (donde Aes el área de infiltración).
Como asumimos, v = K, tendremos Q = K x A.
Para el método del pozo Invertido, la infiltración ocurre tanto desde el fondo
del pozo como hacia las paredes del mismo (fig. 6.10)

Por tanto, tenemos que A = 7tr2 + 2 n r h (donde r es el radio del pozo y


h la carga hidráulica dentro del pozo).
148 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

Por lo cual podemos escribir

Q = 2 ti K r (h + 1
/ 2 r)

Además, podemos encontrar Q desde que registremos la tasa de descen­


so del agua en el pozo:

Q=- tu r2 dh/dt

Si procedemos a eliminar Q de ambas expresiones, es decir, igualamos


los términos
2 tu K r (h + 14 r) = —ti r2 dh/dt

2 K (h + 1
/ 2 r) = - r dh/dt

Después de la integración y reordenamiento algebraico, se puede obtener


la fórmula buscada

K = 1,15 x r x Ig (h0 + 14 r) - Ig (ht + >2 r)/t - 10 (6.3.1)

donde t = tiempo acumulado desde el inicio de las mensuras (s)


h = altura o carga de agua en el pozo al tiempo t (cm)
h0 = ht en el tiempo t = 0

Figura 6.10. Infiltración


desde un pozo cavado en
el perfil del suelo (método
del pozo invertido) (ILRI).
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 149

Los valores de carga en el pozo se obtienen de ht = D' - Ht (fig. 6.11).


El graficado en papel semllogarítmlco, con h + 14 r en el eje vertical, log y.
y los valores t en la horizontal, obtendremos una línea recta con una pendiente
tan a. O sea, que también realizando una regresión lineal de Ig (ht + 14 r) versus t,
el coeficiente angular es tan a, por tanto,

K = 1,15 x r x tan a (6.3.2)

Un buen coeficiente de determinación R2 o un r altamente significativo, nos


demostrará que la información del ensayo es fidedigna y cualquier par de valores
h +14 r y t aplicando la fórmula 6.3.1 nos debería proporcionar un resultado esen­
cialmente igual.
Ejemplo.
Veamos un cálculo con datos de campo reales, para comprender el procedi­
miento.

N ivel d e re fe re n cia
------ -----------f:------ '/re

F lo ta d o r on cin ta
S u p e rfic ie
m é triK ^

m ___________ _. _ slr-

Figura 6.11. Convenciones para utilizaren el método


del pozo invertido (ILRI).
150 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

El lugar donde se realizaron los ensayos, se sospechaba de condiciones no


muy impermeables, para la contención de una carga de alrededor de 4 metros de
agua, suelos pesados pero que en profundidad aumentan su granulometría para
pasar a más de un metro, a materiales decididamente permeables o de mayor valor
de K. El ensayo correspondiente a la zona que simularía la condición original o previa
a la construcción del embalse, es el que mostramos en la tabla 6.2.

Tabla 6.2. Pozo 1, de r = 4 cm y D = 121 cm

Hora t ¡ seg h\ h< ^ ** M '9 h .,r,2

14 50 0 45.0 76.0 78.0 1.89209


14 54 240 54.5 66.5 68.5 1.83569
14 58 480 57.9 63.1 65.1 1.81358
15 03 780 61.0 60.1 62.1 1.79309
15 08 1080 63.0 58.0 60.0 1.77815
15 13 1380 64.5 56.5 58.5 1.76716
15 18 1680 65.9 55.1 57.1 1.75664
15 23 1980 67.0 54.0 56.0 1.74819
15 28 2280 68.5 52.5 54.5 1.73640
15 33 2580 69.4 51.6 53.6 1.72916
15 38 2880 70.8 50.2 52.2 1.71767
15 43 3180 71.8 49.2 51.2 1.70927
15 48 3480 72.0 49.0 51.0 1.70757
15 53 3780 73.5 47.5 49.5 1.69461
18 01 11460 87.6 33.4 35.4 1.54900

La regresión Ig (h t +r/2) versus tiempo, arroja un coeficiente de correlación que


tiene un valor p = -0,9317 por lo cual una gráfica en papel semilogarítmico demostra­
ría un buen ajuste lineal, tal cual lo confirma la significación estadística de acuerdo
con el tamaño de la muestra.
De donde, K (cm/s) = 1,15 x 4 x 2,6074- 10-5 = 1,199 ■10-4 cm/s. Este valor en
mm/h, resulta multiplicando cm/s x 3600s/h x 10 mm/cm ■K =4,32 mm/hora. O expre­
sado en m/día, multiplicando cm/s x 86400 s/día /1 0 0 cm/m • K = 0,104 m/día
Para que el lector tenga una referencia de valores, presentamos un esquema
clásico debido a A. Casagrande que se presenta en la figura 6.12. Observe el lector los
valores de K en cm/s en un rango bastante amplio, para la categoría de “partes imper­
meables de presas y diques”. El autor establecería empíricamente, sin temor a equivo­
carse, como para aplicar a “raja tabla” el límite de 5.10 5 cm/s como valor de imper­
meabilidad de fondo de lago.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 151

Coeficiente de permeabilidad, cm/seg. a gradiente hidráulico unitario


102 Í0 1 10 1 ]C ~ 2 10 3 10 4 10 5 10 6 10 1 10 8 1G-S
I! !ij ________________
.I I I
_____ í!i i I !|

Arenas limpias; Arenas muy finas; barros; mez­ Arcillas no


Grava limpia mezclas de arenas y cla de arena, barro y arcillas; expuestas a la Naturaleza de los suelos
gravas limpias terrenos de origen glaciar; intemperie
arcillas estratificadas, etc.
Acuíferos buenos Acuíferos pobres Impermeables Características de flujo
Buen drenado Drenaje pobre | No drenantes Características de retención
Partes permeables de presas y diques Partes impermeables de presas y diques Se usa en presas y diques

Figura 6.12. Magnitud del coeficiente de permeabilidad para diferentes clases de


suelos según A. Casagrande.

Para terminar, señalaremos que nuestra experiencia nos dice que por debajo
de 5,0 ■ 10~6 cm/s, estamos en las capas de baja permeabilidad como para contener
o “sujetar” cargas hidráulicas de hasta 8-15 metros, sin problemas adicionales a
resolver u obras extras de acondicionamiento. Es una franja como para estar bien
tranquilos o confiados del éxito de lo que proyectamos en ese lugar. Esta condición
hidrológica de baja permeabilidad, entorno a 1 ■ 10~6 a 1 ■ 10'7 cm/seg como valor de
K, es una condición generalmente obtenible por ejemplo, en toda el área baja de la
cuenca de Laguna Merim.

Un concepto que conviene dejar claro en este momento, es el de imper­


meabilidad. Un material o capa impermeable en esta área del riego-drenaje, no
quiere decir que el pasaje de agua se vea impedido, por ejemplo, como si fuese
una lámina de PVC. El concepto es relativo, es decir, uno se encuentra frente a
una capa impermeable, si la conductividad hidráulica K de la capa de suelo sub­
yacente es 1/10 de la capa anterior. Esta categorización así definida es la que
utiliza la escuela holandesa relativa al drenaje de tierras (ILRI) y también la
adoptamos como una excelente pauta o criterio de impermeabilidad.

6.4 TIPOS DE FUNDACIONES

6.4.1 Generalidades

El término fundación hace referencia, tanto al “piso” donde apoya la es­


tructura como a los atraques o estribos del terraplén que define el embalse. Los
requisitos esenciales de una fundación de una presa en tierra son: que debe
proporcionar un apoyo estable en todas las condiciones de carga y saturación,
así como tener una buena o elevada resistencia a la filtración. Si la fundación tiene
problemas de permeabilidad, es muy probable que el área del lago también las
152 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

tenga, y es necesario un buen relevamiento y ejecutar cáteos suficientes, para


tener un panorama claro de la situación.
Para tener una buena impermeabilidad o estanqueidad satisfactoria, la
conductividad hidráulica del fondo del lago debería ser por lo menos del orden
de 5 x 10~5 cm/seg o menor, esto lo mencionamos por experiencia y con total
convicción, en las condiciones del medio uruguayo. De lo contrario, y con los
ensayos del “Auger” invertido (de una fiabilidad absoluta, total y comprobada en
este ámbito de la ingeniería agrícola), es necesario en pensar o idear soluciones
más o menos ingeniosas y económicas, a la vez que arriesgadas frente al clien­
te, para conservar el agua de escorrentía satisfactoriamente. Frente a trabajos de
reconocimiento, y sin mucha experiencia, se deben realizar entre 2 y 4 ensayos
de permeabilidad para áreas entre 25 a 75 ha. El autor propone al ubicar un sitio
realizar una prueba doble para detectar errores o eventuales problemas de
representatividad, por lo que en realidad al referirme a un sitio son dos pruebas.
Volviendo a los límites señalados, valores de conductividad hidráulica por
encima del límite definido anteriormente, generan problemas de pérdidas exce­
sivas en los depósitos en tierra, incluso con bajas cargas hidráulicas del orden
de 1 a 3 metros. Existen muchas obras de regulación de caudales, depósitos en
tierra, en sistemas de riego, en las cuales el sustrato subyacente entre
-1,0 y -2 ,0 metros de la superficie del suelo original, tiene valores de permeabi­
lidad en el entorno de 0,9 x 10 ~4cm/seg , aumentando en profundidad, con proble­
mas de retención de agua, con una difícil o imposible solución económica. En
estos casos, es preciso preguntarse la importancia o la necesidad de construir
estos depósitos, mal llamados “polders”. También el tema problema aparece en la
ejecución de los embalses, que muchas veces se soluciona con una adecuada
selección de los préstamos y estableciendo una forma particular a la circulación
de la maquinaria.

En la práctica, considero que es posible agrupar los tipos de fundación en


base a tres clases principales, en primer lugar, fundaciones en terrenos relativa­
mente impermeables, de grano fino, 1) fundaciones en limo y arcilla. Luego ha­
bría dos clases de fundaciones que generalmente se dan en terrenos que no
son necesariamente impermeables: 2) fundaciones de grano grueso en arena y
grava, y finalmente 3) fundaciones en roca.

El tratamiento básico de cualquier fundación es la remoción de la cober­


tura vegetal existente, y de materiales sueltos, para sustituir por materiales lim­
pios y definidos, de acuerdo a un criterio, y lograr una buena tendida y posterior
compactación. Es decir, que la construcción de un terraplén para retener agua,
se basa en la compactación de tierra, y las capas a tender, ligar y compactar,
deben integrarse íntimamente con la fundación. La presencia de materia vege-
M. K o o íh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S

tal, sujeta a descomposición de microorganismos incorpora una porosicac - ca­


bida, por lo cual para la fundación es un contrasentido.

6.4.2 Fundaciones en limo y arcilla


Las fundaciones en materiales finos, son suficientemente impermeables
para disponer dispositivos especiales para las filtraciones y tubificaciones subte­
rráneas. El fenómeno de tubificación es un proceso de erosión interna de una
masa de suelo, por exceso de flujo hídrico, removiendo partículas finas, especial­
mente arcillas. El problema principal que plantean estas fundaciones es el de la
estabilidad.
En efecto, dependiendo de la altura del terraplén y el grado de saturación
de la fundación o de la proximidad de la capa freática, la capacidad de soporte
de la fundación es diferente. Cuando un terraplén se va conformando en el pro­
ceso constructivo, mediante la descarga, tendido y compactación de suelos, se
va generando una sobrecarga sobre el agua situada en los intersticios de los
suelos de fundación, que genera una presión que tiende a arrojar esta agua fuera
de los mismos y a consolidar el material de fundación. Cuando las fundaciones
son bastante impermeables, ésta consolidación es lenta y el agua de los intersti­
cios, no pudiendo evacuarse, motiva fuertes presiones hidrostáticas internas que
disminuyen en forma considerable la resistencia al corte. Entonces, sobre este
tipo de fundación conviene pues limitar la velocidad de construcción del terraplén,
con el fin de dejar tiempo a las fundaciones de consolidarse a medida que la
sobrecarga crezca. En otras palabras, es muy saludable la construcción sobre
estos materiales en forma pausada, de lo contrario si fuese muy acelerada, pode­
mos encontrarnos con algunas sorpresas a los meses que el constructor se retiró
del emplazamiento.
En términos generales, estas fundaciones son las que presentan menos
preocupaciones en cuanto a las pérdidas de agua por infiltración profunda, o
pérdidas asociadas a una mala selección de préstamos dentro del área del lago
por parte del constructor y/o del Director de Obras. En efecto, la impermeabili­
dad del área del lago, en general en capas profundas, no interfiere con las
excavaciones localizadas y a veces profundas del Contratista, ya que no apare­
cen capas permeables. Aveces puede ocurrir, que hay “vetas” de material permeble
en la masa global más o menos impermeable, lo cual puede generar una zona
localizada de infiltración profunda, si la misma queda al descubierto (Ver Cap.7,
Item 7.4.9).
Las preocupaciones pueden llegar después, pero supuestamente el pro­
yectista tuvo en cuenta, las necesidades de drenaje del talud trasero para ase­
154 16. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S D E C O N S T R U C C IÓ N

gurar estabilidad al mismo, según la carga hidráulica que soportará el macizo que
conforma la obra hidráulica. Porque, la abundancia de finos, y ausencia de mate­
riales gruesos, conspira contra el diseño de secciones compuestas, en cambio,
el proyectista se ve ante la necesidad de incluir en el terraplén, filtros o drenes,
para abatir la línea de saturación que se formará una vez lleno el lago.

6.4.3 Fundaciones en arena y grava


Los problemas de las fundaciones permeables se resumen en dos tipos:
uno está referido a la magnitud de las filtraciones subterráneas y el otro a las
presiones producidas por las filtraciones.
El problema de las filtraciones subterráneas y subsuperficiales, es muy
frecuente en el agro uruguayo, y hasta que punto esto es un problema, depende
de la relación potencial hídrico de la cuenca a capacidad del embalse. Sin em­
bargo, en muchas situaciones, la magnitud de la permeabilidad subsuperficial,
expuesta por algún motivo a la carga hidráulica del agua almacenada aguas arri­
ba, determinan un orden de magnitud que las filtraciones resultan independientes
de aquella relación cuenca/vaso. Por otro lado, la autoridad legal competente en
materia de aguas, decidió hace mucho tiempo que, quien intercepte, almacene y
conserve agua, deberá dejar pasar un caudal de base en litros por segundo, igual
al producto del área de la cuenca vertiente (km2) por 0,4 l/s/km2 Ahora bien, lo que
la autoridad competente en materia de Aguas debería comprender, es que
“automáticamente” en la enorme mayoría de los casos, el pasaje de agua o cau­
dal de base, sin ningún dispositivo en especial, se da sólo por las condiciones
naturales que estamos describiendo y que por experiencia las constatamos y
pueden ser verificadas. Sin embargo, es más fuerte la “burocracia” estatal y de los
técnicos aferrados a expedientes y los papeles, que decretan sin más, en toda
concesión de agua pública, aquella elemental expresión algebraica en cualquier
lugar de la República y para cualquier tamaño de cuenca. En general, el autor
considera que a los efectos de la construcción de embalses agrícolas, el tema de
la Impermeabilidad de los suelos uruguayos se ha sobrevalorado por demás, y
esto es así, porque agronómicamente hablando, en general el mundo se acaba al
metro de profundidad, y dentro de éste perfil es cierto que en general encontramos
arcillas impermeables. El tema es saber que va a aparecer cuando se excave por
debajo de ese metro.

Para estimar la magnitud de las filtraciones subterráneas, es necesario


determinar el coeficiente de permeabilidad de la fundación, para lo cual sugeri­
mos el método del pozo invertido y podemos usar la fórmula de Darcy para su
cuantificación.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 155

El otro problema que determina la excesiva filtración, o sea, la circulación


del agua a través de una fundación relativamente permeable, produce fuerzas
de filtración como resultado de la fricción entre el agua que se filtra y las paredes
de los poros del suelo a través del cual pasa, en forma semejante a la fricción
desarrollada por el agua al circular por una tubería. La experiencia ha demostrado
que éste fenómeno puede ser lento y acumulativo, y la falla resultante puede ser
un levantamiento repentino de la fundación en el talón aguas debajo de la presa. A
veces esa falla se ha denominado falla tipo “reventón”. O sea que una tubificación
de la fundación por excesiva filtración puede producir una falla como la descrita.
Sin embargo, a veces puede ocurrir, que la tubificación genere una erosión inter­
na, que si trae material fino, es decir, el agua puede arrastrar material fino, con la
tendencia a formar un filtro invertido. El llamado filtro invertido, en definitiva genera
un “taponamiento” de una filtración o pérdida que afectaba a un embalse. Como
se puede apreciar, es errático el resultado de éstos fenómenos, y el autor ha visto
todos los casos, desde presas que nunca se llenan a pesar de tener una buena
cuenca hasta embalses que se solucionaron en el tiempo, incluso en forma imprevis­
ta. Por todo lo cual, “más vale prevenir que curar”, y en estas fundaciones es impres­
cindible el cuidado de los préstamos de tierra y la forma constructiva de la presa.
El análisis teórico de ésta problemática es algo complejo, se realiza a
través de la confección de una red de flujo, que es la representación gráfica de
las trayectorias que sigue la filtración y de las líneas de igual potencial en el flujo
subterráneo. No obstante, en el caso de las presas agrícolas, en general, al
menos en el caso de las obras prediales, difícilmente sea necesario un estudio
de esas características.
Asimismo, es posible que en el futuro, con obras de embalse multipredial, con
estudios ambientales más profundos, determinen la necesidad de realizar cálculos
que hasta el presente no se han realizado en obras de embalse agrícolas.
Los tratamientos a realizar frente a éste tipo de fundación dependen de la
importancia económica de la pérdida de agua y de la naturaleza de la fundación
con relación a su estabilidad frente a las fuerzas de la filtración. Para amortiguar
los problemas de estabilidad, se encuentra: la construcción de un dren de talón
aguas abajo de la presa o de un dren horizontal, de unos 0,40 m de espesor como
mínimo. Otra solución, que el autor aplicó en algunas oportunidades, frente a un
sustrato permeable, es un pozo de drenaje. Es decir, aguas abajo, mediante la
excavación con retroexcavadora, se abre una zanja que conecte el faldón trasero
con el sustrato permable subyacente. Los detalles de estas diferentes construc­
ciones, se muestran más adelante, en el capítulo 7, correspondiente al diseño
del terraplén.La figura 6.13 muestra un detalle de una fundación con detalles a
considerar.
156 6. F U N D A C IO N E S Y M A T E R IA L E S DE C O N S T R U C C IÓ N

El objeto de un colchón y filtros de drenaje, es permitir la descarga de las


filtraciones en forma controlada y conocida, para disminuir las posibilidades de
fallas portubificación, tanto del tipo de reventones, como de erosión subterránea.
La forma de intentar prevenir filtraciones por debajo de la fundación, es en
base a dentellones o zanjas de anclaje. La solución general es la zanja única
central, cuyo relleno se hace de material Impermeable que se compacta de la
misma manera que la zona impermeable de la presa. Siempre que sea económi­
camente posible, se deben cortar las filtraciones de una fundación permeable, por
medio de un dentellón que llegue hasta el estrato impermeable, roca o arcilla u
otro estrato. Este es el método más efectivo para controlar el volumen de filtracio­
nes y de asegurarse que no se experimentarán dificultades por tubiflcaciones en
la fundación o por subpresiones en el talón de aguas abajo. Con el objeto de
disponer de un espesor suficiente de material Impermeable y de un buen contacto
con el sustrato subyacente impermeable en profundidad, la anchura del fondo de
la zanja de anclaje W, debe aumentar al crecer la carga hidráulica en el lago
aguas arriba.
M . K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 157

Entonces, el ancho W = H - d (Bureau of Reclamation), donde H carga


hidráulica y d es la profundidad a la capa impermeable. En la práctica, esta pro­
fundidad no puede ser mayor a 1,5 m; así para cargas hidráulica típicas de H = 6
m, el ancho mínimo sería del orden de W = 4,5 m en estas situaciones.

6.4.4 Fundaciones en roca


Las fundaciones en roca no presentan ningún tipo de problema de resisten­
cia o capacidad de soporte, para las presas de tierra asociadas con los embalses
agrícolas. Las principales consideraciones, son las peligrosas filtraciones erosivas
y la excesiva pérdida de agua por los extremos, fisuras, a lo largo de los planos de
falla. Es el caso típico de la implantación de una presa en el basalto, especial­
mente superficial. O también puede ser una zona que no es precisamente basalto
superficial, pero en cambio es de basalto profundo, pero la zona donde se proyec­
ta la obra del terraplén, es de un perfil de suelo con escasa profundidad de
horizonte y donde abunda el afloramiento rocoso. Obviamente, la problemática se
presenta en cualquier represa que se implante sobre mantos rocosos, del tipo
cristalino o metamórfico.
Lo más importante en éstos casos, es la construcción de una zanja de
anclaje, para que sea precisamente esto, una zanja que aumente el área de
contacto y el terraplén tenga arriostramiento o traba, aunque desde el punto de
vista mecánico estricto esto no sea verdad, ya que la presa es de gravedad.
La fundación en roca es un caso típico de la zona basáltica, donde particu­
larmente quien escribe ha desarrollado gran parte de su experiencia, tanto como
proyectista, director de obra o como contratista, y a la conclusión que se llega no
es simplista. Es decir, evidentemente, cada caso es un problema distinto, la
fundación en roca en el basalto profundo no difiere de la condición grava y arena,
desde el punto de vista de las filtraciones. Sin embargo, he llegado a la conclu­
sión, de que en un basalto duro muy impermeable, el problema de las filtraciones
subsuperficiales, que pasan a ser nulas, se transforman en presión hidráulica en
el terraplén, con grandes riesgos de estabilidad. En estos casos hay que recurrir
a la construcción de filtros y drenes para evacuar las aguas y bajar la línea de
saturación, no siendo suficiente con la sección compuesta del terraplén; de todas
formas, volvemos a referirnos al tema en el siguiente capítulo.

En conclusión en este tipo de fundación se debe extremar la precaución de pro­


yectar y construir con filtros y drenes. Toda la carga hidráulica aguas arriba del eje
del terraplén presiona «sin atenuantes subsuperficiales», sobre el muro de tierra.
C A P IT U L O 7.

TERRAPLENES

7.1 INTRODUCCIÓN
Tanto los reservónos de agua para el ganado como las estructuras más
grandes para reserva de agua para el riego de cultivos, tienen que ser ubicados
y diseñados con un estudio más o menos detallado en función de la importancia
de la inversión, para conservar el agua de acuerdo a las previsiones del proyec­
tista. Por tanto, estableceremos las condiciones necesarias para que la estruc­
tura retenga o conserve el agua satisfactoriamente, de acuerdo con los objetivos
y en condiciones relativamente seguras, definiendo los criterios y normas comu­
nes de diseño de los diferentes elementos que conforman la estructura.
La conservación del agua de escurrimiento en los embalses agrícolas, se
logra, realizando un muro o cortina de tierra. Esta cortina por ser de material
térreo, más o menos poroso, necesita determinados taludes para su estabilidad,
y constituye el terraplén, que es la causa del embalse o lago que se forma aguas
arriba de dicha estructura, en razón de la ocurrencia de lluvias en el área de la
cuenca vertiente y la acumulación del escurrimiento en el punto definido para la
implantación de la presa o terraplén.

Es una referencia ineludible, la experiencia y las normas para diseño1,

’ Bureau of Reclamation, U.S. Dept. of Interior. 1965. Design of Small Dams (Edición en español,
1974, Cía. Editorial Continental S.A., México).
160 7. T E R R A P LE N E S

establecidas por la institución norteamericana USBR (Bureau of Reclamation), y


en general ha sido la bibliografía obligada de los Ingenieros involucrados en
estas obras de riego. En ese sentido conviene discutir brevemente lo que se
entiende por pequeña obra, por ejemplo, según ellos, son las obras cuya altura
de terraplén es menor o igual a 15 metros. Por otro lado, entienden que una
presa no puede llamársela como pequeña si a pesar de tener poca altura su
capacidad supera los 800.000 m3.

Este límite de los 15 metros, para el autor es el elemento clave, son ± 13


metros, de carga hidráulica, que determinan que tan importante y que tan esme­
rado habrá de ser el estudio del terreno y el cuidado para que el diseño y el
proyecto sean exitosos, por lo menos desde la base del escritorio, y apegado a
la realidad del terreno donde se Implante la obra. Para tener una ¡dea aproxima­
da de la realidad uruguaya, como ejemplo, la figura 7.1 muestra una regresión al
azar de 84 embalses diseminados dentro de la Cuenca del Río Negro definida
hasta la desembocadura con el río Uruguay. La misma muestra que para una
superficie de espejo de agua de unas 150 ha, con una altura de agua del orden
de 5 a 7 metros, tienen capacidades del orden de los 4 x 106 m3. Por experiencia,
y tal vez muy influenciado por su actividad en el sector arrocero, quien escribe

350 4

300

♦ 4
250 4 Area
< ♦
♦ Lineal (área)
*
200
o * ♦
en ♦
03 150

* *
ce
CD
< 100
► ♦
* i
50 w
* *
0
1000000 2000000 3000000 4000000 50000006000000 7000000 8000000
Volumen en metros cúbicos
Area (ha) = 3,797.10exp-5 VOL + 6,729; R2 = 0,843

Figura 7.1. R elación área del lago/volum en em balsado. M uestra de 84 em balses


en la cuenca del río Negro.
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 161

entiende que positivamente, éstas son presas decididamente medianas, sin em­
bargo, con el criterio del USBR no lo serían, tampoco lo serían con la pauta
nacional, que prácticamente es coincidente con aquélla en lo referente al volu­
men embalsado. En el Uruguay, la Dirección de Hidrografía tiene una clasifica­
ción de los embalses en Tajamares y Represas (Grandes y Pequeñas) en fun­
ción de área de cuenca, volumen de agua embalsada, y alturas de terraplén, y a
su vez los diferentes requisitos administrativos y de firmas profesionales a los
efectos de la obtención de la concesión de agua pública, licencia o “permiso”,
para que el día que el Gobierno se decida, al propietario de la presa, y por tanto
concesionario del agua, le apliquen el Canon (Impuesto) correspondiente.
Como no se entiende relevante transcribir dicha información aquí, el lector pue­
de solicitar el instructivo correspondiente, en las respectivas Regionales u Ofici­
na Central, donde puede analizar el criterio de clasificación de estas obras de
referencia.
Por otra parte, la DINAMA (Medio Ambiente), dependiente del MVOTMA,
establece que deben tramitarse ante la misma todos los “proyectos de represas
cuyo espejo de agua supere las 50 hectáreas o su volumen supere los 10 millo­
nes de metros cúbicos”, para la Autorización Ambiental Previa. Como puede
apreciarse por la figura anterior y por los cálculos aproximados que el lector
aprenderá en el texto, para estimar el volumen embalsado, no hay ninguna rela­
ción entre las dos cifras o parámetros de clasificación manejados.

7.2 TIPOS DE TERRAPLENES


La sección del tipo de presa a la cual hacemos referencia en el texto, es a
las presas de tierra compactada. Es decir, aquellas en que se construye la parte
principal del terraplén en capas sucesivas de tierra y compactadas mecánica­
mente o con animales. Un terraplén que se construye para retener el agua que
fluye por una vía de drenaje, que determinará la formación de un cierto espejo y
el embalse de agua, generalmente se piensa que debe construirse con materia­
les exclusivamente arcillosos para impedir el pasaje de agua hacia el otro lado,
y por tanto la "pared” tenga una función efectiva en la retención del agua. Sin
embargo, en términos generales y dejando de lado aspectos económicos, a
medida que la carga hidráulica aumenta, la cantidad de arcilla en un terraplén
para un embalse, diseñado con criterios modernos, disminuye progresivamente.
Las características del terraplén dependen de la carga hidráulica que va a so­
portar la estructura y de las condiciones de la fundación, es decir, los materiales
y el perfil de la fundación del terraplén.
Un buen diseño de una sección de terraplén para una represa, debe tener
162 7. TE R R A P LE N E S

en cuenta la disponibilidad de los materiales en la zona aledaña a la implanta­


ción, es decir, dentro de la zona de transporte económica de los materiales, para
no incurrir en costos adicionales de sobre transporte.

El tipo de obra dependerá de la naturaleza de los materiales disponibles


en cantidades suficientes en la proximidad del sitio donde su construcción ha
sido encarada. La zona de préstamo debe ser investigada sistemáticamente
mediante sondeos. La distancia de acarreo debe mantenerse dentro de un límite
de unos centenares de metros, para no tener reclamos con el Contratista y que
éste pretenda cobrar adicionales por sobretransporte. En otras palabras, la cer­
canía del préstamo adecuado garantiza la economía constructiva y ejecutiva de
la obra. Los materiales de elementos más gruesos aseguran la estabilidad de la
obra, y los más finos dan la impermeabilidad indispensable. Un material ideal
podría arriesgarse como de textura areno-arcillo-límosa a areno-arcillosa, según
la clasificación textural del USDA, exento de materia orgánica, conteniendo, por
ejemplo, un 35% de arcilla, un 12% de limo, 33% de arena fina y un 20% de
arena gruesa. Un material de este tipo, es suficientemente impermeable y esta­
ble a su vez, y alcanza una buena densidad al transitar con el equipo de cons­
trucción.

La situación ideal para construir un terraplén con fines de embalse de


agua está representada en la figura 7.2, que muestra la sección máxima de la
Represa “Oldman River” en Canadá, y en la figura 7.3, donde se muestra un
núcleo impermeable, que garantiza la impermeabilidad relativa de la “pared”, y a
ambos lados, faldones de materiales más gruesos que garantizan la estabilidad
de los taludes. En realidad las represas de tierra pueden ser de tres tipos: de
diafragma, homogéneas y compuestas. La sección de diafragma es aquella en
la cual el terraplén se construye con material permeable, roca, grava o arena o
sus mezclas, y se construye un diafragma delgado de material Impermeable
para que constituya la barrera hidráulica. El autor, como contratista, sólo una
vez, en la ejecución de una sección compuesta, ante la falta de arcillas debió
recurrir a un diafragma de plástico para asegurar la estanqueidad de la pared.
Por lo cual y especialmente en el país en el área agropecuaria, consideramos
que las secciones de los embalses son de dos tipos; por ello nos referimos
únicamente al tipo homogénea y al tipo compuesta. En efecto, las presas nor­
malmente son de sección homogénea o de sección compuesta.

7.2.1 Sección homogénea


Cuando en los alrededores del emplazamiento de la obra, no hay variacio­
nes en la textura de los materiales, y generalmente predominan los elementos
i i Núcleo Arcilla
m Relleno arena y grava
*» Relleno roca
» Filtro arena y grava
El 1100
■* Relleno materiales varios

Figura 7.2. S ección m áxim a de la represa «Oldman River», en Alberta, Canadá, de 76 m de altura. O bsérvese el c o n te n i­
do m ínim o de a rcilla s o lo en el núcleo.
164 7. TE R R A P LE N E S

Núcleo impermeable
ble

Capa Impermeable en caso de


'Núcleo hasta fundación
fundación permeable

Figura 7.3. Terraplén para represa con n úcleo central Im perm eable, sección
com puesta.

finos, el terraplén se construye básicamente con un solo tipo de material. Es una


situación que se presenta comúnmente en el este del país, área baja de cuenca
de la Laguna Merim, y en otras áreas (Dpto. de Canelones, por ejemplo), donde
predominan los elementos arcillosos y limosos de generalmente alta imper­
meabilidad. En estos casos, se construye un terraplén homogéneo, porque en
su composición no hay variantes de materiales y no resulta económica o impres­
cindible su inclusión. En la figura 7.4 se aprecia el diseño de una sección homo­
génea típica de tajamares y pequeños reservorios. Vemos en la figura 7.5 la
situación de una presa de sección homogénea, qué es lo que sucede con la

Figura 7.5. Presa de se cció n hom ogénea (USBR).


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 165

línea de filtración. En el pasado, era muy común en el proyecto de represas para


riego u otros usos, diseñar y construir con sección homogénea, pero ésta se ha
venido reemplazando por una sección homogénea modificada, con un filtro,
para mantener controladas las filtraciones dentro del terraplén y garantizar la
estabilidad del talud trasero y en definitiva la seguridad de la obra. Es decir, que
actualmente, por encima de los 4 a 5 metros de carga hidráulica, si la sección es
homogénea, es necesario y conveniente proyectar drenaje en el terraplén.

En conclusión, la sección homogénea pura es para un tajamar de aguada


y en algunos casos de tajamares de riego de baja carga hidráulica, de lo contra­
rio son secciones homogéneas modificadas, por un determinado tipo de drena­
je. En resumen, en la figura 7.5 se muestra una sección homogénea, con el
límite o línea de saturación, emergiendo las aguas filtrantes a una altura aguas
abajo, aproximadamente igual a h/3. El problema es que una línea de saturación
en esas condiciones, crea una condición de Inestabilidad para el talud seco, y es
preciso y conveniente que ese límite de saturación se aleje del pie del talud, para
ello se crean drenes (fig. 7.6), mediante un talón de enrocamlento o un filtro de
drenaje horizontal. Hay otras formas de drenar y eliminar el problema. El autor
sugiere y recomienda el uso de filtros horizontales para proporcionar el suficien­
te drenaje, tal como se muestra en la figura 7.7.

Figura 7.6. Presa hom ogénea m odificada con drenaje.


o>
0>

Figura 7.7. Sección com puesta con filtro de drenaje h orizo n tal.

TERRAPLENES
M. K o o th a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 167

7.2.2 Sección compuesta


La sección de una presa se considera compuesta, si la anchura horizontal
de la zona impermeable, a cualquier cota, iguala o excede a la altura del terra­
plén por encima de dicha cota. Asumiendo como válido el concepto ideal de
sección, ya establecido anteriormente, cuando en los alrededores del emplaza­
miento de la obra, se encuentran variaciones en el tipo de materiales, por ejem­
plo, materiales gravosos y gravillosos, arenas, junto con arcillas, no sería lógico
no hacer uso de los mismos. Es decir, que normalmente, se debe recurrir a
diseñar una sección compuesta, que estará conformada por una zona central
impermeable, que garantizará la relativa impermeabilidad de la pared para con­
servar el agua a embalsar, y faldones más permeables que aseguren la estabi­
lidad de la obra y conservación de la misma.
El tipo de sección más aconsejable y más común de presas de tierra
compactada con destino a la reserva de agua, es el que consta de un núcleo
central impermeable, confinado por zonas de materiales considerablemente
más permeables, ésta es la llamada sección compuesta. Para controlar con
mayor eficacia las filtraciones trasversales y las producidas por los desembal­
ses, la sección compuesta (fig. 7.3) debe tener en lo posible, una p e rm e a b ili­
dad c re c ie n te del centro hacia los taludes.

La zona permeable de aguas arriba proporciona estabilidad contra los


rápidos desembalses, aunque en realidad ni en obras de reserva para el cultivo
de arroz, con la demanda de agua de éste, es casi imposible llegar a realizar
desembalses “rápidos” como lo define el USBR. En general, y como lo muestra
la figura del capitulo anterior, la sección compuesta en la práctica, se compon­
drá de un faldón delantero con materiales no tan impermeables, mezclas de
diferentes materiales y hacia cotas superiores de la sección, material permea­
ble, que sirva de asiento a un eventual enrocamiento de protección contra la
erosión por oleaje. Al centro un núcleo impermeable con material seleccionado
muy arcilloso tipo CL-CH, y un faldón trasero permeable que actúe como dren
para controlar el límite superior de filtración. La sección compuesta, por tanto, es
“per se” una sección que elimina la problemática de la inestabilidad del talud
trasero o talud seco, aunque en la práctica “donde la teoría es otra”, no está
demás asegurarse si hay incertidumbre o en casos de gran impermeabilidad de
la fundación, como en el basalto, incorporar también un dren horizontal.

En efecto, en la figura 7.7 se muestra un ejemplo de sección compuesta


típica, la cual en este caso, además, tiene un filtro de drenaje horizontal, que en
este caso fue necesario incluir, para garantizar el adecuado control de la línea de
saturación. El faldón delantero en este caso será de arcillas y gravas arcillosas,
168 7. TE R R A P LE N E S

por lo cual, el sector húmedo tendrá mayor permeabilidad que el núcleo, por la
inclusión de gravas en la masa arcillosa. El ancho del núcleo impermeable con­
viene que sea el doble de la carga hidráulica del embalse.

7.3 DISEÑO DEL TERRAPLÉN


El diseño de un terraplén para embalsar agua, generalmente para el riego
de cultivos, implica tomar ciertas decisiones, en cuanto a dimensiones y otros
elementos que hacen el proyecto de un embalse. En esta unidad temática, repa­
saremos los conceptos fundamentales y las pautas o estándares más utilizados
o recomendables por la literatura y la experiencia.

7.3.1 Pendientes y coronamiento


La inclinación de los taludes de un terraplén para embalse de agua de­
pende de la altura de la estructura, y del coeficiente de fricción interno del mate­
rial. En estructuras como las definidas en este texto, de menos de 15 metros de
altura, con los materiales descritos normalmente, la inclinación mínimas de los
taludes es de Z = 3 para el talud húmedo y de Z = 2 para el talud seco o de aguas
atrás. En caso de materiales más sueltos o de desear mayor seguridad y garan­
tía de la estructura, estos taludes deben suavizarse más, o sea aumentar el Z,
pero esto tiene su costo adicional, el cual debe valorarse adecuadamente, por
generarse un mayor movimiento de tierra.
Con respecto a relaciones de taludes, cuando los materiales son más
inadecuados, podrían suavizarse los mismos, aumentando el desplazamiento
horizontal por cada unidad vertical, pero lógicamente los volúmenes de tierra
aumentarán. Así por ejemplo, el talud trasero Z2 = 2 y el talud frontal Z1 = 3,5
son equivalentes desde el punto de vista volumétrico con el talud trasero Z2= 2,5
y el talud frontal Z1 = 3,0, no obstante, por el tema oleaje preferiría la primera
alternativa. En el Anexo 3 se tiene una tabla para facilitar el cálculo de área de
secciones equivalentes, entre 0,20 y 6,0 m de relleno h, con diferentes anchos
de coronamiento. La operación se realiza así, en la tabla, entrando por la altura
de relleno, el área de la sección se encuentra sumando el valor que intercepta
en la columna de relación de taludes deseada, más el valor que intercepta con el
ancho de coronamiento deseado. Por ejemplo, el área de la sección con taludes Z1
= 3 y Z2 = 3 y ancho de coronamiento 3,5, para h = 1,90, es 10,83 + 6,65 = 17,48.
Con relación al ancho del coronamiento, b, éste varía con relación a la
altura del terraplén y el propósito del mismo. Por ejemplo, si por el coronamiento
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S
Figura 7.8. P e rfil lo n g itu d in a l del eje de una presa.

169
170 7. TE R R A P LE N E S

de la presa debe pasar un camino, necesariamente el ancho del coronamiento b


va a ser diferente que cuando no existirá ningún tipo de tránsito. También si el
tránsito es el interno de un establecimiento o de un camino vecinal, las cosas
serán muy diferentes. El ancho mínimo b, de un coronamiento de una presa
cuya altura es menor a 5 metros, se puede tomar como b = 2,5, que es el ancho
mínimo para permitir el tránsito de una trailla tirada por un tractor agrícola.
Para definir los anchos de coronamiento, se puede manejar las fórmulas:

b = 1,1 aT h + 0,90 (7.1)

b = 0,4 H +1 (7.2)

donde b es el ancho de coronamiento y H es la altura del terraplén en metros


En terraplenes que sirvan de diques de contención contra inundaciones o
crecientes de un arroyo, y se busque la seguridad contra rotura de los mismos,
los anchos del coronamiento b se toman como igual a 2 V H. En caso de que
está previsto el pasaje o tránsito por el terraplén de! embalse, el ancho debe
aumentarse en por lo menos 1 metro al resultado de las fórmulas anteriores. En
definitiva, es preciso reconocer, que el ancho del coronamiento, el autor lo defi­
ne básicamente, en función de la fórmula 7.1, también controlando con la otra y
retrospectivamente con la experiencia y la situación particular del predio y sus
condicionantes, donde se está proyectando el embalse.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O LA S 171

7.3.2 Tratamiento de la fundación


El tratamiento básico de cualquier fundación consiste, en términos gene­
rales, en la remoción o el despalme de la cobertura vegetal y el material orgáni­
co, en un espesor de 15 a 20 centímetros; en circunstancias particulares ésta
remoción puede alcanzar los 30 centímetros. La zona de asiento del terraplén
debe estar libre de árboles y arbustos, y cualquier otro material terreo suelto.
Este despalme de cobertura vegetal, generalmente se retira fuera de la zona de
Implantación, para colocar posteriormente en la zona exterior del faldón trasero.
Sin embargo, en embalses agrícolas, es de buena práctica hacer la limpieza
empezando por la parte trasera y la correspondiente a la zona delantera ya se
incorpora acordonada en el borde exterior trasero. No hay que olvidar, que la
maquinaria más económica para su construcción son las traillas, y esta ma­
quinaria no puede cargar materiales sueltos o es muy ineficiente en dicha tarea.
En casos como el planteado en la figura 7.10, se corresponde a la situa­
ción de la figura 6.13 de realizar una conexión entre el faldón trasero y la capa
permeable subyacente por debajo de una capa impermeable, el tratamiento de la
fundación incluye, luego de la limpieza de la cobertura vegetal, la realización de la
zanja excavada. En los casos de realizar un dren horizontal, éste es el momento
también de proceder a la perfilada o excavación extra para acomodar después la
arena o el pedregullo drenante.

Figura 7.10. Sección m áxim a com puesta de la presa «Los Arenales» con filtro
en la fundación.
172 7. T E R R A P LE N E S

También corresponde realizar la zanja de excavación para asentar la tube­


ría o los caños de la obra de toma y del desagüe principal si se incluye.
Paralelamente a la limpieza hay que preparar la zanja de anclaje, que ge­
neralmente oscila entre 0,5 y 1,0 m por debajo de la limpieza de la cobertura
vegetal. Una vez conformada la zanja de anclaje, se rellena la misma con mate­
rial arcilloso, con las mismas características del que se utilizará para el núcleo
impermeable. La rellenada de la zanja de anclaje se debe realizar en capas delga­
das, para asegurar una buena compactación. La compactación contra el hormi­
gón de la cañería o tubería, debe hacerse manualmente con pisón. Recién des­
pués de haber recubierto la tubería con 1 metro de relleno se puede pasar con la
maquinaria de movimiento de suelos por encima de la estructura, para no correr
riesgos de roturas de la misma.
También en casos especiales, en los cuales hay escasez de arcillas, y una
geomembranacomo una lámina de PE (fig. 7.11) forma parte de la base del faldón
húmedo, para bajar las filtraciones subsuperficiales y la subpresión hidráulica,
después de la limpieza es el momento para colocar dicha membrana.
Una vez preparada la fundación o zona de asiento del terraplén, se podrá
pasar a la ejecución de la presa propiamente dicha. Los materiales serán
excavados de los préstamos previamente limpios, y precisamente, cuando se
realiza la limpieza de los préstamos, esta descubierta vegetal pasa a integrarse
en el borde exterior del talud trasero. La confección del terraplén se realiza en
capas paralelas al eje longitudinal de la presa y con espesores máximos de 30
centímetros, que es el espesor de una buena descarga rápida de trailla.

Figura 7.11. Lám ina de PE en la base del faldón húm edo a construir,
delante del «dentellón», 50% de la lám ina ya fue cubierta
p o r tierra.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 173

7,3.3 Drenaje
Por haberse creado una carga hidráulica detrás de la presa, el agua tendrá
tendencia a infiltrarse en el macizo de la presa y en el terreno asiento de ésta. La
elección de los materiales de construcción y del emplazamiento de la presa,
deberá ser hecha de tal modo que los gastos de infiltración sean despreciables.
Sin embargo, ellos jamás serán nulos, e importa asegurar que el agua infiltrada y
que surge aguas abajo, no dañe la estabilidad de la obra. Para ello es necesario
evitar por una parte, que las aguas no causen destrucciones (erosión subterránea,
"soil piping”) locales, arrastrando partículas de tierra del talud aguas abajo, y por
otra parte que la subpresión aguas abajo no tienda a levantar el pie de la presa. La
realización de un filtro en el sector aguas debajo de la sección, o mejor dicho un
dren con un filtro, tienen como efecto abatir la línea de saturación en el interior de
la presa, interceptando las aguas de infiltración.
Como el dren aumentará ligeramente los gastos o el flujo de filtración, se
evitará hacerlo demasiado ancho. De acuerdo con la bibliografía ya citada, el
ancho del dren horizontal debería ser de 1/3 a 1/4 del ancho de la presa, el autor
considera que ésta es una recomendación que resulta muy onerosa, estimando
suficiente un 12 a 15% del ancho. En resumen, la propuesta nuestra es determi­
nar el ancho del dren horizontal, en función de la carga hidráulica máxima, sien­
do L . . > 0,35 H , donde L es el ancho del filtro horizontal. El otro tema es la
altura o espesor de dicho filtro. Esta altura dependerá de la estimación del flujo
de agua, de tal forma que el filtro sea capaz de evacuar el caudal interno que se
produzca, de lo contrario el mismo no tendría efecto. Por ello, si uno acepta o
asume un espesor fijo del orden de 0,5 m, el material a colocar como filtro con su
conductividad hidráulica Kfj|tro determinará la capacidad de este filtro. En definiti­
va el diseño se ajustará mediante la expresión, espesor x Kfi]tro = capacidad
requerida.
En conclusión, con un criterio práctico constructivo, se toma un ancho
constante, para el sector con una carga hidráulica por encima de los 3 metros.
Un dren, por lógica debe tener una permeabilidad alta en relación al faldón y al
sector central del terraplén. El dren puede ser un tubo de PVC con perforacio­
nes, o un dren armado con enrocamiento. Como todo dren, el mismo estará
circundado o envuelto por un filtro, de tal forma que la granulometría de ese filtro
deberá ser estudiada de modo de impedir el arrastre de las partículas finas.
174 7. TE R R A P LE N E S

7.3.4 Desagües
Sin desmedro de que dedicamos un capítulo especialmente al tema, al
cual el lector puede trasladarse en este momento, corresponde establecer algu­
nas pautas. En general, si las condiciones naturales determinan que es posible
utilizar un desagüe natural, éste debe aprovecharse. El tema es que la capaci­
dad o las condiciones sean tales, que por el desagüe natural, pueda desaguar el
caudal excedente de la presa. Lo mismo puede decirse, frente a la posibilidad de
realizar vertederos por ambos extremos. SI a izquierda y derecha del terraplén,
existen buenas condiciones topográficas y de suelos y empastado, es mejor
desaguar una represa por ambos extremos, desde el punto de vista de la con­
servación de los desagües. Sin embargo, es probable, que uno de los desagües

em ergencia.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 175

pueda interferir con el canal de riego que sale de la obra de toma. Por lo cual, en
general se opta por desaguar por un sector opuesto al de la ubicación de la obra
de toma, y en todo caso, se coloca un vertedero auxiliar a mayor cota (+ 0,20-
0,30 m) por la margen de ubicación de la obra de toma, para que en caso de
actuar este último, sea por el menor tiempo posible en ocasión de una lluvia
excedente de muy larga duración, e interfiera lo menos posible frente al canal de
ladera de la obra de toma. En la figura 7.12 se muestra una vista de la carta
topográfica con la planta del terraplén, su eje compuesto de dos alineaciones,
su coronamiento, y el área a desmontar en la margen derecha para confeccio­
nar el vertedero de emergencia, a partir de la progresiva 2 + 52.

En la figura 7.13 se muestra un detalle de una presa mayor, con el vertede­


ro de emergencia excavado, a cota 14^,00, y donde el corte máximo es del orden
de¿£80 m a la altura del eje del terraplén. Se puede apreciar también que los
ancho de entrada y salida del agua, son similares, por lo cual el vertedero se
conforma de una platea horizontal en su base, de forma arriñonada.

Figura 7.13. Detalle de un vertedero de em ergencia excavado.

En la figura 7.14 se puede observar un desagüe natural, los cuales son


siempre preferibles. Ahora bien, no siempre se encuentra un desagüe natural y
que resulte económico alcanzar dicha cota de embalse. También, es bueno re­
saltar, que siempre los desagües naturales, están lejos del terraplén que genera
el embalse, por lo cual también es un aspecto a favor de los mismos.
176 7. TE R R A P LE N E S

Figura 7.14. U bicación de un desagüe n atu ra l en una presa. Carta


pla nia ltim é tríca del área del vaso y zona circundante.

7.3.5 Estabilidad de los taludes


Como ei muro o terraplén se realiza compactando materiales témeos, los
mismos para que tengan estabilidad deben tener ciertos taludes que dependen
del tipo de material y la carga hidráulica nuevamente es fundamental. Para car­
gas hidráulicas menores a 15 metros, la pendiente de los paramentos o taludes
se dan empíricamente. Luego se puede verificar, mediante un estudio de estabi-
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 177

¡¡dad, que con tales pendientes en los taludes, la presa presenta una seguridad
suficiente. Los taludes que sabemos adecuados empíricamente, y a veces veri­
ficados por cálculo, son de Z = 3 para el talud húmedo y Z = 2 para el talud seco.
Es decir, que en la gran mayoría de los casos, ésta es una solución económica
y aceptable, de taludes mínimos. Si los materiales son excesivamente areno­
sos, los taludes deberían ser más tendidos, por ejemplo, Z = 3,5 y Z = 2,5, para
el lado húmedo y seco respectivamente. Estas sugerencias, son la experiencia
nuestra que se deriva de la aplicación de normas americanas, que pueden ser
consideradas conservadoras, seguras y confiables; la consulta con referencias
europeas, mostraría al lector que los mismos son menos conservadores.

El autor establecería en forma terminante, que el talud mínimo para el


lado seco es Z = 2 y ello es coincidente universalmente. Las tierras dejadas al
voleo, al confeccionar un “montón”, se acomodan naturalmente al talud Z =1,5.

Para el talud húmedo, la situación es diferente, y pesa en gran medida la


economía de la obra en términos generales, el tipo de sección y si la obra será
protegida o no contra el efecto del oleaje. El lector debe tener claro, que toda
suavizada de taludes (incrementando el Z) que contribuye a la estabilidad,
durabilidad y seguridad de la obra, atenta contra la economía del proyecto. Aquí
vale la pena recordar un dicho, que al autor le suena más agradable al oído, en
su idioma original (portugués) que dice: “en la práctica la teoría es otra". Efecti­
vamente, el autor ha visto justificaciones muy buenas, concienzudas y funda­
mentadas, de utilizar taludes más empinados, que incluso no requerirían el uso
del enrocado protector, en la zona basáltica del norte del país; sin embargo, ya
han pasado veinte años y conoce los lugares donde fueron aplicadas estas teo­
rías, donde consideraba que posiblemente deberían ser viables y efectivamente
no funcionaron. El autor establecería como valor mínimo para un talud húmedo
de un embalse Z = 3, tal cual establecen las reglas clásicas del SCS. A medida
que aumenta la altura, puede aparecer la necesidad de realizar una “berma” o
descanso, también podrían manejarse dos tipos de taludes, realizando uno más
suave en la altura, pero son factores que se manejan por encima de los 15
metros de altura. Pero, como decíamos en un principio, ios costos aumentan
sensiblemente, frente a cualquiera de estas variantes, y ios recursos económi­
cos o financieros son escasos.

7.3.6 Borde libre


El borde libre es la distancia vertical entre el coronamiento de la represa
teórico (sin contraflecha) y la superficie del agua del embalse. El término más
específico “borde libre normal”, se define como la distancia vertical entre el coro-
178 7. T E R R A P LE N E S

namiento de la presa y el nivel normal del agua del embalse según se haya fijado
en el proyecto. Ver en la figura 7.8 el detalle de un perfil longitudinal de la ubica­
ción de un embalse, donde se aprecia que el borde libre y borde libre normal es
de 1,50 m. Es decir, que aquí no se ha representado la contraflecha o asenta­
miento que el terraplén puede sufrir, a causa de porosidad en la fundación y/o
por la consolidación del terraplén.

La selección de la magnitud de la contraflecha es necesariamente arbitra­


rla, se basa en la magnitud del asentamiento de la fundación y la consolidación
del terraplén esperada para cada presa, con la idea de que después del asenta­
miento la cota del coronamiento no determíne un borde líbre menor al exigible.
El asentamiento de la fundación es el factor más importante, y en fundaciones
basálticas y otras incompresibles, se acostumbra dar una contraflecha del orden
de 1% de la altura, y para compensar la consolidación del terraplén un 1-3% de
la altura; esto determina un total de 2 a 4% de la altura total, el valor asumido
para compensar los asentamientos. Este proceso se cumple en un plazo de uno
a dos años como máximo, donde los valores de cotas entre ese momento de
inspección y la recepción de la obra, nos determinarán qué tan acertados estuvi­
mos con las predicciones y los controles de obra. Por supuesto, que si es exi­
gente en la compactaclón del terraplén, la consolidación del terraplén puede
estar en el 1% por seguridad. El tema más delicado, es la fundación donde
apoya el terraplén, fuera del área basáltica éste asentamiento debido a la poro­
sidad de la fundación, tal vez pueda llegar a ser del 3-4%, por lo cual en definitiva
los valores de contraflecha, ya sean por fundación o por terraplén, o ambas
cosas, pueden variar desde un 1 al 5% del total de la altura del terraplén.
Como regla práctica, para el técnico de campo, en ningún embalse debe­
ría manejarse una contraflecha menor a 0,10 m, con lo cual este número se
convierte en argumento válido y muy seguro a partir de un tajamar de aguada.
El borde libre se proyecta para evitar el rebosamiento del terraplén por el
efecto de las olas durante la ocurrencia de la avenida o creciente de proyecto.
Por tanto, la determinación racional del borde libre, requiere la determinación de
la altura de las olas. La altura de las olas generadas por los vientos en una vaso,
depende de la velocidad de los mismos, de su duración, de la profundidad del
agua, ancho del vaso y del "fetch”. El término fetch, es la distancia sobre la que
el viento puede actuar sobre una masa de agua; se la define como la distancia
normal de la playa de barlovento hacia la estructura que se proyecta.
De acuerdo con el USBR, el rango de los bordes libres, de taludes
recubiertos porenrocamiento, en función del “fetch” serían los que se muestran
a continuación:
M . K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 179

Fetch (km) Borde libre Borde libre


normal mínimo
Menor a 0,8 1,22 m 0,90 m
0,8 a 2 1,53 m 1,22 m
2a 4 1,80 m 1,50 m
4a 8 2,40 m 1,80 m
8 a 16 3,05 m 2,15 m

La altura de las olas, al aproximarse al paramento aguas arriba de la presa,


puede alterarse por el aumento de la profundidad del lago o por disminuir la anchu­
ra del vaso. Al hacer contacto con el talud de la presa, el efecto de las olas se
modifica por el ángulo que las olas que se ' arriman” hacen con la presa y con la
magnitud del talud y la textura del mismo. El talud inclinado de una represa de
tierra, permite a las olas subir por el plano inclinado y disipar parte de su energía
en elevar el agua, en vez de producir una fuerza directa como si fuese una pared
vertical. La superficie irregular del enrocado colocado a volteo o a mano, reduce
el empuje de las olas a un valor de aproximadamente 1,5 veces la altura de la
ola (67%).

Otra forma de determinar el borde libre requerido para un embalse, es a


través de la fórmula de Hawksley2

Altura de las olas (m) = 0,014 (F)1/z (7.3)

donde F es el Fetch, y representa la longitud de la exposición de la masa de


agua a los vientos predominantes expresada en metros.
Por tanto el borde libre, debe ser una magnitud tal, que contemple la altu­
ra de las olas en una tormenta excepcional, la carga hidráulica máxima para
evacuar la creciente de diseño o en las condiciones que operará el vertedero de
emergencia, más la diferencia de nivel que pueda existir entre un vertedero prin­
cipal y el de emergencia, más cierto margen de seguridad.

En resumen, expresado algebraicamente,


Borde libre = altura de olas + carga vertedero emergencia + distancia .ver­
tical entre vertedero principal y de emergencia + distancia de seguridad.
Para el diseño de los embalses agrícolas, son suficientes las considera­
ciones que hemos realizado.

2Schawb, Frevert, Edmisntet y Barnes 1981 “Solí and Water Conservation Engineering” 3a Edition
John Wiley & Sons.
180 7. T E R R A P LE N E S

Por ejemplo, si la exposición de la masa de agua es de unos 1,5 km, la


altura de las olas representaría unos 0,54 m, asumiendo una carga en el verte­
dero de 0,7 m, y asumiendo de que no está previsto un vertedero principal, con
0,25 m de distancia de seguridad, nos queda un borde libre de a 1,50 m; obsér­
vese que el criterio del USBR es coincidente con la fórmula 7.3 y las pautas que
se han manejado en el texto.

7.3.7 Tipo de sección


La selección del tipo de sección resulta esencialmente, de un balance en­
tre las necesidades de materiales y las disponibilidades en los préstamos. En
primer lugar, si las condiciones geotécnicas del emplazamiento, son tales que
sólo abundan materiales arcillosos y brillan por su ausencia los materiales
gravillosos, es absurdo que el proyectista intente plantear un diseño en base a
un tipo de sección compuesta. O sea, que si es necesario, disponer de un filtro
de drenaje para una presa, en tales condiciones, debe tener claro que se debe
incurrir en costos adicionales, para el acarreo de arena y grava, o de materiales
permeables y geotextiles.
Los geotextiles son productos de la industria textil para aplicar en la tierra
en fundaciones. El hecho de llamarlos textiles es por costumbre, porque en rea­
lidad lo que se utiliza no tiene nada que ver con el algodón como fibra natural, y
se trata de fibras sintéticas sin problemas de biodegradación. Son materiales
sintéticos, permeables al agua, usados para mejorar las características geotéc­
nicas y mejorar la perfomance de una estructura o de un sistema.

En segundo lugar, en una situación de un emplazamiento, donde abundan


los afloramientos rocosos y la variabilidad de materiales es la característica del
lugar, seguramente se imponga la selección de un tipo de sección compuesta.
En efecto, las condiciones naturales de materiales gravillosos-arenosos, con
materiales arcillosos y limosos más impermeables, hacen que el diseño de una
sección compuesta, que “per se” tiene mejores condiciones para almacenar
agua bajo carga hidráulica más o menos importante, en forma estable para el
talud seco, sea el tipo de sección recomendable..
Quiere decir que las condiciones del lugar determinan, en función de las
cantidades relativas disponibles económicamente en los préstamos posibles, el
tipo de sección más favorable, en función también de la carga hidráulica de la
presa y las condiciones de la fundación.
Además, si el proyectista demanda un volumen de excavación que está
en los límites económicos de la disponibilidad en los préstamos, es razonable
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 181

que pretenda establecer una sección compuesta, porque de esa forma logra
construir la obra más económicamente, haciendo una utilización eficiente de los
materiales tórreos disponibles en la zona de influencia. ¿Cuál es esta zona de
influencia?

La zona de influencia se considera como la distancia libre de acarreo o de


transporte, por encima de la cual, el propietario de la presa a construir, debería
pagar como adicional en concepto de sobretransporte de suelos. La distancia
libre o sea la distancia para la cual no cuenta el sobretransporte, es decir, el
contratista no puede demandar el cobro de un pago adicional, por el exceso de
distancia para el acarreo de material, se considera implícitamente en los 1.000
metros. ¿Como se contabilizan estos metros? En el movimiento de suelos para
represas, esta distancia se tomaría a partir del b a ric e n tro de la obra de terraple­
nado. Quiere decir que, en un supuesto simplificador de un perfil de la implanta­
ción de una presa que fuese simétrico, el centro del terraplén sería el punto de
referencia. Asumiendo, a su vez, una longitud tipo de represa del orden de los
600 metros, entonces, bajo la definición anterior de 1.000 metros libres, la dis­
tancia de acarreo libre sería de unos 700 metros en línea recta desde el eje del
terraplén que constituye la represa. Esta explicación realizada aquí se acepta
generalmente en la práctica, otras veces el pliego de condiciones de obra, lo
especifica expresamente, por ejemplo en 400 metros, pero a partir del eje o del
pie del terraplén, ésta es una forma más sencilla de resolver la cuestión. De
todas formas, antes de comenzar una obra, debe quedar claro, por escrito, qué
sucede en caso de que los materiales sean escasos y se deba recurrir a la
excavación de materiales a mayor distancia. La experiencia indica y demuestra,
que los puntos rispidos que quedan sin conversarse y aclararse conveniente­
mente, son grandes problemas a posteriori, “dolores de cabeza”, pérdidas de
tiempo, con perjuicios para una o ambas partes.Toda la discusión anterior es
válida, cuando el certificado final de obra se liquida en base al movimiento de
tierra total realmente realizado, por lo cual son válidos los precios unitarios del
rubrado de la obra, y el precio final resulta de lo que apareció y sucedió en el
proceso constructivo.

Por el contrario, cuando la obra se hace por “paquete cerrado”, donde


luego del replanteo de la obra, el Contratista acepta la misma y está de acuerdo
con los volúmenes de excavación no clasificada total, y el o los vertederos y
demás obras accesorias, formando parte del embalse agrícola, las aclaraciones
están por demás. Es decir, se acuerda previo al comienzo de las obras, la
volumetría a la cual se ajustará la obra, las obras de arte, y se cierra la obra por
un tanto, con la cota del coronamiento y de los desagües, obras de toma, todo
pactado en determinado precio. En este último caso, los precios unitarios son
182 7. TE R R A P LE N E S

demás, el Contratista habrá realizado sus cuentas y cálculos, por lo cual la


sumatoria del certificado final de obra con los antecedentes, será igual al precio
pactado.
El tipo de sección, es homogénea, o es compuesta, cuando existen diver­
sidad de materiales, y la complejidad del proyecto hidráulico así lo aconsejen.
Dejando de lado las pequeñas obras de aguadas, o tajamares, prácticamente la
sección más recomendable siempre es una compuesta, de acuerdo con el es­
quema básico que se muestra en la figura 7.3.
En resumen, por todo lo dicho anteriormente, ya se han dado las pautas
suficientes, para que el lector decida qué tipo de sección va a utilizar en su
proyecto.
Con relación al ancho del núcleo impermeable la recomendación sería de
un ancho mínimo “minimorum”, de ser Igual a la carga hidráulica que soporta el
terraplén. Así para una carga hidráulica máxima de 5 metros, el ancho mínimo,
del núcleo impermeable, a nivel del terreno debería ser de 5 metros, en general
en las obras agrícolas es de buena práctica tom ar el doble como norma
estándar, o sea en el ejemplo debería ser más aconsejable de 10 metros. En la
figura 7.7 se muestra un ejemplo de diseño en la que se aplicó un ancho de
dentellón igual a dos veces la carga hidráulica máxima.
Qué sucede si las arcillas son escasas. El proyectista debe decidir qué
hacer; una solución puede ser recurrir al uso de láminas plásticas, como por
ejemplo el PVC o el PE, siendo más onerosa la primera que la segunda y figu­
rando como más recomendable en la bibliografía3. Sin embargo, por economía
y falta de stock en Uruguay, el autor ha utilizado con relativo suceso láminas de
PE de 300 milimícrones, similares a las utilizadas en los “silo-packs” pero de
mayor espesor, para compensar la falta de arcillas en un determinado lugar.
Incluso faltando poco para finalizar la obra, parte del núcleo central, a falta de
arcilla, fue complementado por un rollo de lámina de PE, que se suministra en
bobinas de 3,6 m ancho doble por 50 m de longitud, en definitiva, son 7,2 x 50 m,
algo más de 350 m2 por rollo. En la figura 7.11 se aprecia una toma de dicha
lámina colocada en ambas márgenes de arroyo interceptado, antes de colocar
la tierra y conformar el terraplén y por delante de la zanja de anclaje que se
observa a la izquierda.
Las geomembranas, representan después de los geotextiles el segundo
grupo más grande de los llamados geosintéticos, y su uso ha sido muy estimula­
do en E.U.A. a partir de 1982, por razones vinculadas al medloambiente y la

3Koerner, Robert M. 1986 "Designing with geosynthetics” 2a Edition, Prentice Hall Inc, New Jer­
sey, 652 p.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 183

contaminación. Estos materiales son impermeables por sí mismo, de lámina o


pared delgada de goma o plástico, y usadas primariamente como impermeabili­
zantes de lago o depósitos en tierra, o de sólidos almacenados cuyos compo­
nentes líquidos no deben traspasar la barrera interpuesta por esta geomembra-
na. Por tanto, la función básica o primaria es siempre constituir una barrera a
líquidos o vapores.

En la figura 7.9 se muestra una sección con la aplicación de una geo-


membrana, o sea que se trata de una lámina de PE en un caso real en el Dpto.
de Lavalleja, donde existía un gran déficit de arcillas para construir el terraplén,
se compensaron las mismas con dicha lámina, y la estabilidad del terraplén está
garantizada, así como la filtración a través del macizo. La filtración existe y es
importante a nivel subsuperficial, pero no afecta en absoluto ni la estabilidad de
la obra en su conjunto ni el objetivo de acumular agua, porque la relación Cuen­
ca/Capacidad del vaso, es muy alta. En el cauce interceptado el caudal de base
del mismo es muy superior a las pérdidas, y por supuesto existe un desagüe
permanente entubado, que asegura dicha evacuación sin riesgos erosivos para
la estructura. En el capítulo 10, acerca de vertederos en las represas, volvere­
mos a referirnos al tema. Por las condiciones fundacionales descritas, el asenta­
miento que sufrió el terraplén al año aproximadamente de finalizada la construc­
ción, fue superior al 5% previsto. Como el desagüe por razones de la dureza del
terreno y razones económicas, no estaba completo, a raíz de violentas lluvias y
viendo el asentamiento mayor al previsto, la terminación de la excavación del
vertedero de emergencia fue tendida por encima del mismo, y actualmente a los
tres años de construida está completamente estabilizada.
En la figura 7.10 se muestra un caso particular de una sección, donde se
incluye el drenaje en la fundación. Es decir, por debajo de una capa impermea­
ble donde apoya la presa, existe un manto arenoso; por tanto, se conectó el
faldón trasero con la capa permeable subyacente, excavando 2 metros, de for­
ma de drenar adecuadamente el faldón trasero, y asegurarse el éxito del funcio­
namiento de la sección compuesta. Este diseño de sección corresponde a la
Presa “Los Arenales” existente en la zona de Tupambaé, construida y funcio­
nando desde hace 19 años.

7.3.8 Protección contra el oleaje


Los taludes de aguas arriba de las presas de tierra, deben protegerse
contra el efecto destructivo de las olas. En efecto, el efecto del oleaje en una
represa es muy destructivo, y el efecto no está relacionado con problemas de
compactación ni tampoco con el tipo de material. Así, hemos comprobado que el
184 7. T E R R A P LE N E S

material arcillo arenoso, es más resistente que un material limoso, pero asimis­
mo, un material GP o GW, grava con piedras, igualmente es muy afectado por el
efecto del oleaje. Tuvimos la oportunidad de observar proyectos ejecutados,
donde en función de materiales GP-GW, se proyectaron taludes húmedos Z =
2,5 , incluso nosotros en área cercana con el mismo tipo de material, no obstan­
te ejecutamos con taludes Z = 3 y el resultado fue el mismo. La protección más
efectiva es el enrocamiento del talud húmedo, colocando las piedras a volteo o
a mano. Otros tipos de protección utilizada ha sido el hormigón, empleando por
ejemplo balasto cemento colocado en bolsas, y realizando un “calce” de las
hiolsas sobre el talud, es una forma efectiva aparentemente, pero más costosa.
Otra forma es el hormigón en forma de losas, aunque en el ámbito agrícola es
prohibitivo económicamente. Existen alternativas de protección, en base a car­
petas asfálticas, también desconocidas en el ámbito agrícola y de dudosa viabi­
lidad.
En algún momento, a nivel predial se manejó la posibilidad de reconstruir
la represa cada 6 a 8 años, antes de gastar en un enrocado. Es decir, existiría un
costo de oportunidad del capital a gastar en el enrocado, guardarlo para el futu­
ro, y gastar en refacciones; o sea, los intereses del capital ahorrado en no gastar
en el enrocado, le permitirían hacer la reconstrucción. Desde el punto de vista
económico parece muy sencillo y las cuentas aparecen muy claras. Sin embar­
go, por experiencia, el autor señala, que no siempre es posible o es tan sencillo,
reconstruir una presa para embalse, para dejarla como cuando recién se finalizó
por primera vez; problemas de préstamos de tierra adecuados pueden ser un
factor importante y a veces otros vinculados con el obrador. Además los costos,
o los costos para realizar el trabajo bien, seguramente, requieran ahora si de la
participación de un bulldozer, por ejemplo, para procederá los cortes verticales
del terraplén erosionado y hacer una buena reconstrucción del talud húmedo
con las traillas.
En conclusión, consideramos que el enrocado es la alternativa más viable
y recomendable técnicamente. Existen descripciones en E.U.A., de obras de
almacenamiento y regulación para distritos de riego, que a pesar de tener un
costo significativo, fue la solución técnica preferible. Para el autor es la solución
por lejos que da mejores resultados y está comprobado empíricamente también,
en el Uruguay y el Sur del Brasil (Rio Grande del Sur, RS).
\t. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 185

7.4 ANÁLISIS DE LA FILTRACIÓN

7.4.1 Generalidades.
El flujo de agua a través de los poros del terreno, es en general un proceso
imperceptible, tal vez por ello estos temas se relegan a un punto de importancia
secundarla en el campo de la hidráulica. Como el tema está Inherentemente liga­
do a los suelos, los conceptos de las aguas subterráneas también se consideran
en el campo de la mecánica de suelos. El movimiento del agua a través de los
poros del terreno controla a menudo el funcionamiento seguro y apropiado de las
obras de tierra y de las estructuras hidráulicas.

Muchas veces los efectos de la filtración determinan si una estructura re­


sistirá o fallará, tal como adelantamos comentarios en el capítulo anterior. En
éste subtema, dentro de la problemática del diseño de los terraplenes para em-
oalse, se explican los conceptos fundamentales de la filtración.

7.4.2 Permeabilidad
A fines del siglo XIX, Henri Darcy un experto francés en suministro de
aguas, explicó el comportamiento hidráulico de los filtros de arena. Estableció
que el gasto de un filtro de arena de superficie A y espesor L. es proporcional a
a pérdida de energía h que ocurre a través del filtro. La figura 7.15 muestra la
disposición considerada por Darcy, y la fórmula resultante es

Q/A = k x h/L (7.4)

conde k es una constante de proporcionalidad, coeficiente de permeabilidad,


cue se generalizó subsiguientemente para todos los casos de flujo a través de
materiales porosos en la forma de

Figura 7.15. D ispo sició n del experim ento del filtro de arena de Darcy.
186 7. TE R R A P LE N E S

V - k x Ah/AL (7.7)

que se conoce como Ley de Darcy, donde la constante k es en realidad una


combinación de parámetros físicos relacionados tanto con el fluido como con el
sólido poroso. Este ejemplo, es un ejemplo de flujo confinado.

En términos generales, la completa solución de un problema de filtración


implica, la determinación de los valores de potencial hidráulico en todos los pun­
tos del campo de flujo. Las líneas que conectan todos los puntos de igual poten­
cial se llaman líneas equipotenciales. Uno de los métodos más comunes para
resolver los problemas de filtración, es el trazado de la redes de flujo. Esto Impli­
ca un proceso aproximado, de prueba y error, gráfico, para generar una solución
al valor real del flujo. Como el proceso es complejo y tedioso, su explicación la
consideramos fuera del alcance del texto y optamos por presentar una solución
aproximada y práctica.
En efecto, en la figura 7.16 se muestran diversas situaciones, donde el
campo de flujo no está determinado, sino que es una superficie libre, o una
condición de flujo no confinado. O sea, en el caso de un embalse, existe una
superficie libre (línea de saturación) que separa el campo de flujo de la parte
superior del macizo, que no está saturada. En el caso de un embalse, podemos
resolver aproximadamente el valor del flujo no confinado, utilizando las gráficas4
que se muestran en la figura 7.17. En el caso de una represa, cuando emplea-

Figura 7.16. D iversas situ acion es de flu jo no confinado, embalses, canales con
pérdidas, acuífero libre.

4Harr, M.E. 1962. "Groundwater and Seepage” McGraw-Hill Book Co


M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 187

S olución gen eral para el flu jo b id im e n s io n a l libre a través de m uros


p oroso s. (Fuente: Sim ón, A. H idraúlica Práctica op. cit.)
188 7. TE R R A P LE N E S

mos la sección compuesta, podemos considerar al núcleo como si fuese un muro


vertical y hacer caso omiso al resto de la estructura, debido a su permeabilidad
relativamente alta.
Ejemplo
Consideremos el siguiente caso real, de una presa para riego con una carga
hidráulica máxima de 8 metros y el ancho del muro poroso Igual a L = 16 m. La per­
meabilidad del núcleo es de k = 10~5 cm/seg y asumiendo una altura de agua libre
aguas abajo del muro de 1,0 metro, ¿cuál sería la descarga para una sección del muro
de 250 m de longitud y a qué altura emergería la línea de saturación por encima del
agua libre aguas abajo?
Veamos, los datos son los siguientes: L = 16 m, k = 1CL5 cm/seg, h = 8, ho = 1,
por tanto para entrar en la gráfica, tenemos L/h - 2 y ho/h = 0,13, de donde resultan
aproximadamente S/h = 0,08, de donde S = 0,08 x 8 = 0,64 m; el nivel freático apare­
cerá a + 0,64 por encima del nivel de un metro actual de las aguas, q/kh = 0,23, por
tanto la descarga unitaria q = 0,23 x 10‘5 x 10'2 x 8 m = 1,84 ■ 10-7 m3/s por metro de
ancho, de donde en una franja de 250 m de terraplén de la presa, serán 1,84 ■1CL7 m3/
s x 250 = 4,60 • 10 ~5 m3/seg
El lector puede realizar algunos cálculos adicionales y comprobará que el he­
cho de realizar una represa, por más de que no dejemos obra de toma específica para
dejar circular el llamado “caudal ecológico”, el caudal circulará naturalmente aguas
abajo, y muchas veces será superior, especialmente en cuencas menores a las 500 ha,
a 0,4

l/s/km2 x A c u e n c a x(km27).

7.5 VOLUMETRÍA
En este tema se agrupan dos tipos de volumetrías. Por un lado la referida
a la cubicación del volumen de tierra a mover para realizar determinada estruc­
tura y por otro lado, el volumen de agua que es capaz de retener la estructura en
estudio.

7.5.1 Volumen de tierra


Con relación al volumen de tierra a mover para realizar determinada es­
tructura, hay que tener en cuenta que los terraplenes se pagan a terraplén com­
pactado. Es decir, que no importa el tema del esponjamiento de las tierras al
excavar y las pérdidas de materiales durante el transporte, esos son problemas
del contratista de maquinaria a la hora de presupuestar una obra. El técnico
actuante, como contraparte de un propietario, lo que controlará es la calidad de
la ejecución del trabajo y, entre otras cosas, evaluará las cotas de la estructura y
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 189

su adecuada compactación. Por lo cual el propietario pagará contra ejecución


compactada y aprobada por el Director de Obra, lo cual corresponde a un volu­
men de excavación no clasificada, porque no interesa de donde salió. Lo que
interesa, es que el material sea apropiado para su ubicación en el terraplén de
acuerdo con las especificaciones del proyectista, y el propietario paga por un
precio unitario de material aprobado y compactado en el lugar especificado por
el proyectista.

Demás está decir, que un buen proyecto de represa tendrá en cuenta,


entre otras cosas ya mencionadas, que hay material de préstamo para ejecutar
la obra. Es decir, que el Contratista, si el Proyectista no menciona nada al res­
pecto en su informe, debe asumir y es correcto que así sea, que la obra en
cuestión no tiene limitantes en cuanto a la disponibilidad de material para su
ejecución, como así tampoco problemas de sobretransporte de suelos. Estos
eventuales problemas deben Incluirse necesariamente en la Memoria de la
obra, de lo contrario es una falta del proyecto, por la cual el Contratista puede
tomar medidas contra el Proyectista. Es válido lo mencionado anteriormente, de
que la aceptación “llave en mano” por parte del Contratista, exime al Proyectista
de culpabilidad frente a un eventual litigio, pero igual queda pendiente una baja
calificación técnica de su trabajo profesional.

Para el cálculo del volumen geométrico, se determina el perfil longitudinal


del emplazamiento o del eje de la obra, para luego conformar una serie de pun­
tos, definidos por una progresiva, o distancia acumulada desde un origen arbi­
trario, con su cota correspondiente (ver en Anexos salida de un programa de
ordenador). De esta forma para cada uno de los puntos dentro de un perfil,

Figura 7.18. Ejem plo de volum etría de un s e c to r de un terraplén, con cinco


se ccio ne s transversales igualm ente espaciadas.
190 7. T E R R A P LE N E S

quedan definidas unas alturas de relleno determinadas, que determinan una sec­
ción también determinada en función de la relación de taludes de los lados del
terraplén y del ancho del coronamiento correspondiente.

Véase la figura 7.18 donde se muestran una sucesión de cinco secciones


igualmente distanciadas a 100 metros, A v A2, A3, A4, A5. Para hallar el volumen
compactado geométrico del terraplén entre las secciones A1 y As inclusive, es
necesario averiguar las áreas de las correspondientes secciones Ai, desde i = 1,
. . . . 5. Luego, tomando un área representativa entre dos secciones consecuti­
vas, y multiplicando por la distancia entre las mismas, obtenemos el volumen
parcial entre dos secciones consecutivas. Finalmente, sumando en forma acu­
mulada los volúmenes parciales entre cada una de las secciones, obtenemos el
total acumulado correspondiente a las secciones consideradas.

El Ai de cada sección se halla por el área de un trapecio

Ai (m2) = bh + Z h 2 + Z, (7.8)
12 2 2

donde b y h son el ancho del coronamiento y altura de terraplén en metros, res­


pectivamente, y Zv Z2son la relación de taludes de los lados húmedo y seco,
respectivamente; expresados como cotg del ángulo a de la pared con la horizon­
tal, u n id a d e s de d e sp la z a m ie n to h o riz o n ta l p o r u n id a d ve rtica l. Para calcu­
lar las áreas de las secciones trapezoidales, hasta 6 metros de altura de terra­
plén, el lector puede recurrir a la*tabla en Anexo 2, donde se muestran relacio­
nes equivalentes a la estándar y otras diferentes si considera conveniente eva­
luar taludes más tendidos. La tabla se maneja de la siguiente forma, para un
relleno por ejemplo, de h = 2,5 m, con ancho de coronamiento b = 3 y taludes 3:1
y 2:1, se entra en la fila 2,5 y se busca en la primera columna, correspondiente a
los taludes convencionales, el área de los dos triángulos de la sección, el valor
15,63, al cual hay que sumar el valor que se encuentra en la misma fila y colum­
na correspondiente al ancho de coronamiento de 3 m. que es el valor, 7,50,
(área del rectángulo, 2,5 x 3), por lo cual el área de la sección 15,63 + 7,5 =
23,13 m2.
De lo contrario, mediante la programación en una calculadora programa-
ble de la fórmula 7.8, las cuales son de gran utilidad para el técnico de campo,
que llevará en su bolsillo gran cantidad de información de diverso tipo (topográ­
fica, hidrológica, hidráulica), calculará el área de cualquier tipo de sección con
taludes únicos.
El área representativa entre dos secciones consecutivas, generalmente
se asume como aquella igual al promedio entre ambas. El problema es que
T a b la 7.1 C á lc u lo (leí v o lu m e n de e x c a v a c ió n n o c la sific a d a p a r a u n te rra p lé n d e b - 5
m , Z , = 3, Z = 2.
P ro g resiv a C a ía hi A i(n T ) V. re (tres. Dist. p a rcial Vol. p arcial

0 124 7 0 0 0 ,0 0
1,03 30 31
30 1 2 4 ,3 5 0 ,3 5 2 ,0 6
4 ,1 5 30 125
60 1 2 3 ,8 3 0 ,8 7 6 ,2 4
9 ,0 7 30 27 2
90 1 2 3 ,3 1,4 11,90
1 6 ,6 4 30 49 9
120 12 2 ,6 1 2 ,0 9 2 1 ,3 7
2 8 ,2 6 30 848
150 1 2 1 ,8 2 2 ,8 8 3 5 ,1 4
4 4 ,0 5 30 1322
180 1 2 0 ,9 9 3,71 5 2 ,9 6
6 5 ,7 0 30 1971
210 120,01 4 ,6 9 7 8 ,4 4
9 4 ,7 6 30 2843
240 1 1 8 ,9 6 5 ,7 4 111,07
1 4 3 ,9 6 35 5039
275 1 1 7 ,2 3 7 ,4 7 1 7 6 ,8 5
1 9 0 ,6 9 25 4767
300 116,6 8,1 2 0 4 ,5 3
2 1 5 ,5 0 30 6465
3 30 1 1 6 ,1 3 8 ,5 7 2 2 6 ,4 6
1 9 8 ,7 2 30 5961
360 1 1 7 ,3 7 7 ,3 3 1 7 0 ,9 7
157,01 30 4710
3 90 1 1 8 ,0 7 6 ,6 3 1 4 3 ,0 4
1 3 5 ,0 7 30 4052
420 118,5 6,2 1 2 7 ,1 0
117,41 30 3522
450 1 1 9 ,0 6 5 ,6 4 1 0 7 ,7 2
1 0 2 ,3 8 30 3071
480 1 1 9 ,3 9 5,31 9 7 ,0 4
9 4 ,0 9 30 2823
510 1 1 9 ,5 8 5 ,1 2 9 1 ,1 4
8 6 ,5 2 30 2595
540 1 1 9 ,8 9 4,81 8 1 ,8 9
7 3 ,2 4 30 2197
570 1 2 0 ,5 2 4 ,1 8 6 4 ,5 8
5 6 ,5 8 30 1697
600 1 2 1 ,1 8 3 ,5 2 4 8 ,5 8
4 3 ,4 4 30 1303
630 1 2 1 ,6 6 3 ,0 4 3 8 ,3 0
3 3 ,1 3 30 994
660 12 2 ,2 1 2 ,4 9 2 7 ,9 5
2 5 ,1 3 30 754
690 1 2 2 ,5 5 2 ,1 5 22,31
14,91 60 89 4
7 50 1 2 3 ,7 1 7 ,5
5 ,2 4 90 472
840 1 2 4 ,2 2 0 ,4 8 2 ,9 8
1,90 60 114
900 1 2 4 ,5 5 0 ,1 5 0,81
0,41 34 14
934 1 2 4 ,7 2 0 0
Volumen geométrico 59354
L.Terraplén 934
Despalme cob.vegetal 3092
Dentellón 1479
TOTAL 63925
192 7. T E R R A P LE N E S

cuando una de las mismas tiende a cero, el error en ese sector es del 50%, por
ello la fórmula más precisa para el área representativa, Arep, es la siguiente

Arep= [A; + A i+1 + M 7^ ) ] / 3__________ (7.9) ,

En efecto, la fórmula 7.9 comprende todos los casos, cuando una de las
secciones es cero, estamos frente al problema de determinar el volumen de un
prisma triangular, área de la base por altura dividido por tres.

Ejemplo: Cálculo del volumen geométrico de un terraplén.


En un estudio del perfil longitudinal de la topografía para implantar una presa
para riego de cultivos y forrajes, los resultados se muestran en las progresivas y cotas
que figuran en la tabla 7.1. Sabiendo que el ancho del coronamiento de la presa es de
b = 5 m, la relación de taludes es la clásica de 3:1 y 2:1, para los taludes húmedos y
seco respectivamente, se muestra el cálculo del volumen geométrico del terraplén,
asumiendo un área representativa entre secciones consecutivas, Igual al promedio.

7.5.2Volumen de agua
Para calcular el volumen de agua, en forma precisa, debemos tener la
información de la carta topográfica, procesada en un programa CAD, de donde
se extraen las áreas correspondientes, a las áreas encerradas por cada plano
irregular, definido por el área enterrada entre la curva de nivel correspondiente,
y el eje del terraplén cuyo emplazamiento se está estudiando (fig. 7.19).
Con esta información, se prepara una tabla con las cotas y en la fila co­
rrespondiente se anotan las áreas encerradas por cada cota y el eje del empla-

124
123
122
121
120
119
118
03
117
O
O 116
115
0 2 00 0000 4000000 60000008000000 10000000120000001400000016000000

Volumen en metros cúbicos

Figura 7.19. R elación cota-volum en embalsado. P royecto Presa 2, arroyo «de la


Pedrera».
^ .z o íh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 193

zamiento, y luego a su costado el volumen de agua embalsado hasta la cota


correspondiente. El volumen de agua embalsado a una cota correspondiente,
será el resultado de la suma de una serie de volúmenes parciales.

Para determinar el volumen se tiene en cuenta que la variación de la forma


del terreno es uniforme, y se toma como representativa entre dos consecutivas el
cromedio de ambas. O sea, que si tenemos una serie de áreas A 1 ...................
. An, separadas por una distancia d, el volumen total entre la sección 1 y la
sección n estará dado por la fórmula

V = d ( A + \ ) I 2 + d (A2+A3)/2 +d (A4+A5)/2 + ..........+ d (A n1 +An)/2

=d (A /2 + W ........+ An, + A n/2)

V = d [(A, + An)/2 + A z + A 3 + .......... A J ] __________(7.10)

si término d es la distancia de las curvas de nivel o intervalo vertical


En efecto, el cálculo del volumen se realiza de la forma siguiente:

Cota Area (m2) Volumen (m3)

116 1.155 0
117 7.398 4.727
118 17.190 16.571
119 57.877 54.104
120 130.494 148.290
121 243.297 335.185
122 406.774 660.221
123 594.249 1.160.733
123,5 679.794 1.479.244

De acuerdo con la fórmula 7.10, el volumen total en la cota 123 es igual a

1.155 + 594.249)/2 + 7.398 + 17.190 + 57.877 + 130.494 + 243.297 + 406.774 =


= 1.160.733.
C ‘.P ÍT U L O S .

TAJAMARES
DEAGUADA

8,1 INTRODUCCIÓN
El tajamar es un medio económico para solucionar el problema de abaste­
cimiento de agua para el campo. En efecto, el abastecimiento de agua en el
campo puede tener dos grandes fuentes, el agua subterránea para lo cual hay
que realizar una perforación, instalar una bomba (molino de viento), y un tanque
australiano, o de lo contrario, captar y almacenar las aguas de escorrentía su­
perficial, con un tajamar. Cuando se opta por la solución de agua subterránea,
necesariamente debemos realizar una perforación y colocar una bomba para
extraer y generalmente elevar el agua extraída a un punto conveniente, para
luego distribuirla por gravedad. La bomba en el medio ganadero, es normalmen­
te una bomba de pistón accionada por energía eólica a través del viejo y conoci­
do molino americano. Como el caudal de extracción es muy bajo pero continuo,
es necesario una fuente de almacenamiento superficial, el bien conocido tanque
“australiano”. Si se realizan algunos cálculos, debería aceptar el lector que para
un simple molino americano con una bomba de cilindro de 2,5-3,0 pulgadas de
diámetro, y en las condiciones de viento del país, difícilmente se pueda justificar
196 8. T A J A M A R E S D E A G U A D A

construir un tanque australiano mayora 100-120 m3de agua (11,20-12,20 m de


diámetro). Cuando se dispone de otro tipo de bomba extractara, accionada por
energía eléctrica, por supuesto que las necesidades de almacenamiento disminu­
yen y seguramente no se justifique el tamaño de tanque referido. Haciendo cálcu­
lo de costos, entre perforación, molino y tanque, la fuente de agua subterránea es
más costosa que la solución por construcción de un tajamar de aguada. Tradicio­
nalmente, la relación de costos ha sido aproximadamente de 3:1.

Ahora bien, no siempre es posible construir un tajamar adecuado con bue­


nas características, y tal vez las desventajas inherentes del tajamar en cuanto al
tipo y la calidad del agua se vean acentuadas, y la solución por agua subterránea
se vislumbre como más razonable.
Existe un concepto generalizado acerca del agua de tajamar como no
satisfactoria, hecho muchas veces real, porque los tajamares se construyen de
cualquier forma, no se ajustan a especificaciones mínimas que aseguren agua
en cantidad y calidad. No hay duda, que el agua subterránea resultará general­
mente más palatable para el ganado que el agua de tajamar, por más que la de
este último tenga una buena profundidad. El agua del tajamar casi nunca tendrá
problemas de salinidad o excesos de sales, alcalinidad, el problema será el de la
turbidez. Dicho problema eventualmente se resuelve con sencillos filtros case­
ros en base a pedregullo y arena, confinados en un cilindro de ladrillos, o un
pedazo de geotextil, u otras combinaciones sencillas, muy pocas veces realiza­
das, previos a la construcción de la estructura. Este último aditamento puede ser
fundamental, cuando el tajamar se piensa como una fuente de abastecimiento
de agua extra, para las poblaciones del establecimiento.
En el país, existe un gran porcentaje de tajamares a los cuales el autor los
llamaría “revolcadero de chanchos" o estanques de invierno, y que en los cen­
sos agropecuarios entran en la categoría de tajamar. Decimos estanques de
invierno, porque es seguro que el agua es garantida en esa época, pero cuando
“aprieta la seca”, el tajamar tiende a desaparecer o secarse con una velocidad
asombrosa. En efecto, son estructuras que al menor déficit de precipitaciones, y
si es en época de alta tasa de evapotranspiración (diciembre-enero), la disponi­
bilidad de agua disminuye en forma aceleradísima. Si a dicha situación le agre­
gamos una dotación ganadera importante, el déficit de aguada se hace sentir en
forma muy marcada. Entonces, ante una situación así descrita, el hombre de
campo que visualiza esto, dictamina al tajamar como que es una fuente de agua
sucia y una mala solución. El problema básico es la altura de agua efectiva de
los tajamares y a su vez la capacidad o volumen, que dicha altura representa en
la ubicación topográfica específica.
K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 197

Intentaremos, en esta parte, resumir las características deseables de un


buen tajamar de aguada, a través del manejo y discusión de diferentes conceptos
que se describen a continuación.

8.2 NECESIDADES DE AGUA


Un aspecto fundamental para diseñar correctamente una aguada es co­
nocer o prever cuál será el consumo de agua. La determinación de las necesida­
des de agua de los bovinos, equinos en general y de un animal en particular es
difícil, porque los consumos resultan de la interacción de varios factores. Pero
de todas formas, es posible manejar ciertas cifras orientativas, que permitan
nacer las estimaciones razonables, para calcular la reserva de agua necesaria
de un potrero o un mejoramiento.
El consumo de agua por los'animales depende de varios factores, entre
ios cuales citamos:

- cantidad de materia seca consumida, a mayor consumo de materia seca por


día mayor será el consumo total de agua,
- tipo de alimento: uno con mayor cantidad de proteínas eleva el consumo de
agua debido a la necesidad de eliminar mayor cantidad de urea,
- temperatura ambiente, a altas temperaturas el consumo se eleva en forma
creciente y si está acompañada de una alta humedad, se intensifica aún más
el estrés térmico, porque descienden las pérdidas de calor por evaporación
de agua en piel y pulmones,

- salinidad del agua, el tipo y la cantidad de sales en el agua de bebida, hacen


variar el consumo por cambios en la palatabilidad. En general, las concentra­
ciones salinas altas aumentan el consumo.

Los expertos en nutrición animal establecieron relaciones de consumo de


agua por kilo de materia seca ingerida por animal, en función de la temperatura
media ambiental. Según estas relaciones, se aceptan normalmente, a los efectos
áel diseño de aguadas, estos valores de consumo de agua por cabeza:
- vacuno de carne................................................ ...... .. 50 l/día
- vaca lechera seca............................................. ...... .. 50 l/día
- vaca Helando en producción............................ . 80 l/día
- vaca Jersey en producción............................... .. 60 l/día
- vaca en producción más limpieza/refrigeración .. 130 -150 l/día
i - ovinos................................................. ;.............. . 8 l/día
i - equinos.............................................................. ...... . 45 l/día
j Uso doméstico, bebida, higiene (medio rural).... ..100 -200 l/dia/persona
198 8. TA JA M A R E S D E A G U A D A

Se han colocado los valores de consumo medio para uso humano, porque
puede haber situaciones en que el tajamar funcione como abasteciendo agua
para el establecimiento.

Conociendo las necesidades de agua de los distintos animales, estamos


en condiciones de determinar la capacidad que se requiere para una obra de
captación del escurrlmlento directo. Para ello, es necesario también, tener en
cuenta la receptividad o capacidad de carga del o los potreros a los que servirá
de aguada. También es necesario, definir el período de seca para el cual calcu­
lamos la reserva de agua, considerando suficiente un período de 100 días sin
lluvias que provoquen escorrentía.
Asumiendo como capacidad de carga promedio de un buen campo natura!
1 UG, la necesidad de agua promedio de 1 ha de campo es de 100 día x 50 It/día
= 5.000 It. Por tanto, un potrero con una disponibilidad de forraje como para una
receptividad de 1 UG/ha, demandará si se utiliza en su capacidad 5 m3/ha.

Los tajamares como depósitos de agua en tierra y abiertos, están sujetos


a pérdidas de agua por infiltración en el área del lago y en el terraplén, así como
a pérdidas por evaporación. En estas pequeñas obras de aguada, las pérdidas
por infiltración son del orden de 15-25% de la capacidad máxima de la laguna.
La evaporación que ocurre en el lago depende de varios factores atmosféricos y
en los meses de verano oscila entre 5 a 7 mm/día. Por lo que, de acuerdo con lo
mencionado antes, en un período de seca de 100 días representa una altura de
agua de 0,60 m en promedio. Las pérdidas por evaporación y filtración, en con­
junto, promedian hasta un 50% de la reserva de agua máxima. Quiere decir, que
debemos almacenar una cantidad de agua sensiblemente superior a la capaci­
dad útil para poder compensar las pérdidas.
En resumen, el cálculo de la capacidad máxima de un tajamar se debería
efectuar así: consumo diario por animal, por el número de cabezas a abastecer,
por los días de seca asumidos, más un margen de seguridad para compensar
los arrastres de la erosión en la cuenca vertiente, más las pérdidas por evapora­
ción y filtración del lugar

Vbrut0 = (Consumo/cabeza x N° de cabezas x días de seca x 1,1) + Eo + F (8.1)

donde:
Eo es la evaporación del lago y F la permeabilidad del área del lago.
El consumo diario por animal por el número de cabezas a abastecer durante los
días de seca asumidos, nos proporciona la capacidad útil que debería tener la
reserva. La capacidad máxima de la reserva debe ser por lo menos el doble de la
M. K o o íh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 199

capacidad útil, ya que promedialmente las pérdidas por evaporación (Eo), filtra­
ción (F) y colmatación, son de un « 50% de la capacidad de la reserva total.

8.3 SELECCIÓN DE LA UBICACIÓN


La correcta elección de un lugar para construir el tajamar es muy impor­
tante, siendo necesario recorrer y estudiar las distintas posibilidades antes de
definir una ubicación. Si existe más de una posibilidad que satisface el problema
de aguada, es necesario estudiar cada uno, a los efectos de seleccionar el de
mayor facilidad de ejecución y el más económico.

Desde un punto de vista económico, la ubicación óptima del tajamar es la


que proporciona la máxima cantidad de agua embalsada con relación al volu­
men de tierra movida (excavada y compactada). Un buen sitio a su vez es el que
resulta en una cortina o terraplén corto, donde las pendientes transversales del
terreno son altas, pero la caída o pendiente de la vía de drenaje es baja. En otras
palabras, si para dos metros de altura de agua, si obtengo una “cola de lago” de
120 m y en otro lugar, por ejemplo 200 m, este último tiene una pendiente longi­
tudinal inferior al primero y será un lugar más favorable, desde el punto de vista
del volumen de agua.

De esta forma, mínima longitud de terraplén y mínima pendiente longitudi­


nal de la vía de drenaje, resulta en un tajamar o presa de máxima eficiencia para
_na altura de agua determinada. Además, un sitio así descrito idealmente, mini­
miza el área de lago con aguas poco profundas. Las áreas de lago con aguas
coco profundas no son convenientes, porque favorecen el desarrollo de plantas
acuáticas y algas, que afectan la calidad del agua, incrementan las pérdidas por
evaporación y conducen a formar un hábitat para las nutrias. En términos gene-
-a:es, es desaconsejable las pendientes en las vías de drenaje superiores al 4%.
-ara una altura de agua de 2,5 m en la zona más profunda, si la pendiente
c.igitudinal por donde “corren las aguas de escorrentía” es del 4%, el largo del
escejo de agua no supera los 63 metros.
Por otra parte, las condiciones topográficas deben estar en consonancia
las características del terreno, desde el punto de vista de la conservación
:e agua y la facilidad de la ejecución o viabilidad de la misma.

Otro aspecto a tener en cuenta en la ubicación, es la distancia a recorrer


ios animales y esto es particularmente un problema en la zona norte del
:= s. La distancia máxima a recorrer entre la aguada y los extremos del potrero,
lecenan estar entre 600 y 1.000 metros, dependiendo de la topografía del área. El
e;e::c de la distancia en la aguada es bien observable en las vacas lecheras, ya
200 8. T A JA M A R E S D E A G U A D A

que es más palpable la merma en la producción y especialmente a fines de


primavera y el verano, con la demanda hídrica acentuada, por mayores consumos
de forraje y elevadas temperaturas.

8.4 DISEÑO DEL TAJAMAR


Después de seleccionar el lugar más apropiado y económico para realizar
el tajamar, habrá que examinar las características de la cuenca de drenaje y el
lugar del lago, para proceder al diseño de la presa. Las normas de diseño, utili­
zadas en el medio y prácticamente aprobadas, están tomadas de los criterios
del SCS (actualmente ARS del ÜSDA).
Vale la pena aclarar de que nos referimos siempre, a los tajamares en
terraplén, es decir a depósitos construidos, “cerrando dos colinas” con una cor­
tina de tierra y no en una excavación por debajo del terreno natural, que sería un
tajamar excavado. El tajamar en terraplén, es siempre más económico, porque
la relación agua embalsada a tierra movida es varias veces superior a la unidad.
En cambio en un tajamar excavado, el agua embalsada con relación a la tierra
movida o excavada a lo máximo es igual a la unidad.

8.4.1 Altura de agua


La profundidad de agua o mejor dicho, la altura de agua de un tajamar,
debería ser de un mínimo de 1,8 m hacia el sur del país a 2,0 m en el resto. Si
tenemos en cuenta que la evaporación de un lago es del orden de 5 a 7 mm/día
en promedio, en 100 días de seca o de déficit de precipitaciones representa una
altura de agua de 0,50 a 0,70 m si a esto le agregamos una altura de 0,5 m del
fondo “barroso" con mala calidad de agua, la reserva útil queda en un escaso
metro de agua. Por esta razón es el valor establecido inicialmente.

8.4.2 Capacidad de un tajamar


La capacidad de un reservorio se determina fácilmente y con suficiente
aproximación, conociendo la longitud máxima del lago con relación al centro de
la presa, y sabiendo el ancho máximo de la misma, la cual es igual a la longitud
de la presa

Vm3 = Lm x l m x 0,67 x Hm x 0,43 ( 8.2)


’ ’
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 201

donde:

L es la cola del lago; I es el ancho máximo del lago; H es la altura máxima


de agua (fig. 8.1)

Los números son coeficientes de forma, para determinar el área de espejo


máximo del lago, y el coeficiente para determinar el volumen de un prisma irregu­
lar, podría ser 0,33. En efecto, si el reservorio se aproxima más a un prisma
triangular, el volumen se encuentra multiplicando la base por la altura y dividiendo
por 3, o sea multiplicando por 0,33.

En caso de considerar la necesidad


de algunos puntos auxiliares a cota máxi­
ma del lago, se relevan, se toman las co­
ordenadas polares de los respectivos pun­
tos y luego con las coordenadas de to­
dos los puntos del espejo de agua, se
aplica la fórmula del área en una calcula­
dora programable. Por lo cual, todo se
puede resolver “in situ”. Este es un tema
que lo tratamos más específicamente en
el punto relativo al estudio topográfico.

Por tanto, conociendo el área de la superficie del “espejo de agua” máximo,


el volumen de agua del tajamar

Vm3 =Area espejo. m2 x Hm x 0,43



(8.3)>
v

8.4.3 Estimación de la creciente de diseño


La estimación de la creciente de diseño, a los efectos de determinar las
dimensiones necesarias para el vertedero o desagüe de la pequeña presa, lo
podemos realizar por el método racional, que será la forma más sencilla estando
en el campo.

Dependiendo del borde libre, que será en un máximo de 0,80 m, la carga


hidráulica en el desagüe no podrá superar los 0,40 m. Con esta pauta, se define
el ancho requerido de la salida, recordando que no se trata de diseñar un canal de
desagüe. Es decir, aplicamos la fórmula de vertederos de solera gruesa, donde:
202 8. T A J A M A R E S D E A G U A D A

Q = 1,55 x L x H3/2 (8.4)

Por tanto, se trata de despejar el valor de L, ancho del desagüe, sabiendo


el caudal de crecida de diseño Q y la carga máxima de H = 0,40 m,

L = Q/(1,55 x H3/2) (8.5)

8.4.4 Estudio topográfico


El estudio topográfico se limita a realizar una taquimetría con un nivel de
anteojo, lógicamente, un nivel taquímetro. Un nivel taquímetro, es aquel que
dispone de un círculo graduado, y sería óptimo disponer de un nivel con círculo
de lectura directa de 10 minutos y apreciación al minuto por un nonio óptico.

En realidad, la operación que realiza el técnico es un replanteo “¡n situ” ,


tomando la lectura de los valores angulares y estadimétricos correspondientes
(coordenadas polares), que le permitan calcular los movimientos de tierra que la
obra implica, así como determinar el volumen o capacidad máxima de la peque­
ña estructura de conservación del agua.
De cada uno de los puntos relevados i, las coordenadas parciales desde
la estación son:

x ¡ = D xsin a. (8.5)

Y.I = D x en a (8.6)

siendo d la distancia o radio polar en metros y a es el azimut,


o en el sistema N - E

N = D x en a (8.7)

donde a es el azimut o simplemente Az

E( = D x sin a (8.8)
Los azimut son arbitrarlos, son ángulos horizontales a partir de la ubica­
ción del 0o, en grados sexagesimales, los cuales deben convertirse a decimales
si se utilizan calculadoras programables o simplemente calculadoras de bolsillo.

Estas fórmulas nos sirven para calcular las coordenadas rectangulares de


un punto del plano, en función de las polares correspondientes, tomando el punto
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 203

A donde se ubica el operador como de coordenadas x, y o N/E, de valores (0, 0).

Estas fórmulas, deducidas para un punto i del terreno, situado en el primer


cuadrante, son generales, siempre que se cuenten los ángulos a partir del
semieje positivo de las y (eje N-S) y en el sentido de las agujas del reloj, son los
ángulos azimutales.

Las fórmulas nos permiten obtener no solamente los valores absolutos de


las coordenadas rectangulares, sino también sus correspondientes signos, bas­
tando para ello ver el que corresponde a los senos y cosenos de a en los diferen­
tes cuadrantes.

En el primer cuadrante el ángulo a varía de 0o a 90° (sexagesimal), sien­


do para estos valores positivos tanto el seno como el coseno, y resultando, por lo
tanto, ambas coordenadas positivas.
En el segundo cuadrante, a está comprendido entre 90° y 180° siendo
positivos los senos y negativos los cosenos, por lo cual resultarán las abscisas
positivas y negativas las ordenadas.
En el tercer cuadrante, los valores de a oscilan entre 180° y 270°, para
estos valores angulares son negativos los senos y cosenos, por lo cual, siendo
consecuentemente también negativas sus coordenadas.
Por último, en el cuarto cuadrante, los valores de a oscilan entre 270° y
360°, para estos valores son negativos los senos y el coseno es positivo, siendo,
por tanto, las abscisas negativas y las ordenadas positivas.
En la siguiente tabla se muestra un modelo de planilla de taquimetría con
nivel de anteojo, en especial pensada para el replanteo o marcado de tajamares.

1 2 3 4 . 5 6 7 „, 8 9

P u n to Az 1s li Im D c o ta X Y

En la columna 1 se describe el punto; por ejemplo zanja, NR, desagüe,


etcétera. En la columna 2 se anota el azimut del punto relevado. En la columna
2 se anota la lectura en la mira correspondiente al trazo superior. En la columna
- se anota la lectura en la mira correspondiente al trazo inferior. En la columna 5
se anota la lectura correspondiente al trazo central con la burbuja calada, en
204 8. T A J A M A R E S D E A G U A D A

caso de no ser automático el nivel. En la columna 6 se coloca el valor del radio


polar del punto relevado. El lector debe tener en cuenta las distancias D = (Is - II)
100 o (Is - Im) 200. En la columna 7 va la cota del punto, obtenida como HPC
(altura del plano colimador), Im. En las columnas 8 y 9 las coordenadas parciales
desde el punto estacón, expresiones 8.5 a 8.8, según la conveniencia del operador.

Aunque parezca anacrónico, al autor le resultó siempre más ventajoso el


nivel taquímetro manual, ya que en el caso de los tajamares, es frecuente tener
problemas de visual, con arbustos y demás, desnivelando para obtener mejores
lecturas y más confiables en la mira y "calando” la burbuja para la Im. En efecto,
es más confiable tomar la distancia polar con dos lecturas de los trazos extre­
mos, aunque sea con la visual desnivelada, que realizarla con relación al punto
medio y uno de los extremos. Esta operación, sólo es posible con un nivel ma­
nual y no con uno automático. Si bien, hoy en día un nivel manual resultaría más
costoso que uno automático, por problemas tecnológicos y de la globalización,
los fabricantes en la actualidad suministran en forma estándar niveles automáti­
cos. En cambio, la fabricación de niveles manuales es para la categoría de los
instrumentos de alta precisión. Los instrumentos manuales son más rústicos, y
por tanto de mayor durabilidad, en el mercado hay niveles (Kern, Wild, etc.) con
más de 50 años operando sin ningún desperfecto.

Ejemplo 8.1.
Siendo las polares de un punto i levantado desde un nivel taquímetro, d = 285,78
m y a = 132° 28; calcular sus coordenadas rectangulares

Xi = d - sen 132° 28 = 285,78 (+0,7376703) = 210, 81


Y, = d • en 132° 28 = 285,78 (-0,6751612) = -192,95
La planilla mostrada, se resuelve en forma integral con un programa en lenguaje
de máquina de una calculadora programable, en donde también se integran toda la
colección de fórmulas de hidráulica, hidrología, etc., para inmediata disponibilidad en el
medio del campo, en el bolsillo de la camisa (por ejemplo HP 41 CV, HP 42-S, HP 34 ).
Vale la pena recordar que se adopta como convención, que la progresiva
100 m = 1 + 00, o sea 123 m = 1 +23.

Ejemplo 8.2.
Cálculo de movimiento de tierra, comparativo. Sea un tajamar de aguada, para
una invernada intensiva, que alimenta más de un potrero. Asumiendo un perfil como el
indicado en la tabla 8.1, se observa una altura de agua de 3,0 metros, indicando que no
es un tajamar de aguada común. El tamaño de la cuenca y las condiciones del des­
agüe, determinan que un borde libre de 0,70 m es suficiente. La cobertura vegetal es
abundante y hay buena materia orgánica, por lo cual la limpieza se establece en
M . K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 205

Tabla 8.1. Movimiento de tierra comparativo para un tajamar de aguada.

1 2
P u n to s C o ta hi A i ( m 2) A . m e d ia A. re p re s . D is t . p a r c ia l

0+00 23 0,7 3 ,3 3
7 ,8 3 7 ,3 6 12
0+ 12 22 1,7 1 2 ,3 3
19 ,33 18 ,89 22
0+34 21 2 ,7 2 6 ,3 3
3 5 ,8 3 3 5 ,4 36
0+70 20 3,7 4 5 ,3 3
4 5 ,3 3 4 5 ,3 3 15
0+ 85 20 3,7 4 5 ,3 3
3 5 ,8 3 3 5 ,4 9
0+94 21 2 ,7 2 6 ,3 3
19 ,33 18 ,89 31
1+ 25 22 1,7 12,33
7 ,8 3 7 ,3 6 30
1 + 55 23 0 ,7 3 ,3 3

TO TALES 3645 3583 155

0,20 m, y se exige una zanja de anclaje y de retención de filtraciones subsuperflclales,


con 0,5 m de profundidad. Se muestra el cálculo del área representativa entre dos
secciones consecutivas, tomando en un caso la media (1), y en otro caso (2), aplican­
do la fórmula general (8.9), válida para cualquier situación, que dice:

El ancho del coronamiento de los tajamares tiene un mínimo de 2,5 m, que es


además el ancho necesario para pasar con una trailla (“scraper”), en la ejecución del
mismo, aunque en general b = 3,0 metros. Las relaciones de taludes se toman Z = 3
oara el talud húmedo y Z = 2 para el talud seco.
Como puede observarse, la fórmula del área media siempre genera valores
mayores que el cálculo con la fórmula 8.9 que es más precisa, pero la diferencia en
este caso particular es de apenas un 2% (3645 m3/3583 m3) y generalmente la dife­
rencia no es superior al 3%.
El volumen de excavación no clasificada correspondiente al despalme de la
cobertura vegetal, removiendo ésta del terraplén, se calcula rápidamente como (14 m
ancho x 76 m x 0,67) x 2 x 0,20 = 294 m3, donde 76 m es la mitad del terraplén, 0,67
es un coeficiente de forma para aproximar el cálculo de área, por ello luego el valor 2
.. 0,20 m es la profundidad del corte o “destape” a realizar. Si la mitad de esta limpieza
se incorpora en el terraplén, hacia la parte trasera del talud para favorecer el
encespado y recubrimiento vegetal, el valor a agregar al volumen geométrico del
206 8. T A JA M A R E S D E A G U A D A

terraplén compactado de 3.600 m3, es tan sólo 150 m3. Si el proyecto establecía la
necesidad de una zanja antiflltrante y de anclaje, la base mínima es de 2,5 m (ancho
de “trailla” ) y a nivel de terreno natural 4,0 m (dos pasadas de “trailla”), como la
profundidad es de 0,50, resulta

[(4+2,5)/2] x 0,50 =1,63 m2


de donde 1,63 m2 x 113 m = 184 m3. ¡De donde surge el valor 113 m!

Observe el lector que, como señaláramos, resulta conveniente esta medida


cuando la carga de agua supera los dos metros (125 - 12).

En resumen, el volumen de excavación no clasificada para la ejecución del refe­


rido tajamar asciende a 3.600 m3 + 150 m3 + 184 m3 = 3.934 m3.
El resultado muestra que estamos frente a un tajamar muy especial. El lector
debe verificar como ejercicio adicional el volumen resultante de un tajamar más con­
vencional con dos metros de agua, en el mismo sitio. En efecto, la longitud total del
terraplén del tajamar en ese caso, seria 113 m (1+25 - 0+12), el borde libre es el
mismo y el ancho del coronamiento, así como los taludes, y el volumen de excavación
no clasificada asciende a 1.680 m3

Los buenos tajamares de aguada, donde se respetan las normas esboza­


das anteriormente, tienen movimientos de tierra que oscilan entre 1.000 a 1.500
m3 de acuerdo con las ubicaciones, en función de la topografía.

8.5 ASPECTOS CONSTRUCTIVOS


Cuando se analiza la factibilidad de construir un tajamar en un determina­
do lugar, junto con las consideraciones manejadas anteriormente, se debe pres­
tar atención a las condiciones de cimentación o fundación de la estructura.

La fundación de un terraplén debe asegurar capacidad de soporte para la


estructura y además la necesaria resistencia al pasaje de agua, para evitar ex­
cesivas filtraciones. Los materiales gruesos, como gravas, arenas y mezclas de
grava-arena, proporcionan un excelente soporte, pero no retienen agua. Para
construir sobre estos materiales, se debe prevenir o disminuir la filtración por
debajo. Se puede optar por una zanja abierta a todo lo largo rellenada luego con
“greda” o arcilla.

Es decir que debemos prestar atención a las características del material


disponible para la ejecución del terraplén, lo que se llama material de préstamo
y los suelos en el área del “sangrador” o desagüe.
La maquinaria ideal de construcción de tajamares de aguada es sin discu­
sión, la trailla agrícola, la cual fue introducida y popularizada en el Uruguay, a
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 207

través del Plan Agropecuario, en la década de 1960-1970. En efecto, como parte


de políticas gubernamentales de la época, en resultado de los planes de subdivi­
sión de potreros y realización de mejoras de campo, ya sea con fertilizaciones,
incorporación de semillas con zapata y/o praderas artificiales, las cuales exigían
en forma imprescindible la disponibilidad de agua, la solución más económica era
el tajamar. Antes de la trailla, la operativa de construir un reservorio de agua
implicaba recurrir a un buldózer y camiones, en cambio, con la trailla los costos
fueron inferiores y también la operativa constructiva notoriamente más sencilla.
En la figura 8.2 se muestra un tractor con un equipo de traillas en tándem, lo cual
implica en cada ciclo un movimiento de 7,2 m3 de tierra, similar a un camión, con
la diferencia que transita por lugares donde ni en “sueños” puede circular el ca­
mión. O sea que con una sola máquina se carga material, se transporta y luego
se tiende, para en sucesivos ciclos de trabajo, el material será compactado con­
venientemente con el tránsito de las traillas cargadas.

Figura 8.2. Situaciones que pueden generar infiltraciones descontroladas.

Las inclinaciones de los taludes se mantienen durante la construcción, por


ejemplo, de la siguiente manera: para cada 0,50 m de relleno sabemos que del
ado seco debemos empezar a echar la nueva tongada de material a (0,50 x 2) -
1.0 m hacia adentro, y del lado mojado del terraplén, donde va a estar el agua
0.50 x 3) -1 ,5 0 m hacia adentro. Antes de adicionar una nueva capa de material,
~ay que asegurarse de pisar adecuadamente la subyacente y tener presente que
conviene colocarla en la parte más baja de la sección que se está construyendo,
o sea aquella parte que necesita más relleno.

Una buena medida antifiltrante en el área del lago, es la pasada cruzada de


a maquinaria con tierra para compactar bien y sellar el área del fondo Por su-
ccesto, que también esto será efectivo, en la medida que exista material fino en
; cho fondo. Una medida general, de buena construcción, es no concentrarse en
208 8. T A JA M A R E S D E A G U A D A

la excavación en una sola zona, sino extender el préstamo lo más parejo y unifor­
me por el área del lago siempre que sea posible y alejado unos 10 metros del pie
del terraplén.

En las figuras siguientes se analizan en forma de resumen, los problemas


y soluciones constructivas exitosas de los tajamares de aguada.

En la figura 8.3 se ven situaciones que pueden generar filtraciones excesi­


vas; en 1 se visualiza el problema de descubrir al hacer excavaciones una capa de
arena o grava por donde se escape el agua almacenada; es una situación muy
común en tajamares realizados con retroexcavadoras. En efecto, generalmente,
el personal se concentra en el préstamo de tierra y profundiza de más, atravesan­
do la capa impermeable y descubriendo capas más permeables. En 2 se aprecia
la problemática de no efectuar una buena limpieza y dentellón para llegar a la
capa impermeable. En 3 se ve el tema de la extracción de tocones, arbustos y
toda vegetación en la zona de asiento del terraplén, en 4 la filtración puede ocurrir
a lo largo de tuberías colocadas debajo del terraplén; en 5 se visualiza la proble­
mática de colocación de materiales inadecuados para contener el agua embalsa­
da; en 6 la filtración puede ocurrir y se da a través de la zona subsuperficial y
puede no afectar la buena conservación del agua en la reserva, y en 7 se muestra
que puede ocurrir filtración incontrolada a lo largo de una tubería de desagüe
principal.

Figura 8.3. Forma de prevenir filtraciones durante la construcción de un terraplén


para embalse.
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 209

En la figura 8.4 se muestra una vista de un tajamar de aguada ajustado en


la capacidad de la cuenca.

Figura 8.4. Tajamar bien ajustado con el tamaño de la cuenca.

En la figura 8.5. se puede apreciar un tajamar de aguada con dos desagües, uno
a cada lado de los extremos del terraplén, y en la figura 8.6. el tajamar anterior
visto desde la cola del lago, donde se aprecia el borde libre del mismo.

Figura 8.5. Tajamar en el basalto


en la zona de Artigas con dos
desagües.

Figura 8.6. El mismo tajamar visto


desde la cola del lago.
210 8. T A JA M A R E S D E A G U A D A

En la figura 8.7. se intenta visualizar el proceso de la verificación de las medidas


de la obra antes de recibirse la misma por parte del propietario.

Figura 8.7. El proceso de verificación de las medidas es


fundamental, previo a recibir el trabajo.

Figura 8.8. Tractor agrícola con traillas entandem trac­


ción simple.
CAPÍTULO 9.

REPRESAS
PARA RIEGO

9.1 INTRODUCCIÓN
9.1.1 Generalidades
En esta introducción, com entarem os una serie de conceptos hidrológicos
ya analizados en térm inos generales al principio del texto, pero con algún ejem ­
plo concreto, para Intentar mostrar al lector la importancia del embalse como
regulador de los escurrimientos, como estructura hidráulica fundamental para el
uso racional y conservacionista del agua.

Las represas para riego recién toman importancia en el Uruguay a partir


de los años 70, y su desarrollo está correlacionado fuertemente con la expan­
sión del cultivo de arroz, siendo este cultivo y el sector arrocero responsables del
impulso del riego y de los embalses en el país.

El área con arroz representa más del 85% del total de área regada en el
Uruguay, cuya fuente de agua es superficial, por tanto, representa un caso en
que un recurso escaso es aprovechado productivamente, porque de lo contrario
escurre por los ríos hacia el océano. En las figuras 9.1 y 9.2 se aprecia una
distribución de las áreas de riego en el Uruguay por sector.
212 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

Figura 9.1. D istribución de


áreas de riego p o r sector.
Fuente de agua: represa.

RIEGO ARROZ;
Fuente de agua: 90 ,7 %
río, arroyo o
pozo. E3 RIEGO ARROZ
□ O.S.E
■ RIEGO OTROS
□ INDUSTRIAL

4 ,7%

0 .4 %
RIEGO OTROS;
4 ,2%

b r e g o arroz

□ O .S.E.
□ INDUSTRIAL
RIEGO ARROZ
□ OTROS USOS
89 ,7 %
■ RIEGO OTROS

RIEGO OTROS
7 ,4 %

OTROS USOS
0 ,8%

Figura 9.2. D estino del agua desde las represas o las tom as directas. Fuente:
Dir. Nac. de H idrografía.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 213

El volumen de las exportaciones de arroz representaba más de un 80%


de la producción nacional. En el año 1995, fue por ejemplo del 85% de la cose­
cha, y en térm inos de valor, el valor de la producción de arroz representó cerca
del 16% del valor bruto de la producción agrícola del país, La cantidad de tone­
ladas cosechadas alcanzó en la década de los 90, las 800.000 tm de arroz cás­
cara, considerando unas 160.000 ha cultivadas, y para fin de siglo XX estuvo en
~ 1:000.000 tm. Es decir, que la expansión del cultivo, analizada gráficamente,
muestra una curva ascendente continua, con un máximo hacia 1999, y abrupta
caída, en razón a la coyuntura internacional principalmente. En efecto, funda­
mentalmente a raíz de una brusca caída de los precios Internacionales, la ecua­
ción económ ica se modificó violentamente, y en el ciclo 2001-2002 el área de
cultivo habría quedado en * 100.000 ha.

Además, en los últimos cinco años del siglo XX, surge otro Incentivo con
un programa gubernam ental (Prenader), que incluía un subsidio mínimo del 30-
35% en el costo de la fuente de agua, cuyo objetivo entre otros, era desarrollar el
riego. Por otra parte, también en los últimos años del siglo XX, a los factores
mencionados, se le agregó una “suerte de psicosis” en el sector agropecuario,
m otivado por el cam bio clim ático (El Niño y La Niña) y la ocurrencia de dos
sequías en un período de 6-7 años. Todo ello, junto a la existencia del programa
de incentivo a la construcción de fuentes de agua artificiales, embalses, con
plazos y condiciones de otorgamiento más favorables que los préstamos banca-
nos, y especialm ente con el subsidio del 30 al 55%, impulsaron sostenidamente
la creación de fuentes de agua artificiales, también para otros cultivos. Obsérve­
se la figura 9.3 donde se aprecia el volumen embalsado por zafra, y el escalón
de la gráfica en el 97-98.

Figura 9.3. D esarrollo de los em balses p o r zafra. Fuente: Dir. Nac. de H idrografía.
9. R E P R E S A S PARA RIEG O
Figura 9.4. Caudales m edios del rio Yi (1980-93) (Puente Carretero Ruta 5).

1
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 215

9.1.2 Recursos hidrológicos


Los recursos hídricos en la generalidad del territorio nacional, son abun­
dantes en cuanto a su cantidad, sin embargo el hidrograma de una cuenca en
particular, acusará la desigual distribución de los escurrimientos. Es decir, que el
problema radica en la desigual y variable distribución de las precipitaciones y por
tanto en los escurrim ientos de las vías de drenaje. Todo lo cual conlleva a una
variable y aleatoria recarga de acuíferos regionales y zonales y a un caudal de
base de los cursos de agua muy variable y de caudales que a veces tienden a
cero, caso de cuencas en el basalto y también en función lógicamente del tam a­
ño de las cuencas.

En efecto, el caudal de base es el caudal de agua que escurre por la


sección de una vía de drenaje luego de un período prolongado de ausencia de
precipitaciones, en general, cuanto mayor es la permeabilidad de las tierras en
una cuenca, menor es el escurrim iento directo y tiende a aumentar el flujo o
caudal de base. El cam bio en el uso del suelo de una cuenca, tiene influencias
en los componentes del escurrimiento, analizando más adelante el impacto pro­
bable de la forestación en el mismo.

Una observación natural resulta en los datos de caudales que se obtienen


en el viejo puente de la ruta 5, sobre el río Y í, para el cual queda determinada
una cuenca hidrográfica de 8.750 km2.

La información sumaria para un período largo (1980-1993) a paso men-


^acn'err rrrlíse y pcri cr vcribrw rrreuHjs y rmíriirrus se aprecia en \'a figura ¿T.4‘.

9.1.3 Recursos hídricos superficiales


Para analizar los recursos hídricos superficiales potenciales, podemos
recurrir a registros de caudal sobre el Yí, por ejemplo, o a modelos de escurri-
miento donde introducimos valores de precipitación, potencial hidrológico de los
suelos, uso de los m ismos para obtener estimaciones de escurrim iento expre­
sada en lámina equivalente.

En efecto, una form a más descriptiva del potencial de escurrimiento di­


recto, es expresar los volúm enes de agua en altura de lámina equivalente (ver la
figura 9.5 para relacionar, más directamente con los valores de precipitación
mensual y anual). Los referidos caudales siguen la variabilidad de la precipita­
ción en el mismo período de tiempo, por lo cual el régimen de escurrimiento de
las vías de drenaje del país acompañan las variaciones en el régimen de lluvias
en las respectivas cuencas.
2 1 6
9. R E P R E S A S PARA RIEG O
MESES

Figura 9.5. C audales en el río C ebollatí (1982-1993).


M . K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S
ESCURRIMIENTO mm

Figura 9.6. Lámina media de escurrimiento, ño Yí en ruta 5 (88-90). i


218 9. R E P R E S A S PARA RIEGO

En la figura 9.6 se puede visualizar la distribución en un año medio del


escurrimiento.

El valor medio de escurrim iento total del río Yí en el punto señalado, ex­
presado en altura de lámina equivalente, alcanza a los 425 mm anuales, valor
aproxim adamente coincidente con el escurrimiento anual de una hectárea bajo
campo natural, al realizar un balance hídrlco aplicando el modelo del número de
curva, para conocer el potencial de escurrim iento de una determinada cuenca.

En efecto, realizando el balance hídrico superficial mediante el modelo del


número de curva CN, asumiendo que los suelos de la cuenca fueran clasifica­
dos como del tipo C y D, con potencial medio a alto de escurrimiento; y por otra
parte, de acuerdo con el uso actual de los suelos de las cuencas, se adoptó el
coeficiente suelo-cobertura C N 2 = 78 para la condición hidrológica II o normal,
para la condición seca el CN equivalente CN1 = 60, que corresponde a una pas­
tura natural.

Aplicando el modelo del número de curva a las precipitaciones mensuales


medias (mm) de acuerdo con la Dirección Nacional de Metereología para el
período 1914-1985, resulta un escurrim iento directo de

Mes Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Set O ct Nov Dic Total

P 98 91 108 98 95 106 90 91 99 92 81 76 1.125


Q 18 14,4 53 45 43 51 39 40 46 40 11 8,4 409

Resulta entonces que, en cinco de cada diez años por lo menos el volu­
men de escurrim iento directo que se genera en dichas condiciones de uso, as­
ciende a

409 mm x 10 m 3/m m /ha =4.090 m3/ha (9.1)

De acuerdo con el uso potencial en otras áreas del Departamento, por


ejemplo en áreas de prioridad forestal, con suelos en las cuencas con potencial
de escurrim iento moderado a moderadamente alto potencial de escurrimiento
(B y C), se adoptó el coeficiente suelo-cobertura CN2 = 65 para la condición
hidrológica II o normal, para la condición hidrológica seca I, el CN equivalente
CN1 = 46, de acuerdo con la fórm ula de conversión1

20 (1 0 0 - C N .
CN, = C N , ----------------- (9.2)
1 2 100 - C N , + exp [(2,533 0,0636 (1 0 0 - C N ,) ]

’Singh, Vijay P., 1995. “Computer Models of Watershed Hydrology" In Chap. 25 The EPIC Model
pp. 911. W ater Resources Publications.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 219

Aplicando el modelo del número de curva a las precipitaciones mensua­


les medias en mm de acuerdo con la Dirección Nacional de Metereología para el
período 1914-1985, resulta un escurrim iento directo de

Mes Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Set Oct Nov Dic Total

P 98 91 108 98 95 106 90 91 99 92 81 76 1.125


Q 4 4 3 30 24 22 29 20 20 25 21 15 1 214

Resulta entonces que, en cinco de cada diez años por lo menos el volu­
men de escurrimiento directo que se genera en dichas condiciones de uso, as­
ciende a

214 mm x 10 m3/m m /ha = 2.140 m3/ha (9.3)

En conclusión de acuerdo con el modelo del número de curva, el uso


forestal de las tierras, disminuye el potencial de escurrim iento directo en un *
50%, si fuese aplicado a la totalidad de una cuenca.

Para analizar el impacto de la forestación en los caudales de descarga


máximos, podríamos utilizar el modelo Número de Curva en2 dicha cuenca con
una hipótesis teórica, en la cual el total de la cuenca cambiará de un uso pastoril
a forestal. La salida de dicha hipótesis en una simple “corrida” , con el método de
máxima descarga , permite apreciar la influencia en la reducción de los caudales
de crecidas, por el efecto de la forestación, determinando un aumento en el flujo
de base.

En efecto, observando los valores de escurrimiento (runoff) para un perío­


do de retorno de T = 2 años, resulta 1,57 in, campo natural, contra 0,75 in en
cuenca forestada, una reducción del orden de 50% como señaláramos anterior­
mente. Sin embargo, para períodos de retorno o frecuencias mayores, por ejem ­
plo, 100 años, resulta 5,60 in en cam po natural contra 3,98 in en cuenca
forestada, el impacto sobre el volumen de escurrimiento de la creciente, resulta
en una reducción sólo del orden de 30%.

Por otra parte, la descarga máxima unitaria específica (cfs/sqmi/in) se


reduce sólo en un 10% por el efecto del cambio en el uso, manejo y cobertura de
la cuenca, de acuerdo con el modelo, confirmando el efecto conceptual acepta­
do en general, con relación al efecto de la forestación sobre el régimen de escu­
rrimiento de una cuenca.

El modelo estaría siendo aplicado en forma inapropiada (tamaño de cuen­

2So¡l Conservation Service, 1986. Urban Hydrology for Small Watersheds. Technical Release N°
55 (2nd Edition) USDA, U.S.Government Printing Office.
220 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

ca excesivo), no siendo realistas los valores de m áxim a descarga (peak


discharge), pero de todas form as permite visualizar en términos relativos el
efecto diferente sobre los escurrimientos, para eventos de precipitación de dife­
rente período de retorno.

Mediante análisis de caudales realizado en forma similar, con modelos


más adecuados a las cuencas, se puede visualizar que desde el punto de vista
de la conservación de los recursos hídricos, es un ideal, la regularización de
caudales mediante el represam iento o construcción de represas.

La forestación, aprovechando las tierras aptas existentes, sería una pro­


puesta interesante, desde el punto de vista del aprovechamiento conservacio­
nista de los recursos hídricos potenciales, que favorecería el mejoramiento de
los caudales de base de los afluentes y en general, del rio Yí, aunque habría una
influencia máxima del orden del 10% de la cuenca a nivel del citado “puente
viejo” de la Ruta 5.

Con estos ejemplos deseam os exponer el concepto de que el uso y ma­


nejo de los suelos en una cuenca, no tienen un efecto dramático en la reducción
de caudales de crecientes, sino que es aceptado que la única form a de modifi­
car éstos en form a sustantiva, es mediante obras de ingeniería hidráulica, como
por ejemplo los diques y las represas. Por supuesto, que en general, la represa
es una medida más conservacionista, y demás está decir que el autor así lo
entiende, con total convencimiento, que propende a la conservación del recurso
hídrico. Las afirm aciones anteriores no son caprichosas sino que por lo contra­
rio son constatables y dem ostrables cuantitativamente, por supuesto echando
mano de los modelos e información experimental. Ahora bien, éstas son demos­
traciones no imprescindibles de realizar en medio local, porque la hidrología e
hidráulica agrícola no son tan exclusivas como eso, y son válidas verificaciones
en otras partes del planeta con clim as y geomorfología similar.

En otras partes del mundo (ver figs. 9.7 y 9.8) se han utilizado presas tipo
bolsa (sack dams) realizadas en caucho con materiales sintéticos, cuyo efecto
es la regularización de los caudales de los ríos para propender a la disminución
de la pendiente del río y aum entar la conservación del agua. Son obras que
tienen comparativam ente costos menores que una presa de material con com ­
puertas.

Veamos ahora, la evolución de la construcción de las represas en el Uru­


guay. Las tierras para el cultivo del arroz en el país son relativamente abundan­
tes, pero su ubicación es cada vez más lejos de las fuentes de agua, cursos
naturales permanentes, por lo cual, se fueron creando problemas de costos cre­
cientes, que están en la base del impulso a la construcción de represas para
M . K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 221

Figura 9.7. Represa infiable sobre un río en la R epública de E slovenia (ex-


Yugoslavia) para reg u la r caudales.

Figura 9.8. Forma de anclaje de una presa inflable.


222 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

riego, por gravedad fundamentalmente; este impulso se verifica especialmente


a partir de la década de los setenta. En efecto, antes del año 1970, el riego a
partir de represas era nulo, en el año 1982 ya existían cerca de 50 represas para
riego del arroz, alcanzando en esa época el agua embalsada en represas, un
30% del total de agua consumida, estimándose en 300 x 10® m3 (12.500 m3/ha x
24.000 ha). A fines del siglo, el agua de las represas alcanzaba aproxim ada­
mente un 50% del total de agua utilizada en el sector arrocero.

De acuerdo con la Dirección de Hidrografía, hasta el año 1993 se habían


construido 161 represas, de las cuales 115 se podrían clasificar como pequeñas
(con una capacidad media de 1,4 x 106 m3) y 46 como medianas (con una capa­
cidad media de 2,3 x 10® m3), hay un número mayor de embalses pequeños y
m edianos que escapan el control de la DNH porque fueron realizados sin crédi­
to. Una estadística de los recursos hídricos disponibles para el riego a fin de
siglo en el Uruguay, se puede ver en los gráficos de las figuras 9.3 y 9.9.

Las represas construidas en el sector arrocero, son en general de tamaño


mediano o pequeño, con un rango de capacidad de riego de, 200 a 2.500 ha por
represa en el 95% de los casos, siendo el valor promedio de unas 350 ha rega­
das por represa3. Sin embargo, la distribución por tamaño, a ju ic io de experto,
seguram ente si se realizara un análisis, mostraría una gran asimetría a la dere-

3Rovella, D. et al. "Las represas en el riego del arroz” Revista Arroz. Montevideo, 3a época, (1):23-
27,1982.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 223

cha y posiblemente el tam año mediano, estaría en cerca de 250 ha regadas por
represa. Para el autor, serían represas pequeñas aquellas cuyo volumen < 1,5 x
106 m3, medianas < 5,0 x 106 m3 y grandes cuando superan este último rango de
volumen.

9.1.4 Recursos hídricos subterráneos


Los recursos hídricos subterráneos en términos generales, son relativa­
mente más limitados que los recursos hídricos superficiales. Esta afirmación se
realiza en prim er lugar con conocim ientos generales de hidrología, luego de la
observación de una carta o fotografías aéreas de diferentes cuencas o en parti­
cular una carta general del país, donde se observa una buena densidad de vías
de drenaje, la relativa imperm eabilidad de los suelos, o sea grupo hidrológico de
suelos con moderada abaja capacidad de infiltración, medio y alto potencial de
escurrimiento, lo cual determina altos escurrimientos y bajas recargas. La densi­
dad del drenaje de las diferentes cuencas del país, el conocimiento de las tierras
y su permeabilidad, el régimen de precipitaciones y su variabilidad junto a las
tasas de evapotranspiración, más el conocimiento empírico de recorrer el país,
permiten establecer “a priori” que los recursos hídricos subterráneos son pobres.

En efecto, en opinión de experto con años de asesoram iento en aguadas,


por las diferentes zonas del país, el agua subterránea ‘'alum brable” permite el
abastecimiento de agua potable a nivel de establecim ientos agropecuarios, be­
bida para el ganado, con fines de uso humano y eventuales riegos muy peque­
ños a nivel familiar. Todo ello, está corroborado a nivel más preciso en la Carta
Hidrogeológica4, y además, como otro dato estadístico, de las 19 capitales de-
oartamentales del Uruguay, 15 de ellas se abastecen por agua superficial. Por
otra parte, lo señalado también está corroborado por las acciones emprendidas
en el sector, con relación a la construcción de fuentes de agua, orientadas hacia
os embalses a nivel predial.

9.1.5 Los problemas de inundación


Los problemas de inundaciones se pueden resolver, en términos genera-
es. mediante medidas de manejo o uso de las tierras en la cuenca o de medidas
oe ingeniería en la cuenca o en las zonas conflictivas.

Las medidas de manejo de suelos, ya fueron analizadas, en el caso espe-

"Z N'AMIGE, 1986. Elementos del Ciclo Hidrológico. Carta Hidrogeológica a Escala 1:2.000.000,
' ’ :".svide o, Uruguay.
224 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

cífico de la forestación, y com o se ha demostrado no tiene prácticamente efecto


o sería despreciable, sobre las crecientes Es tradicional y así se menciona en la
bibliografía sobre el tema, la resolución de estos problemas de inundaciones, a
través de medidas mecánicas o medidas de ingeniería hidráulica, diques, repre­
sas y obras relacionadas. Las medidas de manejo en la cuenca tienen un efecto
a largo plazo, por ejemplo, una forestación en desarrollarse demora unos 10
años, agréguese los efectos en los cambios relativos de los componentes del
escurrlmiento. Por supuesto, que cualquier implementación del desarrollo de
una cuenca, debe estar ¡nterrelacionada, un plan de manejo sustentable de los
suelos se integra com plem entariam ente con un plan de embalses, diques y
cualquier medida de manejo del agua, y no son excluyentes.

El autor se Identifica plenamente con la solución más racional y conserva­


cionista, que es la construcción de represas, y particularmente sería el caso de
grandes represas, tal como se planteaba por ejemplo en el Plan de Desarrollo
de la Cuenca de la Laguna Merim, el sistema del A° Melilla (JUMECAL), etc.

Veamos un caso hipotético, para aclarar conceptos acerca de las peque­


ñas presas en com paración con una represa grande. El lector ya sabe que la
efectividad de una presa para reducir los máximos caudales de descarga de una
cuenca depende de el volumen de almacenamiento temporal en la presa y de la
tasa máxima de descarga en la cuenca. Entonces, por ejemplo, en la figura 9.10
en el caso (a), se esquem atiza una cuenca con un sistema de drenaje, donde se
construyen una serie de estructuras de captación del escurrimiento, las mismas

Figura 9.10. Represas g randes com paradas con las chicas, en el c o n tro l de
avenidas.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 225

son efectivas en reducir las crecientes inmediatamente aguas abajo. Sin em bar­
go, en el punto indicado como A, las represas aguas arriba dejan de tener in­
fluencia en las crecientes aguas abajo del punto de referencia.

En cambio, en el caso b, la construcción de una gran represa de capaci­


dad adecuada, ubicada en A, podría reducir eficazm ente las inundaciones
aguas debajo de A, pero sin embargo, tendría poco efecto en la reducción de las
crecientes en el sistema de drenaje tributario aguas arriba de la presa. Por tanto,
la construcción de una serie de represas aguas arriba de A pueden llegar a
causar una restricción del escurrim iento que afecte a la gran presa en A. En el
caso C se concluye que para reducir efectivamente los problemas de inundacio­
nes en todo el sistema de la cuenca, es necesario una combinación de una gran
presa y una serie de pequeñas represas, para obtener la m ejor conservación de
los recursos hídricos. Por tanto, espero que el ejemplo haya sido explícito, para
com prender que las grandes represas también son necesarias, especialmente
en relación con las inundaciones.

9.2 NECESIDADES DE AGUA


Las necesidades de agua para em balsar en una presa, cuyos fines son el
' ego, se basan en la determinación de los requerimientos hídricos de los culti-
. es. El punto de partida es la demanda de agua por los cultivos, para lo cual, es
■ecesario evaluar la evapotranspiración de referencia ET0 la cual se determina a
" a :ás de la ecuación Penman-Monteith5. Todo esto se puede calcular en forma
~ _ y simplificada y rápida mediante el programa Cropwat, últimamente en su
5 's :ón W indow s6. A todas estas determ inaciones y estimaciones en chacra
: ez erá agregarse los problemas derivados de las pérdidas en conducciones,
ze~z das por evaporación y filtración y la situación de la fuente con relación a la
:e á'ea de riego, para finalm ente llegar a la determinación de necesidad útil de
s e n la fuente.

Supongamos que por las investigaciones de centros experimentales, es-


s: e re - que la necesidad de agua para una hectárea de arroz, se sitúa entre
I n i / 1 2 . 5 0 0 m3 en la fuente de agua, dependiendo de la zona donde se está
.: : a : ; Asumiendo, que estamos en la zona Norte del Uruguay, la necesidad
:z a : , a sería de 12.500 m3

- r 3 Pereira, L. S., Raes, D. & Smith, M. 1998 “Crop Evapotranspiratíon, Guidelines for
~ :. -: water requirements” FAO Irrigation and Drainage Paper N° 56, 300 p.

' : -i 1 S~v:h. M. & Khaled El-Askari. “CropWat for Windows: User Gulde”, Versión 4.2 FAO,/
- : S r-tra m p to n , October, 1998.
226 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

Por tanto, si el deseo del productor individual es realizar una fuente de agua
para 400 ha de arroz, la necesidad de agua útil en la reserva debe ser de 400 x
12.500 = 5:000.000 m3.

Entonces, mediante la carta topográfica o por cálculos preliminares, el pro­


yectista determ inará cuál deberá ser la cota de embalse que satisface aquellos
requerimientos. Las pérdidas por evaporación de un lago se pueden estimar por la
fórmula 9.4, es decir, en función de la evaporación del tanque Clase A

Eo lago 0,70 x Eo tanque A (9.4)

La evaporación de un lago como una represa, es del orden de una altura


o lámina equivalente de 0,40 a 0,50 m en un período de 100 días sin precipita­
ciones o aportes hídrícos.

9.3 SELECCIÓN DE LA UBICACIÓN


La selección de la ubicación de la presa, resulta de una solución de com ­
promiso entre diferentes ideales y situaciones del lugar en estudio. Así, es esen­
cial manejar el potencial hídrico de la cuenca que determina una cierta ubica­
ción, si está en balance con las necesidades de agua, a su vez si esa ubicación
nos convence en cuanto a las condiciones de la fundación, para una buena
implantación y ejecución. Además otro factor de importancia fundamental, es la
posición altimétrica de la reserva con respecto a las tierras a regar, la cantidad
de éstas y la calidad de las mismas, y en definitiva, todos estos factores van a
influir en el análisis económ ico del abastecimiento de agua para el sistema de
riego, que en resumen final, llevaran a aceptar o descartar la ubicación bajo
análisis.

Discutiremos brevemente las diferentes alternativas por las que transita la


selección de una determ inada ubicación para un embalse.

9.3.1 Rendimiento hídrico de la cuenca


El rendimiento hídrico de la cuenca es fundamental para elegir o descar­
tar de plano una determ inada ubicación. En efecto, si se trata de buscar un
em plazamiento para alm acenar 2.000.000 m3 será necesario buscar un em pla­
zam iento que determ ine una cuenca superior a las 800 ha. Del capítulo referen­
te al cálculo de escurrimiento, a través del modelo CN, sabemos que una hectá­
rea de campo genera por lo menos 250 mm de escurrimiento anual. Esto se
basa en el supuesto de que una determinada cota de almacenamiento se obten­
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 227

drá en un año hidrológico, y el autor asume esta hipótesis. Es decir, nadie actuan­
do racionalmente, definirá un ÑAMO de un embalse en una cota que fuese alcan­
zada 1 vez cada cinco años en promedio, por el contrario, en general, el ÑAMO
que se define se debe lograr alcanzar por lo menos en el promedio de los años.
Esta sería la condición de un em balse muy balanceado con la cuenca, con un
vertedero de emergencia que operaría extraordinariamente, y que seguramente no
necesite un desagüe principal. En la medida que la relación cuenca vertiente/
capacidad del vaso aumenta, estam os frente a un embalse con una muy buena
reposición, en el cual el ÑAMO se alcanza todos los años normales. Por ejemplo,
una presa puede evacuar con cierta frecuencia a través del vertedero si la relación
cuenca vertiente/capacidad del vaso > 1,8 . En cambio, si la relación cuenca
vertiente/capacidad del vaso > 3 seguramente, el vertedero de emergencia requie­
ra el apoyo de un desagüe principal, además de precauciones y cuidados espe­
ciales en el vertedero de emergencia. Estas relaciones no son absolutas sino
muy relativas, ya que al aum entar el tamaño absoluto de la cuenca, o sea esta­
mos hablando de embalses cada vez más importantes, cobra gran vigencia la
necesidad de un vertedero principal. En el capítulo 12 analizaremos con más
detalle el asunto. El ÑAMO, es el nivel de agua máximo en operación, o sea la
cota máxima del embalse normalmente.

9.3.2 Necesidades de agua


Con relación a las necesidades de agua, el asunto está íntimamente ligado
al punto anterior, pero con los siguientes agregados. El tema de la necesidad de
agua y la posibilidad de ubicar en un embalse, aparte de estar relacionado con la
cuenca, está fundamentalmente ligado a la geomorfología y el relieve de la zona.

Aclarem os el punto con un ejemplo, que considero más ilustrativo.

En cierta oportunidad alguien consultó al autor acerca de la posibilidad de


em balsar6.000.000 m3, en un predio de 6.000 a 10.000 ha, en un radio de 100 a
150 km de la ciudad de Colonia, Uruguay, y descontaba que con una sola presa
era posible (¡los embalse grandes son más económicos, en términos relativos,
que varios pequeños!). La contestación a dicha inquietud fue aproximadamente
a siguiente: “ En térm inos muy generales y de acuerdo con mi experiencia, y en
carticular con el conocim iento de la zona Norte del Dpto. de Colonia, topografía
general de la zona, condiciones geotécnicas, características de permeabilidad
~atura!, etc., creo que es muy difícil sino imposible almacenar en un solo em bal­
se el volumen requerido. El requerimiento de 6.000.000 m3 necesita repartirse
r " tres o cuatro embalses de una profundidad media del orden de 5-6 metros,
: : n espejos de agua o lagos de 60-70 ha cada uno. Por tanto, ese perímetro
228 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

urbano o territorio a proyectar y desarrollar de 6.000 a 10.000 ha tendría supues­


tamente un área de lagos artificiales del orden de unas 300 ha, cubiertas con el
agua pluvial em balsada” . Es decir, que el relieve de un área, con laderas cortas
y convexas, determina que con 6-7 metros de carga de agua los espejos de
agua no son muy grandes relativamente, la permeabilidad de las fundaciones
para cargas de agua mayores crean problemas, dificultades mayores y mayores
costos para solucionarlas. En cambio, si ese mismo volumen de agua se trata
de em balsar en zonas como cuenca del río Tacuarembó, en áreas arrozables de
Cerro Largo y Treinta y Tres, es fácil de ubicar rápidamente más de una decena
de lugares con esa premisa. Es relativamente sencillo encontrar lugares con 7
metros de carga hidráulica y 250 a 300 ha de espejo, en la cuenca de la Laguna
Merim.

9.3.3 Condiciones de la fundación y


préstamos de tierra
La disponibilidad de áreas de préstamo convenientes y suficientes para el
tipo de obra a realizar es fundam ental para la correcta ubicación de un lugar. Es
claro, que las condiciones de la fundación representan una limitante de gran
importancia, desde el punto de vista físico y también económico; aunque en
definitiva todo es posible en la ingeniería, la limitante es económica. A nivel
agrícola, o con la tecnología de ejecución de las obras agrícolas, que es una
tecnología de bajo costo, que utiliza un mínimo de maquinaria vial, de compacta-
dores viales, de cemento Portland y de geomembranas, el límite físico se mane­
ja y determ ina con los conceptos m anejados en el texto. Es decir, que las condi­
ciones naturales imponen sus límites y el margen de maniobra en el campo
económ ico es muy limitado, salvo que esta tecnología agrícola se utilice en acti­
vidades más rentables que están fuera o más lejos de la producción agrícola .

9.3.4 Disponibilidad de tierras aptas


La disponibilidad de tierras aptas que se puedan alim entar por gravedad,
frente a la misma calidad de tierras pero alimentadas mediante bombeo, pueden
m odificar drásticam ente las condiciones de rentabilidad de un determinado pro­
yecto. El autor, manejándose empíricamente, expresaría a priori que levantes
de más de 10 metros son objetables, ya que resulta difícil realizar un proyecto
viable económ icam ente, con una buena rentabilidad.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 229

Es evidente, que el tema de la viabilidad está ligado al uso de la tierra, pero


en las condiciones de la agropecuaria uruguaya de los últimos 30 años el poder
alim entar el agua para riego por gravedad es el ideal. Saliendo de este óptimo, la
situación empeora exponencialm ente a partir de los 10 m de levante, y natural­
mente cultivos de alto valor como frutales y hortalizas pueden escapar a esta
generalización.

Por otra parte, es absurdo plantear proyectos de fuente de agua en donde las
tierras aptas son escasas En efecto, si no existe un balance entre el potencial de
agua en reserva y el módulo de riego, contabilizando el área para la rotación y buen
manejo agronómico del perímetro de riego, la ubicación debería modificarse.

9.3.5 Análisis económico del abastecimiento de


agua para el sistema
En definitiva, la ubicación del embalse, después de cum plir los conceptos
enumerados en los puntos anteriores, debe pasar el análisis económico de la
relación de costos y beneficios y del tiempo necesario para el repago de la inver­
sión. Por tanto, la selección de la ubicación termina con el resultado de pasar
lista a los puntos m anejados y de que la inversión sea económ icam ente factible.
Esta es la condición normal o común a nivel predial en la agropecuaria nacional,
a veces pueden surgir otras condiciones, por las cuales hay menores restriccio­
nes económicas, por lo cual el tema se resuelve más fácilmente.

9.3.6. Consideraciones finales


Antes de term inar el tema, ubicación de una presa, merece considerarse
una posibilidad que en los últimos 50 años se ha dejado prácticamente en el
olvido, y esa posibilidad es la del uso multipredial del agua. En la época anterior
a la década del 50, en el Uruguay se pensaba, al igual que en los países del
prim er mundo (E.U.A., Canadá) así como en el tercero (Medio Oriente, Asia),
que el agua es un bien social. Es decir, que la tendencia mundial, que considero
es la correcta, es realizar un uso multipredial del agua y generar distritos de
riego. La generación anterior actuaba con buena visión en cuanto al tema del
uso y manejo del agua, sin embargo, en el Uruguay actual y tal vez como resul­
tado de una experiencia mala, a propósito de una gran represa construida en la
época dictatorial de la década de fines del 70 y principios del 80, la sociedad
-ruguaya entró en una suerte de confusión, que ha llevado al país a una política
errónea, a juicio del autor, de impulsar únicamente obras prediales e incluso re­
servas totalmente antieconómícas y técnicamente inconvenientes.
230 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

Esto último es especialmente aplicable a la zona Sur del Uruguay, o apare­


ce más claro a corto plazo, donde se concentra la mayor producción horti-
frutícola. En efecto, consideram os que la mejor forma de mitigar el impacto de la
disminución del escurrlm iento directo, como consecuencia del cambio climático,
y por ende del agua para el riego, sería la construcción de “grandes” obras de
almacenamiento y con propósito múltiple, para un uso multipredial. De acuerdo
con los expertos en meteorología, el cambio climático, en cuanto al Incremento
de la tem peratura es un hecho sin discusión. Está en discusión y polémica si la
precipitación aum entaría o no, pero lo cierto es que hay estudios que dem ues­
tran que independientem ente de lo que suceda con la precipitación (se manten­
ga o aumente) en la región sur del país, sur del río Negro, el agua pasará decidi­
damente a ser un recurso escaso, por el incremento de la evapotranspiración
como resultado del increm ento de la temperatura y la radiación solar. O sea, en
la zona hortícola y frutícola del sur, el agua es actualmente un recurso escaso,
pero la situación se volverá realmente difícil en el futuro, si no se encara el
aprovechamiento m ultipredial de fuentes de agua. La solución de los últimos
años de los depósitos excavados o tajamares excavados no es una solución
eficaz, sino que debe ser apoyada con embalses de relaciones agua/tierra > 20/
1, que regularicen el escurrim iento de cuencas importantes, para utilizar y ma­
nejar en zonas de influencia en épocas de déficit de precipitaciones.

El lector puede trasladarse nuevamente al ítem 9.1.5. para entender que la


solución nacional a los problemas de inundación también están en las represas.

9.4 DISEÑO DE LA PRESA


Después de seleccionar el lugar más apropiado y económico para realizar
la presa, habrá que exam inar las características de la cuenca de drenaje y el
lugar del lago, para proceder al diseño de la presa. Las normas de diseño, utili­
zadas en el medio y prácticam ente aprobadas, están tomadas de los criterios
del SCS y del USBR. En el capítulo 7 ya se han examinado los diferentes crite­
rios para m anejar en un diseño ejecutivo de una obra y la experiencia nacional
acumulada hasta el momento.

9.4.1 Estudio topográfico


El estudio topográfico se limita a realizar una taquimetría con un teodolito,
teodolito con distancióm etro o con una estación total, o en último caso, si los
valores y/o la com plejidad del proyecto lo ameritan, se utilizará el GPS de preci­
sión centimétrica (2-3 cm) en distancias horizontales, por lo cual el error en altura
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 231

será menor al decímetro. Luego de obtenidas las coordenadas de todos los puntos de
interés, se puede construir el plano acotado y posteriormente el de curvas de nivel,
para el estudio de la capacidad de embalse en función de la cota que se fije al máximo
nivel de agua en operación (ÑAMO) y evaluar los costos de volumen de tierra de las
diferentes alternativas. Por supuesto que el estudio topográfico no debe quedar limita­
do al estudio del vaso, sino que el mismo debería extenderse a toda el área de
influencia de la fuente de agua para riego. Está suficientemente demostrado la impor­
tancia de disponer cartas topográficas precisas, para planificar el uso y manejo del
agua, y no proceder “por prueba y error" en la planificación. Es decir, que la planifica­
ción racional del sistema de uso del agua conservada en un embalse, debe realizarse
sobre estas cartas, donde se puede estudiar y analizar previamente, en el gabinete,
la conveniencia o bondades de tal o cual sistema de aducción, la forma de evacuar
excesos, drenar áreas, planificar toda la sistematización, y otras consideraciones
pertinentes. Por tanto, luego del análisis técnico económico de las alternativas, los
replanteos de estructuras y obras, se realizarán exactamente tal cual fueron estudia­
das, como cualquier obra de ingeniería civil, recurriendo a la información digitalizada
(x, y, z) en los planos y cartas correspondientes.

9.4.2 Altura de agua


La profundidad de agua, o mejor dicho, la altura de agua de un embalse,
debería ser aquella que satisfaga los requerimientos de reserva útil que el pro­
yecto de riego necesita. Esta altura de agua deberá estar en concordancia, con
las condiciones de la fundación del vaso y del terraplén, para que la presión
hidráulica no se convierta en un factor de mayores costos.

Veamos la figura 9.11 que representa la gráfica cota-volumen embalsado,


es decir la variación del agua acumulada a medida que aumentamos el nivel del
ÑAMO. Si la necesidad de agua en el emplazamiento es de 6.000.000 m3, bas­
tará verificar que en la cota 140 se obtiene ese volumen. En ese sentido convie­
ne analizar lo que sucede al aum entar las cotas del embalse, de 138 a 140 el A
en volumen es de « 3.000.000 m3, de 140 a 142 el A en volumen es de ~
4.000.000 m3. Esta es una relación o concepto general, por la cual es más efi­
ciente el em balse grande que el chico, claro está que los costos absolutos son
mayores, por el incremento del movimiento de tierra.

9.4.3 Capacidad de una presa


La capacidad de un reservorio se determina fácilm ente y con suficiente
aproximación, para cálculos preliminares, conociendo la longitud máxima del lago
232 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

Figura 9.11. R elación cota-volum en embalsado. P royecto presa arroyo Ceballos.

con relación al centro de la presa, y sabiendo el ancho máximo de la misma, la


cual es igual a la longitud de la presa, aplicando la fórmula 9.5.

De lo contrario, otra forma, estimando el área del espejo de agua, a través


de la digitalización de una carta topográfica de la zona, o una foto controlada con
Información topográfica de campo, sabiendo el área aproximada del espejo

Vm 3 (aprox) = A (ha) x 10.000 (m2/ha) x H (m) x 0,43 (9-5)

donde A es el área del espejo, H es la altura máxima de agua y el número 0,43


es un coeficiente de forma, para determ inar el volumen máximo del lago.

Por supuesto, hay casos, donde el lugar de emplazamiento es un estran-


gulamlento notable, y el ancho m áxim o no coincide con la longitud del terraplén;
por ello, el térm ino área del espejo resuelve este factor de error.

En caso de considerar la necesidad de algunos puntos auxiliares a cota


máxima del lago, se realiza un relevamlento, se toman las coordenadas polares
de los respectivos puntos y luego con las coordenadas de todos los puntos del
espejo de agua, se aplica la fórmula del área en una calculadora programable o se
introducen las coordenadas de los puntos relevados en un programa CAD.

Cuando los estudios de factibilidad han avanzado suficientemente, la deter­


minación de la volum etría se realiza como se ha especificado en el capítulo 7,
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 233

determinando las áreas encerradas por las diferentes curvas de nivel y el lugar del
emplazamiento de la presa a diseñar. Para ello, se recurre al plano digitalizado y
en el ordenador con un programa CAD, como por ejemplo el IntelliCAD7, obtene­
mos las diferentes áreas para luego calcular el volumen embalsado para cada
cota. En el mercado uruguayo, existe desde hace algunos años, un programa de
topografía, de origen nacional TopoCad8, de gran aceptación, que actualmente
está en vías de lanzarse en una nueva versión mejorada y ampliada, con el referido
soporte CAD bajo el nombre TopoStudio. Este software de ordenador, trabaja tam­
bién con un programa totalm ente autom atizado9, para generar curvas de nivel e
información volumétrica de perfiles longitudinales y el resultante de comparación
de superficies10.

La capacidad útil de una presa se calcula generalmente, asumiendo una


cierta sequía hidrológica o un déficit de precipitación dado, y se determina en la
curva volumétrica cuánto representa esa disminución de aportes eventual, y por
tanto el saldo de reserva en el embalse, en función de la demanda volumétrica
por hectárea, determ inará la capacidad de riego de la presa.

9.4.4 Estimación de la creciente de diseño


La estimación de la creciente de diseño, a los efectos de determ inar las
dimensiones necesarias para el vertedero o desagüe de la presa, la podemos
realizar por el método racional, que será la forma más sencilla y válida siempre
que estamos frente a una cuenca no muy grande. En obras de riego convendrá
utilizar el programa TR-55 para los cálculos de creciente y tránsito de la misma
a través del vertedero, para llegar a las dimensiones más convenientes. En casos
más importantes, el proyectista podrá recurrir a generar un hidrograma sintético
como el del SCS y realizar un tránsito de la creciente por el embalse, mediante
cálculos estandarizados, si no está convencido de los métodos simplificados pre­
sentados en el texto.

Dependiendo del borde libre, que será en un máximo de 1,80 m, la carga


hidráulica en el desagüe no podrá superar los 0,70 - 0,80 m, sin prescindir de

IntelliC A D , IntelliC A D Prem ium Edition V .32001/2002, CAD M an u fa ctu rin g S olutio ns.
wwwdntelliCad.com

•TOPOCAD 1996. Acquistapace A. yAcevedo Richero, H., Montevideo, Uruguay.

:LI Contour 1995. The next Generation of Contouring Software.AB Consulting Co., Inc, Lincoln,
Nebraska, USA.

' :PROFILER 1995. Professional Software for Topographical Analysis. AB Consulting Co, Inc,
Lincoln, Nebraska, USA.
234 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

estructuras de hormigón o piedras naturales rejuntadas con arena y cemento


Portland, para am ortiguar los efectos de la velocidad del agua en su pasaje por
la sección de control. Con esta pauta se define el ancho requerido de la salida,
recordando que no se trata de diseñar un canal de desagüe. Es decir, aplicamos
la fórmula de vertederos, que en estas obras agrícolas el coeficiente C puede
adoptar el valor 1,72,

Q = 1,71 X L x H3/2 (9.6)

donde L longitud de la solera en metros y H es la carga hidráulica en metros, Q es


el caudal de descarga en m3/seg.

El tema de la carga H debe considerarse en función del tránsito de la cre­


ciente, es decir, en función del área del espejo de agua de la estructura cuyo
desagüe queremos diseñar, y el Q que se debe manejar, es el resultante del
tránsito mencionado.

9.4.5 Ubicación del vertedero


El brazo o "bigote” que conduce ef agua de desagüe en ocasión de lluvias
intensas, hacia aguas abajo del reservorio se marca con una pendiente cero o a
nivel, para evitar problemas erosivos en el vertedero (fig. 9.12).

9.5 ASPECTOS CONSTRUCTIVOS


9.5.1 Maquinaria para la construcción
Un elemento clave en el ejercicio de construcción de represas y em bal­
ses, fue la introducción por parte del “viejo” Plan Agropecuario, por 1966, de una
m aquinaria prácticamente desconocida en el país hasta entonces, que fue la
trailla agrícola. Anteriormente, el proceso de construcción de embalses se enca­
raba con bulldozers (figs. 9.13 y 9.14) y otra maquinaria vial, pala cargadora y
camiones, encareciendo los costos y en cierta medida complicando el proceso
de construcción de reservas. La trailla vial es una máquina que se carga empujada
por un bulldozer; existen también traillas autopropulsadas, pero cuando esta ma­
quinaria la vamos a usar en el agro, no compite en precios y tampoco en presta­
ciones. Pero la “cacam ba”, como se la llama en portugués a la trailla, originada en
el Brasil como adaptación a su medio de la trailla normal de tiro americana, fue
difundida en forma masiva a partir de aquella época. En efecto, a raíz de la difusión
del llamado “modelo neocelandés” de mejoramiento de pasturas, se creaba una
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 235

Figura 9.12. U bicación de un vertedero de em ergencia con 2,8 m de excavación


m áxim a y pen dien te cero.

Figura 9.13. B u lld o z e r sobre


cadenas con a ccio n a m ie n to
h id rá u lico de la cuchilla.

Figura 9.14. B ulldozers trabajan­


do en ejecución de un canal de
pradera.
236 9. R E P R E S A S P A R A RIEG O

necesidad de aguadas artificiales con la subdivisión de los potreros, y los


tajam ares eran y son la solución más económica. Incluso más de una industria
local se desarrolló a partir de la introducción de esta máquina de movimiento de
tierra, en localidades como J. P. Varela (Dpto. de Lavalleja) y Young (Dpto. de Rio
Negro).

Las traillas normales (fig. 9.15) exigían gran potencia, por tener capacida­
des del orden de los 7 m3 como mínimo. En cambio la trailla agrícola, común, es
una máquina generalm ente de unos 3,6 m3, con la posibilidad de colocar en tán­
dem, utilizando un único tractor de 90-100 HP tracción sencilla (fig. 9.16). Por
tanto, con un tractor agrícola sencillo se podía cargar, transportar y tender en
una operación 7,0-8,0 m3 de tierra (con algún artificio), con mayor agilidad y
economía, bajando los costos y sim plificando en gran forma la operativa del
movimiento de tierra. Hay que tener en cuenta que al trabajar en tándem, las
traillas se cargan en orden, por lo cual el esfuerzo de tiro es diferente que para una

Figura 9.16. Trailla agrícola en tándem de 3,6 m 3 cada uno con tra c to r CBT 2100
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 237

trailla grande. Tractores y maquinaria, fabricada en el Brasil, originados del anti­


guo Oliver (lowa, E.U.A.), en la década de 1950, como el CBT 1090 y CBT 2100
(125 HP), de tracción sencilla, por su robustez, mecánica elemental y economía de
mantenimiento y operación, fueron los “pioneros" de la construcción y el movimiento
de tierra para represas, junto a las traillas de las marcas Madal, Grosspal y Tatú.

En la figura 9.17 se muestra un corte de una mototraílla con elevadores y


en la figura 9.18, una trailla Rome, de 7 m3, que normalmente está colocada en
tándem y exige una potencia de 140 HP con tractores con doble rueda; por tanto,
éstas movilizan el doble de tierra que las comunes. En los últimos años, en el
sector de construcción de represas aparecieron estas máquinas grandes, que

Figura 9.17. M ototraílla con elevador Le Tourneau-Hancock.

Figura 9.18. Trailla Rome de 7 m 3 de capacidad


238 9. R E P R E S A S PARA RIEG O

tienen ciertas limitaciones, con las características de la ubicación y el lugar del


emplazamiento.

En conclusión, la maquinaria de construcción de los embalses agrícolas


está formada por equipos de traillas y eventualmente es necesario la retroexcava-
dora, para trabajos de sustituciones, en los zánjeos del cauce del arroyo que se
intercepta, colocación de drenes, la excavación del vertedero y de la obra de toma.

Figura 9.19. T ractor M uller con tándem Rome de 7 m3 cada uno


operando en la zona basáltica.

9.5.2 Replanteo del terraplén


Para replantear el obrador, es necesario materializar el borde de la presa o
vista en planta de la misma sobre el terreno. Primero habrá que materializare! eje
o los ejes de la presa, para luego por ejemplo, a cada metro de desnivel colocar
estacas centrales. Por tanto, a cada lado de estas estacas centrales, cuya altura
de relleno se conoce, habrá que m arcar aguas abajo y aguas arriba, el borde del
terraplén, de tal forma de poder ejecutar las pendientes de los taludes previstos en
el proyecto. Como a menudo es insuficiente la compactación sobre los bordes
exteriores de las capas compactadas, es de buena práctica ejecutar la presa con
un ancho ligeramente superior al del proyecto (0,30 a 0,50) para refinar o «peinar»
los paramentos. Por tanto, este punto debe tenerse en cuenta a la hora del replanteo
de la obra, y agregar digamos 0,30 m a todas las distancias teóricas calculadas.

Así, por ejemplo, si una estaca central del eje, nos marca un relleno de 7,8
m, para una presa de b = 5,0 m y taludes 3:1 y 2:1, el ancho a cada lado a partir
del eje central será:

aguas arriba 3 x 7,9 + 2,5 + 0,3 = 26,20 m


aguas abajo 2 x 7,8 + 2,5 + 0,3 = 18,40 m
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 239

9.5.3 Derivación de las aguas


Es recomendable realizar la excavación de la zona del vertedero de em er­
gencia cuanto antes de iniciar las obras de movimiento de suelos. Cuando se
procede a realizar la preparación de la fundación, limpiando la cobertura vegetal,
retirando todo tipo de arbustos y árboles, es conveniente ordenar el flujo de agua
existente y eventual. Es decir, hay que prever realizar una zanja de servicio, el
propio cauce m ejorado para evitar el ascenso de aguas en ocasión de lluvias,
antes del cierre de la presa. En este momento, la zanja de anclaje o dentellón,
se deberá hacer a la profundidad exigida por el proyectista y verificada por el
constructor, de tal forma de llegar a materiales “sanos” y firmes, para luego de la
inspección de la Dirección de la Obra proceder al relleno de la misma. En este
m omento debe ejecutarse la obra de toma y del desagüe principal, si está pre­
visto.

Muchas veces es conveniente realizar ataguías o presas provisorias,


para poder trabajar con comodidad en la zona más baja de la implantación del
terraplén de la presa. Es imposible, describir en un texto, las diferentes variantes
que se pueden presentar en la práctica, y en definitiva, esto se aprende en la
práctica y es más importante para el constructor. El ingeniero proyectista con
poco trabajo de campo, conviene que observe detenidam ente las operaciones
que lleva a cabo el contratista, antes que dictam inar u ordenar la form a de ope­
ración del equipo, esta última es una tarea inherente al constructor. El director o
supervisor de obra debe controlar con sus conocimientos, a su buen saber y
entender, la correcta ejecución de la disposición de los m ateriales y su compac-
tación, de acuerdo con las normas aconsejadas.

Con relación al cierre de las obras de embalse agrícolas, conviene reali­


zar algunas precisiones. A diferencia de las grandes obras, donde se realizan
embalses de ríos de caudal importante, ya sea en estiaje o en crecientes, en
estos casos manejamos áreas de cuencas que en el 99,5% de los casos estarán
por debajo de las 4.000 ha; por tanto, en la medida que nos acercam os a este
límite nos enfrentam os a serios problemas de manejo del agua durante la cons­
trucción de la presa. A mayor tamaño de cuenca, la tendencia de la form a del
cierre es para último momento. Por supuesto, esta forma constructiva es riesgosa
y no aconsejable desde el punto de vista de la calidad de la obra, pero es la única
alternativa. En efecto, hay que recordar que los riesgos de la estructura en cuanto
a estabilidad de taludes, dependen de la carga hidráulica, y con este tipo de forma
de cerrar, concentramos el trabajo delicado para realizar con grandes apuros y
nerviosismo, de que no vaya a ocurrir un evento climático, que «arrase» con el
trabajo del Contratista. Cuando la cuenca es más pequeña, o las condiciones son
tales que un evento climático es manejable, con las ataguías realizadas o por las
240 9. R E P R E S A S P A R A RIEG O

condiciones del vaso del embalse, el cierre de la obra debería llevarse a cabo lo
más pronto posible, de tal forma de realizar un proceso con especial cuidado, con
una zona central de m ayor carga hidráulica. El cierre de obra central a último
momento, exige una gran disponibilidad de máquinas y en realidad todo atenta
contra la buena ejecución de un terraplén de embalse, que mejor resultará cuanto
más lenta sea su ejecución. En ocasión de tratar el tema obras de toma, volvere­
mos a discutir el punto.

9.5.4 Trabajos de terminación


Una vez terminado el terraplén, los buenos maquinistas dan una «peinada»
final de los taludes. En realidad el proceso se viene acompañando a medida que la
obra progresa, y se trata de refinar el último tramo y conform ar adecuadamente el
coronamiento de la presa. Se deben controlar las cotas y colocar estacas finales,
que incluyan el asentam iento previsto, de tal forma de term inar la obra con una
contraflecha mínima «minimorum» de 0,10 m y que en las represas termina entre
0,20 y 0,30 m, generalmente sobre la parte central del máximo relleno y hacia los
costados se va achicando hasta term inar en cero. Si el contratista no realiza esta
operación, con toda seguridad deberá volver a la obra en más o menos un año,
para volver a recargar el coronamiento.

Asum iendo que no hay otros vicios constructivos, una obra agrícola term i­
nada sin contraflecha no puede recibirse como terminada, sino tan solo proce­
der a una recepción provisoria. Una obra terminada con contraflecha puede
aceptarse como term inada y así se lo hace normalmente. En algunos casos de
cierta envergadura, o determ inados propietarios acostum brados a grandes
obras, exigen expresam ente una recepción provisoria de las obras, para un año
después procederá la recepción definitiva.

El coronamiento debe quedar con inclinación a cada uno de los lados del 1
a 2% o con una pendiente única de atrás hacia delante. El autor prefiere este
último sistema, o sea de un plano inclinado de atrás hacia delante, especialmen­
te en embalses agrícolas altos de más de 8 m de altura. La ventaja de este
sistema es de que el talud trasero no queda expuesto a cambios de agua del
coronamiento, sino tan sólo de la precipitación que cae sobre el talud. En cam ­
bio, cuando se emplea el sistem a de camino, doble plano inclinado, con altura
sobre el eje central y caída a ambos lados, hay una tendencia a erosionarse más
fácilm ente el talud seco. Si el coronam iento actuará como una vía de tránsito, es
fundam ental que el m ism o se term ine tal cual el uso previsto, recargando con
una capa mínima de 0,20 de balasto o material granular de buena composición,
con pocos finos (fig. 9.20). En realidad, siempre va a ser conveniente la aplica­
M. K o o íh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 241

ción de una buena capa de material granular y no dejaren condiciones de material


arcilloso. Como buena medida de conservación de la transitabllidad, aunque sea
esporádica, no debe perm itirse el tránsito vehicular, ni de animales, en condicio­
nes de alta humedad, encharcamiento, que deterioran el coronamiento.

Las áreas de préstamos expuestas por encima de la cota del ÑAMO deben
regularizarse de tal form a de suavizar los taludes. Si la obra recibirá un enrocado
en el talud húmedo, éste se realizará generalmente al term inar el movimiento de
suelos.

En los taludes traseros conviene com pletar el desparramado de cobertura


vegetal (suelo-pasto), para lograr un rápido encespado. También es buena prácti­
ca la siem bra de gramíneas en el talud, si las condiciones constructivas fueron
tales que el suelo estará expuesto al golpeteo de la caída de lluvia sin buena
protección vegetal. En general, las últimas capas del terraplén en altura se ejecu­
tan con escasa materia orgánica para el exterior del faldón trasero, porque los
préstamos se aprovechan al máximo y no se abren nuevos o tal vez estaban
escasos. Por tanto, siempre quedará algún rincón para extraer cobertura vegetal o
tierra vegetal y desparram ar en las capas externas desde el coronamiento de la
presa, para favorecer y promover un rápido encespado protector.

Es normal que durante el primer o los dos primeros años siguientes a la


finalización de la construcción, el macizo o terraplén se asiente ligeramente y en
forma progresiva, por lo cual es fundamental tener previsto esto y recargar el

Figura 9.20. C oronam iento de una presa b ien ejecutado


con balasto con alto CBR.
242 9. R E P R E S A S PARA RIEGO

coronamiento por encima de la cota prevista teóricamente, para que se compense


con el asentamiento. Hay que tener en cuenta, por un lado, que en las presas
agrícolas no se exige un 100% del Proctor, normalmente si se controla, es sufi­
ciente que sea superior al 90 o 95% en caso del núcleo. Pero, por otro lado, y tal
vez sea lo más significativo y más frecuente, la fundación se asiente debido al
peso del macizo. El prim er argum ento es el más básico para esgrimir frente a un
Contratista terco que desea o pretende cobrar metros cúbicos adicionales. Es de
buena práctica el cierre o aislam iento del sector del terraplén de la posibilidad de
acceso libre de animales vacunos y ovinos, que deterioran la estructura; por ello,
se procede al alam brado con cinco hilos, siete hilos o eléctrico.
VERTEDEROS
DE LOS EMBALSES

10.1 INTRODUCCIÓN
El vertedero es la estructura hidráulica que tiene como función dejar esca­
par el agua excedente o de las crecientes, que no cabe en el espacio dejado
para el almacenamiento. Generalmente, los volúmenes en exceso se toman de
la parte superior del vaso del em balse y se conducen por un desagüe artificial
excavado en tierra hacia la vía de drenaje interceptada con el terraplén o por un
desagüe natural, hacia otra vía de drenaje lateral. Todo lo que mencionaremos
en este capítulo es válido para cualquier tipo de embalse agrícola, ya sea taja­
mar de aguada u otra estructura para riego.

El tema del diseño del vertedero, su ubicación y construcción, forman par­


te integral del concepto de la ubicación más conveniente para una represa. En
efecto, el proyectista de represas, en su recorrida de inspección de factibilidad
de proyectar y construir una presa, no puede dejar de lado dónde quedará ubica­
do el desagüe de los excedentes. Por tanto, en su selección estará pensando
en la ubicación del vertedero, y las características que tendrá el mismo, que en
definitiva determina la seguridad de la obra y su durabilidad.
244 10. V E R TE D E R O S DE LO S E M B A L S E S

En realidad, la durabilidad de la obra radica en dos aspectos, la evacua­


ción de los excesos hídricos en form a segura sin riesgos erosivos y la conserva­
ción del talud húmedo del terraplén. Es decir, que estos dos factores menciona­
dos son tales, que se suceden en un todo, sin problemas erosivos que afectan la
duración o vida útil de la obra, descontando o asumiendo, que los problemas
fundacionales, de permeabilidad y estabilidad de talud trasero, están funcionan­
do bien o resueltos en buena forma.

Los embalses agrícolas como un caso particular de represas en general,


tienen que tener un desagüe o vertedero de emergencia, para desaguar los cau­
dales de escurrimiento, resultantes de crecientes excepcionales. En las figuras
10.1 y 10.2 se muestran dos grandes represas una en Turquía y otra en Alberta,
Canadá, de uso multipredial del agua, donde se pueden apreciar los vertederos
de em ergencia con sus estructuras de hormigón y cámaras disipadoras de la
energía aguas abajo al llegar al cauce interceptado.

A nivel predial o sim plem ente en el sector agropecuario, buscamos reali­


zar las estructuras lo más sencillas posibles. Pero puede suceder, que la implan-

Figura 10.1. Una presa de alm acenam iento en tierra, en Turquía.


Fuente: F. S antürk: «H ydraulics o f dam s and reservoirs».
M. K a o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 245

Figura 10.2. La obra de riego m ás grande en A lberta (Canadá), St. Mary River,
construida en 1951. Para te ne r una idea com parativa del tamaño, es 2,5 veces
India Muerta, en térm inos de riego de arroz 25.000 ha, pero en Canadá se riegan
más de 200.000 ha de diferentes cultivos.

tación de una represa, sea tal, que el caudal de base del cauce interceptado,
tenga cierta importancia, y su desagüe por el vertedero de em ergencia puede
atentar contra su vida útil, porque el mismo en principio, se realiza en tierra sin
consideraciones especiales, de hormigón y/o roca. Todo ello nos lleva a consi­
derar la instalación de una estructura que se denomina desagüe principal, por­
que evacúa caudales que ocurren gran parte del tiempo. A veces este vertedero
principal, se le ha llamado de mínimas, que es una expresión sinónima, no obs-
:ante preferim os utilizar el térm ino desagüe principal, porque por el m ismo em­
pieza a ocurrir el flujo hídrico que deja el embalse, por tanto no se conserva en el
mismo. Cuando los caudales siguen aum entando y el desagüe principal es su-
csrado en su capacidad, empieza a actuar el desagüe de emergencia.

La última frase del párrafo anterior nos lleva a expresar, para que quede
: 'en claro, que entre desagüe principal y desagüe de emergencia, tiene que
*aber cierta distancia vertical. O sea, que la existencia de dos vertederos, princi-
y de emergencia, implican que en el embalse necesariamente en ocasión de
^ . las y luego de llegar la cota del lago a la del vertedero principal, se genera un
e ~ o a lse temporal o sea un alm acenam iento temporario.
246
PERFIL LONGITUDINAL DEL EJE DEL TAJAMAR

Vertedero

10. VERTEDEROS DE LOS EMBALSES


Figura 10.3. Esquem a de una e structura con desagüe p rin c ip a l entubado y dos vertederos de em ergencia.

i
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 247

En la figura 10.3 se muestra un croquis explicativo de un tajam ar proyec­


tado en la zona frutícola del Dpto. de Canelones, para una mejor comprensión
de lo que estamos considerando. En la misma, el ÑAMO está en cota 26, porque
la cota del vertedero principal es 26, y a + 0,20 se encuentra el desagüe de
emergencia, a am bos lados del tajamar; por lo cual, entre cota 26 y 26,20 hay un
volumen en alm acenam iento temporal y que se va por el desagüe principal que
se constituye con una tubería de hormigón Esta expresión gráfica del vertedero
principal es sim bólica y no significa que necesariam ente se vaya a construir de
esta forma.

10.2 VERTEDERO DE EMERGENCIA


En la introducción, ya m encionamos la necesidad del vertedero de em er­
gencia en una obra hidráulica cuyo objetivo es el alm acenamiento o la regula­
ción de caudales, ya que siempre pueden ocurrir eventos climáticos extraordina­
rios, que generen crecientes excesivas. El vertedero de emergencia, además de
tener suficiente capacidad, debe ser hidráulica y estructuralm ente adecuado, y
debe estar localizado de manera que las descargas del vertedor no erosionen ni
socaven el borde exterior del talud trasero de la presa. Todos los embalses de­
ben estar protegidos por un desagüe, para descargar los excesos hídricos del
arroyo o cañada cerrada por el terraplén.

La frecuencia del uso del vertedero de emergencia, la determinan las ca­


racterísticas del escurrim iento de la cuenca, el tamaño de la misma y la natura­
leza del aprovecham iento hidráulico. En general, los embalses para riego, si se
usan de acuerdo al proyecto de construcción, las crecientes se almacenan en el
vaso, se derivan por las obras de toma y eventualmente descargan por el verte­
dero, dependiendo de las características de precipitación del año. Es decir, si
una presa está en un buen balance hídrico con su cuenca, por ejemplo si el
potencial de escurrim iento en el 50% de los años es de 1:500.000 m3 (para P =
1.200 mm/año) y la capacidad del vaso es de 1:300.000 m3, para 80-100 ha/
arroz/año, es muy probable que 1/5 años el desagüe de emergencia funcione en
ocasión de un año hidrológico muy húmedo con precipitaciones anuales del or­
den de 1.600 mm. En cambio, si en esa misma cuenca hidrogáfica (aproximada­
mente 400 ha) se construye un em balse cuya capacidad fuera 600.000 m3, es
altam ente probable que el vertedero de em ergencia funcione en 4 cada 5 años.
También, podría suceder, que no sea más rentable producir arroz, y la presa no
se utilice y el agua quede en capacidad ociosa, bueno, es claro que las conside­
raciones anteriores ya no son válidas, en el ejemplo primero, si este fuera el
caso, el vertedero funcionaría ya a partir del 2o año. Claro, que en una situación
248 10. VE RTE DE RO S DE LO S E M B A LS E S

posible como la descrita, la actitud racional del propietario, debería ser operar la
compuerta de la obra de toma, cual si fuese un desagüe principal y sim ular un
uso del agua en el embalse, descargando continuamente agua, aguas abajo, y
generando en el em balse alm acenam iento (espacio) para am ortiguar las cre­
cientes y que no opere el vertedero de emergencia. De lo contrario, éste opera­
ría como en el caso de la presa cuya capacidad es muy pequeña.

Por tanto, en la medida que la presa o la capacidad del vaso del embalse
sea muy limitado o pequeño, en relación con el potencial hídríco que determina
la cuenca, el vertedero de emergencia se usará con mayor frecuencia hasta es
posible que sea constantemente. Esta situación, lleva de la mano a realizar ver­
tederos de emergencia de hormigón, con enrocados, estructuras disipadoras de
la energía, o de lo contrario, para am ortiguar los efectos erosivos de la energía
hidráulica, a utilizar desagües entubados como desagües principales, para dis­
minuir el tiem po de oportunidad de uso del vertedero de emergencia. Por este
motivo es muy importante, en los embalses agrícolas, tajamares de aguada,
tajam ares y represas, ya sean para riego o con fines recreativos, mantener un
equilibrio razonable entre el potencial de escurrim iento y la capacidad del vaso.

En general, los vertederos son necesarios excavarlos, es decir, es nece­


sario realizar una platea horizontal a la cota del desagüe prevista, donde en el
capítulo 9 mostram os algunos ejem plos del tema.

Con respecto a la disposición del vertedero con relación al eje de la presa,


los vertederos en general están a continuación del terraplén, en el eje o con
cierto ángulo, cuando este ángulo es de 90° estamos ante un vertedero de canal
lateral. En la figura 10.4 m ostram os un ejemplo de un vertedero de canal lateral,

Figura 10.4. Vertedero de canal lateral, en h orm igón arm ado y taludes protegidos.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 249

que se utilizan, cuando es necesario gran longitud de solera de vertedero y no


hay espacio suficiente a continuación de la presa y conviene colocar la solera en
ángulo de 90° con el eje de la presa. Cuando se opta por una solución de canal
lateral, necesariamente, debemos ejecutar una solera en una viga de hormigón
arm ado y proceder a un enrocado rejuntado con arena y cemento Pórtland en lo
que se llamaría la cubeta del canal lateral. Es decir, la ventaja en la obra agrícola
de un canal lateral, es que permite realizar una caída de por ejemplo, 2 metros
sin problemas, en poco espacio, y esto es fundamental cuando la solera debe
ser amplia y se debe elevar lo menos posible el “pelo de agua” en el embalse en
ocasión de avenidas o crecientes.

El vertedero de emergencia en el caso de un tajamar de aguada, es a la vez


desagüe principal, ya que es antieconómico realizar lo contrario. Es decir, que es
fundam ental la marcación de los tajam ares con áreas de cuencas ajustadas y no
excesivas, para la buena conservación de la estructura y la economía de la solu­
ción de aguada.

Como los desagües son en tierra, es muy importante el problema erosivo,


por tanto, es importante mantener la buena conservación de la salida, para que
la obra sea duradera. Teniendo en cuenta lo anterior, es básico que la adecua­
ción de la cuenca en balance con la capacidad de la laguna es elemento clave
para la conservación del desagüe. Un segundo aspecto, es el que tiene que ver
con la dim ensión en cuanto al ancho y la altura prevista para la carga hidráulica.
Ya habíam os establecido que en vertederos en tierra no es posible superar de
ninguna form a la carga hidráulica de 0,80 m, por lo cual a mayor tamaño de
cuenca m ayor deberá ser el ancho de la solera, aunque eso tiene ciertos límites.

Existe una gran cantidad de fórm ulas para calcular la descarga del flujo
hídrico a través de vertederos, y todas ellas se encuadran dentro del tipo
Q = 0,67 c (2g)1/2 LH3'2 = M ■H3/2.

Fuera del tema del tipo de vertedero, todos tienen tres com ponentes bási­
cos, el canal de entrada o de aproximación, la sección de la cresta o solera y el
canal de salida.

Desde que el nivel del agua en el reservorio sobrepasa la cresta o la cota


que define el desagüe de emergencia, escurriendo por sobre el mismo, la es­
tructura de descarga funciona como un vertedero, pudiéndose calcular la co­
rrespondiente descarga por la fórm ula general 10.1, la cual es aplicable siempre
que el grosor o espesor de la solera sea bastante grande (e > 3H), o sea según
nuestras indicaciones e > 2,4 m1 .

'Neves, E. T. 1977 “Curso de Hidráulica” 5a Edicao, Editora GLOBO, Porto Alegre, 577 p.
250 10. V E R TE D E R O S D E LO S E M B A LS E S

Q = 0,385 L (2 g )1/2H3/2 = 1,705 LH3'2 (10.1)

Según otros autores cuando se trata de una solera ancha, en realidad se


debería tener en cuenta la fricción del flujo de agua sobre la solera, entonces el
coeficiente c (0,35 < c < 0,38) se debe reducir a 0,35, por lo cual

Q = 0,35 L (2g)1/2 H3'2 = 1,55 L H3'2 (10.2)

La fórm ula 10.2 sería la más conveniente o conservadora, para utilizar en


estos casos. En el caso de que la cresta no fuese plana, los coeficientes depen­
den de la forma (por ejemplo Creager) y las dimensiones de la cresta, pero no es
una solución normalmente utilizada en los embalses agrícolas.

Ejemplo:
Suponiendo que el caudal de diseño de una obra en estudio fuese de 27,8 m3/s,
y se trata de diseñar el ancho del vertedero de la presa. Asumiendo una carga máxima
de H = 0,50 m seria 27,8 = 1,55 x L x 0,51-5, de donde L = 51 m, si se admite una carga
hidráulica máxima de H = 0,70, la necesidad de ancho de solera L baja a L = 31 m.

En resumen, para resolver el ancho de la solera del vertedero, el autor


hace uso con mayor frecuencia de la fórmula 10.1 aunque también recurre a la
10.2, no es mala idea verificar por varios lados las descargas con las altura de
carga, y analizar el alm acenam iento tem porario y otras condicionantes de la
obra, para decidir la dimensión final a exigir para el ancho del vertedero. La
carga hidráulica H no es exactam ente la carga sobre la solera misma, sino que
es el tirante hídrico aguas arriba, ya que la lámina (nappe) sufre un abatimiento
sobre la solera.

Estas condiciones hidráulicas supuestas, normalmente siguiendo estas


indicaciones se cumplen, por otra parte, así son las recomendaciones del SCS,
que señalan un ancho de 6 metros para la sección de control. En la figura 10.5
podemos apreciar el prototipo del desagüe de emergencia de un embalse, con
el área de la solera del vertedero con más de 6,0 metros a nivel, el canal de
entrada con pendiente negativa mayor al 2% y la salida, que en la práctica en
nuestras condiciones, no se puede hacer nada con ella, está como está el terre­
no natural. Lo único que se puede hacer para mejorar las condiciones de con­
servación de la estructura de salida, es construir una viga de hormigón en la
transición de la platea-solera, hacia la salida en condiciones naturales. Esto es
lo que se pretende mostrar con la figura 10.6, donde una gran presa en la zona
de J. P. Varela tiene ese diseño en su desagüe de emergencia, y la figura 10.8 un
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 251

Figura 10.5. P ro totip o del desagüe de em ergencia de un embalse.


Fuente: A g ric u ltu ra l H andbook 590, S o il C onservation Service.

detalle de la construcción de dichas áreas en platea horizontal, con una vista en la


figura 10.9.

Teniendo en cuenta las curvas cota-volumen embalsado, es evidente que


una vez que se llega a cierta cota de embalse, todo productor o propietario o
usuario del agua, quiere increm entar esta cota de embalse y generalmente recu­
rre a la bolsa llena de tierra o a trancar mediante un bulldozer el vertedero de
emergencia, para increm entar la carga de agua en el vaso del embalse. En la
figura 10.8 se puede visualizar un vertedero de emergencia con una sección de
252 10. V E R TE D E R O S DE LO S E M B A L S E S

Figura 10.6. Vertedero de em ergencia de una presa para el


cu ltivo de arroz con dos vigas de h orm ig ón arm ado para
co n se rva r la solera del vertedero.

Figura 10.7. Desagüe natural de un embalse.


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 253

Figura 10.8. Expresión


gráfica excavado de un
vertedero de em ergencia

Figura 10.9. Verte­


dero excavado
recién ejecutado.

control en hormigón armado, y con colum nas de sección cuadrada y guías, para
introducir tablas de 1,5 pulgada y de esa forma resolver con la misma estructura
de movimiento de tierra, embalsar + 0,50 m por encima del ÑAMO normal, con un
mecanismo rústico, prolijo y seguro de operar.

10.3 SELECCIÓN DE LA UBICACIÓN


La selección de la ubicación de los vertederos debería seguir aproxim ada­
mente las siguientes pautas.

1) SI al estudiar un embalse se observa que dentro de los volúmenes de alma­


cenamiento buscados, se encuentra en las cercanías un vertedero natural,
es buena idea utilizarlo. (Fig. 10.7).
254 10. VERTE D E R O S D E LO S E M B A LS E S

2) Aunque utilicemos vertederos naturales, es necesario verificar que sus


condiciones son tales que pueden descargar los caudales de la estructura
proyectada (Fig. 10.7).

3) Frente a dos márgenes de ladera para descargar los excedentes, siempre


optarem os por aquella con pendientes más suaves

4) Si disponiendo de los dos márgenes, izquierdo y derecho de las laderas,


y ambos son muy diferentes en cuanto a dureza del terreno, fertilidad,
cobertura vegetal, optarem os por la ladera de mejores condiciones natu­
rales para evacuar agua sin problemas erosivos.

5) Si las condiciones de caudal para evacuar hacen necesario disponer una


gran solera de vertedero, es mejor repartir los caudales de desagüe en
ambas m árgenes, disponiendo un pequeño intervalo vertical entre ambos
vertederos, para que aquel en mejores condiciones opere primero y por
tanto, la m ayor parte del tiempo

6) Sim ilar al punto anterior, es el caso de que se cumplen las mismas exi­
gencias del punto 5) pero las condiciones topográficas son de mucha
pendiente, perfil tipo U, por lo cual es imprescindible realizar los desagües
por ambas márgenes.

Figura 10.10. Vertedero de la represa «El A ltillo» .


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 255

10.4 VERTEDERO PRINCIPAL


El vertedero principal es una estructura necesaria en gran parte de los
em balses agrícolas, especialm ente tajam ares y presas de riego con relaciones
cuenca/área de lago altas, porque es necesario “cortar” el flujo de agua por el
vertedero de em ergencia cuanto antes, de lo contrario un desagüe empastado
naturalmente y sin ninguna otra protección, va a tener problemas de erosión y
form ación de cárcavas. Con el desagüe principal entubado, lo que se logra es
hacer conducir el flujo de agua de escorrentía, más del 90% del tiempo, exacta­
mente o casi, por el mismo lugar que escurría en la cañada o arroyo intercepta­
do antes de realizar la represa, con la diferencia que el m ismo escurre a través
de una tubería. Por tanto, es una estructura fundam ental para la buena conser­
vación del entorno, no es la única; pero en las condiciones socio-económicas del
Uruguay, no es factible en la gran mayoría de las veces plantear la ejecución de
la misma.

Una solución económ ica a esta problemática es hacer funcionar la obra


de tom a como desagüe principal, y por ello el autor recomienda la colocación de
obras de toma sobredim ensionadas como lo verán en el capítulo 12. Así, por
ejemplo, cualquier presa para el cultivo de arroz, que por lo menos estará en una
capacidad de riego del orden de las 80/ha/año, tendrá una obra de toma de por lo
menos 0 300 a 400 mm. Esto le permite a la estructura protegerla mediante la
operación en invierno, mediante la apertura temporal de la compuerta y perm i­
tiendo tener capacidad de alm acenamiento de forma de cortar la onda de la
creciente en ocasión de lluvias.

Es algunas oportunidades, el autor tuvo que recurrir a diseñar un desagüe


principal en los embalses. Presentamos aquí un par de estos casos. Un primer
caso, es en la localidad de Guayubira, Dpto de Artigas, zona tabacalera, en
1982, se realizó un esfuerzo conjunto entre una compañía privada y la Intenden­
cia, para realizar una obra de propósito múltiple, aunque especialmente riego de
hortalizas, agua de consumo excepto bebida. La cuenca vertiente es relativa­
mente pequeña, del orden de 12 ha, pero con alto potencial de escurrimiento por
pendientes, precipitación más alta del país, suelo superficial, etcétera Nos en­
contram os frente a un caso típico como el señalado anteriormente, de alto po­
tencial de escurrimiento en relación al volumen embalsado del orden de 15.000
m3. En realidad se diseñó un desagüe principal que en los hechos funcionaría y
funcionó como único en el 99% del tiempo, aunque se construyó también un
vertedero de emergencia a + 0,50 sobre el borde de la cañería del principal.

La figura 10.11 es el comienzo de una secuencia de la form a que adopta


este vertedero principal. Como señalamos en oportunidad del croquis de la figu-
255

Figura 10.11. Secuencia co n stru ctiva de un vertedero principal.

ra 10.3, el principal no necesariamente adopte la forma estipulada allí. En efecto,


la cañería se coloca en una zanja en el terreno, buscando la mayor declividad del
terreno de ladera, para ganar altura rápidamente y finalmente se coloca un caño
vertical sobre el cubo de hormigón. De esta forma se elimina la necesidad de
realizar una estructura de hormigón costosa, como sería el caso, de realizar el
desagüe principal en la parte más baja del área del lago.

Figura 10.12. C on strucció n de un desagüe p rin c ip a l 2/4, relleno del cubo de


h orm ig ón donde apoyará el caño vertical.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 257

Figura 10.13. Tubería p o r


la entrada.

Figura 10.14.\//sfa del ÑAMO


m ás a lg u n o s centím etros.

Figura 10.15. Desagüe


p o r el cauce donde
había escom entía antes
de c o n s tru ir el embalse.
258 10. VERTE D E R O S DE LO S E M B A LS E S

Un segundo caso, totalm ente diferente en relación a los volúmenes de


agua y de m ovim iento de tierra, es en la presa “Belén” en el paraje Diego Lamas,
Artigas. Allí en virtud de tener que m anejar una cuenca de algo más de 2.100 ha,
sobre basalto superficial y medio, de alto potencial de escurrimiento, con un
caudal de base permanente, era impostergable ejecutar la estructura incluyendo
el desagüe principal. Para ello, se llevó a cabo un desagüe con una tubería de
hormigón armado, tipo D, realizada en el lugar, de un diámetro de unos 250 mm,
donde en la figura 10.16 se puede apreciar una vista desde el lado aguas abajo.
En la parte vertical de la estructura tiene unos 450 mm de diámetro y se confec­
cionó utilizando una cañería en base a tanques soldados de gas-oil, como enco­
frados perdidos, para facilitar la construcción de la obra.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O LA S 259

Finalmente, para visualizar el efecto de la colocación de un desagüe principal,


acompañando el de emergencia, (Capítulo 4), el diagrama debido a Gregory (1981 f
donde se puede apreciar el tremendo efecto sobre la amortiguación o laminado de la
creciente cuanto mayor es el porcentaje de creciente evacuado por el principal. Lógi­
camente, esta solución no es fácil de lograr implementar en pequeñas obras, y en las
condiciones socio-económicas de esta parte del planeta. En obras grandes, con
inversiones importantes de por medio, un razonamiento sereno puede llegar a conven­
cer al más porfiado de ios inversores.

10.5 ASPECTOS CONSTRUCTIVOS


Con relación al canal de entrada o de aproximación, es de buena práctica
realizar un escalón previo a la platea de la sección de solera, de tal forma que la
velocidad de aproxim ación tienda a ser despreciable.

Con relación a la excavación en platea, el lector podrá com prender la


importancia del tema, que es una falla muy común en los tajam ares de aguada,
que los constructores dejan cortes triangulares cual vertederos triangulares,
pero de solera de tierra. A nivel de obras de riego, donde los Contratistas son
más avezados, la recomendación puede ser por demás, pero conviene recalcar,
para que el vertedero de emergencia realmente funcione como un vertedero de
garganta ancha (RBC) o lo más parecido a uno de este tipo. En la figura 10.9 se
muestra de la platea realizada al excavar el área del vertedero de una pequeña
presa en una cuenca vertiente de una 160 ha. Obsérvese en la misma la protec­
ción de enrocado en el lado húmedo del “bigote” que está a nivel, no tiene pendien­
te, al igual que la platea.

Con relación a el canal de salida, reiteramos que en la figura.10.5 se apre­


cia un conocido diagrama del SCS, que incluimos para aclarar conceptos al
lector, sin embargo el canal de salida, en la práctica, resultará con la pendiente de
la ladera existente, al final del “bigote” que realizaremos para que los caudales de
creciente no erosionen el pie del talud seco o trasero. Por ello, sin tem or a ser
adundantes, insistimos, que el “bigote” no debe tener ninguna pendiente, sim ple­
mente idéntica cota del desagüe; ahora sí, las condiciones del borde de salida
deben ser parejas, sin bajos, para que no ocurran desagües concentrados en
ciertas partes, el agua debe tener un flujo disperso en abanico. Por ello, es impor-
:ante, cuando la cuenca es importante en relación a la capacidad del vaso, la

: 3'egory, J. M. 1981. “ Easy method for flood routing and sizing principal and emergency
=: V.ways". Mid-Central Región Meeting, Am. Soc. Agricultural Engineerings, Pap.MCR-81-105.
260 10. VE RTE DE RO S D E L O S E M B A L S E S

colocación de una obra de hormigón, una viga a la salida de la excavación, en la


transición, excavación y terreno natural.

Con respecto al nivel cero del desagüe, es importante recordar que en oca­
sión de lluvias, el agua aguas arriba de la presa está en niveles energéticos más
elevados, y al llegar a la sección de control en ocasión de una creciente, no es
necesario agregar ninguna energía adicional para que el flujo se realice. Al contra­
rio, si cuando ocurren las crecientes que podemos imaginar, si a su vez nos
encontramos con perfiles de suelos con gradientes elevados, entonces la veloci­
dad de las aguas excedentes será mucho más elevada, generando problemas de
erosión, habiendo incorporado innecesariamente una mayor aceleración a la onda
de agua.

Hay que tener bien presente, que el buen dimensionado que realicemos
con el vertedero de emergencia, no implica necesariamente que no tengamos
problemas erosivos progresivos que tiendan hacia la solera del vertedero. Todo
el tema de la salida de los caudales por el vertedero de emergencia, depende en
gran forma, siem pre reiterativamente, de la relación potencial hídrico de la cuen­
ca/capacidad del vaso, y en casos extremos, la única solución posible es el
recurrir a disipadores de la energía hidráulica. Esta solución última no es para
nada viable a nivel de em balse agrícola unipredial, por lo cual, hay que volver a
destacar la importancia del equilibrio área de cuenca/volumen del vaso.

El tema de las estructuras de disipación de energía se vuelve imposible a nivel


de las obras de embalses agrícolas, y existen gran cantidad de estructuras que
desde el punto de vista técnico deberían ser indicadas, pero el tema de los costos,
vuelve inviable esas obras. El tema es de que las obras sufrirán serios problemas
erosivos en cárcava, en el sector aguas abajo o canal de salida del vertedero de
emergencia, pero el tiempo de vida útil superará largamente un números de años
como n = 20 años, como para que la represa se haya amortizado

Dentro de las estructuras más elementales para controlar el fenómeno


erosivo regresivo hacia el agua en el vertedero, es la colocación de buenas
vigas de hormigón, a cota horizontal en el sentido del ancho del vertedero o
longitud de solera L. Por tanto, las vigas resultan una buena medida para mante­
ner la obra en condiciones para que a nivel predial se pueda amortizar la estruc­
tura, seguram ente las mismas deberán ser apoyadas por diferentes com bina­
ciones de enrocado, libres o rejuntados con arena y cemento Pórtland.

A nivel agrícola, las cámaras am ortiguadoras se pueden utilizar en com bi­


nación con las obras de toma. Es decir, cuando se utiliza una obra de toma con
salida para canal, o también puede ser para un levante trasero, se realizan es­
tructuras que am ortigüen la energía cinética del chorro frente a una gran carga
hidráulica que sale de las presas de embalse.
CAPITULO 11.

SEDIMENTACIÓN
EN EL ÁREA DEL LAGO

11.1 INTRODUCCIÓN
El tema de la erosión en la cuenca de un embalse y el transporte y depó­
sito de los sedimentos resultantes en el área del vaso de la presa, pueden afec­
tar la calidad de los recursos hídricos y eventualmente la cantidad. Por tanto,
para el proyectista de represas es muy importante conocer algunas herramien­
tas, para poder prever el efecto de la cantidad de sedimentos y tomar decisiones
adecuadas, en cuanto a estructuras, como la obra de toma, en cuál cota debería
colocarse atendiendo a los sedimentos y precauciones en el manejo de los sue­
los para no disminuir la vida útil de la presa

11.2 ECUACIÓN UNIVERSAL


DE PÉRDIDA DE SUELO
La ecuación universal de pérdida de suelo, en adelante USLE, para utili­
zar su abreviatura en idioma inglés, es un modelo empírico de predicción de la
erosión laminar en un período largo de tiempo, sobre una base anual1.

La pérdida de suelo que el modelo predice, es la parte de suelo que se

'Koolhaas, M. 1977. La Ecuación Universal de Pérdida de Suelo. Boletín N° 130. Facultad de


-economía. Universidad de la República. Uruguay.
262 11. S E D IM E N T A C IÓ N EN E L Á R E A D E L LA G O

desplaza en un segmento particular de la ladera, descrita por los parámetros del


factor topográfico, bajo ciertas condiciones de uso y manejo, según el factor C y
en determinada localidad geográfica con la eroslvidad de la lluvia determinada
por el factor R2. La ecuación no predice la erosión en canales o el sedimento que
se produce por la erosión en cárcavas3, la USLE predice la erosión por salpica­
dura, debida al golpeteo de la lluvia sobre los agregados y superficie del suelo y
trasladada pendiente abajo en flujo laminar.

USLE A (t/ha/año) = R x K x L S x C x P (11.1)

donde R es el factor de eroslvidad de la lluvia anual, K es el factor tipo de suelo,


LS es el factor debido a la longitud de la ladera y a la pendiente, C es el factor
cultivo-manejo, P es el factor debido a las prácticas mecánicas de conservación
de suelos.
La USLE ha sido revisada (RUSLE) y modificada (MUSLE) para incluir
otros factores como el escurrimiento, volúmenes y máximas descargas, asocia­
do a la precipitación, así como en ajustes al cálculo del factor topográfico, según
la forma de la ladera. Podríamos utilizar conjuntamente la USLE aplicada con la
corrección del factor topográfico, conjuntamente, con una modificación del fac­
tor R, en el cual, aplicando el modelo del número de curva y el HUS, tuviéramos
en cuenta el escurrimiento asociado a las lluvias

RUSLE A (t/ha/año) = a (Qvqp)Bx K x L S x C x P (11.2)

donde el factor de erosividad Qvqp se transforma en un factor de erosivldad por


evento.
No parece muy razonable Intentar predecir los sedimentos que pueden
llegar al vaso en caso de eventos particulares extraordinarios, sino que es más
razonable la predicción en el 50% de los años en base anual, es decir en un
largo período de tiempo. Es decir que, a los efectos prácticos, los errores o las
incertidumbres son superiores a la precisión que se puede Incrementar con
otros refinamientos, por lo cual a los efectos de la estimación de la erosión bruta
en la cuenca de un embalse, aplicaremos la USLE sobre una base anual en la
cuenca, determinando una situación representativa en la cuenca o modificando
el cálculo del factor topográfico, es decir, introduciendo el factor topográfico de
la cuenca.

2Koolhaas, M. 1979. El potencial erosivo de la lluvia en el Uruguay. Turrialba, Revista Interame-


ricana de Ciencias Agrícolas, Vol 29, N° 1, pp. 3-9.
3Wischmeier, W. H. 1977. Use and misuse of the universal equation. In Soil erosión: Prediction
and control. Special Pub. N° 21. Soil Conservatlon Society of America.
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 263

Figura 11.1. Nomograma para estimar la erodabilidad (K) de un suelo.

El factorsuelo K, erodabilidad, como fue definido por Wischmeier, se pue­


de estimar por la ecuación 11.3, por el nomograma de Wischmeier (fig. 11.1), o
por la tabla del Anexo 3 donde se encuentran los grupos de suelos de acuerdo
con la carta de Suelos del Uruguay 1:1.000.000 de acuerdo con una estimación
de R. Puentes (D.S.A., 1981).

La estimación de la erodabilidad del suelo, factor K en la USLE disponien­


do de datos físicos, acerca de la composición mecánica del suelo, se puede
determinar en función de la media geométrica del tamaño de partículas D obte­
nida de una curva granulométrica u otra información de la distribución del tama­
ño de las partículas del suelo en cuestión.

K = 10 {0,0034 + 0,0405 EXP [-1/2 (log(Dg) + 1,659/0,7101 )2]} (11.3)

donde Dg = EXP [0,01 S(f - In m¡)], siendo f la fracción del tamaño de partícula
en porcentaje y m¡ es la media aritmética de los límites de tamaño de una deter­
minada clase (marca de clase).
En la figura 11.1 se puede ver el nomograma de Wischmeier convertido a
unidades métricas.
264 11. S E D IM E N T A C IÓ N EN EL Á R E A DE L LA G O

El factor de cobertura vegetal y de la influencia del manejo del suelo en la


erosión, factor C, es seguramente el factor más difícil de evaluar correctamente,
por su variabilidad anual y la complejidad del mismo. Pero a nivel de los propósi­
tos que nos importan para los embalses y el diseño de la ubicación de la obra de
toma, tenemos básicamente dos opciones.

Para el cálculo del factor cobertura y manejo, factor C, utilizaremos en


áreas cultivadas los subfactores en función del manejo de suelos4, y en áreas
sin cultivar, que es el caso más frecuente y común de los embalses, la tabla 11.1
en áreas de pastura natural y forestación.

En esta tabla para evaluar el factor C, tenemos básicamente suelo casi


sin vegetación o de lo contrario, tres clases de vegetación de cobertura, vege­
tación de pastura, de arbustos o arbórea, cada una de ellas con tres niveles de
densidad de cobertura, luego en función de esta densidad básica por tipo de
vegetación, se entra en el análisis de la cobertura a nivel de la superficie del
suelo, si es en base a gramíneas o a malezas de hoja ancha u otro tipo, o resi­
duos sin descomponer o ambas cosas.

11.3 PARÁMETRO TOPOGRÁFICO EN


UNACUENCA
El factor topográfico LS en una ladera uniforme, es igual a

LS = 0,01 (X)'Á (1,38 + 0,96 S + 0,138 S2) (11.4)

donde X es la longitud de ladera en m y S es el gradiente de pendiente en por­


centaje; estrictamente fue deducida para X < 300 m y S < 20%.

La densidad de drenaje (Dd) es un buen índice del desarrollo del sistema


de drenaje, y se expresa por la relación entre la longitud total de los cursos de
drenaje y el área de la cuenca vertiente, Dd = LCH/A (km/km2).

Ya fue mencionado en el capítulo 1, que este concepto estaba relaciona­


do con la determinación del factor topográfico en la aplicación de la ecuación
universal de pérdida de suelos (USLE) en una cuenca, para determinar la pro­
ducción de sedimentos sobre dicha cuenca. Sabemos que la longitud promedio
del flujo de agua superficial en una cuenca, puede ser estimada por 1/2 del
inverso de la densidad de drenaje y esta longitud promedio del flujo puede to-

‘'García, F. 1992. Guía para la Toma de Decisiones en Conservación de Suelos. 3a Aproximación.


INIA Serie Técnica N° 26.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 265

Tabla 11.1. Factor C para pastura permanente y tierras forestadas1.

Tipo de vegeta- Cobertura que está en contacto con el suelo


ción de c o b e r t u r a P o r c e n t a j e de suelo cubierto

%3 Tipo4 0 20 40 60 80 95+

Sin cobertura 25 G 0,45 0,20 0,10 0,042 0,013 0,003


W 0,45 0,24 0,15 0,09) 0,043 0,011

Pastura o arbustos 25 G 0,36 0,17 0,09 0,038 0,013 0,003


con altura de caída W 0,36 0,20 0,13 0,083 0,041 0,011
media de 0,5 m 50 G 0,26 0,13 0,07 0,035 0,012 0,003
W 0,26 0,16 0.11 0,076 0,039 0,011
75 G 0,17 0,10 0,06 0,032 0,011 0,003
W 0,17 0,12 0,09 0,068 0,038 0,011

Apreciable cantidad 25 G 0,40 0,18 0,09 0,040 0,013 0,003


Arbustos , con altura W 0,40 0,22 0,14 0,087 0,042 0,011
de caída media de 2 m 50 G 0,34 0,16 0,08 0,038 0,012 0,003
W 0,34 0,19 0,13 0,082 0,041 0,011
75 G 0,28 0,14 0,08 0,036 0,012 0,003
W 0,28 0,17 0,12 0,078 0,040 0,011

Arboles, pero pocos 25 G 0,42 0,19 0,10 0,041 0,013 0,003


arbustos. Con altura de W 0,42 0,23 0,14 0,089 0,042 0,011
caída media de 4 m 50 G 0,39 0,18 0,09 0,040 0,013 0,003
W 0,39 0,21 0,14 0,087 0,042 0,011
75 G 0,36 0,17 0,09 0,039 0,012 0,003
W 0,36 0,20 0,13 0,084 0,041 0,011

1Los valores de C listados asumen que la vegetación y el mulch, están desparramados al azar
por el área.

2 La altura de la cobertura vegetal es la altura promedio de la caída de las gotas de lluvia que
caen sobre el suelo. El efecto de la cobertura es inversamente proporcional a la altura de caída
de las gotas, y es despreciable si la caída es mayor a 10 metros.

3Parte de la superficie total que podría estar siendo cubierta por la cobertura vegetal

4G: cobertura en superficie son pastos, plantas de gramilla, o residuos bien descompuestos en
los primeros 5 centímetros. W: cobertura superficial es fundamentalmente malezas de hoja
ancha, residuos sin descomponer o ambas cosas.

Fuente: Wíschmeler, W. 1974. Proceedings of 29,h Annual Meeting of S.C.S of America.


266 11. S E D IM E N T A C IÓ N EN E L Á R E A D E L LA G O

marse como la longitud (X) media de ladera en la USLE, con el objeto de deter­
minar el factor topográfico y aplicar dicho modelo en una cuenca.
Es decir, que la longitud promedio de ladera en una cuenca, puede ser
estimada a través de

X (m) = 0,5 x Dd~1 = 0,5 x (LCH/A)-1 = 0,5 x (A/LCH) (11.5)

donde LCH es la longitud total de vías de drenaje (m) y A e s el área de la cuenca


de drenaje (m2). Hay que observar, que para esta determinación no es necesario
disponer de una carta topográfica, ya que la citada información puede obtenerse
de la fotolectura de la cuenca de drenaje.
La forma convencional de evaluar la pendiente media de la cuenca, dispo­
niendo de información topográfica de la misma es a través de la fórmula, que
considera la longitud de las curvas de nivel en la cuenca

S. = H (LCj + LCjtl/2 DA) x 100 (11.6)

Actualmente, con el uso de programas CAD5 esta determinación resulta


mucho más sencilla que antes por medio del curvímetro. En efecto, mediante
una tableta digitalizadora, introduciendo la carta topográfica que contenga la
cuenca, o tal vez más sencillo aún, procesando la imagen de la carta del S.G.M.
se digitaliza en pantalla el límite de la cuenca y las curvas de nivel, para que con
el comando de área de cada polilínea abierta encontrar el perímetro que será
igual a la longitud de la curva; haciendo el proceso iterativamente se resuelve el
total de longitud de curvas.
Una forma también práctica de evaluar la pendiente media de la cuenca,
disponiendo de una carta topográfica de la misma, sería por el método de la
cuadrícula, para lo cual sugerimos volver al capítulo 1, ítem 1.2.4. Es importante
de recordar al lector, que la determinación más precisa de la pendiente es mu­
cho más importante que la longitud de ladera en cuanto se trata de aplicar la
USLE, porque el gradiente de la pendiente en su influencia con la pérdida de
suelo, tiene una dependencia funcional cuadrática, trinomio de 2 ° grado, en
cambio la longitud de ladera X es potencia 0,5, y esto es particularmente impor­
tante en cuencas de pendientes fuertes (Williams y Berndt).

5lntell¡CAD Premium Edition 2001, CMS. www.intellicadms.com


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 267

11.4 PREDICCIÓN DE LA GENERACIÓN


DE SEDIMENTOS
La predicción de los sedimentos que pueden acumularse en el vaso de un
embalse, es importante para prevenir problemas en la utilización de las aguas
almacenadas y definir, por ejemplo, la mejor ubicación de la obra de toma, te­
niendo en cuenta la acumulación de sedimentos que pueden generarse, en un
caso particular. Los factores más importantes, que afectan la producción de se­
dimentos en una cuenca son el tamaño de la cuenca, uso del suelo en la cuenca,
topografía, suelos y su manejo, condiciones de cobertura, la densidad de drena­
je, y el padrón de precipitación y escurrimiento.

11.4.1 Uso de la USLE para predecir


sedimentación en el vaso
La cantidad de sedimento se determina generalmente aplicando un coefi­
ciente de SDR a una erosión bruta calculada por la USLE.

Erosión bruta (tm/km2/año) x SDR = Sedimento (tm/km2/año)

Sedimento (tm/km2/año) x Area cuenca (km2) = Sedimento lago (tm/año)

Tabla 11.2. Relación área de cuenca - SDR.

Area cuenca Da (km2) SDR (%)

0,1 53,0
0,5 39,0
1,0 35,0
5,0 27,0
10,0 24,0
50,0 15,0
100,0 13,0
200,0 11,0
500,0 8,5
26.000 4,9
Fuente: Am. Soc. Civil Engineers 1975. Sediment
Engineering Manual N° 54

S D R (% ) = 3 4 ,2 7 3 Da (km2)"0202 (11,7)
268 11. S E D IM E N T A C IÓ N EN E L Á R E A D E L L A G O

Manteniendo el criterio de las siglas en su idioma original, SDR es la rela­


ción de transporte de sedimentos (Sediment Delivery Ratio) y Da es el área de la
cuenca de drenaje en km2.
El SDR se define como la relación entre el sedimento conducido a la sali­
da de la cuenca con relación al total de erosión en la cuenca. Siempre, este
número es menor a la unidad, debido a la deposición en las diferentes concavi­
dades que se suceden en las laderas y en el sistema de drenaje de la cuenca; es
un número adimensional tm/km2/año a tm/km2/año.

La erosión bruta en la cuenca, se determina aplicando la USLE al total de


la cuenca, con la modificación sugerida en cuanto al factor topográfico, la ladera
tipo representativa de las condiciones en la cuenca, u otro criterio alternativo, la
cual nos proporciona una estimación de la erosión laminar en la cuenca que
realmente alcanza la salida de la cuenca, en promedio de un largo período de
años, con un uso supuesto en la cuenca y en determinada ubicación geográfica.
Es bien comprensible, que la relación SDR tiende a la unidad, cuanto más
ajustada o pequeña sea la cuenca, y va a ir disminuyendo en la medida que el
tamaño de la cuenca aumenta, porque las oportunidades de quedar atrapado el
sedimento en depresiones, concavidades y demás aumenta con el incremento
del tamaño de la cuenca, por tanto en la salida de la cuenca la cantidad de
sedimento será menor.
La predicción de sedimentos mediante el SDR, es una estimación grosera
del volumen de sedimentos en la salida de una cuenca, pero es un estimador
más verosímil y creo más razonable, que usar el simple número de 100 tm/km2/
año. En efecto, esta magnitud es el resultado de una mensura que realizó un
ingeniero de la UTE, en Rincón del Bonete, luego de una gran bajante del río
Negro por la década del 60, y luego comparó con planos originales que tenía del
obrador, para llegar a la magnitud estimada.
La ecuación al pie de la tabla 11.2 es simplemente una curva ajustada por
mínimos cuadrados a los valores de la tabla publicada por la ASCE. Existen una
gran cantidad de relaciones o funciones ajustadas a cada cuenca, por ejemplo,
de E.U.A. Para ello, el SCS ha publicado la relación genérica de la figura 11.2.
Para determinar el volumen que ocupará una determinada cantidad de
sedimentos expresada en toneladas, es necesario asumir una determinada
densidad o peso específico de la masa de sedimentos, por ejemplo 1,4 tm/m3,
de donde el sedimento expresado en tm, quedará expresado en volumen, si a
esa masa se la divide por su peso específico, tm/tm/m3 = m3 de sedimentos en
el vaso del lago.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 269

Figura 11.2. Relación de transporte de sedimentos en función del tamaño


de cuenca. A = Zona Este y Centro EE.UU.; B = Diferentes áreas.

Sedimento lago (tm/año) / 1, 4 tm/m3 = Sedimento lago (m3/año)

Ahora bien, el tema que el lector puede preguntarse es ¿aplico la USLE


promediando todos los factores?, es decir busco la ladera representativa en la
cuenca, o ¿divido la cuenca en áreas de cierta homogeneidad y a cada una de
ellas le aplico el criterio anterior de seleccionar una ladera tipo? Finalmente, una
tercera opción es manejar el factor topogáfico de la cuenca calculado en la for­
ma clásica de la hidrología de cuencas, para los otros factores calculará un
factor de ponderación y P siempre se considera igual a 1. El autor casi siempre
aplicó la USLE en cuencas con la primera de las metodologías, buscando una
ladera tipo para la cuenca y luego asumiendo que lo mismo sucede en la totali­
dad de la cuenca. Sin embargo, hay que tener presente que el uso de CAD es
relativamente reciente, por lo tanto, es de esperar utilizar en el futuro las herra­
mientas tecnológicas a la mano para lograr resultados y diseños más consisten­
tes, en la medida que la conservación y el uso de agua cada vez se complejice
más.

Ejemplo 11.1.
Veamos un ejemplo de aplicación de los razonamientos para la ubicación de la
cota de una compuerta o ta tubería. Se tiene como información, ios datos de área y
270 11. S E D IM E N T A C IÓ N E N EL Á R E A D E L LA G O

volúmenes embalsados, entre cotas 27 y 33 respectivamente, para un embalse en el


Dpto de Salto, con un área de cuenca de 826 ha. Se aplicó el criterio de elegir paráme­
tros representativos de las laderas de la cuenca, o sea seleccionar una ladera tipo,
representativa del promedio de la cuenca.

La información extraída de una Memoria Técnica de la represa es la siguiente:

“De las operaciones topográficas efectuadas resultan las siguientes áreas y vo­
lúmenes embalsados de acuerdo con las diferentes cotas, como se muestra a continua­
ción y en las gráficas correspondientes:

Cota Área (m2) Volumen (m3)

27 6.131 0
28 53.090 29.611
29 176.043 144.177
30 426.140 445.269
32 980.900 1.842.188
33 1.317.506 2.887.971
34 1.660.062 4.376.755

“Para la utilización del agua almacenada, está previsto la colocación de una


cañería de hormigón comprimido de 0,50 m de diámetro y una válvula o compuerta del
tipo de guillotina (marca Kerber), especialmente fabricada para utilizar en represas,
colocada hacia el lado del agua. Esta compuerta se comandará a través de una estruc­
tura de hormigón armado, con accionamiento vertical de la misma, de acuerdo con el
detalle del plano 3.”

“La ubicación de la toma fue decidida de tal forma de disponer una capacidad
razonable de azolvamiento, pero a su vez intentando ubicar la misma lo suficientemen­
te baja para aprovechar al máximo la capacidad limitada del embalse. Es decir, que es
necesario y conveniente prever un volumen para la acumulación de sedimentos, pero
adoptando una solución de compromiso para hacer rentable la Inversión; y teniendo en
cuenta además, que un sobredimensionado de la obra de toma además de otras venta­
jas, permite una remoción hidráulica de sedimentos”.

“Recurriendo a la USLE, y aplicando las modificaciones propuestas por Williams


y Berndt6, se calcula la erosión en la cuenca con un uso pastoril, bajo pastura natural.
En función de la densidad de drenaje se determinó el promedio de longitud de ladera en
250 m, la pendiente media en el orden de un 4%, un factor lluvia R igual a 490, un factor

Williams, J. R. & Berndt, H. D. “Determining the universal soil loss equation's length-slope factor
for watersheds" In Soil Erosión: Prediction and Control Soil Water Conservation Society, pp: 217-
233, 1976.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 271

Figura 11.3. Regla de cálculo para operar la USLE en el campo.


272 11. S E D IM E N T A C IÓ N EN EL Á R E A D E L L A G O

cultivo C igual a 0,026, y un coeficiente de erodabilidad K = 0,25, la pérdida de suelo se


estima en el orden de 3,9 tm/ha/año, mediante la regla de cálculo de la USLE (fig. 11.3),
por tanto, la erosión bruta sería de

826 ha x 3,9 tm/ha/año « 3.221 tm/año

"Adoptando un peso específico para los sedimentos de 1,4 tm/m3, esta tasa de
erosión bruta representa un volumen aproximado de sedimentos del orden de 2.301 m3/
año".

“De acuerdo con la Am. Soc. Civ. Engineers7, establecen un coeficiente en fun­
ción de la extensión de la cuenca vertiente, para convertir los volúmenes de erosión
bruta en volúmenes de sedimento, que efectivamente quedan «atrapados» en el vaso
del embalse. Para el caso que nos ocupa, el SDR = 0,224, por tanto el volumen que
efectivamente llegaría al embalse sería de 515 m3/año, y colocando la compuerta en
cota 28,00, el volumen disponible para sedimentos, determina una capacidad de
azolvamientos para unos 29.611 m3/515 m3/año ~ 57 años".

“Por lo tanto, la cota 28,00 resulta una solución adecuada para contemplar las
necesidades de azolvamientos y las posibilidades topográficas del uso del agua."

7Am. Society of Civil Engineers. “Sedimentation engineering” New York, 745 pp. 1975.
kP IT U L O 12.

OBRAS DE TOMA

12.1 INTRODUCCIÓN
Las obras de toma sirven para regular o dar salida al agua almacenada en
una presa. Pueden dejar salir las aportaciones en forma gradual, como seria el
caso de una presa reguladora; derivar los volúmenes recibidos a canales o tube­
rías, como en el caso de una presa derlvadora; o dar salida al agua con gastos
que dependen de las necesidades aguas debajo de la presa, de las necesidades
de evacuación o de la combinación de necesidades múltiples. La misma obra a
veces puede dar lugar al “caudal ecológico” estipulado por la autoridad am bien­
tal y la autoridad de Aguas, para perm itir el pasaje del caudal de base del arroyo
en ocasión de sequías. No necesariamente, la presa dará salida aguas abajo,
porque en muchas ocasiones, el agua debe ser levantada o bombeada aguas
arriba del reservorio.

Las obras de toma o de aprovechamiento del agua para riego, son motivo
de controversias varias, a nivel técnico y popular o de usuarios. Son muchos los
casos de problemas con relación a la derivación del agua de una presa, asocia­
dos a tuberías que se pueden romper, compuertas que se trancan y no abren o
no cierran, peligrando la conservación del agua; es bien conocida la desespera­
ción por encontrar un hombre “buzo” para operar la compuerta cuando la misma
está trancada, o el comando de la misma se rompió y el cultivo de arroz requiere
agua. En la figura 12.1 se puede apreciar la doble estructura de compuertas
delanteras, frente al miedo de que la com puerta se tranque. Se trata de una
274 12. O B R A S D E TO M A

Figura 12.1. Com puerta doble con


m ando in clin a d o acom pañando el
talud húm edo. Jaguarao, Brasil.

única tubería de 1,0 metro de diáme­


tro, en horm igón arm ado, y dos
compuertas, para tener certeza de
disponer del agua cuando se necesi­
te.

Las obras de toma merecen cuida­


dos especiales, atención en su dise­
ño y esm ero en su construcción,
para ahorrarse dolores de cabeza en
el devenir del tiempo, cuando se rea­
lice el aprovechamiento del agua del
embalse. Tratarem os en el capítulo
las diferentes obras de toma y la co­
locación de las compuertas, de acuerdo con la experiencia nacional, propia y
ajena, con nuestro convencimiento, para que el lector disponga elementos de
juicio que le ayuden a resolver su problema.

En algunos casos, se puede usar la obra de toma en lugar de un vertedero


de servicio, en combinación con un vertedero auxiliar o secundario, realizando una
sobredlmensión. Esto es algo, que el autor lo ha utilizado en muchas oportunida­
des, especialm ente en obras donde el caudal de base puede ser Importante, la
relación cuenca/vaso es alta, y la conservación del vertedero de emergencia en
tierra o con m ínimas protecciones en roca y/o cemento es de gran importancia.
En este caso, se puede modificar la Instalación usual de la obra para poder derivar
una cantidad, de manera que la estructura pueda servir al mismo tiempo como
obra de tom a y como vertedor o desagüe principal.

Las obras de toma, además que pueden funcionar como desagües princi­
pales, dando salida a aguas tem poralm ente almacenadas en el espacio destina­
do al control de crecientes, pueden dejar salir el agua con anticipación a la llegada
de las crecientes, y se logra amortiguar mejor una creciente o avenida importante.
Pero las obras de toma pueden servir para vaciar el vaso del embalse para hacer
inspecciones, reparaciones Indispensables, para mantener el paramento mojado
del terraplén debido a erosión; por ello, es una estructura que no puede faltar en
una obra para riego.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 275

Sin embargo, en una obra de gran envergadura, donde la extracción del


agua se realizaba dentro del lago, y por tanto, la entrega y uso del agua, se hacía
mediante un levante con planta de bombeo, por razones económicas, ei propieta­
rio decidió no ejecutar una obra de toma. Luego de un año, surgió un pequeño
problema, que requería o hubiera sido más sencillo bajar la carga hidráulica en
el vaso del embalse, y la reparación en parte del terraplén, en el faldón aguas
abajo, se debió efectuar con grandes riesgos de desestabilización. Para el autor
es muy claro que a mayor importancia de la obra (carga hidráulica alta), es nece­
sario e imprescindible tener la posibilidad de abatir la carga hidráulica del embal­
se, bajar los riesgos, y efectuar las reparaciones necesarias, por lo cual es incon­
cebible no realizar un embalse para riego sin toma de agua. Los únicos embalses que
pueden salvarse de esta generalización son los tajamares de aguada.

Finalmente, en algunos casos, la obra de toma funciona como un elemento


de seguridad eventual, y la toma misma se realiza desde el lago mediante una
balsa con su planta de bombeo o mediante alguna excavación y estructura más
o menos sofisticada de palos hasta hormigón armado, donde está ubicada la
planta de bombeo.

12.2 TIPOS DE OBRAS


Al escribir del tipo de obra, por ejemplo delantera, nos estamos refiriendo
a la colocación de la válvula o registro, que cierra o abre el flujo hídrico en la
tubería de la obra de toma. De esta forma podemos distinguir tres form as de
colocar las válvulas en una tubería o cañería, adelante, en el centro o por detrás.
Discutiremos las ventajas y desventajas de cada una de las formas, consideran­
do que colocam os una sola válvula por tubería, que por otra parte es la forma
normal del control de la extracción de agua por debajo de una represa agrícola.
Analizarem os también el control del agua en el caso de un tajam ar de aguada,
la posibilidad de una extracción por sifón y otras alternativas.

12.2.1 Obra de toma delantera


En este caso la válvula estará colocada del lado aguas arriba de la tubería,
por tanto dentro del lago. Considero que es la posición más lógica y segura de
colocar una válvula para controlar el flujo de agua en una presa. Cuando se coloca
más de una válvula en una obra de toma, siempre por lo menos se ubica una
adelante, donde se inicia la tubería. No hay dudas que es el sistema de coloca­
ción de la com puerta más utilizado, que registra el mayor porcentaje en los em ­
276 12. O B R A S D E TOMA

balses del país. La colocación de la compuerta aguas abajo presenta el inconve­


niente de m antener el conducto cargado bajo la presa; en caso de fuga entre la
toma y la com puerta es Imposible detener la fuga hasta que el embalse se vacíe.
Entonces, parece más prudente prever preferentemente una compuerta aguas
arriba de la presa. Las variantes surgen en relación a cómo abrir la compuerta, si
la colocación es vertical exigirá realizar un puente o llegar hasta el comando en un
bote o, en cambio, si la colocación de la compuerta es acostada acompañando el
talud del terraplén, se trata de com andar la compuerta desde el coronamiento.

La colocación de la com puerta adelante, además permite la utilización de


caños de hormigón como si fueran una alcantarilla, bajando los costos en forma
considerable. Recordemos al lector que las alcantarillas se diseñan para funcio­
nar como canales a cielo abierto, pero la sección es circular y el “pelo de agua”
está a la presión atmosférica. Cuando la compuerta está al medio o atrás, la
tubería está con presión o carga hidráulica hasta donde está la compuerta. Al
colocar la com puerta delantera, tenem os más libertad para el tema unión de
caños, que no tiene porqué ser garantida contra tal o cual presión hidráulica. En
efecto, las uniones de la cañería de hormigón se realizan al igual que para una
alcantarilla, con arena y cemento Portland.

En cambio, si la com puerta se ubica por detrás, el caño de hormigón no


podrá colocarse de cualquier forma; deberá construirse una cañería “in situ”, por
ejemplo, con los caños de hormigón de encofrado perdido. En los embalses
agrícolas se buscará las soluciones rústicas más bien que torres o comandos de
toma costosas, por ello creo que la obra de toma delantera es la preferida.

El tema del control de la com puerta es un elemento clave, desde torres


con pasarela para llegar al volante que acciona la compuerta (fig. 12.2), la torre
que solo se accede con un bote hasta la escalerilla (fig. 12.3), hasta lo más rús­
tico, con sim ples palos form ando un trípode para sostener la varilla de comando
y el mecanism o de husillo o de piñón y corona para deslizar la platina de la
compuerta. Es decir, que el comando de la compuerta se puede colocar vertical
o acostado, acom pañando el talud frontal de la presa.

Este último sistema de comando, por su bajo costo y sencillez se ha utili­


zado en gran forma, en la figura 12.4 m ostramos el detalle del cubo de apoyo de
la com puerta y el sistema de apoyo de la guía de acero hasta el coronamiento,
para operación del cierre y apertura. Una desventaja de este sistema de com an­
do, es que resulta alterado por la eventual erosión que pueda sufrir el talud fron­
tal, por lo cual es muy importante la protección mediante el enrocamlento, por lo
menos en una franja correspondiente a la proyección del comando sobre el ta­
lud.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S
0 .2 0 5 -3 0 0 .2 0
COMANDO

0.30 0.30
______ 3.50 ___ ____
3470

277
Figura 12.2. C om puerta delantera única con toma de com ando v e rtic a l y pasarela.
278 12. O B R A S D E TO MA

Figura 12.3. Com puerta s im ila r a la de la figura 12.2, pero es necesa­


rio re c u rrir a un bote para o pe ra r la com puerta.

12.2.2 Obra de toma central


En este caso, la válvula de control del flujo hídrico se coloca hacia el centro
del macizo de tierra y puede trabajar en seco o en húmedo. Es una form a de
colocar la válvula que es poco común, con relativamente pocos adeptos. En la
figura 12.5 se muestra una disposición posible, donde el eje de la compuerta está

Figura 12.4. Com puerta delantera sencilla con com ando acostado sobre el talud
frontal.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S
Figura 12.5. C om puerta ce n tra l de com ando vertical, tubería p arte a p re s ió n y p a rte co m o a lca ntarilla .

279
280 12. O B R A S D E TOMA

ligeramente por delante del eje del terraplén. La com puerta se puede colocar
hacia el sector central de la presa, confeccionando una “chim enea” de sección
circular con ladrillos de campo y vigas de hormigón, siendo un sistema que abara­
ta y simplifica la colocación de la válvula de control de extracción del agua de la
presa. Hay diseños en los cuales la “chim enea” se confecciona con caños de
hormigón armado de <j> 1,2-1,5 m, que pueden resultar más fáciles de ejecutar, por
el tema de no necesitar de acarrear los ladrillos de campo, no obstante puede
resultar engorroso el manipuleo de semejante diámetro y peso de caños.

Este sistema se puede colocar con una válvula simple, es decir, que es una
válvula que actúa en un solo sentido, del lado del agua, o de lo contrario con una
válvula de guillotina (“de gaveta”) y en dicho caso la válvula se comanda directa­
mente en seco, descendiendo un operador hasta el caño donde se ubica la mis­
ma, mediante una escalerilla y allí se le efectúan las reparaciones necesarias, en
caso de requerirse, para que la misma abra normalmente.

La válvula que actúa en un solo sentido, es una válvula que cierra por una
sola de las caras, que por supuesto son válvulas más económicas para un mismo
diámetro, comparativamente, que las válvulas de guillotina o de alta presión.

En el caso de la figura 12.5 la compuerta opera sumergida, con la cota del


agua dentro de la chimenea igual que la cota del lago en todo momento. La venta­
ja de este tipo de com puerta uno la podría ver por el lado del comando, que es
relativamente Independiente del estado de conservación del talud húmedo. Consi­
dero que es una forma de colocación de compuerta, que puede tener ventajas o es
competitiva, sólo cuando el diám etro de la misma esté limitado a s 0,50 m.

Las desventajas de este sistema creo que están por el lado que la tubería
de toma trabaja parcialmente sobre presión hidráulica, hasta el lugar donde está
ubicada la válvula; a partir de la válvula la tubería funcionará como una alcanta­
rilla, con presión atmosférica. Es decir, que esta estructura debe diseñarse muy
cuidadosam ente y ejecutarse con gran esmero, para que no existan fugas hi­
dráulicas ni ninguna falla estructural, especialmente en el sector hasta la com ­
puerta. SI llegan a producirse fallas en dicho sector, estamos agregando un fac­
tor de riesgo a toda la estructura, en un sector neurálgico del terraplén, en la
zona central o muy cerca de ella.

Por otra parte, es un sistema engorroso de ejecutar, tanto desde el punto


de vista de la albañilería, como del de la ejecución del movimiento de tierra y la
compactación en la zona aledaña a la chimenea. En conclusión, es un sistema
de obra de toma que no recomendamos, que plantea más dudas y temores que
certezas, y por algo es el de m enor frecuencia de uso a nivel de los embalses
agrícolas. En efecto, si el lector analiza diseños del USBR y otras fuentes, ob­
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 281

servará que por el contrario esta posición y control de compuerta se utiliza con
frecuencia, pero las estructuras son com plejas y a nivel agrícola elevarían los
costos en relación al movimiento de tierra en form a muy importante.

12.2.3 Obra de toma trasera


Finalmente, un tercer método de control del agua de extracción de la pre­
sa, puede ser colocando la válvula hacia el lado trasero, o el talud seco de la
presa. En este caso, únicamente se pueden colocar válvulas de alta presión,
que son más costosas para Igual diámetro, y tienen la ventaja de operar en seco
y no tener problemas de comando. Este sistema se adapta bien a pequeñas
obras de riego, o donde las demandas de agua son menores que las del cultivo
del arroz.

Es decir, es un sistema que se adapta muy bien en sistemas de riego


hortícolas-frutícolas, pasturas o forrajeras. La tubería de conducción de agua,
obra de toma en sí, conviene realizar en PVC, ya que la misma se encuentra bajo
presión hidráulica, igual a la carga hldrostática generada por el embalse.

Cuando se instalan dos compuertas en una obra de toma siempre se colo­


ca una adelante y otra atrás. Sin embargo, en el área agrícola es muy raro o poco
frecuente, que se proceda a la colocación de dos compuertas en una misma obra
de toma. Conviene destacar, que en el caso de realizar esto, es altamente reco­
mendable colocar una tubería delgada de 1-2 pulgadas de diámetro conectada a
la atm ósfera con salida a la altura del nivel del coronamiento. La función de esta
tubería es evacuar el aire en caso de que se abra la com puerta delantera con la
trasera cerrada, y eso puede pasar inadvertidamente por descuido, provocando la
rotura de la tubería de hormigón, especialmente los últimos tramos hacia la sali­
da. En la figura 12.6 se puede apreciar una compuerta colocada por detrás de la
tubería, operando en seco.

12.2.4 Obra de toma tajamar de aguada


La obra de toma en un tajam ar de aguada, salvo casos especiales, se
puede estandarizar en una tubería de PE de 2 pulgadas de diámetro, con sus
collarines antiflltrantes en hormigón, colocados cada 5 metros, donde la válvula
de control se coloca por detrás, en el lado seco.

En la entrada del tubo se coloca un cubo, cuya base es de hormigón ar­


mado, y el cubo puede rellenarse de pedregullo, como material filtrante, dejando
abierto solo la parte superior. El cubo se realiza en ladrillo, rejuntado o asentado
282 12. O B R A S D E TOMA

Figura 12.6. C om puerta trasera de alta presión, con tubería de PVC clase VI y
cámara de a m o rtiguación en horm ig ón armado.

con arena y Portland; también puede hacerse este filtro cerrando el cubo también
por arriba, llenando el cubo con pedregullo grueso, y el ladrillo contribuirá a un
muy buen filtrado del agua. Es importante que el cubo esté apoyado sobre una
buena base de hormigón armado.

Del lado aguas abajo, en la salida se coloca una llave de paso del tipo de
válvula giratoria, que son de muy bajo costo, para luego conectar a un sistema
de distribución con bebederos. Si la demanda es muy elevada, habrá que verifi­
car los cálculos hidráulicos para determ inar si la tubería debe ser de 3 o 4 pulga­
das, para ello bastará aplicar la fórm ula de Manning o Hazen-Williams.

12.2.5 Sifón
El sifón es una obra de toma típica de la zona fronteriza con Brasil, y al real
saber y entender del autor, se origina en el tem or a la rotura de los caños de
hormigón y la gran cantidad de cuentos e historias de fallas en la obras, coloca­
das por debajo del terraplén. Este convencimiento resulta de que en varias opor­
tunidades quien escribe tuvo que apelar a todas sus cualidades persuasivas a su
alcance, para convencer propietarios tem erosos de colocar caños de hormigón,
por debajo de los terraplenes. Sinceramente, el autor nunca tuvo la posibilidad de
apreciar una obra de toma por sifón, completa, terminada, medianamente prolija.
Siempre los sifones aparecen como obras provisorias, que luego quedan definiti­
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 283

vas, cuando no fallaron por aplastamiento al generarse problemas de baja presión


en el interior y la presión atm osférica aplasta la tubería.

Por otro lado, como los grandes caudales requeridos para extraer, para la
inundación del cultivo del arroz, o del riego de forrajes y praderas, en el caso de
una rotación arroz-pasturas, con estas últimas regadas, determinan el uso de
diámetros importantes en las tuberías, de ahí que fácilm ente el proyectista tiene
que concluir con el caño de hormigón. Sin embargo, los problemas de calidad en
los caños de hormigón, la variación enorme que existe en la forma de construir
estos últimos y la falta de precauciones adecuadas de los constructores, deter­
minan la decisión del uso del sifón. Sin embargo el uso del sifón tiene una
limitante física de importancia que son los 6 metros, en la práctica, o mejor dicho
es la presión atmosférica. El valor de 6 metros o más, resulta un coeficiente al
cual puede llegar el lector según el esmero y cuidado en sus cálculos; tal vez
pueda adm itirse un desnivel m ayor entre el “pelo” del agua en el embalse y el
“ pelo” del agua en el canal de descarga.

Por tanto, el sifón no es un sistem a al cual seamos muy adeptos, por las
razones enum eradas y además, para operar la estructura, debemos extraer el
aire dentro, o sea cebar el sifón; por lo cual es una estructura de toma que no
puede estar vinculada a una obra hidráulica de importancia, que requiere operacio­
nes mucho más engorrosas que el simple giro de una rueda para deslizar una
plancha de acero u otro material.

12.2.6 Otras alternativas


Con relación a otras alternativas, entendemos aquí la posibilidad de colocar
más de una válvula, por ejemplo, en la parte delantera, por tener la seguridad de
apertura en caso de que una de ellas fallara por rotura del comando, agarrotamien­
to de la placa en la guía, o cualquier otro problema. En la figura 12.1 ya se mencio­
nó el caso de un productor brasileño en Yaguaráo (Brasil), que optó por la seguri­
dad de no tener problemas de falta de agua en el momento oportuno de iniciar el
baño del arrozal. Por lo cual en la tubería de hormigón de 1,0 m de diámetro se
colocó una obra de toma delantera con dos compuertas, con un sistema de
comando sencillo, con una varilla de acero trafilado apoyada a lo largo del talud
húmedo. Sin ninguna duda es el sistema de control más económico del comando
de una compuerta, que es dependiente de una buena conservación del talud hú­
medo para no afectar la apertura y cierre de la compuerta en el devenir del tiempo.

Otra alternativa, puede ser el uso de otros materiales, como el caso de la


tubería de hierro fundido, pero esto es prohibitivo a nivel agrícola, se la utiliza por
parte de OSE en obras para el agua potable.
284 12. O B R A S D E TO M A

En la zona norte del país, especialmente en el Dpto. de Artigas, a veces se


utiliza caño de chapa, es decir, confeccionado a partir del doblado de chapa 16 o
14 y posterior soldada, para usaren pequeñas obras de riego. En conjunción con
estos materiales, también se utiliza la compuerta trasera, pero confeccionada
como una simple tapa que cierra el orificio del caño, por el apriete de una palanca
con mecanismo de varilla roscada yjunta de goma. El sistema es muy rudimenta­
rio, de corta vida útil por la oxidación de la chapa y con una hermeticidad muy
dudosa, todo lo cual nos lleva también a desaconsejar el uso.

12.3 SELECCIÓN DE LA UBICACIÓN


El establecim iento del nivel de la toma y el de las elevaciones de las sali­
das, en relación con los niveles de alm acenamiento en el vaso, dependen de
muchas circunstancias. La ubicación de la toma debe contem plar la posibilidad
de la sedimentación en el lago que tiende a dism inuir la capacidad del vaso por
elevación de la cota del fondo del lago. Por lo tanto, en el caso de que la cota de
la salida de agua es fundamental para la viabilidad del proyecto, como por ejem ­
plo en caso de que la obra alimenta por gravedad una determinada área, se
asume cierta vida útil de la obra y luego de ese período se apuesta a la remoción
hidráulica de los sedimentos, a través de la tubería. Como puede entenderse,
aquí tenem os un nuevo elemento que juega a favor del sobredimensionado del
diám etro de la tubería, ya que en caso de la remoción hidráulica es fundamental
un elevado caudal de agua, para generar un arrastre dentro del área del lago
que impida el asentamiento, consolidación y traslade sedimentos.

En resumen, en primer lugar, si la obra atiende un área por gravedad, dicha


área condiciona la posición de la obra de toma como elemento fundamental. Si el
elem ento sedimentación es restrictivo, resulta pues en una razón más para
sobredimensionar la obra de toma, y promover la remoción hidráulica de sedimen­
tos en el lago.

En segundo lugar, si las características del emplazamiento, son tales que


es fácil satisfacer las necesidades de acumulación de sedimentos en la vida útil
del em balse y no hay restricciones de cota para abastecer el área de riego,
porque el mismo es por bombeo, entonces ésta se colocará donde sea más con­
veniente, en cuanto a materiales a encontrar y ejecución de la obra.

En definitiva, como todo diseño la solución es una de compromiso, es de­


cir, una solución que contrapesa diferentes puntos de vista y concluye en una
solución que es un conjunto intersección de las condicionantes. Es fundamental
que la obra de toma se funde en una zanja, es decir, se construye sobre material
M . K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 285

consolidado, y con la protección del terreno natural a ambos lados. La solución


más confiable en base a caños de hormigón sim ple o de hormigón armado se­
gún sea el caso, es apoyar el conjunto de caños sobre una platea de hormigón
levemente mayor a la proyección ortogonal de la cañería, realizando dicha pla­
tea con varillas de 0 8 mm y una malla de 0,15 x 0,15 con un espesor mínimo de
0,10 m.

12.4 DISEÑO DE LA OBRA

12.4.1 Generalidades
El diseño de una obra de toma radica en primer lugar en saber las exigen­
cias del cultivo y la demanda de extracción de agua de la presa. Así por ejemplo,
sabremos decidir si es posible colocar una cañería de hormigón o es necesario
colocar una tubería de PVC. Los costos menores son para las tuberías de hor­
migón armado o simple, frente a la tubería de PVC. La colocación de cañerías de
hormigón es la forma más económica de resolver las obras de toma, siendo nece­
sario decidir si es necesario colocar sobre planchas de hormigón armado, o sim­
plemente es suficiente una tosca-cem ento o un hormigón simple. La desventaja
del hormigón armado es la dificultad de manipuleo, lo voluminosa del conjunto de
los caños, su peso, las pérdidas por roturas en el transporte, la unión entre caños.
En efecto, la tubería de hormigón debe diseñarse preferentemente como una al­
cantarilla, esto quiere decir, desde el punto de vista hidráulico, que la relación h/D
(carga hidráulica/diámetro) es del orden 0,50-0,70; por tanto, la presión hidráulica,
aguas debajo de la compuerta, es igual a la atmosférica.

Las tuberías de PVC tienen la ventaja del bajo peso, facilidad de transporte,
uniones entre caños estancas, soportan presión alta, no son tan exigentes en
cuanto a la fundación de la tubería o condiciones del apoyo de la misma, sin
embargo, el costo se vuelve prohibitivo muy rápidamente, ai aumentar el diám e­
tro de la misma

En el norte del país a veces el productor agropecuario decide instalar una


obra de tom a con caño de chapa, es decir una chapa común 16 o 14, doblada y
soldada para confeccionar una suerte de tubo, que será de muy baja duración.
Este tipo de solución lo desaconsejamos, salvo que se utilice como encofrado
perdido dicha chapa doblada, pero estarem os entonces en una solución por
cañería de hormigón.

Corresponde entonces responde rá la pregunta tan frecuente, de cuál es


el diám etro de obra de toma a colocar.
286 12. O B R A S D E TOMA

12.4.2 Dimensionado de la obra de toma


Un tema inmediato es el de la dimensión de la tubería que se colocará por
debajo de la presa. La respuesta está dada por la hienda hidráulica, sabiendo
cuál es el caudal máximo de demanda, debemos tener un diámetro que satisfa­
ga el caudal de agua requerido con bajas pérdidas de carga por fricción. No
olvidem os todos los factores que hacen a la seguridad de una represa, tal vez
haya que evaluar también caudales de base de la cuenca y no es sólo el área de
riego. También es importante destacar que para resolver este tema no tenemos
necesidad de aplicar estrictam ente los principios hidráulicos involucrados, que
serán diferentes según el tipo de solución. Se pueden adoptar hipótesis extre­
mas de supuestos de cotas del lago, para saber las cargas hidráulicas disponi­
bles y resolver el caso como si el caudal de agua fuese una variable discreta y no
continua como es en la realidad.

En resumen, por el lado de la demanda, es seguro que estará la demanda


máxima de riego, pero pueden incluirse otras demandas, por ejemplo, evacuar
caudal para aliviar el desagüe de emergencia. El diámetro de la tubería a colocar
será función de los caudales m áximos que se deben extraer, de acuerdo con
12.1 y aplicando las fórm ulas prácticas de hidráulica de tuberías, asumiendo
determ inadas condiciones en relación con la carga hidráulica disponible

D = f (Qmáx m 3/s cultivo + Q descarga requerido) (12.1)

Para calcular el diámetro con una exigencia de caudal y de pérdida de


carga o de velocidad determinada, podemos utilizar las fórmulas prácticas de
conductos bajo presión, ya sean la fórm ula de Manning o la de Hazen-Williams,
esta última es muy popular en E.U.A.

Fórmula de Manning para tuberías:

Esta fórm ula es más usada en canales, velocidad V = 1/n Ra67 Ja5°

Pero en tuberías es más fácil utilizar directamente el diámetro en lugar del


radio hidráulico1, así obtenemos las siguientes relaciones

V = 0,397/n D2'3 J1'2 (12.2)

Q = 0,312/n D8'3 J1'2 (12.3)

1Eur¡co Trindade Neves, 1977 Curso de Hidráulica Editora Globo, Porto Alegre, Brasil.
M. K o o lh a a s ■ E M B A L S E S A G R IC O L A S 287

J = 10,273 n2(Q2/D16/3) (12.4)

Los valores de n según el tipo de tubería son para hormigón n = 0,012.


hormigón rugoso n = 0,015; acero n = 0,012; hormigón con juntas n = 0,016;
hierro fundido n = 0,012-0,014, plásticos n = 0,009.

Las unidades son V (m/s), Q m3/s, D (m) y J (m/m).

Fórmula de Hazen-Williams para tuberías2:

V = 0,355 C D°-63 J °54 (12.5)

Q = 0,2785 C D2’63 J064 (12.6)

J = 10,67 (Q1’852/C1’852 D4’482) (12.7)

Los valores del coeficiente del tipo de caño C, son C = 140 o 150 en plásticos,
conductos de fundición, chapa C = 100, acero soldado C = 120, hormigón C = 120.

Las unidades son V m/s, para D (m) y J (m/m) y Q (m3/s).

Ejemplo
Supongamos, un caso de un embalse que debe proporcionar riego a 400 ha
de arroz, sabiendo que el caudal máximo de diseño sería de 2,2 l/s/ha, la tubería debe
proporcionar un caudal de 400 ha x 2,2 l/s/ha = 880 l/s. ¿Cuál es diámetro de la
cañería de obra de toma?

Ahora bien, asumiendo que el área de riego es por gravedad, debemos efec­
tuar un cálculo conservador y asumir una carga de sólo 1 metro por encima de la
entrada y si la longitud de la tubería son I = 48 metros, tenemos una pérdida de carga
potencial de 1/48 = 0,0208 m/m, por tanto, utilizando la fórmula de Manning, para
conductos de sección circular es más cómodo utilizar el diámetro en lugar del radio
hidráulico por ejemplo, para tuberías de hormigón, con n = 0,012,

Q = 0,312/n Da'3 J % (12.8)

J = 10,273 n2 Q2/D16'3 (12.9)

donde las unidades de Q son m3/s, de D son m y de J es m/m.


Por tanto, se trata de comprobar cuál debe ser el diámetro D, para que con J =
0,0208 m/m se evacúe un caudal de 0,88 m3/s, sustituyendo los valores en la fórmula

2Meadows, M. & Walski, T. 1999 “Computer Applications in Hydraulic Engineerlng” 3° Edition


Haestad Press
288 12. O B R A S D E TO MA

de Manning. Seamos más realistas, tal vez fuimos demasiado conservadores, y para
un metro arriba de la compuerta, estamos al fin de la zafra del cultivo, y debíamos
haber considerado 3 m, y entonces J = 0,0625 m/m. En definitiva por prueba y error, y
considerando factores económicos y de seguridad, llegaremos a la solución final
más conveniente. También, si no deseamos hacer pruebas, la solución algebraica
despejando la incógnita, nos va a proporcionar la respuesta inmediata.
Preparemos una tabla como la indicada, donde tenemos los diferentes cauda­
les Q (m3/s), según J (m/m) y D (m)

Q(m3/s)f(D,J) J = 1/48 (0.0208 m/m) J = 3/48 (0,0625 m/m)

D = 0,40 0,326 0,564


D = 0,50 0,590 1,023
D = 0,60 0,960 1,664
D = 0,80 2,068 3,585

En conclusión, el diámetro de 0,50 m o el de 0,60 m según sea el criterio de la


carga hidráulica disponible, sería la solución adecuada, atendiendo al criterio exclu­
sivo del riego. SI a este criterio, le adicionamos la pauta de necesidad de descargas
ocasionales importantes, posiblemente la solución que debemos adoptar, sea la
tubería de 0,80 m. Debe tener en cuenta el lector que estos cálculos son aproxima­
dos, los cálculos más precisos podrán realizarse teniendo en cuenta las pérdidas
localizadas, aplicando el teorema de Bernoulli; sin embargo, este procedimiento es­
bozado aquí le permitirá al lector llegar a resultados correctos, que en la práctica
serán iguales.
Si hubiésemos despejado en la ecuación 12.3 el valor de
D =[(Qn/J°'5 0,312)3/a] sustituyendo valores, hallamos D = 0,58 m a lo que es igual
D = 0,60.

12.4.3 Diseño con tubería de plástico


El diseño de la obra de tom a en plástico permite manejar con mayor tran­
quilidad el tema de la presión hidráulica en la tubería. En efecto, como señala­
mos al tratar el tema de la colocación de la compuerta, la colocación trasera de
la compuerta, con una presión hidrostática igual a la carga hidráulica sobre la
tubería no tiene riesgos porque la unión de tubo con tubo se realiza con juntas de
goma, especialm ente diseñadas por el fabricante, para no tener fugas.

La tubería en PVC se selecciona de un espesor de pared tal que el SDR


(Standard dimensión ratio), relación dimensional normal, sea 40. Es decir, se
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 289

define como SDR = D/espesor, así para una tubería nominal 160 mm, el espesor
será 160 mm/40 = 4 mm (Clase 6); para 355 mm, el espesor será 355 mm/40 =
8,9 mm este también sería un caño Clase 6, para 450 mm nominal, el espesor es
de 450 mm/40 = 11,3 mm, también dentro de la Clase 6. D é lo contrario, habría
que manejarse con SDR = 21, lo cual conduce a tubos de mayor Clase con pared
más gruesa y por tanto mayor material y más precio, no necesitando muchas
veces realizar asentamientos con hormigón. Es decir, que para un mismo diáme­
tro cuanto mayor es el espesor de la pared del tubo, el SDR es menor, y la calidad
del tubo es superior o sea soportará mayor carga hidráulica.

Con relación al diámetro a seleccionar, en función de la demanda de ex­


tracción y la carga mínima disponible si es por gravedad, tomando n = 0,009
(Manning) o C = 150 (Hazen-W illiams), podremos calcular el diámetro requerido
o el más conveniente. Cuando la demanda de agua es grande, el tubo de PVC
se vuelve antieconómico, prohibitivo, porque también es necesario seleccionar
tubos de gran espesor de pared (Clase 12) con mayor peso por metro y costo
elevado. Por ejemplo, para una tubería Clase 6 de diámetro 225 mm a 500 mm la
relación de precios pasa a ser de 6,2/1 cuando en los diámetros pasamos a 2,2/1.

Si la tapada de tierra es grande, conviene asentar la tubería de PVC en


hormigón armado con malla electrosoldada (15 x 15 x 4,3 mm), realizando un
encofrado rectangular para simplificar el trabajo, esto es lo que se muestra en las
figuras 12.7 y 12.8.

Figura 12.7. Tubería de PVC con horm igón


arm ado p re vio a lle n a r moldes.
290 12. O B R A S D E TO M A

Figura 12.8. Tubería de PVC con m alla electrosoldada.

12.4.4 Diseño con tubería de hormigón


El diseño de la tubería de hormigón puede hacerse sobre la base de pre­
sión hidráulica atmosférica, o sea como un canal a cielo abierto, o puede realizar­
se con p > patm. En la medida que la presión hidráulica que debe soportar la tubería
fuese mayor, habrá que reforzar la unión de los caños en la forma indicada en las
figuras 12.9 y 12.10. Otra posibilidad es el de la tubería con hormigón en el sitio,
utilizando el simple y común caño de hormigón prefabricado como un encofrado,
que recibe el nombre de encofrado perdido. Este caño prefabricado, pasa en ese
caso a form ar parte de la capa interna de la tubería de hormigón armado construi­
da en torno al mismo, donde ya no hay uniones y en cambio un hormigón conti­
nuo.

12.5 ASPECTOS CONSTRUCTIVOS


Con relación a los aspectos constructivos, discutiremos los elementos de
albañilería a tener en cuenta, para ejecutar exitosamente las obras, así como las
formas prácticas de resolver estas instalaciones. Por ello, hacemos referencia a
las cualidades básicas del hormigón, la tosca-cemento y las plateas de hormigón
armado, el asentam iento de los caños, los collarines antifiltrantes, y las cámaras
de entrada y salida.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 291

Figura 12.9. Juntas de estanqueidad sim p les para tuberías de horm igón.

Figura 12.10. Juntas de estanqueidad reforzadas para tuberías de horm igón.


292 12. O B R A S D E TO M A

12.5.1 Hormigón
El hormigón es una mezcla pétrea artificial, que se prepara mezclando una
pasta de cem ento Portland y agua, con arena y piedra triturada, grava, u otro
material inerte. La sustancia quím icam ente activa de la mezcla es el cemento, el
cual se une física y quím icam ente con el agua y, al endurecerse, liga los agrega­
dos, para form ar una masa sólida semejante a una piedra. En principio se utilizan
los áridos para economizar, crear una estructura resistente que disminuya las
contracciones del hormigón, para crear una piedra artificial, lo que une todos es­
tos áridos es la pasta cementicla. La dureza se refiere a la resistencia del hormi­
gón, que se expresa por la resistencia a la compresión.

Una propiedad particular del hormigón es que puede dársele cualquierfor-


ma; la mezcla húmeda se coloca en estado plástico en moldes de madera, donde
endurece o fragua. El hormigón adecuadamente dosificado, es un material duro y
durable; es fuerte bajo compresión, pero quebradizo e inútil para resistir esfuerzos
de tensión.

En estos casos, en miembros som etidos a esfuerzos que no son de com ­


presión, se agrega un refuerzo de acero, que permite soportar esfuerzos de
tensión y de corte. En estructuras donde los esfuerzos son casi totalmente de
compresión, puede utilizarse hormigón sin reforzar, éste se conoce como hormi­
gón simple. En las obras de toma, esto se traduce en lo que sería la “sub-base”
de la estructura el cubo de entrada del agua, el apoyo del caño, etcétera. Cuan­
do al hormigón se le agrega acero, estamos frente al hormigón armado, que
contiene un refuerzo estructural de acero que dispuesto de tal manera que ac­
túan juntos para resistir las fuerzas exteriores.

Entre las características tecnológicas que definen al hormigón como mate­


rial de construcción figura la durabilidad. La durabilidad del hormigón se puede
definir como la capacidad de resistencia del material, a lo largo del tiempo, en
relación con las prestaciones previstas del mismo, y en las condiciones reales
de servicio de las estructuras.

La durabilidad del hormigón depende de factores intrínsecos (materiales,


proporciones, ejecución) y extrínsecos (medio ambiente, condiciones de se rvi­
cio, conservación y mantenimiento). La durabilidad frente a acciones agresivas
condicionan la resistencia mecánica del material y, por tanto, la seguridad de las
estructuras y de las obras. Por ello, la durabilidad es tan importante, y a veces
mucho más que la propia resistencia de cálculo del hormigón, las cuales son sobra­
damente altas como para proporcionar un coeficiente de seguridad inicial de suficien­
te garantía. Pero pueden devenir peligrosamente mermadas, si las citadas acciones
agresivas actúan con intensidad sobre un material no previsto para resistirlas.
M . K o o lh a a s - E M B A LS E S A G R IC O L A S 293

Agua + Cemento Portland + Arena + Piedra triturada + Acero = Hormigón armado

El agua utilizada en la fabricación del hormigón debe estar limpia y exenta


de cantidades nocivas de álcalis, sales, materia orgánica u otras sustancias. El
agua debe ser dulce, con bajo contenido de sales.

El principio básico del buen hormigón, dice que: la resistencia del horm i­
gón aumenta a medida que disminuye la cantidad de agua en relación con la de
cemento (disminución de la relación agua-cemento), éste es el factor preponde­
rante de la calidad del hormigón. Hay que tener en cuenta, el agua superficial
contenida en los agregados, es decir, ésta debe contabilizarse como parte del
agua de la mezcla. La impermeabilidad del hormigón depende de ia relación men­
cionada, de la graduación de los agregados y de la densificación lograda en obra
con la mezcla al vo lcaren los moldes.

Se puede decir que el máximo de agua por bolsa de cemento es de 29


litros. Recordemos que el volumen de una bolsa de cemento Portland es de
aproxim adamente 35 litros, asumiendo un peso específico de 1,42 kg/l para el
Portland (50 kg/1,42 kg/l).

Los materiales unidos entre sí por la pasta de cemento y agua son los
agregados ; son m ateriales inertes, com o arena natural, pedregullo, piedra
granítica triturada. Los agregados se pueden clasificar en dos grandes grupos,
agregados finos y agregados gruesos. Los materiales con diám etros m enores a
3/16 pulgada (4,76 mm) se llaman agregados finos. Es importante la graduación
(distribución de los diferentes tamaños de arena). Un agregado bien graduado
producirá un hormigón más compacto y por tanto más fuerte. Todo el material
mayor a 3/16 pulgada de diámetro se llama agregado grueso, incluye la piedra
triturada, grava u otros materiales inertes. Como el agregado fino, el agregado
grueso debe variar también en tamaño; en general, los tamaños varían de 1/4 a
3 pulgada (6 mm a 76 mm), pero para el hormigón armado el máximo es de 1,5
pulgada (38 mm) en la práctica constructiva normal.

El tamiz puede estar form ado por una malla metálica cuadrada, realizada
con alambres, que la separación de esa malla nos va a indicar el tamaño del árido;
si el árido pasa por esa malla, quiere decir que el árido es más chico que esa
malla.

12,5.2 Dosificación del hormigón


No existen reglas fijas para la dosificación de los agregados finos y grue­
sos, o tal vez, debemos decir, que ésta es una materia especializada, y aquí son
necesarios conceptos básicos que son suficientes para realizar estas obras de
294 12. O B R A S D E TO M A

hormigón rústicas. Como concepto general, conviene señalar que el agregado


grueso debe ser el doble del volumen de agregado fino, es decir, una proporción
usual es de 2 partes de agregado fino por 4 partes de agregado grueso por 1 de
cemento.

Una form a de expresar la calidad del hormigón, es por la prueba de la


resistencia a la compresión. Como indicación de la resistencia del hormigón, se
refiere a un hormigón de 210 kg/cm 2, y representa el esfuerzo último de com pre­
sión a los 28 días de curado. Para lograr una resistencia la compresión de 210 kg/
cm 2, por lo menos se debe emplear 300 kg de cemento Portland por m3 de hormi­
gón, o de lo contrario, a razón de 350 kg/m 3 (7 bolsas) de hormigón.

El curado es el proceso de cuidados que hay que brindar a la mezcla plás­


tica para que endurezca bajo condiciones de humedad y temperatura favorables.
El fraguado Inicial comienza después de dos o tres horas del mezclado inicial,
durante este intervalo se evapora el agua especialmente en las superficie expues­
tas y, a menos que se evite la pérdida de humedad, el hormigón se agrietará en
estas zonas. Para ello es conveniente que los moldes se cubran o protejan ade­
cuadamente para que no tengan pérdida de humedad en la superficie durante un
período de 7 días. Esto se hace generalmente colocando arpillera, vegetación y
hum edeciendo periódicamente y protegiendo de los rayos solares directos. Con
el curado, además de resistencia y durabilidad, se obtiene mejor impermeabilidad
en el hormigón.

En función de los requerimientos de proyecto y los materiales, se deberá


efectuar la dosificación de los materiales, y la forma más entendióle en la práctica
es la forma volumétrica. Las varillas de acero que se utilizan comúnmente son de
6, 8, 10, 12 mm, es mejor usar el hierro tratado por tener más superficie de
adherencia que el común que es simplemente cilindrico.

12.5.3 Asentamiento de los caños


Muchas veces para asentar tuberías o caños, donde el terreno fundación
es suficientem ente firme, se utiliza un hormigón pobre o tosca cemento, es de­
cir, los agregados del hormigón pueden ser materiales naturales, obtenidos “in
situ” como el suelo, de allí el nombre suelo-cemento, y en el caso de que este
suelo, sea “toscoso”, material gravilloso, recibe el nombre de tosca-cemento.
En térm inos volum étricos la relación es de 6 a 10% de cemento Portland, lo que
en térm inos prácticos se traduce en 2 bolsas (100 kg) o 3 bolsas (150 kg) de
Portland por metro cúbico de balasto. De esta forma se aumenta la capacidad
de carga de la tubería de hormigón o se aumenta la capacidad de carga de la
fundación para una tubería de PVC. El suelo-cemento debe tener más cemento
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 295

cuando el agregado es fino; así un suelo arcilloso requiere más bien unas 3 bolsas
de cemento por metro cúbico de masa total, o sea un 10% de cemento. Si los
agregados son granulares, el incorporar un 10% de cemento genera una tosca-
cemento más fuerte, resistente, frente a incorporar sólo dos bolsas; por tanto, la
decisión será cuestión económica y de seguridad. Estas cantidades de cemento
Portland son límites, porque el superar los mismos implicaría hacer un hormigón
como corresponde, por ello el nombre vulgar de “hormigón pobre” para la tosca-
cemento.

Cuando las condiciones son más exigentes, por carga del terraplén o diá­
metro de tubería, importancia de la obra, o características de la fundación, pue­
de ser necesario y conveniente asentar los caños de hormigón sobre una platea
de hormigón armado. Generalm ente es suficiente confeccionar una platea ar­
mada de 0,15 m de espesor por un ancho mayor a la proyección ortogonal del
caño, confeccionada con varillas de 0 8 mm armando una cuadrícula de 0,20 x
0,20 m, o en otros casos de 0,15 x 0,15 m, especialmente si la tubería se fabrica
en el lugar. En efecto, en cañerías de gran diámetro puede ser conveniente en el
campo, en lugares alejados, confeccionar la tubería en sección tipo D, en dicho caso,
el espesor de la parte superior se puede realizaren 0,15 m y la base en 0,20 m.

12.5.4 Collarines antifiltrantes


Los collarines son pantallas de hormigón armado o de mampostería como
encofrado perdido y hormigón central armado, para dar anclaje y arrastramiento
de la cañería por debajo de la presa, y a su vez es una estructura que aumenta el
trayecto o recorrido del agua en flujo laminar hacia la salida de la presa por el
paramento aguas abajo. Es decir, que con la pantalla de hormigón o collarín
antifiltrante, estamos aum entando el recorrido del flujo de agua, por tanto, para
una idéntica carga hidráulica el caudal emergente por debajo de la presa en la
sección de la obra de toma con collarines, habrá un m enor caudal por la mayor
fricción que existe en el campo de flujo. Es decir, que el contacto arcilla y tierra
con el hormigón no hace una buena liga, por lo cual se realizan pantallas de
dim ensiones 2D + D = 3D, donde D es el diámetro del caño.

Con este criterio, se considera que el recorrido del flujo hídrico debe aumentar­
se en un 20 a 30% para que pierda carga, por lo cual los collarines antlfiltrantes deben
colocarse cada 5 a 6 metros, aunque el autor preferiblemente recomienda colocar los
mismos cada 5 metros. La figura 12.11 es un ejemplo de una tubería de hormigón
recubierta por un encofrado cuadrado de hormigón con collarines antifiltrantes y la
figura 12.12 es una vista de una cañería de hormigón de alcantarilla con sus collarines
antifiltrantes.
296 12. O B R A S DE TOMA

Figura 12.11. Tubería de horm ig ón com o encofrado p erdido, envuelta en h o rm i­


gón arm ado y resp ectivo s collarines.

Figura 12.12. Cañería de horm ig ón p re fab rica do con los resp ectivo s co llarines
a n tifiltra n te s.
M. K o c lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 297

En la figura 12.13 y 12.14, se muestra una secuencia de la construcción


de una compuerta central, construida en base a una chimenea de ladrillos enteros
dispuestos radialmente, donde la misma funciona llena de agua, es decir, el mis­
mo nivel de agua del lago se mantiene dentro de la chimenea.

Figura 12.13. In icio de «chim enea» de obra de toma ce ntral en base a


la d rillo s enteros.

Figura 12.14. Com puerta central en co nstrucció n, contin ua ció n de la secuencia.


298 12. O B R A S D E TOMA

12.5.5 Cámara de salida


Una cámara de salida es una estructura de hormigón armado que tiene
como función am ortiguar el agua a presión que sale por la tubería de la obra de
toma, y encauzarla hacia la utilización, por lo cual su diseño se adecuará a la
form a particular de utilización de cada obra de aprovechamiento hidráulico. Nor­
malmente las paredes de la estructura tienen un ancho mínimo de 12 cm, a veces
se hacen con doble malla de hierro, pero en general es más que suficiente una
sola malla y un espesor normal es 0,15 m.

En la figura 12.15 se aprecia una cámara de salida con los bordes adecua­
dos para am ortiguar la energía cinética de la fuerza del chorro en la salida, gene­
rando una turbulencia, y la salida hacia el canal de riego. Otras soluciones pue­
den incluir una partición de caudales hacia uno u otro lado de un canal, o ambos
mediante la graduación de una com puerta de madera, eso es lo que se muestra
en la figura 12.16. donde también se puede apreciar un tabique de hormigón arma­
do para romper la energía del chorro de agua al salir de la compuerta. En la figura
12.17 se muestra otro ejemplo de una cámara de salida simple muy empleada.

Figura 12.15. Com puerta de alta p re sió n trasera con «bafle»


a m o rtig u a d o r de la energía del ch orro h idraúlico.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S
Figura 12.15. Cámara am ortiguadora de salida para una obra de riego de m ás de 500 ha de arroz.

299
300 12. O B R A S D E TOMA

12.5.6 Cámara de entrada


A la entrada de la obra de toma, ésta se
hace elevada sobre el nivel del terreno, y ge­
neralmente se realiza un simple cubo de hor­
migón armado, colocado sobre una buena
base también de hormigón armado, de mane­
ra de form ar una sola unidad completa. En la
figura 12.18 y 12.19 se aprecia uno de estos
cubos con su com puerta de 400 mm coloca­
da en una tubería de caños de hormigón sim ­
ple en una pequeña obra para el cultivo de
arroz. En efecto, es una compuerta delantera
de las que señalamos como la forma más
económica de colocación, de la cual mostra­
mos un detalle constructivo esquemático en
la figura 12.4.

Figura 12.16. Cámara También es de buena práctica colocar en


am ortiguadora, com puerta de la entrada de la tubería una rejilla para Impe­
g u illo tin a y com puertas laterales
dir el pasaje de troncos, ram as y cualquier
de desvío a canales.
objeto flotando que pueda generar obstruc­
ciones y com plicaciones a la hora de cerrar
la compuerta. Esta rejilla se construye con hierro de 12 o 16 de manera de dejar
aberturas de 0,05 x 0,05 m, y en el caso del cubo de hormigón se amarra a
salientes previstos en los vértices del cubo antes de llenar los moldes. También
se ha realizado, atornillando a bulones existentes en la fundición de la estructura
de la compuerta.
\

Figura 12.17. Cámara de salida sim ple m uy utilizada.


M. K o c lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 301

Figura 12.18 Cubo de h orm igón arm ado con com puerta sim ple, pro nta para
co lo ca r varilla de m ando acostado so bre el talud.

Figura 12.19 Idem a la anterior, vista de frente.


C A P FULO 1ÜS

PROTECCIÓN DE LOS
TERRAPLENES

|||¡§ § r^ o j íf

13.1 INTRODUCCIÓN
Un lago artificial está expuesto al efecto de los vientos, que afectan en
forma muy marcada el talud de aguas arriba, por lo cual se deben tomar medi­
das contra la erosión del oleaje que se genera.

La erosión provocada por el oleaje es función de varios factores, como:


— profundidad de agua, cuanto mayor es la misma, mayor es la altura del
oleaje;

— área del lago, la superficie del espejo de agua ofrece menor resistencia
ai flujo del viento, por (o cual, cuanto mayor es el área del espejo de agua
más influye el viento sobre la masa de agua embalsada, y hay más oleaje;
— dirección y frecuencia del viento;

— tipo del material en el terraplén, sobre el cual golpea la ola y también su


Inclinación, lógicamente cuanto más tendido sea el talud, mayor resisten­
cia ofrece al efecto erosivo de las olas.

La solución clásica de protección del talud aguas arriba, con mucha vi­
gencia en la zona del basalto y del cristalino por la abundancia de materia prima,
es el enrocamiento del mismo. Por experiencia, sabemos que el enrocamiento,
conviene realizarlo a mano, lográndose mayor campacidad del mismo, es decir,
un menor espaciamiento poroso y por tanto tendrá una mayor duración.
304 13. P R O T E C C IÓ N DE LO S TE R R A P LE N E S

La capa de enrocamiento debe extenderse desde el coronamiento del te­


rraplén, hasta una distancia segura por debajo del máximo nivel de agua en el
embalse.

En resumen, la protección del talud húmedo del terraplén se puede encarar


por el enrocado, bloques de hormigón, pavimento bituminoso o asfáltico, hormi­
gón en trozos o algún otro caso especial. Sin embargo la experiencia es contun­
dente a nivel planetario, la solución es el enrocamiento, cualquier otra protección
termina siendo más onerosa y de efectividad dudosa.

13.2 DISEÑO DE LA CAPA PROTECTORA

13.2.1 Altura de las olas


Las normas para el diseño de la capa protectora del talud frontal de una
represa, están basadas en la altura del oleaje que se genera en el vaso del lago.
Por tanto, volvamos de nuevo al tema esbozado rápidamente en el capítulo 7, en
ocasión del borde libre.
El viento soplando sobre una superficie de agua genera olas. La altura de
éstas olas, son función del viento, de la profundidad de agua y la distancia de
superficie hídrica sobre la cual el viento sopla. Esta última frase, la distancia o
longitud de superficie de agua sobre la cual opera el viento, se llama “Fetch”, que
identificaremos con la letra “F” y no tiene una traducción en español .El concepto
ya lo habíamos introducido en el texto, a través de la fórmula de Hawksley para
altura de olas, veremos ahora como se calcula el parámetro para aplicarlo en
algunas fórmulas adicionales que presentaremos.

En la figura 13.1 tenemos un ejemplo que se explica por sí mismo. A partir


de una dirección que llamaríamos de referencia 0o, tomamos los ángulos de
deflexión 10, 20, 30, 40, 45 y sus respectivas distancias Xikma ambos lados de la
misma, izquierda y derecha, luego realizaremos los cálculos explicitados.
Calculado el Fetch del espejo del vaso de nuestra represa, aplicaremos
alguna fórmula de altura de olas. Presentaremos algunas fórmulas adicionales a
la mencionada de Hawksley (13.1) citada por Schawb y otros, y generalmente la
que normalmente utilizamos

h (m) = 0,014 F (m)1/2 (13.1)


M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 305

Figura 13.1. Ejemplo del


cá lcu lo del Fetch.
C os0 X ikm
k XC osG

km
0.71 1.00 0.71
0.77 1.00 0.77
0.87 1.20 1.04
0.94 1.50 1.41
0.98 1.75 1.72
1.00 3.20 3.20
0.98 2.80 2.74
0.94 3.00 2.82
0.87 2.40 2.09
0.77 2.65 2.04
0.71 1.15 0.82

y X CosO 20.30
Fetch e fe c tiv o :^ ^ ------- = -------
X Cos 0 9.54
O 2 5C 5 0 0 f m iCCOm

Otra fórmula con más parámetros muy usada, es la ecuación de Molitor1:

h (m) = 0,032 (V)’/! + 0,75 - 0,27 F1/4 (13.2)

donde V viento en km /h y F en km.

El otro elemento importante para determinar la altura de las olas es el


factor viento. Ahora bien, el viento que se obtiene de reportes metereológicos,
proporciona la velocidad del viento sobre el terreno, ésta puede incrementarse en
un 20% para reflejar mejor las velocidades sobre la superficie del vaso de agua.
Saville y otros han sugerido la aproximación que se da en la tabla 13.1.

Tabla 13.1.

F (km) 0.85 1.68 3,35 6,71 10.00

Vagu a /V,tierna 1,08 1,13 1,21 1,28 1,31

1Mol¡tor,D.A 1935 “Wave Resources on Sec.Walls and Breakwaters” Trans. ASCE, Vol 100, p.984.
306 13. P R O T E C C IÓ N D E LO S TE R R A P LE N E S

La velocidad del viento que se toma en el diseño en el Uruguay sería del


orden de 60-70 km/h, por lo que, si el lector requiere aplicar una fórmula más
sofisticada, recomendamos aplicar la fórmula 13.2. La figura 13.2 puede aclarar al
lector el porqué de la afirmación anterior; en efecto, no es posible tener proteccio­
nes en embalses agrícolas para tornados o eventos muy extremos y de muy corta
duración.

Otra ecuación para determinar la altura de las olas es la de Stefenson,


válida para F < 18 km (todos los embalses agrícolas)

h (m) = 0,75 + 0,34 F 1/2 - 0,26 F 1


/4 (13.3)

donde F en km.
Finalmente, otra posibilidad es la sugerencia del “U.S. Army Corp of
Engíneers”, que se muestra en la figura 13.3 La detallada observación de dicha
figura nos establece que para los embalses agrícolas, teniendo presente los F
normales, las altura de las olas en la gran generalidad h < 0,80 m, de allí que el
borde libre en la gran mayoría de las presas en promedio es de 1,50 m.

Figura 13.2. Frecuencia de las velocidades del viento m edia de tres zonas
costeras del Uruguay.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 307

_ altura máxima de la ola

- duración de la velocidad del viento

Figura 13.3. A ltu ra sig n ifica tiva de las olas y duración de la ve lo cida d del viento.
Fuente: US A rm y Corp o f Engineery).

13.2.2 Espesor de capa y tamaño de rocas


El diseño de la capa protectora en cuanto a su espesor y el tamaño de las
cledras que la componen se basa en las recomendaciones del USBR (tabla 13.2).

Es fundamental que la capa de enrocamiento tenga una buena gradación,


esto es una buena distribución alrededor del D50, en forma práctica +1,5 x D5Q,
ce esta forma se pueden llenar los vacíos entre las rocas.

El enrocado según algunos autores, debería extenderse por lo menos 2,4


~ oor debajo del ÑAMO, otros autores dicen 1,0 m, el autor se inclina por esta
, : ~,a recomendación, aunque en el próximo ítem aclararemos el punto.
308 13. P R O T E C C IÓ N D E LO S TE R R A P LE N E S

Tabla 13.2.

A ltu ra de Tamaño Tamaño Espesor de


las olas (h) m edio Dso(m) m áxim o (kg) la capa (m)

0 - 0 ,3 0 0,20 45 0,30

0 ,3 -0 ,6 0 0,25 90 0,38

0,6 - 1,20 0,31 227 0,46

1 ,2 0 - 1,80 0,38 680 0,61

1 ,8 0 - 2,40 0,46 1.130 0,76

La capa protectora de enrocado, debe apoyarse sobre un filtro drenante,


para su buena conservación, con el siguiente criterio

Máx h (m) está entre 0 - 1,20 m, el filtro D8S > 2 ,5 4 -3 ,8 5 cm.

13.3 ASPECTOS CONSTRUCTIVOS


En primer lugar debemos despejar una duda acerca de la colocación de la
roca. En los EUA, de acuerdo con el USBR, en un estudio realizado en un gran
número de represas, el enrocamiento colocado a volteo falló sólo en un 5% de los
casos y esto debido a razones de errores en la granulometría de la roca. A su vez
el enrocamiento colocado a mano falló en un 30% de los casos en que se usó y
hubo un gran porcentaje de fallas con el pavimento de hormigón, fallando en un
36% de los casos. Con el estudio se comprobó la premisa de que el enrocamiento
es la protección más preferible y dentro del enrocamiento, el colocado a volteo
desde camión es preferible al colocado a mano. El autor considera que es posible
que con los parámetros de diseño que se utilizan para la protección del
enrocamiento, con fetchs grandes, evidentemente los espesores y el tamaño D50
de las rocas, se vuelve Imposible en aquellos “lares” el trabajo manual, o decidida­
mente es más económico mediante palas cargadoras y camiones, más las
retroexcavadoras con martinete.
La experiencia señala que a nivel de embalses agrícolas, prácticamente el
99% de las represas de uso para riego, que incluso muchas caen en represas
grandes según la clasificación de la DNH, las dimensiones del enrocado son
tales que son manejables para la operación manual con obreros. Considero tam­
bién que este tipo de enrocado, que sin lugar a dudas es mucho más económico
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 309

que el realizado a volteo, especialmente a nivel predial, queda con una menor
porosidad y ahí está una de las claves del éxito del tratamiento protector. Esto lo
sabemos y lo hemos constatado, porque en la inmensa mayoría de los casos a
nivel de embalses agrícolas, uniprediales, los enrocados han sido hechos a mano
y son totalmente exitosos.

En cambio de los pocos casos de enrocado a volteo, el autor ha conocido


fallas, necesidad de una o dos enrocadas en sectores, aunque desconocemos
las razones; podrían ser temas de granulometría y/o espesor, así como direccio-
nalidad de los vientos que “castigan” más un sector de una pared que otro.

En conclusión, a nivel agrícola, por precio, o sea razones económicas, el


enrocamiento a mano es preferible y ha sido el más utilizado. El personal idóneo
y experimentado para realizar esta tarea dura, de mucho esfuerzo, es oriundo de
la zona fronteriza con Brasil, en la zona de Quaraí y en Artigas, acostumbrados
también al trabajo con las piedras preciosas, ágatas y amatistas.
Al efectuar el trabajo del enrocamiento es necesario realizar una berma en
el talud, o sea un escalón en la continuidad del talud que se viene construyendo,
para calzar la piedra. Las piedras deben colocarse sobre un material drenante, por
ello en la práctica, cuando en la construcción se llega al nivel o la cota mínima de
comienzo del enrocado, con las traillas se descarga una hilada de material
balastoso, de tal forma de conformar el referido filtro de apoyo. Si las indicaciones
de la Dirección de obra son más estrictas o no son de su agrado el material
gravllloso natural disponible, habrá que cargar el material específico y tender en
forma apropiada.

En la figura 13.4 se aprecia el enrocado de un embalse pequeño en NE del


país, donde se puede apreciar que el mismo no llega exactamente al coronamien­
to. En la figura 13.5 y siguientes se proporciona un detalle del enrocamiento de la
presa que ocupa la portada de este libro en la zona de Cristalino.

A veces la falta de materia prima para completar un trabajo de enrocamien­


to puede llevar a ingeniarse para hacer cambios metodológicos. Esto es lo que
pasó en la fotografía de figuras 13.12 y 13.13, en que se aprecia roca y embolsado
de tosca-cemento. En efecto, esta pequeña represa se protegió con bolsas de
tosca-cemento a razón de un 10% en volumen de cemento Pórtland, a un costo
sensiblemente superior al enrocado convencional, que por circunstancias que no
vienen al caso fueron compartidos entre el constructor y el propietario. El resulta­
do no es muy promisorio como era de esperar, y previamente anunciado, pero fue
una solución de compromiso. Se puede observar que la zona de protección en
mayor contacto con el agua por más tiempo, se desgasta muy rápidamente, eso
se intenta mostraren la figura 13.13.
310 13. P R O T E C C IÓ N D E LO S T E R R A P LE N E S

Figura 13.4.

Figura 13.5.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 311
312 13. P R O T E C C IÓ N D E L O S TE R R A P LE N E S

Figura 13.9.

Figura 13.10.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 313

Figura 13.11.
Enrocado en
co n s tru c c ió n a
m ano sobre capa
de balasto.

Figura 13.12.

Figura 13.13. D egradación


de la tosca cem ento con el
agua.
314 13. P R O T E C C IÓ N D E LO S TE R R A P LE N E S

Un tema que merece considerarse, es el referente a diseñar el talud húme­


do más tendido, aparentemente, en teoría un talud más suave que 3:1, por ejem­
plo 6:1, debería ser más resistente al efecto erosivo del oleaje. El tema es compa­
rar los costos del mayor movimiento de tierra con el costo del enrocado, asumien­
do que es un sistema protector equivalente. El tema está justo en ese punto, que
en la práctica no es equivalente, y para ello tenemos la experiencia de una repre­
sa recientemente construida en las cercanías de la ciudad de Trinidad, que se
realizó con un talud de 4,5:1, y los resultados son constatables tan erosionado
como uno de 3:1.

Finalmente, con relación a que nivel Inferior llegar con el enrocado, pode­
mos conceptuar de la siguiente forma, si la represa o el vaso es de un llenado
lento, porque la relación cuenca a volumen del vaso es baja, debería recibir un
tratamiento hasta el pie del talud. De lo contrario, una represa que se llena muy
rápidamente, o que podemos predecir con relativa seguridad que alcanzará deter­
minada cota fácilmente, sería un despilfarro enrocar por debajo de dicha cota. Y
como siempre, las decisiones surgen al final en función de la economía o financia­
ción de la obra, asumiendo compromisos, por ello que en general el autor utiliza el
criterio de 0,5 a 1,0 metro por debajo del ÑAMO del embalse. Es Importante
señalar, que contrariamente a lo que teóricamente se puede pensar, si el perso­
nal especializado de Artigas hace bien el calce de las primeras hiladas de rocas,
en los embalses agrícolas con las alturas de agua normales, no se producen
desmoronamientos de roca.
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328 14. A n e x o s

Anexo 2

ELEMENTOS COMPLEMENTARIOS
PARA APLICAR LA USLE EN EL
URUGUAY

Figura 14.5. Carta estim ada de isoerodentas calculada directam ente a


p a rtir de bandas de p lu vió g ra fo en 10 años. Fuente: García, F. 1992. Guía para la
Toma de D ecisiones en C onservación de S uelos.3a
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 329

Figura 14.6 Carta de isoerodentas calculada p o r diferente procedim iento que la


Fig.14.5, en base a reg istro s de 30 años y una función de regresión.
Fuente ‘. Koolhaas,M. 1977. La Ecuación U niversal de Pérdida de Suelo. Boletín
No.130. Facultad de Agronom ía. U niversidad de la República. Uruguay.
Koolhaas,M. 1979. El p o te n cia l erosivo de la lluvia en el Uruguay. Turrialba, R evis­
ta Interam ericana de Ciencias Agrícolas, Vol 29,No1, pp.:3-9.-
330 14. A n e x o s
Relación de pérdida de suelo. LS.

Longitud de pendiente L, en m

El factor topográfico - LS (Wischmeier y Smith, 1965)

Figura 14.7Cálculo del fa c to r topográfico LS para laderas uniform es hasta 300 m.


Fuente: Koolhiuis, M ., 1977,op. cit.
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S 331

Factor C para pastura permanente, y tierras forestadas 1

Cobertura que está en contacto con suelo


Tipo de
V e g e ta c ió n de C o b ertu ra 2
Porcentaje de suelo cubierto
%3 Tipo4 0 20 40 60 80 95 +
Sin cobertura 25 G 0.45 020 0.10 0.042 0.013 0.003
W 0.45 0.24 0.15 0.09) 0.043 0.011

Pastura o arbustos 25 G 0.36 0.17 0.09 0.038 0.013 0.003


con altura W 0.36 0.20 0.13 0.083 0.041 0.011
de caída media de 0.5 m
50 G 0.26 0.13 0.07 0.035 0.012 0.003
W 0.26 0.16 0.11 0.076 0.039 0.011

75 G 0.17 0.10 0.06 0,032 0.011 0.003


W 0.17 0.12 0.09 0.068 0.038 0.011

Apreciable cantidad 25 G 0.40 0.18 0.09 0.040 0.013 0.003


Arbustos , con altura W 0.40 0.22 0.14 0.087 0.042 0.011
de caída media de 2m

30 G 0.34 0.16 0.08 0.038 0.012 0.003


W 0.34 0.19 0.13 0.082 0.041 o.on

75 G 0,2 8 0.14 0.08 0.036 0.012 0.003


W 0.28 0.17 0.12 0.078 0.040 0.011

Arboles, pero 25 G 0.42 019 0.10 0.041 0.013 0.003


pocos arbustos. W 0.42 0'.23 0.14 0.089 0.042 0.011
Con altura de caída
Media de 4m 50 G 0.39 0.18 0.09 0,040 0.013 0.003
W 0.39 0.21 0.14 0.087 0.042 0.011

75 G 0.36 0.17 0.09 0.039 0.012 0.003


W 0.36 0.20 6.13 0.084 0i*f41 0.011

1 Los valores de C listados asumen que la vegetación y el mulch, están


desparramados al azar por el área
2 La altura de la cobertura vegetal es la altura promedio de la caída de las gotas de lluvia
que caen sobre el suelo. El efecto de la cobertura es inversamente proporcional a la
altura de caída de las gotas, y es despreciable si la caída es mayor a 10 metros.

3 Parte de la superficie total que podría estar siendo cubierta por la cobertura vegetal

4 G: cobertura en superficie son pastos, plantas de gramilla, o residuos bien descom­


puestos en los primeros 5 centímetros.
W: cobertura superficial es fundamentalmente malezas de hoja ancha, residuos sin
descomponer o ambas cosas.

Fuente : Wischmeier.W,
332 14. A n e x o s

Anexo 3
Facultad de Agronomía - Cátedra de Topografía - 1979.

Areas de m.c. de secciones en terraplén para distin ta s relaciones de taludes y


anchos de coronam iento. Calculista: Ing. M. H., Koolhaas.

2 ,5 :1 2,5:1 3 ,0 :1 3 ,5 :1 4 ,0 :1
2,5:1 3 ,0 :1 3 ,0 :1 3 ,5 :1 4 ,0 :1
3,0 3,5 4 ,0 4,5 5,0
¡1 2,0:1 2,0: 1 2,5:1 3,0:1 3 ,0 :1 -
mt. 3,0:1 3 ,5 :1 3 ,5 :1 4 ,0 :1 5,0:1

■0,20 0,10 0,11 0,12 0,14 0,16 0, 60 0,70 0,80 0,90 l-,00
0,25 0,16 0,17 0,19 0,22 0,25 0,75 0,88 1,00 1,13 1,25
0,30 0,23 0,25 0,27 0,32 0,36 0,90 1,05 1,20 1,35 1,50
0,35 0,31 0,3' 0,37 0,43 0,49 1,05 1,23 1,40 1,53 1,75
0,40 0,40 0,44 0,43 0,56 0,64 1,20 1,40 1,60 1,80 2,00
0,45 0,51 0,56 0 ,6 l 0,71 o ,3 i 1,35 1,58 1,80 2,03 2,25
0,50 0,63 0,69 0,75 0,88 1,00 1,50 1,75 2,00 2,25 2,50
0,55 0,76 0,83 0,91 1,06 1,21 1,65 1,93 2,20 2,48 2,75
o,6o 0,90 0,99 1,08 1,26 1,44 1,30 2,10 2,40 2,70 3,00
0,65 1,06 1,16 1,2? 1,43 1,69 1,95 2,28 2,60 2,93 3,25
0,70 1,23 1,35 1,47 1,72 1,96 2,10 2,45 2,80 3,15 3,50
0,75 1,41 1,55 1,69 1,97 2,25 2,25 2,63 3,50 3,38 3,75
0,80 1,60 1,76 1,92 2,24 2,56 2,40 2,80 3,20 3,60 4.00
0,85 1 ,8l 1,99 2,17 2,53 2,39 2,55 2,98 3,40 3,33 4,25
0,90 2,03 2,23 2,43 2,84 3,24 2,70 3,15 3,60 4,05 4,50
0,95 2 , 26 2,48 2,71 3,16 3,61 2,85 3,33 3,80 4,28 4,75
1,00 2,50 2,75 3 ,00 3,50 4,00 . 3,00 3,50 4,00 4,50 5,00
1,05 2,76 3,03 3,31 3,36 4,41 3,15 3,63 4,20 4,73 5,25
1,10 3,03 3,33 3,63 4,24 4,84 3,30 3,85 4,40 4,95 5,50
1,15 3,31 3,64 3,97 4,63 5,29 3,45 4,03 4,60 5,18 5,75
1,20 3,60 3,96 4,32 5,04 5,76 3,60 4,20 4,80 5,40 6,00
1,25 3,91 4,30 4,69 5,47 6,25 3,75 4.3 8 5,00 5,63 6,25
1,30 4,23 4,65 5,07 5,9? 6 76 3,90 4.55 5.20 5,85 6,50
1,35 4,56 5,01 5,47 6,33 7,29 4,05 4,73 5,40 6,03 6,75
1,40 4,90 5,39 5,88 6,86 7,84 4,20 4,90 5,60 6,30 7,00
1,45 5,26 5,76 6 ,ji 7,86 8,41 4,35 5,08 5,80 6,53 7,25
1,50 5,63 6,19 6,75 7,83 9,00 4,50 5,25 6,00 6,75 7,50
1,55 6,01 6,61 7,21 8,41 9,61 4,65 5,43 6,20 6,98 7,75
,1,60 6,40 7,04 7,68 8,96 10,24 4,30 5,60 6,40 7,20 8,00
;l,65 6,81 7,49 8,17 9,53 10,89 4,95 5,73 6,60 7,43 8,25
U,70 7,23 7,45 8,67 10,12 11,56 5,10 5,95 6,80 7,65 8,50
C75 7 i 66 8,42 9,19 10,72 12,25 5,25 6,13 7,00 7,83 8,75
1,8o 8 ¡10 8,91 9,72 11,34 12,96 5,40 6,30 7,20 8,10 9(00
1,85 8,56 9,41 10,27 11,98 13,69 5,55 6,48 ?,¿0 8,33 9,25
1,90 9,03 9,93 10,83 12,64 14 >44 5,70 6,65 7,60 3,55 9,50
1,95 9,51 10,46 11,41 13,31 15,21 5,85 6,83 7,80 8,78 9,75
2,00 10,00 11,00 12,00 14,00 16,'00 6,00 7,00 3,00 9,00 10,0
M. K o o lh a a s - E M B A L S E S A G R IC O L A S
333

2,5=1 2,5: 1 3,0: 1 3,5:1 4,0: 1


2,5:1 3,0:1 3,0:1 3,5:1 4,0:1
3,0 3,5 4,0 4,5 5, 3
2,0:1 2,0:1 2,5:1 3,0:1 3,0:1
3,0:1 3,5:1 3,5:1 4,0: 1 5,0:1

2,05 10,51 11,56 12,61 14,71 16,81 6,15 7,18 8,20 9,23 10, 2?
2,10 11.03 12,13 1? 23 15,44 17,64 6,30 7,35 3,40 9,45 10, 5C
2,15 11,56 12,71 13,87 16,18 18,49 6,45 7,53 8,60 9,63 10, 75
2,20 12,10 13,31 14,52 16,94 19,36 6,-6o 7,70 8,80 9,90 11, oc
2,25 12,66 13 ,92 15,19 17,72 20,25 6,75 7,88 9,00 10,13 11, 25
2,30 13,23 14 ,.55 15,37 18,52 21,16 6,90 8,05 9,20 10,35 11, 50
2,35 13,31 15,19 16,57 19,33 22,09 7,05 3,23 9,40 10,53 11, 75
2,40 14,40 15,34 17,28 20,16 23,04 7,20 8,40 9,60 10,30 12, 00
2,45 15,01 16,.51 18,01 21,01 24,01 7,35 8,58 9,80 11,03 12, 25
2,50 15,63 17,19 18,75 21,38 25,00 7,50 8,75 14,00 11,25 12, 50
2,55 16,26 17,83 19,51 22,76 26,01 7,65 8,93 10,20 11,48 12 75
2,60 16,90 18,59 20,23 23,66 27,04 7,80 9,10 10,40 11,70 13 00
2,65 17,56 19,31 21.07 24,58 28,09 7,95 9,23 10,60 11,93 13- 25
2,70 13,23 20,05 21,87 25,52 29,16 8,10 9,45 10,30 12,15 13 50
2,75 18,91 20,30 22,69 26,47 30,25 3,25 9,63 11,00 12,38 13 75
2,30 19,60 21,56 23,52 27 ,44 31,36 8,40 9,30 11,20 12,60 14 00
2,35 20,31 22,34 24,3? 23,43 32,49 3,55 9:, 98 11,40 12,83 14 25
2,90 21,03 23,13 25,23 29,44 33,64 8,70 10,15 11,60 13,05 14 50
2,95 21,76 23,93 26,11 30,46 -34,81 8,85 10,33 11,80 13,28 14 75
3,00 22,50 24,75 27,00 31,50 .36,00 9,00 10,50 12, C0 13,50 15 00
3,05 23,26 25,53 27,50 32,56 37,21 9,15 10,68 12,20 13,73 15 25
3,10 24,03 26,43 23,83 32,64 38,44 9,30 10,85 12,40 13,95 15 50
3,15 24,31 27,29 29,77 34,73 39,69 9,45 11,03 12,60 14,18 15 75
3,20 25 ,60 28,16 30,72 35,84 40,96 9,60 11,20 12,80 14,40 16 00
3,25 26,41 29,05 31,69 36,97 .42,25 9,75 11,38 13,00 14,63 16 25
3,30 27,23 29,95 32,6? 38,12 43,56 9,90 11,55 13,20 14,85 16 50
3,35 28,06 30.86 '33,67 39,28 44,89 10,05 11.73 13,40 15,03 16 75
3,40 28,90 31,79 34,68 40,46 46,24 10,20 11,90 13,60 15,30 17 ,00
3,45 29,76 32,73 35,71 41,66 47,61 10,35 12,08 13,80 15,53 17 ,25
3,50 30,63 33,69 36,75 42,38 49,00 10,50 12,25 14,00 15,75 17,50
3,55 31,51 34,66 37,8i 44,11 50,41 10,65 12,43 14,20 15,93 17 ,75
3,60 32,40 35,64 38,38 45,36 51,84 10,80 12,60 14,40 16,20 18 00
3,65 33,31 36,64 39,97 46,63 53,29 10,95 12,73 14,60 16,43 18 ,25
3,70 34,23 37,65 41,07 47,92 54,76 11,10 12,95 14,30 16,65 18 ,50
3,75 35,16 38,67 42,19 49,22 56,25 11,25 13,13 15,00 16,88 iá ,75
3,30 36,10 39,71 43,32 50,54 57,76 11,40 13,30 15,20 17,10 19 ,00
3,35 37,06 40,76 44,47 51,38 59,29 11,55 13,48 15,40 17,33 19 ,25
3,90 33,03 41,83 45,63 53,24 60,84 11,70 13,65 15,60 17,55 19 ,50
3,95 39,01 42,91 46,81 54,6l 62,41 11,85 13,83 15,30 17,78 19,75
4,00 40,00 44,00 48,00 56,00 64,00 12,00 14,00 16,00 18,00 20 ,00
334 1.4 A n e x o s

2,5:1 2,5:1 3,0:1 3,5:1 4,0:1


2,5:1 3,0:1 3,0:15 3,5:1 4,0:1 3- 0:1 3,5 4,0 4,5 5 0
h 2,0:1 2)0:1
2,5:1 3,0:1 3,0:1
mt, 3,0: 1 3,5:1 3,5:1 4,0:1 5,0:1

4 ,05 41,01 45,11 49,21 57,41 65,61 12, 15 14,18 16,20 18,23 20 25
4 ,10 42,03 46,23 50,43 58,84 67,24 12,30 14,35 16,40 18,45 20 50.
4,15 43,06 47,36 51,67 60,28 68,89 12, 49 14,53 16,60 18,68 20 75
4 ,20 44,10 48,51 52,92 61,74 70,56 12, 60 14,70 16,80 18,90 21 00
4,25 45,16 49,67 54,19 63,22 72,25 12, 76 14,88 17,00 19,13 21 25
4,30 46,23 50,85 55,47 64,72 73,96 12, 90 15,05 17,20 19,35 21 50
4,35 47,31 52,04 56,77 66,23 75,69 13 05 15,23 17,40 19,53 21 75
4 ,40 48,40 53,24 58,08 67,76 77,44 13 20 15,40 17,60 19,80 22 00
4 ,45 49,51 54,46 59,41 69,31 79,21 13 35 15,58 r»,8 0 20,03 22 25
4 ,50 50,63 55,69 60,75 70,88 8l,00 13, 50 15,75 18,00 20,25 22 50
4,55 51,76 56,93 62,11 72,46 82,81 13, 65 15,93 18,20 20,48 22 75
4 ,6o 52,90 58,19 63,48 74,06 84,64 13, 80 16,10 18,40 20,70 23 00
4,65 54,06 59,46 64,87 75,68 86,49 13, 95 16,28 18,60 20,93 23 25
4,70 55,23 60,75 66,27 77,32 88,36 14, 10 16,45 18,80 21,15 23 50
4 ,75 56,41 62,05 67,69 78,978 90,25 14, 25 16,63 19,00 21,38 23 75
4 ,80 57,60 63,36 69,12 80,64 92,16 1 4 , 40 16,80 19,20 21,60 24 00
4 ,35 58, Si 64,69 70,57 32,33 94,09 14, 55 16,98 19,40 21,83 24 25
4 ,90 60,03 66,03 72,03 84,04 96,04 14, 70 17,15 19,60 22,05 24 50
4 ,95 61,26 67,38 73,51 85,76 98,01 14, 35 17,33 19,80 22,23 24 75
5 ,00 62,50 68,75 75,00 87,50 100,0 15, 00 17,50 20,00 22,50 25 00
5,05 63,76 70,13 76,51 89,26 102,0 15, 15 17,63 20,20 22,73 25 25
5,10 65,03 71,53 78,03 91,04 104,0 15, 30 17,85 20,40 22,95 25 50
5 ,15 66,31 72,94 79,57 92,83 106,1 15, 45 18,03 20,60 23,13 25 75
5 ,20 67,60 74,36 81,12 94,64 108,2 15, 60 18,20 20,30 23,40 26 0
5,25 68,91 75,80 82,69 96,47 110,3 15, 75 18,38 21,00 23,63 26 25
5 ,30 70,23 77,25 84,27 93,3 2 112,4 15, 90 18,55 21,20 23,35 26 50
5,35 71,56 78,71 35,87 100,2 114,5 16, 05 13,73 21,40 24,03 26 75
5 ,40 72,90 30,19 37,43 102,1 116,6 16, 20 13,90 21,60 24,30 27 CO
5,45 74,26 81,68 89,11 104,0 118,8 16, 35 19,03 21,30 24,53 27 25
5 ,50 75,63 33,19 90,75 105,9 121,0 16, 50 19,25 22,00 24,75 27 50
5 ,55 77,01 84,71 92,41 107,3 123,2 16, 65 19,43 22,20 24,93 27 75
5 ,60 78,40 36,24 94,08 109,3 125,4 16, 80 19,60 22,40 25,20 23 00
5 ,65 79,81 37,79 95,77 111,?' 127,7 16, 95 19,73 22,60 25,43 28 25
5 ,70 81,23 39,35 97,47 H 3 ,7 130,0 17. 10 19,95 22,80 25,65 28 50
5,75 82,66 90,92 99,19 115,7 132,3 17, 25 20,13 23,00 25,83 28 75
5,80 84,10 92,51 100,9 117,7 134,6 17, 40 20,30 23*20 26,10 29 00
5,85 35,56 94,11 102,7 119,3 136,9 17 55 20,43 23,40 26,33 29 25
5 ,90 87,03 95,73 104 j 4 121,8 139,2 17, 70 20,65 23,60 26,55 29 50
5.95 88,51 97,36 106,2 123,9 141,6 17, 85 20,33 23,30 26,78 29 75
O ,00 90,00 99,00 108,0 126,0 144,0 18, 00 21,00 24,00 27,00 30 00

Ejemplo : Para una altura de relleno h = 6,00 m. Con relación de taludes 3:1
y 2:1, y ancho de coronamiento b = 4,0 m, el área de la sección trapezoidal es de
A( m2) = 90,00 + 24,00 = 114,00 m2, así continuando,
si h =5,75 la sección A = 82,66 + 23,00 = 105,66 m2.-

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