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Carlos Darwin Perez Hernández 201744770

UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO PETEN (CUDEP) SEDE POPTUN

Catedrático: MSC. OSCAR YOVANY AYALA GUERRA

Curso: CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA CRIMINAL (ESPECIALIDAD)

Laboratorio No. 2 PONDERACIÓN 15 PUNTOS DE ZONA

Investigar y desarrollar las fases históricas principales de las SANCIONES


PENALES, las cuales están descritas en este laboratorio:

La evolución de las sanciones penales se ha desarrollado de acuerdo a las


funciones que les han sido asignadas. Como todo tema de Política
Criminal, existen diversidad de doctrinas y teorías, sin embargo, trataremos de
recoger las principales funciones declaradas que a las sanciones penales en el
devenir histórico les han sido asignadas, siendo las fases principales, las
siguientes:

1. VINDICATIVA

La fase vindicativa se ubica desde la etapa primitiva hasta comienzos del


siglo XIV. En este período, la venganza era la primera respuesta del
individuo que se consideraba ofendido por el comportamiento lesivo de otro
sujeto.Precisamente por su carácter de reacción primaria, la venganza
privada como una forma de castigo contra determinados comportamientos
predominó como función admitida y reconocida por muchos siglos. Entre los
latinoamericanos, del Derecho Penal se desarrollaba partiendo de la
venganza privada y solo gradualmente asume el carácter público, ya que la
pena adquiere diferentes formas, lo que Reinhart llama el carácter mixto de
la pena, (Reinhart, Maurach, Derecho Penal, Parte General, Editorial
Astrea, Buenos Aires, año 1994, Pág. 57).

Las instituciones de la justicia familiar y gentilicia no requirieron de


elaboraciones teóricas para justificar y sobrevivir. Les bastó acudir al
sentimiento personal primario, devolver un mal a quién lo ha causado. En el
Derecho Germánico la pena más grave era comúnmente la expulsión de la
tribu para quien había delinquido lo que resultaba en enemistad entre los
clanes; ya que dicho comportamiento significaba la muerte del sujeto
expulsado.

Del estudio del periodo en que se dio esta fase, es posible afirmar que
ninguno de los grupos sociales que han vivido lo que hemos denominado
“fase vindicativa” se ha ocupado jamás de enseñar y explicar los postulados
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y principios fundamentales de las reacciones de sus miembros. Esto,


porque no necesitan hacerlo, pues como se indica, su complejidad y
desarrollo no lo requirieron (Sandoval Huertas, Emilio, Penología
Universidad Extrema de Colombia, año 1987. Pág. 43). Únicamente se
escribió en la Biblia sobre la venganza como una forma de castigo contra
determinados comportamientos, lo que demostró la perspectiva existente
sobre la pena en aquella época.

El transcurso del tiempo permitió el surgimiento de dos instituciones


orientadas a controlar y superar la realización frecuente e inmoderada de
los actos de venganza privada. Nos referimos al Talión y la Composición.
La primera el Talión, que configuró la más antigua y elemental noción
entorno a la proporcionalidad de la sanción penal, restringió la entidad de
las acciones vindicativas a exactamente el mismo perjuicio (ojo por ojo,
diente por diente). Y la segunda la Composición a su vez estableció la
posibilidad de realizar transacciones comerciales sobre el derecho de tomar
venganza que poseía el ofendido; en consecuencia era factible que el
mismo agresor o sus familiares, acordasen entregar un bien de
determinado valor al perjudicado o a su grupo y este a cambio renunciaba a
ejercer la facultad vindicativa.

Posteriormente los grupos sociales fueron alcanzando un cierto grado de


complejidad y desarrollo y se conoció la prisión (Cuello Calón, Eugenio,
Moderna Penología, Casa editorial Barcelona, Tomo I, año 1989, Pág. 14)
como precaución para que el imputado no aludiese comparecer a su propio
proceso, ni escapara a la sanción. Esto se dio principalmente en la antigua
Roma (Ministerio de Justicia, Revista de Política Criminal, El Salvador, Vol.
1 y 2, año 1997 mes de Junio y Julio, Pág. 316), aunque en el Derecho
Germánico se dio raras veces la pena de prisión pero predominó la pena
capital y las penas corporales. Esta es una de las apariciones de la prisión
sin duda efímera pues en los siglos XI y XII no vuelve a encontrarse,
mientras que en el siglo XI, en Alemania la sanción penal pública reemplaza
a la auto ayuda, la preparación usurpada y la venganza, lo que produjo un
notable cambió de la tendencia existente.

En el siglo XIII y comienzo del Siglo XIV vuelven a aparecer la privación de


libertad, pero no son instrumento de venganza, sino como precaución para
que el ofensor no eludiera comparecer a su propio proceso ni escapar a la
sanción, es decir, como un medio para prevenir la fuga.

La función de la pena consistente en causar un mal a quien lo haya


cometido, en este siglo había desaparecido, pero la prisión continuaba
siendo instituto de prevención procedimental y no de sanción penal, ya que
solo era un medio para aplicar la pena.
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2. RETRIBUCIONISTA O EXPIASIONISTA

A finales del Siglo XIV, la idea de la penalidad en el antiguo oriente adoptó


un carácter profundamente religioso, por eso, el derecho de castigar se
presenta como una emanación de la divinidad. La misma característica se
observa en todos los pueblos cuya evolución se narra en el Antiguo
Testamento (Romano, Hebreos, Filipenses, etc.).

El argumento religioso utilizado para legitimar la irrogación de las sanciones


era muy similar al modelo teórico de la fase vindicativa; tan solo se
diferenciaba en que en este la titularidad de la acción punitiva ya no
radicaba en el particular ofendido, sino que se había desplazado al
representante de la divinidad.

De la teórica de la delegación divina se deriva que la pena, es


esencialmente venganza. No venganza privada, sino pública. Lo que se dio
más que todo a que los grupos sociales existentes en aquella época habían
crecido y se estaban desarrollando.

Es por lo anterior que Tomás Moro (año 1519-1576 d.C.) con un


pensamiento más funcional señala el trabajo como servidumbre, y que la
pena es más preferible a la muerte; pues un hombre al que se obliga a un
trabajo rudo, es más útil a la sociedad que un cadáver.

Pero estas ideas no tuvieron eco, en aquellos lejanos días, ya que nacieron
como reacción contra las sangrientas formas de represión criminal.

En el Siglo XV se inició un proceso económico y político que se prolongó y


alcanzó su máximo esplendor durante las dos centurias siguientes, el cual
fue la consolidación de los Estados-Nación, (que absorbieron a los antiguos
reinos feudales) y su expansión colonialista, lo que condujo a buscar un
mayor control social.

Quienes ejercían el dominio económico y político en aquella época


acudieron entre otros muchos medios, al sistema de usufructuar el trabajo
de los sentenciados a los cuales eran conmutadas sanciones capitales o de
tormentos por prestaciones forzosas de servicio en determinadas
instituciones.

No es coincidencia que el Imperio Romano hubiese utilizado penas


similares, pues de esa forma aprovechaban al máximo los recursos que
poseían.

Estas clases de sanciones en el Siglo XVI y XVII se hizo común en todo


Europa, razón por la cual surgió la necesidad de justificarlos teóricamente.
Fue así como se tomó la idea de expiación (dolor que redime) y se trasladó
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al ámbito de la normatividad, pero como no se trataba de obtener la


reconciliación del sentenciado con una divinidad, sino que tal finalidad
debía lograrse en relación a la colectividad, el consenso en cuestión fue
ligeramente modificado y la redención se alcanzaría a través del trabajo,
pues con el lucro que éste generaba se compensaría el daño causado al
grupo social con la conducta delictiva. Esta noción recibió el nombre de
RETRIBUCIÓN, lo que posteriormente llegó a constituir una de las tesis de
las denominadas teorías absolutas.

En el siglo antes mencionado los desórdenes y guerras se tradujeron en


Alemania en un abandono y embrutecimiento del manejo práctico del
Derecho Penal, el cual se había dejado de aplicar y se encontraba
estancado.

Con el objeto de aprovechar el trabajo de los sentenciados se utilizaron


básicamente cuatro formas de sanción penal, estas son: galeras, presidios,
deportaciones y establecimientos correccionales.

Todas las instituciones mencionadas conllevaban a la privación de libertad


del condenado pero como un medio de asegurar su utilización en trabajos
penosos.

Las sanciones en esta fase no tenían como objetivo jurídico principal la


libertad del afectado, la cual resulta vulnerada apenas como necesidad para
una mejor consecución a la finalidad propuesta, sino que se dirigen
directamente a aprovechar el lucho generado por su trabajo; de ahí que
también se denomine a este periodo como el de la explotación oficial de la
labor reclusa.

De acuerdo con el orden de las sanciones penales antes indicado, la pen


de las Galeras surge por primera vez en España por Real Cedula del 14 de
Noviembre de 1502, que dispuso la conmutación de los condenados a
muerte por el envío a las galeras. Más tarde, por pragmática de Carlos I, de
31 de Enero de 1950, fueron conmutados por esta pena las corporales y las
de destierro.

A finales del Siglo XVI y comienzos del Siglo XVII aparece la prisión como
pena propiamente dicha (Ministerio de Justicia, Revista de Política Criminal,
el Salvador, vol 1 y 2, año 1997, mes Junio y Julio, Pág. 316); es decir, que
esta se dejó de usar como un medio para aplicar la sanción penal. Con el
desarrollo de la navegación a vela y por el exceso de sentenciados a
prestación forzosa de servicios se comenzó a destinar a otras tareas
bastantes similares a la de las galeras, como era el manejo manual de
bombas de extracción de agua existente en los diques. A esta institución se
le dio el nombre de presidios arsenales.
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Simultáneamente con los anteriores surgieron los presidios militares.


Dichas instituciones constituyeron la forma más primitiva de a pena de
prisión.

El servicio en minas se consideraba como una variedad de las penas de


galeras y algunas de las sentencias que condenaban a estos trabajos
empleaban la fórmula: “Condenados a tantos años de galeras, que han de
servir en dichas minas y sin sueldo alguno”. Entre las primeras prisiones
que se crearon en España figuraban las determinadas galeras de mujeres.

La deportación con propósitos durante utilitaristas fue creada por los


ingleses en 1957, cuando comenzaron a remitir a condenados por
infracciones a penales, a establecimientos ubicados en sus colonias
americanas especialmente en Virginia y Meryand. Tal medida se prolongó
por casi dos siglos, pese a las protestas de los norteamericanos.

Posteriormente los establecimientos correccionales que fueron utilizaos


hacia finales del Siglo XVII, para recluir en ellos a menores de 25 años, que
trataban mal a sus padres o que se negaran a trabajar por pereza.

3. CORRECCIONALISTA

Con la revolución Norteamericana de 1776 y la francesa de 1789, la


burguesía asciende al poder político en detrimento de la autocracia y se
abandona la pretensión de que los sentenciados retribuyeran
económicamente el perjuicio que habían causado y al contrario se antepone
la finalidad de corregirlos. Es así que en los Códigos Penales de ese
entonces aparece la pena privativo de libertad, pero ya no como un
instrumento para usufructuar la labor de los reclusos sino como sanción en
sí misma y como condición para obtener un efecto futuro como lo es la
corrección del condenado, por ejemplo de dichos códigos es el Código
Francés de 1791, en el que se redujo la cantidad de delitos sancionados
con pena de muerte, se suprimieron las mutilaciones. En Alemania también
se da un cambio trascendental, ya que el Derecho Penal es influenciado por
la filosofía humanista y un producto legítimo de la ilustración fue una gran
ley penal (Derecho Penal del Derecho Regional general para los Estados
Prusianos de 1794), pero fue el Código Penal de 1890 de Colombia, en el
que se establecieron por primera vez cuatro formas de sanción privativa de
libertad: presidio, reclusión, prisión y arresto.

De acuerdo con la mayoría de autores la finalidad correccionalista del


liberalismo clásico fue la principal justificación de las sanciones penales en
esa época, pero la ideología de ese entonces de “DEJAR HACER, DEJAR
PASAR”, tuvo que empezar a ser modificada para admitir el
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intervencionismo estatal; así también las teorías referentes al objetivo de


las penas variaron, fue ahí cuando la “corrección” cedió su lugar a la
“resocialización”, lo cual se facilitó con el estudio del delincuente y de su
conducta bajo el nombre de Criminología.

En 1681, se fundó la Colonia Británica de Pensilvania por Guillermo Penn,


dando lugar a la creación de la Philadephia Society For Relieving
Distressed Prisioners, donde se trataba de eliminar aquellas leyes inglesas
cuyas sanciones implicaban sufrimiento corporal a los sentenciados.

Jhon Locke en 1689, señalaba como finalidad de la Sanción Penal la


corrección del individuo afectado, pero fue a finales del Siglo XVIII, y a
inicios del Siglo XIX, que la pretensión correccionalista se consideraba
como la reacción institucional ante el delito, con el planteamiento que decía:
“la pena que no haga bien es inevitable que haga mal”, es así que el criterio
a tomar no era el daño como en las fases vindicativa y retribucionista, sino
el comportamiento futuro, especialmente del condenado como finalidad
correccionalista y junto a ello se buscaba una finalidad de intimidación
general en la colectividad, esto es lo que en la actualidad se denomina
prevención especial y general.

En este periodo se introdujo el concepto de Régimen Penitenciario, pero


concebido de manera muy distinta de cómo actualmente se le conoce, ya
que era un modelo sobre todo médico, como técnica tendiente a curar
enfermedades, utilizada en el ámbito de los trastornos mentales. Su
influencia fue puesta en marcha en la fase resocializadora. Una
característica de esta fase es la privación de libertad como principal forma
de sanción penal, esta se llegó a convertir en una verdadera pena y es la
prisión el medio indispensable para ello.

El Estado se convirtió en el sujeto con potestad punitiva ante los


comportamientos delictivos.

Es así que autores de conocida relevancia como Beccaria, Howward,


Bentham y Dorado Montero entre otros; propugnaron por la humanización
de las penas en virtud del maltrato dado al recluso en las prisiones..

Las ideas correccionalistas que predominaban en la época del liberalismo


fueron abordadas en el “Tratado de Legislación Civil y Penal” de Jeremías
Bentham, quien fue el creador del Panóptico, el cual era un establecimiento
penitenciario como un enorme edificio circular, donde se ubicaban celdas,
cada una de estas debía contener no más de cuatro reos, en el centro
habría una torre en el ámbito superior rodeada por ventanillas que
permitiesen observar cada celda, sin saber los reos que eran vigilados.
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El sistema panóptico junto a la privación de libertad del recluso llegó a tener


una gran aceptación en Estados Unidos y España.

En cambio Dorado Motero propuso una finalidad más justa y un tratamiento


más humano en la ejecución, luego Michell Foucalt, señaló que la prisión es
la principal sanción penal, por lo que en el Siglo XVIII e inicios del Siglo XIX
se hizo necesario para la burguesía diferenciar sus conductas contra la
propiedad de las conductas análogas desarrolladas por los sectores
populares y como parte de esa separación se adoptó la privación de
libertad porque esta permite poner en práctica los procedimientos de control
político disciplinario que la misma burguesía había impuesto en otros
ámbitos de la vida social como: la escuela, la fábrica, etc.

De forma similar Fernando Rojas establece que la prisión es la principal


forma de sanción que deriva del hecho de que es un mecanismo que
mimetiza el sometimiento violento del sentenciado, que era manifiesto en
sanciones penales frecuentes utilizadas en épocas precedentes (galera,
azotes, pena de muerte, etc.).

El Congreso de los Estados Unidos de América aprobó en 1779, el


preámbulo redactado por Jhon Howard, que expresaba que el infractor de
las leyes debe ser sometido a un trabajo y a una instrucción religiosa, lo
cual permitía una corrección provocada por los mismos reclusos; junto a
otros afectos como hábitos de trabajo.

En 178, Benjamín Franklin, reorganizó la entidad creada en el Régimen


Pensilvánico, para que en 1790, se lograra la modificación de las leyes
penales con lo cual se eliminaron los trabajos forzados, las mutilaciones, los
azotes, etc., u también se logró instruir el Régimen Filadélfico o
Pensilvánico, cuyos elementos principales eran el aislamiento celular
permanente, prohibición de trabajo, educación religiosa y silencio absurdo
dentro de la prisión. Dicho Régimen Férri lo calificó como una de las
aberraciones del siglo XIX, así también García Ramírez lo crítico por dejar
de lado la relación entre el recluso y el exterior y sus colegas en prisión, de
manera que el Régimen Celular no consiguió las expectativas
correccionalistas que pretendieron sus creadores, es por ello que Adolfo
Prins dijo que el humanitarismo no respondió a las esperanzas que se
tenían a inicios del Siglo.

El X Congreso Penal y Penitenciario Internacional (Praga 1930) estableció


que el Sistema Celular poseía desventajas y que para los reclusos cuyas
penas de prisión eran de larga duración debía optarse por un tratamiento
penitenciario en común, en vez del celular.
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Luego se creó el Régimen Aubumiano en 1818, en la localidad de Aurbum,


Estado de Nueva York, donde se inauguró un Régimen Penitenciario que
daría aplicación al Régimen Pensilvánico según sus elementos
característicos originales y así se hizo durante algún tiempo; pero tres años
después asumió la dirección de este establecimiento Elam Lynds, quien
puso en funcionamiento el régimen citado, con características propias:
aislamiento celular nocturno, trabajo en comunión, disciplina severísima y
silencio absoluto.

Debido a las críticas hechas al Régimen Pensilvánico fue necesario permitir


el trabajo en grupo; pero en silencio, aunque por la noche estaban
separados individualmente. Sin embargo hubo un retraso en cuanto a la
idea de humanización de las prisiones concebida por Lynds, ya que para él
era imposible gobernar una prisión sin azotes y a veces cuando no se
identificaba el autor de un hecho ilícito dentro de la prisión se imponía
penas corporales a grupos de internos y de esa forma el responsable no
escapaba del castigo.

A lo largo del tiempo todavía subsisten elementos característicos del


sistema Aubumiano, en algunas prisiones del mundo, tales como:
aislamiento celular nocturno y el trabajo comunitario como ideal de los
establecimientos penitenciarios, sin embargo en la mayoría de los casos la
situación es otra.

4. RESOCIALIZANTE

También conocida como de resocialización, reinserción, de atención y de


rehabilitación social. La cual está orientada a sugerir que el sentenciado
adolece de una deficiencia en su educación social y que debe ser
subsanada.

El periodo de la fase correccionalista a la resocializante es consecuencia de


un proceso lento y no fue un hecho del todo perceptible; ya que en las tres
últimas décadas del Siglo XIX el argumento resocializador se impone como
principal legitimación de las sanciones penales, en la siguiente forma:

En 1870, la ideología y el fin con que se aplicaba la sanción por los delitos
en Norte América y Europa, dio lugar a una reorientación, buscando la
rehabilitación por la expansión industrial que absorbía la fuerza de trabajo y
como una necesaria solución al fracaso de los Régimen Filadélfico y
Aubumiano (que son las dos modalidades del sistema Celular).

En Cincinaty Ohio, Estados Unidos, se inicia el trance a la fase


resocializante por medio de “El Congreso Nacional sobre Disciplina de las
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Penitenciarias y Establecimientos de Reforma”, en donde se estableció que


el trato de los criminales por la sociedad debe pretender la resocialización.

El 31 de Julo de 1957 se aprobaron “Las Reglas Mínimas para el


Tratamiento de Reclusos” por el Primer Congreso de las Naciones Unidas,
mediante resolución 663 C., en donde en el artículo 7 se estableció: “El fin y
justificación de las penas privativas de libertad son la protección a la
sociedad contra el crimen y para ello es necesario que el delincuente una
vez liberado no sólo quiera respetar la ley y proveer a sus necesidades,
sino que sea capaz de hacerlo”.

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en 1966, en su


artículo 10 inciso 3º. Expresa que: “El Régimen Penitenciario consistirá en
un tratamiento cuya finalidad esencial será la readaptación social de los
penados.”

La Convención Americana sobre Derechos Humanos 1969 lo expreso en su


artículo numeral 6, indica que: “la pena privativa de libertad tendrá como
finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados”.

Existe una gran diferencia entre la fase correccionalista y la resocializante


ya que en ésta última se introdujo el “método”, de manera que la idea de
incidir en el comportamiento de un sujeto ya no es vista como una
pretensión sino como un hecho de tránsito lograrse por medio de las
normas e instituciones.

En la fase resocializante del titular de la acción punitiva es el Estado, el


beneficiario el infractor y el resto de la sociedad, el instrumento o método
contra la acción punitiva el tratamiento penitenciario.

Además existieron otros autores en esta época que manifestaron una


desaprobación a la prisión por ser incapaz de responder a la especificidad
de los delitos, argumentaban que era costoso; también señalaban que ésta
mantenía a los condenados en la ociosidad, multiplicaba sus vicios, etc., y
agregaban que privar a un hombre de su libertad y de vigilarlo en prisión es
un ejercicio de la tiranía.

Los establecimientos contemporáneos de esta fase son: los regímenes


progresivos, los regímenes All Aperto y la Prisión Abierta. El primero,
señaló que la resocialización del sentenciado se obtendrá a través de
etapas conformes y sucesivas, sus rasgos elementales son la progresividad
y el sentido técnico. Es Alexander Manconochie, director del Centro de
Deportación Retribucionista establecido por las autoridades inglesas en la
Isla de Nor Flok (Australia), quien puso en práctica a mediados del siglo
pasado un régimen legitimado por la noción de progresividad en el cual se
sustituía la severidad por la benignidad y los castigos por los premios.
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Luego se adoptó este sistema en Irlanda por Walter Kroffton, en España por
Montesinos y Molina, y en cada establecimiento dicho sistema se introdujo
con características propias al grado de hablar del sistema Kroffton y del
sistema Montesinos.

Los regímenes progresivos fueron adoptados por varios países como: Italia,
Holanda, Brasil, Argentina, Suiza, Dinamarca y otros.

No obstante, dichos regímenes han sufrido críticas como las de Manuel


López Rey y Cuello Calón, éste último dijo que después de la crisis del
sistema celular, persistió en su lugar la del sistema progresivo. Sin
embargo, la idea de progresividad como tratamiento penitenciario todavía
se persigue.

Los regímenes All Aperto, consistían en trabajos para los sentenciados al


aire libre. La primera legislación que creó esta clase de instituciones fue el
Código Penal Italiano de 1898. Luego el Séptimo Congreso Penitenciario
Internacional reunido en Budapest, 1905, aprobó recomendar el régimen All
Aperto para los sentenciados en uno a diez años de prisión.

El trabajo al aire libre permitió la ejecución de labores agrícolas, lo cual dio


lugar a una individualización del tratamiento, una mayor disciplina y un
control de la conducta de los internos.

La prisión abierta según la mayoría de los autores, es la última creación en


materia de penas contra la libertad individual, ya que es un establecimiento
de precauciones materiales y físicas contra la evasión y se caracteriza por
ausencia absoluta de obstáculos naturales contra la evasión y régimen
disciplinarios aceptados por los reclusos. Previo a una rigurosa selección de
estos últimos para merecer dicho tipo de prisión a través de estudios de
carácter biológico, psíquico y social.

La prisión abierta presenta dos modalidades: como institución autónoma y


como última fase de un régimen progresivo. El escaso funcionamiento de
instituciones abiertas limita un estudio real y no simplemente técnico de los
efectos de dichas prisiones.

Sin embargo ya existen críticas a dicha prisión ya que sólo es aplicable a


una minoría de internos y si ésta minoría ya puede dejarse en libertad,
persiste la idea de que nos es muy lógico aún recluir y coarta dicha libertad.
Aunque por otra parte se considera que este tipo de prisión atenta contra la
seguridad de la sociedad. Pese a ello esta ha sido acogida en los países
europeos como los nórdicos y en ciertos Estados Norteamericanos, luego
fue adoptada en Brasil y Argentina; pero posteriormente dejó de aplicarse.

Existen perspectivas diferentes en cuanto a la finalidad de reinserción social


del delincuente, algunas de ellas suponen el mantenimiento de la
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resocialización como finalidad de la prisión de libertad en cuanto a sanción


penal, que a la vez aplican a la conservación de la sanción como principal
forma de reacción institucional ante el delito; además están las perspectivas
o argumentos liberales como los de López Rey los radicales como Basaglia,
quienes expresaron que las penas privativas de libertad con carácter
progresivo son un mecanismo de mimetización de la violencia por las
instituciones oficiales.

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