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ACUSATORIO ADVERSARIAL
Y su comparación con la ideología Clásica
Analicemos el contexto dentro del entorno cultural, si bien las ideologías clásicas son la
base de muchas de las normativas vigentes y aplicables en la actualidad para México, no son más
que la trascendencia de todas y cada una de las ideologías y modelos ya establecidos por
personajes ilustres clásicos y neoclásicos no solo a nivel nación si no internacional.
Uno de los más famosos escritores y analistas de las ciencias es Tomas Hobbes, si bien
tratar de resumir la ideología y postulados, así como sus diversos estudios suena una tarea extensa
y específica, solo concentrare esta redacción al punto de vista penalista de este escritor.
Mediante su promulgación el soberano declara públicamente qué debe ser hecho y qué
omitido, y los súbditos encuentran la norma común de referencia de lo lícito y de lo ilícito, de lo
bueno y de lo malo, a la que en lo sucesivo quedan obligados. Querrán o no cumplirla, eso nada
importa; podrán o no hacerlo: pero saben que si no lo hacen están actuando delictivamente, y
saben igualmente que la hipotética impunidad natural de antaño ha sido sustituida por la certeza
del castigo civil.
Así pues, lo malo no ha sido legalmente prohibido por ser malo; lo malo es legalmente
malo por haber sido prohibido. Violar la ley es delito; y ninguna otra cosa, salvo eso, es delito. El
formalismo legal sigue al nominalismo ético con similar fuerza lógica a como la pena sigue al
delito11 o el efecto a la causa. Ahora bien, una vez establecida la ley, una vez determinado
objetivamente lo bueno y lo malo, qué impulsa a los individuos hacia su infracción.
Precisamente en aras de alcanzar plenamente los ideales políticos y filosóficos que inspiraron al
constituyente de 1917, y en congruencia con el sistema acusatorio adoptado y con los pactos
internacionales suscritos sobre la materia por México, los principios rectores que rigen al nuevo
proceso penal son, entre otros muchos:
La Presunción de inocencia
La oralidad
La publicidad
La inmediación
La contradicción
La concentración
La continuidad
La libre valoración de la prueba
Lo que hizo Maquiavelo, fue describir cómo funciona la sociedad en relación al Estado y al
gobierno; estudió y describió las relaciones de poder que se daban institucionalmente en ese
momento y de allí planteó sus reglas, que luego incluyó en esa especie de manual del gobernante:
El Príncipe, el cual tomara como base u muchas de las normativas aplicables y aún vigente para, no
solo el sistema penal acusatorio en México, si no en diversas normativas institucionales e inclusive
constitucionales.
Es desde este pensador que el Derecho, y la misma concepción del mundo fue
apreciándose bajo otros cristales, más crudos tal vez, pero también más reales. En donde se
establecía una clara distancia entre la ética y la política, bases para la corriente del liberalismo.
Ahora bien enmarcado eso quizás podríamos entender, a mi humilde opinión que., la
presunción de inocencia, al consignar que toda persona se presume inocente hasta en tanto no se
demuestre su culpabilidad, impone la carga de la prueba al órgano acusador y reduce
considerablemente la procedencia de la prisión preventiva, la publicidad que a la vez asegura el
control, tanto interno como externo de la actividad jurisdiccional y de todos los intervinientes en
el proceso penal, permite la transparencia en la administración de justicia, la oralidad como
condición necesaria para hacer efectiva la publicidad, excluye al mínimo la forma escrita de las
actuaciones procesales, la inmediación, al exigir que todos los actos procesales, principalmente la
producción de las pruebas, sean presenciados por el juez que va a resolver, impide la delegación
de las funciones jurisdiccionales, la contradicción, al no autorizar que todos los sujetos procesales
tengan plenas facultades de intervención, sobre todo en la recepción de pruebas y contrapruebas,
eleva la calidad de la información que los jueces utilizan para la toma de decisiones y posibilita una
efectiva defensa del imputado, la concentración y continuidad.
Al demandar que los actos procesales se lleven a cabo, por lo general en una sola
audiencia y sin interrupciones, garantiza que la administración de justicia sea pronta y expedita y
la libre valoración de las pruebas, al otorgarle al juez la facultad de valorar el acervo probatorio
según la sana critica conforme a las reglas de la lógica, los conocimientos científicos y las máximas
de la experiencia, refrenda el carácter cognitivo-racional de las actividades jurisdiccional y
excluyen el régimen de la prueba legal.
Cambiando de contexto un poco “filosófico” quiero citar a el gran autor Sun Tzu, que a mi
pareces deja estragos ideológicos en muchos de sus postulados que, a mi parecer, tienen base
estructural de cualquier proceso penal acusatorio.
Sun Tzu dijo: “Pelear y conquistar todas las batallas no es la excelencia suprema;
las excelencias supremas consisten en romper la resistencia del enemigo sin luchar.”
Esta etapa, que es la esencial del nuevo proceso penal, se realiza sobre la base de la
acusación, y asegura, como en ninguna otra, la concreción de los principios que sustentan a todo
el sistema, como lo son la oralidad, la inmediación, la publicidad, la contradicción, la
concentración, y la continuidad.
Sun Tzu dijo: “Ganará el que sepa cuándo pelear y cuando no pelear”
Es posible que, tras un largo estudio, uno pueda llegar a la conclusión válida de que
nuestro caso tiene pocas posibilidades de éxito, sea porque el terreno (hechos) no nos es
beneficioso, sea porque los dioses (la Ley) no están de nuestro lado. De ser así, es mejor no iniciar
un litigio. Será esfuerzo y dinero mal invertido. Recuerde, quien inicia un litigio que nunca tuvo
posibilidades de ganar, demuestra el poco conocimiento que tuvo de su propio caso.
Soy consciente de que muchos critican la aplicación de esta obra en el campo del derecho,
y abogan por la aplicación de otro tipo de reglas, sin embargo, lo cierto es que el conflicto siempre
va a existir y, con ello, la posibilidad de que un arreglo amistoso no sea posible (muchas veces, las
emociones negativas y la animadversión constituyen costos de transacción imposibles de superar).
Lamentablemente, mientras existan emociones humanas siempre habrá litigios (y, por tanto,
abogados).