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El Blues surge en la población llevada desde África a EE.UU. como mano de obra
esclava para trabajar en las plantaciones. Se trata de un repertorio cantado que en
sus inicios se interpretaría a capella y que con el tiempo se irá enriqueciendo con la
incorporación de distintos instrumentos que interpretan el soporte armónico que
funciona de acompañamiento.
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Es de suponer que muchas de sus características las hereda de las sonoridades de
la música africana que los esclavos llevan consigo y que poco a poco se fusionan
con la música popular de los EE.UU.
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Además tendrá gran influencia en otros estilos musicales que se desarrollan a lo
largo del siglo XX como el Jazz o el Rock.
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1. FORMA
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La forma de Blues viene determinada por la estructura básica del texto (una frase
que se repite y una que concluye). Escucha Cross Road y All My Love in Vain como
ejemplo.
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Formalmente el Blues consta de 12 compases (aunque pueden aparecer otras
variaciones) y cada frase del texto ocupa cuatro compases.
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Esta forma se plantea como un círculo que se repite siempre igual cambiando el
texto pero manteniendo el acompañamiento. Esto facilita, además, que los músicos
improvisen alternando las partes cantadas con las instrumentales. Con este
esquema podrías hacer una progresión de Blues en cualquier tono:
RITMO
/El ritmo de Blues también tiene ciertas peculiaridades ya que se trata de la sucesión
de grupos de dos figuras siendo la primera más larga que la segunda
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__ _ __ _ __ _ __ _ …
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Es lo que habitualmente se conoce como Swing y se puede representar de distintas
maneras.
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Este ritmo da la sensación de movimiento y lo encontraremos como uno de los
principales elementos que el Jazz tomó del Blues.
MÚSICA LATINA
MÚSICA CUBANA
Oriundo de la región central del país, Egües fue también el tercero de los flautistas
que se unió a la orquesta Aragón. Antes aprendió piano, clarinete y hasta saxofón,
con el que era capaz de suplir el violín tal como lo demostró en una de las
agrupaciones por las que transitó en su juventud.
Sin embargo, se decidió por la flauta y su gran momento llegó con la orquesta
Aragón, pues su instrumento y sus arreglos imprimieron parte de su sonido y sello
distintivos a la famosa charanga.
Conocido por su fluidez melódica, al decir de los estudiosos Richard Egües “encajó
a la perfección en La Aragón y contribuyó con creces a que se cumpliera el gran
sueño de Rafael Lay: crear la charanga eterna”.
En 1984 Richard Egües creó su propia charanga, con la cual participó de numerosos
proyectos musicales. Esa fue otra etapa productiva de su vida artística, donde
alternó la interpretación y dirección con la docencia, al impartir clases sobre el
instrumento en Cuba y en otros países.
A finales de los años 50 del pasado siglo José Antonio Fajardo y Richard Egües
fueron testigos de la llegada de otro talentoso flautista al ámbito musical cubano:
Alberto Cruz, alias Pancho El Bravo y ex-miembro de la orquesta de Neno González.
Las legendarias descargas de los años cincuenta inyectaron una nueva vitalidad
improvisadora en la música popular cubana. Especialmente las del sello Panart
realizadas en 1956, que resaltaron la flauta de Juan Pablo Miranda, sobreviviente de
la vieja guardia que asimiló las novedosas corrientes descarguistas.
Por cierto, ese mismo año Fajardo también grabó cuatro temas de un sobresaliente
álbum descarguista en La Habana. Cuando en 1961 este instrumentista abandonó el
país, Richard Egües quedó como monarca indiscutible de la flauta en Cuba.
Nos referimos a José Luis Cortés, conocido por El Tosco y con posterioridad director
de NG La Banda. Al decir de este renombrado músico, su etapa junto a Formell fue
muy significativa porque “la utilización de la flauta en el desarrollo de la música
popular cambió totalmente a través del surgimiento de Los Van Van”.
José Luis Cortés es autor de la casi totalidad del repertorio de su orquesta, donde se
abordan la mayoría de los géneros de la música popular cubana, además del jazz
latino, el jazz fusión y algunas especies del pentagrama latinoamericano. Todo ello
con aportes
melódico-armónicos y de instrumentación que han influido en el desarrollo posterior
de la música popular cubana.
En Irakere, Maraca tocó la flauta y los teclados durante seis años, pero también
abandonó esta banda para crear su propio grupo de jazz-fusión. Desde entonces
Otra Visión se distingue por su inusual sección de viento integrada por dos flautas,
trompeta y saxo alto.
Y por una estructura compatible con los objetivos de su líder, considerado por
algunos críticos como el flautista de jazz más hábil que ha dado Cuba.
Como flautista Maraca ha logrado expandir su repertorio de tal forma que sus
presentaciones y discos son admirados por un amplio sector del público. Y es que
de ellos gustan por igual los amantes del jazz, bailadores de salsa, admiradores de
un buen danzón, un cha-cha-chá o, como nombró a una de sus grabaciones, de una
“descarga total”.
Según su propio testimonio, Maraca aspira “a demostrar que la flauta puede hacer
exposiciones poderosas e impresionantes en lo que se refiere a su
sonoridad…alejándose del esquema tradicional que obliga al flautista a tocar
solamente charanga.”
También está el caso de Javier Zalba, quien además del saxofón ejecuta la flauta y
ha transitado por importantes agrupaciones como Irakere y ORU hasta la creación
de su grupo Temperamento.
LA FLAUTA EN EL FLAMENCO:
https://www.youtube.com/watch?v=YB003wRZxJI
https://www.youtube.com/watch?v=YB003wRZxJI