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Periodización y evolución
Este artículo forma parte de la categoría:
El Barroco temprano (1580-1630) Historia de la música
El Barroco medio (1630-1680)
El Barroco tardío (1680-1730) Véase también: Portal:Música
La transición al Clasicismo (1730-1750)
Los géneros y las formas
La música vocal
La ópera Música barroca
El oratorio
Orígenes Música renacentista tardía (1550-
La cantata
musicales 1620)
El motete
Orígenes Barroco europeo
La música instrumental
culturales
Formas solísticas: preludios, tocatas, fantasías y
fugas Instrumentos Clave, órgano, violín, viola, viola
La sonata comunes da gamba, laúd, fagot, violonchelo,
flauta y oboe
El concerto grosso
La suite Popularidad siglo XVII y primera mitad del XVIII
Características generales
Las principales características de la música de la época barroca son:
La polarización de la textura hacia las voces extremas (aguda y grave). Aunque se sigue
escribiendo música a cuatro y cinco voces, estas no son ya de similar importancia, sino que
se destacan la voz superior y el bajo, abreviándose la escritura de las intermedias en el
llamado bajo continuo; esta textura suele llamarse bipolar o de monodía acompañada.
La presencia obligatoria del bajo continuo: junto a la línea melódica más grave (el bajo) se
escriben unas cifras que resumen la armonía de las voces superiores. El bajo continuo era
interpretado habitualmente por uno o varios instrumentos melódicos graves (violonchelo, viola
da gamba, fagot...) más un instrumento armónico que improvisaba los acordes (clave,
archilaúd, órgano positivo, guitarra barroca, arpa, tiorba...).
El desarrollo de la armonía tonal, en la que el movimiento melódico de las voces queda
supeditado a la progresión de acordes funcionales, armados desde el bajo continuo. El ritmo
armónico es rápido (cambio frecuente de acorde).
El ritmo del propio bajo establece un compás claro y sencillo (sea binario o ternario), muy
uniforme, incluso mecánico.
El desarrollo de un lenguaje instrumental propio diferenciado del vocal, con adaptación de la
escritura musical a cada tipo de instrumento (escritura idiomática). En los teatros de ópera
aparece la orquesta, con predominio de instrumentos de cuerda frotada, base de la actual
orquesta sinfónica.
La aparición de nuevas formas vocales e instrumentales: la ópera, el oratorio y la cantata
entre las primeras, y el concierto, la sonata, la orquesta y la suite entre las segundas.
El gusto por los fuertes contrastes sonoros (entre coros, entre familias instrumentales o entre
solista y orquesta), materializado en la policoralidad y el «estilo concertante», por oposición a
la uniformidad de texturas y timbres habitual en el Renacimiento.
El amplio espacio dejado a la improvisación, tanto en obras libres como en las ya escritas, en
forma de ornamentación.
La diversificación de estilos
En la época barroca se rompió la unidad de estilo musical de la Europa renacentista: convivieron diversos
estilos, utilizados con plena consciencia por los compositores según el lugar en el que trabajasen y el género
musical practicado.
Una primera diferenciación se daba entre el stile antico (stylus gravis), consistente en la permanencia de la
vieja polifonía renacentista (marginal pero vigente por ejemplo durante todo el siglo XVII en parte de la
música religiosa italiana y española), contra el stile moderno (stylus luxurians), ya plenamente barroco y
generalizado en la música teatral y de cámara. Así, Monteverdi escribió su Messa da capella como ejemplo
del stile antico, y Bach denominaba música concertada a sus cantatas de iglesia por contraposición a
motetes o corales más sencillos.
Dos estilos nacionales completamente diferenciados dominaron claramente la música europea del Barroco
medio y tardío:
El estilo francés. Con la corte de Luis XIV en Versalles como centro de irradiación y Jean-
Baptiste Lully como referente, es un estilo fuertemente conservador basado en formas de
danza: piezas breves (unidas en la suite) de forma fija bipartita, estructuradas en frases
cerradas y simétricas, con armonías muy restringidas (aunque usadas con sutil imaginación) y
una compleja ornamentación, estandarizada en figuras escritas.
Periodización y evolución
Desde las últimas décadas del siglo XVI se inició la disolución del antiguo estilo polifónico renacentista,
caracterizado por una textura polifónica imitativa homogénea. Dos fueron las novedades principales:
La monodía acompañada, en la que una sola voz aguda concentra todo el interés musical. Su
acompañamiento instrumental se escribía de forma taquigráfica como bajo continuo. La
Camerata Florentina (llamada Camerata Bardi en honor a su promotor, el conde Giovanni de
Bardi) fue decisiva en la difusión de esta monodía acompañada, cuyo objetivo, poner a la
música como sierva de la palabra, finalmente cristalizó en la ópera; por ello les interesaba
imitar la antigua monodia helénica con acompañamiento de khitara: Vincenzo Galilei, padre
del astrónomo Galileo, escribió en 1581 un tratado contra el género musical polifónico
neerlandés bajo el título Dialogo della Musica Antica e della Moderna. Sus nuevos géneros
musicales recitativo, espressivo y representativo utilizaban además nuevas libertades en
disonancias y modulaciones (Seconda pratica).
En ese contexto artístico aparece la figura del cremonés Claudio Monteverdi. Maestro del stile antico
(aplicado al polifónico género madrigal) y del stile moderno (la monodia acompañada), daría forma a esa
recién creada ópera. En paralelo a ella se desarrolló el oratorio, religioso, gracias a la influencia de Felipe
Neri.
El éxito internacional de la música italiana en general y de la ópera en particular expandió por toda Europa
(Alemania, Austria, Inglaterra, España...) los recursos de la monodía y del estilo concertante. Mientras tanto,
en Italia autores como Cesti, Francesco Cavalli y Luigi Rossi suavizaban la dureza del estilo monódico
original para desarrollar la ópera belcantista, en la que se separaban ya claramente recitativos y arias. La
nueva ópera pasó de ser un espectáculo aristocrático a entretenimiento de las capas altas de la clase media,
gracias a la libre compra de entradas en los teatros napolitanos y venecianos. La ópera francesa (bajo
diversos nombres) comenzó su despegue en la corte de Luis XIV, en el mismo tiempo y lugar en que la
familia Hotteterre desarrollaba los nuevos instrumentos de madera barrocos (oboe, fagot, flautas travesera y
de pico...) y en que se fijaba la suite instrumental francesa.
En el norte de Italia (Módena, Venecia y, sobre todo, la escuela boloñesa) la música instrumental sienta las
bases de la tonalidad y de las formas del Barroco tardío. Autores como Legrenzi, Cazzati, Alessandro
Stradella o Vitali convierten la vieja canzona en la nueva sonata en trío, de acusado carácter virtuoso y
contrapuntístico.
El Barroco tardío (1680-1730)
El Barroco tardío se sitúa aproximadamente entre 1680 y 1730. Una vez más es Italia el país que marcó las
tendencias innovadoras, entre cuyos rasgos más notables están:
La plena adopción de las fórmulas tonales, a partir de la escuela boloñesa (Torelli) y más
tarde Corelli: cadencias frecuentes y muy claras como marco formal, progresiones con
movimiento de quintas, cadenas de retardos, acordes paralelos de sexta...
La enorme influencia de Corelli llevó el estilo italiano a toda Europa. En Francia desplazó incluso a la
fortísima tradición musical local originada en Lully, no sin grandes resistencias (hasta la tardía querella de
los bufones), y en Inglaterra fueron directamente sus discípulos, como Francesco Geminiani, los autores más
influyentes. Autores alemanes de primer nivel como Bach, Telemann y Händel estudiaron e imitaron el
estilo italiano.
Los compositores barrocos cuya música está actualmente más difundida pertenecen a la generación nacida
en torno a 1685: Antonio Vivaldi en Italia, Georg Friedrich Händel, Johann Sebastian Bach y Georg Philipp
Telemann en Alemania, Jean Philippe Rameau en Francia y Domenico Scarlatti, español de adopción.
A finales del Barroco hay varias tendencias estéticas: el estilo galante francés desde 1730, el desarrollo en
Italia de la ópera buffa, la sonata y la sinfonía, y el estilo sentimental (Empfindsamer Stil) alemán; ellos
conforman una suerte de preclasicismo. Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788), uno de los hijos de Johann
Sebastian, es considerado el padre de la sonata clásica.
Los géneros vocales eran divididos ya en la época entre teatrales y religiosos: entre los primeros se cuenta la
gran creación del Barroco musical, la ópera, mientras a los religiosos se adscriben formas nuevas como el
oratorio y la cantata, junto a antiguas como el motete y la misa.
La música vocal
La ópera
Las corrientes humanistas, en particular la [Camerata Florentina], buscaban ya a finales del XVI una puesta
al día del antiguo teatro griego, basándose sin embargo en formas musicales recientes, como el drama
litúrgico, el drama pastoral, las comedias madrigalescas con figuras de la commedia dell'arte y los
intermezzi teatrales. Los sucesivos experimentos en los que la música vocal se combinaba con danzas y
escenas teatrales habladas forjaron finalmente un espectáculo musicalmente continuado, en que estas
escenas habladas eran sustituidas por recitativos: había nacido la ópera. Entre las primeras se cuentan la
Dafne de Jacopo Peri, de cuya música solo se conservan algunos fragmentos y cuyo tema fue
significativamente tomado de Las metamorfosis de Ovidio, y Eurídice, también de Jacopo Peri, esta sí
conservada completa en su edición de 1600. Pero fue Monteverdi con su Orfeo (1607) quien consolidó la
forma.
La evolución posterior y su fusión con otras formas músico-teatrales acabó convirtiendo a la ópera barroca
en una representación teatral íntegramente musicada en la que se suceden números de cuatro tipos:
Recitativos, en los que los cantantes hacen avanzar los diálogos de la obra dramática en un
canto silábico apenas acompañado por el bajo continuo.
Arias, verdadero núcleo musical de la ópera. Son números solísticos líricos y muy elaborados,
a menudo virtuosos, al servicio del lucimiento del cantante y del puro deleite musical (aun a
costa del decurso teatral, aquí suspendido). Hacia el final del periodo se impuso la forma A-B-
A, llamada aria da capo.
Números instrumentales ejecutados por la orquesta desde el foso, como la sinfonía inicial y,
sobre todo, las danzas bailadas en escena.
Coros, generalmente a cuatro voces, a imitación de los coros del teatro griego.
La ópera se impuso como el gran espectáculo de la época en toda Europa: además de en toda Italia, se
representaron regularmente en lugares como Viena, Londres, Hamburgo, Dresde, Hannover, Múnich y París.
Con la notable excepción de Francia, el italiano siguió siendo el idioma de los libretos, y la temática casi
siempre mitológica: era la llamada opera seria, arena del triunfo de los compositores con pretensiones de
éxito del Barroco.
Paralelamente aparecieron géneros músico-teatrales más populares, en lengua vernácula, con personajes
contemporáneos (a menudo de clase baja), tramas a veces humorísticas y pasajes hablados en lugar de
recitativos. Estos espectáculos se introducían bien a modo de intermedio entre los actos de la ópera seria o
bien como obras independientes; recibieron diversos nombres en cada país: singspiel (Alemania), zarzuela
(España), opera buffa e intermezzi (Italia), opéra-comique (Francia), etc.
El oratorio
Musicalmente casi idéntico a la ópera (aunque con más énfasis en los coros), solía tener una temática
religiosa y no era escenificado (esto es, era ejecutado al modo de las actuales "versiones de concierto"). A
diferencia de la ópera, casi siempre en italiano, los oratorios solían escribirse en lengua vernácula. El más
famoso ejemplo es El Mesías de Händel.
Un caso particular de oratorio, representado en las iglesias protestantes de la época, era la Pasión, obra de
larga duración que relataba, en recitativo, el texto evangélico de la Pasión de Jesucristo, con arias y corales
insertados. La Pasión según San Mateo de Bach es su más ilustre ejemplo.
La cantata
La asunción de la monodia, el recitativo y el estilo concertante por la música de iglesia dio lugar a una
nueva forma musical, la cantata, obra de uso litúrgico que intercalaba sinfonías instrumentales, recitativos,
arias y coros. La composición y ejecución de nuevas cantatas religiosas en lengua vernácula era parte de las
obligaciones cotidianas de los músicos de los países luteranos, caso de Bach en Leipzig: allí compuso más
de doscientas.
Se escribieron también cantatas profanas, especie de minióperas de cámara habitualmente formadas por la
secuencia Recitativo-Aria-Recitativo-Aria. Con frecuencia tienen un carácter vanguardista por estar
dirigidas a una audiencia selecta y culta. Aunque Alessandro Scarlatti fue el más prolífico autor del
género,2 son sin embargo más conocidas la Cantata del café de Bach o las compuestas por Händel, en
italiano, durante su estancia en Roma.
El motete
El motete es una forma musical ya marginal en el Barroco. La denominación se reserva para ciertas
composiciones religiosas corales escritas a varias voces iguales, frecuentemente en un estilo obsoleto. En el
siglo XVII mantuvo cierta vigencia en Alemania e Italia, y en el XVIII aún se usaba a veces la palabra para
designar algunas cantatas de estilo concertante.
La música instrumental
Véase también: Instrumentos musicales del Barroco
La música instrumental, que en la época anterior dio el primer asomo en la música académica, tuvo un auge
sin precedentes en los siglos XVII y XVIII; por primera vez en la historia, la música vocal e instrumental
estaban en plena igualdad. Hubo un gran florecimiento en formas musicales, técnicas, intérpretes y
compositores, que poseían ya un profundo conocimiento de la técnica de los instrumentos, al servicio de una
fuerte expresión emocional: son típicos testimonios como el de François Raguenet sobre el violinista
Arcangelo Corelli quien, cuando tocaba en público, "perdía el dominio de sí mismo".
Los preludios, fantasías o tocatas son piezas para un instrumento solista (generalmente de teclado) de
carácter improvisatorio; como tales, suelen ser rapsódicas, cargadas de ornamentación, de forma y compás
poco definidos y de textura variable.3 Esas piezas improvisatorias solían ir seguidas de una fuga (a 2, 3, 4 ó
5 voces): forma derivada del antiguo ricercare, en ella una breve melodía llamada sujeto es presentada
inicialmente en cada una de las voces y desarrollada después en contrapunto imitativo.
La sonata
Al igual que la palabra cantata designa una composición para canto solista y bajo continuo, la palabra sonata
designa en el Barroco una composición para ser "sonada", esto es, para uno o dos instrumentos (sonata a
solo o sonata en trío, respectivamente) más el habitual bajo continuo. La combinación más habitual incluía
violín, flauta travesera u oboe para la o las voces superiores, más violoncello y un instrumento de acordes
(órgano, clave, arpa, laúd...) para el continuo: su textura muestra la polarización de voces típica del Barroco.
Derivada de la canzona del Barroco temprano, la sonata solía dividirse en tres o cuatro movimientos de
carácter y tempo contrastantes: típica es la secuencia Largo-Allegro-Adagio-Allegro.4
La sonatas destinadas a la iglesia (sonate da chiesa) solían consistir en movimientos de forma libre, que
incluían algún fugado entre los rápidos. Las destinadas a las salas civiles (sonate da camera) incluían
movimientos de danza bipartitos, al modo de la suite. Entre los más célebres autores de sonatas están
Corelli, Vivaldi y Bach. A mediados del siglo XVIII la palabra sonata designó también obras para tecla,
tales como las más de quinientas sonatas para clave de Domenico Scarlatti.
El concerto grosso
Fue sólo a finales del XVII cuando se consolidó el concepto de orquesta, como conjunto en el que varios
instrumentos de cuerda interpretan al unísono una misma línea melódica, de suerte que una música escrita a
tres o cuatro voces (esto es, en partitura de tres o cuatro pentagramas) podía ser interpretada por un conjunto
de hasta quince o veinte músicos. Nació así la posibilidad de alternar pasajes para la masa orquestal
completa (tutti o concerto grosso) con otros para los solistas del conjunto (concertino, habitualmente
formado por dos violines y un violoncello). A las obras así escritas se les llamó concerti grossi.
Tras su primera aparición en la escuela de Bolonia, los concerti grossi fueron difundidos por toda Europa
gracias a las publicaciones de Arcangelo Corelli; consistentes inicialmente en meras sonatas en trío en las
que cada pasaje era repetido por el tutti tras ser tocado por el concertino, las partes solísticas ganaron en
sofisticación y dificultad técnica hasta diferenciarse temática y musicalmente de las partes orquestales: nació
así el concierto solista virtuoso en tres movimientos (típicamente Allegro-Adagio-Presto), fijado por Vivaldi
y que traspasó épocas musicales al punto de estar aún vigente como forma musical. Importantes centros del
género instrumental concertante fueron Módena, Bolonia y Venecia.
La suite
Una suite es una sucesión de movimientos o piezas de danza que se interpretan seguidas (en francés, suite).
Su secuencia mínima clásica incluía:
A las que se podía añadir una obertura inicial más otras danzas tras la giga, elegidas libremente, como por
ejemplo:
Minueto: de compás ternario parecido al del vals. La suite suele contener dos minués
emparejados.
Rondó: pequeña pieza basada en la repetición de un tema (A), con intrusiones (B, C, D, etc.).
De carácter aristocrático, vigoroso rítmicamente y muy sofisticado en lo melódico, la suite se derivó de los
ballets de cour de la corte francesa de Versalles y acabó infiltrándose en toda la música instrumental
francesa, alemana e incluso italiana, tanto para instrumentos solistas (clavicémbalo, laúd, tiorba) como para
grupos de cámara o conjunto orquestal. Su transformación en música camerística estilizó sus pìezas a costa
de su original carácter danzable.5
Principales compositores
La inmensa mayoría de los compositores de la época barroca trabajaban al servicio de mecenas
pertenecientes a la alta aristocracia o al alto clero: reyes, príncipes alemanes, cardenales, arzobispos o
instituciones religiosas de posibles (como catedrales o conventos notables). Solían completar sus ingresos
con la edición y venta de sus propias obras impresas. En todos los casos eran intérpretes que tocaban y
dirigían sus propias obras, compuestas en general para las funciones indicadas por su patrón: liturgia, música
de cámara, música ceremonial, etc.
Italia
Giovanni Gabrieli (c. 1555-1612) es el principal exponente del Barroco temprano: su música contiene ya los
estilos esenciales de la nueva época estética. Claudio Monteverdi (1567-1643) es el primer gran compositor
del Barroco; inauguró el nuevo género operístico en Italia y Europa. Girolamo Frescobaldi (1578-1643) tuvo
gran importancia en el desarrollo de la música para teclado, en particular por sus toccate para clave y sus
canzone para órgano. A mediados de siglo sobresale Giovanni Legrenzi (1626-1690).
Del barroco temprano destacan Francesca Caccini (1587-1640), hija del también compositor Giulio Caccini
(1551-1618). Apodada "la Monteverdi de Florencia", Francesca Caccini fue la primera mujer en componer
una ópera, La liberazione di Ruggiero dall'isola d'Alcina, la cual a su vez fue la primera ópera italiana en ser
representada fuera de Italia. Maddalena Casulana (c.1544-1590) fue la primera mujer compositora que tuvo
música impresa y publicada en la historia de la música occidental.
Arcangelo Corelli (1658-1711), Giuseppe Torelli y Alessandro Scarlatti (1660-1725) dominan la escena
nacional de la segunda mitad del siglo XVII hasta principios del siglo XVIII. Ya en la primera mitad del
siglo XVIII, Antonio Vivaldi (1678-1741), Tomaso Albinoni (1671-1751), Domenico Scarlatti (1685-1757)
y Giuseppe Tartini (1692-1770) representan la cumbre y el ocaso barroco en su país.
Alemania
El nuevo estilo barroco fue aprendido en Venecia por un joven Heinrich Schütz (1585-1672), el más
influyente músico en la primera mitad del siglo XVII alemán. De notable importancia son también Johann
Hermann Schein (1586-1630), Samuel Scheidt (1587-1654) y Michael Praetorius (1571-1621), autor del
tratado Syntagma Musicum.
En la segunda mitad del siglo XVII el organista Dietrich Buxtehude (1637-1707), visitado en Lübeck en
1705 por un joven Bach, es junto al violinista de la corte imperial vienesa Heinrich Ignaz Franz von Biber el
más sobresaliente autor. Destacan asimismo los teclistas Johann Pachelbel (1653-1706) y Johann Jakob
Froberger (1616-67), junto a Georg Muffat (1653-1704), privilegiado testigo de los diversos estilos
musicales del momento. A caballo entre los siglos XVII y XVIII, Johann Kuhnau (1660-1722), predecesor
de Bach como Kantor en Leipzig, Johann Joseph Fux (1660-1741), Johann Caspar Ferdinand Fischer (c.
1665-1746) y Georg Böhm (1661-1733) son los más prominentes compositores.
El Barroco musical llegó a su máxima madurez y esplendor en la
primera mitad del siglo XVIII con uno de los compositores más
importantes de la música universal, Johann Sebastian Bach (1685-
1750), que agotó todas las posibilidades de la música barroca. Su
fallecimiento marca tradicionalmente el fin del periodo.
Entre los restantes autores del Barroco alemán tardío cabe destacar al
compositor operístico Reinhard Keiser (1674-1739), al tratadista
Johann Mattheson (1681-1764), a Johann Adolph Hasse (1699-1783),
Carl Heinrich Graun (1703-59) y un joven Georg Friedrich Händel
(1685-1759) -hasta que en 1712 se fue a Inglaterra- y, sobre todo, a
Georg Philipp Telemann (1681-1767), que marca igualmente el inicio
de la transición de la música barroca hacia la música clásica de la
segunda mitad del siglo XVIII en su país.
En la primera mitad del siglo XVIII, Georg Friedrich Händel (1685-1759), desde su llegada en 1712 al país,
es el más destacado e influyente autor y es considerado aún, junto con su paisano y coetáneo Bach, el más
importante compositor del Barroco tardío. Después de Händel, la música inglesa vive un periodo de ocaso,
aunque a mediados del siglo XVIII destacan Thomas Augustine Arne (1710-78) y William Boyce (1711-79).
Francia
El estilo se consolida con Jean-Baptiste Lully (1632-87), un italiano de nacimiento que introduce la ópera en
Francia, siendo el verdadero dictador musical del siglo XVII en ese país gracias a su talento y a su posición
de influencia sobre Luis XIV. También sobresale en el mismo siglo Marc Antoine Charpentier (1640-1703),
máximo rival de Lully.
En torno al cambio de siglo François Couperin (1668-1733) es el más importante autor. Louis Marchand
(1669-1732) es hoy especialmente conocido por su duelo musical con Bach de 1717. Jean-Philippe Rameau
(1683-1764) es, junto con Couperin, la cumbre barroca nacional y el cénit de la ópera barroca francesa en la
primera mitad del siglo XVIII, siendo en los últimos años testigo del cambio del Barroco al Clasicismo en
su país.
España
Véase también: Anexo:Compositores del Barroco de España
En España sobresalieron Gaspar Sanz, Juan Cabanilles, Antonio de Literes, Antonio Soler, Juan Hidalgo,
Sebastián Durón, José Marín, José de Nebra, Francisco Corselli, José de Torres, Juan Francés de Iribarren,
Jaime Facco, Joaquín García de Antonio y Tomás de Torrejón y Velasco. Por entonces vivieron en España,
donde compusieron la mayor parte de sus obras, los italianos Domenico Scarlatti y Luigi Boccherini. Fue
muy importante la actividad musical durante el reinado de Fernando VI, un gran amante de este arte. Por
otro lado, la ópera no fue asimilada sino hasta el siglo XVIII. En su lugar se llevaron a cabo las zarzuelas.
En las colonias españolas en América también hubo actividad musical, principalmente en México, Perú y
Bolivia, con compositores, como el milanés Roque Ceruti, Juan de Araujo, José de Orejón y Aparicio, Juan
Gutiérrez de Padilla, Ignacio Jerusalem, Domenico Zipoli, Manuel de Sumaya, José de Torres, Antonio
Durán de la Motta y Manuel de Mesa y Carrizo, cantantes e instrumentistas. Mucha de esta música aún se
conserva y ejecuta.
Una de las principales características de estos grupos es que buscan rescatar estilos de interpretación e
instrumentos propios de la época barroca. Utilizan afinaciones distintas a las empleadas por las orquestas
sinfónicas actuales, así como tempos y ritmos poco ortodoxos respecto al canon que ha imperado desde
finales del siglo XIX en Occidente.
Bibliografía
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E.D.T. Edizioni, 1982). Madrid: Turner Música. ISBN 84-7506-182-6.
Bukofzer, Manfred F. (1986). La Música en la época Barroca: De Monteverdi a Bach. (Original
en inglés ed. por W.W. Norton, 1947). Madrid: Alianza Música. ISBN 84-206-8530-5.
Grout, D.J. et al. (1993). Historia de la música occidental. (Dos tomos). Madrid: Alianza
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Hill, John W. (2008). La música barroca. Música en Europa occidental, 1580-1750.
(http://books.google.es/books?id=hqtG10rjQsEC - Google Libros). Madrid: Akal. ISBN 978-84-
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Michels, Ulrich (1982). Atlas de Música. (Dos tomos). Madrid: Alianza Atlas. ISBN 84-206-6999-7.
Véase también
Véanse también: Arquitectura barroca, Escultura barroca, Literatura barroca y Pintura barroca.
Véanse también: Johann Sebastian Bach y Compositores del Barroco.
Referencias
1. Aullón de Haro, Pedro: Barroco. Verbum, 2013, p. 60 (http://books.google.es/books?id=vZL1A
QAAQBAJ&pg=PA60).
2. Bukofzer, pp. 255 y ss.
3. Grout I, pp. 451
4. Grout I, pp. 463-464
5. Grout I, pp. 458
Enlaces externos
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