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3 - Prevención y Control de La Infección Nosocomial
3 - Prevención y Control de La Infección Nosocomial
ISBN: 978-84-695-7164-4
Autor/es: Beatriz Puente Robles. Ana Belen Toribio Sanchez. Marta Gonzalez Casatejada. Montserrat Padilla
Navas.
Libro: Actualización en higiene centros sanitarios
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Tema 1
Tema 2
Tema 3
Referencias bibliográficas
Tema 1
Tema 2
Tras los estudios publicados del proyecto EPINE en diferentes años, las neumonías y las bronquitis han desbancado a las
infecciones urinarias consideradas como la infección nosocomial más frecuente. Los datos fluctúan, pero nos revelan que
continúa siendo, la infección respiratoria la más frecuente, seguida de las quirúrgicas, las urinarias y las bacteriemias.
Podemos acceder a las informe EPINE de 2019, el último publicado, en este enlace (https://epine.es/api/documento-
publico/2019%20EPINE%20Informe%20Espa%C3%B1a%2027112019.pdf/reports-esp).
Son un problema importante en los pacientes hospitalizados ocupando un papel importante entre las infecciones
nosocomiales. Son las infecciones nosocomiales más graves debido a su morbi-mortalidad. Dentro de éstas, la neumonía
se ha convertido en causa frecuente de morbilidad y mortalidad hospitalaria.
Los niños, los mayores de 65 años, los inmunodeprimidos, la patología pulmonar de base y sobre todo la respiración
asistida son factores que determinan un mayor riego de adquirir una neumonía nosocomial.
El principal mecanismo patogénico es la aspiración de secreciones gástricas y orofaríngeas en pacientes con alteración de
sus sistemas defensivos. Los factores que predisponen a la infección respiratoria son traqueotomía, equipos de
respiración asistida, equipos de anestesia, tubos endotraqueales y broncoscopia y las intervenciones abdominales y
torácicas.
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Ocupan otro papel importante en las infecciones nosocomiales. El 90% está asociado a manipulaciones instrumentales de
las vías urinarias (sondaje vesical) El microorganismo aislado más frecuentemente en estos casos el E.Coli.
Incluyen las infecciones sintomáticas y el resto de infecciones urinarias. En general se diagnostica la infección urinaria
sintomática si el paciente presenta algún síntoma (fiebre, micción imperiosa, polaquiuria, disuria o dolor a la palpación
en zona suprapúbica)
La incidencia de bacteriurias después de la cateterización depende de varios factores, siendo uno de los más importantes
su duración (más de 48h) Otros factores son la edad y sexo (más frecuentes en mujeres y personas de avanzada edad).
La continua manipulación del sondaje vesical, está demostrado, incrementa el riesgo de padecer una infección de este
tipo.
Ocupan otro bloque importante de las infecciones hospitalarias. Su origen principal está en la flora endógena
del propio paciente.
Principales causas:
Limpia: Cuando no se penetra en vía respiratoria, tubo digestivo, tracto genitourinario o cavidad
orofaríngea, ni se accede a tejidos infectados. Son las heridas que cicatrizan por primera intención. El
riesgo de contaminación es exógena. (Ocupan el 1-5% de las infecciones)
Limpia-contaminada: Cuando se entra en una cavidad comunicada con el exterior. Se afecta el tracto
respiratorio, digestivo (salvo colon), genitourinario o cavidad orofaríngea. (5-15%)
Contaminada: Son las heridas abiertas traumáticas recientes (menos de 6 horas), intervenciones con
alteraciones de la técnica estéril, penetración en cavidades con salida de contenido. Tejido a intervenir
con inflamación aguda sin pus. Cirugía de colon. Apertura de una víscera o derramamiento de su
contenido. (15-30%)
Sucia o infectada: Heridas traumáticas no recientes con retención de tejidos desvitalizados. Tejido a
intervenir con pus. Perforación de una víscera. Heridas traumáticas de más de 6 h de evolución sin
tratamiento. (40-60%)
Los factores de riesgo que más influencian en las infecciones de las heridas quirúrgicas son:
Intervención abdominal
Duración de la intervención
2.4. Bacteriemias
Literalmente bacteriemia significa bacterias en la sangre, de ahí nuestra definición de infección generalizada en todo el
organismo.
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1. Primaria: Cuando hay un foco de infección directo intravascular. Generalmente están relacionadas con la
instrumentalización en el sistema circulatorio, y no se han descrito brotes debidos a la contaminación de líquidos de
perfusión, por lo que su fuente son los catéteres intravenosos.
2. Secundaria: Las que están relacionadas con una infección en otra localización en un mismo paciente, principalmente
del tracto urinario, neumonía, herida quirúrgica o incluso catéteres (primaria).
Tema 3
La prevención y control de las infecciones hospitalarias requiere la implicación y la participación de todo el personal del
hospital.
En cada centro debe haber un comité de higiene hospitalaria, o servicio de medicina preventiva. Su
función principal es la de hacer seguimiento de todas las infecciones que se producen en dicho centro y
revisar las medidas oportunas a adoptar en cada caso.
Para evitar o disminuir las infecciones hospitalarias, es imprescindible seguir ciertas normas y medidas
básicas que se emplearán en todos los pacientes, independientemente del motivo del ingreso, como son:
La medidas de higiene, tanto para los pacientes como para el personal sanitario. La más importante es
la higiene de manos (que desarrollaremos más delante de manera minuciosa)
Normas en instrumentación, por la que disminuiremos al máximo todas aquellas maniobras con
capacidad contaminante y, cuando haya que realizarse, deberán ser en el menor tiempo posible y con
unas condiciones de asepsia adecuadas.
Medidas de aislamiento, para prevenir el que las personas infectadas puedan transmitir la infección y
para proteger a los pacientes con riesgo elevado de contraer dicha infección.
Existen otras normas específicas a adoptar en los casos en los que se confirme o se sospeche de una
infección que se pueda transmitir por el aire o por contacto con la piel u otras superficies. En estos casos, se
acompañarán siempre de las precauciones básicas.
Higiene de manos
El principal mecanismo de transmisión de las infecciones nosocomiales son las manos del personal sanitario.
La higiene de las manos, mediante el lavado correcto y el uso adecuado de guantes, es una medida
imprescindible para evitar la transmisión de estas infecciones. Su importancia ya fue demostrada por
Semmelweis en el siglo XIX.
Habitual, que es la que se encuentra de forma persistente sobre la piel de la mayoría de las personas.
No se elimina fácilmente mediante fricción mecánica y habitualmente no resulta patógena.
Transitoria, gérmenes implicados en la transmisión cruzada de infecciones, como los gram negativos.
Se adquiere por contacto con las superficies contaminadas.
3. No llevar uñas artificiales. La laca de uñas recientemente aplicada no aumenta el número de bacterias
recuperadas sobre la piel periungueal, pero la laca de uñas saltada puede beneficiar el crecimiento de
un gran número de microorganismos sobre las uñas. Por ello es preferible que no estén pintadas.
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7. Utilizar emolientes y lociones protectoras de la piel frecuentemente tras los lavados de manos y al
finalizar la jornada.
Se pueden distinguir tres tipos de lavado de manos, que usaremos en función de los cuidados a realizar:
Se realiza con jabón normal y tiene una duración entre 15 y 20 segundos. Su misión es eliminar la flora
transitoria de las manos. Se hace al comienzo de la jornada, cuando se realiza cualquier tipo de técnica
asistencial con los pacientes. Es sencillo pero minucioso.
Su objetivo es eliminar la flora transitoria y disminuir la flora habitual de las manos. La duración aproximada
será de unos 30 segundos y se utilizará un tipo de jabón antiséptico homologado (UNE-EN 1499) en un
recipiente con dispensador para dosificación.
Se debe disponer de grifería apropiada para la activación sin utilizar las manos, ya sea con pedal, célula
fotoeléctrica o llave de palanca. Para el secado se utilizarán toallas desechables de un solo uso o papel que
se desechará igualmente tras el uso.
Se realiza antes de cualquier maniobra que requiera un alto grado de asepsia (sondaje urinario, cateterismo
intravenoso, intubación endotraqueal, curas…) y al comienzo de la jornada laboral cuando trabajamos en
servicios especiales (neonatos, UCI, trasplantes, quemados,…).
Técnica:
1. Haga movimientos circulares y frote firmemente entre 10 y 30 segundos para lavarse todas las
superficies de manos, dedos y muñecas.
2. Entrecruce los dedos y deslícelos hacia delante y hacia atrás. (Ver recomendaciones de la OMS Pág.
21)
3. Limpie la zona de debajo de las uñas y alrededor de los lechos ungueales con ayuda de los dedos y
uñas de la mano contralateral.
4. Aclarar minuciosamente ambas manos manteniendo las puntas de los dedos hacia abajo.
Existen multitud de folletos explicativos, carteles, posters, etc donde se explica, de una manera muy visual la
técnica del lavado de manos. Se suelen colocar en lugares visibles y estratégicos para que la mayor parte del
personal sanitario lo tenga a la vista diariamente y sirva de recordatorio. Igualmente se desarrollan carteles
para recordar cuándo es imprescindible y recomendable el lavado de manos.
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1. Se realiza en las áreas quirúrgicas antes de la colocación de los guantes estériles. Su duración será de
2-3 minutos.
2. El jabón será obligatorio que sea antiséptico (UNE-EN 1499), y se realizará siempre un cepillado de
uñas.
3. El lavado se iniciará por los dedos y se continúa en sentido descendente hasta llegar al codo,
manteniendo elevadas las manos siempre por encima de la altura del codo.
4. El aclarado será con abundante agua mientras se mantienen las manos elevadas.
5. El secado se realiza con una compresa estéril para cada brazo, comenzando por la mano y
continuando en sentido descendente se continúa por el antebrazo sin que la mano opuesta toque dicha
extremidad.
La elección de los agentes utilizados para la higiene de manos: agua y jabón, antisépticos o soluciones
alcohólicas dependen de varios factores, fundamentalmente del tipo de atención y cuidados que requiera el
paciente, de la disponibilidad y accesibilidad del agente, y del grado de aceptación del producto por parte del
profesional sanitario.
Hay que destacar que las soluciones alcohólicas presentan una serie de ventajas frente a otros agentes:
causan menor irritación dérmica, algunos tienen componentes que hidratan la piel.
Procedimiento:
Por un máximo de tres aplicaciones consecutivas, el siguiente debe ser hecho con agua y jabón para
eliminar los residuos que puedan quedar.
No se debe utilizar como primer lavado al comenzar el turno de trabajo, siempre es mejor comenzar con
lavado de agua y jabón
Se aplica una dosis (unos 3 ml que equivalen a 3 clic del dispensador) del antiséptico alcohol/gel sobre
las manos limpias y secas
Se friccionan las manos, espacios interdigitales y dedos durante unos 15 segundos, hasta que se
absorba o evapore el alcohol gel.
-Antes de comer o de
acudir a un área de
descanso.
Es imprescindible aumentar la adherencia a los programas del lavado de manos en todos los centros
sanitarios, por eso durante los últimos años se han implantado diferentes medidas como pueden ser:
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Ver indicadores periódicos sobre el cumplimiento por los profesionales de las prácticas de higiene de
manos recomendadas, e informar al personal sobre el nivel alcanzado.
Incentivar a los pacientes y a sus familiares para que recuerden a los trabajadores sanitarios que deben
descontaminar sus manos.
Proveer al personal de lociones o cremas para las manos para minimizar las dermatitis de contacto
asociada a la higiene de manos.
Proveer al personal de productos eficaces para la higiene de manos que tengan bajo potencial de
irritación.
Para maximizar la aceptación, pedir a los empleados que observen el tacto, la fragancia y la tolerancia
de la piel a los productos para higiene de manos.
Además de la higiene de manos, los guantes juegan un papel importante en la reducción de los riesgos de
transmisión de microorganismos ya que reducen la probabilidad de que los microorganismos presentes en
las manos del personal sean transmitidos a los pacientes.
El hecho de utilizar guantes no reemplaza la necesidad de la higiene de manos, los guantes pueden tener
defectos pequeños o inaparentes o pueden producirse durante el uso quedando las manos contaminadas al
quitárselos.
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Para la retirada de los guantes es importante no tocarlos con la piel de nuestros dedos por la parte externa,
sino que se quitarán de manera que queden del revés y uno dentro de otro.
Se deberá cambiar los guantes tras cambio de paciente o de actividad lavándose las manos después.
1. Guantes de plástico:
No son estériles.
1. Guantes de látex:
Estériles:
Cada par de guantes viene envuelto en un paquete con doble envoltura. En la más externa aparece la
talla. En la interna aparece señalado y envuelto individualmente a modo de libro el guante de la mano
derecha (marcado con la D o R) y el de la mano izquierda (I o L)
En su colocación hay que tener mucho cuidado de no tocar la parte de fuera para no contaminarlos.
No estériles:
Vienen en cajas de 100 unidades, y fuera de la misma viene indicada la talla. Son más cómodos que
los de plástico porque se adaptan mejor, pero su coste es más elevado que los de plástico.
1. Guantes de nitrilo:
Su uso se ha extendido en los últimos años por ser menos alergénico que el látex.
Su uso es el mismo que los de látex tanto los estériles como los no estériles.
3. Guantes de vinilo:
Su uso es similar al de nitrilo y látex, pero son más rígidos y menos elásticos que los anteriores.
Las mascarillas deben de cubrir tanto la nariz como la boca en todas las enfermedades que se transmitan por
vía aérea o por gotitas y siempre que se prevea la producción de salpicaduras de sangre o fluidos corporales
a las mucosas oral o nasal.
Algunas actividades que aconsejan su empleo son endoscopias, aspiración de secreciones, broncoscopias,
manipulación de equipo de fisioterapia respiratoria, la práctica de procedimientos invasivos asociados a
producción de aerosoles (autopsias, intubaciones…), asistencia en hemorragias vasculares importantes,
procedimientos de Odontoestomatología, etc.
Todas las mascarillas sanitarias de protección deben estar aprobadas bajo la normativa transpuesta en
España al Real Decreto 1407/1992 regulada por la Directiva de Comercialización de Equipos de Protección
Individual (EPIs) 89/686/CEE. Esta directiva clasifica todos los equipos de protección respiratoria como
Categoría III.
Tipos de mascarillas:
Tienen como finalidad evitar la transmisión de agentes infecciosos por parte de la persona que la lleva. Están
diseñadas de dentro a fuera para evitar la diseminación de microorganismos normalmente presentes en la
boca, nariz o garganta y evitar así la contaminación del paciente o herida.
Son las que se deben utilizar por parte del personal en los aislamientos por gotas y dentro de las precauciones estándar en
endoscopias, aspiración de secreciones, broncoscopias, manipulación de equipo de fisioterapia respiratoria, la práctica de
procedimientos invasivos asociados a producción de aerosoles (autopsias, intubaciones…), asistencia en hemorragias vasculares
importantes, procedimientos de Odontoestomatología, etc.
Deben ser utilizadas por los pacientes que requieren medidas de aislamiento respiratorio en caso de
salir de la habitación de aislamiento o cuando se encuentren en consultas o urgencias.
Tiene que cubrir completamente la nariz y la boca y sujetarse de forma adecuada para que no queden
huecos laterales. De este modo se impide la salida de gotas de la orofaringe al ambiente quirúrgico o la
zona que se quiere proteger de ello.
Las cintas han de anudarse de forma segura, las de arriba en la parte superior de la cabeza y las de
abajo en la parte posterior del cuello. Dichas cintas nunca deben cruzarse, pues distorsionarían la
forma natural de la mascarilla y no realizarían su función.
Aunque existen diferentes modelos en el mercado, algunas van provistas de una lengüeta metálica en
la parte superior que puede moldearse. Ello permite su mejor adaptación al puente nasal.
Todas las mascarillas sanitarias de protección deben estar aprobadas bajo la normativa transpuesta en
España al Real Decreto 1407/1992 regulada por la Directiva de Comercialización de Equipos de Protección
Individual (EPIs) 89/686/CEE. Esta directiva clasifica todos los equipos de protección respiratoria como
Categoría III.
Se clasifican en tres según la eficacia de la filtración: FFP1, FFP2 y FFP3 (Fuga hacia el interior £ 2% de
partículas potencialmente contaminantes)
1. Los respiradores o mascarillas de tipo FFP2 o FFP3 deben ser utilizados por el personal sanitario
cuando se establezcan precauciones de transmisión aérea (pacientes diagnosticados o con sospecha
de tuberculosis pulmonar o laríngea bacilífera, sarampión, varicela o herpes zoster diseminado o
localizado, en enfermos inmunocomprometidos, SARS, infecciones virales hemorrágicas (Ebola, Lassa,
Marbourg), COVID 19).
2. Este tipo de mascarilla o respirador no es para el paciente, habitualmente, sino para el personal
sanitario encargado de él.
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Las gafas se deben utilizar cuando se prevea la producción de salpicaduras de sangre o líquidos
corporales a la mucosa ocular. Son de material de plástico transparente y, talla generalmente, de talla
única. Las pantallas protectoras son más grandes y protegen toda la cara
El gorro debe cubrir todo el cabello de la cabeza, incluidas las patillas y el vello facial. Existen en el
mercado modelos para pelo corto y largo e incluso para barba.
Debe ser colocado antes de vestirse para una intervención quirúrgica, cura o cualquier actuación que
exija vestirse con ropa estéril.
Teniendo en cuenta el número de horas que en ocasiones es necesario tenerlo puesto, debe ser
cómodo, ajustarse bien y de un material que permita la transpiración. Pueden ser bien de tela o
desechables.
Si se usan gafas, el borde superior de la mascarilla debe quedar por debajo de ellas para evitar que los
cristales se empañen.
Se recomienda el uso de bata limpia no estéril para proteger la piel del personal sanitario y prevenir el
manchado de la ropa durante los procedimientos y actividades del cuidado del paciente que fácilmente
puedan generar salpicaduras, nebulizaciones de sangre, fluidos corporales, secreciones y excreciones.
Para el cuidado de pacientes infectados con microorganismos de importancia epidemiológica las batas se
retirarán antes de salir de la habitación del paciente, y seguidamente se lavarán las manos.
Las batas serán estériles en quirófano, cuando se va a atender a personas con los mecanismos de defensa
muy disminuidos y en grandes quemados.
Si no son de un solo uso, deben limpiarse adecuadamente según la normativa del hospital antes de utilizarlos con otro
paciente, (si son de un solo uso, deben desecharse tras su utilización) Con este material recuperable se procede a la
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limpieza con agua y jabón previa a la desinfección, secado completo y envío de forma correcta a la central de
esterilización si procede.
Vajillas y cubiertos. La combinación de agua caliente y detergentes utilizada en el lavavajillas de los hospitales es
suficiente para una adecuada descontaminación. Los instrumentos cortantes o punzantes deben ser colocados en envases
resistentes a la punción.
Nos referimos a los procedimientos necesarios para la limpieza y desinfección de superficies (suelos, paredes,…),
mobiliario (camas, sillas, mesas,…), material, aparatos e instrumental.
Tenemos que garantizar que todos estos procedimientos se llevan a cabo con seguridad y eficacia. La limpieza y
desinfección de las superficies y mobiliario del hospital corre a cargo del personal de limpieza, y el personal auxiliar de
enfermería será el responsable de la limpieza y desinfección del material e instrumental utilizado con el paciente.
Manipular la ropa manchada con cuidado evitando que exposiciones de piel y mucosas.
Asegurarse de colocar la ropa sucia en los sacos adecuados, sin objetos punzantes ni material de
desecho entre ella.
El material punzante/ cortante se eliminará en contenedores rígidos, que no se deben llenar totalmente
ni presionar.
No eliminar nunca objetos punzantes o cortantes en las bolsas de plástico de los cubos de basura.
Se mantendrá en habitaciones individuales a todo aquel paciente que así lo requiera ya sea por su patología, por
necesidades de aislamiento, o por ser poco cuidadoso con su higiene personal o hábitos. En caso de necesidades
excepcionales, se puede requerir el agrupamiento de casos, (pacientes con la misma patología), extremando las
medidas de precaución en el contacto entre un paciente y el otro.
Existen diferentes tipos de muestras: sangre, orina, heces, líquido cefalorraquídeo, esputos, exudados
o biopsias. Para todas ellas se requieren una serie de medidas a adoptar en su recogida:
Colocación de guantes
Recogida de muestra según la técnica adecuada. Por ej.: una muestra de biopsia en quirófano se
recogerá con las pinzas adecuadas para no dañar las células, una muestra conservada en
nitrógeno líquido o en nieve carbónica (como los marcadores de tiroides) deben recogerse con
guantes especiales para evitar quemaduras en la piel por las bajas temperaturas de dichos
productos, etc… Siempre identificando correctamente dicha muestra.
Tras recogida y procesado de muestra se retirarán los guantes y se lavarán las manos.
Es necesario tomar las precauciones pertinentes para evitar la transmisión de enfermedades entre pacientes
y, no menos importante, evitar el contagio a nosotros mismos, o a los compañeros. Para ello es
imprescindible seguir ciertas pautas:
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Utilizar los mecanismos de protección adecuados a cada caso (guantes, batas, gafas, gorros,..)
Minimizar los riesgos de contagios con técnicas adecuadas (Ej.: al recoger las muestras biológicas)
Cumplir las medidas de aislamiento adecuadas a cada caso que así lo requiera (las veremos más
adelante)
Retirar el protector ocular agarrándolo por la parte que ha quedado colocada detrás de la cabeza.
Tirarlo, o si es reutilizable, depositarlo en un contenedor para su descontaminación
Retirar el protector respiratorio cogiéndolo por la parte posterior de las bandas elásticas. No tocar
la parte frontal.
Es recomendable seguir las pautas de vacunación marcadas por el servicio de salud laboral de cada
hospital para disminuir el riesgo de contagio de ciertas enfermedades.
Los trabajadores sanitarios dedicados a la atención de los pacientes deben recibir información y
formación sobre el modo de transmisión de las enfermedades y un entrenamiento adecuado sobre las
precauciones para la prevención de la infección.
Es el conjunto de normas que cada hospital dicta con el fin de indicar las circunstancias en que los diversos
antimicrobianos pueden o no utilizarse.
El comité de infecciones de cada hospital elabora una lista limitada de antibióticos y establece las normas a seguir con
respecto a indicaciones terapéuticas y preventivas basándose en optimizar la selección para obtener los mejores
resultados clínicos con una mínima toxicidad para el paciente y con un mínimo impacto en la creación de resistencias.
La infección del tracto urinario (ITU), como ya hemos visto, es una de las de mayor incidencia entre los
pacientes ingresados.
La incidencia es mayor en mujeres que en hombres por el menor tamaño de la uretra, aunque en mujeres de
edad avanzada se iguala dicha proporción.
La higiene de los genitales será siempre antes que la perianal para evitar el arrastre de gérmenes a
dicha zona.
En mujeres, la higiene será con un antiséptico adecuado en vez de con jabón para no alterar el pH de
la vagina y, con ello, la flora saprofita que protege de las infecciones urinarias.
Aproximadamente el 80% están asociadas a instrumentación del tracto urinario, principalmente el sondaje
urinario. Por ello se debe restringir la cateterización vesical a las situaciones en las que sea estrictamente
imprescindible, valorándose su retirada tan pronto como sea posible.
El sondaje se debe evitar como forma de obtener cultivos de orina y otras determinaciones bioquímicas
en pacientes con micción espontánea.
Los catéteres vesicales sólo serán insertados y manipulados por personal cualificado para ello y bajo
las medidas de asepsia específicas.
No desconectar sistemas de drenaje cerrado, salvo si se necesitan lavados vesicales y, en este caso,
se realizarán bajo técnica aséptica.
Se evitará la realización de lavados vesicales salvo que se prevea la obstrucción del sistema. Si tras el
lavado persiste la obstrucción, se procederá al cambio de catéter.
Evacuar la orina regularmente por la llave situada en la parte inferior de la bolsa colectora, mediante
técnica aséptica.
La Auxiliar de Enfermería colaborará con la Enfermera en la preparación del material, del campo estéril y en
la realización de la técnica. Para ello deberá:
Utilizar guantes estériles para la inserción de catéteres y no estériles para el lavado del meato.
Para la fijación interna de la sonda por insuflación del globo de la sonda, se preparará agua destilada
estéril y jeringa de 10cc para cargarla.
Utilización de sistemas de drenaje cerrados con válvula para evitar la ascensión intraluminal de los
microorganismos a la vejiga
Las medias a adoptar para prevenir las infecciones quirúrgicas las podemos dividir en varios apartados:
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Esterilización de todo el material que entre en contacto con territorio estéril del paciente.
Se recomienda situar las entradas de aire al interior del quirófano junto al techo y las salidas junto al
suelo, para favorecer un flujo de aire de arriba hacia abajo que evite turbulencias y el levantamiento de
polvo sedimentado en superficies horizontales.
Control de parámetros ambientales, mediante monitor in situ, con indicación de temperatura, humedad
relativa y presión filtros HEPA. Para ser correctos estos parámetros, deberán estar entre 18-26 ºC de
temperatura, 40-60% de humedad relativa y una presión diferencial entre el filtro intermedio y el filtro
HEPA alrededor de 10 pascales. Si no fuese así, avisar al Servicio de Mantenimiento para corregirlos
(humedad y temperatura) o para sustituir el filtro HEPA.
El sistema de climatización del quirófano no debe interrumpirse en ningún momento, salvo para
reparaciones o revisiones técnicas, y nunca mientras haya actividad quirúrgica.
Se realizarán dos limpiezas diarias completas (la primera debe estar finalizada media hora antes
del comienzo de la actividad quirúrgica de la mañana y la segunda se hará después de finalizar la
actividad del día)
Entre intervención e intervención, se limpiarán las superficies horizontales y las verticales sólo en
caso de salpicaduras.
La limpieza semanal se reservará para los paramentos horizontales altos (techo, repisas, etc.),
lámpara (brazo y bóveda), poyetes de ventanas laterales y parte exterior de las rejillas.
Se utilizará agua, jabón y lejía estándar (40 gr de cloro libre/ litro) a una dilución de 1:10 ( 9 partes
de agua y una de lejía)
Una vez al mes se realizan cultivos y mediciones de la sala de quirófano y filtros de aireación.
También se realizarán estas mediciones tras realización de obras en el servicio. Dichas
mediciones las realizará el servicio de medicina preventiva de cada centro.
Se realizará la higiene general con una ducha con jabón normal, incluyendo cuero cabelludo, siempre
que se pueda. Cuando la cirugía sea urgente, se lavará la zona a intervenir con agua y jabón.
Se realizarán lavados orofaríngeos con antiséptico específico al menos durante 30 segundos, cada 8-
10h, continuando después en reanimación hasta la retirada de la ventilación mecánica o 48 horas
posteriores a la intervención.
Si hubiese que retirar el vello (sólo si es imprescindible) se realizará mediante corte al ras con máquina,
o químicamente en zonas de difícil acceso, ya que las erosiones producidas por el rasurado aumentan
el riesgo de infecciones quirúrgicas. En caso de ser necesario el rasurado, éste se hará
inmediatamente antes de la intervención quirúrgica.
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A parte de lo mencionado, la preparación de cada tipo de cirugía será muy específica, incluyendo, por
ejemplo, descontaminaciones vaginales en cirugía ginecológica por esta vía, enemas de limpieza y
descontaminación intestinal en cirugías digestivas,… etc.
Profilaxis antibiótica
No todos los pacientes lo requieren, como regla general, está siempre indicada cuando el grado de
contaminación de la cirugía es limpia-contaminada o contaminada.
Uso de calzado específico para el bloque de quirófano. Es una alternativa mejor que el uso de calzas
de plástico o papel.
Mantener cerradas las puertas para favorecer la situación de presión positiva intraquirófano.
Reducir el tránsito de personal fuera del quirófano durante la intervención al mínimo imprescindible.
Prioridad de los pacientes en función del grado de contaminación de la cirugía (limpia/sucia), siempre
que sea posible.
Cuidados postoperatorios
La incisión suturada debe permanecer cubierta las primeras 24-48 horas. Pasado ese tiempo la herida
quirúrgica puede dejarse descubierta.
Es necesario la higiene de manos y el uso de guantes no estéril antes de cualquier contacto con la
herida quirúrgica o con el apósito.
Las curas de heridas quirúrgicas se deben realizar primero las no infectadas y por último las sucias.
Las infecciones respiratorias son frecuentes en el medio hospitalario, de ellas, la neumonía es de las más
frecuentes.
El riesgo global de adquirir una infección respiratoria nosocomial es de 6 a 9 casos por 1.000 pacientes
ingresados y la mayor incidencia se da en Unidades de Cuidados Intensivos. La mayoría de las infecciones
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respiratorias nosocomiales se producen por aspiración de los microorganismos que colonizan la orofaringe y
el tracto digestivo superior y por inhalación de aerosoles contaminados procedentes de los equipos utilizados
en los procedimientos de terapia respiratoria que no han sido procesados adecuadamente o se han
contaminado con las manos del personal sanitario.
Las boquillas, pinzas nasales y otras partes de los equipos que entran en contacto con las
mucosas del paciente se utilizarán preferentemente desechables. En caso de que alguna de
estas piezas sea reutilizable debe someterse a limpieza y posterior desinfección de alto nivel
entre pacientes.
Se cambiarán los filtros, el tubo endotraqueal y las tubuladuras del respirador entre
paciente y paciente.
Tras las cirugías animar a los pacientes operados a inspirar profundamente, toser con frecuencia (si no
existe contraindicación), moverse en la cama y caminar lo antes posible.
La higiene de manos antes y después del contacto con pacientes con tubo
endotraqueal o traqueotomía o con cualquier dispositivo en contacto con la vía
respiratoria.
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En aspiraciones:
Los recipientes para lavado de la sonda de aspiración deben ser estériles inicialmente
y cambiado cada 24 horas.
Los fluidos de succión deben desecharse al menos cada 24 horas. Los contenedores
reutilizables deben vaciarse cuidadosamente, lavarse con agua y detergente y secarse
(debe usarse bata, guantes y protección ocular)
En pacientes con nutrición enteral, hay que tener especial cuidado si tose bruscamente, vomita, o se
observa desplazamiento de la sonda, suspenderíamos dicha alimentación hasta que se compruebe la
posición de la sonda.
Las bacteriemias primarias incluyen las bacteriemias confirmadas por el laboratorio y las sepsis clínicas. La
secundaria aparece cuando el organismo aislado en el hemocultivo es compatible con otra infección
nosocomial.
Las medidas principales a tener en cuenta para prevenir estas complicaciones indeseables son las
siguientes:
Vigilar las zonas anatómicas de inserción de los catéteres, visualmente o al tacto a través del apósito
intacto, de forma regular, dependiendo de la situación clínica de los pacientes. Si los pacientes padecen
alguna sensibilidad en la zona de inserción, fiebre de origen desconocido, u otras manifestaciones que
pudieran sugerir una infección local o bacteriemia, se avisará a la enfermera para que lo evalué.
Garantizar el lavado de las manos antes y después de palpar las zonas de inserción.
Utilizar apósitos estériles de gasa o un apósito estéril transparente semipermeable, para cubrir la zona
de inserción del catéter.
Las zonas de inserción de catéteres venosos centrales tunelizados bien cicatrizados, no requieren
apósitos.
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Hay que sustituir el apósito de la zona de inserción del catéter, si está mojado, se levanta o está
visiblemente sucio.
No sumergir el catéter en agua. Podría permitirse una ducha si se pueden tomar precauciones para
reducir la probabilidad de introducir microorganismos en el catéter (por ej. Cubriendo el catéter y el
dispositivo de conexión con un recubrimiento impermeable durante la ducha)
Ante cualquier signo de alarma en la zona de punción que podamos visualizar, avisaremos a la
enfermera para su valoración.
Esterilización.
Lavado de manos.
Procedimientos de aislamiento.
Educación e información.
Luz ultravioleta.
Nebulizadores.
Flujo laminar.
Referencias bibliográficas
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Protocolo para la implantación y seguimiento del programa de mejora de la higiene de las manos
durante la atención sanitaria a nivel del SNS. Ministerio de Sanidad y política social. 2009.
Cómo lavarse y secarse las manos – Póster de la Organización Mundial de la Salud. La Organización
Mundial de la Salud (World Health Organization – WHO – CH-1211 Geneva-27 – Switzerland)
www.who.int/csr
Grupo de trabajo EPINE Vaqué J, Roselló J. Informe global de España. EPINE 2008. Disponible en:
http://www.vhebron.es/ac/preventiva.
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Internet] Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2006 [acceso 18 de mayo de 2009] Disponible en:
http://www.msc.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/pncalidad/notaPrensa20060323TextoIntegro.pdf
https://saludaplus.salud.madrid.org/observatorioriesgos/Paginas/home.aspx
Alianza mundial para la seguridad del paciente. Directrices de la OMS sobre la higiene de manos en la
atención sanitaria: unas manos limpias son unas manos más seguras. Organización Mundial de la
Salud, 2005.
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