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Fragmento N°3: Lo manifiesto y lo oculto en el Curriculum
Presentamos otro fragmento del libro citado en el que se refiere a LO OCULTO Y LO
MANIFIESTO en el currículo.
Si la cultura del curriculum es una cultura mediatizada, la mediación es fuente de distorsión
de los propósitos originales y de las influencias de los contextos y prácticas. Para los alumnos, el
ambiente escolar es el contexto de mediación por excelencia del que reciben influencias.
Para clarificar el C real que recibe el alumno es fundamental considerar que la realidad no
se reduce a lo que aparece evidente en forma inmediata, es necesario escudriñar en ella, descubrir
lo que no es manifiesto
La enseñanza no se reduce a los programas oficiales, (curriculum prescripto) ni a lo que los
docentes dicen que quieren transmitir. El aprendizaje real, dista de lo que se debe enseñar o lo que
se cree estar enseñando.
Cuál de estos tres aspectos refleja la realidad, los tres aportan algo, pero hay que
considerarlos juntos. Los dos primeros son el curriculum manifiesto, pero la experiencia del alumno
no se ajusta a lo que se dice que se enseña, junto a este actúa el curriculum oculto. El curriculum
real, surge en la experiencia práctica en la interrelación de ambas dimensiones (lo manifiesto y lo
oculto).
El curriculum desde el punto de vista del alumno es el compendio de toda la experiencia que
el alumno tiene en los ambientes escolares.
En el ambiente escolar sistemas de premios y castigos, relación con la autoridad, clima de
evaluación, distribución del tiempo, etc., que constituyen un C oculto que el alumno debe superar
para avanzar con éxito y que es paralelo al C oficial. El no adaptarse a las exigencias de este C
oculto, muchas veces determina el fracaso en el C oficial.
Este curriculum oculto depende en gran parte de las normas de vida escolar, pero éstas a
su vez, guardan relación con valores sociales y con formas de entender el papel de los individuos
en los procesos sociales, tiene una dimensión sociopolítica que se relaciona con las funciones de
socialización que tiene la escuela dentro de la sociedad. De hecho el análisis del curriculum oculto
se centra en el estudio social y político de los contenidos y experiencias escolares, los hábitos que
se inculcan consciente o inconscientemente expresan una concepción de ciudadano. La
socialización no se reduce a la transmisión de contenidos formulados explícitamente. Cuando estos
valores y normas se explicitan como contenidos de la educación social y moral ya no forman parte
del curriculum oculto, pero en general estas influencias se transmiten como normas de hechos
asimiladas sin discusión.
El curriculum oculto puede estar al margen, en coherencia o contradicción del curriculum
manifiesto, pero en cualquier caso no es ajeno a los conflictos sociales (ideología, valores).
Este clima de socialización se asimila por ósmosis, por ello pasa desapercibido cuando no
surgen conflictos, aunque en realidad la resistencia a estas normas es la principal fuente de
conflicto entre alumnos y profesores y causa de fracaso escolar. Las exigencias del curriculum
oculto a veces son mayores que las del curriculum explícito.
La diferenciación entre lo explícito y lo oculto permite entender muchas incongruencias en
las prácticas escolares. Por ejemplo objetivos declarados y prácticas (condiciones de la experiencia
educativa) contrarias a dichas finalidades. Estas contradicciones también nos permiten entender los
procesos de cambio, el inmovilismo institucional. Cambian los planes pero no cambian las
condiciones reales.
El cambio en los diseños tiene poca incidencia en la experiencia real de los alumnos, ésta
depende de las condiciones, si éstas no cambian las reformas curriculares fracasarán. El
curriculum oculto en las instituciones es en gran medida la causa del inmovilismo y la resistencia al
cambio de las prácticas escolares promovidas desde afuera.
Esta perspectiva implica un giro para entender la educación dentro de las instituciones
escolares.
1) por un lado, distinguir lo que se pretende de lo que se hace. Para comprender el curriculum
real se debe trascender lo manifiesto y estudiar las condiciones escolares.
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En primer lugar porque estas condiciones (arquitectura, mobiliario, organización del espacio,
relaciones profesor-alumnos, métodos educativos, tipo de comportamiento que exigen las tareas
académicas, organización de las escuelas, etc.) mediatizan las finalidades explícitas. El
conocimiento que adquieren los alumnos es el saber tamizado por estas condiciones.
En segundo lugar, estas condiciones son fuentes de normas de comportamiento y valores
que asimilan los alumnos. Este medio cotidiano hace que se vaya asimilando por ósmosis.
El curriculum oculto se caracteriza por dos condiciones: no se pretende y se consigue a través de la
experiencia natural, no planificada.
2) atender a la dimensión oculta significa que la cultura como contenido curricular se debe
entender en un sentido antropológico más que académico, abarca mucho más que la cultura
académica especializada, comprende significados, convenciones, creencias, comportamientos,
usos, formas de relacionarse que se transmiten mediante el proceso de socialización.
3) El curriculum real destaca la importancia de los contextos o ambientes, intervenir en el c real
supone modificar dimensiones fundamentales: físicas, organizativas y pedagógicas (relaciones
entre profesores, alumnos, profesores y alumnos, etc.).
El curriculum así entendido se abre a una realidad compleja, difícil de entender, gobernar y
cambiar. Esta concepción amplia tiene ventajas:
- recoge la idea de curriculum como guía para planificar, enseñar y evaluar
- incluye aprendizajes incidentales cuya fuente es la estructura escolar como organización, con
sus normas de funcionamiento
- contempla aprendizajes que surgen de los compañeros
- lo que no se explicita; C nulo, también forma parte del discurso.
- evita distinguir lo previsto (curriculum) y la instrucción (desarrollo práctico), nos obliga a ver la
continuidad entre intenciones y realizaciones.
Las actitudes de los docentes, las normas de la institución, el tipo de interacciones que se
producen en la escuela, las formas que asume la organización institucional y del aula, y muchos
otros aspectos que, aunque no respondan a un planteamiento explícito por parte del docente, están
presentes en los procesos de enseñanza y aprendizaje, también son parte de la formación de los
alumnos.
Los alumnos aprenden también a partir de la interacción con modelos con los cuales
sintonizan afectivamente. Precisamente muchos aprendizajes actitudinales se producen de esta
manera. El equipo docente -y la institución en su conjunto- proporcionan determinados modelos, en
muchas ocasiones no explicitados ni intencionales, que influyen de manera relevante en los tipos
de aprendizaje que se promueven.
Para comprender la enseñanza que se desarrolla en una escuela se requiere analizar los
diversos aspectos (contenidos, estilos docentes, comunicación, técnicas, prácticas de evaluación,
etc.) tanto desde la perspectiva del curriculum declarado como desde la perspectiva del oculto.
Dado que son prácticas que se realizan de manera cotidiana y en muchos casos rutinarias,
a veces puede resultar difícil volverlas visibles y operar sobre ellas. En tal sentido, cobra particular
importancia reflexionar acerca de estas prácticas intentando “hacer visible lo cotidiano”, buscando
hacer explícitas relaciones pedagógicas y didácticas que aún cuando no se hayan escrito, suceden
en las escuelas y las aulas y por lo tanto son plausibles de ser analizadas y modificadas.