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Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis *

José Bleger

El psicoanálisis comenzó como un procedimiento terapéutico y no


dejó nunca de ser tal. Es decir que el objetivo del psicoanálisis ha sido
y es el logro de la curación. Sin embargo, los objetivos o efectos logrados
por un tratamiento psicoanalítico rebasan a lo que estrictamente se de-
nomina en medicina curación y a su vez esta última depende del logro
de aquellos objetivos. En otros términos, denominamos curación a una
parte, a un cierto conjunto de efectos que derivan de objetivos o resulta-
dos del psicoanálisis. Se ha señalado reiteradamente lo perturbador que
resulta para el psicoanálisis una finalidad terapéutica demasiado celosa-
mente mantenida y cómo esta última compromete aun sus resultados te-
rapéuticos, de manera que' algunos autores llegaron a hablar de los ries-
gos del "furor curandis". No queda, sin embargo, ninguna duda de que
el objetivo del psicoanálisis es la curación, y si bien es correcto ponerse
a cubierto del "furor curandis", no creo que en ningún análisis pueda estar
ausente una intención curativa. Posiblemente la cuestión radique mucho
en la naturaleza de la curación pretendida: desaparición del sufrimiento
y la patología o modificación profunda de la personalidad. La cuestión
depende de si todos los resultados u objetivos del psicoanálisis pueden lla-
marse curación. Y yo creo que no. El psicoanálisis opera tratando de
producir cambios o lograr objetivos de los que, a su vez, depende aquel
objetivo que llamamos curación.
En esta aportación se sustenta que el psicoanálisis tiene objetivos
que rebasan ampliamente al de la curación y que aun esta última ha
devenido una especie de producto aleatorio o -como lo dice Glover-
un by producto Podemos incluirnos en un engorroso problema semántico
si se opta por aceptar que todos los objetivos o logros del psicoanálisis
y que todo lo que ocurre en el curso de un tratamiento psicoanalítico
debe llamarse curación. No es éste el criterio sustentado aquí y, por el
contrario, considero que incluir todos los objetivos o efectos del psico-
análisis en la denominación de curación es un error tanto como lo sería


- -
Este trabajo, póstumo e inédito, estaba destinado a ser leido como relato oficial en el IX Congreso
Latinoamericano de Psicoanálisis, Caracas, 1972. Fue presentado póstumamente en la Asociación 317'
Pslcoanal ítlca Argentina y en el mencionado Congreso Latinoamericano.
José Bleger

incluir en 'curación los efectos favorables de una relación grupal, o de


pareja, o Una buena relación profesor-alumno, etcétera. Lo contrario sig-
nifica dejarse invadir por los prejuicios de la formación médica tradicio-
nal. Es aun lícito preguntarse si la terapia analltlca debe seguirse lla-
mando terapia y si las palabras enfermedad y curación no debieran des-
aparecer del léxico psicoanalítico. Y todo esto, no porque el psicoanálisis
no cure, sino porque la forma de lograrlo lo rebasa totalmente. Szasz ha
advertido sobre los resultados negativos del modelo médico del trata-
miento psicoanalítico.
Como aclaración metodológica conviene incluir aquí, desde el co-
mienzo, que este aporte no tiene una intención normativa, en el sentido
de formular qué objetivos o qué tipo de curación debe producir u obte-
nerse con el psicoanálisis, sino todo lo contrario: examinar qué objetivos
se cumplen en el curso de la terapia psicoanalítica y entre la complejidad
de esos objetivos examinar qué curación se obtiene, así como los crite-
rios con los cuales consideramos a esa parte de los efectos que llama-
mos curación.
De igual manera conviene subrayar que aquí no me ocuparé di-
rectamente de temas muy relacionados como son los de terminación o
fin de análisis,' evaluación de la terapéutica psicoanalítica, resultados
terapéuticos, ni tampoco de problemas del análisis didáctico, ni de los
'criterios o definiciones sobre salud o normalidad. Sólo observaré que
para gran parte .de estos términos ocurre que realmente no sabemos de
qué hablamos cuando los estamos utilizando. Aunque ocasionalmente
podamos referirnos aquí a estos temas, no nos ocuparemos directa o es-
pecialmente de ellos, así como tampoco de los factores o mecanismos
curativos del psicoanálisis o de la teoría de la curación, ni de la evalua-
ción del curso favorable o no de un tratamiento.
Los psicoanalistas -según la bibliografía- no se han ocupado
mucho de 'los criterios de curación; el interés ha recaído más en el estu-
,dio de los psicodinamismos; Freud mismo ofrece muchos ejemplos de
318 ello. Casi todos los trabajos clínicos que se presentan en nuestra Aso-
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

elación estudian modificaciones de psicodinamismos, de la relación. trans-


ferencial, etcétera, pero generalmente no dicen si se considera. curado
..al paciente; o bien se trata de estudios de. pacientes cuyo tratamiento
aún no ha concluido. Doy por descontado que aquí no tomaré en cuenta
los procedimientos no psicoanalíticos para este estudio y no porque
no los crea de interés sino porque c?en ahora fuera de mi objetivo.
Lo cierto es que las condiciones del psicoanálisis no favorecen
=-paradójtcamente-c- la evaluación de la curación, ya que con gran fre-
cuencia -en el curso de años- perdemos la perspectiva global para
recluirnos demasiado en lo que no logramos modificar, lo cual tiene ade-
más mucho que ver con las condiciones regresivas del paciente en la
relación transferencia\. .
Rickman señala la transferencia en cuanto fuente de confusión
para evaluar una terapia, ya que en el análisis se presenta mucho más
lo '10 resuelto y el analista se enfrenta mucho más con los aspectos des-
lnteqrados del paciente que con los integrados.

Si bien el pslcoanálieis es -como ya se dijo- desde su comienzo,


fundamentalmente, un procedimiento terapéutico, no es menos cierto que
el tipo de terapéutica que inaugura podría también ser calificado como
un procedimiento pedagógico o como una psicagogía. Pero otra vez hay
qué hacerla salvedad de que si el psicoanálisis es considerado como un
procedimiento pedagógico o psicagógico, debe comprenderse que él inau-
gura también una nueva pedagogía: un nuevo procedimiento de enseñar
y de aprender con una modificación o ampliación muy grande de lo que
es aprender y enseñar, tanto como una psicagogía muy diferente de los
significados que a este término dieron sus creadores..(Kronfeld. y Baum-
gartan Tramer).
Con esto me he introducido en el análisis general de los objetivos
del psicoanálisis y hasta ahora he observado que éstos incluyen también
la curación, el aprendlzaje y la enseñanza, paro de-tal 'manera que. estos
términos deben ser reconsiderados en sus formulaciones tradicionales
ya que, en rigor y estrictamente,no se..trata tampoco de ninguna de estas 319
José Bleger

cosas, a menos 'que se revalúen, amplíen o modifiquen las definiciones


de dichos términos.
"Curación" significa -en el sentido que nos interesa- modifica-
ción favorable de sufrimientos y/u organizaciones patológicas. Tomado
en este sentido el psicoanálisis es terapéutico, pero va mucho más allá
de las limitaciones de este término. Este rebasamiento del término "e u-
raclón'vestá estrechamente relacionado con el tipo de curación que lo
acerca a un aprendizaje, sin serlo tampoco en la acepción tradicional de
este último término. La acepción etimológica latina de "cura" es cuidado,
solicitud, y de ahí se extendió al párroco por tener a su cargo la cura o
cuidado espiritual de sus feligreses. Las raíces latina y griega de "tera-
péutica" tienen igual significado *.
Llamamos enseñanza a todos los procedimientos por los cuales
se logra un aprendizaje y llamamos aprendizaje a todas aquellas modifi-
caciones que se hacen en función de la experiencia; en este sentido, uno
de los objetivos fundamentales del psicoanálisis es el aprendizaje por
parte del analizando, en el más amplio sentido del término, que incluye
por supuesto también modificaciones de estructuras patológicas, que se
llaman curación. En esta acepción de enseñanza-aprendizaje queda in-
volucrada, como una parte mínima del proceso, la definición intelectualista
de enseñanza-aprendizaje como un adquirir o impartir conocimientos.
Aprendizaje es -en rigor y en todos los casos- modificación de la per-
sonalidad en función de la experiencia. "Enseñar" significa etimológica-
mente "marcar" o "designar". En psicoanálisis la "experiencia" es lo
vivido como relación transferencial y el aprendizaje guarda estrecha re-
lación con el insighí.

En el curso de su historia se han formulado diferentes objetivos


del 'psicoanálisis, algunos de los cuales enumeraré a continuación sin
pretensión cronológica y sin el intento de agotar la lista:

320 • 'Es Interesante consultar -además de los diccionarios y diccionarios etlmológlcos- La medicina hipo-
crática, de P. Larn Enftalgo (cap. VI), Revisté de Occidente, Madrid, 1970.
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

Abreacción,
Llenar lagunas mnémicas,
Hacer consciente lo inconsciente,
Relacionado con los anteriores: levantar las represiones,
Transformar la neurosis en neurosis de transferencia,
Resolver fijaciones infantiles,
Maduración de la personalidad,
Conocimiento de sí mismo: insight,
"Donde está el Ello debe estar el Yo" (Freud, 1923),
"Working through",
Mayor capacidad de sublimación,
Mayor capacidad de reparación,
Relación con objetos internos: cambio del mundo interno del pa-
ciente,
Mayor libertad interior; mayor libertad y plasticidad del Yo (Waelder),
Mayor autonomía del Yo; criterio de adaptación (Hartmann),
Integrar disociaciones. Integración del Yo o. adelanto en la capa-
cidad de síntesis del Yo (M. Klein),
Introducir discriminaciones.

Freud señaló en 1937 como "misión maestra" del psicoanálisis el


"reemplazar por un resultado más correcto el desenlace imperfecto de la
infancia, reforzando con tal fin al Yo".
Nunberg (1931) termina su libro diciendo que "las alteraciones que
en los casos ideales se consiguen con el tratamiento, afectan al conjunto
de la personalidad y son las siguientes: las energías del Ello adquieren
mayor movilidad, el Superyó se vuelve más tolerante y el Yo se libera de
la angustia, quedando restablecida su función sintética".
Balint (1935) considera como mecanismo esencial de la cura a lo
que designó como "recomienzo", que consiste en que en la fase final del
tratamiento los pacientes expresan deseos instintivos infantiles olvidados
y demandan de su medio la grat.ificación de los mismos. Este mismo autor 321
José Bleger:

cita que Ferenczi y Rank describieron el objetivo del análisis ·como "la
completa reproducción de las relaciones edípicas en la experiencia analí-
tica"; Rank, por su parte, enfatizó la importancia del trauma del nacimien-
to; W. Reich, el alcanzar la-plena genitalidad de la potencia orgástica; Ko-
vác, la superación de la compulsión a la repetición.
Aunque mi tema no es el de la terminación de análisis ni menos
aún el de la terminación del análisis didáctico, haré mención del relato
oficial sobre "Terminación de análisis" presentado en México, en 1964,
por Alvarez de Toledo, Grinberg y Langer. Extracto del trabajo de estos
autores algunas citas sobre "resultados adecuados" del análisis didáctico,
es decir -en otros términos- cómo algunos autores definen los objetivos
del psicoanálisis:

1. Logro de "un Yo fuerte y crítico capaz de soportar tensiones


considerables, libre de cualquier identificación innecesaria y de cualquier
transferencia autornáttca o patrones de pensamiento" (Balint);
2. El candidato "tendría que poder transformar su dependencia en
una verdadera introyección adquiriendo un interés genuino" (Bibring);
3. Fuerza integrativa del Yo para que "lo racional incorpore lo
irracional como un elemento en su propia configuración" (Gitelson).

En un aporte sobre terminación de análisis J. Rickman destaca seis


criterios: 1) capacidad de moverse libremente del pasado al presente y
recíprocamente, vale decir la remoción de la amnesia infantil que incluye,
por supuesto, un enfrentamiento y elaboración del complejo de Edipo; 2)
capacidad de satisfacción genital heterosexual; 3) capacidad de tolerar
la frustración libidinal y la privación sin defensas regresivas y sin ansie-
dad; 4) capacidad de trabajo y de ocio; 5) capacidad de tolerar las pulslo-
nes agresivas en uno mismo y en los otros sin perder el amor al objeto en
su sentido amplio y sin culpa; 6) capacidad de duelo.
Los criterios de. terminación deben considerarse en cada caso en
322 relación con la iniciación. del tratamiento, para tener la seguridad de haber
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

removido las raíces del complejo sintomático inicial. Para Rickman (1950)
resulta importante la irreversibilidad de lo logrado.
Por su parte Hoffer señala tres criterios: 1) el grado de conocimien-
to de los procesos psíquicos inconscientes; 2) la disminución de la repre-
sión y de las resistencias; 3) el cambio del "acting out" por el recordar en
la transferencia.
H. Segal enfatiza en la curación la capacidad de adquirir y tolerar
insight juntamente con "el reemplazo de la negación por la aceptación de
la realidad psíquica: la aceptación del conflicto, ambivalencia y culpa; el
reemplazo de la omnipotencia por una actitud realista hacia la tarea por
realizar (en particular, el ser capaz de utilizar de un modo realista la ayuda
del analista); la disminución de la angustia de persecución y agresividad, y
el incremento del amor y confianza en el Self y en los demás; el acting out
cediendo paso a la simbolización, y el síntoma a la sublimación; la acep-
tación y uso del pensamiento y comunicación verbal".
Para Szasz el objetivo del tratamiento reside en conseguir las con-
diciones que favorezcan el pleno desarrollo de las potencialidades del Yo
o, en otros términos, permitir el crecimiento impedido.
Junto con todo esto se puede recordar también que Glover incluye
los criterios terapéuticos del psicoanálisis en tres capítulos, a saber: fac-
tores metapsicológicos, factores clínicos y factores metodológicos, que
no entraremos a analizar aquí.
Balínt (1935), observando los objetivos finales del psicoanálisis su-
geridos o sostenidos por distintos autores, los resume en dos posiciones
que llama clásica y romántica. La primera está constituida por formula-
ciones tales como la de hacer consciente lo inconsciente, superar la am-
nesia infantil, superar las resistencias. La segunda se basa en la dinámica
de los factores emocionales y se emparenta con la catarsis. A todos
Balint los considera factores necesarios pero no suficientes.
Para Fairbairn el objetivo fundamental del tratamiento psicoanalí-
tico es el de promover la máxima síntesis del Yo; incluidos en ese objetivo
se hallan también: una máxima reducción de la dependencia infantil, una 323
José- Sleger

máxima reducción del odio al objeto libidinal, hacer accesible el sistema


cerrado del mundo interno a la influencia de la realidad externa.

Todos los objetivos que he citado resultan no ser excluyentes entre


sí y además son todas formulaciones correctas. Pero la mayor parte de
ellas son parciales o bien ponen el énfasis sobre algún factor específico
sin excluir a los demás, siendo Inclusive complementarios.
Algunas otras formulaciones son demasiado amplias, como la de
"hacer consciente lo inconsciente", o bastante detalladas, como la des-
cripción de Rickman, pero mientras esta última es eminentemente clínica,
no se puede decir lo mismo de la otra. Por otra parte, algunos de los ob-
jetivos, tales como "maduración" de la personalidad, resultan ser muy
generales, y faltan indicadores clínicos más precisos.
Pero podemos observar también que, entre los aportes, se indican
objetivos técnicos que no son necesariamente objetivos finales del trata-
miento sino medios por los cuales lograrlos; así ocurre, por ejemplo, con
la abreacción o el "llenar las lagunas rnnémlcas", que no son objetivos
finales del psicoanálisis sino medios para alcanzarlos, y lo mismo puede
decirse de la proposición "transformar la neurosis en neurosis de trans-
ferencia" .
Ocurre que se están utilizando categorizaciones muy diferentes y
es necesario jerarquizarlas, no sólo para introducir orden en todos estos
aportes sino básicamente para delimitar nuestro tema o problema.
Así, podemos ver que aun entre los indicadores u objetivos técnicos
no son del mismo nivel la abreacción, el "working through" o la formula-
ción de "transformar la neurosis en neurosis de transferencia". Es posible
que .se logre un buen ordenamiento y jerarquización de estos medios u
objetivos técnicos o inmediatos (y no finales) del tratamiento psicoanall-
tico, si se los examina ubicándolos ya sea como técnicas, tácticas o es-
trategias.
Un otro ordenamiento o categorización que nos interesa más puede
324 lograrse diferenciando. los objetivos del·psicoanálisis de las formulaciones
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

con las cuales se proponen o se explicitan dichos objetivos. Así, tenemos


que considerar una diferencia entre objetivos técnicos (los medios u ob-
jetivos inmediatos) y objetivos clínicos. A su vez, estos objetivos (técnicos
y clínicos) pueden tener una formulación, ya sea técnica, clínica o teórica.
A título de ejemplo, citemos entre los objetivos técnicos con formu-
lación clínica: transformar la neurosis en neurosis de transferencia; con
formulación teórica: "hacer consciente lo inconsciente"; con formulación
técnica: "working through".
Lo que podemos deducir; con claridad es que nuestra finalidad no
consiste en la descripción o el estudio de los objetivos inmediatos o téc-
nicos sino de los objetivos finales o clínicos, y que estos últimos pueden
a su vez ser formulados, por lo menos, de las tres maneras que ya hemos
señalado (técnica, clínica y teórica).

Circunscriptos los objetivos de los que aquí me ocuparé, podemos


ahora retomar la diferencia que establecimos al comienzo entre curación
y otros objetivos del psicoanálisis y,a tal efecto, subrayar que entre los
llamados objetivos (o efectos) clínicos de la terapia psicoanalítica se pue-
den distinguir dos cosas muy diferentes: por una parte se trata de objeti-
vos que podernos denominar mayéuticos y en segundo lugar se trata de
objetivos de curación. Sabemos que, en rigor, estos últimos dependen de
los primeros pero, en cierta proporción, pueden ser independientes, existir
u obtenerse el uno sin el otro; de aquí la importancia de diferenciarlos.
Observamos con cierta frecuencia que el análisis logra objetivos
mayéuticos pero sin que necesariamente el paciente se haya beneficiado
con una modificación de las organizaciones patológicas (ya sean egodis-
tónicas o egosintónicas); no es infrecuente que 'se beneficie con un trata-
miento psicoanalítico sin que se haya curado de lo que deseaba curar, o
bien, como lo señaló Freud -en otros casos o a veces-, reemplazamos
una enfermedad por otra. Sabemos, por ejemplo, del homosexual, de la
mujer f.r.í,gidRo del paciente con tics, que se benefician con el pslcoaná-
Ilsls en cuanto a sus efectos mayéutlcos pero que no modiflcan su horno- 325
José' Bleger

sexualidad, su frigidez o el tic. Aquí no admito que se haya logrado curación


aunque sean notorios los efectos mayéuticos.
En otros casos, se considera un buen progreso" y aun un buen finai
de tratamiento (cuando no se puede lograr otra cosa) que el paciente re-
conozca y acepte sus síntomas, sus errores, limitaciones y dificultades. Es
decir, se logran -otra vez- objetivos o efectos mayéuticos y no los cu-
rativos.
Siguiendo, por otra parte, con el propósito señalado al comienzo
de no perseguir una finalidad normativa sino el examen de lo que ocurre,
se observará que" hablo no sólo de objetivos sino de efectos del psicoaná-
lisis, siendo estos últimos aquellos objetivos que se logran en el psicoaná-
lisis; esto tiene el sentido de que me interesa partir de los efectos o re-
sultados para deducir los objetivos y no partir de una formulación previa
que puede resultar correcta o arbitraria pero las más de las veces nor-
mativa.

Llamamos objetivo o efecto mayéutico a un enriquecimiento o un


más pleno desarrollo que afecta a parte o a toda la personalidad; éste
puede ser precisado desde el punto de vista psicoanalítico involucrando
en ese término los objetivos clínicos: con formulación clínica tales como
síntesis del Yo, capacidad de sublimación o reparación; con formulación
teórica, tales como los de "donde está el Ello debe estar el Yo" y, final-
mente, con formulación técnica, tales como el logro del insight.
Lo importante es que todos los objetivos clínicos citados son viables
y no son excluyentes entre sí, y esto indica que la unidad o confluencia
tiene que ser hallada en una categorización más abarcativa. Encuentro
que esta categoría más abarcativa se logra con el concepto de efectos u
objetivos mayéuticos, ya que así se incluyen o abarcan todos estos criterios
parcializados y se los inserta en un concepto o una comprensión unitaria
y global.
Dejo para otra oportunidad el estudio de cómo la concepción de
326 efectos u objetivos mayéuticos se incluye en la concepción de las neurosis
Criterios de curación y objetivos d&1 psicoanálisis

'como alienación y dedlalectlzaclón y del tratamiento pslcoanallttco como


desalienación psicológica y dlalectlzación (Bleger, 1958 y 1965).
-. . . ~ . . .
_ Si retomamos ahora más particular o específicamente el problema
de la curación, creo que este término puede solamente designar I~ desapa-
rición total o parcial o la modificación favorable de sufrlmtentos y:organi-
zaclones patológicas. Freud (1937) señala que la tarea de! tratamiento
psicoanalítico consiste en "el intento de liberar a un ser humano de sus
síntomas neuróticos, sus inhibiciones y anomalías del carácter". Este es
,el único criterio que encuentro válido en cuanto a los objetivos o efectos
curativos (o curación) separados de los efectos mayéuticos. En ningún
caso "curación" coincide conceptualmente con "normalidad". y -por otra
parte~ así como no hay salud total tampoco hay curaciones totales.
Para el-psicoanalista es también diferente el problema de si se trata
de establecer la curación de un paciente o si el problema es el de definir
o decidir la terminación de un análisis. Este puede termlnar porque el
análisis no "anda" -o, lo que se ve con frecuencia, se plantea la terminación
de 'un análisis cuando el terapeuta cree que no se lograrán más beneficios
o que los beneficios por lograrse no justifican la inversión de dinero, tiem-
po y esfuerzo: Esto lleva a una observación muy importante: la de que
en cada caso el psicoanalista gradúa los objetivos del tratamiento a los
efectos que son logrados y a los que supone 'que se alcanzarán o 1')0. La
"curación" no es una esencia que hay que alcanzar y tampoco es el atri-
buto de una esencia (la enfermedad), sino el resultado funcional de una
totalidad o Gestalt, constituida por el paciente, el psicoanalista y la rela-
ción entre ambos. De esta manera también se gradúa el objetivo curación
según los efectos: un paciente pusde ser dado de alta con satisfacción por
los efectos curativos en relación o comparación con la gravedad de sus
manttestaclones al comenzar eí tratamiento o sobre la base del empeo-
ramiento que se ha evitado. 'Siempre se trata de la mejor curación para
un paciente dado. "Como médicos debemos ser tolerantes 'con las flaque-
zas-del enfermo y satisfacernos con haber devuelto a un' individuo -aun- 327
José Bleger

que no se trate de personalidades sobresalientes- una parte de su capa-


cidad funcional y de goce" (Freud, 1912). El problema es también diferente
si se trata del criterio de curación (sobre la cual me he expedido ya) o si
se trata de los índices para evaluar estadísticamente los efectos terapéuti-
cos del psicoanálisis.
Hay por lo menos dos preguntas fundamentales por plantear ¿Cuánto
de curación? y ¿Qué clase de curación? El "cuánto" de curación, aunque
muy relacionado con la "clase" de curación, tiene mucho que ver con el
tipo de paciente o de enfermedad con el cual se comenzó. Un paciente
termina su análisis con buen éxito en condiciones en que otro puede co-
menzarlo: un psicótico termina su tratamiento de diez años de duración
con logros muy importantes, pero esta curación puede ser una enfermedad
por la que se empieza un tratamiento con otro paciente que nunca ha sido
psicótico. El "cuánto" de la curación es un criterio muy utilizado en la
evaluación y generalmente se gradúa en curación total o parcial, o curación
muy buena, mediana o nula.
Los resultados terapéuticos comunicados por psicoanalistas se han
dado con el criterio de la desaparición, o la mejoría o no de las manifes-
taciones patológicas, y con la escala cuantitativa de recuperación total,
parcial o nula.
Estos son el criterio y los indicadores utilizados en el informe de la
Clínica de Berlín (1920-1930) por Fenichel, de la Clínica Psicoanalítica de
Londres por Jones (1926-1936), del Instituto de Psicoanálisis de Chicago
por Alexander (1932-1937) y por Knight en 1941.
El estudio de Miles, Barrabee y Finesinger evalúa los resultados de
la psicoterapia en 62 casos de neurosis de angustia tomando en cuenta
los síntomas, el insight, el tipo de vida desde la hospitalización y el ajuste
social, compuesto este último ítem por: ajuste ocupacional, relacíones in-
terpersonales, ajuste matrimonial, ajuste sexual. Cada uno de estos ítem
está a su vez compuesto por una escala. La evaluación global de la cu-
328 ración se 'hace también en una escala compuesta por los siguientes ítem:
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

Recuperado, muy mejorado, mejorado, poco mejorado, no mejorado, em-


peorado.
En su libro Technique de la Psychanalyse Glover reproduce los re-
sultados de una encuesta remitida a 29 psicoanalistas de los cuales res-
pondieron 24. Por tanto -según Glover- los resultados de la encuesta
reflejan las opiniones de todo el grupo británico hasta 1938. En el Capítu-
lo IX, que trata acerca de los resultados de la encuesta sobre el tema
"terminación", un tercio de los psicoanalistas dejaron de responder sobre
este tópico. Los que respondieron afirmaron utilizar los criterios: a) sin-
tomáticos; b) psicosexuales; c) sociales; pero el criterio sintomático parece
prevalecer. La mayoría de los analistas admitieron que sus criterios sobre
el particular son esencialmente intuitivos.
En 1963 la Sociedad Británica organizó un simposio sobre "Los cri-
terios de éxito en el tratamiento", en el que intervinieron Jones, Sharpe,
Brierley y Glover, aportaciones que este último resume en su libro. Jones
. estableció una diferencia entre resultados "terapéuticos" y resultados "ana-
líticos", una distinción que refleja poco más o menos los juicios respectivos
que sobre el éxito del tratamiento pueden tener el paciente y el analista.
Jones advierte también sobre el peligro del fanatismo que pueda tener el
psicoanalista para curar, ya que si bien hay que llevar el análisis lo más
lejos posible, existen sin embargo casos en los que no se debe tentar mo-
dificar defensas más profundas ya que se corre el riesgo de provocar una
catástrofe.
Sharpe, por su parte, planteó que ningún criterio aislado de nor-
malidad puede constituir por sí mismo un objetivo del análisis y que los
criterios de curación deben establecerse en relación con la plasticidad
psíquica efectivamente posible para cada caso.
Brierley trató dos temas: el valor comparado de los criterios y el
de la relatividad de los beneficios. Los criterios psicosexuales son para
él más importantes que los criterios sintomáticos.
Glover señaló que es difícil considerar científicamente el problema
de los criterios analíticos: ."Ciertos factores subjetivos pueden ·influir·al ana- 329
José Bleger

lista en.la elección desus criterios. ,Esprobable que su compulsión obsesí-


va a preocuparse por standards ideales se incremente en la medida de Su
Incertidumbre. Igu?lmente ~I dogmatismo de la afirmación se incrementa
en razón inversa a la seguridad de información. Los errores más groseros
se. producen allí donde los standards psicoanalíticos preconcebidos son rí:-
gidos. Dado que somos psicólogos clínicos, haremos bien en basar nues-
tras evaluaciones de éxitos sobre la evldencla clínica antes que sobre ideas
rígidas teóricas preconcebidas". El mismo autor sugiere el análisis de a)
diversos factores (funcionamiento del instinto de conservación, del ero-
tismo, de la agresión,d~1 odio, etcétera); b) factores clínicos (modlñcaclón
de' los sueños, de las reacciones afectivas, etcétera); e) detalles clínicos
significativos. . . . . . .
. En su "Discusión;" del libro de Eysenck, Zetzel dice muy correcta-
mente que los resultados del análisis no pueden ser medidos con deflni-
ciones de palabras tales como "recuperación" o "mejoría". Agrega que la
evaluación de resultados que se relacionan, no con un síntoma específico,
slno con una amplia gama de funciones, presenta un difícil desafío. Y esto
es real. -
Kubie planteó que el estudio de los efectos de toda terapia psiquiá-
trica exige algunos requerimientos previos:
. 1) Identificación y delimitación de procesos unitarios de la en-
fermedad.
. . .2) Clara diferenciación entre etapas iniciales de esos procesos de
.Ó:

J'á~''enfermedades y sus. consecuencias secundarias y terciarias .


. 3) - Naturaleza del cambio y criterios del cambio.
4) Identificación de procesos unitarios consistentes de la terapia:
5) . Identificación de factores externos que influyen sobre la efecti-
v.ida,d.de la terapia. _

. Después de haber separado en los objetivosclínicos del pslooaná-


~30. ..curativos .de:los. eJecJQs
IL~.i~_IR.sefectos ..rnayéutlcos y de haber, considerado
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

el cuantum de la curación, haré ahora una reterencla muy sumaria a la


clase o clases de curación.
. Ya sabemos que el objetivo final del tratamiento psicoanalítico es
el de lograr efectos mayéuticos de los cuales dependen los efectos que
llamamos curación. Junto con ello intervienen otros mecanismos que coad-
yuvan en la curación pero que a veces se pueden presentar aislados. Nos
referimos a la ya conocida "cura transferencial" y a lo que sugerimos se
tome mucho más en consideración -como un capítulo especial-, y que
denominamos "cura por depositación". Ambas forman corrientemente par-
te de los mejores éxitos terapéuticos psicoanalíticos pero a veces se pue-
den presentar en forma aislada e independientemente de efectos mayéutl-
cos; con esto completamos los argumentos para diferenciar efectos ma-
yéuticos de efectos curativos del psicoanálisis porque a los casos a que
antes me referí de efectos mayéuticos sin efectos curativos, agrego ahora
la existencia de la situación inversa: efectos curativos sin efectos mayéu-
ticos, en las curas transferenciales y en las curas por depositación.
Knight caracterizó los factores de la psicoterapia efectiva con tres
términos: "support", "rapport" e "import". El primero se refiere a los ele-
mentos. explícitos e implícitos de la terapia que contribuyen a aumentar
el sentimiento de seguridad del paciente; el segundo a la transferencia y el
tercero al significado, la comprensión o el insight que el paciente alcanza en
la terapia. En cuanto al psicoanálisis, podemos decir que los tres coexisten
eh el curso del proceso analítico pero que los tres coexisten .también en
la curación como cura por depositación, cura transferencial y por insight.
A veces existe uno de los dos primeros, o los dos sin el tercero.
Dejo de lado ahora otros tipos o clases de curación tales como, por
ejemplo, lo que Gltelson llamó "carácter analítico", que supongo una va-
riante de las curas por depositación, y otras que no corresponde exponer
aquí (curas por "fuga en la realidad", curas por "fuga a la salud", etcétera).

Aunque muchos de los aportes a los que hice referencia en la revl-


slón bib.llt')gráfica son posteriores. al año 1937, considero que todos ellos 331
José Sleger "

son desarrollos y agregan precisiones al balance que significó el trabajo


de Freud de 1937, "Análisis terminable e interminable"; allí están puntuall-
zados los logros y las perspectivas del psicoanálisis, sus objetivos y sus
efectos terapéuticos. Este balance, a mi entender, aún mantiene su vigen-
cia. En ese mismo artículo Freud enumera tres factores que considera
decisivos para las posibilidades del tratamiento psicoanalítico, a saber:
los traumas, los instintos y el Yo.
A partir de esta puntualización de Freud, los que he llamado efectos
u objetivos mayéuticos del psicoanálisis pueden precisarse no sólo ya en
su aspecto fenoménico, como lo hice hasta aquí, sino ahora también en
sus aspectos psicodinámicos. Todos los objetivos o efectos mayéuticos
del psicoanálisis pueden ser comprendidos en este marco de referencia
señalado por Freud: los traumas, los instintos y el Yo.
Pero, al mismo tiempo, esto que podemos denominar caracteriza-
ción trifactorial del psicoanálisis constituye una formulación estructurada
sobre el conocimiento de las neurosis. Se hace necesario tomar en consi-
deración nuevos "factores" que posibilitan una más amplia comprensión
de lo que he llamado objetivos mayéuticos y de la estructura psicodiná-
mica de los mismos. No se han tomado suficientemente en cuenta, desde
1937 hasta el presente, salvo excepciones aisladas, las enseñanzas deri-
vadas del psicoanálisis de psicóticos, del psicoanálisis de niños, del psi-
coanálisis de trastornos caracteropáticos y de serios trastornos de la per-
sonalidad. Por lo menos, no se los ha tomado suficientemente en cuenta
en el planteo de los objetivos del psicoanálisis.
El "psicoanálisis trifactorial" abarca, a mi entender, sólo una parte
de la personalidad y una parte de lo que realmente sucede o transcurre
durante el curso del tratamiento psicoanalítico y que incluí en lo que de-
nominé Parte Neurótica de la Personalidad (P.N.P.), constituida fundamen-
talmente por los tres factores antes señalados, a saber: traumas, instintos
y Yo. Podemos ampliar la comprensión de lo involucrado en la P.N.P. re-
cordando que este desarrollo del conocimiento psicoanalítico asienta sobre
332 ettrauma, el conflicto, la g"ratificación y la frustración, la represión y' la
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

proyección, la integración y las funciones del Yo y sus relaciones con el


Superyó, con los impulsos instintivos y los objetos internos. Toda la P.N.P.
puede ser entendida también como basada en la dinámica de la posición
esquizoparanoide y la posición. depresiva ulterior. En otros términos, la
P.N.P. y el psicoanálisis trifactorial que la ha estudiado, se refieren a las
relaciones objetales, a las relaciones interpersonales. Los objetivos técni-
cos fundamentales residen en la utilización de la transferencia y en el
hacer consciente lo inconsciente. El objetivo mayéutico puede ser plantea-
do sumariamente como el de un logro u obtención de la mejor o mayor
integración o síntesis del Yo, lo cual involucra objetivos intermedios tales
como los de regular sus relaciones respectivas con los impulsos, el Su-
peryó y la realidad externa.
Si tomamos en cuenta ahora los aportes de la experiencia clínica
y técnica con pacientes con otras características, tales como personalidad
psicopática, drogadictos, psicóticos, caracteropatías, trastornos de la per-
sonalidad ("as if", personalidad autoritaria, personalidad ambigua, etcé-
tera), tenemos que agregar a aquellos tres factores que constituyen, de
por sí, un nivel de la personalidad y un nivel del análisis, otro nivel cons-
tituido por la parte psicótica de la personalidad (P.P.P.). No nos hemos dado
cuenta de cómo nuestra teoría psicoanalítica en general y nuestra teoría
de los objetivos del psicoanálisis y de la curación están retrasadas con
respecto a la actual amplitud y complejidad de la clínica y la técnica psi-
coanalíticas.
En la P.P.P. incluyo toda aquella parte de la personalidad que no
ha entrado en la discriminación de la posición equizo-paranoide y que se
mantiene o ha regresado a una condición de fusión o de falta de discrimi-
nación, que he denominado sincretismo. Fragmentariamente, esta P.P.P.
ha sido involucrada en los estudios sobre identificaciones proyectivas e
introyectivas masivas, pero creo también que una gran proporción de lo
que he denominado P.P.P. no depende sola o totalmente de la identifica-
ción proyectiva-introyectiva sino de un remanente del sincretismo, de la
simbiosis primitiva cuya estructura es también sincrética. 333
José Bleger'

Esto significa,eJ:l' cierta medida, una ampliación o modificación de


la concepción trifactorial del.psicoanálisis, ya que esta última se basa en
una: concepclón ontogénica que postula que el niño es un individuo que
nace aislado y que .tiene que conectarse, relacionarse y gratificarse y que
en este proceso sufre traumas y frustraciones. Lo cual es cierto, pero sólo
para una partede la personalidad: la P.N.P. Para ella rigen, como objetivos
del psicoanálisis, la ampliación y la integración del Yo sobre, la base- de
un mejor ordenamiento de sus relaciones con los traumas, conflictos, im-
pulsos, objetos, y el Superyó.
La teoría y la clínica de la P·.P.P;lleva a considerar que, simultánea-
mente' con la estructuración gradual de las relaciones de objeto y las
relaciones interpersonales, existe, ya desde la vida intrauterina, una fu-
sión, con falta de discriminación entre el 'sujeto y el objeto, entre Yo y no
Yo, entre Yo y Superyó, etcétera. A este estado primitivo de organización
lo he denominado estructura sincicial, del cual la estructura sincrética antes
aludida es una variante: de esta estructura sincicial se nuclean fragmen-
tos que se desarrollan desde la no diferenciación a la discriminación de
la posición esqulzo-paranolde, pero gran proporción de la estructura sin-
cicial se mantiene como tal y la inmovilización de la misma es condición
fundamental para el desarrollo de las discriminaciones y por lo tanto de
la P.N.P. Esa inmovilización se logra con una cierta "fijeza" o seguridad
del.medio externo y de. las 'personas afectivamente significativas (que son
externas para nosotros, pero que no son ni externas ni internas para el
sujeto).
Si la estructura sincicial no logra esa inmovilización o dependencia,
o esta última se halla distorsionada, nos encontramos con un capítulo del
psicoanálisis del desarrollo y de la patología que ya no entronca con los
confictos, los traumas y las frustraciones, sino con la deprivación; y en
esto. no se ha dado suficiente importancia a los aportes, entre, otros, por
ejemplo, de Spitz, Bowlby,Searles, ya los míos. A mi entender, el.supuesto
fundamental. de estos: aportes es que el niño no nace como ente aislado
334~ o como un lndlvlduo, sino como una estructura no diferenciada que nunca
Criterios de curación y Qbjetivos del psicoanálisis

se pierde en totalidad y .de la cual. se parte para establecer las relaciones


d~ objeto y para organizarse' la lndlvldualldad. "
Solamente si esta' estructura stnclctat primitiva se organiza como
u~a dependencia simbiótica con uno ovarios depositarios, la P.P.P. que-
dará suficientemente detenida, paratlzada o depositada como para per-
mitir el desarrollo y la consolidación de la p.N.P. La deprivación se refiere
a carencia o distorsión de' ese vínculo simbiótico. .
El punto culminante dé consolidación de.la p.N.P. se logra con el
establecimiento, del, período de latencia,' que es cuando se mantiene pa-
rallzada, 'depositada o inmovilizada la P.P.P. y gracias a ello se obtiene
él desarrollo de la P.N.P..
Pero· estos. logros' del período de. latencia dependen también del
curso seguido anteriormente por' las neurosis infantiles, ~s decir, por las
defensas neuróticas que el Yo haya sido capaz de desarrollar y .que de-
penden, a su vez, de la presencia, ausencia 0, distorsión de la dependencia
simbiótica infantil. El' período de latencia es también .aquel en que se con-
fig!Jra o establece de manera muy neta unafranca separación entre P.N.P.
y P.P.P., a la que he llamado cllvaje, Es en la crísls puberal que dicho cll-
vaje volverá a romperse o tornarse más permeable con la .irrupción de la
P.P.P., que' provoca de esta manera una desorganización de la P.N.P., lo
cual constituyepreclsamente la crisis ,puberal. Posteriormente, en la .vlda
adulta, esa permeabilidad se mantiene graduada; la patoloqla se debe a
una ruptura, falta o déficit-del cltva]e oa unexceslvo cHvaje o·separación,
tanto como a las cuestiones de si el paciente tuvo una relación o depen-
ciencia simbiótica normal o por el contrario una deprivación simbiótica o
aun -en otros casos- una simbiosis distorsionada o patológica (Bleger,
1966 y 1967).
, .' .: Los objetivos del pslcoanállslay los criterios. de curación. tienen
entonces no sólo que ver con el destino de la P.N.P,,r: cuya caractenzaclón
fue' resumida por Freud en los tres' factores, sino, también con el destino
de .ta. P.P..P.y con el destino y el curso del. clivaje. 335.,
José Bleger

He señalado que el "carácter trifactorial" del psicoanálisis, consti-


tuido por la interrelación entre los traumas (incluidos los conflictos y las
frustraciones), los instintos y el Yo (involucrado el Superyó), se refiere
solamente ala P.N.P., mientras que la P.P.P. se caracteriza por la estructura
sincrética (falta de discriminaciones), por los problemas que derivan de la
deprivación simbiótica o por los problemas planteados por la patología
de la simbiosis: circunstancias que gravitan sobre el establecimiento o no
del clivaje, sobre el carácter que asume el mismo, sobre el grado de de-
sarrollo de la P.N.P. y sobre el curso y "destino" de la P.P.P. A veces la
patología reside justamente en una rigidez, inmovilidad o falta de permea-
bilidad del clivaje, tal como ocurre en las fuertes restricciones del Yo, en
ciertas caracteropatías, etcétera. Así como la P.N.P. establece las rela-
ciones transferenciales, la P.P.P.es la responsable de las depositaciones
y/o de la transferencia psicótica o narcisista, cuyo carácter fundamental
es justamente la no diferenciación.
De esta manera, la comprensión dinámica de los objetivos mayéu-
ticos del psicoanálisis debe ahora incluir la P.P.P. y el clivaje con la P.N.P.
Ahora, ya no es la trifactorialidad constituida solamente por traumas, ins-
tintos y el Yo sino también por una consideración bidimensional que invo-
lucra dos estructuras u organizaciones diferentes: la P.N.P. y la P.P.P. con
el clivaje entre ambas. Considerados de esta manera, los objetivos ma-
yéuticos del tratamiento psicoanalítico pueden incluir según los casos y
por ejemplo:
Suplir en la relación terapéutica la simbiosis de la que el paciente
ha carecido en su desarrollo (personalidad psicopática),
Modificar una simbiosis patOlógica (homosexualidad, drogadicción).
Establecer un clivaje (borderline),
Permeabilizar el clivaje (caracteropatías),
Ampliar la P.N.P. a expensas de la discriminación de la P.P.P. (es-
trechamientos del Yo):
Todos estos aspectos que he 'citado a título de ejemplo y sin ánimo
336 de agotar la lista, conducen a los objetivos mayéuticos:enriquecimiento
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

de la personalidad, y, concomitantemente o no, a la curación. El psicoaná-


lisis trifactorial es el análisis de la P.N.P. que resulta factible en todos
aquellos pacientes en quienes la P.P.P. pasa inadvertida porque el clivaje
se halla bien establecido y se ha organizado una depositación muda e ina-
parente; sobre este "trasfondo" se da la transferencia como "figura" de
una Gesta't.

Retomando ahora, otra vez, la totalidad del problema aquí tratado,


podemos decir que la curación (en su sentido médico) se halla siempre
psicológicamente ligada al exorcismo: sacar o extraer la enfermedad. El
psicoanálisis replantea la curación de tal modo que es justo preguntarse
si hay que seguir utilizando dicho término: el estudio de las neurosis sin-
tomáticas llevó a comprender que sólo se puede curar incorporando ple-
namente a la personalidad, recuperando, lo que se ha segregado en los
síntomas. Esta recuperación (y no extracción) constituye -en primer lu-
gar- un enrlqueclmlentode la personalidad al que específicamente desig-
né como objetivo mayéutico del psicoanálisis y que psicodinámicamente
involucra, entre otros, la síntesis del Yo, un mejor sentido de realidad, re-
solución de conflictos, un hacer consciente lo inconsciente, mayoro mejor
reparación o sublimación, logro del insight, de la posición depresiva, etcé-
tera. Todo esto se halla englobado en lo que he llamado concepción tri-
factorial del psicoanálisis.
Cuando el psicoanálisis se enfrenta con el estudio de las psicosis
y de las "neurosis de carácter" o caracteropatías, el objetivo mayéutico
y la curación ya no se logran con una incorporación de lo segregado (tal
como ocurría con las neurosis sintomáticas), o, dicho de otra manera, el
enriquecimiento de la personalidad ya no se obtiene sobre la 'base de lo
que, el paciente ya tenía y no podía utilizar, sino sobre la base de modi-
ficaciones que son nuevas y diferentes a las que el paciente tenía.
Un tercer jalón de esta história se cumple en' el pslcoanállsls de
la personalidad, frente a problemas tales como las personalidades psico-
páticas, las personalidades ambiguas ("as if", autoritarias, fácticas, etcé- 337
JOsé Bleger' .

tera), Iasdroqadlcclones.ietcétera, en los cuales 'el enriquecimiento .ya no


se debe, visiblemente, a. una: resolución o recuperación como en el caso
de las neurosis sintomáticas, sino a una verdadera modificación por dis-
criminación con adquisición de posibilidades, aptitudes, sentimientos, que
en el paciente nunca existieron antes como tales. No se trata de un hacer
consciente lo inconsciente sino de un adquirir lo que no estaba tampoco
-como tal- inconscientemente.
Esto no significa que haya varios psicoanálisis excluyentes. Todo
lo contrario: llega un momento en el análisis de las neurosis sintomáticas
en que se debe o puede pasar al análisis de la P.P.P. y viceversa, o sltua-
ciones en las cuales ambos exigen conjuntamente nuestra atención.
Con esto me he introducido en presentar el problema del objetivo
mayéutico o enriquecimiento de la personalidad como un proceso -por
lo menos- bidimensional. Mayores detalles de cada uno de ellos ya lrn-
plican la presentación de aspectos clínicos, ·teóricos y técnicos del psico-
análisis, en los que,no corresponde entrar más aquí.

Apéndice

Esta caracterización deJos objetivos clínicos del psicoanálisis suele


ser suficiente en la investigación clínica individual, pero una tarea de in-
vestigación sistemática y amplia exige la elaboración de índices clínicos.
En el Centro de Investigación H. Racker de la Asociación Psicoana-
lítica Argentina, en el período bajo mi dirección, he elaborado el cuadro
que transcribo que puede ser utilizado para categorizar los objetivos o
efectos del psicoanálisis de manera comparativa entre el comienzo' del
tratamiento y su finalización o en el curso del mismo. Hasta donde lo he
utilizado ha resultado efectivo, pero falta la elaboración más detallada de
los indicadores clínicos (Bleger, 1971).
En ese cuadro, la P.N.P. se engloba en "Neurótismo" y la P.P.P. en
338 "Psicotismo". Oada.Itern.se califica a su vez cuantitativamente y según su
Criterios de curación y objetivos del psicoanálisis

grado de flexibilidad o rigidez (estereotipia): el "cuánto" se plantea así,


también, para todos los efectos u objetivos del psicoanálisis.
En este cuadro se Incluyeqlobatmente lo 'que antes he diferenciado
en objetivos de curación y objetivos mayéuticos. El psicoanálisis no se
presta a ser evaluado solamente con los efectos de curación y con el cuan-
tum del mismo. En psicoanálisis todo criterio de curación debe incluir
-tal como lo hago en el cuadro-e- los efectos mayéuticos. Pero, además,
en este 'cuadro, los resultados, efectos u objetivos 'son comparados con los
del comienzo del tratamiento, eludléndose con ello el "medir" los obje-
tivos con normas. ideales. Se recogen así, tarnblén.Jos conceptos de Freud
sobre "conclusión asintótica del tratamiento" (Carta a Fliess número 133
del 16/4/1900) y sobre "proceso curativo asintótico" (en 1912).

Neurotlsmo

1) Síntomas neuróticos; presencia de conflictos neuróticos y an-


siedad.
2) Transferencia neurótica.
3) Contratransferencia neurótica.
4)' MantenimiEúltó'·del"'cliVaje.: '
r
5) Defensas:fóbicas, hlstérlcas, obsesivas; paranoldes, Predoml-
nio de proyección-lntroyecclón. ' .
6) Insight.
7) Independencia.
• 1. ~

8) Comunicación simbólica.
• ~ I ." t
r'
.

9) Identidad, personificación.
10) Amplitud del Yo~
-.
....
.,. r

11) Celos, rivalidad'.


12) Sublimación. 339
José 8lagar.

Psicotismo

1) Enfermedad orgánica actual. Tensión.


2) Transferencia psicótica. Narcisismo.
3)Contratransferencia de carácter psicótico.
4) Clivaje: no conservado o en riesgo de perderse.
5) Defensas: caracteropáticas, hipocondríacas, melancólicas, ma-
níacas, perversas. Predominio de identificaciones proyectivas-
introyectivas.
6) Carencia de, insight.
7) Dependencia.
8) Comunicación preverbal.
9) Identidad: dispersión, ambigüedad, confusión, onirismo. Sueños.
10) Restricción del Yo.
11) Envidia.

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342
Comentarios y contribuciones

David Liberman

Si bien Sieger y yo mantenemos a'lgunos enfoques divergentes, ambos tuvimos


acerca de este tema mucho en común, éosa que nos permitió en el nivel informal, en
numerosas ocasiones, intercambiar' ideas al respecto'. Ambos 'pensábamos que era Im-
portante tener una idea lo más clara' posible de "los criterios de curación y los objetivos
del psicoanálisis". Pensábamos que 'deberíamos someterlo a una constante revisión,
que trascendía el ámbito interno de nuestra práctlca pslcoanalñlca y que, además de
ser un tema psicoanalítico controvertido' Y' dificil de 'abordar, tenia implicaciones para el
futuro del ejercicio del psicoanálisis en Latinoamérica. Por supuesto, él centro de interés
recayó sobre las condiciones futuras que .nuestro pals brindaba para la investigación
pslcoanaHtica. Tomábamos muy en cuenta. ell·.lncremento del número de, personas que,
en el ámbito de nuestra institución y muy especlalmente .aírededor de muchos de nosotros
(me estoy refiriendo a nuestra actividad en, la Facultad de Psicología de la Universidad
de Suenos Aires), se hallaban comprometidos 'en una práctica que necesitaba más y más
tener este problema muy en consideración con la finalidad de lograr una teorla de nues-
tra práctica psicoanaHtica. Durante muchos afias, juntos y separados trabajamos sobre
la importancia de la Indagación sistemática del acontecer en el curso de los procesos
terapéuticos pslcoanalltlcos. Esta, presentación me permitirá entablar un diálogo que,
aunque desgraciadamente no ténga respuesta, no dudo qué será retomado por aquellos
a quienes les toca iniciarse en la práctica pelcoanalltlca décadas después, habiendo cam-
biado tan drásticamente las circunstancias que rodean al psicoanálisis en la época actual.
En el comienzo de su relato Sleger se expide terminantemente sobre una para-
deja que encierra él psicoanálisis: éste nació y se desarrolló cerne un método terapéutico,
como tal subsiste y supongo que asl seguirá ocurriendo; sin embargo, el objetivo o los
efectos del pslcoanállsls (o de un proceso terapéutico psicoanalltico, como lo denomi-
narra yo) no coinciden con el modelo médico de curación. Esto tiene que ser nacesarla-
mente, asi, puesto que el grado de participación y compromiso del paciente (o' de un
analizando, según mi forma de encarar el problema) es cualitativamente distinto del tipo
de compromiso que ocurre cuando se admlnlstran otras formas de terapéuticas médicas
y, aún más, otras formas de procedimientos pslcoterápéutlcos,
/' ,l Desde el comienzo de su relato Sleger señala que "las condicienes del pslco-
l'
análisis no favorecen la evaluación de la curación" y que "perdemos la perspectiva global
para recluirnos en lo que no logramOs modlñcar". Aqul es .dcnde resuenan en mfl el
, recuerdo de muchas de nuestras, reuniones en las que intercambiábamos ideas y cree
i. que fue de ellas, en gran parte, de donde, surgió en mi el estimulo para dedicarme
,;de lleno a la búsqueda de indica~ores que nos preservasen . a nosotros, íospslcoana-
·H
~,\", En el tomo 11 de mi libro sobre LIngUistica, Interacción comunicativa y proceso pslcoanalltlco, Cap.
v,efectué un cotejo 'de mis Ideas con las 'del autor (Nueva Visión, Buenos Aires, 1972).
343
Comentarios y contribuciones

listas, de que ocurra este efecto, que en esta ocasión y muy oportunamente Bleger 'puso
en evidencia para que los psicoanalistas latinoamericanos que asistieron a dicho Con-
greso tomasen en consideración. la comunicación que el autor nos presente-en 1957,
en la Asociación Psicoanalitica Argentina, y que luego pasó a formar parte de uno de
los capitulos cruciales de su obra Pslcoan.álisis y dialéctica materialista 1, jerarquiza la
importancia de la sesión psicoanalítica, y constituyó uno de los aportes que pone a
disposición del analista un replanteo y un, medio para una indagación permanente de la
dirección terapéutica o iatrogénica que puede llegar a tomar el diálogo psicoanalitlco.
También el término "aprendizaje",aun con las salvedades que Bleger nos se-
ñala, encierra riesgos similares a la 'consideración del objetivo del psicoanálisis como
"curación", aunque si resulta adecuado reconocer las relaciones que se señalan entre
la experiencia vivencial que podemos transmitir a nuestros analizandos y algunas de las
muchas teorias del aprendizaje de las que disponemos hasta la fecha. Sin embargo, con-
sidero que este punto resulta un tantocontrovertldo, puesto que podria deslizarse que
los cambios que ocurren en el analizando durante un proceso psicoanalitico podrlan
encuadrarse dentro de algunas teorías del aprendizaje. 'Sobre este punto yo siempre me
incliné a correlacionar los, cambios con datos provenientes de los indicadores comunica-
cionales (sean lingürsticos o extrallnqülstlcos), tomando algunos como puntos de par-
tida, los que necesariamente deben ser Intrlnsecos al, proceso psicoanalltico. Estos Indi-
cadores son los más confiables, puesto que su aparición es correlativa con la producción
del material, y permiten establecer cuáles de aquellos tipos de respuestas podrían encerrar
los auténticos objetivos, del psicoanálisis. En otros términos, parto del supuesto de que
los enunciados que encierran los criterios de curaclón tendrán que partir en última
instancia de los hallazgos-que nos transmitan los-paclentes en los momentos productivos
del análisis. '
En la misma' obra de Bleger encontramos una apertura hacia esta manera de
encarar la búsqueda de los objetivos del psicoanálisis dentro de la producción que
efectúa el paciente en distintos momentos 'de su proceso pslcoanalltlco. El desarrollo que
Bleger efectuó sobre "los grados de libertad" o repertorio de conductas en 19632 ofrece
un conjunto de hipótesis para caracterizar todo un universo de "comportamientos" Inser-
tados en el vínculo transferenéialque, como sabemos, es constantemente cambiante
durante el curso, de la sesión y nos 'permite comprobar las transformaCiones que cada
uno de los analizandos puede presentar.
El "objetivo mayéutico" resulta ser en las Ideas de Bleger el aspecto más no-
vedoso e Interesante para proseglJli'enia invéstlgación.Adséribe al mismo una categorla
abarcatlva, una concepción global de todas las otras enumeraciones que se han realizado
hasta la fecha e Introduce una concepción de la neurosis entérminos que la remite
a un estado de alienación y de dialectización. Por lo tanto, las transformaciones que se "~o

344 obtengan -eh una terapéutica, si es auténticamente anal/tlca, implican un pasaje ,a la


Comentarios y contribuciones

desalienación psicológica y a la dialectlzación. Este, punto es un elemento pivote en


torno al cual gira la producción de Bleger. Aparece desde las primeras páginas de su
publicación de 1958, y es retomado una y otra vez en sus escritos en 1963, en 1965 y
19572,3,4,

Bibliografía

1. Bleger, J., Psicoanálisis y dialéctica materialista, Paidós, Buenos Aires, 1~58, cap. 6,
"La sesión psicoanalítica".
2. - Psicologia de la conducta, Eudeba, Buenos Aires, 1963.
3. - "Alienaoión, psicologfa y psicopatologla", 1965, copia mimeografiada.
4., - Simbiosis y ambigüedad, Paidós, Buenos Aires, 1967.

Carlos A. Paz

Fue Bleger sin duda una de aquellas personas de nuestro quehacer psicoana-
Iftico con quien se tiene la sensación de haber quedado pendientes muchos diálogos Que
hubieran enriquecido nuestra visión del psicoanálisis, aun a través de la discusión y
la posible disidencia con sus enfoques. Pero aqul se me ofrece con todo la oportunidad
de establecer ese diálogo hipotético, y aunque dolorosamente sé que no habrá respuesta
por parte del autor, daré al diálogo toda la veracidad en los acuerdos y desacuerdos con
Bleger, que se pudieran producir en caso de estar él vivo, y que luego de escuchar
con atención lo hubieran estimulado a seguir trabajando el tema, como siempre fue
habitual en él.
, Empiezo por un acuerdo total, cuando afirma: "No queda ninguna duda de que
el objetivo del psicoanálisis es la curación, y si bien es correcto ponerse a cubierto del
'furor curandis', no creo que en ningún análisis pueda estar ausente una intención cura-
tiva. Posiblemente la cuestión radique mucho en la naturaleza de la curación pretendida:
desaparición del sufrimiento y la patolopla, o modificación profunda de la personalidad".
Me siento interpretado aquí por Bleger en mi desconcierto de siempre frente a quienes
afirmaban que el objetivo del psicoanálisis es sólo "psicoanalizar" al individuo y que la
curación no es parte' necesaria de este Objetivo. Bleger plantea bien el problema y dlscrl-
mlnaIoá dos niveles implícitos 'en el concepto de "curación en, psicoanálisis". Vuelvo a
coincidir al afirmar Bleger: "el psicoanálisis tiene objetivos que rebasan ampliamente
al de curación y ... aun esta última ha devenido una especie de producto aleatorio o -co,-
mo lo dice Glover- un by. prcduet", También me parece exacta su aflrmaclón cuando, .al 345
Comentarios y contribuciones

referirse a temas como evaluación de la. terapéutica psicoanalítica, terminación o fin del
análisis, criterios o definiciones de salud y normalidad, dice: "para gran parte de estos
términos ocurre que realmente no sabemos' de qué hablamos cuando los estamos utili-
zando". Digo que me parece exacto lo que señala 81eger por cuanto alude al acuciante
problema de la semántica psicoanaiítica y al no saber el grado de acuerdo o desacuerdo
entre nosotros sobre el sign.ificado de múltiples términos, que utilizamos a diario sin poder
precisar su carácter unívoco o por el contrario, con qué significado o matiz se lo está
usando.
Comenta 81eger más abajo algo que siempre me preocupó y que actualmente
me preocupa aún más, luego de haber revisado otras formas y escuelas de psicoterapia
muy alejadas del psicoanálisis. 81eger afirma: "Los psicoanalistas no se han ocupado
mucho de los criterios de curación; el interés ha recaído más en el estudio de los
psicodinamismos; Freud mismo ofrece' muchos ejemplos de ello. Casi todos los trabajos
clínicos que se presentan en nuestra Asociación estudian modificaciones de pslcodlna- "'-
mismos, de la relación transferencial, etcétera, pero generalmente no dicen si se con-
sidera curado al paciente, o bien se trata de estudios de pacientes cuyo tratamiento aún
no ha concluido". Efectivamente es así y resulta inevitable pensar aquí como pslcoana-
listas en términos de una resistencia muy profunda a verificar y evaluar sistemáticamentl
los resultados alcanzados con. el psicoanálisis, tanto en el rol de terapeutas como en
el propio análisis personal. No es concebible pensar este problema si no es entendlén-
dolo dinámicamente como producto de una idealización inicial -quizá, como toda idea-
lización, distorsionadora de las curaciones alcanzables y posibles- seguida por una
profunda ambivalencia posterior, negada y racionalizada de múltiples formas. Esto hace
que estemos tan a la zaga de otras escuelas de psicoterapia, como por ejemplo la pslco-
terapia centrada en el cliente,' de Rogers, que desde hace décadas viene explorando
sistemáticamente el punto. Los párrafos de 81eger me hicieron pensar en dos tareas fac-
tibles a mi entender y de alcances, si se realizaran. La primera consistiría en un segui-
miento de la evolución alcanzada, d~r~ro del proceso analítico por todos los pacientes
que fueron motivos de trabajos clínicos en la Asociación Psicoanalítica Argentina; se
trataría de casos estudiados con detalle y preocupación especial, lo que darla una
visión en, profundidad y diversidad del grado de curación que t6gramos los analistas
argentinos en cerca de quinlen.tos pacientes. Podría ser éste un primer paso, y el Centro
E. Racker, tan caro a los afane¡¡ de 8,leger, podría encargarse de la tarea, La otra tarea
me surgió en forma de pregunta: ¿por qué nunca se han Intentado estudiar los resul-
tadoe alcanzados y el grado de "curación'! logrados en el nivel de los candidatos de
la carrera psicoanalítica? Están allí dados todos los requisitos para una estupenda inves-
tigación: análisis prolongados con encuadres estables, estudio sistemático por varios
observadorss ien el nivel, de las entrevistas de admisión, posibilidad de follow-up por
346 largos años, posibilidad de obtener colaboración de un grupo grande y calificado de
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analistas y colaboración sincera de los propios pacientes-candidatos. Vuelvo a lo que


decla más arriba: ¿idealización inicial con desencanto y ambivalencia posteriores? De
ser así, por qué no desmitificar nuestro instrumento de trabajo ubicándolo en sus reales
alcances "curativos y mayéuticos", al decir de Bleger.
Tocaré ahora uno de los puntos esenciales del trabajo de Bleger, su noción
de objetivos mayéuticos, concepto que me parece interesante en tanto y en cuanto
jerarquiza una dimensión de la experiencia psicoanalítica. Pero el mismo Bleger, al dar
una definición muy amplia de "curación", engloba, ya en mi criterio, lo que luego define
como "mayéutico". Creo que aquí, de manera curiosa, quedó entrampado en el esquema
médico de curación: su definición de "curación" como "modificación favorable de sufri-
mientos y/u organizaciones patológicas" hace que los casos que cita: homosexualldad,
frigidez o tlcs, como también los que menciona luego "reconocimiento y aceptación de
sus síntomas, errores, limitaciones y dificultades", queden encuadrados perfectamente
a mi entender dentro del concepto amplio de curación que nos ofrece. Podr!a as! resultar
innecesaria la introducción del concepto de "efectos u objetivos mayéuticos", ya que
tampoco me resulta convincente la argumentación referida a las "curas transferenciales"
y "curas por depositación", pues luego de sostener que no son auténticas curas, utiliza
estos dos hechos cHnicos para sostener que en ellas se .dan "efectos curativos"
sin efectos mayéuticos. Yo creo que alli no se dan ni efectos curativos ni efectos
mayéuticos, sino que sólo se dan seudocuras transitorias o se logran "caracteres ana-
líticos". La argumentación inversa, es decir, la de la existencia de efectos mayéuticos sin
efectos curativos, tampoco me parece válida cHnica ni teóricamente. Dentro del concepto
amplio de "curación" que nos da Bleger, creo que lo mayéutico y la curación deben estar
unidos para ser auténticos. Que se logre un enriquecimiento de la personalidad o una
mayor tolerancia superyoica frente a una conducta homosexual, que no es modificada en
un largo proceso analltico y persiste como tal, puede ser calificado dentro del concepto
amplio de curación del mismo Bleger como curación parcial. Concluirla mi exposición sobre
este punto diciendo que si está tan poco estudiada "la curación" en psicoanálisis, así como
el grado y la forma en que la alcanzamos, la introducción del concepto de objetivos mayéu-
ticos, como los califica Bleger, puede actuar como tranquilizante postergando la acuciante
pregunta que cada analista debiera formularse: qué curamos y cómo. A lo más, "los Obje-
tivos mayéuticos" tendrían que ser objeto de una investigación sistemática y minuciosa,
y entonces allí el aporte de 'Bleger seria enriquecedor en el enfoque de los objetivos ne-
cesarios para una investigación profunda y amplia sobre el tema: "curación en psico-
análisis". •
Luego de divergir con él en este punto, coincido ampliamente con su plantear
la curación en términos de una interacción. Dice Bleger: "La curación no es una esencia
que hay que alcanzar y tampoco es el atributo de una esencia (la enfermedad), sino el
resultado funcional de una totalidad o Gestalt constituida por el. paciente, el pslcoanallsta 347
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y la relación entre ambos". Me parece esencial este enfoque colncldehte con el mío en otra
publicación, al definir "analizabilidad" "como una noción referida al grádo en que un pacien-
te determinado y un analista pueden comprometerse en un procescánaíItico en el cual el
paciente pueda evolucionar y eventualmente curar, y el analista, se gratifique en su tarea
específica. No es ni puede ser un concepto, que permita dividir a los pacientes en. anali-
zables o inanalizables de acuerdo a su estructura psicopatológica (E. Zetzel o Winnicott
por ejemplo): es por el contrario ,un concepto' relativo que surge de, una consideración
multidlmenslonal que comprenderá ineludiblemente al paciente,' al posible analista y al
ambiente total de ambos". Lo que me parece una lástima es que Bleger no tenga presente
este enfoque -esencial para m[- en todo el trabajo. Por ejemplo, al plantear los proble-
mas que ofrece la "Parte Psicótica de, la Personalidad" desde el, punto de vista de la
"curación" en un proceso analitico, no puede dejar de tenerse en cuenta con cuál ana-
lista son viables y con cuál no, las tareas que Bleger describe bien como "suplir en la
relación terapéutica la simbiosis de la que el paciente ha carecido en su desarrollo (per-
sonalidad pslcopátlca)": "establecer un clivaje (borderline)"; "permeabltlzar el clivaje
(caracteropatías)", etcétera.
Nos encontramos así en el aspecto culminan.te:de este' aporte póstumo, pues sin
duda lo más personal del trabajo está en su replanteo del problema "curación" al intro-
ducir los niveles psicóticos vistos desde el ángulo de sus postulaciones genético-evo-
lutivas para el, desarrollo psicológico del individuo. Coincidiendo con mucho de lo plan-
teado por Bleger -sobre todo en el nivel de hechos clínicos-, me surgen. aquí dudas
sobre si lo' señalado por él puede conciliarse con la postulación freudiana queBleger
cita y que está tan enraizada en la noción de instinto, y sobre todo si puede conciliarse,
sosteniéndose que 'el criterio de' Freud 'es totalmente válido para la PNP, como lo intenla
el autor. Personalmente me inclino a' pensar que lo que Bleger postula tiene alcances
que no sólo rsplantearlan la "curación", 'sino el proceso analítlco todo, que debería
o podría funcionar de una manera' para la PNP y de otra para la PPP. Tomando un
ejemplo, al hablarnos de la inmovilización de la estructura sincicial como elemento
básico del desarrollo y de cómo "se logra con una cierta fijeza o seguridad del medio
externo", o al decirnos "solamente si esta estructura sincicial primitiva se organiza como
una dependencia simbiótica, con uno o varios depositarios, la PPP quedará suficiente-
mente detenida, paralizada' ó depositada como para permitir el desarrollo y la consoli-
dación de la PNP", Bleger nos enfrenta con un rol y una tarea analítica muy diferentes
a los objetivosfreudianos -reflejadosien,la consideración de los tres factores citados: .ln;·
fluencia de los traumas (escena primaria-castración, etcétera), los instintos (instintos' de vida
e instinto .de muerte) y la estructura 'del Yo (modltlcaclones en el Yo-Yo .anormal) (Freud,
"Análisis terminable e interminable]";", y 'esta postura' es coincidente con el enfoque
de Bleger en publicaciones anteriores. Estoy muy: de acuerdo con él cuando dice; que
348 "a .ta. teorta. pslcoanalltlca, y. a" la ,.teOrla' de la técnlca le faltan los aportes del aaállsís
Comentarios y contribuciones

de psicóticos, de: niños y de serios trastornos de la personalidad". Pero creo que sus
planteos -y este trabajo es evidencia para mi- lo llevaban a una posición no tan
conciliable con lo afirmado por Freud y que Bleger denomina aquí criterio trlfactorial.
Es asf como pregunto hasta dónde puede aceptarse la validez del enfoque freudiano
para los niveles neuróticos solamente sin desnaturalizar ambas posiciones. No es que
esto me perturbe, sólo quisiera ver claro el· problema. Algo de esto íntenté en una
oportunidad anterior al decir: "me cuestion.o si podemos afirmar actualmente la existencia
de una técnica psicoanalftlca única; o si por' el contrario existen principios técnicos bá-
sicos: encuadre, transferencia-contratransferencia, interpretación, que se Instrumentan de
distinto modo frente a las' distintas estructuras. Pienso que la expresión 'psicoanálisis en
sentido estricto' abarca un campo más amplio que el incluido en la definición de Eissler,
pues al estudiarse intensamente los fenómenos propios de' los niveles psicóticos (el rever-
tir la perspectiva o la violencia, descriptos por Blon, son buenos ejemplos de lo especi-
ficamente psicótico) nos hemos visto obligados a modificaciones en la técnica freudiana
original". Bleger introduce en su trabajo planteos ciertos en el nivel de hechos clfnicos
-y mi propia experiencia con pacientes fronterizos y esquizofrénicos me ha convencido
de la necesidad y de la posibilidad cierta de llevarlos a niveles neuróticos-; lo que si
pueden variar grandemente a partir de este hecho clfnico son su interpretación teórica
y los planteos técnicos que surjan, como asimismo la trascendencia que esta nueva di-
mensión puede crear en el psicoanálisis. Para mi un corolario al planteo que Bleger
introduce tendria que ser expresado en forma de estas preguntas: ¿qué curación? ¿con
cuál psicoanálisis? ¿con qué tipo de psicoanalista?
Por todo lo dicho me parece que Bleger -que fue pionero en muchos aspectos-
se queda en este trabajo en una suerte de compromiso, entre el psicoanálisis de Freud
-aun en su versión última de "Análisis terminable e interminable" o del "Compendio
de psicoanálisis"-, y otro psicoanálisis posible -el construido a partir de los niveles
piscótlcos y parapsicótlcos-, en este caso el psicoanálisis de Bleger, con sus concep-
ciones del desarrollo individual normal y patológico, y por ende del proceso psicoana-
lítico todo. Este compromiso de Bleger, refleja para mi de manera dramática los muchos
compromisos de las escuelas psicoanalíticas actuales que tratan de seguir unidas en la
apariencia de compartir una misma teoria y una misma técnica, aunque las divergencias
sean tan radicales que pueda dudarse hoy en día de la existencia del "psicoanálisis"
como tal, y tengamos que empezar a hablar de "teorias y técnicas psicoanalftlcas" donde
ortodoxia y heterodoxia carezcan de sentido, e Incluso de posibilidad de ser delimitadas.
Justamente creo que este compromiso de Bleger es de manera paradójica uno
de los mayores estimulos que pudo dejarnos, si lo leemos con el sentido que he tratado
de reflejar más arriba. Acercándonos de manera concisa y clara al marginado tema de
la "curación" en psicoanálisis, Bleger, luego de revisar y reseñar los principales -y no
demasiado abundantes- trabajos sobre el tema, nos da sus ideas al respecto. Ideas 349
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que luego de encuadrar el problema terminan enfrentándonos con el ineludible cuestio-


• namiento de si es lícito en el momento actual hablar de "criterios de curación y objetivos
del psicoanálisis", o si tendrlamos que hablar, como el mismo Bleger parece tentarnos
de manera latente, de "criterios de curación y objetivos de las escuelas psicoanalíticas".
Yo le agradezco a Sleger que con su trabajo me haya hecho repensar puntos esenciales
junto a refirmar mi creciente convicción acerca de la existencia de "los psicoanálisis", e
interesarme aún más en el tema. Pienso que la inexistencia actual de un "Psicoanálisis"
no invalida los muy necesarios trabajos de investigación para conocer primero y evaluar
luego las "curaciones" que logramos los .psicoanalistas argentinos con los dlstlntos-vpslco-
análisis" que podamos emplear, y por el contrario esto contribuiria a aclarar los distintos
grados de efectividad de las técnicas en uso.
Descuento que la ágil y profunda inteligencia de Bleger logrará interesar a mu-
chos otros lectores, y que juntos podamos seguir discutiendo nosotros sus incitantes apor-
tes, convirtiendo así su ausencia en presencia viva ..

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