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El resentimiento

y la dimensión temporal
en el proceso analítico

* Luis Kancyper

El interés por el estudio de este tema surgió desde la práctica ana-


lítica, al comprobar, a partir de las enseñanzas recogidas de mis
analizandos, el lugar protagónico que ocupa el resentimiento en la
génesis y persistencia de los fenómenos clínicos relacionados con
la compulsión a la repetición.
Mi propósito en este trabajo es desarrollar la particular dimensión
temporal en el resentimiento y las consecuencias técnicas, para ela-
borar aquellas situaciones en la historia del sujeto que han permane-
cido, a través de los tiempos, como capítulos congelados, enquistados
por el rencor; como obstáculos que atascan el proceso de la integra-
ción temporal dialéctica.

Según Lacan, el estudio de la singularidad del analizando depende


de "la reintegración por parte del sujeto de su historia hasta sus
últimos límites sensibles, es decir, hasta una dimensión que supera
ampliamente los límites individuales" 21 (p. 26).

* Dirección: Salguero 2334, P.R "1", (1425) Capital Federal, R. Argentina.


1302 Luis Kancyper

"[ ... ] El camino de la restitución de la historia del sujeto ad-


quiere la forma de una búsqueda de restitución del pasado. Esta
restitución debe considerarse como el blanco hacia el que apuntan
las vías de la técnica [ ... ]. Por eso, alrededor de esta restitución
del pasado se plantean los interrogantes abiertos por el descubri-
miento freudiano, que no son sino los interrogantes, hasta ahora
evitados, no abordados -en el análisis, me refiero-, a saber, los
que se refieren a las funciones del tiempo en la realización del
sujeto humano" 21 (p. 27).
"No creo traicionar el pensamiento de Freud -basta saber leerlo
pues está escrito con todas las letras- diciendo que sólo la pers-
pectiva de la historia y el reconocimiento permite definir lo que
cuenta para el sujeto" 21 (p. 61).

El sujeto resentido, en cambio, no retorna al pasado con el fin de


restaurarlo y así poder re-escribir su historia, sino que hace un uso
particular del pasado, con fines distintos, deteniendo el proceso
analítico.
En otro trabajo 15 transcribí las palabras de Roberto, un anali-
zando:

"El resentimiento es como acelerar un coche atascado en el barro.


Cuanto más se acelera, más se hunde y menos se mueve. [ ... ] El
resentimiento es un callejón sin salida. Me paseaba dentro de
él, pero no salía. Estaba detenido. Me movía pero en el mismo
callejón".

La palabra "resentimiento" es definida como el amargo y enraizado


recuerdo de una injuria particular, de la cual desea uno satisfacerse.
Su sinónimo: "rencor".
"Rencor" proviene del latín "rancor" [queja, querella, demanda].
Con la misma raíz tenemos en latín "rancidus" [rencoroso], palabra
de la que derivan "rancio" y "renco". "Rancias" son las cosas anti-
guas y las personas apegadas a ellas que con el tiempo experimentan
cierta alteración que las echa a perder. "Renco" es el que arrastra
una pierna, el rengo. 4

En el resentimiento la temporalidad presenta características particu-


lares; manifiestamente una singular relación con su dimensión pros-
pectiva. La perspectiva del porvenir se haya invadida por la reivin-
dicación de un "injusto" pasado, del que se aferra el sujeto resentido
para legalizar ante sí mismo y ante los demás la posición de una
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inocente víctima privilegiada, maltratada por un objeto y/o una si-


tuación que ha injuriado su sentimiento de sí, con la memoria de
un dolor que no cesa. (Escribe Isidoro Blaisten: "la memoria del
olvido, no es la memoria del dolor". Canta María Elena Walsh:
"Aunque hayamos envejecido, el dolor parece siempre recién nacído'")
Es un dolor particular de humillaciones inasimilables que no ha
desahogado suficientemente su furia. Dolor y furia, siempre vigentes,
congelan el fluir temporal.
El sujeto resentido está enfermo de reminiscencias. No puede dejar
de recordar, no puede olvidar. Es decir está abrumado por un pa-
sado que no puede olvidar. Un pasado que no puede separar y man-
tener a distancia del consciente.
En la represión (esfuerzo de suplantación) el sujeto desaloja acon-
tecimientos no tan traumáticos; en cambio, en el resentimiento, lo
traumático es más intolerable para el yo en términos de Selbstge-
fühl. Son como cuerpos extraños, aislados del curso asociativo con
el resto del yo.
Al no poder entrar en la cadena de la significación simbólica no
acceden a ser reprimidos, sino que persisten, escindidos. Lo escin-
dido es mantenido fuera de la circulación psíquica y por consiguiente
no puede evolucionar mientras permanece tal. Se cristaliza.
En el resentimiento se repiten los sentimientos y las representa-
ciones como automatismo de repetición. Sin configurar un recordar
acompañado de un revivenciar afectivo, integrado en una estructura
diferente con una nueva perspectiva temporal.
En lo manifiesto se presenta como una ausencia del porvenir. En
lo latente este aparente sin-sentido del porvenir está obturado por la
presencia de un contra-sentido. El sentido de un futuro que puja:
el porvenir de la venganza, de la revancha de un pasado.
El sujeto resentido no permanece anclado en la atemporalidad,
sino amarrado a un pasado cuyas cuentas aún no ha saldado.
Presente y futuro son hipotecados para lavar el honor ofendido de
un pasado singular que se ha apoderado de las tres dimensiones
del tiempo. ',~.:
La vivencia del tiempo en el sujeto resentido es la permanencia
en el rumiar indigesto de un rencor para culminar o no con su pasaje
a la venganza.

Henriette: ¿No quieres morir?


Maurice: [No me atrevo! Me imagino que me voy a congelar
allí abajo, en la tumba, con sólo una sábana encima y un poco
de aserrín debajo. Además tengo la impresión de que dejo algo sin
arreglar, pero no consigo acordarme de qué es.
1304 Luis Kancyper

Henriette: ¡Lo adivino!


Maurice: Dímelo.
Henriette: ¡La venganza ... !
Maurice: Justo lo que yo pensaba.
August Strindberg

Esta vivencia temporal de aparente indiferencia de la dimensión


prospectiva es muy distinta de aquella que se presenta en persona-
lidades de tipo esquizoide y depresivo
Willy Baranger sostiene que:
"La neurosis, la perversión y la psicosis, como el carácter, impli-
can un encierro más o menos pronunciado en el pasado individual.
Cuanto más patológico es el estado considerado, mayor es el encie-
rro y más desaparece el porvenir. Este aparece, pues, negativa-
mente, por su ausencia".

Pero ¿esta ausencia del porvenir será una mera consecuencia del
conflicto? ¿o será uno de sus aspectos intrínsecos e implicaría pro-
cesos activos destinados a borrar esta dimensión?
La experiencia clínica nos inclina por la segunda opción: los pa-
cientes no tienen todos la misma forma de carecer de porvenir ni
la misma actitud frente a esta ausencia. La estructura de la tempo-
ralidad depende muy directamente de la estructura del conflicto
-forma parte de ella-o Se podría describir la ausencia particular de
porvenir inherente a cada tipo de neurosis, de psicosis o de persona-
lidad. Me limitaré a dos ejemplos fundamentales: la pérdida del por-
venir en la estructura esquizo-paranoide y en la estructura depresiva.
En las personalidades esquizoides se encuentra la ausencia de la
dimensión porvenir, pero, al lado del círculo temporal de la rutina
existe una vivencia más o menos escondida de eternidad en la con-
templación del objeto interno maravilloso. En un paciente tenía par-
ticular importancia una fantasía que se expresaba por el recuerdo de
una novela de Julio Verne que, siendo un niño, lo había impresio-
nado: La esfinge de los hielos. Una montaña imantada, situada en el
polo magnético austral de la tierra, atrae con irresistible fuerza todos
los objetos metálicos. Verne incluye en su novela a un personaje de
Poe, Arthur Gordon Pym, que había desaparecido cerca del polo sur,
muerto, pegado a la esfinge de los hielos por su escopeta que llevaba
en el hombro. En realidad, el hielo lo había mantenido en perfecto
estado de conservación. Esta esfinge imantada que fascina a los hom-
bres y detiene el tiempo (congelación) expresaba una fantasía muy
El resentimiento y la dimensión temporal en el proceso analítico 1305

arcaica de la madre -Q del pecho- como objeto de contemplación.


Fantasías análogas aparecían en sueños, bajo forma de tesoros inmen-
samente valiosos, pero inaprovechables, que el paciente no podía sino
contemplar.
En las personalidades de tipo depresivo, se encuentra una vivencia
temporal igualmente desprovista de dimensión porvenir pero muy
distinta a la que acabo de describir. Aquí el tiempo se estructura a
partir de determinado momento de lo ya vivido -el momento de
la pérdida, muerte o destrucción del objeto-. El tiempo está orien-
tado al revés, desde el presente hacia el pasado. Claro está que el
presente no se vive tampoco como un verdadero presente, lo que
implicaría un anclaje actual y perspectivas de futuro, sino como una
débil emanación del momento crucial absoluto de la muerte del obje-
to. Para poder seguir adelante y tener un porvenir, el yo tendría que
poder superar su culpa y llevar a cabo la asimilación de su objeto
destruido, lo que implicaría la posibilidad de repararlo. Una vivencia
depresiva temporal de este tipo aparecía en una paciente de 22 años,
bajo forma de una fantasía de vejez. Le parecía que su vida había
terminado, que tenía que resignarse a no conocer nunca el amor ni
la maternidad porque "ya era demasiado tarde". Paradójicamente,
veía en mujeres solteras quince años mayores que ella más posibilidad
de hacer su vida y tener hijos. Ella misma se veía llena de arrugas y
menopáusica, Su tiempo se había detenido en el momento de la muer-
te de su madre, ocurrida varios años antes, respecto de la cual se
sentía intensamente culpable. No podía ya vivir su propia vida, sino
que intentaba identificarse con su madre en sus aspectos destruidos
(vejez, menopausia, arrugas, etc.), tratando en vano de hacerla revivir.
Así como son posibles muchas combinaciones entre tipo esquizoide
y tipo depresivo, también son muchas las combinaciones entre la vi-
vencia esquizoide y la vivencia depresiva del tiempo.
Freud ya notaba implícitamente esta pérdida del porvenir, cuando
atribuía a la compulsión a la repetición un papel determinante en
la vida psíquica y particularmente en la neurosis. La repetición es la
forma básica de la imposibilidad del porvenir 1.
En el sujeto resentido, en cambio, la repetición es estructural-
mente diferente, a pesar que también el tiempo, como en el esqui-
zoide y en el depresivo, está orientado al revés, desde el presente y
el futuro hacia el pasado.
Pero es una repetición, viscosidad de la libido mediante 19, que
alberga un porvenir como primer paso, para recién luego reabrir
una temporalidad diferente.
Es el porvenir basado en la posibilidad de castigar, a través de
la repetición en la vía regresiva del tiempo, al objeto responsable
de los agravios. Momento esencial en el que una vez más intenta
1306 Luis Kancyper

saciar su sed de venganza, para restituir infructuosamente al resen-


tido sentimiento de su propia dignidad.
Repetición -restitución compulsiva- que finalmente no prepara
el ingreso a la elaboración de un duelo ("duellum y dolus", combate
y dolor) que conlleva la resignación de un objeto para efectuar el
pasaje y recambio hacia otros objetos. Momento puntual que con-
fiere a la dimensión temporal del sujeto la sensación subjetiva de
un tiempo en traslación.
La aparente falta de dimensión prospectiva en la vivencia temporal
del resentido no es consecuencia de una vivencia de eternidad en la
contemplación del objeto interno maravilloso para desmentir el paso
del tiempo esquizoide; ni de la identificación patológica del duelo no
elaborado en el depresivo; sino que es, fundamentalmente, producto
de la insistencia del castigo reivindicatorio, que de un modo com-
pulsivo se erige como estructura de deseo dominante sobre el sustrato
temporal del rencor.

Resentimiento: narcisismo y pulsión de muerte

Los procesos activos destinados a mantener la dimensión del pasado


fuera de la integración temporal dialéctica con el presente y futuro
están condicionados a las vicisitudes de los procesos de la desmentida,
de la idealización y de la agresividad al servicio de Tánatos, los cuales,
mediante sus enlaces recíprocos, estructuran al resentimiento. Re-
fuerzan la continuidad de una relación indiscriminada en el vínculo
objetal y perturban por ende el proceso del trabajo del duelo.
Según sostiene Freud en "Duelo y melancolía", para poder efectuar
un duelo deben cumplirse dos requisitos: el desahogo de furia y la
desvalorización del objeto por carente de valor.

"Así como el duelo mueve al yo a renunciar al objeto declarándolo


muerto y ofreciéndole como premio el permanecer con vida, de
igual modo cada batalla parcial de ambivalencia afloja la fijación
de la libido al objeto desvalorizando éste, rebajándolo, por así
decir, también victimándolo. De esta manera se da la posibilidad de
que el pleito se termine dentro del inconsciente, sea después que
la furia se desahogó, sea después que se resignó el objeto por ca-
rente de valor." 8

El sujeto resentido no puede resignar el objeto por carente de valor.


Al contrario, lo sobrevalora mediante la desmentida y la idealiza-
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ción, atribuyéndole cualidades de perfección y posibilidades de reali-


zación de las que, en realidad, aquél carece.
Anuda su libido al objeto, en lugar de desatarla. La agresividad no
ha "desahogado suficientemente su furia" porque retiene un saldo
de humillaciones todavía sin saldar. La idealización, la desmentida
y la agresividad intervienen, pues, para garantizar la continuidad de
un vínculo indiscriminado con un objeto que, aunque pasen los
días, no pierde su sobrevaloración.
Es un objeto muerto-vivo en posibilidades múltiples y vigentes.
y a través de él, el pasado vuelve a reanimarse.
La idealización es un proceso que envuelve al objeto; sin variar su
naturaleza, éste es engrandecido y realzado psíquicamente.

[La idealización o] "sobrestimación, marca inequívoca que apre-


ciamos como estigma narcisista, ya en el caso de la elección de
objeto, gobierna este vínculo afectivo. Así prevalece una compulsión
a atribuir al niño toda clase de perfecciones (para lo cual un obser-
vador desapasionado no descubriría motivo alguno) y a encubrir
y olvidar todos sus defectos (lo cual mantiene estrecha relación
con la desmentida de la sexualidad infantil)" 7.

La idealización en el sujeto resentido recae tanto en el campo de la


libido yoica cuanto en el de la libido de objeto.
En el campo de la libido yoica. El sujeto resentido presenta un
aumento de su sentimiento de sí [Selbstgefühl], a partir de una
herida narcisista que no cicatriza. Esa herida es fuente de un orgullo
tanático que nutre una vulnerabilidad arrogante. Lo que legaliza ante
sí mismo y ante los otros sus justificados y omnipotentes derechos.
En el campo de la libido de objeto. El objeto del resentido es un
objeto idealizado, heredero del narcisismo infantil; poseedor por ende,
en un presente atemporal, de todas las perfecciones valiosas. Para
ello sus castraciones deben ser desmentidas: las incompletudes, las
impotencias, las imperfecciones. Es un objeto sobrevalorado por el
sujeto pero que "avaramente retiene sus bondades y posibilidades
aun para sí: "tiene, pero a propósito no me quiere dar".

"Aquí, como siempre ocurre en el ámbito de la libido, el hombre


se ha mostrado incapaz de renunciar a la satisfacción de que gozó
una vez. No quiere privarse de la perfección narcisista de su in-
fancia, y si no pudo mantenerla por estorbárselo las admoniciones
que recibió en la época de su desarrollo y por el despertar de su
juicio propio, procura recobrarla en la nueva forma del ideal del yo.
1308 Luis Kancyper

Lo que él proyecta frente a sí como ideal es el sustituto del nar-


cisismo perdido de su infancia, en la que él fue su propio ideal." 1

De este modo, la libido vuelve a anudarse por la idealización que


recae tanto sobre el yo como sobre el objeto. Y simultáneamente,
debido a la desilusión por la imposibilidad de mantener una ideali-
zación permanente, resurge nuevamente el resentimiento, atizando a
la dimensión temporal del pasado a través de la reivindicación.
Para lo cual, el sujeto resentido adhiere viscosamente su libido al
objeto deudor, con el fin de realizar un triunfo de desquites sobre
él. Mediante el despliegue de auto legalizadas fantasías asintóticas de
venganza y/o efectivizando el pasaje del resentimiento al acto ven-
gativo.
Este renaciente aunque inalcanzable deseo narcisista de comple-
titud en la satisfacción sádica de represalias, en el yo y en el objeto,
se halla inexorablemente expuesto nuevamente a la frustración. Frus-
tración proveniente por la desilusión de alcanzar una exacta-coinci-
dencia-especular-de-revanchas, por los agravios padecidos.
Resurge automáticamente el resentimiento con una agresividad ven-
gativa, tendiente a restablecer un estado ilusorio de perfección an-
terior.
Agresividad que suscita sentimientos conscientes e inconscientes
de culpabilidad con necesidad de castigo, la que se manifiesta clíni-
camente en las provocaciones sadomasoquistas y encierran al sujeto
resentido en un ligamen viscoso con el objeto, anclados en un tiempo
circular, dentro de un laberinto: el muro narcisista 17.
Considero que la intelección de este circuito que se establece entre
el narcisismo, la pulsión de muerte y el resentimiento, permite ins-
trumentar un abordaje más optimista que aquel sostenido por Freud
en 1917, en la conferencia 26~:

"en las neurosis narcisistas la resistencia es insuperable. A lo sumo


podemos arrojar una mirada curiosa por encima de ese muro, para
atisbar lo que ocurre del otro lado. Por tanto, nuestros presentes
métodos técnicos tienen que ser sustituidos por otros; todavía no
sabemos si lograremos tal sustituto" 9.

Sin embargo, una diferente toma de posición en el punto de partida


permite echar una mirada distinta, no para "atisbar por encima" del
muro, tomándolo como un bloque en una totalidad inabarcable, eri-
giéndose por 10 tanto en un obstáculo inmovilizador; sino instrumen-
tar otra mirada que apunta técnicamente a desmantelar, pieza por
pieza, los elementos constitutivos de su estructura interna. Es la
interpretación detallada de la singular relación de objeto en el sujeto
El resentimiento y la dimensión temporal en el proceso analítico 1309
~4~

resentido, en la que intervienen los procesos de la idealización, de


la desmentida y de la agresividad al servicio de Tánatos el camino
para poner en evidencia a varios componentes de este sistema reti-
cular repetitivo que, en resumidas cuentas, está al servicio de fortifi-
car y mantener el muro narcisista.
Esta particular relación de objeto está caracterizada por:

a. Inmovilización del objeto: el fin es perpetuar una presencia


continua.
b. Maltrato al objeto: objeto de descarga pulsional, complaciente
de una relación sádica, por los agravios y daños que "inmerecida-
mente" el sujeto ha padecido.
c. Preservación del objeto: el objeto es paradójicamente maltra-
tado con crueldad pero con una alta dependencia de cuidado.

Este cuidado dominante está en función de vigilar su presencia por-


que garantiza, por un lado, la esperanza del rencuentro con aquel
objeto primario frustrador, y por otro lado, la ganancia de una sa-
tisfacción sádica. Su destrucción en cambio conduciría a una doble
amenaza:

1. Asumir la incompletud, si el objeto ilusional de completud de-


saparece.
2. Transformarse él mismo, entonces, en el depositario de sus pro-
pias pulsiones agresivas, lo cual acarrea el peligro de su propia
desestructuración.

Podemos además colegir, a partir de una lectura desde la teoría de


la pulsión de muerte, que el sujeto resentido contabiliza únicamente
las frustraciones por los maltratos padecidos de las situaciones trau-
máticas del mundo externo, tanto las presentes como las pretéritas
resignificadas y reactivadas 18. Pero soslaya incluir los efectos pro-
venientes del renovado accionar desde sus propios impulsos destruc-
tivos en el presente, los cuales, a través de la envidia y del resenti-
miento, atacan a sus propios objetos.
Pasaré a confrontar las diferencias y las articulaciones entre el
resentimiento y la envidia.
El impulso envidioso tiende a destruir al objeto en su capacidad
creadora y de goce (Melanie Klein 20) .
El impulso resentido, en cambio, no persigue destruir al objeto,
sino castigarlo.
Ambas son manifestaciones cualitativamente diferentes de la pul-
sión de muerte y participan, articuladas, en los intrincados fenó-
menos de la compulsión de la repetición.
1310 Luis Kancyper

El sujeto envidioso no persigue otro fin que atacar lo que el


objeto tiene de valioso, incluida su capacidad de dar.
El sujeto resentido, en cambio, sostiene que este objeto, aunque
malo en muchos aspectos, conserva para sí lo bueno: una retentiva
capacidad de dar, de la cual él ha sido "injustamente" privado, pero
que "legalmente" podría serIe devuelta, después de un castigo reivin-
dicatorio. Es durante esta espera de represalia cuando el sujeto re-
sentido acreedor anula el paso del tiempo: la dilación desafía al
objeto deudor.
El sujeto resentido, al reforzar lo externo y el injusto pasado,
refuerza las proyecciones y las identificaciones proyectivas y alimenta
de este modo su status pasivo de inocente, castigador, vengativo y
arrogante.
De allí que clínicamente se expresa a través del reproche melan-
cólico, del reproche obsesivo y de la manía querellante.
Este uso particular de la dimensión temporal del pasado permite
desmentir a una nueva afrenta psicológica. ¿Una cuarta afrenta al
narcisismo de la humanidad?
El aseverar que el yo, "además de no ser el amo en su propia casa
por la condición de inconsciente en la vida anímica" l0, tampoco
lo es, porque en la dimensión temporal del presente operan las pul-
siones de muerte sustraídas a su dominio de manera continua y
muda.
La inclusión de esta nueva herida narcisista depone la posición
de la omnisapiente víctima pasiva que se nutre de los maltratos pro-
venientes de la realidad material y del pasado únicamente, para
constituirse en un mismo movimiento como el agente activo, respon-
sable en gran medida del "destino" del propio presente y futuro.
Condicionado en su restructuración temporal permanente por las limi-
taciones que imponen a su realidad psíquica las marcas del propio
pasado y los efectos que surgen en el presente del estado de la intrin-
cación de sus pulsiones de vida y de muerte.

Dora: un historial clínico del resentimiento

Estimo que el de Dora es un historial clínico paradigmático para


poner de relieve el edificio íntimo del resentimiento y la implementa-
ción de su trabajo técnico.
Si bien Freud tiene presente, a lo largo de toda su obra, la impor-
tancia clínica de la venganza y la describió cabalmente, no se ocupa,
El resentimiento y la dimensión temporal en el proceso analítico 1311

en cambio, del principio explicativo que la sostiene, representado por


el resentimiento.
Precisamente en este historial Freud menciona veintisiete veces la
palabra "venganza", si incluimos las expresiones compuestas "fanta-
sías de venganza", "pensamientos de venganza", "actos de venganza",
"mociones de venganza", "manía de venganza" y "transferencia de
venganza".
Considero que el establecimiento de la reacción terapéutica nega-
tiva durante el proceso psicoanalítico se enlaza, en cierta medida,
con este fenómeno de atrincheramiento del analizando dentro de un
baluarte como víctima privilegiada: refugio de resentimientos, caldo
de cultivo de venganzas 14.
"Venganza" proviene del latín "vindicare" (reivindicar, librar). El
diccionario la define como: Mal que se hace a alguien para castigarlo
y reparar así una injuria o daño recibido. / Satisfacción que se toma
de un agravio o daño padecido. / Desde mediados del siglo XIX se
emplea un galicismo muy usual: "revancha". Otros sinónimos son:
"desquite", "represalia", "vindicta".
La venganza surge a partir del resentimiento, mediante una acción
reiterada, torturante, compulsivamente repetitiva en la fantasía y/o
en su pasaje al acto.
Surge como un intento de anular los agravios y capitalizar al mismo
tiempo tal situación para alimentar una posición característica: la
condición de víctima privilegiada.
Desde este lugar adquiere "derechos" de represalia contra quienes
han perturbado la ilusión de la perfección infantil. Estos derechos los
ejerce a través de conductas sádicas por las heridas narcisistas y por
los daños traumáticos externos que pasivamente ha experimentado.
Es en la venganza donde se revierte la relación: el sujeto resentido,
que era un objeto humillado, pasa a ser un sujeto atormentador.
El sujeto torturador anterior pasa a ser, durante la venganza, un
actual objeto humillado deudor, manteniendo la misma situación
de inmovilización dual sometedor/sometido con apariencia de movi-
lidad.
Mediante el resentimiento el sujeto bloquea su afectividad, anulan-
do conjuntamente las percepciones subjetivas del paso del tiempo
y de la discriminación de los espacios, para lo cual inmoviliza a sus
objetos y a su yo en una agresividad vengativa al servicio de poblar un
mundo imaginario siniestro, no pudiendo, a su pesar, perdonar.
Leemos en el historial de Dora:

"Dora sentía con todo acierto que sus pensamientos acerca del papá
reclamaban una apreciación particular. No puedo pensar en otra
cosa, se quejaba muchas veces. 'Mi hermano me dice que los hijos
1312 Luis Kancyper

no tenernos derecho a criticar estos actos del papá. No tenernos


que hacer caso de ellos, y aun quizá debernos alegrarnos de que
haya encontrado a una mujer de quien su corazón pueda prenderse,
porque mamá lo comprende muy poco'.
Yo también veo esto, y querría pensar corno mi hermano, pero no
puedo. No puedo perdonárselo" 6.

El sujeto resentido queda detenido, retenido y entretenido en derre-


dor de una temática torturante: "lavar el honor ofendido", "saldar
cuentas sin dar descanso". Pero a costa de un precio muy elevado: la
hibernación de sus afectos.
A propósito de Dora comenta Jones:

"Dora era una criatura desagradable que invariablemente atendía


primero a la venganza que al amor. Fue también un motivo de esta
índole lo que la indujo a interrumpir prematuramente el trata-
miento y conservar diversos síntomas histéricos, tanto corporales
corno psíquicos" 13.

En este momento, cabe interrogarse cuáles habrían sido los agravios


padecidos por Dora, que como heridas abiertas refractarias a la cica-
trización la han retenido en una temática compulsiva que no logró
elaborar. ¿Cuáles habrán sido las situaciones traumáticas que, inter-
actuando con sus series complementarias, permanecieron corno ca-
pítulos congelados encapsulados por el rencor? Capítulos que han
obstruido el camino hacia la integración temporal dialéctica impi-
diendo por lo tanto la restitución de su historia.

Para responder a estos interrogantes desarrollaré previamente las re-


laciones que se establecen entre el resentimiento y la necesidad es-
tructurante para el sujeto de acceder a una configuración totalizadora
de su propia historia y entre el resentimiento y el concepto freu-
diano de "a posteriori".
El desarrollo del yo implica un distanciamiento del narcisismo
primario y engendra una intensa aspiración a recobrarlo (Freud,
1914). En efecto, el resentimiento surge como consecuencia de la
imposibilidad por parte del sujeto de asumir el desmoronamiento
de la imaginaria unidad espacial y temporal sin fracturas.
El movimiento que lo anima es regresivo: retornar a un anhelado
e imposible estado anterior. La totalidad que se ha quebrado es la
unidad mítica de completud, y el intento de su recuperación reapa-
rece, por la necesidad de la naturaleza humana de poseer una unifi-
cación corporal e histórica totalizadora.
El resentimiento y la dimensión temporal en el proceso analítico 1313

Pero este propósito se halla inexorablemente resentido por la pre-


sencia de dos realidades que imposibilitan mantener tal estado. Por
un lado, las injurias provenientes de las conflictivas narcisista y edí-
pica. Por el otro lado, las injurias que los hechos traumáticos prove-
nientes de la realidad externa inscriben como capítulos congelados
que atascan el flujo temporal de la sucesión histórica.
El deseo que nutre al resentimiento cabalga sobre el mecanismo
de la desmentida: recuperar una realidad imposible; la fusión de los
espacios fuera del tiempo, constituyentes del mito de la totalidad
eterna.
En busca de atemporalidad y anespacialidad, tiende a implantar un
tiempo circular y un borramiento de límites de los cuerpos-espacios,
a través del otro u otros, para lo cual, el sujeto resentido, luego de
inmovilizarse e inmovilizar al otro, intenta incorporarlo como su
seudopodio, cuya movilidad desde ese momento es regida según
la dirección de los caprichos de su única decisión. Al mismo tiempo
vacía al otro y se vacía a sí mismo de toda autonomía y diferencia.
Mas cuando el mantenimiento de tal colonización flaquea por la
aparición de signos de discriminación tanto por parte del seudopodio
como de sí mismo, el sujeto reacciona nuevamente ante tal diferen-
cia como ante una herida narcisista, pues la mítica unidad vuelve
nuevamente a quebrarse, a resentirse: el resentimiento. (Resentirse
una cosa es presentar señales de quebrantarse, separarse, no estar
firmes las partes que componen el todo. 2)
Este inalcanzable, aunque siempre renaciente, deseo de completa
reunificación corporal se extiende incluso hacia el deseo de conquis-
tar la unificación histórica total, sin fracturas. Deseo no materiali-
zable, pues las secuelas de los hechos traumáticos permanecen como
amnesias postraumáticas, las cuales jamás podrán ser recuperadas
en su totalidad en ningún análisis. Menos aun si los hechos traumá-
ticos pertenecen a las etapas tempranas del psiquismo, como estimo
que aconteció en Dora.
Razón por la cual el analizando, repitiendo compulsivamente, or-
ganiza una causalidad coherente con la finalidad de engarzar aquellos
eslabones faltan tes en su concatenación histórica. Se aboca a la bús-
queda de las piezas perdidas para armar su puzzle mental. Necesidad
estructuran te, pues el sujeto sólo surge como un sujeto diferenciado
cuando su historia accede a configurarse.
Pero la vía por la que transita Dora para alcanzar este objetivo
-la vía de la venganza- resulta ser inconducente. La venganza es
una particular elaboración. Aparece en un segundo tiempo, sucediendo
al resentimiento como la añoranza "en busca del tiempo perdido",
aquí representado a través de la "búsqueda del doble perdido", re-
creado en uno o en varios depositarios. El depositario representa,
1314 Luis Kancyper

entonces, al responsable deudor mediante el cual aspira anular la


vivencia de la injusta pérdida. Este depositario asume las caracterís-
ticas de un "doble inmortal", objeto de descarga pulsional sádica y
a la vez objeto narcisista que apunta al reencuentro de aquella pri-
mera y mítica relación totalizadora que desmiente en la fantasía el
paso del tiempo y la discriminación de los espacios, a través de una
relación de objeto de tipo narcisista, con las características que ya
mencioné de inmovilización del objeto, maltrato al objeto y preser-
vación del objeto.
Estos depositarios de martirio se hallan diseminados en diferentes
frentes simultánea y/o alternativamente. En el espacio exterior a
Dora: Sr. K; Sra. K; esposo, hijo, amigos, parientes y en su analista
Sigmund Freud con quienes perpetuaba una relación de triunfo
sádica. En el espacio interior: síntomas corporales y psíquicos, ma-
nifestaciones de la guerra de desgaste que se librada en su propio
territorio.
En el año 1922,Dora consulta al doctor Felix Deutsch por múltiples
síntomas: celos, jaqueca, tos, renguera derecha, flujo genital y per-
tinaz constipación, a lo que se agregaron la sensación de estar ro-
deada por suciedad y síntomas del síndrome de Meniére.
Deutsch nos aporta importantes datos:

"La conclusión de algún modo fatalista que uno puede inferir de la


personalidad de Dora, que veinticinco años más tarde se manifestó
tal como Freud lo había visto y pronosticado, es que ella no pudo
escapar a su destino.
Sin embargo, esta afirmación necesita alguna calificación; Freud
mismo expresa muy claramente que él no publicó el caso para
demostrar la realidad del valor de la terapia psicoanalítica y que
la brevedad del tratamiento (que duró menos de tres meses) fue
sólo una de las razones que impidieron una mejoría más duradera
de las dolencias de Dora. Aun si Freud hubiera hecho ya en esa
época sus descubrimientos sobre la neurosis transferencial y la ela-
boración, Dora no hubiera podido beneficiarse con ellos, ya que
inesperadamente interrumpió el tratamiento sin la menor duda
[como] un acto de venganza de su parte. Su propósito de auto-
dañarse también se satisfizo con esta acción. Han pasado más de
treinta años desde mi visita al lecho de enferma de Dora. De no
ser por la nota del doctor Jones acerca de su muerte en Nueva
York que me ayudó a obtener mayor información respecto de la
última parte de su vida, no hubiera sabido más de ella. Obtuve
entonces de un informante los datos adicionales pertinentes acerca
de Dora y su familia que transcribo aquí: Su hijo la trajo de
Francia a los Estados Unidos. Contrariamente a lo que ella espe-
El resentimiento y la dimensión temporal en el proceso analítico 1315

raba, el hijo triunfó en la vida como un renombrado músico. Dora


se aferró a él con los mismos reproches y exigencias que había
hecho a su esposo, muerto de una enfermedad coronaria, desde-
ñado y torturado por la conducta casi paranoide de ella. De un
modo bastante extraño, sin embargo, prefirió morir, según mi in-
formante, a divorciarse. Sin la menor duda, sólo un hombre de este
tipo pudo haber sido elegido por Dora como marido. Cuando se
analizaba 'había dicho claramente: 'Los hombres son tan detestables
que preferiría no casarme. Esta es mi venganza.' Así que su casa-
miento sólo había servido para cubrir su aversión a los hombres.
Tanto ella como su esposo habían sido arrojados de Viena du-
rante la Segunda Guerra Mundial y emigraron inicialmente a Fran-
cia. Antes de esto ella había sido tratada repetidamente por sus
bien conocidos ataques de jaqueca y de tos y su ronquera, que
Freud había interpretado analíticamente cuando ella tenía dieci-
ocho años. Al comienzo de la década del treinta, después de la
muerte de su padre, Dora comenzó a sufrir de palpitaciones car-
díacas, que fueron atribuidas a su excesivo fumar. Reaccionaba a
esas sensaciones con ataques de ansiedad y temor de morir. Esta
dolencia mantenía a todos los que la rodeaban en un estado de
continua alarma. y Dora utilizaba esto para hacer enfrentar amigos
y parientes entre sí", Ii

Resentimiento y a posteriori

Para aclarar aquello que Dora desconoció y que el propio Freud, en


aquel entonces, tampoco develó (es decir, de quiénes, de qué y por
qué se desquitaba compulsivamente) me serviré del concepto de a
posteriori, pues su relación con el resentimiento y la venganza pone
en relieve el tiempo en torsión de la resignificación que se esta-
blece entre los objetos originarios pertenecientes a las situaciones
traumáticas tempranas y que recién cobran su eficacia psíquica me-
diante los objetos actuales retroactivamente.
Freud subraya que ese concepto forma una parte fundamental de
su aparato conceptual en relación con la explicación de la tempora-
lidad y de la causalidad psíquicas.P El concepto de Nachtraglichkeit
apunta a una verdadera elaboración de un trabajo de memoria. que
no se limita a la simple descarga de una tensión acumulada, sino
de un complicado conjunto de operaciones psíquicas.
El 6 de diciembre de 1896 confió a Fliess la hipótesis de que nues-
tro mecanismo psíquico se establece por estratificación de los mate-
riales existentes en forma de huellas mnémicas, las cuales experi-
1316 Luis Kancyper

mentan de vez en cuando. en función de nuevas condiciones. una


reorganización. una reinscripción.
r
a. Lo que se elabora con retroactividad no es lo vivido en general
sino electivamente lo que en el momento de ser vivido no pudo
integrarse en un contexto significativo.
b. La elaboración retroactiva viene desencadenada por la aparición
de acontecimientos y situaciones. o por una maduración orgánica.
que permite al sujeto alcanzar un nuevo tipo de significaciones y
reelaborar sus experiencias anteriores.
c. La evolución de la sexualidad favorece notablemente. por los
desfasajes cronológicos que implica en el ser humano. el fenó-
meno de la retroactividad.

No se puede reducir la noción de retroactividad a una teoría estric-


tamente económica de la abreacción. Para que un sentido emerja se
necesitan dos sucesos y un intervalo entre ellos. El sentido habla del
encaje de un sentido en el interior de otro. en cuyo orden se instala
no en un tiempo lineal, sino en un tiempo en torsión. Este sentido
del a posteriori y su vinculación con la venganza son sugeridos por
Freud en 1915. en "Duelo y melancolía":

"Ese auto martirio de la melancolía, inequívocamente gozoso. im-


porta, en un todo como el fenómeno paralelo de la neurosis obse-
siva, la satisfacción de tendencia sádica y de tendencia alodio que
recaen sobre un objeto y por la vía indicada han experimentado
una vuelta hacia la persona propia. En ambas afecciones suelen
lograr los enfermos, por el rodeo de la autopuníción, vengarse de
los objetos originarios y martirizar a sus amores por intermedio
de su condición de enfermos, tras haberse entregado a la enferme-
dad a fin de no tener que mostrarles su hostilidad directamente". 8

Considero que Dora se martiriza y martiriza a sus amores: Sr. K;


Sra. K. esposo. hijo. amigos. parientes. analista. en forma retroactiva
para vengarse de los acontecimientos y situaciones vividas con sus
objetos originarios: relaciones objetales tempranas insuficientemente
estructurantes con su madre y con su padre que se han cristalizado
como cuerpos enquistados por el rencor.
Estas carencias tempranas. fuente permanente de un dolor que no
cesa, habrían sido el motor de una búsqueda incesante y a su vez
sustraída a su conciencia porque acontecieron en un momento de su
etapa evolutiva con insuficiente desarrollo simbólico para integrarse
en un contexto significativo y permanecieron por lo tanto escindidas
como situaciones traumáticas.
El resentimiento y la dimensión temporal en el proceso analitico 1317

Búsqueda infatigable que no parte únicamente desde la obstina-


ción megalomaníaca proveniente de su yo ideal, para satisfacer sen-
timientos pertenecientes a la omnipotencia infantil, sino también y
ante todo a partir de otra dimensión: una estructurante necesidad
narcisista de la imagen de su yo que aún no alcanzó a configurar
un deseo organizado por carecer de una suficiente discriminación de
su mismidad y alteridad. Esta lacerante herida narcisista desenca-
dena en Dora una agresividad vengativa sobre sí misma y sobre los
demás; "las querellas en realidad son quejas" a los objetos origina-
rios. Y sobre éstos recae la particular elaboración que el sujeto re-
sentido adscribe a sus objetos deudores: tenían y aún tienen, pero
a propósito y avaramente no me han querido y no me quieren dar.
Atribuyendo a sus objetos originarios cualidades de perfección y posi-
bilidades de realización que no son sino manifestaciones del narci-
sismo primario desplazado sobre sus progenitores pertenecientes a
las fijaciones de estas relaciones tempranas de objeto que se revisten
con los caracteres de lo ominoso.

"Se tiene con facilidad un efecto ominoso cuando se borran los


límites entre fantasía y realidad, cuando aparece frente a nosotros
como real algo que habíamos tenido por fantástico, cuando un
símbolo asume la plena operación y el significado de lo simboli-
zado, y cosas por el estilo. En ello estriba buena parte del carácter
ominoso adherido a las prácticas mágicas. Ahí lo infantil, que go-
bierna también la vida anímica de los neuróticos, consiste en otor-
gar mayor peso a la realidad psíquica por comparación con lo
material, rasgo éste emparentado con la omnipotencia de los pen-
samientos".l1

El a posteriori viene desencadenado, dijimos, por la aparicion de


acontecimientos y situaciones, o por una maduración orgánica que
permite al sujeto alcanzar y obtener significaciones y reelaborar
experiencias tempranas. Dora consultó, a instancias del padre, cuando
tenía 18 años, es decir durante su adolescencia.
La adolescencia es el momento privilegiado de la resignificación
retroactiva, del a posteriori, pues constituye una nueva etapa libidinal,
en donde se alcanza por vez primera la identidad sexual genital
como un fenómeno psicológico y social. Lo mismo acontece en el pa-
saje de la endogamia hacia el matrimonio y patéticamente en la
asunción de la maternidad. Situaciones claves que desencadenan
la restructuración en todas las instancias psíquicas con la resígnifi-
cación correlativa de los objetos originarios. Produce una conmoción
particularmente dramática, por el choque de sentidos, pues reabre
a posteriori las heridas narcisistas no superadas.
1318 Luis Kancyper

Estimo que el vínculo temprano entre Dora y su madre permaneció


capturado por relaciones de tipo narcisista, mediante un desafío sig-
nado por la pulsión de muerte, ya que a través de la provocación
sadomasoquista entre ambas partes aliadas repetía compulsivamente
una guerrilla de renganches, quedando finalmente detenida en una
seudoindividuación. Repitiendo este desafío con sus objetos externos
e internos mediante revanchas para obturar los huecos generados
por sus carencias originarias.
Transcribiré algunos datos obtenidos por Felix Deutsch relativos
al vínculo de Dora con su madre:

"Dora habló principalmente de su relación con su madre, de su


infeliz niñez a causa de la exagerada tendencia a la limpieza de
su madre,' de sus anonadantes compulsiones a lavarse, de su falta
de afecto por ella. La única preocupación de la madre había sido su
propia constipación, y la paciente también ahora sufría de cons-
tipación.
Muchos años pasaron durante los cuales Dora continuó con una
terrible necesidad de defenderse de sus sentimientos de culpa.
Sabemos que trató de lograrlo a través de una identificación con
su madre que sufría de una 'neurosis de ama de casa' que consistía
en un lavado obsesivo y otras formas de limpieza excesiva. Dora no
sólo se parecía a ella físicamente, sino también en ese aspecto.
Ella y su madre no sólo veían suciedad alrededor de ellas sino
también dentro de sí mismas. Ambas sufrían de flujo vaginal cuando
Freud trató a Dora y lo mismo sucedía cuando yo la vi.
La madre de Dora murió de tuberculosis en un sanatorio. Me
enteré por mi informante que ella había padecido esa enferme-
dad en su juventud. Ella se condujo a sí misma a la tumba a través
de su interminable y permanente compulsión a la limpieza cotidia-
na, un trabajo que nadie podía realizar a su entera satisfacción.
Dora siguió sus huellas pero dirigió su compulsión principalmente
a su propio cuerpo. Como el flujo vaginal persistiera se sometió a
varias operaciones ginecológicas menores. Su incapacidad para
'limpiar' sus intestinos, su constipación, fue un problema hasta el
final de su vida. Estando acostumbrada a este trastorno de sus
intestinos, aparentemente lo trató como un síntoma familiar, hasta
que se transformó en algo más que un síntoma de conversión. Su
muerte, debida a un cáncer de colon, diagnosticado demasiado tarde
para operarlo con éxito, pareció una bendición a todos aquellos
que estaban cerca de ella.
Dora había sido, en las palabras de mi informante, 'una de las
histéricas más repulsivas' que había conocido." 5
El resentimiento y la dimensián temporal e11 el proceso analítico 1319

Consideraciones finales

La elaboración rencorosa de las primeras relaciones de objeto exige


un lento, minucioso y preciso trabajo de duelo durante el proceso
analítico entre analista y analizando, si es que éste desea amnistiar
sus resentimeintos e ignora cómo lograrlo.
a. Por un lado, requiere una detallada reconstrucción de las situa-
ciones traumáticas tempranas, con el fin de alcanzar una lectura de
la realidad material "histórica", de las posibilidades y limitaciones
de las condiciones psíquicas concernientes a los objetos originarios,
y cuáles habrían sido sus efectos patogénicos sobre el analizando.
Esta reconstrucción conlleva el proceso doloroso de la desilusión
de los padres, que representan para el sistema narcisista del hijo a
los herederos de su narcisismo primario y están investidos, por lo
tanto, con todas las perfecciones inherentes de la omnipotencia infan-
til. Son, además, los responsables y deudores de su resentido narci-
sismo perdido, pero siempre renaciente, al cual se aspira a retornar
constituyéndose en un mismo movimiento, en los primeros héroes
que pueblan a su Yo ideal y en la matriz-sede futura de su resenti-
miento. Los padres devienen así, para la lógica narcisista de su Ma-
jestad el Bebé, en su Majestad los Reyes Magos. ¿Quiénes son éstos
sino los míticos poseedores de todo lo valioso, unos monopolistas
que reparten avaramente, con cuentagotas, el 6 de enero y a veces
nunca? Suscitan el resentimiento, en forma manifiesta o latente,
acompañado de sentimientos de culpabilidad por albergar fantasías
y mociones vengativas.
b. Por otro lado se requiere poner en evidencia la lectura sobre-
dimensionada, maravillosa y ominosa, que el propio analizando atri-
buyó a sus padres y a sí mismo, inherente al pensamiento animista
de aquel momento evolutivo, por lo cual el vínculo no sale de un
permanente litigio por aquel "injusto e indigesto" pasado.
c. Este injusto pasado requiere, a su vez, el esclarecimiento dentro
de la estratificación superpuesta del rencor de dos tipos de resenti-
mientos para deslindar entre el resentimiento intersubjetiva y el
resentimiento intrasubjetivo.
El primero es reactivo a las frustraciones del medio, producto de
las situaciones traumáticas desencadenadas en la relación intersub-
jetiva entre los objetos externos y el analizando, que clama por el
desahogo de una furia agresiva, para saciar su sed de venganzas, por
1320 Luis Kancyper

las secuelas que le han dejado aquellos maltratos pasivamente


padecidos.
Mientras que el resentimiento intrasubjetivo es un exponente del
accionar de la propia pulsión de muerte en el analizando, la que, en
su articulación con las propias fijaciones narcisistas, repite compul-
sivamente una insaciable actitud de tortura.
Es necesario evaluar en cada caso, al modo de las series comple-
mentarias, lo que proviene del medio como frustración y lo que
nace del propio analizando como resentimiento, y sopesar cuidado-
samente el entrecruzamiento de uno y otro.
Si a partir de este complejo trabajo de duelo el analizando alcanza
a desatar los intrincados nudos gordianos que operan en la trama la-
tente de sus rencores, surgirá recién entonces, y en forma con-
junta con el desencapsulamiento de sus afectos, una nueva dimensión
temporal: el despertar de un presente y de un futuro, con proyec-
ción esperanzada en una espacialidad, que trasciende la estrechez
de la compulsión repetitiva del resentimiento.

Resumen

El autor intenta estudiar la particular dimensión temporal en el resentimiento,


y las conductas técnicas requeridas para elaborar aquellas situaciones en la
historia del sujeto que han permanecido a través de los tiempos como capí-
tulos congelados enquistados por el rencor, los cuales operan como obstáculos,
atascando el proceso de la integración temporal dialéctica.
En el resentimiento la temporalidad presenta características particulares que
se expresan en lo manifiesto, a través de una singular relación con la di-
mensión prospectiva del tiempo. La perspectiva del porvenir se halla invadida
por la reivindicación de un "injusto" pasado. A él se aferra el sujeto resentido
para legalizar ante sí mismo y ante los demás la posición de una inocente
víctima privilegiada, proveniente del maltrato de un objeto y/o de una situa-
ción que ha injuriado su sentimiento de sí, con la memoria de un dolor que
no cesa,
Es un dolor particular, de humillaciones inasimilables. que no ha desahogado
suficientemente su furia. Dolor y furia permanecen vigentes congelando el
fluir temporal.
En lo manifiesto se presenta como una ausencia del porvenir. En lo latente,
este aparente sin-sentido del porvenir, está obturado por la presencia de un
contra-sentido. El sentido de un futuro que puja: el porvenir de la venganza,
de la revancha de un pasado.
El sujeto resentido no permanece anclado en la atemporalidad, sino ama-
rrado a un pasado cuyas cuentas aún no ha saldado.
Presente y futuro son hipotecados para lavar el honor ofendido de un pa-
sado que se ha apoderado de las tres dimensiones del tiempo.
La vigencia del tiempo en el sujeto resentido es la permanencia en el rumiar
indigesto de un rencor, para culminar, o no, con su pasaje a la venganza.
El resentimiento y la dimensión temporal en el proceso analítico 1321
Se describe la ausencia particular de porvenir en la estructura esquizo-para-
noide y en la estructura depresiva, y se las confronta con la insistencia del
castigo reivindicatorio que, compulsivamente, se erige como estructura de deseo
dominante sobre el sustrato temporal del rencor.
Se estudia el caso Dora como un historial clínico paradigmático, para poner
de relieve el edificio íntimo del resentimiento y la implementación de su tra-
bajo técnico.
Finalmente, se señala que la elaboración rencorosa de las primeras relaciones
de objeto exige de un lento, minucioso y preciso trabajo de duelo durante el
proceso analítico. Mediante la reconstrucción de las situaciones traumáticas,
evaluando además en cada caso, al modo de las series complementarias, la
que proviene del medio ambiental como frustración: resentimiento intersub-
jetivo y la que nace del propio analizando como resentimiento intrasubjetivo,
exponente del accionar de su propia pulsión de muerte.
Si a partir de este complejo trabajo de duelo el analizando alcanza a desatar
los intrincados nudos gordianos que operan en la trama latente de sus ren-
cores, surgirá, recién entonces, una nueva dimensión temporal: el despertar
de un presente y de un futuro, con proyección esperanzada en una espacia-
lidad, que trasciende la estrechez de la compulsión repetitiva del resentimiento.

Résumé

LE RESSENTIMENT ET LA DIMENSION TEMPORELLE


DANS LE PROCESSUS ANALYT1QUE

L'auteur se propose d'étudíer id la dimensión temporelle particuliére dans le


ressentiment ainsi que les conduites techniques a suivre a fin que ces situations
dans l'histoire du sujet puissent étre élaborées, situations qui par ailleurs, se
sont conservées tout au long du temps comme des chapitres gelés enkystés par
la rancune. Cela joue le role d'obstacle et entrave le processus de l'intégration
temporelle dialectique.
Dans le ressentiment, la temporalité présente des caractéristiques síngulieres
qui s'expriment dans ce qui est manifeste, par le biais d'une relation particu-
liere avec la dimensión prospective du temps. La perspective de l'avenir se
trouve envahie par la revendication d'un passé "injuste". C'est a cela que
s'agrippe le sujet ressenti .a fin de pouvoir légaliser face a lui-mérne et face aux
autres la position d'une victime inocente privilégiée, qui provient du mauvais
traitement d'un objet et/ou d'une situation qui a outragé son sentiment de
soi, avec le souvenir d'une douleur incessante.
Il s'agít la d'une douleur particuliére, faite d'humíliations inassimilables, qui
n'a pas pu écouler suffísamment sa fureur. Douleur et fureur se maintiennent
tout en figeant le flux temporel.
Sur le plan manifeste, cela se présente en tant qu'absence de l'avenir. Sur
le plan latent, ce non-sens apparent de l'avenir, est obturé par la présence
d'un contresens. Le sens d'un futur qui pousse vers l'avant: l'avenir de la
vengeance, de la revanche d'un passé.
Le sujet qui éprouve du ressentiment ne reste pas ancré dans I'íntempo-
ralité, et par contre, il reste attaché a un passé dont il n'a pas encore pu régler
les comptes.
Aussi bien le présent que le futur se voient hypothéqués dans le but de
laver l'honneur offensé d'un passé qui est devenu le maitre des trois dimensions
du temps.
1322 Luis Kancyper

L'éprouvé du temps chez le sujet qui a du ressentiment, e'est la permanence


dans la rumination indigeste d'une rancoeur, pour en arrivar peut-étre au
passage vers la vengeance.
L'auteur décrit aussi l'absence singuiliere d'avenir qui existe dans la structure
schizo-paranoíde et dans la structure dépressive et il confronte ces structures
a l'insistence de chátiment revendicatoire qui, de faeon compulsive, se dresse
sous la forme de structure de désir dominante par dessus le substrat temporel
de la rancoeur.
Le cas Dora est étudié comme un historique clinique paradigma tique, dans le
but de souligner la construction intime du ressentiment et la mise en place
de son travail technique.
Finalernent, l'auteur signale que l'élaboration rancuníere des premieres rela-
tions d'objet exige que soit fait un travail de deuil, lors du processus analyti-
que, lent, minucieux et précis. Cela demande la reconstruction des situations
trauma tiques et l'estimation, dans chaque cas, de méme que dans les séries
eomplémentaires, de celle qui provient de l'environnement en tant que frus-
tration: ressentiment intersubjectif et de celle qui nait du patient méme en tant
que ressentiment intrasubjectif, exposant de l'action de sa propre pulsion de
mort.
Si, a partir de ce travail de deuil complexe, le patient arrive 11 dénouer les
noeuds gordiens si compliqués qui operent dan s le réseau latent de ses ran-
coeurs, une nouvelle dimension temporelle surgirá, mais seulement a ce mo-
ment la. 11 sera possible alors d'assister a la naissance d'un présent et d'un
futur, avec une projection encourageante dans une spatialité, qui va au delá
de l'étroitesse de la compulsion répétitive du ressentiment.

Summary

TEMPORAL DIMENSION AND RESENTMENT


WITHIN THE ANALYTICAL PROCESS

The author tries to analyze the particular temporal dimension in the resentment
as well as the required teehnical behavíours in order to frame those situations of
the ego which have remained as frozen ehapters, rancour embedded, throughout
time. In that sense, they would work as obstac1es which hamper the temporal-
dialectical process of integration.
Regarding the resentment, the temporality presents certain eharacteristics
which are expressed in what is revealed, by means of a singular relationship
with the prospective dimension of time. Future perspectives are invaded by
the recovery of an "unfair" pasto The resentful subject clings to it in order
to legalize in himself and in the others the standpoint of a priviledged innoeent
victirn, who becomes the output of an object maltreatment and/or of a situation
which has injured his self feeling, together with the memory of an unceasing
pain.
It is a particular pain, full of inassimilating humiliations, which have not
been able to sufficiently give vent to its fury. Pain and fury remain in force
freezing up the temporal flow.
In terms of what is shown or revealed the pain is presented as a lack of
future. In terms of what is latent, this apparent non-meaning of the future
is stopped up by the presence of the counter-meaning; the meaning of the
struggling force, the future of revenge, the retaliation of a pasto
El resentimiento y la dimensión temporal en el proceso analítico 1323

The resentful subject does not remain anchored in the atemporality but tied
up to a past whose debts he has not still paid off.
Present and future are mortgaged to wipe off the offended honour of a
past time which has taken hold of the three time dimensions.
The living experience of time in a resentful subject, becomes the pcrmanent
undigested ruminating of a rancour which may or may not end with his
passing into revenge.
In the schizo-paranoid structure as well as in the depressive one, the parti-
cular lack of future is described, being confronted with the insistencc of the
rcplcvying punishment which is compulsively set up as structure of the domi-
neering wish over the rancour's temporal substratum.
Dora's case is brought in, to be studied as a paradigmatic clinical case
history, trying to point out the inner resentment build up and the implemen-
tation of its technical work.
Eventually, it is noted that the rancourous elaboration of the first object
relations implies a slow, detailed and precise mourning task during the analy-
tical process. By reconstructing the traumatic situations, moreover evaluating
in each case, as complementary series, the one which comes as frustration
from the environment -intersubjective rescntmcnt- and the one which is born
to the own analyzed material -intrasubjective rcsentment-. thus becoming
exponent of his own death pulse action, the process is achieved.
If, from this complex mourning task the patient is able to undo the complí-
cated Gordian knots which operate in the latent weave of his rancours, just
then, a new temporal dimension will crop up: the dawn of a present and
future, with hopeful projection in a certain speciality, which will reach far
aboye the tightness of the resentmcnt repctitive compulsion.

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