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Blog de Mario Alva Matteucci

¿SE PUEDE RECLAMAR UNA ORDEN


DE PAGO SIN PAGAR LA DEUDA
TRIBUTARIA?: Cuándo una cobranza
podría ser manifiestamente improcedente
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¿SE PUEDE RECLAMAR UNA ORDEN DE PAGO SIN PAGAR LA DEUDA TRIBUTARIA?:
Cuándo una cobranza podría ser manifiestamente improcedente(*)

MARIO ALVA MATTEUCCI

(*) Artículo publicado en la Revista de la Biblioteca del colegio de Abogados de Lima. Nº 8 –


Octubre 2009. Páginas 135 a 142.

1. Introducción

Dentro de las potestades propias de una Administración Tributaria se encuentra el control de


la deuda respecto de los contribuyentes que la mantengan frente a ella, estableciendo la
facultad de cobranza de las mismas de acuerdo a los procedimientos regulados en el Código
Tributario, pudiendo emitir valores (Orden de Pago, Resolución de Determinación, Resolución
de Multa Tributaria), frente a los cuales el deudor tributario puede interponer los medios de
defensa que también el Código Tributario le otorga.

El mecanismo utilizado por los contribuyentes para contradecir las afirmaciones que se
encuentran contenidas en los valores de cobranza es el recurso de reclamación, el cual se
encuentra regulado en los artículos 132º a 142º del Código Tributario 1. Recordemos que
“…un reclamo tributario constituye un acto procesal conferido al contribuyente y
eventualmente a los terceros legitimados, para solicitar la revisión y consiguiente corrección
de los actos emitidos por la Administración Tributaria, los cuales pueden resultar más
gravosos para el contribuyente o también porque al emitir dicho acto procesal no se cumplen
las normas establecidas para el procedimiento” 2.

Sin embargo, las reglas aplicables cuando se reclama una Orden de Pago son distintas
cuando el mismo reclamo se presenta contra una Resolución de Determinación o una
Resolución de Multa Tributaria.

En el primer caso, cuando se reclama una Orden de Pago se debe efectuar el pago previo de
la deuda contenida en dicho valor, caso contrario la Administración Tributaria efectuará una
comunicación de exigencia de subsanación de dicho requisito al contribuyente, otorgándole
para ello quince (15) días hábiles, vencidos los cuales si el contribuyente no cumplió con
pagar dicha deuda el reclamo será declarado Inadmisible 3. Esta regla se conoce en doctrina
como “Solve et repete”, algo así como “paga primero y reclama después”.

Sobre esta regla existe incluso una corriente doctrinaria que señala que el “Solve et repete”
“…constituía un medio utilizado frecuentemente para encubrir la arbitrariedad administrativa y
hacer ilusoria la defensa del contribuyente. Además, aparte de tratarse de una institución que
no existe en todos los países, en fecha reciente fue declarada inconstitucional por la Corte
Constitucional de Italia, su país de origen, por contrariar garantías esenciales, y fue eliminado
en Argentina y Uruguay, sin producir ninguna alteración en la recaudación de los tributos. Los
peligros que ofrecería tal supresión desaparecen con la organización de un sistema
coordinado de medidas cautelares y de ejecución, independientes de la prosecución de la
acción ordinaria sobre la procedencia del crédito fiscal”4 .

En el caso de la interposición de una reclamación tributaria contra Resoluciones de


Determinación o de Resoluciones de Multa Tributaria, existe un plazo para interponer el
mencionado recurso. Dicho plazo no podrá exceder de los veinte (20) días hábiles contados a
partir del día siguiente de la notificación de los valores. Una vez que se venza dicho plazo, es
posible aceptar la interposición del recurso de reclamación pero con el pago previo de la
deuda tributaria.

Pero cabe mencionar que existe en alguna medida un supuesto en el cual es posible
interponer un recurso de reclamación contra una Orden de Pago y no aplicar la regla de “Solve
et repete”, es decir, que se puede admitir la reclamación sin el pago previo de la deuda
cuando existan situaciones que evidencien que la cobranza podría ser improcedente. Dicha
regla está contenida en el numeral 3 del literal a) del artículo 119º del Código Tributario.
2. ¿Qué circunstancias permiten evidenciar que la cobranza podría ser improcedente?

Conforme lo señala el numeral 3 del literal a) del artículo 119º del Código Tributario, de
manera excepcional el Ejecutor Coactivo deberá suspender de manera temporal el
Procedimiento de Cobranza Coactiva cuando se hayan emitido Órdenes de Pago y medien
otras circunstancias que evidencien que la cobranza podría ser improcedente. Pero además
se exige que se haya presentado una reclamación tributaria dentro del plazo de veinte (20)
días hábiles de notificada la Orden de Pago, en cuyo caso la Administración Tributaria deberá
admitir y resolver la mencionada reclamación en un plazo de noventa (90) días hábiles, bajo
responsabilidad del órgano competente.

Según este enunciado, el proceder del Ejecutor y de la Administración Tributaria debería ser
de ese modo, sin embargo ello no es así, ya que esta norma en la práctica se desnaturaliza
conforme se explicará a continuación.

Lo primero que hay que analizar ¿qué se entiende por circunstancias que evidencien que la
cobranza podría ser improcedente?

En este concepto debemos incorporar todas aquellas situaciones en las cuales no existiendo
deuda materia de cobro, la Administración Tributaria intenta realizar alguna acción en contra
del contribuyente para exigir la “supuesta deuda”, emitiendo para ello una orden de pago.

Veamos algunos supuestos:

2.1. Se ha efectuado una rectificatoria de una declaración original determinando una menor
obligación, sin embargo la Administración Tributaria ha emitido la Orden de Pago respecto de
la declaración jurada original.
En este supuesto el deudor tributario, en aplicación de lo dispuesto por el artículo 88º del
Código Tributario, ha procedido a rectificar su declaración jurada, determinando para ello un
menor monto de deuda. Como se recordará, la mencionada norma establece que cuando se
efectúe una declaración jurada rectificatoria que implique en alguna medida una menor
obligación a favor del fisco, ésta surtirá efectos recién a los sesenta (60) días hábiles
siguientes de ser presentada, si es que la Administración Tributaria no emitiera un
pronunciamiento sobre la veracidad y exactitud de los datos contenidos en ella, sin perjuicio
que se efectúe más adelante un proceso de fiscalización hacia el contribuyente.

Entendemos que si se ha efectuado una rectificación de declaración jurada y la Administración


Tributaria no la ha tomado en consideración al momento de emitir la Orden de Pago, de
hacerse efectiva la misma (por cancelación voluntaria del propio contribuyente o por el
ejercicio de una acción coactiva del fisco), existirá un saldo a favor del contribuyente, toda vez
que la Administración estaría “desconociendo” la rectificatoria.

Por ello, es necesario considerar pertinente la aceptación de la reclamación tributaria que el


propio contribuyente plantee contra el fisco, a efectos de poder lograr que el valor sea
quebrado.

Sobre este supuesto ya existe un pronunciamiento por parte de la SUNAT, cuando ha emitido
el Informe Nº 302-2005-SUNAT/2B0000, de fecha 09 de diciembre de 2005, según el cual
determinan dos conclusiones:

• Que en el caso de una orden de pago emitida respecto de una declaración jurada original,
cuando dicha reclamación es rectificada determinando un monto menor y posteriormente se
presenta una reclamación contra la orden de pago, no habiendo surtido efecto la rectificatoria;
el reclamante debe cumplir con el pago de la parte de la deuda que no es materia del reclamo
a fin de admitir a trámite su recurso.

• Asimismo, no es exigible el pago previo de la parte de la deuda reclamada, en tanto su cobro


puede resultar siendo improcedente debido a la rectificatoria, pero respecto de la parte que es
disminuida en la rectificatoria y siempre que el recurso haya sido interpuesto dentro del plazo
de los 20 días hábiles de notificada la orden de pago.

2.2. La deuda que se pretende cobrar se encuentra prescrita.

La prescripción en materia tributaria está ligada al cumplimiento de dos condiciones o


elementos comunes como son:

• La ausencia de actuación de las partes involucradas (Administración Tributaria y


contribuyente).
• Que haya transcurrido el tiempo.

Mediante la prescripción, el deudor tributario queda liberado del accionar propio de la


Administración Tributaria que procura efectuar la cobranza de una obligación tributaria a favor
de ella y a cargo del contribuyente. Recordemos que la prescripción no es automática (de
oficio) sino que debe ser solicitada por escrito (petición de parte).

Es por ello que si existe una deuda tributaria que por aplicación de las reglas contenidas en
los artículos 43º a 49º del Texto Único Ordenado del Código Tributario, aprobado mediante
Decreto Supremo Nº 135-99-EF y normas modificatorias, debe ser declarada prescrita, no
tendría sentido que el contribuyente efectúe la cancelación de una Orden de Pago emitida por
la Administración Tributaria si posteriormente esta última declara la prescripción, ya no
procederá la devolución respectiva por dicho pago.

De presentarse este supuesto y la Administración Tributaria emitiera una Orden de Pago


conteniendo la deuda que se encuentra prescrita, no tendría lógica plantear la cobranza de la
referida deuda ya que el contribuyente podría alegar la prescripción como argumento en la
reclamación tributaria contra dicho valor.

El problema que se presenta es que tal y como está redactado el numeral 3) del literal a) del
artículo 119º del Código Tributario, se determina que la Administración Tributaria aceptará el
reclamo interpuesto contra una Orden de Pago solo cuando se haya interpuesto el mismo
dentro del plazo de veinte (20) días hábiles de notificado el valor. Ello significa que si la
reclamación es interpuesta pasado dicho plazo, la Administración Tributaria no la tomará en
cuenta, lo cual no guarda coherencia con lo dispuesto en el artículo 48º del Código Tributario,
el cual señala que la prescripción puede oponerse en cualquier estado del procedimiento
administrativo o judicial.

Lo anteriormente señalado nos permitirá observar que el contribuyente podría presentar una
solicitud de prescripción (como un procedimiento no contencioso) contra la deuda que es
materia de notificación de la Orden de Pago, el problema que se presentará es que la solicitud
de prescripción no interrumpe los efectos de la cobranza coactiva a diferencia de un reclamo
tributario.

2.3. La orden de pago no puede sustentarse en una determinación de la deuda tributaria


que no fue efectuada por el contribuyente.

Entendiendo que cuando existen declaraciones juradas presentadas por el propio


contribuyente, éstas contienen la determinación de la deuda tributaria ante el fisco, resulta
válido entonces que la SUNAT emita sobre dichas declaraciones la Orden de Pago, a afectos
de poder materializar el cobro de la deuda tributaria.

De este modo, al ser un presupuesto básico que la determinación del tributo haya sido
realizada por el propio contribuyente, no podría la Administración Tributaria emitir una Orden
de Pago que contenga montos mayores a los que el propio contribuyente ha señalado.

En este caso si la SUNAT notifica al contribuyente una Orden de Pago que contenga una
mayor deuda tributaria a la cual él determinó en su declaración jurada, éste podría interponer
una reclamación tributaria dentro del plazo de los veinte días de notificado el valor y la
Administración Tributaria deberá proceder a su evaluación correspondiente sin la exigencia del
pago previo de la deuda.

2.4. La orden de pago no se sustenta en una declaración jurada presentada por el


contribuyente. Uso de formularios físicos.

El presente caso tendrá validez en la medida que las declaraciones juradas hayan sido
presentadas mediante formularios en donde conste la firma del contribuyente. Cabe
mencionar que hoy en día casi en su totalidad las declaraciones juradas son presentadas
mediante Programas de Declaración Telemática – PDT.

Se trata del caso de un contribuyente que ha recepcionado una Orden de Pago notificada a su
domicilio pero que tiene como base una declaración jurada que él no ha presentado, debido a
que este se encontraba pagando sus obligaciones tributarias dentro del Régimen Único
Simplificado. Sin embargo, la Administración Tributaria alega que existe una declaración
jurada anual del Impuesto a la Renta para personas naturales que ha sido “presentada” por el
mencionado contribuyente y en donde se consigna información que obliga a emitir un valor.

En este caso si el contribuyente presenta una reclamación tributaria extemporánea, la


Administración Tributaria se la declarará inadmisible, al exceder el plazo de los veinte (20)
días hábiles, aún cuando el contribuyente demuestre que se trata de una declaración jurada
no presentada por él.

Aquí es importante mencionar los considerandos emitidos por el Tribunal Fiscal al resolver un
expediente de apelación presentado por el contribuyente con respecto a este caso. Nos
referimos a la RTF Nº 2475-5-2002 de fecha 08.05.2002, la cual menciona lo siguiente:

“…la Orden de Pago Nº 103-01-0010071 fue emitida por el pago de regularización del
Impuesto a la Renta del ejercicio 1998, al amparo del numeral 1 del artículo 178º del Código
Tributario, es decir, en base al tributo autoliquidado en la declaración presentada por la
recurrente, habiéndose presentado la reclamación contra el citado valor sin acreditar el pago
previo de la deuda impugnada, alegando la recurrente que existen evidencias que indicarían
que la deuda es,manifiestamente improcedente, conforme a lo señalado en el artículo 119º del
Código Tributario, pues la declaración jurada tomada como base no ha sido presentada por
ella, ya que en el año 1998 se encontraba pagando sus obligaciones tributarias en el Régimen
Único Simplificado.

Que obra en autos la copia certificada de la declaración anual del Impuesto a la Renta –
personas naturales – presentada mediante el Formulario Nº 171, Nº de orden 00486833, en la
que se aprecia la declaración de rentas de primera categoría por S/. 30,720 casillero C), la
determinación de deuda tributaria a favor del fisco por S/. 4,608 (casillero 132) y un importe a
pagar de S/. 00 (casillero 180), advirtiéndose que la firma que aparece en el recuadro donde
se consignan los datos del “representante legal” no coincide con la consignada por la
recurrente en la copia de su documento nacional de identidad que corre en el expediente y en
sus escritos impugnatorios.

Que la Administración solo señala que la presentación voluntaria de la declaración se confirma


desde que la recurrente solicita copias de la misma, lo que no es correcto, puse si bien la
recurrente solicitó copias de todas las declaraciones mensuales de 1998, esto no implica un
reconocimiento de las mismas declaraciones, ya que precisamente al desconocer éstas, la
finalidad del pedido puede dirigirse a verificar el origen de los valores”.

2.5. La deuda tributaria ha sido acogida a un fraccionamiento por parte del


contribuyente.

Cuando se otorga un fraccionamiento de deuda tributaria, la Administración Tributaria ofrece


facilidades como ente recaudador de los impuestos, aportaciones o contribuciones respecto a
quienes no están cumpliendo con el pago de sus obligaciones. Dicho beneficio se otorga luego
de cumplir los requisitos establecidos por el fisco en las normas que aprueban el aplazamiento
y/o fraccionamiento.

Veamos el caso de un deudor tributario que solicite un fraccionamiento, luego de cumplir con
los requisitos la Administración Tributaria esta se lo otorga y el mismo empieza a cancelar las
cuotas que hayan sido establecidas en el mismo. Sin embargo, recibe una Orden de Pago por
el monto total de la deuda antes de solicitar el fraccionamiento, lo cual permite identificar que
se presentarían condiciones según las cuales la cobranza de la deuda contenida en dicha
Orden de Pago sería manifiestamente improcedente, toda vez que la mencionada deuda ya
fue materia de un fraccionamiento, el cual se está cumpliendo.

Entendemos que en este caso el plazo señalado en el numeral 3 del literal a) del artículo 119º
del Código Tributario resultaría innecesario, toda vez que existen razones suficientes para
determinar que la cobranza no procedería. De este modo, la Administración Tributaria debería
admitir a trámite la reclamación aún cuando el plazo de los veinte días haya vencido, debiendo
para ello revisar el fondo del asunto reclamado sin verificar los requisitos de admisibilidad y
por una aplicación de economía procesal.

2.6. El contribuyente mantiene un crédito a favor susceptible de ser compensado con el


monto de la deuda tributaria.

En el presente caso se puede plantear que el contribuyente producto de un pago indebido


efectuado en una fecha anterior y reconocido por la Administración Tributaria en una
Resolución que resolvió un recurso de reclamación anterior presentado por el mismo, existe
un saldo a su favor que puede ser materia de devolución o compensación. Sin embargo el
contribuyente no ha procedido a solicitar ninguna de las opciones antes señaladas. Dicho
saldo acumulado equivale a la suma de S/. 5,500 Nuevos Soles por concepto de pago
indebido del Impuesto a la Renta de primera categoría.

En fecha posterior la Administración Tributaria le notifica una Orden de Pago por la suma de
S/. 1,700 Nuevos Soles por competo de deuda tributaria contenida en la declaración jurada
anual del Impuesto a la Renta por el ejercicio 2007, toda vez que declaró pero no efectuó pago
alguno por falta de liquidez.

Ante la imposibilidad de efectuar el pago el contribuyente pretende plantear una reclamación


tributaria contra la Orden de Pago, señalando que existen circunstancias que evidencien que
la cobranza podría ser manifiestamente improcedente, ya que existe un saldo a favor que es
mayor a la deuda que se le pretende cobrar y que puede ser materia de una compensación.

En todo caso, se debe precisar que el contribuyente puede plantear una solicitud de
compensación a la Administración Tributaria, pero tendría una dificultad, la cual se manifiesta
en que dicha solicitud al calificar como un procedimiento no contencioso no detiene el accionar
de la SUNAT respecto de la Orden de Pago, dicho en otras palabras, no paraliza la cobranza
coactiva que se genere, a diferencia de un recurso de reclamación (procedimiento
contencioso) que sí permite solicitar la suspensión de la cobranza coactiva en tanto dure la
resolución del mismo por la SUNAT.

2.7. El contribuyente discute con la Administración Tributaria la validez de la


notificación de la Orden de Pago.

Pensemos que un contribuyente nunca recibió una notificación del valor sobre el cual se
fundamenta el procedimiento de cobranza coactiva, llevado a cabo por el Ejecutor Coactivo de
la Administración Tributaria. Si el contribuyente se encuentra verificando la validez de la
notificación del valor debido a que tiene sólidos argumentos para hacerlo, resultaría ilógico
que la Administración Tributaria le obligue a pagar la Orden de Pago para proceder a revisar el
fondo del recurso de reclamación que pretenda plantear.

Lo sensato y correcto será que se le permita plantear la reclamación tributaria y el fisco


verifique el fondo del asunto. Ello permitirá observar que existen situaciones que consideren
que la cobranza podría ser manifiestamente improcedente.
3.- Admisión a trámite de la reclamación tributaria contra una Orden de Pago sin
necesidad de efectuar el pago de la deuda.

Si s e configuran las condiciones que consideran que la cobranza podría ser manifiestamente
improcedente, la Administración Tributaria debería aceptar el reclamo tributario presentado por
el contribuyente que las alega y sobre el cual se haya notificado la Orden de Pago, sin
exigencia del pago de la misma en aplicación del principio “Solve et repete”. Analicemos a
continuación dichas condiciones:

3.1. No aplicación de la regla “Solve et repete”.

De presentarse los supuestos antes señalados, entendemos que la Administración Tributaria


deberá dejar de aplicar la regla “Solve et repete”, toda vez que ello permitirá ahorrar tiempo,
dinero y expectativas de recuperación de deuda para la propia Administración ya que, al poder
resolver el expediente de reclamación planteado por el contribuyente en el tiempo que
corresponda de acuerdo a Ley se genera una cierta seguridad jurídica ante los Administrados.

MEDRANO CORNEJO señala que “A pesar del principio de legitimidad es evidente que la
regla resulta manifiestamente injusta si la exigencia que se formula es contraria a la ley o si la
acotación no ha tomado en cuenta todos los elementos para determinar con precisión el
monto debido. En este caso exigir el pago para admitir la reclamación supondría pagar una
obligación cuya cuantía no ha quedado firme y donde el procedimiento consistiría siempre en
una acción de repetición que, en nuestro medio, suele ser resuelta en un lapso muy dilatado”
5.

Ello refleja una realidad en nuestro país, la Administración Tributaria prefiere cobrar hoy y
luego devolver mañana. De manera obvia, luego de un proceso de verificación o fiscalización.

3.2. ¿La Administración tributaria respeta el plazo de los veinte días que se otorgan al
contribuyente para presentar el reclamo tributario?

En realidad el plazo de los veinte (20) días hábiles que puede disponer el contribuyente, que
considera plantear un reclamo tributario por las circunstancias que evidencian que la cobranza
devendría en improcedente, se convirtieron hace algún tiempo en solo diez (10) días hábiles.
Ello tenía una explicación y es por el hecho que cuando la SUNAT notificaba la Orden de
Pago lo hacía conjuntamente con la Resolución de Ejecución Coactiva.

Al notificarse la Orden de Pago junto con la Resolución de Ejecución Coactiva, el primero de


los documentos nombrados otorgaba un plazo de tres (3) días hábiles para poder cumplir con
cancelar la deuda que ya se encuentra determinada por el contribuyente. Al cumplirse el
cuarto día hábil siguiente a la notificación de ambos documentos entraba en vigencia la
Resolución de Ejecución Coactiva, la cual otorga un plazo de siete (7) días hábiles para poder
efectuar la cancelación de la deuda contenida en el valor notificado. Felizmente, hoy en día
esta notificación conjunta de orden de pago y de la Resolución de Ejecución Coactiva ya no se
produce.

Es por ello que cuando el contribuyente considera que existen circunstancias que evidencien
que la cobranza de la Orden de Pago notificada sería improcedente, debe cumplir con
presentar un recurso de reclamación, el cual de conformidad con lo dispuesto en el numeral 3
del literal a) del artículo 119º del Código Tributario, tendría un plazo de veinte (20) días
hábiles.
Respondiendo la consulta planteada en párrafos anteriores, podemos manifestar que la
Administración Tributaria en alguna medida no cumplía con respetar el plazo de los veinte (20)
días hábiles que deberían considerarse para la presentación del recurso de reclamación
correspondiente.

4.- Aplicación de los principios de Celeridad y de Economía Procesal.

Resultaría ilógico y sin sentido que la Administración Tributaria empiece a mover toda su
maquinaria administrativa en efectuar las labores de cobranza respecto de una deuda que en
la práctica no existe, por los motivos analizados anteriormente, con lo cual se perdería tiempo
y recursos que como se sabe son escasos en el Estado.

Imaginemos que un deudor tributario decide efectuar el pago previo de la deuda que es
materia de impugnación en su recurso de reclamación, conociendo que dicho pago devendrá
en un futuro pago indebido. En ese caso, la Administración Tributaria procederá a dar trámite
al citado recurso, debiendo analizarlo, obteniendo luego de un determinado tiempo un
resultado que lleva a la conclusión que lo que señalaba el contribuyente era lo correcto.

En este sentido, si la Administración Tributaria le da la razón al contribuyente declarando


FUNDADO el recurso de reclamación, de manera inmediata se genera un saldo a favor del
mismo, debiendo ser necesario que se presente una solicitud de devolución de tributos, la cual
en la práctica necesariamente va aparejada de una fiscalización tributaria sobre el
contribuyente.

Nótese que la Administración Tributaria ha realizado las siguientes labores:

1. Ha efectuado la notificación de la Orden de Pago al deudor tributario. (Primer acto).


2. La Administración Tributaria exige que se realice el pago previo de la deuda materia de la
reclamación y que se encuentra contenida en la Orden de Pago. (Segundo acto).
3. Recepciona el expediente de reclamación y lo atiende al haberse verificado el pago previo
de la deuda. (Tercer acto).
4. Suspende el Procedimiento de Ejecución Coactiva, mientras dure el proceso de revisión del
recurso de reclamación. (Cuarto acto).
5. Emite respuesta favorable al contribuyente reconociendo el saldo a favor del contribuyente
como pago indebido, dejando a salvo el derecho de pedir la devolución correspondiente.
(Quinto acto).
6. Recepciona el expediente de devolución de pago indebido. (Sexto acto).
7. Realiza fiscalización al contribuyente antes de proceder a la devolución. (Sétimo acto).
8. Emite respuesta favorable al contribuyente, procediendo a la devolución del tributo pagado
indebidamente. (Octavo o acto).

Nótese que se ha producido en total ocho (08) actos por parte de la Administración Tributaria,
los cuales están orientados a realizar el cobro de una deuda que reúne características que
desde un inicio su cobro era manifiestamente improcedente. Ello ha generado sobrecostos
tanto en el accionar propio de la Administración Tributaria, al mover toda su maquinaria
administrativa, como también en el caso del contribuyente, el cual se ha visto perjudicado al
existir una sensación de desamparo jurídico e incertidumbre por todo el tiempo que duró el
proceso de la reclamación y la devolución respectiva del pago indebido de tributos.

Conforme lo determina la Norma IX del Título Preliminar del Código Tributario, se autoriza la
aplicación supletoria de los Principios del Derecho. De este modo, es posible aplicar en lo no
previsto por el Código Tributario o en otras normas tributarias, conceptos o normas distintas a
las tributarias siempre que no se les opongan ni las desnaturalicen. En vía supletoria se
podrán aplicar los Principios del Derecho Tributario, o en su defecto, los Principios del
Derecho Administrativo y los Principios del Derecho.

4.1. El Principio de Celeridad:

Es interesante citar para el presente caso planteado, el cumplimiento de manera supletoria del
Principio de Celeridad, consagrado en el numeral 1.9 del artículo IV del Titulo Preliminar de la
Ley del Procedimiento Administrativo General, aprobada mediante Ley Nº 27444. Dicho
Principio señala que:

“Quienes participan en el procedimiento deben ajustar su actuación de tal modo que se dote al
trámite de la máxima dinámica posible, evitando actuaciones procesales que dificulten su
desenvolvimiento constituyan meros formalismos, a fin de alcanzar una decisión en tiempo
razonable, sin que ello releve a las autoridades del respeto al debido procedimiento o vulnere
el ordenamiento”.

Sobre el tema, es interesante recoger la opinión de MORÓN URBINA, cuando señala que:

“La celeridad busca imprimir al procedimiento administrativo la máxima dinámica posible, para
alcanzar mayor prontitud entre el inicio y su decisión definitiva, dotando de agilidad a toda la
secuencia. El deber de aceleramiento del proceso corresponde a todos los partícipes del
procedimiento, sean autoridades, particulares, asesores, peritos, etc. En cuanto a la celeridad,
debe tenerse presente que no se trata de una pauta meramente programática sino de una
orientación jurídica de ineludible cumplimiento que hace exigible a la Administración, durante
su labor procesal, que adopte cuantas acciones reporten celeridad al procedimiento.

En la perspectiva positiva de este principio, la celeridad induce a que el funcionario entre


varias alternativas procedentes, en cualquier momento del procedimiento opte por lo que
importe mayor celeridad y sencillez, cumpliéndola en el menor lapso posible” 6.

4.2. El Principio de Economía Procesal:

Atendiendo a la posibilidad que otorga el propio Código Tributario de aplicar los Principios
Generales del Derecho de manera supletoria, es posible invocar el llamado Principio de
Economía Procesal, el cual se encuentra consagrado en el Artículo V del Título Preliminar del
Código Procesal Civil, aprobado mediante Decreto Legislativo Nº 768.

Dicho texto recoge el Principio de Economía Procesal de la siguiente manera:

“Artículo V.- Principios de Inmediación, Concentración, Economía y Celeridad Procesales.- Las


audiencias y la actuación de medios probatorios se realizan ante el Juez, siendo indelegables
bajo sanción de nulidad. Se exceptúan las actuaciones procesales por comisión. El proceso se
realiza procurando que su desarrollo ocurra en el menor número de actos procesales. El Juez
dirige el proceso tendiendo a una reducción de los actos procesales, sin afectar el carácter
imperativo de las actuaciones que lo requieran (el subrayado es nuestro). La actividad
procesal se realiza diligentemente y dentro de los plazos establecidos, debiendo el Juez, a
través de los auxiliares bajo su dirección, tomar las medidas necesarias para lograr una pronta
y eficaz solución del conflicto de intereses o incertidumbre jurídica”.

Como se aprecia, el Juez o la Administración Tributaria (como conductor del proceso si es que
se lo quiere asimilar a un reclamo tributario), debe en aplicación del Principio de Economía
Procesal, verificar que el proceso debe desarrollarse atendiendo a una reducción de los actos
procesales.

Al referirse a la economía procesal debemos considerar que “…el concepto economía, tomado
en su acepción de ahorro, está referido a su vez a tres áreas distintas: ahorro de tiempo, gasto
y esfuerzo” 7.

El Tribunal Fiscal recoge la aplicación del principio de economía procesal en algunas de sus
resoluciones como en la RTF Nº 331-2-99, cuando señaló en uno de los considerandos de
dicha resolución lo siguiente:

“Que sin embargo, al versar el asunto controvertido sobre el atraso en anotar las facturas de
compra del respectivo Registro, asunto sobre el cual el Tribunal Fiscal ha emitido la
Resolución Nº 114-4-99, que constituye jurisprudencia de observancia obligatoria, en virtud del
principio de economía procesal, corresponde emitir pronunciamiento, admitiendo a trámite la
apelación”.

En otra Resolución el Tribunal Fiscal recoge el principio de economía procesal más directa,
conforme se aprecia de la RTF Nº 35-3-1999, al señalar en uno de sus considerandos lo
siguiente:

“Que no obstante ello, cabe indicar que en reiterada jurisprudencia este Tribunal ha señalado
que aún cuando el recurso impugnatorio haya sido presentado extemporáneamente y el
interesado no haya pagado la deuda, corresponde a esta instancia – en aras del principio de
economía procesal – pronunciarse sobre el asunto controvertido cuando el cobro sea
manifiestamente improcedente”.

En este orden de ideas, consideramos prudente establecer que si la Administración Tributaria


no aplica los principios de Celeridad y de Economía Procesal, al momento de aceptar el
reclamo tributario cuando medien circunstancias que establezcan que la cobranza podría ser
improcedente, su labor se entorpecería y además generaría un sobrecosto para ella misma
que finalmente se termina pagando con el dinero de todos los peruanos vía impuestos.

Tengamos presente que “…el retraso en la resolución de las reclamaciones que analizamos
hay que buscarlos más en la complejidad legislativa, en el inmovilismo de determinadas
normas y preceptos que constituyen un foco continuo de divergencias y en determinados
planteamientos e insuficiencias (personales y materiales) administrativas que en un
procedimiento específicamente retardatario. En definitiva, la falta de celeridad responde a
razones político-organizativas y normativas y no procedimentales” 8.

5. CONCLUSIÓN

Conforme se aprecia de la revisión de las normas y de los casos planteados anteriormente,


entendemos que la Administración Tributaria debería aceptar la interposición del reclamo
presentado por el deudor tributario, en la medida que se presenten las condiciones que
presuman que la cobranza de la Orden de Pago notificada podría ser improcedente.

Es más, atendiendo a una mejor administración de las cuentas de los contribuyentes y el no


recargar de manera innecesaria las labores de las áreas de reclamos tributarios y de control
de deuda de los contribuyentes, consideramos importante que se produzca una modificación
normativa en el numeral 3 del literal a) del artículo 119º del Código Tributario, eliminando el
plazo de veinte (20) días hábiles que se exigen para la presentación de un reclamo tributario
cuando medien circunstancias que la cobranza podría ser improcedente.

Entendemos que dicho plazo en la práctica impediría que los contribuyentes puedan presentar
mecanismos de defensa legal en contra de acciones de cobranza de la Administración
Tributaria que como hemos explicado anteriormente

Al eliminarse el plazo en mención los contribuyentes tendrán un mecanismo de defensa más


acorde con el objetivo que se pretende y que es demostrar a la Administración Tributaria que
existen circunstancias que evidencian que la cobranza devendría en improcedente.

______________________

1 El Texto Único Ordenado del Código Tributario fue aprobado mediante Decreto Supremo Nº
135-99-EF y normas modificatorias.
2 ALVA MATTEUCCI, Mario. ¡Presenté un reclamo tributario! Y ahora ¿Quién podrá
resolverlo?. Artículo publicado en el Libro Homenaje a Armando Zolezzi Möller. Editado por
Palestra editores. Lima 2006, páginas 629-630.
3 Ello significa que la Administración Tributaria por el solo incumplimiento de la formalidad
exigida del pago previo de la deuda tributaria para la presentación del recurso contra una
Orden de Pago, declarará la inadmisibilidad por la forma, es decir sin revisar el fondo y
contenido del reclamo.
4 OSVALDO CASAS, José. Principios Jurídicos de la Tributación. En: Tratado de Tributación,
Tomo I Volumen I. Obra a cargo de Horacio García Belsunce. Editorial Astrea. Buenos Aires,
2003. Páginas 395 y 396. Allí incluso se menciona que existe un abandono del “Solve et
repete” en el Modelo de Código Tributario para América Latina.
5 MEDRANO CORNEJO, Humberto. Derecho Tributario. Temas. Lima, 1991. Página 147.
6 MORON URBINA, Juan Carlos. Comentarios a la Nueva Ley del procedimiento
Administrativo General. Editorial Gaceta Jurídica. Lima, 2002. Página 39.
7 MONROY GALVEZ, Juan. Introducción al Proceso Civil. Tomo I. Editorial Temis. Santa Fe
de Bogotá, 1996. Página 98.
8 CALVO ORTEGA, Rafael. Curso de Derecho Financiero. I Derecho Tributario. Parte
General. Octava edición. Editorial Thomson Civitas. Madrid, 2004. Página 375.

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