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Resumen: El presente artículo nace ante el ímpetu de analizar el proceso colectivo en materia de
consumo, es decir, ante la necesidad de garantizar el acceso a la justicia en los reclamos de menor
cuantía y la problemática procesal que plantean las acciones de clase en el ámbito de los
derechos del consumidor. El objetivo de este trabajo es analizar las acciones de clase en menor
cuantía, resarcimiento de daños al consumidor y la eficacia de la ejecución de la sentencia
condenatoria.
Abstract: The present article was born before the momentum analysis of the collective process
in terms of consumption, that is to say, to the need to ensure access to justice in the claims of a
minor nature, and the problematic procedural posed by class actions in the field of the rights of
the consumer. The objective of this work is to analyze the class actions to a lesser amount, claims
for damages to the consumer and the effectiveness of the execution of the judgment of conviction.
*)(*)
Estudiante de la Universidad Nacional de Cajamarca, escuela académico profesional de Derecho y ciencias
políticas del segundo año (tercer ciclo), grupo “A”, correo: dvaldiviar18_2@unc.edu.pe
Key words: Class actions, consumer associations, damage, lesser amount.
I. Introducción
Todos somos consumidores en mayor o menor medida. Por eso es importante reconocer
que como tales tenemos derechos que exigir e identificar cuáles son estos, pues ello
redundará en una actitud más reflexiva frente al hecho cotidiano de consumir.
La falta de acceso a la justicia en los reclamos de menor cuantía ha sido uno de los
criterios para habilitar el proceso colectivo en los casos de derechos individuales homogéneos
en materia del consumidor. Se asume que, en estos casos, el costo esperado de realizar un
reclamo judicial supera los beneficios estimados, siendo así, que para muchos consumidores o
para todos “no valdrá la pena” iniciar un juicio, dados los costos económicos y no
económicos que demandaría, comparado con el escaso beneficio de ganarlo.
Las acciones de clase son procesos colectivos en los cuales se agrupan todas las partes en
casos que por complejidad en la prueba o altos costos no admiten una acción individual y
permiten que causas con pretensiones individuales muy pequeñas que no puedan plantearse
específicamente se resuelvan en un solo juicio. (Tolosa, 2017).
En relación a ambos aspectos, Tolosa (citado por Ramírez Muñoz de Toro, 2016) se
legitima el ejercicio de la acción de clase, por parte de una asociación de consumidores y
usuarios para la defensa de estos y que puedan solicitar judicialmente una indemnización por
un mismo hecho dañoso.
Al haber entendido que las acciones de clase son mecanismos para facilitar el
resarcimiento de los daños y perjuicios padecidos por consumidores y usuarios. Se admite
que estas pueden ser contractuales, por ejemplo un importe indebidamente cobrado por la
empresa prestadora del servicio de telefonía o de electricidad o extracontractuales como
daños causados por un producto defectuoso a personas que no lo adquirieron. (Marín, 2011)
No obstante, dichas acciones presentan ventajas y desventajas. Una de las ventajas es que
al configurarse la clase, los costos del litigio se reducen y se posibilita el acceso a un
asesoramiento jurídico especializado. Además, han permitido el acceso a los tribunales de
miles de personas que por su condición social y económica lo tenían denegado. Asimismo,
se fortalece la posición negociadora de los representantes, que individualmente es muy débil
frente a la demandada, por tratarse generalmente de empresas.
Por otro lado, las acciones de clase que se promueven en defensa de intereses difusos
tienen como beneficio social adicional, ser un medio para promover la protección de un valor
de mayor importancia al individual, un bien colectivo del que toda la comunidad disfruta.
Los grupos de consumidores o usuarios afectados por un hecho dañoso tienen capacidad
procesal suficiente para entablar una demanda. Sin embargo, estos grupos deben cumplir dos
requisitos: Los individuos que componen el grupo estén determinados o sean fácilmente
determinables y que este se constituya con la mayoría de los afectados.
En 2002 se aprobó la Ley N° 27846 que señala que las asociaciones de consumidores
debidamente reconocidas por el Indecopi, están legitimadas para interponer denuncias ante
los órganos funcionales competentes del Indecopi, sea en defensa de intereses colectivos o
difusos de los consumidores o para presentar denuncias en representación de sus asociados y
de los consumidores que otorguen poder a su favor.
La legitimación para interponer una acción colectiva es uno de los temas más debatidos
en la jurisprudencia y doctrina analizada. Pues, la legitimación es la capacidad o aptitud de
una persona física o jurídica para intervenir en un proceso judicial, asimismo, importa un
presupuesto de radical importancia en el proceso colectivo en el cual se invoca
representación de personas que no tienen intervención directa en el juicio.
En cuanto al abasto, este no se da en un plazo razonable para resolver los casos. . Tampoco
se tienen indicadores de impacto ni manuales de las mejores prácticas que orienten a los
grupos involucrados: consumidores, proveedores y al propio gobierno. No existe una política
de calidad en el ofrecimiento del servicio ni en la elaboración de bases de datos, ni un buen
sistema de monitoreo e información.
VII. Conclusiones
Vistas todas las situaciones requeridas, se puede concluir que la protección al consumidor
en Perú se desarrolla dentro de un marco legal que ha evolucionado y se ha ido fortaleciendo
con la Implementación del Código de Protección y Defensa del Consumidor, La ley del
Consumidor y el Indecopi.
GIDI, Antonio, “Las acciones colectivas y la tutela de los derechos difusos, colectivos
e individuales en Brasil”, traducción de Cabrera Acevedo Lucio, México, 2004.