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Boscolo, L (2000) Terapia Sistémica Individual

1 Una Teoría en evolución

Nuestro modelo sistémico actual, que nos inspira en el trabajo con el individuo, se ha desarrollado
a través de una serie de experiencias de investigación, de consulta y de terapia con familias y
parejas. Al principio recurrimos al enfoque estratégico- sistémico (..) después, al enfoque sistémico
de Milán, como llego a desarrollarse en el decenio de 1975-1985, y luego, al mismo modelo,
enriquecido primero por las contribuciones del constructivismo y de la cibernética de orden
segundo, y después por el construccionismo, la narrativa y la hermenéutica. Todos los aportes
teóricos citados han dejado huellas significativas en el modelo actual, al que por esa razón hemos
atribuido, además de la definición de “sistémico”, la definición de “epigenetico” .

(Descripción de algunos trabajos, en los cuales se trata de ver algunas diferencias que ya
comentare más abajo, sobre terapias que se enfocan en el sujeto individual, y por otra parte
terapias que se enfocan en la familia y el paciente, pag 18)

Después de meses de trabajo en dos contextos diferentes, operando con dos teoría tan disimiles y
aun antitéticas a juicio de algunos, sea en cuanto a la concepción de la persona humana y de la
naturaleza de los problemas presentados, sea en lo que respecta a los objetivos del cambio y los
modos de obtenerlo, se volvió muy difícil trabajar manteniéndose fiel a las premisas teóricas y a
los consiguientes dictámenes tácticos de cada una de las teorías (…) el terapeuta comprendió que,
para satisfacer su curiosidad científica con estos casaos,, estaba pagando un alto precio: la
creación de un contexto confuso que minaba su relación terapéutica.

A esta altura es importante describir cuales eran, en esa época, las diferencias principales entre los
dos modelos y los dos tipos de terapia (…)

1- En el modelo psicodinámico, el síntoma era considerado un epifenómeno de un conflicto


inconsciente y el objetivo primario era la resolución de los conflictos más que la
desaparición de los síntomas, mientras que en el enfoque estratégico-sistémico, basado
en una visión de causalidad circular, el síntoma y su persistencia eran considerados dentro
de un contexto relacional en el cual las “tentativas de solución” se convertían en el
problema; por lo tanto el objetivo era romper las pautas rígidas y repetitivas con las cuales
se conectaba el síntoma.
2- Ya esta primera distinción sugiere diferencia: el psicoanálisis se interesaba en los aspectos
semánticos de la comunicación, en los significados, en las metáforas, en los símbolos y.
sobre todo, en el pensamiento más que en la acción, por lo cual la toma de
conciencia(insight) era el instrumento terapéutico por excelencia; mientras que el enfoque
estratégico-sistémico, en la acción más que en el pensamiento, razón por la cual entre los
instrumentos terapéuticos más importantes se usaba la prescripción de los
comportamientos para cambiar conductas no deseadas.
3- En el modelo psicodinámico, el principal interés del terapeuta consistía en explorar de qué
modo se relacionaba el cliente consigo mismo, con los otros y, sobre todo, con el
terapeuta. Según la teoría, su modelo de relacionarse reflejaba las relaciones que había
mantenido en un pasado lejano con los objetos primarios, en particular con los miembros
de la familia nuclear. Esta labor terapéutica, cuya finalidad era resolver los conflictos
inconscientes del pasado conectados con las distorsiones de las relaciones transferenciales
del presente, fuente de angustia, de sufrimiento y de los más variados síntomas, era
obstaculizada por las resistencias del inconsciente, a las cuales el terapeuta debía dedicar
tiempo y una atención especial.
En cambio el modelo estratégico-sistémico el objetivo del terapeuta era, como ya se ha
señalado, pedir al cliente que definiera y decidiera que problemas deseada resolver, y
explorar las tentativas infructuosas de resolverlos que habían realizado hasta ese
momento el cliente como las personas significativas con las cuales estaba vinculado (…)

En otras palabras el terapeuta estratégico-sistémico no se ocupaba de los diversos


aspectos de la persona, como las motivaciones, las fantasías, los pensamientos o las
emociones, ni del pasado del cliente y su historia, sino exclusivamente del contexto actual
de las relaciones, en el que las pautas de comportamiento rígidas y repetitivas conectadas
al síntoma llegaban a ser el blanco de las intervenciones estratégicas.

4- Como conclusión del cotejo entre los dos modelos, deseamos destacar dos diferencias
más importantes que existían en aquella época en relación con los objetivos y con el tiepo
necesario para alcanzarlos
A) Objetivos; en la terapia psicodinámica, la función del terapeuta era explorar con el cliente
conflictos particulares y temáticas conectadas con sus sufrimientos y sus dificultades
actuales, para averiguar cómo se habían generado e instalado en el centro de la vida
psíquica del sujeto. La relación terapeuta/cliente, la exploración conjunta y el insight
representaban la modalidad y los instrumentos para resolver los mencionados conflictos y,
a diferencia de lo que ocurría con el enfoque estratégico, los factores específicos de la
terapia (atención, confianza, empatía, etc.) eran de importancia fundamental. En el
modelo estratégico, como ya se ha dicho, los objetivos del terapeuta eran los del cliente:
liberarse de los síntomas ¡¡
B) Tiempo: no sorprende que le tiempo necesario para la conclusión de la terapia fuese mas
largo en el modelo psicodinámico que en el estratégico-sistémico, que comúnmente no
superaba las diez sesiones.

En 1975 tuvo lugar un acontecimiento que cambio notablemente nuestro modo de pensar y de
hacer psicoterapia: la lectura, o mejor dicho el estudio, del libro “verso un´ecologia della mente”
de Gregory Bateson llevaron a modificar y enriquecer el modelo con muchos elementos nuevos,
que tuvieron el efecto de hacernos ir mas allá del aspecto estratégico y desarrollar un modelo
sistémico “puro” que comenzó a ser conocido como “el modelo o enfoque de Milán”

Este cambio radical de perspectiva condujo a un cambio en los objetivos de la terapia; el interés se
desplazo de los síntomas y las pautas de comportamiento a las premisas epistemológicas y los
sistemas de significado, y del tiempo presente, a un marco temporal que comprendía pasado,
presente y futuro. La función del terapeuta llego a ser la de crear un contexto de deutero-
aprendizaje en el cual el cliente pudiera encontrar sus propias soluciones.

Un nuevo interés por el individuo

Desde comienzos de la década de 1980 se ha insistido a una convergencia de intereses entre


diversas orientaciones terapéuticas. Algunos terapeutas que tradicionalmente se habrían dedicado
a la terapia individual se abrieron incluso a la terapia de familia y de pareja (inspirándose en
ciertos casos, en la visión sistémica) ejemplos (…)

Otra razón del interés por la terapia sistémica individual provino de los alumnos que, durante los
cursos de formación en la terapia familiar sistémica, a veces representaban en la supervisión casos
de terapia individual tratados en sus contextos de trabajo. Los alumnos que frecuentemente se
veían obligados, sea por exigencias de los servicios públicos en los cuales trabajaban o por
necesidades financieras inherentes a la práctica privada, a tratar a sus pacientes en forma
individual, con una cantidad de sesiones mayor y con intervalos entre los encuentros más breves
que los usados en la terapia familiar.

Investigación sobre la terapia individual: hemos observado que existe un cierto número de
modelos terapéuticos, como los estratégicos que hacen una distinción entre patología y
normalidad sino, en cambio, entre problema y solución. Estos modelos, como ya señalamos, se
basan en el principio de causalidad circular que conecta el problema con la solución (…) Desde el
punto de vista del tiempo, el horizonte temporal está centrado sobre todo en el presente y en el
futuro. Estas terapias breves, caracterizadas por el uso de técnicas específicas para la solución de
determinados problemas, también se han definido como” tecnológicas”.

En cambio, otro grupo de modelos terapéuticos toma en consideración a la persona como


elemento central del proceso terapéutico. El interés principal o recae en la solución de los
problemas sino en el cambio de premisas epistemológicas (bateson, 1972), de la “visión del
mundo” que tiene el cliente o, en otras palabras, en el cambio de historia en la que el cliente está
inmerso. (…)

A esta altura podemos decir que nuestras terapias individuales se inspiraron sobre todo en el
segundo grupo de modelos. Sin embargo, debemos reconocer que incluso nosotros empleamos
algunas veces técnicas probadas, relativas a los enfoques estratégicos y de inspiración eriksoniana.
Es que estas técnicas han demostrado estar en condiciones de resolver con éxito indudable
problemas específicos que afligen al cliente, sobre todo en los casos que esos problemas
obstaculizan seriamente la vida cotidiana (fobias, ataques de pánico, trastorno obsesivo-
compulsivo).

Nos damos cuenta de que usar las dos modalidades terapéuticas descriptas implica una
contradicción. Pero evitarla escogiendo uno de los modelos con exclusión del otro seria, a nuestro
juicio, limitativo ¿Por qué abandonar una modalidad de trabajo que en algunos casos ha
demostrado ser simple y eficaz y que nos ha dado no pocas satisfacciones en un determinado
periodo de nuestra labor clínica y de investigación?

Aquí podemos expresar la opinión compartida por muchos, de que un modelo determinado no es
necesariamente óptimo para todos los casos tratados: hay situaciones que parecen responder
mejor a un modelo de terapia breve basada en el problema-solving, que a un modelo que se
propone cambiar la visión del mundo o la historia de un cliente.

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