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Existirán dos objetivos específicos: indagar acerca de la historia personal, familiar y terapéutica de
las imputadas. Y caracterizar la “habitualidad” en la violencia intrafamiliar.
Los problemas de salud mental evaluados en las pericias están relacionados especialmente con
trastornos del ánimo (depresivos), trastornos de personalidad rasgos desadaptativos, trastornos de
ansiedad con estrés post traumático, trastorno de control de impulsos, trastornos del desarrollo,
rasgos suicidas, trastornos psicóticos y cognitivos o deterioro orgánico.
Solo en 16 pericias se solicitó evaluar la existencia de problemas de salud mental, se observo por
los peritos que había problemas de salud mental previos en 57 de las 70 imputadas, al evaluar si
tales problemas se presentaban al momento de hacer la pericia, se constata que 60 de los 70
informes las mujeres imputadas tenían problemas de salud mental.
Un alto porcentaje indica trastornos de personalidad y rasgos des adaptativos, y trastornos del
ánimo depresivo, en frecuencias menores presentan los trastornos de control de impulsos, trastornos
de ansiedad o post estrés traumático, trastornos cognitivos, retraso mental o deterioro organico, y
rasgos o intento suicida. Solo en 7 pericias se hace mención al síndrome de mujer maltratada, 5 en
imputadas por homicidio y 2 por parricidio.
Estas mujeres no suelen tener antecedentes previos de delito, son mujeres en edtapa de adultez al
momento de cometer el delito, se muestran afectadas por la muerte o daño provocado hacia quienes
han sido sus parejas y suelen ser ellas mismas quienes denuncian su delito pese a la larga
victimización y vejaciones sufridas. En relación a ello se ha documentado desde la literatur4a entre
las reacciones de estas mujeres después del homicidio suelen sentir aflicción, pena y horror,
solicitando tras el incidente ayuda medica pese a que ya se encuentran muertos.
Si bien resulta complejo establecer un perfil único es posible señalar que cerca de la mitad de las
mujeres imputadas cuentan con datos lo que podría considerarse antecedentes de problemas de
salud mental o circunstancias gatillantes de ello, cuando los hay se trata de dificultades tempranas
situadas en la infancia en un porcentaje menos de casos, las que estarían referidas a factores
externos, como contextos familiares con negligencia y abandono parental, VIF, consumo excesivo
de drogas o dependencia al alcohol, abuso sexual, todo lo que podria contribuir a patrones
relacionales dañinos.
La indefensión aprendida descrita por Seligman, ha sido entendida como un perdida motivacional
surgida a partir de frustraciones intensas y crónicas que generan la convicción de imposibilidad de
modificar la realidad, actuando tanto a nivel motivacional como cognitivo, conjunto de síntomas
psicológicos a causa de victimización prolongada por parte de la pareja, en mujeres que han sido
golpeadas en repetidas ocasiones.
Aunque no se ha precisado a partir de estudios cuantas veces unas mujer tiene que pasar por este
ciclo antes de ser diagnosticada con el síndrome de mujer maltratada, Walker señalo que una sola
vez ya es suficiente para que los síntomas aparezcan y para que la victima caiga en los patrones de
comportamiento identificados como indicativos de desesperanza aprendida.
Uno de los puntos mas criticados refiere a que el síntoma se refiere a que el síndrome es un
diagnostico que podría resultar estigmatizador ya que evoca la imagen de una mujer patológica,
victimizada y pasiva , se le cuestiona su apariencia de enfermedad una explicación que reduciría el
conflicto a nivel intrapsiquico constituyendo una visión parcial del problema.
Entre estas mujeres existirían ciertar regularidades como la minimización del problema y su
anturalizacion como modo de resolución de los conflictos en conjunto con una tendencia de
autoresponsabilizarse de las agresiones sufridas. En definitiva lo que parece estar en juego en la
dinámica de pareja establecida son patrones de apego disfuncionales, inseguros y mutuamente
dependientes.
Dutton y Painter han desarrollado el modelo de “apego traumático” referido a rasgos centrales de
relaciones abusivas que estarían vinculados en primera instancia a un desequilibrio de poder que
generaría que subordinado y dominante se harian cada vez mas dependientes.
Existe un modelo de ciclo de la violencia que plantea en la primera fase, la fase de tensión con roces
de pareja, abuso físico “menores” y agresiones verbales como maltrato psicológico y debilitan la
autoestima y defensas psicológicas. La segunda fase es un incidente agudo de maltrato que consiste
en la perdida de control de la tensión acumulada, que puede ir desde un empujón hasta un
homicidio, siendo el momento de miedo de la victima. La descarga de tensión llevaría a una tercera
face de reconciliación o luna de miel en donde hay una retracción amorosa en ocasiones con
arrepentimiento inmediato y demostraciones de afecto.
Existen otros trastornos como el de estrés post traumático que se manifestaría a modo de:
Una de las criticas mas severas en la explicación unilateral, ya que se ha hipotetizado que las
mujeres con violencia no serian pasivas frente a esta situación, utilizarían estrategias y esfuerzos
innovadores.
a) problemas prácticos para irse, con miedo, en estado de shock y a menudo físicamente
herida, existiría dificultad para ise y esconderse debido a problemas concretos como qué
hacer con su trabajo y el peligro de ser perseguidas.
b) Temor a las represalias: han intentado escapar y ya han sido golpeadas por eso o porque
crerian que su pareja se vengaría aplicando violencia mayor.
c) Intentos de fuga: es uno de los momentos mas peligrosos para la pareja en una relación
violenta, que puede desatar rabia agitación intentos de homicidio o suicidio.
Un restudio realizado en México concluye que la mayoría de los casos las mujeres cometieron el
delito de homicidio en momentos en que se encontraban fuertemente vulneradas física y
psicológicamente ocurrió en el medio de ataque contra la mujer durante la fase de alerta cuando era
inminente que un ataque estaba por comenzar o durante un intento de escape de la mujer. Se ha
descrito en estos casos al hogar como un cautiverio en el que las mujeres agredidas se sentirían
atrapadas, por lo que se entendería la reacción homicida.
Se puede entender como una mujer termina matando a un hombre justamente por esa sensación de
vulneración permanente y debilidad sin escapatoria, pese a las limitaciones que tiene el síndrome
como argumentación su uso sirve para contextualizarlo en una dinámica de VIF.
VI. Cuando un defensor pide una pericia ¿Qué es lo que está pidiendo?
Las pericias psicológicas tendrían como objetivo procesal avalar la teoría del caso de la defensa,
estarían destinadas a dar respuesta a solicitudes diversas, siendo el objetivo el perfil psicológico y
nivel cognitivo, estado emocional e imputabilidad, luego la credibilidad respecto a la VIF o la data
de ésta en un porcentaje reducido de casos, finalmente pronunciarse respecto a la posibilidad de
acceso al beneficio de libertad vigilada del adulto.
Es posible vislumbrar que solo algunas de ellas tinen profundidad del fenómeno investigado, se
limitan al funcionamiento intrapsiquico, con uso de entrevistas clínicas y métodos proyectivos de
evaluación, destinados a la descripción de personalidad, factores contextuales, relacionales y
relativos a la biografía, etc. En un porcentaje menos hay hipótesis comprensivas de los diagnósticos
de VIF, con incorporaciones explicativas de la violencia como el “síndrome de kla mujer
maltratada”, en las pericias psiquiátricas se c arece de contexttualizacion, concluyendo la mayor
parte de las veces acerca del examen mental, diagnostico de personalidad, sintomatología juicio de
realidad, estatus mental y cognitivo en forma aislada.
VII. Establecer un protocolo implicito de las pericias, la experticia del perito para
responder a la demanda del informe, ¿qué se debe preguntar?
Las pericias revisadas resultan muy disimiles entre si, no existiendo un protocolo de homogeneidad,
depende de la experticia del perito a cargo, los modelos psiquiátricos responden a un modelo
tradicional en examen mental y las psicológicas a modelo de evaluación de personalidad lo que
implica que no siempre responde a lo que se requiere saber.
En este contexto resulta fundamental que los peritos tengan amplios conocimientos no solo d elo
pericial sino del trabajo en VIF en un enfoque de género que permita profundizar en aquellos
aspectos propios del fenómeno a los que difícilmente se tendrá accesos desde otras perspectivas.
Con la necesidad de abordar en forma exhaustiva las variables implicadas en el fenómeno de la
violencia de pareja y el contexto en el que se ha desarrollado permitiendo acceder a la subjetividad
de la imputada acerca de la comisión del delito, como modo de resolución de estos casos.