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La numeración romana es un sistema de numeración que se desarrolló en la Antigua

Roma y se utilizó en todo el Imperio romano, manteniéndose con posterioridad a su


desaparición y todavía utilizado en algunos ámbitos. Este sistema emplea algunas letras
mayúsculas como símbolos para representar ciertos valores. Los números se escriben como
combinaciones de letras. Por ejemplo, el año 2020 se escribe como MMXX, donde cada M
representa mil unidades y cada X representa diez unidades más.

Está basado en la numeración etrusca, la cual, a diferencia de la numeración decimal que


está basada en un sistema posicional, se basa en un sistema aditivo (cada signo representa
un valor que se va sumando al anterior). La numeración romana posteriormente evolucionó
a un sistema sustractivo, en el cual algunos signos en lugar de sumar, restan. Por ejemplo,
el 4 en la numeración etrusca se representaba como IIII (1+1+1+1), mientras que en la
numeración romana moderna se representa como IV (1 restado a 5).

Los números romanos se escriben con letras del alfabeto romano, pero originalmente
provenían de los etruscos, los cuales usaban I, Λ, X, Ψ, 8 y ⊕ para representar I, V, X, L,
C, y M, respectivamente. Los romanos tomaron letras parecidas a los símbolos etruscos
para representar los valores. Así para I y X utilizaron las letras I y X; para Λ lo invirtieron y
utilizaron la V; el símbolo Ψ no era uniforme en el etrusco y evolucionó en diversas
variantes: Ψ → ᗐ → ⊥; de la última, los romanos tomaron la mitad del símbolo que se
convirtió en L al ser la letra más parecida. Para 8 y ⊕ utilizaron las iniciales de los
nombres en latín correspondientes a esos valores: C y M, al no haber letras similares a esos
símbolos. El 500 inicialmente no tenía símbolo, pero el símbolo ⊕ del 1000 también se
representaba a veces con Φ y de la mitad de ese símbolo cogieron la D para representar la
mitad de 1000.

No obstante, parece que los numerales etruscorromanos vienen realmente de muescas,


marcas o rayas que se tallaban en varas, palos y huesos para llevar conteos (como el hueso
de Ishango), usados por pastores tanto dálmatas como italianos hasta el siglo XIX.1 Así, el
numeral 'I' desciende de una muesca tallada en la vara. En la numeración etrusca, cada
quinta muesca era una doble muesca (p. ej., ⋀, ⋁, ⋋, ⋌, etc.), y cada décima muesca era un
tache (X), IIIIΛIIIIXIIIIΛIIIIXII…, muy al estilo de las marcas de conteo europeas hasta
hoy. Esto dio origen a un sistema aditivo: ocho sobre una vara de cuentas eran ocho marcas
—IIIIΛIII— que se podía abreviar en ΛIII (o VIII), ya que la existencia de Λ implica
cuatro muescas anteriores. Por extensión, el dieciocho era la octava muesca después de las
primeras diez, lo que se podía abreviar con X, y así era XΛIII.

Este sistema tiene la particularidad de que los símbolos de mayor valor se escriben con
anterioridad a los de menor valor, al encontrarse estos con anterioridad en la sucesión de
marcas. Por este motivo, este sistema pudo evolucionar a un sistema sustractivo en el que
un signo de un valor menor delante de uno mayor restaba en lugar de sumar, lo que
permitía acortar la escritura de números grandes. Así el número 1999 pasó de
M·DCCCC·LXXXX·VIIII a M·CM·XC·IX. Esto además facilitaba la lectura, ya que la
lectura de más de 3 letras iguales seguidas daba lugar a errores. Así resulta más fácil leer IX
que VIIII, evitando además la confusión de este último con VIII.
Sin embargo hasta la edad media se combinaba el método aditivo (hasta 4 letras iguales
seguidas) con el método sustractivo (símbolos que también restan). Por ejemplo, era
bastante habitual representar el 4 con IIII en vez de IV, debido a que estas dos letras son las
primeras de la palabra IVPITER (Júpiter), el máximo dios de los romanos, por lo que se
consideraba una blasfemía utilizar las iniciales de su nombre.

En la actualidad, no debe repetirse más de tres veces consecutivas un mismo signo. Se


exceptúa la representación del 4 en las esferas de los relojes con números romanos, que
puede hacerse como IV o como IIII.2

Notación moderna
Aunque en textos antiguos se usaban a veces letras minúsculas para representar los
números romanos, en la actualidad los números romanos se escriben solo con forma
mayúscula. La única excepción son los números romanos usados para numerar apartados o
elementos de una lista, que se escriben frecuentemente con minúsculas y reciben el nombre
de romanitos.

Hay que tener en cuenta que la numeración romana, al no ser un sistema posicional, no
requiere del cero. El valor cero (ninguno, nada), al no ser realmente un valor, no se
representa en un sistema aditivo como el de la numeración romana. Por este motivo, los
romanos desconocían el cero, que fue introducido en Europa posteriormente con la
numeración arábiga.

Para la notación moderna de los números romanos se utilizan las siguientes normas:

 Los números se leen de izquierda a derecha empezando por los símbolos con mayor
valor, o conjunto de símbolos de mayor valor.
 Un símbolo seguido de otro de igual o inferior valor, suma (p. ej., X·X·I = 10+10+1
= 21), mientras que si está seguido de otro de mayor valor, ambos símbolos forman
un conjunto en el cual debe restarse el valor del primero al valor del siguiente (p.
ej., X·IX = 10+[10-1] = 19).
 La unidad (I) y los números con base 10 (X, C y M) pueden repetirse hasta 3 veces
consecutivas como sumandos.
 Los números con base 5 (V, L y D), no pueden repetirse seguidos, ya que la suma
de esos dos símbolos tiene representación con alguno de los símbolos anteriores.
 La unidad y los símbolos de base 10 también pueden estar restando antes de un
símbolo de mayor valor, pero con las siguientes normas:

1. Sólo pueden aparecer restando sobre los símbolos con base 5 y 10 de valor
inmediatamente superior, pero no de otros con valores más altos (p. ej., 'IV',
'IX' o 'XC', pero no 'IL' ni 'IC' ni 'XM').
2. En el caso de estar restando, no pueden repetirse.

 Los símbolos con base 5 no pueden utilizarse para restar (p. ej., 45 se escribe 'XLV'
y no 'VL')

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