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Adrián Montoya Álamo

La república – Platón
X
Este texto de Platón comienza tratando sobre el carácter del canto y sobre la melodía.
Se afirma que la melodía está compuesta de tres elementos: palabras, armonía y
ritmo. Las palabras puestas en música deben seguir las mismas normas que siguen las
que son tan solo habladas, acomodándose a estas la armonía y el ritmo, nunca al
contrario.
Se hace aquí un análisis de las armonías quejumbrosas, para prohibirlas en sus
músicas. Se concluye que la lidiana mixta y la lidiana aguda, junto con otras semejantes
son perjudiciales para la mujer y el hombre. También se afirma que las armonías
afeminadas y propias de los festines, las cuales llevan a los guardianes a la embriaguez,
la molicie y la pereza; son la Jonia y la Lidia. En contraposición, se conciben las
armonías dórica y frigia como voluntaria y violenta, respectivamente, que imitan a la
perfección los acentos del hombre desgraciado, del dichoso, de la prudencia y de la
bravura. Estos modos son los que deben utilizarse para crear la música.
Al prohibir ciertos modos, deben también prescindir de algunos instrumentos de
numerosas cuerdas como el triángulo, el pectis, y la flauta (consideran que es el
instrumento con más cuerdas, al que estos instrumentos imitan).

XI
Aquí se tratan los ritmos, los cuales no deberían ser variados. Se proponen examinar
cuales son los ritmos de un hombre de vida ordenada y valerosa, para adaptar la
medida y la melodía a las palabras de un hombre con esas cualidades. Como ambos
dialogantes del texto no conocen lo suficiente acerca del tema, deciden preguntárselo
a Damón.
Se concluye afirmando que el bien hablar, la bella armonía, la gracia y el ritmo
provienen de la sencillez del alma; cualidad que se atribuye al hombre bueno y sabio.

XII
Se plantean en este apartado expandir sus restricciones no solo a los poetas, sino
también a otros artistas como pintores, arquitectos, etc.; pues temen que sus
guardianes se nutran de ese “veneno” y desarrollen corrupción en sus almas. Creen
que deben buscar a los artistas adecuados para seguir la pista de la naturaleza de lo
bello y de lo gracioso, induciendo a los jóvenes a amar y a imitar lo bueno. Lo
consideran la mejor educación posible.
Efectos de la educación por la música
Se concibe la música como la parte más esencial de la educación, pues el ritmo y la
armonía penetran en el interior del alma, comunicándole belleza a esta.
Se afirma que quien está debidamente educado alabando las cosas bellas,
alimentándose de ellas; desprecia los vicios desde la infancia.
Sobre el amor sensual
Aquí, plantean que, si un hombre reúne una gran belleza de alma y perfecciones en su
exterior, ese sería el más bello espectáculo. Se llega a la conclusión de que lo más bello
es lo más amado y de que el amor razonable nace del orden y la sabiduría para amar
armoniosamente. Este amor razonable no debe no se debe acercar a la locura ni nada
afín con la incontinencia.
La gimnasia
XIII
Se llega aquí a la conclusión de que después de la música, los jóvenes deben ser
educados en la gimnasia; pues es el alma buena la que proporciona al cuerpo cuanta
perfección le es posible. Se plantea una gimnasia complementaria a la música, simple,
regulada y enfocada a la guerra. Se hace también una comparación entre la
alimentación y el régimen de vida en la gimnasia y la música, donde entran todos los
ritmos y todos los tonos. En la música la variedad produce desorden, y en la gimnasia
enfermedad; la simplicidad en la música produce templanza en las almas, y en la
gimnasia la salud en los cuerpos.

La Política – Aristóteles
Libro quinto
De la educación en la ciudad perfecta
Capítulo I
Condiciones de la educación
En este primer capítulo, Aristóteles dice que la educación de los niños debe ser uno de
los principales objetos de que debe cuidar el legislador. El autor defiende la educación
pública, pues debe ser una e idéntica para todos sus miembros ya que lo que es común
debe aprenderse en común. Dice también que es fundamental saber con precisión lo
que debe ser la educación, si debe comprender solo las cosas de utilidad o también las
de entretenimiento; si debe darse preferencia a la educación de la inteligencia o a la
del corazón; pues no todos compartían opinión.
Capítulo II
Cosas que debe comprender la educación
Según Aristóteles, la educación debe abarcar las cosas que son de absoluta necesidad,
las que no tiendan a convertir en artesanos a quien las practiquen. Estas últimas son
aquellas que no preparan el alma, el cuerpo o el espíritu de un hombre libre para los
actos y la práctica de la virtud. También lo son aquellos cuya recompensa es un salario.
La educación de entonces se divide en cuatro partes: las letras, la gimnástica, la música
y a veces, el dibujo. En cuanto a la música, hay dudas acerca de su utilidad, aunque los

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antiguos la consideraron como parte fundamental de la educación; pues no es solo un
loable empleo de nuestra actividad, sino también un empleo noble de nuestro tiempo
de ocio. Si bien en la música solo se ha encontrado una forma de matar el tiempo, su
práctica es la manera más digna de un hombre libre de pasar el tiempo de ocio.
Capítulo III
De la gimnástica como elemento de la educación
Hay ciertas cosas que es necesario enseñar a los jóvenes, no como útiles sino como
cosas dignas de ocupar a un hombre libre. Aristóteles afirma que se ha demostrado el
hecho de que se debe pensar en formar las costumbres antes que la razón, y el cuerpo
antes que el espíritu. Por esto es necesario someter a los jóvenes a la gimnástica.
Hasta la adolescencia los ejercicios deben ser ligeros, evitando la sobrealimentación y
los trabajos demasiado duros, para que no se detenga el crecimiento del cuerpo. Así se
evita fatigar al cuerpo y al espíritu.
Capítulo IV
De la música como elemento de la educación
La conclusión que obtenemos de este capítulo es que a Aristóteles concibe la música
como una práctica de esclavos, los hombres libres deberían disfrutar del placer de
oírla. A un hombre libre solo se le permite en la embriaguez o por pasatiempo.
Capítulo V
Continuación de lo relativo a la música como elemento de la educación
Aquí se afirma que la música es a la vez ciencia, juego y pasatiempo. Por esto debe ser
agradable, ya que es un remedio a las penalidades del trabajo. Por este mero hecho, ya
debe estar incluido en la educación. También se plantea si es solo un entretenimiento
o tiene una función más importante, pues es capaz de entusiasmar a las almas. La
música es una imitación directa de las sensaciones morales, pues la impresión de los
oyentes cambia conforme va cambiando la armonía. El modo mixolidio entristece el
alma, el dórico le proporciona calma, el frigio nos llena de entusiasmo. El ritmo
también varía el estado moral del oyente. Por esto, no podemos negar el poder moral
de la música.
Capítulo VI
Continuación de lo relativo a la música
Aristóteles concluye que es bueno que los jóvenes estudien música pues, aunque solo
lo hagan a una edad temprana y luego lo abandonen, les permitirá juzgar bien en este
arte. Se deben poner unas delimitaciones al estudio por edades, para que no fatiguen y
deformen el cuerpo dejándolo inutilizado para actividades físicas como la guerra.
En cuanto a los instrumentos, Aristóteles desaconseja la flauta y la cítara o parecidos;
solo permite los que forman el oído y desarrollan la inteligencia.

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Capítulo VII
Conclusión de lo relativo a la música
Aristóteles rechaza aquí aquellos estudios que son propios de los que se dedican a ser
profesores, pues no lo considera como una ocupación digna de un hombre libre, sino
como un trabajo de mercenario que solo sirve para hacer artistas de profesión.
El canto lo divide en moral, animado y apasionado. De la música, asegura se puede
sacar más de un género de utilidad; ya que sirve para instruir el espíritu, para purificar
el alma y como descanso del espíritu después del trabajo.
Clasifica a los oyentes en dos tipos: los que son libres e ilustrados y los artesanos y
groseros mercenarios. Como en estos últimos el alma se ha torcido, necesita armonías
tan desagradables como ella y cantos de un color falso y de una gran rudeza.
En la educación solo se admitirán los cantos y armonías con un carácter moral, usando
sobre todo el modo dórico, varonil y moral. Debe ser enseñado con preferencia este
modo a la juventud.
Concluye diciendo que en la educación musical se requieren tres cosas: evitar todo
exceso, hacer lo que sea posible y finalmente hacer lo que sea oportuno.

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