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Clínica y Salud, 2003, vol. 14 n°. 2 - Págs.

333-359

ARTÍCULOS
Diagnóstico categorial versus
dimensional
Categorical versus dimensional
diagnosis

NELSON ANDRADE GONZÁLEZ

RESUMEN

En el marco de la Evaluación psicológica clínica, el psicólogo debe dispo-


ner de toda la información necesaria, al objeto de emitir un diagnóstico que
complemente de manera satisfactoria la formulación clínica del caso que
tenga entre manos. La intención de este trabajo es ofrecer un espacio de
reflexión, acerca de las posibilidades de los sistemas de clasificación catego-
rial y dimensional de los trastornos mentales. Se destacan las ventajas que
ambas modalidades ofrecen a clínicos de cualquier orientación teórica, dejan-
do entrever en su utilización una posible coexistencia. Finalmente, se hace
hincapié en la necesidad de perfeccionamiento de ambos procedimientos,
con el fin de alcanzar un nivel explicativo respecto al hecho psicopatológico,
hablar en un futuro de clasificaciones científicas de base etiológica y permitir
una mayor proximidad entre la perspectiva psiquiátrica y la psicológica.

ABSTRACT

Within the frame of clinical psychological evaluation, the psychologist needs


all the necessary information in order to give a diagnosis that satisfactorily
supplements the clinical formulation of the case in hand. This paper tries to

1 Servicio de Psicología Aplicada, UNED, Guadalajara. e-mail: nelsonandrade2001@yahoo.com

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Diagnóstico categorial versus dimensional

offer a reflection space on categorical and dimensional classification of men-


tal disorders. Advantages of both classifications for clinicians of any orienta-
tion are highlighted, hinting a possible coexistence in their use. Finally, the
need for an improvement of both procedures is emphasized in order both to
reach an explanatory level of the psychopathological event, to lay the grounds
for etiologically-based scientific classifications in the future, and to bring nea-
rer the psychiatric view to the psychological one.

PALABRAS CLAVE

Diagnóstico, Categorial, Dimensional.

KEY WORDS

Jung’s life, work and psychotherapy.

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N. Andrade

INTRODUCCIÓN Toda clasificación adquiere valor


por su universalidad. Desde que
Los enfoques teóricos sobre la Zubin (1967) diese a conocer la
conducta anormal son múltiples. existencia de más de 50 sistemas
Toda clase de modelos han surgido diferentes de clasificación de los
con la intención de dar cuenta del trastornos psíquicos, las cosas
hecho psicopatológico y de su pos- parecen haber mejorado. Las últi-
terior clasificación. Sin embargo, mas clasificaciones del tipo DSM
consideramos que los modelos psi- de carácter multiaxial y ateórico se
copatológicos más relevantes y han extendido a lo largo del plane-
vigentes en la actualidad, son el ta, estableciendo criterios diagnós-
modelo biológico, el modelo con- ticos, sobre la base de conductas o
ductual y el modelo cognitivo, admi- síntomas observables directa o
tiendo que en el abordaje conductual indirectamente. A pesar de los
entran en juego los fenómenos cog- importantes esfuerzos y recursos
nitivos y fisiológicos, y que la con- invertidos, sus resultados son toda-
ducta psicopatológica es algo tan vía mejorables y en algún caso
complejo, que difícilmente puede ser insatisfactorios, razón por la cual
explicado a través de un sólo modelo. cobran cada día mayor interés los
intentos de clasificación dimensio-
Los comportamientos anormales nal.
se caracterizan, básicamente, por
ser fenómenos complejos, multide- El propósito de este trabajo es
terminados e incomprensibles, comentar algunos aspectos rele-
siendo necesario establecer un pro- vantes del presente y futuro de los
cedimiento organizador que facilite sistemas de clasificación categorial
su estudio. Una retrospectiva histó- y dimensional. No se ha pretendido
rica confirma la existencia de enfrentarlos sino, por el contrario,
numerosos intentos de clasificación destacar la utilidad que juntos o
de la conducta patológica, acorde por separado pueden ofrecer a clí-
con los desarrollos y valores pro- nicos de cualquier orientación teó-
pios de cada época. En la actuali- rica, dando por superadas las anti-
dad, los esfuerzos se han dirigido a cuadas disputas entre la realiza-
determinar la presencia de posibles ción de un diagnóstico tradicional
elementos comunes en cada una de carácter nosológico o la elabo-
de estas alteraciones, lo que ha ración de una evaluación psicológi-
dado lugar a sistemas clasificato- ca de carácter cognitivo-conduc-
rios que, en mayor o menor medi- tual que, en nuestro caso, acos-
da, han servido para ordenar nues- tumbramos realizar simultánea-
tras observaciones. mente.

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Diagnóstico categorial versus dimensional

DIAGNÓSTICO CATEGORIAL éste no se estructura ante noso-


tros, o no podemos percibirlo, de
El Diccionario de uso del español manera total.
de María Moliner (1991) define el
término nosografía como descrip- Siguiendo a Lemos (1997) exis-
ción de las enfermedades. En esta ten diversas estrategias a la hora
línea, la nosografía psicopatológica de ordenar los elementos en cate-
se ocupa de la denominación, des- gorías dentro de un sistema clasifi-
cripción y diferenciación de las catorio:
enfermedades mentales, teniendo
como finalidad alcanzar una taxo- 1. Esencialista: sirvió de base
nomía o nosología de la patología para el sistema evolutivo de Dar-
psíquica (Ávila, 1990). Hemos pre- win, en el que la esencia viene pro-
ferido hablar desde un principio de porcionada por el concepto de
nosografía psicopatológica, con el especies.
objeto de: a) no circunscribirla al
ámbito exclusivamente psiquiátrico 2. Numérica: basan su organiza-
y b) de subrayar la afirmación de ción en la observación empírica y
Castilla del Pino (1980), quien hace en el cómputo matemático del
ya tiempo que manifestó que la máximo número de características
Psiquiatría trata del sujeto que compartidas por los sujetos.
muestra alteraciones psíquicas o
3. Empirista: esta táctica se limi-
de la conducta, bien sean por con-
ta estrictamente a los hechos
diciones fisiopatológicas de su
observables.
organismo, bien por condiciones
inherentes a las experiencias de él
4. Inferencial: basa las clasifica-
como sujeto, bien por las relacio-
ciones en suposiciones o inferen-
nes habidas con el medio en el que
cias, respecto a las causas o pro-
este sujeto se desenvuelve.
cesos subyacentes.
Una clasificación es una opera-
5. Monotética: fundamenta la
ción por la que se reduce la com-
clasificación en una sola variable o
plejidad de una parte de la realidad,
en un reducido número de caracte-
ordenándola en categorías según
rísticas.
algún tipo de criterios establecidos
de antemano. Se trata de un inten- 6. Politética: apoya la clasifica-
to de organizar y comprender estas ción en la existencia de un determi-
partículas de realidad y establecer nado número de características
una visión coherente del mundo, compartidas por una proporción
apoyándose en el hecho de que

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significativa de los miembros de Una de las primeras aproxima-


una categoría, sin que ello suponga ciones a las clasificaciones psico-
la total homogeneidad de sus patológicas la encontramos en los
miembros. Este tipo de estrategia trabajos de Pinel. Sin embargo, sus
se corresponde con las taxonomías antecedentes próximos habría que
prototípicas, las cuales se susten- buscarlos en la obra de Griesinger,
tan en un ideal teórico o prototipo Westphal y Kalhbaum, antes de
de referencia. que emergiera la significativa apor-
tación de Kraepelin, cuya nomen-
Cualquiera que sea la estrategia clatura fue expuesta personalmente
utilizada, uno de los principios ele- en la Asamblea Constituyente de la
mentales en los que se apoya un Asociación Española de Neuropsi-
sistema clasificatorio, en un afán quiatría, celebrada en 1924, ejer-
adaptativo y pragmático, es el de ciendo una gran influencia en la
beneficiar la economía cognitiva Psicopatología contemporánea.
intentando que cada una de sus Schneider, por su parte, representó
categorías nos proporcione la una sistemática distinta en la clasi-
máxima información posible con el ficación de los trastornos, plante-
menor coste cognitivo. Para ando la existencia de dos grandes
Ballesteros (2000) una categoría es grupos de alteraciones: 1) varieda-
una clase de objetos o hechos que des anormales del modo de ser
tienden a agruparse juntos tenien- psíquico y 2) anomalías psíquicas
do, entre ellos, alguna semejanza que son consecuencia de enferme-
en común. De manera más opera- dades y malformaciones.
tiva, una categoría estaría definida
por un número de criterios necesa- Las clasificaciones psicopatoló-
rios y suficientes para situar a un gicas de consenso estadouniden-
individuo, que posea estas carac- ses, tras una serie de prolegóme-
terísticas, como miembro de dicha nos, se estrenaron en 1952 cuando
clase. Próximos ya al tema que la Sociedad Americana de Psiquia-
nos ocupa, cualquier categoría tría (APA) publicó la primera edi-
diagnóstica propuesta por los ción del Manual Diagnóstico y
actuales sistemas de tipificación Estadístico de los Trastornos Men-
psicopatológica del tipo DSM, tales (DSM-I), cuyas categorías
implicaría que ésta posee un cierto diagnósticas se organizaron en
número de rasgos definitorios, de torno al concepto de reacción pro-
forma que el clínico fundamente su puesto por Adolf Meyer. La segun-
diagnóstico en virtud de la presen- da edición DSM partió de la sec-
cia de algunos de estos indicado- ción de trastornos mentales de la
res. 8ª edición de la Clasificación Inter-

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Diagnóstico categorial versus dimensional

nacional de Enfermedades (CIE-8) La aprobación del DSM-III-R se


de la O.M.S., publicándose ambas, produjo en Diciembre de 1986. Se
de manera simultánea en 1968. El pretendió ofrecer una respuesta
DSM-II se caracterizó por la elimi- más satisfactoria a criterios poco
nación del término reacción y por precisos, inconsistentes o contra-
su carácter descriptivo. Fruto de dictorios, proponiendo idénticos
los principios adoptados en los cri- objetivos que la versión preceden-
terios Feighner y de los criterios te, como paso intermedio a la pre-
diagnósticos de investigación paración de la cuarta edición (Ávila,
(RDC) y precedido de numerosos 1990). El DSM-IV publicado en
estudios financiados por el NIMH, 1994 alcanzó un mayor refinamien-
surge el DSM-III aprobado por la to respecto a la edición anterior,
APA en Mayo de 1979, cuyo Comi- debido fundamentalmente al interés
té de preparación marcó la existen- en otorgar destacada preferencia a
cia de algunos de los siguientes los resultados de las investigacio-
objetivos y características, algunas nes sobre cualesquiera otros crite-
de las cuales no fueron plenamente rios de decisión, si bien es cierto
cubiertas: que no se produjo un cambio radi-
cal en su conceptualización respec-
a) Sobre la base de categorías to a las dos últimas ediciones. En la
diagnósticas fiables, habría de ser actualidad disponemos de su ver-
útil para indicar tratamientos y sión revisada, publicada en España
adoptar decisiones en las diversas en 2002, cuyos cambios también
situaciones clínicas. De esta mane- se justificaron mediante una base
ra, podría ser utilizado por clínicos racional y una revisión sistemática
e investigadores de diferentes de datos experimentales relevan-
orientaciones teóricas y ser rele- tes, manteniendo al mismo tiempo
vante para la formación de los pro- su naturaleza politética y prototípi-
fesionales de la Salud Mental, man- ca que constituye, como en publi-
teniendo, al mismo tiempo, la caciones anteriores, una de sus
mayor compatibilidad posible con características fundamentales.
la CIE-9 (Ávila, 1990).
No es nuestro propósito realizar
b) Introduciría un sistema de un análisis pormenorizado de un
diagnóstico multiaxial, con el fin de Manual bien conocido. Empero,
organizar la información correspon- destacaremos algunos aspectos
diente a las diversas facetas de que nos parecen representativos
cada trastor no, adoptando un del DSM-IV-TR (2002):
carácter empirista, ateórico y des-
criptivo (Lemos, 1997). 1. Destaca su honestidad res-

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pecto al término trastorno mental, 5. Los árboles de decisión diag-


dado que dicha denominación nóstica que propone, facilitan que
implica una distinción desafortuna- el clínico comprenda la estructura
da entre trastornos “mentales” y jerárquica de esta clasificación, sin
“físicos”, procedente de un anacro- que en ningún caso los enunciados
nismo reduccionista del dualismo o preguntas de dichos algoritmos
mente / cuerpo. puedan sustituir a los criterios diag-
nósticos propuestos.
2. No clasifica a las personas,
sino que clasifica los trastornos de 6. Uno de sus aspectos más
las personas que los padecen. relevantes, presente ya en las últi-
mas ediciones, lo constituye su
3. Como ya se ha dejado entre- estructura multiaxial. Este sistema
ver, el sistema DSM divide los tras- organizado de cinco ejes facilita
tornos mentales en diversos tipos o una evaluación completa de los
clases, basándose en una serie de distintos trastornos clínicos, de los
criterios con rasgos definitorios. Sin trastornos de la personalidad, de
embargo, admite que no existen las enfermedades médicas, de los
límites rígidos en las categorías problemas psicológicos y sociales
postuladas. Esto es el resultado de del individuo y de su nivel de activi-
aplicar una estrategia politética que dad, dando cabida a un modelo
limita la estereotipia, proporciona biopsicosocial indispensable en la
una mayor flexibilidad diagnóstica y clínica, la enseñanza y la investiga-
refuerza la variabilidad intragrupo, ción.
aspecto que se refleja en la posibili-
dad de contemplar la heterogenei- 7. Existe evidencia de que los
dad de individuos con el mismo síntomas y curso de buena parte
diagnóstico, la dificultad de diag- de los trastornos están influidos por
nosticar los casos límite y la nece- factores étnicos y culturales. Por tal
sidad de recoger información clíni- motivo, el apartado dedicado a los
ca adicional que vaya más allá del rasgos vinculados a la cultura,
diagnóstico. constituye otro de sus aspectos
destacados, destinado a facilitar su
4. Se caracteriza por su carácter aplicación a personas de diferentes
descriptivo, ateórico y, salvo en culturas o etnias.
aquellos casos bien establecidos,
por su no adscripción a formulacio- Las críticas más o menos funda-
nes etiológicas de ninguna clase. das a los sistemas clasificatorios
Todo esto ha contribuido a minimizar como el que venimos analizando
las disputas y facilitar su aceptación. son bastante conocidas. La mayo-

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Diagnóstico categorial versus dimensional

ría de ellas han surgido y surgen discordancia de pruebas. Sin


desde algunos sectores de la Psi- embargo, algunos temas en los que
cología Clínica y de la Psiquiatría. la información era insuficiente y en
Aunque el terreno está abierto a temas de categoría conceptual, la
futuras mejoras y/o reformulacio- literatura empírica revisada se com-
nes, no pretendemos profundizar pletó mediante decisiones consen-
en estas objeciones, dado que lo suadas de los grupos de expertos.
que parece subyacer a ellas son
diferencias epistemológicas, que b) Los cambios introducidos en
no hacen más que conducirnos a el DSM-IV-TR (2002), se han apoya-
discusiones pseudoideológicas que do igualmente en datos empíricos
no contribuyen a coordinar el traba- concretos, a través de una revisión
jo de los distintos profesionales. Lo sistemática y detallada de la litera-
que sí merece la pena es que algu- tura científica.
nos de los aspectos relevantes
como los ya mencionados, se com- c) Supone un medio de reducir
pleten de manera sucinta con algu- la complejidad de un conjunto bas-
nas de las siguientes propiedades tante amplio de observaciones, de
que consideramos claramente manera que permita una accesibili-
positivas y ventajosas de este tipo dad estadística, merced a la utiliza-
de sistemas clasificatorios: ción de códigos precisos y fácil-
mente catalogables.
a) Su principal objetivo fue el de
otorgar prioridad a los resultados d) Mezzich (1984) manifiesta que
de las investigaciones. Diferentes la manera más usual de clasificar
grupos de trabajo cogieron infor- es la que se realiza mediante cate-
mación empírica de tres fuentes de gorías ya que resulta más familiar a
datos: los clínicos. En efecto, el DSM-IV-
TR (2002) da a conocer que su for-
— Revisiones de la literatura mulación representa el método
científica, siguiendo la meto- habitual de organizar y transmitir
dología del metaanálisis. información en la vida diaria.
Actualmente, los Hospitales y Cen-
— Reanálisis de datos. tros de Salud Mental públicos y pri-
vados, las publicaciones y reunio-
— Estudios de campo. nes profesionales hacen continua
referencia a este tipo de categorías.
Se recurrió a estas dos últimas
fuentes, cuando la revisión de la e) Las dos últimas versiones
literatura revelaba una ausencia o DSM y la CIE-10, han influido de

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forma muy notoria en la Evaluación concluyeron que con vistas a un


Psicológica Clínica (Muñoz, 2003). sistema de clasificación multiaxial,
los ejes más útiles se podían situar
f) Una clasificación que facilita la en el siguiente orden de importan-
utilización de categorías y criterios cia: síndromes psiquiátricos, tras-
estables, posibilita un lenguaje tornos físicos, curso de la enferme-
común de cara a la formación de dad, trastornos de la personalidad,
los futuros profesionales, permite la estresores psicosociales específi-
creación de diseños de investiga- cos, duración de la enfermedad,
ción, contribuye a la valoración de rapidez de comienzo de la enfer-
los efectos de los tratamientos medad, funcionamiento adaptativo
(estudios de eficacia), establece actual, psicoticismo, CI / retraso
registros administrativos compara- mental y retardos evolutivos espe-
bles, responde mejor a las exigen- cíficos. En esta línea, la versión
cias de una organización institucio- revisada del DSM-IV (2002) deja la
nal asistencial, al menos teórica- puerta abierta a la inclusión de nue-
mente reduce la distancia entre la vas categorías y ejes diagnósticos.
investigación básica y la práctica De hecho recoge diecisiete pro-
clínica y permite la comunicación puestas de trastornos, una escala
entre psiquiatras y psicólogos clíni- de mecanismos de defensa o estra-
cos. Compartimos plenamente la tegias de afrontamiento, una escala
afirmación de Costello (1992), quien de evaluación global de la actividad
manifiesta que la implementación relacional y una escala de evalua-
de una “etiqueta diagnóstica” se ción de la actividad social y laboral.
hace necesaria para poner, al
menos, una primera base que igua- h) Millon (1984), defensor de las
le el lenguaje de todos los profesio- categorías, mantiene la tesis de
nales implicados considerando, a que los modelos categorial y
nuestro juicio, que esta labor debe dimensional no son excluyentes.
constituir una pieza importante Las evaluaciones, comenta Millon,
dentro del gran puzzle que consti- pueden ser formuladas en estilo
tuye la totalidad del proceso eva- categorial (cualitativo) y luego estas
luativo, crucial preámbulo de una conductas (síntomas) se pueden
terapéutica eficaz. diferenciar de forma cuantitativa o
dimensional. Este punto de vista
g) En otro terreno de cosas, tiene especial relevancia a la hora
merece la pena recordar el trabajo de llegar a un acuerdo respecto a
de Mezzich, Fabrega y Mezzich estos sistemas de clasificación y
(1985), quienes tras encuestar a volveremos sobre él en epígrafes
164 expertos de todo el mundo, posteriores.

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Diagnóstico categorial versus dimensional

Llegados a este punto resulta ellos generalmente se ha seguido


imprescindible clarificar, ampliar y un procedimiento observacional o
desarrollar algunos conceptos. En una epistemología empírica respec-
primer lugar, desde un punto de to a la covariación de los signos y
vista teórico, el DSM-IV-TR no es síntomas observados. Este ha sido
más ni menos que un laborioso y el procedimiento utilizado desde
logrado manual técnico en perma- Hipócrates hasta Kraepelin.
nente crecimiento y sofisticación.
Las categorías diagnósticas pro- 2. Constructos de deducción
puestas no pertenecen ni excluyen teórica: resultan de aplicar un prin-
a ningún colectivo de profesionales. cipio organizador o modelo teórico
Cada experto utiliza el término a los datos observados. Esto daría
depresivo, por ejemplo, en un sen- como resultado una clasificación
tido psiquiátrico o psicológico cen- científica, en la medida que sus ele-
trando su interés según su condi- mentos se agrupen de acuerdo con
ción de clínico, docente o investi- proposiciones teóricas explicativas
gador. Un manual pormenorizado de tipo etiológico, dinámico o
como éste no pretende monopoli- estructural o relativo a estilos de
zar su utilización, máxime cuando comportamiento. Esto ocurre cuan-
desde la Psicología también se han do cada uno de los atributos guar-
realizado intentos de formalizar cla- dan relaciones causales con los
sificaciones categoriales mediante demás atributos.
sofisticadas técnicas estadísticas
tales como el análisis de cluster, y 3. Taxonomías numéricas: son el
el reconocimiento de que aún producto de la aplicación de análi-
queda bastante por conocer res- sis matemáticos y estadísticos a
pecto a la naturaleza de los distin- los datos disponibles, evitando
tos trastornos, en un ser humano, sesgos humanos, inevitables a
sólo concebible como producto nuestro parecer, y dirigidas a
total de una serie ingente de varia- garantizar la homogeneidad de las
bles. categorías.

Según Lemos (1997), en la cons- Sin embargo, el propósito del


trucción de las taxonomías psico- DSM-IV-TR no es otro que suminis-
patológicas es posible seguir enfo- trar un lenguaje descriptivo de los
ques conceptual y metodológica- criterios necesarios y suficientes
mente diferentes, que dan lugar a para situar a un individuo en alguna
tres tipos de entidades clínicas: de las categorías propuestas.
Puede ocurrir que una determinada
1. Trastornos de base clínica: en teoría, como mencionábamos ante-

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riormente, intente dar consistencia básicos de toda sistematización


y apoyo a un sistema clasificatorio. biológica, ya que este tipo de tipifi-
Creemos que esta fase no ha sido caciones se caracteriza fundamen-
sobrepasada por las actuales edi- talmente por la utilización de cate-
ciones DSM, hasta el punto que un gorías que son mutuamente exclu-
sistema taxonómico como éste no yentes y exhaustivas, pero tampo-
representa a ninguna teoría y no se co responde completamente a las
inscribe, salvo casos sobradamente necesidades del modelo cognitivo-
comprobados, en ningún tipo de conductual porque no hace referen-
formulación etiológica. Esto consti- cia explícita a los complejos deter-
tuye una de sus características minantes estimulares que originan y
definitorias: no entrar explícitamen- mantienen los distintos signos y
te en el terreno explicativo. No es síntomas.
posible argüir una ausencia o ambi-
güedad etiológica en muchas de Al mismo tiempo, las diferentes
las categorías diagnósticas del sis- versiones DSM han mostrado como
tema DSM, dado que su propósito los elementos clasificados cambian
y fundamentos justamente no son con el tiempo. Esto debe entender-
éstos. De este modo, no se mantie- se como un reflejo del momento
ne la postura de algunos represen- cultural e histórico en que fueron
tantes de la corriente biologicista editadas. Es muy probable que a
neo-kraepeliniana, quienes han lle- corto plazo y por el influjo de
gado a sostener que el propio modos y modas occidentales, tera-
carácter empirista y descriptivo de peutas de nacionalidad china, ten-
las actuales categorías nosológi- gan una mayor afluencia en sus
cas, validaba de alguna manera, su consultas de pacientes con trastor-
respectivo modelo. Recordemos no depresivo mayor y trastorno dis-
una vez más, que para la construc- tímico; a la vez, ya existen eviden-
ción de las últimas ediciones DSM, cias en Occidente de la aparición
se procedió a efectuar una exhaus- de nuevas patologías relacionadas
tiva revisión de la literatura científi- con la informática y la telefonía
ca, lo que incluía textos y artículos móvil. Esto ilustra como las catego-
procedentes tanto del modelo psi- rías diagnósticas cambian en sensi-
quiátrico como del cognitivo-con- ble medida, no como consecuencia
ductual, participando en este pro- de procesos bioquímicos o estimu-
ceso significativos expertos de lares alterados, que supuestamente
éstas y otras orientaciones teóri- deberían darse en los seres huma-
cas. Además, el sistema DSM no nos de manera universal y atempo-
puede considerarse una clasifica- ral, sino sobre la base de una con-
ción que cumpla con los principios cepción histórica del fenómeno

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Diagnóstico categorial versus dimensional

conocido como enfermedad men- tales y en la inexcusable e irrefuta-


tal, manifestación que da cuenta de ble modulación que ejercen los
un proceso dinámico consustan- determinantes ambientales. Proba-
cialmente unido a la naturaleza de blemente se trate del estadio más
la especie, caracterizándose dicha avanzado del conocimiento psico-
naturaleza, entre otras particulari- patológico o de una nueva era,
dades, por la plasticidad o capaci- pero por el momento debemos
dad para intentar adaptarse a los conformarnos con este tipo de cla-
cambios (Mesa, 1999), que inclui- sificaciones categoriales descripti-
rían, entre otros, los de carácter cul- vas que, a su vez, no se agotan en
tural, religioso, social y económico. sí mismas, dado que se han pro-
puesto otro tipo de alternativas
Quizá en un futuro se pueda lle- tales como la clasificación dimen-
gar a establecer algún sistema que sional.
dé cuenta, a la vez, del terreno
explicativo y descriptivo. Será el
tiempo, como señala Alarcón CLASIFICACIÓN DIMENSIONAL
(1995), en el que se perfeccionen y
utilicen instrumentos computariza- Según Ávila (1990), una clasifica-
dos de medición clínica, de forma ción dimensional no se hace sólo
que la tecnología y la clínica con- por la presencia o ausencia de una
verjan en el ámbito de la identifica- característica, sino también en fun-
ción, medición, descripción, corre- ción de la intensidad o frecuencia
lación y pronóstico, en aras de un de la misma. De esta forma, según
afinado diagnóstico y de un eficaz el autor, las clasificaciones dimen-
tratamiento. El progreso de las cla- sionales intentan describir multidi-
sificaciones residirá probablemente mensionalmente un estado psíqui-
en la necesidad de prestar mayor co o un individuo, en función de un
atención a las sistematizaciones de sistema de referencia teórico u
base teórica y en alcanzar una operacional, siendo el objetivo prio-
mayor comprensión del funciona- ritario la adecuada descripción del
miento humano y, por ende, de la trastorno y no su clasificación.
etiología de todas las entidades clí-
nicas que, con toda seguridad, será Esta posibilidad responde segu-
necesario redefinir o eliminar. En ramente al descontento generado
esta búsqueda de causalidad, las por las tipificaciones categoriales
mejores perspectivas se situarán en tradicionales, el cual ha favorecido,
las investigaciones genéticas, en al mismo tiempo, el desarrollo de
las complejísimas interacciones otras soluciones alternativas, que
entre factores genéticos y ambien- con mayor o menor impacto en la

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comunidad científica y profesional mental del caso individual, la cual


se han organizado, de acuerdo con ha defendido los diseños N=1
Ávila (1990), en una serie de opcio- como forma de aproximarse a la
nes no inspiradas en el modelo evaluación y posterior tratamiento
categorial aplicado a las ciencias de las diferentes patologías, dife-
naturales: renciándose de los estudios de
casos antes citados, por el hecho
1. Desde la perspectiva dinámi- de disponer de controles experi-
ca, en la línea de Karl Menninger, mentales y utilizar medidas más
se propugnó un concepto unitario objetivas.
de salud-enfermedad mental, como
polos opuestos de un mismo conti- 4. La psicopatología cuantitativa
nuo, operativizado a través de dis- que ha pretendido dotar al examen
tintos niveles o etapas progresivas clínico de determinados métodos e
de disfunción. instrumentos de medida cuantitati-
vos o bien el desarrollo de sistemas
2. A partir de Hoche y Schneider para cuantificar las observaciones
se pretendió reducir la gran varie- cualitativas que los clínicos efec-
dad de fenómenos psicopatológi- túan. Sus aportaciones podemos
cos en una teoría unitaria sindrómi- resumirlas en el 1. diseño de pau-
ca, en la que las diversas formas de tas de entrevista estructurada, 1. la
las alteraciones se considerasen construcción de instrumentos
como grados o estadios de un específicos de evaluación tales
único trastorno fundamental. De como la Escala de ansiedad de
este planteamiento surgió la teoría Hamilton o el Inventario de depre-
de la psicosis única, cuyos defen- sión de Beck y la construcción de
sores intentan llegar a un criterio instrumentos de screening múltiple,
básico unitario para el trastorno basados en hipótesis dimensiona-
mental. les.

3. El abordaje del comporta- 5. La taxometría derivada esta-


miento patológico que pone énfasis dísticamente está muy relacionada
en el estudio del caso individual, ha con la propuesta anterior, puesto
sido y es sostenido por: a) el Psico- que también centra su interés en la
análisis, situando su punto de parti- utilización de criterios y procedi-
da en los numerosos estudios de mientos empíricos para la taxono-
casos expuestos y discutidos por mía y clasificación psicopatológica.
Freud a lo largo de su obra y b) la Desde sus comienzos ha intentado
Terapia de Conducta en su vertien- desarrollar sistemas de clasifica-
te conocida como estudio experi- ción derivados de criterios y prue-

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Diagnóstico categorial versus dimensional

bas estadísticas y no de las impre- los criterios mencionados, por sí


siones clínicas fundamentadas en mismo o aisladamente, es suficien-
la observación. Su sistemática de te para definir un comportamiento,
trabajo se podría resumir en los sentimiento o actividad mental
siguientes pasos: como desviada, anormal y/o psico-
patológica (Belloch, Sandín y
— Recopilación de información Ramos, 1997).
sobre un conjunto de varia-
bles relevantes. Algunas de las iniciativas plan-
teadas frente a las clasificaciones
— Análisis de dicha información de tipo categorial, a las que ante-
mediante modelos matemáti- riormente hemos hecho referencia,
cos del tipo análisis factorial, también asumen como punto de
análisis de cluster o escala- partida algunos de estos criterios.
miento multidimensional. Consideramos que los procedi-
mientos dimensionales más difun-
— Identificación de las dimen- didos, han utilizado en buena medi-
siones subyacentes. da el criterio estadístico. El postula-
do central del criterio estadístico es
— Construcción de técnicas de que las variables que definen a una
evaluación basadas en las persona, poseen una distribución
dimensiones formuladas. normal en la población general de
referencia de ese individuo. De esta
— Identificación de criterios
forma la Psicopatología es todo
empíricos tales como niveles,
aquello que se desvía de tal norma-
constructos teóricos, etc.
lidad y que resulta poco frecuente.
Pero además adopta el principio de
Los criterios estadísticos, socia-
la continuidad, de forma que los
les e interpersonales, intrapsíquicos
elementos constitutivos de lo psi-
y biológicos han sido y son los más
copatológico se hallan presentes
influyentes a la hora de compren-
en la normalidad (curva normal)
der, catalogar y explicar el hecho
pero constituyen una exacerbación,
psicopatológico. Los grandes
por exceso o defecto de esa nor-
modelos y sistemas psicopatológi-
malidad. Lo anormal se caracteriza
cos se basan en ellos, diferencián-
así no sólo por ser poco frecuente,
dose entre sí según el mayor o
sino además por contener los mis-
menos énfasis que pongan en cada
mos elementos de la normalidad,
uno de ellos, lo que muchas veces
pero en un grado excesivo o esca-
es poco deseable, sobretodo si
so (Belloch et al. 1997). Las diferen-
tenemos en cuenta que ninguno de
cias entre lo normal y lo patológico

346 CLÍNICA Y SALUD


N. Andrade

serían cuantitativas, de manera que mite estimar los factores (dimensio-


el término anormal sería equivalen- nes) que dan cuenta de un conjunto
te al de Psicopatología, lo que sig- de variables. Su lógica se basa en
nifica de un modo amplio que el principio de la economía de
determinados signos y síntomas variables o parsimonia, es decir,
(conductas), rasgos o marcadores que las complejas relaciones entre
biológicos son poco frecuentes, un conjunto numeroso de variables
poco representativos del grupo se puede reducir a un subconjunto
normativo y cuantitativamente dis- menor de variables latentes (facto-
tintos de lo que se considera nor- res o dimensiones). Naturalmente,
mal. las dimensiones obtenidas estarán
condicionadas tanto en número
Deliberadamente hemos extendi- como en contenido, por el número
do este concepto de anormalidad y contenido de las variables origi-
al quehacer del modelo biológico, nales, si bien es cierto que una
admitiendo la dificultad que puede representación dimensional ideal
representar una aproximación epis- debería incluir sólo unas pocas
temológicamente multidisciplinar. dimensiones que, al menos teórica-
Este tipo de conflictos puede supe- mente, deberían ser lineares, inde-
rarse a un nivel metodológico, tal pendientes, no organizadas jerár-
como lo hacen los cognitivistas y quicamente, igualmente suscepti-
su interés por los factores neuroló- bles de alcanzar un mismo nivel de
gicos y la simulación por ordenador mensurabilidad y capaces de
o los conductistas quienes en su seguir una dirección cualquiera en
gran mayoría han reconocido y asi- el espacio geométrico. Por razones
milado la relevancia de los factores obvias, no consideramos que éste
fisiológicos. sea el lugar para describir el proce-
so matemático que conlleva la rea-
Al amparo del criterio estadístico, lización del referido análisis facto-
las estrategias dimensionales más rial.
relevantes han intentado ocupar un
lugar significativo en las clasifica- Un ejemplo acerca de cómo fun-
ciones psicopatológicas, mediante ciona la perspectiva dimensional en
procedimientos muy elaborados Psicopatología sí parece necesario
como el escalamiento multidimen- a estas alturas. El apéndice B del
sional o el análisis factorial. Según DSM-IV-TR (2002), denominado cri-
Muñiz (1998) el análisis factorial es terios y ejes propuestos para estu-
una técnica de análisis multivariado dios posteriores, plantea la existen-
que bajo determinadas condicio- cia de descriptores dimensionales
nes, y con ciertas limitaciones, per- alternativos para la esquizofrenia.

CLÍNICA Y SALUD 347


Diagnóstico categorial versus dimensional

El citado Manual, con el objeto de plo, ya que el Manual vislumbra, de


describir los síntomas basales y alguna manera, la integración de la
momentáneos del paciente esqui- clasificación categorial y el plantea-
zofrénico, proyecta un modelo miento dimensional.
dimensional basado en tres facto-
res que, suponemos, han sido Esperando que los postulados
extraídos a través de una serie de dimensionales más elementales
procesos matemáticos: hayan quedado suficientemente
aclarados, procede recordar una
1. Factor psicótico: incluye la vez más que los primeros ejes del
sintomatología delirante y alucina- sistema categorial DSM adoptan
toria. una perspectiva discontinua entre
las conductas consideradas nor-
2. Factor desorganizado: englo- males y las consideradas anorma-
ba el lenguaje y comportamiento les o patológicas. El paciente es
desorganizados y una afectividad adjudicado a una categoría con-
inapropiada. creta por el hecho de presentar un
determinado número de atributos
3. Factor negativo: incluye la o criterios diagnósticos. Si el suje-
sintomatología negativa. to no cumple este número de crite-
rios preestablecidos su comporta-
Desde este punto de vista, el miento será considerado normal.
Manual propone: a) que la severi- Como señala García Moratalla y
dad de los síntomas encuadrados Pérez (2000) la enfermedad se rige
en cada uno de los tres factores como el concepto de embarazo: la
tienden a variar de forma paralela y padece o no la padece. Sin embar-
b) que cada una de estas tres go, como hemos visto, el procedi-
dimensiones podrían representar miento dimensional, clasifica los
procesos patológicos subyacentes, casos clínicos según una cuantifi-
dando lugar a respuestas terapéuti- cación de atributos (perspectiva
cas diferentes. De este modo, el clí- cuantitativa), siendo de mayor utili-
nico especificará dimensión psicó- dad en la descripción de los fenó-
tica: moderada, dimensión desor- menos que se distribuyen de
ganizada: grave y dimensión nega- manera continua. Quizá por ello y
tiva: leve, por ejemplo, dependien- ante las limitaciones del enfoque
do del grado o cuantía en que el categorial, algunos participantes
paciente presente la sintomatología en el proyecto del DSM-IV, sugirie-
característica de cada una de las ron que la sistematización de la
tres dimensiones. En el último epí- patología mental se realizara
grafe volveremos sobre este ejem- siguiendo un modelo dimensional,

348 CLÍNICA Y SALUD


N. Andrade

iniciativa que por distintas razones (Ávila, 1990). Esta crítica también
no fue aceptada. se podría extender al concepto de
categoría diagnóstica, pero pensa-
No estamos seguros que los mos que cualquier profesional
inconvenientes que llevaron al entiende que tantos unos como
rechazo de la propuesta dimensio- otras, son conceptos que no tiene
nal coincidan con algunas de sus existencia física y que nos ayudan
limitaciones. Lo que sí parece claro, a explicar fenómenos observables,
es que desde distintos sectores se sirviendo de apoyo a las distintas
han formulado una serie de obje- conceptualizaciones que hacemos
ciones a las descripciones dimen- de la realidad clínica. Finalmente se
sionales numéricas, que podrían han puesto algunas objeciones a la
resumirse en su menor familiaridad aplicación clínica de los presupues-
y claridad, la falta de acuerdo res- tos dimensionales dado, que a la
pecto a cual debe ser el número de larga y a través de un proceso casi
dimensiones necesarias para repre- insensible de transformación, las
sentar las distintas alteraciones dimensiones empezarían a ser usa-
mentales y, según Lemos (1997), das como tipos o categorías dis-
las dificultades que surgen cuando cretas, con lo cual perderían su fle-
se utilizan muchas dimensiones xibilidad y su capacidad conceptual
que dan lugar a esquemas compli- e informativa (Alarcón, 1995).
cados, que requieren una represen-
tación geométrica o algebraica. Sin embargo, los procedimientos
dimensionales gozan de gran acep-
Al mismo tiempo se ha criticado tación desde muchos sectores de
la aseveración, sin demasiada justi- la clínica. Esta aprobación proba-
ficación científica en algunos blemente obedezca a algunos
casos, de que los mecanismos aspectos positivos y ventajas que
subyacentes son los mismos a lo pasamos a detallar:
largo de una dimensión determina-
da. También se censura el hecho 1. Interpretan lo normal y lo
de que la estructura de estas solu- patológico como extremos de un
ciones dimensionales, derivadas de continuo, de manera que los suje-
los métodos multivariados, depen- tos se clasifican en función de una
de de la clase de datos de los que valoración cuantitativa en una serie
se parte ( ítem de una escala, cate- de atributos, distribuyéndose a lo
gorías de observación, etc.) y la largo de dicho continuo.
afirmación que señala que los pro-
ductos del modelo matemático 2. Facilitan la asignación de los
aplicado son auténticos artefactos casos atípicos (subsindrómicos), no

CLÍNICA Y SALUD 349


Diagnóstico categorial versus dimensional

sólo por un determinado número de sonalidad, parecen cubrir los


criterios o síntomas, sino también aspectos más significativos de este
por la expresión y gravedad de los conjunto de alteraciones.
mismos y su correspondiente cuan-
tificación. Una manera de ilustrar el alcance
de la postura dimensional y de
3. Al combinar diversos atribu- poner en tela de juicio algunas de
tos clínicos en una representación las objeciones señaladas, lo consti-
multifactorial, se posibilita una pér- tuyen los modelos multidimensio-
dida mínima de información, permi- nales de la esquizofrenia. Peralta y
tiendo apreciar con mayor facilidad Cuesta (1996), han recalcado que
los cambios experimentados en los los análisis factoriales de la mayoría
pacientes, bien sea de manera de las escalas de síntomas positi-
espontánea o como resultado de vos y negativos (SAPS/SANS,
un proceso terapéutico. (Lemos, PANSS y Krawiecka) revelan la pre-
1997). sencia casi constante de, al menos,
las siguientes dimensiones fenome-
4. Facilitan una visión globaliza- nológicas: positiva, desorganizada
da del conjunto de síntomas, y negativa, resultados que coinci-
poniéndolos en relación con el con- den parcialmente con el DSM-IV-TR
texto en el que éstos se manifies- (2002), que plantea dentro de los
tan. síntomas positivos (criterios A1-A4),
la existencia de las dimensiones
5. La relación entre la gravedad psicótica y de desorganización.
del trastorno con el curso y la dis-
capacidad que ocasiona es linear Concretamente el grupo de
(García Moratalla et al. 2000). Peralta, estudió su modelo tetradi-
mensional de los síntomas esquizo-
6. La actual definición de salud frénicos (evaluados con las conoci-
dada por la O.M.S. implica un bie- das escalas SAPS/SANS), median-
nestar físico, psíquico y social. En te análisis factorial confirmatorio
esta línea, las propuestas dimen- (LISREL) en una muestra de 253
sionales son más apropiadas para pacientes (tabla 1). Dicho análisis
entender la complejísima interac- confirmó que el modelo tetradimen-
ción entre variables biológicas, psi- sional propuesto, se ajustaba casi
cológicas y sociales. perfectamente a los datos obteni-
dos a través de las citadas escalas,
7. La última edición DSM (2002) siendo estadística y significativa-
reconoce que los modelos dimen- mente superiores a los modelos
sionales de los trastornos de la per- uni, bi y tridimensionales.

350 CLÍNICA Y SALUD


N. Andrade

Tabla 1. Modelo tetradimensional de la esquizofrenia


Peralta et al.(1996)

Variables observadas Variables latentes (dimensiones)

– Alucinaciones Positiva
– Delirios

– Trastorno formal del pensamiento


– Afecto inapropiado Desorganizada

– Embotamiento afectivo
– Alogia Negativa
– Abulia y apatía

– Capacidad para sentir intimidad Relacional


– Relaciones c/ amigos, compañeros
Fuente: Tomado de Aldaz et al. (1996).

Este tipo de estudios, confirman mecanismos psicológicos, admi-


la idea de que la dicotomía que tiendo que esta última dimensión
surge de los modelos de síntomas ha sido poco estudiada de manera
positivos y negativos es inexacta y independiente de la dimensión
excesivamente reduccionista, ya negativa y que la totalidad de estos
que no recoge adecuadamente la procesos no son necesariamente
riqueza psicopatológica de los tras- autónomos ni excluyentes, sino que
tornos esquizofrénicos, puesto que pueden coexistir en un mismo
la mayoría de los pacientes presen- paciente o predominar uno sobre
tan en mayor o menor intensidad los demás (Peralta et al., 1996).
síntomas de las distintas dimensio-
nes estudiadas. Se ha propuesto Una de las ponencias más inte-
que los procesos de las dimensio- resantes del VIII Symposium Inter-
nes positiva, desorganizada y nacional de Psiquiatría, celebrado
negativa son de naturaleza fisiopa- en Madrid en Febrero de 2003, fue
tológica y que los procesos de la la realizada por el Profesor Jim van
dimensión relacional (alteración de Os de la Universidad de Maas-
las relaciones interpersonales) res- tricht. En apoyo a sus tesis dimen-
ponden, al menos parcialmente a sionales, el profesor van Os mani-

CLÍNICA Y SALUD 351


Diagnóstico categorial versus dimensional

festó, entre sus conclusiones más Las afirmaciones de van Os


destacadas, que este tipo de diag- constituyen un excelente punto de
nóstico proporciona mucha más partida para algunas reflexiones. En
información de cara al tratamiento, primer lugar, procede vislumbrar
promueve la autonomía del pacien- que si algunos procesos psicológi-
te y predice una mejor evolución cos afectan a la variación de la sin-
del trastorno. Van Os sugirió ade- tomatología psicótica, el estudio de
más, la necesidad de estudiar la su descripción, comprensión y
patología subsindrómica puesto poder explicativo, dentro de las
que, según sus estudios, los por- respectivas dimensiones psicóti-
centajes de prevalencia superaban cas, será importante para prevenir
a los de la población diagnostica- la transición de los estados psicóti-
da de depresión, manía o psicosis cos no clínicos a los clínicos, con-
sindrómica. Al mismo tiempo, dio a tribuyendo naturalmente a aumen-
conocer que los trastornos del tar el conocimiento disponible acer-
estado del ánimo y los psicóticos ca de la combinatoria causal del
están relacionados dimensional- trastorno y su posterior terapéutica.
mente, de manera que la patología
psicótica no es neutra respecto al En el terreno de la actividad deli-
estado de ánimo del paciente, rante y dentro del marco de la teo-
contribuyendo éste a su discapaci- ría de la atribución, las numerosas
dad. investigaciones controladas de
Bentall, (1996) apoyan su hipótesis
Asimismo el conferenciante indi- de que las irregularidades atribu-
có el carácter dimensional de la cionales y de autoesquema, juegan
experiencia delirante y alucinatoria, un papel central en aquellos
manejando la hipótesis de que pacientes que presentan delirios
estos síntomas psicóticos varían a persecutorios. Sin embargo, este
lo lago de dimensiones cuantitati- autor considera erróneo que este
vas, lo que facilita la investigación tipo de anormalidades, por sí solas,
de los factores psicológicos deter- puedan ser la causa de algunas de
minantes de esta variación. Esta las convicciones más extrañas de
perspectiva dimensional se podía este tipo de pacientes, pudiendo
ver reflejada, según van Os, en el estar relacionadas con deficiencias
hecho de que hay sujetos que y sesgos cognitivos más funda-
están en sintonía con su experien- mentales.
cia psicótica (17,5%), otros que
buscan ayuda (4,2%), mientras que En esta dirección, De la Puente,
el sistema DSM propone el 1,5% Larroy y Guisado (1998) señalan
de prevalencia. que otros investigadores hacen hin-

352 CLÍNICA Y SALUD


N. Andrade

capié en la existencia de sesgos de da la convicción en las creencias


tipo probabilístico en los pacientes adyacentes (Chadwick y Lowe,
delirantes. Los estudios experimen- 1991, 1994).
tales realizados han demostrado
que este tipo de pacientes tienden Los resultados obtenidos en
a emitir juicios y a sacar conclusio- algunos estudios realizados (King-
nes sobre la base de menos infor- don y Turkington, 1994), han
mación que las personas normales demostrado que este tipo de inter-
o que otros pacientes con otras venciones, provoca reducciones
patologías, quienes necesitan una sustanciales en el grado de convic-
mayor evidencia para llegar a las ción sobre las creencias delirantes,
mismas conclusiones. aunque no en todos los pacientes
tratados, siendo necesario, a nues-
El hecho de que la idea delirante tro juicio, investigar más profunda-
aparezca como consecuencia de mente acerca de: a) las posibilida-
un determinado sesgo, o que estos des terapéuticas de esta clase de
sesgos sean consecuencias de la procedimientos, tanto de manera
propia ideación delirante necesita individual como en combinación
ser investigado. A pesar de ello, De con medicación antipsicótica y b) el
la Puente et al. (1998) señalan que desarrollo de técnicas dirigidas a la
estos enfoques cognitivos, han per- modificación de los esquemas
mitido la existencia de un modelo negativos subyacentes, propios de
de intervención psicológica de los este tipo de pacientes.
delirios, propuesto por Chadwick y
Lowe en la década de los 90, cuyo Los procesos psicológicos pre-
procedimiento básico se basa en: sentes en la experiencia alucinato-
a) provocar el pensamiento deliran- ria han sido igualmente estudiados
te, b) analizar la evidencia de cada desde hace casi 30 años. El grupo
creencia, c) identificar el sesgo de Bentall ha intentando ofrecer
cognitivo subyacente y d) debilitar algún tipo de explicación de carác-
el pensamiento delirante a través ter general a este tipo de fenóme-
de la búsqueda de evidencia empí- nos, con la pretensión de integrar
rica en contra de las creencias. una serie de observaciones aisla-
Este modelo plantea que es nece- das. Este autor asume que las alu-
sario comenzar por las ideas más cinaciones ocurren cuando deter-
periféricas del delirio y que menor minados sucesos mentales priva-
resistencia provocan al paciente, dos, tales como el lenguaje interno,
para ir avanzando posteriormente se atribuyen erróneamente a fuen-
de forma progresiva hacia el núcleo tes externas o extrañas al yo (Ben-
de la idea delirante, una vez reduci- tall, 1996).

CLÍNICA Y SALUD 353


Diagnóstico categorial versus dimensional

En líneas generales, la propuesta que desempeñan, al menos parcial-


de Slade y Bentall, (1988) se ha mente, las creencias y las expecta-
dirigido a comprobar que las perso- tivas, en concordancia con las dife-
nas con alucinaciones tienen difi- rencias culturales que parecen
cultades para discriminar entre existir respecto a la propensión a
sucesos internos y externos. De experimentar esta clase de fenó-
este modo, si se atribuye de modo menos.
erróneo el lenguaje interno, las alu-
cinaciones serán auditivas; en cam- Las implicaciones en el terreno
bio, si se imputa de modo equivo- terapéutico de este tipo de compo-
cado las imágenes mentales, las nentes psicológicos, se han plas-
alucinaciones serán visuales. A tra- mado por una parte en las denomi-
vés de una serie de experimentos nadas técnicas de focalización,
controlados, utilizando en algunos orientadas a que el paciente reatri-
de ellos medidas de detección de buya el origen de una alucinación
señales, este autor afirma que: a) que, según él se ha “generado
los pacientes y sujetos normales externamente”, al hecho de haberla
con alucinaciones, comparados “generado internamente” y por otra
con sus controles respectivos, al debilitamiento de las creencias
muestran diferencias en un tipo de asociadas con dicha experiencia
sesgo perceptivo: la disposición del alucinatoria. El procedimiento de
individuo para creer que un estímu- Bentall (1996) consiste en: a) pedir
lo auditivo está presente, aún no al paciente que informe acerca de
estando seguro de ello (Bentall y las características físicas de sus
Slade, 1985) y b) los pacientes con alucinaciones auditivas (tono, volu-
alucinaciones, comparados con men, localización), b) solicitarle
pacientes control sin alucinaciones, posteriormente que hable del con-
eran más propensos a considerar tenido de sus voces, considerando
erróneamente como pensamientos la relación que pudiesen tener con
autogenerados, aquella información su propia vida con el fin de modifi-
auditiva que había sido proporcio- carlas y c) pedirle que observe sus
nada por el experimentador (Ben- propias reacciones a las voces y en
tall, Baker y Havers, 1991). particular sus creencias sobre ellas.
Otros autores se han centrado
Si bien es cierto que estas inves- específicamente en el trabajo con
tigaciones no explican por qué las las creencias que el paciente tiene
personas con alucinaciones tienen respecto a sus alucinaciones auditi-
dificultad para discriminar entre vas, procediendo a revisarlas,
sucesos internos y externos, debe cuestionarlas, darle explicaciones
tomarse en consideración el papel alternativas y permitirle que empíri-

354 CLÍNICA Y SALUD


N. Andrade

camente compruebe su veracidad mentos y la forma en que se com-


mediante distintos procedimientos binan, retroalimentan y modifican
(Jackson y Chadwick, 1997). entre sí, será determinante en un
futuro para establecer una probabi-
Tanto si nos situamos en un lidad cierta de aparición de un
modelo de vulnerabilidad-estrés determinado conjunto de síntomas
como marco de referencia teórico y signos que den cuenta de un
para el estudio de la esquizofrenia, trastorno psicopatológico en un
como en el terreno de la hipótesis determinado individuo.
de los dos impactos propuesta por
Stahl (2002), este tipo de procesos Tal como ocurría con los mode-
psicológicos afectan y determinan los categoriales, depositamos en el
en importante medida la experien- futuro grandes posibilidades res-
cia vivida por el individuo. Mecanis- pecto a esta manera de abordar el
mos como los procesos atribucio- hecho psicopatológico. Todo
nales, la autoimágen negativa, los dependerá si, con apertura de
sesgos cognitivos, las estrategias miras, se proyectan una serie de
de afrontamiento y las creencias y innovaciones que involucren
expectativas, constituyen el punto dimensiones representativas de los
de partida de una serie de compo- componentes señalados en el
nentes que deben ser tomados en párrafo anterior, a los que habría
consideración, a la hora de explicar que añadir elementos de índole
el “salto” que probablemente se social y cultural. Procederá quizá
produce a lo largo de una determi- abandonar el uso de cálculos mate-
nada dimensión, para que determi- máticos estáticos a la hora de
nados fenómenos pasen a conside- extraer las respectivas dimensiones
rarse en su conjunto como patoló- o factores, dada la propia naturale-
gicos e incapacitantes. Queda za de estos componentes y el
mucho por investigar, si a la vulne- carácter ciertamente cambiante de
rabilidad genética que, con mayor o los síntomas a lo largo del tiempo.
menor probabilidad determina la Quizá el desafío último se encuen-
expresión de un determinado tras- tre en diseñar factores flexibles y
torno psíquico, se unen ciertos fac- suficientemente conocidos, cuyo
tores de personalidad, mecanismos rasgo esencial sea dar cuenta de
psicológicos como los antes men- una serie de variables relevantes
cionados, estresores procedentes que, una vez agrupadas y tipifica-
de acontecimientos vitales y la das en torno a ellos, tengan el sufi-
exposición a virus, toxinas o enfer- ciente apoyo genético, bioquímico,
medades diversas. Determinar el psicológico o social según sea la
peso de cada uno de estos ele- naturaleza de dicha dimensión. A

CLÍNICA Y SALUD 355


Diagnóstico categorial versus dimensional

pesar de las limitaciones que ofre- no son absolutistas. Las evaluacio-


cen las clasificaciones dimensiona- nes, comentaba Millon, podrían ser
les propuestas por Eysenck, espe- enunciadas de un modo categorial
culamos que éstas deberían mar- (cualitativo) y luego las conductas
car, al menos, una metodología de (síntomas) pasarían a diferenciarse
trabajo. Los tres superfactores de de forma cuantitativa o dimensio-
personalidad propuestos por nal. En esta línea, el apéndice B del
Eysenck (1981) tienen, según él, un DSM-IV-TR (2002), criterios y ejes
fuerte fundamento genético y se propuestos para estudios posterio-
habían asociado al parecer con res, plantea dos ejemplos que
determinados circuitos cerebrales y incluyen: a) el subtipo del DSM-IV
hormonales, los cuales al mismo de la esquizofrenia, b) las especifi-
tiempo mantenían determinado tipo caciones de curso y c) el enfoque
de relaciones en virtud de su grado dimensional propuesto. De este
de activación. Este es el camino modo un paciente podría ser diag-
que debe seguir la perspectiva nosticado, por ejemplo, de: a)
dimensional, si realmente quiere esquizofrenia tipo paranoide, b)
entrar de lleno en el terreno expli- episódica con síntomas residuales,
cativo y posibilitar el diseño del tra- c) con dimensión psicótica leve en
tamiento en función de las circuns- el momento actual.
tancias particulares de cada
paciente (paquetes combinados a Reduciendo el espectro terapéu-
medida), permitiendo el estableci- tico, esta opción permitiría un
miento de predicciones mucho más mayor acercamiento entre la pers-
precisas en el campo experimental, pectiva psiquiátrica y la cognitivo-
social, educativo, criminológico y conductual, dado que determina-
clínico. dos grupos de síntomas podrían
ser tratados desde uno u otro acer-
camiento, permitiendo la utilización
CONCLUSIONES de paquetes terapéuticos estanda-
rizados que incluyeran psicofárma-
Algunos autores han menciona- cos y psicoterapia, reconociendo
do la posibilidad de que coexistan como señala Asial y Fernández Liria
sistemas de clasificación paralelos, (2000), lo estéril que resulta con-
cuyo uso dependería lógicamente templar el tratamiento psicotera-
de los fines de cada sistema y de péutico y el farmacológico como
las posibilidades y refinamientos de posibilidades excluyentes, sobreto-
cada uno de ellos. Recordemos do si tenemos en cuenta que
que Millon (1984) sostenía que los recientes estudios de eficacia
modelos categorial y dimensional demuestran la superioridad de los

356 CLÍNICA Y SALUD


N. Andrade

tratamientos combinados frente a paciente es otro ser humano que,


los individuales en diversos tipos según Frankl (2001), tiene la capa-
de trastornos. cidad de elevarse por encima de
sus propios determinantes y de
El futuro de esta iniciativa para- trascenderlos, la realización de un
lela dependerá, como ya se ha diagnóstico minucioso y fundamen-
explicado, del perfeccionamiento tado etiológicamente tendrá, entre
que alcancen los sistemas catego- otras, las siguientes características:
rial y dimensional. No se debe pre-
tender sustituir las categorías para 1. Ser el resultado de una activi-
dejar paso sin más a un conjunto dad evaluativa exhaustiva, que dará
de dimensiones que, a la larga, cuenta tanto de factores fisiopato-
corren el riesgo de terminar siendo lógicos como de factores estimula-
utilizadas como un sistema catego- res alterados que, contribuyan en
rial. El uso combinado de ambos mayor o menor medida, al origen y
sistemas deberá basarse necesa- mantenimiento de signos y sínto-
riamente en: a) la depuración y refi- mas.
namiento de cada una de las cate-
gorías y dimensiones, b) la supera- 2. Aportar la máxima informa-
ción de los obstáculos de carácter ción respecto a la sintomatología
epistemológico y la potenciación del paciente, manteniendo dentro
de su uso conjunto, c) el imperioso de lo posible una economía cogniti-
acercamiento entre la ciencia bási- va y posibilitando un lenguaje
ca y la práctica clínica y d) los común entre los distintos profesio-
resultados de las investigaciones nales encargados de su tratamien-
genéticas y ambientales, cuyos to.
mecanismos, influyen decisiva-
mente en el desarrollo individual. 3. Evaluar con mayor claridad
Esto permitirá alcanzar un nivel los cambios experimentados por
explicativo de naturaleza multifac- los pacientes, estableciendo líneas
torial acerca del hecho psicopato- de base que permitan valorar la efi-
lógico y hablar, por tanto, de clasi- cacia de cada vertiente del proceso
ficaciones científicas, cuyas cate- terapéutico.
gorías y/o dimensiones estén agru-
padas de acuerdo a proposiciones 4. No constituir un fin en sí
teóricas explicativas de carácter mismo, sino ser el producto de un
etiológico. minucioso y flexible proceso, orien-
tado e imbricado en la terapéutica
Aunque el investigador y el tera- y posterior rehabilitación del
peuta jamás deberán olvidar que el paciente.

CLÍNICA Y SALUD 357


Diagnóstico categorial versus dimensional

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