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DESARROLLO HISTÓRICO Y MODELOS

PSICOLÓGICOS DEL ADULTO MAYOR


Es necesario tener en cuenta, que en el desarrollo del ser humano, la adultez
mayor, es una etapa del que inicia a los 60 años y termina en el momento en el que la
persona fallece, siendo esta caracterizada por ser un periodo de grandes cambios en
todas las áreas del funcionamiento general de las personas; encontrando, en este
sentido que los cambios a nivel biológico en la adultez mayor, son identificados como
"fracasos normativos de adaptación que finalmente produce un declive en el
organismo", afirmándose a nivel psicológico, que la persona que se encuentra
atravesando esta etapa de desarrollo, va recorriendo un proceso de reflexión y
comienza a contemplar su vida como un conjunto, que lo lleva a evaluar la manera
como ha vivido su vida; además, afectando su nivel social, teniendo que algunos de
los hechos que impactan la vida del adulto mayor se relacionan con el temor por la
pérdida de los seres queridos, la jubilación y con ella la inclusión social, la falta de
actividades físico-recreativas y la disminución de la interacción social.

De esta manera, el envejecimiento poblacional ha originado cambios no solo


en las estructuras sociales, económicas y culturales de cada país, sino también ha
afectado las distintas áreas del adulto mayor como por ejemplo la familia, economía,
salud, tejido social, llevando a que distintos países se cuestionen temas relacionados
con el trabajo y la jubilación, la calidad de vida, la salud, el involucramiento social y
la búsqueda de la seguridad económica de estas personas, pretendiendo una
evaluación y seguimiento de los programas de intervención, que se preocupen por
emplear estrategias que contribuyan al cambio conductual, a la promoción y
prevención de la enfermedad.

Con respecto a este tema, debo hacer mención que etimológicamente la


palabra adulto, de la voz latina “adultus”, significa crecer, notándose tal diferencia del
crecimiento de la especie humana entre otras especies, siendo de manera
ininterrumpida y permanente desde el punto de vista psico-social y no biológico, que
finaliza en un momento dada al alcanzar el máximo desarrollo, definido como la
plenitud vital al que arriban los seres vivos en un momento especifico de su
existencia, en muchas, este estado aparece temprano y, en otras, más tarde, pero
particularmente el período de crecimiento y desarrollo se prolonga considerablemente
en la especie humana, se desenvuelve en etapas sucesivas, en forma prelativa, hasta
alcanzar progresivamente la adultez. Teniendo que el hombre se hace adulto no por la
yuxtaposición de un aspecto de su personalidad sobre los otros, sino por un proceso
de integración de sus diferentes estados tanto biológicos, psicológicos y mentales, así
como ergológicos, sociales y jurídicos.

Para Knowles M. (1987) “ser adulto significa estar dirigido por sí


mismo”. La diferencia fundamental entre el niño y el adulto está referida
al concepto de sí mismo; la personalidad de aquél es un apéndice de éste
y toda la conducta del niño gira alrededor de la vida del adulto; sólo
cuando es capaz de tomar decisiones y autodirigirse, alcanza la adultez.
Andrología, INSTIA, Caracas.

Pudiendo entender que las etapas del desarrollo, se refieren a características


donde las personas experimentan una serie de fases que son totalmente diferentes
unas con otras; observándose, que en el ciclo de la vida todo nace, crece, se reproduce
y luego muere; siendo durante el crecimiento que se va adquiriendo experiencias en el
transcurso del tiempo, que es crucial para entender el sentido de la vida y de la
especie en sí; definiéndose el desarrollo humano a la evolución que sufre el ser
humano durante su vida desde su concepción y nacimiento hasta su fallecimiento.

Se debe tener en cuenta que las personas adultas mayores han sido objeto de
diversas consideraciones y valoraciones a lo largo de la historia, teniendo como
ejemplo, en las comunidades primitivas se consideraba al anciano como un ser
extraordinario, que nada tenía que ver con el común de los miembros de la
comunidad, llegando incluso en algunos casos a ser objeto de veneración y
vinculación con la divinidad, sin embargo, en esos mismos grupos sociales, también
se pensaba del anciano como una bestia, como alguien que sufrió un perjuicio que
derivó en su condición tan inusual. Encontrándonos con una doble concepción, que
tuvo como resultado que al adulto mayor se le marginara como un ser diferente, uno
que no tenía más importancia que la que le daban la sabiduría y experiencia
acumuladas a través de los años.

En la Edad Media, es adecuado señalar que los derechos de la ancianidad no


encontraron el terreno más propicio para su desarrollo, debido a una multiplicidad de
factores entre los cuales se pueden mencionar guerras, epidemias, hambrunas y el
oscurantismo científico que trajo como consecuencia la falta de higiene, eran pocas
las personas que alcanzaban a llegar a la tercera edad; así mismo, resaltando que la
falta de fuentes bibliográficas que directamente hagan relación a este tópico sirve
como punto de partida para afirmar que el anciano medieval desempeñó un papel
insignificante en su sociedad; pero, el medioevo dio origen a una institución
antecesora de las residencias actuales, conocida como “la casa de retiro”.

Actualmente a las Personas Adultas Mayores se les ha dejado en el olvido,


pues por parte del Estado, la familia y la sociedad, no reciben el interés que merecen,
a pesar de encontrarse obligados en velar por la protección de dicho sector
constitucionalmente y a través de las leyes secundarias, es necesario e imprescindible
que se cree conciencia e interés en las generaciones jóvenes de hoy en día, ya que los
Adultos Mayores necesitan ser tratados con respeto y cariño, por parte de su familia,
los miembros de la sociedad y el Estado, ya que, diariamente se enfrentan ante
situaciones sutiles o abiertas de maltrato, en algunos casos son gestos de disgusto,
indiferencia, o silencios prolongados, volviéndose esta situación más difícil, porque la
realización constante de estas acciones conllevan a que estas personas sean víctima de
maltrato físico por parte de sus familiares más cercanos.

De igual manera, es de acotar que a pesar de que la edad madura parece un


período especialmente vulnerable, sobre todo para las mujeres, es observable, como
estudios en que se comparan la frecuencia de síntomas y de trastornos psicológicos
entre la población adulta y la que supera los 65 años, coinciden en señalar una menor
tasa de problemas psicológicos en esta última, contra lo que sería esperable. Sin
embargo, exceptuando el deterioro cognitivo, las personas de edad avanzada refieren
menos problemas psicológicos, sus síntomas son menos graves y presentan una
menor intensidad de estresores psicosociales.

Es destacable a su vez, que el hombre en esta etapa del desarrollo se hace


autoconsciente, percibe la existencia de su “yo” a conciencia moral; asimismo su
“inconsciente”, donde se refugian las experiencias vividas en sus primeros años
(inhibiciones, afectos, represiones, entre otras), se dinamiza e influye en su conducta.
Por lo que puedo decir que la adultez psicológica supone la comprensión del hombre
como tal, a este respecto Kilpatrick nos dice:

“...la característica resultante del yo consciente es ser capaz de pensar


sobre sí mismo en forma de lo que conoce de otros y pensar de otros en
forma de lo que conoce de sí... El ser adulto normal humano es un ser tal
autoconsciente”

Precisamente, lo que caracteriza la adultez psicológica, es la actuación


responsable de quien sabe lo que hace, por qué lo hace y los efectos que deriva su
conducta. Sin embargo, situaciones que pudieron presentarse en los primeros años de
vida, por cambio o alteración que se producen en la esencia o las características
permanentes que conforman el desarrollo normal de todas las personas, en esencia
pueden presentar trastornos de los cuales tienen implicaciones de diferentes niveles
en los ámbitos familiar, social y laboral, que puedan evitar la relación normal de la
persona que lo presente con su entorno.

Ahora bien, es necesario entender que desde un punto de vista biológico, el


envejecimiento es la consecuencia de la acumulación de una gran variedad de daños
moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de
las capacidades físicas y mentales, un aumento del riesgo de enfermedad, y
finalmente a la muerte; es decir, el fenómeno del envejecimiento es un proceso
biológico natural al que estamos sometidos todos los seres vivos desde el mismo
momento en que nacemos o incluso desde la concepción como ser vivo, pero también
es un proceso social, que afecta a toda la sociedad en su conjunto y al individuo como
persona.

Giró señala que “el envejecimiento no se refiere únicamente a un


proceso biológico determinante de las condiciones de salud de las
personas, sino a un proceso social, por el que la sociedad se transforma
de manera significativa en virtud de su estructura y organización en
torno a la edad como componente diferenciador de los estatus de las
personas” (2005:17).

Pudiendo decir, la sociedad actual se enfrenta al desafío de dar una respuesta


adecuada a esta población, encontrando que la Organización Mundial de la Salud
(OMS) señala la importancia de promover un envejecimiento activo, definido como
el "proceso de hacerse mayor sin envejecer mediante el desarrollo de actividades
físicas, sociales y mentales", impulsando para ello, medidas orientadas a fomentar la
participación activa de los mayores en la sociedad, garantizando así la mejora en el
bienestar y la calidad de vida de estas personas.

Otro aspecto que es necesario mencionar, es el caso de la teoría del desarrollo


psicosocial la cual fue ideada por Erik Erikson, a partir de la reinterpretación de las
fases psicosexuales desarrolladas por Sigmund Freud, la cual, postulaba la existencia
de ocho fases de desarrollo que se extendían a lo largo de todo el ciclo vital, en donde
nuestros progresos a través de cada estadio, está determinado en parte por nuestros
éxitos o por los fracasos en los estadios precedentes; con lo que respecta que cada
fase comprende ciertas tareas o funciones que son psicosociales por naturaleza, en
donde, las diversas tareas descritas por el autor se establecen en base a dos términos,
denominados confianza y desconfianza, haciendo mención que cada fase tiene un
tiempo optimo, con lo que llevamos con nosotros ciertas virtudes o fuerzas
psicosociales que nos ayudarán en el resto de los estadios de nuestra vida; pero
destacando que si por el contrario, si no nos va tan bien, podremos desarrollar mal
adaptaciones o malignidades, así como poner en peligro nuestro desarrollo faltante.

Con lo antes señalado de que existen ocho estadíos psicosociales de Erikson,


me voy a enfocar precisamente en el estadío VII y VIII correspondiente a la adultez
mayor; en las cuales podemos observar en el estadío VII, que después de a ver
logrado ciertas metas en la vida en pareja, existe la posibilidad de caer en el
aburrimiento y el egoísmo, no contribuyendo en bienestar, sino centrándose en si
mismo; sin embargo, si tuviera un desenlace positivo, permitiría al individuo ir más
allá y pensar en el bienestar no solamente propio, sino de altos niveles de
compromiso familiar, de la comunidad y la sociedad. Y para el caso del estadio VIII,
es apreciable que el individuo sienta o pueda sentirse que ha merecido la pena vivir,
estando satisfecho con las decisiones tomadas y los logros alcanzados; en cambio, si
fuera al contrario y su desenlace fuera critico en aspecto negativo, conllevaría un
arrepentimiento y remordimiento en relación a decisiones tomadas en el pasado.
Estableciendo en definitiva que cada estudío de esta teoría, abarca diferentes
paradigmas de los aspectos buenos y malos en los cuales puede enmarcarse una
persona en el ciclo normal de su vida y conllevando a vivir de una manera
satisfactoria o de remordimiento como antes se dijo.

Es destacable que la teoría de Erickson sirvió como base para la formación de


la noción de tareas evolutivas siendo su precursor Havighurst, señalando que sería la
alternativa de entender el ciclo vital humano, entendiéndose como el reto, objetivo o
meta que la sociedad tiene como expectativa que todas las personas desempeñen en
determinado momento de edad; es decir, su ejecución satisfactoria aumenta el sentido
de competencia y la estima de las personas dentro de su comunidad, sirviendo como
preparación para afrontar futuras tareas. No obstante, es destacable a su vez, que este
supone una aproximación al estatus social que debería ocupar la persona y a los roles
que debería desempeñar; pudiéndose observar este también como el calendario
evolutivo socialmente construido que marca las expectativas en cuanto a la manera de
crecer y envejecer.

Para concluir, quisiera señalar a dos autores, los cuales son: Havighurst,
Neugarten y Tobin (1964), ellos afirman que el envejecimiento óptimo va unido a un
estilo de vida activo continuado; además, hacen mención de que las personas mayores
deben prolongar todo lo posible sus actividades acostumbradas y buscar nuevas
alternativas para aquellas otras que deban interrumpir por mandato de la edad.
Partiendo de este concepto, es de señalar que el envejecimiento es parte de la
secuencia del desarrollo del ciclo vital que va desde su inicio hasta su culminación
que es la tendencia o teoría programada de nuestro organismo, y que tiene lugar en
todos las personas, además, se involucra el proceso de la interacción de los cambios
orgánicos a nivel bioquímico, celular y tisular, conjuntamente con modificaciones
psicológicas a nivel de las capacidades cognitivas, sensoperceptivas, personalidad y
conducta, y las modificaciones del medio externo que le rodea a la persona, o del
contexto social que a su vez está influido por los efectos psicológicos del
envejecimiento y las experiencias colectivas e individuales; por lo que puedo hacer
mención que la interacción entre estos aspectos puede hacer de la vejez una etapa
placentera o bien una etapa de rechazo a la vida, según haya sido el pasado del
individuo y la forma como éste acepte al proceso de envejecer; en tal sentido la
diferencia e importancia de los cambios que ocurren en el adulto mayor, depende de
la valoración que individualmente se le otorgue, y estas no se manifiestan únicamente
en el inicio de la transformación física sino durante todo el proceso, por lo que de esta
forma los acontecimientos inesperados pueden modificar radicalmente la forma de
vida del individuo.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

 Rodriguez Uribe, A., Valderrama Orbegozo, L., & Molina Linde, J. (Enero-
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erikson

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