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Título Habermas y la teoría de la acción comunicativa

Autor Luis Garrido Vergara

Edición Razón y Palabra. Primera Revista Electrónica en América Latina Especializada en Comunicación

Fecha Abril, 2011

Palabras Clave Acción comunicativa, pragmática, Praxis, Dialéctica, Capitalismo, Racionalismo, Sociología, Antropología, Comunicación,

Funcionalismo

Descripción

Artículo de revista electrónica

El documento presenta una breve introducción que describe en esencia el objetivo de Jürgen Habermas, que si bien es uno de

Contenidos los filósofos más influyentes del siglo XX, también ha sido base fundamental para el desarrollo del trabajo en cuestión.

Además, se explica en principio el enfoque intelectual del filósofo como abrebocas de la teoría de la acción comunicativa, pues

establece la manera en que Habermas, a partir del análisis de la racionalidad y conceptos como democracia, modernidad y

dialéctica se dirigió a relacionar la psicología, con los fenómenos socio-culturales y la estructura económica moderna.

Posteriormente, se destacan las contribuciones del trabajo realizado por Habermas a la filosofía analítica del lenguaje, donde

surge la idea de “sabiduría emancipadora”, la cual, según Garrido, constituye un “referente de la acción social”, que es

debidamente relacionada en la teoría con la interacción basada en el uso del lenguaje; Habermas establece que una de las

propiedades de la comunicación, es la acción implícita dentro de la razón del individuo, tal que, no puede ser una propiedad

de los individuos por sí solos. Asimismo, Jürgen visionó una teoría social en torno al capitalismo avanzado y sus dinámicas,

adoptando el concepto de <<praxis>>, por lo cual se menciona que tuvo por influencia el pensamiento de Karl Marx. Sin

embargo, se desligó del reduccionismo marxista y consideró un nuevo concepto de praxis humana sobre el cual fundamentó la

teoría de la acción comunicativa, pues le permitió integrar la explicación sociológica con la filosofía del lenguaje dentro de una

crítica del capitalismo moderno. Adicionalmente, Habermas planteó que el verdadero cambio social surge a partir de la praxis

humana.

Por otro lado, Garrido se adentra a la descripción del trabajo realizado por Habermas en cuanto evoluciónó la Teoría de la

acción comunicativa, donde tuvo como principio analizar la racionalidad de la acción y la racionalización social,

reinterpretando a partir de la dimensión social, lo que hasta el momento la filosofía había tratado en torno al fenómeno de la

comunicación. En este punto, el autor destaca la relevancia de conceptos como la sociología y la antropología, pues expresa la

necesidad de considerar la primera como una disciplina capaz de interpretar el comportamiento humano, y la segunda como

explicación de los “planos simbólicos”, considerados determinantes en la acción. Así, pues, Habermas se permitió relacionar

aspectos como la cultura, la sociedad y la personalidad en lo que llamó “mundo de la vida”, pues considera que a partir de la

cultura se puede inferir el comportamiento del individuo debido a que ejerce una influencia sobre la acción, lo que a su vez

genera los cimientos para el modo de ser de cada individuo.

Proseguido de esto, sentó las bases para la teoría anteriormente mencionada, comenzando por la contemplación del análisis

del concepto de la racionalidad desde las raíces de la hermenéutica, seguido de la relación entre la racionalidad y el saber, que

Habermas señala como uno de los descubrimientos que se pueden evidenciar en las sociedades modernas. Partiendo de este

hecho, se menciona la necesidad de alcanzar una “pragmática universal” con la finalidad de crear un conocimiento sobre

lingüística que codifique subsistemas que creen estructuras universalmente válidas, es decir, en cualquier contexto

comunicativo. Así, se hace alusión al concepto de “acción comunicativa”, que supone la “interacción entre dos sujetos capaces

de comunicarse lingüísticamente y efectuar acciones para establecer una relación interpersonal”.

En cuanto al racionalismo, además, Garrido expone la perspectiva de Habermas con relación al predominio de tres tipos de

acciones sobre la práctica comunicativa y el carácter de sus tipos; locucionario, ilocucionario y perlocucionario, que
determinan cuando una persona expresa algo, cuando una persona expresa algo con el fin de ser comprendido y, por último,

cuando una persona expresa algo con el ánimo de persuadir o lograr algo, repectivamente. A lo anterior, Habermas lo

denominó “elementos pragmáticos formales”, que posteriormente clasificó para realizar el análisis de las acciones sociales

predominantes en la sociedad y a partir del cual estableció que las sociedades modernas imposibilitan la creación de mundos

diferentes de los mismos debido a la búsqueda de colonizar espacios propios de la acción comunicativa en que se encuentran,

razón por la cual rechazó y criticó la razón funcionalista, que Garrrido posteriormente desglosa en el trabajo basándose en el

segundo volumen que tiene por nombre Crítica de la Razón Funcionalista. Allí, se describen los espacios en los cuales se

desarrolla la comunicación interpersonal para Habermas, para lo que se hace alusión específicamente a la relación entre los

actos comunicativos y los mundos de vida anteriormente definidos.

Garrido entonces, sintetiza la crítica de la razón funcionalista producida por Habermas, en tanto propuso una “teoría

comprehensiva para analizar la sociedad en torno a dos formas simultaneas de racionalidad”; la formal, que respecta al

sistema, y la sustantiva, proveniente del mundo de la vida.

Finalmente, Garrido expone la finalidad del objetivo de Habermas en cuanto a los fundamentos de la acción comunicativa,

partiendo del concepto de la misma, donde afirma que “el concepto de la acción comunicativa desarrolla la intuición de que el

lenguaje le es inmanente al telos del entendimiento”, por lo que establece que tanto el significado como la validez están

inmersos en el lenguaje y relacionados entre sí.

Así, Habermas supone la correlación entre la intención del emisor y no solamente la manera de la cual el receptor interpreta lo

dicho; significado y significante. Por lo cual, no todo lo expresado en los diferentes contextos presupone validez.

La investigación puede denominarse descriptiva, pues el autor se basa en una teoría establecida pero intenta extraer la

esencia de la misma para abordar la investigación, haciendo uso del análisis, de manera que extrae, comprende y codifica la

Metodología información con ánimo de explicar lo anteriormente formulado por otro autor.

Conclusiones

Como conclusión, el autor plantea, en primer lugar, que la dinámica de la comunicación se establece a partir de la

personalidad de cada individuo, de manera que la acción comunicativa es parte fundamental o incluso inherente a la sociedad,

y por ende, al proceso de socialización. Además, atribuye a los símbolos, el título de mejor intermediario en la comunicación,

y los considera indispensables en la toma de decisiones de carácter público, pues establecen un “medio de reconocimiento o

integración” en los individuos.

Autor del RAE Lina María Rada Betancourt

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