Está en la página 1de 14

INSTITUCIÓN EDUCATIVA NORMAL SUPERIOR FABIO LOZANO TORRIJOS

“Educando para Educar”


Resolución Ministerio de Educación Nacional 001451 de 2019
Resolución Secretaría de Educación y Cultura del Tolima 4269 de 2017
DANE 2732 7000 0661 - NIT 890 702 925-1

SEDE: 01 GRADO: 7 CURSO 03 AREA artístistica

DOCENTE: Flor Marina Ordoñez Rodríguez E-mail: flormarina66@yahoo.com Tel: 312277999


NOMBRE DEL ESTUDIANTE:
FECHA DE ASIGNACIÓN: 1 de junio FECHA DE PRESENTACIÓN: 29 de julio

HORA DE INICIO: 7:00 am HORA FIN: 10 :00 am

NOTA: ESTA GUIA ES PARA IRLA DESARROLLANDO SEGÚN EL HORARIO ESTABLECIDO.

LOGRO: Desarrolla habilidades en la expresión artística y sonora.

EJE TEMATICO: Colores Cálidos y fríos

DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES: junio 10 - 7:00 am a 10 :00 am


Copia en su cuaderno el concepto de colores cálidos y fríos.
COLORES CALIDOS: son todos aquellos que van del rojo al amarillo, pasando por naranjas, marrones y dorados
dentro del circulo cromático.
COLORES FRIOS: Son aquellos que van del verde al violeta pasando por los azules, en el circulo cromático
Luego:
- Revisa y escoge las imágenes que te gusten.
- En su cuaderno elabora las de su agrado.
- Pinta teniendo en cuenta el concepto de colores cálidos y fríos.
EJE TEMATICO: Repertorio de canciones.

DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES: junio 24 de 7 a 10 am. En tu


cuaderno escribe el nombre de varias canciones de tu agrado luego:
Escoge una canción favorita y copia la letra en tu cuaderno.

EJE TEMATICO: Elaborar biografía de artistas

DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES: junio 24 de 7 a 10 am.


Elaborar el friso con la biografía de algunos artistas reconocidos. ( Lee y saca las ideas principales para elaborar
su trabajo)

Alejandro Obregón
(Barcelona, España, 1920 - Cartagena, Colombia, 1992) Pintor colombiano. Su familia se trasladó definitivamente
a Barranquilla cuando el futuro pintor había cumplido dieciséis años. Con toda seguridad, el cambio de cultura,
de ciudad y de ambiente impresionaron al adolescente, en especial el exuberante trópico, con su luz radiante y
aire de libertad. Aprendió entonces a comer pescado con ñame, sancocho de sábalo, a fumar Pielroja (cigarrillo
que fumó hasta su muerte) y a tomar ron blanco.
En 1938 se trasladó a Boston, Massachusetts, con el fin de estudiar aviación, carrera que casi concluyó, pero por
problemas con un profesor fue expulsado de la escuela y regresó a Barranquilla, a trabajar en la fábrica de textiles
de su padre, como supervisor de producción. Pronto comprendió que ése no era su ambiente y decidió irse, en
1939, a trabajar como conductor de camión en las recién abiertas petroleras del Catatumbo, lo que constituyó
otro gran estímulo para su carrera de pintor, pues la selva y su mundo, el de los motilones, lo embelesaron.

Alejandro Obregón en 1959


Poco tiempo duró en el Catatumbo: comprendió que su destino estaba en los pinceles, la paleta, la espátula y los
colores. Viajó entonces, en 1940, por segunda vez a Boston, con el fin de estudiar pintura. Luego de algunas
dificultades para conseguir cupo en alguna academia, pues se le consideró "inepto", se matriculó en el sótano
del Museum of Fine Arts School, donde funcionaba una escuela para niños. Duró en ella apenas un semestre y
allí realizó su primera exposición. Viajó luego a España, como vicecónsul de Colombia en su Barcelona natal.
En la capital catalana se vinculó a la famosa Escuela de Artes de la Llotja, pero fue expulsado poco después por
defender vehementemente el arte americano. Ingresó entonces en el Círculo Artístico y después se convirtió en
autodidacta, dedicándose a perfeccionar sus conocimientos a través del estudio directo de las obras de los
grandes pintores sensuales españoles: Francisco de Goya, a quien consideraba el pintor por excelencia, y Diego
Velázquez. Otros de sus ídolos fueron Rembrandt, por la rebeldía contra la injusticia que emanaba de sus
cuadros; Picasso, por su influencia sobre la pintura contemporánea, y las pinturas rupestres de las cuevas de
Altamira, en especial su famoso bisonte, que inspiraría con el tiempo los lienzos de toros y cóndores de Obregón.
Permaneció en Barcelona hasta 1944 y allí realizó una exposición individual. De regreso a Colombia, se radicó en
Bogotá, ciudad en la que compartió estudio con el pintor Ignacio Gómez Jaramillo, en la mansarda de la casa de
Juan Friede, y se vinculó al mundo intelectual y bohemio de la capital. Además, fue nombrado profesor de la
Escuela de Bellas Artes de Bogotá, en donde pudo realizar una obra titánica, como fue la de sacar a la escuela del
estancamiento académico en el que la habían dejado los pintores colombianos de principios de siglo.
Desde su época de residencia en Boston hasta 1946, estuvo en un permanente proceso de formación; su pintura
es contradictoria y oscila entre cierto academicismo tradicional y un expresionismo cezanniano muy forzado. Sin
embargo, comenzaba ya a mostrar su característico estilo vital y fogoso, como demuestra su lienzo Retrato de
Bolívar (1944), en que pintó con colores violentos al Libertador, con una figura en rojo cubierta por una capa
amarilla y negra.
El año siguiente, en una exposición retrospectiva de 62 obras suyas que se llevó a cabo en la Sala Gregorio
Vásquez de la Biblioteca Nacional de Bogotá, se podía apreciar el abandono de los colores violentos, que pasó a
reemplazar por tonalidades grises; sus temáticas dominantes fueron autorretratos, cabezas femeninas y paisajes.
Expresionismo mágico
El cambio definitivo en la pintura de Alejandro Obregón comenzó en 1947, cuando incorporó a su pintura lo que
se ha dado en llamar "expresionismo mágico", con recuerdos del cubismo. Introdujo la temática de los peces, de
las barracudas, pero también los acontecimientos de la época, pues presenció en Bogotá los sucesos del 9 de
abril de 1948, vio arder la ciudad, ríos de sangre por las calles, almacenes saqueados, escombros y muertos,
detalles que guardó en su mente y que le sirvieron para pintar sus Masacres, que además le permitieron expresar
su tragedia interna, la que todo artista lleva dentro de sí, y que le permitió comprender que, sin renunciar a la
libertad artística, podía denunciar, aunque "nunca solucionar, porque la pintura por sí sola nunca arregla nada".

Estudiante muerto (1956)


Su empeño por sacar del acartonado academicismo el arte colombiano continuó: imbuido de cierta "conciencia"
social, se dedicó a la búsqueda de un lenguaje propio. En 1948-1949 fue director de la Escuela de Bellas Artes de
Bogotá, oportunidad que aprovechó para cambiar a los vetustos profesores y crear un centro abierto en el que
se pintaba todo el tiempo.
En mayo de 1949 viajó a París, donde permaneció hasta 1954. Durante esos cinco años, se dedicó a definir y
cualificar su estilo, y conoció a Picasso. Aunque expuso en Alemania, Monte limar y París, fue en 1955, al exponer
en la Unión Panamericana de Washington, cuando se posicionó de manera definitiva como uno de los grandes
artistas contemporáneos. Había pintado ya dos de sus obras más emblemáticas: Puertas y el espacio (1951) y
Bodegón en amarillo (1955).
En julio de 1955 regresó a Colombia para ponerse al frente del movimiento nacional de artes plásticas. Inició una
pintura simbolista representada en animales como el toro (símbolo de la fuerza, del impulso, de lo masculino, de
lo primario), el pez (contraseña cristiana), las flores (que simbolizan la ternura), elementos de la vida cotidiana
(el martillo, la tenaza...) o productos naturales americanos como el tabaco o el maíz.
A principios de 1956, en Barranquilla, entró a formar parte del Grupo de la Cueva. Comenzó a pintar murales:
uno para la residencia de Carlos Martínez Leyes y otro para el Banco Popular. Ratificó sus éxitos al conseguir el
primer premio en la Exposición Gulf Caribean Internacional, en Houston. Participó en el Concurso Guggenheim,
que tuvo lugar en el Museo Nacional, y ganó el primer premio con su óleo Velorio, que fue adquirido por la Unión
Panamericana de Washington. Además, el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió una de sus obras. El
año siguiente, además de participar en la IV Bienal de São Paulo, expuso en la Galería Creuze de Nueva York y en
Washington.
La tercera etapa artística de Alejandro Obregón comprende el período 1958-1965: madurez plena, un estilo muy
personal, expresionista y americanista, con formas abiertas y vigorosas, que sólo aluden a la grandeza y a la
feracidad del continente. En 1959 fue nombrado profesor de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional
de Colombia. Incluyó en su temática pictórica a los cóndores, una especie amenazada de extinción con la que
tuvo una cercana relación en el zoológico de la Ciudad Blanca. Ese interés por el cóndor lo reflejó en el gran mural
que pintó ese año para la entrada de la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República en Bogotá.
Torocóndor (1959)
En esta etapa incluyó también tigres, alcatraces, mojarras y toros, con lo que enriqueció y vivificó su pintura, la
hizo más emotiva, mítica y mágica. También introdujo los volcanes, tema con el cual, en agosto de 1960, atrajo
la atención del público en una exposición conjunta con Fernando Botero, Guillermo Wiedemann y Eduardo
Ramírez Villamizar celebrada en la Biblioteca Luis Ángel Arango.
Entre 1962 y 1963, Alejandro Obregón ganó el Premio Nacional de Pintura del XIV Salón de Artistas Colombianos
con La violencia, quizás su obra más famosa, que confirmó su irrenunciable vocación de denuncia y lo consolidó
como el gran maestro de la pintura colombiana, a lo que ayudó su participación en la Exposición Itinerante de
Arte Colombiano en Europa, organizada por Marta Traba.

La violencia
En 1963 presentó en el XV Salón de Artistas Colombianos el óleo Genocidio, que fue declarado fuera de concurso.
Acorde con su humanismo, en mayo de ese año pintó Homenaje a un poeta muerto, expuesto en la Galería de
Arte Moderno durante el homenaje al poeta Jorge Gaitán Durán. Expresó su multifacética personalidad artística
cuando realizó la escenografía para el ballet La embrujada, dirigido por su segunda esposa, Sonia Osorio.
En noviembre de 1963 renunció a la dirección de la Escuela de Pintura de la Universidad del Atlántico y viajó a
Europa, donde permaneció hasta febrero de 1964. Su producción artística se multiplicó y, entre otras obras, pintó
los murales del Banco Comercial Antioqueño de Bogotá y del National City Bank de Barranquilla. En octubre
obtuvo el primer premio de la II Bienal Suramericana de Arte que tuvo lugar en Córdoba, Argentina. También
recibió un importante reconocimiento cuando la Unión Panamericana filmó el documental Alejandro Obregón,
de Colombia, pinta un mural, en la que el artista explicaba la técnica de la pintura al fresco. En septiembre realizó
una exposición retrospectiva (1939-1965) en la Galería Colseguros.

Agua cálida (1962)


En 1966 abrió una nueva etapa artística caracterizada por el paso del óleo, técnica que consideraba obsoleta, al
acrílico, a su entender el medio del siglo XX. Este cambio restó, ciertamente, misterio y fuerza a su obra. Inició esa
nueva fase con la temática Los huesos de mis bestias. Cambió también de residencia, y en 1967 pasó del taller de
Barranquilla a otro en Cartagena de Indias. Frecuentemente, con una buena dosis de ron Tres Esquinas, gritaba:
"¡Que viva Cartagena, aquí voy a vivir para siempre!". Y allí viviría, efectivamente, hasta el final.
Enrique Grau
(Enrique Grau Araújo; Panamá, 1920 - Bogotá, 2004) Artista colombiano cuya obra, que evolucionó desde unos
inicios de carácter expresionista y abstracto a una madurez figurativa muy personal, abarcó multitud de intereses
y campos, desde la pintura, el dibujo y el muralismo hasta la escenografía teatral, pasando por la escultura.

Enrique Grau
Hijo de una familia procedente de Cartagena de Indias, nació en Panamá y realizó sus primeros estudios en
Bogotá. Consiguió una beca del gobierno para proseguir su formación en la Art Students' League de Nueva York,
donde permaneció entre 1940 y 1943, y continuó luego sus estudios en Italia, donde perfeccionó su técnica de
muralista, pintor y dibujante, alcanzando gran pericia en todas las facetas. En Estados Unidos estudió con Tadeusz
Kantor y fue también discípulo del artista alemán George Grosz, de quien tomó en sus inicios su concepción
expresionista del arte y la pintura, a la que imprimiría un marcado acento crítico.
Sus primeras obras, en un estilo cercano al impresionismo, tenían un destacado carácter figurativo. Sin embargo,
tras su marcha a Florencia en 1954, sus cuadros adquirieron rasgos geometrizantes y abstractos que mostraban

la influencia del cubismo del español Pablo Picasso, como puede verse en varias obras al carboncillo, entre ellas
Bodegón con calavera. En 1957 obtuvo el primer premio de pintura en el X Salón de Artistas Colombianos; en
obras como Elegía para un mártir tuvieron cabida rasgos expresionistas inspirados en el estilo de su compatriota
Alejandro Obregón, con quien había impulsado en la década anterior el Salón de los 26 de Bogotá.
A partir de 1959 su obra se torna francamente realista: le interesa la figura humana y su entorno. Su obra
evolucionó entonces hacia un nuevo academicismo, haciendo una recreación de la realidad; aprovechando su
paso por las estructuras geométricas, dio una gran solidez a las formas de tendencia naturalista. Apasionado por
el volumen, por las formas rotundas y concretas y por un decorado de un extremado barroquismo en lo referente
a los muebles, adornos y el vestuario que acompañan a sus personajes, su mundo se muestra nostálgico y
abigarrado.

Sombrero de rosas (1930), de Enrique Grau

Cabe destacar su excelente dominio del dibujo a lápiz, crayola, carboncillo, pastel y plumilla: paralelamente a su
obra pictórica, trazó verdaderos estudios sobre el vestuario, las modas y las actitudes un tanto "cursis" de los
personajes transformados por los disfraces sacados de los desvanes. También se interesó por la tercera
dimensión, elaborando terracotas con los mismos temas de sus pinturas y, en los últimos años, esculturas en
bronce salidas de sus telas.
Entre sus cuadros se destacan La gran bañista, La Cayetana, Alacenas, Las Galanteas, Las Novias, El compromiso
y diversos paisajes urbanos de Cartagena. Es memorable el poderoso realismo de Sombrero de rosas (1930), con
una figura de extraordinaria corporeidad, conseguida mediante un hábil modelado del color y un cuidadoso
estudio de la luminosidad; por contra, el sombrero está tratado con una pincelada más suelta, buscando un
efecto más aéreo.
En los últimos años se consagró también a la investigación de la flora y la fauna tropicales, plasmados ya en su
serie El pequeño viaje del barón Von Humboldt, donde aparecen figuras como el sapo amazónico, las serpientes
tropicales y los insectos, todos ellos producto de una observación rigurosa y un impecable manejo del detalle
por medio del dibujo; a esta misma tendencia pertenece su serie Iguanas, inspirada en un viaje a las islas
Galápagos.

DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES: julio 8 de 7 a 10 am.


Continuar de elaborar el friso con la biografía de algunos artistas reconocidos.

FERNANDO BOTERO: Pocos artistas hispanoamericanos han logrado tanta repercusión a nivel internacional
como el pintor y escultor colombiano Fernando Botero. Su personalísimo estilo, que tiene entre sus rasgos más
fácilmente identificables el agrandamiento o la deformación de los volúmenes, ha merecido la admiración tanto
de la crítica como del gran público, que no puede sustraerse a la singular expresividad de una estética en la que
las problemáticas humanas y sociales ocupan un lugar prioritario.

FERNANDO BOTERO:

Nacido en Medellín en 1932, Fernando Botero fue el segundo de los tres hijos de la pareja formada por David
Botero Mejía y Flora Angulo de Botero. Aunque en su juventud estuvo durante un corto lapso de tiempo en la
Academia de San Fernando en Madrid y en la de San Marcos en Florencia, su formación artística fue autodidacta.
Sus primeras obras conocidas son las ilustraciones que publicó en el suplemento literario del diario El
Colombiano, de su ciudad natal.
A los 19 años viajó a Bogotá, donde hizo su primera exposición individual de acuarelas, gouaches, tintas y óleos
en la Galería Leo Matiz, y con lo recaudado vivió algún tiempo en Tolú. De su estancia allí saldría el óleo Frente
al mar, con el que obtuvo el segundo premio de pintura, consistente en dos mil pesos, en el IX Salón Anual de
Artistas Colombianos. El crítico Walter Engel, en El Tiempo del 17 de agosto de 1952, encontró que tenía "una
composición vigorosa, bien construida y bien realizada", pero el escritor Luis Vidales lo criticó por su
"inconceptual alargamiento de las figuras".

Viajó entonces Botero a Europa, donde residió por espacio de cuatro años, principalmente en Madrid, Barcelona,
París y Florencia. Aunque ingresó en las academias mencionadas, siguió formándose a base de leer, visitar
museos y, sobre todo, pintar, como él mismo diría. Luego viajó a México, Nueva York y Washington en un período
de febril creación y escasos recursos económicos, acompañado de su esposa Gloria Zea. De nuevo en Colombia,
Botero compartió el segundo premio y medalla de plata en el X Salón de Artistas Colombianos, con Jorge Elías
Triana y Alejandro Obregón. Su óleo Contrapunto fue alabado por los críticos unánimemente, por su alegría
contagiosa.
La camera deglisposi obtuvo el primer premio en el XI Salón Nacional celebrado en septiembre de 1958. En esta
obra Botero logró deshacerse de una lejana influencia del muralismo mexicano y dirigirse, sin titubeos y por
medio de su admiración a los artistas del Renacimiento italiano, hacia la consolidación de lo que alguien llamó el
"boteroformismo".

Picnic (1989)

El pintor había manifestado desde hacía cuatro años su admiración por el sereno monumentalismo de Paolo
Uccello y por lo que Marta Traba llamó "un Renacimiento de piedra, por la concepción-bloque de las formas",
que también manejó Piero de la Francesca; en el Homenaje a Mantegna, la exacerbación de los volúmenes y la
concreción o formas geométricas básicas (que Walter Engel relacionó con las esculturas precolombinas de San
Agustín) lograron el nacimiento de una pintura "profundamente original, tan anti barroca como anticlásica, tan
anti expresionista como anti abstracta", en palabras de Traba. De todas maneras, el premio en el XI Salón fue
consagratorio.
Entre 1961 y 1973 fijó su residencia en Nueva York. Luego viviría en París, alternando su residencia en la capital
francesa con largas estancias en Pietrasanta o su finca en el pueblo cundinamarqués de Tabio. Hacia 1964,
Fernando Botero hizo sus primeras incursiones en el campo escultórico con obras como Cabeza de obispo, figura
que, hecha en pasta de aserrín y con ojos de vidrio, tenía claras reminiscencias de la imaginería colonial barroca.
A partir de 1975, en Pietrasanta, se dedicaría a la escultura con entusiasmo: "Parecía como si todo ese universo
de figuras monumentales que fue desarrollando en la pintura -escribe Escallón- hubieran encontrado total eco
en la tridimensionalidad. Hoy en día, la una alimenta a la otra. Gran parte de la riqueza imaginativa viene de la
pintura, que le da ideas, soluciones, posibilidades... Botero desarticula la estructura pictórica para sintetizar la
forma en una unidad escultórica".

Fernando Botero posa junto a una de sus obras


En 1977 expuso sus bronces por primera vez en el Grand Palais de París. Tras cuatro decenios de labor
ininterrumpida, su reconocimiento en el campo escultórico se hizo también universal. Apoteósica fue la
exposición de sus enormes esculturas en los Campos Elíseos en París durante el verano de 1992, y en el año
siguiente en la Quinta Avenida de Nueva York, en Buenos Aires y en Madrid.
Convertido ya en uno de los artistas vivos más cotizados del mundo, Botero no ha dejado nunca, sin embargo,
de alzar la voz contra la injusticia y de mantener su arte en línea con la realidad histórica y social. Sirve para
ilustrarlo una de sus más recientes series pictóricas, la que realizó sobre las torturas cometidas por los marines
en la cárcel iraquí de Abu Ghraib (2003), en el marco de la ocupación norteamericana de Iraq. Presentada en
2005 en el Palacio Venecia de Roma, la fuerza turbadora de esta colección de cincuenta lienzos atestiguó además
que el pulso y la creatividad del artista no ha menguado en absoluto con los años.

Botero ante uno de sus lienzos sobre Abu Ghraib


DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES: julio 22 de 7 a 10 am.
Continuar de elaborar el friso con la biografía de algunos artistas reconocidos.

Pedro Nel Gómez Agudelo (Anorí, 4 de julio de 1899 - Medellín, 6 de junio de 1984) fue un
ingeniero, urbanista, filósofo, escultor colombiano y uno de los más importantes muralistas americanos del siglo
X Pedro Nel Gómez

Archivado en:

Pintor, muralista, escultor, ingeniero civil, arquitecto y urbanista antioqueño (Anorí, julio 4 de 1899 - Medellín,
junio 6 de 1984).
Hijo de Jesús Gómez González, liberal radical, simpatizante socialista, empresario de minas, consejero de Estado
y congresista, y de María Luisa Agudelo, Pedro Nel Gómez Agudelo realizó sus primeros estudios de dibujo y
pintura en la Academia de Bellas Artes de Medellín, con los profesores Humberto Chávez y Gabriel Montoya.
Cursó el bachillerato en el Liceo de la Universidad de Antioquia y realizó estudios de ingeniería civil en la Escuela
de Minas de Medellín, graduándose en 1922.
En 1924 viajó a Europa para hacer estudios de pintura en Francia y Holanda; en 1926 ingresó a la Academia de
Bellas Artes de Florencia, donde permaneció poco tiempo, pero adquirió una experiencia importante. Trabajó en
un estudio donde ejecutó varias obras al óleo: Lección de anatomía, Las Amazonomaquias, El martirio de San
Jerónimo, La señorita Inoccenti y otras; obras que dos años después fueron expuestas en Roma, en una exhibición
organizada por el Círculo Artístico con el nombre de Exposición Latinoamericana. En Florencia conoció a Giuliana
Scalaberni, con quien contrajo matrimonio y formó un hogar de ocho hijos.
A su regreso a Colombia, en 1930, Pedro Nel Gómez recibió la oferta de dirigir la Escuela de Bellas Artes de
Medellín. En 1934 expuso 114 obras en el Salón Central del Capitolio, en Bogotá. El prestigio conseguido con esta
exposición le permitió firmar contrato con el Municipio de Medellín para las decoraciones del Palacio Municipal,
un conjunto de 11 murales que se conocen como el primer ciclo de su obra mural.
En estos murales, localizados en diferentes partes del edificio, Gómez presentó, con su estilo fuerte, las escenas
de la vida y el trabajo humano tematizado así: La mesa vacía del niño hambriento, Danza del café, El Matriarcado;
tríptico del trabajo: De la bordadora a los telares eléctricos, El problema del petróleo y La energía, el trabajo y la
maternidad; La República, El minero muerto, Intranquilidad por enajenamiento de las minas, El barequeo y Las
fuerzas migratorias.
A este primer ciclo de murales pertenecen también los ejecutados por Gómez en el estudio de su Casa Museo,
en el Barrio Aranjuez de Medellín, con el tema Homenaje al pueblo antioqueño. Pero Pedro Nel Gómez no sólo
dispuso volúmenes en la técnica del fresco, sus trabajos como ingeniero y arquitecto plantearon soluciones
inmediatas y proyectaron un desarrollo futuro en el que se advertía su profundo sentido estético y social.
Este aspecto quedó profesionalmente plasmado en la ejecución de sus proyectos: construyó su Casa Museo,
diseñó y dirigió la construcción de los edificios de la Escuela de Minas de Medellín iniciados en 1938, y participó
en la nacionalización de esta facultad; suyos fueron los proyectos para la cooperativa de Vivienda del barrio San
Javier, y para el Cementerio Universal de Medellín; también realizó la planificación del sector Laureles de esta
ciudad.
Fundó la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional, en 1946, donde ocupó varias veces el cargo de
decano; y enseñó Perspectiva, entre otras cátedras, dedicación que lo llevó a obtener el título de profesor
emérito.
Desempeñó los cargos de cónsul de Colombia en Florencia (1930), revisor de teatros de Medellín (1933),
arquitecto del Departamento de Antioquia (1934) y presidente de la Casa de la Cultura de Medellín (1949). Fue
miembro de la junta de las Empresas Públicas de Medellín (1935), de la Junta de Valorización del Municipio de
Medellín (1936), del Consejo Directivo de la Facultad Nacional de Minas (1951), del Consejo Administrativo de
Antioquia (1954) y del Consejo Nacional de la Paz (1955).
Con respecto a su participación en el destino del arte nacional, al maestro Pedro Nel lo acompañó siempre el
propósito de despertar las esencias que perviven en el pueblo y que se expresan en forma total en todas las
culturas, porque es allí donde el hombre y el artista tienen algo que decir invitando a descubrir en nuestro propio
suelo la expresión artística.
En 1944 se llevó a cabo en Medellín la Exposición de Arte Nacional, en ella el IV Salón de Artistas Colombianos.
La obra escultórica de Pedro Nel Gómez recibe la personalidad del artista, cuya fuerza e intención expresa con
el cincel; tallas y esculturas en madera, mármol y bronce; materiales que se transforman en figuras cuya textura
manifiesta la vitalidad de una pincelada en el muro y la posibilidad del volumen real de la forma. La escultura
ocupa los espacios y sus dimensiones; ocupa, además, sus lugares temáticos comunes: el trabajo para adquirir el
oro, los mitos y leyendas.
El maestro Pedro Nel Gómez fue el primero que introdujo en Colombia el movimiento de las grandes
composiciones murales al fresco, con aspiraciones hacia un arte monumental y popular, con gran significado
social. La actividad de Gómez continuó incansable en los proyectos y ejecución de los nuevos y grandiosos
murales. En el aula máxima de la Facultad de Química de la Universidad de Antioquia (hoy Colegio Mayor de
Antioquia), realizó una gran composición: Historia de la Química a través de la humanidad.
En el Instituto de Crédito Territorial de Bogotá pintó El hombre y el drama de la vivienda, ambos murales
ejecutados en el año 1954. En 1955, en el Banco Popular de Cali, realizó un mural de 60 metros cuadrados. Este
mismo año estuvo en México, donde conoció a los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
En 1956 viajó a Europa y visitó Francia, Holanda e Italia. Realizó algunas acuarelas y regresó a ejecutar el mural
Historia del desarrollo económico e industrial del Departamento de Antioquia para el Banco Popular del Parque
de Berrío [próximamente allí se instalará una estación del Metro; así, el mural pasará de estar en un recinto
cerrado a servir de marco en un espacio público y seguirá cumpliendo con su función social, histórica y estética].
En su afán de plasmar las grandes motivaciones enraizadas en un contexto humano y cultural, el maestro Pedro
Nel Gómez pintó una síntesis de la historia de la Nación en el Banco de la República de Bogotá: Momentos críticos
de la Nación (1957). En 1961, en la Clínica León XIII, ejecutó el mural Victoria contra la enfermedad, la ignorancia
y la miseria.
En 1962 fue llamado por las directivas del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), en el barrio El Pedregal, para
realizar un mural; allí desarrolló la técnica pensando acertadamente en el Espíritu creador del pueblo
antioqueño. En este mismo año viajó a la Unión Soviética, enviado como representante del gobierno nacional al
Congreso Mundial de la Paz. Durante muchos años, Gómez estudió con profunda intranquilidad el problema de
las armas atómicas y del hombre, temas que llevó al mural de la Universidad de Antioquia: El hombre ante los
grandes descubrimientos de la física (1968-69).
En el mismo año hizo la sinopia del Combate mítico, en la Casa Museo, para ser pintado en 1970. El tótem de los
mitos de la selva, cinco estatuas en mármol admirablemente concebidas y compuestas por un complejo
grandiosamente unitario, fue ejecutado en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional (Medellín, 1970-
1974).
En 1976 inició un gran mural para la Cámara de Comercio de Medellín: Raíces económicas y biológicas del
desarrollo del Departamento de Antioquia. En 1978 regresó a la Unión Soviética; en Moscú asistió a las
deliberaciones previas del Congreso Internacional de la Paz. Su trabajo muralistico lo alternó con el de pintura
de caballete y esculturas que se encuentran en la Casa Museo. Realizó trabajo de campo hasta sus últimos días.

RODRIGO ARENAS BETANCURT

Nació el 23 de octubre en Uvital, área rural de Fredonia, Antioquia, en 1919 Y muere en 1995. Adelantó su
formación académica en la escuela rural de Fredonia, en el Seminario de Misiones de Yarumal, en Antioquia, en
el Instituto Industrial Pascual Bravo de Medellín, en la Escuela de Bellas Artes de Medellín y Nacional de Bogotá,
en la Universidad de Antioquia y la Academia de San Carlos, en México, entre otras. Fue ayudante del escultor
Bernardo Vieco y del muralista Pedro Nel Gómez. Se desempeño como profesor de dibujo y de escultura en
Colombia y México. En este último país estudio pintura mural y desarrolló una notable y reconocida actividad
artística. Además de su trabajo como escultor, incluyó labores de fotografía y de pintura. Fue diplomático en Italia.
Entre 1947-1948 se instala en México y estudia en la Escuela Libre de Arte La Esmeralda. Viaja a los Estados Unidos
en 1959 y luego a Europa (1966-1967). Desempeña diversos trabajos y finalmente se decide por la escultura. Es
profesor de dibujo y escultura en la Universidad Obrera de México. Fundador y profesor de la escuela de artesanías
La Ciudadela en México. En su primera época en Colombia esculpe imágenes religiosas. Su escultura es una síntesis
de lo arcaico, clásico y moderno con una clara tendencia precolombina. Por lo general, sus esculturas son
monumentales por el tamaño, el número de figuras, la dinámica y el espacio que ocupan. La visión de grandeza
va de acuerdo con los episodios que proyectan. Se le considera uno de los más importantes representantes de la
escultura colombiana moderna. Sus obras monumentales y de gran fuerza plástica se hallan levantadas en lugares
públicos tanto en su país como en México. Cultivó el estilo simbolista y el expresionismo simbólico, trabajando en
materiales como madera, piedra, vidrio, bronce, cemento, terracota, fibra de vidrio etc. Fue ganador de
importantes galardones artísticos, como el Premio Nacional de Artes Plásticas de Colombia, (1972). Es autor de
dos libros de prosas autobiografías titulados Crónicas de la enrancia, del amor y de la muerte, (1976) y Los pasos
del condenado, (1988).

PRINCIPALES ESCULTURAS DESTACADAS:


*BOLIVAR DESNUDO de PEREIRA
*El
Bolívar Desnudo es un monumento realizado por el maestro Rodrigo Arenas Betancurt que se encuentra en la
plaza de Bolívar de la ciudad Colombia de Pereira
El monumento fue inaugurado en agosto de 1963 con motivo del centenario de la ciudad.
Para su elaboración, el maestro Arenas firmó un contrato en enero de 1955 con el alcalde de Pereira Lázaro
Nicholls por $300.000 pesos colombianos.
Tiene 14 toneladas de peso y fue fundido en bronce en el taller de Abraham González Holguín, en México y
posteriormente transportado en barco desde el puerto de Acapulco.
Aunque la obra fue objeto de polémica en un principio, actualmente es un símbolo de la ciudad capital del
departamento de Risaralda.

MONUMENTO APANTANO DE VARGAS


Los Lanceros del Pantano de Vargas o Monumento a los Lanceros es un monumento erigido por el artista
colombiano Rodrigo Arenas Betancur en el departamento de Boyacá (Colombia) como homenaje a la batalla del
Pantano de Vargas ocurrida el 25 de julio de 1819.
Se le considera el monumento más grande de Colombia y en él se destaca la carga de los 14 lanceros al mando
del coronel Juan José Rondón. El monumento de 33 m de alto se erigió con motivo del sesquicentenario (150
años) de la independencia en 1969. Fue declarado bien de interés cultural por medio del decreto 1744 del 1 de
septiembre de 1975.2 Su figura fue presentada en el reverso de una serie de billetes de 1.000 pesos colombianos
lanzada al mercado en 1987.
*
* LA RAZA

DESCRIPCIÓN DE LAS ACTIVIDADES: julio 29 de 7 a 10 am.


Entregar el friso terminado con la biografía de algunos artistas reconocidos.

CRITERIOS DE EVALUACIÓN:

1-Buena estética
2- Puntualidad
3-Tomar decisiones en ausencia de reglas.

BIBLIOGRAFIA: ARTES GRADO 7

Falan, Tolima Cel. 3116083844 – 3114885518 Email: ienormalfalan@gmail.com


Vereda Piedecuesta Pg. 1 de 1 Web: normalfalan.edu.co

También podría gustarte