Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sobre el retraimiento
Joaquín era un bebé retraído a su llegada al nuevo hogar. Tendía a fijar su
mirada en puntos imperceptibles de su entorno, le resultaba muy difícil quedarse
dormido y mantener su sueño sin abrir asustado los ojos. Mónica le otorgaba
significados a las miradas lejanas del bebé, lo describía ensimismado, temeroso,
“ido”. Llamaba la atención su ensimismamiento; Joaquín era un bebé silencioso,
casi sin llanto.
En los momentos en que manifestaba angustia o lloraba, tenía un gesto
característico: levantaba sus pequeños brazos y con sus manos en palmas, una a
cado lado, cubría la superficie de su cabeza. Daba la sensación de estar
sujetándosela para que no explotara en pedazos. Este comportamiento se
mantuvo durante varios meses, estando despierto y dormido. Mónica pudo
comprender tales gestos y se contactó con su historia temprana, le hablaba sobre
lo difícil y solo que debe haber sido su primera etapa de su vida en el Hospital.
Durante los primeros meses de contacto con Joaquín, Mónica rápidamente
desarrolló la capacidad de conectarse con el bebé y darle un significado a sus
gestos. A continuación, se expondrán algunos extractos de observaciones donde
es posible vislumbrar la presencia de ansiedades potentes que pueden
relacionarse a la experiencia temprana de falla y abandono total del ambiente, así
como la incipiente formación de un vínculo seguro con la cuidadora principal.
Viñeta 2 .: Mónica dice: “a veces lo acuesto y le doy la mano, él me
agarra un dedo con la suya y se duerme. Otras veces no”. En eso Joaquín ya está
dormido, Mónica lo deja delicadamente en la cuna, lo tapa con cariño. Joaquín
entre abre sus ojos y nuevamente hace un movimiento fuerte con brazos y pies,
como un espasmo, ella le agarra su mano y Joaquín se calma. Cuando Mónica
vuelve a sacar su dedo ocurre lo mismo, finalmente lo deja agarrado de la mano
del bebé. Tuvo el mismo espasmo unas tres veces más, y luego se quedó quieto
acostado hacia arriba, rígido. En ningún momento cierra totalmente sus ojos,
estos permanecen entrecerrados, quedando un hueco no cubierto por sus
párpados, como si estuviera mirando de reojo.”
Se piensa que los espasmos observados en Joaquín representarían
dificultades para abandonarse al sueño debido al aumento de energía generada
por la falta de manejo de una madre ambiente suficientemente buena durante los
primeros meses de vida.
Se observan montos de angustia en el comportamiento del bebé, los cuales
podrían responder a la falta de presencia de un sostén adecuado. Joaquín no
logra abandonarse al sueño porque no tiene la confianza básica en el estado de
indiferenciación en el que se encuentra. Si bien durante su hospitalización recibió
cuidados en términos de puericultura, se hipotetiza que tales atenciones resultaron
insuficientes; utilizando los postulados de Winnicott revisados en el Seminario
(2017), un bebé sólo podrá ser sostenido habiendo un cuerpo materno investido.
La madre-ambiente debe estar investida libidinalmente; en el caso que no, ésta
podrá tenerlo en brazos, pero no sostenerlo.
A través del estilo de sostén es que irá estableciéndose una manera de
relacionarse con el infante, la cual es esencial para otorgarle el sentido de
continuidad psique-soma y mantener la ilusión de omnipotencia. La madre -
entorno debe proveer ciertas funciones para que el bebé pueda alcanzar un
desarrollo adecuado. Winnicott plantea el concepto de sostén, haciendo referencia
primeramente al sostén físico de la vida intrauterina, posteriomente continuará con
el bebé acunado en brazos. “Su enriquecimiento deriva del proceso de crecimiento
del niño, que la madre hace posible porque sabe exactamente qué es lo que el
bebé necesita (…) El sostén, entonces, no sólo es una actividad que se realiza,
sino que fundamentalmente es una actitud, una condición especial de la madre de
identificarse de manera casi total en un principio.” (recuperado de “Sostén y
Manejo”, sin página, texto revisado en contexto del seminario.)
Considerando lo expuesto, es posible hipotetizar que Joaquín no recibió
tales cuidados ni manipulaciones en sus primeros meses de vida en el Hospital.
Debido a esto, se observan estragos en su manera de habitar el mundo, los cuales
son rápidamente percibidos por Mónica, quien se identifica con Joaquín y da
significado a sus reacciones.
Sobre el autosostenimiento
Esther Bick describe el estado primitivo de la vida del sujeto como una
experiencia fragmentada. Las partes de la personalidad se vivencian dispersas,
imposible de unirlas sin la presencia de otro que cumpla una función sostenedora
y pueda facilitar su cohesión, funcionando como una piel con un límite. “Esta
función interna- la de contener las partes del yo (self)- depende inicialmente de la
introyección de un objeto externo, el cual debe ser vivenciado a su vez como
capaz de cumplir esa función.” (Bick, 1968, p.43) A partir de lo expuesto, surge la
interrogante acerca de qué es lo que ocurrirá en los casos en que la protección y
cuidados se encuentran ausentes o son discontinuos.
Winnicott y posteriormente Acouturier, al respecto de niños que no se han
sentido bien sostenidos ni protegidos, postulan que experimentan un miedo a caer
en el vacío, al abismo, motivo por el cual deben aferrarse al cuerpo perdido a
través de sus “ventosas sensoriales”, “se contienen “colgándose”, por ejemplo, de
los olores, especialmente de sus olores corporales, de algunos sonidos, de
algunas voces y ritmos, de determinadas fuentes luminosas (…) y en muchos
casos manteniendo en sus manos un objeto duro del que no pueden separarse.”
(Acouturier, 2014, p. 41). Este planteamiento servirá de anclaje para retomar el
caso de Joaquín, niño que estuvo privado de esta relación privilegiada y
sostenedora durante sus primeros meses de vida.
En las primeras observaciones del bebé y el vínculo que establece con su
cuidadora, es posible visualizar gestos y posturas de autosostenimiento, como
respuesta a su precaria situación vital. Joaquín es un niño muy expresivo con sus
manos, las que se hipotetiza, serían utilizadas como contenedoras de su
sensación de no integración y fragmentación de su psiquismo incipiente.
La observación presentada a continuación ocurrió dos semanas después de
la llegada de Joaquín al hogar de sus cuidadores temporales. El bebé está
durmiendo y luego de escuchar unos ladridos lejanos se despierta rápidamente,
llorando y expresando desconcierto y temor, difíciles de calmar por parte de
Mónica.
“Mónica mece a Joaquín en sus brazos, él no se calma. Está mirando fijamente un
punto imerceptible en la pared. Tiene sus manos tensas y rígidas, una puesta
sobre su cabeza tapándose el lado izquierdo, la otra dentro de la boca.
Permanece bastante rato con ambas manos rodeando su cabeza, da la impresión
de que se estuviera sosteniéndola. Mónica nota ese gesto, dice que lo hace
siempre. Cuando Joaquín se calma, permanece con sus manos entrelazadas, una
sobre la otra, dando la impresión de darse la mano a sí mismo. Mónica le dice que
ya no tiene que hacerse cariño porque ahora todos le hacen cariño a él. Joaquín
empieza a impacientarse, solloza, llora y vuelve a poner las manos en su cabeza.”
En el material resalta el deseo de Mónica por que Joaquín sea capaz de
apoyarse en su presencia más que adoptando gestos de autosostén. Se observa
el dolor provocado en Mónica, que percibe la angustia desestructurante del bebé.
El arqueo de espalda que realiza Joaquín cuando Mónica intenta calmarlo
constituiría uno de los elementos que darían cuenta de su intenso sufrimiento,
rechazando el contacto. Se puede pensar que el bebé desarrolla, en este
momento, una reacción negativa, odiosa hacia su entorno, lo que respondería al
abandono y sufrimientos experimentados en sus primeros tres meses de vida. La
reacción negativa con Mónica, se postula como el primer paso de reparación del
niño, quien logra proyectar hacia el ambiente sus ansiedades hostiles y
destructivas.
La reacción negativa de Joaquín hablaría de un vínculo que se está
armando. Por otro lado, Mónica a través de su amor y cuidados, introduce
paulatinamente la posibilidad de que Joaquín retorne a un estado de
indiferenciación, en el cual es posible experimentar la omnipotencia creadora de
mundo.
IV. Bibliografía