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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria Ciencia y Tecnología

Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda

Extensión Barquisimeto

Manual de Economía Ecológica

Estudiante: Josué Gutiérrez

C.I.: 26.903.425

Carrera: Ingeniería Industrial

Asignatura: Ingeniería Ambiental (Electiva I)

Semestre: VIII

Sección: U
La economía ecológica.

Habitualmente la economía ha determinado la articulación del medio económico de

mercado como un contorno constante que enlaza empresas y familias, mediante una

circulación radial de dinero. La asignación de recursos exiguos a finalidades alternativas se

efectúa a través del sistema de precios. El precio de equilibrio es aquel en el que coinciden

los planes de los demandantes y de los oferentes-productores. De tal modo, los factores

productivos, recursos o insumos, son los componentes básicos empleados en la producción

de bienes y servicios. Tradicionalmente se clasifican en tierra, trabajo y capital. Asimismo

la pugna entre los diversos productores en busca de beneficios define el cómo han de

producirse los bienes. La competencia propulsará a las empresas a buscar las mezclas de

factores que les posibiliten producir a un mínimo costo.

Por otro lado, la ecología es la ciencia de las relaciones de los seres vivientes, plantas y

animales, entre ellos y con su propio medio. La intención de estudio de la ecología está

establecida por los ecosistemas; se hace a diferentes niveles de integración. Ahora bien,

podemos llamar ecosistema al grupo de ordenanzas relacionadas que enlazan a los seres

vivientes entre ellos y a su medio ambiente inorgánico. Por lo tanto, la biosfera desempeña

tres funciones principales en la actividad económica: 1) proporcionar recursos; 2) asimilar

residuos; 3) brindarnos diferentes servicios medio ambientales. La actividad económica

depende por completo de estas funciones del medio ambiente. El nexo entre los distintos

perjuicios al medio ambiente es complicado por la interacción que éstos tienen entre ellos.

Así como también, la economía se apropia del modo en que se tutelan los recursos

(escasos), con la intención de producir bienes y servicios y distribuirlos para su consumo


entre los miembros de la sociedad. Un medio económico es un acervo de vínculos básicos,

técnicos e institucionales, que califican la estructura económica de una sociedad; a todo tipo

de actividad relacionada con la producción, la distribución y el consumo de bienes y

servicios.

Cabe destacar que las nuevas técnicas de mercadotecnia y publicidad sostienen a los que

compran o consumen enganchados en el hábito de consumo. De igual manera, en el pasado,

cuando manaba una necesidad, se buscaba la forma de satisfacerla; en la actualidad se

producen artículos y luego se crean necesidades para lograr que el consumidor los adquiera.

Es primordial examinar que el consumo de bienes y servicios compromete el uso de energía

eléctrica, agua, gasolina, recursos naturales y espacio; todo esto genera desechos y

contaminación. Por tanto, resulta muy provechoso aprender a discernir entre las

necesidades legítimas y razonables de aquellas que son inducidas artificialmente. Por

consiguiente el consumismo no sólo asalta el presupuesto familiar, también es un elemento

perjudicial que daña y altera al ambiente. La transición a una sociedad que se desarrolle en

forma sustentable debe pasar necesariamente por una modificación de los hábitos de

consumo.

Es importante resaltar, en el marco de transición hacia una racionalidad ambiental, la

negentropía resulta como elemento central para construir economías sustentables; este

componente posibilita constituir un nexo entre la economía ecológica y la ecología política;

más allá de la creencia aparente de un incremento económico infinito y del poder de la

tecnología para renovar la naturaleza que es engullida por el proceso económico; más allá

del ansia de una cierta economía ecológica por sostener y forzar a la economía dentro de las

condiciones ecológicas de la naturaleza, la ley de la entropía se ha venido instaurando como


la ley madre y la ley límite de la naturaleza. La relación entre la lógica y la dinámica del

proceso económico y el medio como esta lógica y este proceso desencadenan la ley de la

entropía, abrió la comprensión de la sustancialidad, la irreversibilidad y cuasi

inexorabilidad de la degeneración entrópica que instiga la lógica económica y que

caracteriza a la crisis ambiental. No hay forma de abarcar esta destinación histórica

instituida en el mundo mediante la coherencia de la modernidad gesticulando la articulación

del mercado y el poder conveniente de la tecnología. La inviabilidad de reprimir el cambio

climático y los progresos en la degradación ecológica del planeta luego de más de 40 años

de usanza de implementos tecno-económicos a la geopolítica del desarrollo sostenible, el

revés de las pruebas de desmaterializar la producción, son signos expresivos de las

restricciones para solventar la crisis ambiental y expulsar la muerte entrópica del planeta

con los dispositivos de poder de la tecno-economía. Lo cual nos lleva a redimir el umbral

primordial de la vida. Respaldando el sentido originario de una ontología de una

contingencia incesante y un acaecer diversificador, se vuelve imperioso recuperar el curso

originario de la vida misma en el planeta vivo que habitamos. Si la ley de la entropía desde

su sentido no ha dejado de destacar la pérdida ineluctable de energía útil, la diseminación

hacia el desorden y la irreversibilidad del tiempo en todos los cursos de orden físico,

termodinámico, ecológico y biológico, la negentropía pone palpable ese proceso esencial de

conversión de energía radiante en energía química, y en la organización misma de la vida,

que ha progresado con la dificultad ecológica de la biosfera. Si la negentropía no fuera un

principio activo de la biosfera, simplemente no habría más vida en el planeta Tierra.

Por añadidura, las intervenciones de la negentropía para la economía ecológica y la

ecología política son básicas: la negentropía es el principio de una verdadera bioeconomía.


Por su parte, si hasta ahora la ecología política se ha orientado hacia las disputas

socioambientales y la distribución desigual de los costos ecológicos producidos por la

incautación destructiva de la naturaleza, la negentropía como esencia de una ontología de la

vida abre el campo hacia los desarrollos de emancipación en la reapropiación del

patrimonio biocultural de los pueblos de la tierra y en la construcción de nuevos territorios

de vida.

Por otro lado, las diversas maneras de inferir el progreso, subyace una gravidez atada a

la representación de avance que liga el progreso al incremento; esa idea es inadmisible

desde el punto de vista ambiental, una generación antropocéntrica dominante, que emplea a

la ciencia como saber legitimante y sustitutivo de la política. Las diferentes teorías del

progreso perciben a la naturaleza, además los distintos panoramas de la naturaleza

supeditan las maneras de comprender el avance. Los impactos y condiciones ambientales

del desarrollo económico, pueden ser estos una condición para la perpetuación o una causa

de degeneración. Analizando las diferentes posturas al respecto se señala los límites de las

estrategias tradicionales basadas en la explotación de los recursos naturales; la práctica

manifiesta que el uso masivo de los mismos no asegura el desarrollo y que es inapropiado

en tanto los impactos suelen ser irreversibles y, por lo general, los costos de la reparación

son mayores que los de la prevención Desde el panorama del desarrollo sostenible se

solicita adecuar los procesos productivos a las restricciones ambientales y pensar dicha

sustentabilidad no como conservación de las desigualdades actuales, sino enfocada a

incrementar la equidad y calidad de vida, dentro de un acceso de consumo por encima de la

pobreza pero por debajo de la abundancia. Esto supone rectificar los patrones productivos a
partir de reorientar la finalidad de la economía desde el exclusivo crecimiento del PBI a la

satisfacción real de las necesidades de la población.

Cabe resaltar, una afinidad importante la cual es tratar de abordar los problemas

ambientales desde la introducción de la naturaleza al análisis económico a partir de la

valoración económica y, fundamentalmente, con mecanismos de asignación de precios.

Este tipo de valoración, predominante para el enfoque de la sustentabilidad débil, es

insuficiente para los enfoques de la sustentabilidad fuerte o superfuerte. La consideración

de la naturaleza como una forma de capital natural, se asocia a la idea de conservación

como una forma de inversión y la aceptación de sustitución de capital natural por capital

artificial, con el supuesto de que lo importante es mantener el capital total. Esta es la trampa

de la sustentabilidad débil, ya que permitiría la destrucción de toda la naturaleza a

condición de crear otras formas de capital. Por otra parte, la complejidad de la asignación

de precios, la ilusión de que iguales precios significarían iguales valores, entre otros

problemas, muestran las dificultades de la valoración económica. El enfoque de la

sustentabilidad fuerte acepta límites a la sustitución de formas de capital orientados por

valoración ecológica, pero persiste en el criterio de la valoración económica como criterio

primordial. Es decir, en un enfoque antropocéntrico donde la asignación de precios depende

de la evaluación humana. Por el contrario, el enfoque de la sustentabilidad superfuerte parte

de reconocer a la naturaleza como sujeto de valor. El patrimonio natural remite a la idea de

naturaleza como legado. Supone una responsabilidad no ligada a la propiedad, rescata la

pluralidad de valoraciones y concibe la conservación del ambiente como un fin en sí mismo

que descansa en un imperativo ético. Mientras el concepto de capital natural introduce a la


naturaleza en el mercado, el concepto de patrimonio natural abre posibilidades para la

regulación social sobre el mercado.

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