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SEDE: PAULUL, SUCHITEPEQUEZ

FACULTAD: CIENCIAS ECONOMICAS


CATEDRATICO: NOLBERTO LOPEZ GRAVE
CATEDRA: PRINCIPIOS DE MICROECONOMIA

Relación Microeconomía y Economía Ambiental

INTEGRANTES: ANAYELI QUINILLA HOFFENS


LUZ AJCOT
DANIEL TZAY
MIGUEL AJTZALÁN
AMILCAR PEREZ
HENRY PINZÓN

FECHA DE ENTREGA: 24/02/2024

PUNTEO: _________________________
La microeconomía es una parte de la teoría económica que estudia
el comportamiento económico de los agentes individuales, como son
los consumidores, las empresas, los trabajadores y los inversores; así como su
interrelación en los mercados. Considera las decisiones que toma cada uno para
cumplir ciertos objetivos propios. Los elementos básicos en los que se centra el
análisis microeconómico son los bienes, los precios, los mercados y los agentes
económicos.1 En contraposición, la macroeconomía es la parte de la teoría
económica que se encarga del estudio general de la economía, mediante el
análisis de las variables agregadas como el monto total de bienes y
servicios producidos, el nivel de empleo, la balanza de pagos, el tipo de cambio y
el comportamiento general de los precios.

La economía ambiental surge del modelo basado en la formulación de Hartwick


(1977) primero y de Solow más tarde (1986). La idea principal desarrollada por el
primero es el requerimiento de reinvertir las rentas obtenidas del capital natural en
el país de donde se extraen para mantener el consumo real constante a lo largo
del tiempo. Sollow desarrolla esta premisa y la reinterpreta como el mantenimiento
del stock de capital constante. Con este fin subdivide el capital en sus tres
posibles formas: Capital manufacturero (máquinas, infraestructuras,), capital
humano (stock de conocimientos y habilidades) y capital natural (recursos
naturales renovables o casi-renovables valorados en términos económicos).

Economía ambiental es una rama de la economía, que aplica instrumentos


analíticos a las decisiones económicas que tiene influencia en el medio ambiente.
Enmarcada en el ámbito de las ciencias sociales, forma parte del estudio
económico y es esencialmente una parte de la llamada microeconomía.
Bajo este enfoque, lo que heredan las generaciones futuras es una capacidad
general de producir más que un componente específico de capital.
Este es el modelo base de la sostenibilidad débil de inspiración neoclásica donde
se asume la sustituibilidad de las formas de capital con el fin de mantener
constante el capital en general. Las críticas son varias y procedentes de
la economía ecológica en su mayoría. Algunas de ellas son, por ejemplo, que la
depreciación del capital natural se imputa a los países exportadores y no a los
países consumidores, o la difícil cuestión de la valoración monetaria de los
recursos naturales como su sustituibilidad por otras formas de capital.
Relación Microeconomía y Economía Ambiental

La relación entre microeconomía y la economía ambiente general una serie de


actividades específicas que devienen en ejemplo, directa o indirectamente
relacionado. El medio ambiente, en tanto que se concreta en capital natural, es
suministrador de bienes y servicios y, a la vez, fuente de recursos naturales y
materias primas que finalmente se convierten en residuos y calor volviéndose al
entorno, que, a su vez, actúa como sumidero y deposito.

Los principales problemas ambientales se siguen concentrando en varios sectores


de la economía y en la estructura de consumo y los estilos de vida. La industria
manufacturera sigue siendo responsable de un elevado impacto ambiental, tanto
por el consumo de recursos producidos como por la contaminación generada. El
sector del transporte, con una creciente repercusión por el aumento del tráfico, la
agricultura intensiva, los desarrollos urbanos descontrolados, unido al impacto de
los consumidores, incluidos los hogares, que representan el 7 % de la demanda
final de bienes y servicios, desempeñando un papel fundamental en su calidad de
usuarios finales por el lado de la demanda y también por la influencia de la oferta.

Fomentar el desarrollo sostenible requiere ir más allá del mero crecimiento


económico centrado en el aumento de nivel y escala de la actividad económica,
porque exige, sobre todo logar transformaciones en el sistema económico,
mejoras cualitativas, trabajo digno, despliegue de potencialidades e, incluso
abordar la democratización del poder y la participación social en la toma de
decisiones.

El desafío de una sociedad sostenible consiste en promover el desarrollo pleno de


su población dentro de los límites ambientales de su territorio, lo que supone
poner a la economía al servicio de la sociedad, y con ello, conseguir una
economía ecoeficiente, favoreciendo la generación de empleo de calidad. Se trata
de evitar la sobreexplotación de los recursos ambientales y de la infrautilización de
recursos labores, integrando la economía en el medio ambiente con criterios de
sostenibilidad.

El estudio de la economía ambiental


integra los sistemas ambientas y
ecológicos en modelos económicos.
Evalúa cómo estos cambios influyen en las predicciones positivas (como
realmente es) y recomendaciones normativas (como debe ser) del análisis
económico. Es decir, evalúa los modelos económicos y sus consecuencias en
función del impacto que tienen en el entorno natural.
La relación entre microeconomía y economía ambiental en Guatemala sigue
los principios generales que se aplican a nivel global, pero con consideraciones
específicas del contexto guatemalteco. Aquí hay algunas áreas clave de conexión:
Recursos naturales y agricultura:
Microeconomía: Se enfoca en la toma de decisiones a nivel individual y
empresarial en la producción y distribución de bienes y servicios, incluyendo la
agricultura.
Economía Ambiental en Guatemala: Puede analizar cómo la microeconomía
agrícola afecta los recursos naturales locales, como la tierra y el agua, y cómo las
prácticas agrícolas impactan en la sostenibilidad ambiental.
Sector empresarial y externalidades ambientales:
Microeconomía: Examina cómo las empresas toman decisiones para maximizar
beneficios y minimizar costos, a menudo generando externalidades.
Economía Ambiental en Guatemala: Puede evaluar las externalidades ambientales
generadas por las empresas en Guatemala, como la contaminación del agua o del
aire, y proponer políticas para internalizar estos costos.
Pobreza y sostenibilidad:
Microeconomía: Analiza cómo los hogares individuales toman decisiones para
satisfacer sus necesidades básicas, incluyendo el acceso a recursos naturales.
Economía Ambiental en Guatemala: Se centra en la gestión sostenible de recursos
naturales para abordar la pobreza y promover la equidad ambiental.
Turismo y conservación:
Microeconomía: Examina las decisiones de consumidores y empresas en la
industria turística.
Economía Ambiental en Guatemala: Puede evaluar la importancia de la
conservación de recursos naturales para el turismo sostenible, considerando cómo
las decisiones microeconómicas impactan en la biodiversidad y los ecosistemas.
Políticas y regulaciones ambientales:
Microeconomía: Analiza cómo las regulaciones afectan las decisiones de
productores y consumidores.
Economía Ambiental en Guatemala: Puede examinar la efectividad de las políticas
ambientales guatemaltecas y cómo estas influyen en el comportamiento
microeconómico para fomentar prácticas más sostenibles.
En Guatemala, donde la agricultura, la biodiversidad y el turismo son elementos
clave de la economía, la integración efectiva de la microeconomía y la economía
ambiental es esencial para abordar los desafíos económicos y ambientales
específicos del país y promover un desarrollo sostenible. Esto podría incluir
estrategias para mejorar la eficiencia en el uso de recursos, promover prácticas
agrícolas sostenibles y garantizar la equidad en la distribución de beneficios y
costos ambientales.

La relación entre microeconomía y economía ambiental es crucial debido a la


interdependencia entre las decisiones económicas a nivel microeconómico y los
impactos en el medio ambiente. La importancia de esta relación se manifiesta en
varios aspectos:
Gestión sostenible de recursos: La integración de la microeconomía y la economía
ambiental es esencial para lograr una gestión sostenible de los recursos naturales.
Comprender cómo las decisiones de individuos y empresas afectan la
disponibilidad y calidad de estos recursos es crucial para garantizar su
preservación a largo plazo.
Internalización de externalidades ambientales: La microeconomía se centra en la
maximización de utilidades y la minimización de costos a nivel individual, pero
también puede generar externalidades ambientales negativas. La economía
ambiental ayuda a internalizar estos costos, asegurando que las decisiones
económicas reflejen adecuadamente los impactos ambientales.
Eficiencia económica y ambiental: La eficiencia económica no debe lograrse a
expensas del medio ambiente. La relación entre ambas disciplinas permite
identificar oportunidades para mejorar la eficiencia en el uso de recursos y
minimizar los impactos negativos en el entorno.
Desarrollo sostenible: La microeconomía y la economía ambiental son
fundamentales para el desarrollo sostenible. La toma de decisiones a nivel
microeconómico debe estar alineada con principios que promuevan un equilibrio
entre el progreso económico, la equidad social y la preservación del medio
ambiente.
Incentivos y regulaciones: Comprender cómo las decisiones individuales afectan el
entorno permite diseñar incentivos y regulaciones eficaces. Esto es crucial para
fomentar prácticas económicas que sean respetuosas con el medio ambiente y
que promuevan la responsabilidad social.
Resiliencia ante cambios ambientales: La relación entre microeconomía y
economía ambiental también es importante en la adaptación a cambios
ambientales. Comprender cómo las empresas y los individuos pueden ajustar sus
estrategias frente a eventos climáticos u otros cambios en el entorno es esencial
para la resiliencia económica.
Conservación de la biodiversidad: La microeconomía puede afectar directa e
indirectamente la biodiversidad. La economía ambiental contribuye a diseñar
estrategias que promuevan la conservación de la diversidad biológica,
reconociendo su importancia para la estabilidad de los ecosistemas y el bienestar
humano.
La microeconomía y la economía ambiental están relacionadas a través de la
teoría microeconómica. Esta teoría se basa en las fallas del mercado y las
externalidades ambientales, así como en su resolución.
La economía ambiental es una herramienta para garantizar la protección y
conservación de los recursos naturales. Pretende dar un valor real al inventario de
recursos naturales existentes y frenar el saqueo que se hace de ellos.
La economía y el medio ambiente tienen una relación estrecha a nivel macro y
micro, aunque no es una relación estrictamente proporcional. La economía
depende del medio ambiente para subsistir, pero el planeta también requiere de
acciones por parte del sector económico para ser preservado.
Los recursos naturales de Guatemala se ven amenazados por la pérdida de
hábitats, la sobreexplotación, el tráfico de flora y fauna, la invasión agrícola, el
cambio climático, una gobernanza deficiente y la actividad del crimen organizado.

¿Cómo se relaciona la economía y medio ambiente?


El medio ambiente es el entorno que condiciona la vida de la sociedad y que
incluye valores naturales, sociales y culturales que existen en un lugar y momento
determinado.
El medio ambiente es un satisfactor de las necesidades humanas, es proveedor
de insumos para el sistema económico y asimilador de los residuos generados por
los procesos de producción y consumo.
El medio ambiente ha sido una pieza clave para el desarrollo económico mundial,
funcionando como el principal proveedor de recursos y bienes ambientales,
además de ser el receptáculo para todo tipo de desperdicio generado por los
sistemas de producción.
El medio ambiente viene adquiriendo
estatus de bien económico porque
muchos recursos naturales, como el
agua y algunas fuentes de energía no
renovables, comienzan a escasear y
presentan horizontes de agotamiento
previsibles.
En Guatemala, la economía y el medio ambiente se relacionan de
la siguiente manera:
Mayor prosperidad económica
Ampliar el acceso al mercado y el valor de los productos exportados aumenta los
ingresos de las familias, la riqueza de la comunidad y los ingresos del gobierno.
Crecimiento verde
Es una nueva forma de interrelación entre la economía y el medio ambiente, en la
que la productividad económica no riñe con el cuidado del capital natural.
Crecimiento económico
El crecimiento económico se contrapone ocasionalmente con el mantenimiento de
los ecosistemas y el medio ambiente. Por ejemplo, el incremento del Producto
Interno Bruto (PIB) por habitante implica mayor consumo de energía y recursos.
La sobreexplotación de los recursos naturales debido a la pobreza, el abandono
de las prácticas agrícolas tradicionales y la transformación masiva del
medioambiente ha provocado erosión, pérdida de fertilidad del suelo y erosión de
los recursos genéticos.
RESUMEN El crecimiento verde supone una nueva forma de interrelación entre la
economía y el medio ambiente, en la que la productividad económica no riñe con
el cuidado del capital natural. En ese contexto, establecer patrones de
sostenibilidad ambiental precisa de la implementación efectiva de políticas
públicas que garanticen, por un lado, el uso eficiente de los recursos, y por el otro,
la gestión oportuna de los impactos ambientales por parte del sistema de
producción y consumo. Las cuentas de capital natural proveen de información e
indicadores útiles para identificar desafíos pendientes de abordar y espacios de
política donde se hace necesario actuar. El siguiente brief plantea algunos
hallazgos para Guatemala con base en el sistema de cuentas ambientales y
económicas (SCAE) desarrollado desde 2006. El crecimiento verde En los últimos
diez años, el concepto de crecimiento verde ha irrumpido hasta consolidarse en el
discurso de organismos multilaterales, agencias de cooperación y gobiernos,
como una estrategia para conciliar los objetivos ambientales con los objetivos
económicos del desarrollo (Quiliconi y Peixoto, 2013). Si bien no existe una
definición única de crecimiento verde, el concepto abarca, al menos, las siguientes
ideas: i) el uso eficiente y sostenible de los recursos naturales; ii) la reducción de
los impactos ambientales asociados a la producción económica (agotamiento del
capital natural, contaminación, degradación); iii) patrones de utilización del capital
natural que garanticen la provisión de bienes y servicios ambientales en el corto,
mediano y largo plazo y iv) la diversificación de la producción hacia sectores más
eficientes en el uso de recursos y en la reducción de desechos (da Motta y
Polonia, 2013). Existe un amplio espectro de instrumentos de política pública que
pueden ser exitosos en la búsqueda de la sostenibilidad ambiental, de manera
transversal y comprehensiva en los modelos de desarrollo económico (da Motta y
Polonia, 2013). Estos instrumentos de política, sin embargo, difieren de acuerdo a
los niveles de desarrollo y características concretas de cada país (Studer, 2013).
En todo caso, cada vez existe mayor evidencia de que las políticas ambientales
más estrictas no afectan necesariamente la productividad y el crecimiento, por lo
que es viable alcanzar ambos tipos de objetivos a través de estrategias
convenientemente planificadas (OECD, 2014). En ese sentido, es fundamental
generar información que permita evaluar los modelos de desarrollo y, por lo tanto,
la efectividad de las políticas. Políticas de desarrollo y crecimiento verde en
Guatemala El principal instrumento de planificación del desarrollo que existe
actualmente en Guatemala es el Plan Nacional de
Desarrollo K’atun: Nuestra Guatemala 2032. Este plan
esboza las directrices generales para el país, la visión,
política pública y programas necesarios para el
desarrollo. La agenda K’atun es un proceso de
construcción de consenso sobre la visión estratégica del
desarrollo para el país, para transformar la realidad y
alcanzar un mejor futuro. La agenda consiste en una
serie de acciones para el diálogo y análisis técnico; y
articula políticas públicas, programas y proyectos. También está cercanamente
relacionada con la agenda de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). El Plan
Nacional de Desarrollo identifica a la gestión sostenible de los recursos naturales
como una de las piedras angulares; por lo que propone, entre otros, un conjunto
de metas relacionadas a construir acuerdos ambientales, generar mayor
integración de las políticas ambientales y económicas, promover mayor relevancia
en temas ambientales de la agenda pública, mejorar el manejo de los recursos
hídricos y marino-costeros, establecer áreas de adaptación al cambio climático,
planificar el uso de recursos energéticos para favorecer la estabilización de
emisiones de carbono, reducir la pérdida de cobertura forestal (ligándola al manejo
sostenible de plantaciones), incrementar la efectividad en el manejo de áreas
protegidas y biodiversidad, y establecer estrategias para el manejo integral de los
desechos sólidos. La figura 1 evidencia que el crecimiento económico en
Guatemala ha ido acompañado del incremento en la demanda de recursos
naturales y energéticos, y de la generación de residuos al ambiente. Si bien los
gastos ambientales también han aumentado en el periodo considerado, lo han
hecho a un ritmo más lento. En el contexto de estas relaciones, evaluar la
sostenibilidad ambiental de la economía guatemalteca es crucial para el desarrollo
presente y futuro.
Las cuentas de capital natural (CCN) en Guatemala y su vinculación al crecimiento
verde El sistema de cuentas de capital natural de Guatemala provee indicadores
que permiten analizar el desempeño económico-ambiental de la economía
guatemalteca para evaluar los patrones y los modelos de desarrollo prevalecientes
en el país. A continuación, se discuten algunas recomendaciones de política a
partir de los hallazgos de las CCN.

1. Evaluar el comercio internacional con criterios ambientales: La


figura 2 muestra que las exportaciones del país dependen fuertemente de su
capital natural. Por un lado, las exportaciones agrícolas (café, banano,
cardamomo) y agroindustriales (azúcar, aceite de palma) intensivas en cuanto al
uso de insumos naturales como tierra, agua y nutrientes, han ganado importancia
por su peso relativo en las exportaciones nacionales, pasando de constituir el 30
% del valor de las exportaciones en 2002 al 40 % en 2017. Otros productos cuyo
peso relativo ha aumentado son los productos mineros, los cuales representaron
el 12 % del valor anual promedio de las exportaciones durante el periodo 2013-
2017; en tanto que para el periodo 2002-2006 su aporte promedio fue del 6 %. En
conjunto, la exportación de estos bienes directamente vinculados al ambiente,
pasó de representar el 35 % del total del valor exportado en 2002, a superar el 50
% en 2017. Estos datos son importantes si se considera que los costos vinculados
a los insumos y a los impactos ambientales no están internalizados en los precios
de los productos, por lo que este patrón es insostenible y peligroso a largo plazo.
El 80 % del riego en el país, por ejemplo, está asociado a los cultivos de
exportación (caña de azúcar, palma africana y banano). Además, es importante
recordar que la agricultura y la economía rural, en general, continúan siendo un
factor crítico para la reducción de la pobreza en el país, pues seis de cada diez
pobres extremos y el 40 % de los pobres moderados, se encuentran vinculados a
la agricultura. El sector emplea, además, al 30 % de la población económicamente
activa (PEA). En este contexto, se considera fundamental generar condiciones que
permitan sostener la producción, a la vez que se mejoran las condiciones de vida
de los habitantes.

2. Mejorar el desempeño nacional y sectorial en el uso de los


insumos ambientales: Otro aspecto clave en cuanto a la política de
crecimiento verde es establecer patrones más eficientes de uso de los insumos
ambientales. La figura 3 muestra las relaciones de desacoplo que han existido
entre la producción de valor agregado y la demanda de energía en el país. Como
puede verse en la figura 3a, a pesar de existir un crecimiento económico hasta
2006, la demanda de energía se mantuvo por debajo del valor de 2001, en tanto
que a partir de 2008 se ha superado ese valor y ha crecido casi a la misma
velocidad que la producción de valor agregado. La figura 3b muestra que, de
hecho, en los últimos años el crecimiento interanual de la demanda de energía ha
superado a la tasa de variación del PIB, incluso doblándole en 2016. Esto
manifiesta que la economía está transitando hacia una economía cada vez más
intensiva en el uso de energía.
A nivel sectorial, la cuenta ambiental de agricultura permite establecer que, en el
caso del agua, existe una alta ineficiencia económica en cuanto a su uso. La figura
4 evidencia que no existe desacoplo alguno entre el volumen demandado para
riego y el valor agregado generado por los cultivos agrícolas, sino que el primero
ha crecido a un ritmo mayor que la capacidad de generar riqueza. Los principales
cultivos que han expandido su superficie productiva desde 2001 son también
aquellos que demandan, en conjunto, el 75 % del riego. Algunos de estos, como la
caña de azúcar y la palma africana, se destinan principalmente a procesos
industriales (consumo intermedio), por lo que generan una cadena adicional de
valor agregado y son significativos para la exportación.
Sin embargo, es importante evaluar estos elementos con mayor análisis toda vez
que, como se ha mencionado antes, los costos asociados al uso de insumos
ambientales y a la producción de impactos ambientales no se internalizan en los
precios; además de que los mismos compiten por espacio y agua con la
producción de alimentos.

3. Incrementar acciones para detener las dinámicas de


agotamiento del capital natural: El agotamiento de los activos naturales se
refiere a la disminución en la cantidad de stock de un recurso natural durante un
período determinado debido a la extracción de ese recurso por parte de las
actividades de producción y consumo a un nivel mayor al que se regenera. Tanto
la cuenta de bosques como la cuenta experimental de ecosistemas muestran
valores alarmantes de agotamiento y pérdida de cobertura forestal para el periodo
2001-2014 en todas las zonas de vida, a excepción de una, el bosque muy
húmedo montano tropical (figura 5). La cuenta de bosques identifica, además, que
el aprovechamiento forestal sucede al margen de la institucionalidad
gubernamental, y que la tala no controlada continúa superando el 90 % de su total.
En ese sentido, es necesario generar estrategias más efectivas para detener la
deforestación y la consecuente pérdida de bienes y servicios provistos por los
bosques, toda vez que los programas forestales actuales, si bien han logrado
promover el establecimiento de plantaciones, no han sido efectivos para detener ni
reducir las tasas de deforestación.

4. Implementar acciones efectivas para detener y revertir las


dinámicas de deterioro del capital natural: La cuenta de agua ha
permitido establecer que anualmente se generan más de 10,000 millones de m3
de aguas de retorno que, en su mayoría, son vertidas sin ningún tipo de
tratamiento. Por un lado, no existen incentivos para mejorar la gestión del recurso,
y por el otro, la normatividad existente que ha buscado reducir los niveles de
contaminación por parte de las municipalidades ha sido prorrogada
continuamente. La figura 6 muestra una primera aproximación de la cuenta de
emisiones de agua, y permite observar los altos niveles de materia orgánica que
llegan a las fuentes de agua nacionales a través de las cargas de contaminantes
de las aguas residuales, lo que afecta no sólo la calidad del recurso, sino también
las posibilidades de mantener la vida de los ecosistemas acuáticos. Es
inconsistente que, para un país cuyo 70 % del PIB requiere de este recurso como
un insumo fundamental, su gestión sea pobre y se encuentre en claro proceso de
agotamiento. Es evidente lo estratégico que debe ser la implementación de
medidas efectivas y contundentes para asegurar su sostenibilidad, tanto en
cantidad como en calidad.

Conclusiones Establecer patrones de crecimiento verde es una tarea urgente


en un contexto internacional de alto grado de deterioro ambiental y desafíos
crecientes derivados del cambio climático. No obstante, para países como
Guatemala, cuyas economías dependen grandemente de su capital natural, es
una labor impostergable. Las cuentas de capital natural evidencian que todavía
existe un largo camino por recorrer para alcanzar ese crecimiento que promueva,
a la vez, un mejor ambiente
natural. Asimismo, es
necesario que dicho
crecimiento sea inclusivo y
sostenido. El Plan Nacional
de Desarrollo K’atun:
Nuestra Guatemala 2032 ya
establece las bases, ahora
son necesarios programas específicos y consistentes para hacer operativo el
desarrollo sostenible en el país.

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