Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
GROHMANN
Escuela de Postgrado
Maestría en Gerencia y Administración de la Educación
INVESTIGACIÓN Y DIVULGACIÓN
Propuesta de Lectura: 3
MODELOS MENTALES
COMPONENTE DE LOS
CONOCIMIENTOS PREVIOS
1
Modelo Mental
Peter Senge, La Quinta Disciplina, Edit. Garnica
Todos los directivos saben que muchas ideas excelentes jamás se llevan a la
práctica. Las estrategias brillantes no se traducen en actos. Los conceptos sistémicos
nunca se integran a políticas operativas. Un experimento piloto demuestra que un nuevo
enfoque genera mejores resultados, pero ese enfoque jamás se difunde.
Estamos cada vez más convencidos que este "trecho entre el dicho y el hecho" no surge
de intenciones débiles, de flaqueza de voluntad o aun de una comprensión asistémica,
sino de modelos mentales. Más específicamente, los nuevos conceptos no se llevan a la
práctica porque chocan con profundas imágenes internas acerca del funcionamiento del
mundo, imágenes que nos limitan a modos familiares de pensar y actuar. Por eso la
disciplina de manejar modelos mentales -el afloramiento, verificación y
perfeccionamiento de nuestras imágenes internas acerca del funcionamiento del mundo-
promete ser una decisiva innovación en la construcción de organizaciones inteligentes.
Los modelos mentales pueden ser simples generalizaciones, como "las personas son
indignas de confianza", o teorías complejas, tales como mis supuestos acerca de por qué
los miembros de mi familia se conducen de tal manera. Pero lo más importante es que
los modelos mentales son activos, pues moldean nuestros actos. Si creemos que las
personas son indignas de confianza, no actuamos como si hubiéramos creído lo
contrario. Si yo creo que mi hijo no confía en sí mismo y mi hija es muy agresiva,
continuaré interviniendo en sus discusiones para impedir que ella le dañe la autoestima.
2
¿Por qué los modelos mentales son tan poderosos para afectar lo que hacemos? En parte
porque afectan lo que vemos. Dos personas con diferentes modelos mentales pueden
observar el mismo acontecimiento y describirlo de manera distinta porque han
observado detalles distintos. Cuando usted y yo entramos en una fiesta con muchas
personas, ambos recibimos los mismos datos sensoriales básicos, pero registramos
rostros diferentes. Como dicen los psicólogos, observamos selectivamente.
Esto también ocurre con observadores presuntamente "objetivos", como los científicos.
Como escribió Albert Einstein: "Nuestras teorías determinan lo que medimos". Durante
años los físicos realizaron experimentos que contradecían la física clásica, pero nadie
"veía" los datos que estos experimentos suministraron al fin, conduciendo a las teorías
revolucionarias: mecánica cuántica y relatividad, de la física del siglo XX.
De acuerdo con el consultor Lan Mitroff, estas creencias sobre el diseño forman parte
de un difundido conjunto de supuestos para el éxito en General Motors: El negocio de
GM es ganar dinero, no fabricar autos.
Los coches son ante todo símbolos de estatus. Por lo tanto, el diseño es más importante
que la calidad. El mercado automovilístico norteamericano está aislado del resto del
mundo. Los trabajadores no tienen un impacto importante en la productividad ni la
calidad del producto. Los que están conectados con el sistema sólo necesitan una
comprensión fragmentaria y segmentada del negocio.
Como señala Mitroff. Estos principios han sido útiles a la industria durante muchos
años, pero la industria automovilística los trataba como "una fórmula mágica" para
triunfar todo el tiempo. Cuando sólo había hallado un conjunto específico de
condiciones que servían para un tiempo limitado.
El problema de los modelos mentales no radica en que sean atinados o erróneos. Por
definición, todos los modelos son simplificaciones. El problema surge cuando los
modelos mentales son tácitos, cuando existen por debajo del nivel de la conciencia. Los
industriales de Detroit no decían: "Tenemos un modelo mental según el cual a la gente
sólo le interesa el diseño". Decían: "A la gente sólo le interesa el diseño". Al no tener
3
conciencia de sus modelos mentales, no los examinaban. Como no los examinaban, los
modelos permanecían intactos. Al cambiar el mundo, se ensanchó la brecha entre los
modelos mentales de Detroit y la realidad, conduciendo a actos cada vez más
contraproducentes.
La incapacidad para apreciar los modelos mentales conspira contra los esfuerzos para
alentar el pensamiento sistémico. A fines de los años 60. Un importante fabricante de
bienes industriales de los Estados Unidos -el mayor en su industria- descubrió que
perdía participación en el mercado. Con la esperanza de analizar la situación, los
directivos acudieron a un equipo de especialistas en "dinámica de sistemas" del MIT.
Basándose en modelos informáticos, el equipo llegó a la conclusión de que los
problemas nacían del modo en que los ejecutivos manejaban los inventarios y la
producción. Como les costaba mucho almacenar sus voluminosos y caros productos, los
managers de producción mantenían inventarios reducidos y limitaban la producción
cuando se reducían los pedidos. El resultado era una distribución lenta y poco confiable,
aun cuando la capacidad de producción era adecuada. Las simulaciones informáticas del
equipo predecían que los repartos se demorarían más durante los momentos de
declinación que durante los auges, una predicción que contradecía el saber
convencional, pero que resultó acertada.
4
sistémicos. Esta ha sido una amarga lección para muchos autores de nuevas
herramientas de administración, no sólo para los apologistas del pensamiento sistémico.
Para Senge y otros (1995), los mapas o modelos mentales son las imágenes,
supuestos e historias que tenemos en la mente acerca del mundo, de nosotros
mismos, de los demás y de las instituciones, y sin ellos no podríamos enfrentarnos
al entorno. Según aquellos psicólogos, los seres humanos vivimos en un
mundo "real", pero no operamos directa e inmediatamente sobre ese mundo,
sino que actuamos dentro de él usando "mapas", "representaciones", "modelos" o
interpretaciones codificadas de esa realidad, las cuales creamos o inventamos
permanentemente mediante nuestros sistemas de procesamiento sensorial,
nuestros órganos de los sentidos y nuestro cerebro.
El filósofo estoico Epicteto lo expresó brevemente: "No son las cosas las que preocupan
a los seres humanos, sino sus ideas acerca de las cosas". Entonces, esos mapas o
modelos nos sirven de guía para orientarnos en la realidad, pero no constituyen la
"realidad real". En otras palabras, "el mapa no es el territorio": difiere de él, es apenas
una representación del mismo y, como tal, puede presentar y presenta distorsiones,
limitaciones y empobrecimientos, derivados de las características peculiares de la
experiencia de cada individuo. Asimismo, podemos mantener o descartar ese mapa,
según la utilidad que nos preste.
Cada individuo tiene, pues, la capacidad de construir su propio mapa del mundo, su
propio modelo o representación interna del mundo, a partir de la interpretación que da a
5
la información y la experiencia que recibe de la realidad externa, del medio ambiente.
Ese mapa o modelo está constituido por el conjunto de creencias de ese individuo, por
sus opiniones, actitudes, teorías personales, aprendizajes, valores, estrategias, normas,
reglas, visión de las cosas, maneras de pensar, etc. De allí que para darle sentido,
comprender, codificar, interpretar y actuar sobre el mundo y el entorno, las personas
confían en esas construcciones mentales que elaboran, en sus particulares
representaciones simplificadas de la realidad. Esas construcciones constituyen
precisamente sus mapas o modelos mentales, los cuales están conformados por los
agregados o sistemas de información interrelacionada que dan origen a tales conceptos,
reglas, patrones, esquemas y maneras de concebir el mundo.
Desde la infancia, los individuos actúan según sus modelos mentales y así estructuran
sus sistemas de valores y creencias, sus normas y principios. De modo que esos mapas o
modelos mentales, que, por lo demás, como ya se dijo, no son el territorio real,
determinan o afectan grandemente nuestro comportamiento y sirven muy bien como
guías para la acción. En suma, actuamos como actuamos porque tenemos los modelos
mentales que hemos construido. Por eso puede decirse que, en esencia, somos los mapas
que tenemos.
LOS PARADIGMAS
El éxito o la utilidad de un paradigma se mide entonces por la capacidad que brinda para
resolver problemas dentro de las fronteras que establece.
Para Barker, algunas características interesantes de los paradigmas son, entre otras, las
siguientes:
6
a) En cada paradigma que está vigente existen ya y pueden ser identificadas las
señales del próximo paradigma que lo sustituirá. Los nuevos paradigmas se crean
cuando todavía los paradigmas a sustituir son útiles, resuelven problemas y están
teniendo éxito.
c) Las personas que cambian los paradigmas son casi siempre foráneos, disidentes o
neófitos, quienes no están atrapados por el paradigma vigente.
Cuando la gente cambia sus paradigmas, su percepción del mundo cambia radicalmente.
Los paradigmas son muy útiles, ya que nos permiten resolver con éxito ciertos
problemas que enfrentamos dentro de ciertos límites. Pero también son un arma de
doble filo (Barker, 1995). Por una parte, son buenos filtros que sirven para
focalizar la atención sobre la información esencial y diferenciar la que es
importante de la que no lo es, ayudando así a identificar problemas relevantes y
ofreciendo formas de resolverlos. Pero, por la otra, pueden hacer que ignoremos
información que no concuerda con nuestros paradigmas o que los contradice y, así,
terminamos considerando sólo aquello que queremos o esperamos considerar. De modo
que si los datos no se ajustan al paradigma que manejamos, será poco o nada lo que
tomemos en cuenta. Esto puede constituir lo que se ha llamado "el efecto paradigma"
que ciega a los miembros de una organización en un momento dado, impidiéndoles ver
nuevas oportunidades, reconocer alternativas distintas o diseñar estrategias novedosas.
Las organizaciones, como los individuos, tienen también sus mapas o modelos mentales
y sus paradigmas. Estos conceptos se están aplicando hoy en el estudio de los procesos
de cambio organizacional ya que las reacciones ante el cambio (por ejemplo, la
resistencia) parecen estar relacionadas con el tipo de mapas, modelos mentales o
paradigmas vigentes en las organizaciones. Así, cuando esos modelos mentales
persisten en el tiempo se congelan y perpetúan, o se hacen imprecisos, y terminan
resultando inadecuados para enfrentar ciertas situaciones que exigen comportamientos
flexibles y versátiles para la acción. De modo que se espera que los líderes efectivos y
las organizaciones como un todo desarrollen una especial sensibilidad para reconocer
los cambios presentes y futuros y reaccionar ante ellos, es decir, puedan cambiar sus
mapas o modelos mentales y paradigmas en respuesta a esos cambios ambientales. En
suma, en tiempos de crisis es especialmente importante apelar a la gran cualidad que
tienen los seres humanos de cambiar sus paradigmas y desarrollar así cierta "flexibilidad
paradigmática", o sea, la capacidad para generar paradigmas flexibles, la habilidad para
moldear intencionalmente y adaptar con fluidez los paradigmas que manejamos a la
cambiante realidad cotidiana de las organizaciones y del mundo circundante.
7
EL ACCESO A LOS MODELOS MENTALES
En todo caso, el lenguaje verbal refleja nuestra identidad como personas. De allí
que podría afirmarse entonces con bastante certeza: "Dime como hablas y te diré
como eres, o como piensas, o como sientes, o como te representas el
mundo..."Mediante su lenguaje verbal, el interlocutor, por ejemplo, un cliente o un
supervisado, presenta a los demás algunos indicios de la forma como él percibe y
construye la realidad, su realidad.
De modo que su lenguaje dice bastante acerca de él como individuo, y nos permite
también aproximarnos y conocer algunos aspectos de sus modelos mentales y
tener cierto acceso a ellos.
8
Si se le presta atención a la forma como una persona habla -a lo que se ha llamado
la "estructura superficial" de su lenguaje se descubre que es posible llegar más
profundamente a una formación lingüísticamente más completa y más cercana a la
experiencia de esa persona -lo que se llama la "estructura profunda" del lenguaje-,
y acceder así a su mapa o modelo mental. La atención y el manejo del lenguaje
verbal del hablante permite identificar a través del mismo cuestiones tales como
las omisiones de información, las generalizaciones y distorsiones en sus formas de
pensamiento, sus creencias, los criterios que utiliza para valorar las cosas, sus
"metáforas" personales como reflejo de ciertas maneras de pensar y actuar, sus
estilos de interacción social o estilos de liderazgo, los denominados "meta-
programas" u orientaciones vitales, las estrategias de acción que utiliza para lograr
ciertos resultados, y unas cuantas cosas más. Eso requiere, por parte del
comunicador, gran flexibilidad de conducta, una fina destreza de observación y
una actitud de escucha activa.