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Resumen de la Odisea.

- Canto I
El primer párrafo del poema épico ya dice de qué trata toda la obra; las peripecias,
objetivos y experiencias que atravesaron Odiseo y su tripulación luego de la larga lucha por
la conquista de Troya.
Los dioses discurren sobre lo oportuno de liberar de Calipso, la diosa ninfa hija de
Poseidón, única deidad enojada con Ulises, al hijo de Laertes. Éste estaba cautivo en la isla
en medio del ponto de la ninfa, manteniéndole con seducciones para que olvidase a su
querida Ítaca. Sin embargo, retiene el firme deseo de volver a ella para gozar de su
hacienda y familia.
Atenea se le aparece en forma de un príncipe a Telémaco, hijo de Odiseo. Le cuenta sobre
su posibilidad de acción con respecto a si su padre vive o no. No obstante le revela que aún
existe aunque muy lejano de Ítaca por la disposición de los dioses. Telémaco le revela en su
hacienda en medio de un festín, la aflicción que le causan los pretendientes de su madre.
Destruyen y consumen los bienes que el padre le había dejado.
Por consejo de la diosa, ha de esforzarse por defender lo que más pueda sus pertenencias.
También, ha de reunir en el ágora a los héroes aqueos para comentarles sobre la situación
de su padre.
- Canto II
Telémaco, hombre prudente y temeroso de los dioses, poseyendo buena voluntad porque se
deja guiar por la divinidad, busca la ayuda de Atenea y de los ancianos amigos de su padre
para atentar e increpar a los soberbios pretendientes que acaban con la hacienda y todos los
bienes, dado a que Penélope mantiene una casta fidelidad a Odiseo. Posee una astucia e
inteligencia tremendas para eludir el cortejo del resto de personas, principalmente de
Euríloco. De gran sabiduría aparece Telémaco, valiente e ingenioso como su progenitor.
Emprende, con ayuda de otros y con la guía de la de somos de Lechuza, un viaje a la
arenosa Pilos para buscar noticias sobre el paradero de su padre. Sólo en la casa lo sabe la
criada euricleia, que la que crió a Telémaco. Los pretendientes evaden todos los
comentarios de los allegados a Odiseo y no les importa el destino que les traerá la
supervivencia y llegada del hijo de Laertes.
Homero, como es de costumbre, emplea un vocabulario muy rico y con bastantes epitetos.
Denomina realidades humanas con expresiones bellas y armónicas. Por ejemplo, la hija de
la mañana es la Aurora que con sus rosados dedos colorea el horizonte. Define muy bien las
virtudes de los personajes principales y los defectos de los antagonistas.
- Canto III
Qué bella expresión homérica es cuando define el alba: “la hija de la mañana, la Aurora, la
de rosáceos dedos”. Resuena de placer estético el poder leer una frase como esa,
imaginársela en los oídos con la métrica poética y plantear una situación en la que se
contemple la salida del excelso sol.
Principalmente, en este capítulo, Telémaco llega a Pilos, guiada por Atenea, con su
tripulación y se encuentra con Néstor, el caballero gerenio, gran guerrero prudente en el
conflicto teucro. El nieto de Laertes busca, a través del Nelida, saber sobre el paradero de
su padre. No obstante, éste no posee datos concretos de su vida, pero le cuenta las últimas
aventuras que pasaron los aqueos antes de partir de Ilión: pelea entre las posturas de los
atridas, que genera división en las tropas; muerte de Agamenón por parte de Egisto; arribo
de otros reyes, como Menelao, a sus tierras y lo que vivieron; la protección de los dioses
hacia ciertos héroes, etc. Todo eso se desarrollaba en un contexto de celebración de un
banquete en adoración a Poseidón, que estaba muy contento al ver lo que le ofrecían y que
Palas Atenea también lo consintiera. Luego de describir y nombrar a la mayoría de hijos
que tenía Néstor, y de enterarse éste último de los planes de Telémaco, al darse cuenta que
ahí estuvo la diosa de ojos de lechuza, le terminan ofreciendo el mejor de los novillos y
acaba el canto.
- Canto IV
Se detalla el encuentro de Telémaco y el hijo de Néstor con Menelao, hijo de Atreo y
príncipe de hombres. Dentro de la escena también está helena, que es testigo de la astucia y
prudencia del hijo de Laertes, es decir, de Odiseo de Ítaca, sobre todo en las peripecias del
caballo de Troya (seguramente se sabe de lo del caballo de Troya por lo que la Odisea nos
cuenta de él). Telémaco quiere saber, por boca de Menelao, si su padre aún vive. Así pues,
el pastor de hombres cuenta un poco lo que él sufrió y las aventuras que tuvo que vivir,
además del fenecer de otros capitanes griegos. Él es uno de los pocos que llegó a salvo a su
querida tierra luego de atravesar el anchuroso ponto y de estar aprisionado en una isla por
veinte días por maldición de una deidad. Con la ayuda de una hija de un servidor de
Poseidón, Proteo, sigue el plan dictaminado por ella y consigue la información que
necesitaba para salir de aquella isla. También le cuenta quiénes otros están vivos (Néstor y
Odiseo) y que debe regresar a Egipto por las oscuras y traviesas aguas para ofrecer una
hecatombe a la divinidad para regresar a su patria. Así pues, Telémaco decide volver a
Ítaca, pero nada bueno le aguarda, pues los pretendientes se enteraron de sus planes y lo
esperan para asesinarlo. Penélope, que no sabía que su hijo estaba fuera de casa, prorrumpe
en lágrimas porque, a pesar de la incertidumbre de su egregio esposo que ya le causa
aflicción, ahora su hijo correrá la misma suerte. No obstante, ruega a Atenea y ésta le ayuda
y le da seguridad de que al hijo de sus entrañas no le acaecerá nada malo. Con esto, la
esposa de Ulises se tranquiliza.
- Canto V
Calipso recibe el mensaje de Hermes de liberar a Odiseo por mandato del Cronión. Calipso
se molesta por la supuesta envidia de los dioses de que ella esté junto a un hombre mortal.
Ella, no obstante, se rinde porque nadie ha de contradecir, para su bien, la Voluntad de
Zeus, que amontona las nubes. A pesar de que Odiseo se da cuenta de que Calipso es una
diosa que posee en grado superior todo lo que pudiera tener su esposa, él no desiste de estar
con los suyos y de estar con ella, ya que ama su hogar.
Calipso le termina de dar viandas y utensilios para su partida en balsa de la isla. Odiseo
navega durante varios días, hasta que Poseidón, que hace temblar la tierra, se dio cuenta y
realiza cuantas tormentas puedan haber en el mar y vuelve el paso de Ulises bastante
tormentoso. Sin embargo, no lo asesina porque el hado no lo dispuso, pero sí le
correspondió al hijo de Laertes muchos trabajos para salvar su vida con ayuda de Atenea,
puesto que luego de haber nadado dos días y dos noches, llega a una orilla que es muy
escarpada y llena de rocas que le causarían daño si no fuera por la égida de la diosa de ojos
de lechuza. De este modo, Odiseo llega a una tierra nueva pero repleto de cansancio y sin
vislumbrar ningún paraje para descansar. Por eso, se retira a la selva para descansar y
esperar a que amanezca.
- Canto VI
En esta escena o capítulo, Atenea se le aparece a la aparentemente floja Nausícaa, hija el
magnánimo héroe Alcínoo, rey y emperador de los feacios, amados por los venerables e
ínclitos dioses. La diosa de ojos de lechuza le dice a la doncella que sugiera a su padre
preparar unos corceles y un carruaje para llevar a lavar las excelsas túnicas a las aguas del
divinas río. Éste accede y cuando ellas están allá, aparece Odiseo como un forastero que
asusta involuntariamente a las servidoras menos a Nausícaa dado a que Atenea le infundió
valor. Luego de que Ulises le plantea toda su situación y de rogarle que tengan misericordia
de él ya que no ha comido, ni bebido, esta sucio, no sabe donde está y qué le depara la
divinidad, Nausícaa, al ver que era un hombre no insensato y bueno, esta dispuesta a
ayudarle y manda a las esclavas que le satisficieran todas sus necesidades, sobre todo de
vestimenta. El hijo de Laertes pudo apreciar la gran hermosura de la manceba que tenía al
frente y le deseó lo mejor. Luego de que Odiseo se vio libre de tantos sufrimientos por los
cuidados de estas mujeres, Nausícaa pudo apreciar que dicho forastero no era cualquiera,
sino alguien enviado por los dioses o era un mismo dios, puesto que Atenea había infundido
su gracia en los hombros y en la cabeza del divinal Ulises. Posteriormente, Nausícaa le
revela un plan a él para que llegue al palacio de su padre y consiga favor de ellos.
- Canto VII
Odiseo llega al palacio de Alcínoo y le cuenta todas las peripecias que tuvo que sufrir para
llegar a su casa. Como buen costumbre de los griegos, reciben a Odiseo como un enviado
divino y le dan lo mejor, porque Zeus siempre acompaña a los que ruegan y piden
misericordia. De este modo, le prometen al hijo de Laertes todo lo que necesita para
regresar a su patria y estar con sus amigos, por ejemplo: tripulación, comida, bebida,
vestidos, nave, etc. Se van a dormir y queda que Ulises cuente otras aventuras.
- Canto VIII
Ulises es agasajado por Alcínoo y toda su corte, ya que la hospitalidad propia de los
pueblos lo reclamaba. Fueron muy generosos dándole toda clase de entretenimiento (el
circo y los juegos), comida (Banquete), Bebida (libaciones a los dioses) y regalos (trípodes,
túnicas, etc). Además, se le mandó preparar una tripulación con cincuenta y dos mancebos
de los mejores de los feacios, expertos en manejar los remos de las barcas. Así pues, Odiseo
agradece todos los servicios dados por sus anfitriones. Por otro lado, Alcínoo al ver que
siempre lloraba el hijo de Laertes cuando se refería a la guerra acaecida en Ilión, finalmente
manda a callar al aedo (que ya ha contado sobre el adulterio entre Ares y Afrodita; la cólera
de Hefesto y la promesa del que bate la tierra de restituir el dote del cojo de nacimiento)
para que éste le contará de dónde viene y por qué eso le causa tanto agobio. Además se
interesa de qué país es y cuál es su padre (importancia del padre en la antigüedad). De este
modo, termina el canto para que el esposo de Penélope cuente sus aventuras.
- Canto IX
Odiseo cuenta quién es y las peripecias de Troya. Cuenta, primeramente, su aventura con
los cícones. La tripulación de Odiseo había derrotado a ellos pero por echarse en el botín y
demorarse más de la cuenta, llegaron otros aliados, más cícones, y redujeron los hombres
de Odiseo en una cifra de seis mancebos buenos. De esta manera, se ve la alegoría clara de
la continencia y templanza como vías hacia el éxito.
Posteriormente, llegaron a la isla de los lotófagos. Esta parte es una parábola del cuidaod
que uno debe tener ante la tentación, aquí representada con el loto. Ella hace olvidar al
hombre su meta, sus objetivos, lo que debe hacer. Causa letargo y hace que pierda su
esencia. De esta manera, los guerreros de Ulises quisieron permanecer allí consumiendo
loto y olvidar Ítaca, lugar que representa la felicidad, el destino final, el final de la vida, la
familia y el amor.
Ulteriormente llegan a la isla que habitan los cíclopes, seres con un solo ojo que son
enormes y cuidan ovejas y cabritos, es decir, son pastores. Odiseo se da cuentad que hay
uno que está completamente apartado, no es como los griegos que poseen ciertas leyes y
practican la justicia. Polifemo está en lo suyo y no recibirá con hospitalidad a Ulises. Sus
compañeros le habían aconsejado a éste que simplemente se robaran unos quesos, tomaran
unos animales para las naves y se fueran. No obstante, la tozudez del hijo de Laertes,
creyendo en la hospitalidad del monstruo, ocasionó que sus hombres perecieran ante el
cíclope. Así pues, el cíclope se comió a seis de los hombres de Odiseo, y se hubiera
tragado más si no fuera por la astucia de su líder, que en este apartado se muestran sus
defectos humanos. Le ciegan el ojo a Polifemo con un asta cuya punta está quemada;
Polifemo reclama ayuda a los otros cíclopes pero al oír de éste último que “Nadie” fue el
que lo hizo, entonces sus congéneres entendieron que nadie se lo había hecho. Cuando
escaparon mediante las escondidas en los vientres de unas ovejas, llevaron animales a la
embarcación y Odiseo nos e aguanta y se burla del Cíclope. Aquí es cuando éste toma una
pica de montaña y se la arroja, rezándole a Poseidón que regresara a casa sólo, con muchos
males y con desgracias en su hogar. Todo se cumple.
- Canto X
Odiseo y su tripulación, luego de arribar a otras islas, llegan a Eea, hogar de Circe, en
donde está su excelso palacio. El capitán de hombres al querer saber en dónde se
encontraban, pero al sentir que podría ser un lugar peligroso, divide le grupo en dos siendo
él líder en uno y Euríloco el del otro. Éste último se aproxima a la morada de la Bruja;
todos entran menos él. Al estar ahí, se dejan embelesar por la belleza de la Hechicera y
comen todo lo que ella les ofrece, lo cual poseía una poción mágica que los dormía y luego
ella los convertía en cerdos con su vara mágica. Euríloco es testigo de todo esto y llega con
gran aflicción a la nave donde se encuentra Ulises. Éste, al no querer que les pase nada más
a sus compañeros, va sólo, aunque se le aparecer Hermes. El Argifonte, al advertirle sobre
el peligro que correría si va en solitario al recinto de Circe, le recomiendo beber un remedio
que los inmortales dioses pocas veces se los dan a los hombres para que eviten quedar
embrujados por esta diosa. De este modo, cuando el Hijo de Laertes llega al magnánimo
hogar de Circe, ésta cree que va a funcionar el mismo procedimiento que aplicó con los
demás, mas sin embargo no afectó en nada al protegido por Atenea. Así pues, Odiseo le
amaga que le va a asesinar y Circe pide compasión y pregunta quién es él, a pesar de que
sabía, por oráculo de Hermes, que Odiseo le causaría a aquello. El de Ítaca le ordena que
libere a los compañeros y le hace prestar solemne juramento, propio de la divinidad, para
que no les hiciera daño y fuera fiel a las promesas. No obstante, ya al ver que su tripulación
está bien, todos, principalmente Odiseo, queda obsesionado con los bienes que les da Circe,
abundante carne y negro, rojo vino. Es una metáfora a cómo los bienes y las riquezas
obnubilan el objetivo plateado: llegar a Ítaca. Por eso, sus compañeros le recuerdan por qué
están allí y Ulises le suplica a Circe que cumpla con lo que dijo: ayudarlos a llegar a Ítaca.
Los manda al tebano Tiresias, que ésta en el Hades, morada de dicho dios y de Perséfone,
para que les profetizara lo que iba a ocurrir y qué debían acometer. Les ordena cómo llegar
al inframundo. Dejarse llevar por los vientos, mirar hacia el érebo, hacer sacrificios de
ovejas negras y pronto estarían allí.
- Canto XI
Odiseo baja a los infiernos y no permite que todas las almas se acerquen a la sangre
derramada del animal sacrificado hasta que hablara con Tiresias. Cuando éste llega, le
revela todo lo que ha de sufrir hasta llegar a Ítaca, lo que compete a Helios y su Isla, y los
pretendientes que le esperaban allá. Le revela la situación de su fiel esposa y de su hijo, que
goza de altísima dignidad entre los de la isla. Además Odiseo se encuentra con muchos
héroes de la guerra de Troya y otros personajes famosísimos (Heracles) que le cuentan
cómo murieron o están en el Olimpo, como Hércules. Por otra parte, otras almas averiguan
sobre sus seres querido, como Aquiles, para ver como están. Es claro que, en la época, se
creía en una vida después de la muerte. También, en que la fama y el honor de alguien de la
familia ante los hombres era un gran consuelo así sea que estuvieras en el inframundo.
- Canto XII
Suceso de que Odiseo llega a la isla en donde se encuentran las vacas queridas de Helios,
custodiadas por dos diosas. Odiseo les advierte a su tripulación que hagan todo y coman de
las provisiones que tengan, mas que no se atrevan a tocar las reses de Apolo porque si lo
hacen perecerán. No obstante, él se aleja de ellos para orar a los dioses y recae sobre el
dulce sueño que todo lo tumba. El más famoso de los compañeros de Odiseo, al estar tan
harto de hambre porque ya se les acabaron las provisiones, arenga a los demás para que
maten a las vacas del dios del sol porque de igual forma iban a morir de hambre, y prefieren
morir llenos por la fuerza del dios, que ha fenecer por falta de comida, que es lo peor que
existe. Esto es una alegoría de cómo el hombre puede venderse a las cosas sensibles
olvidando el más allá (reflejado en Ítaca) por una contrariedad del momento. Hace falta la
virtud de la paciencia y de la fortaleza ara resistir heroicamente las contrariedades. Odiseo
se frustra y se enoja con ellos. Mas, cuando parten de la isla al séptimo día, luego de que
Apolo convenciera a Zeus de que matara a todas esas personas por lo que habían cometido,
éste accede y les lanza el rayo y les destruye la nave ya cuando están navegando por el
ponto. Luego, Ulises llega a la isla de Calipso y sucede todo lo posterior.
- Canto  XIII
Odiseo, termina de contarles las aventuras a los feacios y a toda la corte real, indicando que
es el momento oportuno para marchare a su hogar, que tan ansioso está de ver desde hace
mucho tiempo. Por esto, se despide muy excelsamente de Alcínoo y le agradece todos los
bienes de la hospitalidad que le han compartido. Le ruega a los dioses por un futuro
placido  y próspero a todos, especialmente a los reyes. Del mismo modo, el rey le da
muchos más bienes y manda a que partan con la mejor tripulación en una de las bellas
naves de los feacios, que aman los remos.
Odiseo se duerme en todo el viaje y sus nuevos compañeros provisionales le cuidan bien las
riquezas que le regalaron. Además, cuando llegan a Itaca, lo dejan durmiendo en la orilla de
la ribera y le dejan todas las riquezas a su lado. Poseidón, irritado con los feacios por
hacerle bien a Ulises, le suplica a Zeus para que le permita vengarse de los usleros. Este le
confiere el permiso y no les permite arribar de nuevo en la Isla de Escara. Alcínoo sabía
todo esto por unas profecías y promete no volver a ayudar a un forastero por la cólera de
Poseidón y le ofrece diez hermosos toros.
Cuando despierta Odiseo, él no sabe realmente que está en Itaca porque Atenea a
confundido los lugares que le eran familiares a él y cubre todo con una nube. No obstante,
Odiseo, por seguridad, engaña al joven, que era Atenea transfigurada, para evitar algún
percance por sentirse en total incertidumbre. Más luego Atenea se le manifiesta tal como es
diciéndole que siempre le ha acompañado en los viajes y que sí no fuera por ella, él no
estuviera ahí. Le revela que está en Itaca y Odiseo se pone muy alegre. Ambos deliberan
para como afrontar a los pretendientes y así llegar a feliz término. La diosa le comenta que
Telémaco goza de una vida alegre en el palacio de meneado porque los pretendientes
desean asesinarlo. Atenea remite a Odiseo a Eumeo, un pastor de cerdos para sepa que ha
llegado el rey y le pueda ayudar.
- Canto XIV
Odiseo posee un cálido recibimiento por parte de Eumeo en su majada. En ella dialogan
ambos sobre el pasado del anciano que ha jurado ver a Odiseo en otras isla, la de Creta, con
muchas riquezas. Cuenta otros infortunios que ha pasado para llegar a la Isla de Itaca. Se
declara hijo de Castor... Eumeo no se muestra crédulo ante la historia que le cuenta el viejo
sobre Ulises, ya que han venido otros prometiendo que vendría su tan queridísimo amo y
era pura mentira. Así pues, rechaza lo que cuenta pero lo recibe con mucha hospitalidad por
temor a los dioses y por compasión que tiene. Odiseo quiere recibir una túnica por parte de
él pero este le manifiesta que ahí no tienen. Han de aguardar al glorioso Telémaco para que
se las dé.
- Canto XV
Atenea le comenta a Telémaco de que ya es hora de partir de la isla de Menelao para ir a
Ítaca para que se encontrara con el porquerizo Eumeo y así pudiera reconocer a su padre.
Luego de preparar unos corceles y tener la compañía del hijo de Néstor y de recibir los
últimos regalos por parte del príncipe de hombres, recorren todo un camino hasta llegar a la
isla del sabio guerrero de troya. Allí, el hijo del divinal Odiseo deja a su compañero porque
se retrasaría con los dones de hospitalidad que le conferiría su padre. Éste entiende y se
despiden calurosamente. El hijo de Ulises arribaría por otra parte para evadir a los
pretendientes que desean aniquilarlo. Eumeo le cuenta su historia a su señor y se da cuenta
éste de la trágica vida que ha pasado (su madre fue una poliandra que hizo sufrir a su hijo y
lo recibió Laertes). Se van juntos a dormir y aguardan la llegada del glorioso Telémaco.
- Canto XVI
Telémaco vuelve de Pilos con la ayuda de la diosa Atenea. Llega al hogar del porquerizo
Eumeo, y los perros no le ladraban, mas movían la cola en gesto de cariño. Odiseo notó que
se acercaba un amigo del porquerizo por esta señal de los canes. Eumeo se alegra en
recibirle porque los pretendientes maquinan contra él males terribles como la muerte.
Cuando Eumeo se va a la ciudad para informarle a Penelopea que su hijo está de regreso
por encargo de Telémaco, éste, luego de una transformación que la diosa de ojos de lechuza
hace en Ulises transformándolo de anciano a guerrero ilustre tal cual es él, entonces su sijo
le reconoce y ambos lloran por la vida sufrida que les ha tocado llevar. Posterior a esto,
planean la estrategia de cómo vencer a los malvados pretendientes. No obstante, reconocen
que son dos apenas y les será difícil combartirlos a todos. No obstante, conservan la
protección del Cronida y de su hija hermosa, que no es poca ayuda por su potestad divina
(les esconderían las armas; ellos dos las tendrían solamente; los aniquilarán). En todo el
canto hay arengas por parte de los pretendientes entre ellos para ver cómo han de darle
muerte al hijo del divinal Odiseo. Finalmente, se reúnen los tres de nuevo y empezarán a
ejecutar su plan, iniciando con la limosna que pedirá Odiseo como anciano a ellos a pesar
de las humillaciones que sufrirá.
- Canto XVII
Eumeo, en compañía del anciano, se dirigen a la ciudad para ejecutar el pan que habían
maquinado antes. En el camino se cruzan con un pastor de cabras, Melantio, que lleva las
mejores al banquete de los pretendientes en el palacio del divinal Odiseo. Es muy in
educado y tosco (al parecer es un rasgo de la época), dado que los mendigos o personas
muy pobres son vistos como pestes en los banquetes. Se defienden honrosamente y con
palabras graves Eumeo y Odiseo, aunque continúan el camino.
Telémaco en el palacio se reencuentra con su madre Penélope, la divina entre las mujeres.
Las esclavas, Euricleia, Eurinome, la despensera, se pusieron muy contentas al verlo de
regreso de la isla de Pilos, besándole la cabeza, los hombros y los ojos. El nieto de Laertes
le narra a su madre las aventuras que experimentó en el hogar de Laertes y, posteriormente,
en Lacedemonia, es decir, la tierra de la agrava helena con el príncipe de hombres,
Menelao. Éste anticipa lo que haría el divinal Ulises con los pretendientes, ya que está vivo
a pesar de las tantas desgracias ha tenido que padecer. A Penélope se le regocija el corazón
y estalla de gozo, aunque espera con paciencia heroica el cumplimiento verdadero de todo
cuanto se le ha dicho.
Cuando Eumeo y El viejo llegan a la ciudad y, concretamente, al recinto en el cual Mora la
reina Penélope, Odiseo reconocé a su antiguo y fiel can, Argos, que ya por los años y por el
descuido con que los siervos le tratan, puesto que los amos no están presentes, está a punto
de fenecer. Mas, cuando el perro lo ve a él, le reconoce y se alegra, baja las orejitas (esto
muestra cómo la humildad de alguien puede reconocer y tratar bien a todos a pesar de las
circunstancias en que estén; virtud de la humildad y del agradecimiento, que son
prolongaciones de la caridad). Luego, el hijo de Laertes les empieza a pedir limosnas a
todos los pretendientes. Ninguno dejo de dar, excepto Antínoo, que lo que le confirió al
pobre señor fue un golpe con el escabel para apoyar los pies. Odiseo ya maquinaba
siniestros ardides contra él; no obstante resistía con humillación y resignación. Además,
todo esto fue porque Eumeo contó la historia del pobre mendigo, y esto enojó mucho a
Antinoo.
Finalmente, Penélope se entera de lo que sufre el pobre vetusto y, al enterarse de que había
escuchado hablar de su esposo, entonces quiso que lo llevaran a su presencia para que le
contara cara a cara sus experiencias y testimonios. Éste se rehusa a ir por su fachada, pero
razonablemente, ya que está oscureciendo y en la mañana puede enunciar todo con mucha
más calma y con más intimidad. Penélope concuerda y todos se retiran a su respectivo
hogar.
- Canto XVIII
Odiseo lucha contra Arneo, cuyo nombre puesto por todos es Iro, ya que es mensajero para
todo. El esposo de la reina lo arregla rápidamente y lo coloca afuera para que "espante" a la
gente debido al aspecto con el que quedó. Los pretendientes se asombraron demasiado por
lo vieron. Como recompensa a lo que habían apostado entre los pretendientes, le dieron
abundante comida, carne y dulce vino, al vencedor. Por otro lado, Atenea le infunde ánimo
a Penélope para que se presenté ante los que devoraban su palacio. Ella no quería pero la
fuerza de la diosa pudo más que con su voluntad. Por eso, la durmió para dotarlas de los
más excelsos dones: gracia divina y excelsitud en el cuerpo. Ella increpaba a Telémaco por
haber permitido que los pretendientes maltrataran al huésped. El lo reconoció. A su madre
los pretendientes, que sólo nombran los más ilustres, le regalan los más excelsos regalos.
Odiseo les encarga a las mozas de su esposa que la tratarán bien, más una de ellas le insulta
y lo zahiere. El les infunde gran terror con lo que les responde. Finalmente, Odiseo con su
buen hablar humilla a lo que los pretendientes le pugnan, es decir, que eran más fuertes que
él y más hábiles. A ellos les indigna que unos mendigos los pusieran como estaban.
- Canto XIX
Este canto gira en torno a dos ejes fundamentales. El anciano se sienta a comentarle a
Penélope, por mandato de ésta, toda su progenie e historia personales. Entonces, el viejo
con gusto se la cuenta y le refiere ciertas historias de Odiseo que Penélope reconocé como
ciertas y prorrumpe en lágrimas. Posteriormente, por mandato de esta divina reina, euricleia
se encarga de limpiar y darle las más bellas comodidades a Ulises. Cuando reconoce la
herida que este había recibido un día en la infancia al acompañar a los hijos de Autíloco, su
abuelo, a una cacería por un jabalí, entonces la anciana ve que este es Odiseo
verdaderamente y amaga con decirle a su ama que era su esposo el que estaba en frente de
ella. Ahora bien, Odiseo la sostiene y le amenaza con que no diga nada. Ella lo promete y
hasta le quiere ayudar para ver que siervas son leales y quienes no. No obstante, Odiseo le
dice que se encargara de ello en su momento. Penélope, al estar distraída en su pensamiento
por la diosa de ojos de lechuza, no reconoce todo lo que ha pasado y finalmente, luego de
comentar un sueño que tuvo con gansos y un águila (que era su marido matando a los
pretendientes), se deciden ir a dormir, aunque ya comentó el plan de la flecha del arco para
obtener nuevo consorte.
- Canto XX
Discurre la última cena de los pretendientes en el palacio del divinal Odiseo.
Próximamente, se verán en la funesta aparca por la muerte que les otorgará el príncipe de
los aqueos. Mientras tanto, en este canto se notan súplicas por parte de los hombres a los
dioses y respuestas de estos a aquellos por dichos ruegos en que se murieran rápido los
malévolos pretendientes.
- Canto XXI
Atenea le inspira a Penélope que invite a todos los pretendientes a que participarán del
certamen del arco y la flecha para que, el que lo ganara, se desposará con ella. No obstante,
los pretendientes no sabían que ese arco era uno especial de Odiseo y que él era el único
que lo podía armar. Los líderes de los pretendientes sospechaban que de ahí no saldría nada
bueno para ellos, y así fue. Sin embargo, se dejaron persuadir y nadie pudo con él, inclusive
Antinoo y Eurimaco. Odiseo quiere asegurar si filetio, el Botero, y Eumeo le son
finalmente fieles, proponiéndolos que sí su amo regresa en ese mismo instante lo preferirían
a él o a los pretendientes. Ellos dieron su asentimiento de lealtad total y Odiseo les muestra
la cicatriz que el jabalí le hizo cuando era joven. Ellos lo comprobaron y se pusieron a
derramar lágrima de la dicha que estuviera su amo de regreso. Empero, Odiseo les prohibió
que dijeran algo a alguien, no fuera que todos se enteraran y se estropeara el plan.
Entonces, filetio recibió el encargo de cerrar las puertas y Eumeo de entregarle el arco
cuando fuera el tiempo oportuno. Ya cuando todos participaron, Odiseo, con el abucheo de
todos, pero con la aprobación de Penélope, recibe y arme el arco. La saeta que lanza supera
todos los doce aros. Telémaco recibe la señal y se coloca al lado de su padre con las dos
espadas de súper filo. Las esclavas y Penélope fueron encerradas en uno de los aposentos
más interiores, y euricleia cerró las puertas y se quedo con ellas a pesar de los gritos que
escucharía en el patio.
- Canto XXII
Finalmente, Odiseo muestra toda su ferocidad primeramente cuando, con el arco, asesina
clavándole la desgraciada saeta en el cuello de Antinoo y luego también le clava una a
Eurimaco. Los pretendientes, con ayuda de Melantio, reciben unas cuantas espadas con las
cuales defenderse y poder matar a Ulises. No obstante con la ayuda de Atenea y de su hijo
y de sus dos siervos fieles, terminan acabando con todos los pretendéis, lo cual provoca que
la sala termine llena de sangre. Ulises manda a Euricleia que saque a todas las mujeres
infieles y laven y saquen los cadáveres. Luego, Telémaco las asesinaría en el patio. Todo ha
terminado y falta el encuentro de Penélope con su esposo.
- Canto XXIII
Finalmente, Penélope reconoce, a pesar de su dura obstinación para evitar los engaños de
otros hombres, a su esposo, luego de que este le comprobara el secreto del lecho
matrimonial. Ambos sollozaron, se abrazaron y disfrutaron del amor que se tenían. Todos
estaban contentos. Las mujeres, el hijo y los siervos fieles bailaban, prepararon la cama
nupcial para que estos se acostarán y durmieran, más estuvieron conversando de sus
pasados por muy buen tiempo que Atwnea alargo la noche. No obstante, Odiseo todavía le
queda la misión de cumplir lo que tiresias le dijo sobre sacrificar animales para Poseidón.
Con esto, y con la ayuda del Boyero, de su hijo y del porquerizo, salieron para cumplir lo
que le estaba encomendado.
- Canto XXIV
Este último canto empieza cuando los héroes de troya están conversando en el Hades e
inicia la conversación el Pelión. Luego se enteran que todos los pretendientes han llegado al
inframundo y Anfimedonte le cuenta a ellos el porqué están ahí y quién los asesino.
Agamenón les contestó que se lo emrecían por haberse metido con la mujer de un eximio
varón. Además, destacó la virtud de Penélope, como la mujer fiel que por encima de todo
soporta las dificultades con tal de aguardar a su esposo.
Posteriormente, Odiseo va y pone a prueba a su padre para ver si lo quiere y extraña.
Después de darse cuenta que sí, por tanto dolor, deja de molestarlo y dice que él es Odiseo.
Ambos se abrazan y disfrutan de una buena cena.
Cuando los padres de los pretendientes, luego de escuchar la arenga del progenitor de
Antinoo, se animan a vengarlos, pero no todos lo hacen por la arenga de otro sabio. De este
modo, algunos combaten pero fenecen en manos de Odiseo y los suyos. Finalmente, Atenea
ordena y concede la paz al pueblo de Ítaca y le espera una buena senectud a Ulises. Tiene
que ofrecer las más dulces hecatombes a los dioses y, a través del pacto final, todo acaba
bien.

Notas para destacar:


- En la cultura griega, especialmente la bélica, es de notar la justicia como pago de las
males hechos a los hombres y a los dioses, relegando toda posibilidad de perdón.
- Gran solicitud por parte de un anfitrión de que se sienta bien atendido la persona que está
llegando a una casa ajena, como si fuera enviado de los dioses. Gran hospitalidad. Dar
regalos a los ilustres y benévolos huéspedes.
- Relevancia que los helenos le otorgaban a la procedencia del lugar y a su abolengo de los
que acababan de conocer. En el ser de ellos estaba muy arraigado esas características para
definir el trato.
- Obediencia a los dioses y la salvaguarde del honor y su búsqueda. Confianza en la
providencia divina, como conocedora y disponedora de los sucesos en la vida de los
hombres.
- Consideración del poder y de la regencia como algo muy positivo por la pronta posesión e
riqueza y ganancia de honor y respeto ante el pueblo. Justicia de poseer esclavos como
premio de guerra.
- Consideración de la mujer como ser inferior al hombre. Por eso, era objeto de comercio y
de equiparaciones con acumulaciones de animales como precio de venta.
- Afán de saber la entera de verdad de una situación que lo atañe a uno, ya sea positiva o
negativamente.
- Gran veneración a la deidad, lo cual se refleja en la celebración de banquetes y
comuniones entre las personas, realizando libaciones y oraciones comunitarias. Cada uno
come y bebe su respectiva porción.
- Una visión de necesariedad se puede apreciar en los griegos con respecto al designio de
los dioses. Por ejemplo, Alcínoo denota esta actitud cuando trata de animar a Odiseo
cuando le ve llorar cuando el aedo alude a tales tópicos. Si nada de eso hubiera ocurrido,
entonces los rapsodas no tuvieran tema de qué hablar.
Frases importantes de la Odisea.
- “No andes en niñerías, que ya no tienes edad para eso”(Atenea a Telémaco, con respecto a
la defensa de su hacienda con respecto a los pretendientes).
- “Temed que os persiga la cólera de los dioses, irritados por las malas obras”.
- “–Tranquilízate, ama; que esta resolución no se ha tomado sin que un dios lo quiera”.
- “(…) Ya que todos los hombres están necesitados de los dioses”. (recibimiento de
Telémaco en Pilos; contexto del banquete en honor a Poseidón).
- “(…) No cambia de súbito la mente de los sempiternos dioses”.
- “No hay nada mejor ni más útil que el que gobiernen su casa el marido y la mujer con
ánimo concorde, lo cual produce gran pena a sus enemigos y alegría a los que los quieren, y
son ellos los que más aprecian sus ventajas”.
- “(…) el mismo Zeus olímpico distribuye la felicidad a los buenos y a los malos, y si te
envió esas penas debes sufrirlas pacientemente”.
- “Este es un infeliz que viene perdido y es necesario socorrerle, pues todos los forasteros y
pobres son de Zeus y un exiguo don que se les haga les es grato”,
- “Y también yo me indignaría contra la que tal hiciera; contra la que, a despecho de su
padre y de su madre todavía vivos, se juntara con hombres antes de haber contraído público
matrimonio”.
- “Ten esperanza de ver a tus amigos y de llegar a tu casa de elevado techo y a tu patria
tierra”.
- “(…) no hay cosa tan importuna como el vientre, que nos obliga a pensar en él aun
hallándonos muy afligidos o con el ánimo lleno de pesares como me veo yo ahora, nos
incita siempre a comer y a beber, y en la actualidad me hace echar en olvido los trabajos
que he padecido, mandándome que lo sacie”.
- “(…) somos muy suspicaces los hombres que vivimos en la tierra”.
- “(…) lo mejor es siempre lo más justo”.
- “Todas las muertes son odiosas a los infelices mortales, pero ninguna es tan mísera como
morir de hambre y cumplir de esta suerte el propio destino”.
- “(…) me es enojoso repetir lo que queda explicado claramente”.
- “Castíguelos Zeus, el dios de los suplicantes, que vigila a los hombres e impone castigos a
cuantos pecan”.
- “(…) los trabajos que has de soportar fatalmente en tu morada bien construida: toléralos,
ya que es preciso, y no digas a ninguno de los hombres ni de las mujeres que llegaste
peregrinando; antes bien sufre en silencio los muchos pesares y aguanta las violencias que
te hicieron los hombres”.
- “Pero los bienaventurados númenes no se agradan de las obras perversas, sino que honran
la justicia y las acciones sensatas de los hombres. Y aun los varones malévolos y enemigos
que invaden el país ajeno y, permitiéndoles Zeus que recojan botín, vuelven a la patria con
las naves repretas; aun éstos sienten que un fuerte temor de la venganza divina les oprime el
corazón”.
- (…) de Zeus hospitalario, el cual se indigna en gran manera por las malas acciones”.
- “Que para siempre dura en el huésped la memoria del varón hospitalario que le recibió
amistosamente”.
- “(…) mas vale usar de la moderación en todas las cosas”.
- “Nada hay tan malo para los hombres como la vida errante: por el funesto vientre pasan
los mortales muchas fatigas, cuando los abruman la vagancia, el infortunio y los pesares”.
- “Estas noches son inmensas, hay en ellas tiempo para dormir y tiempo para deleitarse
oyendo relatos, y a ti no te cumple irte a la cama antes de la hora, puesto que daña el dormir
demasiado”.
- “(…) halla placer en el recuerdo de los trabajos sufridos quien padeció muchísimo y
anduvo errante largo tiempo”.
- “(…) las increpaciones de los amos son muy pesadas”.
- “al que está necesitado no le conviene ser vergonzoso”.
- “(…) los dioses, haciéndose semejantes a huéspedes de otros países y tomando toda clase
e figuras, recorren las ciudades para conocer la insolencia o la justicia de los hombres”.
- “Malo es que un vagabundo peque de vergonzoso”.
- “(…) no hay en país alguno, entre los mortales hombres, quienes insulten de esta maneras,
maquinando inicuas acciones”.
- “(…) no has de envidiar las cosas de otro”.
- “La tierra no cría animal alguno inferior al hombre, entre cuantos respiran y se mueven
sobre el suelo. No se figura el hombre que haya de padecer infortunios mientras las
deidades le otorgan la felicidad y sus rodillas se mueven; pero cuando los bienaventurados
dioses le mandan la desgracia, ha de cargar con ella mal de su grado, con ánimo paciente,
pues es tal el pensamiento de los terrestres varones, que se muda según el día que les trae el
padre de los hombres y de los dioses. También yo, en otro tiempo, tenía que ser feliz entre
los hombres; pero cometí repetidas maldades, aprovechándome de mi fuerza y de mi poder
y confiando en mi padre y en mis hermanos. Nadie, por consiguiente, sea injusto en cosa
alguna antes bien disfrute sin ruido las dádivas que los númenes le deparen. Reparo que los
pretendientes maquinan muchas iniquidades consumiendo las posesiones y ultrajando a la
esposa de un varón que te aseguro que no estará largo tiempo apartado de sus amigos y de
su patria, porque ya se halla muy cerca de nosotros. Ojalá un dios te conduzca a tu casa y
no te encuentres con él cuando torne”.
- “(…) es malísima cosa afligirse siempre y sin descanso”.
- “(…) que las deidades quieren que no se nos vayan de la memoria sus mandamientos”
(Menelao le cuenta esto a Telémaco cuando le refiere que estuvo un tiempo en Egipto,
deseando ardientemente regresar a casa, por no haber ofrecido hecatombes a los dioses).
- “¿Quién lucharía con el que le acoge amistosamente? Insensato y miserable es el que
provoca en los juegos al que le ha recibido como huésped en tierra extraña, pues con ello a
sí mismo se perjudica.”
- “No prosperan las malas acciones y el más tardo alcanza al más ágil; como ahora Hefesto,
que es cojo y lento, aprisionó con su artificio a Ares, el más veloz de los dioses que poseen
el Olimpo; quien tendrá que pagarle la multa del adulterio”.
- “Acaso perdiste delante de Ilión algún deudo como tu yerno ilustre o tu suegro, que son
las personas más queridas después de las ligadas con nosotros por la sangre y el linaje? ¿O
fue, por ventura, un esforzado y agradable compañero, ya que no es inferior a un hermano
el compañero dotado de prudencia”.
- “No hay cosa más dulce que la patria y los padres, aunque se habite en una casa opulenta,
pero lejana, en país extraño, apartada de aquellos”.
- “Y a suplicante y forasteros los venga Zeus hospitalario, el cual acompaña a los
venerandos huéspedes”.
- “(…) pero las deidades lo pueden todo”.
- “Así es que nada hay tan horrible e impudente como la mujer que concibe en su espíritu
intentos como el de aquélla (Clitemnestra), que cometió la inicua acción de tramar la
muerte contra su esposo legítimo”.
- “(…) jamás seas benévolo con tu mujer ni le descubras todo lo que pienses; antes bien,
particípale unas cosas y ocúltale otras”.
- “Y tampoco conviene que en casa ajena esté llorando y lamentándome porque es muy
malo afligirse siempre y sin descanso”.
- “(…) pues un hombre, por fuerte que sea, nada consigue revolviéndose contra tantos, que
al fin son mucho más poderosos.”
- “No mortifiques más el hermoso cuerpo, ni consumas el ánimo, llorando a tu marido; bien
que por ello no he de reprenderte porque la mujer suele sollozar cuando perdió el varón con
quien se casó virgen y de cuyo amor tuvo hijos”.
- “Son los hombres de vida corta: el cruel, el que procede inicuamente, consigue que todos
los mortales le imprequen desventuras mientras vive y que todos lo insulten después de
muerto; mas el intachable, el que procede intachablemente, alcanza una fama grandísima
que sus huéspedes difunden entre todos los hombres y son muchos los que le llaman
bueno”.
- “Guarda silencio y confía en los dioses”.
- “Hay sueños inescrutables y de lenguaje obscuro, y no se cumple todo lo que anuncian los
hombres”.
- “(…) no es posible que los hombres estén sin dormir, porque los inmortales han ordenado
que los mortales de la fértil tierra empleen una parte del tiempo en cada cosa”.
- “¡Desdichado! Se tiene confianza en un compañero peor, que es mortal y no sabe dar
tantos consejos, y no soy una diosa que te guarda en todos tus trabajos”.
- “(…) es de gran molestia pasa la noche sin dormir y vigilando”.
- “Sin duda te trastorna el dulce vino, que suele perjudicar a quien lo bebe ávida y
descomedidamente”.
- “(…) cuánta ventaja llevan las buenas acciones a la malas”.
- “Los dioses te ha trastornado el juicio; que ellos pueden entontecer al muy discreto y dar
prudencia al simple”.
- “Por mucho que sepas, difícil es que averigües los designios de los sempiternos dioses”.
- “Ahora que vas a la pelea, donde se señalan los más eximios, procura no afrentar el linaje
de tus mayores; pues en ser esforzados y valientes hemos descollado sobre la haz de la
tierra”.

Virtudes de Odiseo
Paciencia. Visitaba a los demás hombres. Ingenioso en sumo grado. Arengaba y daba
prudentes consejos a los aqueos. “Tú das belleza a las palabras, tienes excelente ingenio e
hiciste la narración con tanta habilidad como un aedo, contándonos los deplorables trabajos
de todos los argivos y de ti mismo”. (Palabras de Alcínoo)

Desgracias en Odiseo
Infeliz entre los inmortales hombres. Ignorado entre los hombres. (Canto 1).

Virtudes en Telémaco
Prudente. Sincero. Audaz. Grandílocuo. Obediente. Magnánimo. Atento.
Penélope
Esposa de Odiseo, llamada por Homero como divina entre las mujeres. Sufre gran dolor y
angustia en su alma, sobre todo al recordarlo los aedos, al rememorar la pérdida de su caro
consorte. Fiel y tenaz ante Odiseo. Según Menelao, es discreta. Es muy sensata y sus
intentos son razonables, según Agamenón.

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