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Te invitamos ahora a desarrollar la siguiente actividad:

1. Investiga sobre la Edad Media y sus características en España: la relación con los moros y las
conquistas de tierras; la convivencia del islam, el judaísmo y el cristianismo; la estratificación
social, etc. ¿Cómo se ven estos aspectos reflejados en la obra que trabajaste?

España comparte con otros países de Europa el arranque de la Alta Edad Media como un
inquietante periodo de transición tras la caída definitiva del Imperio Romano y la constitución de
los nuevos reinos bárbaros. Incluso, los españoles podemos presumir de que el reino germánico
correspondiente, el visigodo, fue seguramente uno de los más avanzados de cuantos constituyeron
Europa durante los siglos VI y VII, en buena medida gracias a tres factores:

-El visigodo fue la etnia germánica que más contacto tuvo durante décadas con los romanos tanto
del Imperio Romano de Oriente como el de Occidente.

-La intensa romanización de la Hispania que conquistaron.

-El importante papel en la política de la culta Iglesia hispana.

Pero este brillo -en relación con otros pueblos bárbaros- no estuvo asociado a una fortaleza política
y religiosa que pudiera hacer frente a la invasión musulmana.

Y es que uno de los grandes misterios de la historia, sobre la que se han escrito numerosísimas
hipótesis y explicaciones, es la fragilidad del Reino Visigodo, que se tradujo en su inmediata
desmantelación y rapidísima conquista por un puñado de guerreros africanos y árabes, inicialmente
en franca minoría sobre la población hispano-romana-visigoda nativa.

La fulgurante conquista política y militar de la mayor parte de la Península por un conjunto de


pueblos de distinta raza, pero animados por la misma religión -la musulmana-, supuso una ruptura
radical con respecto a la trayectoria de otros los jóvenes reinos europeos.

Durante siglos estos estados cristianos se moverán en una continua alternancia de pactos, alianzas,
guerras de frontera, relaciones de familia, intentos de unificación y desunión, pero animados por un
más o menos inconsciente impulso de recuperación de los territorios meridionales.

El sistema de convivencia medieval, ya de por sí complejo en el resto de Europa, se enriquece en


matices aún más en España por las relaciones de guerra y paz entre los reinos cristianos y entre
éstos y el mundo musulmán, también privado de homogeneidad y tendente, como sus vecinos
cristianos, a tensiones constantes de unidad y ruptura.

La dinámica de guerra y paz medieval en España entre reinos cristianos y los distintos regímenes
políticos del país tiene como consecuencia otro hecho peculiar de la Edad Media española, que es el
movimiento de gentes que colonizan y repueblan amplias extensiones del territorio a medida que las
fronteras descienden hacia el sur.
Las batallas y escaramuzas tempranas fueron para buscar botín o tributo de los vencidos-una
práctica de los dos lados. En el Poema del Mío Cid vemos muy claramente que los cristianos y el
mismo gran héroe nacional, se ofrecían a servir como soldados a los musulmanes y a veces los jefes
cristianos defendían con armas a otros musulmanes amenazados por los de su propia religión. Hay
casos de matrimonios mixtos a altos niveles y las familias se relacionaron. Los musulmanes
hicieron comercio con los europeas pasando por territorio cristiano sin problemas. El sur estaba
mucho más poblado que el norte y con un nivel cultural mucho más alto, como hemos visto. Parece
que, aun admirando la economía y riquezas del sur, no apreciaron el alto nivel de cultura literaria; el
ideal del guerrero masculino prevalecía entre los cristianos del norte.

En los reinos cristianos los judíos tenían siempre una situación jurídica especial. Se los
consideraban como algo pertenecientes al tesoro real, una propiedad personal del monarca-entre
hombres libres y siervos. Muchas poblaciones judías pasaron a ser súbditos de los cristianos con la
reconquista de territorio musulmán y los cristianos se aprovecharon de ellos por su conocimiento
administrativo. Los judíos sirvieron en los cargos públicos, especialmente en la recaudación de
impuestos. Algunos se hicieron muy ricos y se convirtieron en los financieros del reino, llegando a
ser lo que hoy llamaríamos ministros de Hacienda de los reyes de Castilla y Aragón. El tesorero de
Alfonso VI de Castilla (época del Cid Campeador) era Yosef ben Ferruziel, llamado, Cidello. El
acceso a la corte fue facilitado también por su conocimiento del árabe y de la medicina.

A mediados del siglo trece toda la península menos el reino de Granada, estuvo bajo el poder
cristiano. Ésta fue la mejor época para los judíos especialmente en los reinos de Aragón y Castilla
de Alfonso X, el cual era la máxima expresión de autoridad y poder.

Rodrigo Díaz de Vivar se puso a lo largo de su vida a las órdenes de diferentes caudillos, tanto
cristianos como musulmanes. En realidad, luchó en su propio beneficio, convirtiéndose en lo que
algunos autores definen como un mercenario, un soldado profesional que presta sus servicios a
cambio de una paga, más que un combatiente que lucha por unos ideales. 

2. Investiga cómo es la versificación en la obra original: la estructura de los cantos, el tipo de rima y
métrica, etc. En esta información estructural también encontrarás características de la Edad Media
en el poema.

El Poema de Mio Cid se ha dividido modernamente en tres partes o cantares, que se


corresponderían con cada una de las sesiones de recitado del juglar (unos 1200 versos): cantar del
destierro, cantar de las bodas y cantar de la afrenta de Corpes.

El mayor de los cantares de gesta españoles de la Edad Media y una de las obras clásicas de la
literatura europea es el que por antonomasia lleva el nombre de su héroe: el Mio Cid.  Este cantar se
ha conservado en su forma poética en un único códice, que actualmente se custodia en la Biblioteca
Nacional de Madrid. Se trata de un códice en cuarto (con dimensiones medias de 198 × 150 mm),
de 74 hojas (originalmente 78), elaborado con pergamino, posiblemente de cabra, grueso y de
preparación algo tosca.

Consta de once cuadernillos, cosidos entre sí mediante cinco nervios y encuadernados con tabla
forrada de badana barnizada de negro y estampada con orlas de oro (del que quedan muy pocos
restos) y conserva parte de dos broches de cuero y metal con los que se mantenía cerrado. Esta
encuadernación es del siglo XV y fue la segunda que experimentó el códice, sin que se tenga
certeza sobre la fecha de la anterior, seguramente coetánea de su escritura.
La impaginación o distribución del texto en la página se realizó mediante un pautado a punta seca
en el primer cuadernillo y a punta de plomo (o quizá de plata) en los restantes. Dicho pautado está
formado por dos líneas maestras verticales y otros dos horizontales, que delimitan una caja de
escritura que varía entre los 174 x 121 mm y los 163 × 112 mm.

El texto está escrito a renglón seguido, con una media de 25 líneas por plana, en letra gótica
(también denominada cursiva formada), a una sola tinta (sin duda negra en su origen, pero que hoy
se ve de color pardo), escrita sin lujo, pero con esmero.

Todos los versos se inician con una mayúscula gótica. En catorce ocasiones se emplean capitales
lombardas de gran tamaño como iniciales ornamentales de sobria decoración, las cuales, sin
embargo, no parecen desempeñar ninguna función específica en relación con el contenido. También
hay dos ilustraciones que representan sendas cabezas femeninas de largas melenas, realizadas en el
margen derecho, las cuales se ha pensado que podrían aludir a las hijas del Cid, allí mencionadas,
aunque esto es muy inseguro, entre otras cosas porque la segunda cabeza es copia, con peor mano,
de la primera, lo que hace pensar en un mero ejercicio de pluma, de los que pueblan los márgenes
de los manuscritos medievales, antes que en una figura relativa al contenido.

Este manuscrito lleva una suscripción de copista que fija su realización en el año 1245 de la era
hispánica, correspondiente al 1207 de la cristiana.

La épica medieval aparece con los juglares; ellos se encargan de llevar de pueblo en pueblo los
cantares de gesta, como el POEMA DE MÍO CID, una de las obras imprescindibles de la literatura
española. Su valor, histórica y culturalmente, es incalculable.

La literatura en la Edad Media

La literatura en la Edad media tiene unas características peculiares. Aparecen los primeros textos
escritos en un español todavía algo indeciso y que, poco a poco, va tomando forma. La literatura
española nos ofrece grandes obras que servirán de antesala a los gloriosos autores del Siglo de Oro
español.

¿Qué son los cantares de gesta?

Loa cantares de gesta son obras del género épico que narran, en verso, hazañas de héroes. Se
difundían oralmente y eran los juglares quienes “cantaban” (es decir, recitaban y representaban)
estos cantares, en plazas y en castillos, por toda España. Este oficio se llama “mester de juglaría”
(trabajo de juglares) y era una tarea ardua ya que, para atraer y mantener la atención del público (de
quien dependían para subsistir) actuaban, recitaba, hacían juegos malabares, mímica, tocaban algún
instrumento, cantaban… Después, claro está, esperaban una buena «soldada», en recompensa a su
buen hacer.

MÉTRICA Y ESTILO

El Cantar de “Mio” Cid se caracteriza por el empleo de la rima asonante y el metro irregular. Los
versos pueden llegar a tener hasta veinte sílabas y quedan divididos en dos hemistiquios por una
pausa (cesura) en el centro. La rima asonante permite la agrupación de los versos en tiradas más o
menos largas con la misma rima (monorrimas)

Con respecto a la lengua y estilo del poema, conviene recordar su carácter oral y su vinculación al
mester de juglaría. Algunos rasgos son:

-uso frecuente de los epítetos épicos, para dotar a los personajes de cualidades excelentes, lo cual es
una fórmula juglaresca: Fabló mio Cid, el que en buen ora cinxo espada;

-frecuente cambio del punto de vista narrativo, pasando del estilo indirecto (3ª persona) al diálogo,
que infunde a la narración un carácter más dramático;

-empleo de expresiones para atraer la atención de los oyentes: Yo vos diré, dirévos, veriades…. No
olvidemos el carácter eminentemente oral de los cantares de gesta.

3. Busca un mapa de la España de la época del Cid. Traza el recorrido hecho por el Campeador.

4. Investiga a qué se llama en la actualidad “El camino del Cid”. Crea un afiche para promocionar
viajes turísticos a esta zona.
Tras las aventuras de un caballero del siglo XI

Es un famoso poema castellano del siglo XII que cuenta la historia del legendario caballero Rodrigo
Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Te proponemos revivir sus aventuras de una manera divertida:
haciendo un viaje a España que siga el recorrido que aparece en el propio libro. La idea es que
hagas una ruta turística y cultural que te llevará por el interior y el este del país, ya que pasa por
tierras de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón y Comunidad Valenciana.

En este itinerario te esperan lugares declarados Patrimonio Mundial; ejemplos de arte románico,
mozárabe, mudéjar, islámico y gótico y más de 70 espacios naturales protegidos. Aunque en
realidad son rutas de entre 50 y 300 kilómetros que se unen unas con otras, en conjunto suman
2.000 kilómetros de carreteras y 1.400 kilómetros de senderos señalizados.

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