Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En siglos anteriores, se usaba el término costumbre para referirse a lo que hoy se llama
cultura. La costumbre era la segunda naturaleza del hombre. Bacon creía que ésta era un
comportamiento inerte por lo que había que inducir hábitos mejores en una fase temprana de la
vida. Bernard Mandeville se mostró menos favorable a la provisión de educación ya que creía
necesario que “multitudes de gente acostumbraran su cuerpo al trabajo”ya que “para que la
sociedad sea feliz [...] es preciso que gran numero de personas sean ignorantes además de pobres.
El conocimiento aumenta y a la vez multiplica nuestros deseos”
Si a los pobres se les negaba la educación ¿a qué podían recurrir sino a la costumbre?. Si
el folclore del s. XIX, al separa las reliquias de su contexto, perdía la conciencia de la costumbre
como ambiente y mentalité y sus funciones racionales dentro de las actividades del trabajo diario
y semanal. Muchas costumbres eran respaldadas por las protestas populares.
La invocación a la costumbre de un oficio indicaba un uso ejercido durante tanto tiempo
que habían adquirido vistos de privilegio o derecho. Muchas de las luchas contra la Rev.
Industrial giraban en tormo a la costumbre de los salarios o las condiciones de trabajo.
Cuando la cultura plebeya se hizo más opaca a la inspección de las clases altas, también
otras costumbres se hicieron menos visibles. En el s. XIX muchas procesiones perdieron el
respaldo de los oficios, los patronos temían que dieran pie a la jarana y al desorden.
En cierto sentido, la cultura plebeya es la propia del pueblo, una defensa contra las
intrusiones de la gentry o del clero. No se trata de ninguna cultura tradicional sino de una cultura
peculiar. Es picaresca, no fatalista. La población trabajadora tiene poco sentido profético del
tiempo, la oportunidad se aprovecha cuando se presenta.