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Desde un enfoque de prospectiva, cabe preguntarse cuáles serán las principales tendencias
tecnológicas a futuro. Cinco de las visiones más reconocidas sobre el futuro de la tecnología
en el mundo se hicieron esta pregunta y seleccionaron diez tecnologías que podrán cambiar
el plantea en el mediano plazo. El Cuadro 1 presenta las proyecciones del Centro de
Innovación de BBVA, del McKinsey Global Institute y de expertos como Fulvia Montresor, del
Foro Económico Mundial, Ray Kurzweil, de Singularity University, y Jerome Glenn,
del Millenium Project. Como puede apreciarse, sobran coincidencias en el potencial atribuido
a los nuevos descubrimientos científicos.
En los apartados que siguen nos detendremos en analizar cómo se combinan algunas
innovaciones tecnológicas para transformar ciertos ámbitos de la agricultura, el sector
industrial y los servicios. Aunque el impacto económico real de las aplicaciones no deja de ser
incierto, las perspectivas que se abren resultan asombrosas.
La incorporación de tecnologías que permitan un uso más eficiente y sostenible de los recursos
en la región podría fortalecer la competitividad de estos países en el sector agropecuario e
incluso extender los efectos de estas actividades sobre el resto de la economía. Sin embargo,
si la región queda rezagada respecto de la incorporación de tecnología en otras latitudes o si
el cambio tecnológico permite producir alimentos de manera competitiva en lugares o
condiciones que en la actualidad no es posible, se debilitarían algunas de las principales
ventajas de ALC en el comercio mundial.
Los invernaderos automáticos en Japón son un ejemplo de solución innovadora para la
agricultura. Empresas japonesas de productos electrónicos, combinando tecnologías de
telefonía celular y de big data, desarrollaron un sistema agrícola en la nube para invernaderos
automáticos y campos controlados por sensores. Esta combinación permite no solo asegurar
condiciones constantes para producir verduras de alta calidad todo el año sino controlar su
funcionamiento a distancia.
El sistema también posibilita que los productores puedan, desde un escritorio en cualquier
parte del mundo, cultivar verduras en Shizuoka, utilizando una tableta que controla aspersores,
ventiladores y calefactores en respuesta a los cambios de temperatura y humedad que
registran los sensores en campos o invernaderos. Incluso, estos invernaderos pueden
desarrollarse dentro de fábricas reconvertidas, ampliando así las zonas donde se puede
cultivar. Una de estas empresas comenzará a cultivar en una antigua planta de disquetes cerca
de Tokio, mientras que otra producirá rábanos y lechugas dentro de una fábrica de Singapur,
y una tercera cultivará fresas en interiores en la calurosa Dubái.
Otra innovación que se ha extendido mucho durante los últimos anos, es el uso de drones para
la agricultura. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos estima que decenas
de miles de drones serán utilizados en 2030. Aplicadas al agro, estas plataformas no tripuladas
(UAV),[2] equipadas con sensores, escaners y filmadoras de alta definición, pueden utilizarse
para estimar la extensión de cultivos, evaluar el crecimiento de de las plantas, y vigilar
numerosas hectáreas por hora. El seguimiento del cultivo a partir de imágenes multiespectrales
permite analizar el estado de los campos, localizar malezas, estimar el rinde, evaluar daños
climáticos (heladas, granizo, viento), detectar enfermedades e insectos, madurez de la fruta,
necesidades de fertilizantes, maximizar rindes por mejor gestión de agua y nitrógeno, incluso
reducir el impacto ambiental del óxido nitroso y de la pulverización aérea, entre otros
beneficios. Complementados con otros tipos de robots se abren horizontes insospechados,
con el riesgo de que el trabajo robotizado que facilitará una agricultura menos intensiva en
mano de obra.
También Big data, computación en nube, internet de las cosas y servicios móviles ofrecen una
amplia gama de oportunidades para mejorar el trabajo agrícola. Hacia 2020 habrá más de 7
mil millones de personas y más de 30 mil millones de dispositivos crearán 44 zettabytes de
datos (o 44 mil millones de gigabytes).[4] En ese mundo casi toda nuestra vida estará
controlada por datos. Convertir datos en información procesable será vital en todos los campos
y servirá para operar en tiempo real, detectar y prever nuevas oportunidades en los mercados,
demostrar la capacidad, transparencia y confianza al agricultor.
n este sentido, la SSP, como fuente de energía renovable e inagotable, permitiría resolver las
limitaciones socioeconómicas y ambientales inherentes a los recursos fósiles y así como las
dificultades de la energía nuclear. La novedad del concepto de SSP reside en la idea de
adquirir energía a gran escala en el espacio y transmitirla a la Tierra de forma inalámbrica para
su consumo. Tanto la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de los Estados
Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) como la Agencia Espacial Europea y a la agencia
espacial japonesa (JAXA) están realizando diferentes programas que estudian la viabilidad de
utilización de este tipo de energía.
Otro ejemplo de los cambios que se avecinan en la industria manufacturera es la impresión
3D,[5] que podría modificar radicalmente las modalidades tradicionales de producción. La
manufactura aditiva puede crear objetos de metales, plásticos y cerámicas en formas
geométricas que son imposibles de lograr con otras técnicas. La fabricación 3D no requiere de
montaje y puede convertir un archivo de computadora en productos hechos en base a
especificaciones exactas. Para tener una dimensión del crecimiento de esta tecnología, es
interesante conocer la evolución de patentes relacionadas con la fabricación aditiva que ha
pasado de 80 patentes en 2005 a casi 6.000 en 2013.
Es probable que parte del intercambio de mercancías sea reemplazado por comercio de
diseños, no necesariamente provenientes de los mismos orígenes que los bienes que hoy se
comercian. De generalizarse este método de producción, las transformaciones en materia de
comercio e integración productiva serían sustanciales.
Incluso esta tecnología podría evolucionar en el futuro hacia lo que se conoce como impresión
4D. Es decir, los objetos impresos en 3D además de longitud, ancho y altura, tendrían una
cuarta propiedad: la de transformación con el tiempo. Este cambio sería programando en el
propio material y se activaría por una fuente de energía externa, como el calor, el agua, la luz
o el sonido.
Nuevas y viejas tecnologías se combinarán para revolucionar el transporte con autos sin
conductor o talleres inteligentes, y se surgirán nuevos tipos de fábricas que incorporen las
ventajas que estas innovaciones proporcionan.
El sector de servicios incluye actividades muy diversas que están experimentando profundas
transformaciones a partir de los progresos tecnológicos. En materia de salud y la atención
médica, la tecnología permitió desarrollos en las áreas de medicina virtual, biología sintética,
terapias génicas, neurotecnologías con implantes de nanodispositivos, extensión de la vida,
tratamientos de niños en estado fetal, nuevas drogas y medicamentos, alimentos sintéticos y
tratamientos con células madres, entre otras disciplinas.
Las posibilidades en materia de servicios son múltiples. Big Data servirá para revolucionar la
educación, la inteligencia artificial y la robótica permitirán brindar servicios de asesoramiento
financiero o impositivo. El Cuadro 2 resume algunas de las opciones posibles que ofrecen las
nuevas tecnologías en cada sector económico.
Las tecnologías innovadoras y disruptivas tienen impacto sobre áreas productivas esenciales
para los países de América Latina y el Caribe. Desde una perspectiva regional, las potenciales
consecuencias de la utilización de nuevas tecnologías son de gran alcance. Respecto a las
oportunidades, se prevén la creación de nuevos productos, negocios, reducción de costos,
mitigación de riesgos y desarrollos de procesos más eficientes. Como contracara, las nuevas
tecnologías podrían impactar negativamente si no se advierte a tiempo las variables que
impulsan los cambios o si no se evalúa su dinámica con seriedad.
Frente a estos cambios, el principal desafío para la región es comprender y anticipar los nuevos
paradigmas científicos y tecnológicos, reconociendo la peculiaridad de sus relaciones, los
mecanismos de interfaces, sus conflictos, y nuevos actores sociales. Los niveles de integración
y articulación del conocimiento científico, desarrollo tecnológico, producción y comercialización
que pueden alcanzar los países que adopten tempranamente estas nuevas formas de
organización podrían generar nuevas e inmensurables brechas dificultando la inserción de ALC
a la economía mundial.
Ello requiere una revisión profunda del modo en que se planean y adoptan las políticas
públicas. Es fundamental, como han hecho otros países del mundo que se creen comisiones
y agencias que, con una visión estratégica incorporen una dimensión de anticipación en las
decisiones que afectarán nuestras vidas y la de las generaciones venideras.[7]
Asimismo, las posibilidades de adoptar y adaptar las innovaciones a nuestras necesidades
requieren la creación de un sistema de innovación que integre a nivel regional –y no país por
país- las empresas nacionales (básicamente sus departamentos de I+D), los proyectos,
programas y redes de centros universitarios de investigación, de fundaciones, e instituciones
independientes, todo articulado con las políticas públicas.
La cuestión relativa a los instrumentos que dispone ALC para aprovechar las oportunidades
que brinda esta expansión acelerada de la ciencia y tecnología, así como para evaluar y
gestionar los riesgos resultantes, no admite una respuesta parcial o meramente voluntarista.
Lo que enfrentamos no es un mayor crecimiento de la base tecnológica sino una “nueva
situación” que requiere una modificación profunda de los instrumentos convencionales para
procurar adecuarlos a ella.
Planificar la innovación
Hacia el 2020, el 2030, el 2040 los países en vías de desarrollo, como el resto del mundo han
de experimentar cambios de carácter radical en la forma y los modos en que los Estados y las
sociedades se relacionan con el conocimiento, la producción, el comercio y otras formas de
participación en un mundo globalizado. Es preciso entender que estos cambios pueden
mejorar la vida de las personas tanto como la organización política y económica, pero también
presentan riesgos de importancia en tanto se acreciente la brecha de acceso al conocimiento
a la tecnología, a la privacidad, y otras cuyos efectos aún no han sido estudiadas.
Las corporaciones globalizadas se orientan en este camino como una cuestión de estrategia
deliberada. ¿Están suficientemente informados de estas relaciones los administradores del
sector público y los líderes empresarios para adoptar las decisiones que las nuevas estructuras
económicas requieren? Las instituciones que actúan en las relaciones de la sociedad civil
tienen que repensarse para el mundo que se viene y en algunos casos crearse otras totalmente
nuevas.
Watson cobró notoriedad en 2011 cuando fue el ganador del programa televisivo de preguntas
y respuestas Jeopardy de los Estados Unidos. En esa ocasión, Watson compitió contra los dos
principales ganadores en la historia del juego y pudo dar respuestas a preguntas realizadas en
tono coloquial y sin tener en ese momento acceso a Internet.
Watson, que costó casi US$ 3 millones tiene un enorme potencial en la provisión de nuevos
servicios y aplicaciones que requieran encontrar respuestas a cuestiones complejas a través
del análisis de enormes cantidades de datos de manera instantánea y allá donde estén, a
través de la nube. Con el uso de esta herramienta las empresas podrán a futuro analizar mejor
los datos que arroja su entorno para tomar decisiones más productivas.
Notas
[1] Sobre el tema véase Dodson (2014), Knight (2014), Roldán (2015) y Gutiérrez (2015).
[2] La sigla UAV proviene del inglés Unmanned Aerial Vehicle, y se refiere a vehículo aéreo
no tripulado.
Bibliografía