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precedente de Susalud
Semanas atrás, el Tribunal de la Superintendencia Nacional de
Salud adoptó un precedente vinculante por el cual precisó que el
caso fortuito y la fuerza mayor son causales eximentes de
responsabilidad por infracciones administrativas. Asimismo, en
dicho pronunciamiento se diferencian ambas figuras, lo cual ha
generado un interesante debate en la doctrina nacional. Por ello, en
este número presentamos un muy completo especial, en el que se
analizan los aciertos y desaciertos de esta decisión. Escriben los
profesores Gastón Fernández Cruz, Sergio García Long, Guillermo
Chang Hernández y Carlos Valdivia Rodríguez.
Especial 2: Tutela cautelar y tutela anticipatoria en las
pretensiones familiares
La habitual urgencia en los procesos de familia exige que estos
sean resueltos de forma célere, no obstante, la realidad nos muestra
que ello no suele ocurrir. Estas razones determinan que hoy cobre
capital importancia la necesidad de solicitar medidas efectivas que
permitan salvaguardar de manera oportuna los intereses que
subyacen en estos procesos. Por ello, en este especial se analizan
las tutelas que se pueden dictar en el Derecho Procesal de Familia:
i) la tutela cautelar; ii) la tutela anticipada; y, iii) la tutela
autosatisfactiva. Escriben los especialistas Manuel Bermúdez
Tapia, Tania Bocanegra Risco y César Muriche Astorayme.
JURISPRUDENCIA RELEVANTE
(*)Este texto reproduce la entrevista al autor realizada el 18 de marzo del 2021 para el Círculo de
Investigación Jurídico Civil.
(**) Socio fundador del Estudio Fernández & Vargas Abogados. Ha presidido el Grupo de Trabajo
encargado de la revisión y mejora del Código Civil peruano, según nombramiento efectuado por
la Resolución Ministerial N° 0300-2016-JUS. Ha participado como amicus curiae en el Octavo
Pleno Casatorio Civil.
(***) Integrante del Círculo de Investigación Jurídico Civil. Asistente legal en el estudio jurídico
HVC Abogados & Asociados.
(1) Numeral 3 del precedente vinculante establecido en Sala Plena N° 018-2020.
(2) SAN MARTÍN NEIRA, Lilian. “27F, 180 y Covid-19: derecho de desastres y caso fortuito”. En:
https://www.elmercurio.com/Legal/Noticias/Opinion/2020/03/18/27F-18O-y-Covid19-derecho-
de-desastres-y-caso-fortuito.aspx Consultado el 21/03/2020.
POR QUÉ NO DEBEMOS DISTINGUIR ENTRE
“CASO FORTUITO” Y “FUERZA MAYOR”
Reflexiones desde el Derecho Contractual
transnacional
SERGIO GARCÍA LONG(*)
RESUMEN
El autor explica la regulación de la force majeure en el Derecho
Contractual transnacional, conforme a los principales instrumentos
internacionales de uniformización. Sobre la base de ello, explica por qué los
Derechos nacionales deben superar la distinción entre “caso fortuito” y
“fuerza mayor”, y lo que de ello se deriva, como formular diferencias y
similitudes entre tales conceptos, discutir en torno al contenido de sus
presupuestos y si es necesario que concurran todos estos en un caso concreto.
Sostiene que tales discusiones ya han sido superadas en la práctica
contractual transnacional y deben ser tomadas en cuenta para interpretar y
suplementar el Derecho peruano.
MARCO NORMATIVO:
• Código Civil: art. 1315.
Imprevisible,
Irresistible
Irresistible
Semejanzas
Hecho extraordinario
Hecho no imputable
Esta propuesta, más que absolver las dudas existentes, demuestra que el
debate en el Derecho nacional es uno interminable, y como tal, genera más
discusiones de las que ya existían. Solo por mencionar unos ejemplos, es
discutible que el caso fortuito sea considerado como un hecho interno, o
que la fuerza mayor no necesite ser imprevisible. Al final, ello representa
una opinión doctrinaria, y como tal, no correspondía convertirlo en un
precedente vinculante, sobre todo si se propondrá diferencias allí donde la
ley no distingue. En todo caso, si la intención fue lograr uniformidad,
hubiera sido más conveniente contar con la participación de un mayor
número de especialistas en el tema para lograr un verdadero consenso que
aclare el panorama.
Ante este escenario en el Derecho peruano, en donde siguen las dudas en
torno a cómo entender al artículo 1315 del Código Civil y los conceptos de
“caso fortuito” y “fuerza mayor” y sus presupuestos, se recomienda
observar al Derecho Contractual transnacional, el cual no solo tiene
relevancia frente a transacciones transfronterizas, sino también para
interpretar y complementar el derecho interno. Los principales instrumentos
de uniformización demuestran que la distinción entre “caso fortuito” y
“fuerza mayor” debe aún enseñarse, pero como antecedente histórico, pues
en la actualidad no tiene relevancia práctica.
II. Los instrumentos de uniformización
(b) the events could not reasonably have been taken into account
by the disadvantaged party at the time of the conclusion of the
contract;
(c) the events are beyond the control of the disadvantaged party;
and
(d) the risk of the events was not assumed by the disadvantaged
party.
(Énfasis agregado)
También véase el punto 6 de la Opinión N° 20 del CISG Advisory Council
sobre el artículo 79 CISG.
6. Such hardship may also arise from events occurring before
the conclusion of the contract if the parties did not know
and could not have been aware of these events.
(Énfasis agregado)
Nuevamente, mientras que en los Derechos nacionales siguen las
diferencias, a nivel transnacional se trabaja en la uniformización, lo cual,
resulta beneficio al proponer un mejor y más simple entendimiento del
derecho de contratos, sobre todo cuando las diferencias no tienen mayor
utilidad práctica.
(1) Der Anspruch auf Leistung ist ausgeschlossen, soweit diese für
den Schuldner oder für jedermann unmöglich ist.
(4) Die Rechte des Gläubigers bestimmen sich nach den §§ 280,
283 bis 285, 311a und 326.
(Énfasis agregado)
En Perú, donde la historia demuestra que el legislador tiene cierto gusto por
importar conceptos, pero sobre todo mezclar importaciones provenientes de
diversas jurisdicciones, no se siguió la técnica legislativa del legislador
francés o del italiano, sino ambas, de manera que conforme a los artículos
1314, 1315, 1316, 1317, 1431 y 1433 del Código Civil 1984 se habla de
cuatro conceptos: “causa no imputable”, “caso fortuito”, “fuerza mayor” e
“imposibilidad sobrevenida”.
Artículo 1314.- Quien actúa con la diligencia ordinaria requerida, no
es imputable por la inejecución de la obligación o por su
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso.
Artículo 1315.- Caso fortuito o fuerza mayor es la causa no
imputable, consistente en un evento extraordinario, imprevisible e
irresistible, que impide la ejecución de la obligación o determina su
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso.
Artículo 1316.- La obligación se extingue si la prestación no se
ejecuta por causa no imputable al deudor.
Si dicha causa es temporal, el deudor no es responsable por el retardo
mientras ella perdure. Sin embargo, la obligación se extingue si la
causa que determina la inejecución persiste hasta que al deudor, de
acuerdo al título de la obligación o a la naturaleza de la prestación, ya
no se le pueda considerar obligado a ejecutarla; o hasta que el
acreedor justificadamente pierda interés en su cumplimiento o ya no
le sea útil.
También se extingue la obligación que sólo es susceptible de
ejecutarse parcialmente, si ella no fuese útil para el acreedor o si éste
no tuviese justificado interés en su ejecución parcial. En caso
contrario, el deudor queda obligado a ejecutarla con reducción de la
contraprestación, si la hubiere.
Artículo 1317.- El deudor no responde de los daños y perjuicios
resultantes de la inejecución de la obligación, o de su cumplimiento
parcial, tardío o defectuoso, por causas no imputables, salvo que lo
contrario esté previsto expresamente por la ley o por el título de la
obligación.
Artículo 1431.- En los contratos con prestaciones recíprocas, si la
prestación a cargo de una de las partes deviene imposible sin culpa
de los contratantes, el contrato queda resuelto de pleno derecho. En
este caso, el deudor liberado pierde el derecho a la contraprestación y
debe restituir lo que ha recibido.
Empero, las partes pueden convenir en que el riesgo esté a cargo del
acreedor.
Artículo 1433.- Las reglas de los artículos 1431 y 1432 son aplicables
cuando el cumplimiento de la prestación se hace parcialmente
imposible, a menos que el acreedor manifieste al deudor su
conformidad para el cumplimiento parcial, en cuyo caso debe
efectuarse una reducción proporcional en la contraprestación debida.
El contrato se resuelve cuando no sea posible la reducción.
(Énfasis agregado)
Esta técnica legislativa no es la más adecuada. Primero, el concepto de
“causa no imputable” es lo suficientemente amplio como para abarcar los
casos de ausencia de culpa (artículo 1314) como de ocurrencia de “caso
fortuito” y “fuerza mayor” (artículo 1315). Segundo, si se optó por la
diferencia entre “caso fortuito” y “fuerza mayor”, era innecesario agregar
un tercer concepto de “causa no imputable” para que sea utilizado de
manera indistinta. ¿Para qué incorporar un tercer concepto que sea usado
como género de los otros dos? Incluso, se podría decir que existen cuatro
términos para referirse a lo mismo pues conforme al artículo 1315 el “caso
fortuito” o “fuerza mayor” es la “causa no imputable” que es un “evento”.
Tercero, el artículo 1315 enuncia a la “causa no imputable”, “caso fortuito”
y “fuerza mayor” sin distinguirlos, pues al final lo que importa es que tales
conceptos cumplan con los requisitos de “extraordinariedad”,
“imprevisibilidad” e “irresistibilidad”. Cuatro, para explicar la relación
causa-efecto, bastaba con un solo término para definir a la “causa” y otro
para el “efecto”. Sin embargo, si bien es claro que el efecto es la
imposibilidad sobrevenida, para referirse a la causa se proponen tres (o
cuatro) términos, lo cual es innecesario. Quinto, el presupuesto de la
“irresistibilidad” es entendido como sinónimo de “imposibilidad
sobrevenida”, lo cual es otra sinonimia innecesaria a tomar en cuenta.
El problema de la formulación de varios conceptos podría solucionarse en
la práctica si fueran usados de manera indistinta. Sin embargo, y a pesar de
que la ley peruana no los distingue, la doctrina y la jurisprudencia se
encargan de proponer similitudes y diferencias que no facilitan su
aplicación práctica.
Al respecto, debería seguirse el ejemplo de la reforma del legislador francés
del 2016. A pesar que fueron los franceses quienes empezaron a hablar de
cause étrangère, cas fortuit y force majeure, reconocieron que no tenía
sentido que existiera tres conceptos si serían usados de manera indistinta.
Por ello, se prefirió usar solamente force majeure. La opción fue
implementada en Québec.
Latinoamérica, fuertemente influenciada por la tradición francesa y el Code
Civil 1804, comprende a varias jurisdicciones, además de la peruana, que
reconocen a los conceptos de “caso fortuito” y “fuerza mayor”, aunque la
ley no disponga diferencia alguna entre tales conceptos.
En Chile se enuncia al “caso fortuito” y “fuerza mayor” conforme al
artículo 45 de su Código Civil.
Art. 45. Se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto a que
no es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el
apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un
funcionario público, etc.
(Énfasis agregado)
En Ecuador, y siguiendo al Código Civil chileno, el artículo 30 de su
Código Civil enuncia al “caso fortuito” y “fuerza mayor”.
Art. 30.- Se llama fuerza mayor o caso fortuito, el imprevisto a que
no es posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el
apresamiento de enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un
funcionario público, etc.
(Énfasis agregado)
En Colombia, se enuncia al “caso fortuito” y “fuerza mayor” en el artículo
64 de su Código Civil, también influenciado por el Código Civil de Andrés
Bello.
Artículo 64. Fuerza mayor o caso fortuito
Se llama fuerza mayor o caso fortuito el imprevisto o que no es
posible resistir, como un naufragio, un terremoto, el apresamiento de
enemigos, los actos de autoridad ejercidos por un funcionario
público, etc.
(Énfasis agregado)
En Venezuela, el artículo 1272 del Código Civil regula al “caso fortuito” y
“fuerza mayor”.
Artículo 1272
El deudor no está obligado a pagar daños y perjuicios, cuando, a
consecuencia de un caso fortuito o de fuerza mayor, ha dejado de
dar o de hacer aquello a que estaba obligado o ha ejecutado lo que
estaba prohibido.
(Énfasis agregado)
En Paraguay, el artículo 426 del Código Civil habla de “caso fortuito” y
“fuerza mayor”.
Art. 426. El deudor no será responsable de los daños e intereses que
originan al acreedor por falta de cumplimiento de la obligación,
cuando éstos resultaren de caso fortuito o fuerza mayor, a no ser
que el deudor hubiere tomado a su cargo las consecuencias del caso
fortuito, o éste hubiere ocurrido por su culpa, o ya hubiere incurrido
en mora, que no fuese motivada por caso fortuito o fuerza mayor.
(Énfasis agregado)
En Uruguay, el artículo 1343 del Código Civil también habla de “caso
fortuito” y “fuerza mayor”.
Art. 1343. No se deben daños y perjuicios, cuando el deudor no ha
podido dar o hacer la cosa a que estaba obligado o ha hecho lo que le
estaba prohibido, cediendo a fuerza mayor o por caso fortuito.
(Artículo 1549).
No se entienden comprendidos en la regla antedicha, los casos
siguientes:
V. Presupuestos
5.1. Perú
En Perú, el artículo 1315 del Código Civil 1984 señala que el “caso
fortuito” y la “fuerza mayor” deben cumplir son tres presupuestos: (a)
extraordinariedad, (b) imprevisibilidad, e (c) irresistibilidad.
Al respecto, se ha discutido en la doctrina peruana sobre lo siguiente: (1)
cómo debe entenderse cada uno de tales requisitos, y (2) si para que un
evento califique como “caso fortuito” o “fuerza mayor”, debe verificarse la
concurrencia de los tres presupuestos indicados por ley o si ello no es
necesario.
Primero, sobre la extraordinariedad se suele discutir sobre su contenido, si
se trata de un riesgo interno o externo, de una causa extraña o ajena, de un
evento que ocurre sin la culpa de la parte afectada, de un evento
excepcional, de un evento que está fuera del control del deudor, si el evento
afectaría a cualquier persona o solo al deudor en su particular posición
según lo pactado, entre otras formulaciones.
Aunque tales formulaciones pueden parecer sinónimas, cuando son
aplicadas a un caso concreto se aprecia mejor sus diferencias. Por ejemplo,
una huelga puede ser excepcional pero no un riesgo externo para un
empresario, e incluso se podría considerar como un hecho que ocurre por la
culpa del empresario si la huelga se justifica por el cumplimiento de normas
laborales y de seguridad y salud en el trabajo. Por otro lado, la pandemia
del COVID-19 parece ser un evento que representa un riesgo externo,
extraño y ajeno, que no ocurre por la culpa de la parte afectada, excepcional
y que tiene la potencialidad de afectar a cualquier persona y no solo al
deudor en su particular posición según su contrato.
Sobre la imprevisibilidad, se suele discutir si la misma debe ser entendida
en abstracto o en concreto, si debe ser razonable o no, y si debe enfocarse
solo en la parte afectada o en ambas partes. Por ejemplo, el cierre del canal
de Suez podría ser razonablemente imprevisible en concreto, y solo
respecto de la parte que debía realizar el transporte de mercadería, mientras
que la pandemia del COVID-19 parece razonablemente imprevisible en
abstracto y para ambas partes.
Sobre la irresistibilidad, la misma es considerada como sinónimo de
imposibilidad pues es en ella donde se verifica la incapacidad del deudor de
vencer al evento que finalmente le impide cumplir(25). Ante ello, se discute
si la irresistibilidad debe ser absoluta o relativa en relación al esfuerzo que
debe realizar el deudor para superar al evento, y si puede estar matizada por
un criterio de razonabilidad.
Segundo, teniendo en cuenta la distinción entre “caso fortuito” y “fuerza
mayor”, se suele discutir sobre la concurrencia de los tres presupuestos, a
pesar que la ley es clara cuando señala que deben presentarse los tres
presupuestos.
Siguiendo la tradición francesa, el “caso fortuito” tiene su énfasis en ser una
causa extraña a las partes, o extraordinaria. Por ello, es sinónimo de “act of
god” al referirse a los típicos desastres naturales como huracanes,
avalanchas, tormentas, inundaciones, erupciones, tsunamis, terremotos,
maremotos, entre otros, situaciones que no pueden culparse a nadie salvo a
dios. Estos eventos, dada su magnitud y amplitud, también serían
irresistibles. Sin embargo, se puede cuestionar si realmente son
imprevisibles, tanto en abstracto como en concreto. Por ejemplo, desde que
Perú está en una zona sísmica, los edificios se construyen teniendo en
cuenta este riesgo, y como tal, un constructor que ve destruida su obra por
un terremoto tendría dificultades para demostrar que el evento que lo afectó
era imprevisible(26).
Por otro lado, la “fuerza mayor” tiene su énfasis en ser un “hecho del
príncipe” o de autoridad del Estado. Como tal, si el príncipe dice algo,
entonces debe obedecerse. Dentro de esto contexto, resalta la
irresistibilidad. Eventualmente podría cuestionarse si también sería un
hecho extraordinario, como también imprevisible.
Desde esta perspectiva conceptual, la doctrina puede cuestionar que el
legislador peruano haya enunciado a tres presupuestos tanto para el “caso
fortuito” como para la “fuerza mayor”, cuando conceptualmente puedan
formularse diferencias que justifique formular presupuestos distintos para
ellos. Sin embargo, la opción del legislador peruano, y de la mayoría de las
codificaciones civiles, fue que ambos conceptos estén sujetos a los mismos
presupuestos. Así, la distinción entre “caso fortuito” y “fuerza mayor” no
genera, a su vez, una distinción entre presupuestos a efectos prácticos.
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(*) Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Su actividad profesional y
académica se enfoca en Derecho de Contratos, Societario, Fusiones & Adquisiciones,
Financiamientos y Arbitraje. Asociado en Vargas Pareja Abogados. Ha sido adjunto de docencia
en Derecho de las Obligaciones, Responsabilidad Civil, Análisis Económico del Derecho y Temas
de Derecho Societario en la PUCP.
(1) En Perú, véase Osterling (1988); De Trazegnies (2001); Fernández (2004); Fernández y León
(2004); Espinoza (2013); Castillo Freyre y Rivas (2014); Barchi (2019-2020).
(2) Críticas similares fueron formuladas por Scognamiglio (2020) y León (2020), con relación a la
falta de uniformidad en el entendimiento de una institución jurídica cuando se urge su aplicación
en tiempos complicados.
(3) Para un análisis comparado sobre el impacto de la pandemia del COVID-19 en los contratos,
véase Berger y Behn (2019-2020); Alpa (2020); MacQueen (2020); Philippe (2020); Adams
(2020); Sirena (2020), Pizarro (2020); Twigg-Flesner (2020); Jerez, Kubica y Ruda (2020);
Benatti (2020); Vega (2020); Varsi, Rosenvald y Torres (2020); García Long (2020).
(4) United Nations Commission on International Trade Law.
(5) International Institute for the Unification of Private Law.
(6) United Nations Convention on Contracts for the International Sale of Goods.
(7) UNIDROIT Principles of International Commercial Contracts.
(8) Principles of European Contract Law.
(9) Draft Common Frame of Reference.
(10) Common European Sales Law. Aunque en el 2014 se haya descartado su implementación en la
Unión Europea, ha quedado como un antecedente útil, sobre todo porque desde su publicación en
el 2011 generó una importante publicación de trabajos que la analizaron y la compararon con
otros instrumentos como la CISG, PICC, PECL y DCFR.
(11) Principios Latinoamericanos de Derecho de los Contratos.
(12) Organization for the Harmonization of Commercial Law in the Caribbean Principles on
International Commercial Contracts.
(13) International Chamber of Commerce.
(14) Principles on Transnational Law.
(15) Por ejemplo, sobre la aplicación de los PICC para interpretar y complementar el derecho interno,
véase Bonell (2000); Bonell (2005); Berger (2010). También Bonell (2010).
(16) Véase Ferrari (1994); Komarov (2005); Flechtner (2014).
(17) “Article 1.6. Interpretation and supplementation of the Principles
(1) In the interpretation of these Principles, regard is to be had to their international character and
to their purposes including the need to promote uniformity in their application”.
(18) “Article 1:106: Interpretation and Supplementation
(1) These Principles should be interpreted and developed in accordance with their purposes. In
particular, regard should be had to the need to promote good faith and fair dealing, certainty in
contractual relationships and uniformity of application”.
(19) Véase Audit (1998, p. 179); Germain (2014, p. 54).
(20) Al respecto, resulta interesante prestar atención a las diversas formas en que se puede pactar una
cláusula hardship en la contratación internacional, sobre todo en relación a si tendrá remedios
preservatorios o solo liberatorios del contrato, y si admitirá la intervención judicial. En particular,
las partes en un contrato internacional son reacias a permitir que un tercero intervenga en el
contrato para adaptarlo o terminarlo ante un cambio de circunstancias. Frente a ello, se considera
que el mejor remedio es la resolución privada o extrajudicial, salvo que por pacto expreso las
partes admitan la intervención de los tribunales. Véase Schwenzer y Muñoz (2019); Momberg
(2020); García Long (2021).
(21) Véase Berger (2010); Berger (2011).
(22) Sobre la force majeure en el Derecho francés, véase Smith (1936); Litvinoff (1985-1986); Beale
(1999); Barry (2013).
(23) Véase Puelinckx (1986); Maskow (1992); Rivkin (1993); Sánchez Lorenzo (2005); Mazzacano
(2011).
(24) Sobre la regulación de la force majeure en los principales instrumentos de uniformización, véase
Schmitthoff (1960); Perillo (1997); Brunner (2009); Schwenzer (2009); Muñoz (2010);
Mazzacano (2014); Garro (2015); Castro (2015); Brunner (2018).
(25) Por ejemplo, téngase en cuenta la ICC Force Majeure Clause 2020. Según tal modelo, aunque en
la cláusula de force majeure se haya incorporado algún evento específico, su sola verificación no
libera a la parte afectada de probar que tal evento en efecto le impide cumplir.
(26) De opinión similar, Barchi (2019-2020, pp. 67-68) explica que “En el caso de los eventos de la
naturaleza (hechos de Dios), como terremotos, aluviones, epidemias, etcétera, es preciso, también,
determinar si constituyen o no eventos impeditivos que superan el esfuerzo debido diligente del
deudor. Por ejemplo, el fenómeno de El Niño genera fuertes lluvias que afectan, principalmente,
la costa del Perú. De acuerdo con las investigaciones realizadas, se reporta desde el año 1892.
Queda claro que no es un evento imprevisible y que, por lo tanto, debería ser tenido en cuenta en
la construcción de obras de infraestructura”. Igualmente, Katsivela (2007, p. 118) explicaba, con
ocasión de un caso arbitral, que “The Arbitral Tribunal held that the meteorological event “El
Niño” was undoubtedly beyond defendant’s control and that the defendant could not have caused
it in any way. However, its occurrence could have been foreseen by the defendant since, due to his
long-standing activity in the agricultural sector, he had already experienced similar events in the
past.”
(27) En los comentarios al ICC Force Majeure Clause 2020 se indica que “The definition of Force
Majeure provides a lower threshold for invoking the clause than impossibility of performance.
This is expressed by the reference to reasonableness in conditions (a) to (c) of the clause”.
(28) En relación a la CISG, véase Vidal (2005), mientras que respecto a los PICC, Katsivela (2007, p.
119) explicaba que “This observation clearly demonstrates that the expression “could not
reasonably have avoided or overcome the effects” in Article 7.1.7(1) is a cumulative and not an
alternative condition of the force majeure concept under this article. As a result, the conjunction
“or” used before this expression in the first paragraph of the UNIDROIT Principles” Article 7.1.7
should be read as “and”, since the latter clearly indicates that all three abovementioned elements
[(a)(b)(c)] of the force majeure concept should be read together as in the case of the ICC model
force majeure clause 2003.”
(29) Sobre las cláusulas de force majeure, véase Melis (1984); Strohbach (1984); Declercq (1995);
Draetta (1996); Bund (1998); Konarski (2003); Katsivela (2007); Fontaine y De Ly (2009); Berg
(2013); Furmston (2013); Polkinghorne y Rosenberg (2015); Berger (2018); De Ly (2018).
UN LOABLE PERO INNECESARIO APORTE
DEL TRIBUNAL DE SUSALUD SOBRE CASO
FORTUITO Y FUERZA MAYOR
GUILLERMO CHANG HERNÁNDEZ(*)
RESUMEN
En este artículo se comentan los alcances del precedente vinculante emitido
por el Tribunal de Susalud, con relación al caso fortuito y fuerza mayor. El
autor destaca la intención de dicho colegiado de pretender llenar un vacío
legal respecto a tales instituciones del Derecho de obligaciones; no obstante,
afirma que esto era innecesario. Señala que no solo ya existía consenso
respecto de los conceptos finalmente otorgados a la fuerza mayor y al caso
fortuito sino, fundamentalmente, porque esta diferenciación no encuentra
ningún efecto práctico de acuerdo a las reglas del Código Civil peruano.
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: arts. 1314, 1315, 1316 y 1321.
I. Notas preliminares
Una de las razones por las cuales el Tribunal emite el fallo es precisamente
los efectos que se les asigna a la fuerza mayor y al caso fortuito, el cual no
es otro que la extinción de la obligación.
Más allá de algún caso concreto, pues el fallo no deriva de uno en especial,
entendemos, sin embargo, que se han venido invocando ante el Tribunal o
ante Susalud estos dos supuestos de extinción de la obligación, pues tanto el
TUO de la Ley 27444 –Ley del Procedimiento Administrativo General–,
aprobado por D.S. 004-2019-JUS, como el Código Civil coinciden en
considerarlos como causas eximentes de responsabilidad por la inejecución
de la obligación, pero, sin embargo, no se ha podido identificar, a decir del
Tribunal, un concepto preciso de cada uno de ellos, que ha dado pie al
presente pronunciamiento.
En efecto, el literal a) del inciso 1 del artículo 257 del TUO de la Ley 27444
señala: “Constituyen condiciones eximentes de la responsabilidad por
infracciones las siguientes: a) El caso fortuito o la fuerza mayor
debidamente comprobada”, asimismo dicha norma guarda coincidencia con
el artículo 1315 del Código civil que señala: “Caso fortuito o fuerza mayor
es la causa no imputable, consistente en un evento extraordinario,
imprevisible e irresistible, que impide la ejecución de la obligación o
determina su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso”.
En ese sentido y tal como se precisa en la Resolución bajo estudio, en
ambas normas, si bien se hace alusión a la fuerza mayor y al caso fortuito
como causas que eximen de responsabilidad, en ninguna de ellas se
establece una definición clara de cada uno de estas instituciones,
encontrándose por el contrario confusiones en su identificación, pues en
ocasiones se le entiende como eventos similares y en otras como disímiles,
motivo por el cual se hace necesaria la intervención de las otras fuentes del
Derecho, en este caso la jurisprudencia administrativa.
Como se ha dicho también, la relevancia de conocer con precisión los
alcances de la fuerza mayor y el caso fortuito hoy radica en dos aspectos:
uno en el ámbito legal por cuanto que tienen la fuerza legal para extinguir
una obligación sin culpa de las partes y el otro en su relevancia práctica
hoy, ya que es sin duda recurrente escuchar invocar a la fuerza mayor o el
caso fortuito con relación a los efectos del COVID-19 y la inejecución de
obligaciones.
V. Notas nales
(*) Abogado por la Universidad Nacional San Luis Gonzaga. Con posgrado en Responsabilidad Civil
por la Universidad Castilla-La Mancha, España. Miembro del Instituto Peruano de Derecho Civil
y de la Asociación Iberoamericana de Derecho Privado. Árbitro internacional por el Instituto
Peruano de Arbitraje. Socio principal de Guillermo Chang Hernández Abogados.
(1) Numeral 1 del acuerdo 009-2020 contenido en el Precedente vinculante expedido en Sesión de
Sala Plena N° 018-2020, del 02 de diciembre de 2020.
(2) Numeral 2 del acuerdo 009-2020 contenido en el Precedente vinculante expedido en Sesión de
Sala Plena N° 018-2020del 02 de diciembre de 2020.
ANÁLISIS DEL PRECEDENTE
ADMINISTRATIVO Nº18-2020 DEL
TRIBUNAL DE SUSALUD
A propósito de las figuras jurídicas del caso
fortuito y fuerza mayor
CARLOS VALDIVIA RODRÍGUEZ(*)
RESUMEN
Mediante el Precedente Administrativo Vinculante Nº 18-2020, el Tribunal
de la Superintendencia Nacional de Salud ha establecido un criterio
interpretativo sobre el caso fortuito y la fuerza mayor, en razón de ser figuras
muy empleadas en los diversos pronunciamientos de dicho Colegiado. Sobre
el particular, el autor señala que resulta adecuado que se haya hecho el
esfuerzo de fijar un criterio que sirva como línea directriz para los diversos
casos que se presentarán por la pandemia generada por la COVID-19,
que ha determinado el incumplimiento de las prestaciones por causa no
imputable al derivar de un evento de carácter extraordinario y no previsible.
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: art. 1315.
• Código Procesal Civil: art. 196.
• Código de Defensa y Protección al Consumidor: arts. 67 y 104.
• Ley del Procedimiento Administrativo General, Ley Nº 27444 (11/04/2001): art. II T.P. y art.
257.
PALABRAS CLAVE: Fractura causal / Caso fortuito / Fuerza mayor / Carga de la prueba /
Obligación de medios /Obligación de resultados.
Recibido : 15/03/2021
Aprobado : 19/03/2021
Introducción
En el presente trabajo abordaré el Acuerdo de Sala Plena del Tribunal de la
Superintendencia Nacional de Salud - Susalud de fecha 2 de diciembre del
2020, que tiene el carácter de precedente administrativo de observancia
obligatoria, expedido para efectos de generar un criterio interpretativo
uniformizado y predectible, expedido en el contexto, de que los diversos
casos que conoce dicho tribunal administrativo advirtieron que las figuras
jurídicas mayormente empleadas en los pronunciamientos de los procesos
administrativos conocidos en primera instancia, son el caso fortuito y la
fuerza mayor, así como en los recursos administrativos y las resoluciones de
las salas de dicho tribunal administrativo.
En tal sentido, el objeto central de estas líneas partiéndose desde la
responsabilidad civil, que lo entendemos como aquel conjunto jerarquizado
de normas jurídicas que regulan la obligación de resarcir el daño causado.
En suma, como señala Fernández Cruz (2019), se constituye en el conjunto
de consecuencias jurídico-patrimoniales a las que queda expuesto un sujeto
en cuanto es titular de una situación jurídica subjetiva de desventaja; para
en mérito a ello, arribarse a los supuestos de ruptura del nexo causal, que
son abordadas en dicho precedente administrativo, procurando desentañarse
dichas figuras jurídicas desde sus conceptos, al no existir incluso
jurisprudencialmente una interpretación establecida con conceptos claros y
lo único que se ha generado en estos años son confusiones diversas como ha
sido advertido por parte de dicho Tribunal Administrativo (p.19).
Dichos supuestos de ruptura del nexo causal recurrentes, dentro de esta
emergencia sanitaria generada por el COVID-19, en la que frente a esta
situación grave, excepcional y de crisis, que viene afectando la economía
del país, produciéndose el cierre de muchos comercios, despidos, reducción
de remuneraciones y en otros casos, ha derivado también en
incumplimientos contractuales por parte de las instituciones prestadoras de
salud, que ha dado paso a diversos procedimientos administrativos
disciplinarios iniciados por parte de Susalud, en los que son recurrentes las
alegaciones de caso fortuito y la fuerza mayor; que serán desarrolladas en
este trabajo exponiéndose diversas ideas y conceptos desde la doctrina, así
como jurisprudencia.
Así, como existe ese deber de responder por los actos o hechos dañosos,
ante situaciones de aparente causalidad, también pueden darse situaciones
en las que el presunto obligado a responder por dichos daños, puede invocar
distintas circunstancias en aras de eximirse de las consecuencias jurídicas
de su obrar.
Dentro del espectro de posibilidades defensivas cabe recurrentemente
alegarse la falta de voluntad al actuarse, comprendida dentro del ánalisis
que realizamos de la relación de causalidad, en la que la persona sindicada
como causante del daño formulará sus propias hipotesis, aduciéndose la
falta de la relación de causalidad por haber sido el evento dañoso provocado
por causas extrañas de la esfera de acción del sindicado como responsable.
Así, nos ubicamos dentro del campo de las eximentes, que son ocupadas en
gran medida por el caso fortuito y la fuerza mayor, supuestos los cuales
generan la fractura causal; como señala Espinoza (2016), los supuestos de
ruptura del nexo causal son causas extrañas o ajenas (fortuito, fuerza mayor,
hecho del tercero y hecho de la víctima o del acreedor) que desvirtúan o
excluyen la presunta responsabilidad de un sujeto por la generación del
daño (p. 277).
Es importante recordar que en todo supuesto de fractura causal, una de las
conductas o causas habrá producido o causado el daño y la otra no habrá
llegado a causarlo justamente por haber sido el mismo consecuencia de la
otra conducta (Taboada Córdova, 2001, p.101). Y es por ello que la
conducta que no ha llegado a causar el daño se le denomina causa inicial(4),
mientras que la conducta que sí llegó a causar el daño se le denomina causa
ajena. Implicando todo supuesto de fractura causal un conflicto entre la
causa ajena y la causa inicial, siendo el daño consecuencia de la causa ajena
y no existiendo ninguna relación de causalidad respecto a la causa inicial.
Debiendo observarse para que el caso fortuito o la fuerza mayor, se
constituyan en condiciones que fracturen el nexo causal y eximan de
responsabilidad al causante del daño, los siguientes elementos(5):
Imprevisible, Irresistible
Irresistible
SEMEJANZAS
Hecho extraordinario
Hecho no imputable
Partiéndose del artículo 1315 del Código Civil, que establece que el “caso
fortuito o fuerza mayor es la causa no imputable, consistente en un evento
extraordinario, imprevisible e irresistible, que impide la ejecución de la
obligación o determina su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso”.
Señalan que el acotado artículado otorga la misma definición a ambas
figuras jurídicas, siendo la doctrina y la jurisprudencia las que realizan la
diferenciación entre una y otra, teniendo cada cual un origen distinto pero
con hechos constitutivos son comunes; así, la corriente mayoritaria
considera que el caso fortuito se aplica a los hechos producidos por la
naturaleza y la fuerza mayor se origina en los hechos del hombre; lo cual no
siempre es claro o exacto.
Así, en el caso fortuito se configura cuando “(…) el incumplimiento de la
obligación puede tener origen en causas independientes de la voluntad del
deudor, extraordinarias, imprevisibles e irresistibles (...) ”, y la fuerza
mayor cuando “(…) el evento extraordinario e irresistible, es generado por
una autoridad que goza de un poder otorgado por el Estado, es decir, no
requiere el elemento de imprevisibilidad, pues basta con que el mismo, de
haberse podido prever, fuera inevitable (…)”. En este contexto, el
incumplimiento de una obligación legal por parte del proveedor puede
responder a causas imputables y no imputables.
En cuanto a estas últimas causas no imputables, como son el caso fortuito y
la fuerza mayor, en la doctrina se establece que estas deben ser entendidas
como un “evento extraño a la esfera de control del obligado” por cuanto
existen impedimentos que por ser expresión de un riesgo típico de la
actividad comprometida se consideran imputables al obligado. Puedo hacer
referencia también, que en doctrina se dan varias interpretaciones distintas
(Trigo y Cazeux, 2009, pp. 628-629): a) Tradicionalmente se entendía que
el caso fortuito se refería a los hechos de la naturaleza, y la fuerza mayor a
los actos del hombre: distinción que tenía nada más que importancia
teórica, pues en la práctica ambos liberaban al deudor de responsabilidad. b)
Hay autores que designan con el nombre de caso fortuito a los hechos
imprevisibles y llaman fuerza mayor a los hechos inevitables. c) Los hay
que dan el nombre de caso fortuito a los hechos menos importantes y
denominan fuerza mayor a los más extraordinarios. d) Para otro sector
doctrinario es preciso distinguir netamente entre caso fortuito y fuerza
mayor, no solamente desde el punto de vista conceptual sino también en
cuanto a sus efectos. La fuerza mayor exime de responsabilidad, el caso
fortuito no. En este último grupo el representante más significativo es
Exner, cuya obra De la fuerza mayor en el derecho mercantil romano y
actual, escrita en la segunda mitad del siglo XIX, constituye el antecedente
obligado de esta posición doctrinaria.
Alterini (1996), haciendo referencia a Mazeaud-Tunc, señala: “En el
sistema clásico hubo ciertas ambigüedades conceptuales con relación al
caso fortuito, con las cuales se pudo convivir sin que se afectara la
corrección de las soluciones, porque cuando la víctima tiene la obligación
de probar que aquel a quien demanda reparación ha cometido una culpa, el
problema de la fuerza mayor aparece con dificultad y ni siquiera llega a
plantearse. Pero en el régimen moderno, al sobresalir con nitidez la
responsabilidad objetiva, el interés de la noción de fuerza mayor surge en el
primer plano” (p.103)
Llambías (2012) refiere también que:
No es dudoso que la significación gramatical de los vocablos que
entran en las expresiones que estudiamos responden a dos ideas
distintas. Lo “fortuito” es lo que proviene del azar, o casualidad que
es la combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar
y cuyas causas se ignoran. En cambio la “fuerza mayor” alude a la
acción ajena incontrastable que la voluntad del deudor no puede
superar. Esa diversidad de ideas estaba presente en el Derecho
Romano y en los antiguos Derechos francés y español que
comprendían en la noción de caso fortuito a los hechos naturales y en
la de fuerza mayor a los hechos humanos. Pero luego de la sanción
del Código Napoleón, sólo Demolombe y Marcadé siguieron
insistiendo en la distinción, si bien aclarando que carecía
prácticamente de interés (pp. 230-231).
Dentro de los caracteres particulares que las diferencian, conforme
Gianfelici (1995, pp. 120-121):
1. Hechos de la naturaleza:
Conclusiones
Espinoza Espinoza, J. (2016). Derecho de la responsabilidad civil (8ª ed). Lima: Instituto
Pacífico SAC.
Llambías, J. J. (2012). Tratado de Derecho Civil. Obligaciones (T. I). Buenos Aires: Abeledo-
Perrot.
Pizarro, R. y Vallespinos, C. (2017). Tratado de responsabilidad civil. Parte general. (1ª ed,
T. I). Santa Fe: Rubinzal-Culzoni Editores.
Rivera Morales, R. (2011). La prueba: Un análisis racional y práctico. Madrid: Marcial Pons.
(*) Abogado y maestro en Derecho Constitucional por la Universidad Nacional Federico Villarreal.
Con maestría en Derecho Procesal en la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Con
maestría en Derecho Civil y Comercial y Doctorado en Derecho concluidos en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Profesor de posgrado en Derecho Civil y Procesal Civil. Juez
superior provisional de carrera de la Sala Laboral Permanente de Ayacucho.
(1) Articulado que ha establecido como causal eximente de responsabilidad civil el caso fortuito y la
fuerza mayor debidamente comprobada.
(2) Que se entiende en el sentido de que debe existir una relación de causa-efecto, es decir, de
antecedente-consecuencia entre la conducta antijurídica del autor y el daño causado a la víctima,
pues de lo contrario no existiría responsabilidad civil extracontractual y no nacerá la obligación
legal de indemnizar, estando a lo señalado por Taboada Córdova (2001, p. 75)
(3) Que es un factor que determina finalmente la responsabilidad civil, una vez que se hayan
presentado, en un supuesto concreto de un conflicto social, los requisitos antes mencionados de
antijuricidad, el daño producido y la relación de causalidad, constituyendo este el fundamento del
deber de indemnizar conforme lo refiere el maestro Lizardo Taboada Córdova anteriormente
citado.
(4) Causa ajena implica el mecanismo jurídico para establecer que no existe responsabilidad civil a
cargo del autor de la causa inicial justamente por haber sido el daño consecuencia del autor de la
causa ajena, que si causo el daño.
(5) Como se refiere en el precedente administrativo de SUSALUD Nº 018-2020 materia de análisis.
(6) Cuya distinción entre caso fortuito y fuerza mayor fue citada en el precedente administrativo
materia de comentario.
(7) Conforme a lo señalado en el punto 9. del rubro análisis del caso fortuito y fuerza mayor como
condiciones eximentes de responsabilidad civil del precedente administrativo de SUSALUD Nº
018-2020.
(8) Efectuándose dicha cita dentro del precedente administrativo en comentario.
(9) Expedida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República con fecha
20 de mayo del 1999 y publicada en el diario oficial El Peruano el 25 de agosto de 1999.
(10) Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República con fecha 29 de
setiembre del 2003 y publicada en el diario oficial El Peruano el 1 de marzo del 2004.
(11) Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República con fecha 08 de marzo del 2016 y publicada en el diario oficial El Peruano, el 30 de
enero del 2017.
EL TIEMPO, LOS DERECHOS Y EL NIVEL DE
VIOLENCIA EN LAS ACCIONES DE TUTELA
EN LOS PROCESOS DE FAMILIA
MANUEL BERMÚDEZ TAPIA(*)
Resumen
El autor refiere que el peligro en la demora de la decisión del juez, ante el
requerimiento de una parte procesal, es el principal fundamento que valida el
empleo de una medida cautelar. Además, señala que los plazos procesales, la
sobrecarga procesal y el contexto sociofamiliar en crisis, analizados en las
especialidades jurisdiccionales de familia, civil y penal, no logran ser
examinados de modo eficiente porque el trámite de la controversia en un
“proceso ordinario” o “proceso principal” limita la evaluación de las
circunstancias que se desarrolla en una familia en crisis. Igualmente, refiere
que el artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil limita la
acción del juez al obligarlo a analizar un conflicto de intereses o de derechos,
sin tomar en cuenta el contexto humano en el tiempo y bajo las
circunstancias de violencia que suelen presentarse en los conflictos familiares.
MARCO NORMATIVO
• Código Procesal Civil: arts. 608, 609, 610, 611 y 612.
PALABRAS CLAVE: Crisis familiar / Con icto familiar / Tutela cautelar / Diligencia judicial
Recibido : 07/03/2021
Aprobado : 11/03/2021
Introducción
Bermúdez Tapia, M. (2017 julio). Disposición de bienes sociales: una visión interdisciplinaria
para un mismo problema. Diálogo con la Jurisprudencia, (23), 39-49.
Campos Torres, J. (2003). El juez civil y la flexibilización del principio de congruencia procesal
en los procesos constitucionales de amparo. Derecho & Sociedad, 14(20), 22-29.
Defensoría del Pueblo (2018). El proceso de alimentos en el Perú: avances, dificultades y retos.
Lima: Defensoría del Pueblo.
Grillo Ciocchini, P. A., & Morello, A. M. (2004). La responsabilidad agravada por malicia o
temeridad en el” aggiornamento” del proceso civil italiano. Revista de derecho procesal, (1),
397-401.
Hernández Breña, W. (2008). La carga procesal bajo la lupa: por materia y tipo de órgano
jurisdiccional. Justicia Viva, 1.
Indacochea Prevost, U. (2007 noviembre). La medida cautelar como juicio ponderativo. Revista
Jurídica del Perú, (81), 209-221.
Ledesma Narváez, M. (2016) Las medidas cautelares en el proceso civil. Lima: Gaceta Jurídica.
Monroy Gálvez, J. (1990). El juez nacional y la medida cautelar. Derecho & Sociedad, (2), 42-
48.
Salas Villalobos, S. R. (2020). Factores para determinar la verosimilitud del derecho invocado
en las medidas cautelares. Lex Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, 5(4),
191-202.
Velásquez Oyola, M. R. (2019). Las medidas cautelares reales civiles en el Código Procesal
Penal del Perú. Revista Oficial del Poder Judicial. Órgano de Investigación de la Corte
Suprema de Justicia de la República del Perú, 10(12), 87-104.
(*) Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Profesor investigador de la Universidad
Privada San Juan Bautista. Profesor de la Facultad de Derecho y de la Unidad de Posgrado de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
LA TUTELA ANTICIPATORIA EN LOS
PROCESOS DE FAMILIA
Análisis sobre su aplicación ante supuestos de
tutela urgente y diferenciada
TANIA BOCANEGRA RISCO(*)
RESUMEN
La autora analiza la institución de la tutela anticipatoria en los procesos de
familia, poniendo especial énfasis en su origen y desarrollo normativo-
doctrinario. De esta manera, precisa cuáles son sus fundamentos sustantivos
y adjetivos que la diferencian de la tutela cautelar. Asimismo, señala que la
tutela urgente y diferenciada, que requieren las pretensiones familiares,
permite que el juez haga uso de la tutela cautelar y la tutela anticipatoria
conforme a la necesidad jurisdiccional del caso concreto; sin embargo,
advierte que no deben ser confundidas, como si fueran instituciones iguales o
similares.
MARCO NORMATIVO
• Constitución Política del Perú: arts. 4 y 138.
• Código Civil: art. 233.
• Código Procesal Civil: arts. 611 y 675
PALABRAS CLAVE: Tutela anticipatoria/ Tutelar cautelar/ Tutela jurisdiccional efectiva/ Principio
de exibilidad.
Recibido: 18/03/2021
Aprobado: 22/03/2021
I. Notas preliminares
(*) Este es un ejemplo hipotético de tutela anticipatoria, pues no es posible dar un ejemplo
normativo concreto, ya que este tipo de tutela es y debe ser aplicada solo al caso concreto.
Rojas, J. A. (2009). Medidas cautelares atípicas. Santa Fe: Rubinzal Culzoni Editores.
(*) Magíster en Ciencia Política y Gobierno con mención en Políticas Públicas y Gestión Pública de
la Pontificia Universidad Católica del Perú. Magíster en Derecho Civil y Comercial y egresada
del programa de Doctorado de la Universidad Nacional de Trujillo. Especialista en Perspectiva de
Género en la Universidad de Castilla-La Mancha. Ex juez supernumeraria de la Corte Superior de
Justicia de La Libertad.
(1) Véase STC N° 09332-2006-PA/TC, pues esta se considera que la familia es un instituto natural
que se desarrolla de manera dinámica y en constante cambio. Código Orcid
https://orcid.org/0000-0002-6118-331X
(2) Véase la Sentencia contenida en la Resolución N° 03, emitida en el Expediente N° 319-2020-JR-
FC-01, disponible en https://laley.pe/art/10447/sentencia-de-tenencia-es-resuelta-en-un-solo-dia,
pues en esta sentencia se reconoció que la protección de los derechos de los miembros de la
familia debe darse en dos niveles: i) a nivel grupal, dado que es necesario que la conformación de
familia sea promovida y protegida; y, ii) a nivel individual, por cuanto la persona (indistintamente
del ciclo de vida en el que se encuentre-0-1619-) requieren individualmente que el Estado les
ofrezca las garantías necesarias para integrarse de modo adecuado a una familia.
(3) Las condiciones de vulnerabilidad se encuentran catalogadas y conceptualizadas en el documento
denominado Cien Reglas de Brasilia cuya actualización ha sido aprobada por la Asamblea
Plenaria de la XIX edición de la Cumbre Judicial Iberoamericana, abril de 2018, Quito-Ecuador.
(4) Este procedimiento se encuentra establecido en el Título IV, capítulo I del Código Procesal Civil
peruano.
TUTELA CAUTELAR, ANTICIPADA Y
AUTOSATISFACTIVA EN EL DERECHO
PROCESAL DE FAMILIA
CÉSAR MURICHE ASTORAYME(*)
Resumen
Los procesos de familia deberían ser resueltos de forma rápida, no obstante,
la realidad nos muestra que no se tramitan con la celeridad que amerita. Por
ello, el autor refiere que cobra capital importancia la necesidad de solicitar
y/o conceder tutelas que permitan salvaguardar de manera oportuna los
intereses que subyacen en estos procesos. Asimismo, señala que las tutelas
que se pueden dictar en el Derecho Procesal de Familia son: i) cautelar; ii)
anticipada; y, iii) autosatisfactiva. En este ensayo, se estudian estas medidas,
sus semejanzas y diferencias, desarrollándose además aquellas específicas que
se pueden solicitar en los procesos de familia.
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: arts. 274, 281, 345-A, 479 y 664.
• Código Procesal Civil: arts. 485, 611, 629, 636, 673, 675, 680 y 687.
• Código de los Niños y Adolescentes: arts. 93, 137, 177 y 176.
Introducción
El Código Civil prevé en su artículo 345-A que “(…) el juez velará por la
estabilidad económica del cónyuge que resulte perjudicado por la
separación de hecho (…). Deberá señalar una indemnización por daños,
incluyendo el daño personal u ordenar la adjudicación preferente de bienes
de la sociedad conyugal (…)”. En el Pleno Jurisdiccional Regional de
Familia del año 2007, realizado en Lima, se debatió si esta indemnización
prevista en el 345-A debía ser otorgada de oficio o a petición de parte,
arribándose a la conclusión que será otorgada a petición de parte, ya sea que
se haya planteado en la demanda, contestación o en la reconvención y
siempre que se encuentre acreditado el daño.
Ahora bien, tratándose que existe una pretensión indemnizatoria en estos
casos, el cónyuge que solicite esta indemnización podrá plantear una
medida cautelar contra el otro para asegurar el pago de la indemnización,
esta medida cautelar podrá ser una en forma de retención, inscripción, etc.
El artículo 680 del CPC señala que se puede conceder medida cautelar para
la directa administración por cada uno de los cónyuges de los bienes que
conforman la sociedad conyugal. Esta medida busca asegurar que no se
practique una mala administración de los bienes que conforman la sociedad
de gananciales poniéndolos en peligro(9).
En este supuesto previamente se debe realizar el inventario valorizado de
los bienes sociales, para luego proceder con la entrega de los bienes a uno u
otro cónyuge como lo dispone el artículo 680, para que, sometido bajo
ciertas reglas que debe observar, administre y disponga de los bienes
comunes o parte de estos, con la consecuente obligación de rendición de
cuentas.
La doctrina nacional señala que:
La importancia de la administración de los bienes radica en que
permitirá, por ejemplo, con los frutos y productos, asegurar el
cumplimiento de las cargas de la sociedad conyugal, asimismo, el
sostenimiento del hogar, sobre todo las necesidades de los
dependientes. De la misma forma permitirá atribuir responsabilidad a
uno de los cónyuges por los daños que se pueda causar en la
administración de los bienes sociales. (Veramendi Flores, 2016, p.
177)
Es temporaria toda vez que tiene un Puede ser perpetua ya que si se emite una decisión
tiempo de vida limitado. Desaparece concediendo la tutela de nitiva la medida anticipada
con la emisión de la decisión permanecerá.
de nitiva.
Un ejemplo que resulta perfecto para diferenciar entre los tipos de tutela de
las que venimos hablando es el que propone Mitidiero:
Si dos personas discuten por un pedazo de carne y una de ellas pide al
magistrado que la coloque en la heladera, para que el vencedor pueda
usufructuar del alimento al final del proceso, esto es requerir una
providencia cautelar (asegura para efectivizar en el futuro); si el
pedido fuera para la extracción de un “bife”, para propiciar alimento
inmediato, se estaría delante de una tutela anticipada atributiva
(Didier Jr., Sarno, & Santos, 2011, p. 342)
Corresponde indicar que las medidas cautelares y anticipadas tienen una
misma finalidad que es la distribución equitativa del tiempo del proceso
entre el demandante y demandado, como consecuencia del principio de
igualdad. De tal forma se busca evitar que el enemigo silencio del proceso
(el tiempo) haga inútil la tutela jurisdiccional efectiva.
El artículo 675 del Código Procesal Civil dispone que se puede otorgar
medida anticipada en los procesos de alimentos(10), incluso se puede dictar
de oficio cuando se trate de casos de hijos menores con indubitable relación
familiar.
Cabe mencionar que también puede haber una tutela anticipada de
alimentos en los procesos de separación de cuerpos y divorcio cuando se
solicite además los alimentos.
1. Concepto
Como hemos venido estudiando, el artículo 629 del Código Procesal Civil
faculta que se pueda dictar medida cautelar genérica o atípica. En ese
sentido, en materia de familia se podría dictar también una medida genérica
consistente en una medida de inhibición general de bienes.
El profesor argentino Gozaíni (2020) señala que “inhibir supone evitar o
prevenir la disposición del deudor del patrimonio que posee cuya venta
debe registrarse; por ello, no alcanza a bienes muebles que, en su caso,
debieron quedar resguardados con el embargo” (p. 176).
La medida de inhibición se dirige directamente contra la persona quien
tendrá una limitación a su facultad de vender o gravar cualquier bien
registrable e indirectamente recae sobre el bien registrable en sí mismo,
cosa contraria que pasa con el embargo que recae directamente sobre el
bien. La medida de inhibición supone que se inscriba dentro del registro
personal y no alcanza a actos de disposición realizados antes de su
anotación.
La naturaleza de la medida es sustantiva y afecta el derecho de propiedad,
concretamente la facultad de disponer de los bienes y opera como una
suerte de medida de coerción.
En virtud de esta medida se impide que el inhibido realice actos de
disposición sobre el bien como vender, hipotecarlo, etc., pero no limita que
se ejerza los demás atributos de la propiedad como usar, disfrutar y
reivindicar, ni mucho menos que se pueda adquirir nuevos bienes. En ese
sentido, la inhibición no imposibilita que el inhibido pueda adquirir más
bienes a su nombre pues la imposibilidad es para disponer y no así para
adquirir bienes.
En Argentina la medida de inhibición general de bienes se ha regulado
ampliamente. En el artículo 228 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación se ha establecido que esta medida opera de manera subsidiaria al
embargo y en dos supuestos:
i) Cuando el embargo no puede hacerse efectivo porque no se ha podido
identificar los bienes del deudor sobre los que pueda recaer una
medida; o,
ii) Cuando habiéndose trabado embargo los bienes resultan insuficientes
para cubrir el pago.
La forma de ejecución de la medida en la experiencia comparada es que se
inscribe en el registro personal y al ingresar un bien en el patrimonio del
inhibido este no pueda disponer de su bien sin que el tribunal inhibiente lo
autorice. Para que se trabe la medida de inhibición se tiene que cumplir los
presupuestos genéricos de toda medida cautelar, que a saber son:
verosimilitud del derecho y peligro en la demora.
Una vez cumplidos los presupuestos de apariencia del buen derecho y
peligro en la demora, se dictará la medida u orden de inhibición y, la
desafectación de la medida de inhibición estará sujeta a que el afectado
ofrezca: i) un bien libre y suficiente para que sea embargado; o, ii) que en
todo caso diera una caución suficiente.
Barros Bourie, E. (1996). El recurso de protección como medio de amparo de los contratos.
Santiago: Jurídica Cono Sur.
Didier Jr., F., Sarno, P., & Santos, R. (2011). Todavía sobre la distinción entre tutela anticipada y
tutela cautelar. En R. Cavani Brain, Estudios sobre las medidas cautelares. Tutela cautelar,
anticipatoria y urgente (C. Delgado Suárez, & R. Cavani Brain, Trads., págs. 331-348). Lima:
Gaceta Jurídica.
Gozaíni, O. (2020). Tratado de derecho procesal civil (Vol. II). Buenos Aires: Jusbaires.
Ledesma Narváez, M. (2012). Comentarios al Código Procesal Civil (Vol. II). Lima: Gaceta
Jurídica.
Nieva Fenoll, J., & Bujosa Vadell, L. (2015). Nociones preliminares de Derecho Procesal Civil.
Barcelona: Atelier.
(*) Abogado. Con maestría en Derecho Procesal en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Miembro del Grupo de Investigación de Derecho Procesal Crítico y Constitución (GIDEPROC-
PUCP). Socio principal del Estudio Muriche & Vásquez Abogados. Ha sido abogado de la
Procuraduría Pública del Congreso de la República y del Poder Judicial.
(1) Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Proceso Nº C-213/89. Sentencia del 19 de junio de
1990. Recuperado de: <https://eur-lex.europa.eu/resource.html?uri=cellar:ff8d6d63-022c-4f23-
9cea-4e79f37ca53f.0008.03/DOC_1&format=PDF> (última consulta: 9 de marzo de 2021).
(2) Debemos indicar que “verosimilitud” es un término errado introducido por Piero Calamandrei,
pues ha sido el profesor Michele Taruffo quien criticó este término en su libro “La prova dei fatti
giuridici-nozioni generali”, indicando que el nombre correcto ha debido ser “probabilidad”. Sin
embargo, dado la complejidad del tema descrito y debido a que el juicio de probabilidad aún no
ha sido regulado en nuestro Código Procesal Civil, nos referiremos únicamente al término o juicio
de “verosimilitud”.
(3) En una decisión expedida en el presente año 2021 por la Primera Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de La Libertad se ha señalado que en los procesos de violencia familiar se pueden
dictar medidas cautelares atípicas en atención a la flexibilidad del principio de congruencia. Así,
la Sala señala que “se ha relativizado el principio de congruencia, pudiendo el (…) Juez (…)
dictar decisiones extra (…) y ultrapetita (…), decisión que debe tomarse en función a los hechos
concretos y a las pruebas (…) que obran en el proceso mismo” (Resolución de Vista, 2021). No
obstante, la Sala yerra debido a que los jueces no dictan una medida atípica porque el principio de
congruencia se ha flexibilizado o “relajado” sino porque se cuenta con un poder general de
cautela que permite el dictado de medidas de oficio o de otro tipo de medida distinta a la
peticionada.
(4) Artículo 9.- Inexigibilidad de la conciliación extrajudicial
Para efectos de la calificación de la demanda judicial, no es exigible la conciliación extrajudicial
en los siguientes casos:
(…)
i) En los procesos judiciales referidos a pensión de alimentos, régimen de visitas, tenencia, así
como otros que se deriven de la relación familiar y respecto de los cuales las partes tengan libre
disposición.
(5) Código Civil
El derecho de petición de herencia corresponde al heredero que no posee los bienes que considera
que le pertenecen, y se dirige contra quien los posea en todo o parte a título sucesorio, para
excluirlo o para concurrir con él. A la pretensión a que se refiere el párrafo anterior, puede
acumularse la de declarar heredero al peticionante.
Las pretensiones a que se refiere este Artículo son imprescriptibles y se tramitan como proceso de
conocimiento.
(6) Código Procesal Civil
Artículo 648.- Bienes inembargables. - Son inembargables:
(…)
2. Los bienes constituidos en patrimonio familiar, sin perjuicio de lo dispuesto por el Artículo 492
del Código Civil;
3. Las prendas de estricto uso personal, libros y alimentos básicos del obligado y de sus parientes
con los que conforma una unidad familiar, así como los bienes que resultan indispensables para su
subsistencia;
4. Los vehículos, máquinas, utensilios y herramientas indispensables para el ejercicio directo de la
profesión, oficio, enseñanza o aprendizaje del obligado;
5. Las insignias condecorativas, los uniformes de los funcionarios y servidores del Estado y las
armas y equipos de los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional;
6. Las remuneraciones y pensiones, cuando no excedan de cinco Unidades de Referencia
Procesal. El exceso es embargable hasta una tercera parte.
Cuando se trata de garantizar obligaciones alimentarias, el embargado procederá hasta el sesenta
por ciento del total de los ingresos, con la sola deducción de los descuentos establecidos por ley;
7. Las pensiones alimentarias;
8. Los bienes muebles de los templos religiosos; y,
9. Los sepulcros.
No obstante, pueden afectarse los bienes señalados en los incisos 3. y 4., cuando se trata de
garantizar el pago del precio en que han sido adquiridos. También pueden afectarse los frutos de
los bienes inembargables, con excepción de los que generen los bienes señalados en el inciso 1.
(7) Código Civil
Artículo 350.- Por el divorcio cesa la obligación alimenticia entre marido y mujer.
Si se declara el divorcio por culpa de uno de los cónyuges y el otro careciere de bienes propios o
de gananciales suficientes o estuviere imposibilitado de trabajar o de subvenir a sus necesidades
por otro medio, el juez le asignará una pensión alimenticia no mayor de la tercera parte de la renta
de aquél.
El ex-cónyuge puede, por causas graves, pedir la capitalización de la pensión alimenticia y la
entrega del capital correspondiente.
El indigente debe ser socorrido por su ex-cónyuge aunque hubiese dado motivos para el divorcio.
Las obligaciones a que se refiere este artículo cesan automáticamente si el alimentista contrae
nuevas nupcias. Cuando desaparece el estado de necesidad, el obligado puede demandar la
exoneración y, en su caso, el reembolso.
(8) Código de los Niños y Adolescentes
Artículo 93.- Obligados a prestar alimentos.-
Es obligación de los padres prestar alimentos a sus hijos. Por ausencia de los padres o
desconocimiento de su paradero, prestan alimentos en el orden de prelación siguiente:
1. Los hermanos mayores de edad;
2. Los abuelos;
3. Los parientes colaterales hasta el tercer grado; y
4. Otros responsables del niño o del adolescente.
(9) Esta medida cautelar es enunciativa, por lo que se podría solicitar y conceder otras medidas
cautelares con el objeto de proteger los bienes de la sociedad de gananciales, tal como sería la
medida de anotación de demanda o medida de no innovar, entre otras.
(10) Código Procesal Civil
(…) en el proceso sobre prestación de alimentos procede la medida de asignación anticipada de
alimentos (…) en los casos de hijos menores con indubitable relación familiar, el juez deberá
otorgar medida de asignación anticipada, actuando de oficio, de no haber sido requerida dentro de
los tres días de notificada la resolución que admite a trámite la demanda (…) El juez señala el
monto de la asignación que el obligado pagará por mensualidades adelantadas, las que serán
descontadas de la que se establezca en la sentencia definitiva.
(11) Lo mismo ocurre con las medidas de protección, no son medidas cautelares ni anticipadas,
empero, al estar preordenada para hacer cesar ciertas conductas o vías de hecho contrarias al
ordenamiento jurídico, son consideradas como medidas autosatisfactivas.
Nuestro Tribunal Constitucional en la STC Nº 3378-2019-PA/TC lamentablemente no ha podido
identificar que las medidas de protección que se adoptan en el proceso de violencia familiar son
medidas autosatisfactivas. A juicio del TC “las medidas de protección presentan características o
elementos propios de las medidas cautelares, como la temporalidad, variabilidad y la urgencia, sin
embargo, ello no supone necesariamente que ambas tengan la misma naturaleza jurídica”.
La Ley 30364 ha regulado en su artículo 32 diversas medidas de protección con el objeto de
neutralizar o aminorar los efectos nocivos de la violencia ejercida por la persona denunciada y
permitir a la víctima el normal desarrollo de sus actividades cotidianas; con la finalidad de
asegurar su integridad psicosomática y la de su familia y resguardar sus bienes patrimoniales.
¿QUÉ ELEGIR? ¿DESALOJO,
REIVINDICACIÓN O “MEJOR DERECHO” DE
PROPIEDAD?
ENTREVISTA A MARTÍN MEJORADA CHAUCA(*)
RESUMEN
Cuando un abogado asesora a una persona que se dice propietario y quiere
tomar posesión del bien contra un ocupante renuente, el paso más importante
es la elección del camino a seguir para lograr ese propósito. Tanto el desalojo
como la reivindicación y el llamado proceso de “mejor derecho” comprenden
o pueden comprender la pretensión de entrega del bien, pero hay enormes
diferencias en los presupuestos y efectos de cada vía. Por ello, en esta muy
interesante entrevista, el profesor Martín Mejorada Chauca responde
nuestras interrogantes sobre qué debe plantearse el abogado antes de decidir
qué alternativa es la mejor para su caso.
1. Ud. ha mencionado que el abogado debe formularse esta
interrogante clave: ¿El poseedor a quien se demandará ostenta
algún documento o título legal que le otorga cierta apariencia
de derecho, o es un ocupante sin ningún elemento jurídico que
justi que su permanencia?
Cualquiera con
El propietario u otros con derecho
Demandante derecho a la entrega El propietario
sobre el bien
del bien
(*) Socio fundador del estudio Mejorada. Abogado y profesor de Derecho Civil.
FUNCIONES DEL JUEZ CIVIL BAJO LA
HERRAMIENTA DE LA ORALIDAD EN EL
PROCESO
Análisis del Reglamento de Actuación para los
Módulos Civiles Corporativos de Litigación Oral
ALEXANDER RIOJA BERMÚDEZ(*)
RESUMEN
El autor comenta el Reglamento de Actuación para los Módulos Civiles
Corporativos de Litigación Oral, el cual es de aplicación en todas las cortes
superiores que ya han implementado este nuevo modelo de litigio civil. Así, su
análisis se enfoca en el nuevo rol que debe desempeñar el juez tanto como
facilitador, comunicador, instructor y principalmente como director del
proceso. Igualmente, realiza algunas recomendaciones concretas sobre cómo
debe actuar tanto el magistrado como las partes durante la tramitación de la
causa.
MARCO NORMATIVO
• Código Procesal Civil: arts. 50, 51, 52, 53, 122 y 468.
• Reglamento de actuación para los módulos civiles corporativos de litigación oral,
Resolución Administrativa N° 015-2020-P-CE-PJ (9/02/2020).
Introducción
Esta potestad que tiene el juez al interior del proceso no solamente debe ser
entendida en la etapa preliminar del proceso sino durante todo el desarrollo
de las actuaciones en las que interviene.
El juez debe ayudar a las partes a arribar a determinados acuerdos dentro de
los límites fijados por sus pretensiones. Para ello hay que tener en cuenta lo
regulado en la norma procesal, pero primordialmente la aplicación de los
principios aplicables a la oralidad del proceso.
Hay diversas fases del proceso en las que podemos advertir esta
circunstancia, así la conciliación, el saneamiento del proceso, la fijación de
hechos controvertidos y no controvertidos, las convenciones probatorias y
la realización de la prueba.
1. La conciliación
Una vez saneada la litis con la propuesta de las partes intervinientes, el juez
procederá a fijar los hechos controvertidos y no controvertidos, es decir
aquellos que resultan de los hechos expuestos por las partes en los actos
postulatorios y que guardan relación con la materia del proceso.
Advirtiéndose aquellos en los que existe disconformidad o falta de acuerdo
de aquellos en los que no existe oposición o contrariedad.
Los puntos controvertidos aparecen en el proceso por aportación de las
partes en los actos postulatorios y son materia de prueba si son afirmados,
por una parte, negados o desconocidos por la otra, excluyendo de prueba los
afirmados, notorios o que tengan una presunción legal.
Es necesario llamar la atención a un hecho reiterativo en el proceso respecto
de este tema. La fijación de los puntos (hechos) controvertidos no implica
trascribir las pretensiones procesales propuestas por las partes, sino los
hechos que las sustentan y que han sido contradichos por la parte contraria;
pues, como lo señala el profesor Carrión Lugo (2000), “los puntos
controvertidos, debemos entender que se refieren a los hechos sobre los
cuales existen discrepancias entre las partes. Es que son los hechos los que
van a ser objeto de los medios probatorios; son los hechos los que van a ser
materia de probanza” (p. 532).
La norma procesal señala esta figura en su artículo 468, concordando con el
inciso 3 del artículo 122, el cual hace referencia a que toda resolución
contiene la mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la
resolución. Por ello, incluso aun cuando la parte demandada haya sido
declarada rebelde, el juez está en la obligación de fijar los puntos
controvertidos, lo que implica advertir la pretensión o pretensiones
propuestas por la parte accionante que no le produzcan convicción y que
requieran de actuación probatoria.
De acuerdo al artículo 44 del Reglamento, el juez tras escuchar la propuesta
de las partes procesales, emitirá resolución fijando los puntos
controvertidos, con base en la previa identificación de los hechos pacíficos
y los discrepantes, evitando producir el pedido de la demanda
Para ello, el juez deberá discutir abiertamente con las partes en torno a los
hechos que conforman la causa, fijando clara, concretamente y
objetivamente aquellos que no se encuentran discutidos (por admitidos,
notorios o equivalentes) y los controvertidos que requieren pruebas. De
igual forma debe analizar y resolver en torno a la admisión de hechos
nuevos que se hubiesen planteado las partes procesales. Se encuentra
facultado en su calidad de director del proceso a celebrar con las partes las
convenciones probatorias que surjan del debate.
4. Saneamiento probatorio
6. La actuación de la prueba
Conclusiones
Rioja Bermúdez, A. (2014). Derecho Procesal Civil. Teoría general. Doctrina Jurisprudencial.
Arequipa: ADRUS SAC.
Ríos, E. (2018). Manual de Dirección de audiencias orales en la nueva justicia civil de Costa
Rica. Santiago: CEJAS.
(*) Abogado por la Universidad de San Martín de Porres (USMP). Magíster en Derecho
Constitucional y Contencioso Administrativo por la Universidad de Jaén, España. Maestría en
Derecho Civil y Comercial por la USMP, Política jurisdiccional por la Pontificia Universidad
Católica del Perú y Gestión Pública por la Universidad Científica del Perú. Catedrático
universitario.
(1) Aprobado mediante Resolución Administrativa N° 015-2020-P-CE-PJ.
LOS ACTOS DE LIBERALIDAD EN EL
ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO Y
SU IMPACTO EN LA DONACIÓN
ULISES BAUTISTA QUISPE(*)
RESUMEN
El autor pretende demostrar que los actos de liberalidad no son actos
totalmente desinteresados ni irracionales. Por el contrario, son actos
intencionados que deben ser promovidos como parte de las políticas públicas
por la riqueza intangible que fomentan. A partir de ello, el autor critica la
regulación vigente de la formalidad de la donación y la acción de reducción
de las liberalidades debido a que considera que, con respecto a los fines que se
persiguen, se afecta de manera desproporcionada la libertad de celebrar actos
de liberalidad con la consiguiente afectación a la riqueza inmaterial.
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: arts. 725, 726, 831, 1624, 1625, 1626 y 1629.
Introducción
Conclusiones
Godbout, J. T. (1997). El espíritu del don (E. Cazena Ve-tapie, Trad.). Madrid: Siglo Veintiuno
Editores.
Godelier, M. (1998). El enigma del don. (A. López Bargados, Trad.) Barcelona: Paidós.
Haidt, J. (2019). La mente de los justos. Por qué la política y la religión dividen a la gente
sensata (A. García Maldonado, Trad.). Barcelona: Deusto.
Malinowski , B. (1973). Los argonautas del Pacífico Occidental: un estudio sobre comercio y
aventura entre los indígenas de los archipiélagos de la Nueva Guinea melanésica (A. J.
Desmonts, Trad.). Barcelona: Planeta Agostini.
Maslow, A. (1970). Motivation and personality (2d ed.). New York: Harper & Row.
Mauss, M. (2009). Ensayo sobre el don. Forma y función del intercambio en las sociedades
arcaicas (J. Bucci, Trad.). Buenos Aires: Katz Editores.
(*) Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Se ha desempeñado como docente en
el curso de Derecho Civil Patrimonial dentro del Centro de Educación Continua de la misma
casa de estudios.
ASAMBLEA GENERAL DE UNA
ASOCIACIÓN CONVOCADA POR PERSONA
NO LEGITIMADA DEVIENE EN INVÁLIDA
SUMILLA
La regularidad de la convocatoria es presupuesto de validez de los acuerdos
sociales. En ese sentido, son cuatro los aspectos fundamentales que
determinan la validez de la convocatoria: legitimidad, forma, integridad y
anticipación. El defecto en la convocatoria en cualesquiera de estos cuatro
aspectos fundamentales acarrea la nulidad del acuerdo social por vulnerar el
derecho de participación y voto de los miembros de la persona jurídica. Por
ello, la asamblea general llevada a cabo en mérito a convocatoria efectuada
por quien carece de legitimidad para dicho acto deviene en inválida, no
pudiendo ser ratificada o confirmada; configurándose, por tanto, un supuesto
de defecto insubsanable que amerita la tacha sustantiva del título.
JURISPRUDENCIA
TRIBUNAL REGISTRAL
RESOLUCIÓN N° 108-2021-SUNARP-TR-T (*)
El título fue observado por la registradora pública (e) Beatriz María Ramos
Campos mediante la esquela de fecha 28.12.2020, siendo esta la decisión
que promueve la presente apelación. Los fundamentos de dicho
pronunciamiento se reproducen cabalmente a continuación:
b) Identificación de defectos.
Visto el reingreso, se ha presentado escrito donde señala que “LA
MEDIDA CAUTELAR INSCRITA ANTERIORMENTE NO FUE
DEFINITIVA Y FUE DECLARADA POR LA SALA CIVIL DE LA
CORTE SUPERIOR DEL SANTA EN EL MISMO EXPEDIENTE
N.° 1550-2018 IMPROCEDENTE Y NO INFUNDADA, ES DECIR,
SON NULOS TODOS LOS ACTOS CELEBRADOS DURANTE
DICHO PERÍODO, SIENDO NULOS DE PURO DERECHO Y ASI
DEBE DECLARARLOS SU REPRESENTADA, COMO QUE
NUNCA EXISTIÓ, PORQUE ADEMÁS NO REUNIÓ LOS
REQUISTOS DE LEY, PORQUE NISIQUIERA APARECEN LOS
NOMBRES DE TODO EL CONSEJO DIRECTIVO VIGENTE
HASTA EL DÍA DE HOY Y SE DEBE PROCEDER A LA
INSCRIPCIÓN RESPECTIVA”.
Al respecto, cabe indicar que revisado los antecedentes registrales
consta inscrita en el asiento A00002 una modificación parcial de
estatuto, respecto al cual no se advierte inscrito cuestionamiento
alguno, por lo cual el contenido de dicha inscripción se encuentra
legitimado y produce sus efectos legales, de conformidad con el Art.
2013 del Código Civil, el cual dispone que: “el contenido de la
inscripción se presume cierto y produce todos sus efectos, mientras
no se rectifique o se declare judicialmente su invalidez” (concordante
con el numeral VIl del Título Preliminar del R.G.R.P.). En
consecuencia, por el principio de legitimación se protege la
inscripción, correspondiendo únicamente al Poder Judicial dejarla sin
efecto.
Al respecto, el Tribunal registral ha previsto: “En virtud del principio
de legitimación registral, el contenido de las inscripciones se presume
exacto y válido. Cualquier cuestionamiento dirigido a declarar su
invalidez es competencia exclusiva del Poder Judicial” (Res. N° 732-
2017-SUNARP-TR-L).
Asimismo, se puede apreciar que de la partida registral (asiento
A00006) se aprecia la inscripción de una variación de medida
cautelar, mediante la cual se ha dispuesto: “Variar la medida cautelar
concedida a la solicitante por resolución número dos de fecha
27/8/2019 de anotación de demanda por la de MEDIDA CAUTELAR
TEMPORAL SOBRE EL FONDO, en consecuencia se ORDENA la
inscripción de la sentencia emitida […], mediante el cual se dispone
la inscripción del consejo directivo electo para el período 2018-2020,
elegidos en elecciones generales de fecha 13 de agosto del 2018,
indicándose el nombre de los directivos”. Entonces, se puede advertir
la existencia de incompatibilidad de representación de la asociación,
entre el nuevo consejo directivo inscrito (temporal mediante medida
cautelar) y los liquidadores, pues de inscribirse el acto rogado
(disolución y nombramiento de liquidadores) estarían coexistiendo
dos órganos distintos de representación, además que dicho acuerdo
(26/7/2018) es anterior a la asamblea de nombramiento del consejo
directivo (13/8/2018). Por tanto, en aplicación del principio de
prioridad excluyente, previsto en el artículo X del Título Preliminar
del Reglamento General de los Registros Públicos, dispone que: “No
puede inscribirse un título incompatible con otro ya inscrito o
pendiente de inscripción, aunque sea de igual o anterior fecha”.
En consecuencia, no resulta inscribible el acto solicitado, dado que
existe obstáculo insalvable, que puede advertirse de la partida
registral, como lo es la existencia de la inscripción de un consejo
directivo (mediante medida cautelar) que es de asamblea general
(13/8/2018) posterior a la que se pretende la inscripción de disolución
y nombramiento de liquidadores (26/7/2018) y la inscripción de una
modificación estatutaria, razón por la cual se sugiere solicitar el
desistimiento total de la rogatoria, presentando escrito con firma
certificada por fedatario registral o notario público.
Sin perjuicio de lo antes expuesto, se advierte del escrito presentado
que en el acta de asamblea general de fecha 26/7/2018 se puede
concluir claramente que el acuerdo fue adoptado por unanimidad. Sin
embargo, revisada el acta en mención se puede apreciar que el
nombramiento de liquidadores fue adoptado por unanimidad y no hay
acuerdo sobre la adopción de la disolución. Igualmente, cabe precisar
que subsisten los defectos advertidos en la esquela de fecha
14/10/2020.
(…)
Interviene como ponente el vocal (s) Rafael Humberto Pérez Silva, quien
expresa el parecer de la Sala.
Según lo expuesto en el presente caso, este Colegiado entiende que la
cuestión a determinar es la siguiente:
¿Las asambleas generales donde se adoptaron los acuerdos que son
materia de la rogatoria fueron convocadas por persona legitimada
legal o estatutariamente para ello?
VI. ANÁLISIS
VII. RESOLUCIÓN
(*) El texto íntegro de esta resolución puede ser leída en la zona exclusiva de suscriptores de Gaceta
Civil & Procesal Civil.
EDIFICACIÓN SOCIAL SOBRE TERRENO
PROPIO DE UNO DE LOS CÓNYUGES:
PROBLEMÁTICA DERIVADA DEL RÉGIMEN
PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO
A propósito del caso de la declaración de bien
propio (Casación Nº 4640-2018-Arequipa)
JUAN GARAZATUA NUÑOVERO(*)
RESUMEN
En este muy completo trabajo, se comenta la interesante sentencia de la
Corte Suprema (Casación N° 4640-2018-Arequipa), en la cual se debate la
calidad de las edificaciones levantadas sobre un bien propio durante la
vigencia de la sociedad conyugal. Así, al autor no le convence la tesis
mayoritaria de la doctrina que encuentra en el segundo párrafo del artículo
310 del Código Civil un supuesto de accesión inversa, según la cual, las
edificaciones sociales levantadas sobre terreno propio convertirían al terreno
en un bien social. Sin embargo, expone que, aunque ello fuera así, el caso
bajo análisis no debe tomarse como uno de edificaciones sociales sobre
terreno propio sino como uno de mejoras útiles, puesto que es solo una
sección del primer piso la que tiene la calidad de social y que sería excesivo
considerar que esta sección con calidad de bien social ha convertido a todo el
inmueble en social.
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: art. 310.
3.12. Claudio señala que, por escritura pública del 2 de julio de 2012,
la demandante dio en anticipo de legítima parte del inmueble a
su hijo Miguel (sublote 22-A que forma parte del lote 22),
sobre el cual dicho anticipatario ha construido la Sección 5 (de
3 pisos).
3.13. Claudio afirma haber contribuido con la construcción de las
secciones 2 y 3 levantadas sobre el inmueble, con el fruto de su
trabajo en el magisterio desde el año 1970 y luego por su
trabajo en la Universidad Nacional de San Agustín de
Arequipa, hasta el año 1997, y sostiene haber efectuado pagos
de diversas cantidades de dinero al maestro constructor para la
edificación de las secciones 1, 2 y 3.
a) Demanda (pretensión)
De un lado la cónyuge demandante (Nora) afirma que las
edificaciones en litigio, algunas ejecutadas antes del matrimonio y
otras después de la celebración del mismo, constituyen bienes propios
por haber sido construidas sin aporte económico del demandado,
cubriendo ella directamente su costo mediante subrogación con el
producto de la venta de otros bienes propios que recibió en herencia
de sus padres.
b) Contestación (contradicción)
De otro lado, el cónyuge demandado (Claudio) reconoce como bienes
propios de la demandante tanto el terreno como la construcción de la
Sección 1 (primer piso), por cuanto fueron adquiridos antes del
matrimonio, pero afirma que las secciones 2 y 3 tienen la condición
de bienes sociales por cuanto se construyeron durante la vigencia del
matrimonio y él aportó económicamente a su ejecución. Precisa,
además, que las secciones 4 y 5 ya no forman parte del asunto en
litigio porque fueron transferidos en anticipo de herencia a los hijos
de la demandante (Sharon y Miguel), quienes ejecutaron su
construcción.
En consecuencia, la contestación de la demanda contuvo distintos
supuestos procesales:
• Reconocimiento parcial de verdad de los hechos alegados en
la pretensión (no hay controversia), respecto de la condición
jurídica del terreno y de la edificación de la Sección 1 (primer
piso), como bienes propios de la demandante.
• Rechazo y contradicción de la demanda (hay controversia),
respecto de las secciones 2 y 3 afirmando que no es verdad que
sean bienes propios de la demandante, sino que se trata de
bienes sociales, por haber sido construidas tales secciones
durante la vigencia del matrimonio y con aportación económica
del demandado.
• Exclusión de la controversia (el litigio no debe comprender)
respecto de las secciones 4 y 5.
c) Reconvención (contrademanda)
No se formuló reconvención.
f) Presunciones legales
De acuerdo a la naturaleza de la controversia, resulta necesario
valorar la aplicación de las siguientes presunciones legales:
• Todos los bienes adquiridos dentro del matrimonio (sujeto al
régimen de la sociedad de gananciales) se presumen sociales,
salvo prueba en contrario.
• Los bienes sustituidos o subrogados a otros se reputan de la
misma condición de los que sustituyeron o subrogaron.
• Si vendidos algunos bienes, cuyo precio no consta haberse
invertido, se compran después otros equivalentes, se presume,
mientras no se pruebe lo contrario, que la adquisición posterior
es hecha con el producto de la enajenación anterior.
g) Carga de la prueba
Conforme a lo anterior, quien sustenta su posición litigiosa en una
presunción legal no necesita presentar prueba. La carga probatoria
recae, más bien, en quien pretende destruir la presunción legal. En
consecuencia, se aplican los siguientes criterios:
• Las edificaciones ejecutadas antes del matrimonio, no se
presumen sociales, constituyen bienes propios del titular del
terreno.
• Las edificaciones ejecutadas dentro de la vigencia del
matrimonio (sociedad de gananciales) se presumen sociales.
Quien alegue lo contrario está obligado a probarlo.
• Las rentas obtenidas por el trabajo, industria o profesión de
cada cónyuge durante el matrimonio, así como los bienes que
se adquieran con dichas rentas, se reputan bienes sociales,
aunque el otro cónyuge no hubiera aportado económicamente a
la adquisición.
• También tienen la calidad de bienes sociales los frutos y
productos de todos los bienes propios y los de la sociedad de
gananciales.
• La demostración de que los bienes adquiridos dentro del
matrimonio no son sociales, solo se puede realizar invocando
(i) la presunción de tratarse de bienes sustituidos o subrogados
a otros bienes propios de alguno de los cónyuges, o (ii) la
presunción de haberse adquirido con el producto de la
enajenación anterior de bienes propios de alguno de los
cónyuges.
En ese sentido, la antigüedad probable de las edificaciones, que
figuran señaladas en el referido informe pericial, así como la
valoración de dichas presunciones y criterios legales, permite que el
órgano jurisdiccional se forme convicción motivada para resolver la
controversia bajo parámetros de certeza razonable.
1. Aspectos procesales
2. Aspectos sustantivos
V. Apuntes nales
(*) Abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ex superintendente adjunto de los
Registros Públicos. Asociado del Estudio De la Flor, García Montufar, Arata & Abogados.
(1) El matrimonio era la unión perpetua del hombre y la mujer en una sociedad legítima, para hacer
vida común.
(2) Existe, sin duda alguna, un elevado componente sancionador en dichas reglas que, sin embargo,
están referidas solo a la mujer y no así al hombre. Inclusive, se advierte que la sanción al
comportamiento de la mujer se extiende hasta después de producida la extinción de la sociedad
legal.
(3) Conforme a dicho código del siglo XIX, se consideraba bajo la potestad de otros, a las mujeres
casadas que dependían de sus maridos. Asimismo, se establecía que la mujer estaba obligada a
habitar con el marido, y a seguirlo donde el tuviera por conveniente residir y el marido estaba
obligado a tenerla en su casa y suministrarle todo lo necesario para vivir. Semejantes normas
jurídicas reflejan con crudeza el pensamiento social de una época fuertemente dominada por el
machismo que lamentablemente perduró por mucho tiempo, e incluso aún no ha desaparecido
totalmente en algunas zonas del país.
(4) Pero no se trató de una desvinculación total pues, además de la posibilidad de delegación, se
estableció en dicho código que, si alguno de los contrayentes estuviere en inminente peligro de
muerte, el matrimonio podía celebrarse, sin observar las formalidades que deben precederle, ante
el párroco o cualquier otro sacerdote, pero sujetando sus efectos civiles a que el matrimonio se
inscriba en el registro civil respectivo.
(5) En el artículo 292 del Código Civil de 1936 se señaló que sus disposiciones en lo concerniente al
matrimonio no se extienden más allá de sus efectos civiles, dejando íntegros los deberes que la
religión impone. De esta forma se separó la regulación eclesiástica del matrimonio de la ley civil.
(6) El citado código señaló que el alcalde podía delegar por escrito en el teniente alcalde, oficiales de
estado civil, agentes municipales, directores o jefes de hospitales, capellanes de estos y
misioneros católicos la facultad de celebrar el matrimonio. Asimismo, se autorizó a que el
matrimonio pueda celebrarse ante el párroco o el ordinario del lugar, o ante el sacerdote a quien
alguno de los dos delegue esta facultad, con asistencia del funcionario del registro civil, para
verificar la inmediata inscripción del matrimonio, y en caso no existiere dicho funcionario, el
párroco o el ordinario debían remitir inmediatamente un certificado del matrimonio a la oficina
del registro civil más próxima.
(7) El matrimonio se convirtió en una ceremonia especial, formal y solemne, que se celebraba
públicamente ante el alcalde respectivo, con la comparecencia de los contrayentes, aunque se
permitía la intervención por apoderado solo de unos de los contrayentes, en presencia de dos
testigos, mayores de edad y vecinos del lugar. En dicha ceremonia la autoridad municipal,
después de leer los artículos pertinentes del Código, preguntaba a cada uno de los contrayentes si
persistían en la voluntad de celebrar el matrimonio y si efectivamente lo celebraba; y, solamente
cuando ambos contrayentes respondían afirmativamente, se extendía el acta de casamiento, la cual
debía ser firmada por el alcalde, los contrayentes y los testigos.
(8) Los registros del estado civil se llevaban por duplicado, mediante partidas extendidas en libros,
uno para los nacimientos, otro para los matrimonios y otro para las defunciones.
(9) Publicada el 7 de julio del año 2001.
(10) En la Constitución Política del Perú de 1979 (art. 9) ya se había regulado que la unión estable de
un varón y una mujer, libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar de hecho por el
tiempo y en las condiciones que señala la ley, da lugar a una sociedad de bienes que se sujeta al
régimen de la sociedad de gananciales en cuanto es aplicable.
(11) Aun cuando no se explica en el tenor literal del fallo casatorio la razón de dicho
pronunciamiento inhibitorio en primera instancia, se deduce que el juzgador consideró que
solamente debía pronunciarse sobre la controversia surgida en relación a la propiedad de las
secciones 2 y 3, al existir reconocimiento expreso del demandado, respecto de la propiedad
exclusiva de la demandante sobre el terreno y la Sección 1 (primer piso), y, además, tampoco
existió controversia respecto de las Secciones 4 y 5, que fueron transferidos a favor de los hijos de
la demandante.
(12) Este fundamento genera dudas en cuanto a la valoración que la autoridad judicial ha otorgado al
informe pericial, pues en dicha pericia se señala que la antigüedad de la construcción de la zona
del fondo de la Sección 3 (primer piso) es de 35 a 40 años, lo que significaría que dicha
edificación se habría realizado entre los años 1975 y 1980, por lo que al afirmar que se construyó
con anterioridad a la celebración del matrimonio, realizado en enero de 1978, implícitamente se
está determinando que el periodo señalado por el informe pericial es solo una estimación de
probable ejecución, optando el juzgador por computar la fecha más antigua en favor de la
pretensión de la demandante, lo que significa que ha considerado que la citada edificación se
habría ejecutado en el año 1975 (antes del matrimonio), lo cual satisface el requisito de
motivación razonable. Pero dicho mismo razonamiento no podría aplicarse a la construcción de la
zona del fondo de la Sección 2 (segundo piso), pues su antigüedad estimada en el informe pericial
es de 30 a 35 años, lo que significa que dicha edificación se realizó entre los años 1980 a 1985,
esto es con posterioridad a la celebración del matrimonio.
(13) De acuerdo al informe pericial emitido en el año 2015, se determinó que la Sección 2 tiene una
antigüedad de entre 30 y 35 años, lo cual fue interpretado por la Sala Superior no como un
intervalo de probable ejecución de la construcción (esto es, que la edificación podría haberse
ejecutado en algún momento de ese periodo aproximado), sino como una determinación cierta de
inicio y finalización de la ejecución de las obras de edificación, lo que se entiende cuando afirma
que las obras fueron culminadas en el año 1985, lo que concuerda con la antigüedad de 30 años,
estimada en la citada pericia emitida en el año 2015.
(14) De acuerdo a dicha norma, todos los bienes adquiridos durante la vigencia del régimen de la
sociedad matrimonial se presumen sociales, salvo prueba en contrario, lo que puede demostrarse
invocando la sustitución o subrogación de bienes propios durante el matrimonio, aplicando la
presunción de que la adquisición posterior es hecha con el producto de la enajenación anterior.
(15) De acuerdo al artículo 330 del Código Procesal Civil, en adelante CPC, el demandado puede
expresamente allanarse o reconocer la demanda, legalizando su firma ante el auxiliar
jurisdiccional. En el primer caso acepta la pretensión dirigida contra él; en el segundo, además de
aceptar la pretensión, admite la veracidad de los hechos expuestos en la demanda y los
fundamentos jurídicos de ésta.
(16) La dirección del proceso está a cargo del juez, quien debe impulsar el proceso por sí mismo,
como lo establece el artículo II del Título Preliminar del CPC.
(17) Los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por las partes,
producir certeza en el juez respecto de los puntos controvertidos y fundamentar sus decisiones, de
conformidad con el artículo 188 del CPC.
(18) Se aplican al reconocimiento de verdad la regulación sobre el allanamiento procesal, por lo que
procede, extensivamente, admitir el reconocimiento respecto de alguna de las pretensiones
demandadas, lo que debió ser amparado en la sentencia, toda vez que tanto el allanamiento como
el reconocimiento obligan al juez a emitir pronunciamiento amparando la pretensión demandada
en la sentencia.
(19) La resolución que aprueba el desistimiento de la pretensión, produce los efectos de una demanda
infundada con la autoridad de la cosa juzgada.
(20) Los documentos probatorios presentados por la demandante, para acreditar que las edificaciones
se realizaron con el producto de la venta de bienes propios, corresponden a los años 1992, 2002,
2003, 2004, 2006, 2008, 2009, 2010, 2011 y 2013. Como se puede apreciar, salvo los documentos
del año 1992 que está comprendido en el intervalo (1990-1995) de la antigüedad de la
construcción del lado izquierdo de la Sección 3, todos los demás son posteriores a dicha
antigüedad por lo que no ofrecen mérito suficiente para destruir la presunción legal de ser un bien
social.
(21) El artículo 184, inciso 5, del Código Civil de 1936, señalaba que son bienes comunes los
edificios construidos a costa del caudal común, en suelo propio de uno de los cónyuges,
abonándose el valor del suelo a quien le pertenezca.
MEJOR DERECHO DE PROPIEDAD: JUECES
NO PUEDEN RESOLVER CON MÁXIMAS DE
LA EXPERIENCIA SUSTENTADAS EN
SUBJETIVIDADES
SUMILLA
El colegiado superior no debe resolver un proceso de mejor derecho de
propiedad solo mencionando aspectos subjetivos. Esto es, no puede afirmar
que, “por máximas de la experiencia, es mala costumbre de los jueces de paz
de los caseríos y distritos elaborar contratos con fechas atrasadas; asimismo
cuando cesan en sus funciones hacen documentos con fechas anteriores para
hacerlas coincidir con el tiempo en que se desempeñaron como tales; pues no
tienen libros de registros de escrituras imperfectas para poder establecer la
veracidad de las mismos”. Esta argumentación dista mucho en manifestar la
razón jurídica en virtud de la cual el juzgador acoge una determinada
decisión, analizando el contenido de cada una de las pruebas, comparándolas
y relacionándolas con todos los elementos existentes en el expediente y sobre
todo las practicadas en audiencia. Muy por el contrario, revoca la apelada
sobre la base de desacreditaciones respecto de las funciones realizadas por los
jueces de paz de caseríos y distritos sin hacer ningún tipo de distinción,
generalizando la irregularidad de las labores realizadas por ellos.
JURISPRUDENCIA
CAS. Nº 3181-2017-Cajamarca(*)
MATERIA: Mejor derecho de propiedad.
Esta sala suprema por resolución de fecha veintiocho de junio de dos mil
dieciocho, obrante a fojas noventa y dos del cuadernillo de casación,
declaró procedente el recurso de casación por causal de:
II) infracción normativa procesal del artículo 197 del Código Procesal
Civil, señalando que el colegiado superior no ha tenido en cuenta los
documentos ofrecidos y contenidos en el anexo 1d del escrito que
contiene la demanda donde se acredita que su persona al ser
interrogado en una fiscalía de la ciudad de Cajamarca afirmó que
tenía escrituras que acreditaban la titularidad sobre el bien sub litis
los mismos que corresponden al mes de setiembre del año dos mil.
Asimismo, el documento privado materia de cuestionamiento fue
suscrito y elaborado por un juez de paz no letrado del distrito de Jesús
- Cajamarca, siendo quien cometió el error en relación al documento
nacional de identidad (DNI) de la vendedora Hilda Saldaña.
(…)
CONSIDERANDO:
5. DECISIÓN
(*) El texto íntegro de esta resolución puede ser leída en la zona exclusiva de suscriptores de Gaceta
Civil & Procesal Civil.
EL INTERÉS SUPERIOR DEL ADOLESCENTE
DEUDOR VS. EL DERECHO CREDITICIO DE
SU ACREEDOR
La aplicación de la Ley N° 30466 y su reglamento:
el caso del pequeño Marcio
EDGARDO QUISPE VILLANUEVA(*)
STEVE GUTIÉRREZ CERREPE(**)
RESUMEN
Los autores, valiéndose de un caso concreto, realizan una interpretación
sistemática del interés del niño y del adolescente, aplicando recientes normas
que determinan y reglamentan la aplicación de dicho principio rector a fin de
proteger especialmente a los menores con discapacidad. Así, se reflexiona
sobre las grandes posibilidades de aplicar creativamente las normas que
protegen los derechos fundamentales de los menores en diversas situaciones y
escenarios, tales como gozar de prioridad en el cobro del patrimonio
hereditario de sus progenitores.
MARCO NORMATIVO
• Código Civil: arts. 660 y 661.
• Ley que establece parámetros y garantías procesales para la consideración primordial
del interés superior del niño, Ley N° 30466 (17/06/2016): arts. 2, 3, 4 y 5.
• Reglamento de la ley que establece parámetros y garantías procesales para la
consideración primordial del interés superior del niño, D. S. N° 002-2018-MIMP
(01/06/2018): arts. 2, 6, 8, 33 y 34.
PALABRAS CLAVE: Discapacidad / Pago por consignación / Interés superior del niño y del
adolescente
Recibido : 06/03/2021
Aprobado : 11/03/2021
Introducción
Marcio es un niño menor de 14 años que padece los síndromes de Down, el
cual le genera un severo retraso en su desarrollo mental, y de West, que a su
vez le impide caminar y hablar.
Sus padres y hermanos se han dedicado abnegadamente a su cuidado desde
su nacimiento, dándole la calidad de vida satisfactoria necesaria según sus
posibilidades. Dicha situación cambió drásticamente, cuando
sorpresivamente fallece su padre a mediados del 2015; hecho que obligó a
su viuda y a sus dos hijos mayores de edad a que inicien los trámites para la
apertura de la sucesión legal.
En ese ínterin, los herederos toman conocimiento de deudas contraídas por
el fallecido en tres entidades crediticias; siendo el caso que, como dos de
ellas contaban con el denominado seguro de desgravamen, entonces, al
activarse este se extinguió la obligación que mantenían con el fallecido.
Lamentablemente, el tercer acreedor carecía de dicho seguro, razón por la
cual, exigió a la empresa donde laboraba el padre de Marcio que le entregue
parte del monto de la última remuneración pendiente de pago a su
extrabajador, por estar sujeto a la modalidad de pago mensual de la deuda
mediante descuento por planilla; pedido que
fue aceptado.
Enterada de dicho pedido, la cónyuge sobreviviente acude a las oficinas de
la entidad acreedora, con el fin de conocer la liquidación detallada del
monto total de la deuda. Asimismo, la viuda es informada, por la misma
entidad, que el íntegro del monto de la compensación por tiempo de
servicio (CTS) de su esposo, se hallaba depositado en ella, como garantía
del préstamo impago.
Paralelamente a estos hechos, ella y sus hijos obtuvieron la declaración
notarial de ser reconocidos herederos de su causante, la cual inscribieron
posteriormente en el Registro de Sucesiones de la Oficina Registral de la
ciudad de Trujillo.
En su oportunidad, los herederos solicitan a la acreedora del causante que se
le entregue el porcentaje señalado por ley de la CTS. Aquella rechazó tal
pedido basada en el hecho de que su deudor había garantizado con dicho
concepto remuneratorio el monto adeudado. No obstante, esta actuaba
ilegalmente, pues de acuerdo a lo establecido en el artículo 54 del D.S. N°
001-97-TR, se debe entregar al cónyuge supérstite el 50 % de la CTS,
mientras que el otro 50 % sí podría ser cobrado por el acreedor con la
finalidad de reducir el monto de la deuda.
Posteriormente, la empleadora del fallecido comunicó a la sucesión de este,
la existencia de una suma de dinero (ascendiente a 6111.95 soles) por
concepto de utilidades. Sin embargo, el acreedor (al tomar conocimiento de
tal hecho), solicita que se le prefiere a ella a fin de extinguir la obligación
aún impaga.
Ante la existencia de dos acreedores sobre dicha suma de dinero, la
exempleadora decidió interponer una demanda de ofrecimiento por pago de
consignación a fin de que sea el Poder Judicial quien determine finalmente
a quién se le debe hacer entregar de dicho monto.
Ante lo expuesto, surgen las siguientes interrogantes: ¿Se justifica
legalmente la demanda por ofrecimiento por pago de consignación? ¿Debe
primar el derecho crediticio de la entidad acreedora frente al interés
superior de Marcio, teniendo en cuenta su estado de salud?
Gálvez Condori, W. & Maquera Morales, L. (2020). Diccionario Jurídico. Lima: Poder Judicial
del Perú.
Lohmann Luca De Tena, J. (2017). Derecho de Sucesiones (T.I). Lima: Gaceta Jurídica.
Ortiz Sánchez, M. & Pérez Pino, V. (2004). Léxico Jurídico para Estudiantes. Madrid:
Tecnos.
(*) Magíster en Derecho Civil y Comercial por la Universidad Nacional de Trujillo, y doctor en
Derecho por la Universidad Privada Antenor Orrego. Docente de pregrado y posgrado en diversas
universidades. Abogado en ejercicio y árbitro.
(**) Bachiller en Derecho por la Universidad Privada Antenor Orrego, con estudios culminados en la
Maestría de Derecho Civil y Empresarial por la misma universidad. Miembro del estudio jurídico
Edgardo Quispe Villanueva abogados.
Los autores agradecen la colaboración en la redacción de este artículo de Juan Adrián Oliva
Gutiérrez, alumno del séptimo ciclo de la Facultad de Derecho de la Universidad Privada Antenor
Orrego.
JUECES NO PUEDEN DESCONOCER
SENTENCIA DE FILIACIÓN
EXTRAMATRIMONIAL AUNQUE HAYA
SIDO OBTENIDA DE FORMA
FRAUDULENTA
SUMILLA
Si la sentencia de reconocimiento de filiación extramatrimonial no fue
cuestionada oportunamente por los presuntos afectados, esta adquiere la
calidad de cosa juzgada, incluso si existen claros indicios que dicho
pronunciamiento fue obtenido de forma fraudulenta. Por ello, la filiación no
puede ser desconocida por el juez que conozca del proceso de sucesión
intestada que tramite el hijo para que se le reconozcan sus derechos
hereditarios.
JURISPRUDENCIA
Pleno.
Sentencia 187/2021
EXP. N° 003525-2017-PA/TC-CUSCO(*)
A. P. Z. V.
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Arequipa, a los 26 días del mes de enero de 2021, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los señores magistrados Ledesma Narváez,
Ferrero Costa, Miranda Canales, Ramos Núñez y Sardón de Taboada,
pronuncia la siguiente sentencia, y con el abocamiento de los magistrados
Blume Fortini y Espinosa-Saldaña Barrera, conforme al artículo 30-A del
Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Martha Velásquez
Humpire, en representación de la menor A. P. Z. V., contra la resolución de
fojas 377, de fecha 10 de julio de 2017, expedida por la Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Cusco, que, revocando la apelada y
reformándola, declaró infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 25 de agosto de 2016, la recurrente interpone demanda de
amparo a fin de que se declare la nulidad de la Resolución 66, de fecha 18
de julio de 2016 (folio 24), expedida por el Primer Juzgado Civil de la
Corte Superior de Justicia de Cusco, que, revocando la apelada, declaró
infundada su demanda de sucesión intestada a consecuencia del
fallecimiento de don Luis Ricardo Zamora Fernández (Expediente
Nº 01227-2012). Alega la vulneración de su derecho a la cosa juzgada.
Sostiene que se declaró judicialmente la filiación de paternidad entre el
fenecido don Percy Miguel Zamora del Castillo y la menor A. P. Z. V., a
través de la Resolución 19, de fecha 9 de agosto de 2009 (folio 17),
expedida en el Expediente Nº 01945-2009. Asimismo, refiere que la menor
A. P. Z. V. fue declarada como heredera de don Percy Miguel Zamora del
Castillo, a través de la consentida Resolución 22, de fecha 24 de abril de
2012 (folio 10), emitida en el Expediente Nº 00142-2011. A su entender,
ambas decisiones judiciales han adquirido la calidad de cosa juzgada. Por
esta razón, la resolución cuya nulidad pretende resulta arbitraria, pues
desconoce ambos pronunciamientos aduciendo supuestas irregularidades
que no habrían sido denunciadas por las partes interesadas en su
oportunidad. Finalmente, refiere que la titular del juzgado emplazado se
encontraba parcializada sobre la causa, pues su cónyuge patrocina a la parte
demandada en un proceso ligado a la misma.
A través de su escrito de fecha 4 de octubre de 2016 (folio 99), doña Sandra
Contreras Campana, en su calidad de jueza del Primer Juzgado Civil de la
Corte Superior de Justicia de Cusco, contesta la demanda solicitando que
sea declarada improcedente. Afirma que la recurrente ha obtenido una
resolución favorable en el proceso de filiación (Expediente 01945-2009) a
través del quebrantamiento de diversas normas de orden público. Por esta
razón, lo decidido en dicho proceso no estaría revestido con la garantía de
cosa juzgada. Al respecto, sostiene que, en el proceso de filiación, el juez
no tenía competencia, conforme a la Ley 28457, ni prosiguió con el trámite
preestablecido por ley ni respetó las normas de orden público; en síntesis, la
sentencia emitida en dicho proceso era nula de pleno derecho. A su
entender, aceptar la validez de este pronunciamiento hubiera significado
avalar actuaciones temerarias y decisiones contrarias a la ley.
(…)
FUNDAMENTOS
11. Dada la situación descrita, esta Sala del Tribunal advierte que el
juzgado emplazado ha realizado una revisión de lo resuelto por el
Tercer Juzgado de Familia de la Corte Superior de Justicia de Cusco
en el Expediente Nº 01945-2009, sobre filiación judicial de
paternidad extrajudicial. De este modo, se evidencia que se ha
vulnerado el derecho a la cosa juzgada al no haberse ajustado a lo
decidido en este proceso judicial.
HA RESUELTO
Declarar FUNDADA la demanda de amparo por haberse acreditado la
vulneración del derecho a la cosa juzgada; en consecuencia, NULA la
Resolución 66, de fecha 18 de julio de 2016, expedida por el Primer
Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de Cusco, y ORDENAR que
se expida una nueva resolución en observancia a lo desarrollado en la
presente sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS. LEDESMA NARVÁEZ; FERRERO COSTA; MIRANDA CANALES;
BLUME FORTINI; RAMOS NÚÑEZ; SARDÓN DE TABOADA;
ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA
(PONENTE ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA)
(*) El texto íntegro de esta resolución puede ser leída en la zona exclusiva de suscriptores de Gaceta
Civil & Procesal Civil.
LA LIMITADA DECISIÓN COMPETENCIAL
DEL JUEZ DE PAZ Y SU INEFICACIA EN LA
IMPARTICIÓN DE JUSTICIA
YESENIA CHAUPIS HUANCA(*)
RESUMEN
La autora expone las limitaciones competenciales de los juzgados de paz,
tanto en sus funciones civiles como notariales y conciliatorias, las cuales –
afirma– se originan por una dispersa y muchas veces contradictoria
normativa en materia de alimentos, desalojo, entre otras materias. Sobre la
base de ello, considera que es necesaria la publicación de un texto único
ordenado sobre justicia de paz en el Perú y, además, que se conforme a nivel
legislativo una comisión revisora del marco normativo de ese sistema a fin de
superar las barreras que la legislación actual impone sobre la calidad
competencial de la justicia de paz.
MARCO NORMATIVO
• Código Procesal Civil: arts. 8, 14 y 547.
PALABRAS CLAVE: Juez de paz / Competencia por materia / Competencia por grado / Alimentos
/ Desalojo
Recibido: 28/02/2021
Aprobado: 20/03/2021
Pasco (27 noviembre, 2017) sustenta que el Pleno parte de una suposición
desacertada: discurrir que para el desalojo de cara al precario es competente
el juez especializado; pero para desahucio de inquilino por límite del plazo
es competente el juez de paz letrado.
Esto se deduce del propio CPC, texto que en ningún extremo ordena que el
desalojo por precario se tramita ante el juez especializado y el desalojo
contra el arrendatario por vencimiento del plazo ante un juez de paz letrado
(Espinal, 2019).
En virtud del artículo 547 CPC, la calidad competencial obedece, en primer
orden, de si concurrió o no la renta (significa que si entre el demandante y
el demandado hubo una dependencia de mediación posesoria); en segundo
orden, obedece al monto de tal renta. De esta suerte, el susodicho artículo
sella que cuando la renta mensual es mayor de 50 URP o no exista cuantía
(no haya existido renta), el competente es el juez especializado y cuando la
cuantía sea hasta 50 URP el competente es el juez de paz letrado (Pasco, 27
noviembre, 2017).
¿Los juzgados de paz letrados tienen nivel competencial sobre casos civiles
por vía abreviada y sumaria, conforme a la cuantía? La norma, al reglar la
calidad competencial de los juzgados en lo civil (o mixtos), ¿fija que los
juzgados en lo civil resuelven los asuntos civiles contra el Estado?
Existe una tendencia que señala que el nivel competencial sobre demandas
frente al Estado es exclusivo de los juzgados especializados o mixtos,
obedeciendo al distrito judicial (calidad competencial territorial) el
organismo estatal. Por lo tanto, en esta lógica, cualquier incertidumbre que
lograra producir la ordenación general del CPC queda clara, dado que el
principio de especialidad exclusivamente debe considerarse con base en lo
previsto en la ley orgánica que rige la impartición de justicia. De este modo,
si una demanda contra el Estado se interpola ante un juzgado de paz, al
margen de su cuantía, el juez debía enunciar su calidad competencial y
enviarlo al juzgado especializado que concierna. (Morales, 25 enero, 2018).
No obstante, consideramos que el CPC no estipula que la calidad
competencial para conocer cuestiones contra el Estado sea exclusiva del
juez especializado; por el contrario, si la cuantía lo consiente, se otorga
nivel competencial al juez de paz letrado.
Podría pensarse que el inciso 4 del artículo 49 de la Ley Orgánica de Poder
Judicial, de una lectura inmediata, indicaría que solo los jueces
especializados (o mixtos) son los competentes. Pero, debe tenerse reparo en
ello. En efecto, ante todo, las disposiciones deben dilucidar desde las reglas
y principios fundamentales del proceso civil.
En este orden, tanto el CPC como la Ley Orgánica del Poder Judicial
uniforman como principios superiores a la celeridad y economía procesales.
Por tanto, sería equivocado entender que, en todos los casos, aunque el
monto del petitorio no sea significativo, el juez de paz letrado estará
imposibilitado de resolver el proceso debido a que el demandado es el
Estado. Por el contrario, si la cuantía lo permite, aquel será el competente.
Esto se sustenta en la necesidad de solucionar los conflictos de intereses
con celeridad y economía, en favor de los justiciables y del Estado. Caso
contrario: existirá la eventualidad manifiesta que el proceso acuda a la
Corte Suprema, prolongándose en menoscabo del justiciable y suscitando la
dispersión inoficiosa del mecanismo judicial. Así, el artículo 49 de la Ley
Orgánica que rige la impartición de justicia no manda que tal calidad
competencial sea exclusiva.
Ariano, E. (2009). Algunas notas sobre la competencia en materia civil. Ius et Veritas, (39), 118-
144. Recuperado de
http://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/download/12171/12736
Brandt, H. (2017). La justicia comunitaria y la lucha por una ley de coordinación de la justicia.
Derecho. Revista de la Facultad de Derecho. PUCP. (78) 215-247. Lima. Recuperado de
http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S0251-
34202017000100009&script=sci_arttext&tlng=en
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(*) Abogada, con estudios en la Maestría de Derecho Civil y Comercial en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Ex fiscal adjunta provincial. Excomisionada de la Defensoría del Pueblo,
sede Huánuco.
LA TUTELA CAUTELAR EN EL PROCESO
CIVIL
Presupuestos y tramitación
PEDRO MARTÍNEZ LETONA(*)
RESUMEN
El autor señala que la tutela cautelar efectiva es necesaria y hasta cierto
punto indispensable dentro de nuestro sistema procesal, por los mismos rasgos
que tienen los procesos judiciales en nuestro país: la dilación de los plazos
dentro del proceso, la excesiva carga laboral dentro de los juzgados, etc. Por
ello, en este ensayo, analiza la regulación de la tutela cautelar en nuestro
ordenamiento procesal, sus presupuestos para su aplicación (verosimilitud o
apariencia del derecho, peligro en la demora y la adecuación), así como los
detalles más relevantes para su tramitación.
MARCO NORMATIVO
• Constitución Política del Perú: art. 139, inc. 3.
• Código Procesal Civil: arts. 608, 611, 613, 617, 638 y 641.
Introducción
Podemos afirmar, sin perjuicio alguno de fallo, que la tutelar cautelar, sobre
todo en su esencia, surge en el derecho civil romano, aunque obviamente
sin contar con las características propias que la tutela cautelar asume el día
de hoy; el proceso civil romano, como se ha mencionado, tenía diversas
instituciones cuyo objetivo era en cierta manera, custodiar la finalidad del
proceso, por ejemplo el nexum, que para muchos viene a ser el antecedente
de los actuales derechos reales de garantías, consistente en contrato de
naturaleza pecuniaria en la cual el creditor(1)efectuaba una declaración de
pago denominada nuncupatio, en caso el deudor no cancelara en el plazo
previsto la obligación dineraria, se ejecutaba la damnatio, autorizando el
empleo de la fuerza ejecutiva denomina manus iniectio(2).
En el caso de la cautio damni infecti, tenía una esencia netamente
resarcitoria, dado que consistía en una promesa realizada ante el pretor por
parte del dueño de una propiedad que temía una probable e inminente
afectación a su predio por parte de algún vecino que pensaba realizar alguna
construcción.
Como se describió líneas arriba, la ejecución de la cautio damni infecti no
estaba motivada por una probable invasión del predio mismo, sino por una
sospecha razonada o probable de que su propiedad quede afectada por
cualquier acto derivado de la construcción de su vecino, es decir, su
ejecución quedaba sujeta a una condición de temporalidad futura, puesto
que la dación de dicho instrumento no condicionaba la ejecución de la
misma.
Por otro lado, la operis novia nuntiatio, a diferencia de la cautio damni
afecti, no tiene un fin resarcitorio, sino que su finalidad principal parte de la
no continuación de una obra a ruego de su vecino por probable temor de
afectación a su propiedad, generalmente inmueble; al respecto, el dueño de
la construcción tenía algunas alternativas que impedían que la operis novia
nuntiatio proceda efectivamente: suspender la ejecución de la obra, brindar
la caución suficiente para la continuación de la misma, o en su defecto,
solicitar la inaplicación de la medida ante el pretor.(3)
De la misma manera, la pignoris capio y la missio in possesionem, eran
instituciones de carácter procesal que buscaban asegurar el cumplimiento de
una obligación, la primera, una acción ejecutiva orientada a asegurar un
bien mueble. La principal peculiaridad de la pignoris capio es que no
constituía un procedimiento netamente judicial, activándose por decisión
del acreedor, sino que consistía en la actuación del acreedor contra el
deudor, obligándolo a prestar juramento del pago delante de tres testigos
que serían en adelante los garantes de la promesa de pago; por otro lado, la
misio in possesionem requería participación legal, representada en el pretor,
quien a través de un edicto, autorizaba al acreedor a tomar posesión de los
bienes del deudor.
Ahora bien, como se ha apreciado, estas medidas o instrumentos (si se le
quiere hacer denotar como tal) no tenían un carácter cautelar procesal, sino
cautelar sustantivo, al margen de su propio carácter cautelar inmerso dentro
de la naturaleza instrumental.
Posteriormente, a mediados del siglo XIII, en el Código de las Siete
Partidas, Alfonso X de Castilla, llamado el Sabio, reguló el secuestro de
bienes bajo seis supuestos perfectamente establecidos, correspondiendo al
juez comprobar la existencia de dichas circunstancias, para efectos de dictar
la medida de secuestro, amparándose dicha medida en el precedente romano
de la secuestraria.
Es a partir del siglo XIX que la tutela cautelar cobra mayor importancia y
vigencia en el aspecto judicial-procesal, así como mayor importancia
práctica. En esta época, las medidas cautelares pasan a tener una mayor
regulación, acrecentándose así el número de medidas cautelares existentes,
así como se permite su aplicación en la mayor cantidad de procesos. En el
siglo siguiente, el fortalecimiento de la institución cautelar cobra mayor
fuerza con la instauración del control judicial, lo que permitía a los jueces
evaluar detenidamente las circunstancias subyacentes dentro del proceso,
para así poder otorgar una medida cautelar idónea, consolidándose así la
tutela cautelar en los procesos civiles, tal como ocurre hoy en día.
1. Presupuestos
2. Características
7. La contracautela o caución
7.1. Naturaleza
Ariano Deho, E. (2010). La tutela Cutelar entre certezas y dudas. En R. Cavani Brain (Ed.),
Estudios sobre las medidas cautelares en el proceso civil- Tutela cautelar, anticipatoria y
urgente (Pirmera ed., págs. 27-38). Lima: Gaceta Jurídica.
Carnelutti, F. (1997). Derecho Procesal Civil y Penal, Clasicos del Derecho Procesal. Mexico:
Harla.
Cavani Brain, R. (2014). ¿Veinte años no es nada? Tutela Cautelar, anticipación de Tutela y
reforma del Código Procesal Civil en Brasil - Un diagnóstico para el Perú. Revista de Direito(5),
43-45.
Chiovenda, G. (1923). Principios del derecho procesal civil (Tercera ed.). Napoles: Jovene.
Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 148 (parcial) del Decreto Extraordinario No.
2737 de 1989, Sentencia C-1064/00 (Corte Constitucional de Colombia 16 de Agosto de 2000).
Monroy Palacios, J. J. (2004). La tutela procesal de los derechos. Lima: Palestra Editores.
Peyrano, J. (1997). El Derecho Procesal en el Umbral del Tercer Milenio (Vol. I). Corrientes.
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Taruffo, M. (2002). El proceso civil de “civil law”: Aspectos fundamentales. En M. Taruffo, Sui
confini: Scritti sulla giustizia civile. Bologna: Il Mulino.
PALABRAS CLAVE: Medida cautelar / Juez de apelación / Juez idóneo / Sede impugnatoria
Recibido : 25/02/2021
Aprobado : 09/03/2021
Introducción
Respecto a este supuesto la prosa del artículo 615 del CPC expresamente
tiene una solución: “Es procedente el pedido de medida cautelar de quien ha
obtenido sentencia favorable, aunque fuera impugnada. El pedido cautelar
se solicita y ejecuta en cuerda separada ante el juez de la demanda, con
copia certificada de los actuados pertinentes, sin que sea preciso cumplir los
requisitos exigidos en los incisos 1. y 4. del Artículo 610”.
La procedencia especial de esta medida cautelar se remonta a los orígenes
del artículo 233 del Código de Procedimientos Civiles de 1912 que regulaba
la figura del “embargo preventivo”, sobre la base del derecho declarado,
concediendo la medida cautelar siempre que el demandante haya obtenido
sentencia favorable de primera o segunda instancia (Deho 2014, pp. 203-
204). Entonces, se está, sin lugar a dudas, frente a una medida cautelar.
De lo expuesto se verifica que la procedencia especial de esta medida
cautelar, inicialmente fue diseñada para el “embargo preventivo”. Sin
embargo, en la actualidad, su utilidad no se restringe a ello; por el contrario,
se utiliza para promover cualquier medida cautelar (específicas, genéricas
etc.), en tanto que se cuente con un pronunciamiento favorable
(fundabilidad de la demanda), en cuyo caso, se configura que será el juez de
la demanda (juez de primera instancia) quien resulte competente para
resolver y amparar en su caso la solicitud medida cautelar.
Otro aspecto que no se puede perder de vista es lo referido al presupuesto
para su concesión de este tipo de medida cautelar, pues al tratarse de una
medida del tipo especial que cuenta con sentencia favorable, pero sin el
sello de la cosa juzgada res iudicata, desaparece la exigencia del artículo
611 del CPC, esto es, la fundamentación de la pretensión cautelar y
contracautelar.
Sin embargo, Ariano Deho (2014, p. 203) precisa que, si bien la referida
disposición prescinde de los dos presupuestos para su concesión, se debería
exigir al resto de los presupuestos previstos en los artículos 610 y 611 del
CPC, vale decir, se tendría que alegar y fundamentar el peligro en la demora
y necesariamente debería ofrecer caución. Entonces, se confirma que el juez
competente es el de la demanda.
En realidad, plantear una solución ante este supuesto resulta algo dramático
en la medida en que los jueces de apelación en la etapa procedimental de la
vista de la causa, o han confirmado la sentencia de primera instancia por
infundada o la han revocado de fundada por sentencia infundada. Con ello,
hay un escenario donde no existe certeza provisional del derecho discutido
ni tampoco cumple con lo dispuesto por el artículo 615 del CPC: “es
procedente el pedido de medida cautelar de quien ha obtenido sentencia
favorable”.
En el Derecho italiano, la solución a esta problemática son otros “jueces de
apelación”, a través de una “impugnación horizontal”, precisando que ello
también podría plantearse en el Perú. Por ejemplo, en el supuesto de contar
con una sentencia de vista desfavorable dictada por los “jueces de
apelación”, siguiendo la lógica de ser impugnada en casación, sería posible
promover una medida cautelar, de manera excepcional a los “jueces de
apelación” de turno de las otras salas superiores civiles de la respectiva
corte superior teniendo en cuenta la naturaleza de la pretensión demandada,
la inminencia, presencia o amenaza de un perjuicio irreparable o de difícil
reparación o de las particularidades y circunstancias que surgen de una
determinada relación jurídica.
En efecto, este planeamiento posiblemente no esté exento de rigurosísimas
críticas por ser poco menos que un “Frankenstein”, puesto que la instancia
plural como un doble grado vertical está consagrada como un principio
constitucional al amén del artículo 139 inciso 6 de la Constitución
concordado con los míticos artículos 364 y 366 del CPC, que recogen un
modelo de apelación revisión (devolutiva sustitutiva o devolutiva
rescindente).
Empero, este problema no se concibe en Italia, pues como lo describe Lupoi
(2017, pp. 1153-1178), las Cortes de Apelaciones tienen competencia
funcional territorial sobre los Tribunales que están localizados dentro del
circuito (en una escala regional o multiprovincial). Como precisa Pérez
Ragone (2019):
La Constitución Italiana no otorga el derecho constitucional de apelar
en contra de un juicio de primera instancia. En otras palabras, el
sistema constitucional italiano no otorga el derecho de jurisdicción de
doble nivel. Tal adjudicación sobre los méritos, en doble nivel, sin
embargo, está reconocido en el código de procedimiento civil
(artículos 339 et seq). (p. 10)
Por ello, es importante repensar en soluciones, considerando a los “jueces
de apelación” como los “jueces más idóneos”, para conocer las solicitudes
de medidas cautelares con sentencia no firme, pues también se cumple con
el presupuesto del artículo 615 del CPC bajo el título “casos especiales de
procedencia” que señala: “(..) aunque fuera impugnada”, dispositivo que
mantiene la dinámica puesto que, en este supuesto, se estaría impugnando la
sentencia de vista mediante el recurso extraordinario de casación.
En estas condiciones, se plantea una mejor distribución de competencias a
favor de los “jueces de apelación”, quienes son los “jueces más idóneos”
sobre la base de una visión diferenciada que rechaza las reglas formales de
la actualidad, en la medida en que se exponen situaciones que exigen
armonizar aquellos instrumentos –tutela cautelar– que garanticen la eficacia
del derecho material; y, en esa medida, que se cuente con un instituto que
permita asegurar que la duración del proceso que toma tiempo no convierta
en ilusorio el cumplimiento del fallo definitivo.
Conclusiones
Ledesma Narváez M. (2013). Tutela cautelar en el proceso civil. Lima: Gaceta Jurídica.
Ortells Ramos, M (2018). Las medidas cautelares. Colección, Ley de Enjuiciamiento Civil 2000.
Madrid.
Pérez Ragone, A. (2019). Hacia una apelación óptima: acceso y gerenciamiento de la segunda
instancia. Revista Direito GV. V. 15 N. 3. Recuperado de:
http://www.mpsp.mp.br/portal/page/portal/documentacao_e_divulgacao/doc_biblioteca
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Priori Posada, G. (2013). Código Procesal Civil Comentado, por los mejores especialistas.
(T. V.). Lima: Gaceta Jurídica.
Priori Posada, G. (2006). La tutela cautelar su configuración como derecho fundamental. Lima:
ARA Editores.
(*) Abogado por la Universidad de San Martín de Porres. Magíster con mención en Derecho Procesal
por la Pontificia Universidad Católica del Perú, y con estudios de posgrado en Derecho Procesal
por la Universidad de Salamanca (España).
LAS IMPLICANCIAS REGISTRALES DE LAS
TRANSFERENCIAS DE DOMINIO
EFECTUADAS POR LAS MUNICIPALIDADES
PROVINCIALES
EMILIO GALDÓS VILLENA(*)
RESUMEN
En los últimos años, diversas normas han regulado la competencia de las
municipalidades provinciales para transferir bienes inmuebles de propiedad
estatal, sean estos a título oneroso o gratuito. Sobre el particular, el autor
analiza dicha normativa y, además, explica cuáles son los documentos
sustentatorios que permita la inscripción de dicha transferencia, para lo cual
describe diversos pronunciamientos del Tribunal Registral que han precisado
este tema.
MARCO NORMATIVO
• Ley Orgánica de Municipalidades, Ley N° 27972 (27/05/2003).
• Reglamento de Inscripciones del Registro de Predios de la SUNARP, Resolución N° 097-
2013-SUNARP/SN (04/05/2013).
Introducción
Conclusiones
• Existe una diversidad de normas las cuales han tenido como finalidad
la transferencia de bienes del Estado a favor de los administrados,
mediante distintos procedimientos de naturaleza onerosa o gratuita.
• La adjudicación implica la asignación de un derecho a favor de
alguien, en este caso en estricto, se refiere a la transferencia del
derecho de propiedad a aquellos administrados que reúnan ciertos
requisitos.
• En aplicación del D.S. Nº 053-84-VC, mayormente, las transferencias
fueron a título gratuito, cuyo requerimiento para la inscripción en el
registro está conformado por el documento original del “Título de
Propiedad”, expedido por la municipalidad provincial competente.
• Para la inscripción de las adjudicaciones realizadas por las
municipalidades provinciales, en mérito del D.S Nº 004-85-VC,
deberán adjuntarse “documentos sustentatorios”, y estos están
compuestos por las copias certificadas de las resoluciones que
aprueban la transferencia a favor de los administrados.
• A fin de proceder con las transferencias realizadas conforme a la Ley
Orgánica de Municipalidades, Ley Nº 27971, se requiere que
previamente sean aprobadas por acuerdo de concejo, de acuerdo al
primer párrafo del artículo 59, materializándola mediante escritura
pública o por formulario notarial.
• La calificación de aquellos procedimientos de carácter administrativo
debe sujetarse a lo acordado por el XCIII Pleno del Tribunal Registral
realizado el 2 y 3 de agosto de 2012, en el que se establece que el
alcance de la calificación solo puede referirse a la competencia del
funcionario, formalidad de la decisión administrativa, el carácter
inscribible del acto o derecho y finalmente la adecuación del título
con los antecedentes registrales.
• Referencias bibliográ cas
Diccionario panhispánico del español Jurídico. <https://dpej.rae.es/lema/adjudicar> [Fecha de
la consulta: Marzo del 2021].
(*) Abogado por la Universidad Católica San Pablo. Maestro en Derecho de la Empresa y doctor en
Derecho por la Universidad Católica de Santa María (UCSM). Maestrista en Gestión Pública por
la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y de Enseñanza en Latín y Cultura Clásica por la
Universidad CEU San Pablo de Madrid, España. Registrador público de la Oficina Registral de
Arequipa, Zona Registral Nº XII. Docente de pregrado en la Universidad de San Martín de Porres
y en la Universidad Católica San Pablo, y del doctorado en la UCSM.
(1) Res. Nº 1329-2017-SUNARP-TR-L de fecha 16 de junio de 2017.
(2) Art. 21.- El título de propiedad será suscrito por el alcalde provincial o por el funcionario
expresamente autorizado por este.
(3) Res. Nº 3286-2019-SUNARP-TR-L de fecha 19 de diciembre de 2019.
(4) Improcedencia de rectificación de calidad del bien: No procede que en sede registral se rectifique
la calidad de un bien cuando este ha sido adquirido a título gratuito, conforme a las disposiciones
contenidas en el D.S. 013-99-MTC, ya que corresponde a Cofopri valorar si un predio tiene la
calidad de propio, no obstante, la condición de casado del adjudicatario.
(5) Res. Nº 996-2020-SUNARP-TR-L de fecha 19 de junio de 2020.
(6) Res. Nº 345-2020-SUNARP-TR-L de fecha 30 de enero de 2020.
(7) El título de propiedad “(…) será expedido por las municipalidades provinciales de la jurisdicción
correspondiente. Los títulos respectivos se expiden en documento impreso para ese fin de acuerdo
con las normas dictadas por los Ministerios de Justicia y de Vivienda. Dichos títulos son
suficientes para la primera inscripción de dominio de los inmuebles respectivos en los Registros
Públicos. (…)”.
(8) Res. Nº 720-2019-SUNARP-TR-A de fecha 10 de setiembre de 2019.
(9) Res. Nº 637-2018-SUNARP-TR-A de fecha 20 de setiembre 2018.
(10) Res. Nº 345-2018-SUNARP-TR-A de fecha 25 de mayo de 2018.
(11) Los bienes municipales pueden ser transferidos, concesionados en uso o explotación, arrendados
o modificado su estado de posesión o propiedad mediante cualquier otra modalidad, por acuerdo
del concejo municipal.
(12) Res. Nº 181-2020-SUNARP-TR-A de fecha 06 de marzo de 2020.
(13) Res. Nº 1167-2019-SUNARP-TR-L de fecha 06 de mayo de 2019.
(14) Res. Nº 662-2017-SUNARP-TR-A de fecha 03 de noviembre de 2017.
(15) Res. Nº 568-2020-SUNARP-TR-A de fecha 11 de diciembre de 2020.
(16) Punto 9 del análisis de la Res. Nº 568-2020-SUNARP-TR-A de fecha 11 de diciembre de 2020.
(17) Res. Nº 861-2018-SUNARP-TR-A de fecha 27 de diciembre de 2018.
(18) “En la calificación de actos administrativos, el Registrador verificará la competencia del
funcionario, la formalidad de la decisión administrativa, el carácter inscribible del acto o derecho
y la adecuación del título con los antecedentes registrales. No podrá evaluar los fundamentos de
hecho o de derecho que ha tenido la Administración para emitir el acto administrativo y la
regularidad interna del procedimiento administrativo en el cual se ha dictado”.
EL RECONOCIMIENTO DE OBLIGACIONES
NO ES UN ACTO INSCRIBIBLE EN EL
REGISTRO DE PREDIOS
SUMILLA
De la relación de actos inscribibles del artículo 2019 del Código Civil, se
desprende que en el Registro de Predio se inscriben todos aquellos actos que
importan una mutación jurídico real del predio; es decir, aquellos mediante
los cuales se constituyan, transmitan, modifiquen o extingan derechos reales.
También se registran ciertos derechos obligacionales, tales como el derecho de
opción o el contrato de arrendamiento; sin embargo, estos últimos solo son
inscribibles porque la norma así lo contempla de manera excepcional. Por lo
tanto, no procede inscribir el reconocimiento de una obligación, porque no
altera de modo alguno la situación jurídica real del inmueble, más bien,
constituye un derecho obligacional que se ejerce contra el obligado en la
eventual división y partición de bienes comunes que es una forma de
extinguir la copropiedad.
JURISPRUDENCIA
TRIBUNAL REGISTRAL
RESOLUCIÓN Nº 395-2021-SUNARP-TR-L (*)
VI. ANÁLISIS
VII. RESOLUCIÓN
(*) El texto íntegro de esta resolución puede ser leída en la zona exclusiva de suscriptores de Gaceta
Civil & Procesal Civil.
Table of Contents
1. Especial 1: Caso fortuito y fuerza mayor en el reciente
precedente de Susalud
2. Entrevista
1. Caso fortuito y fuerza mayor
2. Comentarios al reciente precedente de Susalud
1. Gastón Fernández Cruz
3. Análisis jurídicos
1. Por qué no debemos distinguir entre “caso fortuito” y
“fuerza mayor”
2. Reflexiones desde el Derecho Contractual transnacional
1. Sergio García Long
3. Un loable pero innecesario aporte del Tribunal de Susalud
sobre caso fortuito y fuerza mayor
1. Guillermo Chang Hernández
4. Análisis del Precedente Administrativo Nº 18-2020 del
Tribunal de Susalud
5. A propósito de las figuras jurídicas del caso fortuito y
fuerza mayor
1. Carlos Valdivia Rodríguez
4. Especial 2: Tutela cautelar y tutela anticipatoria en las
pretensiones familiares
5. Análisis jurídicos
1. El tiempo, los derechos y el nivel de violencia en las
acciones de tutela en los procesos de familia
1. Manuel Bermúdez Tapia
2. La tutela anticipatoria en los procesos de familia
3. Análisis sobre su aplicación ante supuestos de tutela
urgente y diferenciada
1. Tania Bocanegra Risco
4. Tutela cautelar, anticipada y autosatisfactiva en el Derecho
Procesal de Familia
1. César Muriche Astorayme
6. Derecho actual y oralidad civil
7. Derecho explicado por los especialistas
1. ¿Qué elegir? ¿Desalojo, reivindicación o “mejor derecho”
de propiedad?
1. Martín Mejorada Chauca
8. Litigación oral y gestión de despacho
1. Funciones del juez civil bajo la herramienta de la oralidad
en el proceso
2. Análisis del Reglamento de Actuación para los Módulos
Civiles Corporativos de Litigación Oral
1. Alexander Rioja Bermúdez
9. Civil
10. Contratos y acto jurídico
11. Análisis jurídico
1. Los actos de liberalidad en el estado actual del
conocimiento y su impacto en la donación
1. Ulises Bautista Quispe
12. Jurisprudencia sumillada
1. Asamblea general de una asociación convocada por
persona no legitimada deviene en inválida
13. Propiedad y derechos reales
14. Análisis jurídico
1. Edificación social sobre terreno propio de uno de los
cónyuges: problemática derivada del régimen patrimonial
del matrimonio
2. A propósito del caso de la declaración de bien propio
(Casación Nº 4640-2018-Arequipa)
1. Juan Garazatua Nuñovero
15. Jurisprudencia sumillada
1. Mejor derecho de propiedad: jueces no pueden resolver
con máximas de la experiencia sustentadas en
subjetividades
16. Familia
17. Análisis jurídico
1. El interés superior del adolescente deudor vs. el derecho
crediticio de su acreedor
2. La aplicación de la Ley N° 30466 y su reglamento: el caso
del pequeño Marcio
1. Edgardo Quispe Villanueva
2. Steve Gutiérrez Cerrepe
18. Jurisprudencia sumillada
1. Jueces no pueden desconocer sentencia de filiación
extramatrimonial aunque haya sido obtenida de forma
fraudulenta
19. Procesal Civil
20. Procesos
21. Análisis jurídico
1. La limitada decisión competencial del juez de paz y su
ineficacia en la impartición de justicia
1. Yesenia Chaupis Huanca
22. Procesos cautelares y ejecutivos
23. Análisis jurídicos
1. La tutela cautelar en el proceso civil
2. Presupuestos y tramitación
1. Pedro Martínez Letona
3. Las medidas cautelares en sede de impugnación: en la
búsqueda del juez idóneo
1. José Castilla Cisneros
24. Registral y Notarial
25. Análisis jurídico
1. Las implicancias registrales de las transferencias de
dominio efectuadas por las municipalidades provinciales
1. Emilio Galdós Villena
26. Jurisprudencia sumillada
1. El reconocimiento de obligaciones no es un acto
inscribible en el Registro de Predios
Landmarks
1. Cover