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Antibiograma

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Un antibiograma mostrando la resistencia de la bacteria ante varios antibióticos

Medición de resistencia a los antibióticos

El antibiograma es la prueba microbiológica que se realiza para determinar la susceptibilidad


(sensibilidad o resistencia) de una bacteria a un grupo de antibióticos. Las técnicas de
antibiograma son las utilizadas en el laboratorio de microbiología para estudiar la actividad de
los antimicrobianos frente a los microorganismos responsables de las infecciones.
Se considera como antimicrobiano cualquier sustancia con capacidad de matar o al menos de
inhibir el crecimiento de los microorganismos y que sea susceptible de utilización como
tratamiento en los pacientes. Pueden ser naturales, sintéticos o semisintéticos (modificación
química de un compuesto natural). La historia moderna de los antibióticos comienza con el
descubrimiento de sustancias presentes en unos microorganismos capaces de matar a otros
microorganismos. La utilización de antibióticos supuso un avance enorme en la esperanza de
vida de las personas que padecías procesos infecciosos, aunque desgraciadamente también
supuso un aumento en los niveles de resistencia antibiótica.
El antibiograma tiene cuatro utilidades principales:
La utilidad básica del antibiograma es la instauración de un tratamiento antibiótico correcto al
paciente. Es necesario conocer si el microorganismo responsable de la infección posee
mecanismos que le confieran inmunidad frente a algún antibiótico para no incluirlo como
terapia.
En cuanto al tratamiento el antibiograma no sólo es necesario en la instauración, también
resulta útil en el seguimiento e incluso en la confirmación de tratamientos empíricos. En
ocasiones la enfermedad infecciosa resulta grave y se comienza el tratamiento antes de
conocer los datos de sensibilidad de la cepa. El antibiograma tiene que confirmar, o en su
caso corregir el tratamiento.
Otra aplicación de las técnicas de estudio de resistencia es la epidemiología. Es necesario
detectar el aumento de los niveles de resistencia en los aislamientos clínicos para tomar
medidas correctoras.
Por otro lado también puede tener utilidad diagnóstica porque el perfil de resistencia puede en
algún caso orientar en la identificación bacteriana.
Existen multitud de antimicrobianos en el mercado y el número sigue creciendo porque el
desarrollo de más mecanismos de resistencia por parte de los microorganismos se traduce en
un esfuerzo mayor por fabricar más y mejores antibióticos. No es necesario contrastar la
eficacia de todos los antibióticos para cada aislamiento bacteriano. Los criterios que se siguen
para seleccionar que antimicrobianos se ensayan respondes a factores de diversa índole:
Factores microbiológicos: Tipo de agente infeccioso y mecanismos de resistencia descritos
previamente en su especie.
Factores farmacológicos: Tipo de antimicrobiano y parámetros de absorción, distribución y
eliminación.
Factores del paciente: Tipo de infección. Factores de riesgo y estado general de salud.
Situación inmunológica e hipersensibilidad.
Experiencia anterior referente a los patrones de resistencia antibiótica mas habituales para
cada especie.

El estudio de la sensibilidad a antimicrobianos de las diferentes bacterias aisladas en


muestras biológicas tiene 2 objetivos fundamentales: guiar al clínico en la elección del
mejor tratamiento individual, y monitorizar la evolución de la resistencia bacteriana con
objeto de revisar el espectro del antimicrobiano y poder actualizar los tratamientos
empíricos1. Este estudio se realiza mediante el antibiograma, que mide la sensibilidad de
una bacteria frente a diferentes antimicrobianos in vitro y a partir de estos resultados
predice la eficacia in vivo. Con un antibiograma se pueden obtener resultados cualitativos
que indican si la bacteria es sensible o resistente a un antibiótico, o cuantitativos que
determinan la concentración mínima (CMI) de antimicrobiano que inhibe el crecimiento
bacteriano (en μg/ ml o en mg/l). La interpretación de los resultados del antibiograma
(sensible, intermedio o resistente) se realiza en función de los valores establecidos por
diferentes comités, como el Clinical and Laboratory Standards Institute en Estados Unidos 2,
el European Committee on Antimicrobial Susceptibility Testing en Europa 3 y la Mesa
Española de Normalización de la Sensibilidad y Resistencia a los Antimicrobianos 4. Estos
comités determinan y establecen puntos de corte basados en propiedades microbiológicas,
farmacocinéticas y de eficacia clínica, para definir la sensibilidad (éxito terapéutico) o
resistencia de las diferentes especies bacterianas a cada antimicrobiano5,6. En este capítulo
se desarrollan aspectos relacionados con las técnicas microbiológicas del antibiograma, y se
describen algunos ejemplos de fenotipos de resistencia característicos de algunas especies.
En un próximo capítulo se profundizará más acerca de los fenotipos de resistencia, básicos
para entender la lectura interpretada del antibiograma.

Puntos clave

 El estudio de la sensibilidad de los microorganismos a los antimicrobianos se realiza


principalmente por técnicas de dilución o de difusión.

 Las técnicas de dilución proporcionan resultados cuantitativos (concentración mínima


inhibitoria, CMI) y las de difusión cualitativos (sensible, intermedio, resistente). Ambos
métodos son comparables ya que hay una correlación directa entre el diámetro del halo de
inhibición con un disco y la CMI.

 Las técnicas bioquímicas y genéticas permiten detectar el mecanismo o el gen de


resistencia en minutos u horas.

 La realización de un antibiograma se basa en el patrón de resistencia de cada bacteria. Así,


los antibióticos a los que esa bacteria es intrínsecamente resistente o cuya sensibilidad
puede inferirse por otros, no suelen informarse en el antibiograma.

 Los patrones de antibiograma poco frecuentes o imposibles requieren confirmación, ya que


no responden a mecanismos de resistencia conocidos.

Técnicas de estudio de sensibilidad a los antimicrobianos

El estudio de la sensibilidad in vitro de las bacterias a los antimicrobianos se realiza


mediante métodos fenotípicos (técnicas de dilución y de difusión), bioquímicos y
genéticos7.
Los métodos fenotípicos (antibiograma) son los más utilizados. Consisten en enfrentar un
inóculo bacteriano estandarizado a una única o a diferentes concentraciones de antibiótico.
La interpretación de los resultados obtenidos permite clasificar a los microorganismos en
categorías clínicas: sensibles, intermedios o resistentes. Hay que tener en cuenta que no
siempre un valor de CMI más bajo indica mayor actividad de este antimicrobiano, ya que
las CMI que definen la sensibilidad o resistencia son diferentes para cada especie
bacteriana y cada antimicrobiano. Si un microorganismo es sensible indica que con las
dosis habituales se espera una evolución favorable de la infección, siempre que se alcancen
valores adecuados en el lugar de la infección, lo que en ocasiones no es posible (p. ej., en el
sistema nervioso central). Por el contrario, si el microorganismo es intermedio o resistente,
es probable que la evolución sea desfavorable. La interpretación de la sensibilidad predice
mejor el fracaso (cuando es resistente) que el éxito de un tratamiento.

Entre los métodos fenotípicos, las técnicas de dilución determinan la CMI utilizando un


medio líquido (dilución en caldo) o un medio sólido (dilución en agar) para disolver las
diferentes concentraciones del antimicrobiano. El medio estandarizado para la realización
del antibiograma es el medio Mueller-Hinton, al que se le añade sangre u otros suplementos
para bacterias que no crecen en él. La CMI es la dilución más baja de antimicrobiano en la
que no se observa crecimiento bacteriano. La dilución en caldo suele realizarse en
micrométodo (microdilución), en paneles multipocillos, y es el sistema mayoritariamente
adoptado por los sistemas automáticos comerciales para determinar la sensibilidad a los
antimicrobianos. En estos sistemas, la lectura de los valores de CMI y la interpretación de
resultados se realizan de forma automática.

Las técnicas de difusión emplean discos de papel impregnados con una solución


estandarizada de antibiótico que se disponen sobre la superficie de un medio sólido
previamente inoculado en su superficie con una suspensión bacteriana. Tras un período de
incubación de 18 h, el diámetro del halo formado está en relación con el grado de
sensibilidad del microorganismo. La carga del disco está ajustada para que los halos de
inhibición permitan diferenciar los microorganismos sensibles de los resistentes y pueda
establecerse una correlación con los valores de CMI: halos pequeños se relacionan con
valores altos de CMI (resistentes) y halos grandes con CMI bajas (sensibles) (fig. 1A). Otra
técnica de difusión es el E-test, que además permite la determinación directa del valor de la
CMI (fig. 1B). Utiliza tiras de plástico impregnadas con un antibiótico en concentraciones
decrecientes. Al contacto de la tira con el agar, el antibiótico difunde e impide el
crecimiento del microorganismo. Después de la incubación se observa una zona de
inhibición en forma de elipse: el valor de la CMI es el punto de intersección de la elipse con
la tira y está indicado en la escala impresa sobre la superficie de la tira. Esta técnica puede
utilizarse directamente sobre muestras clínicas para obtener resultados preliminares en
menos de 24 h, que siempre deben confirmarse mediante pruebas de sensibilidad
estandarizadas con bacterias en cultivo puro8 (fig. 2).

Figura 1.

A) Antibiograma por difusión con discos en el que se observa la presencia de halos de


inhibición. B) Antibiograma por E-test en el que se observa una elipse de inhibición. El
punto donde la elipse corta con la tira es el valor de CMI, en este caso 0,5 mg/l.

(0,09MB).
Figura 2.

Antibiograma mediante E-test directo de una muestra de LCR de un paciente con


meningitis por Streptococcus pneumoniae. El medio utilizado contiene sangre de carnero
necesaria para el crecimiento de S. pneumoniae. Se observa una elipse de inhibición con la
tira de cefotaxima. El punto donde la elipse corta con la tira es el valor de CMI, en este
caso 0,75 mg/l.

(0,08MB).

Los métodos bioquímicos consisten en la determinación del mecanismo por el cual una


bacteria es resistente a un antimicrobiano. Los más utilizados son la detección de β-
lactamasa con discos impregnados con una cefalosporina cromogénica que cambia de color
cuando se hidroliza (método que se utiliza para la detección rápida de la resistencia a

ampicilina en Haemophilus spp., Neisseria spp. y Moraxella spp.), o la detección de la


PBP2a responsable de la resistencia a cloxacilina en Staphylococcus aureus, por una
técnica de aglutinación con látex. Finalmente, los métodos genéticos detectan genes de
resistencia, generalmente mediante técnicas de PCR, como en el caso del gen mecA que
codifica la producción de la PBP2a.

Del antibiograma a la práctica clínica


Como ya se ha indicado, el estudio de la sensibilidad a antimicrobianos de las diferentes
bacterias aisladas en muestras biológicas tiene interés individual y epidemiológico. La
realización rutinaria del antibiograma proporciona los patrones de resistencias locales y
regionales que deben actualizarse periódicamente, ya que éstos pueden cambiar
sustancialmente en cortos períodos9. Por otra parte, el antibiograma también puede ayudar a
diferenciar entre microorganismos verdaderamente patógenos o contaminantes
(aislamientos sucesivos de estafilococo coagulasa negativo en hemocultivos con diferente
sensibilidad indicaría contaminación cutánea) y en la evaluación inicial ante la sospecha de
un brote nosocomial (aislamiento en distintos pacientes de Klebsiella
pneumoniae productora de β-lactamasa de espectro extendido [BLEE]).

Lectura interpretada del antibiograma

El análisis de los resultados de sensibilidad es un aspecto esencial para una adecuada


información del antibiograma y tiene una gran trascendencia clínica 10. En este sentido, la
lectura interpretada del antibiograma analiza los fenotipos de sensibilidad y permite deducir
posibles mecanismos de resistencia. Además, este proceso permite inferir la sensibilidad de
antibióticos no estudiados en el antibiograma y la corrección, en su caso, de falsas
sensibilidades observadas in vitro, como ocurre en el caso del antibiograma de una
enterobacteria con una BLEE, en el que no siempre aparecen como resistentes todas las
cefalosporinas, si bien, en la práctica debe evitarse su uso. Asimismo, favorece la
adecuación del tratamiento, el control de las políticas de antimicrobianos, la detección de
nuevos mecanismos de resistencia y el conocimiento de su epidemiología 11. Un requisito
esencial para poder realizar una adecuada lectura interpretada es conocer la identidad del
microorganismo estudiado, tanto el género como la especie, ya que sin ella el resultado
puede llevar a errores en la utilización de los antimicrobianos. Así, una cepa de S.
aureus con CMI de cloxacilina de 1 mg/l es sensible a cloxacilina y a todos los β-
lactámicos, mientras que si se trata de un estafilococo coagulasa negativa la CMI de 1 mg/l

indica resistencia a cloxacilina. Otro ejemplo es que una CMI de ampicilina de 8 mg/l
frente a una enterobacteria indica sensibilidad, pero frente a un estafilococo esta misma
CMI indica resistencia, ya que un estafilococo es ya resistente a ampicilina con una CMI de
0,5 mg/l. De esta manera, CMI más bajas no siempre indican mayor actividad y, además,
son variables dependiendo del microorganismo y del antibiótico, como se ha indicado
anteriormente. También hay otros casos de microorganismos que, aunque pertenecen al
mismo género, presentan mecanismos de resistencia diferentes, como es el caso de Proteus
vulgaris que es siempre resistente a ampicilina, mientras que Proteus mirabilis es
generalmente sensible; o el de Citrobacter freundii que siempre es resistente a ampiclina,
amoxicilina-clavulánico y a cefalosporinas de primera y segunda generación, mientras
que Citrobacter koseri es siempre resistente a ampicilina pero no a amoxicilina-
clavulánico.

Otro requisito para poder realizar correctamente la lectura interpretada del antibiograma es
conocer el fenotipo de sensibilidad de un microorganismo, ya que hay bacterias que
siempre son resistentes a determinados antibióticos y otras que siempre son sensibles, y la
desviación de estos patrones indica si el patrón del antibiograma corresponde a un fenotipo
habitual, raro o imposible (tabla 1)12,13. Los fenotipos habituales son los aislamientos con
mecanismos de resistencia cuya presencia es epidemiológicamente normal en el medio
donde se realiza el antibiograma. Un ejemplo de ello son la resistencia a penicilina y
sensibilidad a cloxacilina en un aislado de S. aureus. Los fenotipos raros son los que
presentan resistencias poco habituales, bien porque han sido recientemente caracterizadas o
porque son muy poco frecuentes en nuestro medio. Un ejemplo de los primeros es la
resistencia a imipenem en Enterobacter cloacae14, y de los segundos las cepas de
enterococo resistentes a la vancomicina15. Finalmente, los fenotipos imposibles no
responden a mecanismos de resistencia conocidos y, por tanto, es necesaria su
comprobación. Estos fenotipos imposibles, en muchas ocasiones, representan un error en la
identificación del microorganismo o bien problemas técnicos en la realización del
antibiograma, pero también hay que tener en cuenta que la repetición de estos fenotipos en
bacterias correctamente identificadas puede suponer un nuevo mecanismo de resistencia, tal
es el caso de la resistencia a linezolid en enterococos16.

Tabla 1.

Fenotipos de resistencia raros o imposibles

Microorganismo  Fenotipo 
Cocos grampositivos  Sensibilidad a aztreonam 
Resistencia a penicilina. No descrita
Streptococcus pyogenes  actualmente 
Enterococcus/Staphylococcus  Resistencia a linezolid, daptomicina, tigeciclina 
Resistencia a gentamicina y sensibilidad a otros
Staphylococcus  aminoglucósidos (salvo estreptomicina) 
Resistencia a oxacilina y sensibilidad a
Staphylococcus  cefalosporinas 
Staphylococcus aureus  Resistencia a vancomicina 
Sensibilidad a β-lactámicos (aproximadamente
Staphylococcus coagulasa negativa  70% de resistencia a cloxacilina) 
Enterococcus/Streptococcus Resistencia a ampicilina y sensibilidad a
pneumoniae  amoxicilina-ácido clavulánico 
Enterococcus faecalis  Resistencia a ampicilina 
S. pneumoniae  Resistencia a linezolid 
Enterobacterias  Resistencia a carbapenemas 
Klebsiella spp.  Sensibilidad a ampicilina 
Proteus vulgaris  Sensibilidad a ampicilina 
Pseudomonas
aeruginosa/Acinetobacter  Resistencia a colistina 
Resistencia a cefotaxima, carbepenemas y
Haemophilus spp.  fluoroquinolonas 
Neisseria meningitidis  Resistencia a cefotaxima, fluoroquinolonas 
Anaerobios  Resistencia a metronidazol 
Clostridium difficile  Resistencia a vancomicina 

Cefotaxima es equivalente en cuanto a actividad antibacteriana a ceftriaxona y ampicilina a


amoxicilina.

En la tabla 1 se indican algunos ejemplos de fenotipos habituales, raros e imposibles, y en


la tabla 2 algunos casos de bacterias intrínsecamente resistentes a ciertos antibióticos. En un
próximo capítulo, en el que se analizarán con mayor detalle los fenotipos de sensibilidad
más comunes, se expondrán algunos ejemplos de lectura interpretada del antibiograma.
Tabla 2.

Microorganismos intrínsecamente resistentes a ciertos antibióticos

Antimicrobiano  Microorganismo resistente 


Vancomicina  Leuconostoc, Lactobacillus, Pediococcus, Erysipelothrix 
Cefalosporinas  Anaerobios*, Enterococcus spp., Listeria monocytogenes 
Clindamicina,
vancomicina,
teicoplanina y
daptomicina  Bacterias gramnegativas 
Clindamicina,
cotrimoxazol  Enterococcus spp. 
Aztreonam,
colistina  Bacterias grampositivas 
Fluoroquinolonas
, cotrimoxazol  Streptococcus pyogenes 
Nitrofurantoína  Proteus spp., Morganella spp., Providencia spp., Acinetobacter spp. 
Quinupristina-
dalfopristina  Enterococcus faecalis 
*

Las cefamicinas (cefoxitina) tienen buena actividad anaerobicida.

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R.D. GONZALES, P.C. SCHRECKENBERGER, M.B. GRAHAM, S. KAKAR, K.
DENBESTEN, J.P. QUINN.
INFECTIONS DUE TO VANCOMYCIN-RESISTANT ENTEROCOCCUS
FAECIUM RESISTANT TO LINEZOLID.
LANCET., 357 (2001), PP. 1179
https://www.elsevier.es/es-revista-anales-pediatria-continuada-51-articulo-el-antibiograma-
interpretacion-del-antibiograma-S1696281809719274

Antibiograma
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También conocido como

Pruebas de sensibilidad

Pruebas de resistencia microbiana a fármacos

Pruebas de susceptibilidad microbiana

 
Cultivo y sensibilidad

Nombre sistemático

Antibiograma

Este artículo fue revisado por última vez el 

03.11.2019.

Este artículo fue modificado por última vez el 03.11.2019.

Aspectos Generales

¿Por qué hacer el análisis?

Para determinar la probabilidad de que un agente antimicrobiano o antifúngico


determinado sea capaz de contrarrestar el crecimiento bacteriano o fúngico que
ocasiona la infección

¿Cuándo hacer el análisis?

Después de obtenerse un resultado positivo a un cultivo de bacterias o de hongos;


si se tiene una infección y se han aislado en un cultivo uno o varios tipos de
bacterias u hongos, a partir de una muestra obtenida del lugar en el que sospecha
que se ubica la infección; cuando una infección no responde al tratamiento

¿Qué muestra se requiere?

Una muestra obtenida a partir del foco infeccioso que se cultiva de manera
específica para determinar la bacteria u hongo causante de la infección. El método
de obtención de la muestra dependerá del tipo de infección que sea
(urinocultivo, hemocultivo, cultivo de esputo, etc.)

¿Es necesario algún tipo de preparación previa?

Para esta prueba no se necesita ninguna preparación especial

¿Está buscando los resultados de su análisis?

¿Está buscando valores de referencia?

¿Qué es lo que se analiza?

Se emplea el término sensibilidad microbiana (antibiograma) para describir aquella


situación en la que los microorganismos como bacterias u hongos no son capaces de crecer
en presencia de uno o varios fármacos antimicrobianos. El antibiograma se realiza para
bacterias y hongos, una vez se sabe que estos microorganismos son los responsables de una
infección mediante el cultivo correspondiente. La prueba determina la eficacia de un...

https://labtestsonline.es/tests/antibiograma

Antibiograma: qué es, cómo se realiza


e interpretación de resultados
Marcela Lemos
Biomédica
Noviembre 2019

El antibiograma, también conocido como Prueba de sensibilidad a los antibióticos, es


un examen que tiene como objetivo determinar el perfil de sensibilidad y resistencia
de las bacterias a los antibióticos. A través del resultado del antibiograma el médico
puede indicar el antibiótico más indicado para tratar la infección del paciente, evitando
así el uso de otros antibióticos que no son necesarios y que no tratan la infección,
además del surgimiento de resistencia.
Normalmente el antibiograma se realiza después de la identificación de
microorganismos en gran cantidad en la sangre, orina, heces y tejidos. Así, de
acuerdo con el microorganismo identificado y perfil de sensibilidad, el médico puede
indicar el tratamiento más adecuado.
¿Cómo se realiza el antibiograma?
Para realizar el antibiograma, el médico solicitará la recolección del material biológico
como sangre, orina, saliva, esputo, heces o células del órgano contaminado por las
bacterias. A continuación, estas muestras son llevadas a un laboratorio de
microbiología para que sea analizado y cultivado en un medio de cultivo que
favorezca el crecimiento bacteriano.
Después de su crecimiento, el microorganismo es aislado y sometido a pruebas de
identificación para que se pueda llegar a la conclusión de la bacteria responsable de
la infección. Posterior al aislamiento, también se realiza el antibiograma para saber el
perfil de sensibilidad y resistencia de la bacteria, que puede hacerse de dos formas:
 Antibiograma por difusión en agar: en este procedimiento se colocan
pequeños discos de papel que contienen diferente antibióticos en una placa con
medio de cultivo propio para el crecimiento de la bacteria. Después de 1 a 2 días,
es posible observar si hubo o no crecimiento bacteriano alrededor del disco. En la
ausencia de crecimiento bacteriano, se dice que la bacteria es sensible a aquel
antibiótico, siendo considerado el más indicado para el tratamiento de la
infección;
 Antibiograma basado en dilución: en este procedimiento existe un recipiente
con varias diluciones de antibiótico con dosis diferentes, donde se colocan las
bacterias que serán analizadas y se determina la Concentración Mínima
Inhibitoria (CMI) del antibiótico. En el recipiente en que no se observó crecimiento
bacteriano es el que indica la dosis correcta de antibiótico.
Actualmente en los laboratorios, el antibiograma es realizado por un equipo en que se
realizan las pruebas de resistencia y sensibilidad de las bacterias. El informe otorgado
por el laboratorio indica cuáles son los antibióticos a los que la bacteria fue resistente
y cuáles fueron eficaces en el combate del microorganismo y en qué concentración.
Urocultivo con antibiograma
La infección urinaria es una de las infecciones más comunes en mujeres
principalmente, y en hombres. Por eso, es común que los médicos soliciten además
del examen general de orina y el urocultivo, el antibiograma. De esta forma, el médico
logra confirmar si hay alguna alteración en la orina que indique problemas en los
riñones, a través del EGO, y la presencia de bacterias en el tracto urinario que puedan
indicar infección, por medio del urocultivo.
En caso de que se confirme la presencia de bacteria en la orina, a continuación se
realiza el antibiograma para que el médico pueda saber qué antibiótico es el más
indicado para el tratamiento. Sin embargo, en el caso las infecciones urinarias, el
tratamiento con antibiótico se recomienda sólo cuando la persona presenta síntomas
para evitar el desarrollo de resistencia bacteriana.
Conozca cómo se realiza el urocultivo y para qué sirve.

Interpretación del resultado


El resultado del antibiograma puede tardar de 3 a 5 días y se obtiene mediante el
análisis del efecto de los antibióticos en el crecimiento de las bacterias. El antibiótico
que inhiba el crecimiento de las bacterias es el indicado para tratar la infección, pero
en el caso de que las bacterias crezcan y los antibióticos no tienen efecto, indica que
la bacteria no es sensible a ese antibiótico, es decir, es resistente.
Un ejemplo muy común es el antibiograma realizado para infecciones urinarias. La
bacteria Escherichia coli (E. coli) es una de las principales causas de infección de las
vías urinarias, y en la mayoría de los casos el antibiograma identifica que esta
bacteria es sensible a antibióticos como Fosfomicina, Nitrofurantoína, Amoxicilina con
ácido clavulánico, Norfloxacino o Ciprofloxacino, por ejemplo. Sin embargo, hay
reportes de E. Coli resistente a los antibióticos normalmente. DE esta forma, es
importante que el médico sepa cuál es el resultado del antibiograma para que se
pueda iniciar el tratamiento. Vea cómo reconocer los signos y síntomas de la infección
por E. Coli.
El resultado del antibiograma debe ser interpretado por el médico, el cual observará
los valores de la Concentración Mínima Inhibitoria (CMI) y/o el diámetro del halo de
inhibición, dependiendo del test que haya sido realizado. La CMI corresponde a la
concentración mínima de antibiótico que es capaz de inhibir el crecimiento bacteriano
y se rige bajo las normas del Clinical and Laboratory Standards Institute (CLSI),
pudiendo variar según el antibiótico utilizado y al microorganismo que fue identificado.
Según los valores del CMI es posible determinar si el microorganismo es susceptible,
intermediario o resistente al medicamento que fue testado. Por ejemplo, en el caso de
la Escherichia Coli el CLSI determina que el CMI para la ampicilina si es menor o igual
a 8 µg/ mL indica que es susceptible al antibiótico, siendo recomendado el uso de este
medicamento para tratar esta bacteria; por el contrario valores iguales o superiores a
32 µg/ mL indican que la bacteria es resistente. Los resultados del antibiograma
permiten que e médico identifique cuál es el mejor antibiótico para la persona.
En el caso del antibiograma por difusión en agar, se colocan papeles con
determinadas concentraciones de antibióticos en el medio del cultivo de las bacterias,
encubándose durante 18 horas aproximadamente, para luego observar la presencia o
no de halos de inhibición. Según el tamaño del diámetro de los halos es posible
verificar si la bacteria no es susceptible, susceptible, intermedio o resistente al
antibiótico. El resultado también debe interpretarse basándose en la determinación del
CLSI, que determina que para el test de susceptibilidad de la Escheria coli la
Ampicilina, el halo de inhibición menor o igual a 13 mm es indicativo de que la bacteria
es resistente al antibiótico y que el halo igual o mayor a 17 mm indica que la bacteria
es sensible.
¿Por qué es necesario identificar el antibiótico
correcto?
El uso de antibióticos que no son adecuados ni eficaces para un microorganismo
retrasa la recuperación d ela persona, trata parcialmente la infección y favorece el
desarrollo de mecanismos de resistencia de la bacteria, haciendo que la infección se
más difícil de tratar.
Por este mismo motivo, es muy importante no utilizar antibióticos sin la orientación del
médico y de forma innecesaria, pues esto puede acabar por seleccionar bacterias
más resistentes a los antibióticos, disminuyendo las opciones de medicamentos para
combatir las infecciones.
https://www.tuasaude.com/es/antibiograma/
ruebas de sensibilidad o
antibiogramas
Por 
 

Kevin C. Hazen

, PhD, Duke University Health System

Last full review/revision June 2018 by Kevin C. Hazen, PhD

INFORMACIÓN: PARA PACIENTES

NOTA:  Esta es la versión para profesionales. PÚBLICO GENERAL:  Hacer clic aquí para
obtener la versión para público general.

Las pruebas de sensibilidad o antibiogramas determinan la susceptibilidad de un


microorganismo frente a los medicamentos antimicrobianos, a partir de la exposición de
una concentración estandarizada del germen a estos fármacos. Las pruebas de
sensibilidad pueden hacerse para bacterias, hongos o virus. Para algunos
microorganismos, los resultados obtenidos con un fármaco permiten predecir los
resultados que se obtendrán con fármacos similares. Así, no todos los medicamentos
potencialmente útiles necesitan probarse.

Las pruebas de sensibilidad se realizan in vitro, y no tienen en cuenta numerosos


factores que afectan al fármaco in vivo (la farmacodinámica y la farmacocinética, las
concentraciones del medicamento en el sitio de acción, el estado inmunitario del
huésped, las defensas específicas de sitio) y que influyen en el éxito de un tratamiento.
Por ello, las pruebas de sensibilidad no siempre predicen los resultados de la terapia.

Las pruebas de sensibilidad pueden ser cualitativas, semicuantitativas o con métodos


basados en los ácidos nucleicos. Las pruebas también pueden determinar el efecto de la
combinación de distintos antimicrobianos (pruebas de sinergia).

Métodos cualitativos
Los métodos cualitativos son menos precisos que los semicuantitativos. Los resultados
generalmente se informan en una de las siguientes formas:

 Susceptible (S)
 Intermedia (I)
 Resistente (R)

Algunas cepas que no tienen criterios establecidos para la resistencia pueden


informarse solo como susceptibles o no susceptibles. La determinación de qué
concentraciones específicas de fármaco representan S, I y R se basa en múltiples
factores, especialmente en datos farmacocinéticos, farmacodinámicos, clínicos y
microbiológicos.

El método de difusión en disco más comúnmente usado (también conocido como


prueba de Kirby-Bauer) es adecuado para los microorganismos de crecimiento rápido.
Se basa en la colocación de discos impregnados con antibióticos en placas de agar
inoculadas con el microorganismo que está probándose. Después de la incubación (por
lo general de 16 a 18 horas), se mide el diámetro de la zona de inhibición que rodea a
cada disco. Cada combinación de microorganismo-antibiótico tiene diámetros diferentes
que implican que es S, I o R.

Métodos semicuantitativos
Los métodos semicuantitativos determinan la concentración mínima de un antibiótico
que inhibe el crecimiento de un microorganismo en particular in vitro. Esta
concentración inhibitoria mínima (CIM) se informa como un valor numérico que luego
puede traducirse en una de 4 clases: S (sensible), I (intermedio), R (resistente), o a veces
no susceptible. La determinación de la CIM se usa principalmente para aislamientos de
bacterias, incluidas micobacterias y anaerobios, y a veces para hongos, en especial del
género Candida.
La concentración bactericida mínima (CBM) también puede determinarse, pero es
técnicamente más complicado y no se han definido aún los estándares para su
interpretación. El valor de la prueba de CBM radica en que establece si un fármaco
puede ser bacteriostático o bactericida.

El antibiótico se diluye en agar o caldo de cultivo, que luego se inoculan con el


microorganismo. La dilución en caldo es el estándar de referencia, pero es más
trabajosa porque puede probarse sólo una concentración del fármaco en cada tubo de
ensayo. Un método más eficiente se basa en el uso de una tira de película de poliéster
impregnada con el antibiótico en un gradiente de concentraciones. La tira se coloca
sobre una placa de agar que contiene el inóculo, y la CIM se determina a partir del lugar
de la tira en donde comienza la inhibición. Pueden probarse varios antibióticos en una
misma placa.

La CIM permite correlacionar la sensibilidad del microorganismo frente al medicamento


con las concentraciones tisulares que puede lograr el fármaco libre (es decir, el fármaco
no unido a proteínas). Si las concentraciones tisulares de fármaco libre son mayores a la
CIM, puede esperarse que el tratamiento sea exitoso. Las designaciones de S, I y R
obtenidas a partir del estudio de la CIM generalmente se correlacionan con las
concentraciones de fármaco libre que pueden lograrse en suero, plasma u orina.

Métodos basados en ácidos nucleicos


Estas pruebas incorporan técnicas basadas en la detección de los ácidos
nucleicos similares a las usadas para la identificación de los microorganismos, pero con
modificaciones que permiten detectar genes o mutaciones conocidos que confieren
resistencia. Un ejemplo de ellos es mecA, un gen que confiere resistencia a la oxacilina
en el S. aureus; si este gen está presente, el microorganismo se considera resistente a la
mayoría de los fármacos beta-lactámicos, independientemente de los resultados
aparentes en las pruebas de susceptibilidad. Sin embargo, aunque se conocen varios de
estos genes, su presencia no confiere resistencia in vivo de manera uniforme. Además,
debido a que pueden estar presentes otras mutaciones u otros genes de resistencia, su
ausencia no garantiza que exista susceptibilidad al fármaco. Por estas razones, los
métodos de evaluación sistemática de la susceptibilidad fenotípica siguen siendo el
enfoque estándar para la evaluación de la susceptibilidad de las bacterias y los hongos a
los antimicrobianos.
Sin embargo, los métodos en ácido nucleico se prefieren para

 Diagnóstico rápido de tuberculosis multirresistente  en grupos de alto riesgo


 La detección rápida de la posible resistencia en los microorganismos obtenidos
directamente a partir de hemocultivos positivos

NOTA:  Esta es la versión para profesionales. PÚBLICO GENERAL:  Hacer clic aquí para
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https://www.msdmanuals.com/es/professional/enfermedades-infecciosas/diagn%C3%B3stico-de-
laboratorio-de-las-enfermedades-infecciosas/pruebas-de-sensibilidad-o-antibiogramas

Los antibióticos
Un antibiótico ha sido definido como una sustancia química producida por un
microorganismo capaz de inhibir el desarrollo de otros microorganismos. Los
antibióticos modificados por manipulaciones químicas aun se consideran como tales.
Un agente antimicrobiano es activo contra los microorganismos y puede ser producido
en forma natural por microorganismos o sintéticamente en el laboratorio. El término
agente quimioterápico ha sido empleado para referirse a agentes antimicrobianos
sintéticos o no y también se refiere a agentes que actúan contra células humanas
como inmunomoduladores y drogas antitumorales. Los términos agente antiviral y
agente antimicótico son términos más especificos, incluidos dentro de la categoría más
general de agentes antimicrobianos.

El aislamiento de un agente infeccioso a partir de un paciente no es con frecuencia


suficiente para establecer la terapia adecuada. Muchas bacterias y algunos hongos
presentan resistencia a los agentes antimicrobianos y algunos virus han desarrollado
resistencia a los agentes antivirales más actuales. Los patrones de resistencia cambian
en forma constante y no importa lo rápidamente que se introduzcan los nuevos
agentes terapéuticos porque los microbios parecen siempre dispuestos a superarlos.
Incluso entre los neumococos, que por décadas han permanecido invariablemente
susceptibles a niveles de penicilina G menores de 0.04 U/ml , han aparecido cepas que
han desarrollado resistencia a esta droga.

Ya que no se puede predecir la susceptibilidad de las bacterias, hongos y virus a los


agentes antimicrobianos, con frecuencia es necesario estudiar la sensibilidad individual
de cada patógeno a estas drogas, pudiéndose elegir entonces el agente apropiado (el
más activo contra el patógeno, el menos tóxico para el huésped, con las características
farmacológicas apropiadas y el más económico), que proporciona mayores
posibilidades de una evolución favorable.

Por supuesto, el resultado terapéutico final depende de muchas otras variables. La


enfermedad subyacente y condición clínica del huésped, las propiedades
farmacológicas del agente antimicrobiano, la administración de otros agentes
terapéuticos adicionales y otros factores ejercerán una fuerte influencia sobre el
desenlace final. Los microbiólogos sólo pueden recomendar agentes terapéuticos sobre
la base de sus actividades in vitro. El clínico debe tomar la decisión final, teniendo en
cuenta su conocimiento sobre todos los factores pertinentes.

Un concepto importante sobre el que es necesario insistir es que no se pueden realizar


pruebas de sensibilidad in vitro con cultivos mixtos, sólo los cultivos puros
proporcionarán resultados válidos sobre la eficacia de un antibiótico.

En la práctica diaria, una buena parte de los tratamientos efectuados tanto a nivel
hospitalario como ambulatorio, se establecen con arreglo a unos criterios derivados del
estudio in vitro del comportamiento de las distintas especies bacterianas frente a un
determinado grupo de antibióticos (tratamiento empírico). Ello se debe a que en
muchas ocasiones, no puede disponerse de la bacteria aislada del proceso infeccioso y
la elección terapéutica, en esos casos, responde a criterios de empirismo derivados
precisamente del conocimiento del comportamiento de distintos tipos de antibióticos
frente a las bacterias presuntamente responsables de la infección.

Por otra parte, cada vez se hace más necesario contar con un diseño de un programa
de vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos, a nivel general, basado
precisamente en el conocimiento que tanto a nivel hospitalario como ambulatorio se
tiene del comportamiento de los distintos aislamientos de bacterias frente a los
antimicrobianos para poder diseñar las actuaciones que tiendan a superar la
resistencia de las mismas a los antibióticos.

Se hace necesario también contar no solamente con criterios de tipo cuantitativo o


cualitativo (sensible, intermedio, resistente), sino que además los resultados han de
interpretarse adecuadamente para evitar llegar a conclusiones erróneas que pueden
derivarse de atender exclusivamente al dato que el sistema de realización del
antibiograma nos ofrece ya que existen muchas formas de interrelación bacteria-
antibiótico que deben conocerse para llegar a ese objetivo final que es la elección de la
terapia más adecuada.

En líneas generales y en función sobre su forma de actuar sobre los microorganismos,


hablamos de dos grandes grupos de antibióticos

Antibióticos primariamente bactericidas: Ejercen una acción letal e


irreversible sobre el microbio (Fosfomicina Vancomicina. B-Lactámicos
Polimixina. Aminoglucósidos Rifampicina. Acido Nalidíxico Quinoleinas.
Nitrofurantoinas)

Antibióticos primariamente bacteriostáticos: Inhiben el crecimiento


pero no matan al microorganismo, permitiendo que las propias defensas
del huésped pueden eliminar a las bacterias (Tetraciclina Cloranfenicol.
Sulfonamidas Trimetroprim. Lincomicina Clindamicina. Macrólidos)

El antibiograma
Por qué realizar un antibiograma?

El primer objetivo del antibiograma es el de medir la sensibilidad de una cepa


bacteriana que se sospecha es la responsable de una infección a uno o varios
antibióticos. En efecto, la sensibilidad in vitro es uno de los requisitos previos para la
eficacia in vivo de un tratamiento antibiótico. El antibiograma sirve, en primer lugar,
para orientar las decisiones terapéuticas individuales.

El segundo objetivo del antibiograma es el de seguir la evolución de las resistencias


bacterianas. Gracias a este seguimiento epidemiológico, a escala de un servicio, un
centro de atención médica, una región o un país, es como puede adaptarse la
antibioterapia empírica, revisarse regularmente los espectros clínicos de los
antibióticos y adoptarse ciertas decisiones sanitarias, como el establecimiento de
programas de prevención en los hospitales.

Hay pues un doble interés: Terapéutico y epidemiológico.

Cuándo realizar un antibiograma?

Siempre que una toma bacteriológica de finalidad dìagnóstica haya permitido el


aislamiento de una bacteria considerada responsable de la infección.

Establecer esta responsabilidad exige una colaboración entre el bacteriólogo y el


clínico. En efecto, en ciertas circunstancias, el microbiólogo no podrá determinar con
certeza que el aislamiento de una bacteria exige un antibiograma, sin los datos clínicos
que le aporta el médico. Por ejemplo, una bacteria no patógena puede ser responsable
de la infección de un enfermo inmunodeprimido o en un lugar determinado del
organismo. La presencia de signos clínicos puede ser también determinante para la
realización de un antibiograma (por ejemplo: la infección urinaria con un número
reducido de gérmenes).

Sensibilidad bacteriana a los antibióticos

La determinación de la Concentración Inhibidora Mínima (CIM) es la base de la medida


de la sensibìlidad de una bacteria a un determinado antibiótico. La CIM se define como
la menor concentración de una gama de diluciones de antibiótico que provoca una
inhibición de cualquier crecimiento bacteriano visible. Es el valor fundamental de
referencia que permite establecer una escala de actividad del antibiótico frente a
diferentes especies bacterianas.

Hay diferentes técnicas de laboratorio que permiten medir o calcular de rutina, y de


manera semicuantitativa, las CIM (métodos manuales y métodos automatizados o
semiautomatizados). Estos diferentes métodos de rutina permiten categorizar una
cierta cepa bacteriana en función de su sensibilidad frente al antibiótico probado. Esta
cepa se denomina Sensible (S), Intermedia (I) o Resistente (R) al antibiótìco.

Para un determinado antibiótico, una cepa bacteriana es, según la NCCLS:

Sensible, si existe una buena probabilidad de éxito terapéutico en el


caso de un tratamiento a la dosìs habitual.

Resistente, si la probabilidad de éxito terapéutico es nula o muy


reducida. No es de esperar ningún efecto terapéutico sea cual fuere el
tipo de tratamiento.
Intermedia, cuando el éxito terapéutico es imprevisible. Se puede
conseguir efecto terapéutico en ciertas condiciones (fuertes
concentraciones locales o aumento de la posología).

Ciertas moléculas son representativas de un grupo de antibióticos. Los resultados (S, I,


R) obtenidos con estas moléculas pueden ser ampliados a los antibióticos del grupo,
que en ese caso no es necesario ensayar (Ejemplo: Equivalencia entre la cefalotina que
se ensaya y las restantes cefalosporinas de 1ª generación que no es necesario probar,
ya que el resultado puede deducirse del obtenido en la cefalotina).
Este hecho permite ensayar un número reducido de antibióticos, sin limitar por ello las
posibilidades terapéuticas.

Interpretación de un Antibiograma

Cìertos mecanismos de resistencia se expresan débilmente in vitro, cuando se


inscriben en el DNA bacteriano. Su expresión en el organìsmo, en donde las
condicìones en cuanto a medios son diferentes, expondría al riesgo de fracaso
terapéutico. Para evitar esto, el antibiograma debe ser interpretado de manera global a
fin de descubrir, a través de la comparación de las respuestas para cada antibiótico, un
mecanismo de resistencia incluso débilmente expresado. Así, gracias a la
interpretación, una cepa que aparece como falsamente sensible será categorizada
como I o R (Ejemplo: Una cepa de Klebsiella pneumoniae productora de BLSE puede
aparecer sensible in vitro a las cefalosporìnas de 3" generación. El resultado de
Sensible debe ser corregido a Intermedio o Resistente, ya que la utilización de estos
antibióticos correría el riesgo de provocar un fracaso terapéutico).

 
Resistencia bacteriana
Cada antibiótico se caracteriza por un espectro natural de actividad antibacteriana.
Este espectro comprende las especies bacterianas que, en su estado natural, sufren
una inhibición de su crecimiento por concentraciones de su antibiótico susceptibles de
ser alcanzadas in vivo. A estas especies bacterianas se les dice naturalmente sensibles
a dicho antibiótico. Las especies bacterianas que no se encuentran incluidas dentro de
dicho espectro se denominan naturalmente resistentes.

El antibiótico no crea resistencia, pero selecciona las bacterias resistentes eliminando


las sensibles. Es lo que se conoce con el nombre de presión de selección. El aumento
de la frecuencia de las cepas resistentes va unido casì siempre al uso intensivo del
antibiótico en cuestión.
La resistencia natural es un carácter constante de todas las cepas de una misma
especie bacteriana. El conocimiento de las resistencias naturales permite prever la
inactivìdad de la molécula frente a bacterias identificadas (después del crecimiento) o
sospechosas (en caso de antiboterapia empírica). En ocasiones, constituye una ayuda
para la identificación, puesto que cìertas especies se caracterizan por sus resistencias
naturales. Ejemplos: Resistencia natural del Proteus mirabilis a las tetraciclinas y a la
colistina. Resistencia natural de la Klebsiella pneumoniae a las penicilinas (ampicilina,
amoxicilina).

La resistencia adquírida es una característica propia de ciertas cepas, dentro de


una especie bacteriana naturalmente sensible, cuyo patrimonio genético ha sido
modificado por mutación o adquisición de genes. Contrariamente a las resistencias
naturales, las resistencias adquiridas son evolutivas, y su frecuencia depende a
menudo de la utilización de los antibióticos. En el caso de numerosas especies
bacterianas, y teniendo en cuenta la evolución de las resistencias adquiridas, el
espectro natural de actividad no es ya suficïente para guiar la elección de un
tratamiento antibiótico. En ese caso, se hace indispensable el antibiograma.

Una resistencia cruzada es cuando se debe a un mismo mecanismo de resistencia.


En general, afecta a varios antibióticos dentro de una misma familia (Ejemplo: La
resistencia a la oxacilina en los estafilococos se cruza con todas los ß-lactámicos). En
ciertos casos, puede afectar a antibióticos de familias diferentes (Ejemplo: La
resistencia por impermeabilidad a las ciclinas se cruza con la resistencia al
coloranfenicol y al trimetoprima).

Un resistencia asociada es cuando afecta a varios antibióticos de familias


dìferentes. En general, se debe a la. asociación de varios mecanismos de resistencia
(Ejemplo: La resistencia de los estafiolococos a la oxacilina va frecuentemente
asociada a las quinolonas, aminoglicósidos, macrolidos y ciclinas).

Con el fin de tener en cuenta la evolución de las resistencias adquiridas y, por


consiguiente, proporcionar a los médicos datos útiles cuando deben proceder a la
elección empírica de una antibioterapia, la noción de espectro clínico completa la de
espectro natural. Definido para cada antibiótico, este espectro clínico se incluye en el
Resumen de las Características del Producto (RCP). Este espectro integra no solamente
datos bacteriológicos (espectro natural, frecuencìa de las resistencias adquiridas), sino
también datos farmacocinéticos y clínicos (las especies descritras en el espectro son
aquellas para las que se ha demostrado la actividad clínica del producto). El espectro
clínico se revisa regularmente para tener en cuenta la evolución de las resistencias
adquiridas.
Evolución, en Evolución, en
general, de hospital, de
algunas algunas
resistencias resistencias
bacterianas bacterianas

Mecanismos de la resistencia adquirida

El mecanismo genético de adquisición de una resistencia puede ser:

- La mutación de un gen implicado en el modo de acción de un antibiótico: Este


mecanismo afecta preferentemente a ciertos antibióticos: quinolonas, rifampicina,
ácido fusídico, fosfomicina, antituberculosos y a veces cefalosporinas (Ejemplo: La
resistencia a las quinolonas por modificación del ADN gìrasa en las enterobacterias).

- La adquisición de genes de resistencia transferidos a partir de una cepa perteneciente


a una especie idéntica o diferente: Ciertos Antibióticos están particularmente afectados
por este mecanismo: ß-lactámicos, aminoglicósidos, tetraciclinas; cloranfenicol,
sulfamidas (Ejemplo: Resistencia a la ampicilina E. coli y del Proteus mirabilis).

El mecanismo bioquímico de la resistencia puede ser:

- una producción por la bacteria de enzimas que inactivan el antibiótico. Ejemplo:


Penicilinasa de los estafilococos, ß lactamasa de amplio espectro (BLAE) de las
enterobacterias.
- una modificación del blanco del antibiótico. Ejemplo: Modificación de las Proteínas de
Enlace con la Penicilina (PBP) de los estafilicocos resistentes a la oxacilina (llamados
estafilococos "Meti-R"). Neumococos resistentes a la penicilina.

- una impermeabilidad de la pared bacteriana por modificación o por disminucion


cuantitativa de las porinas. Ejemplo: Pseudomonas aeruginosa resistente a la
imipenem.

- un mecanismo de efusión: expulsión de la molécula por un transporte activo.


Ejemplo: Estafilococos resistentes a las tetraciclinas.

Pruebas de sensibilidad bacteriana in vitro


En la época posterior al descubrimiento de las sulfonamidas y de la penicilina rara vez
se probaba la sensibilidad de los microorganismos a las drogas. Los pacientes eran
tratados en forma empírica y los microorganismos generalmente eran sensibles. Sólo
tras el surgimiento de las cepas resistentes, poco después de la introducción de estos
agentes, los microbiólogos comenzaron a probar la sensibilidad de un microorganismo
infectante frente a los agentes antimicrobianos.

En un primer momento, el método estándar utilizado para las pruebas in vitro fue el de
dilución en caldo, que proporcionaba un resultado cuantitativo de la concentración de
agente antimicrobiano necesaria para inhibir el desarrollo de un organismo dado.

Método base de dilución en caldo

En los métodos de dilución en caldo,


base de casi todos los métodos
utilizados en la actualidad, se colocan
concentraciones decrecientes del agente
antimicrobiano, generalmente diluciones
1:2, en tubos con un caldo de cultivo
que sostendrá el desarrollo del
microorganismo. El caldo más
comúnmente usado para estas pruebas
es el de Mueller-Hinton suplementado
con los cationes magnesio y calcio.

Los agentes antimicrobianos se


preparan en "soluciones madre"
concentradas y luego se diluyen en
caldo hasta obtener las concentraciones
apropiadas.
Un tubo de caldo se mantiene sin inocular como control negativo de crecimiento. Luego
de la incubación adecuada (usualmente de un día para el otro) se observa la turbidez
de los tubos que indicará desarrollo bacteriano. El microorganismo crecerá en el tubo
control y en todos los otros que no contengan suficiente agente antimicrobiano como
para inhibir su desarrollo. La concentración de antibiótico que presente ausencia de
crecimiento, detectada por falta de turbidez (igualando al control negativo), se designa
como la Concentración Mínima Inhibitoria (CMI) (ver esquema ampliado).

Para medir la capacidad de un antimicrobiano para matar a un microorganismo (CMB)


se debe realizar la prueba de actividad bactericida, que emplea el mismo sistema de
dilución en caldo que para medir la sensibilidad.

Al mismo tiempo que la suspensión inicial del microorganismo es inoculada en los


tubos de caldo, se toma una alícuota del tubo de control de crecimiento,
inmediatamente después de ser sembrado, y se inocula también en una placa de agar
para determinar el número real de unidades formadoras de colonias (UFC) del inóculo.
Este número se obtiene al contar las colonias presentes luego de la incubación de la
placa de agar hasta el día siguiente y por multiplicación por el factor de dilución. Por
ejemplo, usando un asa calibrada de 0,01 ml para sembrar la placa y contando unas
250 colonias, en 1 ml del tubo original habrá 250/0,01.

Una vez determinada la CMI, se siembra una cantidad conocida de inóculo de cada uno
de los tubos de caldo que no presentaban turbidez en placas de agar (la pequeña
cantidad del agente antimicrobiano que es llevada junto con el inóculo se elimina por
dilución en el agar), y el número de colonias que crece en estos subcultivos, después
de incubar durante la noche, se compara con el número de UFC/ml del cultivo original.
Dado que incluso las drogas bactericidas no siempre esterilizan totalmente una
población bacteriana, la mínima concentración del agente antibacteriano que permite
sobrevivir a menos de 0,1 % del inóculo original se denomina concentración
bactericida mínima (CBM) o concentración letal mínima (CLM).

Las CMI y las CMB de un agente antimicrobiano pueden ser determinadas, con este
método o con alguna variante, para cualquier bacteria que crezca en un medio liquido.

Pero según se pudo disponer de mayor número de agentes antimicrobianos para el


tratamiento de una gran variedad de bacterias, se hicieron aparentes las limitaciones
del macrométodo de dilución en caldo y se desarrollaron variantes de esta técnica que
permitieran, por ejemplo, probar simultáneamente un gerrnen aislado de un paciente
frente a más de un agente antimicrobiano.

Actualmente son varios los métodos que se utilizan para llevar a cabo los estudios de
sensibilidad a los antibióticos y todos ellos se realizan en los laboratorios de
microbiología bajo condiciones entandarizadas por organismos internacionales. Entre
todos, tres son los que, por su sencillez y fiabilidad, se han impuesto como sistemática
de rutinaria en la mayoría de los laboratorios:

   

Pruebas de sensibilidad bacteriana in vitro


Método de difusión en agar

Una vez demostradas las grandes ventajas de las técnicas de dilución en caldo, el paso
siguiente, pensando sobre todo en poder realizar fácilmente pruebas de sensibilidad de
un microorganismo frente a múltiples antibióticos a la vez, consistió en buscar la
manera de aplicar la idea directamente a las placas de agar.

Las primeras pruebas se realizaron inoculando la superficie de una placa de agar con el
microorganismo en estudio, colocando pequeñas cubetas (de metal o vidrio) sobre el
agar y agregando las soluciones de los diferentes antimicrobianos dentro de dichas
cubetas. Los agentes antimicrobianos difundían en el medio en forma radial alrededor
de la cubeta e inhibían el desarrollo del microorganismo en la zona donde su
concentración era suficientemente alta. Las áreas de inhibición grandes indicaban una
actividad antimicrobiana más efectiva.

Este método fue modifcado en 1947 por Bondi y col. incorporando el agente
antimicrobiano a discos de papel de filtro. Fue un paso adelante gigantesco ya que el
uso de los discos de papel permitía preparar un gran número de pruebas idénticas y
almacenarlas para uso futuro.

En 1966, después de los estudios realizados por Bauer, Kirby, Sherris y Turk,
ensayando diferentes cepas bacterianas, el empleo de los discos de papel de filtro para
las pruebas de sensibilidad fue estandarizado y correlacionado definitivamente con las
CMI correspondientes.

Durante muchos años, y a pesar de ser una técnica puramente cualitativa, el método
de difusión por disco (o método Kirby-Bauer), en función sobre todo de su comodidad,
economía y fiabilidad, ha sido, y aun es, uno de los más utilizados en los laboratorios
de todo el mundo.

El microorganismo a investigar se inocula en una o varias placas de agar y sobre su


superficie se disponen los discos correspondientes a varios antibióticos. Se incuban las
placas durante 16-24 horas a 35ºC y al cabo de este tiempo se estudia el crecimiento
en ellas. Se valora el diámetro de la zona de inhibición que se forma alrededor de cada
disco y se compara con las referencias oportunas publicadas por el NCCLS. Con esta
referencia podemos informar si el microorganismo es Sensible, Intermedio o Resistente
(S, I, R) a cada uno de los antibióticos ensayados en las placas.

Antibiograma realizado por el método de difusión en agar

En esta fotografía se muestra un ejemplo de antibiograma realizado por el método de


difusión en agar por medio de discos.

En la imagen de la izquierda se muestra una vista general de una placa con


crecimiento bacteriano y con seis discos de antibióticos. La zona de color claro que
ocupa la mayor parte de la placa es el crecimiento bacteriano en las zonas no
inhibidas. Los círculos negros que rodean a cinco de los seis discos marcan las zonas
en que los respectivos antibióticos han inhibido, con mayor o menor eficacia, el
crecimiento del microorganismo a estudio. El sexto disco (AM-10) no tiene a su
alrededor halo de inhibición lo que indica la resistencia del microorganismo a ese
antibiótico.

La foto de la derecha, un plano más cercano de la mitad superior de la placa, permite


observar con más detalle lo señalado en el párrafo anterior. Puede verse además, con
gran claridad, la especial disminución de la intensidad de crecimiento del
microorganismo en la zona interior del halo de inhibición del disco de CTX-30, debido
probablemente a la aparición de mutantes resistentes de dicho microorganismo
capaces de soportar en mayor medida que el resto el efecto inhibitorio del antibiótico.

 
Pruebas de sensibilidad bacteriana in vitro
Método de E-test

Es uno de los métodos más recientes que se han presentado en el mercado y resulta
de una curiosa combinación de características de los métodos anteriores. Se trata de
una técnica cuantitativa en placa que permite obtener una lectura directa de CMI en
µg/ml, ya que se emplean tiras plásticas impregnadas en concentraciones crecientes
de antibiótico indicadas en una escala graduada sobre la propia tira.

Una de sus grandes ventajas, dadas sus características, es que resulta un método ideal
para estudiar cualquier tipo de microorganismo, aerobio o anaerobio, incluyendo
aquellos llamados "fastidiosos" o los que tengan requerimientos especiales para crecer.

El microorganismo a investigar se inocula en una placa y sobre ella se deposita la tira


del antibiótico (o antibióticos) a ensayar. Tras la incubación de 16-24 horas a 35ºC se
observan las placas y se valora la zona de inhibición, de forma elíptica, alrededor de
cada tira. La CMI se lee directamente observando el punto más bajo de la elipse que
presente crecimiento.

Antibiograma realizado por el método de E-test

En esta fotografía se muestra un ejemplo de antibiograma realizado por el método de


E-test.

En la fotografía de la izquierda se muestra una vista general de una placa con


crecimiento bacteriano y con dos tiras de E-test. La zona de color más claro que ocupa
la mayor parte de la placa es el crecimiento bacteriano en las zonas no inhibidas. Las
elipses más oscuras que rodean la parte superior de las tiras E-test marcan las zonas
en que los respectivos antibióticos han inhibido, con mayor o menor eficacia, el
crecimiento del microorganismo a estudio.

La foto de la derecha, un plano más cercano de la mitad inferior de la placa, permite


observar con más detalle lo señalado en el párrafo anterior. Se aprecia perfectamente
como el pico de la zona más estrecha de la elipse en la tira de MZ coincide, en la
escala graduada, con la franja entre las marcas de 1.5 y 2, lo que nos indicaría que la
CMI de este antibiótico (MZ) para este microorganismo sería de 2 µg/ml.
fotografía: Dani Val

Pruebas de sensibilidad bacteriana in vitro


Métodos automatizados

La mayoría de estos novedosos métodos utilizan sistemas de microdilución en medio


líquido sobre microplacas con pocillos en "U" e interpretan el crecimiento bacteriano en
los diferentes pocillos por medio de un autoanalizador (mediciones por turbidez o
fluorescencia) o, en el caso de los sistemas más sencillos, por simple lectura óptica del
técnico a través de un visor invertido de espejo.

Su manipulación suele ser fácil y rápida, generalmente automatizada o


semiautomatizada, lo que los convierte en métodos ideales para grandes volúmenes de
trabajo. Una de sus grandes limitaciones es que sólo ofrecen garantía para investigar
microorganismos de crecimiento rápido y que no tengan requerimientos especiales.

Antibiograma realizado por método automático

En esta fotografía se muestra un ejemplo de antibiograma realizado por un método


automatizado.

En la imagen de la izquierda se muestra una vista general de una microplaca para


autoanalizador que incluye fase de identificación y fase de antibiograma (panel
microScan). Las tres filas superiores de la microplaca son la zona de "identificación"
del microorganismo, las cinco filas inferiores son el apartado "antibiograma".

La foto de la derecha, un plano más cercano de la mitad inferior izquierda de la


microplaca, permite observar con más detalle algunas filas de pocillos con diluciones
seriadas de algunos antibióticos. La dosificación de cada antibiótico aumenta, en cada
fila, de izquierda a derecha (obsérvese los rótulos bajo cada pocillo: 8-16 ... 1-2-8-
16 ... 2-8-32). Los pocillos que en la imagen muestran un color verde intenso tienen
crecimiento bacteriano, o sea, el antibiótico en cuestión no impide el desarrollo del
microorganismo a estudio. Los pocillos transparentes marcarían los puntos de
inhibición de cada antibiótico.

fotografía: Dani Val

Bibliografía:

http://www.danival.org/microclin/antibiot/_madre_antibiot.html

http://www.microinmuno.qb.fcen.uba.ar/SeminarioAntibioticos.htm
Microbiología General y Bucal
Práctica 6: Antibiograma
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PRUEBAS DE SENSIBILIDAD BACTERIANA

Las pruebas de sensibilidad bacteriana se llevan a cabo mediante el antibiograma que sirve para medir la sensi
bacteriana a uno o varios antibióticos. El estudio de la sensibilidad in vitro es uno de los requisitos previos par
tratamiento antibiótico. También es importante para realizar estudios sobre la evolución de las resistencias bac
los protocolos de la antibioticoterapia empírica.

Conceptos:

La determinación de la Concentración Mínima Inhibidora  (CMI) es la medida de la sensibilidad de una bacteria a un a


de ntimicrobiano que es capaz de impedir el crecimiento de un microorganismo en unas condiciones normalizadas.  Es
los laboratorios de Microbiología Clínica. Para llevarlo a cabo es necesario utilizar cepas control (de referencia) con e
reproducibles y comparables. Este método nos ofrece información sobre la sensibilidad de las bacterias S (sensible), I (

Sensible, si existe una buena probabilidad de éxito terapéutico en el caso de un tratamiento a la dosis h

Resistente, si la probabilidad de éxito terapéutico es nula o muy reducida. No es de esperar ningún efec
cual fuere el tipo de tratamiento.

Intermedia, cuando el éxito terapéutico es imprevisible. Se puede conseguir efecto terapéutico en cierta
concentraciones locales o aumento de la posología).

Existen diferentes técnicas de laboratorio que permiten medir o calcular de forma rutinaria, y de manera semicuantita
y métodos automatizados o semiautomatizados).  Se puede realizar mediante:

1.- Difusión en agar: Disco placa y E test

2.- Dilución: Medio sólido y Medio líquido (micro/macrodilución)

3.- Mecanizados y Automatizados

La Concentración Mínima Bactericida (CMB) es la mínima cantidad de antibiótico capaz de destruir el 99,9% de una m
estandarizadas.
Métodos

En un primer momento, el método estándar utilizado para las pruebas in vitro fue el de dilución en caldo, que
cuantitativo. Actualmente existen varios métodos que se utilizan para llevar a cabo los estudios de sensibilidad
ellos se realizan bajo condiciones entandarizadas por organismos internacionales.

Dilución en caldo

Se colocan concentraciones decrecientes del agente antimicrobiano, generalmente diluciones 1:2, en tubos con
mantiene el desarrollo del microorganismo. Los antibióticos se preparan en "soluciones madre" concentradas
hasta obtener las concentraciones apropiadas.

Un tubo de caldo se mantiene sin inocular como control negativo de crecimiento. Después de un periodo de in
la turbidez de los tubos que indica el desarrollo bacteriano. El microorganismo crecerá en el tubo control y en
suficiente antibiótico que sea capaz de inhibir su desarrollo. La concentración de antibiótico que presente ause
Concentración Mínima Inhibitoria.

Para medir la CMB se debe realizar la prueba de actividad bactericida, que emplea el mismo sistema de diluci
sensibilidad.

A partir de la CMI, se siembra una cantidad conocida de inóculo de cada uno de los tubos de caldo que no tien
y el número de colonias que crece en estos subcultivos, después de incubar durante la noche, se compara con e
cultivo original. La mínima concentración del agente antibacteriano que permite sobrevivir a menos de 0,1 %
denomina concentración bactericida mínima (CBM).

Difusión en agar

Este método  incorpora el antimicrobiano a discos de papel de filtro. Su introducción permitió agilizar la deter
de las cepas bacterianas frente a un número importante de antimicrobianos de forma simultanea. El empleo de
para las pruebas de sensibilidad está estandarizado y se correlaciona con las CMIs. Durante muchos años, y a
puramente cualitativa, el método de difusión por disco (o método Kirby-Bauer), en función sobre todo de su c
fiabilidad, ha sido uno de los más utilizados en los laboratorios.

El microorganismo a investigar se inocula en una o varias placas de agar y sobre su superficie se disponen los
varios antibióticos. Se incuban las placas durante 16-24 horas y se estudia el crecimiento en ellas. Se valora el
inhibición que se forma alrededor de cada disco y se compara con las referencias oportunas publicadas por la
sabe si el microorganismo es Sensible, Intermedio o Resistente a cada uno de los antibióticos.
Tomado de http://www.telefonica.net/web2/carlosmartinezanton/pdf/8.%20Antibiograma.pdf
 
Método de E-test

Es un método más reciente, es una combinación de características de los métodos anteriores. Se trata de una té
que permite obtener una lectura directa de CMI en µg/ml, ya que se emplean tiras plásticas impregnadas en co
antibiótico.

El microorganismo se inocula en una placa y sobre ella se deposita la tira del antibiótico (o antibióticos) a ens
horas a 35ºC y se valora la zona de inhibición alrededor de cada tira. La CMI se lee directamente observando
que presente el crecimiento.

     E-Test
 

Métodos automatizados

La mayoría de estos métodos utilizan sistemas de microdilución en medio líquido sobre microplacas con pocil
crecimiento bacteriano en los diferentes pocillos por medio de un autoanalizador (mediciones por turbidez o f
se hacia por lectura óptica del técnico a través de un espejo invertido.

Son sistemas fáciles y rápidos, generalmente automatizada o semiautomatizada. Son métodos ideales para gra
Una de sus grandes limitaciones es que sólo ofrecen garantía para investigar microorganismos de crecimiento
requerimientos especiales.
 

http://campus.usal.es/~micromed/Practicas_odontologia/unidades/labv/LabMicro/Antibiograma.
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