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Universidad del Cauca

Facultad de Ciencias Humanas y Sociales


Maestría en Ética y Filosofia Política
Sujeto cultura y política
Por: Diego Armando Bolaños Andela
29/05/ 2020
Mag. Elena Isabel Hidalgo

El derecho, por su propia naturaleza, es restrictivo y conservador. El poder


representa el elemento dinámico del orden social; es con frecuencia,
destructor, pero puede preparar el terreno para nuevas formas de sociedad
humana (Bodenheimer, 1964, p.29)

EL PROGRESO TECNICO CIENTIFICO Y LA POSIBILIDAD DE LA ETICA,


ENTRE LA PREOCUPACION Y LA ACCION

Presentacion:

El presente ensayo tiene como objetivo central dar a conocer el panorama general del tema
que escogí como propuesta para realizar mi trabajo de grado en consonancia con algunos
elementos teóricos vistos durante el seminario y que considero importantes en el sentido de
que nutren parte de mi propuesta. En términos generales la temática vista durante el seminario
versa sobre la constitución del sujeto moderno desde la óptica de Michel Foucault y toda su
producción teórica al respecto, que por su puesto es muy amplia y por lo tanto no se pretende
agotar la multiplicidad de perspectivas e interpretaciones que existen al respecto. El objetivo
es más moderado.

Partiendo de la siguiente pregunta ¿Es la ética un tema vigente, en el marco del desarrollo
tecno – científico?, se espera llegar a una respuesta que satisfaga los criterios en los que dicho
interrogante se halla circunscrito, más aun, visibilizar una problemática con profundas
implicaciones epistemológicas que nos dan pie para que pensemos esa relación dialéctica entre
ciencia y ética, toda vez que tal como sostiene Foucault “no es el poder, sino el sujeto el
objeto de estudio” y en tal sentido es aún un terreno por explorar y del que queda mucho que
decir, en relación con los retos planteados por la tecno ciencia y todo su arsenal de desarrollo,
vistos por su puesto desde una perspectiva de orden social e histórico.

Si bien no se pretende llegar a una respuesta definitiva y concisa sobre el tema en mención
dado que es un ejercicio investigativo que aún está en gestación, y es precisamente ese
ejercicio el que develara las posibles respuestas al interrogante, sí se pretende a partir de
ciertos elementos teóricos vistos en el curso mostrar aspectos centrales de posible relación que
sirvan de sustento para valorar la hipótesis planteada y así develar su actualidad discursiva,
que es en ultimas el objetivo perseguido.

En primer lugar, se hará un breve bosquejo del tema en mención, para posteriormente tratar de
articular en sus puntos centrales algunas ideas y planteamientos teóricos que puedan servir de
base o sustento en aras de valorar el papel que debe desempeñar el estado actual en relación
con los retos que el desarrollo técnico y científico le plantea. Posteriormente se tratara de
hacer una síntesis de los principales planteamientos del desarrollo de la ciencia y la técnica,
que exige especial atención en la época actual, toda vez que el fenómeno de la globalización
en sus múltiples vertientes (social, política, económica, jurídica etc.) Nos obliga casi que de
manera imperativa a plantearnos interrogantes sobre las profundas crisis y reformas de lo
social, que a su vez implican una revisión de los sistemas políticos y de poder como punto
central de análisis.

Asi pues, se espera llegar no de manera definitiva como señale anteriormente a algunas
conclusiones sobre la simbiosis de esta relación, que están a la luz de discusiones y debates
actuales, toda vez que los cambios de la realidad social se hacen más evidentes en la medida
en que la sociedad evoluciona abandonando unos paradigmas, adoptando otros, de tal manera
que las crisis en los modelos sociopolíticos actuales responden a la crisis del estado
contemporáneo que debe adecuarse y asumir los nuevos retos que demanda la mundialización.

1 - La disyuntiva de si la ciencia y la técnica con todo su arsenal y que hacer investigativo,


deja espacio para que la ética en tanto “ciencia de las acciones humanas” tome partido de su
desarrollo y modo de actuar o por el contrario está llegando a tal punto de desarrollo que
parece regirse por sus propios principios, ocupa este ejercicio investigativo.

Su importancia se encuentra guiada esencialmente en la necesidad de someter a crítica la


impronta progresista de la civilización occidental en su vertiente de desarrollo científico y
técnico; este aspecto fácilmente nos puede conducir a afirmar la tesis de que la cultura actual
requiere sin reparos “la evolución de la adaptación humana” si se pretende la continuidad de
la vida en todas sus manifestaciones en este planeta.

La forma sistemática en que la ciencia y la técnica dominan gran parte de la realidad hoy,
hace que surjan interrogantes tales como: ¿es necesario plantearse otro tipo de concepción
ética para la actual época? O más bien, sus principales principios deben ser adecuados al modo
en que el sujeto interactúa con su medio, sumido en un desarrollo innegable de la ciencia.

Un ejemplo preciso de ello es cuando en el año 2001 el proyecto genoma humano dio a
conocer prácticamente completa la estructura del ADN. Teniendo como consecuencia
inmediata que la comunidad científica pudiera utilizar esa información de acuerdo a sus
intereses investigativos, lo cual significaría una verdadera revolución en el campo de la
biología aplicada y la medicina. Es precisamente en este escenario donde la pregunta por la
posibilidad de acción que pueda llegar a tener la ética se torna fundamental, toda vez que el
conocimiento científico en tanto conocimiento racional empírico y verificable no deja espacio
para que se piense o analice las consecuencias generales y particulares de un tipo de
conocimiento que si bien genera progreso y expansión, también lleva tras de sí la destrucción
regularizada del hombre, en una palabra - su aniquilación.
Por eso desde el campo de las humanidades, se plantea la necesidad imperativa de pensar, o
más bien repensar que tipo de concepción ética es la más adecuada hoy al tiempo en que la
ciencia y la técnica de la mano de la globalización están llevando gradualmente al hombre
hacia otro estadio de desarrollo en apariencia bueno, pero cuyos valores deben ser
visibilizados y analizados profundamente, con detenimiento, en vista de pensar cual es el
futuro inmediato que le depara al ser humano en vista de las consecuencias sociales, éticas,
políticas etc. de sus actos en este planeta.

La preocupación por el lugar que ocupa la ética en las discusiones y debates actuales desde la
ética ambiental, la bioética, la biopolítica hasta la ingeniería genética etc. Configuran la
estructura del problema que pongo en consideración bajo la siguiente pregunta: ¿es necesario
pensar otro tipo de fundamentación ética para la época actual? Esto, a partir de la constatación
de que el inminente cambio científico por el que estamos atravesando da pie para que nos
planteemos problemas nucleares que, resultan ser fundamentales en la comprensión de este
aspecto del desarrollo de la actual civilización; pero más exactamente el modo como la
consolidación de ese fenómeno científico se concreta en el auge de la ciencia y la técnica,
dejando espacio para el análisis de su profunda relación con el ser humano en tanto sujeto.

Asi pues, nuevos métodos y técnicas de investigación se implementan a diario como resultado
de una innegable revolución de la ciencia, que se nutre cada día gracias a los descubrimientos
que se logran en los laboratorios. En este caso es preciso preguntarse: ¿cuál es la magnitud de
los cambios que se están produciendo en el sentido de su dimensión ética?

En retrospectiva histórica nos damos cuenta que el siglo XX, casi desde sus inicios mostro sin
mascaras la capacidad destructiva de que es capaz el hombre contra sí mismo o contra la
naturaleza; en su afán de progreso civilizatorio no repara en las consecuencias de sus actos. El
debate de si la ciencia y la técnica están al servicio del hombre para procurar su bien, o por el
contrario para procurar su destrucción regularizada ha ocupado a muchos intelectuales que
preocupados por esta situación, han volcado sus atención sobre el alcance ético de la ciencia y
la técnica en contraste a como se desarrolla la vida del hombre en tanto ser social, sujeto al
desarrollo histórico y el mejoramiento que experimente la ciencia y su capacidad para
utilizarla.

El cuestionamiento de si el “desarrollo tecno – científico desembocara en nuevas y terribles


formas de dominación” dejan abierto el debate de un tema bastante problemático, que tiene
distintas aristas desde las cuales se puede ubicar. La valoración de la actividad científica, su
desarrollo, su modo de utilización y sus riesgos, son solo algunos de sus aspectos, pero que
deben ser evaluados en el marco de “una sociedad acríticamente cientifista” – un tipo de
sociedad en que la llamada “moral autónoma” parece impregnar toda su mentalidad
deslumbrada por los avances de la ciencia de la mano de la física, química, biología y demás
ciencias cuyo cientifismo – se presenta con tal “ valor absoluto” que parece ser la última fase
de desarrollo moral, cuya principal característica es ser netamente cerrada a todo lo
“trascendetende” es decir, un tipo de mentalidad que deja de lado los valores de la vida y el
espíritu para instaurar un hombre nuevo cuyos valores sean “ medir y calcular”.
Ahora bien, tratando de articular la caracterización del sujeto realizada durante el seminario,
diría que poner en cuestión el tema de la subjetividad desde distintos ángulos y perspectivas es
el objetivo de Foucault. Para este caso específico en que la atención se encuentra volcada
hacia la cuestión de las dimensiones éticas del quehacer científico, el planteamiento de develar
detrás de la constitución de la subjetividad moderna las distintas manifestaciones del poder
político responde a la hipótesis de no tomar como un todo la racionalización de la sociedad,
sino un campo específico en vista de analizar en mejores términos ese aspecto específico.
“Pienso que la palabra racionalización es peligrosa. Lo que tenemos que hacer es analizar
racionalidades específicas. En lugar de invocar siempre el progreso de la racionalización en
general” (Foucault, 1988, pág. 5). Este análisis de racionalidades específicas como le llama el
autor seria, una nueva forma de investigar, que se ciñe a “poner en evidencia las relaciones de
poder, ver dónde se inscriben, describir sus puntos de aplicación, los métodos que utilizan”

En tal sentido, es preciso preguntarse, desde esa óptica cual es el papel que le corresponde a
las llamadas luchas, que se oponen fervientemente a los efectos del poder ligados al
conocimiento, en este caso el conocimiento científico, que bien vale la pena aclarar desde
Foucault no es una lucha contra el conocimiento de orden empírico y verificable, sino contra
las formas en que se conocimiento circula y es usado como forma de poder y dominación.

La crítica al desarrollo tecnológico, no es un tema nuevo, es decir, ya cuenta con antecedentes


importantes 1 a inicios del siglo xx, pero no es hasta comienzos del siglo XXI cuando la
sociedad se da cuenta que la ciencia en tanto creación propiamente humana está alcanzando
límites insospechados, que demarcan el fututo de una cultura que en adelante se regirá por el
paradigma científico según el cual la vida humana no tiene valor más allá de lo que pueda
determinar su desarrollo. En tal sentido, encontramos que es preciso no deslindar el desarrollo
de la ciencia y la técnica como algo superfluo en la consolidación de la actual etapa de
desarrollo de la sociedad, lo anterior lo podemos entender en los siguientes términos:

La modernidad avanzada en las sociedades tecno – científicas no se puede entender


sin explicar los mecanismos de estructuración y des estructuración que tienen la
ciencias y la tecnología en las culturas, en particular en el ámbito de la ética y de la
estética. La hermenéutica filosófica requiere asumir una hermenéutica de las
culturas que se verían desafiadas por la tecno ciencia. (Zuchel, salas, albersten,
2019, p. 33)

De esta manera, nos damos cuenta que la ciencia y la técnica independientemente de cual sea
su manifestación cae en la órbita de análisis y discusión critica toda vez que su forma de
expresión responde a los intereses generales y particulares de un orden social que se
constituye como el fin último de la sociedad; es así como la realidad de la cultura durante las
últimas décadas se construye sobre la base de que la ciencia y la técnica son los máximos
inventos que pudo el ser humano haber creado; sin embargo la realidad dista de ser tan feliz y
neutra como se muestra.

1
La obra de Gunter Anders constituye un paradigma germinal en el que se consolida una crítica rotunda a la
máquina y con ella a la ciencia y la técnica, que en su opinión terminara en un futuro no tan prometedor.
La precarización de la vida social, y sobre todo la pérdida total de la esperanza en un futuro
mejor dicen lo contrario. Asi pues, tenemos qué una de las criticas centrales a la ciencia y a la
técnica, consiste en evaluar su lógica de desarrollo bajo la premisa de que la ciencia y la
tecnología en mayor medida están destinándose de tiempo atrás a procurar la muerte y no
tanto el bien como suele publicitarse. Es precisamente en este aspecto donde el planteamiento
de Foucault encuentra cabida en los siguientes términos “hoy en día, la lucha contra las
formas de sujeción -contra la sumisión de la subjetividad- se vuelve cada vez más importante”
(Foucault, 1988, pág., 7). Esa es precisamente creo la invitación y la tarea que quedan en el
horizonte – el desarrollo de nuevas subjetividades que evidencien la crisis socio histórica en
una época en que el actual modelo de civilización, está llegando a tal estadio de desarrollo
que prácticamente no importa el comportamiento que pueda llegar a tener la ciencia, si afecta
o no la continuidad de la vida.
La desilusión marca el porvenir. “La humanidad del siglo XXI es fruto de una imaginación ya
defraudada: las ilusiones propuestas por el cristianismo, por el liberalismo y por el socialismo
sobre el amor al prójimo el respeto por los derechos fundamentales de los individuos, la
justicia y la equidad en la distribución de las riquezas ha fracasado” (castro, 2013, pg. 8).

Somos víctimas de una especie de destino histórico irreparablemente trágico, debido


a la constante injerencia, primero de la metrópolis, que disfrazando la inmisericorde
explotación y el terror colonialista sobre los pueblos invadidos o conquistados con
el argumento de la encomiable tarea evangelizadora y de ampliación ecuménica de
los valores de la civilización occidental y cristiana y, luego, soportando el ilimitado
expansionismo que impusieran los poderosos estados imperialistas –
industrializados, militarizados y poseedores de una insaciable voracidad, que les
llevo al pormenorizado reparto del botín del mundo, sin dejar de sostener la retahíla
de que sus acciones obedecían a un proceso indeclinable de expansión de la cultura,
del alfabetismo, de la ilustración y, en fin de progreso y desarrollo ( Castro, 2013,
p.7)

La anterior cita evidencia la situación precaria en las que nos encontramos frente al avasallante
progreso en que se encuentra la ciencia en la época actual. Decir que la conquista tecnológica
del mundo atraviesa hoy una fase decisiva en su consolidación, es también decir que el
desarrollo tecno – científico en este siglo XXI maraca el destino de la humanidad “bajo la
impronta de un capitalismo tardío, irracional y caduco, pero que aún se muestra fuerte y
arrogante” (Castro, 2013, p. 8). Por lo tanto, el actual modelo de civilización lo que muestra
es que el miedo, los genocidios, la muerte, la amenaza constante de guerra y barbarie
ecológica responden a un modelo de cultura preparado previamente para adaptar su
comportamiento siguiendo las pautas de ese modelo de “progreso” que marcha ligado a la
racionalidad occidental en la que el individuo actúa según sus interés individuales.

Se ha convertido la tecnología en un estado absoluto en el que cualquier acción emprendida es


válida. Vivimos rápidos y dinámicos cambios globales que nos evidencian “una crisis de la
civilización” en la que el quehacer tecnológico marca la pauta de la supervivencia de la
humanidad misma “la conversión del mundo en una prisión de siervos felices”2 que sin
ningún reparo es el lugar donde nos encontramos una humanidad incapaz de comprender los
signos que anuncian un nuevo orden cultural basado en el mito del crecimiento a la base de
una producción y consumo indefinidos.

“La dominación es una estructura global de poder cuyas ramificaciones y consecuencias


pueden encontrarse a veces hasta en la trama más tenue de la sociedad” (Foucault, 1988, pág.
20). De lo que se trata entonces es de plantear un límite para la ciencia se torna fundamental
hoy, toda vez que su quehacer abarca no solo el ámbito propiamente científico, sino los
factores de índole social en que se da esa ciencia; en otras palabras, y retomando a Kant desde
la perspectiva de Foucault, es necesario entender al hombre en su vertiente histórica, con
todos los matices y problemas que eso signifique, la tarea es preguntarnos que somos
nosotros en este momento, en este presente – y esa es la labor de la filosofia, el análisis crítico,
el análisis del presente, pero no para que se quede en tinta muerta sino para repensarnos a
nosotros mismos y nuestro papel en este mundo dado de hechos – pensar nuestra historia para
rehusarnos a ser lo que nos han obligado a ser – fundar nuevas subjetividades.

Conclusiones.

En contraste con lo anterior, y en el marco de un innegable dominio racional de la naturaleza,


el hombre y el mundo bajo la impronta utilitaria de las “ciencias empírico analíticas”
numerosos estudios, teorías, publicaciones etc. Han ido configurando el corpus de una
propuesta que tiene distintas enunciaciones y campos de acción, pero que en últimas responde
al modo como los seres humanos interactuamos, vivimos y nos desarrollamos dentro de una
cultura.

De este modo, tenemos que durante las dos últimas décadas distintas y variadas
propuestas se han ido consolidando gradualmente alrededor de debates sobre la
situación incierta y precaria que atraviesa el mundo hoy. Una realidad innegable que
desde el campo científico hasta el humanista ocupa la atención de estudiosos que,
preocupados por “el futuro incierto de la humanidad” se han dado a la tarea de analizar
y plantearse soluciones reales que incidan positivamente en el mundo.

El problema central tal como sugiere Heidegger es la pérdida de la esencia de lo que


es el hombre.

Lo que amenaza al hombre no viene en primer lugar de los efectos


posiblemente mortales de las máquinas y los aparatos de la técnica. La
auténtica amenaza ha abordado ya al hombre en su esencia. El dominio de la
estructura de emplazamiento amenaza con la posibilidad de que al hombre le
pueda ser negado entrar en un hacer salir lo oculto más originario, y de que
este modo le sea negado experienciar la exhortación de una verdad más
inicial. (Heidegger, 1994, p. 33)

2
Materiales de un seminario sobre la obra de Gunter Anders, Barcelona, marzo, 2011.
Por tanto, ese proceso sistemático entendido como ciencia debe ser analizado y
reflexionado con detenimiento, pues la pluralidad de posibilidades que ofrece en la
comprensión del mundo actual, da pie para que nos planteemos algunos problemas y
cuestionamientos fundamentales fruto de la interacción a la que estamos sujetos
como parte nuclear de una civilización cuya impronta progresista debe ser revisada
críticamente. Los valores de esta civilización y el progreso que es su bandera
insigne basada en la globalización y su capacidad de expansión, no se detiene a
pensar los terribles daños y las consecuencias de un orden cultural que está al borde
del colapso.

En la época del “totalitarismo tecnológico” se precisa de una nueva fundamentación ética que
de fe de su profundidad, pero principalmente de su objetivo: El significado de la técnica para
el control social. “Asistimos hoy, a una pérdida de libertad que no es sentida como tal
porque la virtualidad (redes sociales y demás aparataje) nos hace sentir que no necesitamos ya
el mundo real. […] nuestra pasividad alegre, divertida, auto hipnótica es en realidad la forma
que adopta hoy la conciencia trágica” (Anders, 2013, p. 42)

Desde esta perspectiva se pregunta ¿hay alguna solución al problema del fetiche tecnológico?
– la respuesta seria: “somos una especie que ya trasformo el planeta y el orden ecosistemico y
hoy esa trasformación nos muestra que el planeta tiene límites” (Páez, 2013, p.27) de tal
manera que la apuesta ética en esta instancia de desarrollo tecnológico en que la física
cuántica está cada vez más cerca de descubrir el origen de la vida de la mano de biología
molecular debe ser una apuesta por una nueva fundamentación ética en la cual la miseria y la
exclusión solo por nombrar los aspectos más significativos encuentren lugar de análisis y
practica en la realidad de los hechos.

La tarea pendiente tanto para la filosofia es, como sostenía Anders fundar una nueva
antropología para la civilización tecnológica, otra perspectiva que nutra el debate sobre lo que
debiera hacer el hombre si quiere continuar su vida sobre este planeta que cada día se ve más
destruido por catástrofes ecológicas, biológicas, físicas y humanas. El reto es fundamentar una
nueva ética que reflexione profundamente sobre los alcances morales de la ciencia y la
tecnología. Pero aún sigue siendo una tarea pendiente.
BIBLIOGRAFIA:

Bodenheimer, E (1964). Teoría del derecho, México: fondo de cultura económica

Edgar, F (2012). El ocaso del estado moderno: UTADEO, Bogotá pág. 7 – 179

Foucault, M (1988) El sujeto y el poder, Revista Mexicana de Sociología, Vol. 50,


No. 3. (Jul. - Sep., 1988), pp. 3-20.

Heidegger, M (1994). La pregunta por la técnica, Barcelona: serbal.

Silva, J. (2013). Revista de filosofia política, arte y cultura, Universidad del Tolima
vol. 12, n°24, pp. 7 – 39

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