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Hepatol

Intenso
Virus de la hepatitis B: virología, biología molecular, ciclo vital y
propagación intrahepática

El virus de la hepatitis B es un miembro de la familia Hepad-naviridae y es responsable de causar


hepatitis aguda y crónica en humanos. Las estimaciones actuales de personas infectadas
crónicamente con el virus se estiman en 250 millones en todo el mundo. El daño hepático mediado
por el sistema inmunológico en estos individuos puede conducir al desarrollo de cirrosis y carcinoma
hepatocelular más adelante en la vida. Esta revisión trata de nuestra comprensión actual de la
virología, la biología molecular, el ciclo de vida y la propagación célula a célula de este patógeno tan
importante, todos los cuales se consideran esenciales para los enfoques actuales y futuros del
tratamiento antiviral.

Palabras clave Virus de la hepatitis B - Ciclo de vida - Réplica - Réplica


Virología molecular - Genotipos - Propagación de célula a célula

Introducción

La carga de la infección crónica por el virus de la hepatitis B (VHB) se estima actualmente en unos
250 millones de personas en todo el mundo (OMS; hoja informativa nº 204,[1]), mientras que las
muertes como consecuencia de las secuelas crónicas de la enfermedad, como la cirrosis, el
carcinoma hepatocelular (CHC) o la insuficiencia hepática, se sitúan en 800.000 al año[2, 3].
Los estudios realizados por Krugman y sus colegas durante la década de 1960, particularmente en
la Willowbrook State School para niños con discapacidades mentales, establecieron las diferencias
clínicas, epidemiológicas e inmunológicas distintivas.
entre la hepatitis infecciosa y la hepatitis sérica[4, 5]. Pronto se descubrió que estas dos entidades
se debían a la infección con el virus de la hepatitis A (VHA) o el VHB, respectivamente. Durante el
mismo período, el trabajo de Blumberg y sus colegas condujo a la descripción del antígeno
australiano detectado en los sueros de pacientes con leucemia, síndrome de Down y hepatitis[6, 7].
La conexión entre el antígeno australiano, o antígeno de superficie de la hepatitis B (HBsAg) como
se conoce actualmente, y el VHB, se hizo evidente en 1970[8]. Los estudios de microscopía
electrónica de principios de los años setenta condujeron a la visualización del virión infeccioso o
partícula danesa[9], mientras que el tratamiento con detergente de dichas partículas expuso el
núcleo nucleocápside del virus[10]. A continuación se caracterizó el genoma del virus, las proteínas
asociadas al virión y se definieron detalladamente los expedientes serológicos en las infecciones
agudas y crónicas por VHB[10-12]. El trabajo fundamental realizado en Taiwán por Beasley y sus
colaboradores estableció la conexión entre el virus y el desarrollo de HCC[13].
Otro hito histórico en la investigación sobre el VHB fue la introducción de la vacuna derivada del
plasma a principios de la década de 1980, tras una extensa evaluación, primero en chimpancés y
luego en la comunidad gay de Nueva York[14]. Las preocupaciones sobre el virus de la
inmunodeficiencia humana que aparecieron durante ese tiempo y la seguridad de los productos
derivados del plasma en general, condujeron al desarrollo de una vacuna recombi- nante, que desde
su introducción ha reducido efectivamente la prevalencia de la infección por VHB en muchos países
del mundo donde el virus sigue siendo endémico[15].
Por último, se han dado grandes pasos en el tratamiento de los portadores crónicos del VHB
mediante el uso de inmunomoduladores como el interferón-alfa pegilado (PegIFNa), análogos de
óxido de núcleo como la lamivudina (3TC), el entecavir (Baraclude) y la telbivudina (Tyzeka o
Sebivo) o los análogos del nucleótido adefovir dipivoxil (Hepsera) y el tenofovir disoproxil fumarato
(Viread)[16]. PegIFNa administrado por un período finito de 1 año actúa promoviendo la lisis de
hepatocitos infectados a través de la acción de las células T citotóxicas, mientras que las citocinas
liberan replicación viral de control. Por otra parte, los análogos de los núcleos(t)ide que se dan a
largo plazo actúan como terminadores de cadena en la fase de síntesis del ADN. La supresión viral
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se logra
Intenso en aproximadamente el 25% de los tratados con PegIFNa, y esto es más profundo con los
nuevos análogos de necleos(t)ide, ya que son más potentes y tienen una alta barrera a la
resistencia[17].
La ausencia de un sistema de cultivo celular para la propagación del virus impidió el estudio de su
ciclo de vida y biología molecular durante muchos años. Esto, sin embargo, cambió a principios de
los años 80 con la llegada de las técnicas de ingeniería genética que hicieron posible la clonación del
genoma viral y su secuenciación, la investigación de la función de sus proteínas y la revelación del
mecanismo único y fascinante de su estrategia de replicación. Los modelos animales de los
chimpancés en los primeros días, y los de los patos y las marmotas, y más recientemente los ratones
quiméricos, han permitido el estudio de aspectos del ciclo de vida, la biología molecular y la
patogénesis inmune del virus, así como el desarrollo de vacunas y la realización de pruebas
antivirales con facilidad. Lo que sigue es una sinopsis de los hallazgos de muchos estudios
realizados utilizando los enfoques descritos anteriormente, que han mejorado enormemente nuestra
comprensión de este patógeno tan importante.
Perspectivas virológicas
Clasificación
La familia Hepadnaviridae, cuyo prototipo es el VHB, está compuesta por un grupo de virus de ADN
hepatotrópico que en su conjunto son específicos de cada especie y se dividen en dos géneros. El
género Orthohepadnavirus incluye miembros que infectan a los mamíferos (marmotas, ardillas,
murciélagos y primates) y tienen una homología de nucleótidos del 70% entre ellos. El género
Avihepadnavirus infecta aves como patos (virus de la hepatitis B del pato, VHBD), garzas, cigüeñas,
gansos y loros con un 80% de homología entre ellos. La homología, sin embargo, entre los dos
géneros es de alrededor del 40%, pero sin embargo comparten una organización genómica
común[18].
Los estudios de secuenciación de nucleótidos de aislados humanos de VHB de todo el mundo
han establecido, basados en la divergencia de secuencias de [ 8%, ocho genotipos
denominados A-H, con una distribución geográfica característica. Los genotipos A y D se
encuentran frecuentemente en África, Europa e India, los genotipos B y C en Asia, el genotipo E
está restringido a África Occidental y el genotipo F en América Central y del Sur. La distribución
del genotipo G y H es menos clara, pero se aísla en América Central y Europa meridional[18, 19],
mientras que posiblemente dos nuevos, el genotipo I de Vietnam, Laos y la India oriental, parecen ser
una recombinación intergenotípica entre los genotipos A, C y G[20], y el genotipo J aislado de un
hombre japonés que vivía en Borneo, y que parece ser una recombinación entre el genotipo C y el
gibón VHB[21]. Los genotipos A, B, C, D, F e I pueden ser subdivididos en base a una divergencia de
nucleótidos del 4% en al menos 44 subgenotipos; A1-6, B1-9, C1-16, D1-7, F1-4 e I1-2[19, 22]. En
Además, además de los recombinantes antes mencionados, los recombinantes B/C y C/D
representan la mayoría de estos aislados, mientras que otros recombinantes intergenotípicos que se
producen con menor frecuencia afectan a la mayoría de los demás genotipos[23].

Estructura de Virion y organización del genoma

El virión infeccioso o partícula danesa de 42 nm de diámetro está compuesto por una envoltura
exterior hecha de HBsAg en una bicapa lipídica[9], envuelta alrededor del núcleo nucleocápside del
virus, que a su vez contiene el genoma viral y una copia de su polimerasa[9, 24]. Además, hay una
abundancia de partículas sub-virales circulando en el suero que contienen HBsAg en su totalidad y
que carecen de cualquier ácido nucleico que contenga núcleos. Estas son las esferas de 25 nm y los
filamentos de 22 nm de diámetro, que superan en número a los viriones infecciosos entre 100 y
10.000 veces[25]. El genoma de ADN parcialmente de doble cadena del virus es un círculo relajado
de 3,2 kb de longitud (rcDNA)[26, 27]. En vista de ello, es el más pequeño de los virus de ADN y uno
de los más compactos, ya que los cuatro marcos de lectura abiertos (ORF) que contiene el genoma
se superponen total o parcialmente. Así, cada nucleótido del genoma forma parte de un ORF.
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Además,
Intenso todos los elementos de regulación, como los dos potenciadores (Enh1, Enh2), los cuatro
promotores (core, S1, S2 y X), las señales de poliadenilación, encapsulación (e) y replicación (DR1,
DR2) se encuentran dentro de estos ORFs (Fig. 1).

Transcripción de ARN y traducción de proteínas

Los cuatro ORFs son los de los genes de superficie (PreS/S), núcleo (C), polimerasa (P) y X, que
codifican en total 7 proteínas traducidas de seis ARNm co-terminales, no empalmados y
encapsulados, que terminan en una sig- nal de poliadenilación común, que está situada en el núcleo
del ORF (Fig. 1,[29]). Los promotores y potenciadores mencionados anteriormente dirigen la tesis de
síntesis de las transcripciones de ARNm a través del reclutamiento de factores de transcripción que
están particularmente enriquecidos en hepatocitos (revisado en[30]). Esto en parte también explica
el tropismo hepático del virus.

El promotor central es responsable de la síntesis de dos mRNAs de longitud superior al genoma


(3,5 kb) que difieren con respecto al inicio de su final. El más largo de los dos por un pequeño número
de ribonucleótidos es el ARNm precore que contiene el codón de iniciación para la síntesis de la
proteína precore, que es el precursor del antígeno de la hepatitis B e (HBeAg). La proteína se somete
a un tratamiento proteolítico en su terminal N para la eliminación de un péptido señal de 19
aminoácidos de longitud, que dirige la proteína a la sala de urgencias, y un escote de furina para la
eliminación de un dominio rico en arginina en su terminal C[31-33]. Lo que queda es el HBeAg de 15-
kD que es una proteína secretada y prescindible para la replicación que parece actuar como un
tolerante en los recién nacidos y en las infecciones crónicas[34]. La otra transcripción es el ARN
pregenómico (pgRNA) que es de naturaleza bicistrónica y codifica para el núcleo (21kD) o antígeno
del núcleo de la hepatitis B (HBcAg) y las proteínas de la polimerasa (90kD). El pgRNA además
constituye la plantilla para la transcripción inversa durante la replicación del genoma viral, como se
explica a continuación. El núcleo tiene la capacidad de dimerizar y formar nucleocápsidas por auto-
ensamblado consistente en 240 copias (120 dímeros) de la proteína[35], mientras que la polimerasa
es una proteína multifuncional que actúa como una transcriptasa inversa (rt), como la ADN
polimerasa y tiene también actividad de la RNasa H[36]. La regulación de la producción de estas dos
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proteínas es tal que favorece la generación de los números mencionados anteriormente de


moléculas centrales necesarias para la formación nucleocápside por molécula única de polimerasa
envasada con el pgRNA.
El Pre-S/S ORF del genoma codifica para las tres glicoproteínas de la envoltura producidas por la
iniciación diferencial de la traducción en cada uno de los tres codones de iniciación dentro de la
trama. Éstos se conocen como los grandes (L), medianos (M) y pequeños
(S) HBsAgs, siendo este último el componente más abundante de la envoltura viral. Dos
transcripciones de 2.4 y 2,1 kb, cuya síntesis está controlada por los promotores S1 y S2
respectivamente. L-HBsAg se traslada desde la transcripción de 2,4 kb, mientras que M- y S-
HBsAgs se traducen desde la transcripción de 2,1 kb, esta última a través de un escaneado de
ribosomas con fugas. El S-HBsAg es, por lo tanto, la más pequeña de las tres proteínas co-
terminales y sus
226 aminoácidos son compartidos por los otros dos en su C-terminal. La proteína M tiene 55
aminoácidos adicionales en su N-terminal codificados por la región Pre-S2, mientras que la proteína
L incluye además otros 107-118 aminoácidos (dependiendo del genotipo) de la región Pre-S1[29].
Los primeros 48 aminoácidos N-terminales de Pre-S1, como se pensaba originalmente (ver más
adelante), contienen la región responsable de la unión del virus a su receptor hepatocitario[37, 38].
Además, la miristilación del L-HBsAg parece ser esencial para la infecciosidad[39]. Las tres
proteínas están glicosiladas, mientras que las proteínas L y S también pueden estar presentes en
forma no glicosilada en partículas. Se sintetizan en la sala de urgencias y mantienen una
configuración transmembrana que permite el brote del virus a través de la sala de urgencias durante
la maduración[40].

Las envolturas de las partículas danesas y de los dos tipos de partículas sub-virales contienen los
tres HBsAgs, pero sus proporciones relativas no son idénticas. La proteína S representa la mayoría
en las partículas danesas con cantidades iguales de las proteínas M y L, mientras que las esferas
contienen principalmente proteínas S y M, con trazas de la proteína L. Los filamentos tienen S-
HBsAg como la proteína mayoritaria con pro-teínas M y L presentes en cantidades iguales, que, sin
embargo, no son tan altas como las de la partícula danesa[41].
El cuarto y más pequeño ORF codifica para la proteína 17kD HBx que se traduce de la
transcripción más corta de
0,7 kb de longitud. Consiste en 154 aminoácidos y parece modular la transducción de la señal de la
célula huésped, actúa como un gen transactivador en condiciones experimentales, puede activar los
factores de transcripción y, por lo tanto, está implicado en la unión del minicromo del ADN circular
cerrado covalente (cccDNA) -algunos (revisado en[42, 43]).

Ciclo de vida viral

Adjunto

Ahora está claro que la especificidad de la especie y el hepatotropismo están determinados por la
necesidad de factores de transcripción enriquecidos en hepatocitos, como se ha mencionado
anteriormente, y la expresión en las células humanas de los hepatocitos de los últimos años.
describió el péptido co-transportador de taurocolato de sodio (NTCP) que constituye el receptor del
VHB (Fig. 2a,[44]). NTCP es un transportador de ácido biliar expresado en la membrana basolateral
de los hepatocitos. El receptor se une al extremo N-terminal de L-HBsAg como se describió
anteriormente, y de hecho la región involucrada puede incluir los primeros 75 aminoácidos[45].
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Además, estudios posteriores han indicado que los proteoglicanos de sulfato de heparina pueden
estar involucrados en las etapas iniciales de unión[46], así como el glipican 5[47], sugiriendo así una
unión cooperativa en el proceso de unión y asimilación.

Penetración y desbarnizado

Las pruebas sugieren que, después de la unión, el virión se interioriza a través de la endocitosis
mediada por la clatrina[48]. Sin embargo, todavía falta información sobre la eliminación de la
envoltura viral y el tráfico de la nucleocápside hacia los poros nucleares. Factores de transporte
como la importación de alfa y beta y el componente nucleoporina 153 aseguran el aporte de
nucleocápside a la cesta nuclear[49, 50]. El desensamblaje de nucleocápsidas lleva a la liberación
en el nucleoplasma del genoma de ADN rc del virus con su polimerasa unida covalentemente.

Transcripción/traducción

El rcDNA se convierte en la forma de cccDNA en un proceso que implica una serie de etapas en las
que la polimerasa viral covalentemente unida al extremo 50 de la cadena de ADN negativo (-)-DNA y el
oligómero de ARN corto del extremo 50 de la cadena de ADN positivo (? )-DNA que se utiliza para la
síntesis de la cadena de ADN primo (?)-DNA se eliminan, se completa la cadena de ADN variable
positiva y, por último, se ligan los extremos de las dos cadenas que ahora son completas[29, 51].
Este proceso probablemente involucra el uso de factores celulares específicos que actualmente se
desconocen. En esta forma, el cccDNA es bastante estable y se comporta como un minicromosoma.
Además, varios factores epigenéticos que se reclutan en el cccDNA, como las histonas H3 y H4, los
factores de transcripción que incluyen CREB, ATF, STAT1 y STAT2, las enzimas modificadoras de
cromatina, las acetiltransferasas de histonas y las deacetilasasas y las proteínas HBc y HBx[52-54]
parecen modular la actividad transcripcional del cccDNA. Por lo tanto, el cccDNA constituye la
plantilla para la síntesis de transcripción viral por la ARN polimerasa II del huésped. Las
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transcripciones sintetizadas se exportan luego al citoplasma, donde se traducen en las
diversas proteínas virales descritas anteriormente.
Encapsulación

El pgRNA, además de ser la transcripción para la síntesis de núcleo y polimerasa, también sirve
como plantilla para la síntesis de ADN por transcripción inversa en primera instancia. Al ser más largo
que la longitud del genoma, tiene una redundancia terminal que es el resultado de la lectura, pasando
el inicio de la síntesis de la transcripción por cerca de 120 nt, terminando con la cola poly-A. Esta
redundancia contiene una segunda copia de la repetición directa 1 (DR1) y de la señal de
encapsulamiento e, una estructura de ARN secundaria que pasa la secuencia de nucleótidos
precore[55, 56].
La encapsulación del pgRNA en la nucleocápside es el siguiente paso en el ciclo de vida del virus e
implica una serie de eventos que emplean tanto factores virales como del huésped. La polimerasa
tiene tres dominios funcionales, cada uno de los cuales está a su vez relacionado con el cebado del
ADN (proteína terminal), la transcripción inversa (rt) y la degradación del pgRNA (RNAse H). La
proteína terminal está separada del dominio rt por una región espaciadora de función desconocida.
La polimerasa enlaza la e en el extremo 50 del pgRNA, un proceso que desencadena la encapsulación
del complejo por la proteína central (Fig. 3). Parece que la estructura de la tapa también está
implicada en este proceso[58], así como las proteínas eIF4E y de choque térmico, que se cree que
son fundamentales para ayudar a la encapsulación, estabilización y activación de la polimerasa[59,
60]. El C-terminal de la proteína central, que como se mencionó anteriormente es rica en arginina y
además tiene algunos de sus aminoácidos.
Los ácidos son fosforilados, participa en la unión del pgRNA facilitando así la encapsulación. El
núcleo también está involucrado en la iniciación de la transcripción inversa, el envolvimiento
nucleocápside y cumple otras funciones, como se ha revisado recientemente[61].
Los pasos subsiguientes en la síntesis de ácido nucleico del virus tienen lugar dentro de la
nucleocápside. La estructura de encapsulación e consiste en un tallo inferior, un tallo superior,
una protuberancia lateral y un ansa apical, formados a través del apareamiento de bases de
secuencias de nucleótidos palín-drómicos. Parte de la protuberancia lateral de e sirve como plantilla
para la síntesis de una imprimación de ADN de 4-nucleótidos de longitud[62], unida
covalentemente al dominio proteínico terminal de la polimerasa a través de un enlace
fosfodiester entre dTTP y el grupo hidroxilo de un residuo de tirosina en la proteína terminal (posición
63)[63, 64]. El complejo de imprimación polimerasa se traslada a los 50 del pgRNA, donde se hibrida
con parte de la región DR1 con la que la imprimación es homóloga. Este evento de translocación al
sitio correcto, es decir, DR1 al final del pgRNA, es probablemente asistido por otros dos elementos,
/ y x (Fig. 3), que interactúan con e[65, 66]. (-)-La síntesis de la cadena de ADN se inicia así por
transcripción inversa a medida que el complejo avanza hacia el extremo 50 del pgRNA, teniendo una
redundancia terminal de unos 10 nucleótidos. La plantilla de ARN es degradada simultáneamente
por la actividad de la ARNse H de la polimerasa, excepto por los últimos 11-16 o más
ribonucleótidos que abarcan la región DR1 de los 50 del pgRNA. Este fragmento de ribonucleótido sirve
como imprimación para la síntesis de la hebra (?)-DNA[67]. Se hibrida con su homólogo DR2 en
el extremo 50 de la nueva cadena de ADN (-)-(-)-(-) sintetizada que necesita un segundo evento de
translo- cationes. (? )-DNA strand synthesis then proceeds to the 50 end of the (-)-DNA strand. La
circularización facilitada por la corta redundancia de los terminales de la cadena (-)-ADN permite el
intercambio de plantillas y la continuación de la síntesis de la cadena (?)-ADN a lo largo del
extremo 30 de la cadena (-)-ADN[68]. La síntesis de ambas cadenas de ADN ocurre dentro de la
nucleocápside y esto se facilita a través de poros en la cápside que

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permiten el paso de nucleótidos. Sin embargo, una vez que la nucleocápside en maduración es
envuelta por el brote a través de la membrana del retículo endoplásmico, el reservorio de
nucleótidos dentro de la cápside se agota dejando una cadena de ADN (?) incompleta, de ahí
la naturaleza parcialmente de doble cadena del genoma del VHB[69].

Maduración

Las nucleocápsidas maduras, es decir, las que contienen el ADNrc de doble cadena parcialmente
sintetizado recientemente, con la polimerasa aún unida al extremo 50 de la cadena de ADN (-), pueden
seguir una de dos vías. Al principio de la infección y hasta que se acumulen cantidades suficientes de
HBsAg, las nucleocápsidas se devuelven al núcleo para reponer la reserva de cccDNA[52, 70]. En las
etapas finales de la morfogénesis, los viriones brotan a través de la membrana de la RE, donde las
proteínas del HBsAg ya están localizadas en el lumen adquiriendo en el proceso su sobre
exterior[71]. Un determinante crucial de estos procesos es la topología y la disposición con-
formacional de L-HBsAg. Los estudios han establecido que alrededor de la mitad de la proteína se
encuentra con su N-terminal en el lado citosólico de la RE, de donde favorece la unión a la
nucleocápside y, por lo tanto, la aparición de brotes. L-HBsAg con su terminal en el lumen permite su
exposición en la superficie del virión y por lo tanto un fácil acceso al receptor NTCP durante la unión
a los hepatocitos[41].

Salida

Generalmente se asumió que, como las proteínas HBsAg se acumulan en el compartimiento


intermedio de ER-Golgi, los viriones se acumulan en el lumen y siguen la vía secretoria durante la
salida de las células, similar a la ruta que las SVPs siguen hacia abajo. Ahora se sabe que los
viriones salen por una vía diferente que depende de las proteínas asociadas al complejo de
clasificación endosómica necesario para el transporte, que forman cuerpos multivariables[72].

Infección por propagación de célula a célula

El ciclo de vida descrito anteriormente se inicia después de la unión mediada por el receptor de un
virus libre de células que
se mueve desde el lumen sinusoidal lleno de sangre al Espacio de Disse. Teniendo en cuenta el
gran tamaño del hígado, el modo de propagación viral debe ser eficaz y, por supuesto, depende del
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tamaño
Intenso del inóculo, ya que ambos determinan la duración del período de incubación. Con frecuencia
se observan grupos de células infectadas por virus después de la tinción inmunohistoquímica de
secciones hepáticas de pacientes y animales infectados experimentalmente[73]. Estas
observaciones sugieren que el VHB también puede propagarse a través de la infección de célula a
célula. Por lo tanto, el movimiento de viriones infecciosos a hepatocitos situados en lugares remotos
sólo es posible a través de su secreción en el medio extracelular, lo que puede no ser el único medio
de propagación del virus.
En general se acepta que el VHB no es directamente citopatológico, sino que la patología
histológica observada es el resultado de la activación de la respuesta inmunitaria adaptativa y, en
particular, de la producción de células T citotóxicas específicas del virus[74-76]. La lisis de los
hepatocitos infectados, evidente por el aumento de los niveles de transaminasa durante la infección
aguda o por el aumento constante de los niveles de infección crónica, implica su sustitución
mediante la regeneración. Los hepatocitos, aunque terminalmente diferenciados, conservan su
capacidad de proliferación substancial en respuesta a una lesión hepática. Su vida normal es de
más de 6 meses[77]. El reemplazo de los hepatocitos perdidos también puede ocurrir a través de las
células madre.
diferenciación, ya que estas células pueden residir en la región de los tractos portales[78]. Estos
acontecimientos permiten que el hígado mantenga su masa, pero al mismo tiempo tienen
implicaciones cuando uno considera qué determinantes son necesarios para facilitar la propagación
del VHB de célula a célula.
Como se ha descrito anteriormente, la infección crónica por VHB se debe principalmente a la
presencia del minicomosoma de cccDNA, que persiste durante toda la vida del hepatocito infectado.
Durante la regeneración hepática como resultado de la lisis hepatocitaria mediada por el sistema
inmunológico y la proliferación de hepatocitos para compensar esto, la división celular puede resultar
en la disminución del cccDNA y la generación de células libres de cccDNA. De hecho, un estudio
reciente que utilizó el activador del gen del plasma de tipo urokinasa/un modelo de ratón de
inmunodeficiencia severa combinada con hepatocitos de tupaia trasplantados infectados con VHB
mono lanoso, indicó que, aunque hubo un aumento en la proliferación de hepatocitos, esto estuvo
acompañado de una reducción del 75% en la producción de virión, así como una reducción en la
síntesis de pgRNA y en la producción de proteína central[79]. Por lo tanto, parece que durante la
división celular, el grupo de cccDNA se reduce a través de la pérdida de cccDNA, y que sólo una
fracción de las células hijas transportan cccDNA. Por lo tanto, este mecanismo sólo explica la
propagación limitada de la infección de célula a célula.
La propagación de célula a célula empleada por otros virus a menudo implica una adhesión
intercelular compleja y está protegida por la presencia de los receptores apropiados; la polaridad
celular, que determina si el virus se libera en el compartimento extracelular o basolateralmente,
puede contribuir a la patogenicidad y, finalmente, a la formación de chicharrones de tráfico
intracelular (Fig. 2b,[80]). Es más, la propagación de célula a célula se ve favorecida por virus que
son liberados de la célula infectada a través del brote de la membrana celular o utilizan una ruta
exocítica como la de los cuerpos multivariables descritos anteriormente para los hepadnavirus. Este
modo de propagación/transmisión del virus evita el ataque inmunológico, en particular el bloqueo
mediado por anticuerpos de la unión de los receptores. En el caso del VHB, la evidencia experimental
sugiere que la propagación de célula a célula se ve favorecida por la liberación polarizada de

viriones[73, 81]. De hecho, el tráfico de hepatocitos y la exportación basolateral del VHB por
mecanismos dependientes de la polaridad, que en el caso del VHBD se asocia con estructuras
esfingolípidas[82].
Los exosomas son vesículas extracelulares que se originan a partir de cuerpos multiventriculares
de 40-150 nm de diámetro, que son producidos por la mayoría de los tipos de células. Han estado
implicados en varios procesos y, tras su secreción en el espacio extracelular, pueden mediar la
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comunicación
Intenso indirecta de célula a célula a través de la transferencia de macro-moléculas, miARNs y
otros ARNs, pero también de virus[83]. La propagación del virus de la hepatitis C de célula a célula
está bien documentada y, de hecho, los exosomas parecen transmitir el virus a los hepatocitos de
manera independiente de los receptores[85].
El impacto de la propagación de célula a célula en la infección por el VHB y la persistencia no se
conoce bien en absoluto. Sin embargo, recientemente se ha empleado la modelización matemática
en un intento de arrojar luz sobre estos eventos y estudiar el efecto sobre el resultado después de
posibles acciones del sistema inmunológico que pueden dar lugar a la eliminación, la no eliminación o
la hepatitis fulminante de la infección aguda por VHB. La transmisión de célula a célula, aunque no
afectó el establecimiento de la infección, pareció dificultar su eliminación y sugirió que podría ser un
factor causante de la hepatitis fulminante. El modelo mostró que es la combinación de la fuerza de
transmisión de célula a célula, la producción de citocinas y el número de eliminación de células T lo
que decide el destino de la infección aguda por VHB[86]. Es evidente que es necesario seguir
trabajando para arrojar más luz sobre los mecanismos que intervienen en la propagación del VHB de
célula a célula.

4. Observaciones finales
Nuestros conocimientos sobre la estrategia de replicación del VHB y su ciclo de vida en general han
aumentado significativamente en los últimos años. Sin embargo, todavía faltan piezas en este
rompecabezas, cuya finalización requiere un modelo fiable y lo más auténtico posible in vitro de
infección por el VHB. Esto permitirá la disección más fina de los diversos pasos involucrados en el
proceso de replicación del virus descrito anteriormente, las interacciones de la propia polimerasa con
la plantilla de pgRNA inicialmente y la síntesis subsiguiente de la cadena de ADN. Además, la
expresión con éxito de la polimerasa mediante la tecnología del ADN recombinante y su cristalización
permitirá estudiar su papel multifuncional y su conformación activa durante la replicación, todo lo cual
puede revelar posibles dianas para el futuro diseño antiviral. Finalmente, estos sistemas de cultivo
celular dilucidarán y mapearán con mayor detalle los pasos implicados en la propagación del virus de
célula a célula.

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