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La historia del número de Avogadro y su

valor numérico
 16 Febrero 2012 
Bernardo Herradón

El año pasado se cumplieron 200 de la hipótesis (ahora ley) de Avogadro. Si los químicos de
la época hubiesen aceptado su propuesta, la química hubiese avanzado rápidamente. La
hipótesis de Avogadro establece que a igual de temperatura y presión, volúmenes iguales de
gases contienen el mismo número de moléculas. El número de moléculas en un mol de
sustancia es, por definición, el Número de Avogadro. Por supuesto, Avogadro no bautizó el
número con su nombre ni determinó su valor. Ambas cosas las propuso Jean Perrin, Premio
Nobel de Física en 1926. Para determinar el valor del Número de Avogadro se basó en un
desarrollo teórico realizado por Albert Einstein en 1905, su año milagroso. Este artículo ha sido
contado en otro post, recomendando el excelente libro Einstein, 1905. Un año milagroso. Cinco
artículos que cambiaron la física.
La hipótesis de Avogadro explicaba algún hecho aparentemente inexplicable a principios del
siglo XIX, especialmente en las reacciones de gases; por ejemplo, que dos volúmenes de
hidrógeno se combinen con un volumen de oxígeno para dar (sólo) dos volúmenes de vapor de
agua.
De la hipótesis de Avogadro se desprende la definición de molécula, “como el agregado más
pequeño de átomos, iguales o diferentes, capaces de existir independientemente y poseer las
propiedades de la sustancia que se encuentra constituida por un conjunto de moléculas“.
En esta definición está recogida la realidad de que los átomos individuales no existen y que
incluso los elementos químicos existen como moléculas en fase gas. Analizando los resultados
experimentales conocidos en la época a la luz de la hipótesis de Avogadro hubiese llevado a la
conclusión de que los elementos químicos gaseosos (o fácilmente vaporizables) conocidos en la
época eran moléculas diatómicas (H2 para el hidrógeno, N2 para el nitrógeno, O2 para el
oxígeno, Cl2 para el cloro, Br2 para el bromo y I2 para el yodo). La excepción son los gases
nobles, pero no se conocían en la época.
Sorprendentemente, esta hipótesis pasó inadvertida para la comunidad química durante casi 50
años. Si se hubiese tenido en cuenta, el trabajo de los químicos de la época hubiese sido más
fácil, se hubiese podido establecer correctamente la fórmula de muchos compuestos químicos y
se hubiesen podido determinar con precisión los pesos atómicos de los elementos.
¿En qué circunstancia se produjo la aceptación de la hipótesis de Avogadro? Fue consecuencia
de la insistencia de un joven químico italiano, Stanislao Cannizzaro (1826-1910), en el congreso
de Karlsruke, celebrado en 1860. Esta historia se ha contado en otro post y no la voy a repetir
aquí.

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