Está en la página 1de 16

TÉCNICAS NARRATIVAS

El siglo XX ha sido uno de los más fructíferos en


producción literaria sobre todo en género
narrativo debido a la exploración de
innovadoras formas de expresión. Por ejemplo,
la narrativa lineal se rompe para dar ingreso a
narrar desde varias perspectivas; se juega con
el tiempo, pues, se avanza o se retrocede, etc.
Se trabajó la narrativa social y subjetiva. La
primera produjo novelas que denunciaban los
problemas sociales en un marco contextual del
momento y la otra, por el contrario, no se
interesó de que sus novelas no constituyeran
denuncia social, o sea, que desterró toda
tendencia ya sea política o moral; porque sus
autores estaban preocupados por el mundo
internó de sus personajes, sus sentimientos, sus
deseos, emociones, actitudes, etc.
LAS NUEVAS TÉCNICAS NARRATIVAS

Observe las nuevas técnicas narrativas en el


siguiente esquema:
a. TIEMPO LINEAL. Los hechos aparecen en
orden cronológico y de forma secuencial; es
decir, es una narración de desarrollo lineal o
tiempo lineal. Ejemplo:
"Había una vez en una colmena una abeja que
no quería trabajar, es decir, recorría los árboles
uno por uno para tomar el jugo de las flores;
pero en vez de conservarlo para convertirlo en
miel, se lo tomaba todo. era, pues, una abeja
haragana. todas las mañanas, apenas el sol
calentaba el aire, la abejita se asomaba a la
puerta de la colmena, veía que hacía buen
tiempo, se peinaba con las patas, como hacen
las moscas, y echaba entonces a volar, muy
contenta del lindo día. zumbaba muerta de
gusto de flor en flor, entraba en la colmena,
volvía a salir, y así se lo pasaba todo el día
mientras las otras abejas se mataban
trabajando para llenar la colmena de miel,
porque la miel es el alimento de las abejas
recién nacidas.
Como las abejas son muy serias, comenzaron a
disgustarse con el proceder de su hermana
haragana. En la puerta de la colmena hay
siempre unas cuantas abejas que están de
guardia para cuidar que no entren bichos en la
colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas,
con gran experiencia en la vida (...).
Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana
cuando iba a entrar..."
                         La abeja haragana. Horacio
Quiroga.

b. EL MONÓLOGO INTERIOR. Técnica
narrativa por medio de la cual
los pensamientos de los personajes son
revelados de manera que parecen no estar
controlados por el autor. El propósito del
monólogo interior es el de revelar lo más íntimo
del personaje.
Se diferencia de la perspectiva absoluta porque
el monólogo interior deja que el protagonista
haga fluir su conciencia para expresar acciones
propias se expresa a través de verbos en
primera persona. Asimismo, algunos escritores
no colocan signos de puntuación con la finalidad
de enfatizar el proceso de pensamiento que
tienen sus personajes.
“Las verjas relucían delante: aún abiertas. De
vuelta al mundo otra vez. Basta de este sitio. A
cada vez te acerca un poco más. La última vez
que estuve aquí fue en el entierro de la señora
Sinico. El pobre papá también. Amor que mata.
E incluso escarbando la tierra de noche con una
linterna como en aquel caso que leí para
conseguir hembras recién sepultadas o incluso
podridas con llagas abiertas por la tumba. Verás
mi fantasma después de la muerte. Mi fantasma
te perseguirá después de la muerte. Hay otro
mundo después de la muerte llamado infierno.
No me gusta el otro mundo escribió ella. Ni a
mí. Mucho que ver y oír y tocar todavía. Sentir
seres vivos calientes cerca de uno. Dejadles
dormir en sus lechos gusanientos. No me van a
pescar de esta hecha. Camas calientes: vida
caliente llena de sangre. Martin Cunningham
salió de un sendero lateral. Abogado, me
parece. Conozco esa cara. Menton, John Henry,
abogado, procurador para declaraciones juradas
y atestados. Dignam solía estar en su despacho.
Con Mat Dillon hace mucho. El alegre Mat. Las
noches de convite. Aves fiambres, cigarros, los
vasos Tántalo. Corazón de oro realmente. Sí,
Menton. Se puso furioso aquella noche en la
bolera porque le metí mi bola por en medio.
Pura chiripa mía: el desnivel. Por qué le entró
una antipatía tan arraiga da contra mí. Odio a
primera vista. Molly y Floey Dillon del brazo
bajo el árbol de lilas, riendo. Ese tipo siempre
así, mortificado si hay mujeres delante.”
                                                                      
     
                                      
Ulises. James Joyce
“Estoy acostada en la misma cama donde murió
mi madre hace ya muchos años; sobre el mismo
colchón; bajo la misma cobija de lana negra con
la cual nos envolvíamos las dos para dormir.
Entonces yo dormía a su lado, en un lugarcito
que ella me hacía debajo de sus brazos.
Creo sentir todavía el golpe pausado de su
respiración; las palpitaciones y suspiros con que
ella arrullaba mi sueño. Creo sentir la pena de
su muerte (…) Pero esto es falso.
Estoy aquí, boca arriba, pensando en aquel
tiempo para olvidar mi soledad. Porque no estoy
acostada sólo por un rato. Y ni en la cama de mi
madre, sino dentro de un cajón negro como el
que se usa para enterrar a los muertos. Porque
estoy muerta”.
                                        Pedro Páramo. Juan
Rulfo
c. EL FLASHBACK. Es una técnica utilizada en
el cine y en la literatura. Consiste en alterar la
secuencia cronológica de la historia, conectando
momentos distintos y trasladando la acción al
pasado.
“Mi mamá no sabe por qué Dios la ha castigado
tanto al darle unas hijas de ese modo, cuando
en su familia, desde su abuela para acá, nunca
ha habido gente mala. Todos fueron criados en
el temor de Dios y eran muy obedientes y no le
cometían irreverencias a nadie. Todos fueron
por el estilo. Quien sabe de dónde les vendría a
ese par de hijas suyas aquel mal ejemplo. Ella
no se acuerda. Le da vueltas a todos sus
recuerdos y no  ve claro dónde estuvo su mal o
el pecado de nacerle una hija tras otra con la
misma mala costumbre. No se acuerda. Y cada
vez que piensa en ellas, llora y dice: “Que Dios
las ampare a las dos”.
                                                                      
     Juan Rulfo
“El sol se estaba poniendo. Para darse más
confianza el viejo recordó aquella vez, cuando,
en la taberna de Casablanca, había pulseado
con el gran negro de Cienfuegos que era el
hombre más fuerte de los muelles. Habían
estado un día y una noche con sus codos  sobre
una raya de tiza en la mesa, y los antebrazos
verticales, y las manos agarradas. Cada uno
trataba de bajar la mano del otro hasta la
mesa.”
                        El viejo y el mar. Ernest
Hemingway
d. EL RACONTO. Esta palabra procede del
término italiano que significa "relato o
descripción". Consiste en producir un quiebre en
el relato.
“Todos saben que maté a María Iribarne Hunter.
Pero nadie sabe cómo la conocí, qué relaciones
hubo exactamente entre nosotros y cómo fui
haciéndome a la idea de matarla. Trataré de
relatar todo imparcialmente porque, aunque
sufrí mucho por su culpa, no tengo la necia
pretensión de ser perfecto.
En el Salón de Primavera de 1946 presenté un
cuadro llamado Maternidad. Era por el estilo de
muchos otros anteriores: como dicen los críticos
en su insoportable dialecto, era sólido, estaba
bien arquitecturado. Tenía, en fin, los atributos
que esos charlatanes encontraban siempre en
mis telas, incluyendo "cierta cosa
profundamente intelectual". Pero arriba, a la
izquierda, a través de una ventanita, se veía
una escena pequeña y remota: una playa
solitaria y una mujer que miraba el mar. Era
una mujer que miraba como esperando algo,
quizá algún llamado apagado y distante. La
escena sugería, en mi opinión, una soledad
ansiosa y absoluta.
Nadie se fijó en esta escena; pasaban la mirada
por encima, como por algo secundario,
probablemente decorativo. Con excepción de
una sola persona, nadie pareció comprender
que esa escena constituía algo esencial. Fue el
día de la inauguración. Una muchacha
desconocida estuvo mucho tiempo delante de
mi cuadro sin dar importancia, en apariencia, a
la gran mujer en primer plano, la mujer que
miraba jugar al niño. En cambio, miró fijamente
la escena de la ventana y mientras lo hacía tuve
la seguridad de que estaba aislada del mundo
entero; no vio ni oyó a la gente que pasaba o se
detenía frente a mi tela.
La observé todo el tiempo con ansiedad. (…)”
                                          El túnel. Ernesto
Sábato
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía
mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo
dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en
cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en
señal de que lo haría; pues ella estaba por
morirse y yo en plan de prometerlo todo. «No
dejes de ir a visitarlo -me recomendó-. Se llama
de otro modo y de este otro. Estoy segura de
que le dará gusto conocerte.» Entonces no pude
hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y
de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun
después que a mis manos les costó trabajo
zafarse de sus manos muertas. Todavía antes
me había dicho: -No vayas a pedirle nada.
Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a
darme y nunca me dio... El olvido en que nos
tuvo, mi hijo, cóbraselo caro. -Así lo haré,
madre. Pero no pensé cumplir mi promesa.
Hasta que ahora pronto comencé a llenarme de
sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este
modo se me fue formando un mundo alrededor
de la esperanza que era aquel señor llamado
Pedro Páramo, el marido de mi madre. Por eso
vine a Comala. Era ese tiempo de la canícula,
cuando el aire de agosto sopla caliente,
envenenado por el olor podrido de las
saponarias. El camino subía y bajaba: «Sube o
baja según se va o se viene. Para el que va,
sube; para el que viene, baja». -¿Cómo dice
usted que se llama el pueblo que se ve allá
abajo? -Comala, señor. -¿Está seguro de que ya
es Comala? -Seguro, señor. -¿Y por qué se ve
esto tan triste? -Son los tiempos, señor.”
                                        Juan Rulfo. Pedro
Páramo
e. LA PERSPECTIVA. Se presenta de dos
maneras:
LA PERSPECTIVA ABSOLUTA. Mediante este
procedimiento, un personaje relata la historia
en primera persona, como si fuera una auto-
biografía.
“Mi madre no sabía leer ni escribir; mi padre sí,
y tan orgulloso estaba de ello que se lo echaba
en cara cada lunes y cada martes y, con
frecuencia y aunque no viniera a cuento, solía
llamarla ignorante, ofensa gravísima para mi
madre, que se ponía como un basilisco. Algunas
tardes venía mi padre para casa con un papel
en la mano y, quisiéramos que no, nos sentaba
a los dos en la cocina y nos leía las noticias;
venían después los comentarios y en ese
momento yo me echaba a temblar porque estos
comentarios eran siempre el principio de alguna
bronca. Mi madre, por ofenderlo, le decía que el
papel no decía nada de lo que leía y que todo lo
que decía se lo sacaba mi padre de la cabeza, y
a éste, el oírla esa opinión le sacaba de quicio;
gritaba como si estuviera loco, la llamaba
ignorante y bruja y acababa siempre diciendo a
grandes voces que si él supiera decir esas cosas
de los papeles a buena hora se le hubiera
ocurrido casarse con ella.”
                                      La familia de Pascual
Duarte. Camilo José Cela
“Y por la noche, al acostarme, termino mis
rezos con las palabras: “Gracias, Dios mío, por
todo lo que es bueno, amable y hermoso”, y mi
corazón se regocija. Lo bueno es la seguridad
de nuestro escondite, mi buna salud y todo mi
ser.”
                                                        El diario
de Ana Frank. Ana Frank
LA PERSPECTIVA MÚLTIPLE. Ocurre cuando
dos o más personajes se refieren a los mismos
hechos, pero desde distintos puntos de vista,
interpretándolos de distinta manera,
combinando varios de los tipos de relación que
tiene el narrador directamente con el relato y el
recurso literario y expresivo utilizado para
contar la historia. En el siguiente ejemplo se
notará que el narrador en primera persona se
confunde con la narración que hace de sus
compañeros en tercera persona. La visión de
autor es involucrar más al lector en el texto y
conocer los diferentes puntos de vista.
“Todavía llevaban pantalón corto ese año, aún
no fumábamos, entre todos los deportes
preferían el fútbol y estábamos aprendiendo a
correr olas, a zambullirnos desde el segundo
trampolín del Terrazas, y eran traviesos,
lampiños, curiosos, muy ágiles, voraces. Ese
año, cuando Cuéllar entró al colegio
Champagnat.”
                                                        Los
cachorros. Mario Vargas Llosa
f. LOS VASOS COMUNICANTES. Cuando en una
narración se disponen varias historias paralelas
distintas en espacio o tiempo, inclusive en el
nivel de realidad, pero, que tienen en algún
momento ciertos puntos en común.
Una explicación que aparece en la página
web: http://elabrazodeloso.es/taller-literario/?
p=36, me parece interesante:
“Imaginemos una imagen bucólica y pacífica en
la época medieval, en una villa pequeña y
próspera donde nunca ha habido sobresaltos.
Los niños corren por el barro persiguiéndose con
palos, de la herrería salen bocanadas de humo y
el sonido metálico e insistente y por algún lugar
muge una vaca, ladra un perro, al ladrar el
perro asusta a las gallinas y cuando las gallinas
se asustan un montón de plumas llenan el aire.
Ahora imaginemos otra escena. Un campo verde
y tranquilo una llanura extensa, y al fondo una
montaña nevada, es una imagen muy bonita,
pero pongamos en esa escena a dos ejércitos
separados por una distancia, esperando la señal
para enzarzarse en una batalla sangrienta. La
orden se da, el campo se llena de rugidos de
hombres ansiosos de matar o de no ser matado,
gritos de dolor, el sonido de las armas chocando
y la sangre contrastando con el verde de la
hierba.
Bien, ahora juntemos las dos escenas, la de la
villa tranquila y la de la batalla y pongámosla en
el mismo tiempo y “casi” en el mismo espacio”.
Analizándolo todo, son dos cosas distintas, pero
una contrasta con la otra, podríamos decir que
una contamina a la otra.”
Ejemplos:
“—Sus dientes les sonaban, madre —dijo
Bonifacia—, les hablé pagano para quitarles el
miedo. Tú hubieras visto qué parecían. —¿Por
qué nunca nos dijiste que hablabas aguaruna,
Bonifacia? —dijo la superiora. —¿No ves cómo
de todo las madres dicen ya te salió el salvaje?
—dijo Bonifacia—. ¿No ves cómo dicen ya estás
comiendo con las manos, pagana? Me daba
vergüenza, madre. Las trae de la mano desde la
despensa y, en el umbral de su angosta
habitación, les indica que esperen. Ellas se
juntan, se hacen un ovillo contra la pared.
Bonifacia entra, enciende el mechero, abre el
baúl, lo registra, saca el viejo manojo de llaves
y sale. Vuelve a coger a las chiquillas de la
mano.
—¿Cierto que al pagano lo subieron a la
capirona? —dijo Bonifacia—. ¿Que le cortaron el
pelo y se quedó con la cabeza blanca? —Pareces
loca —dijo la madre Angélica—, de repente
sales con cada cosa.
Pero ella sabía, mamita: lo trajeron los soldados
en un bote, lo amarraron al árbol de la bandera,
las pupilas se subían al techo de la residencia
para mirar y la madre Angélica les daba azotes.
¿Seguían con esa historia las bandidas?
¿Cuándo se la contaron a Bonifacia? —Me la
contó un pajarito amarillo que se entró volando
—dijo Bonifacia—. ¿De veras le cortaron su
pelo? ¿Como a las paganitas la madre Griselda?
—Se lo cortaron los soldados, tonta —dijo la
madre Angélica—. No se puede comparar. La
madre Griselda se los corta a las niñas para que
ya no les pique. A él fue en castigo. —¿Y qué
había hecho el pagano, mamita? —dijo
Bonifacia. —Maldades, cosas feas —dijo la
madre Angélica—. Había pecado.”
La casa verde. Mario Vargas llosa. Pág. 34

“—¿Y por qué le echas la culpa a la Lalita


también de eso? —dijo Aquilino—. Estoy seguro
que ella no los denunció. Más bien sería la
madre. Pero ella sólo supo por los periódicos,
doctor, se lo estaba jurando por lo más santo.
Sería pobre, pero honrada como la que más, y
en el depósito estuvo apenas una vez y ella qué
hay ahí, señor, y el japonés tabaco y ella
cándida se lo creyó. —Ningún tabaco, señora —
dijo el doctor Portillo—. Eso diría en los cajones,
pero usted sabe que adentro había caucho. —La
alcahueta nunca se enteró de nada —dijo Fushía
—. Fue alguno de esos perros que me ayudaban
a echar talco y a embalar. En los periódicos
decían que ella era otra de mis víctimas, porque
le robé a su hija. —Lástima que no guardaras
esos periódicos y también los de Campo Grande
—dijo Aquilino—. Sería gracioso leerlos ahora, y
ver cómo fuiste famoso, Fushía. —¿Has
aprendido a leer? —dijo Fushía—. Cuando
trabajábamos juntos no sabías, viejo. —Me los
hubieras leído tú —dijo Aquilino—. Pero ¿cómo
es que al señor Julio Reátegui no le pasó nada?
¿Por qué tuviste que escapar tú y él tan
tranquilo? —Injusticias de la vida —dijo Fushía
—. Él ponía el capital y yo el pellejo. El jebe
figuraba como mío, aunque sólo me tocaron las
sobritas. A pesar de eso me habría hecho rico,
Aquilino, el negocio era redondo. La Lalita no le
contaba nada, ella se la comía a preguntas y la
muchacha no sé, no sé, era la pura verdad,
doctor Portillo, ¿por qué iba a maliciar? El
japonés estaba siempre de viaje, pero tanta
gente iba de viaje y, además, cómo iba a saber
ella que embarcar caucho era contrabando y
tabaco no. —El tabaco no es material
estratégico, señora —dijo el doctor Portillo—. El
caucho sí. Tenemos que venderlo sólo a
nuestros aliados, que están en guerra con los
alemanes. ¿No sabe que el Perú también está
en guerra?
—Debiste venderles el caucho a los gringos,
entonces, Fushía —dijo Aquilino—. No hubieras
tenido líos y ellos te habrían pagado en dólares.
—Nuestros aliados nos compran el caucho a un
precio de guerra, señora —dijo el doctor Portillo
—. El japonés lo vendía a escondidas y le
pagaban cuatro veces más. ¿Tampoco sabía
eso? —Primera noticia, doctor —dijo la mujer—.
Yo soy pobre, no me interesa la política, nunca
hubiera dejado que mi hija saliera con un
contrabandista. ¿Y será cierto que también era
un espía, doctor? —Siendo tan muchachita, le
daría pena dejar a su madre —dijo Aquilino—.
¿Cómo la convenciste a la Lalita, Fushía?”

También podría gustarte