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LA DISCRIMINACIÓN EN EL PERÚ
La discriminación es un fenómeno presente en muchas sociedades humanas, pero en el caso del
Perú tiene una serie de características que la convierten en un fenómeno mucho más complejo.
2. La discriminación acumulada.
Uno de los argumentos que suele emplearse para Uno de los argumentos que suele emplearse para
negar la existencia de discriminación en el Perú es la existencia de personas que, pese a tener rasgos
andinos, a ser mujeres, a tener orientación homosexual o una discapacidad han logrado éxito
profesional o económico y reconocimiento público.
Sin embargo, para entender cómo se manifiesta la discriminación en nuestro país, debe señalarse
que los fenómenos de racismo, homofobia o machismo no aparecen de manera aislada, sino en lo
que se llama discriminación acumulada, es decir la misma persona sufre por varias causas de
discriminación simultáneamente.
Una persona que tiene rasgos andinos, pero al mismo tiempo es de elevada estatura, tiene una buena
educación, una elevada posición económica o ejerce un importante cargo, difícilmente sufrirá
discriminación. Sin embargo, estos factores deben ser visibles, lo cual implica la exigencia que
sienten muchos peruanos andinos, mestizos y negros de invertir mucho en su vestimenta, para así
evitar sufrir discriminación.
Una mujer que tiene dinero y vive en una zona residencial de Lima no sufrirá actitudes machistas
por parte de un policía o del empleado de un grifo, quienes sí actuarán con machismo frente a una
persona que consideren socialmente más cercana a ellos.
El racismo, de esta forma, no aparece solo, sino se une a otros factores de discriminación, como las
carencias económicas, la escasa educación, el apellido, la vestimenta, el lugar de residencia o
proveniencia. Las víctimas de machismo no son todas las mujeres, sino especialmente las más
pobres, que tienen rasgos indígenas, provienen de las zonas rurales, hablan quechua o aymara y
emplean vestimenta tradicional.
Un ejemplo marcado de discriminación acumulada es el caso de las trabajadoras del hogar, es
evidente que sufren discriminación por su lugar de procedencia, sus rasgos físicos, su condición
económica, su pobreza, su apellido, su situación educativa, su edad y su condición de mujer.
3. Discriminación y xenofobia
En los países del Hemisferio Norte, uno de los sectores más discriminados son los extranjeros o los
habitantes de dichos países cuyos rasgos físicos podrían hacer pensar que son extranjeros. A nivel
laboral, policial o simplemente en la vida cotidiana son percibidos como amenazantes, peligrosos y
como una carga para el estado de bienestar.
La sociedad peruana, en cambio, no se caracteriza por la xenofobia, sino que los extranjeros suelen
ser normalmente objeto de prejuicios favorables siendo percibidos como más atractivos, más
preparados y de mejor posición económica. Las personas hacia quienes suele desarrollarse la
discriminación son los peruanos más autóctonos, es decir que a más autóctona parece una persona,
más será susceptible de discriminación.
Los extranjeros que sufren discriminación en el Perú, son aquellos cuyos rasgos físicos los hacen
semejantes a los peruanos más discriminados, es decir los extranjeros de rasgos andinos y negros.
Ecuatorianos, bolivianos, mexicanos, jamaiquinos o estadounidenses negros han sufrido
discriminación. Lo mismo ha sucedido con peruanos adoptados por parejas de europeos cuando
eran pequeños. Estos últimos, pese a que tienen ciudadanía europea y ni siquiera hablan bien el
castellano, son discriminados por sus rasgos físicos.
La discriminación hacia los propios peruanos lleva también a que tampoco pueda considerarse un
problema de minorías. La mayoría de peruanos es susceptible de sufrir discriminación.
4. Interiorización de la discriminación
La situación de la discriminación en el Perú se hace más complicada, porque la discriminación ha
sido interiorizada por las propias víctimas y es frecuente que una persona de rasgos andinos o
africanos actúe de manera discriminatoria hacia alguien similar a él. Mientras en otros países las
campañas contra la discriminación suelen incidir la necesidad de no discriminar a las personas
diferentes, en el Perú el problema es la discriminación al semejante. En el fondo, a muchos
discriminados les parece lógico que una persona parecida a ellos no merezca el mismo trato cordial
(o inclusive sumiso) que se brinda a una persona blanca, peruana o extranjera. En algunos casos,
las personas de origen indígena han logrado alcanzar posiciones importantes en municipalidades,
gobiernos regionales o instituciones como la Policía Nacional, el Ministerio Público o el Poder
Judicial. Sin embargo, estas mismas personas pueden manifestar actitudes marcadamente
discriminatorias contra la población físicamente similar a ellos, como una manera de acentuar su
diferencia. De igual forma, han sido incorporadas muchas mujeres a puestos hace poco reservados
para los varones, pero es posible que las nuevas magistradas o alcaldesas mantengan criterios
discriminatorios frente a otras mujeres a quienes consideran inferiores por motivos raciales o
sociales.
"En toda Latinoamérica el racismo es un problema vivo, pero en Perú incluso más", nos dijeron
algunos.
Así que para dimensionar y entender mejor ese problema, recurrimos a la nueva generación de
escritores peruanos.
Y estos inmediatamente nos remitieron a dos de los viejos maestros: Mario Vargas Llosa y José
María Arguedas.
"El nudo colonial"
Efectivamente, para Jeremías Gamboa, un gran punto de partida para entender mejor a Perú y los
peruanos es "Conversación en la catedral" de Mario Vargas Llosa.
"Todos nosotros en Perú -desde Vallejo, que decía que le fregaban los cóndores, hasta nosotros, que
somos los escritores del nuevo siglo- lidiamos con eso que el sociólogo peruano Gonzalo
Portocarrero llama el nudo colonial", explica el joven novelista.
"Y 'Conversación en La Catedral' muestra muy bien ese nudo", dice de la obra que Vargas Llosa
una vez identificó como la que salvaría de un hipotético fuego si sólo pudiera rescatar una de sus
novelas.
El nudo en cuestión, como explica Gamboa, se formó hace más de cinco siglos, cuando los
conquistadores españoles "instalaron un sistema de dos repúblicas: una de blancos y una de
indios".
"Eran repúblicas con sistemas tributarios diferentes, regímenes legales diferentes, derechos
diferentes", describe Gamboa.
"Y desde entonces hemos vivido obsesionados por saber en qué lado de la república vivimos"
Para el autor de "Contarlo todo", esa situación generó "una enfermedad, vamos a decirlo así, un
trauma, con el que hemos lidiado todos durante siglos: la enfermedad del racismo".
Una enfermedad que sin duda también está presente en otros países latinoamericanos pero que, para
Gamboa, en Perú tiene un acento muy particular: "el acento de la sospecha de uno mismo".
El problema de "cholearse"
"Lo que hay en Perú es una gran mayoría mestiza que no se asume como tal. O se asume mestiza de
la boca para afuera, está obsesionada por ver cuán cholo es el otro, que porcentaje
de choledad tiene", asegura el escritor.
"Es una cosa, creo yo, que mantenemos de la colonia, donde se imponía la necesidad de ser lo
menos indio posible para pertenecer a la república que te daba mayores beneficios: la de los
blancos", explica.
El tema también está presente en muchas otras obras de Vargas Llosa.
"Especialmente en sus primeros libros, uno percibe que una característica de la forma de ser del
peruano es su entraña discriminatoria", explica Renato Cisneros.
"Eso se aprende leyendo a Vargas Llosa: los peruanos convivimos juntos a pesar de nosotros
mismos", dice.
Tiempo de cambios
El mundo andino retratado por Arguedas se vería sin embargo violentamente sacudido, años
después, por la guerra con el grupo maoísta Sendero Luminoso, que dejó unos 70.000 muertos entre
1980 y 2000.
Y las grandes oleadas de migrantes que llegaron a la capital huyendo de esa violencia terminarían
convirtiéndose en los protagonistas de un proceso de cambio en el que los escritores peruanos
contemporáneos también están participando.
"Las clases mestizas han hecho el milagro peruano", dice Gamboa de los migrantes que llegaron
de la sierra y terminaron creando emporios textiles como los de la zona de Lima conocida como
Gamarra.
"Son un grupo que se está educando, que está leyendo, que ha generado incluso un boom editorial
en el Perú y ha creado un público masivo para el teatro y las películas peruanas que antes no había",
apunta.
"Y todo esto ha ayudado a romper las antiguas barreras de las generaciones anteriores de creadores
que se dividieron entre criollos y mestizos, los del bando de Vargas Llosa y los del bando de
Arguedas, el Perú de la república de blancos y el de la república de indios", le dice a BBC Mundo.
"Vargas Llosa era el cosmopolita que se va a Florencia y Arguedas el mestizo que se duele y se va
hacia al interior y no se integra", explica.
"Pero me parece que el Perú -quiero creerlo- está cambiando", dice.
"'Contarlo todo' es un primer intento por imaginar a un chico mestizo de un barrio de las afueras de
Lima, hijo de migrantes -que es un poco mi propio background- que asume sin temores, al final de
su recorrido vital, el ser mestizo", explica Gamboa.
"Y que asume que está bien ser mestizo", concluye.