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CRÍTICAS

• John Gledhill “El poder y sus disfraces” analiza también, tomando de nuevo los puntos de
vista de Clastres, la vida política de las sociedades aestatales indias de las tierras bajas de
Sudamérica, en las que «el poder civil normal» se basaba en el «consentimiento de todos»,
en el intercambio y la reciprocidad y que, según él, estaba orientado «al mantenimiento de la
paz y de la armonía, y era en sí mismo «profundamente pacífico» (Gledhill, 2000: 56).
También revisa cómo las sociedades primitivas se enfrentarán y se resistirán a las nuevas y
variadas tecnologías del poder dentro de la organización política estatal. Es muy interesante
su cita a Cecilia McCallum y a su teoría de que la violencia de género hacia las mujeres se
basa en la universalización de los modelos occidentales de sexualidad masculina y femenina;
según Gledhill, el trabajo etnográfico de esta autora «ofrece un convincente argumento
contra la imposición de las ideas occidentales sobre el poder, las diferencias de género y la
sexualidad a otras culturas» (2000: 59).
• Marxistas
- M. Godelier
Clastres desarrolló la tesis de que los primitivos conjuran al Estado, de que para ellos el
Estado era el déspota que les amenazaba, ante lo cual, y para defender una igualdad que la
idea de Estado amenazaba, conjuraban el nacimiento del Estado. Estas tesis, que han sido
retomadas por Deleuze/Guattari y otros ideólogos, son tesis finalistas. [...] En la teoría
fantasmática elaborada por Clastres, el análisis de las relaciones sociales ha desaparecido, el
Estado es el déspota, la figura de todas las opresiones. Entre las muchas cosas que el señor
Clastres ignoraba, porque era un ignorante, está el hecho de que existen sociedades con
clases y sin Estado. Si quiere usted un ejemplo, piense en los tuareg, entre los tuareg hay
clases, clanes que dominan los tributos, etc., pero no hay Estado. En estas sociedades, que
son sociedades de exploración y de opresión, el gobierno se lleva a cabo fundamentalmente
por medio de un reparto del poder entre las grandes familias aristocráticas, pero no existe un
aparato de Estado separado.*(ejemplo: linajes segmentarios)* [...] Clastres afirma también
que las sociedades primitivas son igualitarias porque lo que conjuran es la desigualdad. ¡ Por
favor! Eso no es correcto. Las sociedades primitivas viven en la desigualdad. En Godelier y
Clastres. Polémica en Antropología. Zona Erógena. Nº 16. 1993. Este documento ha sido
descargado de http://www.educ.ar 9 ellas existe, por ejemplo, el dominio de los hombres
sobre las mujeres. No hay Estado, cierto, pero la máquina opresora de los hombres sobre las
mujeres, es formidable; hay una dominación política, económica, sexual, etc., del hombre
sobre la mujer.
- P. Birnbaum “Sur les origines de la domination politique” 1977
• Joseph Pestieau L'opposition établie par Clastres est limpide, mais trop simpliste pour
rendre compte des données ethnographiques multiples. Je voudrais évoquer ici quelques cas
qui semblent s'éclairer par des hypothèses qui, sans contredire celle de Clastres, la nuancent
et lui confèrent une portée plus large.
• Emmanuel Terray (Une Nouvelle anthropologie politique ?. In: L'Homme, 1989, tome 29
n°110. pp. 5-29.)

SEGUIDORES

La obra de Pierre Clastres contiene importantes aportaciones para un análisis del poder y el
pensamiento libertario. En particular, nos es útil su denuncia del error etnocéntrico de identificar
poder y coerción; un error en el que también cayó el anarquismo “clásico”. A partir del trabajo de
campo entre diversos pueblos indios de Sudamérica, Clastres nos enseña que existen formas de
organización política en las que el poder está descentralizado y no implica coerción.

Algunos años más tarde otro autor francés, Michel Foucault, amplió algunas ideas sobre el poder
que se podían encontrar poco desarrolladas y dispersas en la obra de Clastres (quizá debido a su
repentina y prematura muerte). Foucault critica la visión “jurídico-discursiva” del poder, que lo
percibe como mero limite. Para él, el poder también crea (cuerpos, instituciones, conocimientos).
Además, no puede entenderse como una propiedad, sino como un aspecto de las relaciones entre
individuos y/o grupos. Siguiendo estas ideas, otro antropólogo actual, Harold Barclay, nos invita a
reformular la visión anarquista del poder distinguiendo entre poder-imposición (dominación) y
poder en igualdad. Aportaciones de otros pensadores contemporáneos, como John Holloway,
apuntan en la misma dirección.

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