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El Empirismo Lógico en Perspectiva: El Olvido de Otto Neurath

Romina Zuppone, Universidad de Buenos Aires, Conicet.

Las corrientes realmente significativas en la


historia del pensamiento no pueden
«definirse» asignándoles un par de rasgos
globales. Con ello lo único que se consigue
es un cliché, apto a lo sumo para manuales
de divulgación
Ulises Moulines

Resumen: Este trabajo tiene como objetivo enmarcar histórica e ideológicamente los aportes de
Otto Neurath a la filosofía de la ciencia. Tras ello, nos interesa cuestionar una lectura habitual
sobre los aportes del Círculo de Viena que, en general, propone al Empirismo lógico como un
representante de la neutralidad valorativa de las ciencias omitiendo tanto un análisis de la
agenda política de los miembros del círculo como de su posición respecto de la relevancia de la
epistemología en la prosecución de determinados ideales políticos. Finalmente, nos interesa
reivindicar la figura de Neurath como un precursor de la corriente semanticista en la filosofía de
la ciencia y demostrar cómo, el ocultamiento de Neurath está profundamente ligado a aspectos
coyunturales propios de la postguerra.

Palabras clave: Otto Neurath, Empirismo Lógico, Guerra fría.

Abstract: In this paper, I will provide an historical and ideological framework from which we
would be able to understand Otto Neurath’s contribution to philosophy of science. After that, I
would like to challenge the canonical reading of Logical Empiricism that was mainly promoted
by anglosaxon thinkers. I will claim that their understanding of Logical Empiricism is tenable
only when we omit the Logical Empiricists political agenda as well as their stance towards the
relevance of philosophy of science in the achieving of specific political ideals. Finally we would
like to show how Neurath’s philosophy could be thought as the seed of the semantic conception
and show how the veiling of his thought is deeply related to the political situation after the
Second World War.

Keywords: Otto Neurath, Logical Empiricism, Cold War.

1
I- Introducción.

Aquel movimiento que en su propia época de surgimiento se autodenominó


Concepción científica del mundo devino, gracias a la transmisión y a las lecturas
norteamericanas de dicho movimiento, en lo que hoy conocemos como Concepción
heredada. Ahora bien ¿qué heredamos de la concepción científica del mundo?, o,
persistiendo en la metáfora, ¿qué rasgos han continuado expresándose con la
transmisión? ¿Es la posición de Neurath un rasgo recesivo que, oculto durante la mayor
parte del siglo veinte, finalmente se recupera y se expresa recién con el surgimiento de
las concepciones semánticas?
En general, en el contexto de transmisión y discusión del Positivismo Lógico,1 es
posible detectar tres corrientes. En un caso, ciertos autores, al dar cuenta de la evolución
de la filosofía de la ciencia, tienden a identificarlo con la Concepción heredada, por
cuanto el énfasis se circunscribe al período posterior a la segunda guerra mundial y que
es asociado a autores como Carnap, Hempel, Nagel y Popper. Con ello, la identificación
es –al menos en algún sentido- correcta, pero claramente sesgada. Otros autores, como
por ejemplo Ronald Giere y Alan Chalmers, por el contrario, lo identifican con la
Concepción heredada tomando en cuenta, además, las tesis sostenidas en el período
entre guerras, y en ese caso, la identificación es simplemente falsa. La última de las
corrientes de interpretación del Empirismo Lógico es relativamente reciente; está
encabezada por autores como Jordi Cat, Nancy Cartwright, George Reisch, Friedrich
Stadler y Thomas Uebel, quienes incorporan en el análisis los diferentes condicionantes
históricos que enfrentó el grupo y recuperan la figura de Neurath. Nuestra posición es
afín a la de estos últimos autores.
Dicho lo anterior, este trabajo tiene dos objetivos fundamentales: En primer lugar,
deseamos defender que aquello que cohesionó a los integrantes del Círculo de Viena es

1
El Círculo de Viena no utilizaba ese apelativo para caracterizar a su corriente, el primero en acuñar la
expresión fue Vaihinger en su obra de 1911, “The Philosophy of `as if´”, según indica Arthur Fine
(1993). Un detalle interesante es que, Neurath se ha referido al grupo siempre con el apelativo
“Empirirsmo Lógico” al menos hasta el proceso de disolución del grupo. En 1931, año en el que Herbert
Feigl emigra, publica junto con Albert Blumberg un trabajo –al que volveremos a referirnos
posteriormente- que lleva por título “Positivismo Lógico”, a partir de ese momento, en Estados Unidos,
ese es el nombre con el que se referirán a esta corriente, y es el nombre que posteriormente utilizará
Neurath en sus trabajos, probablemente con el fin de facilitar la comunicación. Otra salvedad
terminológica relevante es que, aquí haremos coincidir Empirismo Lógico con el Círculo de Viena,
aunque, es preciso recordar que Empirismo Lógico se asocia también con el Círculo de Berlín y el
Círculo de Varsovia.

2
fundamentalmente una concepción del mundo y que dicha concepción estaba
profundamente relacionada con intereses prácticos –en sentido político- de muchos de
sus integrantes. En segundo lugar, intentaremos mostrar que el Empirismo Lógico no ha
sido una corriente homogénea en sentido epistemológico o, que sólo puede serlo al
relegar las tesis de Otto Neurath, que, paradójicamente, son anticipatorias de muchas de
las propuestas atribuidas a las corrientes naturalistas, historicistas y semanticistas en la
filosofía de la ciencia, propuestas que sus mismos críticos defienden.
Para ello, la estrategia es la siguiente: Presentaremos primero una breve
contextualización histórica teniendo en cuenta los diversos momentos por los que
atravesó el Círculo de Viena y delineando los puntos de vista compartidos según se
presentan en el Manifiesto. Posteriormente nos detendremos en ciertos trabajos de
algunos filósofos de la ciencia contemporáneos que enumeran las principales
características que se atribuyen al Positivismo Lógico, trabajos que habitualmente
forman parte de programas introductorios a la filosofía de la ciencia y que, en ese
sentido, son formadores de opinión, más que objeto de crítica, especialmente –aunque
no exclusivamente- en las afirmaciones que Ronald Giere realiza en su influyente
trabajo: Explaining Science, a Cognitive Approach, y en ciertas afirmaciones de Alan
Chalmers en What is this Thing Called Science? para contraponerlas punto por punto
con distintos aspectos de la epistemología neurathiana.

Tras ese análisis, pretenderé haber mostrado que,

1) La cohesión del Empirismo Lógico era producto de afinidades políticas entre


la mayor parte de los miembros, quienes diferían en los medios adecuados
para llevar adelante la agenda.
2) Que en los medios epistemológicos propuestos, residen, de modo germinal,
tanto los elementos que posibilitarán posteriormente el surgimiento de la
concepción estándar de las teorías científicas, como los elementos que
permitirán el nacimiento de las concepciones historicistas y las semánticas.

3
II- De la concepción científica del mundo a la concepción heredada.

i. Contextualización histórica y objetivos generales del Círculo de Viena.

Viena, 1929. Una publicación de la Asociación Ernst Mach anuncia e instituye


oficialmente la aparición en la vida pública del Círculo de Viena. Esta publicación,
escrita al modo de los manifiestos característicos del siglo XX, sienta las bases de la
agenda del Círculo. Los firmantes: Rudolf Carnap, Otto Neurath y Hans Hahn afirman
adherir a lo que llamaran La concepción científica del mundo, y con ello adhieren a un
conjunto de tesis rectoras cuyos objetivos últimos son de carácter claramente político:

Se mostró cada vez más patente que el objetivo común de todos ellos [los
integrantes del Círculo de Viena] era no solamente lograr una posición libre de
metafísica, sino también anti-metafísica. También se reconoce un acuerdo notable
en las cuestiones de la vida, aun cuando estos asuntos no estuvieron en el primer
plano de los temas discutidos dentro del Círculo. No obstante, estas actitudes tienen
una afinidad más estrecha con la concepción científica del mundo de lo que pudiera
parecer a primera vista desde un punto de consideración puramente teórico. Así
muestran, por ejemplo, los esfuerzos hacia una nueva organización de las
relaciones económicas y sociales, hacia la unión de la humanidad, hacia la
renovación de la escuela y la educación, una conexión interna con la concepción
científica del mundo; se muestra que estos esfuerzos son afirmados y vistos con
simpatía por los miembros del Círculo, por algunos también activamente
promovidos. (1929, p. 110-111).

¿Cuáles son entonces las tesis rectoras que convocan a estos pensadores en una
concepción del mundo compartida? Siguiendo nuevamente el manifiesto, la primera
consiste en una actitud anti-metafísica, en la denuncia de las proposiciones metafísicas
como carentes de sentido (Carnap, 1932). La contrapartida política del apego a la
metafísica, según entienden los autores, es que consiste en un modo de mantenerse
aferrado a las “formas sociales del pasado” (1929 p. 123). La segunda idea central al
pensamiento del Círculo y relacionada con la anterior es el rechazo del conocimiento
sintético a priori; toda proposición, dirán los representantes del Círculo, es o bien
empírica (sintética) o bien tautológica o contradictoria (analítica) o bien carente de
sentido (1929, p. 114). La tercera idea compartida se refiere al estatus del pensamiento

4
filosófico –y aquí la influencia del primer Wittgenstein también es evidente- el Círculo
de Viena insistirá –consecuentemente con el segundo de los aspectos mencionados- en
que no hay filosofía primera, en que la filosofía tiene como objetivo único el análisis
conceptual. Las herramientas para dicho análisis están dadas por la nueva lógica
producto de los esfuerzos de Frege, Russell y Whitehead. La última idea, y, tal vez la
más central y cara a la concepción científica del mundo es la ciencia unificada.
La ciencia unificada puede concebirse como el corolario de los esfuerzos del grupo
y el paso necesario para una reorganización a nivel social y económico. Afirma Neurath
que: “Los cambios en la forma de pensar […] están fuertemente vinculados a los
cambios concretos tanto técnicos como sociales de la humanidad” (1930 a p. 33). La
ciencia unificada se concibe entonces como el primer paso para un cambio a nivel
social. No en vano en los numerosos artículos que Neurath dedica al proyecto de la
unidad de la ciencia como al modelo de la ciencia unificada es decir a la Enciclopedia y
a su contrapartida material, La enciclopedia internacional de la ciencia unificada,
insiste en que es un “proyecto educativo” (1937a, p. 179) y se detiene especialmente en
el modo de transmisión de los contenidos en virtud del público al que se dirigen: “Dado
que la Enciclopedia está destinada a personas con intereses científicos generales, se
prestará una atención especial al modo de presentación”. (1937b, p. 189) y asimismo,
“Con el fin de facilitar el acceso a la Enciclopedia al público en general, y,
especialmente a los jóvenes, tendremos en cuenta las demandas educativas a la par que
mantenemos el rigor científico” (1936b, p. 143). Finalmente, indica Neurath: “Una
Enciclopedia como la que buscamos, que muestre los baches y los puntos de vista en
conflicto, y que enfatice la incompletitud de nuestro conocimiento, está especialmente
diseñada para las personas en proceso de crecimiento y formación.” (1937a, p. 178)
La viabilidad de este proyecto dependía entonces de la disposición de un sistema de
fórmulas neutral, “de un simbolismo liberado de la escoria de los lenguajes
históricamente dados” (1929, p. 112). Tarea emprendida y en gran parte lograda en el
Aufbau (1928) de Carnap.2 Y llevada posteriormente a su máxima expresión con la
obra: La sintaxis lógica del lenguaje (1934), del mismo autor.

2
El Aufbau propone, a partir de la utilización de lógica de los Principia Matemática, un sistema total de
conceptos, y más aún, la posibilidad de construir conceptos complejos a partir de una base fenomenista.
Este aspecto fue cuestionado por Neurath, quien bregaba por una base fisicalista, sin embargo, Carnap
concedió que podía lograrse lo mismo con ambas bases. (Véase Carnap, Autobiografía Intelectual, p. 47 y
ss. también pp. 96-100 y el reconocimiento explícito de Carnap respecto de la influencia de Neurath y las
ventajas de una base fisicalista en virtud de la intersubjetividad y la comunicación entre científicos, en el
prefacio a la segunda edición del Aufbau (1961).

5
Existe, sin embargo, un antes y un después del Manifiesto. El antes nos remite a una
etapa informal, a un proto-círculo, conformado por Frank, Hahn, Neurath y Von Mises
quienes discutían en Viena, especialmente sobre la crisis por la que atravesaba la
filosofía y adoptando un punto de vista claramente empirista. Un antes sin Carnap ni
Schlick, un antes interrumpido por la primera guerra mundial. Nos remite, además, a un
posterior reencuentro y ampliación del grupo, en el que las figuras de Carnap y Schlick
aparecen en la escena, dando lugar a lo que se ha denominado la fase constitutiva del
Círculo. (Cf. Stadler, 2007). El después del manifiesto nos remite a lo sucedido a partir
del año 1931, al advenimiento del nazismo, a la disolución por parte del régimen de
Dolfuss de la Sociedad Ernst Mach, el cierre del Museo de Economía y Sociedad que
Neurath dirigía, y a la paulatina disgregación del Círculo en Viena, en virtud de la
necesidad de emigrar de sus miembros3 y al asesinato de Schlick -quien decidió
permanecer en Viena- en el año 1936.
Los condicionantes políticos que signan la historia del Círculo, explican en gran
medida la modificación de la agenda de los adherentes a la Concepción científica del
mundo. El contexto académico, social y político en el que posteriormente se
desenvolvió Carnap, el abandono paulatino del proyecto de la unidad de la ciencia en
pos de los tópicos valorativamente neutros que abordó durante buena parte de su estadía
en los Estados Unidos. La caza de brujas que supuso el Macartismo a partir de los años
50´ y la persecución ideológica que imperó en este país durante la guerra fría, es un
indicador de lo que resultaba posible defender sin arriesgar un cargo académico, y aún
más, sin arriesgar la libertad o la vida. A pesar de lo anterior, Carnap, por ejemplo,
continuó defendiendo un conjunto de causas humanistas contra los consejos de sus
colegas. (Cf. Reisch, 2007).
En el caso de Neurath, cuyo compromiso con la acción política fue una constante en
su vida, debió emigrar a Holanda y trabajó denodadamente para mantener los lazos
entre los miembros del Círculo en el exilio y para mantener vigente el proyecto de la
unidad de la ciencia. Organizó numerosos congresos, por ejemplo en París (1935 y
1937), en Copenhague (1936) y en Inglaterra (1938) y recibió numerosas invitaciones
para incorporarse a la vida académica norteamericana, especialmente por parte de Ernst
Nagel quien lo hospedó durante su estadía en Nueva York. (Cf. Reisch, 2007). Editó,

3
El proceso de cierre del museo que dirigía Neurath se produjo mientras él se encontraba en Moscú, por
lo que no regresó a Viena y viajó directamente a La Haya, en 1934. Carnap emigró a Estados Unidos en
el año 1935. Feigl ya había emigrado – aunque no por razones políticas- al mismo país pero en el año
1931. Frank emigró a Praga y posteriormente, a Estados Unidos y Hahn falleció en 1934.

6
junto con la colaboración de Carnap y Morris, la Enciclopedia Internacional de la
Ciencia Unificada, a partir de 1938, que fue publicada por la University of Chicago
Press, editorial de la Universidad de Chicago, en la que tanto Carnap como Charles
Morris se desempeñaban como profesores de Filosofía. En 1940, finalmente, debió huir
hacia Inglaterra, debido al avance alemán sobre Holanda. En Diciembre de 1945,
fallece, en su casa en Oxford, mientras conversaba con su tercera esposa, Marie. Tras su
muerte, Phillip Frank –quien ya se había radicado en los Estados Unidos- refunda el
Instituto para la Unidad de la Ciencia, pero ahora en Boston, como un modo de
proseguir con el legado de Neurath, sin embargo, el advenimiento del macartismo –así
como en el caso de Carnap- cuestiona sus afinidades con el socialismo. (Cf. Reisch,
2008, p. 71 y ss.). Frank pierde posteriormente el financiamiento para su proyecto y,
además, su instituto pierde vigencia a partir de la creación del Minnesota Center for the
Philosophy of Science, fundado por Feigl, quien unos años más tarde afirmaría que:

La ciencia no podrá nunca, por su misma naturaleza, procurar razones para


nuestras obligaciones o para nuestros propósitos supremos en la vida. (Citado en
Reisch, 2008. p. 86).

Con esta frase nace un nuevo momento en la historia de la filosofía de la ciencia.


Nace el proceso de despolitización de los proyectos epistemológicos del Círculo de
Viena. Nace aquella forma de hacer filosofía desligada del contexto histórico, desligada
de la historia de la ciencia, desligada de todo aspecto práctico. Nace la filosofía de la
ciencia que conocerá Kuhn, y que criticará en el prefacio a La estructura de las
revoluciones científicas.
Hasta aquí entonces, los aspectos que consideramos comunes al pensamiento de los
miembros del Círculo de Viena y ciertas razones para el abandono de los mismos con el
transcurso del tiempo.4 Entendemos que es justamente a partir de las diferentes formas
en que los partidarios de la concepción científica del mundo concibieron la realización e
implementación del último de los objetivos mencionados, es decir, del proyecto de la
unidad de la ciencia, donde deben buscarse los puntos de disidencia y discusión.

4
Cabe sin embargo aclarar que, el proyecto de la ciencia unificada y la contrapartida política del mismo
no era compartida de igual manera por todos los miembros. Tiende a diferenciarse en el contexto del
grupo al ala izquierda entre los que se alistaban Carnap, Frank, Hahn y Neurath del ala derecha, esta
última representada especialmente por Schlick, Feigl y Waismann. Desde luego, los últimos eran menos
afines a la unidad de la ciencia como preámbulo para la acción política. (Cf. Stadler, 2007,p. 14 y ss.).

7
Entendemos además que, una lectura más rica del Empirismo Lógico es posible si
dejamos de buscar la cohesión que hace del grupo un grupo y no un mero agregado de
individuos, en el modo en el que los distintos integrantes trataron de cristalizar dicho
proyecto por vías epistemológicas. Esta última forma de concebir al Círculo, como
mostraremos a continuación, no hace más que desdibujar las contribuciones de
integrantes cuyo pensamiento fue sumamente valioso, tanto en el contexto del
Empirismo Lógico, como para el devenir de la Filosofía de la Ciencia en general. Como
afirma Cat: “El Círculo de Viena debería leerse como el nombre, no para una doctrina,
sino mejor para un debate” (1995, p. 219). Como tendremos oportunidad de ver, nada
más lejano a lo que sucedió con la transmisión de los logros del Círculo.

ii. La recepción y la transmisión de los resultados del Círculo de Viena. Dos casos.

La primera omisión:

La primera y gran omisión se la debemos a Herbert Feigl, quien junto con Albert
Blumberg en el año 1931, publicó el artículo “Logical Positivism” un trabajo muy
influyente en el ámbito académico norteamericano. Paradójicamente, a pesar de que
Feigl fue discípulo de Schlick y miembro del Círculo de Viena, en dicho artículo no se
menciona a Otto Neurath como uno de sus integrantes. Por el contrario, se menciona a
Wittgenstein, quien no fue miembro, aunque sí es claro que su pensamiento fue
influyente en el contexto del grupo. No es de extrañar que Feigl sea quien años después
afirme la neutralidad de la ciencia respecto de las cuestiones prácticas.

La segunda omisión:

La segunda omisión, es posterior, y podríamos adjudicársela a Alfred Ayer. En este


caso se trata de la omisión del carácter político de las ideas que buena parte del grupo
defendía. Lenguaje, Verdad y Lógica, es un libro que data de 1935, que se origina en el
contexto del Empirismo Lógico, que asume la influencia de los integrantes del Círculo y
que, sin embargo, reflexiona casi exclusivamente acerca del principio verificacionista

8
del significado y de la superación de la metafísica por medio del análisis lingüístico. En
sí mismo, no es cuestionable que el interés de Ayer se centrara en estos temas. Sin
embargo, el éxito del libro, condujo a reducir los intereses del Círculo de Viena a los
intereses de Ayer. Lo mismo puede decirse del libro –de cuya edición fue responsable-
Positivismo Lógico (1959). En su introducción reduce el Empirismo lógico a la
filosofía analítica, y se expresa desdeñosamente respecto de los trabajos que
manifestaban algún tipo de influencia política; así, respecto del libro Foundations of the
Social Sciences que apareciera en el segundo volumen de la Enciclopedia Internacional
de la Ciencia Unificada, comenta: “[U]na obra de sociología, de Neurath, con algunas
tendencias marxistas” (1959, p. 12) y al referirse al proceso de disolución del Círculo,
tras la muerte de Neurath, afirma: “En este sentido, el movimiento del positivismo
lógico se ha disuelto. […] Joerguensen enseña todavía en Copenhague, aunque su
positivismo se ha modificado por una inyección de marxismo”5 (1959, p. 13). Y más
adelante prosigue: “En los Estados Unidos, algunos filósofos, como Quine, Nagel y
Nelson Goodman, cultivan el análisis lógico con un espíritu científico sistemático que
probablemente está más cerca de la idea original del Círculo de Viena que todo lo que
podamos encontrar en la actualidad en cualquier sitio” (1959, p. 13).
Se trata en ambos casos de autores que fueron muy influyentes en el contexto
norteamericano e incidieron en el modo de concebir al Empirismo Lógico durante
generaciones. La imagen distorsionada que estudiaremos a continuación es hija y
deudora de estas lecturas sesgadas.6 Es el producto de asociar al Positivismo Lógico en
su conjunto, con las ideas que comenzaron a difundirse tras la muerte de Neurath, en la
Norteamérica de Truman.

5
Acerca del trabajo de Joergensen y de su promoción del enciclopedismo neurathiano, véase Neurath
1938.
6
Hemos tomado como ejemplos sólo algunos autores que contribuyeron a la transmisión del empirismo
lógico. Los hay, sin embargo, en demasía. Otro ejemplo paradigmático es Quine, aunque por razones de
espacio, no nos detendremos en analizar su lectura del Círculo. Para ello recomiendo especialmente:
Desde un punto de vista lógico.

9
III- Las principales tesis atribuidas habitualmente al Empirismo lógico.

I do not think that one can distinguish between the


problems of scientists and the problems of the man in
the streets. In the end, they are more interlinked than
people sometimes realize. Any synthesis of our
intellectual life, any orchestration of various attempts
to handle life and arguments should never forget
these far reaching implications.

Otto Neurath.

Podemos encontrar en numerosos trabajos acerca del Empirismo Lógico un


conjunto de tesis que se atribuyen frecuentemente a los integrantes del círculo. En
general las mismas son mencionadas como pasos previos a la crítica de la epistemología
a la que supuestamente abonarían tanto Carnap como Neurath o, de modo más general,
son presentadas como una revisión de la historia de la filosofía de la ciencia. Estas tesis,
si bien distan mucho de representar las ideas de los integrantes del Círculo, se han
convertido en un lugar común en lo que respecta a la transmisión del pensamiento del
Empirismo Lógico, razón suficiente para que nos detengamos y las justipreciemos.
Entre las tesis que suelen atribuirse al Círculo in toto destacaremos:

1) La prioridad del concepto de “teoría” como unidad de análisis epistemológico. El


uso de la lógica como herramienta fundamental para la reconstrucción de teorías
científicas y el análisis de proposiciones.

Los empiristas lógicos dedicaron grandes esfuerzos en el desarrollo de


una caracterización del concepto de teoría científica. Tomando en cuenta
como modelo, los fundamentos de la matemática, sostuvieron que una
teoría es un sistema formal, lógico. (Giere, 1988, p. 25)

El punto de partida de lo que se ha denominado concepción heredada es la idea de


que las teorías empíricas pueden reconstruirse como cálculos axiomáticos interpretados,
es decir, una teoría científica consiste en un conjunto de axiomas más un cálculo básico
-que aporta el aparato para efectuar las derivaciones en el sistema- y un vocabulario. En
el último es posible distinguir tres clases de términos: términos teóricos, términos

10
observacionales y términos sincategoremáticos. Esta tripartición, a su vez, determina las
clases de enunciados que es posible construir en el sistema. De acuerdo con los términos
no-lógicos que los constituyan, los enunciados serán: teóricos, si los términos que
aparecen son únicamente teóricos; enunciados observacionales, si poseen únicamente
términos observacionales y enunciados mixtos, si poseen tanto términos teóricos como
observacionales. Estos últimos fueron adoptando diversos nombres con el transcurso del
tiempo y la evolución del pensamiento de quienes defendían la concepción
enunciativista de las teorías científicas. Según una de estas versiones, los enunciados
mixtos hacían las veces de reglas de correspondencia, en el sentido de ser definiciones
reductivas de los términos teóricos y ofreciendo, por lo tanto, su significado empírico.
Esto implica, a su vez, que los términos teóricos son eliminables, que no denotan, sino
que son reducibles a términos observacionales. Sin embargo, dados los problemas que
surgieron en el marco del programa eliminativista, éste fue abandonado.7
Los axiomas, en los que sólo aparecen términos teóricos, son, dada una
interpretación física, las leyes de la teoría y, conjuntamente con las reglas de
correspondencia, es posible deducir como teoremas, enunciados observacionales,
pasibles de contrastación empírica.
Ahora bien, más allá de las dificultades intrínsecas al programa y, teniendo en
cuenta los objetivos de este trabajo, lo que nos interesa destacar es que aquello que ha
prevalecido en la transmisión del Empirismo Lógico, es un compromiso fuerte con la
reconstrucción de las teorías en términos axiomáticos, que este cálculo posee un
vocabulario claramente diferenciado en virtud de criterios de observabilidad, que la
relación entre la zona teórica de una teoría y su zona –o base- empírica es la relación de
deducibilidad.
Una de las críticas internas y sustantivas a esta concepción de las teorías científicas
radica en la insuficiencia del aparato lógico para capturar la idea intuitiva de identidad
de una teoría en el marco de cambios no esenciales. Es decir, el compromiso que suele
adjudicarse a esta corriente con la reconstrucción de las teorías científicas como
conjunto de enunciados conduce a la conclusión no deseada de que cualquier
modificación de sus enunciados conlleva un cambio de teoría. De este modo, la
mecánica newtoniana y la mecánica machiana serían teorías distintas y no, como
pretenderíamos afirmar, distintas formulaciones de una misma teoría.

7
Para una revisión crítica de las diversas formas y funciones que adoptaron los enunciados mixtos puede
consultarse Hempel (1965).

11
En el caso de Neurath, si bien acepta la concepción axiomática de las teorías
científicas –de otro modo no puede comprenderse su participación en la famosa
polémica respecto de las proposiciones protocolares- y también acepta la importancia
del análisis lógico como forma de superación de la metafísica, y como condición de
posibilidad de la construcción de un lenguaje común a todas las ciencias, el énfasis y el
interés están siempre en relación con unidades de análisis más amplias: Las
enciclopedias.
Las enciclopedias son, para Neurath, el modelo de la ciencia unificada y cumplen en
el seno de su propuesta filosófica, dos funciones principales. La primera es contribuir a
la formación integral del individuo, a su emancipación; la segunda, es ofrecer un
panorama más rico, más preciso y más fértil del estado de las ciencias en un momento
dado. (Cf. 1916). Si para Neurath, la unidad de análisis fundamental es, no ya la teoría
científica, sino la enciclopedia, como la totalidad del conocimiento científico en un
momento dado; la crítica antes mencionada no se aplicaría a su caso, de hecho, y como
veremos a continuación, la coexistencia de diversas enciclopedias es una posibilidad, y
esta coexistencia contempla y admite la aparición de diferentes formulaciones de teorías
que expliquen un mismo fenómeno o conjuntos de fenómenos. (Cf. 1916 y 1937).8

2) El uso de la lógica para la justificación de teorías y para la asignación de grados


de confirmación a hipótesis científicas. La confirmación y disconfirmación de teorías
científicas es el resultado de una operación lógica.

Un aspecto común en estas diferentes aproximaciones a la inferencia


científica es que la inferencia racional debe entenderse y justificarse
únicamente en términos de categorías lógicas o matemáticas. Esta es la
creencia, tal como Stephen Toulmin (1972) la describió posteriormente,
de que la racionalidad se reduce a logicalidad. El rechazo de esta
creencia es el punto de partida de filosofías de la ciencia posteriores.
(Giere, 1988, p. 27)

La lectura tradicional del Empirismo Lógico insiste –como puede colegirse de la cita
anterior- en asociar la racionalidad en el contexto de justificación de una teoría

8
Citamos los trabajos de Neurath a partir de la datación y la paginación de: Neurath, O. (1983),
Philosophical Papers.

12
científica a los procesos lógicos asociados con este contexto. En el caso específico de
Carnap, la lógica subyacente a los procesos de confirmación y de disconfirmación de
una teoría empírica es de carácter inductivo. Y, análogamente, la justificación de la
aceptación de una hipótesis científica también depende del grado de apoyo empírico que
provean las observaciones. Según la transmisión del pensamiento positivista, el grado
de confirmación o evidencia empírica de una hipótesis es condición suficiente para la
aceptación de la hipótesis en cuestión.9
Que ésta no ha sido una tesis absolutamente compartida en el seno del Empirismo
Lógico puede colegirse considerando la noción de motivo auxiliar, presente en muchas
de las críticas de Neurath al pseudoracionalismo. En el artículo de 1935 denominado El
pseudoracionalismo de la falsificación -en el que Neurath emprende una implacable
crítica a Popper- pueden apreciarse muchas de las ideas rectoras del pensamiento
neurathiano. Entre ellas, la que resulta especialmente relevante para lo que estamos
discutiendo, es la idea de que no existe un procedimiento lógico que permita la elección
entre teorías, ni entre enciclopedias. En sus palabras:

Diversos factores determinan que el científico metódico elija un modelo. Negamos


que la enciclopedia preferida por un científico pueda ser seleccionada por
procedimientos lógicos, utilizando un método del que sólo pueden darse sus rasgos
generales. Junto con ello no sólo negamos que puedan existir métodos generales
para la inducción en las ciencias fácticas, sino además, que puedan existir métodos
generales para la puesta a prueba. (1935b, p. 123).

Pero entonces, ¿cómo se procede a la elección entre teorías rivales? o en términos de


Neurath ¿cómo se selecciona entre diversas enciclopedias? Para ello es preciso siempre
apelar a un motivo auxiliar, con lo cual la decisión no depende exclusivamente de
cuestiones puramente científicas, sino prácticas. En sus términos:

Fue un error fundamental de Descartes que creyera que solo en el ámbito práctico
requería reglas provisorias. El pensar también requiere reglas preliminares en más de
un sentido. Lo limitado de la vida nos urge a la acción. (1913, p. 3).

9
Un autor que ha interpretado que Carnap defendió la suficiencia del tratamiento lógico para la
confirmación es Putnam, (Cf. 2002). Para una discusión sobre este punto y una defensa de la relevancia
de los aspectos valorativos en Carnap, véase Gómez, “Lenguaje y elección de teorías: contra la historia
oficial”.

13
Hasta aquí, Neurath se pronuncia en contra de un método para la elección de teorías
y en contra de un punto de partida puro del pensar, en la imposibilidad de la
investigación desde la tábula rasa. Pero, además, es claro respecto de la imposibilidad
de que un procedimiento lógico permita la disconfirmación de una teoría o enciclopedia:

[El científico] no está compelido a sacrificar una teoría a partir de resultados


negativos, sino que deberá considerar seriamente qué podría obtenerse en el futuro a
partir de la enciclopedia a la que estará renunciando junto con la teoría. Los
resultados negativos pueden debilitar la confianza en una enciclopedia pero no la
reduce automáticamente a cero. (1935b, p. 123. cursivas mías).

Es decir que la adopción de teorías y en su contexto más comprehensivo, de


enciclopedias, obedece siempre a cuestiones teleológicas, a objetivos previos de carácter
práctico, es decir, éticos, políticos y sociales,10 aunque también a ciertos valores
preferidos y defendidos de carácter científico a los que es preciso atender frente a una
posible disconfirmación.
Por lo anterior, Neurath reemplaza el concepto tradicional de disconfirmación, y la
refutación que Popper propone, por la idea de “hacer temblar” o “Agitar” (shaking) una
enciclopedia. Este concepto recupera el aspecto contextual del proceso de evaluación de
las hipótesis científicas, y, según entiendo, es anticipatorio de la epistemología
kuhniana, ya que así como no toda observación en conflicto conduce al abandono de
una enciclopedia, no toda anomalía conduce al cambio del paradigma vigente.

3) La neutralidad de la observación y de la base empírica de una teoría.

Si aceptamos que para el Empirismo Lógico una teoría es un cálculo axiomatizado


interpretado y que los términos teóricos propios de la teoría adquieren significado
mediante reglas de correspondencia que los vinculan con términos observacionales
resulta evidente la relevancia de la neutralidad teórica de la observación y, por
consiguiente, de los datos que obtenidos empíricamente darán lugar a la contrastación
de la teoría. Si, como afirmaron posteriormente los partidarios de la concepción

10
En Neurath esto es claro: el proyecto de la ciencia unificada es un proyecto pedagógico y
emancipatorio. Si una enciclopedia es funcional a ciertos ideales asumidos, es preciso reevaluarla, pero no
descartarla sin más, como pretendería un falsacionista.

14
historicista asociada a autores como Kuhn, Lakatos, Hanson y Feyerabend, toda
observación está cargada de teoría, y, si, a su vez, la teoría con cual las observaciones
están cargadas es la misma teoría que el científico se dispone a contrastar, se cuestiona
la posibilidad misma de confirmación o disconfirmación de la zona teórica, porque el
procedimiento será manifiestamente circular y, porque, en ese caso, las teorías serían
sistemas autojustificados.
Sin embargo, en primer lugar, y por lo que hemos indicado en el apartado anterior,
respecto de la posición neurathiana sobre la contrastación de las teorías científicas, esta
crítica difícilmente se aplique a la filosofía de la ciencia de Neurath. En segundo lugar,
es también discutible que Neurath haya defendido la neutralidad de la observación,
especialmente si tenemos en cuenta que, según él, el lenguaje de la ciencia está social e
históricamente condicionado. Aun los enunciados protocolares, los enunciados de
observación, poseen términos complejos, conglomerados, (Ballungen), una tesis que
podría estar anticipando la crisis de la distinción teórico observacional. (Cf. Uebel,
1993, p. 587).

4) Los enunciados de observación son incorregibles.

Los positivistas pretendían mostrar que la auténtica ciencia se verifica o


se muestra que es verdadera o probablemente verdadera por referencia a
“enunciados protocolares”, hechos revelados a observadores cuidadosos
por medio de sus sentidos. Sin embargo, los enunciados observacionales
son públicos, contrastables y revisables, y difieren bastante de la
concepción positivista de verdades incorregibles directamente reveladas a
las observaciones por medio de los sentidos. (Chalmers, 1992, p. 18).

Uno de los tópicos más discutidos en el contexto del Círculo de Viena fue el estatus
de los enunciados protocolares. En el célebre debate que tuvo como protagonistas a
Carnap, Schilck y Neurath, se puso en cuestión no sólo a la forma lógica de dichos
enunciados, sino también su estatuto epistémico, es decir, su infalibilidad, y el disenso
entre los tres filósofos fue manifiesto. Nada más lejos de la verdad, pues, el comentario
de Chalmers, quien atribuye la posición de Carnap al resto de los miembros del Círculo.

15
Para Neurath, en lo que respecta al estatus epistémico de los enunciados
protocolares, no existe una distinción esencial entre enunciados de observación y otros
enunciados fácticos. Dada su concepción holista11 de la ciencia, todo enunciado es
revisable (Cf. 1932, p. 93). En sus términos:

Dos enunciados protocolares en conflicto no pueden ser utilizados en el sistema


de la ciencia unificada. Aunque no podamos decir cuál de los dos enunciados
debe ser excluido o si deben serlo ambos, podemos estar seguros de que ambos
no pueden ser `verificados´, es decir, ambos enunciados no pueden incorporarse
al sistema. Pero, si en un caso de tales características, tiene que abandonarse un
enunciado protocolar, ¿por qué no también en los casos en que, tras una extensa
argumentación lógica, surge una contradicción entre un enunciado protocolar y
un sistema de enunciados protocolares y no-protocolares (leyes, etc)? Según
Carnap estamos obligados a modificar únicamente enunciados no-protocolares y
leyes. Pero en nuestra concepción, abandonar un enunciado protocolar es
también una posibilidad. Es parte de la definición de un enunciado que requiere
verificación y que por lo tanto puede ser cancelado. (1932, p. 95, cursivas suyas).

Hasta aquí la falibilidad de los enunciados observacionales, contra la propuesta


infalibilista carnapiana que, apelando a lo inmediato de los datos de los sentidos,
consideraba que los enunciados así constituidos, no requerían verificación. Con respecto
a la forma lógica de los enunciados, la propuesta de Neurath es la siguiente:

Protocolo de Neurath a las 3:17: [El pensamiento de Otto a las 3:16 fue (A las
3:15 había una mesa en la habitación percibida por Otto)]. (1932, p. 93).

Según Uebel, la estructura de los enunciados protocolares neurathianos puede


analizarse del siguiente modo:

Protocolo (pensamiento [estado de estimulación {hecho}]). (Cf. 1993, p. 590).

Éste es el modo en el que Neurath logra conciliar el empirismo, la posibilidad de


contrastación intersubjetiva y, finalmente, la relevancia de los motivos auxiliares. (Cf.

11
Neurath fue influenciado por el convencionalismo francés. En este caso es especialmente relevante el
holismo duhemiano, sin embargo, mientras que para Duhem el holismo era local, y se aplicaba sólo a la
física teórica, para Neurath es radical, es decir todo enunciado científico es revisable.

16
1934). En otros términos: aceptar un protocolo significa asentir a cada uno de los
enunciados que lo componen. La aceptación de un cierto enunciado protocolar requiere
la satisfacción de las siguientes condiciones:12

1) Condición de intersubjetividad: Diversos observadores presencian (o pueden


presenciar) el mismo “hecho”.

2) Condición de estimulación: Dada una cierta situación en el mundo, se produce el


estado de estimulación apropiado. Si esta condición no se cumple es posible considerar
el protocolo resultante como un “protocolo de alucinación”o un “protocolo de
ensoñación” (Cf. 1932, p. 94).

3) Condición de coherencia doxástica: Si se satisfacen las condiciones anteriores, el


pensamiento transmitido es coherente con el estímulo experimentado. Pero si esta
condición no es satisfecha es posible calificar el enunciado protocolar resultante como
una “broma” o “una mentira” (Cf. 1932, p. 94).

4) Condición pragmática: Si todas las condiciones anteriores se satisfacen, aún es


preciso que el protocolo sea aceptable en el contexto de cierta enciclopedia, o, si no lo
es, se debe evaluar las consecuencias del abandono de la enciclopedia a la que el
protocolo está vinculado. Dado un protocolo válido, existen dos posibilidades: que el
mismo sea coherente con el conocimiento disponible y por ello sea un enunciado
observacional que confirme una teoría y se incorpore al conocimiento enciclopédico
aceptado, o bien que sea incompatible con el cuerpo teórico aceptado. En este último
caso será preciso decidir si la enciclopedia debe ser abandonada o qué enunciados es
preciso modificar, o bien si el enunciado protocolar debe ser desestimado. (1935b, p.
124).

12
Si bien sigo en general a Uebel (1993), en su análisis de los enunciados protocolares, aquí me alejo
respecto de las condiciones que propone.

17
5) Fundacionalismo:

El empirismo lógico fue explícitamente fundacionalista. (Giere, 1988, p. 23).

Es manifiesto que quien niegue que los enunciados de observación son


incorregibles, quien afirme que, frente a una disconfirmación es legítimo tanto
modificar el sistema de hipótesis de la que el enunciado en conflicto se deriva, como no
aceptar el enunciado protocolar conflictivo, difícilmente abone alguna forma de
fundacionalismo. Como hemos visto, éste es, precisamente, el caso de Neurath:

No existe una forma en la que podamos establecer enunciados protocolares seguros y


claros como punto de partida para las ciencias. No hay tabula rasa. Somos como
marineros que deben reconstruir su barco en mar abierto, sin ser capaces de
desmantelarlo en tierra firme y reconstruirlo a partir de los mejores componentes.
Sólo la metafísica puede desaparecer sin dejar rastros. Los términos complejos
[Ballungen] son de algún modo, siempre parte del barco. Si la imprecisión se elimina
en algún ámbito, bien puede reaparecer en otro y en mayor grado. (1932, p. 92).

En esta cita, es posible recuperar algunos de los principios epistemológicos


neurathianos. Su antifundacionalismo, justificado a partir de la falibilidad de los
enunciados protocolares; su coherentismo, corolario de sus esfuerzos por mantenerse
fiel al empirismo y con ello en primer lugar, la insistencia en que los enunciados sólo
pueden ser comparados con otros enunciados (Cf. 1931, p 53); y, además, el holismo de
la contrastación que profesa, ya que dado un enunciado, éste debe ser confrontado con
la totalidad de los enunciados ya aceptados y, tomar una decisión, en dos sentidos:
respecto de su aceptación o su rechazo y respecto de en qué enciclopedia se incorpora,
ya que ilimitados son los sistemas de hipótesis coherentes con un enunciado protocolar.
En sus palabras:

Poincaré, Duhem y otros han mostrado adecuadamente que aun cuando hayamos
aceptado un enunciado protocolar, existen un número ilimitado de sistemas de
hipótesis a los que éste se aplica. Hemos extendido este principio de la
indeterminación de las hipótesis a todos los enunciados, inclusive los enunciados
protocolares son alterables en principio. (1934, p. 105).

18
Ahora bien, lejos de adjudicar a Neurath una posición afín al relativismo, es preciso
recordar que para él el reconocimiento de los límites de la racionalidad es imperativo.
La verdadera racionalidad es aquella que asume la necesidad de convenciones que
atienden a los fines que deseamos alcanzar, pero que, a su vez, pueden ser reevaluadas.

6) La desatención respecto de la historia de la ciencia.

Los empiristas lógicos tuvieron poco interés en desarrollar una


descripción de cómo la ciencia funciona. Su propósito consistió en
proporcionar a la ciencia fundamentos lógicos y epistemológicos. (Giere,
1988, p.23).

Es un lugar común en la transmisión del Empirismo Lógico afirmar que sus


miembros fueron poco sensibles a la historia de la ciencia. Suele insistirse en que, para
esta corriente, el objetivo principal de la filosofía de la ciencia consistía en indicar el
modo en el que la ciencia debía proceder con el fin de obtener conocimiento confiable y
no en contribuir a una mejor comprensión del modo en el que la ciencia funciona.
Y, sin embargo, ¿qué son las enciclopedias sino el compendio de la totalidad del
conocimiento científico en un cierto período histórico? ¿De qué modo puede uno
plegarse al proyecto de la unidad de la ciencia sin asumir, simultáneamente, la
relevancia de la historia de la ciencia en el análisis? En el caso de Neurath, es clara la
relevancia de la historia de la ciencia en la consecución de su proyecto epistemológico.
Lo manifiesta, por ejemplo, en su preocupación por encontrar métodos para la
sistematización de hipótesis (Cf. 1916). En este artículo insiste en la visión sesgada que
poseemos del devenir de la ciencia, y la explica a partir de las preferencias
metodológicas por la clasificación dicotómica. Neurath muestra que no es posible
subsumir los aportes de los diversos protagonistas en la historia de las ciencias
partiendo de un análisis superficial y nos insta, por el contrario, a considerar la
totalidad de las teorías que se ocupan de un dominio –ejemplificando su tesis con las
diferentes teorías que se propusieron para dar cuenta de la naturaleza de la luz.
Es preciso destacar, además, que una de las principales críticas de Neurath al
falsacionismo popperiano radica en que este último no hace justicia a la práctica
científica, en palabras de Neurath:

19
Cuando una visión del mundo es amenazada, Popper se sitúa, por así decirlo, del
lado del agresor. Sería muy interesante mostrar cuáles son las estrategias
defensivas de los practicantes en esos casos. Los investigadores se ven
claramente perturbados por tales cambios. (1935b, p. 123).

Muchas de las ideas que guiaron a Neurath en la construcción de su propuesta


epistemológica están influenciadas por el estudio de la práctica científica. Sus
reflexiones sociológicas, entre las cuales la anterior es sólo un ejemplo, dan cuenta de
que el interés de Neurath oscila permanentemente entre la búsqueda de una propuesta
descriptivamente adecuada y el esfuerzo por la unificación de la ciencia con el propósito
de contribuir a la formación integral del individuo y de promover el cooperativismo
entre los científicos para reducir las distancias entre las diversas disciplinas científicas.

IV- Conclusión.

La historia de la filosofía de la ciencia nos legó una imagen de nuestra disciplina.


Una imagen que, como pretendo haber mostrado en este trabajo, distorsiona y omite.
Distorsiona el legado del Empirismo Lógico, asociándolo con los resultados de las
investigaciones que, a partir de 1950, se popularizaron en Norteamérica. Omite, en esa
transmisión, los aportes de Otto Neurath, quien por sus ideas, no puede más que
considerarse como un precursor de las propuestas historicistas y, también de las
concepciones semánticas que actualmente dominan la escena epistemológica.
Hemos tenido oportunidad de comprender que Neurath no sólo no puede
incorporarse a los principios del Empirismo Lógico tal como estos son difundidos
habitualmente, sino que justamente cuestionó muchos de los aspectos más
problemáticos de lo que posteriormente conformó la concepción estándar de las teorías
científicas.
Neurath defendió una concepción de la ciencia que puede pensarse como precursora
de las visiones diacrónicas cuyo legado se reconoce al historicismo, cuestionó la
distinción entre términos teóricos y términos observacionales, denunció la falsación por
su inadecuación respecto de la práctica científica concreta y cuestionó su pertinencia
como baluarte de la racionalidad en la práctica científica, admitió la revisabilidad de los

20
enunciados de observación, defendió la tesis de la subdeterminación de la teoría por los
datos, así como una posición coherentista y antifundacionalista respecto de los
enunciados que componen las ciencias. Pero especialmente promovió con esforzado
entusiasmo la unidad de las ciencias como una forma de acercar a cada uno de nosotros
a una comprensión más cabal de los resultados de las ciencias. En su afán pedagógico,
Neurath procuró que cada hombre pudiera acceder a todo el conocimiento disponible, y
a trascender las limitaciones y condicionamientos sociales en pos de contribuir a la
igualdad de oportunidades. Nada tan paradójico como negar a un enciclopedista de su
talla una entrada en la enciclopedia de la historia de la filosofía de la ciencia. Recuperar
la filosofía de la ciencia de Neurath no sólo es un requisito indispensable para una
comprensión más ajustada de las raíces y del devenir de nuestra disciplina, sino una
deuda que nos urge saldar.

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