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HERENCIA.

TRANSMISIÓN DE LOS
CARACTERES.

        Todas las personas presentamos unas características comunes que nos definen como
seres humanos. Sin embargo, no hay dos seres humanos exactamente iguales. Las
diferencias que se observan entre las distintas personas, por ejemplo en los rasgos de la cara
u otros caracteres como el grupo sanguíneo, el color de la piel o el tipo de cabello, son
consecuencia directa de la herencia. Otros caracteres, a pesar de ser hereditarios, pueden
estar influidos por el ambiente. Así, la altura de un individuo está determinada por la
herencia, pero puede variar dependiendo de la alimentación recibida durante su infancia.

        Algunos caracteres que exhibimos, como las cicatrices, los adquirimos a lo largo
de nuestra vida. No obstante, gran parte de los caracteres que observamos en los
individuos son hereditarios, es decir, se transmiten de generación en generación
mediante la reproducción. Estos caracteres van apareciendo durante el desarrollo
y el crecimiento de un individuo y se manifiestan a lo largo de su vida.

        Los caracteres que son el resultado exclusivamente de la acción del


ambiente no se transmiten a los hijos y se denominan caracteres adquiridos.

        A veces, es difícil determinar si la variación de un carácter es hereditaria o


tiene un origen ambiental. Por ejemplo, la estatura de las personas es un carácter
hereditario; los hijos de padres altos suelen ser también altos; sin embargo, una
correcta alimentación también influye en la estatura alcanzada.

      Muchos de los caracteres heredados se manifiestan de una manera diferente


según las condiciones ambientales en las que vive o se ha desarrollado un
individuo. Sin embargo, las variaciones en los caracteres provocadas por el
ambiente se caracterizan por no ser heredables, es decir, por no transmitirse a la
descendencia.

        Para que la variación de un carácter sea heredable ha de afectar al material


hereditario, es decir, a la información que los padres transmiten a los hijos.

Definiciones de fenotipo y genotipo:

Fenotipo

La clase de la que se es miembro según las cualidades físicas


observables en un organismo, incluyendo su morfología,
fisiología y conducta a todos los niveles de descripción. Las
propiedades observables de un organismo.

Genotipo
La clase de la que se es miembro según el estado de los
factores hereditarios internos de un organismo, sus genes y por
extensión su genoma. El contenido genético de un organismo. 

El fenotipo y el genotipo se identifican a un solo nivel: el del DNA.


Por primera vez en la historia ahora el genotipo también es
fenotipo, es un carácter observable, expresión de la realidad
material del genotipo.

Un conocimiento completo del sistema genético requiere conocer


como el genotipo se relaciona con el fenotipo, como el fenotipo a
su vez se relaciona con el genotipo (pues las leyes que van del
genotipo al fenotipo no tienen que ser las mismas que las que van
del fenotipo al genotipo, como lo muestra, por ejemplo, la
existencia de dominancia y la redundancia del código), y por
último como el genotipo parental llega a convertirse en genotipos
hijos (véase figura 1). Mientras que este último proceso
prácticamente está resuelto, sólo existe un conocimiento limitado
de las rutas causales de los otros procesos.
Figura 1. Relación entre los espacios fenotípicos y genotípicos. T1, T2,
T3 y T4 son las leyes de transformación requeridas para obtener una
descripción completa de ambos espacios entre generaciones. T1 son las
leyes epigenéticas que convierten los cigotos en fenotipos adultos. T2
son las leyes de apareamiento, migración y selección natural que
modifican la distribución de los fenotipos dentro de una generación. T3
simboliza las reglas que permiten inferir la distribución de genotipos a
partir de los diferentes fenotipos adultos. T4 son las leyes genéticas de
Mendel y Morgan (las leyes de transmisión) que permiten predecir, a
partir de la distribución de los genotipos parentales, la distribución de
los genotipos en la próxima generación. (Modificado de Lewontin 1974.)

La relación entre el fenotipo y el genotipo es compleja, en donde


entra en juego las relaciones entre alelos dentro de un gen (las
relaciones de dominancia) y las interacciones entre genes. Éstas
no vienen determinadas únicamente por el estado de los genes
sino también por la secuencia de ambientes por lo que pasa cada
genotipo durante su desarrollo: la norma de reacción
(Schmalhausen 1949). La descripción del fenotipo de un individuo
tiene, pues, una dimensión temporal. Cuando el fenotipo se
describe a un nivel próximo del genotipo el componente de
interacción entre genes y el ruido asociado al desarrollo es menor
y puede determinarse con más claridad las relaciones entre ambos
niveles. El caso más obvio es el del nivel de descripción más bajo
posible: el nivel del DNA. La secuencia de un gen determina
completamente el genotipo de ese gen y puesto que puede leerse
el genotipo, es posible inferir el fenotipo del genotipo obviando el
desarrollo. El nivel inmediatamente superior, el RNA mensajero,
presenta ya componentes de elaboración del mensaje, tales como
la edición o el procesamiento del RNA. El siguiente nivel, la
proteína especificada por los genes, presenta una relación
exhaustiva (de uno a muchos) debido a la degeneración del
código. Hay, además, una modificación de la estructura secundaria
y terciaria bajo la influencia de genes distintos al que especifica la
proteína. La división, la migración y la diferenciación celular que
sigue a la síntesis proteica durante el proceso ontogénico
introducen un número creciente de interacciones, añadiendo una
mayor contingencia a las relaciones entre el fenotipo y el
genotipo. 

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