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Pruebas Genéticas de la Evolución

La Genética Evolutiva

La genética evolutiva humana estudia cómo un genoma humano se diferencia de otro genoma
humano, el pasado evolutivo que dio origen al genoma humano y sus efectos actuales. Las
diferencias entre genomas tienen implicaciones y aplicaciones antropológicas, médicas, históricas
y forenses.

La evolución, en relación con la genómica, se refiere al proceso por el cual los organismos vivos
cambian con el tiempo a través de cambios en el genoma. Esos cambios evolutivos ocurren por
mutaciones que producen variación genómica, lo que da lugar a la aparición de individuos cuyas
funciones biológicas o rasgos físicos están alterados. Esos individuos que están mejor adaptados a
su entorno producen más descendencia que los individuos menos adaptados. Por lo tanto, con
sucesivas generaciones (que en algunos casos abarcan millones de años), una especie puede
evolucionar para asumir funciones o características físicas divergentes o, incluso, puede
evolucionar en una especie diferente.

La evolución según Darwin

La evolución, como Darwin la describió en "El Origen de las Especies" en 1859, tiene varios
componentes, tres para ser exactos. En primer lugar, la evolución propone que todos los
organismos descienden de un ancestro común, o por lo menos de un conjunto muy pequeño de
ancestros comunes - todavía se debate sobre esto, pero probablemente fuera un antepasado
único común. En segundo lugar la evolución dice que hay cambios graduales en el tiempo, que
sabemos que se deben a mutaciones en el ADN. Y en tercer lugar, pero muy importante, la
selección natural interviene, y después de largos periodos de tiempo, los cambios que se
producen, dan lugar a especies que tienen habilidades particulares para sobrevivir en el nicho
concreto que el entorno les ha proporcionado. Así que poniendo esas tres cosas juntas... tenemos
la evolución.

Pruebas Genéticas de la Evolución

El genoma de todos los organismos contiene evidencia contundente de la evolución.

1.- Mismo Mecanismo Básico de Herencia

Todas las especies vivientes comparten el mismo mecanismo básico de la herencia, utilizando el
ADN para codificar genes que son pasados de progenitores a descendientes, y los cuales son
transcritos y traducidos a proteínas durante la vida del organismo.

1.1) La similitud genética entre las especies

La similitud genética entre las especies, la cual existe como el resultado de la evolución a partir de
una forma ancestral común, es un hecho esencial que es fundamental para la investigación
biomédica. Esta similitud permite comenzar a entender los efectos de nuestros propios genes por
medio de la investigación en genes de otras especies. Por ejemplo, se ha descubierto que los
genes que controlan el proceso de reparación del ADN en bacterias, moscas y ratones, pueden
influenciar a ciertos tipos de cáncer en humanos. Estos descubrimientos sugieren estrategias de
intervención que pueden ser exploradas en otras especies antes de ser probadas en los humanos.

Al igual que las homologías estructurales, las semejanzas entre las moléculas biológicas pueden
reflejar la existencia de un ancestro evolutivo compartido. En el nivel más básico, todos los seres
vivos comparten:

El mismo material genético (ADN)


El mismo código genético o alguno muy parecido
El mismo proceso básico de expresión de genes (transcripción y traducción)
Los mismos materiales de construcción, como los aminoácidos

Estas características compartidas sugieren que todos los seres vivos descienden de un ancestro
común y que dicho ancestro tenía ADN como material genético, usaba el código genético y
expresaba sus genes mediante transcripción y traducción. Todos los organismos actuales
comparten estas características porque fueron "heredadas" de dicho ancestro (y porque cualquier
cambio grande en esta maquinaria básica habría afectado la funcionalidad de las células).

Aunque las características como tener ADN y llevar a cabo la transcripción y la traducción de genes
son muy buenas para establecer el origen común de la vida, no son tan útiles para saber cuán
relacionados están entre sí dos organismos en particular. Si queremos determinar qué organismos
en un grupo son los más emparentados, necesitamos usar diferentes tipos de características
moleculares, como las secuencias de nucleótidos de los genes.

1.2) Secuencias de ADN, genes homólogos

Por medio del uso de las secuencias de ADN, los biólogos pueden cuantificar las diferencias entre
especies y determinar así que tan cerca está una especie relacionada a otra y cuáles son más
distantes. El patrón de relación genética entre todas las especies es similar al de un árbol con
muchas ramas, que indica la divergencia comenzando con un ancestro común. Dentro de este
árbol de la vida, existen reticulaciones ocasionales donde dos ramas se funden en vez de
separarse.

A menudo los biólogos comparan las secuencias de genes relacionados de diferentes especies
(denominados genes homólogos u ortólogos) para analizar cómo estas especies se relacionan
evolutivamente entre sí.

La idea fundamental detrás de este método es que dos especies tienen el "mismo" gen debido a
que lo heredaron de un ancestro común. Por ejemplo, los humanos, las vacas, los pollos y los
chimpancés tienen un gen que codifica para la hormona insulina, porque este gen ya estaba
presente en su último ancestro común.

2.- Entrecruzamiento entre especies distintas

Así también el entrecruzamiento entre especies distintas, pero emparentadas evolutivamente, es


una de las pruebas reproductivas y genéticas mejor conocidas y estudiadas. Esto obedece a que el
grado en que las especies pueden reproducirse y tener descendencia, aunque ésta sea infértil, es
una prueba de relación filogenética. Su existencia, en la mayoría de los casos, se da gracias a la
intervención humana. Algunos ejemplos de esta evidencia es el ligre, siendo un híbrido del cruce
entre un león y una tigresa. Su aspecto es el de un gigantesco león con rayas de tigre difusas

3.- Las variaciones genéticas (Mutaciones)

La evolución es el proceso por el cual las poblaciones de organismos cambian a través de las
generaciones. Las variaciones genéticas son las causas de estos cambios. Estas variantes pueden
surgir de variaciones genéticas (también llamadas mutaciones) o de un proceso normal en el que
el material genético se reordena a medida que una célula se prepara para dividirse (conocido
como recombinación genética). Las variaciones genéticas que alteran la actividad genética o la
función de las proteínas pueden hacer aparecer diferentes rasgos en un organismo. Si un rasgo es
ventajoso y ayuda al individuo a sobrevivir y reproducirse, es más probable que la variación
genética se transmita a la siguiente generación (lo que se conoce como selección natural). Con el
tiempo, a medida que continúan reproduciéndose generaciones de individuos con este rasgo, se
vuelve cada vez más común en una población, lo que la hace diferente de la población anterior. En
ocasiones, la población se vuelve tan diferente que se considera una nueva especie.

No todas las variaciones influyen en la evolución. Solo las variantes hereditarias, que ocurren en
los óvulos o en los espermatozoides, pueden transmitirse a las generaciones futuras y contribuir
potencialmente a la evolución. Algunas variaciones ocurren durante la vida de una persona en solo
algunas de las células del cuerpo y no son hereditarias, por lo que la selección natural no puede
influir. Además, muchos cambios genéticos no tienen impacto en la función de un gen o proteína y
no son útiles ni dañinos. Asimismo, el ambiente en el que vive una población de organismos es
parte integral de la selección de rasgos. Algunas diferencias introducidas por variantes pueden
ayudar a un organismo a sobrevivir en un entorno, pero no en otro; por ejemplo, la resistencia a
una determinada bacteria solo es ventajosa si esa bacteria se encuentra en un lugar en particular y
es perjudicial para quienes viven allí.

Conclusión

La edad del planeta se estima en 4.500 millones de años, donde ocurrieron profundos cambios en
la posición de los continentes y en el clima del planeta. Sin embargo, los cambios más drásticos
surgen solo en los últimos 500 millones de años. La genética ha sido una herramienta fundamental
para inferir el cambio de los organismos a lo largo de millones de años, por ejemplo, mediante la
estimación de tiempos de divergencia. Los seres vivos comparten el material genético como
huellas moleculares para rastrear cambios en el pasado. Así, mediante el uso de secuencias de
ADN y proteínas, los científicos estudian cómo los organismos han evolucionado, cuándo surgieron
importantes novedades evolutivas, cómo interaccionan los genes, y determinan las relaciones
evolutivas entre las formas del pasado y las contemporáneas. Las relaciones entre organismos son
inferidas por simple similaridad (fenéticas), por compartir características únicas y mediante
modelos matemáticos que describen como evolucionan las secuencias de ADN y las proteínas
(filogenéticas). La genética también evidencia la dinámica de los genomas (duplicación,
transposición, recombinación, inversiones), que resulta en ganancia y pérdida de genes, nuevas
funciones, y transferencia horizontal de genes, mecanismos que incrementan la diversidad
existente hoy. Aunque el ambiente es fundamental en la evolución de los organismos, es
imprescindible reconocer que hay un hilo conductor muy fino y fuerte que nos conecta
inevitablemente a esas primeras moléculas que se formaron en el pasado distante.
https://www.genome.gov/es/genetics-glossary/Evolucion

https://es.wikipedia.org/wiki/Gen%C3%A9tica_evolutiva_humana

https://www.studysmarter.es/resumenes/biologia/genetica-y-evolucion

http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0120-548X2011000300005

Camila

Valentin

Sofia

Silvana

Zharick

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