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Este capítulo quiere explicar las características de los filósofos y argumentar las bondades
de uno en el poder, Sócrates inicia asegurando que un buen guardián debe ser capaz de
vigilar las leyes y las costumbres del Estado, sin embargo ¿No es más útil que estas
personas encargadas sean también críticas y puedan ser parte de la construcción del
Estado?, en seguida Sócrates agrega a los buenos filósofos la cualidad de la búsqueda de
la verdad y el desprecio por la falsedad, de gran valor para evitar los gobiernos corruptos y
cualquier acto que ponga en riesgo los recursos y la calidad de vida del pueblo, igualmente
menciona la falta de gusto por la riqueza y la preocupación por el otro, igualmente la buena
memoria y la facilidad de aprendizaje se consideran indispensables para el alma del buen
filósofo; en este sentido surge la pregunta ¿Porque los filósofos no han logrado hacerse
cargo de los Estado del mundo? ¿Carecen los filósofos de ciertas cualidades que
promuevan la acción en los diferentes ámbitos, ya sea lo en la economía, la salud o la
infraestructura? ¿Porque no han logrado obtener la confianza de los ciudadanos que
eligen?.
A lo largo del libro Sócrates ha mencionado una naturaleza humana, que puede ser buena,
mala o mediocre y que con la educación puede mejorar o empeorar, entonces ¿Cree
Sócrates en la predestinación?, es decir, ¿Cree que cierto tipo de personas nacen con
cualidades de las que otros carecen y por ello no deberían gobernar?; así, surge el ejemplo
de los sofistas, ya que Sócrates se refiere a ellos como mal educadores y en general como
un grupo que no es de su agrado, entonces puede que algunas consideraciones de él no
sean objetivas y sean parciales hacia la crítica de un sistema de enseñanza que no es como
el suyo, “Cada uno de los que por un salario educan privadamente, a los cuales aquéllos
llaman 'sofistas' y tienen por sus competidores, no enseñan otra cosa que las convicciones
que la multitud se forja cuando se congrega, y a lo cual los sofistas denominan 'sabiduría'
(platón, 493a), igualmente señala la imposibilidad de que la multitud sea filósofa y la
extrañeza y virtud de los pocos quienes llegan a serlo.