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Escuela Estructural PDF
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APUNTES
TEMA 8.1: ESCUELA ESTRUCTURAL
FERNANDO CARRASCO
Vitoria
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
3. FUNCIONAMIENTO DE LA FAMILIA
A. La familia funcional
B. Subsistemas familiares
5. APLICABILIDAD
A. En función del problema o síntoma
B. En función del tipo de familia
C. En función del estilo personal del terapeuta
7. EL ROL DE TERAPEUTA
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8. TÉCNICAS
A. Desafío del síntoma. Reencuadre
B. Desafío de la estructura. Reencuadre
C. Desafio de la concepción del mundo. Reconstrucción
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1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Cuando unos años después Minuchin fue nombrado director de la Clínica infantil de
Filadelfia, ésta también se encontraba en un ghetto negro de la ciudad y tenía
solamente una docena de profesionales a su servicio. Cuando Minuchin se retiró diez
y ocho años mas tarde y dejó Filadelfia, la Clínica contaba con un staff de 300
personas y era una de las clínicas infantiles mayores y mas prestigiosas del país,
incorporada al Hospital infantil de la Universidad de Pennsylvania. Entre los
colaboradores de Minuchin durante esa etapa estuvieron Braulio Montalvo, Harry
Aponte y, sobre todo, Jay Haley que aún siendo un terapeuta familiar “estratégico”
contribuyó de una manera significativa al desarrollo tanto de la teoría como del
repertorio técnico de los terapeutas estructurales. El enfoque ecológico de Auerswald y
la terapia de redes de Speck, quienes trabajaron con Minuchin durante un cierto
tiempo, influyeron tambien sobre la escuela estructural -según historiadores de esta
misma escuela- que empezó a incluir en su trabajo con familias a otros sistemas
externos a la familia nuclear. Han sido, pues, dos “marcas de contexto” en el trabajo
de Minuchin con las familias, las que han configurado un estilo propio de la escuela
estructural que lo distinguen del de otras escuelas: los problemas de niños y
adolescentes, es decir del subsistema filial y los problemas de familias de clase
baja.
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Si los códigos que regulan las relaciones humanas son la forma, las pautas
operativas de esas relaciones son el contenido o la manifestación de esos códigos. La
estructura psicológica del individuo es considerada como interdependiente con la
estructura social de la persona y esa estructura social es tratada como el medio a
través del cual el individuo funciona y se expresa a sí mismo. Se asume, por otra
parte, que el sistema social que con mas frecuencia forma la base de la socialización
individual es la familia y por eso la terapia estructural ha sido implementada
primordialmente a través de intervenciones familiares. Ello no obsta para que el
enfoque eco-estructural en la terapia, que es una parte importante del movimiento
terapéutico estructural, se esfuerce por incluir, junto con la familia, a otros sistemas
sociales (red, comunidad, escuela...) como contribuyentes a la estructura de la
conducta humana y por trabajar con estos sistemas para promover el cambio.
En toda esta larga descripción del modelo se utilizan los siguientes términos o
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constructos:
2. “Funciones”: son los modos de acción con los que el sistema desempeña sus
objetivos: disciplinares, afectivos, directivos... y sus tareas esenciales de
apoyar la individuación y proporcionar un sentimiento de pertenencia a sus
miembros.
1. Limites: son “las reglas que definen quienes participan y de qué manera”
(Minuchin, 1977, p.88) en cada transacción. Definen quién está fuera y quién
está dentro de una operación, y dictan los roles que los que están dentro
desempeñarán entre sí y frente al mundo exterior, al desarrollar esa actividad.
La unidad familiar implicada en la operación puede ser un solo miembro de la
familia con exclusión de todos los demás, o alguna combinación de miembros
familiares con alguna persona ajena a la familia. Son ellos en cada caso
quienes definen los roles a desempeñar con respecto a las operaciones de una
función determinada. La función de los limites es la de proteger la
diferenciación del sistema. Para un adecuado funcionamiento familiar los
limites deben ser claros y suficientemente permeables.
3. Cuando un terapeuta trabaja con un paciente o con una familia como paciente,
su conducta forma parte del contexto. Terapeuta y familia se unen para formar
un nuevo sistema, el terapéutico, que a partir de entonces gobierna la conducta
de todos sus miembros. Ya en el año 1974 Minuchin planteó como un axioma y
premisa básica de su terapia familiar lo que muchos años después sería uno
de los grandes descubrimientos de la Cibernética de segundo orden: que el
observador no está nunca fuera y al margen del sistema observado.
3. FUNCIONAMIENTO DE LA FAMILIA
“La familia normal no puede ser distinguida de la familia anormal por la ausencia de
problemas” (Minuchin, 1977, p. 85). Por eso el terapeuta debe disponer de un
esquema conceptual del funcionamiento habitual familiar que le ayude a poder analizar
cada familia. Un esquema basado en la concepción de la familia como un sistema que
opera dentro de otros contextos sociales específicos, tiene tres componentes:
Por una parte el sistema familiar se mantiene a sí mismo regulando la conducta de sus
miembros mediante sistemas de constricción tanto genéricos como idiosincrásicos.
Ofrece resistencias al cambio y toda desviación que vaya mas allá del umbral de
tolerancia del sistema, excita mecanismos que restablecen el nivel habitual mediante
requerimientos de lealtad familiar y maniobras de inducción de culpabilidad. Pero por
otra parte, el sistema familiar debe ser capaz de adaptarse cuando las circunstancias
cambian. Su propia continuidad dependerá también de su disponibilidad de pautas
transaccionales alternativas y de su flexibilidad para movilizarlas cuando sea
necesario. Solo transformándose la familia no perderá esa continuidad que
proporciona un marco de referencia y de contención a sus miembros.
Toda familia se encuentra sometida a una doble presión: la presión interna originada
por la evolución de sus propios miembros y subsistemas, y la presión externa
provocada por las exigencias de las instituciones sociales significativas que influyen
sobre los miembros familiares. En este proceso de cambio y de continuidad, hay
familias que superan las situaciones transicionales y se acomodan a las nuevas
circunstancias. Pero hay otras que sucumben a las presiones y adoptan una de las
dos salidas disfuncionales o patológicas:
Es esta segunda opción la que ha sido mas desarrollada por toda la literatura de
terapia familiar desde el primer momento que se acuñó la expresión “homeostasis” o
“morfostasis” para designar de forma casi exclusiva la fuente de toda la patología
familiar. En la escuela estructural, sin embargo, siempre ha estado presente una visión
mas compleja de la disfunción familiar, quizá porque Minuchin empezó trabajando con
familias desestructuradas que habían sucumbido a la presión social y a la falta de
recursos para ir cambiando de una forma armónica y progresiva.
Minuchin señala cuatro fuentes de las que puede proceder el stress sobre el sistema
familiar:
5. APLICABILIDAD
Por otra parte, en estos mas de 30 años desde que Minuchin publicó su primer libro se
han ido produciendo publicaciones, estudios y una praxis clínica que avalan una
vasta aplicación del modelo estructural en sí mismo a casi todos los campos de la
terapia familiar y de pareja.
conseguido adaptarse a ella y ser aceptado por sus integrantes como lider
benevolente. Del mismo modo, el terapeuta que ha logrado unirse a la familia y ser
reconocido por sus miembros, pero que no canaliza ese poder en maniobras y tácticas
que provoquen una conmoción y creen una crisis terapéutica, terminará siendo
absorbido y neutralizado por el sistema, dentro de un “cerco de goma” mas o menos
cómodo y afable, pero absolutamente inoperante y estéril.
A. Acomodación o “joining”
Aunque las operaciones de joining pueden utilizarse a veces como una técnica
reestructurante paradójica, habitualmente no suponen ningún desafío para la familia y
solo sirven para disminuir la distancia con el terapeuta y favorecer la alianza
terapéutica. Es entonces cuando el terapeuta puede y debe poner en marcha las
operaciones de reestructuración, que son las intervenciones fuertes y dramáticas a
veces que crean movimiento hacia las metas terapéuticas.
Sin desafío no hay proceso terapéutico. Sin crisis no hay cambio. Sin provocación no
hay reestructuración. Este es el axioma central de la escuela estructural. Pero el
desafío no tiene nada que ver con malevolencia, abuso de autoridad o histrionismo
terapéutico, sino con energía, responsabilidad y benevolencia hacia los seres
humanos que sufren “en familia”.
3.- Formas del proceso. El trabajo con el sistema familiar puede ser realizado en tres
formas distintas del proceso:
las personas y sus relaciones y buscando la forma de provocar una crisis, por
lo que la presencia de otro coterapeuta exigiría una gran coordinación entre
ellos. Solo los equipos de coterapia con gran experiencia pueden ser eficaces.
Lo han conseguido a base de negociar sus relaciones a través de muchas
dificultades, de comunicarse eficiente y honradamente dentro y fuera de las
sesiones, de comprender mutuamente su pensamiento clínico y su gama de
habilidades, de ser sensibles y responsables entre sí. De esta forma se
consigue una coterapia flexible y espontánea.
7. EL ROL DE TERAPEUTA
Para Minuchin el terapeuta es ante todo “un ser humano que se interesa
terapéuticamente por sus prójimos en ámbitos y problemas que los hacen sufrir, al
tiempo que observa un gran respeto por sus valores, sus intereses y sus preferencias”
(Minuchin,1984, p.15). Es la personalidad del terapeuta a nivel intelectual, emocional y
ético lo que va a estar en la base de todo el proceso terapéutico y lo que le va a
permitir responder a la demanda de la familia desde la comprensión, el respeto y la
benevolencia. Esto no implica pasividad ni conformismo ni asepsia en su forma de
intervenir con las familias. Se le exige una actitud comprometida, activa e inteligente.
1.- Espontaneidad. Es la cualidad del terapeuta “que ha sido entrenado para emplear
diferentes aspectos de sí mismo en respuesta a contextos sociales diversos”
(Minuchin, 1984, p. 16). Implica responder “desde dentro” al contexto de la terapia,
sin dejarse llevar tanto por su genialidad o su intuición cuanto por las exigencias del
momento y su vínculo con la familia. No puede limitarse a observar las incidencias o
los personajes de la representación desde fuera, sino que tiene que integrarse,
“sumergirse en la corriente” familiar para utilizarse a sí mismo de la manera mas
amplia y adecuada posible, pero siempre en armonía global con las reglas del
sistema. La espontaneidad terapéutica aunque limitada por el contexto, se
enriquece cuando entra en contacto con el. Por eso la terapia estructural es mas un
arte que una mera técnica al servicio de unos objetivos concretos. La ventaja de
esta espontaneidad del terapeuta es que sus intervenciones no serán caóticas ni
destructivas porque la familia las asimila sin producirse algún cambio. El terapeuta
puede trabajar confiado sabiendo que no necesita acertar siempre y que, si
sobrepasa el umbral de lo aceptable, el sistema mismo lo corregirá. “El terapeuta, lo
mismo que el samurai, tiene que dejarse llevar y traer por el sistema a fin de
vivenciar sus características...Solo puede ver la realidad desde la perspectiva que
tiene en el sistema. Por ello la realidad es siempre parcial y toda verdad lo es a
medias” (Minuchin, 1984, p.18).
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8. TÉCNICAS
Esta confrontación activa del terapeuta va dirigida al sistema familiar como un todo,
pero en la práctica puede ser articulada desde distintos puntos de vista o dirigida a
diversos niveles de la compleja dinámica familiar, que es una en realidad pero que
“estratégicamente” puede ser desafiada por el terapeuta familiar incidiendo en un
aspecto mas preciso de la familia y “construyendo” así con ella una dinámica
terapéutica específica.
En este sentido Minuchin distingue tres grupos de técnicas según que el terapeuta
cuestione el Síntoma, la Estructura o la Concepción del mundo de la familia. Insisto
que no se trata de técnicas excluyentes entre sí o que acoten un terreno exclusivo de
intervención en la familia, sino de estrategias que están mas en la mente (mapa) del
terapeuta que en la realidad (territorio) de la familia.
ESTRUCTURA
CONCEPCION
DEL MUNDO ===== SISTEMA
FAMILIAR ========= SINTOMA
Las técnicas que están al servicio de esta primera estrategia general son la
Escenificación, la Focalización y la Creación de intensidad.
1. La Escenificación
Minuchin siempre ha dejado claro que la terapia estructural “es una terapia de
acción“(Minuchin, 1979, p. 38.) que va mas allá de la activación de los canales
verbales de la comunicación. Por eso incorpora técnicas “activas” y esta es una muy
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La escenificación no es una técnica puntual para activar solo en una fase de la terapia,
sino una actitud terapéutica que debe estar siempre presente, un estilo permanente
que debe integrarse en el modo de ser espontáneo del terapeuta.
2. La Focalización
− elegir una pauta relacional en que ese tema se plasme y sea susceptible de
ser abordado terapéuticamente.
Minuchin advierte que mantener un foco a los dos niveles no es tarea fácil porque a los
terapeutas les acecha la tendencia a buscar mucha información para “saber mas”,
sentirnos mas seguros y agradar a la familia. El terapeuta que mantiene el foco
investiga en profundidad un campo limitado y como las interacciones en la familia
tienden a ser isomórficas, llegará a conocer las reglas que dirigen la vida familiar en
otros muchos campos.
Hay también peligros en la focalización. Elegir un tema exige descartar otros que
también podrían resultar interesantes, y aumenta el riesgo de cometer errores
estratégicos y no tanto porque el foco no sea el “punto nodal” de la Escuela de Milan,
sino porque no es el adecuado en un determinado momento del proceso terapéutico.
Además la focalización hace al terapeuta mas vulnerable a los peligros de la absorción
y la acomodación a la familia. Por todo ello debe mostrarse hipersensible a los
indicadores de alerta que le llegan tanto desde la familia como de su propia “atención
flotante”.
3. Creación de intensidad
Las familias tienen una receptividad inferior generalmente a la que los terapeutas
desearían o se imaginan. Los distintos miembros “tienen una sensibilidad auditiva
discriminatoria que presenta campos de sordera selectiva regulados por su historia
común” (Minuchin, 1984, p. 124) y que puede variar entre ellos mismos a causa de los
diferentes roles de cada uno en esa historia común.
Muchos terapeutas piensan que sus mensajes son recibidos por el mero hecho de ser
enviados, olvidando que la familia está sorda para todo aquello que no sabe
previamente o para lo que suponga una alteración de su equilibrio previo. El miedo a la
verdad o al cambio, las lealtades familiares y el sentido de pertenencia y de afiliación
hacen necesario una intensificación de los mensajes terapéuticos para que estos sean
reconocidos primero y recibidos luego de una forma que les aliente a experimentar
alternativas nuevas. Aquí nuevamente las construcciones cognitivas o los discursos
muy bien elaborados a nivel de lenguaje racional y hablado pueden ser del todo
insuficientes -cuando no contraproducentes- porque son codificadas desde el registro
de lo discursivo, lo educativo o el consejo benevolente.
Las intervenciones para intensificar mensajes van a variar según el momento del
proceso terapéutico y el grado de participación del terapeuta (Minuchin, 1984, p.126).
En el nivel mas bajo están las intervenciones a base de construcciones cognitivas. En
el mas alto, aquellas en que se entra en competencia con la familia por el poder. Lo
mejor sería mantenerse habitualmente en niveles intermedios de participación,
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Las técnicas mas especificas para superar la sordera familiar y conseguir que los
miembros “oigan” el mensaje terapéutico son:
1. repetir un mismo mensaje muchas veces en el transcurso de la terapia, tanto sobre
el contenido como sobre la estructura familiar.
2. repetir interacciones isomórficas que a un nivel superficial puedan parecer
diversas, pero que en el fondo son idénticas porque responden a un mismo
sistema de reglas y a una misma dinámica.
3. modificar el “tempo” y el ritmo de la familia en sesión, acortando o alargando el
tiempo de ciertas secuencias para ir mas allá de lo tolerable y permitir la
experimentación de modos diferentes de interacción entre ellos.
4. cambiar la distancia física y/o emocional tanto entre los miembros de la familia
como entre ellos y el terapeuta.
5. resistir la presión de la familia que trata de absorber al terapeuta y neutralizarlo,
haciendo que adopte diversos papeles (salvador, árbitro...).
B. RE-ESTRUCTURACION
Las familias son sistemas complejos constituidos por un gran número de partes que
interactúan de una manera complicada y a diversos niveles. Todo el entramado de
relaciones y las funciones que desempeñan sus integrantes constituyen su
“estructura”, que generalmente mantiene una considerable rigidez, pero que por su
propia complejidad presenta una cierta flexibilidad. El terapeuta familiar estructural
actúa desde ese margen de flexibilidad y trata de amplificarla tanto a nivel de
subsistemas como de las funciones desempeñadas por los individuos dentro de los
distintos subsistemas a los que pertenecen por razón del género, la edad o los
vínculos.
Hay tres técnicas principales para desafiar y cuestionar la estructura global del sistema
familiar, tanto a nivel de individuos como de subsistemas. 1. Modificación de limites 2.
Desequilibramiento y 3. Creación de circularidad
Se parte del presupuesto de que las personas funcionan en cada familia con una parte
solamente de sus potencialidades, porque su pertenencia al sistema familiar y a sus
diferentes subsistemas requieren una gama específica de respuestas y recortan sus
“repertorio”. El terapeuta trata de activar otras alternativas potenciales, ayudando a los
individuos a empezar a actuar en otros subsistemas o a cambiar su forma de participar
en el mismo subsistema. Para modificar los límites que contienen y muchas veces
oprimen y encorsetan a los individuos en sus subsistemas, Minuchin propone dos
grupos de técnicas:
objetivo que pretende con su intervención. No se trata de mover a las personas por
moverlas. “Si el terapeuta sabe hacia dónde va, encontrará el vehículo para llegar”
(Minuchin, 1984, p.165).
2. Desequilibramiento
Pero la herramienta terapéutica mas poderosa quizá que tenga el terapeuta es el uso
de su propio poder y del delegado por la familia. Ya hemos dicho que el terapeuta
tiene que utilizarse a sí mismo como miembro del sistema terapéutico para alterar el
equilibrio y modificar la distribución del poder en el seno de la familia, sobre la que se
asienta básicamente la morfostasis del sistema, si quiere introducir procesos de
cambio durante la terapia. Deberá salir del equilibrio “político” y la neutralidad
calculada que deja todo como estaba, y apoyar a un miembro o a un subsistema a
expensas de los demás.
El éxito de estas estrategias, dada su dificultad pero también su fuerza, radica en que
los miembros de la familia las entiendan como algo beneficioso y benevolente para
toda la familia en su conjunto.
3. Creación de circularidad
Minuchin aplica a las familias el viejo principio de la Teoría General de Sistemas sobre
la causalidad circular frente a la causalidad lineal, contraponiendo el sentimiento de
pertenencia al de autonomía. El prefiere denominarlo “complementariedad”, pero tanto
la complementariedad como la circularidad son dos caras del mismo intento por parte
del terapeuta de crear “complejidad” en la visión simplista y reduccionista que tienen
las familias sobre sí mismas y los roles de cada uno de sus miembros, y que
contribuye a rigidificar su funcionamiento.
En este tercer bloque de técnicas Minuchin plantea -ya en 1981- el nivel cognitivo
sobre el que el terapeuta debe incidir también -pero no solo- , si quiere que el proceso
de cambio no se quede meramente en el plano conductual e interaccional. “Una familia
no solo tiene estructura sino un conjunto de esquemas cognitivos que legitiman o
validan la organización familiar” (Minuchin, 1984, p. 207). Por eso cualquier cambio en
la estructura de la familia afectará a algún aspecto de su concepción del mundo, así
como todo cambio en su visión del mundo será seguido por otro cambio en algún
aspecto de la estructura.
Ya hemos dicho que cuando acude a terapia, la familia presenta una visión restringida
de la realidad. Será el terapeuta quien ofrecerá a la familia una realidad diferente,
utilizando los hechos que la familia considera verdaderos pero reconstruyéndolos en
una nueva síntesis y adjudicándoles un significado compartido que permita y sustente
la reestructuración. Estas concepciones alternativas no deben ser propuestas como un
mundo nuevo, porque las familias no solo tienen miedo a lo nuevo sino que exigen un
respeto por sus valores y tradiciones. El terapeuta ofrece una visión ampliada de lo ya
conocido que incorpora otros universos parciales y que están mas allá del núcleo
básico del universo familiar.
Las técnicas mas particulares que permiten al terapeuta familiar desafiar la concepción
del mundo con la que la familia legitima su estructura serían: el empleo de constructos
cognitivos, el uso de paradojas y la búsqueda y resalto de los valores y lados fuertes
de la familia.
1. Constructos familiares
El objetivo es siempre “convertir a la familia a una concepción diferente del mundo que
no haga necesario el síntoma, y a una visión de la realidad mas flexible y pluralista que
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admita una diversidad dentro de un mundo simbólico mas complejo” (Minuchin, 1984.
p. 215).
2. Paradojas
Las paradojas son el instrumento clínico mas adecuado para enfrentar la fuerte
resistencia sistémica al cambio en algunas familias, evitando así la lucha estéril por el
poder entre ellas y el terapeuta. Mediante una serie de enérgicas redefiniciones se
conecta el síntoma con el sistema de tal manera que resulte imposible modificar el uno
sin arrastrar al otro. El tema terapéutico se desplaza de la eliminación del síntoma a lo
que ocurrirá con la supervivencia de la familia si esta eliminación tiene lugar. Por
medio de esta redefinición sistémica se genera una crisis de percepción en la familia,
dentro de la cual le hace mas difícil regularse por medio del síntoma y la impulsa a
hacerlo de manera diferente.
Conviene tener siempre presente que las paradojas no son la panacea universal ni son
faciles de instrumentar. “Ni son siempre necesarias ni siempre deseables”. (Minuchin,
1984. p. 243). Su uso es especialmente improcedente en ciertas situaciones de crisis
(violencia, suicidio, embarazos no deseados) que lo que requieren es mas bien la
contención y el control por parte del terapeuta.
Las tres principales técnicas para aplicar la paradoja terapéutica son la redefinición, la
prescripción y la restricción..
3. Resaltar valores
Toda familia posee una historia o una cultura peculiares que contienen elementos
sanos y positivos y que, si se los detecta y se los utiliza adecuadamente, pueden
convertirse en instrumentos de cambio de la familia y de ampliación del repertorio de
conductas de sus miembros.
Los terapeutas familiares, al igual que terapeutas de otras orientaciones, hemos sido
formados y aleccionados para ejercer como “detectives patológicos”. Tenemos un
instinto prevalente para detectar la patología, la disfunción, lo anormal y para ponerlo
de relieve, clasificarlo y erradicarlo. Todo ello en aras de una supuesta “normalidad”
científica que cada tantos años es sometida a revisión.
que el terapeuta vea mas que ellos y les ayude a descubrir su propia potencialidad
curativa.
BIBLIOGRAFIA