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HECTOR GARCIA 1040533

Los bonos son aquellos productos financieros que representan parte de la deuda pública o
privada que tienen las instituciones. Son emitidas por las mismas para compartir el "gasto" que
deben tener para llevar a cabo sus actividades. El poseedor de un bono recibe a cambio una
cantidad monetaria en forma de intereses por el tiempo y la cantidad invertida.

En concreto, el mercado de bonos (mercado de deudas o de renta fija) es donde se negocian


productos financieros que representan deuda de las instituciones (normalmente bonos). Existen
multitud de tipos de bonos, cada uno de ellos presentan características diferentes que los
diferencian de los demás.

Gracias a este mercado, al continúo cambio y, sobre todo, al tipo de interés el valor del bono se
irá modificando constantemente.

Se suele referir al mercado de bonos como mercado de renta fija porque la rentabilidad de esos
títulos de deuda está establecida. Esto quiere decir que un comprador que invierte desde el
principio una cantidad en bonos hasta el vencimiento de los mismos, recibirá la cantidad
invertida más los intereses, siempre que el emisor no quiebre.

Sin embargo, puede ser un nombre un poco engañoso, porque esos bonos cotizan en el mercado
secundario. Es decir, que se pueden vender y comprar y su valor puede subir o bajar.

Por ejemplo, si los tipos de interés suben, el valor de los bonos emitidos con anterioridad a
menor interés va a bajar. Al contrario, si una gran empresa emite bonos a un tipo de interés alto
porque su situación financiera ha empeorado, y posteriormente consigue enderezar su situación y
tiene un mejor “rating”, es muy probable que el precio de sus bonos antiguos suba en el mercado
secundario.

Por lo tanto, aunque la rentabilidad para un inversor que invierte desde el inicio y conserva el
título hasta el vencimiento es fija, la rentabilidad para otros inversores puede variar
notablemente.

A diferencia del mercado de acciones, para comprar bonos normalmente se requiere una cantidad
mínima de capital, que suele ser de unos 100.000 euros. Esta cantidad mínima de capital excluye
a la mayoría de los particulares, que para invertir en bonos pueden recurrir a vehículos
alternativos como los fondos de inversión. Los gestores de esos fondos son los principales
compradores de los títulos de deuda. Pero, detrás de esas entidades gigantescas, normalmente
están millones de pequeños y medianos inversores.

En el momento de la emisión, normalmente se produce una subasta. El interés que ofrecen los
bonos depende de varios factores, pero los dos principales son:

A mayor plazo, mayor tipo de interés, simplemente porque al incrementar el plazo aumenta la
incertidumbre, y por lo tanto el riesgo.

El riesgo de impago por parte del emisor

Por otro lado, la calificación crediticia del emisor (conocida como “rating”) influye directamente
sobre el coste de la financiación. Por eso las agencias de calificación tienen tanta importancia
sobre la economía. Una mejor nota supone menos intereses, y viceversa.

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