Immanuel Kant, Crítica de la razón pura: prólogos e introducciones
En el presente reporte de lectura señalaré las distintos significados que Kant considera en torno a la metafísica en los prólogos y las introducciones de la Critica de la razón pura. 1. La metafísica es el campo de batalla de disputas que resultan de la razón humana, esta, desde su misma naturaleza, se hace preguntas que no se pueden eludir tan fácil, las cuales sobrepasan la facultad de la razón, pero que tienen mucha importancia en la vida del hombre. Estas cuestiones van elevándose poco a poco hasta que pasan el ámbito de la experiencia para perderse en la oscuridad de lugares más remotos para la razón humana, perdiendo el título de reina de todas las ciencias. Esta metafísica es dogmática en el campo de la moral (siempre ligado al concepto de Dios, Libertad y Alma), donde esta encauzada por el monopolio de las escuelas, no tiene ningún interés en la humanidad. 2. Metafísica crítica es aquella que, instaurado el tribunal de la crítica de la razón pura o el límite de la razón, en tanto lo que ella puede conocer independientemente de la experiencia, se abre la posibilidad o imposibilidad de una metafísica como ciencia, de sus fuentes, alcances y límites. 3. Metafísica de la naturaleza: en consonancia con la acepción número dos, es el resultado de establecer y exponer las fuentes y condiciones de la posibilidad de dicha ciencia. 4. Para determinar si algún conocimiento, ya sea teórico o práctico, de la razón humana ha tomado el camino correcto de la ciencia es necesario dar cuenta de su carácter puro, es decir, donde la razón determina su objeto de manera a priori. Así como entender que al razón introduce una parte en de si en la naturaleza, logrando determinar leyes constantes para poder hacer que al naturaleza responda a sus preguntas. Entre los conocimientos que transitan dicho camino seguro de la ciencia encontramos la lógica, la matemática y la física, sin embargo, cuando hacemos la pregunta por la metafísica, un conocimiento racional especulativo que se eleva por encima de la experiencia, nos damos cuenta de que solo ha sido un tanteo entre meros conceptos, que no remite a la intuición como la matemática. Pero, señala Kant, si hacemos el giro copernicano en términos no ya astronómicos sino epistemológicos, podemos abrir la posibilidad de que la metafísica camine por los senderos correctos de al ciencia. Pues este giro supone que el conocimiento no se rige por los objetos, sino que los objetos deben de regirse por nuestro conocimiento (conocemos a priori de las cosas aquello que nosotros ponemos en ellas), de esta manera la metafísica no sería una atolladero de meros concetos, sino que una parte pura acompañaría a la reina de las ciencias, es decir, que los conceptos a priori de la metafísica deben de tener su correlato en los objetos de la experiencia, para finalmente abrir la posibilidad de la metafísica como ciencia. Aquí llegamos a contradicción porque la metafísica supone salir de del reino de la experiencia y aquí se ha concluido lo contrario. En el conocimiento especulativo, como en todo conocimiento guiado por el giro epistemológico, se las ve con fenómenos de los objetos, no con la cosa misma o en sí, pero este primer nivel supone la contradicción señalada arriba, le queda a la metafísica verse con la cosa en sí, sin embargo, en ese nivel se cae en contradicción, fundamentalmente porque no es la razón la que pone algo a priori en la cosa en sí, por ello no hay lugar para conocerlo. Puede que el único lugar de la metafísica sea en el conocimiento practico. 5. Añadiendo información a la definición de la metafísica crítica y de la naturaleza expuestas en el número 2 y 3, Kant señala que la crítica de la razón pura especulativa debe de ser capaz de considerar el giro epistemológico y la noción de fenómeno y cosa en sí, para determinar los objetos para pensar, sus problemas, así como delimitar sus principios y su usos. Con eso se logra un resultado negativo y otro positivo: el primero es no aventurar la razón especulativa más allá de los límites de la experiencia, y el segundo es que tenemos un estrechamiento de nuestro uso de la razón.